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Pablo Martín Aceña - Santander

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<strong>Pablo</strong> Martín Aceña


Banco <strong>Santander</strong> 150 años de historia


Un banco local de emisión<br />

1857 1874<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> se creó por una real orden de 15 de mayo de 1857.<br />

Lo fundaron setenta y dos hombres de negocios de la ciudad de <strong>Santander</strong>,<br />

con un capital de cinco millones de reales. Se constituyó para atender la<br />

demanda de crédito y de medios de pago del comercio de la ciudad y del<br />

tráfi co con las colonias españolas en América. Facultado para emitir billetes,<br />

descontar letras, conceder préstamos y admitir depósitos en efectivo, muy<br />

pronto se especializó en banca comercial. A diferencia de la mayoría de<br />

las entidades nacidas a mediados del siglo XIX, el Banco de <strong>Santander</strong><br />

sobrevivió a sucesivas crisis financieras, especialmente a la de 1866, y logró<br />

situarse entre las más sólidas del país. Un acontecimiento destacado de<br />

este periodo fue la creación de la peseta en 1868, que sustituyó al real como<br />

unidad del sistema monetario español.<br />

2 UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874<br />

Billete emitido por el Banco de <strong>Santander</strong><br />

Desde que fuera creado, en 1857, hasta la monopolización<br />

de la emisión por el Banco de España en 1874, el <strong>Santander</strong><br />

fabricó y puso en circulación sus propios billetes. El de la<br />

imagen, con valor de 1.000 reales de vellón, presenta el<br />

troquelado que certifica su anulación.


UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874 3


La fundación del Banco<br />

de <strong>Santander</strong> en 1857 1<br />

En la mañana del 25 de enero de 1856, en el paseo<br />

del Muelle, el neurálgico centro mercantil<br />

de la ciudad de <strong>Santander</strong>, tuvo lugar una trascendental<br />

reunión para la historia del Banco<br />

de <strong>Santander</strong>. Treinta y dos destacados comerciantes<br />

de la Montaña 2 acudieron a la cita convocada<br />

por uno de ellos, Jerónimo Roiz de la<br />

Parra, a la sazón vicepresidente de la Junta de<br />

Comercio. El cónclave tenía por objeto fundar<br />

un banco de circulación y giro que resolviera los<br />

agudos problemas de liquidez y de falta de medios<br />

de pago que arrastraba la plaza desde hacía<br />

tiempo. En la reunión se procedió a la lectura<br />

de los estatutos del Banco de Barcelona,<br />

uno de los más antiguos de España, y tras un<br />

debate animado se acordó adoptarlos con modificaciones<br />

para la futura entidad que tomaría<br />

el nombre de la ciudad de <strong>Santander</strong>. 3<br />

Culminaba así un largo y espinoso camino<br />

iniciado dos años antes por tres ilustres prohombres<br />

de la región, Antonio Gutiérrez Solana,<br />

Juan Alberto Casares y el barón de Araneta,<br />

quienes, tras la llegada al poder de los progresistas<br />

con la revolución de julio de 1854, se<br />

apresuraron al Ministerio de Hacienda para<br />

presentar, el 28 de marzo de 1855, una solicitud<br />

de apertura de un establecimiento bancario<br />

de emisión y descuento. Entonces su petición<br />

no encontró eco en el general Espartero,<br />

líder indiscutible de los progresistas, aunque<br />

contó con el informe favorable de Pascual<br />

Madoz, ministro de Hacienda; tuvo enfrente,<br />

4 UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874<br />

sin embargo, al Banco de San Fernando, la todopoderosa<br />

entidad semioficial que gozaba<br />

del monopolio de emisión de billetes desde<br />

que fuera creado en 1829 y que se oponía con<br />

todas sus fuerzas a la aparición de competidores.<br />

4 Su gobernador, Ramón Santillán, redactó<br />

una serie de informes demoledores tratando de<br />

defender los intereses del San Fernando. Tampoco<br />

la legislación daba cabida a un proyecto<br />

El 25 de enero de 1856 los más<br />

destacados comerciantes de la<br />

Montaña se reunían con el objeto<br />

de fundar un banco<br />

tan innovador como el defendido por Gutiérrez<br />

Solana y sus colegas. Las leyes vigentes en nada<br />

facilitaban la instalación de nuevos bancos e<br />

impedían desde luego su establecimiento en<br />

aquellos lugares donde el San Fernando ya estuviese<br />

instalado o mostrara intención de abrir<br />

sucursales. La solicitud de los santanderinos<br />

fue, por tanto, rechazada, como lo fue también<br />

otra petición similar presentada por los comerciantes<br />

de Málaga en las mismas fechas.<br />

Pronto, sin embargo, los progresistas se<br />

dieron cuenta de que la modernización económica<br />

del país requería la existencia de potentes<br />

resortes que movilizaran el ahorro; se<br />

precisaban bancos de emisión y sociedades de<br />

crédito capaces de financiar inversiones en ferrocarriles,<br />

en yacimientos mineros, en altos<br />

hornos y máquinas de vapor. La iniciativa la<br />

tomó el ministro de Hacienda, Juan Bruil, un<br />

convencido liberal, que llevó a las Cortes un<br />

proyecto de ley bancaria de nuevo cuño para<br />

terminar con el monopolio y permitir la libre<br />

emisión de billetes.<br />

El debate comenzó el 4 de enero de 1856,<br />

poniéndose de relieve dos posturas contrapuestas:<br />

la de los partidarios de la pluralidad<br />

—que reunía a los hombres de negocios de las<br />

provincias—, quienes deseaban acabar con el<br />

monopolio, frente a los «banqueros madrileños»,<br />

aglutinados en torno al San Fernando.<br />

En <strong>Santander</strong> los debates se siguieron con<br />

inusitado interés; los diputados de la Montaña,<br />

tanto de uno como de otro signo político,<br />

defendieron la misma postura y apoyaron al<br />

Gobierno. José María de Orense, marqués de<br />

Albaida, diputado en las Cortes Constituyentes<br />

de 1854 por la provincia, señaló que en su<br />

circunscripción las gentes en «plaza tan importante,<br />

están pagando a metálico y llevando<br />

dinero de unos escritorios a otros, sistema que<br />

ya no se ve en las naciones civilizadas». En las<br />

mismas Cortes, el diputado Udaeta, de ideología<br />

contraria a la de Orense, concurría con él en<br />

lo tocante a que «<strong>Santander</strong>, pueblo de mucha<br />

importancia comercial, necesita un Banco, y yo<br />

convengo en que nada hay más desagradable<br />

Solicitud de crear un banco emisor en <strong>Santander</strong>, 1855<br />

Antonio Gutiérrez Solana, Juan Alberto Casares y el barón<br />

de Araneta solicitan al Ministerio de Hacienda la<br />

creación de un banco de emisión en la ciudad de <strong>Santander</strong><br />

el 28 de marzo de 1855. La consecuencia más importante<br />

de la pluralidad de bancos de emisión y descuento fue el<br />

enorme incremento de la circulación de billetes en toda la<br />

nación, que se cuadruplicó en sólo catorce años.


UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874 5


El muelle de <strong>Santander</strong> en el siglo XIX<br />

Históricamente, <strong>Santander</strong> fue uno de los puertos más<br />

destacados del Cantábrico. Durante el siglo XIX, la ciudad<br />

experimentó un gran desarrollo, ya que llegó a concentrar<br />

gran parte del comercio exterior con América.


UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874 7


Plano del canal de Castilla<br />

El canal de Castilla es el proyecto más ambicioso de la<br />

ingeniería española de finales del siglo XVIII y principios<br />

del XIX. Su objetivo era procurar tránsito fluvial entre<br />

Castilla y los puertos del norte para dar salida exterior<br />

a los cereales y productos castellanos. Las obras se<br />

iniciaron en 1753 en Calahorra de Ribas. Después de<br />

continuos parones y numerosas vicisitudes, se<br />

terminaron en Medina de Rioseco en 1849. Casi un<br />

siglo de trabajo para otro siglo de navegación, pues<br />

como vía de transporte se dejó de utilizar en 1959.<br />

El canal de Castilla en Alar del Rey<br />

Alar del Rey es una población de nueva planta que debe su<br />

existencia a la construcción del canal de Castilla. En<br />

su dársena y esclusa confluía el río Pisuerga con el canal,<br />

iniciándose el ramal norte que llegaba hasta <strong>Santander</strong>.<br />

El trazado del ferrocarril se realizó en paralelo.<br />

8 UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874<br />

que hacer los pagos en especie, como sucede<br />

por lo general en <strong>Santander</strong>, que se va por la<br />

calle, y se oye el sonsonete del dinero que se<br />

está contando en las casas». 5<br />

Después de una larga polémica, el 28 de<br />

enero de 1856 fue aprobada la nueva ley<br />

de Bancos de Emisión, punto de partida de la<br />

modernización del sistema financiero español.<br />

La norma consagró la pluralidad de emisión,<br />

aunque limitó la apertura de bancos a sólo<br />

uno por provincia, e introdujo una mayor<br />

flexibilidad para la creación de entidades de<br />

crédito. La misma ley dispuso que el Banco<br />

de San Fernando adoptara su actual denominación<br />

de Banco de España.<br />

Fue entonces cuando, tres días antes<br />

de romperse el monopolio, los comerciantes de<br />

<strong>Santander</strong> corrieron a reunirse aquel histórico<br />

25 de enero, que se levantó con mar picada y<br />

horizonte oscuro, según rezaba el parte del vigía<br />

de esa misma fecha. Y era tanta la impaciencia<br />

de los hombres de negocios santanderinos<br />

que muy pocos días después, el 11 de febrero,<br />

insertaron un anuncio en el Boletín de Comercio 6<br />

para poner en conocimiento del público la apertura,<br />

en los locales de la Junta de Comercio, de<br />

un plazo para la suscripción de acciones de la<br />

sociedad anónima cuyo objeto sería la creación<br />

de un banco de giro y circulación que llevaría el<br />

nombre de la ciudad. El entusiasmo fue general,<br />

de manera que once días después del anuncio,<br />

en una asamblea multitudinaria de socios, se<br />

daba cuenta del éxito de la suscripción, así como<br />

de los diversos pareceres sobre el capital imprescindible<br />

para poner en funcionamiento la<br />

entidad. Se manejaron cifras entre los cinco y<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> nació para<br />

resolver la falta de medios de pago<br />

y de instrumentos de crédito de una<br />

ciudad en pleno crecimiento<br />

los diez millones de reales, optándose por la<br />

más modesta, que podría ampliarse después si<br />

ello fuera necesario; en todo caso esa cantidad<br />

daba derecho, según la ley, a una emisión de<br />

billetes de hasta 15 millones de reales. Acordado<br />

el monto del capital, el 3 de marzo se reunieron<br />

en la misma sede del Tribunal de Comercio los<br />

socios comprometidos en la fundación del nuevo<br />

banco emisor, otorgando ante el notario José<br />

María Dou Martínez la escritura de constitución.<br />

El apoyo de la ciudad de <strong>Santander</strong> a la creación<br />

de la entidad fue unánime. El 11 de marzo el<br />

gobernador civil de la provincia, Félix de Aguirre,<br />

remitió al Ayuntamiento una copia de la escritura,<br />

pidiendo a los miembros del consistorio, del<br />

que formaba parte alguno de los promotores<br />

de la iniciativa empresarial, que expresaran su<br />

parecer sobre el objeto de la compañía y sobre<br />

su licitud y utilidad pública. La respuesta favorable<br />

de los regidores no se hizo esperar y el<br />

15 de marzo así se lo transmitían al gobernador<br />

civil: «El Ayuntamiento no sólo cree lícito y de<br />

pública utilidad el objeto de la sociedad referida,<br />

sino que la creación es hasta de necesidad<br />

urgente en una población de la importancia y<br />

movimiento mercantil de esta ciudad».<br />

Una entidad de crédito<br />

necesaria: la ciudad de <strong>Santander</strong><br />

a mediados del siglo XIX<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> nació para resolver la falta<br />

de medios de pago y de instrumentos de crédito<br />

de una ciudad en pleno crecimiento. En su<br />

creación intervinieron los miembros más destacados<br />

de la elite mercantil local, acaudalados<br />

indianos, armadores y navieros, fabricantes y comerciantes<br />

ligados al tráfico colonial; todos ellos<br />

hombres de negocios vinculados, por nacimiento<br />

o tradición familiar, a la Montaña. <strong>Santander</strong> ha<br />

sido la cuna del Banco, el lugar de procedencia<br />

de sus fundadores, de sus principales dirigentes,<br />

incluidos los dos últimos presidentes, y la ciudad<br />

a la que ha estado vinculada la entidad en<br />

estos ciento cincuenta años de historia. 7<br />

La región cántabra, situada en la periferia<br />

norte de la península ibérica, había arrastrado<br />

una larga historia de pobreza en sus actividades<br />

marítimo-pesqueras, ganaderas y forestales y en<br />

sus relaciones de trashumancia y modesto intercambio<br />

comercial con la meseta castellana. Cantabria<br />

había mejorado su bienestar, en el paso de<br />

la baja Edad Media a la Edad Moderna, con el<br />

aumento de la producción cerealista y ganadera<br />

de Castilla, el progreso de las comunicaciones<br />

entre la periferia y el interior y el desarrollo de<br />

su papel mediador entre los productos castellanos<br />

(lana, cereales) y las manufacturas textiles<br />

de Francia y, sobre todo, de Flandes; pero aquel<br />

periodo de bonanza apenas sobrevivió a los primeros<br />

años del siglo xvii: la economía cántabra<br />

entró en una etapa de decadencia motivada principalmente<br />

por la paralización de las exportaciones<br />

de lana, especialmente a Flandes, a través<br />

del puerto de <strong>Santander</strong>, como consecuencia del<br />

conflicto persistente en los Países Bajos.


Vista de <strong>Santander</strong> en el siglo XIX. Litografía francesa de Turgis En la bahía de <strong>Santander</strong> fondeaban numerosas embarcaciones de los más variados calados y matrículas.<br />

El Gobierno español no inició sus esfuerzos<br />

orientados a reanimar la actividad comercial<br />

del país, especialmente las exportaciones de<br />

lana castellana, hasta mediados del siglo xviii.<br />

Hacia 1730, Patiño, ministro de Felipe V, lanzó<br />

el proyecto de desviar el comercio hacia el<br />

puerto de <strong>Santander</strong> —a costa de Bilbao— y en<br />

1748 se aprobó la construcción del denominado<br />

Camino de las Lanas, con trazado de Burgos a<br />

<strong>Santander</strong>, que se comenzó por el tramo más<br />

costoso, Reinosa-<strong>Santander</strong>, quedando abierto<br />

en 1753. Se pensaba prolongar este Camino hasta<br />

Burgos y concluir así la línea de comunicación que<br />

habría de ser la vía básica para la circulación de<br />

la lana. Sin embargo, para entonces se había<br />

abordado un cambio de estrategia que acabaría<br />

sustituyendo la lana por el trigo y la harina como<br />

productos principales de la exportación castellana<br />

y modificaría las vías de comunicación<br />

en la zona cántabra. Por una parte, hacia 1753<br />

se había iniciado, por fin, la construcción del<br />

Canal de Castilla, que, tras cuatro decenios de<br />

trabajos, alcanzaría su cabecera norte en Alar<br />

del Rey. Por otra parte, el Gobierno había autorizado<br />

a <strong>Santander</strong>, en 1765, para comerciar<br />

con las Antillas, permitiéndole a su puerto,<br />

desde 1778, el comercio con veinte plazas ultramarinas;<br />

se había abordado la política de liberalización<br />

comercial interior y de exportación<br />

de cereales y se había autorizado la creación de<br />

un Consulado (1785) que iba a esforzarse por<br />

trabajar en el ensanche urbano, la construcción<br />

de muelles, el drenaje del puerto y la mejora de<br />

las comunicaciones, especialmente, en el ramal<br />

Reinosa-Alar del Rey, y que reorientaría el comercio<br />

de <strong>Santander</strong> hacia el tráfico de cereales.<br />

Paulatinamente, la primacía de las exportaciones<br />

laneras fue cediendo ante el avance de las<br />

salidas de harina y cereales castellanos, principalmente<br />

hacia las colonias antillanas; seguían,<br />

por orden de importancia, el aceite, los vinos y<br />

el aguardiente. Las importaciones, por su parte,<br />

presentaban el azúcar, el cacao, el café, el tabaco<br />

y las maderas procedentes de las colonias<br />

y puertos del Caribe, como sus productos más<br />

destacados, seguidos del bacalao escandinavo y<br />

de textiles y cueros. Esta estructura del comercio<br />

exterior santanderino fue consolidándose<br />

a medida que avanzaba la primera mitad del<br />

siglo xix, aunque con un paulatino aumento<br />

de la exportación de minerales —calamina y<br />

hierro— y con un crecimiento de las importaciones<br />

de manufacturas de hierro y acero. Por<br />

esas fechas, las exportaciones realizadas por el<br />

puerto de <strong>Santander</strong> se destinaban en un 60<br />

por ciento, aproximadamente, a las colonias<br />

antillanas, en un 30 por ciento a Europa y en<br />

UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874 9


Trasatlánticos frente a la estación de tren<br />

<strong>Santander</strong> era el puerto cantábrico más importante en<br />

las comunicaciones con ultramar. El intercambio<br />

entre los productos de Castilla y las mercaderías de<br />

las colonias animaba el tráfico diario de este puerto.<br />

Estibadoras en el puerto de <strong>Santander</strong><br />

Machina de la Monja, famoso fotógrafo pictorialista,<br />

captó una escena cotidiana en el puerto santanderino.<br />

La actividad pesquera era la principal fuente de<br />

subsistencia de las clases populares.<br />

Torrelavega<br />

Postal coloreada de una feria de ganados en Torrelavega<br />

a principios del siglo XX. La ciudad, capital del Besaya,<br />

mantuvo el mercado de ganado vacuno más activo de la<br />

zona hasta el punto de acoger la celebración de la bolsa<br />

ganadera del norte.<br />

10 UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874<br />

un 10 por ciento al continente americano; las<br />

importaciones, a su vez, procedían la mitad de<br />

Europa y el resto de tierras americanas. 8<br />

En definitiva, la ciudad que, a mediados del<br />

siglo xviii, aspiraba a ser el gran puerto exportador<br />

de lanas de la costa cántabra, se convirtió,<br />

a principios del siglo xix, en un gran centro mediador<br />

de comercio colonial, puerto de salida<br />

de los trigos y harinas de Castilla y de entrada<br />

de productos procedentes de América. Esta<br />

actividad se vio complementada, por vía marítima,<br />

por un volumen creciente de comercio<br />

de cabotaje, especialmente intenso desde que,<br />

en 1820, se adoptaron políticas fuertemente<br />

proteccionistas sobre la entrada de harinas y<br />

cereales no españoles en Cuba, se prohibió la<br />

introducción de granos y harinas extranjeras<br />

en la península y, en 1833, se declararon libres<br />

el comercio interior y la exportación de cereales.<br />

El comercio de cabotaje actuaba, en tales<br />

condiciones, como un elemento importante de<br />

redistribución tanto de cereales castellanos como<br />

de productos coloniales en el mercado nacional.<br />

El transporte rodado de personas a larga<br />

distancia y la conclusión de las obras del canal<br />

de Castilla fueron las realizaciones viarias<br />

más destacadas antes del tendido de las<br />

primeras líneas férreas. El ferrocarril, la gran<br />

innovación de los transportes desde mediados<br />

de la década de 1820, se introdujo en España<br />

con considerable retraso. Las solicitudes<br />

de concesiones fueron numerosas y relativamente<br />

tempranas; pero las autorizaciones,<br />

una vez conseguidas, no se hacían efectivas.<br />

A las dificultades antes señaladas hay que<br />

añadir otros obstáculos que incluían la indecisión<br />

de los gobiernos en cuanto a los criterios<br />

a seguir en las concesiones, las condiciones<br />

que habrían de cumplir los concesionarios, el<br />

diseño de participaciones públicas y privadas<br />

en las empresas y las condiciones técnicas.<br />

Sólo en 1855 se dispuso de un ordenamiento<br />

jurídico general de los ferrocarriles de cuño<br />

progresista; y sólo entonces recibió un fuerte<br />

impulso el tendido de vías y la construcción<br />

de la red ferroviaria.<br />

Una de las primeras solicitudes cursadas<br />

para la adjudicación de un ferrocarril en España<br />

correspondió a la línea de Alar del Rey a<br />

<strong>Santander</strong>, que había de tener una gran importancia<br />

para la economía y el transporte de la<br />

costa cántabra. La petición la presentó en 1831<br />

la Empresa de los Canales de Castilla. A medida<br />

que se avanzaba hacia la mitad de siglo y el<br />

comercio hispano-colonial se desarrollaba con<br />

ayuda de los cambios legislativos, los deseos de<br />

la burguesía comercial santanderina de mejorar<br />

sus medios de transporte y disponer de un<br />

ferrocarril eficiente se hicieron más intensos.<br />

Sin embargo, tales deseos aún habían de tardar<br />

en hacerse realidad. En 1850 se constituyó la<br />

Compañía del Ferrocarril de Alar, denominada<br />

Ferrocarril de Isabel II, con capitalistas de<br />

<strong>Santander</strong> y de Castilla y situada bajo la tutela<br />

del Ayuntamiento, la Diputación y la Junta de<br />

Comercio de <strong>Santander</strong>. En 1852 comenzaron<br />

las obras de ejecución del proyecto, que fueron<br />

confiadas al inglés George Mould. Su inicio<br />

correspondió a un periodo de prosperidad en<br />

Castilla y <strong>Santander</strong> debido a la sucesión de<br />

varias cosechas excelentes, al desplazamiento<br />

transitorio de las harinas norteamericanas por<br />

las castellanas en Cuba y al estallido de la guerra<br />

de Crimea en 1853. Sin embargo, la situación<br />

financiera de la Compañía del Ferrocarril<br />

de Alar del Rey era precaria. Mould, el encargado<br />

de ejecutar el proyecto, estaba al borde de<br />

la quiebra y la obra avanzaba con gran lentitud.<br />

En 1857 se abrió al tráfico, por fin, el primer<br />

tramo de la línea que conectaba Alar del Rey<br />

con Reinosa; el coste había sido muy elevado,<br />

de modo que la compañía se encontraba en una<br />

situación económica difícil.<br />

El denominado «Eje Económico Valladolid-Palencia-<strong>Santander</strong>-La<br />

Habana» estaba basado,<br />

como sabemos, en el trigo producido en<br />

Castilla-León y molturado en la importante red<br />

de fábricas de harinas allí existentes. Productores<br />

y molturadores enviaban sus trigos y harinas<br />

hasta los despachos que tenían establecidos en<br />

<strong>Santander</strong>, donde se ocupaban de su custodia y<br />

venta. Las expediciones se realizaban a lomos<br />

<strong>Santander</strong> era un puerto fundamental<br />

en el intercambio de productos entre<br />

Castilla y las colonias<br />

de animales o en carretas hasta la tardía apertura<br />

del ferrocarril. Los envíos de productos<br />

por vía marítima al exterior se hacían mediante<br />

una flota de veleros de creciente importancia<br />

que traía productos coloniales como mercancías<br />

de retorno y que actuaba también en el<br />

tráfico de cabotaje. Sólo en el último tercio del<br />

siglo xix se hizo habitual el uso de los barcos<br />

de vapor, que tardaron, sin embargo, bastante<br />

tiempo en hacerse dominantes en <strong>Santander</strong>.<br />

Los productos integrantes del comercio santanderino<br />

fueron los elementos de apoyo de la<br />

incipiente industria del área, que mantuvo su<br />

pausado despliegue en el paso del siglo xviii


José Gutiérrez Solana<br />

El capitán de barco mercante<br />

Colección <strong>Santander</strong><br />

A lo largo del siglo XIX, la<br />

marina mercante desempeñó<br />

un papel fundamental en la<br />

economía cántabra. En el óleo<br />

se representa al prototipo de<br />

marino rodeado de objetos que<br />

hacen referencia al destino de<br />

sus travesías.


Plano de <strong>Santander</strong>, 1865<br />

La actividad mercantil del puerto santanderino hizo posible<br />

en gran medida la aparición de una burguesía adinerada y la<br />

consecuente transformación urbanística de la ciudad.<br />

12 UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874


al siglo xix. La molturación del trigo castellano,<br />

la rama industrial más destacada, se vio<br />

seguida de lejos por la elaboración de tabaco,<br />

el refino de azúcar, las manufacturas de cacao,<br />

las conservas de pescado y las cervezas; y habría<br />

que añadir las industrias de cueros y curtidos,<br />

textiles, cerámica y productos químicos.<br />

La minería del zinc, del hierro y del cobre iría<br />

desarrollándose en el siglo xix. Para entonces,<br />

<strong>Santander</strong> era una urbe activa y próspera, con<br />

un vigoroso tráfico mercantil ligado al mercado<br />

nacional y bien conectado con América, y con<br />

una incipiente base industrial moderna. De la<br />

decadencia del siglo xvii y primera mitad del<br />

xviii se había pasado a una situación económica<br />

pujante y prometedora.<br />

Hacia 1857 la ciudad de <strong>Santander</strong> contaba<br />

con más de 40.000 almas (42.533, según<br />

el recuento de 1860). El censo enumeraba<br />

profesiones de muy diversa índole, propietarios,<br />

arrendatarios, comerciantes, capitanes,<br />

pilotos, contramaestres de buques y marineros,<br />

empleados, militares en activo, eclesiásticos y<br />

religiosos regulares, boticarios, personas dedicadas<br />

a las bellas artes, médicos y cirujanos,<br />

arquitectos y maestros de obras, abogados,<br />

fabricantes, dependientes de comercio, escribanos,<br />

procuradores y notarios, maestros de<br />

primera enseñanza, profesores y un gran<br />

número de obreros y de criados domésticos y<br />

de labor. La matrícula santanderina, en 1860<br />

—cuando el puerto fue declarado de primera<br />

clase con los de Alicante, Barcelona, Cádiz,<br />

Málaga y Valencia—, se componía de 68 barcos<br />

mayores y 14 de pequeño cabotaje: siete<br />

vapores, nueve grandes fragatas, 17 corbetas,<br />

29 bergantines, seis goletas y el resto, quechemarines,<br />

pataches, pailebotes y lugres. 9<br />

En el puerto se amarraban multitud de buques<br />

de vela procedentes de las costas orientales<br />

de la península, de las Antillas, de Centroamérica<br />

y de lejanas tierras del Pacífico y comenzaban<br />

a frecuentarlo líneas marítimas de las más diversas<br />

nacionalidades. Una jornada cualquiera:<br />

En el puerto se encontraban atracados o fondeados en<br />

bahía más de cuarenta buques de todos los portes y nacionalidades<br />

y en los muelles de Calderón y de la Dársena<br />

se podían contar otros cuatro de cabotaje, los cuales ocupaban<br />

gran número de personas y vehículos, en la carga y<br />

descarga de mercancías. Los muelles aparecían cubiertos<br />

de valiosas mercaderías, hasta el punto de hacer pequeños<br />

los almacenes destinados a su almacenamiento, y más insuficientes<br />

aún los medios de transporte a pesar de formar<br />

una línea constante en el Camino de Castilla, las carretas<br />

que subían cargadas de cacao y café, azúcar y de aceite<br />

de palma, de arroz y frutas, y bajaban trayendo al puerto<br />

los granos y las harinas de la planicie castellana; por todo<br />

ello, era grande la animación, abundante el trabajo y próspera<br />

la vida del comercio.<br />

La transformación de la ciudad era evidente:<br />

funcionando ya el ferrocarril, visitado el puerto<br />

por grandes buques de vapor, establecidas las<br />

comunicaciones con el interior de la península<br />

y por mar con los principales puertos europeos,<br />

a <strong>Santander</strong> llegaron aires renovadores y<br />

modos de vida más modernos. La rutina en la<br />

actividad económica de la ciudad dejó paso a<br />

una inusitada animación; en menos de tres lustros<br />

el frenesí de los negocios se había apoderado<br />

de los comerciantes cántabros: «La calma,<br />

la reflexión hasta la pesadez, habían sido la expresión<br />

característica del espíritu mercantil del<br />

La emprendedora burguesía<br />

comercial santanderina superó<br />

numerosos obstáculos hasta lograr<br />

la fundación del Banco<br />

indiano; la vivacidad, la inquietud, la prisa, hasta<br />

la ligereza, lo eran del de su hijo». Así definía<br />

José María de Pereda, el insigne escritor montañés,<br />

el cambio radical que se había operado<br />

desde mediados del siglo xix. Y por supuesto, el<br />

comercio y los comerciantes de la urbe no habían<br />

permanecido ajenos a esta transformación.<br />

El paseo del Muelle era el lugar geográfico<br />

donde se concentraba el trasiego mercantil de<br />

la ciudad y del puerto. En sus típicos y vetustos<br />

escritorios se desarrollaban tratos y negociaciones<br />

de diversa índole, en especial todas las<br />

relacionadas con el tráfico marítimo y con el<br />

movimiento portuario que tenía lugar a escasos<br />

metros de donde estaban ubicados. Diariamente<br />

los dependientes de los escritorios y del comercio<br />

tenían que recibir y entregar cantidades muy considerables,<br />

efectuándose siempre los cobros y pagos<br />

en metálico, por falta de papel moneda y por<br />

la complejidad que generaba la variedad de moneda<br />

en circulación, que hacía necesario un detenido<br />

y cuidadoso reconocimiento del oro y de la<br />

plata columnaria, así como el recuento minucioso<br />

de las monedas de cobre sucias, estropeadas y de<br />

dudosa validez. Todo ello hacía la faena muy molesta,<br />

sin contar, además, los riesgos naturales de<br />

custodia de las cajas en almacenes y escritorios.<br />

La creciente amplitud de las actividades económicas<br />

en el sector secundario y, sobre todo, en<br />

los servicios planteaba graves problemas en la<br />

provisión de medios de pago y en la liquidación<br />

de las transacciones, que para ser superadas requerían<br />

del uso de mecanismos monetarios y<br />

financieros cada vez más complejos. Antes del<br />

Banco de <strong>Santander</strong> las necesidades financieras<br />

de la plaza las cubría un numeroso grupo<br />

de comerciantes aglutinados bajo la denominación<br />

genérica de «banqueros, comerciantes,<br />

armadores y consignatarios de buques» hasta<br />

un número que llegaba a los cien; en la nómina<br />

de estos comerciantes banqueros ya aparecen<br />

algunos apellidos que formarían parte del grupo<br />

de los selectos fundadores del Banco, como<br />

los Abarca, Díaz Bustamante, Gallo, Labat,<br />

López-Dóriga, Pedraja, Pombo, Roiz de la Parra,<br />

entre otros. Pero no sólo las casas de banca o<br />

comerciantes banqueros componían el sistema<br />

financiero santanderino con anterioridad a<br />

1856; también las funciones desarrolladas por<br />

los banqueros eran ejercidas de modo informal<br />

por muchos otros comerciantes; una pléyade de<br />

pequeños intermediarios que actuaban como<br />

una dispersa banca al por menor no regulada.<br />

Hubo además un intento de abrir una caja de<br />

ahorros al amparo de la legislación promulgada<br />

en 1835 por el entonces ministro de Gobernación<br />

Andrés Medrano, que encomendó a<br />

los gobernadores civiles la tarea de estimular<br />

su creación en cada una de las provincias; en<br />

la capital cántabra la idea se acometió en fecha<br />

temprana, participando algunos titulares de<br />

casas de comercio que luego aparecerán en el<br />

Banco de <strong>Santander</strong>. En 1842 se creó la primera<br />

Caja de Ahorros y Monte de Piedad, que había<br />

de recibir depósitos de modestos ahorradores<br />

y conceder préstamos a pequeños prestatarios,<br />

pero esta institución benéfico-financiera<br />

desapareció en cortísimo plazo.<br />

En resumen, visto el despegue económico<br />

de la ciudad, sus vinculaciones mercantiles<br />

con las colonias de ultramar y comprobada la<br />

existencia de una burguesía comercial emprendedora,<br />

no debe extrañarnos que surgiese una<br />

iniciativa como la promovida por los fundadores<br />

del Banco de <strong>Santander</strong>. Fue el propósito de<br />

facilitar y abaratar el coste de las transacciones<br />

mercantiles y de resolver la precariedad financiera<br />

de una ciudad en continua expansión, lo<br />

que movió a los comerciantes de la Montaña a<br />

reunirse aquella célebre mañana de enero de<br />

1856, y fue ese mismo deseo lo que les animó a<br />

superar con tenacidad todos los obstáculos que<br />

se interpusieron en su camino hasta la fundación<br />

del Banco, una institución de crédito a la<br />

que bautizaron con el nombre de la ciudad que<br />

la vio nacer y con la que desde entonces ha estado<br />

permanentemente asociada.<br />

UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874 13


Marqués de Barzanallana<br />

Retratado por Dionisio Fierros en 1867, Manuel<br />

García Barzanallana fue tres veces ministro de<br />

Hacienda en los gobiernos de Narváez (1856-1857;<br />

1864-1865 y 1866-1868). Este cuadro se conserva<br />

actualmente en el Ministerio de Economía<br />

y Hacienda en Madrid.<br />

Marqués de Albaida<br />

José María de Orense, marqués de Albaida,<br />

fue diputado en las Cortes Constituyentes de 1854 por<br />

la provincia de <strong>Santander</strong> y era considerado por sus<br />

coetáneos «ilustre patriarca de la democracia española».<br />

Tomó parte activa en el debate suscitado por la nueva<br />

ley bancaria de 1856.<br />

14 UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874<br />

Los avatares de la fundación<br />

Aunque los de <strong>Santander</strong> tenían prisa, los trámites<br />

en Madrid se desenvolvieron con la lentitud<br />

burocrática típica de mediados del siglo xix,<br />

para desesperación de los promotores cántabros.<br />

Después de ser promulgada la ley de<br />

1856 tuvieron que esperar tres meses a que el<br />

Banco de España renunciase a instalar una<br />

sucursal, pues de no haberlo hecho se hubieran<br />

frustrado los planes de los comerciantes<br />

de la Montaña, ya que la norma sólo permitía<br />

un emisor por provincia. Pasado ese lapso de<br />

tiempo se disipó la duda y los de <strong>Santander</strong><br />

respiraron aliviados. No fue la única incógnita<br />

a despejar, pues casi al mismo tiempo que<br />

los montañeses, los banqueros José Joaquín<br />

Osma y Enrique O’Shea presentaron al Gobierno,<br />

en nombre de los hermanos Péreire,<br />

célebres financieros franceses y propietarios<br />

del poderoso Crédito Mobiliario, un plan<br />

para abrir bancos de emisión en Bilbao, <strong>Santander</strong>,<br />

Valencia y otras capitales de provincia<br />

como forma de captar recursos para financiar<br />

sus proyectos ferroviarios. Interesados en la<br />

construcción de la línea del Ferrocarril del<br />

Norte, que uniría la capital de España con<br />

Valladolid, los Péreire consideraban el complemento<br />

lógico a esta inversión hacerse con<br />

el control de la estratégica línea que uniría<br />

Alar del Rey con <strong>Santander</strong> para el transporte<br />

de los trigos y harinas castellanas hacia el<br />

puerto cántabro. Ahora bien, pese a contar<br />

con el respaldo del Gobierno, el Crédito Mobiliario<br />

no pudo sacar adelante sus propósitos,<br />

pues las burguesías provinciales dieron muestras<br />

sobradas de oposición. Como lo expuso<br />

mejor que nadie Santillán, gobernador del<br />

Banco de San Fernando, el Crédito Mobiliario<br />

no encontró en las localidades en que se<br />

propuso abrir establecimientos los apoyos locales<br />

y concursos que precisaba, por lo que se<br />

vio obligado a renunciar. Desapareció, pues,<br />

otro posible obstáculo y el Boletín de Comercio<br />

se atrevió a señalar que ya sin concurrencia<br />

«los interesados [en el Banco de <strong>Santander</strong>]<br />

pueden estar anticipadamente seguros de que<br />

desde luego obtendrán lo que han pedido».<br />

Pero la cuestión no fue tan sencilla ni tan<br />

rápida, pues hubo de pasar todavía algún tiempo.<br />

Otro motivo de retraso fueron los cambios<br />

gubernamentales, que postergaban la<br />

aprobación de cualquier proyecto. Además<br />

de la sustitución de Espartero por O’Donnell,<br />

en Hacienda se produjo un verdadero baile de<br />

nombres: tras Bruil llegó Francisco Santa Cruz<br />

y tras éste Manuel Cantero y luego Pedro Salavarría.<br />

Y con el pronunciamiento de Narváez en<br />

el verano de 1856, que puso fin al bienio inaugurado<br />

por la Vicalvarada, al Ministerio de<br />

Hacienda llegó un nuevo inquilino, Manuel<br />

García Barzanallana. Como se restablecieron<br />

las buenas relaciones entre el Banco de España<br />

(continuador del Banco de San Fernando)<br />

y el Gobierno, la petición para instalar una entidad<br />

emisora en la plaza de <strong>Santander</strong> quedó<br />

temporalmente congelada.<br />

Transcurrieron nueve meses sin noticias<br />

durante los cuales cundió el desánimo. Se hicieron<br />

algunas gestiones en Madrid, pero no<br />

rindieron frutos. Por fin, el 19 de diciembre,<br />

se tuvo conocimiento de que el Ministerio<br />

de Hacienda había remitido al Consejo Real<br />

los estatutos y el reglamento del proyectado<br />

Banco. El citado Consejo Real se tomó dos<br />

meses para evacuar consultas, hasta el 26<br />

de febrero de 1857, cuando devolvió el expediente<br />

al ministerio exigiendo determinadas<br />

modificaciones y salvaguardas que debían<br />

introducirse en los estatutos antes de ser<br />

aprobados. Notificados los socios fundadores<br />

por el gobernador civil de la provincia, Fernando<br />

Balboa, se pusieron manos a la obra.<br />

Para el órgano real lo esencial era garantizar<br />

el preceptivo control e intervención gubernamental<br />

de la entidad a través de un comisario<br />

regio, una figura que irritó a los promotores<br />

del <strong>Santander</strong>, pues la consideraban como<br />

una ingerencia en la gestión de la entidad;<br />

más aún teniendo en cuenta que la elevada<br />

retribución del comisario regio debía satisfacerla<br />

el propio Banco. Aunque contrariados,<br />

Por el real decreto de 15 de mayo<br />

de 1857 se autorizaba al fin la<br />

creación de un banco de emisión<br />

a los organizadores del futuro <strong>Santander</strong> no<br />

les quedó más remedio que conformarse. La<br />

nueva escritura estuvo lista el 21 de marzo de<br />

1857 y en esa fecha los socios suscriptores se<br />

reunieron con el notario José María Olarán<br />

para otorgar una escritura adicional a la del<br />

3 de marzo de 1856, en la que aceptaban individual<br />

y colectivamente todas las reformas<br />

solicitadas por el Consejo Real.<br />

A partir de este momento los acontecimientos<br />

se sucedieron con relativa rapidez hasta<br />

llegar al trascendental real decreto de 15 de<br />

mayo de 1857 firmado por la reina Isabel II,<br />

autorizando a los comerciantes de <strong>Santander</strong><br />

a establecer un banco de emisión en la ciudad.


Gaceta de Madrid<br />

Los estatutos del Banco de<br />

<strong>Santander</strong> fueron publicados el<br />

24 de mayo de 1857 en la Gaceta<br />

de Madrid, precedente del<br />

Boletín Oficial del Estado.<br />

UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874 15


16 UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874


Banco de España<br />

La renuncia del Banco de España<br />

a instalarse en la provincia favoreció<br />

la aparición del Banco de <strong>Santander</strong><br />

como entidad emisora.


Isabel II<br />

Retrato de Federico de Madrazo. Desde su acceso al<br />

trono, Isabel II (1833-1868) tuvo que reinar en una<br />

España marcada por la división política y llena de<br />

conflictos. Galdós dijo de ella que era la reina «de los<br />

tristes destinos». Este cuadro se conserva en el Ministerio<br />

de Economía y Hacienda en Madrid.<br />

Juan Pombo Conejo<br />

Además de su participación activa en la vida pública<br />

santanderina, llegando a ser alcalde de la ciudad y<br />

diputado en Cortes por la provincia, Pombo fue uno<br />

de los hombres de la Montaña que promovió más<br />

iniciativas económico-financieras. Socio fundador del<br />

Banco de <strong>Santander</strong>, ocupó su primera presidencia en<br />

calidad de mayor accionista.<br />

18 UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874<br />

Por ser éste el documento fundacional de nuestra<br />

entidad, merece la pena reproducir aquí íntegro<br />

su primer artículo, según el cual:<br />

Conformándome con lo propuesto por el ministro de<br />

Hacienda, de acuerdo con el parecer de mi Consejo<br />

de Ministros, oído el Consejo Real y con arreglo a la<br />

autorización concedida por el Gobierno por el artículo<br />

8 de la ley de 28 de enero de 1856, vengo en decretar lo siguiente:<br />

se concede a D. Jerónimo Roiz de la Parra,<br />

D. Juan de Abarca, D. Antonio Labat, D. Bonifacio<br />

Ferrer de la Vega, D. Antonio López-Dóriga y D. Agustín<br />

González Gutiérrez, como representantes del comercio<br />

de <strong>Santander</strong>, la creación de un banco de emisión<br />

en esta ciudad, que se titulará Banco de <strong>Santander</strong>.<br />

El real decreto llevaba la rúbrica de Manuel<br />

García de Barzanallana, ministro de Hacienda<br />

a quien correspondió el honor de aprobar la<br />

creación de la que llegaría a ser una de las instituciones<br />

financieras privadas más importantes<br />

de España y de Europa. El Banco se creó con un<br />

capital de cinco millones de reales, representados<br />

La mayoría de accionistas del <strong>Santander</strong><br />

pertenecía a familias de raigambre de<br />

la región, formaba parte de la alta<br />

burguesía y poseía importantes fortunas<br />

por 2.500 acciones de a 2.000 reales cada una;<br />

su duración se fijó en veinticinco años a contar<br />

desde su constitución definitiva y se acordó<br />

que su administración quedase en manos de<br />

una Junta de Gobierno compuesta por doce individuos<br />

y tres suplentes elegidos por la Junta<br />

General de accionistas. Tal como estaba previsto<br />

en la ley de 1856, otro real decreto de la<br />

misma fecha nombró comisario regio a Higinio<br />

Polanco, un hombre nada ajeno a los promotores<br />

del Banco, pues pertenecía a una familia<br />

de antiguos comerciantes castellanos asentada<br />

en la ciudad desde hacía tiempo. Según el parte<br />

del vigía del día de la fundación, al salir el sol el<br />

viento era flojo del oeste, la mar bella y el horizonte<br />

oscuro; al mediodía el viento estaba en<br />

calma y la mar continuaba igual de bella.<br />

Los fundadores<br />

del Banco de <strong>Santander</strong><br />

La mayoría de los setenta y dos hombres de negocios,<br />

banqueros, aseguradores, comerciantes,<br />

armadores y almacenistas que suscribieron<br />

los cinco millones de reales del capital social,<br />

convirtiéndose de esa manera en los primeros<br />

accionistas del Banco de <strong>Santander</strong>, pertenecía<br />

a familias de raigambre de la región, formaba<br />

parte de la alta burguesía de la ciudad y poseía<br />

fortunas personales nada desdeñables. Con<br />

este sólido anclaje de partida era difícil que<br />

la nave encallase. No lo hizo, ni entonces ni<br />

después: su singladura alcanza ya nada menos<br />

que ciento cincuenta años.<br />

De la extensa lista de accionistas fundadores<br />

salieron las doce personas que formaron<br />

la primera Junta de Gobierno del Banco de<br />

<strong>Santander</strong>; un privilegiado grupo que incluía<br />

a Juan de Abarca y Sobrino, Domingo Díaz<br />

Bustamante y Vélez, Jerónimo Roiz de la Parra,<br />

Luis Gallo, José María Aguirre y Laurencín, Juan<br />

Pombo Conejo, que ocupó la presidencia, Aureliano<br />

Pedraja, Antonio Labat, Antonio Cortiguera,<br />

Agustín González Gordón, Felipe Alvear<br />

y Bonifacio Ferrer de la Vega.<br />

Figura descollante en esta etapa inaugural<br />

de la historia del Banco de <strong>Santander</strong> fue Jerónimo<br />

Roiz de la Parra (1806-1880). Nacido en<br />

la localidad de Frama (Liébana), gracias a una<br />

herencia de uno de sus tíos emigrado a México<br />

logró salir de la pobreza y hacerse con un<br />

buen patrimonio inmobiliario en la ciudad de<br />

<strong>Santander</strong>; su fortuna aumentó tras emparentar<br />

con un miembro de la acaudalada familia<br />

Pedraja, con importantes negocios mercantiles<br />

en la región. Su interés en actividades financieras<br />

se tradujo más adelante en la apertura<br />

de su propia casa de banca, que fundó en 1849.<br />

Afín a las ideas del partido moderado, al que<br />

representó como diputado provincial, culminó<br />

su carrera política como senador del Reino en<br />

1879. Ostentó diversos cargos directivos en el<br />

Centro de Fomento de la Producción Nacional<br />

de <strong>Santander</strong> y en el Centro Hispano-Ultramarino.<br />

Al margen de estas actividades, Jerónimo<br />

Roiz dedicó la mayor parte de su tiempo al<br />

Banco, como consejero y presidiendo su Junta<br />

de Gobierno en varias ocasiones.<br />

Comerciante natural de Llanes (Asturias),<br />

Juan de Abarca y Sobrino (1803-1868) se trasladó<br />

a <strong>Santander</strong> en 1829; promotor de la sociedad<br />

Junco, Cuétara y Abarca, dedicada a la transformación<br />

de harinas y partícipe en la sociedad<br />

Gallo, Dóriga y Cía, fue uno de los miembros más<br />

activos en la creación del Banco de <strong>Santander</strong>,<br />

al que consagró casi toda su vida, como presidente<br />

de turno de la Junta y como miembro permanente<br />

de la misma hasta el día de su muerte.<br />

Además, la familia Abarca permaneció vinculada<br />

al <strong>Santander</strong> durante varias generaciones.


Accionistas fundadores del Banco de <strong>Santander</strong><br />

Abarca, Baltasar de<br />

Abarca, Gaspar de<br />

Abarca, Juan de<br />

Acebo, José María del<br />

Aguirre, José María<br />

Alday, Julián y Hermano<br />

Alvear, José<br />

Aparicio e Hijo y Antonio Labat<br />

Arenal, Juan José del<br />

Barón de Azaneta<br />

Blanco, Prudencio<br />

Bustamante y Gallo<br />

Bustamante, Manuel<br />

Campo, Gabriel del<br />

Casares y Compañía, J. A.<br />

Casuso y Almiñaque<br />

Cedrún, José Antonio<br />

Cortiguera, Antonio<br />

Cortiguera, Juan Francisco<br />

Crespo, Manuel<br />

Cuétara, Enrique<br />

Díaz Bustamante, Domingo<br />

Díaz de la Espina, Pedro<br />

Díaz, Hijos y Sobrinos de Francisco<br />

Dóriga, Hermanos<br />

Escalera, Viuda de, Hijo y Sobrino<br />

Fernández Bustamante, José<br />

Fernández Regatillo, Prudencio<br />

Ferrer de la Vega, Bonifacio<br />

Flejo, Antonio<br />

Galán e Hijos<br />

Gallo, Hermanos<br />

García, Luis<br />

González Corral, Manuel<br />

González Gordón, Agustín<br />

González Gutiérrez, Agustín<br />

Guereta y Marañón<br />

Gutiérrez, Fernández y Compañía<br />

Gutiérrez, Isidoro<br />

Herrera, Antonio<br />

Iztueta, Juan María<br />

Josué, Jacobo<br />

Lecanda Chaves, Joaquín<br />

Leguina y Campuzano, Felipe<br />

López Dóriga, Francisco<br />

Losada de Quijas, Juan María<br />

Martínez, Canuto R.<br />

Mejón, Pedro<br />

Odriozola, Hijos y Sobrinos de<br />

Odriozola, Viuda de J. M.<br />

Ortiz de la Torre, Viuda de<br />

Otero Rosillo, Benito de<br />

Pedraja, Juan de la<br />

Pedraja, Aureliano<br />

Peñarredonda y Compañía, M.<br />

Polanco y Compañía, N. y M.<br />

Pombo Conejo, Juan<br />

Pombo, Viuda de e Hijo<br />

Portilla, Domingo de la<br />

Posadillo, Pedro<br />

Pujol, Gerónimo<br />

Quintana y Gutiérrez<br />

Quintanilla y Haro<br />

Río, Hijos de Germán del<br />

Roiz de la Parra, Jerónimo<br />

Santa Cruz, Jesús Antonio<br />

Sanz, José<br />

Serapio Egusquiza, Ramón<br />

Torriente Hermanos y Compañía<br />

Varona y Michelena, Rafael<br />

Vizconde de Villadrando<br />

Zumelzu e Hijo<br />

Lo mismo cabe afirmar de José María Aguirre<br />

y Laurencín, abogado y banquero santanderino,<br />

perteneciente a una familia de comerciantes vascos<br />

establecidos en <strong>Santander</strong> a finales del siglo xviii.<br />

Impulsor de la sociedad Aguirre, Cortiguera y<br />

Cía, su nombre estuvo asociado desde los orígenes<br />

al Banco de <strong>Santander</strong> y figuró en su Junta<br />

de Gobierno hasta su muerte. En cuanto a<br />

Domingo Díaz de Bustamante y Vélez, natural<br />

de Herrera de Ibio, sabemos que hizo su fortuna<br />

en Cuba, donde emigró a temprana edad.<br />

A su regreso se había convertido en un destacado<br />

hombre de negocios, participando en numerosas<br />

sociedades mercantiles de <strong>Santander</strong>. Se adhirió<br />

a la Unión Liberal, partido al que representó<br />

por la circunscripción de Torrelavega en la Diputación<br />

Provincial. Falleció en julio de 1869.<br />

Otro destacado fundador fue el comerciante,<br />

naviero y banquero Luis Gallo, quien también<br />

aparece en numerosas iniciativas empresariales<br />

de la Montaña, sólo o en compañía de la<br />

familia López-Dóriga. Perteneció a la Junta de<br />

Gobierno del <strong>Santander</strong> hasta 1862 y desempeñó<br />

un papel esencial en la puesta en marcha de<br />

la entidad. Como asimismo lo hizo el empresario<br />

Bonifacio Ferrer de la Vega, cuya fortuna familiar<br />

tuvo su origen en el comercio al por mayor;<br />

luego él mismo contribuyó a incrementarla<br />

diversificando sus intereses y participando en<br />

multitud de sociedades industriales, mineras,<br />

navieras y también en compañías ferroviarias.<br />

De ahí saltó a las finanzas, interviniendo no<br />

sólo en la fundación del <strong>Santander</strong> sino también<br />

en la de otras sociedades de crédito.<br />

De Antonio Labat Silves (1824-1865) sabemos<br />

que procedía de una familia bilbaína de<br />

tradición mercantil instalada en <strong>Santander</strong> a finales<br />

del siglo xviii. Dedicada al tráfico de harinas<br />

y lanas, luego se interesó por los seguros<br />

y por el negocio bancario. Formado en Francia y<br />

Gran Bretaña, a su regreso había adquirido una<br />

notable preparación mercantil que puso al servicio<br />

de diversas sociedades, incluido el Banco<br />

de <strong>Santander</strong>. A través de su hija María terminó<br />

emparentando con José Pombo Villameriel,<br />

miembro de una de las familias con mayor<br />

protagonismo en la historia del Banco. En la<br />

década de los cuarenta, Labat ocupó puesto de<br />

concejal y llegó a segundo teniente de alcalde<br />

en el Ayuntamiento de la ciudad. Luego dejó<br />

la política y a partir de 1857 dedicó todos sus<br />

esfuerzos y conocimientos a la entidad que él<br />

mismo contribuyó a organizar.<br />

Otra persona clave en la historia del Banco<br />

de <strong>Santander</strong> fue Juan Pombo Conejo, comerciante,<br />

harinero, armador, banquero y político.<br />

Nació en Villada (Palencia) y a los treinta y<br />

nueve años se estableció en <strong>Santander</strong>, siendo<br />

el primero de una larga saga de distinguidos<br />

prohombres pertenecientes a la burguesía mercantil<br />

de la Cantabria decimonónica. Destacado<br />

impulsor de grandes iniciativas económico-financieras<br />

de la Montaña, fue socio fundador<br />

del Banco de <strong>Santander</strong>, cuya primera presidencia<br />

ocupó en calidad de mayor accionista. Compatibilizó<br />

esta dedicación con la promoción de<br />

las otras dos entidades, el Crédito Cántabro y<br />

la Unión Mercantil, así como con el desempeño<br />

de diversos cargos en los consejos de administración<br />

del Ferrocarril de Isabel II, la compañía<br />

de seguros Alianza de <strong>Santander</strong> y la sociedad<br />

mercantil Gallo, Dóriga y Cía. Desempeñó la<br />

presidencia del Centro Hispano-Ultramarino y<br />

llegó a ser alcalde de la ciudad en vísperas de<br />

la revolución de 1868. En 1872 le concedieron<br />

el título de marqués de Casa Pombo. Permaneció<br />

en la Junta del Banco hasta su muerte. Sus<br />

cuatro hijos varones, Cayo, César, José y Arturo,<br />

nacidos de su matrimonio con Florentina<br />

Villameriel Blanco, continuaron y agrandaron<br />

los negocios mercantiles de la familia y el segundo<br />

de ellos, César, fue el principal representante<br />

de los Pombo en el Banco de <strong>Santander</strong><br />

hasta bien entrado el siglo xx. 10<br />

Aunque no formó parte de la primera Junta<br />

de Gobierno de la entidad, Antonio López-<br />

Dóriga y Aguirre (1822-1890) fue uno de los<br />

principales promotores del Banco. Miembro de<br />

una de las más destacadas familias de la burguesía<br />

santanderina, procedente de Asturias y<br />

establecida en la Montaña en los años setenta<br />

del siglo xviii. Nació en <strong>Santander</strong>, hijo del<br />

matrimonio Ramón López-Dóriga Vial y María<br />

Petra Aguirre Laurencín, quien a la muerte de su<br />

marido casó en segundas nupcias con José María<br />

Botín y Cano, un médico cirujano oriundo<br />

Doce destacados hombres de negocios<br />

participaron en la primera Junta de<br />

Gobierno del Banco de <strong>Santander</strong><br />

de Cádiz. Comerciante, armador, propietario<br />

y banquero, Antonio López-Dóriga formó con<br />

su hermano José Ramón la razón social Dóriga<br />

Hermanos, transformada a la muerte del padre<br />

en Hijos de Dóriga, propietaria de numerosos<br />

inmuebles, navíos, participaciones en sociedades<br />

mercantiles, molinos y ferrerías. Intervino<br />

en la creación de la sociedad de seguros marítimos<br />

La Montañesa, en el Crédito Mercantil,<br />

en los negocios mineros de Minas de Hierro<br />

UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874 19


20 UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874


Órganos de gobierno y administración<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> en 1857<br />

COMISARIO REGIO<br />

Higinio de Polanco<br />

JUNTA DE GOBIERNO<br />

Juan de Abarca y Sobrino<br />

Domingo Díaz Bustamante<br />

Jerónimo Roiz de la Parra<br />

Luis Gallo<br />

José María Aguirre<br />

Juan Pombo Conejo (presidente)<br />

Aureliano Pedraja<br />

Antonio Labat<br />

Antonio Cortiguera<br />

Agustín González Gordón<br />

José Felipe Alvear<br />

Bonifacio Ferrer de la Vega<br />

SUPLENTES<br />

Domingo de la Portilla<br />

Manuel González Corral<br />

Manuel Crespo López<br />

ADMINISTRACIÓN<br />

Director Gerente: José Antonio Cedrún y de la Pedraja<br />

Secretario: Antonio del Diestro<br />

Tenedor de libros: Enrique Corona Martínez<br />

Cajero: Agustín González Gutiérrez<br />

FUENTE: Estatutos y reglamentos del Banco de <strong>Santander</strong> aprobados por<br />

el Gobierno de S. M. en real orden de 16 de mayo de 1857, <strong>Santander</strong>, Imprenta<br />

y Tipografía de Martínez, 1857.<br />

Boletín Oficial de <strong>Santander</strong><br />

El 29 de mayo de 1857 se publican los estatutos del Banco<br />

en el Boletín Oficial de <strong>Santander</strong>. Una vez autorizado<br />

por el real decreto de 15 de mayo, al fin se logra establecer<br />

un banco de emisión en la ciudad.<br />

de Camargo y en los Astilleros de San Martín.<br />

Fue presidente de la Junta de Obras del Puerto,<br />

de la Junta Provincial de Beneficencia y de<br />

otras entidades. También ocupó un puesto<br />

de concejal en el Ayuntamiento de <strong>Santander</strong><br />

y de diputado provincial en los años sesenta.<br />

Los demás miembros de esta primera<br />

Junta del Banco, como Aureliano Pedraja y<br />

Antonio Cortiguera, compartían muchos de<br />

los rasgos descritos para sus colegas. Propietarios<br />

y comerciantes prósperos con negocios<br />

relacionados con el tráfico de cereales,<br />

aumentaron sus fortunas dando el salto a la<br />

industria, promoviendo fábricas de harinas,<br />

de hilado, ferrerías y sociedades mineras. Llegado<br />

su momento tomaron parte en la fundación<br />

del Banco de <strong>Santander</strong>, al cual dedicaron<br />

dinero y tiempo, asistiendo a las reuniones de<br />

su Junta de Gobierno y presidiendo la misma<br />

cuando les llegaba el turno. 11<br />

Los hasta aquí citados no fueron los únicos<br />

integrantes de la Junta de Gobierno del Banco<br />

de <strong>Santander</strong> durante esta primera etapa<br />

inaugural. Según pasaron los años otros muchos<br />

se fueron incorporando a la gestión de<br />

la entidad nombrados por las sucesivas asambleas<br />

generales de accionistas. De hecho fueron<br />

numerosos los cambios en la composición<br />

del principal órgano de gestión de la entidad,<br />

tanto en la presidencia como en los puestos<br />

de consejeros. Mientras unos accedieron como<br />

accionistas fundadores, a su lado se fueron<br />

sentando, ya en el decenio de los sesenta, los<br />

José Antonio Cedrún y de la Pedraja,<br />

prestigioso abogado, hombre de<br />

negocios y diputado, fue el primer<br />

director-gerente del Banco<br />

miembros pertenecientes a una segunda generación.<br />

Entre otros, presidieron u ocuparon un<br />

puesto en la Junta de Gobierno, Agustín González<br />

Gordón, Indalecio Sánchez de Porrúa,<br />

Juan de la Pedraja, Antonio Plasencia, Francisco<br />

Camus, Antonio Gallo, Carlos Sierra, Gabriel<br />

del Campo, Mariano Zumelzu, Martín de<br />

Vial, Bartolomé de la Maza y el ilustre escritor<br />

cántabro José María de Pereda. Frente a otras<br />

sociedades anónimas, en cuyos órganos de<br />

gobierno existió siempre un núcleo estable<br />

de gestores, asociado a la propiedad de paquetes<br />

de acciones, en el Banco de <strong>Santander</strong> lo<br />

característico fue, hasta la segunda década del<br />

siglo xx, una notable fluidez en el seno de su<br />

principal órgano de gobierno. 12<br />

La tarea de organizar un banco:<br />

los primeros pasos<br />

Aprobada la fundación, las semanas siguientes<br />

fueron de una actividad frenética para intentar<br />

abrir el Banco en el plazo máximo de<br />

tres meses, tal como estipulaba la ley de 1856,<br />

so pena de perder un derecho tan arduamente<br />

logrado. Durante varias semanas los promotores<br />

desplegaron una actividad incesante, con<br />

gestiones y preparativos de toda índole: había<br />

que constituir la Junta de Gobierno, nombrar<br />

a los directores, contratar la plantilla, buscar un<br />

local y preparar la apertura.<br />

Lo primero fue la formación de la Junta de<br />

Gobierno, para lo cual el 30 de mayo se reunieron<br />

los accionistas, que por unanimidad designaron<br />

a las personas que iban a pilotar la entidad<br />

durante sus primeros años de existencia. De<br />

los doce designados, cuatro de ellos, Abarca,<br />

Ferrer de la Vega, Labat y Roiz de la Parra, ya<br />

figuraron en la escritura de constitución; por el<br />

contrario, dos de los otorgantes, López-Dóriga y<br />

González Gutiérrez, no entraron a formar parte<br />

de esta primera Junta. La presidencia la ocupó<br />

Juan Pombo Conejo.<br />

La Dirección del Banco se encomendó a<br />

José Antonio Cedrún y de la Pedraja, nacido<br />

en Cabuérniga en 1822. Cedrún cursó leyes en<br />

Valladolid y en Madrid y de regreso a <strong>Santander</strong><br />

se convirtió en un prestigioso abogado; interesado<br />

en varios negocios, además de en el<br />

Banco, invirtió en la compañía de los Dóriga,<br />

en la fábrica de hilados La Montañesa, de la familia<br />

Pedraja, y fue consejero de la Compañía<br />

del Ferrocarril de Isabel II. En 1861 abandonó<br />

la Dirección del Banco para dedicarse a la<br />

política. Fue diputado nacional en las Cortes<br />

de 1865 en las filas del moderantismo y tras el<br />

sexenio revolucionario volvió al Congreso de<br />

los Diputados, donde se integró en el comité<br />

santanderino del partido conservador, del que<br />

fue primer presidente.<br />

Para el puesto de secretario general la Junta<br />

de Gobierno designó a un conocido abogado de<br />

la ciudad, Antonio del Diestro y de la Lastra.<br />

Fue precisamente Del Diestro quien en 1861<br />

sustituyó a Cedrún en la Dirección del Banco.<br />

13 Aunque nacido en Sevilla en 1818, tanto<br />

su padre como su madre eran oriundos de<br />

Cantabria, de Miengo, el primero, y de Puente<br />

Arce, la segunda. Abogado de formación dedicó<br />

gran parte de su vida al comercio, a las finanzas<br />

y a la minería, donde acumuló importantes<br />

propiedades en yacimientos de zinc y de hierro.<br />

Formó parte de diversas sociedades junto con<br />

UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874 21


Billetes emitidos por el Banco de <strong>Santander</strong><br />

Una vez obtenida la autorización para emitir billetes,<br />

el Banco de <strong>Santander</strong> contrata a Murrieta y Companía, con agencia<br />

en Londres, como corresponsalía. El escudo de la ciudad se eligió<br />

como diseño central. En él aparecen la Torre del Oro y las aguas<br />

del Guadalquivir en recuerdo de la participación santanderina<br />

en la conquista de Sevilla (s. XIII). Se emitieron billetes por valor<br />

de 100, 200, 500, 1.000, 2.000 y 4.000 reales de vellón.<br />

22 UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874


Pombo Conejo, con Cedrún y con Pedraja, entre<br />

otros. Llegó a ser vocal de la Junta de Agricultura,<br />

Industria y Comercio de la ciudad y<br />

letrado del Tribunal de Comercio. Su principal<br />

ocupación, no obstante, fue la dirección-gerencia<br />

del Banco de <strong>Santander</strong>, cargo que desempeñó<br />

prácticamente hasta su muerte, acaecida<br />

en septiembre de 1896. Del Diestro fue, por<br />

tanto, uno de los hombres claves de la vida financiera<br />

del <strong>Santander</strong> en el siglo xix; treinta<br />

y cinco años al frente de la administración le<br />

permitieron intervenir en todos los pequeños y<br />

grandes acontecimientos que jalonaron la historia<br />

de la entidad e influir en muchas de las<br />

decisiones que determinaron su futuro.<br />

Tras la elección de director-gerente, se contrató<br />

a dos personas para formar lo que podría<br />

considerarse la alta administración de la<br />

sociedad: un tenedor de libros, Enrique Corona<br />

Martínez, y un cajero, Agustín González<br />

Gutiérrez, quien curiosamente había participado<br />

en la escritura de constitución del Banco.<br />

El resto de la plantilla la integraron trece personas:<br />

cuatro oficiales primeros (Juan Font y<br />

Amat, Antonio Salcines, Lorenzo Viademonte,<br />

Juan Antonio Cortiguera), dos auxiliares (Arturo<br />

Du y Julio González y Linares) y siete subalternos,<br />

con los cometidos que su propia denominación<br />

expresaba: un cobrador (Joaquín<br />

Piquet), un auxiliar de cobrador (José Pereira),<br />

dos mozos de caja (Lucas Solórzano, Toribio<br />

Arnaiz), un mozo del servicio interior (Venancio<br />

Dermit), un conserje (Manuel Caballero) y<br />

un portero (Constantino Lamera).<br />

Efectuados los nombramientos y completada<br />

la plantilla, la Junta comisionó al directorgerente<br />

y al tenedor de libros para que examinaran<br />

el régimen de funcionamiento de entidades<br />

de emisión parecidas; los fundadores deseaban<br />

asegurarse de que su Banco dispondría de los<br />

mimbres imprescindibles para desarrollar sus<br />

actividades con eficacia. Cedrún también fue<br />

enviado a Inglaterra para contratar la fabricación<br />

de los billetes que el <strong>Santander</strong> pondría en<br />

circulación. Se pensó en imprimir el doble del<br />

importe permitido por la ley, en previsión de<br />

una posible ampliación del capital y del desgaste<br />

que sufriría el papel y se decidió preparar series<br />

de 100, 200, 500, 1.000, 2.000 y 4.000 reales<br />

de vellón. Se quiso asimismo que los billetes<br />

tuvieran un diseño atractivo y vistoso, con motivos<br />

relacionados con la ciudad, la región, las<br />

artes y la industria. Tras las pertinentes gestiones,<br />

Cedrún resolvió elegir a la prestigiosa casa<br />

Murrieta y Compañía como corresponsal del<br />

establecimiento santanderino en Londres.<br />

Cuestión esencial fue encontrar una sede<br />

apropiada para la entidad. Tras diversas pesquisas,<br />

se optó por arrendar un local propiedad<br />

de Juan Pombo Conejo ubicado en los<br />

bajos del edificio que el futuro marqués había<br />

levantado en 1852 detrás de la llamada Casa<br />

de Calderón (la cual corresponde hoy en día<br />

a los números 11 y 12 del paseo de Pereda, actual<br />

sede del Banco). Aquella primera sede estaba<br />

ubicada en la calle Martillo esquina a la<br />

de Celosía (hoy General Mola). Se trataba de<br />

un inmueble de sólida construcción de tres<br />

pisos, adornado con amplios miradores. La fachada<br />

principal estaba orientada a la calle Calderón,<br />

aunque también tenía acceso por la del<br />

Martillo. Eran sus vecinos diversos comercios y<br />

escritorios de los muchos que proliferaban por<br />

el Muelle. La superficie del local no era extensa,<br />

pero se duplicaba con la que le proporcionaba<br />

la entreplanta superior a la que se accedía<br />

por el interior del establecimiento. Como hasta<br />

El 20 de agosto de 1857 el Banco<br />

de <strong>Santander</strong> abría sus puertas<br />

en la calle Martillo esquina a la de<br />

Celosía, actual calle General Mola<br />

entonces había sido utilizado como almacén<br />

de harinas, se realizaron de inmediato obras<br />

para acondicionar el local para su nuevo uso;<br />

se adquirió mobiliario «procurando en esto de<br />

huir del lujo, pero sí atender a la solidez, a la<br />

comodidad y decencia que en la parte del decorado<br />

exige la cultura del siglo y la importancia<br />

de esta población». Y allí, en el conocido como<br />

Palacio Pombo, permaneció la oficina del Banco<br />

de <strong>Santander</strong> durante dieciocho años, hasta el<br />

28 de mayo de 1875, cuando un voraz incendio<br />

obligó a trasladar la sede. 14<br />

Acabadas estas tareas, la Junta de Gobierno<br />

solicitó de los accionistas el desembolso completo<br />

del capital social, que se efectuó entre los<br />

días 7 y 14 de agosto de 1857. En esta última<br />

jornada se reunieron los miembros de la Junta<br />

de Gobierno, el director-gerente, el secretario<br />

y el cajero del Banco con el comisario regio y<br />

con el gobernador civil de la provincia para<br />

efectuar el arqueo del metálico, comprobándose<br />

que existía en caja la cantidad de cinco<br />

millones de reales expresivos del capital social.<br />

A continuación se extendió el acta correspondiente,<br />

que se remitió al Ministerio de Hacienda<br />

solicitando la real orden de constitución definitiva<br />

de la entidad. Ésta llegó el 18 de agosto de<br />

1857, «en atención —se afirmaba— a que se han<br />

cumplido todas las prescripciones de la ley de<br />

1856 en los plazos y las formas que la misma<br />

determina». Y en la apacible mañana del 20 de<br />

agosto de 1857, el Banco de <strong>Santander</strong> con toda<br />

su Junta al frente, el director y el secretario general<br />

en sus respectivos despachos y el personal<br />

en sus puestos de trabajo, abrió sus puertas al<br />

público, unas puertas que no ha cerrado ni un<br />

solo día laborable durante estos últimos ciento<br />

cincuenta años. Fue el comienzo de la andadura<br />

de una de las instituciones financieras más<br />

longevas de la historia de España y de Europa.<br />

Al haber nacido la entidad con una doble naturaleza,<br />

como banco de emisión y como sociedad<br />

de giro y descuento, encaminó sus recursos<br />

a estas dos tareas. 15 El Banco podía emitir billetes<br />

al portador desde 100 a 4.000 reales en una<br />

cantidad igual al triple de su capital efectivo (en<br />

total hasta 15 millones de reales), estando obligado<br />

a conservar en caja, en metálico, la tercera<br />

parte, cuando menos, del importe de los billetes.<br />

Éstos serían de talón, pagaderos en caja y<br />

estarían distribuidos por series de numeración<br />

correlativa. Debían llevar la firma del comisario<br />

regio, del director-gerente, del presidente<br />

de la Junta de Gobierno y del cajero. Los billetes<br />

confeccionados debían estar depositados<br />

en un arca o armario de hierro, con tres llaves<br />

que estarían en poder del director-gerente, del<br />

comisario regio y del secretario; cuando fuera<br />

necesario ponerlos en circulación se extraerían<br />

diariamente por paquetes hasta la cantidad que<br />

hubiese señalado la Junta de Gobierno para habilitarlos<br />

con las firmas necesarias, anotando<br />

las salidas en un registro especial.<br />

El Banco también estaba facultado para<br />

abrir cuentas corrientes a las personas que lo<br />

solicitasen, sin exigir por ello retribución, siempre<br />

y cuando no bajasen de los 20.000 reales;<br />

asimismo se obligaba a prestar a sus clientes un<br />

servicio de cobranzas y de pagos, sin incurrir<br />

nunca en posición de descubierto. Los estatutos<br />

preveían el establecimiento de una caja de<br />

ahorros en caso de que así lo acordara la Junta<br />

General de accionistas. Además de depósitos<br />

en efectivo, los estatutos también contemplaban<br />

la posibilidad de otros tipos de depósitos,<br />

en valores públicos, letras de cambio, lingotes<br />

de oro y plata, piedras y metales preciosos, por<br />

todo lo cual el Banco podría cobrar una comisión<br />

de derecho de custodia; también se preveía<br />

la posibilidad de aceptar depósitos judiciales.<br />

El Banco podía realizar toda clase de operaciones<br />

de crédito y descuento. Los efectos a<br />

descontar estarían garantizados por tres firmas<br />

notoriamente solventes, aunque podrían<br />

UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874 23


Casa de Aduanas<br />

En 1761, Carlos III encargó a su arquitecto Francisco<br />

Sabatini una nueva Casa de Aduanas en la madrileña<br />

calle de Alcalá. En 1848 se trasladaría a este edificio el<br />

Ministerio de Hacienda. En la imagen figura en primer<br />

plano la Real Academia de San Fernando seguida del<br />

célebre edificio de Sabatini.


