DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
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2. ILUMINACIÓN <strong>DE</strong> NUESTRA REALIDAD<br />
LOS VALORES MORALES FUNDAMENTALES <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> DSI<br />
En íntima conexión con la idea de Dios y del hombre, es decir con los fundamentos teológicos y antropológicos<br />
de la DSI, que acabamos de ver, hay una serie de valores de indudable carácter moral,<br />
que, como tales, deben orientar la conducta del hombre en su vida social y la misma ordenación de<br />
la sociedad.<br />
“Sin valores no hay posibilidad de construir una sociedad verdaderamente humana, pues<br />
ellos determinan no sólo el sentido de la vida personal, sino también las políticas y estrategias<br />
de la vida pública. Una cultura que ha perdido su fundamento en los valores supremos<br />
se vuelve necesariamente contra el hombre” (Juan Pablo II. Discurso al mundo de la<br />
cultura, Lima, 15 de marzo de 1988).<br />
Según la DSI la vida social del hombre y la misma sociedad se debe fundar en una serie de valores, a<br />
la vez morales y sociales, los cuales constituyen sus fundamentos morales.<br />
Juan XXIII afirma en PT que el orden vigente en la sociedad, todo él de naturaleza espiritual<br />
“se funda en la verdad, debe practicarse según los preceptos de la justicia, exige ser vivificado<br />
y completado por el amor mutuo y, por último, respetando íntegramente la libertad,<br />
ha de ajustarse a una igualdad cada día más humana” (37).<br />
Teniendo en cuenta este texto y la DSI en general, se pueden enunciar los siguientes valores y virtudes<br />
morales que sirven de fundamento a la concepción cristiana sobre la sociedad: verdad y veracidad,<br />
libertad y responsabilidad, unidad y fraternidad, igualdad y justicia, caridad y solidaridad,<br />
liberación y paz.<br />
Todos ellos son auténticamente cristianos y no han sido introducidos en la civilización occidental<br />
sin el cristianismo, pero muchos de ellos han sido, no sin desviaciones, redescubiertos, como señala<br />
Juan Pablo II fuera de la Iglesia, sin ella y a veces contra ella, por complejas razones históricas.<br />
Estos valores han ido siempre unidos a los llamados principios sociales y a veces confundidos con<br />
ellos, y en unión a ellos deben ser interpretados y aplicados a todos los problemas de la vida social.<br />
El amor al hombre es el que ostenta la primacía<br />
“El amor al hombre, primer valor del orden terreno, asegura las condiciones de la paz,<br />
tanto social como internacional, al afirmar nuestra fraternidad universal” (OA 23).<br />
“Estos valores, por proceder de la inteligencia que Dios ha dado al hombre, poseen una<br />
bondad extraordinaria; pero, a causa de la corrupción del corazón humano, sufren con<br />
frecuencia desviaciones contrarias a su debida ordenación. Por ello necesitan purificación”<br />
(GS 11).<br />
“La DSI cuya luz es la verdad, cuyo fin es la justicia y cuyo impulso primordial es el amor,<br />
además de conocerla, hay que educarse en ella” (MM 226-227).<br />
El valor moral de la convivencia social.<br />
Cuando PT analiza la sociedad civil, añade la libertad a los valores de verdad, justicia y amor. Todos<br />
son fundamentos de la convivencia humana. Todos informan y dirigen las manifestaciones espirituales<br />
y sociales del hombre: la cultura, la economía, la convivencia social, el progreso y el orden<br />
político... (36).<br />
FORMACIÓN BÁSICA - <strong>DOCTRINA</strong> <strong>SOCIAL</strong> <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> <strong>IGLESIA</strong> - Pág. 108