Congreso Internacional SARE 2004 - Emakunde
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tructuración del estado del bienestar han amortiguado sin duda el entusiasmo por compartir el trabajo en las parejas. Para muchas mujeres en Europa, las capacidades para conseguir un equilibrio entre el trabajo y la vida están influidas por la falta de derechos sociales que se relacionan con el empleo que les permitirían compaginar el empleo y las tareas de cuidar. Esto ocurre especialmente en los países de la cuenca latina, incluyendo España, Italia y Grecia. Es una falta de coherencia entre las aspiraciones a la equidad y a la igualdd de género y las limitaciones institucionales que inhiben la agencia individual que queda reflejada en los bajos índices de fertilidad de los países del sur y este de Europa (McDonald 2000; Hobson y Oláh 2004). En los países escandinavos, hay derechos sociales relacionados con el trabajo pero se siguen aplicando los patrones de discriminación en el mercado laboral (hay sectores en los que existen guetos de bajos salarios para la mujer y falta de acceso a los puestos del sector privado con sueldos elevados). Su capacidad de consecución / libertad de agencia está influida por sus bajos salarios a lo largo de la vida, que les coloca en una posición más débil a la hora de negociar a favor de una mayor igualdad en la familia y las consecuencias de su trabajo en jornada laboral reducida y sus bajos salarios se perciben en sus pobres economías y en su pobreza después de una separación o divorcio. Para los hombres que buscan conciliar el empleo con su ejercicio de la paternidad (ocupándose en igual medida del ejercicio de la paternidad y del trabajo no remunerado), alcanzar el equilibrio entre el trabajo y la vida se ve limitado por el régimen de horarios laborales masculinos (que se han intensificado en las economías globalizadas). Así que, aunque se han ampliado durante los últimos diez años los derechos de los hombres a cuidar, en particular sus derechos a las bajas paternales, también ha crecido la amenaza de la reducción de las plantillas y de las pérdidas de puestos de trabajo. Antes de que las políticas proactivas puedan ofrecer a las madres y a los padres una verdadera libertad de agencia, debe existir un reconocimiento de las políticas de transformación necesarias para volver a adaptar los horarios laborales y las culturas empresariales y una nueva constelación de derechos sociales al cuidado y todo ello depende de fuerzas que se encuentran más allá de las fronteras nacionales; los agentes y los mercados globales controlan los vientos del cambio de la nueva ciudadanía de padres y madres. Esto se percibe en los patrones de cambio de la gobernancia en la UE, en los cambios a través de los cuales se ha pasado de leyes duras a blandas en la UE, en la tendencia a moverse con cautela en el área de lo social frente al mercado (Carson 2004) y en la débil posición que ocupan las iniciativas de igualdad de género en la Constitución de la UE. 110
Referencias Albrecht, J, W., P.-A Edin, M. Sundström y S. B. Vroman 1999. “Career interruptions and subse- quent earnings: A re-examination using Swedish data,” Journal of Human Resources 294: 294- 321. Björnberg, U. 2001. “Women and family in post war Sweden,” en Carl le Grand y Toshiko Tsukaguchi-le Garnd (eds.), Women in Japan and Sweden - Work and Family in Two Welfare Regimes, Estocolmo: Centro de Estudios de Asia y el Pacífico. Björnberg, U. 1998. “Family orientation among men: A process of change in Sweden,” e Eileen Drew, Ruth Emerek y Evelyn Mahoon (eds.), Women, Work and the Family in Europe, Londres: Routledge, pp 200-207. Becker, G. S. (1991). A treatise on the family. Cambridge, Mass., Harvard Univ. Press. Bruning G. a., Plantenga, J. (1999). "Parental leave and equal opportunities: experiences in eight European countries." Journal of European Social Policy 9: 195-209. Christopher, K. 2002. “Welfare State Regimes and Women’s Poverty.” Social Politics. 