admitirse sólo dos firmas si eran de <strong>Santander</strong><br />

y merecían el mayor grado de confianza. Las<br />

letras y los pagarés a descontar no excederían<br />

del plazo de noventa días. La concesión de descuentos<br />

se efectuaría con arreglo a una lista de<br />

firmas admitidas, con expresión del crédito<br />

máximo autorizado a cada individuo, sin que<br />

pudiera pasarse del límite de dos millones de<br />

reales. Los estatutos de 1857 autorizaban préstamos<br />

o anticipos con garantía de monedas,<br />

títulos y documentos de la Deuda del Estado,<br />

pero prohibían los préstamos sobre mercancía,<br />

sobre las acciones del propio Banco y la negociación<br />

de efectos públicos.<br />

Satisfechos los gastos e intereses, los beneficios<br />

líquidos se aplicarían a la formación de<br />

un fondo de reserva y al pago de los dividendos<br />

a los accionistas. Los estatutos preveían la formación<br />

de un fondo equivalente al 10 por ciento<br />

del capital desembolsado, una vez deducido el<br />

interés anual sobre el capital aportado, que en<br />

ningún caso excedería del seis por ciento. A continuación<br />

se mencionaba que «el Banco hará<br />

construir un edificio para sus oficinas proporcionado<br />

a la importancia del establecimiento»,<br />

cuando el fondo de reserva lo permitiera y con<br />

la aprobación de la Junta General de accionistas.<br />

La administración de la entidad correspondía<br />

a una Junta de Gobierno compuesta por<br />

doce individuos y tres suplentes, nombrados<br />

por la Junta General de accionistas. Para ser<br />

miembro de la misma se requería estar en posesión<br />

de veinte acciones, como mínimo; los<br />

cargos durarían tres años renovables sin límite.<br />

Era función de la Junta de Gobierno, que se<br />

reuniría una vez a la semana, deliberar y resolver<br />

sobre los negocios del Banco, acordar las<br />

emisiones de billetes, fijar el tipo de descuento,<br />

formar las listas de receptores de crédito,<br />

Profundos cambios económicos e<br />

institucionales se sucedieron en<br />

el último tercio de siglo. En 1868<br />

se creaba la peseta<br />

determinar el importe máximo de los préstamos,<br />

nombrar director-gerente y convocar<br />

a la Junta General. 16 De entre los miembros de<br />

la Junta de Gobierno se designaría cada mes<br />

a tres individuos para componer la Comisión<br />

Permanente, la cual se ocuparía de los asuntos<br />

ordinarios de la entidad, del estudio de<br />

los efectos presentados a descuento y de elaborar<br />

las propuestas de concesión de préstamos.<br />

La Junta era la responsable de designar al<br />

director-gerente y al secretario general. Aquél<br />

tendría a su cargo la gestión del establecimiento<br />

y administración de la oficina «permaneciendo<br />

en ella todas las horas que esté<br />

abierta y no podrá hacerse cobro ni pago algunos<br />

sin su consentimiento». También era<br />

el encargado de los nombramientos de cajero,<br />

tenedor de libros y demás empleados subalternos,<br />

entre ternas propuestas por la Junta<br />

de Gobierno. Finalmente, al comisario regio<br />

cumplía, como representante del Estado, velar<br />

por la observancia de las leyes, decretos,<br />

estatutos y reglamentos.<br />

La Junta General de accionistas se celebraría<br />

cada seis meses, a diferencia de otras<br />

entidades cuyas asambleas generales eran de<br />

carácter anual, y entre sus cometidos estaba<br />

examinar las cuentas, aprobar el reparto de<br />

dividendos y efectuar los nombramientos pertinentes<br />

para la Junta de Gobierno. Para tener<br />

derecho a participar en la Junta y poder votar<br />

se requería estar en posesión de diez títulos;<br />

además, los estatutos estipulaban que se podía<br />

emitir un voto por cada diez acciones, con un<br />

máximo de cinco votos por accionista.<br />

El Banco de la ciudad de <strong>Santander</strong>:<br />

dieciocho años de emisión<br />

¿Cuáles fueron las principales actividades y<br />

operaciones del Banco de <strong>Santander</strong> durante<br />

estos primeros años? ¿A qué se dedicó de<br />

manera prioritaria? ¿A qué fines destinó sus<br />

recursos, propios y ajenos? ¿Actuó como un<br />

verdadero banco de emisión? ¿Cuál fue la rentabilidad<br />

que ofreció a sus accionistas?<br />

El Banco vio la luz en un periodo de profundos<br />

cambios económicos e institucionales<br />

en España. Entre 1835 y 1874 se registraron<br />

una serie de reformas, en la agricultura, en<br />

la legislación minera, en los sistemas arancelario,<br />

fiscal, financiero y monetario. Dos<br />

leyes generales de Desamortización, en 1836<br />

y en 1854; una reforma fiscal en 1845; la ley<br />

de Ferrocarriles de 1855 y dos leyes bancarias,<br />

de Emisión y de Sociedades de Crédito;<br />

la reorganización del sistema monetario y la<br />

creación de la peseta en 1868 y una nueva ley<br />

de Sociedades Anónimas en ese mismo año;<br />

y por fin la reforma arancelaria en 1869; todas<br />

estas normas propinaron un impulso renovador:<br />

abrieron la economía al exterior, derrumbaron<br />

monopolios, impulsaron la competencia<br />

y sustituyeron el intervencionismo por el<br />

mercado en la asignación de los recursos.<br />

En estos años se produjo el arranque tímido<br />

pero imparable de la revolución industrial en<br />

España: despegó la industrial textil con la mecanización<br />

del algodón en la fábricas de Cataluña y<br />

comenzó la explotación, con capital extranjero, de<br />

la minería no férrica; la rápida construcción del<br />

ferrocarril permitió unificar los hasta entonces<br />

dispersos mercados peninsulares, e inversores<br />

nacionales y foráneos fundaron innumerables<br />

bancos de emisión y sociedades de crédito.<br />

Incluso la agricultura, el sector dominante de la<br />

economía y de la sociedad española, se transformó<br />

gracias a la desamortización eclesiástica y civil,<br />

impulsadas por Juan Álvarez de Mendizábal<br />

y por Pascual Madoz, ya que las ventas de tierras<br />

facilitaron una notable expansión de los cultivos<br />

y un aumento de la producción.<br />

El progreso, por supuesto, no estuvo exento<br />

de dificultades y regresiones. 17 El bienio de<br />

1854-1856 fue esplendoroso, dos años durante<br />

los cuales las Cortes aprobaron una legislación<br />

de sesgo liberal que promovió la creación de<br />

compañías ferroviarias y de sociedades bancarias,<br />

piezas indispensables para el progreso del<br />

país. A esta corta etapa le siguió una flexión conyuntural<br />

en 1857-1859, con descenso de precios y<br />

caídas de los valores bursátiles; pero el periodo<br />

1859 a 1864 volvió a ser en toda España de fuerte<br />

expansión, en la que participaron todos los sectores;<br />

después la coyuntura se torció y en 1866-<br />

1868 tuvo lugar una de las crisis más severas de<br />

la reciente historia española: se ralentizó la a<br />

ctividad comercial e industrial y el país sufrió<br />

una prolongada crisis de subsistencia a causa<br />

de una sucesión de malas cosechas. Las dificultades<br />

fueron especialmente agudas en el sector<br />

financiero y en el ferroviario, los dos grandes<br />

protagonistas del cambio de mediados del xix.<br />

La paralización obedeció a múltiples causas,<br />

aunque fue el elevado coste de la construcción<br />

del ferrocarril, superior al previsto, la más<br />

sobresaliente. Ocurrió que, una vez abiertas al<br />

tráfico las principales líneas, los resultados de<br />

la explotación no cubrían ni los gastos ordinarios<br />

ni tampoco los financieros. Las sociedades<br />

de crédito implicadas en negocios ferroviarios<br />

pasaron verdaderos apuros y muchas quebraron;<br />

al mismo tiempo se produjo un retraimiento<br />

de las inversiones exteriores, en parte<br />

a consecuencia de la mala situación de bancos<br />

y compañías ferroviarias; faltó tanto metálico<br />

que la mayoría de las entidades emisoras atravesó<br />

momentos complicados.<br />

El ejercicio de 1866 fue uno de los peores<br />

de la moderna historia bancaria española. El<br />

pánico se inició en Barcelona, la ciudad donde<br />

UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874 25


los efectos de la crisis fueron más aparatosos,<br />

con un colapso monumental de su Bolsa de<br />

valores. La crisis se extendió desde la ciudad<br />

condal hacia el resto de las plazas mercantiles<br />

de la península, con cierres en Madrid, en<br />

Bilbao y muchas ciudades andaluzas y castellanas.<br />

Se redujo de forma drástica la circulación<br />

de billetes y descendieron el volumen de<br />

depósitos y el conjunto de los activos de bancos<br />

y cajas de ahorros. En pocos años, veinticinco<br />

entidades suspendieron pagos, se disolvieron<br />

o quebraron. El golpe fue tan tremendo que<br />

el sistema financiero tardó más de un cuarto<br />

de siglo en recuperarse. Por eso, la salida de la<br />

En los años inaugurales el Banco<br />

hubo de superar circunstancias<br />

externas muy duras, como la terrible<br />

crisis económica de 1866<br />

crisis resultó lenta y penosa y la economía no<br />

volvió a dar signos de vitalidad hasta mediados<br />

de los setenta, finalizados los experimentos revolucionarios<br />

de 1868 y la Primera República y<br />

una vez estabilizada la situación política con la<br />

restauración de la Monarquía borbónica.<br />

En estos años inaugurales, la evolución del<br />

Banco de <strong>Santander</strong> no pudo sustraerse a los<br />

acontecimientos descritos. Sus cuentas reflejan,<br />

de un lado, las transformaciones registradas<br />

en la economía de la región y en especial en<br />

sus relaciones con el mundo colonial; de otro,<br />

recogen con fidelidad la influencia de la cambiante<br />

coyuntura española e internacional. El<br />

activo total, que muestra la actividad de conjunto<br />

de la entidad, siguió una trayectoria ascendente<br />

desde los 13,4 millones de reales de<br />

1857 hasta los 31,1 millones de 1862; son los<br />

años de la expansión ferroviaria, de la reclamación<br />

y apertura de nuevos yacimientos mineros,<br />

de la creación de bancos y de la llegada de<br />

inversión extranjera. Luego las cifras se estancaron<br />

durante un sexenio entero, a causa de los<br />

problemas económicos antes citados.<br />

Aunque el Banco de <strong>Santander</strong> logró salvar la<br />

terrible crisis de 1866, no pudo escapar a la vorágine<br />

creada por las quiebras y suspensiones de<br />

pago que tenían lugar a su alrededor. La coyuntura<br />

dejó su huella en forma de un estancamiento<br />

prolongado de la actividad financiera, bien visible<br />

entre 1865 y 1868. Superado este episodio el activo<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> volvió a crecer hasta<br />

alcanzar los 46,4 millones de reales de 1873.<br />

La cuenta de mayor peso en el conjunto del<br />

activo es la cartera de efectos, en torno al 70 por<br />

26 UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874<br />

ciento; esto significa que el Banco, haciendo<br />

gala de su vocación comercial y de su carácter<br />

de establecimiento de emisión y descuento,<br />

empleó sus recursos de forma mayoritaria en el<br />

crédito a corto plazo y en el descuento de letras<br />

para atender las necesidades financieras del<br />

comercio de la plaza. Con este alto porcentaje<br />

cumplía de sobra lo estipulado por la ley de<br />

Bancos de Emisión de 1856, que obligaba a las<br />

entidades a mantener una cartera de créditos<br />

realizables a corto plazo suficiente para cubrir<br />

los pasivos ajenos en forma de depósito; como<br />

puede constatarse, el cociente que relaciona la<br />

cartera de créditos con los depósitos del banco<br />

siempre superó holgadamente el cien por cien.<br />

En el pasivo, comprobamos el rápido incremento<br />

de la emisión de billetes, que hacia 1861<br />

alcanzaba el límite marcado por la ley (el triple<br />

del capital desembolsado), por lo que ante la<br />

eventualidad de poner un mayor número en<br />

circulación, el Banco decidió efectuar la primera<br />

ampliación de capital de su historia, desde<br />

los cinco a los siete millones de reales. Quizá<br />

no hubiera hecho falta, pues la depresión<br />

subsiguiente provocó una acusada caída de la<br />

emisión hasta un nivel tres veces menor que el<br />

alcanzado en 1861. Después el <strong>Santander</strong> volvió<br />

a sacar billetes al público, pero de manera más<br />

parsimoniosa. Como con unos fondos propios<br />

de siete millones podría haber alcanzado una<br />

emisión de 21 millones de reales, resulta obvio<br />

que la ampliación generó un exceso de capacidad<br />

emisora que no pudo llenar. Con todo,<br />

el aumento del capital social fue una decisión<br />

acertada pues de esta forma se reforzaron los<br />

recursos propios para hacer frente a la expansión<br />

de pasivos ajenos, que tuvo lugar al final<br />

de esta movida etapa.<br />

La creciente penetración del Banco en la<br />

economía regional puede detectarse a través de<br />

la evolución de las cuentas corrientes, al alza<br />

hasta la crisis de 1866 (con la excepción de los<br />

años 1861 y 1863); luego, una vez desaparecidas<br />

las secuelas de la depresión, la progresión<br />

del Banco no se hizo esperar, 14 millones de<br />

reales en 1871 y 24 millones en 1873. Asimismo<br />

podemos observar que desde 1866 las cuentas<br />

corrientes se situaron ya claramente por encima<br />

de los billetes; en 1873 éstos suponían el 20 por<br />

ciento aproximadamente, mientras que los depósitos<br />

representaban cerca del 60 por ciento.<br />

Estación de ferrocarril de Solares<br />

La ley de Ferrocarriles de 1855 propició la construcción de una<br />

red ferroviaria que acabaría con la dispersión de los mercados<br />

nacionales. Sin embargo, la costosa ejecución de las líneas<br />

tuvo graves consecuencias para las sociedades implicadas.


UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874 27


Pasivo (1857-1874)<br />

(EN MILLONES DE REALES)<br />

1857 5 – 2,8 0,8 – 4,7 0,1 – 13,4<br />

1858 5 – 8,4 6,0 – – 0,4 – 19,8<br />

1859 5 0,1 11,8 5,9 – – 0,5 0,1 23,4<br />

1860 5 0,4 14,7 8,0 0,7 – 0,6 – 29,4<br />

1861 7 0,7 15,7 3,0 0,4 – 0,6 – 27,4<br />

1862 7 0,7 11,6 9,9 0,2 1,04 0,7 – 31,1<br />

1863 7 0,7 7,6 5,9 0,1 0,24 0,7 0,2 22,4<br />

1864 7 0,7 10,2 8,2 0,2 – 0,9 – 27,2<br />

1865 7 0,7 4,2 11,2 0,6 – 0,6 – 24,3<br />

1866 7 0,8 4,4 13,5 0,3 – 0,2 – 26,2<br />

1867 7 0,8 7,6 10,1 0,3 – 0,5 – 26,3<br />

1868 7 0,9 7,7 10,0 0,8 – 0,1 0,2 26,7<br />

1869 7 0,9 9,1 12,6 3,8 – 0,5 0,1 34,0<br />

1870 7 1,1 5,5 10,7 2,2 1,8 0,5 0,2 29,0<br />

1871 7 1,3 7,3 14,4 2,0 – 0,5 0,1 32,6<br />

1872 7 1,3 9,5 21,0 2,1 – 0,5 0,2 41,6<br />

1873 7 1,3 11,4 23,6 2,2 – 0,6 0,3 46,4<br />

1874 7 1,3 8,9 22,0 2,7 0,4 0,3 0,2 42,8<br />

FUENTE: Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias y Gaceta de Madrid.<br />

Activo (1857-1874)<br />

(EN MILLONES DE REALES)<br />

Caja<br />

Cartera de efectos<br />

Capital<br />

Reservas<br />

Billetes en circulación<br />

Cuentas corrientes<br />

Depósitos en efectivo<br />

Acreedores diversos<br />

Ganancias y pérdidas<br />

Varios<br />

TOTAL<br />

Corresponsales<br />

1857 2,7 9,3 1,1 0,2 0,1 13,4<br />

1858 4,1 13,9 0,4 0,2 1,2 19,8<br />

1859 10,3 12,7 – 0,2 0,2 23,4<br />

1860 5,6 21,8 1,6 0,2 0,2 29,4<br />

1861 7,1 19,5 – 0,2 0,6 27,4<br />

1862 8,0 22,7 – 0,2 0,2 31,1<br />

1863 3,2 18,1 – 0,2 0,9 22,4<br />

1864 3,5 20,1 3,2 0,2 0,2 27,2<br />

1865 4,5 17,7 0,8 0,1 1,2 24,3<br />

1866 4,1 20,4 1,6 0,1 – 26,2<br />

1867 4,8 19,6 1,6 0,1 0,2 26,3<br />

1868 3,3 22,3 1,0 0,1 – 26,7<br />

1869 3,5 27,1 3,3 0,1 – 34,0<br />

1870 2,6 25,7 – 0,1 0,6 29,0<br />

1871 4,0 26,0 2,0 0,1 0,5 32,6<br />

1872 10,6 26,2 4,3 0,1 0,0 41,6<br />

1873 5,2 38,5 2,2 0,1 0,4 46,4<br />

1874 8,2 31,7 2,8 0,1 – 42,8<br />

FUENTE: Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias y Gaceta de Madrid.<br />

Activo real<br />

28 UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874<br />

Varios<br />

TOTAL<br />

Los beneficios de la entidad en estos años<br />

fueron modestos, sin superar el millón de<br />

reales de vellón; aumentaron en los primeros<br />

años, hasta 1864, mientras el Banco pudo desplegar<br />

una rápida expansión, pero cayeron de<br />

manera brusca en la crisis de 1866 y también<br />

en el tumultuoso año de 1868. Después de<br />

esta revolucionaria fecha se recuperaron para<br />

situarse en torno al medio millón de reales.<br />

No obstante, la rentabilidad financiera no fue<br />

nada despreciable, oscilando entre el seis y<br />

el diez por ciento, excepto en los dos aciagos<br />

Pese a las dificultades, el Banco de<br />

<strong>Santander</strong> logró fortalecerse y cumplir las<br />

funciones para las cuales fue creado<br />

años antes citados, cuando cayó a porcentajes<br />

mínimos. Ateniéndonos a este indicador puede<br />

afirmarse que, pese a las complicaciones de<br />

la época y a que se trata del primer decenio y<br />

medio de la vida de la entidad, no les fue mal<br />

a los inversores y propietarios del <strong>Santander</strong>.<br />

Con arreglo a la escasa información de<br />

que disponemos sobre dividendos, sabemos que<br />

el porcentaje recibido por los accionistas del<br />

banco cántabro, una media del cuatro por<br />

ciento, fue similar al ofrecido por su rival de<br />

Bilbao, aunque inferior al de Barcelona, una<br />

entidad más veterana y de mayor envergadura;<br />

además, ese cuatro por ciento no distó mucho<br />

del percibido por los tenedores de Deuda del<br />

Estado y, desde luego, se quedó bastante por<br />

encima del que obtuvieron los accionistas de<br />

las grandes compañías ferroviarias.<br />

En resumen, el Banco de <strong>Santander</strong> experimentó<br />

un progreso moderado en estos años,<br />

similar al del resto de las instituciones de emisión<br />

creadas al amparo de la ley de 1856; logró<br />

fortalecerse y cumplir las funciones para<br />

las cuales había sido creado: facilitó medios<br />

de pago al comercio de la ciudad y se ocupó de<br />

la financiación del tráfico colonial, uno de los<br />

objetivos para los cuales había nacido; emitió<br />

billetes con prudencia y captó un apreciable<br />

número de clientes; y, además, logró superar<br />

sin contratiempos graves la terrible crisis de<br />

1866, que causó la mortandad de tantas otras<br />

entidades de crédito.<br />

Las Juntas de Gobierno que se sucedieron en<br />

estos primeros años contaron con hábiles y experimentados<br />

hombres de negocios, como Abarca,<br />

Labat, Pedraja, Pombo y Roiz de la Parra;<br />

y tanto Cedrún como Del Diestro manejaron<br />

con acierto los resortes administrativos de la<br />

entidad; entre todos mantuvieron el barco a<br />

flote en unos años en los que las aguas bajaron<br />

turbulentas. Quizá cuando los comerciantes<br />

santanderinos fundaron el Banco aspiraban a<br />

que éste tuviese un desempeño algo más brillante<br />

en términos de crecimiento de sus activos<br />

y pasivos; quizá confiaban en un aumento<br />

rápido de los intercambios mercantiles con las<br />

colonias y con el resto de la península, sobre<br />

todo a raíz de la construcción del ferrocarril.<br />

Pero los imponderables de una tornadiza coyuntura<br />

frustraron esas esperanzas. La expansión<br />

fue más moderada de la prevista, aunque el<br />

Banco no desaprovechó las oportunidades que<br />

se le presentaron. En fases de prosperidad creció<br />

y cuando llegaron tiempos de tribulación,<br />

en lugar de replegarse, se aprestó a resistir, una<br />

actitud que repetiría a lo largo de su historia<br />

ante situaciones parecidas.<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> en<br />

el sistema fi nanciero español<br />

a mediados del siglo XIX<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> no fue el único establecimiento<br />

de emisión surgido al amparo de la<br />

ley de 1856. 18 La oportunidad la aprovecharon<br />

otros promotores de provincia para romper el<br />

férreo monopolio del hasta entonces todopoderoso<br />

Banco de San Fernando y el de las otras<br />

dos entidades que gozaban de un privilegio<br />

similar en sus respectivas provincias, como el<br />

Banco de Barcelona y el Banco de Cádiz, ambos<br />

fundados en 1844. Así, de sólo tres entidades<br />

se pasó a 21 en 1866. Las primeras en crearse<br />

fueron dos andaluzas, el Banco de Málaga y el<br />

de Sevilla, tras las cuales, en 1857, aparecieron<br />

otras cuatro: el Banco de Bilbao, el de <strong>Santander</strong>,<br />

el de Valladolid y el de Zaragoza; después,<br />

en los años sesenta nacieron el Banco de La<br />

Coruña y el de San Sebastián, y en el bienio<br />

1864-1865 los bancos de Burgos, Balear, Jerez,<br />

Oviedo, Palencia, Pamplona, Reus, Santiago,<br />

Tarragona y Vitoria. Todos ellos, junto con las<br />

sucursales del Banco de España, formaron una<br />

tupida red de emisores que permitió ampliar la<br />

gama de medios de pago de la economía, promovió<br />

el uso del papel moneda hasta entonces<br />

muy poco frecuente, y aumentó la oferta de<br />

servicios financieros.<br />

Tampoco fue el <strong>Santander</strong> el único establecimiento<br />

financiero erigido en España. Con la ley<br />

de Sociedades de Crédito, la otra norma aprobada


Billete de 1.000 pesetas<br />

El Banco de España, creado en 1856 sobre la base del Banco<br />

de San Fernando, tuvo que compartir los derechos de emisión<br />

con diversos bancos provinciales hasta que, en 1874, se alzó<br />

definitivamente con el monopolio de emisión de moneda.<br />

UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874 29


Evolución del activo total y de los recursos propios<br />

(EN MILLONES DE REALES)<br />

50<br />

45<br />

40<br />

35<br />

30<br />

25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

14<br />

12<br />

10<br />

8<br />

6<br />

4<br />

2<br />

0<br />

Recursos propios Activo total<br />

1856 58 60 62 64 66 68 70 72 74<br />

Rentabilidad fi nanciera: benefi cios netos/fondos propios<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

1856 58 60 62 64 66 68 70 72 74<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> en el sistema fi nanciero<br />

español a mediados del siglo XIX<br />

(EN MILLONES DE REALES)<br />

Bancos Capital desembolsado Billetes en circulación<br />

1857 1873 1857 1873<br />

Balear – 4,0 – 11,4<br />

Barcelona 20,0 30,0 29,0 78,4<br />

Bilbao 8,0 10,0 3,0 15,2<br />

Burgos – – – –<br />

Cádiz 13,7 – 36,1 –<br />

Coruña – 4,0 – 5,2<br />

Jerez – 6,0 – 4,5<br />

Málaga 10,0 12,5 10,4 24,8<br />

Oviedo – 4,0 – 1,5<br />

Palencia – – – –<br />

Pamplona – 4,5 – 1,5<br />

Reus – 2,5 – 1,8<br />

San Sebastián – 4,0 – 5,3<br />

<strong>Santander</strong> 5,0 7,0 2,8 11,4<br />

Santiago – – – –<br />

Sevilla 6,0 – 12,9 –<br />

Tarragona – 3,0 – 1,1<br />

Valladolid 6,0 – 6,5 –<br />

Vitoria – 4,0 – 2,6<br />

Zaragoza – 7,4 2,5 5,1<br />

Subtotal 68,7 102,9 103,2 169,8<br />

Banco de España 120,0 200,0 183,0 220,0<br />

Total 188,7 302,9 286,2 389,8<br />

FUENTE: Ensayos sobre la economía española a mediados del siglo XIX,<br />

Madrid, Banco de España, 1970.<br />

30 UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874<br />

en 1856, aparecieron una serie de instituciones<br />

capaces de desplegar un amplio espectro de actividades,<br />

desde el descuento y el crédito comercial<br />

a corto plazo hasta el préstamo a largo<br />

plazo y la inversión en acciones y obligaciones<br />

industriales. En poco más de una década su<br />

número saltó de seis en 1856 a 32 en 1866. En<br />

Madrid se fundaron, con la colaboración de capital<br />

francés, tres de las sociedades anónimas<br />

más grandes del país: los hermanos Péreire levantaron<br />

la Sociedad de Crédito Mobiliario Español;<br />

los Rothschild auspiciaron la creación<br />

de la Sociedad Española Mercantil e Industrial<br />

y el financiero Prost con los hermanos Guilhou<br />

promovieron la Compañía General de Crédito.<br />

No fueron las únicas, sino que en todas las<br />

regiones surgieron bancos de negocios. Los<br />

hombres de empresa fueron particularmente<br />

activos en Cataluña y Valencia y allí nacieron<br />

tres de los establecimientos más destacados: la<br />

Sociedad Catalana General de Crédito, el Crédito<br />

Barcelonés y la Sociedad Valenciana de<br />

Fomento. En <strong>Santander</strong> se crearon el Crédito<br />

Cántabro en 1861, con un capital descomunal<br />

de 21,6 millones de reales, y la Unión Mercantil,<br />

en 1862, con un capital de 12 millones de<br />

reales; ambos muy superiores al desembolsado<br />

por los accionistas del <strong>Santander</strong>. La dedicación<br />

prioritaria de todas ellas, incluidas las<br />

cántabras, fue la financiación del ferrocarril, el<br />

proyecto económico por antonomasia de mediados<br />

del siglo xix.<br />

El periodo fue también activo en apertura<br />

de cajas de ahorros. La primera disposición<br />

oficial sobre estas instituciones fue la célebre<br />

real orden de 3 de abril de 1835, firmada por<br />

Diego Medrano, a la sazón ministro de Gobernación.<br />

Fruto de esta norma fue la creación de<br />

la Caja de Madrid tres años después; luego,<br />

para dar un nuevo impulso al movimiento del<br />

ahorro se publicó otra real orden en 1839, que<br />

supuso un verdadero llamamiento gubernamental<br />

instando a las autoridades provinciales<br />

a la creación de cajas de ahorros. Como consecuencia<br />

de esta disposición se fundaron once<br />

entidades, entre ellas la de <strong>Santander</strong>, de tan<br />

efímera existencia.<br />

La expansión financiera de mediados del<br />

siglo xix descrita hasta aquí llegó a su fin en<br />

1866, como ya sabemos. En conjunto, de las<br />

treinta y siete sociedades fundadas desde 1856,<br />

quedaron en pie tan sólo veintidós, algunas con<br />

una salud muy precaria. Ninguna de las dos<br />

sociedades de crédito cántabras logró superar<br />

la crisis de 1866; ambas estaban vinculadas estrechamente<br />

a la Compañía del Ferrocarril de<br />

Isabel II, en virtual quiebra técnica, lo que forzó<br />

al Gobierno a proceder a su incautación en<br />

1868 y a formar una nueva sociedad en 1870,<br />

con el nombre de Compañía del Ferrocarril de<br />

Alar a <strong>Santander</strong>. 19 Los problemas del Isabel II<br />

arrastraron a las dos sociedades que habían nacido<br />

a su sombra; con las dos terceras partes de<br />

sus recursos invertidos en la empresa e imposibilitadas<br />

para realizar sus títulos ferroviarios, el<br />

valor de sus activos se desplomó; y así, tanto<br />

el Crédito Cántabro como la Unión Mercantil se<br />

disolvieron sin pena ni gloria en febrero de 1869.<br />

Estas dos quiebras dejaron una huella duradera<br />

en el ambiente mercantil de la ciudad; un<br />

recuerdo que tardaría en borrarse de la memoria<br />

de los hombres de negocios de la Montaña.<br />

Cuando en 1857 nació el Banco de <strong>Santander</strong><br />

lo hizo con un capital desembolsado reducido<br />

en comparación al de otras entidades<br />

emisoras. Sus cinco millones de reales estaban<br />

por debajo de los 20 del Banco de Barcelona, de<br />

los 10 del Banco de Málaga y de los ocho del<br />

Banco de Bilbao; su tamaño se aproximaba<br />

más al de las instituciones formadas en ciudades<br />

como Valladolid o Sevilla. Con respecto a<br />

las grandes sociedades de crédito la distancia<br />

era abismal: el Crédito Mobiliario nació con<br />

68,4 millones de reales y la Sociedad Española<br />

Mercantil e Industrial y la Compañía de Crédito<br />

de España con 91,2 y 66,4 millones de reales,<br />

respectivamente. La misma impresión de distancia<br />

entre el Banco de <strong>Santander</strong> y otras instituciones<br />

financieras contemporáneas se obtiene<br />

fijándonos en el volumen de billetes puestos<br />

en circulación: la entidad cántabra colocó en el<br />

mercado una cantidad de papel moneda mucho<br />

menor que el volumen emitido por otros<br />

bancos nacidos en su misma época.<br />

Al final de esta etapa, en 1873, después de la<br />

hecatombe de 1866 y poco antes de desaparecer<br />

el sistema de pluralidad de emisión, el tamaño<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> era reducido: su peso<br />

en la estructura bancaria no llegaba al siete por<br />

ciento, o al 2,3 por ciento si incluimos el Banco<br />

de España; por emisión de billetes su posición<br />

era la misma y sus 11,4 millones de reales en<br />

circulación representaban el 6,7 por ciento de<br />

los billetes de los bancos provinciales y el 2,9<br />

por ciento del conjunto nacional. El Banco de<br />

<strong>Santander</strong> nació pequeño, en términos absolutos<br />

y en términos relativos, y así se mantuvo<br />

durante muchos decenios.


Comisarios regios y presidentes<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> (1857-1874)<br />

COMISARIOS REGIOS<br />

Higinio Polanco 1857-1862<br />

J. F. Sánchez Tagle 1863-1866<br />

Mariano de Zea 1867<br />

J. F. Sánchez Tagle 1868-1874<br />

PRESIDENTES DE TURNO<br />

Juan Pombo Conejo 1857<br />

Antonio Labat 1858<br />

Domingo Díaz Bustamante 1859<br />

J. de Arrizabalaga 1860<br />

Manuel Casuso 1861<br />

Martín Vial 1862<br />

Juan Abarca 1863<br />

Carlos Sierra 1864<br />

Indalecio Sánchez Porrúa 1865<br />

A. López-Dóriga 1866<br />

Gabriel del Campo 1867<br />

José Antonio Cedrún 1868<br />

Jerónimo Roiz de la Parra 1869<br />

Aureliano de la Pedraja 1870<br />

José Ramón López-Dóriga 1871<br />

José Alvear 1872<br />

José María de Pereda 1873<br />

Agustín González Gordón 1874<br />

FUENTE: Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias.<br />

NOTAS<br />

1. Diversos aspectos de la fundación del Banco se encuentran en Jado Canales, «Fundación del Banco de <strong>Santander</strong> en el año 1857», en Banco<br />

de <strong>Santander</strong>, Aportación al estudio de la historia económica de la Montaña (1957); San Emeterio, Historia del Banco de <strong>Santander</strong>, 1857-1985<br />

(Texto mecanografiado sin publicar, 1985); El <strong>Santander</strong>, «1857-1988: 131 años de banca. Banco de <strong>Santander</strong>» (Febrero, 1988) y Gutiérrez<br />

Sebares y Hoyo Aparicio, Testigo de una época. El Banco de <strong>Santander</strong> en la economía de Cantabria, 1857-1945 (2006), tomo I, cap. 1.<br />

2. Desde la Edad Media se utiliza el término de La Montaña para referirse a un amplio territorio que se localiza en el área central de la Cordillera<br />

Cantábrica, y que comprende tanto el espacio llamado Peñas al Mar (la franja litoral) como el denominado Peñas a Castilla (la zona<br />

llana y dilatada de las cuencas sedimentarias). Algunos hacen derivar la palabra «Cantabria» de la raíz celta o iliria que significa «piedra»<br />

o «montaña». Sobre el tema, Moure Romanillo y Suárez Cortina (eds.), De La Montaña a Cantabria. La construcción de una comunidad<br />

autónoma (1995).<br />

3. Los asistentes a la citada reunión fueron, además de Roiz de la Parra, los señores Dóriga Hermanos, Aparicio e Hijos y Antonio Labat,<br />

N. y M. Polanco y Compañía, Bonifacio Ferrer de la Vega, José María Aguirre, Gabriel del Campo, R. Barona y Michilena, Mariano<br />

Zumelzu, señora Viuda de Escalera, Hijo y Sobrino, Carlos Sierra, Benito Otero, señores Gutiérrez y Pellón, Julián Alonso Celada, Juan<br />

Francisco Cortiguera, Agustín González Gordón, Juan Abarca, Domingo de la Portilla, José María Acebo, R. S. Egusquiza, Francisco<br />

López Dóriga, Juan María Iztueta, Pedro Fernández Regatillo, señores Galán e Hijos, Prudencia Blanco, señora Viuda de Alvear, Hijo y<br />

Compañía, señores Gallo Hermanos, Manuel González Corral, Mauricio Huerta, Antonio García Solar, señores Hijos de Díaz y señores<br />

Quintana y Gutiérrez.<br />

4. También gozaban de la facultad de emisión en sus respectivas provincias los bancos de Barcelona y de Cádiz. Sobre el San Fernando<br />

y la posición genuina de Santillán, tenemos la monumental obra de Tedde de Lorca, El Banco de San Fernando (1999).<br />

5. El debate de la ley de 1856 en Tortella, «La evolución del sistema financiero español de 1856 a 1868» en Ensayos sobre economía española a<br />

mediados del siglo XIX (1970), pp. 26-33; las citas se toman de Gutiérrez Sebares y Hoyo Aparicio, Testigo de una época, cap. 1.<br />

6. El Boletín de Comercio era un órgano de expresión privado de los intereses de los comerciantes, armadores y consignatarios santanderinos;<br />

es decir, de los hombres de negocios de la ciudad. Se publicó entre 1839 y 1914.<br />

7. Sobre la ciudad de <strong>Santander</strong> pueden consultarse Cabarga, <strong>Santander</strong>, biografía de una ciudad (1979); Martínez Vara, <strong>Santander</strong> de villa a<br />

ciudad. Un siglo de esplendor y crisis (1983).<br />

8. Sobre la economía de <strong>Santander</strong> véase Hoyo Aparicio, Todo mudó de repente. El horizonte económico de la burguesía mercantil en <strong>Santander</strong>,<br />

1820-1874 (1993); también, Domínguez Martín y Pérez González, «Cantabria: del mercado colonial al mercado nacional», en Germán<br />

(y otros), Historia económica regional de España en los siglos XIX y XX (2001).<br />

9. Estos datos y otros sobre la ciudad de <strong>Santander</strong> se han tomado de Cabarga, <strong>Santander</strong>, biografía de una ciudad, cap. XVI y de San Emeterio<br />

Historia del Banco <strong>Santander</strong>, pp. 4-6.<br />

10. Sobre el fundador de la familia y sus descendientes véase Pombo González, Juan Pombo. Historia empresarial del siglo XIX (1999).<br />

11. Las semblanzas se han tomado de Hoyo Aparicio, Todo mudó de repente (1993); Maruri Villanueva, La burguesía mercantil santanderina,<br />

1700-1850 (1990); Gutiérrez Sebares y Hoyo Aparicio, Testigo de una época, cap. 1.<br />

12. Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias (1857-1900). Las personas que recibieron el nombramiento de comisario regio también fueron frecuentemente<br />

reemplazadas. Después de Higinio Polanco ocuparon dicho cargo, por designación del Gobierno, Francisco Sánchez Tagle y<br />

Mariano de Zea.<br />

13. Cuando en 1861 Cedrún cedió su puesto a Del Diestro, para la Secretaría General fue nombrado Francisco A. de Alvear, quien permaneció<br />

en el cargo hasta su muerte en 1893.<br />

14. Para las distintas sedes de la entidad contamos con el estupendo trabajo escrito por San Emeterio, Sedes sociales del Banco de <strong>Santander</strong><br />

habilitadas por la Sociedad natal a lo largo de su trayectoria histórica, 1857-2004 (documento inédito, mecanografiado, s/f ). Este mismo autor<br />

publicó un extracto de su investigación sobre esta cuestión de las diferentes sedes del Banco, con el título «Banco <strong>Santander</strong>. Apuntes para<br />

la historia», en El <strong>Santander</strong>, 7 de agosto de 1988.<br />

15. Lo que sigue se toma de los primeros estatutos y el primer reglamento, aprobados por real orden de 16 de mayo de 1857.<br />

16. El cargo de vocal de la Junta de Gobierno era gratuito y honorífico, pero la Junta General, una vez constituido el Banco, podía fijar la<br />

remuneración que juzgase conveniente.<br />

17. Lo mejor sobre la economía española de mediados del siglo xix en Tortella, Los orígenes del capitalismo en España (1973), caps. 1-7.<br />

18. Sobre la estructura financiera española a mediados del siglo xix, Tortella, «La evolución del sistema financiero español de 1856 a 1868»;<br />

Tedde de Lorca, «El sector financiero», Enciclopedia de Historia de España. I. Economía. Sociedad (1988); Martín Aceña y Titos Martínez,<br />

El sistema financiero en España. Una síntesis histórica (1999) y Martín Aceña, «La conformación histórica de la industria bancaria española»,<br />

Mediterráneo Económico, nº 8, 2005, pp. 21-44.<br />

19. Sobre la crisis de 1866 en <strong>Santander</strong>, Hoyo Aparicio, Ferrocarriles y banca. La crisis de la década de 1860 en <strong>Santander</strong> (1988).<br />

UN BANCO LOCAL DE EMISIÓN, 1857–1874 31


La sociedad de crédito Banco de <strong>Santander</strong><br />

1875 1919<br />

En 1874 el Banco de España recibió el monopolio de emisión de billetes<br />

para todo el territorio nacional. El Banco de <strong>Santander</strong> tuvo que elegir<br />

entre liquidar e integrarse en el de España o transformarse en sociedad<br />

de crédito independiente. En una decisión trascendental, optó por esto<br />

último y con ello inició una nueva andadura histórica. Mantuvo su<br />

especialización comercial y logró crecer de manera moderada durante los<br />

siguientes veinticinco años. En 1899 tuvo que hacer frente al desafío del<br />

Banco Mercantil, una nueva entidad creada en la ciudad de <strong>Santander</strong>,<br />

para lo cual realizó su primera ampliación de capital hasta los tres millones<br />

de pesetas. El Banco de <strong>Santander</strong> prosiguió la ampliación de sus negocios,<br />

celebró con tranquilidad su quincuagésimo aniversario en 1907 y superó<br />

sin dificultades la Primera Guerra Mundial y sus secuelas.<br />

32 LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919<br />

Junta de Gobierno<br />

Junta de Gobierno del Banco de <strong>Santander</strong> celebrada en<br />

1907 en su sede social del número 2 del entonces paseo del<br />

Muelle. De izquierda a derecha: Ramón de la Riva Hernán,<br />

Enrique Vial, Álvaro Flórez Estrada, Emilio Botín López y<br />

Leocadio González Rugama.


La refundación del Banco<br />

de <strong>Santander</strong> en 1875<br />

El 19 de marzo de 1874 un decreto firmado por<br />

José Echegaray, a la sazón ministro de Hacienda<br />

de uno de los últimos gobiernos de la Primera<br />

República, otorgó al Banco de España<br />

el monopolio de emisión de billetes en todo el<br />

territorio nacional. 1 A cambio de un amplio crédito<br />

para salvar a una Hacienda pública endeudada,<br />

en virtual bancarrota a causa de los gastos<br />

de la primera guerra de secesión en Cuba, de la<br />

segunda guerra carlista y de las rebeliones cantonales,<br />

el Banco de España se convirtió en el<br />

único de emisión. Acababan así dos décadas de<br />

pluralidad y se abría para el Banco de <strong>Santander</strong><br />

una nueva etapa. A los antiguos emisores<br />

(quince en total) se les dio a elegir entre integrarse<br />

en el Banco de España o seguir como entidades<br />

independientes de descuento y crédito.<br />

Casi todos optaron por la fusión, pero cuatro de<br />

ellos, Barcelona, Bilbao, Reus y Tarragona prefirieron<br />

continuar su propio camino. Ésa fue<br />

también la decisión del Banco de <strong>Santander</strong>. 2<br />

El día 6 de febrero Antonio del Diestro había<br />

recibido un telegrama del director general<br />

del Tesoro comunicándole la intención del<br />

Gobierno de constituir «un banco nacional<br />

de emisión sobre la base del de España». En<br />

el mensaje también se mencionaba que los bancos<br />

de emisión provinciales debían liquidar, dejar<br />

de emitir billetes o fusionarse con la entidad<br />

de Madrid. La noticia causó verdadero estupor<br />

entre los miembros de la Junta de Gobierno que<br />

con urgencia convocaron a sus accionistas «con<br />

34 LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919<br />

el fin de consultarles sobre un asunto de interés<br />

general y de la mayor importancia». 3 En<br />

la reunión, accionistas y dirigentes del Banco<br />

mostraron su contrariedad, manifestaron molestos<br />

que el proyecto lesionaba gravemente sus<br />

intereses y pensaron, equivocadamente, que<br />

juntándose con otras entidades podrían frustrar<br />

los planes del Gobierno; asimismo creyeron,<br />

El decreto de 19 de marzo de 1874<br />

otorgó al Banco de España el<br />

monopolio de emisión de billetes<br />

en todo el territorio nacional<br />

con escaso fundamento, que el público de provincias<br />

no aceptaría el papel emitido por el establecimiento<br />

madrileño. 4 Con el propósito de defender<br />

sus derechos acudieron al ministerio, en<br />

compañía de otros representantes de entidades<br />

afectadas, para entrevistarse con Echegaray; en<br />

la audiencia pudieron comprobar la firmeza de<br />

los planes del Gobierno, apurado por la delicada<br />

situación financiera del Tesoro.<br />

Cuando en marzo se publicó el decreto, a<br />

los de <strong>Santander</strong> no les quedó más salida que<br />

elegir entre la fusión o la transformación en<br />

sociedad de crédito al amparo de la segunda<br />

de las leyes aprobadas en 1856; el plazo para<br />

tomar una decisión era de un mes y, si optaban<br />

por la independencia, disponían de tres meses<br />

para retirar los billetes de la circulación. A los<br />

banqueros cántabros se les planteó entonces un<br />

difícil dilema: desaparecer y beneficiarse de las<br />

ventajas de sumarse a un gran banco nacional<br />

o mudar de naturaleza tomando el incierto sendero<br />

de la reconversión, un sendero no exento de<br />

peligros pues implicaba refundar la sociedad.<br />

Como el Banco estaba sólidamente asentado, a<br />

sus responsables se les hacía cuesta arriba liquidar<br />

su querida sociedad, razón por la cual,<br />

tras algunas dudas, optaron por seguir su propio<br />

camino, sin por ello renunciar a plantar la<br />

consabida batalla al ministerio.<br />

Por esto, los bancos opuestos a la medida<br />

ministerial elaboraron diversas exposiciones<br />

al Gobierno contra la creación de «aquel banco<br />

nacional» y en defensa de su autonomía.<br />

La propia Junta de Gobierno del <strong>Santander</strong><br />

dirigió un escrito al ministro de Hacienda manifestando<br />

«su indignado rechazo a la arbitraria<br />

política de los hechos consumados puesta<br />

en práctica por el Gobierno» y rechazando<br />

de manera categórica la fusión; con lenguaje<br />

vehemente, el texto redactado por el presidente<br />

de turno, Roiz de la Parra, y por el directorgerente,<br />

Del Diestro, adelantaba que «en cumplimiento<br />

de su deber y con la conciencia del que<br />

tiene en su favor la razón y la justicia se halla<br />

Playa del Sardinero<br />

A finales del siglo XIX <strong>Santander</strong> experimentó un fuerte<br />

impulso urbanístico que evidenciaba su desarrollo social.<br />

Se reordenó la extensión urbana, modificando y diseñando<br />

un modelo moderno de ciudad. En esta línea de actuación<br />

se encuadran la construcción del Balneario y la ciudad<br />

residencial del Sardinero. La playa, que contaba con el<br />

aliciente de la habitual presencia de la Familia Real, atrajo<br />

a la aristocracia y a la alta burguesía no sólo santanderina.<br />

La provechosa conversión en capital de veraneo regio fue<br />

promocionada mediante anuncios en prensa y la paulatina<br />

potenciación del ocio y del consumo con espacios específicos.


Palacio Real de la Magdalena<br />

Por suscripción popular fue construido un palacio<br />

para los reyes en la península de la Magdalena.<br />

La generosidad de los santanderinos se vio<br />

recompensada con la elección de su ciudad como lugar<br />

de veraneo de Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia.<br />

36 LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919<br />

en el caso de manifestar a VE que no le es<br />

posible ni tampoco conveniente asentir a que<br />

el Banco de <strong>Santander</strong> se fusione al Banco de<br />

España para constituir el nacional decretado». 5<br />

La salida de Echegaray del ministerio en el mes<br />

de mayo abrió una esperanza para la revocación<br />

del denostado decreto, pero su sustituto,<br />

Juan Francisco Camacho, en ningún momento<br />

pensó derogar la norma, sino más bien ponerla<br />

en práctica lo antes posible. La mayoría de<br />

los bancos provinciales de emisión mostraron<br />

paulatinamente su disposición a liquidar e integrarse<br />

en el de España. En <strong>Santander</strong>, las defecciones<br />

y la consiguiente oleada de fusiones hizo<br />

mella en el espíritu de resistencia de la Junta de<br />

Gobierno, que llegó a contemplar seriamente la<br />

posibilidad de aceptar un acuerdo ventajoso con<br />

el Banco de España. Tras muchas dudas resolvieron<br />

remitir al gobernador, Manuel Cantero y<br />

San Vicente, unas bases para negociar la unión:<br />

la oferta consistía en la cesión a los accionistas<br />

santanderinos de 3.000 acciones del nuevo<br />

banco nacional, a cambio de sus 2.500 títulos.<br />

Como el emisor madrileño rechazó la propuesta,<br />

por considerarla exagerada, las conversaciones<br />

quedaron rotas y el Banco de <strong>Santander</strong><br />

renunció definitivamente a la integración.<br />

Hoy, ciento treinta años después de la decisión,<br />

sabemos lo trascendental de aquella acertada<br />

renuncia. Fue uno de esos momentos cruciales<br />

en la vida de las instituciones en los que<br />

Casi todos los bancos optaron por<br />

fusionarse con el Banco de España.<br />

El <strong>Santander</strong> tomó la trascendental<br />

decisión de seguir en solitario<br />

no dar un paso al frente significa su liquidación<br />

y la entrada en el más absoluto anonimato<br />

histórico. En aquella tesitura, la fusión con<br />

el Banco de España marcaba la divisoria entre el<br />

ser y el no ser, entre formar parte de la historia<br />

financiera española e internacional o diluirse en<br />

el pasado sin posibilidades de rescate. De las entidades<br />

absorbidas por el nuevo y único emisor<br />

nada se ha vuelto a saber; su estela se ha perdido<br />

para siempre. A los responsables del <strong>Santander</strong><br />

de hoy les toca reconocer el acierto de sus<br />

predecesores en este trance de 1874, uno de los<br />

muchos que ha debido superar el Banco para<br />

poder sobrevivir y alcanzar la madurez de la que<br />

disfruta en este primer decenio del siglo xxi.<br />

Resuelta la cuestión, la sociedad montañesa<br />

hubo de emprender la senda de su reconversión<br />

al amparo de la ley de Sociedades de Crédito de<br />

1856 y de la ley de Sociedades Anónimas de 1868.<br />

En enero de 1875 un grupo amplio de accionistas,<br />

que representaba la mayor parte del capital<br />

de la entidad, con objeto de despejar cualquier<br />

duda sobre la continuidad e independencia del<br />

Banco, compareció ante el notario de la ciudad,<br />

Ignacio Pérez, para exponer que:<br />

[...] en virtud de las disposiciones dictadas por el Gobierno<br />

de la nación para establecer la circulación fiduciaria<br />

única, y por consecuencia de contrato celebrado<br />

con el Banco de España, el de <strong>Santander</strong> ha venido a<br />

quedarse sin derecho de emitir billetes, y aunque eso<br />

pudiera no ser un obstáculo para que el Banco de <strong>Santander</strong>,<br />

en su condición de sociedad anónima, continuara<br />

funcionando en todo lo demás que no fuera emitir<br />

billetes, los concurrentes a este acto, con el deseo de no<br />

suscitar dudas y sí más bien de evitarlas y resolverlas<br />

sin violentar para nada las cosas, y respetando derechos<br />

escriturados, dueños como son de la mayor parte<br />

de las acciones del Banco de <strong>Santander</strong>, han acordado y<br />

estipulado formar una sociedad de crédito con arreglo<br />

a lo dispuesto en la ley de 19 de octubre de 1868. 6<br />

Formalizada la escritura como sociedad de<br />

crédito, la Junta de Gobierno procedió a redactar<br />

unos nuevos estatutos. El refundado<br />

<strong>Santander</strong> no alteraba en nada su finalidad,<br />

excepto en lo relativo a la emisión, y asumía<br />

la totalidad de los activos y pasivos del antiguo<br />

emisor, de modo que el capital social<br />

continuaba fijado en siete millones de reales,<br />

representado ahora por 3.500 acciones (mil<br />

títulos más de los fundacionales) de 2.000<br />

reales cada una. 7 Sí se quiso aprovechar la reforma<br />

de los estatutos para modificar algunas<br />

cláusulas y ampliar algunas competencias:<br />

se prolongó la duración de la entidad hasta<br />

los cincuenta años; se abrió la posibilidad de<br />

emitir obligaciones por cuenta propia y ajena,<br />

la de abrir créditos en cuenta corriente y la<br />

de recibir imposiciones en metálico; asimismo<br />

se incluyeron nuevas formas de garantías,<br />

sobre mercancías y efectos almacenados<br />

y sobre Deuda del Estado, todo ello con el<br />

propósito de extender las operaciones de la<br />

entidad. No se modificó la composición de<br />

la Junta de Gobierno, doce individuos y tres<br />

suplentes, nombrados por la Junta General<br />

de accionistas para un periodo de tres años.<br />

La presidencia de la Junta continuó siendo<br />

rotatoria, ocupada cada mes por uno de sus<br />

miembros, y la Comisión Permanente siguió<br />

formada por tres miembros, que también se<br />

alternaban cada mes. La figura del comisario<br />

regio desapareció.


Estatutos del Banco de<br />

<strong>Santander</strong>, 1875<br />

Una vez decidida la refundación<br />

del Banco, los estatutos fueron<br />

publicados en la Gaceta de<br />

Madrid del 2 de febrero de 1875.<br />

LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919 37


Alzado de la primera sede social<br />

La primera sede del Banco se encontraba en los bajos del<br />

Palacio de Pombo, detrás de la llamada casa de Calderón,<br />

actual sede del Banco. El edificio fue arrasado por uno<br />

de los frecuentes incendios que sufría la ciudad. Esta vez<br />

el fuego se propagó el 28 de mayo de 1875, destruyendo el<br />

archivo bancario.<br />

Sede provisional tras el incendio de 1875<br />

Tras el incendio de 1875, el banco encontró acomodo<br />

provisional, sólo durante once días, a escasos metros del<br />

primer inmueble. Este local, conocido como «Salones<br />

de Toca», estaba situado en la calle Santa Lucía número 1,<br />

en su esquina con la plaza del Río de la Pila. En 1919,<br />

edificaron en este lugar el famoso Teatro Pereda,<br />

demolido en la década de los sesenta.<br />

Sede 1881-1898<br />

Después del siniestro, el edificio de Pombo se restauró<br />

respetando la misma fisonomía que el original y<br />

reconstruyendo el orden de los vanos y de los miradores<br />

fielmente. Aquí regresó el Banco, ocupando esta sede hasta<br />

1898, pero esta vez duplicó su espacio con la planta superior<br />

o entresuelo.


LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919 39


Accionistas refundadores del Banco de <strong>Santander</strong><br />

Juan Pombo Conejo<br />

César Pombo Villameriel<br />

Cayo Pombo Villameriel<br />

Arturo Pombo Villameriel<br />

Antonio Gallo Díaz (a)<br />

José María de Pereda Sánchez de Porrúa<br />

Venancio Casado Goicoechoea (b)<br />

Lorenzo Zorrilla Bringas<br />

Antonio Plasencia Estrada<br />

Bartolomé de la Maza y Bárcena (c)<br />

Ramón de Lomba y los Cuetos (d)<br />

Agustín González Gordón<br />

Agustín González Gutiérrez<br />

Emilia Donesteve y Pedraja (e)<br />

María del Diestro y Lastra<br />

Sixto Valcázar del Diestro<br />

José Antonio Cedrún y Pedraja<br />

María Casilda Labat y Arrizabalaga (f)<br />

Pilar de la Pedraja y Cedrún (g)<br />

Pedro Gómez Hermosa<br />

Antonio del Diestro y Lastra<br />

Carlos Sierra de la Sota<br />

Josefa Ajá Sanz (h)<br />

José María Aguirre Laurencín<br />

Juan Antonio Pérez Vélez<br />

(a) Otorgante en nombre propio y de la Casa Bustamante y Gallo<br />

(b) Con su esposa Luciana de la Mar Ruiseco<br />

(c) Con su esposa Concepción de la Mar Ruiseco<br />

(d) Con su esposa Amanda de la Pedraja y Cuesta<br />

(e) Acompañada de su marido, Juan Orbe y Patrón<br />

(f) Acompañada de su marido, José Pombo Villameriel; este último además<br />

como curator ad bona de su hermano político Pedro Labat y Arrizabalaga<br />

(g) Acompañada de su marido, Floriano García de los Ríos<br />

(h) Acompañada de su marido, Mariano Zumelzu Fernández<br />

FUENTE: Banco de <strong>Santander</strong>, escritura de formación de la Sociedad Anónima.<br />

40 LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919<br />

Al repasar la lista de los refundadores de<br />

enero de 1875, comprobamos que los apellidos<br />

de la primera hora, la de 1857, estuvieron<br />

presentes dieciocho años después: Aguirre, Cedrún,<br />

Gallo, González Gordón, Labat, Pedraja<br />

y, por supuesto, Pombo. La abrumadora presencia<br />

de esta última familia —con Juan Pombo<br />

Conejo a la cabeza, con tres de sus hijos, César,<br />

Cayo y Arturo Pombo Villameriel, y con María<br />

Casilda Labat, la mujer del primero de ellos—,<br />

sugiere una influencia y un peso considerable<br />

de los Pombo dentro del Banco. No aparecen<br />

en la lista algunos nombres importantes, como<br />

los López-Dóriga, o Ferrer de la Vega, pero ello<br />

no significa que no continuasen ligados al Banco<br />

de <strong>Santander</strong> como accionistas propietarios<br />

de un buen número de títulos. Por el contrario<br />

aparecen otros, como el ilustre escritor José<br />

María de Pereda Sánchez de Porrúa, Antonio<br />

Plasencia o Sixto Valcázar, que aprovecharon la<br />

ocasión para adherirse a la sociedad de crédito<br />

cuando ésta iniciaba una nueva andadura. En<br />

1875 nadie abandonó la nave; bien al contrario,<br />

muchos más decidieron embarcarse.<br />

El contencioso con<br />

el Banco de España<br />

Al año de refundarse, los responsables del<br />

Banco de <strong>Santander</strong> tuvieron que hacer frente<br />

a un problema grave y enojoso. Manuel de<br />

la Escalera, director de la sucursal del Banco<br />

de España en la ciudad, en una acción insólita e<br />

inesperada, puso en tela de juicio la legalidad de<br />

la sociedad de crédito. 8 Aunque la veterana entidad<br />

montañesa resolvió el asunto con prontitud,<br />

el contencioso generó alarma entre los depositantes<br />

e hizo necesario montar un dispositivo<br />

para atender la devolución de efectivo a una parte<br />

de sus clientes. El incidente resultó costoso para<br />

el Banco y repercutió de manera desfavorable en<br />

la evolución de sus cuentas en sus primeros ejercicios<br />

como sociedad no emisora. Veamos ahora<br />

cómo se sucedieron los acontecimientos.<br />

La sucursal del emisor en <strong>Santander</strong> abrió sus<br />

puertas al público el 2 de enero de 1875. Puesto<br />

que tenía detrás a la institución financiera más<br />

poderosa del país, con unas relaciones privilegiadas<br />

con el Estado y una capacidad crediticia<br />

superior a la de cualquier otra entidad, De la Escalera<br />

quiso hacer uso de esta preponderancia<br />

para ampliar su radio de acción y, si era posible,<br />

borrar del mapa a su más directo competidor,<br />

en este caso el Banco de <strong>Santander</strong>. Con menor<br />

implantación social que su rival, el de España tenía<br />

dificultades en la captación de depósitos y le<br />

resultó más complicado de lo previsto difundir<br />

sus billetes entre el público de la región, denominados<br />

en pesetas y con un alto valor nominal.<br />

Con esto y con los antecedentes a los que ya hemos<br />

aludido al tratar el tema de la refundación,<br />

no es de extrañar, por tanto, que las relaciones<br />

entre ambas entidades fuesen distantes y se fueran<br />

enconando con el paso de los meses hasta<br />

llegar a un punto de declarada hostilidad.<br />

El deseo del director de la agencia del<br />

Banco de España por alcanzar la hegemonía<br />

financiera de la región llegó a tal extremo que<br />

a finales del mes de diciembre de 1876 orquestó<br />

una maniobra para hundir a su adversario.<br />

El día 26 insertó un anuncio en el Boletín de<br />

Comercio de la ciudad negando a los accionistas<br />

del antiguo Banco de <strong>Santander</strong> la facultad de<br />

crear una sociedad de crédito con la misma<br />

denominación que aquél «y con las resultas del<br />

banco local que antes existía y que —según De<br />

la Escalera— se fusionó con el de España»; en<br />

el escrito se afirmaba que la sucursal del Banco<br />

de España no podía mantener tratos con dicha<br />

entidad y que si hasta entonces había admitido<br />

al cobro talones de cuentas corrientes, ello<br />

había sido «bajo la garantía y el crédito de las<br />

firmas que aparecían en dichos documentos»;<br />

no contento con estas manifestaciones, a renglón<br />

seguido lanzaba una carga de profundidad<br />

al añadir que las circunstancias habían<br />

variado y los talones no se cobraban «con la<br />

brevedad que las operaciones mercantiles exigen»;<br />

y terminaba haciendo saber «al comercio<br />

de la plaza», que la sucursal «en ninguna<br />

de sus operaciones admite dichos talones ni<br />

valores que puedan obligarla en lo más mínimo<br />

a tratar ni entenderse en cosa alguna con<br />

la mencionada sociedad». 9 La infundada acusación<br />

fue un auténtico torpedo a la línea de<br />

flotación del <strong>Santander</strong>, que sin duda le hizo<br />

tambalearse; con su ataque, el director de la<br />

El refundado Banco de <strong>Santander</strong><br />

procedió a redactar unos nuevos<br />

estatutos en 1875<br />

agencia del Banco de España trató de asestar<br />

un golpe de gracia a los banqueros cántabros,<br />

difundiendo noticias falsas en un momento en<br />

el que la entidad santanderina estaba atravesando<br />

un complicado proceso de refundación,<br />

tratando de ajustarse a su nueva condición de<br />

sociedad de crédito no emisora.


Banco de España<br />

En 1876, el Banco de <strong>Santander</strong> fue objeto de una<br />

campaña de desprestigio tramada por Manuel de la<br />

Escalera, director de la sucursal del Banco de España<br />

en <strong>Santander</strong>. A pesar del agravio, los del <strong>Santander</strong><br />

supieron hacerle frente y defender su solidez.<br />

Dado el prestigio del Banco de España<br />

cundió una lógica alarma entre muchos clientes<br />

que, como informó a los accionistas el<br />

presidente de turno del <strong>Santander</strong>, Antonio<br />

Gallo, «se aglomeraron para retirar sus fondos»,<br />

mientras que «se veían mal los empleados<br />

de la caja para poder atenderles».<br />

En muy pocos días se presentaron al cobro<br />

casi dos mil talones por un importe de varios<br />

millones de reales; se pagaron todos los talones,<br />

pero fue preciso traer fondos, metálico y<br />

billetes, desde Madrid y desde otras plazas.<br />

Aquellos siete días finales de 1876 fueron una<br />

triste y trágica semana para los responsables<br />

del Banco de <strong>Santander</strong>, quienes de nuevo<br />

tuvieron que dar muestra de su capacidad de<br />

reacción y de resistencia.<br />

Para contrarrestar la agresión, la entidad<br />

montañesa contó con aliados sinceros e inquebrantables.<br />

El Boletín de Comercio salió en defensa<br />

de los intereses del Banco, acusando al<br />

de España de promover la desaparición de las<br />

sociedades de crédito para quedarse solo y así<br />

poder monopolizar el mercado financiero de la<br />

región. Asimismo, un nutrido grupo de representantes<br />

del comercio de la ciudad se movilizó<br />

para auxiliar a la entidad, respaldando con<br />

sus firmas comerciales la solvencia del establecimiento.<br />

Entre los que se comprometieron a<br />

prestar su apoyo se encontraban prestigiosas y<br />

conocidas firmas, como Hijos de Pombo, Hijo<br />

de Porrúa, Hijos de Yllera, Hijos de Arrarte,<br />

Hijos de Pedro de la Torriente, Pereda y Compañía,<br />

y otros nombres individuales como Manuel<br />

Cabrero, Francisco González Camino y<br />

Juan Pombo Conejo. 10<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> salió adelante, pero<br />

el golpe fue tan duro que dejó señales evidentes<br />

en su balance y cuenta de resultados.<br />

Sus responsables nunca temieron por la vida<br />

de la entidad, pues sabían de su solvencia y de<br />

su capacidad para obtener liquidez. Pero a<br />

consecuencia del brusco descenso del pasivo<br />

(las cuentas corrientes cayeron de 6,7 a<br />

4,5 millones de pesetas entre 1875 y 1876),<br />

se resintieron las cuentas de activo (la cartera<br />

de efectos se desplomó desde los 8,3<br />

millones de pesetas de 1875 hasta un mínimo<br />

de 4,5 millones en 1878); también los<br />

beneficios disminuyeron de manera notable<br />

(entre 1875 y 1876 prácticamente se redujeron<br />

a la mitad) y el dividendo de 1877 fue el más<br />

bajo de todo este extenso periodo. Fue preciso<br />

el transcurso de varios ejercicios para que los<br />

negocios de la entidad volvieran a su cauce y<br />

para que se recuperasen las cifras del balance.<br />

Pasado ya el susto, el día 20 de enero de<br />

1877 tuvo lugar la Junta General de accionistas<br />

en la que se dio cumplida cuenta de lo ocurrido.<br />

Gallo se expresó en los siguientes términos:<br />

A la sociedad de crédito Banco de <strong>Santander</strong> se le puso<br />

en la necesidad de patentizar su solidez, y fácil aunque<br />

costoso la fue evidenciar que tenía medios y recursos<br />

para resistir, como ha resistido hasta el más rudo de los<br />

ataques que puede darse a un establecimiento de crédito<br />

que todo lo que debe lo debe a presentación, porque eso<br />

es lo que constituye su modo de ser, que lo que de deber,<br />

por más que sea realizable, no lo puede exigir más que<br />

en plazos aunque cortos, porque así y sólo así es como<br />

se presta ayuda al comercio.<br />

En su alocución, Gallo no ocultó las dificultades<br />

a las que tuvo que hacer frente la sociedad<br />

y reconoció que todavía continuaba «la<br />

traída de metálico», aunque sólo fuese por<br />

precaución, y que el incidente había tenido su<br />

correspondiente repercusión en el reparto de<br />

dividendos, algo más modestos en 1877 que en<br />

ejercicios anteriores. 11<br />

Como no se conoce la existencia de hechos<br />

similares en Barcelona y Bilbao, plazas en las<br />

cuales los antiguos emisores se opusieron con<br />

firmeza a la pérdida de su facultad de imprimir<br />

billetes, ni en las restantes localidades donde<br />

había bancos que antaño disfrutaron de dicho<br />

privilegio, cabe atribuir al propio director de<br />

la sucursal del Banco de España la responsabilidad<br />

de la desafortunada iniciativa contra<br />

el Banco de <strong>Santander</strong>. Quizá por eso los responsables<br />

de la institución sólo denunciaron<br />

a Manuel de la Escalera, dejando al margen al<br />

Banco de España. El fallo del Tribunal de Primera<br />

Instancia de <strong>Santander</strong> resolvió, como<br />

era de esperar, a favor del demandante e impuso<br />

al demandado una multa de 1.125 pesetas y<br />

le condenó a un alejamiento de 25 kilómetros<br />

de la ciudad durante dos años, cuatro meses y<br />

un día. 12 Ganada la batalla financiera, el <strong>Santander</strong><br />

también venció en la batalla legal.<br />

El pequeño Banco de <strong>Santander</strong><br />

En 1875 el Banco de <strong>Santander</strong> contaba con<br />

un capital efectivo de 1.750.000 pesetas, que<br />

amplió hasta los tres millones en 1899, aunque<br />

todavía a la altura de 1919 sólo se habían desembolsado<br />

1,9 millones de pesetas. La entidad<br />

contaba con una única oficina, en la ciudad de<br />

<strong>Santander</strong>, con una estructura administrativa<br />

LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919 41


Dña. María, D. Marcelino y el bisonte<br />

de las cuevas de Altamira<br />

Marcelino Sanz de Sautuola, conocido experto en<br />

arte rupestre, descubrió fortuitamente el conjunto<br />

paleolítico de Altamira gracias a su hija María. Al<br />

mirar hacia arriba para hablar con su padre, la niña<br />

vio los bueyes pintados en las paredes de la cueva. Años<br />

más tarde, doña María se casaría con Emilio Botín<br />

López y tendrían cuatro hijos: Elena, Concepción,<br />

Marcelino y Emilio.<br />

42 LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919<br />

simple y con una Junta de Gobierno compuesta<br />

por una docena de individuos que formaban una<br />

pequeña familia. A finales del xix su peso en el<br />

diminuto sistema financiero español no pasaba<br />

del 2,5 por ciento, sin contar al Banco de España<br />

y, en vísperas de la guerra europea, su tamaño<br />

relativo era aún menor. Desde cualquier punto<br />

de vista, y no obstante su fuerza interior bien demostrada<br />

en el episodio que acabamos de relatar,<br />

el Banco de <strong>Santander</strong> era una entidad financiera<br />

pequeña, el «bancuco» de una capital<br />

de provincia también pequeña y poco poblada.<br />

Un total de treinta y tres individuos formaron<br />

parte de las sucesivas juntas de gobierno<br />

en la primera etapa de la Restauración, hasta<br />

1899. Sus apellidos revelan la presencia mayoritaria<br />

de las mismas familias que fundaron la<br />

sociedad de emisión en 1857, si bien es cierto<br />

que se produjo un indudable relevo generacional.<br />

Además, a raíz de la refundación de 1875<br />

antiguos y nuevos accionistas se incorporaron a<br />

los órganos directivos, sin que ello implicase<br />

un cambio de orientación en los negocios<br />

de la entidad, pues todos ellos participaban de<br />

los principios esenciales que la habían guiado<br />

desde su nacimiento. Aquellos que por edad<br />

y dedicación permanecieron en la Junta hasta<br />

En 1875 el Banco de <strong>Santander</strong><br />

contaba con un capital efectivo<br />

de 1.750.000 pesetas, que amplió<br />

hasta los tres millones en 1899<br />

finales de siglo o más allá, ejercieron mayor<br />

influencia en el funcionamiento del Banco.<br />

Sobre César Pombo Villameriel, José María de<br />

Pereda, José María González Trevilla, Venancio<br />

Casado, Bartolomé de la Maza, Martín de Vial e<br />

Indalecio Sánchez de Porrúa recayó la responsabilidad<br />

de sacar adelante la sociedad de crédito<br />

y de sortear algunas de las dificultades a las que<br />

hubo de enfrentarse. Les ayudaron otros como<br />

Ramón Lomba, Pedro Nardíz, Antonio Plasencia<br />

y José María Avendaño, que ocuparon la presidencia<br />

en años de mudanzas y de tribulación.<br />

Con posterioridad, en las dos primeras décadas<br />

del xx, otros veinticinco accionistas tomaron<br />

a su cargo las competencias de la Junta. Los<br />

vocales más veteranos fueron Enrique de Vial,<br />

que estuvo presente todos y cada uno de los veinte<br />

años; Emilio Botín López, durante dieciocho<br />

años; Álvaro Flórez Estrada durante dieciséis;<br />

Ramón Riva durante doce; José Gabino Melgor<br />

Harriague y Leocadio González Rugama durante<br />

once, y Sixto Valcázar durante diez años.<br />

Algunas semblanzas nos permiten conocer<br />

el perfil de los hombres que se sumaron a<br />

la Dirección del Banco de <strong>Santander</strong> a partir<br />

de 1875. Empecemos por José Calderón García,<br />

un activo empresario nacido en Sevilla de<br />

padres cántabros que llegó a temprana edad a<br />

la Montaña donde se inició en una típica casa<br />

comercial, Fernández y Villegas, dedicada<br />

al comercio ultramarino, exportación de harinas<br />

e importación de coloniales: azúcar, cacao,<br />

café y especias. En 1908 él mismo se hizo cargo<br />

de la firma cambiándole la denominación social<br />

a José Calderón. Fue fundador del Banco Mercantil<br />

y de la Caja de Ahorros de Alfonso XIII y<br />

al mismo tiempo consejero del <strong>Santander</strong> y de<br />

otras muchas sociedades. Falleció en 1922. Otro<br />

destacado miembro del Banco fue Indalecio<br />

Sánchez de Porrúa, exportador santanderino,<br />

heredero de una abultada fortuna que invirtió<br />

en diversas compañías navieras, de comercio,<br />

ferrocarriles, de seguros y bancarias, como<br />

el <strong>Santander</strong>. Emparentado con las familias<br />

Cortines, Pereda y Botín, terminó dedicando<br />

una buena parte de su tiempo a la gestión del<br />

Banco, donde desplegó una incesante actividad.<br />

También es merecedor de mención Enrique<br />

de Vial Martínez, un miembro de relieve<br />

dentro de la sociedad mercantil montañesa,<br />

por sus amplios intereses empresariales, sobre<br />

todo en la minería y en el sector textil. Al igual<br />

que el resto de los citados, Vial fue un hombre<br />

activo en el seno del Banco, presidiendo su<br />

Junta en numerosas ocasiones.<br />

La Junta de Gobierno contó asimismo con<br />

la presencia del escritor José María de Pereda<br />

Sánchez de Porrúa. Ejemplo notable de la<br />

alianza entre la burguesía mercantil santanderina,<br />

urbana, cosmopolita, y la hidalguía montañesa,<br />

de carácter rural y de mentalidad política<br />

tradicional, Pereda fue capaz de compaginar<br />

sus inquietudes intelectuales con su dedicación<br />

a los negocios en la fábrica de jabones La Rosario,<br />

fundada en 1860 por su familia, y en el<br />

Banco, donde ocupó plaza de consejero hasta<br />

su muerte en 1906.<br />

Señera fue, desde luego, la figura de César<br />

Pombo Villameriel, segundo hijo del comerciante<br />

Juan Pombo Conejo. Junto con su hermano<br />

Arturo fundó en 1869 la razón social Hijos<br />

de Pombo destinada a prolongar la tradición<br />

mercantil de la familia, pero ante la decadencia<br />

del tráfico harinero por el puerto de <strong>Santander</strong><br />

se fue especializando de manera progresiva en<br />

actividades bancarias. A través de su descendencia,<br />

seis hijos, emparentó con otras distinguidas<br />

familias de comerciantes, como los


Miembros de la Junta de Gobierno<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> (1875-1899)<br />

