Matinals. Quaderns d'història local. Col·lecció: Núm - Malgrat de Mar

Cae una hoja
El amplio patio parece
un cromo de rara fiesta,
esas horas mañaneras
Cuando los presos pasean
en grupos diseminados
a lo largo de la acera.
Buscando la sombra plácida
charlan, o leen, o piensan...
Como los hay que trabajan,
tienen visos de colmena.
Aquí, quien una cajita
de bordados festonea;
allá quien un cuadro pinta;
más lejos, el que moldea
unas flores de artificio
para el santo de su nena.
Mirando la estampa viva,
mirando la estampa nueva
por mi memoria desfilan
los recuerdos de mi tierra;
de la tierra malgratense
emotiva, dulce y buena...
con sus fiestas populares;
con sus estampas romeras;
con sus paisajes tranquilos
en que el alma se deleita;
con sus costumbres sencillas;
con sus mocitas risueñas
que son seis dias zagalas
y son un dia princesas,
luciendo corpiños típicos
orlados de oro y de gemas,
y luciendo sus sonrisas
que son sus joyas más bellas.
Más evocamos la dicha
cuando la suerte es adversa,
y es la libertad tesoro
cuando se sueña en la celda.
Al faltarnos nuestra madre
apreciamos la pureza
de su ternura sin límites;
de su cariño sin meta.
Entonces la vemos santa;
la vemos entonces buena.
Mientras, tierna, nos arrulla
no sabemos conocerla...
II
En este instante a mis pies
revuela una hoja seca:
silente, se ha desprendido
del árbol, amarillenta.
Ayer, entre sus hermanas
estaba, de savia plena;
verde, brindando su sombra.
Hoy, sin jugo, ajada... ¡muerta!
Estás muda, y sin embargo,
me dices con tu elocuencia,
que todo es humo en la vida;
que es todo breve en la tierra;
que son ficciones las glorias,
y son vanas las grandezas;
que solo el bien que labramos
nuestro paso nos recuerda.
¿Es mensaje tu caida
que de los cielos me llega?
¿A recordarme has venido
que es la vida pasajera,
mientras, dichosa, evocaba
la ventura que me espera
en el laz de mis amores
cuando libertad obstenga?
¿Has sorprendido una lágrima
en la pupila serena?
No resbalaba tan solo
al impulso de la ausencia;
la produjo la cizaña
Que sembraron en mi senda
unos hombres disfrazados
de fementida nobleza.
¡En mi senda la sembraron
para que la recogiera!
III
Cuando al hogar yo retorne
donde la vida me espera,
al lado de mis hermanos
y de mi fiel compañera
a todos juntos diré
que nunca dejen la senda
del bien, que es la más hermosa
que existe sobre la tierra.
Y les diré con ternura
mientras bese su cabeza.
En la carcel me lo dijo
un dia, una hoja seca.
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