9:160-86. Carson, M. (2004). From common market to social Europe? Paradigm shift and institutional chan- ge in European policy on food, asbestos and chemicals, and gender equality. Estocolmo, Almqvist y Wicksell. Esping-Andersen, G. (1990). The three worlds of welfare capitalism. Princeton, N.J., Princeton University Press. Esping-Andersen, G. (1999). Social foundations of postindustrial economies. Nueva York, Oxford University Press. Goodin, R. E. (2001). "Work and welfare: Towards a post-productivist welfare regime." British Journal of Political Science 31: 13-39. Gornick, J. C., M. K. Meyers, et al. (1997). "Supporting the employment of mothers: Policy varia- tion across fourteen welfare states." Journal of European Social Policy 7(1): 45-70. Gornick, J. C. a. M., M.C. (2003). Families that work: Policies for reconciling parenthood and em- ployment. Nueva York, Russell Sage Foundation. Hakim, C. (2003). "A new approach to explaining fertility patterns: Preference theory." Population and Development Review 29:3. Hobson, B. (1990). "No Exit No Voice: women's economic dependency and the welfare state." Acta Sociologia 33(3): 235-50. Hobson, B. (2000). Gender and citizenship in transition. Nueva York, Routledge. 111
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tructuración del estado del bienestar han amortiguado sin duda el entusiasmo por compartir el trabajo<br />
en las parejas.<br />
Para muchas mujeres en Europa, las capacidades para conseguir un equilibrio entre el trabajo y<br />
la vida están influidas por la falta de derechos sociales que se relacionan con el empleo que les<br />
permitirían compaginar el empleo y las tareas de cuidar. Esto ocurre especialmente en los países<br />
de la cuenca latina, incluyendo España, Italia y Grecia. Es una falta de coherencia entre las aspiraciones<br />
a la equidad y a la igualdd de género y las limitaciones institucionales que inhiben la<br />
agencia individual que queda reflejada en los bajos índices de fertilidad de los países del sur y<br />
este de Europa (McDonald 2000; Hobson y Oláh <strong>2004</strong>). En los países escandinavos, hay derechos<br />
sociales relacionados con el trabajo pero se siguen aplicando los patrones de discriminación<br />
en el mercado laboral (hay sectores en los que existen guetos de bajos salarios para la mujer y falta<br />
de acceso a los puestos del sector privado con sueldos elevados). Su capacidad de consecución<br />
/ libertad de agencia está influida por sus bajos salarios a lo largo de la vida, que les coloca en<br />
una posición más débil a la hora de negociar a favor de una mayor igualdad en la familia y las<br />
consecuencias de su trabajo en jornada laboral reducida y sus bajos salarios se perciben en sus<br />
pobres economías y en su pobreza después de una separación o divorcio.<br />
Para los hombres que buscan conciliar el empleo con su ejercicio de la paternidad (ocupándose<br />
en igual medida del ejercicio de la paternidad y del trabajo no remunerado), alcanzar el equilibrio<br />
entre el trabajo y la vida se ve limitado por el régimen de horarios laborales masculinos (que<br />
se han intensificado en las economías globalizadas). Así que, aunque se han ampliado durante los<br />
últimos diez años los derechos de los hombres a cuidar, en particular sus derechos a las bajas paternales,<br />
también ha crecido la amenaza de la reducción de las plantillas y de las pérdidas de<br />
puestos de trabajo.<br />
Antes de que las políticas proactivas puedan ofrecer a las madres y a los padres una verdadera libertad<br />
de agencia, debe existir un reconocimiento de las políticas de transformación necesarias<br />
para volver a adaptar los horarios laborales y las culturas empresariales y una nueva constelación<br />
de derechos sociales al cuidado y todo ello depende de fuerzas que se encuentran más allá de las<br />
fronteras nacionales; los agentes y los mercados globales controlan los vientos del cambio de la<br />
nueva ciudadanía de padres y madres. Esto se percibe en los patrones de cambio de la gobernancia<br />
en la UE, en los cambios a través de los cuales se ha pasado de leyes duras a blandas en<br />
la UE, en la tendencia a moverse con cautela en el área de lo social frente al mercado (Carson<br />
<strong>2004</strong>) y en la débil posición que ocupan las iniciativas de igualdad de género en la Constitución<br />
de la UE.<br />
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