Juan Pombo Conejo<br />

César Pombo Villameriel<br />

Ramón Lomba de los Cuetos<br />

Jerónimo Roiz de la Parra<br />

José María Ceballos<br />

Luis Ortiz Cerro<br />

Andrés Crespo<br />

Manuel Fernández Palencia<br />

Pedro Labat<br />

Indalecio Sánchez de Porrúa<br />

Bartolomé de la Maza<br />

Martín de Vial<br />

José María González Trevilla<br />

Zoilo Marraci Crespo<br />

Agustín González Gordón<br />

Antonio Gallo<br />

Venancio Casado<br />

Antonio Plasencia<br />

José María de Pereda<br />

Bartolomé de la Maza<br />

Enrique de Vial Martínez<br />

Gabriel Huidobro<br />

Joaquín Balbontín<br />

Cayo Antonio Raba<br />

José Rábago Ríos<br />

Domingo de Ortueta<br />

Ricardo Martínez Rodrigo<br />

José María Avendaño<br />

Sixto Valcázar<br />

Pedro J. Nardíz<br />

Alberto García Escobedo<br />

José Gutiérrez Ortíz<br />

FUENTE: Banco de <strong>Santander</strong>, Acta(s) de la(s) Junta(s) General(es) de accionistas y Memorias.<br />

Miembros de la Junta de Gobierno<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> (1899-1920)<br />

César Pombo* (f. en 1915)<br />

Vicente Trápaga* (f. en 1905)<br />

José María de Pereda* (d. en 1907)<br />

Pedro J. Nardíz* (d. en 1902)<br />

Sixto Valcázar* (f. en 1911)<br />

Alberto García Escobedo* (f. en 1900)<br />

Enrique de Vial*<br />

Domingo de Ortueta* (d. en 1902)<br />

Ricardo Martínez Rodrigo* (d. en 1902)<br />

José María de Avendaño (1900) (d. en 1901)<br />

Eduardo Téllez (1900) (d. en 1902)<br />

Álvaro Flórez Estrada (1902) (d. en 1918)<br />

Ramón Riva Herrán (1902) (f. en 1914)<br />

Emilio Botín López (1902)<br />

Leocadio González Rugama (1902) (d. en 1913)<br />

José Gabino Melgor Harriague (1906) (d. en 1917)<br />

José Calderón García (1907)<br />

Sinforiano Solórzano (1911) (d. en 1918)<br />

Eduardo Pérez del Molino (1913) (d. en 1919)<br />

Andrés Aldalur del Valle (1915)<br />

Antonio Martínez Gómez (1916)<br />

Estanislao de Abarca Fornés (1917)<br />

Ángel Jado Acebo (1918)<br />

Juan Correa López (1918)<br />

Saturnino Briz Larín (1919)<br />

NOTA: El asterisco corresponde a aquellos vocales de la Junta de Gobierno que la formaban<br />

al comienzo del periodo considerado. A partir de 1900 figura el año de incorporación a la Junta<br />

de Gobierno entre paréntesis y también el año de cese, ya fuera por dimisión o fallecimiento,<br />

indicándose en estos casos por la correspondiente inicial «d» o «f».<br />

FUENTE: Banco de <strong>Santander</strong>, Acta(s) de Junta(s) General(es) de accionistas y Memorias.<br />

Cortiguera, Fernández-Hontoria y Labat. Fue<br />

una de las personalidades más sobresalientes<br />

de la Junta de Gobierno del <strong>Santander</strong> entre<br />

1874 y 1914, en la que tuvo una permanencia<br />

ininterrumpida y la cual presidió en numerosas<br />

ocasiones. Su influencia en el Banco fue mayúscula,<br />

por tradición familiar, por su capacidad<br />

empresarial y por su prestigio personal. César<br />

Pombo antepuso los intereses del <strong>Santander</strong> a<br />

los de cualquier otra sociedad en las que participó,<br />

tomó parte activa en la dirección de la entidad,<br />

intervino en las decisiones y operaciones<br />

de mayor envergadura y estuvo presente en los<br />

momentos de máxima tensión.<br />

La misma influencia que tuvo César Pombo<br />

en el <strong>Santander</strong> del xix, la tuvo Emilio Botín<br />

López en las primeras décadas del xx. Natural<br />

del Puente San Miguel (Cantabria), nació del<br />

matrimonio entre Emilio Botín Aguirre y Elena<br />

López de la Sota. A temprana edad se marchó<br />

a Alemania para realizar estudios de comercio;<br />

de allí fue a Londres donde trabajó en el Banco<br />

Hambro durante dos años. A su regreso a<br />

<strong>Santander</strong> entró en la casa de banca y comercio<br />

Dóriga e Hijos y Botín, propiedad de la familia,<br />

donde tuvo la oportunidad de poner en práctica<br />

los conocimientos adquiridos de joven en<br />

Inglaterra. Aunque participó en una gran variedad<br />

de iniciativas empresariales cántabras, su<br />

principal interés fue el negocio bancario, razón<br />

por la cual consagró una buena parte de<br />

su vida a la institución santanderina, ocupando<br />

un puesto de vocal en la Junta de Administración<br />

desde 1902. En febrero de 1920 la Junta<br />

de Gobierno de la entidad le designó presidente<br />

titular del Banco de <strong>Santander</strong>, poniendo fin<br />

al sistema rotatorio imperante hasta entonces.<br />

Podríamos decir que fue, por tanto, el primer<br />

presidente fijo de la entidad, un cargo que ocupó<br />

hasta su muerte en diciembre de 1923. De<br />

su matrimonio con María Sanz de Sautuola y<br />

Escalante —la niña que acompañando a su padre<br />

Marcelino descubrió las cuevas paleolíticas<br />

de Altamira—, nacieron cuatro hijos: Elena,<br />

Concepción, Marcelino y Emilio; este último<br />

sería quien, en un futuro no lejano, se encargaría<br />

de pilotar el Banco, primero como directorgerente<br />

y luego como presidente. 13<br />

A finales de siglo el Banco de <strong>Santander</strong><br />

contaba con una plantilla de veinte personas y<br />

una organización muy simple, compuesta por<br />

la Gerencia, la Secretaría General y los servicios<br />

de Contabilidad, de Teneduría de Libros<br />

y de Caja. La Comisión Permanente era la encargada<br />

de resolver los asuntos bancarios de<br />

rutina y de llevar la relación con los clientes;<br />

entre sus competencias estaban la autorización<br />

de giros y transferencias, así como de los descuentos<br />

comerciales y de la apertura de cuentas;<br />

también debía examinar las solicitudes de<br />

préstamo para elevarlas a la Junta de Gobierno,<br />

donde se tomaban las últimas decisiones. Un<br />

cometido esencial, que realizaba con el director-gerente,<br />

era evaluar la calidad de las garantías<br />

y que éstas se ajustasen a lo prescrito en<br />

los estatutos del Banco. A consecuencia de la<br />

expansión de las operaciones del Banco a partir<br />

de 1900, hubo que reforzar la plantilla de empleados,<br />

que en 1918 sumaban ya veintisiete,<br />

sin contabilizar a los integrantes de la denominada<br />

alta administración.<br />

La gestión diaria del negocio permaneció<br />

en las manos de Antonio del Diestro, que<br />

estuvo a cargo de la Dirección-Gerencia hasta<br />

diciembre de 1895, cuando se retiró cansado y<br />

enfermo tras treinta y cuatro años de servicio a<br />

la entidad. 14 Le sustituyó Rafael Botín Aguirre,<br />

a quien corresponde el honor de haber sido el<br />

primer representante de la saga en desempeñar<br />

un puesto de responsabilidad ejecutiva en<br />

el Banco. Permaneció al frente de la gerencia<br />

ocho años, hasta su muerte acaecida en 1904.<br />

Recordemos que Rafael Botín Aguirre fue uno<br />

de los dos hijos nacidos de José María Botín y<br />

Cano, el médico cirujano procedente de Puerto<br />

Real, provincia de Cádiz, que emigrado<br />

a la Montaña casó con Petra Aguirre Laurencín,<br />

la viuda del acaudalado comerciante José Ramón<br />

López-Dóriga y Vial. 15 A Botín Aguirre le<br />

sucedió en el empleo de director-gerente su sobrino,<br />

José María Gómez de la Torre y Botín,<br />

quien ocuparía el cargo una larga temporada,<br />

casi veinte años, hasta su jubilación en 1923. 16<br />

Antes, en 1903, la creciente complejidad de las<br />

labores de dirección movió a la Junta de Gobierno<br />

a crear la figura de subdirector, aunque no<br />

tenemos constancia de que se cubriese el puesto<br />

hasta 1914, cuando se designó a José Luis Gómez<br />

García para hacerse cargo de la vacante. 17<br />

Otra persona que dedicó la práctica totalidad<br />

de su vida al Banco fue el secretario general,<br />

Francisco A. de Alvear. Ingresó al mismo<br />

tiempo que Del Diestro, en 1861, y permaneció<br />

en su puesto hasta el año de su muerte, en 1893.<br />

Le reemplazó el antiguo oficial de Contaduría,<br />

José Manuel Palacio, quien además de encargarse<br />

de la Secretaría del Banco fue el responsable<br />

de la Teneduría de Libros y también de<br />

la Intervención; 18 cuando Palacio cesó en ambas<br />

responsabilidades, le sustituyeron Modesto<br />

Pérez, en la primera de sus tareas, y Eduardo<br />

Ortega Castañeda, en la segunda. 19 El grupo de<br />

LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919 43


Dirección y Administración<br />

del Banco de <strong>Santander</strong><br />

DIRECTORES<br />

Antonio del Diestro 1861-1896<br />

Rafael Botín Aguirre 1896-1904<br />

José María Gómez de la Torre y Botín 1904-1923<br />

SUBDIRECTOR<br />

José Luis Gómez García 1914-1923<br />

SECRETARIOS GENERALES<br />

Francisco A. de Alvear 1861-1893<br />

José Manuel Palacio 1893-1914<br />

CAJERO<br />

Eduardo Real Castañeda c. 1899-1921<br />

INTERVENTOR<br />

Eduardo Ortega Castañeda 1915-1926<br />

Plantilla de empleados<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> en 1899<br />

Nombre Destino<br />

Nómina<br />

en pesetas<br />

Rafael Botín Gerente 10.000<br />

José Manuel Palacio Tenedor de libros 3.500<br />

Eduardo Real Castañeda Cajero 3.250<br />

Gerardo Vázquez Empleado 2.875<br />

Donato Agudo Empleado 2.750<br />

Víctor Santelices Empleado 2.500<br />

Francisco Rivas Empleado 1.750<br />

José Antonio Palacio Empleado 1.499<br />

Tomás González Sesto Empleado 1.250<br />

Justo Pereda Auxiliar 875<br />

Francisco Gómez Palazuelo Auxiliar 1.350<br />

José Castañeda Meritorio 625<br />

Jesús de la Riva Meritorio 500<br />

Lucas Solórzano Conserje 1.495<br />

Modesto Soto Cobrador 1.499<br />

Eduardo Vázquez Cobrador 1.250<br />

Bonifacio Barquín Auxiliar de cobrador 1.175<br />

Antonio Minchero Auxiliar de cobrador 1.150<br />

Francisco Arri Auxiliar de cobrador 1.100<br />

Raimundo Fernández Portero 365<br />

FUENTE: Banco de <strong>Santander</strong>, Acta(s) de la Comisión Permanente.<br />

44 LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919<br />

administradores lo completaba el cajero, Eduardo<br />

Real Castañeda, quien desempeñó este importante<br />

cometido desde 1899 hasta 1921.<br />

El capital social estaba repartido entre un<br />

amplio accionariado. La concentración de la<br />

propiedad era, no obstante, bastante elevada.<br />

En 1914 las 7.000 acciones del Banco se hallaban<br />

distribuidas entre 230 accionistas, de<br />

los cuales veinticuatro disponían de 2.128 títulos,<br />

que representaban el 30 por ciento del<br />

capital social. Sólo ocho accionistas poseían<br />

más de cien títulos: Paulina Gutiérrez García,<br />

Hijos de Manuel Rodríguez Acosta, César<br />

Illerra Serrano, Luisa Fernández Fernández,<br />

Manuel Fernández González-Quijano, Vicente<br />

González Gutiérrez, Cirilo Lastra Fernández<br />

y Jerónimo Roiz de la Parra. El resto<br />

oscilaba entre las 10 y las 100 acciones. La familia<br />

Pombo tenía, entre todos sus miembros,<br />

99 títulos y los Abarca 88; el empresario José<br />

Calderón poseía 77, López-Dóriga 36, Pedraja<br />

25 y Labat 21. Los accionistas con apellido<br />

Botín disponían en conjunto de 197 títulos, lo<br />

que les convertía ya en ese año en los mayores<br />

accionistas de la institución. 20<br />

Dos novedades en este periodo fueron la<br />

creación de una caja de ahorros en 1878,<br />

la modificación de los estatutos en 1898 y 1903<br />

y la organización del Montepío de Empleados<br />

del Banco, integrado originalmente por veintitrés<br />

personas. La iniciativa de establecer una<br />

caja de ahorros partió de la Junta Provincial de<br />

Beneficencia, que solicitó al gobernador de la<br />

provincia la creación de una institución de<br />

esas características atendiendo a «los deseos<br />

de muchas familias, que teniendo algunos<br />

pequeños ahorros se veían en la imposibilidad<br />

de utilizarlos por falta de un centro encargado<br />

de recoger aquellas sumas y darlas empleo<br />

productivo a la vez que contribuyeran a<br />

estimular los hábitos de orden y de economía<br />

entre las clases más modestas de la sociedad».<br />

Como en su día fracasó la creación de una<br />

entidad de esa naturaleza y después nadie se<br />

había atrevido a erigir una nueva, el gobernador<br />

solicitó al director-gerente del Banco que<br />

promoviera el proyecto. Antonio del Diestro<br />

sometió la petición a la Junta de Gobierno y<br />

ésta lo aprobó por unanimidad, de tal forma<br />

que la caja de ahorros empezó a funcionar<br />

desde el primer día de julio, como una sección<br />

autónoma dentro de la sociedad. Su constitución<br />

fue un acierto, pues las sumas por esta<br />

vía de captación crecieron rápidamente, hasta<br />

la formación de la Caja de Ahorros y Monte de<br />

Piedad de Alfonso XIII en 1900.<br />

La decisión de reformar los estatutos a finales<br />

de siglo se tomó con el objetivo de dar mayor<br />

agilidad al funcionamiento del Banco y adaptarlo<br />

a los nuevos tiempos. Como se reconocía en<br />

la Memoria de 1898 era preciso introducir algunas<br />

modificaciones a la vista de «las deficiencias<br />

que se observan en algunos de los artículos de<br />

los estatutos, por haber variado en la actualidad<br />

las necesidades y la índole de los negocios del<br />

comercio y la industria de esta plaza con relación<br />

a la época en que fueron redactados aquéllos».<br />

21 Se reconocía el desfase que aquejaba al<br />

Banco en esos años finales del ochocientos, una<br />

A finales del siglo XIX el peso del<br />

<strong>Santander</strong> en el diminuto sistema<br />

financiero español era del 2,5%.<br />

En vísperas de la gran guerra su tamaño<br />

relativo era aún menor<br />

vez que la actividad primordial que había servido<br />

de sustento al crédito del Banco en los años<br />

setenta, y aun en las dos décadas siguientes, el<br />

comercio a través del puerto santanderino, había<br />

declinado de modo ostensible. La tarea se<br />

les encomendó a los consejeros Sixto Valcázar y<br />

Pedro Nardíz, que en un tiempo breve lograron<br />

redactar un nuevo texto.<br />

Se suprimió la cláusula que impedía negociar<br />

en valores del Estado, se autorizó la posibilidad<br />

de adquirir inmuebles y se incluyeron<br />

nuevas operaciones como la de contratar con el<br />

Gobierno y sus dependencias y también con<br />

las corporaciones provinciales y municipales.<br />

Una novedad destacable fue la posibilidad de<br />

«hacer, por cuenta propia y también de terceros,<br />

toda clase de operaciones financieras,<br />

industriales y comerciales, y crear toda clase<br />

empresas»; asimismo se flexibilizaron las operaciones<br />

de descuentos —que los estatutos de<br />

1875 hacían depender, en su forma y plazo,<br />

de las costumbres del comercio de la plaza—<br />

al permitirse suplir una firma por valores de<br />

los admisibles en garantía de préstamos. 22 Los<br />

estatutos de 1898 también modificaron la periodicidad<br />

de las reuniones de las Juntas de<br />

accionistas, que pasaron a ser anuales desde<br />

entonces. La reforma de los estatutos en<br />

1903 fue de mucho menor calado, aunque tuvo<br />

la misma finalidad que la anterior: ampliar el<br />

campo de operaciones del Banco.<br />

Obligado por las circunstancias, el Banco<br />

tuvo que cambiar de domicilio social en varias<br />

ocasiones. 23 La primera mudanza fue consecuencia<br />

de uno de los pavorosos incendios que


Alfonso XII Hijo de Isabel II, reinó en España desde 1875 a 1885. Mediante el Manifiesto de Sandhurst se presentó a los<br />

ciudadanos como «un príncipe católico, español, constitucional, liberal y deseoso de servir a la nación».<br />

de forma intermitente asolaban la ciudad. Las<br />

llamas prendieron la noche del 29 de mayo<br />

de 1875, afectando de inmediato al edificio de<br />

Pombo, donde tenía sus oficinas la entidad. Se<br />

desalojaron a toda prisa los enseres y muebles<br />

y se pudo salvar el dinero efectivo de la caja, los<br />

valores en depósito e incluso los libros de contabilidad.<br />

Como recogió la Memoria donde se<br />

relató el suceso:<br />

[...] pues aunque se creía, y hoy bien puede decirse con<br />

fundamento, que lo importante estaba seguro aun en medio<br />

del incendio, todo sin embargo se sacó y depositó en<br />

sitio exento de riesgo; y se hizo con la mayor prontitud,<br />

con orden y completa regularidad, merced, no tan sólo<br />

al celo de los empleados de este Banco, que cumplieron<br />

como buenos, sino que también, y muy principalmente,<br />

a la ayuda de las autoridades civiles y militares y sus<br />

auxiliares: la benemérita Guardia Civil; la marina; artillería<br />

y demás clases de tropas; muchos comerciantes y<br />

sus dependientes, y otras clases del pueblo. 24<br />

Se perdieron, sin embargo, el archivo y, con<br />

él, muy probablemente los libros de actas de<br />

la Junta de Gobierno, la mayor parte de las<br />

correspondientes a la Comisión Permanente<br />

y la correspondencia. El Banco de <strong>Santander</strong><br />

se trasladó de modo provisional a otro local,<br />

próximo al anterior: a los llamados Salones de<br />

Toca, sitos en los bajos del número uno de la<br />

calle Santa Lucía en su esquina con la típica<br />

plaza del Río de la Pila. Aquí sólo permaneció<br />

once días, para luego aposentarse en una sede<br />

más conveniente a sus funciones, en un edificio<br />

también propiedad de Juan Pombo, situado<br />

entre la calle Wad-Ras número 1 (hoy Hernán<br />

Cortés, 13), esquina con la calle del Martillo.<br />

Cinco años después del primero, el 8 de octubre<br />

de 1880, un segundo incendio forzó un<br />

nuevo desalojo de la entidad. Ese día vientos<br />

huracanados del sur afectaron a tres de los mejores<br />

edificios de la ciudad, incluida la sede del<br />

<strong>Santander</strong>. Esta vez, en previsión de lo que se<br />

avecinaba, los empleados se apresuraron a evacuar<br />

parte del efectivo y cuantos documentos<br />

y enseres resultó factible, excepto los valores<br />

depositados en la bóveda de hierro construida<br />

en los sótanos. La Memoria de enero de 1881<br />

recogía escuetamente la noticia de este nuevo<br />

percance, asegurando al público que sus intereses<br />

no habían experimentado merma, debido<br />

a «la buena construcción de la bóveda de la<br />

caja reservada, y las de hierro». 25 El siniestro<br />

obligó a ubicar la oficina, durante casi un año,<br />

en un gimnasio próximo al edificio incendiado,<br />

hasta que éste se pudo restaurar. La sede<br />

LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919 45


Sede desde 1898<br />

Situada en el número 2 del paseo<br />

del Muelle, actualmente paseo de<br />

Pereda, fue sede del Banco en<br />

1898. El edificio constaba de dos<br />

plantas hasta que algunos años<br />

después se recreció con otra más,<br />

igualándose en altura con el resto<br />

de las manzanas vecinas.


ehabilitada, con una superficie mucho mayor<br />

que antes, fue el domicilio social del Banco desde<br />

septiembre de 1881 hasta diciembre de 1898. 26<br />

El último traslado antes de ocupar su actual<br />

sede en el centro del paseo de Pereda tuvo lugar<br />

en 1898. Pero en esta ocasión, a diferencia de las<br />

anteriores, la mudanza no estuvo provocada por<br />

un incendio u otro percance parecido. Fue fruto<br />

de una decisión meditada, con el propósito de<br />

dotar al Banco de un espacio digno y bien situado<br />

en el centro mercantil de la ciudad.<br />

En efecto, en 1896, el director, Antonio del<br />

Diestro, comunicó a la Junta de Gobierno que<br />

le habían propuesto la venta de la planta baja,<br />

entresuelo y buhardilla de un inmueble situado<br />

en el número 2 del paseo del Muelle, en el mismísimo<br />

núcleo de la actividad comercial y portuaria<br />

de la ciudad. El director pensaba que los<br />

locales, propiedad de Maximiliano Ceballos,<br />

serían una «muy buena adquisición para los<br />

intereses del Banco»; el asunto se debatió en la<br />

El Banco cambió de sede social en<br />

numerosas ocasiones. La primera como<br />

consecuencia de uno de los pavorosos<br />

incendios que de forma intermitente<br />

asolaban la ciudad<br />

Junta, resolviéndose que el propio Antonio del<br />

Diestro se encargase de, en nombre de la entidad,<br />

adquirir «la expresada finca por el precio<br />

y las condiciones más ventajosas». 27<br />

Se compraron los locales y el Banco recibió<br />

las llaves en marzo de 1897. Acto seguido,<br />

la Junta de Gobierno nombró una comisión<br />

formada por Pedro Nardíz, Ricardo Martínez<br />

Rodrigo y Domingo de Ortueta para proponer<br />

el destino que se daría a la propiedad adquirida,<br />

pues al parecer no existía unanimidad sobre<br />

su uso; en particular se oponían al traslado<br />

algunos consejeros, como César Pombo y<br />

el propio Nardíz. Tras prolongadas deliberaciones,<br />

se descartó la venta y arrendamiento,<br />

optando por trasladar las oficinas del Banco a<br />

la finca del bulevar santanderino. 28<br />

En la decisión influyó, además de la proximidad<br />

al centro de la vida comercial y marítima<br />

de <strong>Santander</strong>, los proyectos de reforma<br />

urbanística que pretendía llevar a cabo el<br />

Ayuntamiento de la ciudad. 29 Se quería ensanchar,<br />

ampliar y lavar la cara del paseo,<br />

eliminando los olores y la suciedad procedente<br />

de los desagües de la parte alta de la urbe<br />

que cada día dejaba al descubierto la bajamar.<br />

Los planes del Consistorio incluían el relleno<br />

y terraplenado de las dos dársenas, es decir,<br />

del espacio comprendido entre el edificio de la<br />

Aduana y la calle del Martillo, con arenas procedentes<br />

del dragado del puerto y con tierras<br />

y escombros del desmonte. Después se prolongaría<br />

y urbanizaría todo el bulevar; el resultado<br />

de tan extraordinario proyecto sería<br />

el actual paseo de Pereda, la emblemática avenida<br />

del <strong>Santander</strong> burgués y moderno.<br />

El local que compró el <strong>Santander</strong> en la<br />

casa número 2 del paseo del Muelle correspondía<br />

a la primera de las cinco manzanas de<br />

esta arteria construida a finales del siglo xviii.<br />

Cada uno de estos cinco bloques constaba de<br />

dos edificios contiguos, numerados correlativamente<br />

del 1 al 10. Todos los inmuebles<br />

eran de piedra de sillería, con alturas uniformes<br />

de tres plantas, excepto el que nos ocupa.<br />

Los bajos de la mayoría de estas casas eran<br />

utilizados de almacenes y depósitos de artículos<br />

coloniales. Las plantas superiores y los<br />

entresuelos estaban ocupados por los escritorios<br />

u oficinas del propio negocio. Las obras<br />

de acondicionamiento y adaptación del local<br />

a su nuevo destino no se demoraron demasiado,<br />

de modo que la apertura de la nueva oficina<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> pudo hacerse el<br />

6 de diciembre de 1898.<br />

El portal se hallaba situado en la fachada<br />

sur, en el paseo del Muelle y nada más entrar<br />

se tenía acceso a los departamentos de caja,<br />

cuentas corrientes y de ahorro; el resto de<br />

servicios se encontraban instalados en el entresuelo.<br />

Gabino del Castillo Cagiga e Higinio<br />

San Emeterio, dos empleados de la entidad,<br />

nos han dejado una vívida descripción del<br />

interior del local.<br />

Contaba la caja con un largo mostrador de rica caoba,<br />

corrido de este a oeste y cortado en este extremo por<br />

pieza levadiza que permitía el paso al interior; seguía<br />

un espacio cerrado por mampara de cristal hasta media<br />

altura, dentro del cual funcionaba la sección de<br />

cuentas corrientes, cuya comunicación con las dependencias<br />

de contabilidad se realizaba mediante polea<br />

sin fin que llevaba adheridos un par de cajetines de<br />

cinc, a uno y otro extremo, dentro de los cuales se hacía<br />

el envío de documentos [...] La caja de fondos y<br />

valores era de fábrica, situada en el centro del local<br />

y tras la misma, pasillo por medio, había otro mostrador<br />

[...] La comunicación interior entre [la planta<br />

baja y] los servicios instalados en el entresuelo, [se<br />

hacía] por medio de estrecha y lóbrega escalera, que<br />

desembocaba en la parte posterior del mismo en la salita<br />

destinada a los corredores.<br />

A continuación se encontraba un vestíbulo<br />

«rectangular y de modestas proporciones,<br />

para facilitar el servicio al público mediante<br />

tres ventanillas, permitiendo a la vez la entrada<br />

a dirección, subdirección y oficinas».<br />

En éstas, al parecer bien dimensionadas y<br />

ventajosas dependencias, operó el Banco de<br />

<strong>Santander</strong> durante los primeros ejercicios del<br />

siglo xx y en ellas conmemoró su quincuagésimo<br />

aniversario.<br />

Cuando la entidad amplió la plantilla fue<br />

necesario aumentar el espacio vital, razón por<br />

la cual la Junta de Gobierno tomó la decisión<br />

de comprar los dos pisos superiores del edificio.<br />

La adquisición se pudo materializar el<br />

20 de febrero de 1907 y al mismo tiempo se<br />

resolvió proceder a la renovación del interior<br />

de las oficinas y elevar una planta, la tercera,<br />

equiparando la altura del inmueble al resto<br />

de las construcciones colindantes. Las obras,<br />

iniciadas inmediatamente, concluyeron a mediados<br />

del año 1908. El Banco permanecería<br />

en esta sede social hasta 1923, cuando se trasladó<br />

a su actual y definitivo emplazamiento<br />

en el modernista paseo de Pereda de la ciudad<br />

de <strong>Santander</strong>. 30<br />

Varado en la bahía<br />

Aunque durante la Restauración continuó la<br />

lenta modernización de la economía española,<br />

la vida mercantil e industrial de <strong>Santander</strong><br />

sufrió un doloroso declive. De ser uno de los<br />

puertos más activos del país, con una cuota de<br />

mercado del 10 por ciento hacia 1860, <strong>Santander</strong><br />

se deslizó por una pendiente descendente<br />

durante los tres últimos decenios del siglo xix,<br />

perdiendo su antiguo esplendor. Disminuyeron<br />

las salidas de trigos y harinas castellanas<br />

hacia las Antillas y también hacia el resto del<br />

litoral español; y al mismo tiempo se redujeron<br />

las entradas de productos coloniales<br />

—azúcar, cacao, café y tabaco— que, procedentes<br />

de Cuba, desembarcaban en el litoral<br />

cántabro para después ser llevados al resto de<br />

España. La propia región castellano-leonesa<br />

perdió posiciones como abastecedora privilegiada<br />

de cereales al resto de España, en beneficio<br />

de las regiones centro-meridionales<br />

y orientales de la península. Barcelona pasó<br />

a afirmarse, a partir de los últimos decenios<br />

del siglo xix, como puerto comercializador de<br />

harinas, cuya producción en fábricas con<br />

tecnología moderna, situadas en Valencia y<br />

LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919 47


Puerto de <strong>Santander</strong>.<br />

Exportación de harina y trigo (1850-1898)<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

14<br />

12<br />

10<br />

8<br />

6<br />

4<br />

2<br />

Hacia América Hacia la península<br />

Hacia el extranjero Total exportación<br />

1850 55 60 65 70 75 80 85 90 95<br />

FUENTE: Gráfico tomado de Gutiérrez Sebares y Hoyo Aparicio, Testigo de una época, cap. 2.<br />

Sede desde 1880<br />

El Banco se vio obligado a trasladarse de nuevo.<br />

En 1880 se mudaron a un edificio situado en la calle<br />

del Martillo, esquina Daoíz y Velarde, donde<br />

permanecieron un año escaso.<br />

48 LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919<br />

la propia Cataluña, hizo posible la salida de dicho<br />

producto en cantidades cada vez mayores<br />

con destino a Cuba, Puerto Rico y la periferia<br />

peninsular. 31 Hacia 1898, el año de la debacle<br />

colonial, las entradas y salidas de la bahía<br />

santanderina apenas representaban el tres por<br />

ciento del tráfico nacional.<br />

Paradójicamente fue el ferrocarril, cuya<br />

instalación había sido tan anhelada en <strong>Santander</strong><br />

durante la primera mitad del siglo y cuya<br />

conclusión había sido ardorosamente defendida<br />

en los decenios de 1860 y 1870, uno de<br />

los principales causantes de la decadencia del<br />

comercio marítimo de la ciudad. La línea de<br />

<strong>Santander</strong> a Alar del Rey adquirida por la Compañía<br />

del Norte en 1874 abrió una vía directa hacia<br />

el Cantábrico, además de la ya existente de<br />

Madrid a Irún. Pero pronto, en 1878, añadió a<br />

Tras el desastre del 98, el tráfico<br />

del puerto de <strong>Santander</strong> apenas<br />

representaba el 3% del nacional.<br />

Tal declive fue inevitable<br />

estas líneas otras, como la de Tudela-Bilbao y<br />

la Zaragoza-Pamplona-Barcelona, con lo cual<br />

enlazaría las regiones de Castilla la Vieja y la<br />

vasco-cantábrica con el litoral mediterráneo<br />

septentrional. Puesto que el tendido de Madrid<br />

a Irún pasaba, entre otros puntos, por Medina<br />

del Campo, Valladolid y Venta de Baños,<br />

fue posible establecer, a través de Miranda de<br />

Ebro, una conexión trasversal con la línea<br />

desde Pamplona a Barcelona, poniendo así en<br />

comunicación la meseta superior con el litoral<br />

catalán. En otras palabras, los trigos castellanos<br />

tendrían otra posibilidad de salir al mar,<br />

por medio del ferrocarril, además de la vía<br />

hacia <strong>Santander</strong>. Por su parte, MZA (Madrid-<br />

Zaragoza-Alicante), la otra gran compañía<br />

ferroviaria española, también logró comunicar<br />

sus ramales desde Castilla la Vieja hacia<br />

Cataluña, además de disponer de la dirección<br />

preferente desde el centro peninsular hacia la<br />

periferia del sur, el este y el sureste. 32<br />

El abaratamiento del transporte marítimo<br />

y la penetración de los ferrocarriles en nuevas<br />

regiones cerealistas de América y Europa<br />

oriental condujeron a la reducción del precio<br />

del trigo en los mercados europeos, incluyendo<br />

los españoles, perjudicando de manera muy<br />

acusada las ventas de cereales autóctonos. Ello<br />

coincidió con la caída de los rendimientos en<br />

muchas de las explotaciones agrícolas de la meseta<br />

septentrional española, las cuales habían<br />

sido puestas en cultivo a raíz de la desamortización.<br />

En el caso del puerto de <strong>Santander</strong> dejaron<br />

de producirse salidas de trigo hacia otros<br />

países europeos y el volumen de los embarques<br />

realizados hacia otros puntos de la península se<br />

redujo en los primeros años noventa cerca de<br />

un 40 por ciento. 33<br />

El declive del tráfico portuario no pudo ser<br />

contrarrestado de ninguna manera. El repunte<br />

de las exportaciones de productos mineros,<br />

metálicos y químicos no alcanzó el suficiente<br />

empaque para compensar la caída de las exportaciones<br />

de trigos y harinas; la protección<br />

arancelaria, la solicitud de desgravaciones fiscales<br />

y la reducción de las tarifas ferroviarias<br />

tampoco tuvieron los efectos deseados. Sólo la<br />

emigración a América pudo aliviar, en parte,<br />

el estancamiento de la economía montañesa;<br />

de no haberse producido estas salidas, la renta<br />

cántabra habría descendido sin remedio. Hay<br />

que esperar al cambio de siglo para que fructifiquen<br />

los esfuerzos de reconversión de la economía<br />

regional: un abandono paulatino de la<br />

actividad exportadora, una naciente estructura<br />

industrial y una creciente integración con el<br />

mercado nacional.<br />

Esta decadencia de las actividades mercantiles<br />

tradicionales no pasó desapercibida<br />

para los observadores contemporáneos, que<br />

trataron de buscar las causas y también las soluciones<br />

para tan desastroso comportamiento.<br />

Como reconocía el Boletín de Comercio en una<br />

de sus crónicas «el comercio de <strong>Santander</strong> está<br />

pasando por la crisis más generalizada y más<br />

prolongada desde que alcanzó el puesto de primera<br />

plaza comercial del litoral cantábrico». 34<br />

Las sucesivas memorias del Banco de <strong>Santander</strong><br />

recogieron el desmayo económico de la<br />

región. En la correspondiente a 1876, el presidente<br />

de turno, Luis Ortíz, manifestaba que:<br />

«Si el comercio se retrae […] las operaciones se<br />

empequeñecen y las sociedades de crédito ven<br />

por consecuencia que disminuye el uso del crédito<br />

que es el campo que están llamadas a fomentar».<br />

35 Y también en 1880, un preocupado<br />

César Pombo Villameriel, desde la autoridad<br />

que le confería la presidencia en ese ejercicio,<br />

al dirigirse a los accionistas empleó frases similares<br />

a las de sus predecesores; y así, al caracterizar<br />

la situación del comercio de la ciudad<br />

afirmó: «Desgraciadamente tampoco hoy<br />

Sede del paseo de Pereda (a la derecha)<br />

En 1923, el Banco de <strong>Santander</strong> compró este edificio en<br />

el céntrico paseo de Pereda para instalar su sede principal<br />

y definitiva. Antes de su adquisición por el Banco, el edificio<br />

albergó el conocido Hotel Doña Francisca.


Centenario de Velarde<br />

Con motivo del centenario de Velarde (1808-1908),<br />

la ciudad acogió una parada militar en honor del<br />

héroe de la Independencia. En la imagen se puede ver el<br />

edificio que ocupó el Banco, en el número 2 del paseo del Muelle.


puede lisonjearse esta Junta por la desaparición<br />

de la crisis de que viene lamentándose en las<br />

anteriores memorias». Nada distinto pudieron<br />

decir el resto de los presidentes de turno, Ramón<br />

Lomba, Manuel Fernández Palencia, Indalecio<br />

Sánchez de Porrúa o Martín de Vial; y<br />

en 1892 era Bartolomé de la Maza a quien tocaba<br />

recordar «las circunstancias anormales por<br />

que hemos atravesado durante el tiempo a que<br />

se refiere esta Memoria con motivo de la subida<br />

tan enorme de los cambios sobre el extranjero<br />

y otras causas de todos conocidas». A finales de<br />

siglo las referencias serían a la crisis colonial, a<br />

la pérdida del mercado cubano, al déficit presupuestario<br />

y a las abundantísimas emisiones de<br />

Deuda Pública. En resumen, las memorias<br />

del <strong>Santander</strong> hablan de paralización mercantil,<br />

de crisis generalizada y de expectativas pesimistas<br />

en el sector comercial, el tradicional<br />

caladero de donde procedían las principales<br />

operaciones de la entidad montañesa.<br />

Si la vida de la ciudad estuvo sumida en<br />

una larga decadencia comercial, en la esfera<br />

bancaria nacional los tiempos tampoco fueron<br />

nada fáciles. 36 Tras la gravísima crisis de 1866,<br />

el sistema financiero tardó más de un cuarto de<br />

siglo en recuperarse; en 1874 sólo quedaban en<br />

pie quince entidades, sin contar con el Banco<br />

de España. El mundo financiero pareció reanimarse<br />

en el quinquenio siguiente, con la apertura<br />

de nuevas instituciones. La euforia duró<br />

poco. A la fièvre de l’or desatada en Barcelona<br />

a principios de los ochenta, una incontrolable<br />

burbuja bursátil que se extendió luego por<br />

otras ciudades, le siguió un colapso en las bolsas<br />

de dimensiones espectaculares; la crisis se<br />

prolongó durante un sexenio entero, dejando<br />

de nuevo una profunda mella en la estructura<br />

bancaria: muchas entidades afectadas por la<br />

caída de los valores bursátiles quedaron seriamente<br />

tocadas, la desconfianza del público<br />

provocó una masiva retirada de depósitos y ello<br />

condujo a un acusado descenso del volumen de<br />

créditos y préstamos. La debilidad de la banca<br />

en Barcelona, Madrid y otras plazas era tan<br />

grande que la relativa recuperación de los años<br />

1886-1889, etapa en la que se fundaron unos<br />

cuantos bancos pequeños, pronto se quebró<br />

con la llegada de otra crisis cuyo resultado fue<br />

una nueva oleada de liquidaciones bancarias.<br />

En 1890 las malas noticias vinieron del exterior:<br />

la quiebra de la influyente Casa Baring,<br />

que puso en jaque a Londres y a las principales<br />

plazas financieras europeas; la nada próspera<br />

banca española se resintió de inmediato.<br />

Se volvieron a depreciar los títulos públicos y<br />

privados, interiores y extranjeros, los bancos<br />

perdieron clientes y se redujo el volumen de<br />

créditos concedidos. Muchas entidades, con<br />

activos poco liquidables, con recursos comprometidos<br />

en obras públicas, en terrenos y en valores<br />

irrealizables, no pudieron resistir y en los<br />

primeros años del decenio seis importantes firmas<br />

de Barcelona y Madrid desaparecieron. La<br />

década final del siglo fue de claroscuros: auge<br />

para unos pocos, las entidades vasco-navarras,<br />

y estancamiento y decadencia para la inmensa<br />

mayoría de las entidades peninsulares. Se<br />

formaron diez nuevos bancos, algunos de importancia,<br />

como el del Comercio en Bilbao,<br />

aunque la mayoría fue de modestas proporciones,<br />

con capital escaso, sin demasiadas perspectivas<br />

y con unos gestores faltos de profesionalidad;<br />

no debe extrañarnos que gran parte de<br />

esas entidades apenas durara unos pocos años.<br />

Como no podía ser de otra manera, la difícil<br />

coyuntura de la economía montañesa pasó<br />

factura a una entidad que, como el Banco de<br />

<strong>Santander</strong>, estaba tan íntimamente ligada a los<br />

negocios de la región. Las cuentas del balance<br />

El sistema financiero tardaría más de<br />

veinticinco años en recuperarse de la crisis<br />

de 1866; en 1874 sólo quedaban en pie<br />

quince entidades<br />

son el mejor testimonio de la prolongada fase<br />

de estancamiento que atravesó la institución.<br />

Durante la misma, los gestores de la entidad,<br />

capitaneados por Del Diestro, cuidaron de que<br />

el ciclo depresivo no dañara sus resultados; también<br />

tuvieron que aplicarse para que los embates<br />

de las repetidas crisis financieras sufridas por el<br />

sistema no acabaran sepultando a la sociedad.<br />

El Banco no progresó mucho en estos años,<br />

pero al menos logró sortear lo peor de la coyuntura;<br />

varada en la bahía, la nave del <strong>Santander</strong><br />

esperó que soplasen vientos más favorables.<br />

Tras el descenso ocasionado por los nefastos<br />

acontecimientos de 1876, el activo del<br />

Banco apenas se apartó del entorno de los 10<br />

u 11 millones de pesetas, hasta la coyuntura de<br />

finales de siglo, cuando los acontecimientos<br />

políticos en las colonias provocaron un repunte<br />

que consiguió que el activo saltara de los<br />

11,5 millones de 1894 hasta los 21,2 de 1898.<br />

Fieles a su vocación original, los responsables<br />

del <strong>Santander</strong> concentraron sus inversiones de<br />

forma mayoritaria en el crédito a corto plazo,<br />

en el descuento de efectos comerciales, letras y<br />

pagarés, y también en la negociación de letras<br />

giradas sobre otras plazas, las cuales eran muy<br />

demandadas como medio de pago en el comercio<br />

a larga distancia. El peso de la cartera de<br />

efectos fue siempre abrumador, cerca de los dos<br />

tercios, y sumada con la partida de préstamos<br />

se llega a porcentajes del 70 y el 80 por ciento.<br />

Ahora bien, como la actividad mercantil estuvo<br />

tan retraída, la cartera nos muestra una tenue<br />

línea ascendente, con algunos retrocesos, desde<br />

los 7,6 millones de pesetas de 1876 hasta los<br />

10,2 alcanzados en 1899, mientras que los préstamos,<br />

de menor entidad, no sobrepasaron los<br />

dos millones hasta finales de siglo. Quizá esto<br />

era lo que aconsejaba la prudencia, una estricta<br />

vigilancia de los riesgos en años de parálisis;<br />

por eso buena parte de los recursos se embolsaron<br />

en la caja, en proporciones nunca inferiores<br />

al 15 por ciento y muchas veces por encima<br />

del 20 por ciento; teniendo en consideración lo<br />

que llovía en el ámbito financiero y la ausencia<br />

de ocasiones seguras donde colocar excedentes,<br />

lo mejor era adoptar una postura prudente<br />

o reservada; la alternativa, nada del gusto de<br />

los dirigentes del <strong>Santander</strong>, era aventurarse en<br />

las iniciativas industriales que despuntaban a<br />

finales de siglo en sectores entonces emergentes,<br />

como la minería, la siderometalurgia, los<br />

transformados metálicos o la química.<br />

Una parte de los préstamos eran mixtos, de<br />

naturaleza hipotecaria acompañados con una<br />

garantía de efectos públicos. En los años finales<br />

del siglo xix el Banco ofreció también crédito<br />

en la modalidad de cuenta corriente. Varias<br />

sociedades locales aprovecharon este recurso.<br />

Una de ellas fue la Sociedad Anónima para el<br />

Abastecimiento de Aguas de <strong>Santander</strong>, con la<br />

que suscribió un contrato de este tipo en 1893; 37<br />

operación similar a la anterior fue la realizada<br />

en esos mismos años con la Compañía del Ferrocarril<br />

del Cantábrico, a la que se le abrió una<br />

cuenta de crédito en 1896. 38 Aunque el <strong>Santander</strong><br />

no quiso saber nada de aventuras industriales o<br />

de otro tipo de inmovilizaciones a largo plazo,<br />

lo cierto es que el epígrafe «cartera» incluía un<br />

paquete reducido y heterogéneo de valores mobiliarios.<br />

Entre estos se encontraban algunas<br />

obligaciones del ferrocarril de Alar a <strong>Santander</strong> y<br />

del ferrocarril del Norte, así como acciones de diversas<br />

sociedades santanderinas y andaluzas. 39<br />

En la Junta General de accionistas de julio<br />

de 1897, el presidente de turno, José María<br />

González Trevilla, se quejó de la escasez de<br />

operaciones mercantiles en la plaza y del exceso<br />

de metálico remansado en las cajas de la<br />

entidad. La Junta de Gobierno sopesó entonces<br />

la posibilidad de invertir parte del efectivo en<br />

LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919 51


Activo (1875-1919)<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

1875 1,4 8,3 – – – – 0,1 9,8<br />

1876 1,1 7,6 – – 0,3 – – 9,0<br />

1877 2,1 5,4 – – 0,3 – – 7,8<br />

1878 2,9 4,5 0,8 – 0,6 – – 8,8<br />

1879 1,6 6,5 0,7 – 0,5 – – 9,3<br />

1880 2,7 5,5 0,7 – 0.3 – – 9,2<br />

1881 5,0 5,3 0,6 – 0,3 – 0,1 11,3<br />

1882 3,1 7,9 0,7 – 0,6 – 0,1 12,4<br />

1883 1,6 8,7 0,7 – 0,1 – 0,1 11,2<br />

1884 1,4 8,0 – 1,1 0,1 – 0,1 10,7<br />

1885 1,5 7,7 – 1,1 0,1 – – 10,4<br />

1886 1,7 8,1 – 1,1 0,3 – – 11,2<br />

1887 1,4 7,7 – 1,1 0,3 – 0,1 10,6<br />

1888 2,1 7,0 – 1,1 0,4 – 0,2 10,8<br />

1889 1,4 8,0 – 1,1 – – 0,3 10,8<br />

1890 1,6 7,2 – 1,1 0,2 – 0.1 10,2<br />

1891 1,8 7,6 – 1,1 0,2 – 0,4 11,1<br />

1892 1,7 7,7 – 1,1 0,1 – 0,1 10,7<br />

1893 2,2 7,4 0,1 1,1 0,3 – – 11,1<br />

1894 1,6 8,4 0,2 1,1 0,1 – 0,1 11,5<br />

1895 1,8 9,1 0,6 1,1 0,1 – 0,1 12,8<br />

1896 0,8 9,0 1,1 1,1 0,1 – – 12,2<br />

1897 1,3 9,0 2,0 1,1 – – 0,4 14,0<br />

1898 6,9 10,9 1,7 1,1 0,3 – 0,1 21,2<br />

1899 5,9 10,2 2,6 1,0 0,5 0,2 – 20,4<br />

1900 2,2 9,7 4,0 1,0 0,3 0,2 – 17,4<br />

1901 1,8 8,1 6,4 0,9 0,4 0,2 0,1 17,9<br />

1902 2,6 8,4 4,6 0,9 0,6 0,2 – 17,3<br />

1903 2,5 10,2 5,0 0,8 0,6 0,2 0,1 19,4<br />

1904 1,4 11,7 4,7 – 0,8 0,2 0,1 18,9<br />

1905 2,4 12,0 5,3 – 0,8 0,2 – 20,7<br />

1906 1,0 11,8 6,0 – 0,7 0,2 0,2 19,9<br />

1907 1,0 11,2 6,5 – 0,5 0,2 0,2 19,6<br />

1908 0,9 9,4 8,2 – 0,5 0,4 0,1 19,5<br />

1909 0,8 9,9 8,6 – 0,8 0,4 0,2 20,7<br />

1910 1,0 9,4 9,5 – 0,8 0,4 0,1 21,2<br />

1911 0,9 11,9 9,2 – 1,1 0,4 – 23,5<br />

1912 1,0 13,6 8,9 – 1,1 0,4 – 25,0<br />

1913 0,8 13,0 9,9 – 1,0 0,3 0,1 25,1<br />

1914 0,8 11,4 9,2 – 0,5 0,3 0,1 22,3<br />

1915 2,4 10,7 8,6 – 1,4 0,3 0,2 23,6<br />

1916 2,1 16,2 6,9 – 1,5 0,3 0,2 27,2<br />

1917 1,9 17,7 7,4 – 2,6 0,3 0,1 30,0<br />

1918 3,2 14,4 9,5 – 7,4 0,3 0,2 35,0<br />

1919 1,1 18,1 10,9 – 8,0 1,5 1,2 40,8<br />

FUENTE: Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias.<br />

Caja<br />

Cartera<br />

Préstamos<br />

Minas de Reocín<br />

Corresponsales<br />

Activo real<br />

Varios<br />

TOTAL<br />

52 LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919<br />

títulos de la Deuda Pública, muy abundantes en<br />

aquellos años pues se emitían para financiar la<br />

guerra colonial. No obstante algunas cláusulas<br />

ambiguas de los estatutos que prohibían al<br />

Banco «negociar en papel del Estado», la Junta<br />

estimó que podía «contratar con él [es decir,<br />

el Estado] o con sus dependencias». Sometida<br />

la cuestión al parecer de los accionistas, éstos<br />

acordaron, por unanimidad, invertir una parte<br />

de sus recursos en títulos públicos. 40 Así, a finales<br />

de los años noventa, el conjunto de estos<br />

valores (privados y públicos) llegó a representar<br />

casi el 30 por ciento de la cartera.<br />

Un caso aparte, y así figura en el balance, es<br />

el canon perpetuo sobre las minas de calamina<br />

de Reocín cobrado por el Banco para resarcirse<br />

de un préstamo que la entidad había concedido<br />

a Ramón Pérez del Molino, propietario<br />

del yacimiento. La explotación habia sido cedida<br />

en 1856 a la Real Compañía Asturiana de<br />

Minas a cambio del pago de un canon anual,<br />

que fue percibido desde 1878 por el Banco. Más<br />

adelante, las minas pasarían a ser propiedad<br />

del Banco en el año 1884. 41<br />

Como la actividad mercantil de la ciudad y<br />

de su entorno estuvo ralentizada, los responsables<br />

del Banco no sintieron necesidad alguna<br />

de ampliar el capital; éste se mantuvo sin<br />

variación en 1.750.000 pesetas (equivalente a<br />

los antiguos siete millones de reales con los que<br />

figuró en el balance hasta el ejercicio de 1881).<br />

Tampoco las reservas registraron cambios dignos<br />

de mención: tan sólo un pequeño incremento<br />

de 0,3 a 0,4 millones de pesetas entre el<br />

principio y el final del periodo.<br />

Los recursos ajenos, el conjunto de cuentas<br />

corrientes, depósitos en efectivo y la cuenta de<br />

ahorros abierta en 1878, muestran una trayectoria<br />

más bien discreta, con algunos altibajos,<br />

nunca profundos ni al alza ni a la baja, excepto<br />

el susto ya aludido de 1876; pasado éste, el Banco<br />

fue ganando clientes de forma pausada hasta<br />

que los recursos se situaron en torno a los ocho<br />

millones de pesetas, una cifra de la cual nunca<br />

podría despegarse hasta finales de siglo, cuando<br />

la guerra colonial hizo que acudieran a la entidad<br />

una parte de los capitales que retornaban de<br />

Cuba. Así, entre 1896 y 1898 los depósitos del<br />

<strong>Santander</strong> alcanzarían los 18,6 millones de pesetas.<br />

De esta manera el Banco fue una de las<br />

instituciones que se benefició de la repatriación<br />

de capitales. Con estas cifras (recursos ajenos) y<br />

con las anteriores (recursos propios) podemos<br />

calcular el denominado coeficiente de garantía,<br />

que osciló entre un 20 y un 30 por ciento, bastante<br />

cómodo, demostración bien patente del<br />

conservadurismo y de la prudencia de los dirigentes<br />

del Banco, con su director general, Antonio<br />

del Diestro, ejerciendo de intérprete de<br />

los deseos del conjunto de los miembros de la<br />

Junta de Gobierno. Por lo demás, esos porcentajes<br />

sugieren la existencia de un sólido muro<br />

de seguridad y de un elevado nivel de solvencia.<br />

Aunque el capital social permaneció inmutable,<br />

el Banco estuvo sobrado de recursos para<br />

hacer frente a cualquier eventualidad.<br />

Ahora bien, la parsimoniosa evolución de<br />

las cuentas de activo y pasivo en esta larga etapa<br />

de la Restauración, provocó que el Banco de<br />

<strong>Santander</strong> perdiera posiciones en el conjunto<br />

del sistema financiero. En 1874 ocupaba un<br />

puesto intermedio entre las dieciséis entidades<br />

existentes; su activo total estaba por debajo de<br />

las grandes sociedades de crédito, como el Mobiliario<br />

Español y también por debajo de los<br />

dos grandes bancos privados, el de Barcelona y<br />

el de Bilbao. En 1900 seguía claramente por debajo<br />

de éstos y además había sido sobrepasado<br />

por alguno de los creados en esos años, como el<br />

Hispano-Colonial, el Crédito Navarro o el Banco<br />

del Comercio. Si nos atenemos al volumen<br />

de los recursos ajenos, en 1874 el <strong>Santander</strong><br />

tenía una cuota de mercado, excluido el Banco<br />

de España, del siete por ciento, que se redujo<br />

al 2,5 por ciento para finales de siglo. La creación<br />

de entidades y el crecimiento de otras en<br />

el País Vasco y en Madrid fueron las causas de<br />

esta pérdida de peso, que no lograría recuperar<br />

sino hasta medio siglo después. Al Banco de<br />

<strong>Santander</strong> le quedaba todavía por recorrer una<br />

larga travesía del desierto; al menos cinco decenios<br />

más hasta encaramarse a los puestos<br />

de cabeza en el ranking financiero español.<br />

El Banco Mercantil:<br />

primer asalto<br />

El siglo terminó para el Banco de <strong>Santander</strong><br />

con un nuevo desafío: la creación del Banco<br />

Mercantil en 1899. En esta ocasión el reto provino<br />

de las mismas entrañas de la sociedad cántabra,<br />

de personas que hasta entonces habían estado<br />

unidas por fuertes lazos familiares y de amistad<br />

y vinculadas entre sí a través del comercio<br />

y de las finanzas. La aparición del nuevo banco<br />

quebró la que parecía una bien cohesionada<br />

burguesía santanderina y dejó una huella amarga<br />

entre los protagonistas situados a uno y otro<br />

lado de la línea divisoria. Así fue en el caso de<br />

Isidoro del Campo, consejero y hombre fuerte


Pasivo (1875-1919)<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

1875 1,8 0,3 6,7 0,2 – 0,2 0,6 9,8<br />

1876 1,8 0,3 4,5 0,4 – 1,7 0,3 9,0<br />

1877 1,8 0,3 5,2 0,3 – – 0,2 7,8<br />

1878 1,8 0,3 6,2 0,2 0,1 – 0,2 8,8<br />

1879 1,8 0,3 6,2 0,4 0,1 – 0,5 9,3<br />

1880 1,8 0,3 6,1 0,5 0,2 – 0,3 9,2<br />

1881 1,8 0,3 7,9 0,6 0,3 – 0,4 11,3<br />

1882 1,8 0,3 8,9 0,6 0,5 0,1 0,2 12,4<br />

1883 1,8 0,3 7,3 0,6 0,7 0,1 0,4 11,2<br />

1884 1,8 0,3 6,9 0,6 0,8 0,1 0,2 10,7<br />

1885 1,8 0,3 6,1 0,7 0,9 0,1 0,5 10,4<br />

1886 1,8 0,3 6,6 1,0 1,1 0,2 0,2 11,2<br />

1887 1,8 0,4 5,6 0,7 1,4 0,3 0,3 10,6<br />

1888 1,8 0,4 5,0 0,9 1,9 0,4 0,2 10,8<br />

1889 1,8 0,4 4,9 0,8 2,3 – 0,4 10,8<br />

1890 1,8 0,4 4,2 0,6 2,8 2,2 0,3 10,2<br />

1891 1,8 0,4 4,1 0,6 3,3 0,5 0,4 11,1<br />

1892 1,8 0,4 3,9 0,5 3,6 0,3 0,2 10,7<br />

1893 1,8 0,4 4,5 0,4 3,7 0,1 0,2 11,1<br />

1894 1,8 0,4 3,4 0,4 4,9 0,2 0,4 11,5<br />

1895 1,8 0,4 4,1 0,5 5,3 0,2 0,5 12,8<br />

1896 1,8 0,4 3,1 0,4 5,1 0,9 0,5 12,2<br />

1897 1,8 0,4 5,5 0,5 5,2 0,2 0,4 14,0<br />

1898 1,8 0,4 12,1 1,2 5,3 – 0,4 21,2<br />

1899 1,9 0,7 8,9 0,8 5,9 0,4 1,8 20,4<br />

1900 1,9 0,7 6,6 0,6 6,4 0,4 0,8 17,4<br />

1901 1,9 0,7 6,3 0,4 6,9 0,8 0,9 17,9<br />

1902 1,9 0,7 5,8 0,4 7,2 0,6 0,7 17,3<br />

1903 1,9 0,7 7,2 0,6 7,5 0,8 0,7 19,4<br />

1904 1,9 0,7 6,4 0,4 7,7 0,9 0,9 18,9<br />

1905 1,9 0,7 7,8 0,3 8,6 0,5 0,9 20,7<br />

1906 1,9 0,7 6,1 0,1 9,4 0,7 1,0 19,9<br />

1907 1,9 0,7 5,8 0,2 9,7 0,5 0,8 19,6<br />

1908 1,9 0,7 5,0 0,2 10,1 0,6 1,0 19,5<br />

1909 1,9 0,7 5,3 0,2 11,1 0,3 1,2 20,7<br />

1910 1,9 0,7 5,0 0,1 11,8 0,5 1,2 21,2<br />

1911 1,9 0,7 5,6 0,6 12,7 0,7 1,3 23,5<br />

1912 1,9 0,7 6,2 0,8 13,7 0,6 1,1 25,0<br />

1913 1,9 0,7 5,7 0,9 14,1 0,7 1,1 25,1<br />

1914 1,9 0,8 4,4 0,9 13,2 0,3 0,6 22,3<br />

1915 1,9 0,9 5,4 0,7 13,6 0,2 0,9 23,6<br />

1916 1,9 1,0 7,5 1,0 14,4 0,3 1,1* 27,2<br />

1917 1,9 1,1 9,4 0,8 14,9 0,4 1,5* 30,0<br />

1918 1,9 1,5 10,6 0,9 16,3 0,5 3,3* 35,0<br />

1919 1,9 1,6 11,2 1,3 18,3 0,7 5,8* 40,8<br />

NOTA: * Incluye cuentas transitorias<br />

FUENTE: Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias.<br />

Capital<br />

Reservas<br />

Cuentas corrientes<br />

Depósitos en efectivo<br />

Cuentas de ahorro<br />

Corresponsales<br />

Varios<br />

TOTAL<br />

del Mercantil, ligado a los Pombo Villameriel,<br />

que permanecieron fieles al <strong>Santander</strong>. Lo mismo<br />

cabe decir de la ruptura de las relaciones<br />

entre la familia López-Dóriga, embarcada en<br />

el proyecto de la nueva sociedad de crédito, a<br />

cuya disposición pusieron la banca Hijos de<br />

Dóriga, y sus antiguos socios y familiares, los<br />

Botín, comprometidos directamente en la gestión<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> desde la muerte de<br />

Antonio del Diestro en 1896.<br />

Los acontecimientos se desencadenaron en<br />

el verano de 1899, cuando un grupo de hombres<br />

de negocios de la ciudad tomó la iniciativa de<br />

formar una nueva entidad bancaria. El proyecto<br />

lo desveló el Boletín de Comercio del 6 de agosto al<br />

anunciar que estaban «muy adelantadas las gestiones<br />

para el establecimiento de un nuevo banco<br />

El siglo terminó para el Banco<br />

de <strong>Santander</strong> con un nuevo desafío<br />

proveniente de la propia sociedad<br />

cántabra: la creación del Banco<br />

Mercantil en 1899<br />

de crédito en <strong>Santander</strong>, que según nuestras noticias<br />

contará con un capital de cinco millones de<br />

pesetas […] suscritas en su totalidad por varias<br />

de las personalidades más importantes de esta<br />

ciudad». Al día siguiente, numerosas personas<br />

interesadas en el proyecto concurrieron a una<br />

reunión convocada en el Muelle, en el escritorio<br />

del comerciante Francisco González-Camino,<br />

para tomar parte en el acto de constitución de la<br />

sociedad; el entusiasmo fue tal que la petición de<br />

acciones alcanzó los 10 millones de pesetas. En<br />

la asamblea también se acordó la composición<br />

de la futura Junta de Gobierno de la entidad, que<br />

adoptó el nombre de Banco Mercantil. Para la<br />

presidencia fue elegido Ramón López-Dóriga,<br />

un hombre bien conocido en los ambientes mercantiles<br />

de la Montaña; y para la vicepresidencia<br />

se designó a Guillermo Illera Tejedor; los restantes<br />

fundadores fueron Pedro María Cobo Bustamante,<br />

Isidoro del Campo Fernández-Hontoria,<br />

Dámaso Aja González, Francisco González-Camino,<br />

Manuel García Obregón, José Azcona de<br />

la Sierra, Leopoldo Cortines y Sánchez y Ángel<br />

Federico Pérez Eizaguirre, todos ellos relacionados<br />

con el comercio y la industria de Cantabria.<br />

Además de los citados, a la cita del Muelle acudieron<br />

otros muchos montañeses ilustres, como<br />

José María Quijano Fernández-Hontoria, que<br />

también suscribieron un buen número de acciones.<br />

En definitiva, se unieron indianos acaudalados<br />

cuyos recursos procedían de sus actividades<br />

económicas en las antiguas colonias de ultramar,<br />

con lo más granado del capital mercantil y de los<br />

emergentes intereses industriales de la región. 42<br />

Los consejeros del <strong>Santander</strong> tuvieron un conocimiento<br />

puntual del proyecto de creación de<br />

la nueva entidad bancaria desde que fuera concebido.<br />

La noticia no causó ni recelo ni alarma,<br />

sino que fue recibida con absoluta serenidad. El<br />

asunto se trató por primera vez en la sesión de la<br />

Junta de Gobierno del 14 de agosto, cuando Domingo<br />

de Ortueta informó de que una comisión<br />

del nuevo Banco le había expresado «la conveniencia<br />

de encontrar una fórmula de fusión para<br />

conciliar los intereses de ambas entidades».<br />

Los consejeros acogieron con agrado la iniciativa,<br />

pues pensaban que «los negocios mercantiles<br />

e industriales de la plaza no permiten desgraciadamente<br />

por ahora el desarrollo que fuera<br />

deseable para esta clase de sociedades bancarias».<br />

Se designó una comisión compuesta por<br />

José María de Pereda, José María Avendaño,<br />

Sixto Valcázar y Eduardo Téllez para entablar<br />

conversaciones con los del Mercantil, «procurando<br />

obtener las condiciones más ventajosas»<br />

para los accionistas del Banco. 43<br />

Hubo, pues, un primer contacto entre los<br />

representantes del <strong>Santander</strong> y los de la proyectada<br />

entidad para tratar de la posible fusión<br />

de ambos establecimientos. Pero no hubo entendimiento<br />

ni fue posible alcanzar acuerdo<br />

alguno, según manifestó la Junta de Gobierno<br />

del Banco de <strong>Santander</strong>, «por considerar<br />

inadmisibles y lesivas para los intereses de<br />

este Banco las proposiciones que les fueron<br />

hechas [a los comisionados], razón por la cual<br />

han dado por terminadas aquéllas [conversaciones]».<br />

44 El escollo principal surgió al tratar<br />

de las compensaciones a otorgar a los accionistas<br />

del <strong>Santander</strong>, habida cuenta de que la<br />

cotización de sus 3.500 acciones alcanzó el<br />

5 de agosto de 1899 —un día antes del anuncio<br />

de la constitución del Mercantil— un 290<br />

por ciento sobre su valor nominal, en tanto<br />

que los 16.000 títulos de la nueva entidad se<br />

estaban colocando con cierta parsimonia entre<br />

los suscriptores, con una pequeña prima del 20<br />

por ciento. El cuarteto integrado por Pereda,<br />

Avendaño, Valcázar y Téllez propuso a sus colegas<br />

del Mercantil dividir el capital de la nueva<br />

entidad, los 10 millones de pesetas previstos,<br />

de tal manera que ellos aportarían a la fusión<br />

la totalidad de su capital social desembolsado<br />

(1.750.000 de pesetas), a cambio del 50 por<br />

ciento de las 20.000 acciones constitutivas<br />

de los recursos de la entidad fusionada. Como<br />

los del Mercantil consideraron la proposición<br />

LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919 53


Activo total, cartera y préstamos<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

Cartera Préstamos Total<br />

45<br />

40<br />

35<br />

30<br />

25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

0<br />

1875 80 85 90 95 1900 05 10 15 1920<br />

Recursos propios y recursos ajenos<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

Recursos propios Recursos ajenos<br />

35<br />

30<br />

25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

1875 80 85 90 95 1900 05 10 15 1920<br />

54 LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919<br />

absolutamente desproporcionada, la rechazaron<br />

sin contemplaciones. Fue este primer desencuentro<br />

y no la creación de la entidad lo que<br />

provocó las disensiones entre ambos grupos<br />

financieros. Desde entonces quedó claro que<br />

para los administradores del <strong>Santander</strong> cualquier<br />

acuerdo debía respetar los intereses de<br />

sus accionistas; si éstos no salían beneficiados<br />

de la fusión, llegar a una entente iba a resultar<br />

harto complicado.<br />

Ante el fracaso de las negociaciones la gente<br />

del <strong>Santander</strong> no se quedó parada. Vista la<br />

situación y para precaverse de posibles ataques<br />

agresivos, la Junta de Gobierno aprobó una<br />

ampliación de capital con la finalidad de ponerse<br />

en «mejores condiciones para sostener la<br />

competencia que indudablemente ha de suscitarse<br />

con motivo de la creación del nuevo Banco<br />

y con el fin de consolidar más aún si cabe la<br />

creciente confianza que el comercio y el público<br />

en general vienen dispensando al establecimiento».<br />

Como blindarse era la mejor manera<br />

de prevenir movimientos hostiles de absorción,<br />

se convocó una Junta General Extraordinaria<br />

de accionistas para el 15 de septiembre.<br />

No obstante el fiasco antes citado, los del<br />

Mercantil no cesaron en su empeño de fusión y<br />

volvieron a la carga. Guillermo Illera y Leopoldo<br />

Cortines convencieron a sus colegas de la Junta<br />

para efectuar un nuevo acercamiento a los hombres<br />

del <strong>Santander</strong>. El propio Cortines remitió<br />

una extensa carta a José María de Pereda, en<br />

la cual le manifestaba que le habían facultado<br />

«para entrar en nuevas negociaciones de fusión<br />

con el Banco de <strong>Santander</strong>, sobre proposiciones<br />

que éste [debía hacer] por escrito». Tras breve<br />

deliberación entre los miembros de la Junta, el<br />

presidente de turno, Ricardo Martínez Rodríguez,<br />

sugirió responder instando a la formación de<br />

una comisión que estuviera «investida de las más<br />

amplias facultades y atribuciones, a fin de que la<br />

solución hallada fuera decisiva e inapelable», no<br />

sin advertir que cualquier posible acuerdo tendría<br />

que ser sometido —al menos, por lo que al<br />

Banco de <strong>Santander</strong> se refería— a la aprobación<br />

de su Junta General de accionistas. 45<br />

Para esta segunda ronda se juntaron Téllez<br />

y Avendaño, de un lado, y López-Dóriga y Del<br />

Campo, del otro. Los del Mercantil plantearon<br />

fijar el capital social en 10 millones de pesetas;<br />

ellos aportarían siete millones, mientras que el<br />

<strong>Santander</strong> pondría sobre la mesa su 1.750.000<br />

pesetas y recibiría en forma de acciones liberadas<br />

el resto hasta los tres millones. La fusión<br />

implicaría la liquidación del <strong>Santander</strong><br />

en el plazo de un año. Examinada en detalle la<br />

fórmula, tampoco en esta ocasión fue posible el<br />

acuerdo, pues en la antigua entidad consideraron,<br />

con indisimulada irritación, «inadmisibles<br />

las proposiciones que les fueron hechas». A la<br />

contrariedad se sumó un cierto fastidio y de<br />

la lectura del acta correspondiente se desprende<br />

que los consejeros del <strong>Santander</strong> ya no mostraban<br />

ningún entusiasmo por alcanzar un posible<br />

entendimiento con sus futuros competidores.<br />

Por eso, despreocupados del asunto, siguieron<br />

con la proyectada ampliación de capital, la cual<br />

se llevó a efecto en la Junta de accionistas del día<br />

15 de septiembre, que autorizó un incremento<br />

hasta los 3,5 millones de pesetas, divididos en<br />

3.500 acciones nuevas de 500 pesetas cada una. 46<br />

La prensa y el mercado acogieron bien la<br />

ampliación, pero no así el fracaso de las negociaciones.<br />

Comerciantes, hombres de negocios, políticos<br />

e incluso accionistas de ambas entidades<br />

manifestaron su deseo de abrir una nueva ronda<br />

de contactos. Nadie quería una repetición de los<br />

acontecimientos de 1866, tras los cuales se había<br />

producido el derrumbe del Crédito Cántabro y<br />

de la Unión Mercantil. Además, dada la magnitud<br />

de la fractura que la falta de entendimiento<br />

estaba produciendo en la clase empresarial de la<br />

La sociedad Dóriga e Hijos y Botín se<br />

deshizo: los primeros se vincularon al<br />

Banco Mercantil. A partir de 1896 los<br />

Botín se afianzaron en el <strong>Santander</strong><br />

Montaña, el afán para intentar un nuevo acercamiento<br />

se hizo irresistible. El papel de intermediario<br />

lo asumió Antonio Cabrero, un respetado<br />

indiano de elevada fortuna que se puso en contacto<br />

con las dos partes. José María de Pereda<br />

recibió la visita de Cabrero para comunicarle<br />

que estaba dispuesto a mediar en la fusión que<br />

él creía conveniente para los dos bancos y para el<br />

comercio de la ciudad; el consejero informó a<br />

sus compañeros y éstos accedieron a juntarse<br />

otra vez con los del Mercantil «para que nunca<br />

se les acusase de intransigencia o se les hiciese<br />

responsables de frustrar una fusión que pudiese<br />

ser conveniente para ambas entidades y que la<br />

opinión pública favorecía».<br />

En esta oportunidad, la oferta del <strong>Santander</strong><br />

fue canjear una acción propia por 1,5 del<br />

nuevo Banco; por su lado, el Mercantil propuso<br />

entregar 1,25 de acciones propias por una del<br />

<strong>Santander</strong>. Algunos accionistas de este último,<br />

favorables a una pronta resolución de la cuestión,<br />

como César Pombo, mostraron su conformidad<br />

a este arreglo y recomendaron cerrar las


José María de Pereda<br />

El famoso escritor supo conjugar su pasión literaria con<br />

la actividad política y financiera: perteneció a la Junta<br />

del Banco y fue su presidente. Muy implicado en la vida<br />

pública de <strong>Santander</strong>, llegó a ser diputado carlista<br />

por la provincia.<br />

Paseo de Pereda<br />

Paseo y jardines de Pereda a comienzos del siglo XX.<br />

En el centro se puede ver el genuino Hotel Doña<br />

Francisca que, desde 1923, se convertiría en la sede<br />

principal del Banco hasta la actualidad.<br />

negociaciones lo antes posible; 47 los partidarios<br />

del pacto parece que fueron bastante persuasivos,<br />

pues con el propósito de poder alcanzar un<br />

acuerdo, dos días después la Junta del <strong>Santander</strong><br />

decidió mejorar su oferta rebajando su petición<br />

a 1,4286, mediante una carta enviada por Pereda<br />

a Cabrero. En respuesta a esta última oferta,<br />

Cabrero, en contacto permanente con Isidoro<br />

del Campo, comunicó por escrito a Pereda que<br />

el Mercantil sólo aceptaba un cambio de 1,375<br />

La defensa a ultranza de los intereses<br />

de sus accionistas decidió al Banco de<br />

<strong>Santander</strong> por la renuncia a fusionarse<br />

con el Banco Mercantil<br />

acciones de su propia sociedad por una acción<br />

del <strong>Santander</strong>. Como parecía imponerse un cierto<br />

ánimo de conciliación, tras la correspondiente<br />

deliberación, la Junta de Gobierno decidió<br />

admitir esta proposición, siempre y cuando la<br />

misma consistiera en entregar una y tres octavos<br />

de acción del Mercantil, de 500 pesetas, completamente<br />

pagadas a cambio de un título de valor<br />

nominal equivalente del Banco de <strong>Santander</strong>.<br />

El trato estuvo a punto de consumarse, hasta<br />

el punto de que el 12 de octubre la prensa local<br />

anticipó una más que segura fusión. El anuncio<br />

fue precipitado, pues volvieron a surgir serias discrepancias<br />

entre las partes implicadas, ya que los<br />

representantes del Mercantil aclararon unos días<br />

después que su propuesta consistía en efectuar el<br />

canje con acciones liberadas pero no satisfechas,<br />

es decir, sin haber desembolsado el capital en su<br />

totalidad. Los responsables del antiguo emisor<br />

consideraron una burla la propuesta: no sólo era<br />

inaceptable, sino también ilegal, por lo cual rechazaron<br />

la oferta sin paliativos, y también sin<br />

pena, por considerarla lesiva para los intereses<br />

de los accionistas. Como reconoció el presidente<br />

de turno, no fue «posible encontrar una fórmula<br />

de avenencia». 48 Por su lado, los del Mercantil<br />

adujeron que habían hecho «todas las<br />

gestiones [posibles] para la fusión con el Banco<br />

de <strong>Santander</strong> [y] que para conseguir aquel fin<br />

se llegó al último extremo en el terreno de las<br />

concesiones». 49 Fracasadas las negociaciones, el<br />

Banco Mercantil aceleró los preparativos para la<br />

instalación de sus oficinas, en el entresuelo del<br />

número 1 de la plazuela del Príncipe; abrió sus<br />

puertas al público el día 4 de noviembre de 1899<br />

y las mantuvo abiertas durante cuatro décadas y<br />

media, hasta 1946, cuando el Banco de <strong>Santander</strong><br />

se lo tragó en una célebre jugada de absorción de<br />

la que nos ocuparemos más adelante.<br />

Nuestra historia habría terminado en 1899<br />

si la fusión se hubiera materializado. Las negociaciones<br />

entre los bancos de <strong>Santander</strong> y<br />

Mercantil no cuajaron, sobre todo porque los<br />

administradores de aquél buscaron las condiciones<br />

más ventajosas para sus accionistas, a<br />

lo cual antepusieron cualquier otra consideración.<br />

Los experimentados dirigentes de la<br />

antigua entidad cántabra eran conscientes de<br />

que el Mercantil sería un temible competidor,<br />

un rival potente, con un músculo financiero<br />

superior al suyo; no parece que eso les amedrentara.<br />

A los negociadores de aquel verano<br />

se debe el mérito de haber defendido con acierto<br />

los intereses de la entidad, es decir, los de<br />

los accionistas, en absoluto los suyos. Siempre<br />

se mostraron dispuestos a parlamentar con sus<br />

futuros rivales y estuvieron a punto de firmar<br />

la fusión, si con ello se hubiera beneficiado a<br />

los propietarios del Banco; como no fue así, la<br />

rechazaron y, por segunda vez en su historia, el<br />

<strong>Santander</strong> continuó su carrera en solitario; su<br />

vocación no era ganar la prueba de velocidad,<br />

ni siquiera la de media distancia; su genuina<br />

vocación, al menos la que ha demostrado hasta<br />

la fecha, parece ser más bien la de un infatigable<br />

corredor de fondo.<br />

Siglo XX: nuevos retos<br />

El cambio de siglo trajo nuevos aires y nuevos<br />

retos. La economía española aceleró su ritmo<br />

de crecimiento, merced a una oleada de inversiones<br />

privadas y públicas y a la adopción de<br />

las nuevas tecnologías vinculadas a la segunda<br />

revolución industrial: acero, metalurgia, química<br />

orgánica, electricidad, construcción de<br />

maquinaria, navegación a vapor. Entre 1900 y<br />

1914 se produjo una oleada de constitución de<br />

nuevas empresas y de ampliación de muchas<br />

de las existentes. En el caso de la banca la eclosión<br />

fue espectacular. En pocos años el sistema<br />

financiero experimentó un vuelco apreciable,<br />

tanto por el número como por el tamaño de<br />

las entidades y la naturaleza de los negocios.<br />

En Madrid se fundaron el Hispanoamericano<br />

(1900) y el Español de Crédito (1902); en 1901<br />

nacieron en Bilbao el Banco de Vizcaya y el<br />

Crédito de la Unión Minera; en otras provincias<br />

vascongadas aparecieron el Guipuzcoano<br />

(1899) y el Banco de Vitoria (1900). En el resto<br />

de España surgieron otras iniciativas de envergadura<br />

como los bancos de Vigo (1900), Burgos<br />

(1900), Valladolid (1900), Valencia (1900) y el<br />

LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919 55


Minería en Cabarga<br />

En el comienzo del siglo XX, la economía montañesa se<br />

fue transformando merced a las nuevas inversiones en<br />

industria pesada como la minería, siderurgia, etc. En la<br />

imagen, un grupo de visitantes ante la mina de Cabarga.<br />

Cabo Machichaco<br />

En 1893, el Cabo Machichaco, cargado con dinamita<br />

ilegal y sustancias inflamables, se incendió en el muelle<br />

de <strong>Santander</strong>, explotando a continuación. A causa del<br />

accidente murieron más de quinientas personas y hubo<br />

cientos de heridos.<br />

56 LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919<br />

Zaragozano (1910); una fundación notable fue<br />

la Caja de Pensiones en 1904, uniendo el ahorro<br />

popular a la previsión social. Y en el ámbito de<br />

los seguros nacieron La Aurora (1900) y La Polar<br />

(1901) y el insigne proyecto del marqués de<br />

Comillas, el Banco Vitalicio de España (1897).<br />

En Cantabria la nueva centuria puso punto<br />

final al largo periodo de estancamiento vinculado<br />

al declinante comercio colonial. Un auge<br />

inversor reactivó los negocios e impulsó una especie<br />

de «renacimiento económico». El Boletín<br />

de Comercio señalaba que «el aspecto de nuestra<br />

plaza mercantil ha cambiado radicalmente<br />

de algunos meses a esta parte; como por arte<br />

mágico, ha desaparecido aquella quietud, aquel<br />

abandono de los negocios, aquel alejamiento de<br />

toda empresa o sociedad que supusiera creaciones<br />

industriales o explotaciones fuera del género<br />

que quisieran». 50 Y también en un documento<br />

de la Cámara de Comercio se sostenía que:<br />

«La situación comercial de nuestra plaza se ha<br />

normalizado, cobrando vida los negocios suspendidos<br />

con motivos de las guerras, desarrollándose<br />

el espíritu de empresa y mostrándose el<br />

capital propicio a interesarse en toda operación<br />

mercantil, que debidamente estudiada recurra<br />

a los que lo poseen en demanda de medios para<br />

llevar el negocio al terreno de la práctica». 51<br />

En efecto, entre 1900 y 1920 <strong>Santander</strong> y su<br />

provincia experimentaron una transformación<br />

económica similar o incluso mayor a la del resto<br />

del país. Un crecimiento rápido, un cambio<br />

de su base productiva y un aumento de la población.<br />

La transformación también se reflejó<br />

en la composición de la población activa, con<br />

un descenso significativo del empleo agrario,<br />

del 65 por ciento en 1900 al 40 por ciento para<br />

1930. Y a la inversa, entre esos mismos años la<br />

participación de la ocupación en los sectores secundario<br />

(del 17 al 33 por ciento) y terciario (del<br />

20 al 28 por ciento) aumentó como consecuencia<br />

del avance paralelo de la industrialización y<br />

la urbanización. Más significativo, si cabe, fue<br />

que la emigración, constante histórica de la región,<br />

invirtiera su tendencia: las salidas hacia<br />

ultramar y otras provincias se redujeron desde<br />

principios de siglo y poco a poco los retornos<br />

se convirtieron en lo habitual; en el puerto de<br />

<strong>Santander</strong> desembarcaron los últimos indianos,<br />

los que habían marchado a finales del xix hacia<br />

Cuba y México. 52 Al mismo tiempo la Montaña<br />

registró un notorio proceso de urbanización, de<br />

tal forma que si en 1900 sólo el 25 por ciento<br />

de la población vivía en municipios de más de<br />

diez mil habitantes, en 1930 esa proporción había<br />

ascendido al 31 por ciento. 53<br />

Uno de los síntomas más visibles de la transformación<br />

de la economía montañesa fue la instalación<br />

en la provincia de grandes sociedades<br />

manufactureras, en la metalurgia, la minería, las<br />

construcciones metálicas y la química, y de servicios,<br />

electricidad, navegación, seguros y banca.<br />

El arranque de la moderna siderurgia se<br />

produjo con la construcción y encendido de los<br />

altos hornos de la sociedad La Nueva Montaña<br />

del Hierro y el Acero (1899), el proyecto más<br />

ambicioso de la burguesía industrial y comercial<br />

de <strong>Santander</strong>. En paralelo se constituyó un<br />

extenso número de empresas para explotar los<br />

yacimientos mineros de la zona. Así surgieron<br />

Minas de Heras (1899), Minas de Complemento<br />

(1900), Nueva Argentífera (1900), Minas<br />

de Entrambasaguas (1900), Minas de Liaño<br />

(1900), Minas de Puente Arce (1900), y algunos<br />

años después, Minera Cántabro-Asturiana<br />

(1908) y Cabarga-San Miguel (1911). En el sector<br />

de bienes de equipo y construcciones metálicas<br />

llegó a la región la Sociedad Española<br />

En Cantabria, la nueva centuria<br />

puso punto final al largo periodo de<br />

estancamiento vinculado al declinante<br />

comercio colonial<br />

de Construcción Naval, constituida en Bilbao<br />

en 1908, que construyó una planta industrial en<br />

Reinosa en 1917; a esta iniciativa vendría a sumarse<br />

Electro-Metalúrgica de Boo (1913), la<br />

Constructora Nacional de Maquinaria Eléctrica<br />

(1926), también en Reinosa, Standard Eléctrica<br />

(1926), en Muriedas, y Trefilerías y Derivados,<br />

en Ramales. Al mismo tiempo despegó el<br />

sector de la construcción naval, con sociedades<br />

que localizaron sus instalaciones entre <strong>Santander</strong><br />

y El Astillero, como Talleres de San Martín<br />

(antiguo López-Dóriga), en 1896, y Talleres<br />

del Astillero, heredero de Bernardo Lavín.<br />

Mediado el segundo decenio del siglo xx, el<br />

ramo químico se convirtió en otro de los pilares<br />

de la economía regional. El empuje principal<br />

vino de la mano de la potente sociedad Solvay y<br />

Cía (1903), que instaló sus fábricas en el área de<br />

Torrelavega para atender la demanda de sosa cáustica<br />

y amoniacos. Poco después llegó, en 1918, la<br />

segunda de las grandes sociedades químicas de<br />

la región: Cros, para la fabricación de carbonatos,<br />

sosa cáustica, ácido sulfúrico, ácido nítrico y toda<br />

la gama de superfosfatos. La tercera fue la Real<br />

Compañía Asturiana de Minas, que en su planta<br />

de Hinojedo llegó a fabricar el 20 por ciento de la<br />

producción nacional de ácidos industriales.


