Congreso Internacional SARE 2004 - Emakunde
Congreso Internacional SARE 2004 - Emakunde
Congreso Internacional SARE 2004 - Emakunde
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
1. Introducción<br />
Quisiera comenzar partiendo de la interrogante que da título a este congreso ¿Hacia qué modelo<br />
de ciudadanía? Es obvio que hubo y hay distintos modelos de ciudadanía. La idea de ciudadanía<br />
es compleja y problemática, y está marcada por los contextos históricos e ideológicos. Lo que me<br />
interesa subrayar es por qué hoy vuelve con fuerza la cuestión de la ciudadanía, incluso hasta el<br />
punto de que, como han indicado algunas personas, pueda estar hiperrepresentada. En un artículo<br />
de hace unos años, sobre la ciudadanía social Nancy Fraser y Linda Gordon (1992) señalaban:<br />
“Ciudadano” y “ciudadanía” son palabras llenas de significado. Hablan de respeto,<br />
de derechos, de dignidad. Piénsese en el sentido y la emoción que contenía el citoyen<br />
francés de 1789, una palabra que condenaba la tiranía y la jerarquía social, a<br />
la vez que afirmaba la autonomía y la igualdad; en aquel momento, incluso las mujeres<br />
consiguieron el nombre de citoyenne, en vez de madame o mademoiselle.<br />
Desde entonces, la palabra aparece a menudo delante de otro término, añadiendo<br />
siempre dignidad a éste como en “ciudadano soldado”, “ciudadano trabajador”,<br />
“ciudadana madre”. Tiene tanta dignidad que rara vez aparece en el lenguaje coloquial.<br />
En las pocas frases informales en que se emplea, se hace con un sentido de<br />
aprobación y respeto, como en “ciudadano del mundo” o “comité de ciudadanos”.<br />
No se encuentran usos peyorativos. Es una palabra humanista importante, monumental.”<br />
En efecto, son palabras llenas de significado y dignidad y ahí radica en gran parte su atractivo.<br />
En los últimos años, decía, adquiere no obstante una considerable presencia en el lenguaje político,<br />
teórico y práctico, y no estoy tan segura de que ocurra lo mismo en el lenguaje coloquial. La<br />
ciudadanía es una idea atravesada por paradojas y tensiones a lo largo de los siglos y de ello dan<br />
buena cuenta las luchas de las mujeres. La ciudadanía puede verse como un ideal, como un modelo<br />
normativo, como herramienta políticamente útil, o como un ámbito social y político juridificado.<br />
Asumiendo, pues, la complejidad que la caracteriza es posible comprender, al menos analíticamente,<br />
sus distintos planos: como ideal normativo, como entramado jurídico y como instrumento<br />
político y de lucha, (como ideal, como estatus, como participación y pertenencia, dicho de otro<br />
modo). Planos que, por supuesto, en la práctica están fuertemente interrelacionados al igual que<br />
diferentemente valorados en los distintos modelos de ciudadanía.<br />
Ahora bien, el hecho de plantearse la pregunta por qué, o mejor, hacia qué modelo de ciudadanía<br />
remite de entrada a un contexto problemático, esto es, a la crítica o constatación de que el modelo<br />
de ciudadanía existente no se adecúa o no responde a la realidad en que nos movemos y<br />
que, por tanto, exige cambios y tal vez un modelo ideal. De entrada también suscita una interrogación<br />
respecto de su grado de generalidad, es decir, si se trata de ciudadanía mundial, universal,<br />
para las democracias modernas occidentales. Naturalmente, se me dirá, eso es parte del problema,<br />
de lo que está en discusión a propósito de la ciudadanía, y, por tanto, la cuestión no es<br />
simple, reenviando a los aspectos normativos o estatutarios de la ciudadanía y a las luchas, los<br />
143