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Congreso Internacional SARE 2004 - Emakunde

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una baja, lo que anulaba una decisión anterior del Tribunal de la UE. En aquel caso, llevado ante<br />

la justicia del Tribunal de la UE en la década de los años ochenta, el Tribunal rechazó la reclamación<br />

presentada por un padre que denunciaba a la ley alemana sobre la base de que solo permitía<br />

a las madres acogerse a la baja maternal, y que eso era una forma de discriminación de género<br />

(ver Hofmann C-184/83). Ahora todos los padres tienen el derecho a acogerse a la baja paternal.<br />

Todos los países europeos cuentan con una prestación por baja maternal obligatoria remunerada<br />

que varía entre el 45 y el 100 por ciento del sueldo aunque los niveles de prestaciones por<br />

bajas parentales revelan unas distancias todavía mayores entre las distintas sociedades: algunas<br />

basan sus derechos en una proporción del sueldo frente a quienes tienen una pequeña prestación<br />

directa; otras se evalúan según los medios disponibles; y como ya hemos mencionado con anterioridad,<br />

todavía hay cinco países que carecen de todo tipo de pago. En la mayoría de los países<br />

la prestación es un pago establecido y un bajo nivel de prestaciones (Brunning y Plantenga 1999).<br />

Acabo de asistir a una reunión que se ha celebrado en Rotterdam y que ha tratado sobre la paternidad<br />

y ha estado patrocinada por la UE, donde he aprendido que hay muchas iniciativas en<br />

toda Europa para conseguir que los padres se hagan conscientes de sus obligaciones de cuidar.<br />

Mencionaré solo una en la que hubo una ordenanza municipal que no permitía a los hombres salir<br />

a la calle los jueves por la noche. Debían estar en casa con los hijos e hijas porque era la noche<br />

en la que salían las mamás. Fue difícil de hacer cumplir en una pequeña comunidad así que<br />

nos podemos imaginar lo complicado que resultaría implantarlo a escala nacional. Estos experimentos<br />

buscan concienciar más sobre la falta de implicación masculina en las tareas del cuidado.<br />

Sin embargo, en este artículo quiero centrarme en el cambio institucional, en particular en las políticas<br />

proactivas desarrolladas al nivel nacional para aumentar las responsabilidades masculinas<br />

en el cuidado. Me voy a centrar en dos iniciativas políticas proactivas: el trabajo compartido y la<br />

baja parental reservada al padre. Ambas son voluntarias y los padres no están obligados a hacer<br />

uso de ellas. No obstante, disponen de estructuras de incentivos para que los padres ejerciten esos<br />

derechos a cuidar y, en el caso sueco, entrañan una pérdida de prestaciones si los hombres no se<br />

aprovechan de ellas, reflejándose en una paga directa y fija frente al 80 por ciento del nivel salarial.<br />

Yo analizo estas políticas proactivas, no en términos de penalización sino como formas de<br />

agencia de aumentar el poder negociador masculino en sus relaciones con la empresa y con sus<br />

parejas. Hay dos países que son los casos paradigmáticos en la defensa de estas políticas,<br />

Holanda (trabajo compartido) y Suecia (se reservan dos meses de la baja parental al padre). A lo<br />

largo de la próxima sección resumiré una reciente investigación sobre Holanda y presentaré un<br />

análisis más detallado de mi propia investigación en Suecia.<br />

Tanto las políticas holandesas como las suecas van acompañadas de unas campañas orquestadas<br />

por el Estado en los medios de comunicación. Hay un conocido anuncio televisivo en Holanda patrocinado<br />

por el Ministerio de Asuntos Sociales. Lo resumen Trudie Knijn y Peter Stelten en nuestro<br />

libro.<br />

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