Incendio del barco Cabo Machichaco La explosión del vapor el 3 de noviembre de 1893 provocó un incendio que afectó a numerosos inmuebles de la ciudad. La catástrofe dejó una huella profunda<br />

en la memoria colectiva de los santanderinos y fue recogida en la literatura de Pereda y González Echegaray.<br />

El despegue de la industria hidroeléctrica,<br />

para la cual la provincia presentaba unas condiciones<br />

ideales, comienza en 1896 cuando la<br />

sociedad Lebón y Cía, que realizaba el aprovisionamiento<br />

de gas a la ciudad, apostó por<br />

la electricidad al adquirir la Compañía General<br />

de Electricidad Volta, pionera en el suministro<br />

eléctrico a <strong>Santander</strong> desde febrero de<br />

1892. En 1897 se constituyó Electra Vasco-<br />

Montañesa, en 1900 Electra-Montañesa y en<br />

1901 la Central Eléctrica de El Pabón. Después,<br />

en 1903, comenzó a distribuir energía<br />

en la capital la Electra Pasiega, que contaba<br />

con dos centrales. Y a éstas se sumó Electra<br />

del Besaya (1905), con una central nueva.<br />

Pero sin duda la creación más destacada fue<br />

Electra de Viesgo, en 1906, una sociedad que<br />

durante toda su historia estaría íntimamente<br />

vinculada al Banco de <strong>Santander</strong>.<br />

La navegación también atrajo elevados<br />

volúmenes de inversión, pues el puerto de<br />

<strong>Santander</strong> recobró una parte del tráfico perdido<br />

en décadas anteriores; volvieron a salir<br />

toda clase de mercancías hacia Europa y otros<br />

destinos peninsulares. También el movimiento<br />

de pasajeros, hacia y desde América se reanimó.<br />

Para atender la demanda de espacio y<br />

pasaje nacieron en menos de dos años la Compañía<br />

<strong>Santander</strong>ina de Navegación (1897), la<br />

Compañía Montañesa de Navegación (1898),<br />

la Vasco-Cantábrica de Navegación (1899), la<br />

Compañía Cantábrica de Navegación, la Compañía<br />

Marítima Unión (1899) y la Compañía<br />

del Vapor Esles (1900).<br />

En la esfera financiera el paso del ochocientos<br />

al novecientos también trajo destacadas<br />

novedades. 54 En primer lugar la fundación<br />

del Banco Mercantil en 1899. Un año después<br />

apareció la Sociedad de Crédito Industrial y<br />

Comercial, nacida con un capital social de 10<br />

millones de pesetas (tres veces el del <strong>Santander</strong>)<br />

y con el destino manifiesto de fomentar<br />

el incipiente desarrollo industrial de la provincia.<br />

55 Nada más abrir sus puertas inició una<br />

agresiva política de financiación y promoción<br />

de empresas, mineras y de transformados metálicos<br />

y en pocos meses llenó su cartera de acciones<br />

y obligaciones de sociedades industriales;<br />

pero a principios de 1901 una inesperada<br />

inflexión de los títulos cotizados en el Bolsín,<br />

puso de relieve el elevado grado de exposición<br />

de la entidad y el peligroso nivel de riesgo que<br />

había asumido. Para crecer rápido, los fundadores<br />

de la Sociedad de Crédito Industrial<br />

concedieron financiación indiscriminada a<br />

empresas poco rentables y en algunos casos de<br />

dudosa solvencia. Antes de finalizar el ejercicio<br />

LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919 57


José Gutiérrez Solana. Regreso del Indiano. Colección <strong>Santander</strong><br />

La figura del indiano era frecuente en la sociedad cántabra.<br />

Muchas personas iban a América a probar fortuna y, cuando<br />

la alcanzaban, volvían a su tierra exhibiendo sus triunfos.


Tratado de paz. Guerra de Cuba<br />

El embajador Jules Carlson ratifica con su firma el<br />

tratado de paz entre España, Cuba y Estados Unidos,<br />

dando por terminada la guerra de Cuba. La Habana,<br />

11 de abril de 1899.<br />

el establecimiento estaba en práctica bancarrota,<br />

con dos únicas salidas: la liquidación o la asociación<br />

con el Banco Mercantil, pues al <strong>Santander</strong>,<br />

dada su clara especialización comercial, era seguro<br />

que la unión no le interesaba. El acuerdo<br />

con el Mercantil no tardó en materializarse<br />

y en el mes de abril de 1901 ambas entidades<br />

daban por cerrada la fusión, en realidad una<br />

operación de absorción por la cual éste se hacía<br />

cargo de la cartera de inversiones y de préstamos<br />

de la Sociedad de Crédito Industrial, que<br />

desaparecía convirtiéndose de esta manera en<br />

uno de los bancos más efímeros de la historia<br />

financiera española.<br />

La otra novedad fue la fundación de una<br />

nueva caja de ahorros, que a diferencia de la<br />

creada a mediados del siglo xix, ha logrado sobrevivir<br />

hasta la fecha. La idea se gestó a raíz de<br />

la muerte en 1896 de Modesto Tapia Caballero,<br />

un adinerado indiano que legó el capital para<br />

la constitución de una entidad de esa naturaleza.<br />

Del proyecto se ocupó otro prohombre<br />

de la Montaña, Francisco Rivas Moreno, que<br />

logró agrupar en torno a su persona a diversos<br />

miembros del mundo de los negocios, la política<br />

y la cultura. Entre todos constituyeron en<br />

1898 la tan esperada Caja de Ahorros y Monte<br />

de Piedad Alfonso XIII. 56 La entidad creció con<br />

rapidez durante los primeros años de vida, alcanzando<br />

una cifra de imposiciones cercana a<br />

los seis millones de pesetas. Al principio de la<br />

guerra europea tuvo que sortear algunas dificultades,<br />

que superó gracias a la asistencia de<br />

la sucursal del Banco de España. En 1921, en<br />

medio de la tormenta financiera de posguerra,<br />

sufrió un segundo amago de quiebra, del cual<br />

pudo salir esta vez merced al apoyo del Círculo<br />

Mercantil y con la ayuda prestada por el resto<br />

de las entidades de crédito de la ciudad.<br />

Tras la absorción del Crédito Industrial y<br />

Comercial, el Banco Mercantil se lanzó por la<br />

senda de un crecimiento rápido, bien visible en<br />

las cuentas de su balance. Entre 1900 y 1914<br />

sus depósitos y cuentas corrientes se sextuplicaron<br />

hasta llegar a los 25,7 millones de pesetas,<br />

al tiempo que se embarcaba en una expansión<br />

territorial en la provincia y fuera de ella con la<br />

creación de una incipiente red de sucursales<br />

en núcleos de población tan importantes como<br />

Torrelavega, Reinosa, Llanes, León y Salamanca.<br />

La inversión del Mercantil creció al mismo<br />

ritmo, multiplicándose por cuatro hasta alcanzar<br />

los 26,5 millones de pesetas. Su cartera<br />

incluía una notable variedad de títulos de compañías<br />

mineras, de ferrocarriles, navieras, metalúrgicas<br />

y eléctricas. Los créditos a empresas<br />

industriales y de servicios representaban casi el<br />

60 por ciento de sus activos. El Mercantil se había<br />

convertido en poco tiempo en uno de esos<br />

nuevos bancos mixtos nacidos a principios de<br />

siglo, dinámico y emprendedor, y se había encaramado<br />

al liderazgo financiero de la Montaña,<br />

desplazando al Banco de <strong>Santander</strong>. Porque<br />

el recorrido de este último fue mucho más corto<br />

y de menor alcance. Sus recursos ajenos apenas<br />

aumentaron de los 13,6 millones de pesetas de<br />

1900 a 18,5 millones en 1914, un salto bastante<br />

inferior al exhibido por su rival; el aumento<br />

se produjo de forma pausada, sin apresuramiento,<br />

apenas con una pequeña aceleración<br />

desde comienzos del segundo decenio. Las inversiones<br />

de la antigua entidad emisora también<br />

habían progresado menos que el Mercantil:<br />

de 13,7 millones de pesetas, sumados<br />

la cartera y los préstamos, a 20,2 millones en<br />

1914. Mientras que en el Mercantil había predominado<br />

la agresividad, en el <strong>Santander</strong> la<br />

parsimonia; mientras el primero se había inclinado<br />

por la nueva moda de la banca de negocios,<br />

el segundo se mantuvo atrincherado en<br />

el modelo de banca comercial, característica<br />

El <strong>Santander</strong>, dirigido por<br />

Rafael Botín Aguirre, no modificó<br />

la naturaleza de su negocio pese a la<br />

competencia del Mercantil<br />

del siglo xix y por entonces considerada algo<br />

antigua y obsoleta, típica de unas prácticas comerciales<br />

de una época periclitada. Sin embargo,<br />

quienes pensaban así se equivocaron. Los<br />

acontecimientos bancarios del siglo xx probarían<br />

que ni el modelo estaba agotado, ni ofrecía<br />

menos posibilidad de crecimiento.<br />

Las actas de la Junta de Gobierno son una<br />

magnífica atalaya para averiguar las preocupaciones<br />

y las actividades de la entidad en estos<br />

primeros lustros del xx. El Banco de <strong>Santander</strong>,<br />

dirigido desde la muerte de Antonio del Diestro<br />

por Rafael Botín Aguirre, no modificó en lo<br />

fundamental la naturaleza de sus operaciones,<br />

a pesar de la competencia del Mercantil, de<br />

la Caja de Ahorros y del acoso permanente de la<br />

sucursal del Banco de España. Los préstamos,<br />

que pasaron de los cinco millones de pesetas<br />

de media entre 1900 y 1905 a los 9,4 millones de<br />

media entre 1910 y 1914, representaron en torno<br />

al 25 por ciento, una cuarta parte del activo<br />

en el primer quinquenio, pero luego alcanzaron<br />

casi el 40 por ciento en los años 1910-1914,<br />

lo que da idea de la nítida preferencia comercial<br />

LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919 59


Fundación de entidades de crédito en Cantabria<br />

Banco de <strong>Santander</strong> 1857<br />

Sucursal del Banco de España 1874<br />

Caja de Ahorros y Monte de Piedad 1898<br />

Banco Mercantil de <strong>Santander</strong> 1899<br />

Sociedad de Crédito Industrial y Comercial 1900<br />

Banco Mercantil<br />

El Banco Mercantil, competencia natural del <strong>Santander</strong>,<br />

se funda en 1899, presidido por Ramón López-Dóriga.<br />

Tras malogrados y repetidos intentos de fusión, fue<br />

finalmente absorbido por el Banco de <strong>Santander</strong> en 1946.<br />

60 LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919<br />

de la entidad. Por su parte, dentro de la cartera de<br />

efectos, el descuento comercial tuvo siempre un<br />

peso abrumador frente a las inversiones en acciones,<br />

obligaciones y deuda pública. En todo<br />

caso, el saldo medio de la cartera apenas se movió:<br />

de 11,6 millones en el primer sexenio a 11,8<br />

en el último quinquenio.<br />

No obstante su prioritaria dedicación comercial,<br />

en estos años de euforia creadora de nuevas<br />

sociedades industriales, la entidad no pudo resistirse<br />

a participar en la constitución de alguna<br />

de ellas o a suministrarlas préstamos a largo<br />

plazo. En las reuniones de la Junta de Gobierno<br />

se suscitaron continuos debates sobre la conveniencia<br />

de invertir en determinadas empresas,<br />

sobre cuántos recursos destinar a este menester<br />

y acerca de las garantías que debían exigirse.<br />

El <strong>Santander</strong> se interesó en sociedades señeras<br />

vinculadas a la economía regional. En el sector<br />

naviero participó en la creación de la Compañía<br />

Marítima Unión e intervino en la financiación<br />

de la <strong>Santander</strong>ina de Navegación, garantizando<br />

una emisión de obligaciones hipotecarias. Operaciones<br />

de crédito de calado se produjeron con<br />

la sociedad eléctrica de Puente San Miguel, así<br />

como con diversas compañías mineras, entre las<br />

que sobresale la sociedad Minas de Puente Arce.<br />

Otras empresas que recibieron crédito del Banco<br />

fueron las compañías de ferrocarriles regionales,<br />

como la del Cantábrico, o la Sociedad Española<br />

de Ferrocarriles Secundarios. Dentro de lo<br />

que la Junta de Gobierno denominaba operaciones<br />

sobre «valores industriales», encontramos<br />

El <strong>Santander</strong> participó en<br />

empréstitos para la construcción<br />

del Gran Casino y la reforma de<br />

distintos hoteles<br />

registradas algunas de interés. Se otorgó crédito<br />

a empresas y particulares con garantía de obligaciones<br />

de la Compañía Vasco-Cantábrica de<br />

Navegación, de Nueva Montaña Quijano y del<br />

Ferrocarril de Alar del Rey; asimismo se detectan<br />

préstamos para los cuales los clientes ofrecieron<br />

en garantía acciones del Ferrocarril Cantábrico,<br />

de la Compañía Marítima Unión, de la Azucarera<br />

Montañesa, de la Montañesa de Navegación y<br />

de la <strong>Santander</strong>ina de Navegación. Rafael Botín<br />

Aguirre y sus colaboradores también aceptaron<br />

tomar valores mineros, de Minas de Puente,<br />

Minas de Cala y Minas de Heras, y de sociedades<br />

eléctricas y de servicios urbanos, como la<br />

Compañía General de Electricidad de Montano<br />

o la Sociedad de Aguas. 57<br />

Además de empresas y particulares también<br />

las corporaciones públicas de ámbito local o benéfico<br />

solicitaron crédito al Banco. Lo hizo en<br />

1908 el Ayuntamiento de la ciudad para llevar<br />

a cabo las obras de instalación y explotación de<br />

la red telefónica urbana, ofreciendo en garantía<br />

la recaudación de los abonados a la red; en<br />

1912 el Ayuntamiento volvió a pedir un préstamo<br />

para financiar diversas obras de infraestructura<br />

en el municipio. No siempre la respuesta<br />

del <strong>Santander</strong> fue afirmativa: cuando en 1908<br />

solicitó dinero fresco para refinanciar una<br />

emisión de obligaciones, Rafael Botín Aguirre<br />

recomendó no acceder a la petición. Además<br />

del Ayuntamiento de la capital cántabra, otras<br />

corporaciones locales se dirigieron al <strong>Santander</strong><br />

en solicitud de préstamos, como los Ayuntamientos<br />

de Reinosa o El Astillero, o la misma<br />

Diputación Provincial. Por lo general, si las<br />

garantías eran buenas, obtenían la ayuda que<br />

solicitaban.<br />

Actuaciones destacables fueron las relacionadas<br />

con la construcción del palacio en<br />

la península de La Magdalena, un regalo para<br />

el rey Alfonso XIII promovido por el Ayuntamiento<br />

con la finalidad de atraerle todos los<br />

años al Sardinero para que pasara la temporada<br />

estival en la ciudad; en este caso el Banco<br />

contribuyó con 20.000 pesetas. También participó<br />

en empréstitos a la sociedad El Sardinero,<br />

encargada de construir el Gran Casino y<br />

de reformar distintos hoteles y balnearios de<br />

la ciudad. 58 Y en el mes de agosto de 1917,<br />

el Banco de <strong>Santander</strong> concedió un préstamo<br />

mancomunado con el Banco Mercantil a la<br />

sociedad del Hotel Real para la construcción<br />

de su espléndido edificio; los socios promotores<br />

del citado hotel garantizaron solidaria y<br />

personalmente el préstamo. 59<br />

Resistir la competencia y mantener la calma<br />

fue la guía que orientó la política crediticia del<br />

Banco de <strong>Santander</strong> en los albores de la nueva<br />

centuria. Los miembros de la Junta de Gobierno<br />

tomaron buena nota de los acontecimientos<br />

financieros que acaecían a su alrededor, con el<br />

nacimiento de poderosas entidades nacionales.<br />

No parece que se dejaran intimidar; no aceleraron<br />

la marcha ni variaron su rumbo. Desde<br />

luego la entidad creció poco y permaneció pequeña;<br />

en contrapartida mantuvo elevados sus<br />

niveles de rentabilidad y, más aún, una notable<br />

solvencia, algo muy conveniente a tenor de los<br />

peligros que acechaban a la vuelta de la esquina:<br />

el estallido de la Primera Guerra Mundial<br />

y el inicio de un nuevo ciclo económico en<br />

España y en Europa.


Bulevar de Alfonso XII El bulevar de Alfonso XII, también conocido como Las Farolas, era muy frecuentado por los santanderinos. En la imagen, una vista de los jardines con el futuro<br />

edificio del Banco de <strong>Santander</strong> al fondo.<br />

El impacto de la Primera<br />

Guerra Mundial<br />

En 1914 se abrió un nuevo ciclo como consecuencia<br />

de la guerra europea. Aunque España<br />

permaneció neutral, el impacto de la contienda<br />

se dejó sentir en todos los órdenes de la<br />

vida económica, social y política. Las primeras<br />

reacciones fueron de pánico y confusión, con<br />

una fuerte contracción de la liquidez, algunas<br />

quiebras, suspensiones de pagos y descenso<br />

de los valores bursátiles. En Barcelona la gente<br />

se plantó ante los bancos pidiendo la conversión<br />

de sus billetes y en Bilbao se produjo<br />

una situación similar que obligó al Banco de<br />

España a tomar medidas de excepción. Pero<br />

tras la declaración de neutralidad, la incertidumbre<br />

desapareció y el país no tardó en<br />

sentir sus efectos beneficiosos. Durante cuatro<br />

años, 1915-1918, una tendencia alcista se<br />

apoderó de los negocios, las expectativas se<br />

mantuvieron altas y el optimismo mercantil<br />

alcanzó cotas nunca antes imaginadas.<br />

En efecto, el comienzo de las hostilidades en<br />

Europa sorprendió a una banca española poco<br />

prevenida al respecto. El desconcierto fue general<br />

y los banqueros contemplaron impasibles<br />

el descenso en los niveles de actividad comercial<br />

y la caída de las cotizaciones bursátiles. De<br />

ello dejó constancia el prestigioso economista<br />

Francisco Bernis, quien señaló que la declaración<br />

de hostilidades se dejó sentir de inmediato<br />

en los sectores más sensibles de la economía,<br />

como la bolsa, la banca y el comercio: «Liquidaciones<br />

ruinosas, atascos bursátiles, cierre de<br />

la Bolsa y realización de las operaciones al tipo<br />

llamado de matanza; contracción del crédito<br />

en los establecimientos bancarios, pedido extraordinario<br />

de fondos y retirada de depósitos<br />

en bancos y cajas de ahorro, pánico bancario<br />

en Bilbao; dificultades para el abastecimiento<br />

de primeras materias [...] para el cobro de exportaciones<br />

[...] y atasco en la circulación de<br />

varias industrias [...]». 60 Por su lado, el Consejo<br />

de Gobierno del Banco de España también<br />

dejó testimonio de la gravedad del impacto de<br />

la guerra y de la situación creada en los primeros<br />

instantes: «Declarada la guerra europea<br />

en los primeros días de agosto de 1914, el<br />

mundo financiero sintió honda sacudida que<br />

alteró por completo la vida de los negocios en<br />

todas las naciones. No podía ser una excepción<br />

España; y desde los primeros momentos<br />

pudo observarse una alarma, quizás exagerada,<br />

creándose una situación difícil, que alcanzó<br />

a todas las regiones y a todos los órdenes<br />

de la vida mercantil». 61<br />

Los responsables del Banco de <strong>Santander</strong><br />

también se hicieron eco de las dificultades<br />

de aquel primer ejercicio de guerra. En la<br />

LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919 61


62 LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919


Hotel Real<br />

En 1917 los bancos de <strong>Santander</strong> y<br />

Mercantil concedieron un préstamo<br />

a la sociedad que construyó el<br />

Hotel Real. Fue inaugurado por<br />

Alfonso XIII en agosto de ese mismo<br />

año. El arquitecto González Riancho<br />

fue el autor del proyecto.


Tranvía de <strong>Santander</strong><br />

Una línea de tranvía recorría la ciudad. Por ordenanza<br />

municipal, los vagones no podían superar la velocidad<br />

de un hombre al paso. Dejarían de funcionar en 1953.<br />

En la imagen se puede apreciar el edificio del Banco<br />

de <strong>Santander</strong> en el paseo de Pereda.


correspondiente Memoria se insertó un párrafo<br />

largo pero expresivo del presidente de<br />

turno, Eduardo Pérez del Molino, quien expuso<br />

lo siguiente:<br />

La crisis por la que atravesaban algunas repúblicas del<br />

sur de América y la prolongada guerra civil en México,<br />

disminuyendo considerablemente las operaciones mercantiles<br />

y bancarias, venían ya haciendo sentir sus desfavorables<br />

efectos en nuestra región, cuando, roto el equilibrio,<br />

la guerra europea llevó a los sorprendidos ánimos<br />

una intranquilidad y alarma tales, que se tradujeron en<br />

la incertidumbre que limita o paraliza los negocios, y en la<br />

desconfianza de las ajenas garantías. Todos recordaréis,<br />

seguramente, la zozobra y la perturbación de los meses<br />

de agosto y septiembre, y fácil cuenta podéis daros<br />

del influjo que ellas produjeron en el comercio, la industria<br />

y la banca. Las exigencias mercantiles e industriales,<br />

unas veces, la desconfianza otras, retiraban de<br />

las cajas de ahorros y de los bancos las disponibilidades<br />

o demandaban ampliación a los créditos que se les<br />

habían concedido, o bien reclamaban la concesión de<br />

otros nuevos. ¿Qué extraño, pues, que si de día en día,<br />

en breve lapso de tiempo, las cajas de ahorro y las disponibilidades<br />

de los bancos bajaron millones, llegara a<br />

temerse un conflicto general, en cuya evitación de todas<br />

partes se pedía la intervención del Banco de España?<br />

No se sustrajo ciertamente el Banco de <strong>Santander</strong> a la<br />

honda y general anormalidad económica, pero tenemos<br />

la satisfacción de decir que, a pesar de las muchas demandas<br />

a que atendió y sin interrumpir ni un solo día<br />

ninguna de todas aquellas operaciones a que de antiguo<br />

se dedica, ha podido hacer frente a tan grave crisis con<br />

sus propios recursos, gracias a la solidez de su situación<br />

y a la confianza que al público merece su ya larga historia.<br />

Debemos, sin embargo, consignar que agradecemos<br />

debidamente al Banco de España su buena disposición<br />

y oferta que nos hizo. Si contra el habitual laconismo<br />

de nuestra Memoria nos hemos permitido las brevísimas<br />

consideraciones que preceden, ha sido por poner<br />

de relieve cuánto importa una sólida base para resistir<br />

los embates de las perturbaciones económicas. 62<br />

La crisis se desató en plena canícula veraniega;<br />

a todas las sucursales del Banco de España en<br />

provincias llegaron peticiones extraordinarias<br />

de crédito para atender una súbita demanda de<br />

efectivo. Hubo solicitudes desde las plazas<br />

principales, como Barcelona, Bilbao y Valencia,<br />

y de otras secundarias, como Huelva o Cartagena.<br />

Desde Madrid se telegrafió a los directores<br />

de sucursales recomendándoles prudencia en la<br />

concesión de operaciones. También se acordó<br />

elevar los tipos de interés y aumentar el límite<br />

de la circulación de billetes de 2.000 a 2.500<br />

millones de pesetas. 63<br />

La tormenta se desató en Bilbao, ya por entonces<br />

la plaza financiera más importante fuera<br />

de Madrid. El 19 de agosto los establecimientos<br />

locales (Bilbao, Vizcaya, Comercio y Crédito de<br />

la Unión Minera) dirigieron una exposición al<br />

presidente del Consejo de Ministros pidiendo<br />

que el Banco de España, como banco nacional,<br />

descontara sin limitación letras y pagarés y que<br />

también abriera sin límite créditos con garantía<br />

de valores. Las preocupantes noticias de<br />

Bilbao viajaron con presteza a la sala del Consejo<br />

del Banco de España. Lorenzo Domínguez<br />

Pascual, entonces gobernador, expuso que a la<br />

vista de las difíciles circunstancias por las que<br />

atravesaba la plaza de Bilbao, el presidente del<br />

Consejo de Ministros había requerido al ministro<br />

de Hacienda y éste al gobernador para que<br />

«el Banco de España procurara subvenir a las<br />

necesidades de aquella plaza, a fin de evitar mayores<br />

conflictos», e informó de que, acompañado<br />

por los subgobernadores, se había reunido<br />

ya con el ministro, confirmándose los peores<br />

Aunque España permaneció<br />

neutral, el impacto de la contienda se<br />

dejó sentir en todos los órdenes de la vida<br />

económica, social y política<br />

presagios: la alarma era un hecho innegable<br />

que se extendía por las calles, por lo que urgía<br />

al Consejo a tomar una decisión que sirviese<br />

para atajar el pánico. Se decidió entonces enviar<br />

al subgobernador Pío García Escudero, para<br />

que resolviese acerca de los auxilios a prestar a<br />

cada una de las entidades.<br />

La intervención de una autoridad como el<br />

subgobernador del emisor tuvo unos efectos sedantes<br />

que se manifestaron en muy poco tiempo,<br />

pues a los tres días de su llegada a Bilbao<br />

se había restablecido la calma. El día 7 de septiembre<br />

el gobernador recibió un telegrama de<br />

los directores de los bancos de Bilbao, Vizcaya<br />

y de la Cámara de Comercio en el que agradecían<br />

la rapidez con la que el Banco de España<br />

«ha acudido en auxilio de aquella plaza [de Bilbao],<br />

cuya vida económica había sido alterada»;<br />

aquél, además, había conversado telefónicamente<br />

con García Escudero, quien le había participado<br />

que «en Bilbao se había restablecido la<br />

normalidad y que salía para <strong>Santander</strong> a estudiar<br />

la situación de aquella plaza». Porque, efectivamente,<br />

en esta última ciudad se reproducían<br />

los síntomas que habían aquejado a la de Bilbao:<br />

retirada masiva de depósitos y conatos de<br />

disturbios ante los establecimientos bancarios.<br />

La llegada del subgobernador también parece<br />

que fuese mano de santo, pues tres días después,<br />

el 10 de septiembre, se encontraba de<br />

regreso en su despacho de Madrid con los problemas<br />

bien encauzados. En la capital cántabra<br />

los bancos auxiliados habían sido el <strong>Santander</strong><br />

y el Mercantil, que como sus homónimos de<br />

Bilbao, escribieron al gobernador agradeciéndole<br />

la cooperación que les había prestado.<br />

¿Qué pasó exactamente en la ciudad cántabra<br />

y cómo se resolvieron los problemas? ¿Qué<br />

actuaciones y qué medidas adoptó el Banco de<br />

<strong>Santander</strong> en aquellos dramáticos meses del<br />

verano del 1914? Repasemos brevemente los<br />

acontecimientos de aquellas fechas.<br />

El 7 de agosto de 1914, una vez declarada la<br />

guerra, la Junta de Gobierno del Banco se reunió<br />

con carácter extraordinario para prevenir<br />

una brusca retirada de fondos que provocase<br />

falta de liquidez. A los pocos días se elevaron<br />

las tasas sobre los descuentos, préstamos y<br />

cuentas de crédito y se suspendió la apertura<br />

de cuentas de crédito con garantía personal.<br />

La Junta de la entidad también acordó solicitar<br />

al Banco de España la apertura de una cuenta<br />

de crédito con garantía de valores del Estado;<br />

como encontraron algunas reticencias en el director<br />

de la sucursal del emisor en <strong>Santander</strong>,<br />

se decidió comisionar a los consejeros Vial y<br />

Botín López para que fuesen a Madrid a negociar<br />

dicho asunto directamente con las autoridades<br />

del Banco de España. Dada la gravedad<br />

de la situación en la plaza, se quiso actuar de<br />

manera coordinada con los comisionados al<br />

mismo efecto por el Banco Mercantil y por la<br />

Caja de Ahorros. A su regreso, Vial y Botín dieron<br />

cuenta del crédito de 1.750.000 pesetas que<br />

el Banco de <strong>Santander</strong> había obtenido del emisor,<br />

con garantía de valores del Estado y obligaciones<br />

de ferrocarriles. 64<br />

Otra medida inmediata fue «en vista del<br />

giro anormal que parecen tomar los asuntos<br />

políticos internacionales y como medida de<br />

previsión» traer con urgencia a la caja del Banco<br />

los títulos de su propiedad que mantenía<br />

en París, en su mayor parte obligaciones de la<br />

Compañía del Norte domiciliadas en la capital<br />

francesa. Sin embargo, las dificultades de comunicación<br />

en aquellos momentos, y la rapidez de<br />

los acontecimientos impidió que se pudiera<br />

disponer de esos valores cuando fue preciso,<br />

pues no llegaron a su sede hasta 1915. 65<br />

En las semanas siguientes, la inquietud ante<br />

una hipotética situación de falta de liquidez no<br />

desminuyó, de modo que se intensificaron las<br />

peticiones de ayuda al Banco de España, ya fuera<br />

LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919 65


Banco de <strong>Santander</strong><br />

en el paseo de Pereda<br />

El paseo de Pereda es una de las zonas<br />

más representativas de la ciudad de<br />

<strong>Santander</strong>. En 1786 comenzó a llamarse<br />

el Muelle, por su proximidad al puerto<br />

antiguo. Ya en 1805 se conocía como el<br />

Muelle Nuevo hasta que, por fin, en 1903,<br />

obtendría su nombre actual.


LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919 67


Foto estereoscópica Esta singular técnica fotográfica se basa en la visión binocular para conseguir un efecto en tres dimensiones. Tomadas en el paseo de Pereda, en éstas se aprecia la entrada<br />

de la que se convertiría en la sede principal del Banco de <strong>Santander</strong>.<br />

por medio de la apertura de una cuenta de<br />

crédito con garantía de los valores situados en<br />

París —los cuales serían entregados a la delegación<br />

del Banco de España en la capital francesa—,<br />

ya fuera por la presentación de papel a<br />

descuento en la sucursal del emisor en <strong>Santander</strong>.<br />

A iniciativa del Banco Mercantil se planteó<br />

una nueva gestión en Madrid; fueron designados<br />

en esta ocasión Botín López y Pérez del<br />

Molino para representar al <strong>Santander</strong>, quienes<br />

viajaron en compañía de los representantes del<br />

Mercantil y también de los del Banco de Bilbao.<br />

El propósito de todos ellos era solicitar socorros<br />

del Gobierno y de las autoridades del Banco de<br />

España. Tras la gestión de los comisionados<br />

de los tres bancos en la capital del Reino, se conoció<br />

que el Banco de España estaba dispuesto<br />

a descontar al Banco de <strong>Santander</strong> efectos sobre<br />

la plaza hasta la suma de cinco millones de<br />

pesetas. 66 Botín López y Pérez del Molino transmitieron<br />

su impresión de que, tanto el gobernador<br />

como el subgobernador del Banco de España,<br />

como también el presidente del Consejo de<br />

Ministros y el ministro de Hacienda, estaban<br />

«dispuestos a prestar nuevos apoyos al Banco<br />

de <strong>Santander</strong> y demás bancos regionales si fuera<br />

necesario». A fines de agosto, los responsables<br />

de la entidad se mostraban confiados, pues<br />

contaban con la cuenta abierta de 1,7 millones<br />

de pesetas disponibles y una capacidad de<br />

68 LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919<br />

descuento en la sucursal del Banco de España<br />

de hasta cinco millones de pesetas. Además,<br />

los gestores del <strong>Santander</strong> pensaban que,<br />

en caso de necesidad urgente, no faltarían nuevos<br />

apoyos del Banco de España, bien fuera por<br />

concesión de otro crédito en condiciones análogas<br />

al anterior, bien fuera por medio de la renovación<br />

al vencimiento de efectos descontados. 67<br />

A comienzos de septiembre, el presidente de<br />

la Junta de Gobierno y el director acudieron a<br />

Tras la tempestad vino la calma, seguida<br />

de inmediato de una euforia generalizada<br />

en los mercados que se prolongó mientras<br />

duró el conflicto mundial<br />

Bilbao para entrevistarse con el subgobernador<br />

del Banco de España, García Escudero. A su regreso<br />

manifestaron que, en Bilbao, la crisis había<br />

sido conjurada porque todos los bancos de la provincia<br />

habían comprometido su activo y los consejeros<br />

avalado con sus firmas personales los<br />

créditos que se solicitaron al Banco de España.<br />

También informaron que García Escudero estaba<br />

dispuesto a desplazarse a <strong>Santander</strong> a fin de<br />

poner en práctica los mismos medios que habían<br />

hecho renacer la confianza en Bilbao. No obstante,<br />

el director-gerente, José María Gómez de la<br />

Torre, dio a entender que García Escudero esperaba<br />

de los consejeros de los bancos de la ciudad de<br />

<strong>Santander</strong> una actitud similar a la adoptada por<br />

sus homónimos de la plaza de Bilbao; esto es,<br />

que ofrecieran incondicionalmente sus firmas y<br />

las pusieran a disposición del Banco de España.<br />

Conocida esta exigencia por la Junta de Gobierno<br />

del <strong>Santander</strong>, se convino telegrafiar a García Escudero<br />

ofreciendo las firmas de todos los vocales,<br />

según acuerdo que se tomó por unanimidad. 68<br />

Cuando el 8 de septiembre el subgobernador<br />

se personó en la ciudad, mantuvo la entrevista<br />

acordada con el presidente de la Junta del<br />

Banco y éste informó a sus colegas de la conclusión<br />

a la que ambos habían llegado: estimaron<br />

que para salvar la coyuntura bastaría con una<br />

autorización para que el Banco de <strong>Santander</strong><br />

pudiese, si lo deseaba o le era preciso, descontar<br />

papel sobre la plaza en el Banco de España,<br />

con la firma sola de la entidad sin necesidad de<br />

mayores avales. No se requirieron otras medidas;<br />

a la semana siguiente la situación de la plaza<br />

había mejorado tanto que se dio por cerrada<br />

la crisis. Desaparecida la tensión, la Junta de<br />

Gobierno acordó reducir paulatinamente los<br />

tipos de interés para los descuentos y cuentas<br />

de crédito con garantía de valores y personales;<br />

antes de finalizar el año, la Comisión Permanente<br />

operaba con toda normalidad y el director-gerente<br />

estaba de nuevo enfrascado en sus<br />

preocupaciones habituales. 69


Tras la tempestad vino la calma, seguida<br />

de inmediato de una euforia generalizada en<br />

los mercados que se prolongó mientras duró el<br />

conflicto mundial. Como sabemos, la neutralidad<br />

política colocó a la economía española en<br />

una situación de ventaja para atender las necesidades<br />

exteriores derivadas de la contienda.<br />

La manifestación más visible de la bonanza<br />

fue el aumento espectacular de las exportaciones<br />

de bienes y servicios destinadas a cubrir<br />

las necesidades de los países beligerantes. Los<br />

empresarios españoles colocaron en el exterior<br />

maquinaria, productos químicos y metalúrgicos,<br />

pasta de papel, carbón mineral y también<br />

artículos textiles y alimentos; por su lado, las<br />

sociedades navieras incrementaron sus ingresos<br />

por fletes. De forma simultánea se inició<br />

un rápido proceso de sustitución de importaciones<br />

al amparo de la protección natural que<br />

generaba la guerra. La balanza comercial invirtió<br />

su tradicional saldo negativo y el país recibió<br />

un río de oro y divisas que llenaron las arcas de<br />

bancos y empresas y las reservas del Banco<br />

de España. Mejoró la cotización de la peseta<br />

que, pasados los meses inaugurales del conflicto,<br />

comenzó a escalar posiciones de tal manera<br />

que a principios de 1918 llegaba a su paridad<br />

teórica, 25 pesetas la libra esterlina o<br />

cinco pesetas por dólar. Las ganancias extraordinarias<br />

derivadas de la guerra desataron una<br />

La guerra, además de proporcionar un<br />

fuerte impulso a la actividad del <strong>Santander</strong>,<br />

propició la obtención de elevados beneficios<br />

que la entidad trasladó a sus accionistas<br />

auténtica fiebre, constituyéndose nuevas compañías<br />

mercantiles y ampliándose la capacidad<br />

asentada de las ya existentes.<br />

El sector bancario no permaneció ajeno a<br />

este movimiento: entre 1915 y 1920 el número de<br />

entidades aumentó de 52 a 91; el capital desembolsado<br />

se multiplicó por tres y los depósitos<br />

por cinco. A los bancos de Bilbao, Vizcaya,<br />

Hispanoamericano y Español de Crédito se<br />

agregaron nuevas entidades que constituyeron<br />

en los años posteriores los seis grandes de la<br />

época. El Banco Urquijo nació en 1918 sobre<br />

la base de la firma del mismo nombre; y en<br />

1920 abrió sus puertas el Banco Central. Pero<br />

no fueron los únicos, pues en esos mismos años<br />

de la posguerra aparecieron otras entidades de<br />

importancia. En 1920 se fundaron, en Asturias,<br />

el Banco de Oviedo y el Banco Gijonés de Crédito.<br />

En la plaza de Bilbao se formó el Banco<br />

Vasco en 1918. De forma similar se constituyeron<br />

entidades en Madrid: la Banca López<br />

Quesada en 1918; el Banco Sainz y el Banco<br />

Calamarte en 1920. Y en Barcelona se creó en<br />

1920 el Banco de Cataluña, el más importante<br />

y el de mayor tamaño de la región.<br />

Ni la economía de la Montaña ni el Banco<br />

de <strong>Santander</strong> se sustrajeron a los efectos de<br />

esta euforia mercantil. Aunque por los acontecimientos<br />

descritos más arriba el ejercicio<br />

de 1914 no fue bueno, con un descenso del 11<br />

por ciento en cuentas corrientes y depósitos<br />

y un retroceso del activo de 25,1 a 22,3 millones<br />

de pesetas, los años siguientes fueron de<br />

franco progreso. La desbocada coyuntura española<br />

se transmitió a los balances de la entidad:<br />

el activo total casi se dobló desde los<br />

24 en 1915 a los 40 millones de pesetas de<br />

1919, un incremento nunca registrado con<br />

anterioridad, aunque buena parte del mismo<br />

se debiese a la inflación que acompañó la<br />

fase expansiva del ciclo. Aumentaron todas<br />

las partidas, los préstamos de 9 a 11 millones<br />

de pesetas y la cartera de inversiones de 10<br />

a 18 millones de pesetas. Como el resto de<br />

las entidades del país, el <strong>Santander</strong> respondió<br />

a la fuerte y sostenida demanda de crédito y<br />

aprovechó las ocasiones que se le presentaron<br />

para comprar deuda pública pignorable y algunos<br />

valores privados. En esos años también<br />

se embarcó en la financiación de la tetralogía<br />

inmobiliaria, participando en la construcción<br />

del palacio de la Magdalena, el Casino, el<br />

Hipódromo y el Hotel Real.<br />

La expansión crediticia corrió paralela<br />

al incremento de las cuentas corrientes y de<br />

ahorro, que en conjunto subieron de los 20<br />

millones de 1915 hasta los 31 millones de pesetas<br />

que se registraban en 1919. Fue esta rápida<br />

expansión lo que llevó a la Junta de Gobierno<br />

del Banco a plantear una ampliación<br />

de capital, la tercera de su historia, que de un<br />

golpe triplicó el nominal desde los 3,5 millones<br />

aprobados en 1899 hasta los 10 millones<br />

de pesetas aprobados en una Junta General<br />

Extraordinaria celebrada en febrero de 1919.<br />

Pero la guerra, además de proporcionar un<br />

fuerte impulso a la actividad del <strong>Santander</strong>,<br />

propició la obtención de elevados beneficios<br />

que la entidad trasladó a sus accionistas: la<br />

reducción que aceptaron en 1914 a consecuencia<br />

de la crisis se compensó con creces<br />

en años posteriores y los dividendos alcanzaron<br />

ya un 13 por ciento en 1915, un punto<br />

por encima de la media del decenio anterior.<br />

La escalada posterior fue espectacular:<br />

al 14 por ciento en 1916 y 1917, al 18 por ciento<br />

en 1918 y 1919 y hasta el porcentaje mágico<br />

del 20 por ciento en 1920; nunca antes habían<br />

recibido los accionistas del Banco de <strong>Santander</strong><br />

tanto por tan poco.<br />

Buenos benefi cios<br />

y elevada rentabilidad<br />

El relato hecho hasta aquí nos ha permitido<br />

conocer el desarrollo del Banco de <strong>Santander</strong><br />

a lo largo de esta extensa y variada etapa de su<br />

historia. Sabemos cuáles fueron las dificultades<br />

que hubo de afrontar y las decisiones que<br />

sus responsables se vieron obligados a tomar.<br />

Hemos descrito la evolución de la entidad y<br />

analizado su papel en el conjunto de la economía<br />

cántabra y española, así como su lugar en<br />

el sistema financiero nacional. Es preciso ahora<br />

preguntarnos acerca de la rentabilidad del Banco<br />

en estos años, pues, después de todo, no debe<br />

olvidarse que estamos estudiando la historia de<br />

una sociedad mercantil, uno de cuyos objetivos<br />

fundamentales es obtener beneficios para remunerar<br />

a sus propietarios.<br />

Para llevar a cabo esta tarea, nada más<br />

apropiado que situarnos sobre la cuenta de<br />

pérdidas y ganancias para averiguar cuál fue<br />

la trayectoria económico-financiera del Banco<br />

de <strong>Santander</strong> y cómo remuneró a sus accionistas;<br />

porque la cuenta de ingresos y gastos<br />

es una posición estratégica inmejorable para<br />

observar el comportamiento de una sociedad<br />

cuya finalidad es intermediar entre prestamistas<br />

y prestatarios y de ello obtener una<br />

ganancia. ¿Qué frutos cosechó la entidad de<br />

las inversiones efectuadas? ¿Qué rentabilidad<br />

recibieron los propietarios del Banco a cambio<br />

de sus aportaciones al capital social?<br />

Pese a las complicaciones del periodo, el proceso<br />

de refundación, el contencioso con el Banco<br />

de España, el estancamiento de la economía<br />

regional, las recurrentes crisis bancarias y los<br />

problemas derivados del estallido de la guerra<br />

mundial, el Banco ganó dinero y registró un nivel<br />

de rentabilidad financiera nada despreciable.<br />

La contabilidad no engaña. En la primera<br />

fase de la Restauración, tras el aciago episodio<br />

de 1876, los ingresos se recuperaron de manera<br />

paulatina desde un mínimo de 117.000 pesetas<br />

hasta las 200.000 pesetas de mediados de los<br />

ochenta, para después subir hasta las 384.000<br />

pesetas registradas en 1899. Sin duda no estamos<br />

frente a una trayectoria que pudiésemos<br />

LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919 69


Rentabilidades comparadas<br />

en el sistema fi nanciero español (1900-1915)<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

1900 1915<br />

Sistema fi nanciero 10,3 9,9<br />

Banco de Bilbao 24,8 11,1<br />

Banco Español de Crédito 5,0 6,0<br />

Banco Hispanoamericano 7,0 5,1<br />

Banco de <strong>Santander</strong> 13,5 15,0<br />

FUENTE: Martín Aceña y Pons, «Estructura y rentabilidad de las empresas financieras<br />

en España, 1874-1975», cuadro 6.<br />

Pérdidas y ganancias (1875-1919)<br />

(EN MILES DE PESETAS)<br />

Ingresos<br />

Gastos<br />

1875 166 59 107<br />

1876 117 64 53<br />

1877 123 52 71<br />

1878 143 55 88<br />

1879 156 64 92<br />

1880 137 44 93<br />

1881 187 58 129<br />

1882 173 62 111<br />

1883 198 67 131<br />

1884 212 65 147<br />

1885 212 66 146<br />

1886 206 60 146<br />

1887 218 63 155<br />

1888 208 67 141<br />

1889 242 67 175<br />

1890 227 70 157<br />

1891 217 59 158<br />

1892 213 55 158<br />

1893 224 67 158<br />

1894 214 57 158<br />

1895 222 63 152<br />

1896 182 59 123<br />

1897 127 38 88<br />

Benefi cios<br />

Evolución de los ingresos y de los gastos<br />

(EN MILES DE PESETAS)<br />

Ingresos Gastos<br />

2.000<br />

1.800<br />

1.600<br />

1.400<br />

1.200<br />

1.000<br />

800<br />

600<br />

400<br />

200<br />

Ingresos<br />

Gastos<br />

Benefi cios<br />

1898 299 88 211<br />

1899 384 122 263<br />

1900 464 114 350<br />

1901 358 95 263<br />

1902 342 123 219<br />

1903 315 95 220<br />

1904 346 83 263<br />

1905 342 77 264<br />

1906 378 114 264<br />

1907 657 361 296<br />

1908 667 371 296<br />

1909 703 404 299<br />

1910 729 430 299<br />

1911 789 510 279<br />

1912 852 563 289<br />

1913 1013 653 360<br />

1914 931 656 275<br />

1915 1052 632 420<br />

1916 1160 692 468<br />

1917 1498 743 755<br />

1918 1834 917 917<br />

1919 1787 1188 599<br />

1875 80 85 90 95 1900 05 10 15 1920<br />

70 LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919<br />

calificar de brillante pero, con todo, esos ingresos<br />

se situaron siempre por encima de los<br />

gastos totales. Porque en efecto, la sociedad<br />

fue capaz de contener los gastos dentro de estrechos<br />

límites, sin que apenas aumentaran,<br />

al menos hasta el ejercicio de 1899; el Banco<br />

logró controlar tanto sus cargas financieras<br />

como sus costes laborales (una media del 40<br />

por ciento del total), con una plantilla muy<br />

ajustada. Fruto de ello fueron unos beneficios<br />

modestos, con una suave tendencia al alza,<br />

al menos hasta 1889; luego, en el decenio siguiente<br />

se estancaron en torno a las 158.000<br />

En 1917 el <strong>Santander</strong> superó por<br />

primera vez el medio millón de<br />

pesetas de beneficio bruto; en 1918<br />

se acercó a la mágica cifra del millón<br />

pesetas; pero los peores resultados se registraron<br />

en el bienio 1896-1897, cuando las cifras<br />

de beneficios fueron desastrosas; por el contrario,<br />

un tirón hacia arriba de los ingresos<br />

permitió que las ganancias se recuperasen en<br />

los dos últimos ejercicios del siglo xix.<br />

Con el paso del siglo xix al xx el panorama<br />

se animó. Una actividad económica más dinámica<br />

repercutió en los ingresos del Banco de tal<br />

manera que éstos giraron al alza, sobre todo a<br />

partir de 1907: de las 657.000 pesetas saltaron<br />

en poco tiempo al millón de pesetas de 1913 y<br />

hasta los 1,8 millones de pesetas de 1918, el año<br />

del armisticio que puso punto final a la guerra<br />

europea. Por supuesto, los gastos se incrementaron<br />

a un ritmo mayor que en la etapa anterior,<br />

de 360.000 a 900.000 pesetas, en particular<br />

a causa de la ampliación de la plantilla. No<br />

obstante, los beneficios en nada se resintieron,<br />

sino más bien lo contrario: en 1917 el Banco de<br />

<strong>Santander</strong> superó por primera vez el medio millón<br />

de pesetas de beneficio (bruto) y en 1918<br />

se acercó a la mágica cifra del millón.<br />

La rentabilidad financiera del Banco, estimada<br />

como porcentaje de los beneficios sobre<br />

los fondos propios, se mantuvo en niveles discretos<br />

hasta finales de siglo; la refundación y el<br />

contencioso con el Banco de España provocaron<br />

una caída apreciable de la rentabilidad, hasta un<br />

mínimo del 2,5 por ciento, el más bajo de la historia<br />

de la institución santanderina; luego su<br />

trayectoria ascendente en los años ochenta no<br />

tuvo continuidad en la década siguiente: de un<br />

máximo del ocho por ciento en 1889, el porcentaje<br />

volvió a caer al cuatro por ciento en 1897,<br />

un nivel parecido al registrado en 1875.<br />

Si comparamos estas rentabilidades con las<br />

ofrecidas por el conjunto de las empresas españolas<br />

en esos mismos años, el Banco de <strong>Santander</strong><br />

no sale mal parado, a pesar de las incidencias<br />

que jalonaron su trayectoria en esta primera<br />

etapa de la Restauración. Excepto al principio y<br />

al final de las series, la trayectoria de las curvas<br />

son bastante parejas; y a la misma conclusión<br />

se llega si la comparación se hace con el rendimiento<br />

de la Deuda del Estado, aunque en este<br />

caso se aprecia que los porcentajes del <strong>Santander</strong><br />

se situaron generalmente por encima de los<br />

registrados para los valores públicos.<br />

En los dos decenios inaugurales del siglo xx,<br />

las cifras de rentabilidad mejoraron de forma<br />

notable: desde 1900 se situaron por encima del<br />

10 por ciento y escalaron hasta cotas superiores<br />

al 15 por ciento en el periodo de la guerra mundial.<br />

En esos años, pese a su reducido tamaño,<br />

su estricta dedicación comercial y su limitado<br />

mercado regional, el Banco de <strong>Santander</strong> obtuvo<br />

rentabilidades similares o superiores a las<br />

del conjunto del sistema bancario y nada distantes<br />

de las calculadas para las grandes entidades<br />

financieras nacionales, como el Bilbao,<br />

el Español de Crédito o el Hispanoamericano.<br />

Además, los registros del <strong>Santander</strong> parecen<br />

mejores que los estimados para el conjunto de<br />

las empresas españolas, financieras y no financieras,<br />

y por supuesto quedan muy por encima<br />

de los rendimientos de la Deuda del Estado.<br />

De lo que en todo momento se preocuparon<br />

los miembros de la Junta de Gobierno fue de distribuir<br />

buenos dividendos a los accionistas de la<br />

entidad. Con independencia de las dificultades<br />

de toda índole que hubo de soportar el Banco,<br />

sus gestores no olvidaron ni un solo instante<br />

cuál era su cometido más esencial; porque remunerar<br />

adecuadamente al accionista fue siempre<br />

el objetivo prioritario de los responsables de<br />

la sociedad de crédito; una obsesión permanente<br />

de los miembros de la Junta de Gobierno. Por<br />

eso el cuadro que recoge la serie de dividendos<br />

repartidos muestra unos porcentajes verdaderamente<br />

sorprendentes: en estos cuarenta y cinco<br />

ejercicios, excepto en cuatro de ellos, el Banco<br />

de <strong>Santander</strong> repartió dividendos superiores al<br />

10 por ciento y en muchos los pagos anuales se<br />

situaron por encima del 15 por ciento, llegando<br />

a veces hasta el 20 por ciento.<br />

Contrastados estos dividendos con los de<br />

otros antiguos bancos emisores reconvertidos<br />

en entidades de crédito, como el Banco de Barcelona<br />

o el Banco de Bilbao, los propietarios del<br />

<strong>Santander</strong> debían darse por satisfechos, pues<br />

su pequeña entidad les remuneraba tan bien o


Junta de Gobierno de 1907 En la primera década del siglo XX, la Junta de Gobierno del Banco se sometió a continuos debates sobre la conveniencia o no de invertir en las nuevas sociedades<br />

industriales que iban apareciendo. Finalmente, el Banco se decantó por participar en sociedades vinculadas a la economía cántabra. De izquierda a derecha: Ramón de la Riva Hernán,<br />

Enrique Vial, Álvaro Flórez Estrada, Emilio Botín López, Leocadio González Rugama y José Calderón García.<br />

mejor que aquéllas lo hacían con sus accionistas.<br />

Si como contrapunto se toman las sociedades<br />

ferroviarias, el resultado no tiene color,<br />

pues a pesar de todas las crisis sufridas por el<br />

sistema financiero, los bancos, incluido el <strong>Santander</strong>,<br />

repartieron dividendos superiores.<br />

Así pues, no debe extrañarnos que cuando se<br />

planteó la fusión con el Mercantil en 1899, los<br />

accionistas del Banco de <strong>Santander</strong> acogiesen<br />

favorablemente la propuesta, pero sin entusiasmo;<br />

más bien, como sabemos, respaldaron a sus<br />

administradores cuando éstos les sugirieron una<br />

ampliación de capital para fortalecer la posición<br />

negociadora de la entidad. En ésa, como en anteriores<br />

y en posteriores tesituras —recuérdese el<br />

contencioso de 1876 con el Banco de España o la<br />

crisis de 1914—, el accionista permaneció fiel a<br />

la entidad, pues ni se han detectado corrimientos<br />

en la estructura de propiedad ni ventas significativas<br />

de títulos. Si al típico accionista de un<br />

establecimiento de crédito lo que más le interesa,<br />

o quizá lo único que le interesa, es la remuneración<br />

de su inversión, el inversor del <strong>Santander</strong><br />

no tenía ningún motivo de queja: su Banco<br />

le proporcionaba unos dividendos tan jugosos<br />

como los distribuidos por otras entidades.<br />

Con más de medio siglo<br />

de historia a la espalda<br />

En 1907 el Banco de <strong>Santander</strong> recordó su<br />

quincuagésimo aniversario insertando un breve<br />

opúsculo en la Memoria de ese ejercicio. 70<br />

Sus responsables aprovecharon la oportunidad<br />

para exponer que «la prolongación de la<br />

existencia, más allá de los periodos que ordinariamente<br />

alcanzan las generaciones que se<br />

suceden en el mundo, es considerada como beneficio<br />

notable de la Providencia, y prueba de<br />

origen fuerte, sano y vigoroso, como también<br />

LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919 71


Rentabilidades comparadas (1875-1919)<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

<strong>Santander</strong><br />

Conjunto empresas<br />

Conjunto Banca<br />

1875 5,1 12,0<br />

1876 2,5 16,8<br />

1877 3,4 7,5<br />

1878 4,2 6,3<br />

1879 4,4 6,2<br />

1880 4,4 8,2 4,5<br />

1881 6,1 9,8 2,9<br />

1882 5,3 11,8 4,3<br />

1883 6,2 9,1 6,7<br />

1884 7,0 7,5 6,4<br />

1885 7,0 5,7 6,9<br />

1886 7,0 5,7 5,8<br />

1887 7,0 6,8 5,8<br />

1888 6,4 6,2 5,3<br />

1889 8,0 6,5 5,2<br />

1890 7,1 7,5 5,1<br />

1891 7,2 7,0 5,4<br />

1892 7,2 6,3 5,6<br />

1893 7,2 5,7 5,8<br />

1894 7,2 4,2 5,2<br />

1895 6,9 5,9 5,7<br />

1896 5,6 7,9 6,2<br />

1897 4,0 8,8 6,0<br />

1898 9,6 10,9 7,0<br />

1899 10,1 13,4 5,5<br />

1900 13,5 12,1 4,51<br />

1901 10,1 10,3 9,8 4,48<br />

1902 8,4 9,2 8,1 4,42<br />

1903 8,5 9,6 8,1 4,18<br />

1904 10,1 8,1 7,2 4,21<br />

1905 10,2 8,9 7,9 4,1<br />

1906 10,2 10,4 8,3 3,97<br />

1907 11,4 10,1 8,2 3,91<br />

1908 11,4 8,6 8,8 3,86<br />

1909 11,5 8,7 8,5 3,74<br />

1910 11,5 9,0 7,7 3,76<br />

1911 10,7 8,7 7,9 3,81<br />

1912 11,1 10,7 6,4 3,79<br />

1913 13,8 9,7 5,2 3,98<br />

1914 10,2 7,1 6,0 4,22<br />

1915 15,0 9,2 7,3 4,47<br />

1916 16,1 11,9 10,4 4,31<br />

1917 25,2 13,5 12,9 4,31<br />

1918 27,0 14,3 14,8 4,12<br />

1919 17,1 13,3 11,4 4,16<br />

Rentabilidad fi nanciera:<br />

benefi cios brutos/fondos propios (1875-1899)<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

<strong>Santander</strong> Conjunto empresas Deuda Pública<br />

18<br />

16<br />

14<br />

12<br />

10<br />

8<br />

6<br />

4<br />

2<br />

0<br />

Deuda Pública<br />

1875 1880 1885 1890 1895 1900<br />

NOTAS: Rentabilidad Banco <strong>Santander</strong>=Beneficios líquidos/Fondos propios.<br />

FUENTES: para Banco <strong>Santander</strong>, Memorias. Para el conjunto de las empresas y para la<br />

rentabilidad de la Deuda Pública, Tafunell (2005).<br />

72 LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919<br />

de su uso prudente y moderado de la vida». Por<br />

eso añadían, «se ha establecido la costumbre<br />

de festejar […] los aniversarios que en el curso<br />

del tiempo marcan ya el cuarto de siglo, ya<br />

los cincuenta años de existencia de los organismos<br />

sociales». Recordaban que la sociedad de<br />

crédito Banco de <strong>Santander</strong>: «Ha tenido la fortuna<br />

de alcanzar ese segundo periodo de longevidad»<br />

y añadían que había llegado el momento<br />

de celebrarlo, de recordar lo que había sido<br />

el pasado y de dedicar un justo «recuerdo a los<br />

hombres de negocios que con tanto acierto e<br />

inteligencia fundaron y dieron activa y fecunda<br />

vida a nuestro establecimiento».<br />

Palabras complacientes, sin duda, pero<br />

nada alejadas de la realidad. Los hombres<br />

que las suscribieron, la Junta de Gobierno de<br />

ese año (César Pombo Villameriel, Leocadio<br />

González, Enrique Vial, Ramón Riva Herrán,<br />

Sixto Valcázar, Álvaro Flórez Estrada, Emilio<br />

Botín López, José Gabino Malgor y José Calderón<br />

García), 71 rememoraron que el <strong>Santander</strong> había<br />

nacido en 1857 para atender una demanda sentida<br />

de crédito fruto del progreso alcanzado<br />

por el tráfico local y por el comercio con América;<br />

un comercio impulsado en buena medida<br />

por la construcción del ferrocarril, que unió el<br />

puerto con los bordes del Canal de Castilla. Recordaron<br />

asimismo que el fin de la pluralidad<br />

de emisión les había causado un «grave perjuicio»,<br />

obligándoles a refundarse y a establecer<br />

una sociedad de crédito. Y terminaban manifestando<br />

con orgullo que la historia del Banco<br />

de <strong>Santander</strong> durante el medio siglo transcurrido<br />

había sido la «historia del comercio de<br />

la Montaña, con la que ha estado ligado en íntimo<br />

y estrecho consorcio». A esto añadían que<br />

«su vida [la de la entidad] es la vida de la inteligente<br />

falange de comerciantes que tan altos<br />

pusieron el nombre y el crédito de esta región<br />

en el mundo de los negocios, y la de los que han<br />

ido sucediendo a aquéllos en la activa gestión<br />

de las transacciones mercantiles de la plaza».<br />

Por una de esas curiosas casualidades, resulta<br />

que ese mismo año del cincuentenario<br />

estaban sentados en la mesa de la Junta de<br />

Gobierno dos representantes de las dos familias<br />

que mayor peso e influencia han tenido en<br />

la historia del Banco de <strong>Santander</strong>: los Pombo<br />

y los Botín, dos apellidos, además, vinculados<br />

entre sí por largo tiempo. Los Pombo<br />

dominaron el panorama de la entidad durante<br />

el largo siglo xix, desde la creación de<br />

la misma, en la que tomaron parte activa,<br />

hasta prácticamente la Primera Guerra Mundial,<br />

cuando falleció César Pombo Villameriel.<br />

La influencia de los Botín se dejaría sentir precisamente<br />

a partir de ese momento e iría ganando<br />

fuerza con el paso de los años. Sabemos<br />

que no fueron ni son las únicas familias con ascendencia<br />

e intereses en el Banco, pues desde<br />

luego hubo otras en el pasado y existen grupos y<br />

personas en el presente con poder y autoridad en<br />

el seno de la institución. Sin embargo, éstas han<br />

sido las que, salvadas las distancias, han desempeñado<br />

un papel más sobresaliente.<br />

Hacia 1914 el conjunto de los Pombo, hermanos,<br />

primos y parientes más o menos cercanos,<br />

poseía el 1,3 por ciento del capital, una<br />

proporción pequeña pero que les incluía entre<br />

los diez primeros accionistas del Banco de <strong>Santander</strong>.<br />

Su ascendencia, no obstante, era mayor<br />

de la que podría deducirse de este porcentaje.<br />

Transcurridos cincuenta años<br />

desde su fundación, la historia del<br />

<strong>Santander</strong> era ya la historia<br />

del comercio de la Montaña<br />

Juan Pombo Conejo, el patriarca de la familia,<br />

no había estado en la célebre reunión de enero<br />

de 1856, pero sí formó parte del grupo de accionistas<br />

fundadores, estuvo en la primera Junta de<br />

Gobierno de 1857 y fue el primero en ocupar el<br />

sillón de presidente de la entidad. Por edad, fortuna,<br />

experiencia bancaria y por su preponderante<br />

posición social en la burguesía mercantil,<br />

dispuso de una gran capacidad de influencia en<br />

los asuntos del Banco; no se olvide, por ejemplo,<br />

que éste estuvo ubicado durante mucho tiempo<br />

en inmuebles propiedad del marqués. Dos de<br />

sus hijos, César y Cayo, estuvieron presentes en<br />

el momento de la refundación, en 1875, y el primero<br />

de ellos fue un miembro permanente de<br />

la Junta de Gobierno de la institución hasta su<br />

muerte en noviembre de 1914. 72<br />

La figura de César Pombo Villameriel es paradigmática<br />

y quizá la más representativa del Banco<br />

de <strong>Santander</strong> decimonónico. Estamos ante el<br />

típico hombre de negocios de la Montaña, con<br />

un elevado prestigio social y con contactos en<br />

todos los ámbitos de la vida, el político, el mercantil<br />

y el social. Experimentado comerciante y<br />

banquero —con establecimiento propio, la razón<br />

social Hijos de Pombo, que fundó en 1869<br />

con su hermano Arturo—, fue accionista del<br />

Banco y estuvo implicado, como su padre, en la<br />

gestión de la entidad. César Pombo defendió<br />

la continuidad de la sociedad de crédito en el<br />

trance de 1875, se hizo cargo de la presidencia en<br />

numerosas ocasiones y, aunque en el episodio


Dividendos repartidos por<br />

el Banco de <strong>Santander</strong> (1874-1920)<br />

(EN PORCENTAJE SOBRE EL CAPITAL DESEMBOLSADO)<br />

1874 10<br />

1875 11<br />

1876 9<br />

1877 7<br />

1878 9<br />

1879 10<br />

1880 10<br />

1881 12<br />

1882 12<br />

1883 15<br />

1884 16<br />

1885 16<br />

1886 16<br />

1887 17,5<br />

1888 17<br />

1889 20<br />

FUENTE: Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias.<br />

Rentabilidad fi nanciera:<br />

benefi cios brutos/fondos propios (1900-1919)<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

<strong>Santander</strong> Conjunto empresas<br />

Conjunto banca Deuda Pública<br />

30<br />

25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

0<br />

1890 20<br />

1891 19<br />

1892 18<br />

1893 18<br />

1894 18<br />

1895 18<br />

1896 16<br />

1897 5<br />

1898 12<br />

1899 14<br />

1900 16<br />

1901 12<br />

1902 10<br />

1903 10<br />

1904 12<br />

1905 12<br />

1906 12<br />

1907 12<br />

1908 12<br />

1909 12<br />

1910 12<br />

1911 12<br />

1912 12<br />

1913 12<br />

1914 11<br />

1915 13<br />

1916 14<br />

1917 14<br />

1918 18<br />

1919 18<br />

1920 20<br />

1900 02 04 06 08 10 12 14 16 18 1920<br />

NOTA: Rentabilidad Banco <strong>Santander</strong>=beneficios líquidos/fondos propios.<br />

FUENTE: para Banco <strong>Santander</strong>, Memorias. Para el conjunto de las empresas y para la rentabilidad<br />

de la Deuda Pública, Tafunell (2005).<br />

de la fusión con el Mercantil se mostró más<br />

partidario de un arreglo que otros administradores,<br />

lo cierto es que a la postre se mantuvo<br />

fiel al <strong>Santander</strong> y solidario con el resto de sus<br />

colegas de la Junta de Gobierno, un órgano que<br />

todavía le tocaría presidir varias veces antes de<br />

su muerte. César Pombo fue un producto genuino<br />

de la tradición mercantil cántabra del siglo<br />

xix, tan vinculada al comercio colonial de<br />

exportación e importación, y sobre el Banco<br />

de <strong>Santander</strong> proyectó los valores tradicionales<br />

que configuraron su forma de entender los<br />

negocios. Por eso, él mismo, su padre, los demás<br />

fundadores de la entidad y todos los<br />

miembros que en algún momento formaron<br />

parte de la Junta de Gobierno modelaron una<br />

sociedad de crédito a su imagen y semejanza y<br />

la imprimieron con los valores, virtudes y defectos<br />

predominantes en el mundo mercantil<br />

de la Cantabria del xix.<br />

Los Botín se incorporaron al Banco de<br />

<strong>Santander</strong> llegada la hora finisecular y desde<br />

entonces su ascendencia fue creciendo de forma<br />

imparable, lentamente al principio y luego<br />

de manera fulgurante. De hecho, para 1914,<br />

el conjunto de la familia disponía del 2,8 por<br />

ciento del capital del Banco, por encima de la<br />

proporción de los Pombo. El primero en llegar<br />

a un puesto de responsabilidad fue Rafael<br />

Botín Aguirre, nombrado director-gerente en<br />

1896; le sustituyó en 1904 su sobrino, José<br />

María Gómez de la Torre y Botín, de modo<br />

que entre los dos manejaron la administración<br />

del Banco durante nada menos que un cuarto<br />

A finales de siglo los Botín se<br />

incorporaron al Banco de <strong>Santander</strong>.<br />

Desde entonces su influencia ha crecido<br />

de forma imparable, lentamente<br />

al principio y desde los años treinta<br />

de manera fulgurante<br />

de siglo. Más trascendente fue el papel desempeñado<br />

por Emilio Botín López, miembro de<br />

la Junta de Gobierno desde 1902 hasta 1923 y<br />

presidente del Banco con carácter permanente<br />

desde 1920. En una época en la que la figura<br />

presidencial tenía, como ahora, funciones ejecutivas<br />

y se encargaba «de facto» de la gerencia<br />

financiera de la entidad, es fácil imaginar su<br />

autoridad y el peso que debían tener sus decisiones.<br />

Cuando su hijo, Emilio Botín Sanz de<br />

Sautuola y López, fue nombrado director general<br />

en 1934, su familia llevaba ya un largo trecho<br />

vinculada al Banco de <strong>Santander</strong> —aunque<br />

sería él quien verdaderamente lo transformase<br />

de pequeña institución local a entidad regional<br />

y desde aquí lo elevase al quinto lugar en el<br />

ranking nacional—; después, el nieto, Emilio<br />

Botín Sanz de Sautuola y García de los Ríos, lo<br />

cambiaría de liga para convertirlo en una sociedad<br />

financiera a escala mundial. Pero esto<br />

es el contenido de los próximos capítulos.<br />

LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919 73


José María Gómez de la Torre<br />

José María Gómez de la Torre y Botín fue directorgerente<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> desde 1904 hasta 1923.<br />

La creciente complejidad en la gestión del Banco obligó<br />

a que, en 1904, se complementara con la creación de la<br />

figura del subdirector.<br />

74 LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919<br />

NOTAS<br />

1. La Primera República española abarcó un breve periodo: de febrero de 1873 a diciembre de 1874. En esta última fecha se produjo la Restauración<br />

de la Monarquía borbónica, inaugurando una prolongada etapa de la historia política española que finalizaría en 1923, como<br />

consecuencia del golpe de estado del general Primo de Rivera.<br />

2. Sobre el fin de la pluralidad de emisión véase, Anes Álvarez, «El Banco de España (1874-1914): un Banco Nacional» en La banca española en la<br />

Restauración, I; la refundación del Banco de <strong>Santander</strong> se trata con detalle en Gutiérrez Sebares y Hoyo Aparicio, Testigo de una época, cap. 1.<br />

3. Boletín de Comercio del 12 de febrero de 1874.<br />

4. Banco de <strong>Santander</strong>, Memoria (1874).<br />

5. Boletín de Comercio del 9 de abril de 1874. La exposición la firmaron todos los vocales de la Junta, con César Pombo a la cabeza, seguido<br />

de Antonio Gallo, Agustín González Gordón, Ramón Lomba, Bartolomé de la Maza, Antonio Plasencia, Venancio Casado y Carlos Sierra;<br />

asimismo, al manifiesto se adhirió el secretario general, Francisco A. de Alvear.<br />

6. La escritura de reconstitución del Banco de <strong>Santander</strong> se otorgó el 14 de enero de 1875, ante Ignacio Pérez, notario adscrito al colegio de<br />

Burgos: Gaceta de Madrid del 2 de febrero de 1875.<br />

7. Las acciones de aquellos que no desearan continuar en la sociedad se distribuirían entre los accionistas de la refundada, se negociarían o<br />

se venderían en pública subasta, practicándose la correspondiente liquidación con arreglo a lo dispuesto en el reglamento general. Nótese<br />

que la cifra del capital social sigue expresada en reales de vellón, aunque desde 1868 la unidad monetaria española era la peseta. Los siete<br />

millones de reales equivalen a 1.750.000 pesetas.<br />

8. A lo largo de su carrera profesional, Manuel de la Escalera fue, sucesivamente, juez de primera instancia y jefe superior de Administración<br />

en el Ministerio de Hacienda.<br />

9. Boletín de Comercio, nº 296, de 26 de diciembre de 1876; Emeterio, Historia del Banco de <strong>Santander</strong>, pp. 11-14.<br />

10. Gutiérrez Sebares y Hoyo Aparicio, Testigo de una época, cap. 2.<br />

11. Banco de <strong>Santander</strong>, Memoria (1877).<br />

12. El fallo del Tribunal se dictó en 1878. A pesar de la condena, el Banco de España mantuvo a Manuel de la Escalera en su puesto de director<br />

de la sucursal.<br />

13. El nombre de D. Marcelino Sanz de Sautuola, descubridor de las cuevas paleolíticas de Altamira, está inscrito por méritos propios en los<br />

anales de la historia universal de la humanidad. También merece un recuerdo su hija María, madre de los hermanos Elena, Concepción,<br />

Marcelino y Emilio Botín Sanz de Sautuola López, pues fue ella quien, siendo una niña, llamó la atención de su padre sobre las impresionantes<br />

pinturas policromas dibujadas en el interior de las cuevas.<br />

14. Del Diestro falleció el 18 de septiembre de 1896.<br />

15. Rafael Botín Aguirre y su hermano Emilio formaron parte como socios de la firma Dóriga e Hijos y Botín, que durante algún tiempo<br />

agrupó los intereses mercantiles de ambas familias. Recordemos que Emilio Botín Aguirre fue el padre de Emilio Botín López, primer<br />

presidente fijo del Banco de <strong>Santander</strong>, y el abuelo de Emilio Botín Sanz de Sautuola y López, también presidente del Banco entre 1950 y<br />

1986; a su vez, este último fue padre del actual presidente Emilio Botín Ríos.<br />

16. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta General de accionistas (9 de febrero de 1904).<br />

17. Banco de <strong>Santander</strong>, Memoria (1903) y Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno (15 de diciembre de 1914).<br />

18. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta General de accionistas (14 de julio de 1893).<br />

19. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno (15 de abril de 1915).<br />

20. La distribución entre cada uno de los miembros de la familia era la siguiente: Emilio Botín López (37); Francisco Botín Sánchez de Porrúa<br />

(46); Rafael Botín Sánchez de Porrúa (54); Ricardo Botín Sánchez de Porrúa (53), y José Botín López (7).<br />

21. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno (28 de febrero de 1898).<br />

22. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno (4 de abril de 1898).<br />

23. Para la sedes del Banco, San Emeterio, Sedes sociales del Banco <strong>Santander</strong> (documento inédito, mecanografiado, s/f ).<br />

24. Banco de <strong>Santander</strong>, Memoria (1875).<br />

25. Banco de <strong>Santander</strong>, Memoria (1881). La noticia del incendio, que afectó a varios inmuebles, había sido ampliamente difundida por el<br />

Boletín del Comercio, (7 de octubre de 1880).<br />

26. San Emeterio, «1857-1988; 131 años de banca», (1988), pp. 25-28.<br />

27. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno (28 de julio de 1896). Como ha sido dicho más arriba, Antonio del Diestro falleció en el<br />

mismo año de 1896.<br />

28. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno (30 de marzo de 1897). César Pombo, ausente de la Junta de Gobierno cuando se tomó<br />

la decisión del traslado de sede, escribió una carta dirigida al presidente, pidiendo que se aplazara la resolución hasta que pudiera estar<br />

presente. La Junta contestó que se trataba de una cuestión ya resuelta, a pesar de lo cual Pombo planteó de nuevo el asunto en la reunión<br />

del 14 de junio de 1897. La Junta de Gobierno escuchó su opinión contraria al traslado y favorable al arrendamiento, pero acabó reafirmándose<br />

en su anterior acuerdo y desechando la proposición de dicho vocal. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta(s) de la Junta de Gobierno (15 de mayo<br />

de 1897 y 14 de junio de 1897).<br />

29. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno (15 de mayo de 1898).<br />

30. La compra de las plantas se realizó en dos fases; una con Regino Ceballos, propietario de la primera planta, y otra con Francisco Gómez,<br />

propietario de la segunda. Todas las gestiones las llevó a cabo el director-gerente, José María Gómez de la Torre. Banco de <strong>Santander</strong>,<br />

Memoria (15 de febrero de 1908) y Acta de la Junta de Gobierno (30 de junio de 1906, 5 de julio de 1906, 15 de julio de 1906, 15 de diciembre<br />

de 1906, 31 de diciembre de 1906 y 31 de enero de 1907). El Banco también trató de adquirir la casa contigua a la suya, el número 1, pero<br />

entonces fracasaron las negociaciones dadas las desorbitadas pretensiones de los propietarios.<br />

31. Barrón García, La economía de Cantabria en la época de la Restauración, 1875–1908 (1992).<br />

32. Hoyo Aparicio, Ferrocarriles y banca (1988), pp. 193-196. Tedde de Lorca, «Las compañías ferroviarias en España» en Artola (ed.), Los<br />

Ferrocariles en España, 1844-1943 (1978), pp. 67-87.<br />

33. Hoyo Aparicio, «Tiempo de crisis. Antes y después del 98: evolución económica y actitudes empresariales en Cantabria», en Ortega Valcárcel<br />

(dir.), El siglo de los cambios. Cantabria, 1898-1998 (1998), pp. 24-32.<br />

34. Boletín de Comercio, 14 de mayo de 1880.<br />

35. Banco de <strong>Santander</strong>, Memoria de 1878.<br />

36. Sobre el sistema bancario de la Restauración véase Tedde de Lorca, «La banca privada española en la Restauración», en La banca española<br />

en la Restauración, vol. I. (1974).<br />

37. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno (27 de octubre de 1896, 21 de noviembre de 1896 y 4 de diciembre de 1896).<br />

38. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno (13 de noviembre de 1896, 17 de noviembre de 1896 y 23 de abril de 1897).<br />

39. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta General de accionistas (20 de enero de 1881, 20 de enero de 1887 y 20 de enero de 1888).<br />

40. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta General de accionistas (20 de julio de 1897).<br />

41. Por la suma de 750.000 pesetas que la entidad había concedido a Ramón Pérez del Molino, en 1878.<br />

42. La constitución del Mercantil y sus relaciones con el <strong>Santander</strong> es un asunto que tratan con detalle Gutiérrez Sebares y Hoyo Aparicio,<br />

Testigo de una época, cap. 3.<br />

43. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno (14 de agosto de 1899).<br />

44. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno (28 de agosto de 1899).<br />

45. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno, (4 de septiembre de 1899).<br />

46. El 18 de septiembre se decidió solicitar el primer dividendo pasivo del 25 por ciento, más el 20 por ciento sobre el mismo, es decir, 150<br />

pesetas por acción, siendo el plazo dado para efectuar dicho pago hasta el 25 de octubre siguiente, con anuncio en los periódicos locales.<br />

Llegada esa fecha, se conoció que habían quedado 366 acciones sin recoger por los accionistas, aunque había 111 nuevos títulos pedidos<br />

para el día siguiente. Se arbitró un nuevo plazo, hasta el 30 de octubre, y este día fueron 230 las acciones sobrantes, en su casi totalidad


Recibo de la sociedad<br />

Dóriga e Hijos y Botín<br />

Recibo por 2.000 reales de la<br />

sociedad formada por Dóriga<br />

e Hijos y Botín en pago de<br />

suministros a la corbeta<br />

Carmencita. <strong>Santander</strong>,<br />

22 de abril de 1879.<br />

correspondientes a accionistas muertos, cuyos herederos no tenían aún arregladas sus testamentarías. Puestas en venta pública, quedaron<br />

todas adjudicadas al 130 por cien; la Junta de Gobierno puntualizó que, al colocarlas, se atendió «no tanto al cambio cuanto a las personas<br />

que las han solicitado», lo cual demostraba la susceptibilidad abierta, entre los gestores del <strong>Santander</strong>, a que se infiltraran en la sociedad<br />

individuos con intereses espurios. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno (14 de septiembre de 1899, 25 de octubre de 1899,<br />

31 de octubre de 1899 y 15 de noviembre de 1899).<br />

47. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno (18 de septiembre de 1899). Se conserva la carta de César Pombo, remitida a Pereda, en<br />

que le pide a este que le represente en la reunión de la Junta de Gobierno, haciendo saber su opinión favorable a dicho cambio.<br />

48. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno (4 de octubre de 1899, 6 de octubre de 1899, 11 de octubre de 1899 y 14 de octubre de<br />

1899).<br />

49. Banco Mercantil, Memoria (1899).<br />

50. Boletín de Comercio, 10 de diciembre de 1899.<br />

51. Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de <strong>Santander</strong>, Memoria, 1899. La cita se toma del libro de Gutiérrez Sebares y Hoyo<br />

Aparicio.<br />

52. Ortega Valcárcel, Cantabria 1886-1986. Formación y desarrollo de una economía moderna (1986), pp. 28-37.<br />

53. En 1930 <strong>Santander</strong> tenía una población de 82.117 personas; le seguían en importancia Torrelavega (15.933), Castro Urdiales (12.418),<br />

Camargo (9.642) y Reinosa (8.606).<br />

54. Sobre la evolución del sector financiero cántabro del primer tercio del siglo xx véase Pérez González, Crecimiento y cambio estructural de la<br />

provincia de <strong>Santander</strong> en el primer tercio del siglo XX (1996), pp. 164-172.<br />

55. Los principales fundadores del Crédito Industrial y Comercial fueron el omnipresente José Calderón, Juan Manuel Casanueva, Faustino<br />

Odriozola, Leonardo Corcho, Eduardo Pérez de Molino y José Calleja Ruiz. Aunque el capital escriturado ascendió a 10 millones de pesetas,<br />

sólo se desembolsaron 2,1 millones.<br />

56. Consejeros fundadores fueron, además de Rivas Moreno, el arcipreste de la catedral, Alejandro Gil de Reboleño, José María de Pereda,<br />

Carlos Saro Carranza, Ramón López-Dóriga, Gregorio de Mazarrasa, Antonio Fernández Baladrón y Ángel Pérez Eizaguirre. Sobre la<br />

historia de la entidad véase Caja de Ahorros y Monte de Piedad de <strong>Santander</strong> (1898-1973).<br />

57. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Comisión Permanente (1899, 1905 y 1910).<br />

58. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno (11 de abril de 1908, 4 de octubre de 1913 y 30 de enero de 1914).<br />

59. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno (14 de septiembre de 1917).<br />

60. Bernis, Consecuencias económicas de la guerra (1923), p. 95.<br />

61. Banco de España, Memoria anual (1914), p. 6.<br />

62. Banco de <strong>Santander</strong>, Memoria (1915).<br />

63. Todo lo relativo a la crisis financiera de 1914, en Martín Aceña «El Banco de España entre dos siglos: de banquero del Estado a prestamista<br />

en última instancia», en Morales Moya (ed.), Las transformaciones económicas. Las claves de la España del siglo XX (2000).<br />

64. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno (7 de agosto de 1914 y 13 de agosto de 1914).<br />

65. Se trataba de obligaciones de Norte de España depositadas en la casa de Vernes et Cie. Hasta finales de 1914 no fueron enviadas, aunque<br />

sólo en parte, a <strong>Santander</strong>; quedaban otros valores depositados en el Banco de Francia. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno<br />

(18 de agosto de 1914, 31 de diciembre de 1914 y 15 de febrero de 1915).<br />

66. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno, extr. (18 de agosto de 1914, 22 de agosto de 1914 y 28 de agosto de 1914).<br />

67. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno (29 de agosto de 1914).<br />

68. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno (6 de septiembre de 1914).<br />

69. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno (de 8 de septiembre de 1914, 15 de septiembre de 1914 y 20 de enero de 1915).<br />

70. El Banco de <strong>Santander</strong> en su 50 aniversario (1907). A propuesta de César Pombo se mandó acuñar una medalla conmemorativa del aniversario<br />

en oro para los consejeros y en plata para los empleados. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta de la Junta de Gobierno (29 de agosto de 1907).<br />

71. El director-gerente era José María Gómez de la Torre y Botín; el tenedor de libros, José María Palacio y el cajero, Eduardo Real Castañeda.<br />

72. Sobre la vertiente empresarial de la familia Pombo, Pombo González, Juan Pombo. Historia empresarial del siglo XIX (1999).<br />

LA SOCIEDAD DE CRÉDITO BANCO DE SANTANDER, 1875-1919 75


La expansión regional<br />

1920 1935<br />

Bien asentada como entidad de crédito local, en los años veinte los<br />

responsables del <strong>Santander</strong> decidieron dar un salto hacia delante y convertir<br />

el Banco en una institución regional. En 1920 ampliaron el capital hasta<br />

los diez millones de pesetas, adquirieron el edifi cio del paseo de Pereda, su<br />

emblemática sede social, constituyeron una fi lial, el Banco de Torrelavega, y<br />

se lanzaron a la apertura de sucursales, primero en Cantabria y luego en las<br />

provincias colindantes. La expansión comenzó en 1923 con la inauguración<br />

de una sucursal en la localidad de El Astillero. A lo largo de esta década el<br />

<strong>Santander</strong> ganó posiciones en el ranking regional de sociedades de crédito,<br />

en 1922 obtuvo su primer millón de pesetas de beneficios y en 1929 contaba<br />

ya con más de una decena de agencias. El Banco resistió bien la Gran<br />

Depresión económica mundial de los años treinta. Su solidez financiera y<br />

su estabilidad organizativa le permitieron hacer frente a las complicaciones<br />

de toda índole surgidas en aquellos tiempos. En 1934 Emilio Botín<br />

Sanz de Sautuola fue nombrado director general. En 1935 trabajaban en el<br />

Banco 159 empleados.<br />

76 LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935<br />

Sede de Pereda<br />

Desde el 2 de abril de 1923 la sede social del Banco de<br />

<strong>Santander</strong> se sitúa en los números 11 y 12 del paseo de Pereda.<br />

Su inauguración tuvo lugar dos días antes, el 31 de marzo,<br />

y fue un acto social de gran brillantez y relevancia.


La economía de entreguerras y<br />

el Banco de <strong>Santander</strong><br />

Con el final de la Primera Guerra Mundial en<br />

noviembre de 1918 las tornas cambiaron para<br />

el mundo de los negocios. A la coyuntura alcista<br />

le siguió una fase cíclica de signo opuesto<br />

que provocó una parálisis generalizada en<br />

la industria y el comercio. Las exportaciones<br />

descendieron y durante tres años consecutivos<br />

cayó la renta nacional. Se sucedieron cierres de<br />

fábricas y explotaciones mineras, despidos y<br />

rebajas salariales, y las variables económicas,<br />

como los precios y los tipos de cambio, emprendieron<br />

una senda alarmante: los primeros<br />

al alza, mientras que la peseta comenzó a depreciarse<br />

en los mercados de divisas. La crisis<br />

de posguerra fue dura y prolongada, lo que se<br />

reflejó en una conflictividad social hasta entonces<br />

desconocida. Las organizaciones obreras,<br />

desarrolladas y fortalecidas desde principios de<br />

siglo, plantearon reivindicaciones sociales y<br />

políticas que asustaron a la clase dirigente y a<br />

los empresarios. Se dispararon las huelgas, se<br />

radicalizaron las protestas y la violencia se apoderó<br />

de muchas ciudades y pueblos. Aunque el<br />

golpe de Estado de Primo de Rivera de 1923<br />

obedeció a claves esencialmente políticas, lo<br />

cierto era que se produjo en un tiempo de protesta<br />

social, de alteraciones del orden público y<br />

de desafíos al sistema constitucional.<br />

En el sector financiero, las complicaciones<br />

de posguerra frenaron en seco el proceso de<br />

creación de nuevos bancos o cajas de ahorros, al<br />

tiempo que pusieron de relieve la debilidad de<br />

78 LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935<br />

muchas instituciones nacidas al calor de una<br />

coyuntura extraordinaria que no podía prolongarse<br />

más allá del armisticio de noviembre de<br />

1918. Por eso, nada más concluir la contienda,<br />

surgieron dificultades de liquidez y solvencia<br />

en ciertas entidades, seguidas de algunas crisis<br />

sonadas como la del Banco de Barcelona. El temor<br />

a que se extendieran las quiebras, junto al<br />

convencimiento de que las sociedades de crédito,<br />

por su especial naturaleza, debían estar<br />

sometidas a alguna forma de control, aconsejó<br />

proceder a una reorganización del sistema<br />

En el sector financiero, la crisis<br />

económica de posguerra frenó en seco el<br />

proceso de creación de nuevos bancos<br />

financiero, lo cual se plasmó en la célebre ley de<br />

Ordenación Bancaria (LOB) aprobada por las<br />

Cortes Generales en 1921, una norma necesaria<br />

porque según Francesc Cambó, el ministro de<br />

Hacienda firmante, «la industria bancaria […]<br />

por su naturaleza no puede ser una industria<br />

absolutamente libre». Esta ley, cuya vigencia<br />

perduraría, con las modificaciones introducidas<br />

en 1931, hasta la Guerra Civil, afectó tanto<br />

al Banco de España como a la banca privada,<br />

quedando fuera de su órbita la regulación de<br />

las cajas de ahorros. Por lo que se refiere al instituto<br />

emisor, el propósito de los legisladores<br />

fue incrementar la intervención del Estado en<br />

el organismo al mismo tiempo que se prorrogaba<br />

el privilegio de emisión por veinticinco<br />

años, se ampliaba el capital social, se elevaba<br />

el tope de la circulación fiduciaria y se aumentaba<br />

la participación del Tesoro en los beneficios<br />

de la entidad. De mayor trascendencia fue<br />

la pretensión de convertir al establecimiento<br />

en un verdadero banco central, prestamista en<br />

última instancia y ejecutor de la política monetaria<br />

y cambiaria del Gobierno. La ley incluyó<br />

además normas destinadas a regular la banca<br />

privada; para ello creaba un organismo nuevo,<br />

el Consejo Superior Bancario (CSB), y dividía<br />

el territorio nacional en una serie de zonas<br />

bancarias. Al CSB se le otorgaron determinadas<br />

facultades que iban desde fijar los capitales<br />

mínimos hasta dictar aquellas disposiciones de<br />

carácter general que se considerasen necesarias<br />

en defensa del interés público, incluyendo lo<br />

relativo a la publicación de balances y cuentas<br />

de resultados y a la regulación de las cámaras de<br />

compensación, que surgieron como consecuencia<br />

de esta misma norma. Se estableció también<br />

el Registro de Bancos y Banqueros, que<br />

obligaba a la inscripción de todas las entidades<br />

de crédito que deseasen formar parte del CSB<br />

y beneficiarse de las ventajas que conllevaba la<br />

pertenencia a este órgano corporativo.<br />

Superada la crisis posbélica, renació la esperanza.<br />

Durante el decenio de los veinte, la economía<br />

española gozó de los vientos favorables<br />

Ley de Ordenación Bancaria de 1921<br />

La ley, publicada el 28 de octubre de 1921, tenía como<br />

objetivo regular y organizar el sistema financiero español.<br />

El decreto afectaba fundamentalmente al Banco de España,<br />

al que se pretendía potenciar, y a la banca privada, dejando<br />

pendiente de ordenación las cajas de ahorro. Estuvo vigente<br />

hasta la Guerra Civil, si bien se modificó en el año 1931.


Tratado de Versalles<br />

En junio de 1919, los presidentes aliados Clemenceau,<br />

Wilson y el primer ministro Lloyd George pactaron<br />

el fin de la Primera Guerra Mundial mediante el<br />

Tratado de Versalles. Aunque supuso el término del<br />

conflicto, las condiciones del pacto trajeron consigo<br />

importantes consecuencias políticas y económicas<br />

que afectaron a toda Europa.<br />

Francesc Cambó y Batllé<br />

Ministro de Hacienda de 1921 a 1922, aquí aparece<br />

retratado por R. Pichot. Fue el responsable de<br />

la ley de Ordenación Bancaria y activo defensor de la<br />

intervención del Estado en las sociedades de crédito.<br />

Desde su cartera creó el Consejo Superior Bancario<br />

(CSB) que dividía el territorio nacional en una serie<br />

de circunscripciones o zonas bancarias, fomentando el<br />

control y supervisión de las entidades privadas.<br />

80 LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935<br />

de una coyuntura internacional expansiva; a la<br />

misma también contribuyó un fuerte empuje<br />

inversor, privado y público. El resultado fue un<br />

crecimiento notable de la renta nacional y una<br />

no menos notable transformación estructural,<br />

reduciéndose el peso de la agricultura y de la<br />

minería al tiempo que se incrementaba la participación<br />

de la industria y los servicios en el<br />

PIB. Por el contrario, durante los años treinta,<br />

la economía española, afectada por el desastre<br />

de la Gran Depresión, permaneció en estado de<br />

estancamiento: descendió la producción industrial<br />

así como el comercio exterior; cayeron<br />

las bolsas, las expectativas empresariales empeoraron<br />

y la inversión se desplomó.<br />

En este mismo periodo de entreguerras,<br />

el sistema financiero registró un aumento de<br />

tamaño acompañado de notables transformaciones<br />

estructurales. Más que el número de<br />

entidades, el indicador pertinente para medir<br />

esta expansión es la evolución de los recursos<br />

ajenos que se incrementaron desde 5.171<br />

millones hasta 10.917 millones de pesetas en<br />

1935. Como resultado de ello, la ratio depósitos<br />

a renta nacional se dobló, pasando del 10<br />

al 21 por ciento. De forma simultánea, la tasa<br />

de crecimiento de los activos financieros se<br />

situó en torno al seis por ciento, por encima<br />

del crecimiento registrado por la renta nacional<br />

en esos mismos años. En consecuencia el<br />

coeficiente de intermediación financiera subió<br />

hasta el 75 por ciento, un nivel alto aunque<br />

alejado todavía del 100, valor mínimo a<br />

partir del cual cabe calificar de desarrollado<br />

a un sistema financiero. Paralelamente tuvo<br />

lugar un proceso de concentración de tal forma<br />

que en 1935 un grupo de cinco entidades<br />

(Banco Hispanoamericano, Banco Español<br />

de Crédito, Banco Central, Banco de Bilbao y<br />

Banco de Vizcaya) controlaba el 50 por ciento<br />

del capital desembolsado y el 70 por ciento<br />

del total de depósitos del sistema. Estas mismas<br />

entidades iniciaron un proceso de extensión<br />

geográfica abriendo sucursales por todo<br />

el país, saliendo de su estrecho marco regional<br />

para convertirse en auténticos bancos nacionales.<br />

Otro rasgo destacable fue su carácter<br />

mixto, combinando actividades comerciales de<br />

descuento y crédito a corto plazo con otras de promoción<br />

industrial (compra de acciones y obligaciones<br />

de empresas), de tal forma que hacia<br />

1935 su cartera de inversiones se distribuía casi<br />

por igual entre ambos tipos de operaciones.<br />

También los bancos desempeñaron un papel<br />

activo en la financiación del Estado. La persistencia<br />

de los déficit presupuestarios durante<br />

estos años llevó a una abundante emisión de<br />

Deuda Pública, pignorable y automáticamente<br />

redescontable en el Banco de España, lo que la<br />

hacía muy atractiva para las sociedades de crédito,<br />

cuya cartera se llenó de estos títulos al ser activos<br />

seguros, rentables y con elevada liquidez.<br />

El mundo del ahorro también experimentó<br />

cambios notables en tiempos de la dictadura y<br />

de la República. El movimiento institucional de<br />

las cajas de ahorros se abrió al asociacionismo<br />

y las entidades ampliaron el arco de sus acciones<br />

y objetivos. En el decenio de los veinte prosiguió<br />

su fortalecimiento y se acentuó la intervención<br />

del Estado en sus operaciones y en su<br />

gestión interna. Un real decreto de 1926 estableció<br />

el registro e inspección de las entidades<br />

de ahorro y traspasó su dependencia al Ministerio<br />

de Trabajo, ocupado entonces por Eduardo<br />

Aunós. Se pretendía «proteger y garantizar los<br />

sacrificios de los que por vía del ahorro caminan<br />

hacia las más fructíferas aplicaciones económicas<br />

del sobrante de sus ingresos». Después llegó<br />

un momento culminante: la Asamblea General<br />

de Cajas de Ahorros y la Asamblea Nacional de<br />

Paralelamente tuvo lugar un<br />

proceso de concentración. En 1935<br />

un grupo de cinco entidades controlaba<br />

el 70% del total de depósitos del sistema<br />

Cajas de Ahorros y Previsión. Se reunieron en<br />

Madrid en mayo de 1927, donde se acordó fundar<br />

una Confederación que agrupara a todas<br />

las entidades, de forma que al año siguiente se<br />

constituyó, en septiembre de 1928, la Confederación<br />

Española de Cajas de Ahorros (CECA).<br />

En 1929 tuvo lugar una segunda Asamblea<br />

en Barcelona, coincidiendo con la Exposición<br />

Universal y se publicó el Estatuto General del<br />

Ahorro Popular. Esta nueva norma definía las<br />

cajas como instituciones de patronato oficial o<br />

privado, según su fundación, dedicadas a estimular<br />

el ahorro y a realizar obras sociales y benéficas<br />

(atención sanitaria, educación, ayuda al<br />

desempleo, promoción cultural) y colocaba sus<br />

operaciones bajo protectorado ministerial. La<br />

culminación del marco jurídico creado durante<br />

estos años llegó con el Estatuto para las Cajas<br />

Generales de Ahorro Popular de marzo de 1933,<br />

siendo ministro de Trabajo el socialista Francisco<br />

Largo Caballero. En cuanto a sus inversiones,<br />

una parte debía destinarse a la compra de<br />

fondos públicos y valores industriales y la otra<br />

a realizar préstamos a los ayuntamientos para<br />

edificaciones escolares, para la construcción


Bóveda y cajas de seguridad<br />

Todos los bancos poseían<br />

cajas de seguridad donde los<br />

clientes depositaban documentos<br />

y objetos de valor.<br />

LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935 81


Indalecio Prieto<br />

Retratado por Vázquez-Díaz, Indalecio Prieto fue<br />

ministro de Hacienda en el Gobierno provisional de<br />

Niceto Alcalá-Zamora. Consiguió atenuar el<br />

desastroso efecto que la crisis financiera europea<br />

y el advenimiento de la Segunda República habían<br />

tenido en el sistema bancario español.<br />

82 LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935<br />

de la Ciudad Universitaria de Madrid, ayudas<br />

al Plan Nacional de Cultura, créditos para la<br />

construcción de casas baratas y recursos que<br />

paliaran el paro obrero.<br />

Además de aprobar la legislación para regular<br />

la actividad de bancos y cajas, el Estado<br />

promovió la creación de entidades oficiales de<br />

crédito, con objeto de atender las necesidades<br />

de financiación de sectores especiales. Estas<br />

instituciones nacieron con capital privado, pero<br />

con supervisión pública y dotadas de estatutos<br />

privilegiados. La primera, el Banco de Crédito<br />

Industrial, se fundó en 1920 con la finalidad de<br />

apoyar proyectos empresariales vinculados con<br />

la industria. En 1925 apareció el Banco de Crédito<br />

Local, destinado a cubrir las necesidades<br />

de la administración municipal y para financiar<br />

obras y servicios públicos. Finalmente, en<br />

1929, se creó el Banco Exterior de España para<br />

atender a las actividades relacionadas con el<br />

comercio de exportación e importación.<br />

En estas dos décadas el sistema financiero registró<br />

dos convulsiones de cierta consideración.<br />

El primer episodio tuvo lugar en el bienio 1923-<br />

1924 como consecuencia de la tardía incidencia<br />

de la recesión industrial de posguerra. Las<br />

instituciones financieras se enfrentaron a serias<br />

dificultades de liquidez, lo que provocó que algunas<br />

de ellas fuesen a la quiebra irremediablemente.<br />

Los bancos más cargados con carteras<br />

poco saneadas de acciones de empresas mineras<br />

y siderometalúrgicas no resistieron. En el bienio<br />

cerraron siete bancos (tan destacados como<br />

el de Castilla y el Crédito de la Unión Minera);<br />

pero también otros pasaron por muchos apuros,<br />

entre ellos el Banco Central. El peligro de<br />

quiebra de este último, ya por entonces una<br />

de las mayores entidades del país, llevó al propio<br />

presidente del Directorio militar, general<br />

Primo de Rivera, a dar instrucciones al gobernador<br />

del Banco de España para que evitase un<br />

desastre que parecía inminente.<br />

El segundo episodio se desarrolló a raíz de la<br />

crisis financiera surgida en la primavera de 1931,<br />

coincidiendo con el colapso de la banca centroeuropea<br />

y el advenimiento de la Segunda<br />

República, que despertó un nerviosismo visible<br />

en los mercados de capitales. El movimiento<br />

comenzó por una retirada masiva de depósitos<br />

que en dos meses se redujeron en un 20 por<br />

ciento. No obstante, a diferencia de lo acaecido<br />

en los años veinte, la brusca reducción de<br />

cuentas corrientes e imposiciones de ahorro no<br />

trajo consigo una cadena de quiebras de sociedades<br />

de crédito. Las únicas suspensiones<br />

de pagos destacables fueron las del Banco de<br />

Cataluña y sus entidades asociadas, el Banco<br />

de Reus y el Banco de Tortosa. La mayoría de<br />

las entidades logró obtener los recursos necesarios<br />

para hacer frente a sus compromisos y<br />

obligaciones a corto plazo, así como para restablecer<br />

sus niveles normales de liquidez. Esto<br />

último fue posible gracias a la actitud de las<br />

autoridades del Ministerio de Hacienda, a la<br />

sazón regido por el socialista Indalecio Prieto,<br />

y a la política de crédito adoptada por el Banco<br />

de España, gobernado por Julio Carabias,<br />

que facilitaron una solución rápida y «ortodoxa»<br />

de la crisis. Otra razón de importancia<br />

que explica la ausencia de quiebras bancarias<br />

se encuentra en las características de la estructura<br />

de activos del sistema financiero español.<br />

Nos referimos a la naturaleza pignorable de los<br />

títulos de Deuda Pública, cuya monetización<br />

automática permitía a sus tenedores obtener<br />

reservas de caja instantáneamente. La deuda<br />

pignorable, en casos de crisis, era un verdadero<br />

mecanismo estabilizador que poseía el sistema,<br />

ya que le proporcionaba una gran flexibilidad<br />

y, en cierta medida, independizaba al mercado<br />

monetario de la posible irresponsabilidad de<br />

las autoridades (Banco de España y Ministerio<br />

de Hacienda). De hecho, la abultada cartera de<br />

Además de regularizar legalmente la<br />

actividad de bancos y cajas, el Gobierno<br />

promovió la creación de entidades oficiales<br />

de crédito, para atender las necesidades de<br />

financiación de sectores especiales<br />

fondos públicos del sistema bancario a principios<br />

de 1931 proporcionó uno de los medios a<br />

través de los cuales las instituciones financieras<br />

pudieron reponer sus niveles de liquidez<br />

para enfrentar adecuadamente la imprevista<br />

demanda de efectivo por parte del público. 1<br />

En 1920, el Banco de <strong>Santander</strong> todavía<br />

era una entidad pequeña, de ámbito local, dedicada<br />

esencialmente al crédito comercial y a<br />

la financiación del capital circulante (ventas,<br />

existencias, salarios) de las empresas de su entorno<br />

geográfico. Contaba con una organización<br />

sencilla, acorde con su tamaño, con un<br />

accionariado poco numeroso y vinculado a la<br />

provincia. Sus recursos totales (propios y ajenos)<br />

ascendían a 42,5 millones de pesetas,<br />

lo que le situaba muy alejado de los puestos<br />

de cabeza del sistema bancario español. En<br />

el conjunto de la banca regional independiente,<br />

con un sexto puesto, su lugar en el ranking era<br />

algo más elevado. La competencia en la ciudad


Recursos de las entidades de crédito cántabras<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

1922 1925 1930 1934<br />

Banco Mercantil 155,2 143,3 187,7 196,0<br />

Banco de <strong>Santander</strong> 67,6 69,6 93,5 97,1<br />

Caja de Ahorros y Monte de Piedad 13,9 15,6 21,1 27,7<br />

Clasifi cación de la banca regional independiente.<br />

Recursos totales (capital desembolsado, reservas y depósitos)<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

1922 1934<br />

Banco Pastor 58,2 202,2<br />

Banco Mercantil 155,2 196,0<br />

Banco Guipuzcoano 132,9 194,5<br />

Banco de Aragón 79,8 176,9<br />

Banco Zaragozano 16,2 114,3<br />

Crédito Navarro 121,7 109,5<br />

Banco Aragonés de Crédito 13,0 106,9<br />

Banco de <strong>Santander</strong> 57,6 97,1<br />

Banco Popular n.d. 88,8<br />

Banco Comercial de Barcelona 52,3 88,1<br />

FUENTE: La banca en España en el periodo de entreguerras, 1920-1935, p. 101.<br />

de <strong>Santander</strong> le venía del Banco Mercantil, la<br />

agresiva entidad creada a finales del siglo xix,<br />

que en 1901 había absorbido otra compañía establecida<br />

también por aquellos años, la Sociedad<br />

de Crédito Industrial y Comercial. La Caja<br />

de Ahorros y Monte de Piedad de <strong>Santander</strong>,<br />

creada en 1899, también resultaba ser un rival<br />

de no pequeña importancia. A la competencia<br />

de las entidades locales había que añadir<br />

la que provenía de las sucursales de tres de los<br />

grandes bancos nacionales, el Central, el Español<br />

de Crédito y el Hispanoamericano. El establecimiento<br />

cántabro debía responder también a<br />

otro desafío: la rápida transformación del entorno<br />

económico regional después del patente<br />

declive de las actividades productivas tradicionales<br />

de la provincia, vinculadas al comercio<br />

colonial, y al más que evidente despertar industrial<br />

visible desde las primeras décadas<br />

del nuevo siglo, que en pocos años modificaría<br />

la estructura económica cántabra y situaría a la<br />

región entre las más prósperas de la península.<br />

El periodo de entreguerras fue crucial para la<br />

entidad. Tuvo que realizar esfuerzos para mantener<br />

su posición en el conjunto del sistema<br />

financiero español y montañés, en un clima económico<br />

cambiante y no siempre favorable. En<br />

estos tres lustros, el <strong>Santander</strong> mudó su sede<br />

social al espléndido edificio del paseo de Pereda,<br />

amplió su capital social hasta los 10 millones<br />

de pesetas, fundó el Banco de Torrelavega y<br />

puso en pie su primera red de agencias, con la<br />

apertura de oficinas en la provincia y fuera de<br />

ella. En el ámbito interno también hubo novedades:<br />

se reformaron los estatutos de la sociedad,<br />

la organización se hizo más compleja y se crearon<br />

nuevos puestos de gestión. Durante todo<br />

el periodo la presidencia la ostentó Saturnino<br />

Briz Larín, hombre versado en asuntos financieros,<br />

antiguo consejero y uno de los mayores<br />

accionistas, mientras que en la Dirección General<br />

se sucedieron tres figuras esenciales en la<br />

historia del Banco: José María de la Torre, José<br />

Luis Gómez García y Emilio Botín y Sanz de<br />

Sautuola, quien ejercería el cargo desde 1933.<br />

A pesar de las dificultades y desórdenes financieros<br />

de estas dos convulsas décadas, el<br />

Banco de <strong>Santander</strong> logró ascender varias posiciones<br />

en el ranking nacional de entidades de<br />

crédito (hasta el puesto 21, de un total de 190)<br />

y mantenerse entre los diez principales institutos<br />

en el conjunto de la banca regional española.<br />

Merced a su decidida vocación comercial, la<br />

institución montañesa superó sin graves trastornos<br />

la complicada fase de la posguerra, que<br />

dio al traste con un buen número de sociedades.<br />

Luego expandió sus activos con cautela, sin<br />

efectuar arriesgados experimentos con nuevas<br />

líneas de negocio y sin alterar su conservadora<br />

política de crédito, lo que le permitió enfrentarse<br />

a la crisis de los años treinta en una envidiable<br />

situación de liquidez y solvencia (amplios fondos<br />

propios y saneada cartera de valores). Durante<br />

un tiempo frenó la apertura de su red de<br />

sucursales y, ante la debacle económica, acentuó<br />

la prudencia y reforzó su cartera con fondos públicos<br />

y efectos autoliquidables, lo que le permitió<br />

recorrer los agitados años de la Gran Depresión<br />

sin grandes contrariedades. Por lo demás,<br />

la entidad dirigida por el tándem Briz-Botín se<br />

adaptó sin traumatismo al cambio político que<br />

supuso la Segunda República. En suma, pese a<br />

la agitación externa, el Banco de <strong>Santander</strong> gozó<br />

de una estabilidad financiera e institucional<br />

poco común. En 1935 su tamaño era algo mayor<br />

que el de 1920, si bien sus 99 millones de recursos<br />

totales representaban todavía una pequeña<br />

fracción del sector (un mero 0,9 por ciento),<br />

muy alejados de los capitales que manejaban los<br />

seis grandes del sector o las principales cajas de<br />

ahorros. Lejos le quedaban el Mercantil, su gran<br />

competidor en la provincia, el Banco Hispanoamericano,<br />

la entidad más grande de todas, con<br />

1.512 millones, el Banco Español de Crédito,<br />

con 1.373 millones, o el Banco Central, con sus<br />

553 millones. Hoy sabemos que esta situación<br />

no permanecería inmutable; por el contrario,<br />

la mudanza sería radical e impredecible: paradójicamente<br />

los cuatro citados, con una escala<br />

infinitamente superior a la del pequeño <strong>Santander</strong>,<br />

terminarían siendo engullidos por éste a lo<br />

largo de las siete siguientes décadas.<br />

De entidad local a banco regional:<br />

primeros pasos<br />

Los primeros años veinte, aunque turbulentos<br />

y agitados, estuvieron marcados por el optimismo<br />

y los buenos augurios para la entidad. Tres<br />

hechos lo corroboran: la compra de un nuevo inmueble,<br />

la ampliación del capital social y el inicio<br />

de su expansión provincial, tras más de seis decenios<br />

de cautelosa vida mercantil afianzándose<br />

como banco genuinamente santanderino. Además,<br />

su tránsito por la severa crisis bancaria posbélica<br />

fue tranquilo y ésta no pareció haber dejado<br />

mella alguna en la marcha de la institución.<br />

Frente a los retos que planteaban las instituciones<br />

de depósito establecidas en la ciudad<br />

desde principios de siglo, los responsables<br />

LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935 83


Sede de Pereda En 1923, el Banco de <strong>Santander</strong> se traslada a la que será su sede social permanente desde entonces, en el paseo<br />

de Pereda. El edificio había sido reconstruido en 1880 tras un incendio. El proyecto de remodelación se encargó al arquitecto de<br />

la ciudad Ricardo Bastida, autor de edificios tan emblematicos como el Banco de Bilbao y el Banco Urquijo en Madrid.<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> parecieron no inmutarse,<br />

conservaron la calma y mantuvieron<br />

la orientación eminentemente comercial de la<br />

entidad, sin preocuparles, al parecer, la pérdida<br />

de posiciones en el mercado financiero santanderino.<br />

La reacción se pospuso hasta 1920<br />

En 1920, el <strong>Santander</strong> era una entidad<br />

pequeña, de ámbito local, dedicada<br />

esencialmente al crédito comercial y<br />

a la financiación del capital circulante<br />

cuando decidieron ampliar el capital de la entidad,<br />

extender su radio de acción territorial mediante<br />

la apertura de sucursales y, sobre todo,<br />

lanzar el Banco de Torrelavega, una iniciativa<br />

para la que buscaron apoyos externos.<br />

En 1919 el Banco adquirió las casas números<br />

11 y 12 del actual paseo de Pereda, el antiguo<br />

muelle de la ciudad, con el propósito de establecer<br />

en sus locales una nueva sede social. 2<br />

El inmueble, propiedad de Eusebio López y<br />

Díaz Quijano, sobrino del primer marqués de<br />

Comillas, Antonio López y López, había sido<br />

84 LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935<br />

reconstruido en 1880 tras uno de los devastadores<br />

incendios que periódicamente arrasaban<br />

la ciudad. Se trataba de uno de los edificios urbanos<br />

de mayor nobleza, de trazo inconfundiblemente<br />

herreriano. De una altura sorprendente<br />

para la época, constaba de planta baja,<br />

entresuelo y tres pisos; su espléndida fachada<br />

sur frente a la bahía, sobria y a la vez señorial,<br />

estaba adornada con tres filas de amplios miradores<br />

de madera. La finca estaba ocupada por<br />

un hotel-residencia, por la sede del Club de Regatas<br />

y por varios inquilinos que residían en las<br />

viviendas de los pisos. Se tardó tiempo en desalojar<br />

a los habitantes del inmueble y en conseguir<br />

las oportunas licencias municipales para<br />

remodelar su interior. Se encargó el proyecto al<br />

arquitecto de la ciudad Ricardo Bastida, autor<br />

de edificios tan emblemáticos como el del Banco<br />

de Bilbao y el Banco Urquijo en Madrid. Las<br />

obras, de considerable envergadura, se prolongaron<br />

durante dos años y medio, hasta principios<br />

de 1923, siendo ejecutadas por Valentín<br />

Lavín Bastida. Se entraba al edificio a través de<br />

una verja de hierro forjado de doble hoja, fuerte<br />

y artística. El suelo del zaguán y las paredes<br />

eran de mármol; una amplia puerta giratoria, de<br />

roble americano, daba acceso a un patio central<br />

luminoso, rectangular, con un suelo de anchas<br />

losetas de mármol blanco; el artesonado estaba<br />

formado por relieves de madera y yeso y el techo<br />

adornado con una amplia vidriera de colores,<br />

con los símbolos del comercio, la industria,<br />

la agricultura y la navegación. En la planta baja<br />

se encontraban la sala de corredores, la sala<br />

de visitas, las ventanillas de caja y los despachos<br />

de la Subdirección e Intervención; en el<br />

piso superior los despachos de presidencia, de<br />

Dirección y el salón de Consejos, amueblados<br />

con piezas de caoba y las paredes tapizadas con<br />

elegantes damascos. Todas las salas disponían<br />

de amplios ventanales que proporcionaban<br />

una hermosa vista de la bahía santanderina.<br />

La solemne inauguración de la sede tuvo lugar<br />

el sábado 31 de marzo de 1923, a las cuatro de la<br />

tarde, con asistencia de las autoridades civiles y<br />

eclesiásticas de la ciudad, representantes de la<br />

industria y el comercio, la prensa, directivos y<br />

empleados del Banco, su Junta de Gobierno en<br />

pleno y un elevado número de accionistas. La<br />

Memoria de ese ejercicio calificó la apertura de<br />

la nueva sede de «página brillante de la honrosa<br />

historia de nuestra entidad, que entra a partir<br />

de esta fecha en una etapa de su vida nueva,<br />

merced a la holgura de las oficinas que van a<br />

permitir una más perfecta y acabada organización<br />

de los servicios». Al instalarse en el paseo<br />

de Pereda, en uno de los inmuebles más bellos y<br />

emblemáticos de la ciudad, compacto y sólido,<br />

los responsables del <strong>Santander</strong> quisieron mostrar<br />

la fortaleza de una institución con un largo<br />

pasado, resistente a las inclemencias de la vida<br />

mercantil y destinada a durar en el tiempo. 3<br />

La compra del inmueble fue seguida de otra<br />

iniciativa trascendental: la ampliación del capital<br />

nominal desde los 3,5 millones de pesetas<br />

fijados en 1899 hasta 10 millones de pesetas, representados<br />

por 20.000 acciones de 500 pesetas<br />

cada una. El aumento, aprobado en Junta<br />

General Extraordinaria del 14 de febrero de<br />

1920 expresaba, junto a la apertura de las nuevas<br />

oficinas, un claro propósito de incrementar el<br />

volumen de negocio; a resultas de la ampliación,<br />

la cifra del capital desembolsado aumentó más<br />

de un 30 por ciento al pasar de 1,9 a 2,5 millones<br />

Inauguración de la sede<br />

Con la solemnidad que exigía el acto, el 31 de marzo de 1923<br />

fue inaugurada la nueva sede social del Banco de <strong>Santander</strong>.<br />

Emilio Botín López, entonces presidente del Consejo,<br />

presidió la ceremonia, que contó con la bendición del obispo<br />

de la ciudad y la asistencia de numerosas autoridades<br />

y representantes de la vida pública.


Celebración de la inauguración de la sede Después de la inauguración oficial del edificio de Pereda, el banco ofreció un convite para todos los empleados en los comedores<br />

del Gran Hotel Sardinero y del Hotel Real (pp. 86 y 87).<br />

de pesetas. 4 El pago completo tuvo lugar varios<br />

años después, en 1929, cuando la Junta de Gobierno<br />

sintió la necesidad de reforzar los recursos<br />

propios de la entidad. Mientras se preparaba<br />

esta última operación, para asegurar el éxito de<br />

la misma se contempló la conveniencia de adjudicar<br />

a distintos bancos nacionales, como el<br />

Urquijo, el Bilbao, el Guipuzcoano o el Español<br />

de Crédito, una participación no superior a los<br />

dos millones de pesetas. Pero el entusiasmo de<br />

los accionistas del <strong>Santander</strong> fue tal que su demanda<br />

cubrió enteramente la cifra prevista de los<br />

10 millones de pesetas, sin que hubiese necesidad<br />

de recurrir a la ayuda de entidades competidoras.<br />

5 Con la ampliación, el Banco se<br />

aproximó un poco más al potencial económico<br />

de su principal competidor, el Mercantil (con<br />

un capital de 15 millones de pesetas), que ya<br />

por entonces daba signos de debilidad y que<br />

dos decenios y medio después sería engullido<br />

86 LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935<br />

sin contemplaciones. Otra decisión de similar<br />

envergadura tomada por la Junta Extraordinaria<br />

de accionistas del año 1920 fue la prórroga por<br />

«tiempo indefinido» de la duración de la sociedad,<br />

ya que de no haber sido así el Banco de<br />

<strong>Santander</strong> habría quedado disuelto en 1925, tal<br />

como se estipulaba en la escritura de su segunda<br />

constitución otorgada en 1875. 6 Al igual que la<br />

adquisición del inmueble o el aumento del capital,<br />

esta modificación estatutaria fue una prueba<br />

inequívoca de la vocación de permanencia del<br />

Banco y de los deseos de sus directivos, con<br />

el pleno apoyo de los accionistas, de expandir las<br />

actividades de la entidad y elevar su rango en el<br />

conjunto del sistema financiero español.<br />

La voluntad de ir más allá de los muros del<br />

paseo de Pereda se manifestó de manera clara<br />

a través de dos vías que de alguna forma quebraron<br />

un largo recorrido de seis decenios de<br />

dedicación estricta a los negocios mercantiles<br />

de la ciudad de <strong>Santander</strong>. Con el cambio de década,<br />

los responsables del establecimiento<br />

(Emilio Botín López y José María de la Torre,<br />

hasta 1923, y Saturnino Briz Larín y José Luis<br />

Gómez García, después) decidieron participar<br />

e intervenir en el capital de entidades financieras<br />

de nueva creación y al mismo tiempo iniciaron<br />

una política de creación de sucursales en<br />

la propia provincia y en provincias colindantes.<br />

Estamos ante un cambio de estrategia que no<br />

debe ignorarse, pues es el punto de partida de<br />

un camino que con el transcurso de los años va<br />

a transformar la naturaleza de la institución de<br />

la Montaña, que pasará sucesivamente de mera<br />

entidad local a entidad provincial, nacional<br />

e internacional. Porque en efecto, si en 1920,<br />

cuando los hombres que dirigían el Banco dieron<br />

esos pasos, éste era una pequeña entidad<br />

local, restringida a la ciudad de <strong>Santander</strong>,<br />

sin apenas proyección externa, y vinculada al


tráfico mercantil de la localidad, medio siglo<br />

después se contaba ya entre los siete grandes de<br />

la banca española y a principios del siglo xxi<br />

puede ufanarse de ser una de las sociedades españolas<br />

más internacionalizadas.<br />

La primera demostración de esa nueva estrategia<br />

se materializó el mismo ejercicio en<br />

que la entidad tomó la resolución de triplicar<br />

su capital, pues de manera simultánea, recogiendo<br />

una propuesta de los comerciantes de la<br />

ciudad del Besaya, fundó el Banco de Torrelavega,<br />

con un capital de dos millones de pesetas<br />

de los cuales suscribió la mitad. Se trató de<br />

una operación de gran calado, pues la localidad<br />

y su entorno se convirtieron en el principal<br />

eje industrial y mercantil de la provincia. 7<br />

Esta entidad filial, como se la consideró desde<br />

el principio (hasta su absorción en 1942), fue<br />

administrada de forma independiente, siendo<br />

de hecho la experiencia piloto de gestión de<br />

una entidad allende los muros de la sociedad<br />

matriz. El <strong>Santander</strong> se involucró tanto en el<br />

nuevo banco que en 1929 se planteó la posibilidad<br />

de controlar la totalidad de su capital<br />

social; la Junta de Gobierno, haciéndose eco<br />

de la «aspiración unánime» de sus miembros<br />

acordó negociar con los tenedores particulares<br />

la cesión de sus acciones. La mayoría aceptó la<br />

oferta (un canje de cinco acciones del Torrelavega<br />

por dos del <strong>Santander</strong>), sin embargo<br />

hubo otros que se negaron exigiendo mayores<br />

contrapartidas. Aunque la Junta del <strong>Santander</strong><br />

no cesó en su empeño de obtener el control de<br />

la entidad, «respetando los intereses de personas<br />

y sentimientos, [pero] sin detención alguna<br />

en el camino emprendido», no pudo lograr su<br />

propósito a pesar de realizar varios intentos y<br />

sostener largas negociaciones. Se ensayó casi<br />

todo, incluyendo los oficios de personas afines<br />

a ambas entidades, pero fue en vano, pues<br />

mientras unos se negaban rotundamente otros<br />

planteaban «pretensiones inadmisibles». En<br />

1931 se volvió a suscitar la cuestión, pero ya con<br />

la crisis internacional encima y el descenso generalizado<br />

de los valores, el <strong>Santander</strong> perdió<br />

interés y decidió retirar su oferta; disponía para<br />

entonces de la mayoría del capital, pero la absorción<br />

completa se retrasó casi veinte años. 8<br />

Donde cosechó éxitos indudables fue en<br />

su expansión territorial mediante la apertura<br />

de sucursales en Cantabria y en las provincias<br />

colindantes. La decisión de lanzarse a instalar<br />

agencias se adoptó a finales de 1919, concluida<br />

ya la guerra europea. La Junta se movió con<br />

Banco de Torrelavega<br />

El Banco de Torrelavega (pp. 88-89) fue constituido por el de<br />

<strong>Santander</strong> como filial el 28 de abril de 1920. Con un<br />

capital de dos millones de pesetas, dividido en 8.000 acciones,<br />

fue uno de los primeros pasos de la nueva estrategia que<br />

ahora guiaba al Banco, enfocada en lograr su expansión.<br />

LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935 87


88 LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935


Sucursal de Comillas En 1919, el Banco de <strong>Santander</strong> decide su expansión fuera de la ciudad, implantándose en varias poblaciones cántabras. Así, en 1923 se abren sucursales<br />

en El Astillero, Ampuero, Potes, Reinosa, San Vicente de la Barquera, Sarón y, la que figura en la imagen, Comillas.<br />

celeridad, formando una comisión especial para<br />

ocuparse del asunto; el punto de mira se puso<br />

en dos localidades cuyo dinamismo comercial<br />

ofrecía buenas oportunidades de negocio: Reinosa<br />

y Torrelavega; en aquélla compró un local<br />

y en ésta optó por sumarse a una iniciativa ya<br />

en marcha. 9 Aunque la puesta en funcionamiento<br />

de las primeras sucursales llevó algún tiempo,<br />

la determinación era firme, como se deduce<br />

de lo expresado en 1922 por el presidente de la<br />

Junta de Gobierno, Botín López, al manifestar<br />

ante los accionistas que «nuestro propósito es<br />

que se deje sentir nuestra actuación directa en<br />

todos los lugares de la provincia en que puede<br />

ser útil y provechosa». 10 En el ejercicio de<br />

1923 la siembra fue especialmente notable con<br />

la apertura de la primera sucursal en El Astillero<br />

90 LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935<br />

(sobre la base del traspaso del negocio de la<br />

banca de Eliseo Azcárate, un establecimiento<br />

antiguo y acreditado); luego siguieron las<br />

de Ampuero, Comillas, Potes, Reinosa (con<br />

edificio propio), San Vicente de la Barquera y<br />

Sarón. De forma simultánea negociaron con<br />

el Crédito de la Unión Minera, ya en situación<br />

más que delicada, la cesión de sus agencias<br />

de Santoña y Laredo, si bien las conversaciones<br />

no condujeron a ningún resultado, por lo<br />

que el <strong>Santander</strong> abrió oficinas en ambas plazas<br />

sin contar con la citada entidad. 11 En 1924<br />

tuvo lugar el segundo salto hacia delante al<br />

traspasar los límites de la provincia, abriendo<br />

tres sucursales: en Espinosa de los Monteros<br />

(Burgos), en Lanestosa (Vizcaya) y en Osorno<br />

(Palencia). Además se proyectó la instalación<br />

de otra en Panes (Asturias) y en la localidad de<br />

Solares, todas ellas inauguradas en 1925.<br />

Abiertas al público nada menos que catorce<br />

oficinas en tres años, el resto de la década<br />

fue de reorganización. Hubo tiempo para elaborar<br />

un reglamento de régimen interno de<br />

sucursales, determinando las competencias<br />

de directores e interventores para deslindarlas<br />

de las que correspondían a los jefes de los<br />

servicios centrales. La pausa no obstante se<br />

prolongó más de lo previsto, pues la crisis de<br />

los años treinta no sólo frenó la continuación<br />

del movimiento sino que además forzó a cerrar<br />

Lanestosa en 1933, por falta de operaciones.<br />

12 A partir de 1934 se reactivaron los planes<br />

para la apertura de nuevas oficinas, principalmente<br />

en las provincias de León y Palencia.


Sucursales del Banco de <strong>Santander</strong> en 1936<br />

Localidad Año de apertura<br />

El Astillero 1923<br />

Ampuero 1923<br />

Comillas 1923<br />

Espinosa de los Monteros 1924<br />

Frechilla 1936<br />

Herrera del Pisuerga 1936<br />

Lanestosa (cerrada en 1933) 1924<br />

Laredo 1925<br />

Osorno 1925<br />

Panes 1925<br />

Potes 1923<br />

Reinosa 1923<br />

Riaño 1934<br />

Santoña 1923<br />

San Vicente de la Barquera 1923<br />

Sarón 1923<br />

Solares 1925<br />

Banco Exterior de España<br />

En 1928, la Junta de Gobierno del Banco de <strong>Santander</strong><br />

acordó sumarse a la fundación del Banco Exterior<br />

de España. Invirtieron 590.000 pesetas, señalando que<br />

se le debería considerar como fundador. El edificio<br />

que fue sede de este nuevo banco se construyó en 1946 en<br />

la madrileña Carrera de San Jerónimo. Con el tiempo<br />

fue cambiando de propietarios hasta pertenecer,<br />

en la actualidad, al Congreso de los Diputados.<br />

Tras complicadas negociaciones en 1935 el<br />

CSB autorizó la instalación de una espléndida<br />

sucursal en Riaño, un centro de negocios dinámico<br />

y atractivo, y poco después se aprobaron<br />

las de Frechilla y Herrera del Pisuerga. 13<br />

Poco antes del inicio de la Guerra Civil,<br />

un intento del Banco Mercantil de instalarse<br />

en La Cavada provocó la reacción de la Junta<br />

del <strong>Santander</strong> al considerar que se trataba de un<br />

movimiento hostil. Para hacer frente al desafío<br />

de su más acérrimo competidor y ante su<br />

posible expansión por otras localidades de la<br />

provincia, se proyectaron varias oficinas estratégicamente<br />

localizadas en Liérganes, Renedo<br />

de Piélagos y Corrales de Buelna. Se trataba de<br />

ocupar espacios para contrarrestar los movimientos<br />

expansivos del Mercantil; también<br />

se proyectó una cuarta agencia en Villamiel<br />

(Palencia) por los mismos motivos. El CSB negó<br />

a ambas entidades la apertura de las sucursales<br />

solicitadas, instándolas a negociar un acuerdo<br />

de reparto territorial. No hubo ocasión, pues el<br />

alzamiento militar del 18 de julio canceló cualquier<br />

posible conversación y congeló los planes<br />

de expansión proyectados por el <strong>Santander</strong>. 14<br />

La toma de participaciones en entidades de<br />

crédito de nueva creación y la suscripción de títulos<br />

de sociedades nacionales o de grandes<br />

empréstitos es la tercera manifestación de la<br />

voluntad del <strong>Santander</strong> de convertirse en algo<br />

más que un mero instituto de ámbito local. En<br />

efecto, en 1919 se suma, con una pequeña aportación<br />

de 300.000 pesetas, al consorcio de entidades<br />

de crédito que se adjudica la constitución<br />

del Banco de Crédito Industrial; en el mismo<br />

ejercicio también se apunta a la fundación<br />

del malhadado Consorcio Bancario Español, el<br />

cual tras la formación del CSB y luego de varios<br />

años de irregular funcionamiento desapareció a<br />

finales de 1923. 15 Mayor implicación tuvo, junto<br />

con otras entidades nacionales y regionales<br />

de solera, en la constitución del Banco Central,<br />

la prometedora entidad madrileña nacida en<br />

1919. A la entidad de la Montaña le reservaron<br />

13.000 acciones, que representaban el cuatro<br />

por ciento del capital. 16 La representación del<br />

Banco de <strong>Santander</strong> la ostentaron Emilio Botín<br />

López y Juan Correa López. Con esta entidad<br />

las relaciones fueron estrechas y cordiales, con<br />

intercambio de información, con conferencias<br />

casi diarias, envío mutuo de remesas de papel<br />

comercial y algunos negocios comunes, pues<br />

el <strong>Santander</strong> canalizaba sus compras en Bolsa<br />

a través de la entidad madrileña. Sólo al final<br />

de esta etapa, cuando se constató que la sucursal<br />

del Central en Cantabria era un temible<br />

competidor se enfriaron las relaciones y el<br />

<strong>Santander</strong> tomó la resolución de suprimir los<br />

contactos diarios y «atenuar de un modo prudente<br />

y escalonado la ligazón aparente» entre<br />

las dos instituciones. La desvinculación llegó en<br />

1935, cuando el <strong>Santander</strong>, ya bajo la dirección<br />

de Emilio Botín, decidió desprenderse de las<br />

apenas 366 acciones que aún mantenía en cartera,<br />

pues el resto las había ido distribuyendo entre<br />

sus clientes. 17 Hoy sabemos que no fue el final<br />

de los nexos entre ambas entidades; el <strong>Santander</strong><br />

y el Central retomarían sus buenas relaciones<br />

merced al mutuo afecto y a la amistad que se<br />

profesaron durante toda su vida Ignacio Villalonga,<br />

presidente del primero de los bancos, y<br />

Emilio Botín. Más aún, seis decenios después<br />

sería otro Emilio Botín, hijo del anterior, quien<br />

concluiría un acuerdo de fusión con el a su vez<br />

fusionado Banco Central Hispano. En la misma<br />

La compra del inmueble fue seguida<br />

de otra iniciativa trascendental: la<br />

ampliación del capital nominal desde<br />

los 3,5 millones de pesetas fijados<br />

en 1899 hasta 10 millones de pesetas<br />

línea cabe calificar el acuerdo de la Junta para<br />

adherirse en 1928 a la fundación del Banco Exterior<br />

de España, señalándose expresamente el<br />

deseo de que «el Banco de <strong>Santander</strong> habrá de<br />

ser considerado fundador»; la cantidad suscrita<br />

en este caso ascendió a 590.000 pesetas, la<br />

mitad se la quedó la entidad y el resto la repartió<br />

entre sus clientes. 18<br />

Los responsables del <strong>Santander</strong> tampoco<br />

quisieron dejar pasar la oportunidad de intervenir<br />

en la concesión del Monopolio de Petróleos,<br />

ni perderse las posibilidades de negocio<br />

que abriría la constitución de la empresa<br />

Campsa. Cuando el Ministerio de Hacienda<br />

planteó la cuestión, la reacción de los responsables<br />

del <strong>Santander</strong> fue de «seguir de cerca la<br />

posición y diligencias de los diversos grupos<br />

financieros aspirantes a la concesión»; así,<br />

se propuso «mantener los contactos para que<br />

pueda el Banco alcanzar las mayores ventajas<br />

en sus futuras operaciones, ya sea por participar<br />

directamente, ya sea por derivación de los<br />

negocios propios de la entidad explotadora de<br />

aquél». Tan atento quería estar el <strong>Santander</strong><br />

en lo relativo al Monopolio que desplazó hasta<br />

Madrid a su por entonces director general,<br />

José Luis Gómez García. Como la adjudicación<br />

la ganó el consorcio capitaneado por el<br />

Banco Central, éste le ofreció al <strong>Santander</strong> una<br />

LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935 91


Banco Español de Crédito El Banco Español de Crédito, fundado en 1902, trasladó su sede desde el paseo de Recoletos a la calle<br />

de Alcalá en 1922. Para albergar su nueva sede adquirió el edificio que había pertenecido a la antigua compañía de seguros<br />

La Equitativa. Su llegada a <strong>Santander</strong> supuso una convulsión para los dos grandes bancos locales: el <strong>Santander</strong> y el Mercantil.<br />

92 LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935<br />

participación en la nueva sociedad. 19 Por último,<br />

hay que añadir la implicación del establecimiento<br />

presidido por Briz Larín en el empréstito<br />

oro por 350 millones de pesetas lanzado por<br />

el entonces ministro de Hacienda José Calvo<br />

Sotelo para sostener la cotización exterior de la<br />

peseta; como el Banco no disponía de las divisas<br />

que le adjudicó el CSB (equivalentes a 2,2<br />

millones de pesetas), hubo de concertar un anticipo<br />

en dólares por la citada cantidad para no<br />

quedarse al margen de la operación. 20<br />

Una preocupación creciente de los consejeros<br />

del <strong>Santander</strong> fue el aumento de competencia<br />

ejercida por los otros establecimientos<br />

de crédito de la ciudad. Hasta principios de siglo<br />

el <strong>Santander</strong> había estado casi sólo, en una<br />

posición dominante, compartiéndola si acaso<br />

con la sucursal del Banco de España; pero<br />

desde 1900 observó cómo perdía este privilegio<br />

tras la fundación casi simultánea del Banco<br />

Mercantil y de la Caja de Ahorros; más adelante<br />

su posición se vio todavía más amenazada<br />

cuando tres de los grandes bancos nacionales,<br />

el Español de Crédito, el Hispanoamericano<br />

y el Central, decidieron instalarse en la Montaña.<br />

No obstante, su principal inquietud era el Mercantil,<br />

pues, como sabemos, se trataba de una<br />

entidad pujante, nacida en el seno de la región,<br />

impulsada por comerciantes y financieros arraigados<br />

en la misma ciudad y con el propósito de<br />

adueñarse de un espacio económico próximo<br />

al ocupado por el <strong>Santander</strong>. Porque, en efecto,<br />

en la calle del Martillo, sede del Mercantil, se<br />

En 1920 el Banco participó en<br />

la constitución del Banco Central.<br />

A la entidad de la Montaña<br />

le reservaron el 4% del capital<br />

agruparon poderosos intereses financieros, apellidos<br />

vinculados a la economía cántabra y con<br />

unos recursos potenciales tres veces superiores<br />

a los del <strong>Santander</strong>. No es de extrañar pues<br />

que lo percibieran como un rival descomunal,<br />

como un auténtico desafío sólo atenuado por<br />

la orientación más industrial de sus inversiones.<br />

A lo largo de estas décadas la relación con<br />

el Mercantil fue ambivalente, como cabe deducir<br />

de las múltiples referencias que se encuentran<br />

en las actas de la Junta de Gobierno. Hubo<br />

respeto y cordialidad, con conversaciones entre<br />

ambas entidades siempre que se presentaba<br />

algún conflicto o surgía algún asunto de interés<br />

común; cooperaron, por ejemplo, siempre<br />

que se trató de suscribir un empréstito para el


Banco Hispanoamericano En la plaza de Canalejas se encontraba la sede principal del Banco Hispanoamericano, proyectada<br />

por los arquitectos Eduardo de Adaro Magro y José López Sallaberry. Este banco, fundado en 1900 con capital repatriado de<br />

Cuba, fue quizá durante el primer tercio del siglo XX la institución financiera más potente de la banca privada.<br />

Consistorio, para la Diputación o para el puerto<br />

de <strong>Santander</strong>; acudieron juntos a parlamentar<br />

con las autoridades e hicieron causa común<br />

durante la Guerra Civil a las desmedidas peticiones<br />

del Frente Popular. También sumaron<br />

fuerzas, como tendremos ocasión de comprobar,<br />

para negociar con las autoridades de Burgos<br />

diversas cuestiones sobre política de créditos.<br />

Fuera de esto, el resto estuvo lleno de recelos;<br />

el <strong>Santander</strong> nunca perdía de vista lo que su<br />

rival hiciera o pudiese hacer; no quitaba ojo<br />

a sus operaciones o actividades cuando éstas<br />

traspasaban los muros de la entidad; prueba<br />

de ello fue la reacción inmediata cuando el<br />

Mercantil trató de abrir sucursales en las plazas<br />

ya ocupadas por el <strong>Santander</strong>, o en aquellas<br />

que éste consideraba área de influencia propia.<br />

Aunque el Mercantil fue perdiendo brío según<br />

progresaba el periodo, tocado por la costosa<br />

digestión que supuso la absorción de la Sociedad<br />

de Crédito Industrial y Comercial y aquejado<br />

por las dificultades industriales de la época,<br />

todavía en 1935 era una entidad de mayor<br />

envergadura y peso nacional que el <strong>Santander</strong>,<br />

si bien se trataba de una posición de la que no<br />

disfrutaría durante mucho tiempo.<br />

La otra amenaza a su posición dominante le<br />

vino de las sucursales de los grandes bancos nacionales;<br />

en este caso la naturaleza del desafío<br />

no procedía de sus pares, hombres de negocios<br />

de la misma región, sino de los financieros de<br />

Madrid, que deseaban aprovecharse de la dinámica<br />

económica adquirida por el área cántabra.<br />

Las sucursales del Central, Hispanoamericano<br />

y Español de Crédito ofrecían a sus clientes<br />

la conexión con el mercado financiero y de<br />

capitales español, en proceso de expansión,<br />

algo que el <strong>Santander</strong> tan sólo podía hacer de<br />

manera limitada. En particular, la instalación<br />

de la última de las entidades citadas fue lo<br />

que verdaderamente hizo saltar las alarmas<br />

y provocó una cierta intranquilidad, hasta el<br />

punto de reconocer la Junta que se trataba de<br />

un «tremendo competidor», que podía arrebatar<br />

la clientela del <strong>Santander</strong> y que continuamente<br />

le obligaba a revisar su estrategia,<br />

modificando tipos de interés y condiciones<br />

crediticias. En suma, no es exagerado afirmar<br />

que con el Mercantil en plena expansión y<br />

con la llegada de los grandes bancos nacionales,<br />

a la veterana sociedad de crédito santanderina<br />

no le quedó más remedio que acomodarse y<br />

reconocer que ya no era la entidad líder en el<br />

mercado financiero de la Montaña. 21<br />

Años veinte: los dictados<br />

de la prudencia, norma<br />

inquebrantable<br />

La prosperidad económica nacional y regional<br />

de la segunda mitad de los años veinte tuvo su<br />

lógico reflejo en las actividades del Banco de <strong>Santander</strong>.<br />

La normalidad hasta la crisis de 1929<br />

fue la tónica general y en particular lo fue para<br />

la economía de la Montaña que gozó de un intenso<br />

ciclo inversor y un creciente proceso<br />

industrializador. Salvada la crisis posbélica,<br />

que paralizó durante algún tiempo la expansión<br />

mercantil española y que tuvo su fiel reflejo<br />

en las cifras del balance del Banco, a partir<br />

de 1925 se reanimó la coyuntura. Como reconocía<br />

la Memoria de la entidad correspondiente<br />

a 1926, la economía regional daba muestras de<br />

«potencialidad» con la multiplicación de industrias<br />

alimentarias y con el establecimiento<br />

de nuevas fábricas «dando ocupación y trabajo<br />

a numerosa población obrera y a la persistencia<br />

y perfeccionamiento de los hábitos de<br />

ahorro». Particularmente próspero fue el bienio<br />

LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935 93


Banco Central Constituido en 1919. El edificio de la calle Alcalá, conocido como de las Cariátides, fue construido<br />

por el conocido arquitecto Antonio Palacios en 1910 como sucursal del Banco Río de la Plata en Madrid. Posteriormente,<br />

el inmueble fue adquirido por el Banco Central, donde permaneció hasta su fusión con el Hispanoamericano.<br />

94 LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935<br />

1927-1928, eliminadas las incertidumbres asociadas<br />

al presupuesto, arreglada la Deuda<br />

Pública y semiestabilizado el tipo de cambio<br />

de la peseta, incluso con proyectos que<br />

contemplaban una pronta adhesión al patrón<br />

oro. Fueron años de «abundancia de disponibilidades»<br />

y de bajos tipos de interés que estimularon<br />

las inversiones. Por todo ello, sin dejar<br />

de atenerse a «los dictados de la prudencia,<br />

norma inquebrantable», el Banco comenzó a<br />

participar con otras entidades en operaciones<br />

de aseguramiento y reaseguramiento de emisión<br />

de valores en unos años de dinamismo de<br />

las bolsas, en los que se llevó a buen puerto la<br />

conversión de la deuda flotante efectuada por<br />

Calvo Sotelo y en los que diversas empresas<br />

industriales se lanzaron al mercado de capitales<br />

en busca de financiación. El Banco<br />

de <strong>Santander</strong> participó en la casi totalidad de<br />

las emisiones de las grandes empresas, además<br />

de suscribir paquetes significativos de Obligaciones<br />

del Tesoro y deuda ferroviaria. Asimismo,<br />

aportó su concurso a la constitución<br />

del Sindicato Emisor de España, entidad que<br />

agrupaba un elevado número de bancos y banqueros<br />

y también formó parte de una de las<br />

proposiciones presentadas al concurso de adjudicación<br />

del Banco Exterior de España. 22<br />

Los clientes de la sociedad santanderina,<br />

aquellos cuyos negocios alimentaban las cuentas<br />

de activo (préstamos y cartera de efectos)<br />

y de pasivo (depósitos) eran comerciantes de<br />

la región, hombres con negocios diversos y<br />

empresas de toda índole, grandes, medianas<br />

y pequeñas, que acudían a la entidad en busca<br />

de liquidez para financiar circulante, para ampliaciones<br />

del capital fijo o para poner en marcha<br />

nuevas instalaciones. El grueso de las operaciones,<br />

el descuento de letras y pagarés, los<br />

préstamos con las garantías usuales, personales,<br />

de mercancías, hipotecarias o de valores, refleja<br />

la actividad económica típica de la región. La<br />

solicitud, luego de ser examinada por la Comisión<br />

Permanente y si no era directamente denegada<br />

por falta de garantías y por la escasa solidez<br />

de la operación, pasaba a la aprobación, en<br />

su caso, de la Junta de Gobierno; ésta siempre<br />

intervenía cuando se trataba de una compañía<br />

de renombre, de casas comerciales de larga tradición<br />

vinculadas estrechamente a la entidad<br />

o de peticiones de crédito con sumas por encima<br />

de lo normal; también cuando la demanda la<br />

presentaba un nuevo y potencial cliente. Entre<br />

los cuentacorrentistas y deudores del Banco de<br />

<strong>Santander</strong> encontramos empresarios individuales,<br />

establecimientos mercantiles de carácter


Puerto franco<br />

En la década de los veinte, el Banco de <strong>Santander</strong><br />

intervino en importantes iniciativas ligadas a la ciudad,<br />

como la creación del Puerto Franco. El objetivo de esta<br />

empresa era reactivar y favorecer la economía cántabra<br />

a través del puerto. En la imagen, el trasatlántico<br />

Siboney atracado en el puerto.<br />

Bolsa de Madrid en los años veinte<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> contaba con una importante<br />

cantidad de títulos bursátiles, tanto del Estado como<br />

de distintas compañías, aparte de acciones en varias<br />

instituciones financieras. También gestionaba una<br />

abultada cartera de títulos por cuenta ajena.<br />

familiar, relacionados con el comercio al por<br />

menor, almacenistas, talleres, pequeños fabricantes,<br />

colectivos dedicados a actividades<br />

pesqueras, propietarios de inmuebles, compañías<br />

especializadas en el tráfico de exportación<br />

e importación, empresarios agrícolas;<br />

y entre sus clientes de mayor fuste aparecen<br />

sociedades mineras, de ferrocarriles, eléctricas,<br />

químicas, de servicios urbanos y también<br />

organismos públicos, como el Ayuntamiento<br />

y la Diputación Provincial. 23 En estos años el<br />

Banco intervino en iniciativas estrechamente<br />

vinculadas a la ciudad de <strong>Santander</strong>, como<br />

la puesta en marcha del Campo de Golf de<br />

Pedreña, el Puerto Franco y el Hotel El Sardinero,<br />

además de continuar con su especial<br />

vinculación al Hotel Real.<br />

Pese a ser una institución financiera eminentemente<br />

comercial, la cartera de valores<br />

del <strong>Santander</strong> no era en absoluto despreciable;<br />

más abultada a principios de este periodo<br />

la de títulos públicos (Deuda del Estado<br />

y Obligaciones del Tesoro) que la de valores<br />

privados (acciones y obligaciones de empresas),<br />

hacia 1930 ambas alcanzaban una proporción<br />

similar y en conjunto representaban<br />

casi un 40 por ciento de los activos rentables.<br />

Las inversiones muestran una gran variedad,<br />

reflejo de una política meditada de diversificación<br />

cuyo propósito fue, sin duda, evitar una<br />

excesiva concentración de riesgos. Las operaciones<br />

de cartera, aseguramiento de emisiones<br />

y nuevas suscripciones eran competencia<br />

directa de la Junta de Gobierno, que dedicaba<br />

un buen número de horas a esta cuestión<br />

en sus reuniones mensuales. Los consejeros<br />

seguían de cerca las cotizaciones bursátiles,<br />

tanto en el Bolsín de <strong>Santander</strong> como en las<br />

bolsas de Madrid y Bilbao, mientras que el<br />

director general, Gómez García, se ocupaba<br />

personalmente de la administración de la<br />

cartera; montó además una Sección de Bolsa<br />

y otra de Cartera, de la que dependían tres<br />

negociados. El <strong>Santander</strong> poseía una buena<br />

cantidad de títulos del Estado de diferentes<br />

fechas de emisión y una variada gama de acciones<br />

y obligaciones de compañías industriales<br />

(metalúrgicas, químicas, navales, azucareras,<br />

agroalimentarias), mineras, eléctricas,<br />

ferroviarias, de construcción y de servicios<br />

urbanos; también acciones de una docena de<br />

instituciones financieras españolas. Asimismo<br />

gestionaba, como cualquier otra entidad<br />

de su género, una voluminosa cartera de títulos<br />

por cuenta ajena, cuyo monto se englobaba<br />

en la cuenta de valores nominales. 24<br />

Las cuentas acreedoras son asimismo un<br />

buen reflejo de la vocación mercantil del Banco<br />

de <strong>Santander</strong> durante esta etapa de entreguerras:<br />

predominio de los depósitos a la vista sobre<br />

los depósitos a plazo y una presencia testimonial<br />

de los denominados en moneda extranjera.<br />

La identificación entre clientes de activo y de<br />

pasivo es casi completa, si bien es cierto que muchos<br />

particulares y familias de la ciudad y de los<br />

pueblos próximos, sin relación comercial con la<br />

entidad, también le confiaban sus ahorros, por<br />

ser la más antigua y estable de la región.<br />

Las cifras del balance muestran con claridad<br />

meridiana lo expuesto más arriba, así<br />

como la senda de moderada expansión seguida<br />

por la entidad. Pese al retroceso experimentado<br />

a mediados de la década, el activo total pasó de<br />

59 a 98 millones de pesetas entre 1920 y 1930,<br />

gracias al avance del crédito comercial, que se<br />

duplicó, así como el de la cartera de inversiones,<br />

cuyo peso al final de la década alcanzaba<br />

ya casi el 40 por ciento de los activos rentables.<br />

Y aunque luego comentaremos con más<br />

detalle las cifras de la cuenta de resultados,<br />

Como reconocía la Memoria de la<br />

entidad correspondiente a 1926,<br />

la economía regional daba muestras de<br />

«potencialidad» con la multiplicación<br />

de industrias alimentarias y con el<br />

establecimiento de nuevas fábricas<br />

dejemos constancia aquí de que los beneficios<br />

netos de la entidad crecieron ininterrumpidamente<br />

de 1920 a 1923, luego descendieron hasta<br />

1926 y se recuperaron con firmeza el resto de<br />

la década. En conjunto, se mantuvieron tanto<br />

en la primera parte de la década, como en la<br />

segunda, en torno a 1,1 millones de pesetas.<br />

Desde la perspectiva del accionista, la buena<br />

marcha de los negocios se tradujo en una excelente<br />

remuneración para su capital, de forma<br />

que en los ocho ejercicios transcurridos entre<br />

1920 y 1927 recibió un dividendo medio del<br />

20 por ciento, un porcentaje que cabe calificar<br />

de elevado, de lo cual se mostraban orgullosos<br />

los responsables de la entidad, que no ocultaban<br />

su satisfacción en sus comparecencias en<br />

las juntas anuales donde insistían tanto en la<br />

solidez como en la prosperidad del establecimiento.<br />

Luego los porcentajes se redujeron a<br />

la mitad, pero ello no fue consecuencia de un<br />

retroceso de los negocios o de una mala gestión,<br />

sino efecto del desembolso en 1929 de la<br />

LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935 95


Playa del Sardinero<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> se comprometió<br />

en la construcción del Hotel El Sardinero,<br />

que preside la célebre playa.


La sociedad de crédito Banco de <strong>Santander</strong> 1874 – 1919 97


Crack del 29. Wall Street El desplome del mercado bursátil americano, en 1929, supuso una brutal sacudida en todos los<br />

mercados de la economía occidental. La Gran Depresión provocó una profunda crisis financiera que tardaría tiempo en mostrar<br />

síntomas de recuperación.<br />

Mercado de Cambio de Divisas (Madrid) En 1923, el Sindicato de Empleados de Banca y Bolsa iniciaron una huelga de largas<br />

consecuencias. Sin embargo, la presión de los trabajadores tuvo poca incidencia en la ciudad de <strong>Santander</strong>.<br />

98 LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935<br />

totalidad del capital social de la entidad, hasta<br />

los 10 millones de pesetas, de tal forma que los<br />

recursos propios (capital más reservas) pasaron<br />

de los 8,6 millones de pesetas a los 18,6 al<br />

final del decenio. Con ello se cumplían dos<br />

objetivos fundamentales: fortalecer los recursos<br />

propios para dar estabilidad al Banco y<br />

lograr que éste contara con fondos frescos a<br />

la hora de poner en marcha nuevos proyectos<br />

de expansión. 25<br />

Crisis económica y cambio político:<br />

los años de la Segunda República<br />

La expansión de los negocios terminó en España<br />

casi al mismo tiempo que en el resto del<br />

mundo. Las memorias del <strong>Santander</strong> de 1929<br />

y 1930 dejan patente el cambio de coyuntura,<br />

con una baja en las cotizaciones bursátiles y<br />

el correspondiente quebranto en la cartera de<br />

valores, 26 así como el alza de los tipos de interés.<br />

La última de ellas atribuía las adversas<br />

circunstancias a diversos factores generales<br />

«de índole económica, política y social» que<br />

habían engendrado una situación «preñada de<br />

dificultades». No obstante, añadía que, merced<br />

a las normas de previsión mantenidas en<br />

años de bonanza, ni la solvencia ni la liquidez<br />

de la entidad se resentían a pesar de la indisimulada<br />

depreciación de la cartera de valores.<br />

La consigna fue extremar la prudencia. La primera<br />

llamada de atención sobre la crisis la podemos<br />

detectar a finales de 1929, cuando en la<br />

Muchos particulares y familias de<br />

la ciudad, sin relación comercial con la<br />

entidad, también le confiaban sus<br />

ahorros, por ser la más antigua<br />

y estable de la región<br />

presentación de las cifras del año la Junta tomó<br />

nota del descenso producido en la cotización<br />

de los valores en cartera. 27 Desde ese instante<br />

se trató de seguir los acontecimientos de cerca<br />

y se elevaron las alertas sobre su posible repercusión<br />

en la entidad.<br />

La llegada de la República fue saludada con<br />

cautela, sin excesiva inquietud, aunque sin ocultar<br />

la trascendencia del cambio ni su incidencia<br />

en la marcha de los negocios. Varios consejeros<br />

creyeron necesario efectuar «una definición<br />

del criterio de la Junta que sirva de norma


Capital desembolsado, reservas y reparto<br />

anual de dividendos (1920-1935)<br />

(EN MILLONES DE PESETAS Y EN PORCENTAJES)<br />

Años Capital Reservas<br />

Dividendos<br />

Desembolsado %<br />

1920 2,5 3,3 20,0<br />

1921 2,5 3,3 20,0<br />

1922 2,5 3,9 20,0<br />

1923 2,5 4,6 20,0<br />

1924 2,5 5,2 20,0<br />

1925 2,5 5,3 20,0<br />

1926 2,5 5,5 20,0<br />

1927 2,5 5,7 20,0<br />

1928 2,5 6,1 20,0<br />

1929 10,0 8,6 10,0<br />

1930 10,0 8,5 10,0<br />

1931 10.0 8,7 6,0<br />

1932 10,0 9,0 6,0<br />

1933 10,0 9,4 6,0<br />

1934 10,0 9,5 6,0<br />

1935 10,0 8,8 6,0<br />

de política de la entidad en lo sucesivo»; en tal<br />

sentido se preparó un comunicado señalando<br />

que «la Junta de Gobierno del Banco de <strong>Santander</strong><br />

respeta los ideales políticos de todos y<br />

cada uno de los empleados, cualesquiera que<br />

sea la categoría de éstos, encareciéndoles, para<br />

el mayor provecho de los intereses que aquél<br />

representa, la máxima abstención posible en<br />

actuaciones de carácter público». 28<br />

La Memoria de 1931 no eludió mencionar<br />

«el conjunto de los sucesos históricamente<br />

extraordinarios acaecidos en nuestra Patria<br />

durante 1931, que, por influjo inevitable de su<br />

importancia y consecuencias políticas y sociales<br />

en la economía nacional han enrarecido la<br />

esfera de los negocios»; ni tampoco los problemas<br />

económicos que afectan al «mundo entero»,<br />

lo cual —ambos hechos— habían influido<br />

para que «nuestra actividad no se haya desarrollado<br />

en el ambiente de tranquilidad y confianza<br />

indispensables». Fueron años difíciles<br />

en los que confluyeron la baja actividad y los<br />

aumentos de costes. La situación se prolongó<br />

casi cuatro años durante los cuales el Banco<br />

paralizó la apertura de sucursales, congeló sus<br />

inversiones en valores y se limitó a participar<br />

en las emisiones de la época como asegurador<br />

o reasegurador de algunas de ellas. 29<br />

El <strong>Santander</strong> salió indemne de la crisis bancaria<br />

de 1931 y pudo afrontar la Gran Depresión<br />

desde una envidiable posición de liquidez<br />

y solvencia: amplios fondos propios (un 25 por<br />

ciento sobre los recursos ajenos) y saneada cartera<br />

de valores (40 por ciento de títulos públicos<br />

pignorables), lo cual le permitió recorrer la<br />

difícil coyuntura de los treinta sin experimentar<br />

grandes contrariedades. Se resintieron sus<br />

cuentas acreedoras, estancadas durante todos<br />

estos años, y su negocio se redujo en la medida<br />

en que descuentos y préstamos comerciales,<br />

sus principales líneas de actividad, disminuyeron.<br />

Al igual que otras entidades, restringió<br />

sus operaciones crediticias y redujo sus tenencias<br />

de valores privados en favor de la adquisición<br />

de fondos públicos (activos de riesgo<br />

reducido). Los préstamos y créditos descendieron<br />

de 36 a 32 millones de pesetas y el volumen<br />

de descuentos apenas se movió. Por el contrario,<br />

la cartera de títulos del Estado pasó de 18 a<br />

27 millones de pesetas, mientras que la inversión<br />

en valores privados (obligaciones y acciones de<br />

empresas) disminuyó de manera apreciable. 30<br />

Como los ingresos corrientes se estancaron<br />

mientras que los gastos generales subieron<br />

de manera notable, las utilidades experimentaron<br />

un lógico descenso, de 1,4 a 1,2 millones<br />

de pesetas entre 1930 y 1932, si bien luego esa<br />

cifra se recuperó un poco hasta alcanzar 1,3 millones<br />

de pesetas. Peor evolución siguieron los<br />

dividendos, los cuales disminuyeron de 1,0 millones<br />

a 0,6 millones de pesetas; a consecuencia<br />

de ello, el accionista sufrió un recorte de su<br />

remuneración del 10 al seis por ciento, el nivel<br />

más bajo de toda esta etapa de entreguerras; no<br />

obstante debe puntualizarse que esta rebaja estuvo<br />

en consonancia con las recomendaciones<br />

dirigidas por el CSB al conjunto de las instituciones<br />

financieras.<br />

El director general de la sociedad santanderina<br />

asistió a cuantas reuniones sobre temas<br />

económicos se celebraron en Madrid, como la<br />

importante Asamblea Económica de octubre de<br />

1931, en la que se repasaron los problemas de la<br />

economía mundial, la repercusión de la devaluación<br />

de la libra esterlina y la «honda crisis<br />

político-social que se deja sentir en nuestra<br />

El <strong>Santander</strong> salió indemne de la crisis<br />

bancaria de 1931 y pudo afrontar la<br />

Gran Depresión desde una envidiable<br />

posición de liquidez y solvencia<br />

patria». 31 La entidad, además de mantener una<br />

estrecha vigilancia de sus riesgos, quiso seguir<br />

en todo momento la estela de la política monetaria<br />

del Banco de España y las sugerencias de<br />

las autoridades financieras. Así, siempre que<br />

en estos años el banco emisor elevó sus tipos<br />

de interés, el <strong>Santander</strong> subió los suyos. Y ante<br />

la persistente depreciación del tipo de cambio<br />

de la peseta en los mercados internacionales,<br />

se acordó reducir los descubiertos en moneda<br />

extranjera, con todo muy limitados pues el<br />

<strong>Santander</strong> nunca asumió riesgos en divisas ni<br />

especuló en los mercados de cambios. 32<br />

Cuando el CSB preguntó a las sociedades<br />

de crédito sobre la depreciación sufrida por los<br />

títulos bursátiles y su repercusión en los valores<br />

de las carteras bancarias, el <strong>Santander</strong> manifestó<br />

tener reservas sobradas para compensar<br />

el descenso de las cotizaciones, asegurando<br />

disponer de defensas propias para hacer frente<br />

a la crisis y a la paralización de los negocios, si<br />

bien estaba dispuesto a tomar las medidas que<br />

aconsejasen las autoridades. 33 Tras un estudio<br />

pormenorizado de la posición de cada una de<br />

las entidades incluidas en el Registro de Bancos<br />

y Banqueros, la decisión del CSB fue crear<br />

un «Fondo para fluctuación de valores» y limitar<br />

el reparto de dividendos al 60 por ciento del<br />

importe distribuido en 1930. En consecuencia,<br />

LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935 99


Emilio Botín López<br />

Botín López perteneció al Consejo de Administración<br />

desde 1902. Formado en Londres, en 1920 fue designado<br />

presidente titular de la entidad, con lo que se ponía fin<br />

al sistema rotatorio. Ocupó su puesto hasta 1923, fecha<br />

de su fallecimiento.<br />

100 LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935<br />

la entidad de la Montaña decidió asignar 2,5<br />

millones de pesetas al citado Fondo, un dinero<br />

que extrajo de sus reservas y que completó<br />

ajustando la distribución anual de beneficios a<br />

los límites marcados por el CSB. 34 Además de<br />

estas precauciones, la Junta de Gobierno intensificó<br />

el control sobre sus operaciones, limitó el<br />

volumen de su cartera de títulos privados y decidió<br />

invertir toda liquidez sobrante en fondos<br />

públicos, para que estos se sostuvieran en torno<br />

a los veinticinco millones de pesetas. Cuando,<br />

en 1933, Emilio Botín Sanz de Sautuola<br />

se encargó de la Dirección General reexaminó<br />

la estructura de las cuentas deudoras, calibró<br />

con detenimiento la cartera de títulos y se<br />

propuso mantener informada de manera permanente<br />

a la Junta, para que ésta estuviese preparada<br />

ante cualquier eventualidad. 35<br />

Sólo en 1935, al final del ciclo republicano<br />

en tiempos de paz y también cuando la economía<br />

mundial parecía frenar su caída, se constata<br />

una mejora de las perspectivas y un mayor<br />

optimismo de cara al futuro, algo que durará<br />

muy poco, pues esas previsiones se verán<br />

frustradas por la Guerra Civil. El alza de las<br />

cotizaciones, una variable a la que siempre<br />

estuvo atenta la entidad, infundió ánimos a<br />

los responsables del <strong>Santander</strong> que tomaron<br />

la determinación de abrir nuevas sucursales y<br />

resolvieron liquidar el Fondo de fluctuación de<br />

valores, una cuenta que les pesaba como alas<br />

de plomo en el pasivo; hecho esto, su importe<br />

regresó a su lugar de origen: las reservas ordinarias<br />

de la entidad.<br />

En suma, el <strong>Santander</strong>, al igual que el resto<br />

de las instituciones financieras españolas, sufrió<br />

la paralización de su actividad durante los años<br />

treinta, aunque logró salir de la crisis sin fuertes<br />

contratiempos. En ese periodo no quiso realizar<br />

ninguna operación ajena a sus tradicionales<br />

líneas de negocio ni emprendió ningún tipo<br />

de experimentación; acentuó su política conservadora<br />

e incrementó su cartera de fondos<br />

públicos; y por prudencia frenó durante un<br />

cuatrienio la extensión de su red de sucursales.<br />

Una organización sencilla<br />

y menos de mil accionistas<br />

Durante el periodo de entreguerras el Banco<br />

de <strong>Santander</strong> desarrolló todas sus actividades<br />

con una administración sencilla y pequeña. La<br />

entidad la llevaban un reducido grupo de personas<br />

integrado por los miembros de la Junta<br />

de Gobierno, que se reunían a menudo, y los<br />

responsables de la denominada alta dirección,<br />

compuesta por el presidente, el vicepresidente,<br />

el director-gerente, un subdirector, el interventor,<br />

el cajero y el secretario general del Banco;<br />

desde 1923 también formó parte de este selecto<br />

grupo el inspector de sucursales. En conjunto,<br />

el número de personas a cargo de la gestión<br />

del Banco no superaba la decena. Otro<br />

rasgo destacable fue la estabilidad en el seno<br />

de este pequeño conjunto: aunque se produjeron<br />

cambios y sustituciones, por lo general<br />

aquellos que ocuparon los puestos antes citados<br />

permanecieron en ellos por largo tiempo,<br />

lo cual sin duda dio una envidiable cohesión<br />

al grupo directivo, pues compartían parecidas<br />

ideas sobre el funcionamiento de la entidad y<br />

sobre sus líneas de negocios.<br />

En febrero de 1920 la Junta de Gobierno<br />

de la entidad designó presidente titular del<br />

Banco a Emilio Botín López, poniendo fin al<br />

sistema rotatorio imperante hasta entonces.<br />

Se mantuvo en el cargo hasta su fallecimiento<br />

en diciembre de 1923. Recordemos que fue<br />

un experimentado banquero, con una probada<br />

experiencia adquirida en Londres, primero,<br />

y luego en la casa de banca y comercio<br />

Dóriga e Hijos y Botín, en el mismo <strong>Santander</strong>.<br />

Entró en el órgano de gobierno del Banco<br />

en 1902 y desde allí pudo ejercer una influencia<br />

indudable en su destino. Casado con María<br />

Sanz de Sautuola y Escalante, fue el padre y<br />

el abuelo de los dos futuros presidentes de la<br />

institución, Emilio Botín Sanz de Sautuola y<br />

Emilio Botín Ríos.<br />

A Botín López le sucedió Saturnino Briz<br />

Larín, quien desempeñó la presidencia de la<br />

entidad de crédito durante veintiséis años,<br />

de 1923 a 1950. Oriundo de Espinama (Cantabria),<br />

a los trece años embarcó hacia Cuba<br />

donde empezó a trabajar en una destacada<br />

casa comercial y bancaria de Camagüey; el<br />

propietario de la misma se percató de las excepcionales<br />

virtudes del joven Briz Larín y le<br />

asoció al negocio encomendándole la gestión<br />

del mismo. Tras hacer una considerable fortuna,<br />

en 1904 regresó de las Américas e invirtió<br />

sus ahorros en distintas sociedades, incluido<br />

el Banco de <strong>Santander</strong>, llegando a ser uno<br />

de sus principales accionistas. A principios de<br />

la guerra europea, en 1914, cuando la plaza<br />

de <strong>Santander</strong> precisó liquidez, el acaudalado<br />

indiano presentó un aval ante el Banco de España<br />

por la entonces astronómica cifra de dos<br />

millones de pesetas, ayudando con ello a salvar<br />

los problemas coyunturales de la entidad.


Saturnino Briz Larín<br />

Tras el fallecimiento de Botín López, el sucesor en<br />

la presidencia del Banco fue Saturnino Briz Larín.<br />

Poseedor de una gran fortuna indiana, se hizo cargo<br />

de la entidad desde 1923.<br />

Estanislao de Abarca Fornés<br />

Vicepresidente del Banco hasta 1950, pertenecía a<br />

una de las familias fundadoras de la entidad. Desde<br />

1917 formó parte del Consejo de Administración,<br />

participando diligentemente en las principales<br />

operaciones del Banco en estos años.<br />

En justa recompensa a su esfuerzo, la Junta<br />

de Gobierno le premió eligiéndole presidente<br />

unos años después.<br />

En la vicepresidencia encontramos a Enrique<br />

de Vial Martínez, un prominente hombre<br />

de negocios vinculado a destacadas sociedades<br />

industriales de la región; nombrado en 1920<br />

al tiempo que Botín López, ejerció el puesto<br />

hasta su muerte, acaecida en noviembre de<br />

En los años treinta, el Banco no quiso<br />

realizar ninguna operación ajena a sus<br />

tradicionales líneas de negocio: acentuó<br />

su política conservadora e incrementó su<br />

cartera de fondos públicos<br />

1929, siendo reemplazado, tras una breve interinidad<br />

de Emilio Botín y Sanz de Sautuola, por<br />

Estanislao de Abarca Fornés. Perteneciente a<br />

una familia vinculada a sociedades ferroviarias<br />

y navieras y nieto de Juan Abarca y Sobrino,<br />

uno de los acaudalados comerciantes que fundaron<br />

el Banco de <strong>Santander</strong>, Estanislao Abarca<br />

nació en <strong>Santander</strong> en 1880 y a lo largo de<br />

su vida participó en innumerables iniciativas<br />

empresariales; destacado accionista del Banco<br />

de <strong>Santander</strong>, formó parte de su Junta de<br />

Gobierno desde 1917 y como vicepresidente<br />

se mantuvo al servicio de la entidad hasta su<br />

muerte, acaecida en 1950.<br />

En la Dirección-Gerencia se sucedieron tres<br />

personas: José María Gómez de la Torre y Botín,<br />

que desde 1904 ocupó el cargo hasta su jubilación<br />

en marzo de 1923; José Luis Gómez<br />

García durante los diez años siguientes, hasta<br />

octubre de 1933, cuando por enfermedad dejó<br />

el Banco; 36 y Emilio Botín y Sanz de Sautuola<br />

desde entonces, primero interinamente y<br />

luego como titular, con la denominación de<br />

director general desde el 5 de enero de 1934. 37<br />

La Subdirección estuvo en manos del ya mencionado<br />

Gómez García hasta su ascenso y en<br />

la Secretaría del Banco el cargo lo ostentó<br />

Marcos Ballesteros Mier desde febrero de 1921<br />

hasta febrero de 1927, cuando fue designado<br />

para el puesto de interventor general; más<br />

adelante, Ballesteros Mier, un hombre dedicado<br />

toda su vida a la entidad, ocupó una plaza<br />

en la Junta de Gobierno. 38 Para cubrir las dos<br />

vacantes producidas, en 1927 la Junta nombró<br />

a Gabino del Castillo Cagiga, 39 quien asumió<br />

al mismo tiempo las funciones de subdirector<br />

y de secretario del Banco y de la Junta. Los<br />

interventores fueron Eduardo Ortega Castañeda,<br />

hasta su muerte en 1926, y luego el mencionado<br />

Ballesteros Mier. Al comenzar esta etapa, el cajero,<br />

un puesto de absoluta confianza del presidente,<br />

era Eduardo Real Castañeda, pero problemas<br />

de salud le forzaron a dimitir en enero de<br />

1923, siendo reemplazado por José Castañeda<br />

Meléndez, que hasta entonces había ejercido<br />

de primer auxiliar de caja. 40<br />

La larga presidencia de Briz, auxiliado por<br />

este núcleo permanente de colaboradores, la<br />

mayoría de ellos accionistas, dotó al Banco<br />

de una saludable estabilidad reflejada en el<br />

funcionamiento interno, en las maneras de<br />

proceder, en las formas de examinar los riesgos<br />

y en su política de crédito. Cuando se producía<br />

alguna vacante el <strong>Santander</strong> prefería buscar al<br />

posible sustituto entre su propia cantera, entre<br />

los empleados del interior del recinto, antes<br />

que salir al mercado. Cabe pensar, sin embargo,<br />

que esta endogamia, pese a ofrecer algunas<br />

virtudes, también pudo tener ciertos efectos no<br />

deseados, como un cierto conservadurismo en<br />

el manejo de los negocios de la entidad y acaso<br />

una posible falta de dinamismo en la gestión<br />

para hacer frente a los desafíos que jalonaron<br />

aquel corto periodo de entreguerras.<br />

Con arreglo a los estatutos de la entidad,<br />

modificados en 1920, la Junta de Gobierno la<br />

componían nueve vocales propietarios y tres<br />

suplentes nombrados por la Junta General<br />

de accionistas; para ser vocal se requería poseer<br />

al menos veinte acciones; en el caso de<br />

los extranjeros, además debían estar domiciliados<br />

en <strong>Santander</strong>. A la Junta de Gobierno<br />

le correspondía nombrar entre sus miembros<br />

al presidente y vicepresidente, debía reunirse<br />

dos veces al mes cuando menos y siempre que<br />

aquél o la Comisión Permanente lo estimase<br />

oportuno; el quórum mínimo se alcanzaba<br />

con cinco miembros. Las competencias del<br />

órgano eran amplísimas, desde la reforma de<br />

estatutos y reglamentos, la creación y emisión<br />

de obligaciones, la apertura y supresión<br />

de sucursales, la determinación de las condiciones<br />

generales de descuentos, créditos y<br />

préstamos, el nombramiento de directores<br />

y subdirectores, interventor, cajero y secretario<br />

y todo lo relacionado con la Junta General<br />

de accionistas, como la confección de<br />

la memoria y de las cuentas de la entidad.<br />

Sus miembros percibían una retribución por<br />

sus labores equivalente al cinco por ciento<br />

de las utilidades líquidas obtenidas por la<br />

sociedad el año anterior. La reforma de los<br />

estatutos de 1929 estableció que los nombramientos<br />

para las plazas en la Junta serían<br />

por tres años, renovables sin límite temporal.<br />

LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935 101


Alta dirección del Banco de <strong>Santander</strong><br />

PRESIDENTES<br />

Emilio Botín y López 1920-1923<br />

Saturnino Briz Larín 1923-1950<br />

VICEPRESIDENTES<br />

Enrique de Vial Martínez 1920-1928<br />

Estanislao de Abarca Fornés 1929-1950<br />

DIRECTORES-GERENTES<br />

José María Gómez de la Torre y Botín 1904-1923<br />

José Luis Gómez García 1923-1933<br />

Emilio Botín y Sanz de Sautuola 1934-1950<br />

(con la categoría de director general)<br />

SUBDIRECTOR<br />

José Luis Gómez García 1914-1923<br />

SUBDIRECTOR-SECRETARIO<br />

Gabino del Castillo Cagiga 1926-1945<br />

INTERVENTORES<br />

Eduardo Ortega Castañeda 1915-1926<br />

Marcos Ballesteros Mier 1926-1935<br />

CAJEROS<br />

Eduardo Real Castañeda 1920-1922<br />

José Castañeda Meléndez 1922-1935<br />

SECRETARIO<br />

Marcos Ballesteros Mier 1922-1926<br />

INSPECTOR DE SUCURSALES<br />

Gabino del Castillo Cagiga 1923-1926<br />

Vocales del Consejo de Administración<br />

(1920-1935) y número de acciones en 1930<br />

Saturnino Briz Larín (desde 1920)<br />

Número de acciones<br />

601<br />

Emilio Botín y Sanz de Sautuola (desde 1930) 500<br />

Ramón Quijano de la Colina (desde 1920) 350<br />

Jaime Ribalaygua Cararsa (desde 1920) 300<br />

Rafael Botín y Sánchez Porrúa (desde 1924) 220<br />

Antonio Vallina Torcida (desde 1924) 200<br />

Ángel Jado Acebo (desde 1920) 199<br />

Ángel Jado Canales (desde 1933) 199<br />

Estanislao de Abarca Fornés (desde 1920) 165<br />

Juan Martínez Gómez (desde 1923) 95<br />

Gonzalo de los Ríos (desde 1933) 70<br />

Juan Correa López (desde 1920) 50<br />

Andrés Aldalur del Valle (desde 1920) 40<br />

102 LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935<br />

De la Junta de Gobierno salía una Comisión<br />

Permanente compuesta por tres miembros,<br />

que se ocupaba de atender los asuntos diarios,<br />

de dar una resolución práctica a temas urgentes<br />

y de examinar las solicitudes de crédito; se<br />

reunía puntualmente dos veces por semana.<br />

La mayoría de las personas que formaron<br />

parte de la Junta de Gobierno del <strong>Santander</strong> permanecieron<br />

en su puesto largas temporadas,<br />

pues eran reelegidos en sus cargos por las Juntas<br />

de accionistas de manera casi automática. La<br />

lista de vocales, que aparece a la izquierda, pone<br />

de relieve, además, que se trataba de individuos<br />

con paquetes accionariales de cierta consideración,<br />

una situación bastante distinta de la que<br />

existía a principios de siglo. Sin duda, la escasa<br />

rotación de este colectivo afirmó la estabilidad y<br />

solidez interna y externa del Banco, ya que todos<br />

ellos supieron interpretar a la perfección los<br />

sentimientos y deseos de los accionistas que año<br />

tras año depositaban en ellos su confianza.<br />

Durante esta etapa, la organización de la entidad,<br />

aunque creció, no presentaba una gran<br />

complejidad y su funcionamiento se mantuvo<br />

dentro de una relativa sencillez. La Junta<br />

de Gobierno abordaba la casi totalidad de los<br />

asuntos del Banco, lo que le convertía en un<br />

verdadero órgano de gestión; con un orden del<br />

día breve e informal —al menos hasta 1928,<br />

cuando se procedió a detallarlo—, primero deliberaba<br />

y aprobaba los acuerdos de la Comisión<br />

Permanente, después se encargaba de los<br />

asuntos del personal y finalmente resolvía las<br />

operaciones de crédito, trataba sobre las dificultades<br />

de los clientes y examinaba los niveles<br />

de riesgo; también destinaba espacio a la marcha<br />

de las sucursales y a los acontecimientos<br />

puntuales que hubiesen acaecido durante la<br />

semana. Fuera de la rutina, la Junta estudiaba<br />

las nuevas inversiones, las participaciones en<br />

empresas o bancos y desde luego los asuntos<br />

de mayor envergadura; puede afirmarse que en<br />

aquellos años casi nada escapaba al escrutinio<br />

de los miembros de la Junta de Gobierno, todos<br />

ellos dedicados casi de manera exclusiva a<br />

gestionar los negocios de la entidad. Tanto es<br />

así que, en más de una ocasión, le reiteraron<br />

al presidente y al director general que deseaban<br />

conocer todas las operaciones de crédito<br />

de elevada cuantía, tener información sobre<br />

cuentas estancadas o con problemas y que cualquier<br />

asunto considerado excepcional debía<br />

ser sometido «invariablemente a su consideración».<br />

41 Desde 1933, con la llegada de Emilio<br />

Botín Sanz de Sautuola a la Dirección General,<br />

las reuniones de la Junta de Gobierno<br />

adquirieron una mayor sistematización y densidad.<br />

Se destinó mucho tiempo a examinar la<br />

marcha de las sucursales, a revisar los límites<br />

de las cuentas de crédito y a la política de riesgos.<br />

En otro orden de cosas, debemos señalar<br />

que en la Junta apenas se hablaba de cuestiones<br />

políticas; la inestabilidad de principios<br />

de la década o el golpe de Estado del general<br />

Primo de Rivera en 1923 pasaron inadvertidos,<br />

mientras que la República mereció tan sólo<br />

una simple mención; los cambios de mayorías<br />

parlamentarias o de gobierno tampoco fueron<br />

objeto de comentario. Estamos, pues, ante una<br />

gestión al margen de la política. La lectura de las<br />

La entidad era conducida por un<br />

reducido grupo de personas integrado<br />

por los miembros del Consejo de<br />

Administración, y los responsables<br />

de la denominada alta dirección<br />

actas, un documento excepcional, una verdadera<br />

joya documental, por su detalle, minuciosidad<br />

y exquisita presentación, nos proporciona<br />

una imagen de relativa placidez, un mundo<br />

bancario sin sobresaltos ni convulsiones<br />

graves, excepto en los primeros ejercicios del<br />

decenio de los treinta, en el que priman cuestiones<br />

como el control del riesgo bancario, la<br />

remuneración al accionista o la pulcritud en el<br />

tratamiento de los clientes. Hallamos una gestión<br />

tranquila, sin angustias, cauta y cercana<br />

a todas y cada una de las áreas en las que está<br />

involucrada la sociedad.<br />

Al margen de la Junta de Gobierno y de su<br />

Comisión Permanente, el principal órgano de<br />

gestión era la Dirección General; su titular era<br />

el jefe superior de todas las oficinas y dirigía<br />

todo el servicio administrativo, con arreglo a<br />

los estatutos y a los reglamentos de la entidad;<br />

en sus cometidos estaba ayudado por un subdirector.<br />

Cuando a finales de los años veinte,<br />

el Banco ganó tamaño y complejidad, la presidencia<br />

determinó ampliar considerablemente<br />

las competencias de la Dirección General<br />

con objeto de agilizar la gestión interna de la<br />

institución, reservando para la Junta de Gobierno<br />

las grandes operaciones y los temas de<br />

cierto relieve; 42 es precisamente a raíz de esta<br />

resolución cuando la figura del director general<br />

adquirió un peso mayor, pasando a liderar<br />

las reuniones de la Junta, pues a él correspondía<br />

tramitar todos los asuntos, grandes o<br />

pequeños; al tomar a su cargo mayores competencias,<br />

lógicamente, también asumió mayores


Alfonso XIII con Primo de Rivera durante el Directorio<br />

El Directorio Militar de Primo de Rivera contó con la<br />

aquiescencia del rey Alfonso XIII. En la imagen, el rey<br />

entre el Consejo de Ministros presidido por el general.<br />

Gobierno de Azaña en 1933<br />

Desde 1931, Manuel Azaña sucedió a Niceto<br />

Alcalá-Zamora en la presidencia del Gobierno de<br />

la Segunda República. Durante su mandato<br />

puso en práctica el programa que defendía<br />

la coalición republicano-socialista. El primero<br />

por la derecha es Indalecio Prieto.<br />

responsabilidades; los cambios en las formas<br />

de actuar y proceder de la Dirección General<br />

empezaron a notarse a raíz de la sustitución de<br />

Gómez García por Botín, quien desde un principio<br />

gestionó el Banco con nuevos aires y con<br />

maneras de administración más ágiles.<br />

Con el paso de los años, la institución montañesa<br />

fue ampliando el número de empleados,<br />

el escalafón se fue llenando y el organigrama<br />

haciéndose más complejo. La expansión territorial,<br />

con la creación de sucursales, y la ampliación<br />

del volumen de negocio fueron los dos<br />

vectores que empujaron el crecimiento del personal.<br />

A comienzos de la década la nómina de<br />

la entidad ascendía a 33 personas, incluyendo<br />

aquí al personal directivo. Sin contar con la alta<br />

dirección, el escalafón lo formaban oficiales<br />

de primera y segunda, auxiliares administrativos,<br />

cobradores, ordenanzas y vigilantes. En<br />

1928 la plantilla la integraban 80 personas, de<br />

las cuales 51 trabajaban en la oficina central y el<br />

resto en las sucursales. Y en 1930, el número de<br />

personas trabajando en el <strong>Santander</strong> ascendía<br />

ya a 155. Con arreglo al último escalafón antes<br />

de la Guerra Civil, en 1935 el número de empleados<br />

sumaba 158 personas: 44 oficiales, 55<br />

auxiliares y 59 subalternos; a las que había que<br />

añadir los componentes de la alta administración.<br />

Como novedades de esta etapa cabe destacar<br />

la creación de la Jefatura de Bolsa en 1934<br />

y en ese mismo ejercicio el inicio de la mecanización<br />

de tareas, cuya implantación comenzó<br />

por las secciones de Cartera, Cuentas Corrientes<br />

y Caja de Ahorros. 43<br />

Aunque, en el periodo que estudiamos, los<br />

conflictos laborales estuvieron a la orden del<br />

día, con huelgas y lockout patronales, el <strong>Santander</strong><br />

logró salvarse de las refriegas. Esto se<br />

explica, quizá, por la propia naturaleza de la<br />

entidad, pequeña y sin separación entre propiedad<br />

y gestión, y por el entorno económico<br />

en el que operaba. Ubicada en una ciudad más<br />

comercial que industrial, con una población<br />

poco numerosa aunque en alza y con bajo nivel<br />

de sindicación, la sociedad no padeció ninguno de<br />

los trastornos sociolaborales registrados en<br />

otras empresas. Aunque resulte sorprendente,<br />

puede afirmarse que en el seno de la entidad<br />

las relaciones entre los empleados y los consejeros-propietarios<br />

y directivos fueron bastante<br />

buenas, apenas hubo disputas, no se plantearon<br />

reivindicaciones, los sueldos estuvieron<br />

al nivel medio del sector y por lo general el<br />

Banco fue pionero en algunas medidas, como la<br />

participación de los trabajadores en el reparto<br />

anual de dividendos.<br />

En los años veinte, el único momento de<br />

tensión surgió en el otoño de 1923, con ocasión<br />

de la huelga declarada por el Sindicato de<br />

Empleados de Banca y Bolsa, que alcanzó su<br />

mayor virulencia en las principales plazas financieras<br />

del país. Ante los acontecimientos y<br />

temiendo que el movimiento se extendiese al<br />

interior de la entidad, el <strong>Santander</strong> se mantuvo<br />

en contacto permanente con el resto de las sociedades<br />

de crédito de la ciudad. Su postura fue<br />

de firmeza, secundando la adoptada por otros<br />

bancos, hasta el punto de declararse «partidario<br />

de entrar en la lucha contra los sindicatos»<br />

y cerrar el establecimiento si otros se veían<br />

obligados a hacerlo. José Luis Gómez García<br />

tuvo que admitir, no obstante, que no se había<br />

logrado una acción común entre las entidades y<br />

habían «fracasado las gestiones realizadas para<br />

lograr la unidad de criterio y procedimientos de<br />

toda la banca española contra el peligro común<br />

que a ésta amenaza y dada la patente gravedad<br />

del asunto que se ventila». Contrarios a la formación<br />

de un sindicato intramuros del edificio<br />

del paseo de Pereda, los consejeros expresaron<br />

que no tolerarían «la implantación dentro de<br />

la casa de principio subversivo alguno que acarrease<br />

menoscabamiento de las facultades que<br />

a la Junta le corresponden en la dirección y administración<br />

de la sociedad». Lo cierto fue que<br />

la mayoría del personal del Banco no secundó el<br />

movimiento huelguístico, se mantuvo la disciplina<br />

y primó la fidelidad a la institución; como<br />

contrapartida, Gómez García propuso establecer<br />

una comisión que estudiara las aspiraciones<br />

de los empleados, que pedían mejoras de las<br />

condiciones de trabajo y aumentos de sueldo. 44<br />

Tras la proclamación de la Segunda República<br />

las relaciones laborales no sufrieron ninguna<br />

alteración, al menos al principio. No se<br />

El Consejo de Administración abordaba<br />

la casi totalidad de los asuntos del Banco.<br />

Era un verdadero órgano de gestión con<br />

un orden del día breve e informal<br />

registró conflictividad alguna, si bien es cierto<br />

que existía un grupo combativo de empleados<br />

afiliados a la Federación Nacional de la Banca<br />

que solicitó la aplicación de las normas defendidas<br />

por la citada federación a la organización<br />

del trabajo en el seno de la entidad. 45 Más adelante<br />

se convocaron las obligadas elecciones<br />

para la formación de los Jurados Mixtos, el órgano<br />

creado por el ministro de Trabajo Francisco<br />

Largo Caballero, del cual formaban parte<br />

LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935 103


Los treinta principales accionistas<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> en 1930<br />

Accionistas Número de acciones<br />

Banco de Aragón 800<br />

Banco Guipuzcoano 800<br />

Revilla y Fernández, María Asunción de la 785<br />

Hijos de Manuel Rodríguez Acosta 700<br />

Briz Larín, Saturnino 601<br />

Botín y Sanz de Sautuola, Emilio 500<br />

Pardo Sáinz, Manuel 450<br />

Banco Hispanoamericano 431<br />

Pérez Venero, Francisco 400<br />

Quijano de la Colina, Ramón 350<br />

Fayet Candeau, Francisco 349<br />

Banco Castellano 300<br />

Corral A. de la Puente, Alberto 300<br />

Crédito Navarro 300<br />

Ribalaygua Carasa, Jaime 300<br />

Smit Horn & Cº 300<br />

Martínez Gómez, Antonio 288<br />

Roiz de la Parra, Jerónimo 285<br />

Illera Serrano, César 272<br />

Rábago García, Teresa 264<br />

Lastra Álvarez, Rosa Ernestina 263<br />

Negrete Herrera, Fernando 250<br />

Banco Herrero 247<br />

Pombo y Pombo, María 246<br />

Tijero Aguirre, Casimiro 227<br />

Banco de Bilbao 220<br />

Botín y Sánchez de Porrúa, Rafael 220<br />

Huidobro de la Cuesta, Gabriel 220<br />

Sánchez de Movellán, Antonio 219<br />

Excma. señora condesa de las Forjas de Buelna 216<br />

Monte de Piedad<br />

Por indicación del marqués de Comillas, la segunda<br />

sede de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad se levantó<br />

en la antigua Tejera de Tantín. El edificio, de estilo<br />

montañés, fue inaugurado por Alfonso XIII.<br />

104 LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935<br />

patronos y empleados. El Jurado Mixto Central<br />

de la Banca Española quedó constituido a mediados<br />

de 1933, sin que en el mismo figurasen<br />

representantes —directivos o de personal— de<br />

la entidad, aunque ésta había enviado una candidatura<br />

propia. En el tiempo restante hasta la<br />

Guerra Civil no tenemos constancia de enfrentamientos<br />

o conflictos en la casa del paseo de<br />

Pereda ni en ninguna de las sucursales, aunque<br />

desde luego, y por lo que ocurrió después del 18<br />

de julio de 1936, sabemos que había empleados<br />

sindicados partidarios del Frente Popular. 46<br />

En 1935 el número de empleados del<br />

Banco ascendía a 158: 44 oficiales,<br />

55 auxiliares y 59 subalternos, a lo<br />

que había que añadir los componentes<br />

de la alta administración<br />

En 1930 las 40.000 acciones del Banco de<br />

<strong>Santander</strong> las poseían 743 titulares, cuya lista<br />

completa aparece en la Memoria del ejercicio. 47<br />

La mayoría de ellos son individuos particulares,<br />

aunque también encontramos doce entidades<br />

financieras (once bancos y una caja de ahorros)<br />

y una congregación religiosa. Por los nombres y<br />

apellidos registrados no parece detectarse la<br />

existencia de accionistas extranjeros, por lo que<br />

cabe afirmar que la totalidad del capital estaba<br />

en manos de residentes españoles.<br />

Entre los diez accionistas más importantes<br />

encontramos tres bancos: el de Aragón y el Guipuzcoano,<br />

titulares ambos de 800 acciones, y<br />

en tercer lugar el Hispanoamericano, con 431<br />

acciones. Las otras entidades eran el Crédito<br />

Navarro (300), el Banco Castellano (300), el<br />

Banco Herrero (247), el Banco de Bilbao (220),<br />

el Banco de Vitoria (200), el Banco Mercantil<br />

(140), el Banco de San Sebastián (40) y el<br />

propio Banco de Torrelavega (100). La Caja de<br />

Ahorros y Monte de Piedad de <strong>Santander</strong> poseía<br />

62 acciones. Comparando la composición<br />

del accionariado en este ejercicio con la observada<br />

para 1913, no cabe duda de que durante<br />

la Primera Guerra Mundial y sobre todo a raíz<br />

de la ampliación de capital de 1920 hasta los 10<br />

millones de pesetas, se produjo un vuelco en la<br />

estructura de propiedad del Banco de <strong>Santander</strong>.<br />

Ganaron peso los accionistas institucionales<br />

y también entraron nuevos individuos,<br />

cuyas participaciones superaron con mucho<br />

las pertenecientes a los miembros de las familias<br />

tradicionales de la entidad, herederos de las<br />

acciones que les habían legado sus antepasados,<br />

los fundadores y refundadores del Banco.<br />

Los seis principales accionistas acaparaban<br />

4.186 títulos, o un 10 por ciento del capital de<br />

la entidad. En este grupo figuraban dos de los<br />

bancos citados, Aragón y Guipuzcoano, el presidente,<br />

Saturnino Briz Larín (601), y el director<br />

general, Emilio Botín (500). Los otros dos eran:<br />

María Asunción de la Revilla (785) y la firma Hijos<br />

de Manuel Rodríguez Acosta (700). Con más<br />

de un centenar de acciones aparecen listados 116<br />

titulares con un total de 23.327 títulos, que concentraban<br />

en sus manos el 58 por ciento del capital.<br />

Entre 100 y 20 se ha identificado a 308 titulares<br />

y con menos de 20 acciones a 319 titulares.<br />

Según los datos para 1932 recogidos por la<br />

Confederación Nacional de Banca para el conjunto<br />

de los grandes establecimientos de crédito,<br />

los tenedores con menos de 20 acciones<br />

representaban un 75 por ciento. 48 En el caso<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> apreciamos una concentración<br />

mayor, pues los accionistas con menos<br />

de 20 solamente llegaban al 43 por ciento,<br />

aunque si consideramos también como pequeños<br />

accionistas a los tenedores de menos de<br />

100 acciones entonces ese porcentaje se eleva<br />

al 84 por ciento. El resto hasta el 16 por ciento<br />

era propietario de más de 100 acciones. No<br />

obstante esta amplia capa accionarial, el grado<br />

de concentración es mayor que el que sugiere<br />

este último porcentaje, pues los 116 mayores<br />

accionistas poseían el 58 por ciento del capital.<br />

En 1930 la familia Botín (conjunto de tenedores<br />

con ese apellido) contaba con 1.211 acciones,<br />

lo que suponía aproximadamente el tres<br />

por ciento del capital del Banco de <strong>Santander</strong>.<br />

Las cuentas de<br />

una entidad regional<br />

La marcha del Banco de <strong>Santander</strong> como entidad<br />

financiera puede seguirse a través de<br />

las cuentas de activo y pasivo que componen<br />

su balance. Sus cifras nos muestran que estas<br />

dos décadas no fueron nada fáciles. Tras una<br />

prometedora expansión en los primeros años<br />

del decenio de los veinte, en los cuales el activo<br />

total de la entidad aumentó de 59 a 91 millones<br />

de pesetas, advino una etapa de recesión en la<br />

cual el volumen de negocio se resintió a causa<br />

de la crisis económica que afectó al conjunto<br />

del sistema financiero. Préstamos y descuentos<br />

descendieron; y la actividad de la institución no<br />

recobró su ritmo habitual hasta 1928. A principios<br />

de la siguiente década el activo del Banco<br />

de <strong>Santander</strong> alcanzó los 100 millones de


Homenaje a Sautuola y Vilanova En 1921, Alfonso XIII rindió homenaje al profesor Vilanova y a Sanz de Sautuola. En la audiencia recibió a María Sanz de Sautuola,<br />

a la derecha de la imagen, junto a su marido, Emilio Botín López.<br />

pesetas, pero los años treinta fueron planos, de<br />

paralización casi total, como nos revelan los<br />

datos del activo del balance.<br />

El desglose por grandes cuentas pone de<br />

relieve que la sociedad del paseo de Pereda dedicaba<br />

casi la mitad de sus recursos a financiar<br />

el capital circulante de las empresas (salarios,<br />

existencias, ventas) y al descuento de letras.<br />

Créditos y efectos comerciales suponían en<br />

1920 el 36 por ciento del activo, incrementado<br />

en años posteriores hasta el 50 por ciento; luego,<br />

durante los años treinta el porcentaje disminuyó<br />

al tiempo que la entidad intensificaba sus<br />

compras de Deuda Pública. En efecto, la cartera<br />

de valores, públicos y privados representó<br />

entre un 40 (años veinte) y un 50 (años treinta)<br />

por ciento, con un mayor peso de los títulos de<br />

Deuda del Estado, seguros y mucho más líquidos<br />

que las acciones u obligaciones de sociedades<br />

privadas. Tal como se ha señalado repetidamente,<br />

el <strong>Santander</strong> no era un banco de negocios<br />

en el sentido clásico del término ni inclinado a<br />

aventuras industriales: los valores privados apenas<br />

sobrepasaron el 20 por ciento del activo. De<br />

hecho, se aprecia que cuando llegó la depresión<br />

la entidad se deshizo de algunas de sus participaciones<br />

privadas y las trocó por Deuda Pública;<br />

así, mientras aquéllas descendieron de 23 a<br />

18 millones de pesetas, ésta aumentó de 17 a 27<br />

millones de pesetas. En cualquier caso, las cifras<br />

también nos muestran una notable estabilidad<br />

en la composición del activo, sin giros espectaculares<br />

o cambios bruscos en la orientación de<br />

las actividades mercantiles.<br />

Si nos fijamos ahora en el pasivo, comprobamos<br />

el efecto provocado por el desembolso<br />

del capital en 1929: un salto en los recursos<br />

propios desde los 8,6 hasta los 18,6 millones<br />

de pesetas. En cuanto a la financiación ajena<br />

(cuentas corrientes y depósitos a plazo) observamos<br />

su ascenso pausado, con escasas interrupciones,<br />

desde los 37 millones de 1920 hasta<br />

los 77 millones de pesetas a principios de los<br />

años treinta; luego cuentas corrientes y depósitos<br />

permanecieron estancados hasta que en<br />

1935 registraron un pequeño avance para situarse<br />

en los 80 millones de pesetas. Durante<br />

toda esta etapa de entreguerras el <strong>Santander</strong><br />

mantuvo un elevado coeficiente de caja, un<br />

rasgo clásico de la entidad desde su mismo nacimiento;<br />

los responsables de la casa, siempre<br />

que les ha sido posible, han querido disfrutar<br />

de posiciones líquidas para evitar sobresaltos<br />

y, si se presentaba la ocasión, disponer de recursos<br />

para emprender nuevos negocios. También<br />

les ha gustado contar con amplios fondos<br />

propios y aunque la proporción de éstos en el<br />

LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935 105


Balance: coefi cientes de activo y pasivo (1920-1935)<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

1920 9,3 9,8 26,9 36,2 39,3<br />

1925 12,9 10,0 18,6 49,5 39,7<br />

1930 14,9 18,9 36,3 47,7 50,4<br />

1935 15,1 18,5 32,5 42,4 55,2<br />

Cuenta de resultados: coefi cientes contables (1920-1935)<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

1920 13,6 44,3 42,1<br />

1925 20,3 43,8 35,9<br />

1930 20,5 48,9 30,6<br />

1935 29,0 45,4 25,6<br />

Evolución del activo y de los recursos totales<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

Recursos totales Total activo<br />

120<br />

100<br />

80<br />

60<br />

40<br />

20<br />

0<br />

1920 22 24 26 28 30 32 1934<br />

Evolución de los ingresos y de los gastos<br />

(EN MILES DE PESETAS)<br />

Ingresos Gastos<br />

6000<br />

5000<br />

4000<br />

3000<br />

2000<br />

1000<br />

Evolución de la rentabilidad:<br />

benefi cios netos/fondos propios<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

0<br />

Caja/Recursos<br />

Gastos generales<br />

(ingresos)<br />

Recursos propios/<br />

pasivo<br />

Recursos propios/<br />

recursos ajenos<br />

Gastos financieros<br />

(ingresos)<br />

1919 21 23 25 27 29 31 33 1935<br />

1920 22 24 26 28 30 32 1934<br />

106 LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935<br />

Crédito y efectos/<br />

activo<br />

Cartera/<br />

activo<br />

Beneficios netos<br />

(ingresos)<br />

pasivo estuvo por debajo del 10 por ciento hasta<br />

la ampliación de capital en 1929, esta misma<br />

proporción se dobló tras la citada operación.<br />

No obstante, el coeficiente de recursos propios<br />

sobre recursos ajenos siempre fue elevado, síntoma<br />

de una preocupación permanente por la<br />

solvencia de la entidad.<br />

La cuenta de resultados nos permite seguir<br />

la evolución de los ingresos y gastos del Banco,<br />

averiguar qué ganancias obtuvo para sus propietarios,<br />

sus más de 700 accionistas, y calcular<br />

el nivel de rentabilidad. Los ingresos de la<br />

entidad entre 1920 y 1930 se multiplicaron por<br />

dos, creciendo en todos los ejercicios excepto<br />

en los de 1925 y 1926. Por el contrario, en la<br />

década de los treinta se estancaron en torno a<br />

los 4,8 millones de pesetas. Los gastos totales<br />

(generales más financieros) crecieron en una<br />

proporción algo mayor: triplicándose de 1,2 a<br />

3,2 millones de pesetas. Los generales, incluidos<br />

los de personal, progresaron de forma bien<br />

evidente tanto en una como en otra década; los<br />

costes salariales se incrementaron de forma<br />

rápida: de 168.000 pesetas en 1920 a 642.000<br />

en 1930 y 952.000 en 1935; en la primera fecha<br />

representaban el 14 por ciento, en la segunda<br />

el 19 y en la tercera el 25 por ciento. Los gastos<br />

financieros, que recogen en cierta forma el<br />

coste de los recursos ajenos, también crecieron<br />

en términos absolutos, pero su peso en el total<br />

de los gastos descendió con el paso de los años:<br />

En 1930, las 40.000 acciones<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> las poseían<br />

743 titulares, en su mayoría<br />

personas físicas<br />

del 76 al 68 al 70 y al 61 por ciento en 1920,<br />

1925, 1930 y 1935 respectivamente. Comparando<br />

estas cifras con las correspondientes a los<br />

recursos ajenos comprobamos que los costes<br />

financieros del Banco se mantuvieron entre<br />

el 2,0 y el 2,5 hasta 1930, encareciéndose después<br />

un punto. Dados estos reducidos porcentajes<br />

quizá a la entidad le hubiese convenido<br />

emplear una mayor cantidad de fondos ajenos<br />

para financiar sus inversiones.<br />

El beneficio neto (ingresos menos gastos)<br />

aumentó de 850.000 a 1,3 millones de pesetas.<br />

Dejemos constancia que en el ejercicio de<br />

1922 fue cuando el Banco de <strong>Santander</strong> ganó<br />

su primer millón de pesetas. Como ocurriera<br />

con otras partidas, la serie ascendió a lo largo<br />

de los años veinte para estancarse en los siguientes,<br />

de forma que después del máximo de<br />

1,4 millones en 1930 la cifra descendió para<br />

situarse en torno a 1,2 millones el resto de la<br />

década. Como puede comprobarse, los dividendos<br />

se llevaron la parte del león: de 1920 a 1928<br />

se distribuyeron 0,5 millones por ejercicio, 0,9<br />

en 1929 y un millón en 1930; luego la crisis y<br />

las medidas gubernamentales forzaron una<br />

rebaja hasta los 0,6 millones de pesetas. Esas<br />

cantidades representaron dividiendos del 20<br />

por ciento durante toda la primera década; el<br />

desembolso del capital de 1929 provocó que ese<br />

porcentaje se desplomase al nueve y más tarde<br />

la depresión originó una nueva rebaja hasta el<br />

seis por ciento. Y así se dio la paradoja de que,<br />

pese al relativo progreso del Banco, al aumento<br />

del volumen de negocios, a la expansión territorial<br />

y a la mayor capitalización, la remuneración<br />

del accionista no mejoró, sino más bien<br />

todo lo contrario. No tenemos constancia de<br />

que los accionistas se quejaran o se mostraran<br />

desilusionados; más bien parece que comprendieron<br />

la situación, confiaron en sus gerentes<br />

y no abandonaron la nave: esperaron tiempos<br />

mejores, que sin duda llegaron.<br />

Para terminar hemos calculado la rentabilidad<br />

financiera de la entidad, definida como el<br />

cociente entre el beneficio neto de la sociedad y<br />

sus fondos propios; con ello se intenta conocer<br />

la rentabilidad de la inversión realizada por los<br />

propietarios (accionistas), que algunos autores<br />

consideran como el índice más adecuado para<br />

establecer el objetivo maximizador postulado<br />

por el análisis económico. Comprobamos que,<br />

tras los elevados porcentajes alcanzados en los<br />

primeros ejercicios, por encima de la banca y<br />

del conjunto de las sociedades mercantiles españolas,<br />

la rentabilidad del <strong>Santander</strong> se situó<br />

por debajo de la media, aunque por encima de<br />

la rentabilidad de los títulos públicos. Entre<br />

1925 y 1935 la sociedad de la Montaña no fue<br />

ni más ni menos rentable que el conjunto de las<br />

empresas del país, si bien sus cifras fueron algo<br />

inferiores a las registradas por el conjunto del<br />

sistema financiero. 49<br />

En resumen, el Banco de <strong>Santander</strong> en estos<br />

cinco difíciles lustros de entreguerras progresó<br />

manteniéndose fiel a su raigrambre regional y<br />

a sus orígenes de entidad comercial; incrementó<br />

de manera apreciable su capital, adquirió<br />

un espléndido inmueble para instalar su sede<br />

central, extendió sus negocios abriendo sucursales<br />

más allá de los límites de la ciudad y<br />

allende la provincia; y resistió los embates de<br />

la competencia representada por el Mercantil<br />

y de las agencias de las grandes instituciones<br />

de crédito nacionales. Es cierto que la sociedad


Cuenta de resultados (1919-1935)<br />

(EN MILES DE PESETAS)<br />

1919 1920 1921 1922 1923 1924 1925 1926 1927 1928 1929 1930 1931 1932 1933 1934 1935<br />

Ingresos del ejercicio 1.673 2.020 2.323 2.537 3.092 3.229 2.849 2.687 2.729 2.822 3.190 4.667 4.618 4.811 4.854 4.766 4.948<br />

Gastos generales 290 275 334 337 484 631 577 563 547 540 614 959 981 1.149 1.215 1.313 1.435<br />

De personal – 168 191 205 302 335 337 325 318 357 404 642 659 750 864 924 952<br />

Gastos fi nancieros (intereses) 753 895 1.071 1.059 1.117 1.205 1.248 1.242 1.184 1.239 1.255 2.280 2.360 2.497 2.363 2.237 2.246<br />

Benefi cio neto 630 850 918 1.141 1.491 1.393 1.024 882 998 1.043 1.321 1.428 1.277 1.165 1.276 1.216 1.267<br />

Remanente del ejercicio anterior 115 77 111 114 120 130 182 163 166 169 153 113 201 – – – 68<br />

Distribución de resultados<br />

Reservas<br />

745 927 1.029 1.255 1.611 1.523 1.206 1.045 1.164 1.212 1.474 1.541 1.478 1.465 1.276 1.216 1.335<br />

(Fondo Reserva + Fondo Previsión) 100 174 250 350 750 500 225 175 250 300 – – – 296* 359* 146 162<br />

Impuestos<br />

137 119 105 146 202 237 209 141 134 145 168 217 238 153 198 199 207<br />

Amortizaciones 1 1 1 24 – 28 47 31 49 49 181 44 349 45 45 153 314<br />

Dividendos 394 469 500 550 500 500 500 500 500 500 933 1.000 600 600 600 600 600<br />

Otras cuentas 36 53 59 65 29 76 62 32 62 65 79 79 56 71 74 50 52<br />

Remanente ejercicio siguiente 77 111 114 120 130 182 163 166 169 153 113 201 235 – – 68 –<br />

* Fondo para fluctuación de valores.<br />

Activo (1920-1935)<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

Cajas y bancos<br />

Créditos<br />

Efectos comerciales<br />

Fondos públicos<br />

Otros valores<br />

Total cartera<br />

Total activo<br />

1920 2,0 17,7 3,7 23,2 59,1<br />

1921 1,6 19,1 4,6 24,1 59,8<br />

1922 4,7 24,1 4,8 13,6 9,0 27,4 66,5<br />

1923 6,0 28,8 9,4 15,2 8,4 33,0 80,1<br />

1924 6,4 29,8 9,1 17,1 8,6 34,8 91,0<br />

1925 5,4 29,8 8,7 16,3 6,0 30,9 77,8<br />

1926 5,8 26,0 8,8 18,5 6,2 33,5 77,6<br />

1927 5,7 26,9 9,2 15,8 6,0 31,0 74,6<br />

1928 7,6 28,6 9,4 21,4 10,8 41,6 88,9<br />

1929 7,5 30,5 10,3 18,2 19,8 48,3 89,7<br />

1930 7,6 36,1 10,6 19,9 18,9 49,3 97,9<br />

1931 12,4 32,9 9,0 17,6 23,1 49,6 99,6<br />

1932 10,1 32,4 9,1 22,4 23,3 54,9 102,2<br />

1933 12,1 33,2 9,1 20,9 23,1 53,1 103,2<br />

1934 13,2 31,8 7,5 22,0 20,8 50,4 103,2<br />

1935 8,7 31,8 11,3 27,0 17,9 56,1 101,7<br />

Pasivo (1920-1935)<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

Fondos propios 1<br />

Cuentas corrientes<br />

1920 5,8 15,1 21,6 36,7<br />

1921 5,8 13,3 25,0 38,3<br />

1922 6,4 14,2 29,5 43,7<br />

1923 7,1 16,5 31,5 48,0<br />

1924 7,6 17,0 36,5 53,5<br />

1925 7,8 18,9 42,0 60,9<br />

1926 8,0 18,3 42,0 60,3<br />

1927 8,2 20,6 36,4 57,0<br />

1928 8,6 22,0 43,6 68,3<br />

1929 18,6 22,7 43,6 66,3<br />

1930 18,5 24,0 51,0 75,0<br />

1931 18,7 20,4 55,6 76,0<br />

1932 19,0 20,3 57,3 77,6<br />

1933 19,4 19,9 57,6 77,5<br />

1934 19,5 20,5 57,1 77,6<br />

1935 18,8 22,2 57,8 80,0<br />

NOTAS: (1) Incluye capital desembolsado más fondos de reserva.<br />

(2) Incluye depósitos a varios plazos y caja de ahorros.<br />

Total acreedores<br />

Acreedores: depósitos a plazo 2<br />

montañesa no sobresalió por la rentabilidad ni<br />

por repartir elevados dividendos a sus accionistas,<br />

pero mantuvo una notable estabilidad,<br />

una sólida estructura y una solvencia a prueba<br />

de crisis. Se adaptó sin fricciones a la ley<br />

de Ordenación Bancaria promulgada en 1921,<br />

no pasó problemas ni en la crisis de posguerra<br />

ni a mediados de los años veinte ni tampoco<br />

cuando estalló la terrible crisis de liquidez de<br />

la primavera de 1931. A todo ello no fue ajena<br />

su propia estabilidad interna; la homogeneidad<br />

de su núcleo directivo, la identificación de<br />

sus intereses individuales con la empresa y la<br />

sensación de propiedad; los administradores y<br />

un buen número de empleados consideraban<br />

que el Banco era algo suyo, que les pertenecía<br />

tanto como a los genuinos propietarios; esto<br />

y una gerencia prudente aseguró una navegación<br />

sosegada, calmada, por las aguas turbulentas<br />

de esos años de cambios políticos y de<br />

excepcionales acontecimientos monetarios y<br />

económicos. La dedicación absoluta al Banco<br />

de sus responsables, Emilio Botín López, Saturnino<br />

Briz Larín, Estanislao de Abarca, José<br />

Durante toda esta etapa de<br />

entreguerras, marcada por la Gran<br />

Depresión, los ingresos de la entidad<br />

se multiplicaron por dos<br />

María Gómez de la Torre, José Luis García Gómez<br />

y Emilio Botín Sanz de Sautuola, por citar<br />

sólo a los presidentes y directores generales,<br />

apuntaló una gestión equilibrada y tranquila,<br />

muy distinta y distante de la experimentada<br />

por otras entidades de cierta importancia, que<br />

pasaron por momentos de verdadera angustia<br />

(como el Banco Central), o desaparecieron<br />

(como los bancos de Barcelona, Crédito de la<br />

Unión Minera, de Castilla, de Vigo, o el de Cataluña).<br />

El <strong>Santander</strong> en 1935 era todavía un<br />

banco pequeño y regional, un «bancuco», pero<br />

que, sin embargo, estaba preparado para durar;<br />

y desde luego nada hacía sospechar que<br />

sólo una década después se encaramaría por<br />

méritos propios a los primeros puestos del<br />

ranking nacional y menos aún que terminaría<br />

convirtiéndose en uno de los protagonistas<br />

principales del sistema financiero español.<br />

LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935 107


108 LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935<br />

NOTAS<br />

1. Sobre la economía de entreguerras, véase Comín, «La economía española en el período de entreguerras», en Nadal, Carreras y Sudrià<br />

(comps.), La economía española en el siglo XX (1987), también Palafox, Atraso económico y democracia (1992); y Martín Aceña, «La economía<br />

española en los años treinta» en Historia de España. Menéndez Pidal, tomo XL (2004).<br />

2. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (30 de junio de 1919, 14 de agosto de 1919, 1 de septiembre de 1919 y 30 de septiembre<br />

de 1919). La adquisición se efectuó siendo presidente en funciones Juan Correa y la llevó personalmente Emilio Botín López. La escritura de<br />

compraventa, con un precio pactado de un millón de pesetas, se firmó el 1 de septiembre de 1919. Más adelante, en 1947, el <strong>Santander</strong> compraría<br />

en el mismo paseo de Pereda los inmuebles números 9 y 10, los cuales quedarían unidos al primero por un gran arco adornado con cuatro<br />

bellísimas estatuas. Estos y otros detalles en el elaboradísimo trabajo de San Emeterio, Sedes sociales del Banco de <strong>Santander</strong> (s/f).<br />

3. El inmueble anterior del paseo del Muelle número 2, también propiedad del Banco, fue vendido en el mismo ejercicio de 1923, por la<br />

cantidad de 700.000 pesetas, a Francisco Pérez Venero con el compromiso de que durante cinco años no podía ser destinado «a banco,<br />

sucursal ni dependencia bancaria alguna». No lo fue, pues en 1924 se inauguró en los bajos del inmueble el conocido Café Boulevard.<br />

4. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (19 de enero de 1920 y 13 de febrero de 1920). Banco de <strong>Santander</strong>, estatutos de 12 de<br />

noviembre de 1920.<br />

5. La ampliación se preparó durante el otoño de 1928 y la aprobó una Junta General Extraordinaria de accionistas celebrada el 31 de octubre<br />

de ese mismo año. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (31 de julio de 1928 y 31 de agosto de 1928). El pago del dividendo<br />

pasivo hasta completar los 10 millones se efectuó en 1929. En la reforma de los estatutos del Banco de octubre de 1929 se consignó que<br />

«el capital social será de diez millones de pesetas, representados por veinte mil acciones de quinientas pesetas», tal como se había aprobado<br />

en la Junta del ejercicio de 1920. No obstante, en la Memoria del Banco correspondiente al año 1928 se señala que en la Junta<br />

General extraordinaria celebrada en el mes de octubre se acordó que los 10 millones de pesetas se dividieran en 40.000 acciones (en lugar<br />

de 20.000), de 250 pesetas cada una. De hecho, en esa Memoria y en las siguientes aparece un número de 40.000 acciones y se inserta el<br />

nombre de cada uno de los accionistas titulares de las citadas acciones.<br />

6. Banco de <strong>Santander</strong>, estatutos de 12 de noviembre de 1920. Según figuraba en la escritura de constitución de 1875, la duración de la sociedad<br />

era de cincuenta años.<br />

7. El Banco de Torrelavega se constituyó el 28 de abril de 1920, con un capital de dos millones de pesetas dividido en 8.000 acciones. Comenzó<br />

a operar el 1 de julio de ese mismo año. Su Junta de Gobierno la formaron: José Arce López (presidente), Ramón Miguel Cristol,<br />

José Luis Gómez, Santiago Sañudo Solórzano, Saturnino Briz Larín, José Calderón, Fidel Ramón Palacios, Pedro M. Gómez, Jacobo<br />

Díaz y Gabino del Castillo (director-gerente). Como consejero delegado se nombró a José Luis Gómez García, a la sazón subdirector del<br />

<strong>Santander</strong>. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (28 de febrero de 1920 y 15 de abril de 1920).<br />

8. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (31 de mayo de 1929, 15 de julio de 1929, 31 de julio de 1929, 13 de febrero de 1931 y 13<br />

de mayo de 1931).<br />

9. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (4 de julio de 1919, 29 de noviembre de 1919 y 31 de diciembre de 1919).<br />

10. Banco de <strong>Santander</strong>, Memoria de 1922.<br />

11. Esta importante entidad bilbaína quebró tras muchas dificultades en 1925 y fue una de las más sonadas quiebras financieras de posguerra,<br />

pues afectó al Banco Central implicado de cerca en el CUM.<br />

12. Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias de 1923, 1924 y 1925. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (17 de abril de 1928 y 14 de noviembre<br />

de 1933).<br />

13. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (14 de noviembre de 1933, 30 de octubre de 1934, 17 de junio de 1935, 14 de agosto de<br />

1935, 16 de septiembre de 1935, 28 de septiembre de 1935, 14 de octubre de 1935, 16 de diciembre de 1935, 27 de diciembre de 1935 y 13 de<br />

enero de 1936. La última se abre en enero de 1936).<br />

14. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (15 de abril de 1936, 11 de mayo de 1936 y 15 de junio de 1936).<br />

15. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (15 de enero de 1919, 14 de febrero de 1919 y 15 de noviembre de 1923).<br />

16. Banco de <strong>Santander</strong>, Memoria de 1919. Sobre la creación del Banco Central, Tortella y García Ruiz, Una historia del Banco Central Hispano<br />

(Texto mecanografiado sin publicar, s/f ). Además de la entidad de la Montaña participaron el Crédito de la Unión Minera, el Banco<br />

Guipuzcoano, el Crédito Navarro, el Banco Castellano, el Banco de Crédito de Zaragoza y los señores hijos de Manuel Rodríguez Acosta<br />

de Granada. El Central nació con un imponente capital nominal de 200 millones de pesetas, la mayor cifra de todos los bancos españoles<br />

en ese momento.<br />

17. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (10 de octubre de 1919, 21 de octubre de 1919, 30 de octubre de 1919, 30 de octubre de<br />

1934 y 16 de septiembre de 1935).<br />

18. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (19 de septiembre de 1928 y 30 de abril de 1929).<br />

19. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (16 de agosto de 1927, 31 de agosto de 1927 y 16 de noviembre de 1927).<br />

20. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (17 de septiembre de 1929).<br />

21. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (28 de febrero de 1929, 10 de septiembre de 1929 y 13 de septiembre de 1929).<br />

22. Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias (1924-1929).<br />

23. Citemos, a título de ejemplo, algunas sociedades que operaban con la entidad: Compañía Asturiana de Minas, Ferrocarril del Norte de<br />

España, Ferrocarril del Cantábrico, la Unión Resinera Española, la Sociedad Española de Construcción Naval, la Sociedad Eléctrica del<br />

Viesgo, Tranvías de Nueva Montaña, Unión Cántabra Industrial, el Sindicato Agrícola Reocín, la Fundición de San Antonio, la Sociedad<br />

Anónima Cross y la Sociedad Española de Productos Dolomitas.<br />

24. El <strong>Santander</strong> tenía acciones del Banco de España, de los bancos Central, Español de Crédito, Oviedo, Vitoria, Crédito Industrial y Exterior<br />

de España; de la Compañía Española Minas del Rif, de la Sociedad Unión Resinera Española, de Electra de Viesgo, de Nueva Montaña, de<br />

Ibérica del Nitrógeno, de la Sociedad Azucarera de España, de los Ferrocarriles Andaluces y del Ferrocarril del Cantábrico; además poseía<br />

bonos y obligaciones de la mayor parte de las compañías ferroviarias, así como de la Sociedad Construcciones Metálicas, del Depósito<br />

Franco del Puerto de <strong>Santander</strong>, de la Sociedad Española de Construcción Naval, de Gas Madrid, de la Sociedad Asturiana Santa Bárbara,<br />

de la Sociedad Anónima Echevarría, de la Sociedad Industrial Química de Zaragoza, de la Compañía Trasatlántica, de la Sociedad Minero<br />

Metalúrgica de Peñarroya, de la Sociedad Minero Metalúrgica de Ponferrada, de Minas de Potasa de Súria, de la Compañía Río Tinto, y<br />

por supuesto de las principales sociedades eléctricas, como la Hidroeléctrica del Chorro, Hidráulica de Santillana, Hidroeléctrica Ibérica<br />

e Hidroeléctrica Española.<br />

25. El desembolso fue aprobado por la Junta General Extraordinaria de octubre de 1928. El capital social de 10 millones de pesetas quedó<br />

representado por 40.000 acciones de 250 pesetas nominales cada una (Memoria de 1928).<br />

26. En el Bolsín de <strong>Santander</strong> la cotización de las acciones de la entidad descendieron de los 200 puntos registrados en 1930 a 122 en 1934,<br />

recuperándose hasta los 156 puntos en 1935.<br />

27. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (30 de diciembre de 1929). El índice general de la Bolsa de Madrid se desplomó casi un<br />

45 por ciento entre 1929 y 1931, y en el Bolsín de <strong>Santander</strong> el descenso fue del mismo tenor.<br />

28. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (13 de abril de 1931).<br />

29. Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias (años 1931-1934).<br />

30. Con datos del Ministerio de Hacienda, la Deuda Pública en circulación en poder de los bancos pasó del 7,7 por ciento en 1922 al 11,9 por<br />

ciento en 1930, y al 14,4 por ciento en 1934.<br />

31. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (30 de septiembre de 1931).<br />

32. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (31 de julio de 1930, 29 de agosto de 1930 y 15 de julio de 1931).<br />

33. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (30 de septiembre de 1931).<br />

34. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (31 de diciembre de 1931).<br />

35. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (21 de diciembre de 1933 y 30 de agosto de 1935).<br />

36. Gómez García era abogado y fue, antes de pasar al <strong>Santander</strong>, el director-gerente del Banco de Torrelavega.


Escritura de compra del<br />

edificio de Pereda, 1919<br />

En este año, el Banco de<br />

<strong>Santander</strong> adquirió el<br />

inmueble correspondiente a los<br />

números 11 y 12 del paseo de<br />

Pereda adonde trasladaría su<br />

sede social en 1923. El cambio<br />

de edificio representó la puesta<br />

en marcha de la primera<br />

expansión de la entidad.<br />

37. Formaba parte de la Junta de Gobierno desde el 30 de enero de 1930.<br />

38. El nombramiento de Mier es consecuencia del fallecimiento del anterior interventor, Eduardo Ortega.<br />

39. Cagiga había sido director-gerente del Banco de Torrelavega hasta 1923, cuando fue trasladado a la casa central con el cargo de inspector<br />

jefe de sucursales, de reciente creación.<br />

40. Nombramientos, ceses y sustituciones en Banco de <strong>Santander</strong>, Actas del Consejo (28 de febrero de 1920, 15 de febrero de 1921, 17 de enero<br />

de 1923, 21 de marzo de 1923, 10 de abril de 1923, 17 de diciembre de 1923, 31 de diciembre de 1923, 13 de noviembre de 1925, 28 de febrero<br />

de 1927, 17 de noviembre de 1929, 30 de enero de 1930 y 6 de octubre de 1933).<br />

41. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (14 de enero de 1928).<br />

42. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (30 de agosto de 1929).<br />

43. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas del Consejo (16 de agosto de 1920, 31 de marzo de 1922, 23 de julio de 1923, 17 de abril de 1928, 31 de octubre de<br />

1930, 17 de febrero de 1934, 28 de febrero de 1934, 16 de marzo de 1934 y 31 de diciembre de 1935).<br />

44. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas del Consejo (20 de julio de 1923).<br />

45. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas del Consejo (15 de enero de 1932).<br />

46. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas del Consejo (29 de febrero de 1932 y 29 de septiembre 1933).<br />

47. Para los comentarios que siguen hemos elegido el año 1930, intermedio entre una y otra década, por ser quizá el más representativo,<br />

después de haberse producido la ampliación de capital hasta 10 millones de pesetas, aprobada en 1920, y haberse realizado el desembolso<br />

total de las cantidades acordadas. Ver también nota 5.<br />

48. Confederación Nacional de Banca, año 1932.<br />

49. La rentabilidad del Banco de <strong>Santander</strong> excedió a la del conjunto del sistema financiero hasta mediados de los años veinte; de 1925 a<br />

1935, sin embargo, se situó entre uno y dos puntos por debajo. En todo caso, las rentabilidades obtenidas por los accionistas de la entidad<br />

siempre estuvieron por encima de las registradas por la Deuda Pública, que nunca pasó del cinco por ciento.<br />

LA EXPANSIÓN REGIONAL, 1920–1935 109


Tiempos de guerra<br />

1936 1939<br />

La Guerra Civil escindió el país en dos mitades y surgieron dos economías<br />

y dos sistemas monetarios contrapuestos. Entre julio de 1936 y agosto<br />

de 1937, el Banco de <strong>Santander</strong> operó en el territorio controlado por el<br />

Gobierno de la República. La entidad no sufrió, como otras sociedades, la<br />

separación entre sus ofi cinas centrales y periféricas, ni el desmantelamiento<br />

de sus órganos de dirección, aunque sí registró un notable descenso en<br />

sus actividades fi nancieras. A partir del verano de 1937 y hasta el fi nal de la<br />

guerra, el Banco funcionó en la zona bajo control del ejército de Franco.<br />

Durante todo el periodo de guerra el nivel de actividad del <strong>Santander</strong><br />

se mantuvo bajo, aunque sin haber cesado ningún día, y se redujeron los<br />

ingresos y también los beneficios. La conversión del dinero republicano<br />

en dinero nacional, la reconstrucción de la contabilidad y la recuperación<br />

de la normalidad financiera fueron los principales objetivos del Banco<br />

en los meses finales de la guerra. En 1938, se contrató por primera vez<br />

personal femenino.<br />

110 TIEMPOS DE GUERRA, 1936-1939<br />

Sucursal de Reinosa<br />

Uno de los pocos hechos societarios relevantes de este<br />

periodo fue la compra al Hispanoamericano, en 1938,<br />

de su codiciada sucursal de Reinosa, precisamente la<br />

más deseada por el <strong>Santander</strong>.


La división de la economía<br />

del país<br />

La Guerra Civil fue, sin duda, uno de los acontecimientos<br />

históricos más trascendentales de<br />

la España contemporánea. La rebelión militar<br />

iniciada en julio de 1936 escindió el país en dos<br />

bandos opuestos, lo que dio lugar a la aparición<br />

de dos estados antagónicos. La división<br />

geográfica implicó el resquebrajamiento del<br />

sistema financiero y en el Banco de España,<br />

junto a la administración republicana, nació<br />

una administración paralela en el territorio<br />

controlado por los militares sublevados. La<br />

unidad monetaria también se rompió y durante<br />

tres años circularon dos pesetas enfrentadas:<br />

la republicana y la nacional. Además, la<br />

guerra trajo consigo una masiva intervención<br />

del Estado en la economía, y las necesidades de<br />

financiación del conflicto no sólo consumieron<br />

las reservas de oro del Banco de España<br />

sino que generaron un elevado endeudamiento<br />

público, una fuerte expansión del dinero en<br />

circulación, una inflación incontenible y una<br />

depreciación del valor interno y externo de<br />

ambos signos monetarios. 1<br />

La división de la comunidad dineraria española<br />

tuvo lugar inmediatamente después de<br />

iniciarse la contienda y se produjo en tres fases:<br />

primero, la escisión del Banco de España en dos<br />

instituciones independientes; segundo, la mutua<br />

anulación del dinero legal emitido por cada<br />

uno de los bandos contendientes, y tercero, el<br />

bloqueo del dinero bancario. En efecto, el Banco<br />

de España quedó dividido en dos instituciones<br />

112 TIEMPOS DE GUERRA, 1936-1939<br />

con sus respectivos e independientes órganos<br />

de administración. La de Madrid quedó bajo<br />

control del Gobierno de la República, donde<br />

funcionó hasta su traslado a Valencia en noviembre<br />

de 1936 y desde septiembre de 1937 en<br />

Barcelona. En Burgos, uno de los subgobernadores<br />

y la mayoría de los consejeros pusieron<br />

en pie una entidad alternativa: el Banco de<br />

España nacional, cuyo Consejo se reunió por<br />

primera vez en septiembre de 1936. El segundo<br />

acto de la ruptura de la unidad monetaria<br />

del país se produjo como consecuencia de<br />

La unidad monetaria también<br />

se rompió y durante tres años<br />

circularon dos pesetas enfrentadas:<br />

la republicana y la nacional<br />

un decreto de la Junta Técnica del Estado de<br />

noviembre de 1936, ilegalizando los billetes del<br />

Banco de España (Madrid) puestos en circulación<br />

con posterioridad al 18 de julio de 1936. El<br />

Consejo de Burgos acordó, además, la emisión<br />

de billetes propios. Por su parte, el Gobierno de<br />

la República reaccionó con otro decreto fechado<br />

en Valencia en enero de 1937 prohibiendo<br />

la tenencia y circulación de billetes nacionales.<br />

Tan importante como las disposiciones relativas<br />

al dinero legal fue la política de bloqueo de<br />

depósitos bancarios y de obligaciones de pago<br />

que adoptó el Gobierno de Burgos en las plazas<br />

que iba ocupando el ejército. De acuerdo<br />

con una serie de «Instrucciones» dirigidas a las<br />

entidades de crédito, puestas en vigor en julio de<br />

1937, y que después se sistematizaron en la denominada<br />

ley de Bloqueo de octubre de 1938,<br />

sólo se reconocía plena validez a los saldos de<br />

cuentas y a las obligaciones de pago existentes<br />

a 18 de julio de 1936, quedando sujetos a ulterior<br />

depuración los movimientos y operaciones<br />

que se hubiesen registrado en activos y pasivos<br />

después de esa fecha.<br />

El conflicto civil dislocó la vida comercial española.<br />

En una y otra zona se tomaron medidas<br />

para limitar la retirada de efectivo y se suspendió<br />

el pago de los intereses y la amortización de<br />

la Deuda Pública; casi al mismo tiempo se aplazó<br />

el vencimiento de los efectos de comercio y<br />

de los préstamos hipotecarios para evitar una<br />

pirámide de impagados que hubiera provocado<br />

la insolvencia general del sistema. En el territorio<br />

bajo control de la República, las moratorias,<br />

suspensiones y la normativa reguladora sobre<br />

las operaciones comerciales y bancarias dictadas<br />

durante los primeros meses se mantuvieron<br />

sin apenas modificaciones hasta el final de la<br />

guerra. De igual modo, la normativa de excepción<br />

aprobada para regular todo lo relativo a la<br />

administración interna de las sociedades anónimas<br />

y limitadas incidió en su funcionamiento,<br />

paralizó muchas de sus decisiones y los proyectos<br />

de inversión quedaron aplazados. En el bando<br />

nacional, la dureza de las disposiciones iniciales<br />

Comienzo de la guerra<br />

El 17 de julio de 1936 los generales Sanjurjo, Mola y Franco se<br />

alzan en armas contra la República. El levantamiento militar,<br />

que comenzó en Marruecos, fue seguido de insurrecciones en<br />

diferentes puntos de la península, provocando la Guerra Civil<br />

que se prolongaría durante tres años.


Cartel de la República Hasta su toma en 1937, <strong>Santander</strong> estaba administrada por el Consejo Interprovincial de <strong>Santander</strong>,<br />

Burgos y Palencia, presidido por el socialista Bruno Alonso. Por su situación, Cantabria permaneció relativamente aislada de los<br />

sucesos que ocurrían en el centro.<br />

114 TIEMPOS DE GUERRA, 1936-1939<br />

también se mantuvo vigente durante casi toda<br />

la guerra, si bien se fueron introduciendo cambios<br />

en el marco jurídico para permitir la vuelta<br />

a la normalidad.<br />

El negocio bancario sufrió el trasiego de<br />

la capital del Estado, sede del Gobierno de la<br />

República. Cuando a finales de 1936 los servicios<br />

del Ministerio de Hacienda se trasladaron<br />

a Valencia, allí fueron también el Consejo Superior<br />

Bancario (CSB), las oficinas centrales<br />

del Banco de España y las del Centro Oficial de<br />

Contratación de Moneda. Al año siguiente, el<br />

La división del país afectó a la<br />

mayoría de las oficinas bancarias,<br />

quedando en diferentes bandos las<br />

oficinas centrales de las sucursales<br />

31 de octubre de 1937, se movió la capitalidad<br />

de la República a Barcelona, disponiéndose el<br />

traslado a esta plaza de todas las compañías radicadas<br />

en Madrid y Valencia. Después, cuando<br />

Juan Negrín, ministro de Hacienda, optó<br />

por regresar a la zona centro, decidiendo restaurar<br />

la capitalidad en Madrid tras la caída de<br />

Cataluña en febrero de 1939, allí se trasladaron<br />

de nuevo los domicilios de todas las instituciones<br />

oficiales de crédito, así como las sedes matrices<br />

de las sociedades privadas.<br />

La división del país en dos afectó a la mayoría<br />

de las entidades bancarias. Mientras las<br />

oficinas centrales quedaron por lo general<br />

ubicadas en zona republicana, una multitud<br />

de sucursales dispersas por el territorio bajo<br />

dominio franquista perdió su vinculación con<br />

sus respectivas casas matrices. Además, como<br />

la guerra obligó a dejar en suspenso las disposiciones<br />

legales y las normas estatutarias referentes<br />

a la formalización de balances y convocatorias<br />

de juntas generales de accionistas, la<br />

consecuencia fue una incomunicación de cerca<br />

de seis años entre los accionistas y los órganos<br />

de gobierno de las entidades de crédito, y<br />

unas relaciones bancarias con la clientela muchas<br />

veces al margen de lo contractual. 2<br />

Por un decreto de 3 de octubre de 1936, el<br />

Gobierno republicano modificó de manera<br />

sustancial el CSB, que pasó a depender del<br />

Ministerio de Hacienda; y por otro decreto de<br />

la misma fecha ordenó la sustitución de los<br />

consejos de administración de las instituciones<br />

de crédito por comités directivos, formados<br />

por un representante del Ministerio de<br />

Hacienda, un representante de los accionistas,<br />

uno de los cuentacorrentistas y un cuarto


en representación de la Federación Nacional<br />

de la Banca. Entre enero y febrero de 1937 se<br />

ordenó la creación de los citados comités directivos<br />

en trece entidades privadas mientras<br />

que en el mes de agosto el hundimiento del<br />

frente del norte obligó a tomar medidas similares<br />

en los bancos radicados en el País Vasco,<br />

Asturias y <strong>Santander</strong>.<br />

Los militares alzados partieron del polo<br />

opuesto. A partir de unas pocas entidades regionales<br />

y de las sucursales de los grandes<br />

bancos y con la ayuda de los consejeros residentes<br />

en zona nacional, reconstruyeron un<br />

sistema financiero fortísimamente intervenido,<br />

al servicio de la guerra, pero respetuoso con la<br />

propiedad privada. La recomposición de los órganos<br />

rectores de la banca se inició en la segunda<br />

quincena de julio de 1936. El 20 de agosto<br />

de 1936 se creó el Comité Nacional de la Banca<br />

Española, un órgano concebido como un instrumento<br />

de coordinación y vigilancia de las<br />

actividades de las entidades de crédito, dependiente<br />

del Ministerio de Hacienda. A este departamento<br />

fueron transferidas las facultades de la<br />

Comisaría de Ordenación de la Banca Privada y<br />

del CSB. Más adelante se suprimió el CSB y el<br />

Comité Nacional de la Banca se transformó en<br />

el Consejo Nacional de Crédito, un organismo<br />

consultivo del Ministerio de Hacienda en materia<br />

de organización y política del crédito. Se<br />

creó también una Comisaría de la Banca Oficial,<br />

atribuyéndose a su responsable las funciones<br />

de los gobernadores del Banco de España y<br />

de los bancos oficiales. Por lo demás, la Junta de<br />

Burgos sólo reconoció validez y eficacia jurídica<br />

a las actuaciones de los órganos de dirección de<br />

los bancos ubicados en la España nacional,<br />

declarando nulos los acuerdos adoptados en<br />

territorio de dominio republicano.<br />

El año republicano:<br />

julio de 1936-agosto de 1937<br />

La ciudad de <strong>Santander</strong>, como todo el norte<br />

cantábrico, permaneció leal a la República<br />

pero aislada del Gobierno de Madrid y del resto<br />

del territorio bajo su control. Hasta febrero de<br />

1937 la administración de la provincia estuvo<br />

en manos de la Junta de Defensa de <strong>Santander</strong><br />

y desde esa fecha hasta la entrada de las tropas<br />

del general Fidel Dávila el poder lo centralizó<br />

el denominado Consejo Interprovincial de<br />

<strong>Santander</strong>, Burgos y Palencia, presidido por el<br />

socialista Bruno Alonso. La lejanía del centro<br />

hizo que lo que ocurriera en Valencia tuviese<br />

una resonancia tenue en la Montaña, aislada<br />

por la distancia y la dificultad de las comunicaciones.<br />

Por ejemplo, el traspaso de la capitalidad<br />

a Valencia en noviembre de 1936, que<br />

arrastró a todas las dependencias del Ministerio<br />

de Hacienda, al Banco de España, al CSB y<br />

a los órganos de dirección de los bancos nacionales,<br />

no afectó al <strong>Santander</strong>, al que nunca le<br />

llegó la orden de traslado.<br />

A diferencia de lo acaecido con la mayoría<br />

de las entidades nacionales con sede en Madrid<br />

o Bilbao, con sucursales en casi todas las<br />

provincias, el Banco de <strong>Santander</strong> no sufrió la<br />

separación entre las oficinas centrales y las periféricas.<br />

Excepto las sucursales de León y las<br />

pequeñas dependencias situadas en las provincias<br />

de Palencia y Burgos, toda la organización,<br />

incluido el filial Banco de Torrelavega,<br />

y la práctica totalidad del activo quedaron en<br />

territorio republicano. 3 Por lo que sabemos, no<br />

hubo violencia en el seno de la entidad, ni intentos<br />

de apropiación de sus oficinas por parte de<br />

Durante este primer año de<br />

guerra la actividad del Banco se<br />

redujo de forma notable, en lógica<br />

con la atonía de la vida mercantil<br />

de la provincia<br />

los empleados. La Junta de Gobierno trató de<br />

adaptarse a las circunstancias surgidas tras el<br />

18 de julio, sin tomar partido y sin oponer resistencia<br />

a las órdenes emanadas del Consejo<br />

Interprovincial. Como el resto de los bancos de<br />

la región, el <strong>Santander</strong> se acomodó pasivamente<br />

al nuevo marco político.<br />

Aunque el Banco de <strong>Santander</strong> no sufrió la<br />

confusión que el conflicto provocó en la mayoría<br />

de las sociedades de crédito que tenían su<br />

actividad repartida en las dos zonas, no pudo<br />

evitar sus funestas consecuencias sobre el patrimonio<br />

comercial e industrial de la clientela<br />

ni tampoco un descenso sensible de sus operaciones<br />

de crédito y descuento. Durante este<br />

primer año de guerra la actividad del Banco se<br />

redujo de forma notable, en lógica con la atonía<br />

de la vida mercantil de la provincia; no se confeccionaron<br />

balances o cuentas de resultados<br />

anuales, pero la contabilidad mensual no publicada<br />

revelaba a las claras la fuerte contracción<br />

de las cifras de negocio que luego afloró<br />

en la contabilidad de 1939. Aunque la Junta de<br />

Gobierno y la Comisión Permanente continuaron<br />

sus reuniones estatutarias, resolviendo las<br />

cuestiones de trámite que le llegaban a la mesa,<br />

la verdad es que no se trataron asuntos mercantiles<br />

de envergadura y las compras de títulos<br />

descendieron hasta desaparecer. La apariencia<br />

de normalidad que se desprende de la<br />

lectura de las actas de la Junta de Gobierno<br />

ocultaba el drama que se vivía en la ciudad, en la<br />

región y en el país.<br />

Si bien es cierto que el levantamiento militar<br />

causó una comprensible inquietud en la institución,<br />

no se produjo una defección generalizada<br />

de los miembros de la Junta de Gobierno<br />

ni una desbandada de sus directivos. 4 Nunca<br />

faltó quórum, ni siquiera en el terrible verano<br />

de 1936, y todas las comisiones siguieron celebrando<br />

sus reuniones periódicas con regularidad.<br />

En la sesión celebrada el 20 de julio,<br />

dos días después del golpe de Estado, la Junta,<br />

presidida por Saturnino Briz Larín, abordó<br />

asuntos tan rutinarios como en reuniones previas:<br />

repaso de los débitos de varios clientes,<br />

una reclamación al CSB por el impuesto de sociedades,<br />

la autorización de varios créditos y<br />

un cambio de impresiones sobre las dificultades<br />

de la Unión Resinera Española. 5 La influencia<br />

de la guerra, sin embargo, pronto se dejó<br />

sentir y junto a las materias habituales propias<br />

de la actividad bancaria, que la Junta de Gobierno<br />

siguió despachando durante todo el tiempo<br />

que duró el conflicto, surgieron diversos incidentes<br />

que sí alteraron la vida de la sociedad.<br />

El primero de ellos fue la apertura de las cajas<br />

de seguridad, un hecho común en los dos<br />

bandos, pero llevado a cabo en zona republicana<br />

con violencia y escasas cautelas jurídicas.<br />

La necesidad imperiosa de obtener recursos<br />

condujo a las autoridades a poner sus ojos en<br />

las cajas de alquiler de las entidades de crédito,<br />

lugar tradicional donde muchas familias guardaban<br />

bienes de valor como alhajas, monedas<br />

de oro y plata, divisas y títulos bursátiles de cotización<br />

internacional. Los responsables de los<br />

bancos trataron de oponerse, protestando ante<br />

el CSB, pero al final no les quedó más remedio<br />

que plegarse a las órdenes oficiales y a la<br />

fuerza de los hechos. El decreto de 3 de octubre<br />

de 1936, obligando a particulares y empresas a<br />

la entrega del oro amonedado o en lingotes y<br />

de los valores de cotización internacional en su<br />

poder, fue seguido de diversas órdenes autorizando<br />

la apertura de las cajas de alquiler de las<br />

sociedades bancarias.<br />

Antes de esa fecha, los responsables del <strong>Santander</strong><br />

recibieron en el mes de agosto una comunicación<br />

de la Comisión de Finanzas ordenando<br />

la intervención de todas las cajas de seguridad<br />

TIEMPOS DE GUERRA, 1936-1939 115


116 TIEMPOS DE GUERRA, 1936-1939<br />

por si fuera necesario ponerlas a disposición<br />

del Gobierno de la República. De su cumplimiento<br />

se encargó un miembro del Sindicato<br />

de Trabajadores del Crédito y de las Finanzas,<br />

que precintó los depósitos para impedir que<br />

sus dueños pudiesen retirar sus pertenencias.<br />

La apertura propiamente dicha se inició con<br />

una orden de la Dirección General de Finanzas<br />

de la provincia a cargo de Antonio Moya<br />

Ortega (quien luego tomaría el mando de la<br />

Consejería de Hacienda del Consejo Interprovincial).<br />

Para el acto de apertura se presentaba<br />

un responsable gubernamental, a veces el<br />

propio consejero, con un grupo de carabineros<br />

y un cerrajero. Siempre se personaban el presidente<br />

de la entidad y un notario para levantar<br />

acta. A las cajas de seguridad del Banco de<br />

<strong>Santander</strong> les llegó el turno el 15 de octubre,<br />

con asistencia de todos los miembros de la<br />

Junta de Gobierno, pues consideraron que se<br />

trataba de una actuación de gravedad. Hubo<br />

una segunda orden conminando a la apertura<br />

de aquellas cajas que, por distintos motivos, no<br />

Días antes de la toma de <strong>Santander</strong><br />

la Consejería de Hacienda emitió<br />

una orden para incautarse de la<br />

documentación del Banco<br />

habían sido abiertas en la primera visita, con<br />

llave si se presentaban sus titulares o descerrajándolas<br />

si éstos no acudían a la requisitoria.<br />

Y todavía hubo una tercera orden de la Consejería<br />

de Hacienda, en julio de 1937, días<br />

antes de la toma de <strong>Santander</strong> por el ejército<br />

franquista, obligando de nuevo a la apertura<br />

de las cajas de seguridad para incautarse de la<br />

documentación del Banco y de los particulares<br />

—personas físicas y empresas— así como de<br />

las pocas joyas, alhajas y billetes que todavía<br />

no habían sido confiscados. 6<br />

Tan anómalo como lo anterior fueron los empréstitos<br />

forzosos y las peticiones de fondos<br />

por parte de las autoridades locales y provinciales,<br />

así como de las diversas organizaciones<br />

políticas y sindicales existentes antes del inicio<br />

del conflicto o nacidas al socaire de la revolución<br />

social. Sabemos que las demandas de los<br />

organismos oficiales y del Frente Popular no<br />

cesaron durante los doce meses de dominio<br />

republicano y que, dadas las circunstancias y la<br />

presión sociopolítica del contexto, las entidades<br />

de crédito se vieron forzadas a acatar y aprobar.<br />

La práctica habitual era prorratear la cantidad<br />

solicitada entre los bancos y las cajas de<br />

ahorros de cada una de las plazas. Al Banco<br />

de <strong>Santander</strong>, igual que al Mercantil, a la Caja de<br />

Ahorros y a las sucursales del Central, Español<br />

de Crédito e Hispanoamericano, acudieron la<br />

Diputación Provincial y el Ayuntamiento de<br />

la capital; y también lo hizo un autoproclamado<br />

Comité de Guerra, así como diversas agrupaciones<br />

paraoficiales. 7 Asimismo, resultaron<br />

comunes las ayudas especiales a empresas para<br />

el pago de salarios o para su sostenimiento general,<br />

evitando de esa forma el cierre de los establecimientos.<br />

En algunos casos los créditos<br />

y anticipos eran concedidos a instancias de las<br />

autoridades locales o de los comités de obreros,<br />

pero en otros no se trató de imposiciones sino<br />

que fueron fruto de una negociación entre los<br />

bancos y sus clientes.<br />

Anormal fue igualmente la aparición de los<br />

«talones especiales» o «talones al portador»,<br />

en cuya emisión se vio involucrado el Banco de<br />

<strong>Santander</strong>, como la mayoría de las entidades<br />

operantes en zonas republicanas alejadas del<br />

centro político madrileño o valenciano. En<br />

efecto, una de las primeras consecuencias monetarias<br />

de la guerra fue el atesoramiento de la<br />

moneda metálica; primero desapareció la de<br />

plata, pero pronto la siguieron la de cuproníquel<br />

y la de bronce; como también se atesoraron<br />

los billetes del Banco de España, a<br />

empresas y consumidores les faltaron medios<br />

de pago, sobre todo para realizar pequeñas<br />

transacciones. A esta escasez de numerario se<br />

añadió el deseo de las autoridades locales de<br />

emitir, por motivos de afirmación política,<br />

su propio dinero. Y así, de la misma forma que<br />

la Generalitat de Catalunya puso en circulación<br />

monedas y billetes, también lo hicieron el Gobierno<br />

vasco y los consejos generales de Asturias<br />

y León y de <strong>Santander</strong>, Palencia y Burgos. 8<br />

En nuestro caso, a partir del 1 de octubre, el<br />

consejero de Hacienda decidió la emisión de<br />

«talones al portador» librados por los bancos<br />

y las cajas de ahorro con cargo a sus respectivas<br />

cuentas corrientes en la sucursal del Banco<br />

de España, la cual estampaba la fórmula «tiene<br />

fondos» en el documento. Los «talones al portador»<br />

tenían consideración de dinero legal y<br />

circulaban junto a los billetes del propio banco<br />

emisor. En conjunto se pusieron en circulación<br />

20 millones. En el reparto, al Banco de <strong>Santander</strong><br />

le tocó suscribir 5,8 millones de pesetas,<br />

una cantidad inferior a la asignada al Mercantil<br />

(7,7), aunque superior a la de la Caja de<br />

Ahorros (1,6) y a las de las sucursales del Central,<br />

Español de Crédito o Hispanoamericano. 9<br />

Para las entidades, la aparición de estos «talones


Billetes emitidos por el<br />

Banco de España<br />

Por una cuestión práctica pero<br />

también por motivaciones<br />

políticas, los distintos bandos<br />

y sus representantes locales se<br />

apresuraron a emitir moneda.<br />

Esto tuvo como consecuencia que<br />

se multiplicaran las emisiones<br />

por toda la geografía mientras<br />

duró el conflicto.


Billetes emitidos durante la Guerra Civil<br />

Colección <strong>Santander</strong><br />

Una de las consecuencias monetarias de la guerra<br />

fue el atesoramiento de la moneda metálica. Tras su<br />

desaparición y ante la falta de medios de pago<br />

proliferó por toda España la emisión de distintos tipos<br />

de papel moneda por parte de las entidades locales.


especiales» representó una verdadera anomalía<br />

y una operación ajena al negocio bancario,<br />

además de congelar sus fondos y cuentas en<br />

la sucursal del Banco de España. Un problema<br />

derivado de los talones especiales y de las<br />

operaciones extraordinarias antes descritas<br />

fue el incremento de las disponibilidades líquidas<br />

que, además de provocar las consabidas<br />

presiones inflacionistas, dejó estancado<br />

en los balances de los bancos unos recursos<br />

para los cuales apenas existía empleo, lo que<br />

explica en buena medida la fuerte reducción<br />

de la rentabilidad padecida por la totalidad de<br />

las entidades de crédito.<br />

La guerra se introdujo también en la vida laboral<br />

de la entidad, como en el resto del tejido social.<br />

En nuestra sociedad, el grupo directivo y el<br />

personal intermedio, tanto de la oficina central<br />

120 TIEMPOS DE GUERRA, 1936-1939<br />

como de las distintas agencias, se mantuvieron<br />

en sus puestos, respetando en todo momento<br />

la estructura orgánica y la jerárquica existente.<br />

A diferencia de lo ocurrido en diversos establecimientos<br />

fabriles de la provincia —por<br />

ejemplo en la factoría de tabacos propiedad<br />

de la Compañía Arrendataria—, no hubo ningún<br />

movimiento espontáneo por parte de los<br />

empleados del <strong>Santander</strong> por ocupar la sede<br />

social o hacerse cargo de la gestión del establecimiento<br />

sustituyendo a la Junta de Gobierno.<br />

Tampoco se creó ningún comité de trabajadores,<br />

como ocurrió en la sucursal del Banco de<br />

España. En materia de personal sólo cabe resaltar<br />

una resolución de la Dirección General de<br />

Trabajo por la cual se despedía de la empresa a<br />

los empleados que «por haber sido detenidos<br />

o por ausencia no justificada hayan dejado de<br />

acudir al trabajo desde el 17 de julio»; la medida<br />

afectó a once trabajadores, que el <strong>Santander</strong><br />

se vio obligado a «eliminar de la plantilla».<br />

En cuanto a la aplicación del conocido decreto<br />

de 3 de octubre de 1936 del Ministerio<br />

de Hacienda, ordenando la constitución de comités<br />

directivos para sustituir a los tradicionales<br />

consejos de administración, sabemos que su<br />

ejecución efectiva se retrasó hasta principios de<br />

1937, a causa de la resistencia ejercida por los<br />

accionistas y directivos de los establecimientos<br />

de crédito. 10 De hecho, en el País Vasco, Cantabria<br />

y Asturias, su creación tuvo lugar el mes<br />

de agosto, poco antes de la entrada en la región de<br />

las tropas franquistas. En nuestro caso, a mediados<br />

de marzo la Consejería de Hacienda<br />

designó a dos empleados afines al Frente Popular<br />

para que ejercieran funciones de control


Entrada de las tropas nacionales en <strong>Santander</strong><br />

El 26 de agosto de 1937, las tropas nacionales entraron<br />

en <strong>Santander</strong>. Tras la batalla de Brunete, el ejército<br />

nacional retoma la ofensiva en el frente norte. La Junta<br />

Delegada del Gobierno del Norte, dirigida por Mariano<br />

Gamir, no pudo impedir que la ciudad fuera tomada por<br />

las fuerzas franquistas al mando del general Fidel Dávila.<br />

de las operaciones del establecimiento, si bien<br />

es cierto que nunca se sentaron en la Junta de<br />

Gobierno, ni asistieron a las sesiones de la Comisión<br />

Permanente, ni tampoco interfirieron<br />

en la gestión de los asuntos internos de la entidad.<br />

Cuestión distinta fue la recepción de un<br />

oficio posterior dirigido a Saturnino Briz Larín,<br />

comunicándole que la Junta de Gobierno del<br />

Banco no podría efectuar nombramientos sin<br />

el aval del Sindicato Provincial de Trabajadores<br />

del Crédito y las Finanzas, quedando sin efecto<br />

los realizados con posterioridad al 19 de julio<br />

que no llevasen dicho aval. 11<br />

Mayor trascendencia para el funcionamiento<br />

de la sociedad tuvo, sin duda, la salida al extranjero<br />

de Emilio Botín que solicitó permiso a<br />

la Junta de Gobierno para ausentarse temporalmente<br />

del país. Autorizado para ello, Botín abandonó<br />

la ciudad en diciembre de 1936. Cuando el<br />

Los empleados del <strong>Santander</strong><br />

no hicieron ningún movimiento<br />

por ocupar el establecimiento y<br />

sustituir a la Junta de Gobierno<br />

Gobierno Civil de la provincia tuvo conocimiento<br />

de que Botín prolongaría su estancia más allá<br />

de lo autorizado, designó de oficio como director<br />

en funciones de la entidad al interventorapoderado,<br />

el señor Marcos Ballesteros Mier.<br />

Sin embargo, durante su alejamiento temporal<br />

de la ciudad, Botín, primero desde Londres y<br />

luego desde Basilea, se mantuvo en contacto<br />

permanente con sus compañeros de la Junta e<br />

incluso efectuó ciertas diligencias relacionadas<br />

con créditos pendientes de diversas sociedades<br />

extranjeras clientes del Banco. Estas actividades<br />

y la ausencia prolongada molestaron a las<br />

autoridades locales, quienes a mediados de febrero<br />

tomaron la determinación de incoarle expediente<br />

y cesarle fulminantemente como director<br />

general. Ante esta grave situación y para no<br />

dejar al Banco sin dirección efectiva, todos los<br />

directivos decidieron apoyar a Ballesteros Mier,<br />

persona de su entera confianza, para que continuara<br />

llevando las riendas de la institución y no<br />

quebrara la gestión diaria de los negocios. 12<br />

Poco antes de la entrada del ejército del<br />

Norte en la ciudad se produjo quizá la amenaza<br />

más seria para la entidad después de la apertura<br />

y descerrajamiento de las cajas: se trató de<br />

la orden del Consejo Interprovincial obligando<br />

a confeccionar un inventario de los valores y<br />

efectos custodiados por el Banco y el traslado<br />

de los mismos, junto con los libros de actas y<br />

contabilidad, a la sucursal del Banco de España.<br />

La orden cayó como un auténtico mazazo,<br />

pues documentos internos y títulos, propios<br />

y ajenos, constituían los bienes más preciados<br />

de la sociedad, la representación del conjunto<br />

de sus activos, tangibles e intangibles,<br />

su verdadero «santa santorum». El mandato<br />

se cumplió sin dilación, pero los responsables<br />

del establecimiento, con la ayuda de un puñado<br />

de fieles empleados, tomaron la precaución<br />

de copiar en escasos días los documentos y<br />

los datos contables esenciales, escondiendo los<br />

papeles en lugar seguro. Después se recibió el<br />

decreto del Ministerio de Hacienda de 22 de<br />

agosto, compeliendo a las entidades de crédito<br />

y ahorro establecidas en la provincia de <strong>Santander</strong><br />

a evacuar todos sus libros, metálico,<br />

billetes, valores y efectos en cartera. Del inventario<br />

a trasladar se encargó una Comisión de<br />

Evacuación Bancaria de Asturias y <strong>Santander</strong>,<br />

que consignó el cargamento a nombre de la<br />

Consejería de Hacienda de <strong>Santander</strong>. Dinero,<br />

papeles y documentos fueron transportados<br />

a Gijón, desde cuyos muelles se embarcó<br />

una parte (valores internacionales y metálico)<br />

en el navío My Doll con destino al puerto de<br />

Le Havre, en la costa bretona, mientras que<br />

otra (papeles, documentos y títulos nacionales)<br />

se cargó en distintos vapores rumbo a<br />

Valencia. Localizadas luego las propiedades en<br />

Francia por los servicios del Banco, éste interpuso,<br />

junto con otras entidades, la correspondiente<br />

reclamación ante las autoridades galas<br />

con el propósito de trabar la remesa y solicitar<br />

su devolución. Aunque en esta primera instancia<br />

el fallo fue favorable a los demandantes,<br />

la Audiencia de Rouen, ante la cual apeló<br />

el Gobierno republicano, revocó el embargo<br />

decretado por el juez de Le Havre. Los bienes<br />

salieron para la Embajada española en París,<br />

su destino final, donde al parecer permanecieron<br />

hasta su retorno a la ciudad de Barcelona,<br />

a principios de 1939. Las sociedades de crédito<br />

españolas afectadas no se resignaron y, reunidas<br />

en San Sebastián, acordaron interponer el oportuno<br />

recurso de casación ante el Tribunal Supremo<br />

en la capital francesa y realizar diversas<br />

gestiones por conducto diplomático para evitar<br />

la salida de territorio francés de títulos y documentos,<br />

pero tales desvelos no obtuvieron los<br />

resultados apetecidos. Poco se conoce del destino<br />

final de estas valiosas posesiones, cuyo contenido<br />

pudo terminar en la Caja de Reparaciones<br />

y pasar luego a engrosar los fondos del Servicio<br />

de Evacuación de los Republicanos Españoles<br />

(SERE), creado por Juan Negrín, o los de la Junta<br />

TIEMPOS DE GUERRA, 1936-1939 121


Gobierno de Burgos Desde el 1 de octubre de 1936, el general Franco es nombrado jefe de Gobierno, estableciendo su centro de operaciones en Burgos. Desde aquí dictó numerosas<br />

órdenes encaminadas a invalidar el dinero republicano posterior al alzamiento.<br />

de Ayuda a los Republicanos Españoles (JARE),<br />

puesta en pie por Indalecio Prieto. En cuanto a<br />

la documentación y a los títulos expedidos hacia la<br />

ciudad de Valencia fueron localizados posteriormente<br />

en el castillo de Figueras, de donde fueron<br />

rescatados y reenviados a <strong>Santander</strong> tras la ocupación<br />

de Gerona por las tropas franquistas. 13<br />

Pero éstos no fueron los únicos acontecimientos<br />

graves para la entidad acaecidos<br />

durante las últimas semanas de gobierno del<br />

Frente Popular en <strong>Santander</strong>. 14 Más aciago,<br />

si cabe, resultó lo ocurrido con el presidente<br />

del Banco y dos de sus consejeros: Saturnino<br />

Briz Larín fue detenido, aunque parece que<br />

no ingresó en prisión, mientras que el vicepresidente,<br />

Estanislao de Abarca, y Jaime<br />

Ribalaygua Carasa fueron encarcelados por<br />

espacio de varios días. Por este motivo, la última<br />

reunión de la Junta de Gobierno de la<br />

entidad bajo dominio republicano, el 16 de<br />

agosto, apenas diez jornadas antes de la toma<br />

de la ciudad por el ejército franquista, sólo<br />

contó con cinco asistentes (Antonio Vallina,<br />

Juan Martínez Gómez, Rafael Botín, Marcos<br />

Ballesteros Mier y Gabino del Castillo Cagiga,<br />

como subdirector-secretario), duró menos<br />

de una hora y en ella se resolvieron media<br />

docena de asuntos sin apenas trascendencia.<br />

122 TIEMPOS DE GUERRA, 1936-1939<br />

En zona nacional:<br />

agosto de 1937-marzo de 1939<br />

La entrada de las tropas franquistas en <strong>Santander</strong><br />

el 26 de agosto de 1937 puso fin a las<br />

hostilidades bélicas y al caos administrativo de<br />

las últimas semanas. Emilio Botín, que regresó<br />

de inmediato a la península para hacerse cargo<br />

de la Dirección General, y todos los consejeros,<br />

incluidos los hasta entonces huidos o escondidos<br />

(Gonzalo García de los Ríos, Ángel Jado<br />

y Ramón Quijano) se reincorporaron.<br />

El Banco no paralizó ni una sola jornada<br />

su actividad. Con todos los responsables de<br />

la alta administración en sus puestos y con la<br />

existencia de copias de los libros de contabilidad<br />

y de los documentos más esenciales, la<br />

entidad abrió las puertas al día siguiente del<br />

desfile de los soldados del ejército franquista<br />

por las calles de la ciudad. Botín retomó sin<br />

mayores dificultades los mandos, como si su<br />

ausencia hubiese sido un simple viaje de negocios:<br />

abordó asuntos rutinarios e informó de<br />

las normas a seguir para el canje de los ilegalizados<br />

billetes del Banco de España republicano<br />

por los emitidos por el Banco de España<br />

de Burgos, así como del procedimiento para<br />

retirar los «talones especiales». 15<br />

Porque en efecto, una de las primeras tareas<br />

fue convertir el dinero republicano en dinero<br />

nacional. Recordemos que las autoridades de<br />

Burgos sólo reconocían validez a los billetes<br />

puestos en circulación con anterioridad al 18 de<br />

julio de 1936; y así, luego del cambio de poderes<br />

se dictó, como se había hecho en Bilbao,<br />

la orden reguladora para el canje. 16 Los requisitos<br />

para la permuta fijaban en primer lugar<br />

que los billetes hubiesen sido emitidos antes<br />

del alzamiento nacional; en segundo lugar que<br />

el tenedor fuese residente en la plaza el día de la<br />

liberalización; como tercera premisa, la presentación<br />

de los billetes ordenados y acompañados<br />

de la correspondiente factura y finalmente<br />

una declaración jurada personal de pertenencia<br />

y legítima posesión. Como ocurrió en la capital<br />

vizcaína, durante los primeros días el trueque<br />

se efectuó en los distintos mercados de abastos<br />

de la ciudad por empleados del Banco de España<br />

con la colaboración de la columna de abastecimientos<br />

del ejército, para después proseguir<br />

en los bancos locales una vez que éstos fueron<br />

aprovisionados con las nuevas series. La suerte<br />

que corrieron los «talones especiales» se asimiló<br />

en todo a la de los billetes ilegalizados. Otra<br />

norma importante que incidió sobre las operaciones<br />

del <strong>Santander</strong> fue lo relativo a su cuenta


Certificado<br />

En el <strong>Santander</strong> no hubo,<br />

a diferencia de lo ocurrido<br />

en otros establecimientos de<br />

crédito o empresas, expedientes<br />

que implicasen a dirigentes de<br />

la entidad. La emisión<br />

de certificados, como el de<br />

la imagen, fueron habituales<br />

durante todo el periodo<br />

que duró la contienda.


Sucursal de Reinosa<br />

En los últimos tiempos de la guerra, el Banco<br />

de <strong>Santander</strong> retomó la apertura de sucursales.<br />

La de Reinosa supuso un gran logro, puesto<br />

que la entidad tenía muchos intereses en esta zona.<br />

Consiguió comprar esta sucursal<br />

al Banco Hispanoamericano, eliminando<br />

su competencia al mismo tiempo.<br />

124 TIEMPOS DE GUERRA, 1936-1939<br />

corriente en la sucursal del Banco de España,<br />

pues en conformidad con diversas instrucciones<br />

de urgencia dictadas por el subgobernador<br />

sólo fueron habilitados los saldos de crédito<br />

existentes antes del 18 de julio, mientras que las<br />

cantidades ingresadas con posterioridad a la citada<br />

fecha y hasta el día de la liberación de la<br />

plaza, quedaron sujetas a ulterior depuración.<br />

Aparte de atender los asuntos corrientes,<br />

las actividades de la entidad durante los primeros<br />

meses bajo el nuevo régimen político<br />

estuvieron dedicadas a revisar y anular, en su<br />

caso, aquellos acuerdos tomados durante el<br />

año anterior contrarios a los estatutos o adoptados<br />

bajo imposición de las autoridades republicanas,<br />

entre los que se incluían los créditos a<br />

las autoridades locales, la apertura de cajas de<br />

seguridad, las bajas de plantilla de empleados,<br />

las normas relativas a los talones especiales, los<br />

aumentos salariales, la designación de vocales<br />

para el Comité Directivo y el cese de Emilio<br />

Botín. Asimismo, se procedió a revisar el comportamiento<br />

de los empleados, iniciando los<br />

expedientes de depuración correspondientes,<br />

y a ratificar las actuaciones de la Junta y de la<br />

Dirección realizadas durante la ausencia del<br />

director general. También se acordó la convocatoria<br />

de una Junta Extraordinaria de accionistas,<br />

que no se llegó a efectuar, y se aprobó<br />

una contribución semiobligatoria destinada al<br />

fondo de la Suscripción Nacional. 17<br />

No hubo, como en el caso de otros establecimientos<br />

de crédito o empresas, expedientes<br />

de depuración que implicasen a dirigentes de<br />

la entidad. Sí se incoaron varios contra empleados<br />

sospechosos de haber colaborado con<br />

el Frente Popular o acusados de no compartir<br />

los ideales del Movimiento Nacional. Los expedientes,<br />

impulsados más bajo la presión de las<br />

organizaciones políticas como la Falange que<br />

por iniciativa del propio Banco, afectaron a un<br />

total de treinta trabajadores, aunque al final<br />

no todos fueron dados de baja. De hecho, los<br />

responsables del <strong>Santander</strong> trataron el asunto<br />

con precaución, sin ensañamiento, y en las<br />

resoluciones finales se contó con la opinión de<br />

los propios empleados no sometidos a expediente<br />

de depuración. 18<br />

La recuperación de los documentos y valores<br />

incautados fue otro asunto del que se ocupó<br />

el director del Banco. Ésta fue una preocupación<br />

permanente, aunque la falta de los originales<br />

no obstruyó la marcha de la entidad, pues<br />

como se ha dicho la sociedad poseía copia de<br />

la contabilidad principal y el resto se rehizo<br />

sin grandes dificultades. 19 Por lo que se refiere<br />

a los valores españoles el asunto concluyó cuando,<br />

tras la caída de Barcelona, el director general,<br />

Botín, y el interventor, Ballesteros Mier,<br />

viajaron a la ciudad para «inspeccionar las propiedades<br />

halladas del Banco de <strong>Santander</strong> y de<br />

sus clientes y constatar que la mayoría conservan<br />

precintos, sellos, rótulos, etc, y sólo unos<br />

cuantos sacos han sido abiertos aunque su contenido<br />

de valores, alhajas y documentos parece<br />

intacto». 20 Después se constató también que<br />

una parte de los títulos extranjeros, con otros<br />

nacionales, se encontraban entre «el inmenso<br />

botín abandonado por los rojos en Figueras<br />

en su huida hacia Francia». 21 El 20 de febrero<br />

de 1939 una fila de camiones aparcados en<br />

el paseo de Pereda depositaba un voluminoso<br />

cargamento de cajas propiedad del Banco, poniendo<br />

punto final a este enojoso incidente.<br />

Según se desprende de la primera Memoria<br />

redactada tras la guerra, parece que durante el<br />

año y medio que todavía se alargó la contienda,<br />

el «Banco de <strong>Santander</strong> operó con normalidad,<br />

claro está dentro de las circunstancias excepcionales<br />

creadas por el conflicto». Lo cierto<br />

es que la actividad financiera fue muy reducida,<br />

limitada a operaciones menores y sin apenas<br />

La entidad abrió sus puertas al día<br />

siguiente del desfile de los soldados<br />

nacionales por las calles de la ciudad<br />

complicaciones. La Junta de Gobierno, siempre<br />

presidida por Briz Larín, acompañado por<br />

Abarca, no alteró la regularidad de sus sesiones<br />

semanales. Emilio Botín se mantuvo en<br />

contacto continuo con sus colegas de los otros<br />

establecimientos de crédito santanderinos y<br />

asistió con asiduidad a las reuniones en Burgos<br />

o San Sebastián del Comité Central de la<br />

Banca y de su sucesor, el Consejo Nacional de<br />

Crédito. 22 Los encuentros con los responsables<br />

del Mercantil, de la Caja de Ahorros y de las<br />

cuatro sucursales bancarias con sede en la ciudad<br />

tuvieron por objeto coordinar sus acciones<br />

para negociar con mayor fuerza ante las autoridades<br />

financieras de Burgos. Primero pretendieron<br />

el reconocimiento de todos los saldos<br />

generados durante la guerra, así como la anulación<br />

de los asientos vinculados a los «talones<br />

especiales». En ninguno de los casos tuvieron<br />

una respuesta positiva a sus demandas por<br />

parte del Ministerio de Hacienda. Tampoco<br />

persuadieron al ministro, el competente Andrés<br />

Amado, para que rebajase los tipos de interés pasivos<br />

abonados por los bancos a sus clientes;


Taquimecanógrafas<br />

La Junta de Gobierno reunida en diciembre de 1938 decidió la<br />

incorporación de mujeres a su plantilla. Por primera vez en<br />

la historia de la entidad, cinco mujeres fueron examinadas de<br />

sus conocimientos para ocupar plazas de taquimecanografía.


Madrid, 29 de julio de 1939 Al término de la guerra, camiones blindados entran en el Banco de España con el oro español recuperado en Francia.<br />

ante el reiterado argumento de exceso de liquidez<br />

y de falta de empleo para los recursos, el<br />

Tesoro se mostró inflexible. La batalla la entablaron<br />

las instituciones de depósito en torno al<br />

Servicio Nacional de Banca y Crédito, llegándose<br />

en mayo de 1938, después de varias reuniones,<br />

al acuerdo entre las propias entidades<br />

de reducir los tipos de interés. La respuesta<br />

del ministro de Hacienda no se hizo esperar y<br />

ese mismo mes ordenó verbalmente la suspensión<br />

del acuerdo adoptado por los banqueros.<br />

La rebaja, una ligerísima disminución, se produjo<br />

más tarde, con efectos desde el 1 de enero de<br />

1939, cuando el Tesoro lo consideró oportuno. 23<br />

Un objetivo perseguido por el <strong>Santander</strong><br />

durante este periodo final de la guerra fue<br />

aumentar el número de sus sucursales. Mantuvo<br />

conversaciones con el Hispanoamericano<br />

y con el Bilbao para que le traspasaran sus<br />

126 TIEMPOS DE GUERRA, 1936-1939<br />

agencias de Reinosa; con el Urquijo-Vascongado<br />

para que le cediese la oficina de Cervera<br />

del Pisuerga, y con el Español de Crédito para<br />

hacerse cargo de las agencias que éste poseía<br />

Tras la caída de Barcelona, el director<br />

general, Botín, y el interventor<br />

viajaron a la ciudad para inspeccionar<br />

las propiedades del Banco halladas<br />

en el castillo de Figueras<br />

en Herrera del Pisuerga, Valderas y Valencia<br />

de don Juan, en la provincia de León. En<br />

todos los casos el argumento de la entidad<br />

era el mismo: la necesidad de concentración<br />

de aquellas dependencias bancarias que no pudiesen<br />

llevar una explotación desahogada de<br />

sus actividades; la de asegurar dependencias<br />

que pudieran subsistir en un futuro «en caso<br />

de adopción de medidas superiores tendentes<br />

a concentraciones bancarias lógicas y esperadas»;<br />

pero también en esta política de compra<br />

de sucursales, Briz y los suyos no ocultaban<br />

su deseo de verse libres de competencia en lugares<br />

como Reinosa, una localidad en la cual tenían<br />

depositadas grandes esperanzas. Sólo las<br />

gestiones con el primero de ellos, el Hispano,<br />

dieron los frutos apetecidos, pues a principios<br />

de 1938 cedió los negocios de su sucursal<br />

en Reinosa, precisamente la localidad más<br />

codiciada por el <strong>Santander</strong>. 24<br />

Novedad de este periodo de guerra que no<br />

debemos pasar por alto fue la contratación,<br />

por primera vez en la historia de la entidad,<br />

de personal femenino. Realizados los ejercicios<br />

pertinentes para ocupar plazas de taquimecanógrafas,<br />

la Junta de Gobierno de la entidad


Bolsa de Madrid<br />

La guerra impidió el desarrollo normal de la actividad<br />

bancaria. Las entidades se sometieron a las diferentes<br />

leyes y órdenes que provenían de uno y otro bando. En<br />

cualquier caso, el balance económico de estos años no<br />

puede ser calificado más que de desolador.<br />

incorporó a cinco mujeres. 25 Novedad también<br />

fue la presentación en la Junta de informes<br />

periódicos por parte del director general,<br />

quien de manera regular exponía la situación<br />

del Banco y efectuaba un repaso de sus principales<br />

cuentas. En el último informe antes de<br />

la conclusión de la guerra, del 31 de marzo<br />

de 1939, Emilio Botín expuso sin ambages la<br />

situación nada halagüeña de la sociedad: sensible<br />

contracción de las operaciones, exceso de<br />

personal, urgente necesidad de disminuir la<br />

cuenta de gastos generales; también detalló<br />

las adquisiciones de títulos efectuadas durante la<br />

guerra, mencionó la excepcional abundancia de<br />

tesorería y la falta de inversiones remuneradoras.<br />

Como conclusión, propuso la búsqueda<br />

de colocaciones y un reajuste de la plantilla, dos<br />

medidas imprescindibles si se deseaba mejorar<br />

la cuenta de resultados. 26<br />

El director general de la entidad tenía toda<br />

la razón. Como para la mayoría de las empresas<br />

financieras y no financieras del país, la guerra<br />

había sido un desastre, con pérdida de mercados,<br />

desorganización interna, deterioro de los<br />

elementos fijos y pérdida de inventarios. En el<br />

caso de los establecimientos de crédito el deterioro<br />

se manifestaba en créditos incobrables,<br />

como los concedidos a los organismos públicos<br />

republicanos o a empresas desaparecidas o en<br />

pésima situación incapaces de hacer frente a<br />

sus compromisos; a ello debían añadirse los<br />

cupones de obligaciones sin cobrar, suspensión<br />

de las cotizaciones bursátiles, dividendos<br />

sin distribuir, saldos bloqueados, garantías de<br />

créditos esfumadas y un largo etcétera que,<br />

como veremos, tuvo su reflejo en balances y<br />

cuentas de resultados.<br />

Las cuentas de la guerra<br />

Como ya se ha señalado, la guerra impidió que<br />

los establecimientos bancarios desarrollaran su<br />

actividad con los habituales patrones de comportamiento.<br />

Los factores institucionales, la evolución<br />

de los acontecimientos bélicos, las consecuencias<br />

que se derivaban de las actuaciones<br />

monetarias y el estado de ánimo de la clientela,<br />

contribuyeron a diseñar un modelo de<br />

negocio atípico. Por otra parte, la conflagración,<br />

al romper la unidad de mercado, cortó los<br />

flujos monetarios regionales. Quedaron, de un<br />

lado, las zonas con fuerte inversión crediticia<br />

(las regiones industriales situadas en territorio<br />

republicano) y, de otro, las zonas con un mayor<br />

volumen de depósitos o ahorro en comparación<br />

con su demanda de crédito (las áreas agrarias<br />

de la España nacional). Y por lo general, las<br />

entidades de crédito acataron sin oponer resistencia<br />

las órdenes emanadas de los poderes<br />

oficiales correspondientes y evitaron cualquier<br />

tipo de transacción financiera entre ambas zonas,<br />

pues esa clase de operaciones estaba considerada<br />

delito de contrabando.<br />

Al iniciarse las hostilidades, las entidades de<br />

crédito tuvieron que acudir a la pignoración<br />

de valores en el Banco de España para atender<br />

la demanda de medios de pago. La presión se<br />

solventó rápidamente merced a la legislación<br />

de urgencia que limitó la retirada de efectivo.<br />

Un objetivo perseguido por el<br />

<strong>Santander</strong> durante el periodo<br />

final de la guerra fue aumentar<br />

el número de sus sucursales<br />

Después, según avanzó el conflicto armado,<br />

las necesidades de financiación llevaron a la<br />

situación opuesta. La creación de dinero, rápida<br />

y descontrolada en la zona republicana,<br />

generó un aumento de las disponibilidades<br />

líquidas de los bancos. En la zona nacional<br />

también se dieron al principio problemas de<br />

liquidez y el recurso al Banco de España de Burgos<br />

solventó, en algún caso, situaciones que<br />

podían haber conducido a una suspensión de<br />

pagos. Pero después lo normal fue la acumulación<br />

de saldos ociosos, por lo que los banqueros<br />

plantearon de forma repetida el descenso de<br />

los tipos de interés para aliviar a las entidades<br />

de un exceso de tesorería que se estaba convirtiendo<br />

en un problema grave al debilitarse los<br />

mercados de inversión.<br />

En efecto, la paralización mercantil derivada<br />

de la guerra afectó rápidamente a la actividad<br />

inversora de la banca, mayor en el lado republicano.<br />

Esta caída quedó paliada de alguna<br />

manera por las operaciones de carácter institucional<br />

que se desarrollaron e impusieron a los<br />

bancos en ambas zonas, aunque con distinto<br />

éxito, porque parte de los fondos se dirigieron<br />

a atender las abundantes peticiones de dinero<br />

procedentes de las más diversas organizaciones<br />

tanto en un lado como en otro.<br />

En el territorio controlado por la República<br />

la actividad bancaria se desarrolló en un<br />

ambiente poco propicio. Junto a la inseguridad<br />

jurídica, las entidades soportaron una vertiginosa<br />

caída del crédito como consecuencia<br />

del desplome de la producción en la economía<br />

TIEMPOS DE GUERRA, 1936-1939 127


Cambio de dinero Tras la victoria de los nacionales, se canjeó todo el dinero republicano emitido antes de la contienda. Se formaron largas colas de espera para hacer efectivo el cambio ante<br />

el Banco de España en Madrid.<br />

real, la falta de inversión en valores públicos<br />

fue una constante y los valores privados<br />

sufrieron también una paralización absoluta.<br />

En los últimos meses, además, tuvo lugar<br />

un incremento de las operaciones de crédito<br />

a favor de deudores que, obtenido el dinero<br />

en condiciones de extraordinaria facilidad,<br />

vieron en esto un modo ventajoso de saldar<br />

operaciones anteriores. En la zona nacional<br />

las dificultades fueron algo menores: aunque<br />

intervenidas la práctica totalidad de las<br />

operaciones bancarias, los establecimientos<br />

pudieron al menos compensar la caída de<br />

la demanda de crédito privado con las atenciones<br />

a los servicios nacionales (del trigo,<br />

del algodón, de la almendra) creados a mediados<br />

de 1938, así como con suscripciones<br />

128 TIEMPOS DE GUERRA, 1936-1939<br />

de Deuda Pública de un Estado que se había<br />

afianzado militarmente y que contaba desde<br />

enero de ese mismo año con una mínima<br />

organización ministerial.<br />

La reconstrucción de la contabilidad bancaria<br />

de la guerra es complicada. La ruptura de<br />

las redes y las destrucciones y pérdidas inevitables<br />

dificulta e incluso imposibilita la obtención<br />

de una visión unitaria de lo acaecido.<br />

Esto fue lo que impidió el cierre de balances<br />

desde diciembre de 1936. El bando republicano<br />

reguló esta anomalía contable en enero de<br />

1937, por medio de prórrogas, al no disponerse<br />

de los datos de las sucursales de la otra zona,<br />

impidiéndose con ello la convocatoria anual<br />

de las juntas generales de accionistas. Al final<br />

la situación se reguló en el mes de junio,<br />

suspendiéndose las obligaciones estatutarias<br />

de cierre de balances y admitiéndose en su lugar<br />

la elaboración de estados de comprobación<br />

a 31 de diciembre. Las entidades se adecuaron<br />

a la situación de emergencia y la fórmula<br />

se repitió al año siguiente, concediéndose una<br />

nueva prórroga para la presentación de las<br />

cuentas. En la zona nacional fueron las propias<br />

entidades bancarias las que solicitaron la<br />

concesión de una moratoria ante la imposibilidad<br />

del cierre normal del ejercicio de 1936.<br />

Después, la reconstrucción de la contabilidad<br />

de las empresas se reguló por la ley de la Jefatura<br />

del Estado de 13 de octubre de 1938 que<br />

contemplaba el apoyo de diversos comités formados<br />

por cuentacorrentistas, propietarios de<br />

títulos y titulares de cajas de alquiler.


Último parte de guerra<br />

En la imagen figura el último<br />

parte de guerra con fecha 1 de<br />

abril de 1939. El comunicado<br />

acaba con un contundente<br />

«La guerra ha terminado».<br />

Se pone fin a la contienda.


Extracto del balance general (1935-1939)<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

1935 1939<br />

Activo total 101,1 177,7<br />

Caja y bancos 8,7 49,3<br />

Cartera 56,1 77,1<br />

Créditos 31,8 32,7<br />

Otros activos 4,5 15,7<br />

Saldos bloqueados 2,9<br />

Acreedores 80,0 132,2<br />

Saldos bloqueados 14,4<br />

FUENTE: Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias, 1935 y 1936-1939.<br />

Extracto de la cuenta de pérdidas y ganancias (1935-1939)<br />

(EN MILES DE PESETAS)<br />

1935 1936-1939<br />

Ingresos 4.948 12.611<br />

Gastos generales 1.435 5.744<br />

Gastos fi nancieros 2.246 5.350<br />

Utilidad líquida 1.267 1.516<br />

FUENTE: Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias, 1935 y 1936-1939.<br />

130 TIEMPOS DE GUERRA, 1936-1939<br />

Gracias a que disponemos del balance de<br />

situación a 31 de diciembre de 1939 y de un<br />

resumen de la cuenta de resultados para el<br />

periodo 1936-1939, podemos tener una idea,<br />

siquiera somera, de la evolución de la entidad<br />

de la Montaña durante el conflicto bélico. Aunque<br />

los datos de 1935 y 1939 no son enteramente<br />

comparables, pues están expresados en términos<br />

nominales y habría que tener en cuenta<br />

la inflación bélica, sí nos ofrecen una primera<br />

impresión de lo acaecido. El incremento del<br />

activo, de 101 a 178 millones de pesetas, carece<br />

de significación económica. La cuenta de caja y<br />

bancos, que asciende a 49,3 millones de pesetas,<br />

incluye los saldos contables acumulados en la<br />

cuenta corriente del Banco de España y en otras<br />

entidades, que se verán reducidos a 16,3 millones<br />

tras la aplicación de la ley de Desbloqueo que<br />

no reconoció los incrementos habidos durante la<br />

etapa de dominación republicana. El incremento<br />

en la cartera de valores muestra sobre todo<br />

un aumento de títulos públicos del Gobierno<br />

de Burgos (de 27,0 a 47,4) adquiridos durante<br />

el bienio 1938-1939, mientras que los efectos<br />

de comercio se desplomaron (de 11,3 a 5,3),<br />

fiel reflejo de la reducida actividad financiera<br />

del Banco durante aquellos años. El epígrafe de<br />

créditos apenas registró variación, una prueba<br />

Del balance de los años de la guerra el<br />

Banco de <strong>Santander</strong> no podía quejarse:<br />

consiguió salir adelante indemne, sin<br />

excesivas pérdidas humanas o materiales,<br />

conservando su independencia y con su<br />

cuadro de dirigentes intacto<br />

más de la paralización de mercantil provocada<br />

por la guerra. En cuanto al incremento detectado<br />

en la cuenta agregada de acreedores, sabemos<br />

que se trata del saldo correspondiente a «bancos<br />

y banqueros», que saltó de 7,1 a 43,6 millones de<br />

pesetas, un pasivo del cual el Banco no se libró<br />

ni siquiera con la ley de Desbloqueo.<br />

El extracto con las cifras de pérdidas y ganancias<br />

ofrece también un panorama desolador: en<br />

conjunto, las utilidades ascendieron a 1,5 millones,<br />

cifra que dividida entre los cuatro ejercicios<br />

del periodo arroja una media de 0,4 millones de<br />

pesetas, muy inferior a la de 1935 y ello sin considerar<br />

los efectos de la inflación. Consecuencia<br />

de ello, la rentabilidad financiera aparente se<br />

redujo en más de cuatro puntos: desde un ya<br />

bajo 6,7 por ciento a un 2,1 por ciento. Además,<br />

ni se distribuyeron dividendos ni quedó remanente<br />

para ejercicios ulteriores.<br />

A pesar de esta nada brillante trayectoria, el<br />

Banco de <strong>Santander</strong> no podía quejarse: consiguió<br />

salir adelante indemne, sin excesivas pérdidas<br />

humanas o materiales, conservando su independencia<br />

y con su cuadro de dirigentes intacto, lo<br />

que no ocurrió en el caso de otros establecimientos<br />

de crédito importantes. 27 La mayor parte de<br />

los empleados permaneció fiel a la entidad y su<br />

Junta de Gobierno pudo, pese a las múltiples dificultades,<br />

mantener la actividad del Banco acomodándose<br />

a las circunstancias y a la espera de<br />

tiempos mejores: los consejeros celebraron sus<br />

rutinarias reuniones, los miembros de la alta administración<br />

(director, subdirector, cajero, interventor)<br />

continuaron con el despacho diario de<br />

asuntos por pequeños que fueran y los empleados<br />

acudieron con regularidad a sus puestos de<br />

trabajo. En suma, como en otras ocasiones plagadas<br />

de dificultades y contratiempos, el Banco de<br />

<strong>Santander</strong> logró sobrevivir una vez más.


Cartilla de racionamiento<br />

Desde mayo de 1939 y hasta<br />

marzo de 1952 el gobierno de<br />

Franco controló la distribución<br />

de las mercancías disponibles<br />

para la población civil<br />

adjudicando cartillas de<br />

racionamiento de los artículos<br />

que más escaseaban.<br />

NOTAS<br />

1. Sobre la economía de la Guerra Civil véase Martín Aceña y Martínez Ruiz (eds.), La economía de la Guerra Civil, 1936-1939 (2006).<br />

2. Sobre la banca durante estos años, Sánchez Asiaín, Economía y finanzas en la Guerra Civil, parte V (según este autor, el 35 por ciento de las<br />

oficinas y el 25 por ciento de los empleados bancarios quedaron ubicados en el bando nacional); del mismo autor, «Larraz y la tormenta<br />

monetaria del 36» en Papeles y memorias, pp. 105-155. Véase también Martín Aceña, «El sistema financiero durante la Guerra Civil» en<br />

Martín Aceña y Martínez Ruiz (eds.), La economía de la Guerra Civil, pp. 393-430.<br />

3. Banco de <strong>Santander</strong>, Memoria correspondiente a los ejercicios 1936 a 1939.<br />

4. Consejeros y directivos permanecieron todos en sus puestos, excepto Ángel Jado Canales, Ramón Quijano de la Colina y Gonzalo García<br />

de los Ríos, que dejaron de asistir a las reuniones quincenales de la Junta de Gobierno.<br />

5. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (20 de julio de 1936).<br />

6. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (15 de octubre de 1936, 14 de noviembre de 1936 y 31 de julio de 1937).<br />

7. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (15 de agosto de 1936 y 8 de febrero de 1937).<br />

8. Sobre este tema disponemos del excelente libro de Martorell, Historia de la peseta (2001), cap. 9.<br />

9. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (27 de octubre de 1936, 30 de noviembre de 1936 y 15 de mayo de 1937). En el País Vasco<br />

y en Asturias se pusieron en circulación 148,2 y 74,6 millones de pesetas, respectivamente. Los nominales de los talones eran de 5, 10, 25,<br />

50 y 100 pesetas.<br />

10. Los comités directivos debían asumir todas las competencias de los consejos de administración y estar compuestos por un representante<br />

del Ministerio de Hacienda, otro de los accionistas, uno de los cuentacorrentistas y el último de la Federación Nacional de Banca.<br />

11. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (27 de octubre de 1936, 15 de marzo de 1937 y 15 de mayo de 1937).<br />

12. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (15 de diciembre de 1936, 30 de enero de 1937, 22 de febrero de 1937 y 31 de marzo de 1937).<br />

13. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (29 de junio de 1937, 1 de octubre de 1937, 19 de octubre de 1937, 13 de diciembre de 1937<br />

y 1 de febrero de 1939), y Memoria correspondiente a los ejercicios 1936 a 1939.<br />

14. Dejemos constancia aquí de que al mismo tiempo que se ordenaba la evacuación de la documentación del Banco, el Gobierno de la<br />

República nombró a los nuevos miembros de los consejos de administración de los bancos santanderinos, cuyas sedes se iban a<br />

establecer fuera de la ciudad. Para el <strong>Santander</strong> fue designado presidente el diputado de Izquierda Republicana Ramón Ruiz Rebollo, en<br />

representación del Ministerio de Hacienda; los otros tres miembros fueron Carlos de la Torre Gutiérrez, Nicanor Fernández Rodríguez y<br />

Deogracias Mariano Lastra, en representación respectivamente de los accionistas, del Sindicato de los Trabajadores del Crédito y de los<br />

depositantes. Como se comprenderá, estos nombramientos no tuvieron ninguna incidencia en la vida del Banco de <strong>Santander</strong>.<br />

15. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (28 de agosto de 1937).<br />

16. La orden para <strong>Santander</strong> es de fecha de 31 de agosto de 1937.<br />

17. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (29 de marzo de 1937 y 30 de marzo de 1937).<br />

18. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (29 de agosto de 1937, 29 de noviembre de 1937 y 13 de diciembre de 1937).<br />

19. Según un informe del Banco de España, durante la evacuación desaparecieron los libros de inventarios, de cartera de valores, de cuentas<br />

corrientes, de cupones y de accionistas, así como los libros diario y mayor.<br />

20. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (18 de febrero de 1939).<br />

21. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (9 de marzo de 1939).<br />

22. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (20 de septiembre de 1937, 6 de octubre de 1937 y 31 de marzo de 1938).<br />

23. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (28 de diciembre de 1937, 26 de enero de 1938, 31 de marzo de 1938, 13 de mayo de 1938,<br />

24 de agosto de 1938 y 19 de diciembre de 1938).<br />

24. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (26 de enero de 1938, 22 de marzo de 1938, 23 de abril de 1938 y 10 de mayo de 1938) y<br />

Memoria correspondiente a 1936-1939.<br />

25. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (19 de diciembre de 1938). Las contratadas fueron: Irene Viscarolasaga Castillo (veinte<br />

años), María Teresa Liaño Huidobro (dieciocho años), María de los Ángeles Solís Cagigal (veinticuatro años), Laura Vierna Gutiérrez<br />

(veintiún años) y Dolores Martínez Robles (veinticinco años).<br />

26. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas de la Junta de Gobierno (31 de marzo de 1939). Según la plantilla aprobada por la Junta de Gobierno el número<br />

de directivos y empleados, en la central y en las agencias, sumaba ciento cincuenta y nueve.<br />

27. En 1939 el Consejo de Administración y el alto personal del Banco de <strong>Santander</strong> era el mismo que en 1935. Presidente: Saturnino Briz<br />

Larín; vicepresidente: Estanislao de Abarca Fornés; vocales: Ramón Quijano de la Colina, Jaime Ribalaygua Carasa, Juan Martínez<br />

Gómez, Rafael Botín y Sánchez Porrúa, Gonzalo García de los Ríos, Ángel Jado Canales y Joaquín Herrero de la Riva; director general:<br />

Emilio Botín y Sanz de Sautuola; subdirector-secretario: Gabino del Castillo Cagiga; inspector general: Marcos Ballesteros Mier; cajero:<br />

José Castañeda Meléndez.<br />

TIEMPOS DE GUERRA, 1936-1939 131


El ascenso de un banco nacional<br />

1939 1962<br />

Tras la Guerra Civil, España sufrió una larga etapa de aislamiento político<br />

y económico. La autarquía frenó el proceso de crecimiento de la economía<br />

e impuso un perjudicial statu quo bancario que limitó la expansión de las<br />

sociedades de crédito. El Banco de <strong>Santander</strong> se adaptó a las circunstancias<br />

y gracias a una sucesión de operaciones acertadas ascendió a la categoría<br />

de institución financiera nacional. Uno de los hitos más importantes del<br />

periodo fue la compra en 1946 del Banco Mercantil, su antiguo rival. Otras<br />

compras y la apertura de sucursales permitieron al <strong>Santander</strong> extenderse<br />

por la geografía peninsular e insular. En 1947 los depósitos del Banco<br />

superan los mil millones de pesetas, en 1957 se celebra el centenario de<br />

la entidad y se dobla el capital hasta los doscientos millones; y en 1959, el<br />

<strong>Santander</strong> rebasa el listón de los cien millones de pesetas de beneficios. En<br />

esta misma etapa, la entidad inicia su expansión exterior, abriendo oficinas<br />

de representación en La Habana, Buenos Aires, Ciudad de México y<br />

Londres. En 1962 el Banco de <strong>Santander</strong> ya forma parte del grupo de los<br />

siete grandes bancos españoles.<br />

132 EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939-1962<br />

Reunión del Consejo de Administración en Barcelona, 1954<br />

Presidido por Emilio Botín, el Consejo se celebró en el<br />

antiguo edificio del Banco Hispano Colonial adquirido<br />

por el <strong>Santander</strong> al Banco Central en 1951.


Una sociedad de crédito<br />

con cien años<br />

En 1957 el Banco de <strong>Santander</strong> cumplió cien<br />

años. Con tal ocasión, su presidente, Emilio<br />

Botín Sanz de Sautuola, aprovechó la Junta<br />

General de accionistas para realizar una amplia<br />

exposición de lo que había sido la vida de la sociedad<br />

desde su ya remoto nacimiento. Rememoró<br />

sus orígenes locales, su difícil consolidación<br />

y su lento progreso; recordó asimismo<br />

cómo al término de la Guerra Civil, el Banco<br />

no tenía mayor organización que una treintena<br />

de sucursales repartidas por las provincias de<br />

<strong>Santander</strong>, Burgos, León y Palencia. En 1957,<br />

sin embargo, la situación era muy distinta: la<br />

entidad del paseo de Pereda había absorbido<br />

a su filial el Banco de Torrelavega y comprado la<br />

Banca Herrero Rivas, de Logroño, y el Banco de<br />

Ávila, a través del cual pudo instalarse en Madrid.<br />

Más trascendental aún había sido la absorción<br />

en 1946 del Banco Mercantil, su rival por<br />

antonomasia. La expansión había proseguido<br />

en los cincuenta con la adquisición de la Banca<br />

Hijos de Vázquez López, el Banco Agrario de<br />

Baleares y la prestigiosa casa de Soler y Torra<br />

Hermanos de Barcelona. El número de agencias<br />

se había multiplicado, dejándose sentir la<br />

presencia del <strong>Santander</strong> en las principales ciudades<br />

españolas, y se habían abierto oficinas<br />

de representación en Buenos Aires, Caracas, La<br />

Habana, Londres y Ciudad de México. El capital<br />

social llegaba a los 200 millones de pesetas,<br />

se había superado hacía tiempo el listón de<br />

los 1.000 millones en depósitos de clientes y se<br />

134 EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939-1962<br />

estaba cerca de alcanzar los 100 millones de pesetas<br />

de beneficios. El Banco poseía una solidez<br />

envidiable y ocupaba el sexto puesto dentro del<br />

grupo de cabeza del sistema financiero español.<br />

«Creo que llegaréis a la conclusión —decía<br />

Botín a sus accionistas reunidos en la ciudad de<br />

<strong>Santander</strong>— de que el tiempo y las oportunidades<br />

han sido bien aprovechadas». 1<br />

La satisfacción del presidente era compartida<br />

por los miembros del Consejo de Administración<br />

y por los accionistas del Banco. En<br />

En 1957, cuando el Banco de<br />

<strong>Santander</strong> cumplió cien años,<br />

ya poseía una solidez envidiable y<br />

ocupaba el sexto puesto dentro del<br />

sistema financiero español<br />

los cien años transcurridos desde 1857, la entidad<br />

había logrado transformarse con éxito: el<br />

pequeño establecimiento de emisión pudo reconvertirse,<br />

no sin problemas, en un banco comercial<br />

independiente, y luego sobrevivió a las<br />

sucesivas crisis que de forma periódica diezmaron<br />

el sistema financiero. Desde principios de<br />

siglo había resistido la feroz competencia del<br />

Mercantil y de los bancos nacionales instalados<br />

en la provincia, se había adaptado a las cambiantes<br />

circunstancias de la economía regional<br />

y había hecho frente a las dificultades de los<br />

años de entreguerras, incluida la Gran Depresión<br />

y la Guerra Civil. También, como veremos,<br />

la sociedad de crédito santanderina logró crecer<br />

en el difícil y restrictivo marco de la economía<br />

española de los años cuarenta y cincuenta y<br />

colarse por méritos propios en el exclusivo<br />

grupo de los siete grandes bancos nacionales.<br />

A diferencia de lo acaecido en otras entidades,<br />

el <strong>Santander</strong> disponía de un equipo directivo<br />

cohesionado y estable y había efectuado sin<br />

traumatismo los relevos obligados en la presidencia<br />

y en el Consejo de Administración.<br />

En el año del centenario, el veterano establecimiento<br />

del paseo de Pereda ya no era el «bancuco»<br />

de antaño, sino que se había convertido<br />

en un verdadero establecimiento de crédito nacional,<br />

el sexto en el ranking de las sociedades<br />

financieras españolas. Las cifras para 1962,<br />

ejercicio final de esta etapa, así lo atestiguan:<br />

149 sucursales repartidas por 28 provincias,<br />

incluidas Madrid, Barcelona y Bilbao, un volumen<br />

de depósitos próximo a los 19.000 millones<br />

de pesetas y una capitalización bursátil<br />

cercana a los 2.000 millones de pesetas.<br />

¿Cuáles fueron los motores de tan formidable<br />

expansión? ¿Cómo, a través de qué medios,<br />

se aupó la sociedad santanderina hasta los<br />

puestos de cabeza? ¿Quién o quiénes fueron<br />

los protagonistas que sacaron al Banco de sus<br />

estrechos límites regionales? Aunque dar respuesta<br />

a estos interrogantes sea el contenido de<br />

este capítulo, creemos que conviene ahora anticipar<br />

algunas claves. La transformación descansó<br />

en una estrategia compuesta por tres fuerzas<br />

íntimamente unidas: la absorción de entidades<br />

afines o competidoras, la apertura incesante<br />

de sucursales y agencias por toda la geografía<br />

española y, en tercer lugar, una tenaz política<br />

de captación de clientes, pequeños y grandes,


Incendio de <strong>Santander</strong><br />

<strong>Santander</strong> fue arrasada por el incendio que tuvo lugar<br />

en 1941. Avivado por el viento sur, durante dos días las<br />

llamas se propagaron por la ciudad, asolando gran<br />

parte del casco antiguo. Dado que los edificios más<br />

significativos desaparecieron, fue necesario acometer<br />

una profunda reconstrucción que transformó<br />

definitivamente la fisonomía de la ciudad.


acompañada de una cuidadosa vigilancia del<br />

riesgo bancario. La estrategia pudo llevarse a<br />

cabo con éxito porque el Banco dispuso no sólo<br />

de los recursos materiales suficientes, sino de<br />

un elemento todavía más valioso: un equipo<br />

humano entregado al trabajo y unos accionistas<br />

siempre dispuestos a respaldar, mediante<br />

los desembolsos oportunos, a los responsables<br />

de la entidad. A unos y otros les movió el deseo de<br />

hacer del <strong>Santander</strong> algo más que una simple<br />

entidad de provincias. Claridad de ideas,<br />

fidelidad a unos principios invariables y plena<br />

dedicación al negocio destilaron la mezcla<br />

que aseguró el éxito durante estos años. Cada<br />

componente tenía un cometido. Para el Banco:<br />

conservar su vocación comercial, escrutar de<br />

forma rigurosa el riesgo en cada una de las operaciones<br />

de crédito, buscar las garantías adecuadas,<br />

limitar las aventuras industriales. Para<br />

los accionistas: efectuar los desembolsos que se<br />

solicitaran a cambio de rentabilidad y remuneración.<br />

Para los empleados: abnegación en el<br />

trabajo a cambio de seguridad en el puesto y<br />

posibilidades de ascenso. Para los directores,<br />

ya fuese en la sede central o en las sucursales:<br />

servicio permanente, trabajo sin descanso.<br />

Los protagonistas de la extraordinaria transformación<br />

del Banco, que continuó con mayores<br />

bríos más allá del año 1962, fueron un<br />

puñado de hombres dotados de escasos medios<br />

de gestión y con una estructura administrativa<br />

sencilla, pero muy flexible y ágil. No es una<br />

exageración afirmar que hasta 1950 la dirección<br />

del Banco la llevaron no más de cinco personas:<br />

Saturnino Briz Larín, Estanislao de Abarca,<br />

Gabino del Castillo, Marcos Ballesteros y, por<br />

supuesto, Emilio Botín. Después, tras la jubilación<br />

del primero y la muerte del segundo, el<br />

mando de la institución lo tomó este último,<br />

como presidente de la entidad, quien se rodeó<br />

de un núcleo de leales colaboradores encabezado<br />

por <strong>Pablo</strong> Tarrero Rivas, director general<br />

del Banco desde 1950. Botín formó un pequeño<br />

equipo que hizo de su trabajo en el Banco de<br />

<strong>Santander</strong> una forma de vida. Entre las personas<br />

que en aquellas dos décadas formaron el<br />

grupo de dirigentes de la entidad cabe destacar<br />

a Julio Arce, Marcos Ballesteros Mier, José<br />

Castañeda Meléndez, Gabino del Castillo, Luis<br />

de la Herrán, César Martínez Beascoechea, Juan<br />

José Martínez Vázquez y Fernando Odriozola.<br />

Desde finales de los años treinta la historia<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> está indisolublemente<br />

ligada a la persona de Emilio Botín Sanz de<br />

Sautuola y López, uno de sus mayores accionistas<br />

y el hombre que dirigió la entidad con<br />

136 EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939-1962<br />

mano firme hasta 1986, primero como director<br />

general y luego como presidente. Durante muchos<br />

años decir Banco de <strong>Santander</strong> era casi lo<br />

mismo que decir Emilio Botín, pues la identificación<br />

entre uno y otro no tiene parangón con<br />

la existente en el resto de las grandes instituciones<br />

de crédito y sus respectivos presidentes.<br />

Nacido en Puente de San Miguel (Cantabria)<br />

en 1903, Emilio Botín Sanz de Sautuola<br />

fue el cuarto hijo del matrimonio entre Emilio<br />

Botín López y María Sanz de Sautuola y Escalante,<br />

la niña que en 1870 había descubierto<br />

junto a su padre Marcelino las pinturas prehistóricas<br />

de las cuevas de Altamira. Cursó estudios<br />

de bachillerato en el colegio Calasanz<br />

de los escolapios de Villacarriedo y con posterioridad<br />

se licenció en Derecho por la Universidad<br />

de Madrid. Su ingreso en el Banco<br />

tuvo lugar en 1929, ocupando un puesto de<br />

consejero. Cuatro años después fue nombrado<br />

director general y en 1950, a la edad de<br />

Desde finales de los años treinta<br />

la historia del Banco de <strong>Santander</strong> está<br />

indisolublemente ligada a la persona de<br />

Emilio Botín Sanz de Sautuola y López<br />

cuarenta y siete años, accedió a la presidencia<br />

de la entidad, cargo que desempeñó de manera<br />

ininterrumpida hasta su retiro voluntario<br />

en 1986. 2 Dejó la presidencia pero no<br />

abandonó el barco, pues el ya anciano don<br />

Emilio, como indefectiblemente le llamaba<br />

todo el mundo, conservó su amplio y elegante<br />

despacho en el edificio del paseo de Pereda<br />

y permaneció en el Consejo de Administración<br />

hasta su renuncia en diciembre de 1989.<br />

Falleció el 22 de septiembre de 1993.<br />

Hijo y nieto de banqueros, Emilio Botín nació<br />

para el mundo mercantil, una vocación que<br />

proyectó en una sola y exclusiva dirección: el<br />

Banco de <strong>Santander</strong>. Su incorporación a la entidad<br />

tuvo lugar a la edad de veintiséis años y<br />

aprendió rápido un oficio con el cual estaba familiarizado<br />

desde su infancia; una vez en la entidad,<br />

adquirió experiencia de la mano de Briz<br />

y de Abarca, los dos hombres que le apoyaron y<br />

auparon a la Dirección General y a la presidencia.<br />

Inteligente, astuto, pragmático y con un finísimo<br />

olfato para los negocios, la suya fue una<br />

vida volcada en la banca, sin meandros ni aventuras<br />

mercantiles, sin distraerse con otros negocios,<br />

tan consagrado a su mètier, que en alguna<br />

ocasión confesó que «cuando te dedicas a la<br />

banca no queda tiempo para hacer nada más».<br />

De Emilio Botín no sabemos demasiado más<br />

allá de su figura pública. Alto, delgado, de porte<br />

aristocrático, de maneras exquisitas, elegante,<br />

siempre vestido de forma impecable, con un inconfundible<br />

estilo inglés, paseando por <strong>Santander</strong>,<br />

Botín daba la impresión de ser un hombre<br />

sobrio, frío y distante; sin embargo, cuando alguno<br />

de sus colaboradores le necesitaba, hallaba<br />

siempre una persona accesible y dispuesta a escuchar.<br />

A pesar de ser uno de los banqueros más<br />

sobresalientes del país y uno de los hombres<br />

de negocios de mayor éxito y fortuna, mantuvo<br />

una vida privada alejada de las luces de neón.<br />

De carácter sosegado y reservado, pasó una<br />

buena parte de su tiempo en el refugio de su casona<br />

de Puente de San Miguel y en el Promontorio,<br />

una casa-palacio de estilo montañés desde<br />

la cual se disfruta una amplia panorámica de<br />

la bahía santanderina. Poco dado a las entrevistas<br />

y declaraciones públicas, nunca le tentó la<br />

política ni desempeñó representación o cargo<br />

público alguno. Dominado por un alto sentido<br />

de la discreción, que consideraba consustancial<br />

al negocio bancario, a lo más que accedió fue a<br />

manifestar en alguna ocasión sus profundas<br />

convicciones religiosas y su talante de hombre<br />

liberal «por sentimiento, por manera de pensar<br />

y por manera de actuar». Una concepción<br />

liberal —tal como aclararía en una entrevista<br />

concedida al diario El País el 1 de agosto de<br />

1976— «naturalmente económica», dada «su<br />

mejor capacidad para hacer frente a los retos<br />

que un sistema democrático ha de plantearnos;<br />

en este sistema inexorablemente se produce la<br />

autoselección, y no hay privilegio de familia, ni<br />

herencia, que no sea arrasado por la ley implacable<br />

del mercado libre».<br />

Como presidente del Banco, la actuación<br />

de Botín con el poder establecido no tuvo recovecos:<br />

confiar en quien en cada periodo detentase<br />

el poder, porque apoyar al régimen o al<br />

gobierno de turno siempre era, en su opinión,<br />

bueno para el país y para el Banco. De inclinaciones<br />

monárquicas, como casi todos los hombres<br />

de negocios formados en el primer tercio del<br />

siglo xx, nunca estuvo próximo a los círculos<br />

de Alfonso XIII ni militó en ninguno de los dos<br />

partidos dinásticos ni perteneció, después de<br />

la Guerra Civil, al consejo de Don Juan. Tampoco<br />

estuvo cercano a Franco ni fue asiduo<br />

visitante del palacio de El Pardo, a diferencia<br />

de otros banqueros. Como tantos otros empresarios,<br />

durante el franquismo se acomodó<br />

a la situación y fue cambiando según evolucionó<br />

el régimen, de igual modo que al llegar<br />

la democracia supo adaptarse a los nuevos


tiempos sin dificultades; mantuvo relaciones<br />

cordiales con Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo<br />

Sotelo. La victoria electoral del PSOE en 1982<br />

no le inquietó lo más mínimo y fue uno de los<br />

primeros banqueros en apoyar al Gobierno<br />

socialista cuando decidió la expropiación del<br />

holding Rumasa. Botín fue banquero del statu<br />

quo, del desarrollo y del primer decenio de la<br />

economía de la democracia. En las tres modalidades<br />

fue un jugador intrépido y en las tres<br />

supo aprovechar las oportunidades que brindaron<br />

las cambiantes circunstancias políticas y<br />

económicas y las oscilaciones de los mercados.<br />

Para Emilio Botín el Banco de <strong>Santander</strong> fue<br />

su prioridad absoluta; la entidad por encima de<br />

todo; hacerla crecer, ganar dinero para remunerar<br />

al accionista. Quienes colaboraron con<br />

él durante muchos años le recuerdan como un<br />

hombre brillante, perspicaz, con grandes dotes<br />

de mando, incansable, firme y exigente<br />

pero al mismo tiempo cercano y leal para con<br />

aquellos que a su vez le demostraban lealtad.<br />

Durante sus años al frente del Banco, Emilio<br />

Botín ejerció su cargo con plena autonomía,<br />

sin problemas de autoridad, sin permitir<br />

una sombra de duda sobre quién era el máximo<br />

jefe, con un indiscutido e indiscutible liderazgo<br />

reconocido por todos los que formaban<br />

parte del Consejo de Administración o trabajaban<br />

en el Banco, desde los ordenanzas hasta<br />

los que ocupaban los puestos más elevados en<br />

el escalafón. Despertaba a la vez admiración,<br />

por su capacidad de trabajo y por la equidad<br />

con la que trataba a sus colaboradores, y temor,<br />

por la frialdad con la que tomaba decisiones.<br />

A don Emilio se le tenía un respeto sacramental<br />

por su espíritu de trabajo, por el rigor en la conducción<br />

de los asuntos comerciales, por el trato<br />

que dispensaba a los empleados, afable con<br />

aquellos que se identificaban con la entidad, y<br />

duro con el resto. El que trabajaba y mostraba<br />

dedicación al Banco progresaba y ascendía escalones<br />

en la plantilla. Botín recompensaba sin<br />

cicatería a aquellos que se entregaban en cuerpo<br />

y alma al Banco, cumpliendo mandatos y órdenes,<br />

ocupándose de cualquier tarea que se les<br />

encomendase, desplazándose de una sucursal a<br />

otra o viajando a América cuando la entidad dio<br />

sus primeros pasos en el continente. Botín exigió<br />

siempre grandes sacrificios a sus colaboradores,<br />

que éstos aceptaban, sin duda por cariño y<br />

respeto, pero también porque Botín sabía recompensarles;<br />

el presidente les ofrecía además<br />

de su apoyo personal un agradecimiento sin<br />

límites. Durante estas dos décadas se fue forjando<br />

una cultura empresarial que descansaba<br />

Emilio Botín Nació en 1903, hijo de Emilio Botín López y María Sanz de Sautuola. En 1950 accedió a la presidencia del Banco<br />

de <strong>Santander</strong>, ocupando el cargo hasta 1986, fecha en la que decidió retirarse.<br />

en la lealtad al Banco y a su presidente; esta lealtad<br />

no era ajena a la confianza existente entre<br />

los directivos y a la proximidad de todos ellos al<br />

presidente. Compartían unas pocas pero sólidas<br />

convicciones: la fundamental, que al accionista<br />

había que remunerarle muy bien.<br />

Botín creó la figura del ejecutivo al servicio<br />

permanente de la entidad. Exigía de sus colaboradores<br />

tanto como se exigía a sí mismo.<br />

Consultaba a sus ejecutivos, escuchaba sus opiniones,<br />

les pedía nuevas propuestas o soluciones<br />

cuando se presentaban los problemas, pero se<br />

EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939–1962 137


El Promontorio<br />

La casa-palacio del Promontorio fue adquirida<br />

por Emilio Botín Sanz de Sautuola.<br />

El edificio, construido en estilo montañés,<br />

domina la bahía de <strong>Santander</strong> desde<br />

su singular emplazamiento. Desde el año<br />

2006 forma parte del patrimonio de la<br />

Fundación Marcelino Botín, fundación<br />

privada de la familia Botín.


EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939–1962 139


eservaba la última palabra que, una vez pronunciada,<br />

no se discutía. Botín pensaba que<br />

el Banco, como cualquier otra empresa mercantil,<br />

debía tener una jerarquía bien definida:<br />

el mando debía ser único y las decisiones centralizadas.<br />

De naturaleza reposada, antes de<br />

cualquier movimiento lo estudiaba en detalle,<br />

no era de los que se lanzaba a campo abierto a<br />

batallar sin un buen conocimiento del terreno.<br />

Indagaba los puntos fuertes de sus adversarios<br />

y cada una de sus posibles debilidades. Sólo<br />

cuando estaba seguro del éxito, movía ficha; no<br />

bastaba con ser el más fuerte y poderoso; había<br />

que ser el más astuto y calculador. Siempre<br />

trataba con esmero y respeto a sus interlocutores,<br />

ya fueran deudores o acreedores, pero<br />

cuando debía tomar una decisión difícil, negar<br />

un préstamo, cerrar una línea de crédito o liquidar<br />

una empresa, no le temblaba el pulso.<br />

En la esfera de los negocios, cuando algo iba<br />

mal era implacable y actuaba como un cirujano<br />

de hierro, cortando el mal de raíz para que<br />

no se extendiera por el resto del organismo.<br />

Los dos criterios que siempre informaron<br />

su acción como banquero, las dos guías esenciales<br />

de las que raramente se apartó fueron:<br />

sólidos cimientos y amplios recursos que permitiesen<br />

a la entidad conservar su independencia<br />

y aprovechar las oportunidades cuando<br />

éstas se presentasen. Junto a ello, la preocupación<br />

por la rentabilidad, por proporcionar al<br />

accionista ganancias crecientes y por impulsar<br />

el valor de la acción para incrementar el patrimonio<br />

del Banco y el de aquellos que confiaban<br />

en él. Como Botín tenía la certeza de no estar<br />

de paso, actuó con arreglo a esta convicción<br />

durante toda su vida de banquero.<br />

La otra figura que desempeñó un papel<br />

esencial en la trayectoria del Banco durante<br />

varias décadas fue <strong>Pablo</strong> Tarrero Rivero, un<br />

hombre inseparable de Botín, en quien éste<br />

descargó amplias responsabilidades, a quien<br />

consideró su mano derecha e izquierda y el<br />

hombre que le acompañó en sus recorridos por<br />

el territorio nacional, abriendo sucursales y visitando<br />

clientes. Durante años Botín y Tarrero<br />

despacharon diariamente todos los asuntos de<br />

la entidad; con el tiempo este último fue asumiendo<br />

la totalidad de la gestión interna del<br />

Banco, mientras que aquél se dedicaba más a<br />

las relaciones institucionales y a atender los<br />

compromisos lógicos de una de las principales<br />

entidades de crédito del país. Asiduo comensal<br />

en el Promontorio, analizaba con Botín la<br />

distribución de riesgos del Banco, la valía de<br />

cada uno de los empleados y su posible ascenso.<br />

140 EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939-1962<br />

El presidente le consultaba sobre todos los temas<br />

relacionados con la entidad, aunque también<br />

es cierto que se reservaba la decisión última.<br />

Pero entre los dos máximos responsables del<br />

Banco existió siempre una armonía perfecta.<br />

Nacido en 1912 en El Astillero, <strong>Pablo</strong> Tarrero<br />

hizo sus estudios comerciales en el Colegio<br />

de los Padres Paules de Limpias y después los<br />

completó en Londres. Ingresó en el Banco en<br />

1930, a los diecisiete años, con el empleo de<br />

auxiliar administrativo. Cuatro años después<br />

pasó a ocupar el puesto de secretario de dirección,<br />

comenzando así su larga colaboración<br />

con Botín. En 1942 ocupó la Inspección y Dirección<br />

de sucursales, siendo al poco tiempo<br />

ascendido a subdirector general. En abril de<br />

1950, coincidiendo con la designación para la<br />

presidencia de Emilio Botín, éste le nombró<br />

su sucesor en la Dirección General del Banco.<br />

En 1956 fue elegido consejero y en abril de<br />

1964 pasó a ocupar el puesto de vicepresidente<br />

segundo, sin cesar en su cargo de director<br />

general. En 1967 fue nombrado consejero<br />

delegado y por fin el 1 de septiembre de 1972<br />

ascendió al cargo de vicepresidente primero,<br />

cesando entonces como director general.<br />

Tarrero falleció en septiembre de 1988.<br />

En 1950 Emilio Botín accedió a la<br />

presidencia del Consejo tras veintiún<br />

años de actividad como consejero y<br />

diecisiete como director general<br />

Cuando Botín dejó la presidencia en manos<br />

de su hijo Emilio, el <strong>Santander</strong> ya no era<br />

el pequeño banco de la inmediata posguerra.<br />

A finales de los ochenta contaba con 1.444 oficinas<br />

en toda España y 144 en el extranjero; de<br />

los 150 empleados se había saltado a los 9.698;<br />

gestionaba el 7,5 por ciento de los recursos ajenos<br />

en manos de la banca y ya ocupaba el quinto<br />

lugar en el ranking nacional de entidades<br />

de crédito, detrás del Central, del Banesto, del<br />

Hispanoamericano y del Bilbao. Las acciones<br />

del <strong>Santander</strong> cotizaban en todas las bolsas<br />

españolas y en el mercado de Londres desde<br />

1985. Botín fue un hombre de triunfos y su gestión<br />

al frente del Banco de <strong>Santander</strong> durante<br />

medio siglo, una de las más sobresalientes de<br />

la historia de la banca española. Inteligencia,<br />

habilidad, flexibilidad para adaptarse a las circunstancias,<br />

voluntad de triunfo, claridad de<br />

ideas y autoridad; quizá en la mezcla de estas<br />

virtudes, que casi todo el mundo le reconoce,<br />

resida el secreto de su éxito.<br />

La economía española: entre<br />

el inmovilismo y el cambio 3<br />

El contexto económico general en el que se<br />

desenvolvieron las actividades de bancos y<br />

cajas de ahorros no fue nada favorable. En la<br />

década de los cuarenta quedó truncado el proceso<br />

de crecimiento que se registraba desde<br />

principios del siglo xx. El PIB por habitante<br />

en términos reales apenas se movió, mientras<br />

que, por el contrario, los precios de los bienes y<br />

servicios mostraron una acusada tendencia alcista.<br />

La inflación reflejó la rigidez de la oferta<br />

agregada y el continuo aumento de la cantidad<br />

de dinero, resultado a su vez del déficit presupuestario<br />

y de una política monetaria permisiva.<br />

Al desolador balance de los años cuarenta<br />

contribuyeron, en distinta medida, la situación<br />

internacional y la política industrial emprendida<br />

por las autoridades del nuevo estado. La Segunda<br />

Guerra Mundial obstaculizó el acceso<br />

a los mercados de exportación e interrumpió<br />

casi por completo las corrientes de suministro<br />

desde el extranjero. Por otra parte, la escasez de<br />

recursos financieros internos no pudo ser compensada<br />

con importaciones de capital foráneo;<br />

la insuficiencia del ahorro nacional y la falta<br />

de fondos del exterior limitaron las inversiones<br />

en capital fijo e impidieron el aprovisionamiento<br />

de inputs imprescindibles para las industrias.<br />

Después, el bloqueo propugnado por Estados<br />

Unidos, Francia y Gran Bretaña, y aprobado por<br />

las Naciones Unidas (que no aceptarían a España<br />

como miembro hasta 1950) aisló económica y<br />

políticamente al país, que no pudo contar para<br />

su reconstrucción con la ayuda americana del<br />

Plan Marshall, ni aprovecharse de las ventajas<br />

derivadas del comercio internacional.<br />

A estas dificultades económicas no fueron<br />

ajenos los efectos adversos de la política industrial<br />

adoptada entonces; la autarquía extrema, el<br />

exacerbado intervencionismo y la irreal política<br />

de cambios agravaron los problemas y condenaron<br />

a España al estancamiento económico.<br />

La autarquía condujo a una sustitución<br />

de importaciones más allá de las posibilidades<br />

tecnológicas del país; el intervencionismo paralizó<br />

la inversión privada, que debía someterse<br />

a innumerables controles y trabas administrativas;<br />

y una peseta sobrevalorada estranguló las<br />

exportaciones y limitó las disponibilidades de<br />

divisas para comprar importaciones. El resultado<br />

fue una nefasta asignación de los recursos,<br />

con costosas pérdidas de eficiencia en el funcionamiento<br />

del sistema productivo. Como se<br />

afirmaba en un escueto pero excelente informe


Racionamiento en la posguerra Al terminar la Guerra Civil, la escasez de alimentos y el brutal parón de la economía española obligaron al régimen a establecer unos<br />

cupos que garantizasen la subsistencia de la población. El sistema de cartillas de racionamiento estuvo vigente hasta 1952.<br />

del Servicio de Estudios del Banco de España,<br />

tras doce años de política económica autárquica<br />

(de 1939 a 1951), el régimen no había logrado<br />

aún recuperar los niveles de producción y de<br />

renta de preguerra, la economía estaba aquejada<br />

de importantes distorsiones en la aplicación de<br />

sus medios productivos y resultaba obvio que la<br />

situación no podía mejorar si persistía el mismo<br />

esquema de política económica. 4<br />

Las memorias anuales del Banco de <strong>Santander</strong><br />

no ocultaron a sus accionistas esta situación<br />

nada halagüeña. Ejercicio tras ejercicio se mencionan<br />

las perturbaciones derivadas de la posguerra<br />

española y de la Segunda Guerra Mundial,<br />

con elevaciones continuas de precios, falta<br />

de materias primas, restricciones en el suministro<br />

de energía eléctrica, malas cosechas y escasez<br />

generalizada de bienes de primera necesidad.<br />

Los años 1946 a 1949 fueron particularmente<br />

desoladores. Saturnino Briz Larín y Emilio Botín,<br />

como máximos responsables ejecutivos de la<br />

entidad, expusieron la lamentable coyuntura,<br />

atenazada por dificultades en la adquisición de<br />

fertilizantes, por la caída de las exportaciones,<br />

por la inexistencia de utillaje industrial y por<br />

un déficit asfixiante de transportes, agravado<br />

todo ello por el incontenible aumento de la<br />

circulación fiduciaria con el consiguiente incremento<br />

del coste de la vida. El ambiente de crisis<br />

se hizo más evidente tras el timido intento de estabilización<br />

de 1947, con la subida de los tipos<br />

de interés del Banco de España, la devaluación<br />

parcial de la peseta y la introducción de severas<br />

limitaciones al crédito bancario. Las medidas<br />

no sirvieron de mucho, pues como se afirma en<br />

las memorias del <strong>Santander</strong> correspondientes a<br />

1948 y 1949, la economía española estaba sumida<br />

en un profundo y oscuro agujero.<br />

A la banca sólo le quedaba aguantar, extremando<br />

la precaución en la concesión de crédito,<br />

vigilando los niveles de riesgo y refugiándose,<br />

si podía, en valores públicos. Su capacidad<br />

de acción estaba además restringida. El denominado<br />

statu quo, impuesto tras la Guerra Civil<br />

por la orden ministerial de 19 de octubre de<br />

1939, prohibió la apertura de nuevos bancos o<br />

nuevas cajas de ahorros y cerró la posibilidad<br />

de que las entidades en funcionamiento pudiesen<br />

ampliar su capital y su radio de acción territorial<br />

o incluso modificar sus estatutos sin<br />

permiso del Gobierno. 5 Después, la ley de Ordenación<br />

Bancaria de diciembre de 1946, firmada<br />

por el ministro de Hacienda Joaquín<br />

Benjumea, confirmó el statu quo haciendo del<br />

sector financiero uno de los más regulados de<br />

la economía española. Restableció el Registro<br />

de Bancos y Banqueros, de forma que sólo los<br />

EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939–1962 141


Segunda Guerra Mundial<br />

Reunidos en la ciudad ucraniana de Yalta, Churchill,<br />

Roosevelt y Stalin pusieron fin a la Segunda Guerra<br />

Mundial. El tratado de paz que firmaron en febrero<br />

de 1945 ratificó la victoria de los Aliados frente<br />

a las pretensiones y excesos de la derrotada<br />

Alemania de Hitler.<br />

Eisenhower y Franco<br />

En 1959, el presidente Eisenhower visitó España. El<br />

encuentro con Franco supuso la superación del bloqueo<br />

internacional contra España y la promesa de la tan<br />

esperada ayuda americana.<br />

Tamaño y ranking de los bancos españoles<br />

por volumen de depósitos<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

1946 Depósitos 1962 Depósitos<br />

Hispanoamericano 7.091 Español de Crédito 58.642<br />

Español de Crédito 6.610 Hispanoamericano 55.240<br />

Vizcaya 2.752 Central 36.265<br />

Bilbao 2.696 Bilbao 29.965<br />

Central 2.524 Vizcaya 28.793<br />

Urquijo 1.627 <strong>Santander</strong> 18.722<br />

Hispano Colonial 1.232 Popular 15.155<br />

Pastor 740 Urquijo 6.395<br />

<strong>Santander</strong> 735 Pastor 6.047<br />

Zaragozano 600<br />

Zaragozano 4.472<br />

142 EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939-1962<br />

inscritos en el año de publicación de la ley fueron<br />

autorizados para ejercer la profesión bancaria. Al<br />

mismo tiempo se condicionó la creación de nuevas<br />

entidades a la aprobación del Gobierno, previo<br />

informe del Consejo Superior Bancario, que<br />

aplicó una política extremadamente restrictiva.<br />

Todas las operaciones bancarias quedaron sujetas<br />

a una estricta reglamentación. Al ministro de<br />

Hacienda le correspondía señalar el tipo máximo<br />

de interés abonable a cuentas corrientes e<br />

imposiciones, así como los tipos y condiciones<br />

de todas las operaciones activas; dictar normas<br />

obligatorias sobre el reparto de dividendos<br />

y sobre la publicación de balances y cuentas de<br />

resultados. El Ministerio de Hacienda también<br />

quedó facultado para fijar el capital mínimo de<br />

los bancos y la relación mínima que éstos debían<br />

mantener entre los recursos propios y el conjunto<br />

de sus obligaciones pasivas. Otras competencias<br />

sujetas a la aprobación del ministerio fueron<br />

las ampliaciones de capital, el reparto de<br />

reservas, la distribución de beneficios, el canje<br />

y compra de acciones entre entidades financieras<br />

y la apertura de oficinas o sucursales. En<br />

definitiva, la ley de 1946 creó un marco extremadamente<br />

rígido, caracterizado por un fuerte<br />

intervencionismo y una notable tendencia hacia<br />

el reglamentismo administrativo. 6<br />

Con el cambio de década la situación comenzó<br />

a mejorar. A ello contribuyó la aparición<br />

de una coyuntura económica exterior más favorable<br />

para el régimen franquista, que obtuvo<br />

por fin la ansiada ayuda americana, lo que<br />

permitió ampliar la capacidad de inversión del<br />

país. También afloró un nuevo clima ideológico<br />

que se tradujo en el virtual desahucio del<br />

proyecto autárquico extremo, poniéndose fin a<br />

la búsqueda de una imposible autosuficiencia<br />

tecnológica. Con Manuel Arburúa de ministro<br />

de Comercio en el Gobierno formado en 1951,<br />

se inició un gradual abandono del intervencionismo<br />

de la década anterior, propiciando un<br />

margen más amplio para el juego de las fuerzas<br />

del mercado en la asignación de los recursos.<br />

La economía comenzó a crecer a ritmo rápido.<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> saludó la nueva coyuntura<br />

congratulándose de las posibilidades que se<br />

abrían para el desarrollo del negocio bancario.<br />

El tono utilizado por Emilio Botín en sus comparecencias<br />

en las juntas de accionistas reflejó<br />

esa atmósfera de mayor optimismo: hablaba del<br />

final de las cartillas de racionamiento, de una<br />

mayor libertad de precios, de nuevas directrices<br />

en política comercial y financiera, del aumento<br />

de las producciones. En ese panorama de fuerte<br />

expansión sólo aparecía un punto negro: las<br />

restricciones de energía, que le llevaban a insistir<br />

en la necesidad de construir nuevas instalaciones<br />

hidráulicas y térmicas y de expandir<br />

la capacidad de las sociedades eléctricas existentes.<br />

El presidente sugería que en este sector<br />

la banca estaba llamada a desempeñar un papel<br />

esencial, dada la estrechez del mercado de capitales.<br />

En las memorias anuales de todo aquel decenio,<br />

Botín insistió en la buena marcha del Banco<br />

y en la ausencia de problemas de liquidez o solvencia;<br />

y nunca se olvidó de repetir que el ser<br />

prudentes en la concesión de «facilidades crediticias»<br />

era la regla de oro de la entidad.<br />

Ahora bien, aunque durante los años cincuenta<br />

la economía española creció con rapidez,<br />

al mismo tiempo se fueron acumulando desequilibrios<br />

y desajustes que con el paso de los<br />

años amenazaron el progreso y los avances<br />

logrados hasta entonces. El crecimiento industrial<br />

de este periodo estuvo acompañado de notables<br />

presiones inflacionistas, consecuencia de<br />

los mecanismos de financiación interior de la<br />

demanda pública y privada y de una tendencia<br />

crónica al déficit exterior. Precisamente serían<br />

estos desequilibrios, inflación y déficit exterior,<br />

los que al agudizarse en los últimos años de<br />

la década pusieran en peligro la continuidad<br />

del proceso de crecimiento y transformación de<br />

la economía, como señaló con agudeza Juan Sardá,<br />

economista jefe del Banco de España y una de<br />

las figuras claves del Plan de Estabilización<br />

de 1959. 7 Al problema de los desequilibrios se<br />

añadió otro no menos lacerante: la descoordinación<br />

de la política económica. Como señalara<br />

el profesor Manuel de Torres en un archiconocido<br />

artículo, no existió ningún organismo<br />

o institución que tuviera a su cargo la dirección<br />

de la política económica, lo que provocó<br />

visibles despilfarros de recursos, la pérdida de<br />

perspectiva a largo plazo y frecuentes contradicciones.<br />

8 Se hizo necesario, pues, introducir<br />

reformas que evitaran la paralización de la industria,<br />

abrieran la economía al exterior, liberalizaran<br />

las inversiones y eliminaran los rígidos<br />

controles que estrangulaban el funcionamiento<br />

de muchos sectores.<br />

El cambio de Gobierno en 1957, al que se<br />

incorporaron Mariano Navarro Rubio, en el Ministerio<br />

de Hacienda, y Alberto Ullastres, en el<br />

Ley de Ordenación Bancaria, 1946<br />

La ley aprobada en diciembre de 1946 supuso la más firme<br />

regulación a la que había sido sometido el sector financiero<br />

hasta entonces. El fuerte intervencionismo impuesto por<br />

el Estado fue acatado por los bancos con extrema cautela,<br />

propiciando las alianzas entre entidades para proteger<br />

intereses comunes.


Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial<br />

España estuvo sumida en una etapa de autarquía y<br />

aislamiento internacional durante dos décadas. En<br />

1958 se dio por terminada esta situación con su ingreso<br />

en el Fondo Monetario Internacional y en el Banco<br />

Internacional de Reconstrucción y Fomento,<br />

luego Banco Mundial. Firmaron el ingreso<br />

el encargado de Negocios de España, Jaime Alba,<br />

y el subsecretario de Estado norteamericano para<br />

Asuntos Económicos, W. T. M. Beal.<br />

Plan de Estabilización, 1959<br />

El denominado Plan de Estabilización consistió en un<br />

conjunto de medidas monetarias y fiscales encaminadas<br />

a corregir los patentes desequilibrios económicos.<br />

La puesta en marcha de esta iniciativa tuvo como<br />

resultado la apertura de la economía española<br />

en el marco internacional y la disminución del<br />

intervencionismo por parte del Estado.<br />

144 EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939-1962<br />

de Comercio, propició las reformas. En 1958 comenzaron<br />

las conversaciones para el ingreso de<br />

España en el Fondo Monetario Internacional y<br />

en el Banco Internacional de Reconstrucción<br />

y Desarrollo. El resultado fue la adhesión española<br />

a estos dos organismos, el abandono de la<br />

autarquía y un cambio en la orientación de la política<br />

económica, alineándola con la adoptada en<br />

otros países europeos. En 1959 se puso en marcha<br />

el denominado Plan de Estabilización, un<br />

conjunto de medidas monetarias y fiscales destinadas<br />

a corregir los desequilibrios económicos:<br />

la inflación, el déficit público y el déficit exterior.<br />

Se adoptó un tipo de cambio realista para la<br />

peseta, se aprobó un nuevo arancel más moderno<br />

y se flexibilizaron los mecanismos de<br />

control administrativo de la inversión privada.<br />

Con todo ello se puso fin a dos décadas de intervencionismo<br />

estatal y de aislamiento económico.<br />

Las memorias del <strong>Santander</strong> son poco<br />

expresivas en la descripción de estos últimos<br />

acontecimientos: se menciona la tensión de<br />

liquidez, generada por las medidas de política<br />

monetaria que acompañaron al Plan de Estabilización<br />

y el ajuste obligado a las limitaciones<br />

crediticias impuestas por el Banco de España.<br />

Los responsables de la sociedad cántabra se<br />

mantuvieron atentos a los profundos cambios<br />

que se estaban registrando, conscientes de las<br />

repercusiones que tendría el programa de estabilización<br />

sobre las operaciones del Banco.<br />

Según explicó Botín a los accionistas en las juntas<br />

de 1958 y 1959, la entidad cumplió con las<br />

disposiciones oficiales, moderó su expansión y<br />

extremó la vigilancia en la concesión de créditos<br />

reforzando las garantías exigidas a sus clientes.<br />

El Plan de Estabilización no tocó para nada<br />

el statu quo, ni la normativa aprobada en 1946,<br />

pues la reforma parcial del ordenamiento bancario<br />

llegó algo más tarde, en 1962, con la ley<br />

de Bases y Ordenación del Crédito y la Banca<br />

y con el decreto-ley de reorganización y nacionalización<br />

del Banco de España. Aunque en<br />

estos años de autarquía las actividades de las instituciones<br />

financieras, aherrojadas por regulaciones<br />

y controles, se resintieron, sobre todo<br />

en los cuarenta, ello no significa en absoluto<br />

que se paralizaran. Aunque se ha escrito que<br />

los bancos ya constituidos gozaron de una situación<br />

privilegiada, protegidos de la competencia<br />

exterior y al margen de las duras reglas<br />

del mercado, también es cierto que su campo de<br />

acción estuvo extremadamente limitado y sus<br />

deseos de expansión les obligaron a ingeniárselas<br />

para sortear una densa maraña de normas<br />

administrativas. Las entidades de crédito<br />

crecieron, pero a costa de incurrir en mayores<br />

costes operativos, sin obtener economías de<br />

escala. Los acuerdos interbancarios para limitar<br />

la competencia, que sin duda los hubo,<br />

no se respetaron; y la inflación cercenó buena<br />

parte de los beneficios obtenidos por la mayoría<br />

de ellas; la rentabilidad real quedó muy por<br />

debajo de la elevada rentabilidad nominal que<br />

se desprende de las cuentas de resultados.<br />

Bancos y cajas de ahorros ganaron tamaño<br />

y peso en la economía nacional. El volumen de<br />

activos bancarios aumentó más rápidamente<br />

que la renta nacional; el número de bancos varió:<br />

de 114 en 1946 a 150 en 1950 y luego a 109 en<br />

1960. Estas variaciones se produjeron sobre<br />

todo como resultado de continuos procesos de<br />

fusiones y absorciones de entidades, protagonizados<br />

por los grandes establecimientos, que<br />

compraron pequeñas y medianas instituciones.<br />

Entre 1941 y 1960 se registraron 90 absorciones,<br />

de las que 78 correspondieron a los seis<br />

grandes: el Hispanoamericano absorbió 10 entidades;<br />

el Español de Crédito, 25; el Central,<br />

14; el Bilbao, 15; el Vizcaya, cinco y el <strong>Santander</strong>,<br />

nueve. Fue mediante este procedimiento<br />

como las sociedades de crédito nacionales lograron<br />

aumentar su tamaño y captar una porción<br />

creciente de la cuota de mercado. El otro<br />

camino fue la apertura de sucursales, mecanismo<br />

utilizado por los bancos para competir y expandirse,<br />

dadas las limitaciones impuestas por<br />

la normativa vigente para hacerlo a través de<br />

otras vías. Pese a las restricciones legales, las<br />

En 1959 se puso en marcha el<br />

denominado Plan de Estabilización,<br />

un conjunto de medidas económicas<br />

que daba por finalizado el largo<br />

periodo de autarquía<br />

sucursales pasaron de 1.903 antes de la guerra<br />

a 2.157 en 1948 y llegaron a 2.647 en 1960. De<br />

ellas, casi el 90 por ciento pertenecían a la banca<br />

nacional y el 70 por ciento se las repartían las<br />

seis grandes sociedades de crédito de aquellos<br />

años. Las memorias del <strong>Santander</strong> dejan constancia<br />

de su continua adaptación a la coyuntura:<br />

cuando se presentó la ocasión, la liquidez<br />

disponible se empleó para comprar entidades<br />

competidoras o afines; cuando fue preciso se<br />

amplió el capital social; siempre que se pudo<br />

se abrieron nuevas sucursales. Emilio Botín reconoció<br />

ante las sucesivas juntas de accionistas<br />

que al Banco de <strong>Santander</strong>, no obstante la<br />

autarquía y otras complicaciones económicas


Junta de accionistas Presidida por Emilio Botín, en la imagen aparece una de las periódicas juntas en la sede del paseo de Pereda.<br />

y políticas, le fue bien: aumentó de tamaño, se<br />

desplegó por el territorio peninsular, obtuvo<br />

ganancias crecientes y repartió buenos dividendos;<br />

todo ello pese a las reglas del statu quo.<br />

La llegada a la capital de España<br />

y la compra del Banco Mercantil<br />

En el rígido marco económico-financiero<br />

descrito en la sección anterior se desarrollaron<br />

las operaciones de la sociedad del paseo<br />

de Pereda. El Banco de <strong>Santander</strong> se adaptó<br />

con discreción al régimen político surgido de<br />

la Guerra Civil y a las duras condiciones de la<br />

autarquía. Alejados de los círculos oficiales, Saturnino<br />

Briz Larín, Estanislao Abarca y Emilio<br />

Botín centraron sus esfuerzos en expandir los<br />

negocios de la entidad. Ni el statu quo ni el resto<br />

de las limitaciones legales impidieron, como<br />

vamos a comprobar, que la sociedad diera<br />

pronto un extraordinario estirón con sucesivos<br />

incrementos del capital, apertura de sucursales,<br />

instalación en Madrid y, sobre todo, con la<br />

absorción del Mercantil, una espléndida jugada<br />

que catapultaría a la institución montañesa<br />

al ranking nacional de entidades de crédito.<br />

Terminada la contienda bélica, la vida de<br />

la sociedad cántabra recobró paulatinamente la<br />

normalidad. Recuperados los títulos perdidos<br />

durante la Guerra Civil y rehecha la contabilidad<br />

con arreglo a la ley de Desbloqueo de 1939,<br />

la entidad de la Montaña se planteó abordar<br />

nuevos retos. El primero de ellos fue aumentar<br />

el capital escriturado, que desde los años<br />

veinte permanecía sin variación; en consecuencia,<br />

la Junta General Extraordinaria celebrada<br />

en diciembre de 1942 acordó elevarlo hasta<br />

los 25 millones de pesetas, de los cuales tres<br />

millones quedaron desembolsados de inmediato.<br />

9 Con el refuerzo de los fondos propios<br />

se quiso responder al continuo incremento de<br />

las operaciones de la sociedad, cuyos depósitos<br />

de clientes se habían triplicado en poco<br />

tiempo, llegando a los 227 millones de pesetas.<br />

También ese mismo año, la institución presidida<br />

por Briz Larín tomó una de sus decisiones<br />

estratégicas de mayor envergadura: establecerse<br />

en la villa y corte, cumpliendo así un<br />

viejo anhelo de su Consejo de Administración.<br />

Dadas las dificultades que la legislación imponía<br />

a la apertura de sucursales, se optó por la<br />

compra de una pequeña entidad con presencia<br />

en la capital de España: el Banco de Ávila.<br />

Los contactos entre los responsables de ambas<br />

instituciones se iniciaron a finales de 1941 y<br />

EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939–1962 145


Sucursales de Málaga y Sevilla<br />

Dentro de los planes de expansión geográfica que se<br />

habían propuesto los del <strong>Santander</strong>, en 1945 abrieron<br />

casas en zonas más alejadas pero con importantes<br />

conexiones industriales, como eran las ciudades<br />

de Málaga y Sevilla.<br />

146 EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939-1962<br />

pronto dieron sus frutos, pues, tras la preceptiva<br />

aprobación del Consejo de Ministros<br />

autorizando la adquisición, la operación se<br />

materializó en el mes de febrero de 1942. Las<br />

oficinas del Banco de Ávila en la capital y en<br />

los pueblos de la provincia castellanoleonesa,<br />

Arévalo, Piedrahita y Cebreros, se integraron<br />

sin mayores complicaciones en la red del<br />

<strong>Santander</strong>, lo que permitió a éste extender su<br />

campo de acción por tierras castellanas. Pero<br />

el efecto más positivo de la absorción fue, sin<br />

duda, la posibilidad de establecerse en la importante<br />

plaza de Madrid, donde la sociedad<br />

abulense tenía abierta una agencia sita en la<br />

calle Peligros, la cual se trasladó de inmediato<br />

a la calle Nicolás María del Rivero, desde donde<br />

comenzó a operar el Banco de <strong>Santander</strong> en<br />

la capital de España. En la Memoria de la entidad<br />

correspondiente a 1941 se mostraba la satisfacción<br />

por tan significado logro: «estamos<br />

plenamente satisfechos de la adquisición que<br />

antecede, la cual nos permite, desde ahora, contar<br />

con una próspera y completa organización<br />

de sucursales en la provincia de Ávila y tener<br />

casa en Madrid, que era, no solamente una aspiración<br />

de nuestra región y de la importante<br />

colonia montañesa allí residente, sino una necesidad<br />

para nuestra entidad».<br />

No acabaron ahí los proyectos de expansión,<br />

pues ese mismo ejercicio de 1942 culminó<br />

con la adquisición del Banco Herrero Riva,<br />

una antigua casa comercial con agencias en<br />

la provincia de Logroño. En un principio se<br />

Tras la contienda, la entidad de la<br />

Montaña se planteó abordar nuevos<br />

retos; el primero de ellos fue aumentar<br />

el capital. En 1942 acordó elevarlo<br />

hasta los 25 millones de pesetas<br />

pensó tomar tan sólo una participación minoritaria,<br />

pero luego en el curso de las negociaciones<br />

se resolvió la compra de la totalidad del<br />

capital social y a consecuencia de ello pasaron<br />

a formar parte de la red de sucursales del <strong>Santander</strong><br />

las que aquella institución poseía en<br />

Arnedo, Calahorra y Cervera del Río Alhama.<br />

Al mismo tiempo se cumplió un viejo deseo<br />

de los dirigentes del <strong>Santander</strong>: la absorción<br />

completa del Banco de Torrelavega, que<br />

se concluyó de manera amistosa. Como resultado<br />

de ello, la oficina abierta en la capital del<br />

Besaya y las de Cabezón de la Sal y Molledo-<br />

Portolín se incorporaron a la organización<br />

del paseo de Pereda. 10<br />

Como el Consejo de Administración se mostraba<br />

«convencido del acierto de la política de<br />

apertura de sucursales en localidades en que,<br />

por diferentes razones, nuestra presencia está<br />

justificada», en ejercicios siguientes se continuó<br />

con la inauguración de más establecimientos. 11<br />

En 1943 abrió la primera agencia urbana en la<br />

ciudad de <strong>Santander</strong>, en el número 2 de la calle<br />

Amós de Escalante. 12 Después, el Banco se lanzó<br />

a la conquista de plazas más apartadas. En 1945<br />

se proyectaron sendas sucursales en Málaga,<br />

abierta una de ellas ese mismo año, y en Sevilla,<br />

que empezó a funcionar en 1946, convirtiéndose<br />

en corto tiempo en una de las más rentables. 13<br />

La Memoria del Banco correspondiente a 1945<br />

justificó la elección de estas ciudades destacando<br />

sus importantes «conexiones industriales»<br />

y aludiendo a la tradicional vinculación mercantil<br />

entre las capitales andaluzas y el puerto<br />

de <strong>Santander</strong>, así como a la numerosa colonia<br />

cántabra avecindada en el sur de España. 14<br />

Las anteriores iniciativas fueron tan sólo<br />

el prolegómeno de una operación cuya trascendencia<br />

no es exagerada: la compra del Banco<br />

Mercantil, uno de los hitos más destacados en<br />

la historia del Banco de <strong>Santander</strong>. Fue una<br />

operación de gran calado, que tuvo un complejo<br />

proceso de gestación, alteró el mercado<br />

financiero regional y causó una verdadera conmoción<br />

en la capital cántabra, pues, como<br />

sabemos, existían lazos familiares y de amistad<br />

entre los consejeros y responsables de ambos<br />

bancos; más aún, la absorción catapultó a<br />

la ya veterana sociedad de crédito al séptimo<br />

lugar del escalafón bancario nacional.<br />

Aunque las relaciones entre el <strong>Santander</strong> y<br />

el Mercantil habían mejorado desde los acontecimientos<br />

de 1899, este nuevo episodio hizo<br />

revivir las antiguas disputas y enfrentamientos<br />

de las familias situadas en uno y otro bando.<br />

Hasta la Guerra Civil, el segundo había dominado<br />

la escena bancaria de la Montaña, con<br />

unos recursos totales que representaban más<br />

del 60 por ciento de la región. Pese a ello, el<br />

<strong>Santander</strong> había ido ganando terreno poco a<br />

poco, atrayendo un volumen creciente de depósitos,<br />

mientras que el Mercantil había perdido<br />

fuerzas y daba signos de un agotamiento irreversible.<br />

Tras la incorporación de su filial de<br />

Torrelavega, la cifra de negocios del <strong>Santander</strong><br />

en la región se había acrecentado, llegando a<br />

descontar una mayor cantidad de efectos comerciales<br />

que su rival. Gracias a la ampliación<br />

de capital de 1942 contaba también con<br />

mayores disponibilidades líquidas que su<br />

competidor de la calle del Martillo. Ahora el


El Banco de <strong>Santander</strong> en Madrid<br />

A finales de 1941 se decidió que el Banco debía estar<br />

representado en Madrid. Para acelerar su presencia cuanto<br />

antes, se compró el Banco de Ávila en 1942. Enseguida,<br />

ocuparon el inmueble que la entidad abulense poseía en las<br />

inmediaciones de la calle Alcalá, centro financiero de la capital.


<strong>Santander</strong> era una entidad más dinámica y con<br />

más recursos que su antaño temible rival. En<br />

aquellos tiempos de generalizada «hambruna<br />

de bancos», el Mercantil resultaba una presa<br />

apetitosa, con una acción bien valorada y una<br />

sólida cartera de títulos industriales y Deuda<br />

Pública. El <strong>Santander</strong> deseaba conservar<br />

las cordiales relaciones de vecindad anudadas<br />

entre ambas instituciones durante décadas y<br />

los vínculos de amistad entre sus respectivos<br />

responsables. Pero a partir de un determinado<br />

momento eso ya no fue posible. El primer<br />

La absorción del Mercantil fue una<br />

espléndida jugada que catapultaría a<br />

la institución montañesa al ranking<br />

nacional de entidades de crédito<br />

motivo de fricción se produjo a consecuencia<br />

de la negativa del Mercantil a coordinar una<br />

política de tipos de interés común. Esto contrarió<br />

a los dirigentes del <strong>Santander</strong> y agrió<br />

algo el buen entendimiento entre los directivos<br />

de una y otra entidad, pero no supuso un obstáculo<br />

para que continuaran colaborando en<br />

otras esferas. Compartían intereses en diversas<br />

empresas industriales, como Nueva Montaña,<br />

Ibérica del Nitrógeno, Electra de Viesgo o la<br />

Sociedad Española de Construcción Naval, en<br />

cuyos consejos de administración se sentaban<br />

representantes de ambas entidades defendiendo<br />

posiciones muy parecidas.<br />

En diciembre de 1944 se desataron rumores<br />

acerca de la posible absorción del Banco Mercantil<br />

por una gran institución de crédito nacional<br />

(el Banco Español de Crédito, entonces<br />

presidido por <strong>Pablo</strong> Garnica). Pecando de cierta<br />

indiscreción, éste último había revelado, tras<br />

la celebración de una Junta General de accionistas<br />

del Mercantil, su interés por la entidad,<br />

pues consideraba que sus acciones estaban infravaloradas.<br />

Las declaraciones de Garnica provocaron<br />

una indisimulada inquietud en el ambiente<br />

financiero de la Montaña, a la vista de la<br />

agresiva expansión emprendida por la institución<br />

madrileña desde el final de la Guerra Civil.<br />

Según relató Botín en un informe presentado al<br />

Consejo de Administración del <strong>Santander</strong>, destacados<br />

accionistas del Mercantil manifestaron su<br />

Adquisición del Banco Mercantil<br />

En 1946, el Banco de <strong>Santander</strong> se hizo por fin con el<br />

Mercantil, poniendo punto final a su ancestral competencia<br />

en Cantabria. Sin embargo, el <strong>Santander</strong> no era la única<br />

entidad que pretendía al Banco Mercantil y tuvo que recurrir<br />

a hábiles y arriesgadas maniobras para alcanzar su objetivo.<br />

malestar, como también lo hicieron «elementos<br />

representativos» de la región. 15 Para el director<br />

general, las pretensiones de Banesto revestían<br />

serios peligros, pues significaban un incremento<br />

inesperado en el nivel de concurrencia<br />

en el mercado financiero cántabro. Sostenía<br />

que la competencia con un banco nacional de<br />

la envergadura del Español de Crédito, muy<br />

superior en recursos, minaría las bases sobre<br />

las que se asentaba la clientela tradicional del<br />

<strong>Santander</strong>, que no podía permanecer impasible<br />

ante tamaño desafío. Tenía que reaccionar si<br />

deseaba salvaguardar su posición en el mercado<br />

montañés y tenía que hacerlo pronto incluso<br />

para asegurar su propio futuro. Se jugaba el ser<br />

o no ser en el mercado financiero regional y,<br />

por ende, también en el nacional. La operación<br />

puso a prueba la capacidad de respuesta de los<br />

responsables del <strong>Santander</strong>, quienes tuvieron<br />

que derrochar imaginación, diseñar una complicada<br />

estrategia no exenta de dificultades y<br />

demostrar buenas dosis de arrojo para engullir<br />

una entidad de parecida envergadura a la suya.<br />

Pasado un tiempo el propio Botín hizo memoria<br />

de cuál fue el planteamiento que se hizo<br />

ante la lucha por el Mercantil:<br />

En esa fecha [1946] otra prestigiosa entidad bancaria<br />

nacional, en uso de su perfecto derecho, pensó adquirir<br />

el otro banco regional de <strong>Santander</strong>, el Banco Mercantil.<br />

Las negociaciones, llevadas a cabo con gran secreto, estaban<br />

muy avanzadas cuando llegaron a mi conocimiento.<br />

Estimé que la operación proyectada, si tenía éxito, no era<br />

buena para los intereses de Cantabria ni, desde luego,<br />

para el Banco de <strong>Santander</strong> y por ello decidí hacer cuanto<br />

estuviera en mi mano para evitarla; [porque] en aquellos<br />

años había una ley que impedía la apertura de sucursales.<br />

El único camino de expansión y de poder llegar —lo que<br />

era nuestra ambición— a ser un gran banco nacional, era<br />

la compra de otros bancos. Fuimos afortunados. 16<br />

La estrategia descansó en dos pilares: la discreta<br />

adquisición de un importante paquete de<br />

acciones del Mercantil con el fin de lograr una<br />

posición de control de la entidad y el desarrollo<br />

simultáneo de conversaciones con sus directivos<br />

para persuadirles de la bondad de una<br />

fusión amistosa. La operación implicó vencer<br />

la resistencia del Mercantil, echar un pulso al<br />

Banco Español de Crédito y convencer a la Dirección<br />

General de Banca y Bolsa, para que autorizara<br />

la absorción. Para sostener este pulso<br />

Botín contó con el apoyo incondicional de Briz<br />

Larín y de Abarca, y con ayuda de un aliado de<br />

fuste, Ignacio Villalonga, presidente del Banco<br />

Central; también contó con el respaldo de los<br />

Banco de Torrelavega<br />

El Banco de Torrelavega, nacido como filial del<br />

<strong>Santander</strong> en 1920, fue finalmente absorbido por<br />

sus fundadores en 1942. Esta actuación estaba motivada<br />

por el creciente volumen de negocio en la región que<br />

exigía la creación de nuevas sucursales.<br />

EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939–1962 149


Isidoro del Campo<br />

Ante la evidencia de la venta del Banco Mercantil,<br />

Isidoro del Campo, máximo responsable de la<br />

entidad, fue, en un principio, más proclive a negociar<br />

con el Banco Español de Crédito. No obstante,<br />

terminó vendiendo al Banco de <strong>Santander</strong><br />

y formando parte de su Consejo.<br />

150 EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939-1962<br />

accionistas y con la fuerza de sus propias convicciones<br />

acerca de la oportunidad que para el <strong>Santander</strong><br />

significaría su unión con el Mercantil.<br />

El modo en que se fraguó la fusión constituye<br />

un buen ejemplo del proceder de la entidad<br />

en aquellos años. Tras desvelarse las intenciones<br />

del Español de Crédito, el Consejo del <strong>Santander</strong><br />

acordó comprar acciones de su rival de<br />

forma abierta y a través de dos filiales, Inmobiliaria<br />

Española del Centro y Sociedad General<br />

Financiera e Inmobiliaria, hasta hacerse con<br />

un «importantísimo paquete» de 7.000 títulos.<br />

Al mismo tiempo, el director general del <strong>Santander</strong><br />

recomendó a su homónimo del Mercantil,<br />

Luis Catalán, que emprendiese una acción similar<br />

con objeto de reforzar su posición. Como<br />

en la calle del Martillo desoyeron esta sugerencia,<br />

los responsables del paseo de Pereda intensificaron<br />

la compra de acciones hasta llegar a las diez<br />

mil. 17 El mismo Botín explicó, años después, la<br />

estrategia seguida para hacerse con la mayor<br />

parte de los títulos. Escribía Botín en 1987:<br />

Permitidme recordarlo con emoción. Aquello fue una lucha<br />

cruel en la que con ayuda de la Providencia y de mi<br />

gran colaborador, <strong>Pablo</strong> Tarrero, nos tocó ganar. Durante<br />

meses, Tarrero y yo visitamos a los dueños de las treinta<br />

mil acciones que tenía el Banco Mercantil para intentar<br />

convencerles de que nuestra propuesta de canje de acciones<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> era muy favorable a sus intereses.<br />

La mayor parte siguieron nuestro consejo y los que<br />

así lo hicieron han tenido beneficios muy importantes y,<br />

en algunos casos, enormes. 18<br />

La reacción de los responsables del Mercantil<br />

ante los movimientos del <strong>Santander</strong> y del Español<br />

de Crédito, embarcado asimismo en una frenética<br />

compra de títulos, fue anunciar una ampliación<br />

de capital para impedir su absorción por<br />

cualquiera de las entidades en liza. Cuando en<br />

junio de 1945 comenzaron los preparativos para<br />

convocar la Junta General Extraordinaria que<br />

debía aprobar la citada ampliación, Botín efectuó<br />

un nuevo acercamiento a los hombres del<br />

Mercantil. 19 Estos deseaban retener en cartera,<br />

a disposición del Consejo de Administración,<br />

dos tercios de las nuevas acciones para ponerlas<br />

en circulación cuando se estimara conveniente.<br />

La idea no le gustó a Botín, quien, en lógica<br />

con los intereses del <strong>Santander</strong>, prefería que el<br />

capital se distribuyese de manera proporcional<br />

entre los accionistas. 20 Ante la falta de entendimiento,<br />

los del paseo de Pereda prosiguieron<br />

con la compra de más acciones de su rival y<br />

haciéndose de manera discreta con la representación<br />

legal de otros accionistas partidarios<br />

de su estrategia. Descubierta la abrumadora<br />

posición de control del <strong>Santander</strong>, a los responsables<br />

del Mercantil no les quedó más remedio<br />

que ceder. Isidoro del Campo comunicó a Briz<br />

Larín y a Estanislao Abarca su disposición al<br />

compromiso. La respuesta del Consejo del <strong>Santander</strong><br />

fue inmediata: suspendió la compra de<br />

acciones y manifestó su disposición a «proceder<br />

en inteligencia con el [Mercantil], llegando al<br />

establecimiento de pactos amplios y convenientes<br />

para los intereses de ambas entidades». 21<br />

A finales del verano de 1945 se anunció un<br />

acuerdo por el cual la sociedad del paseo de Pereda<br />

se hacía cargo de los negocios del Banco<br />

Mercantil. La noticia causó «un nada disimulado<br />

escándalo en el Bolsín de <strong>Santander</strong>» 22 y un<br />

auténtico revuelo en la ciudad. Como relataron<br />

los cronistas de la época:<br />

La playa del Sardinero […] punto de veraneo natural,<br />

este año encerraba también la atracción de reñirse en las<br />

orillas de la pintoresca bahía montañesa […] una de esas<br />

silenciosas batallas de la finanza nacional. Se trataba, sencillamente,<br />

de convertir en una sola entidad las dos entidades<br />

de prestigio de la región. […] El hecho tiene para<br />

<strong>Santander</strong> una importancia financiera desusada. Porque<br />

no se trata solamente de que la fusión de las dos entidades<br />

vigorice más y más las posibilidades financieras de<br />

la región, dando mayor prestancia al papel de la banca<br />

regional, como creadora de nuevos núcleos industriales<br />

o comerciales; en el fondo, lo que ocurre es que la banca<br />

santanderina, mediante esta concentración, consigue<br />

constituir un instrumento magnífico de expansión. 23<br />

Los planes del <strong>Santander</strong> también suscitaron<br />

recelos y reticencias en medios bancarios de<br />

la capital, por lo que Emilio Botín resolvió<br />

explicar los acuerdos a los que había llegado<br />

con el Mercantil. Contactó con diversos representantes<br />

de entidades bancarias nacionales,<br />

entre ellos con <strong>Pablo</strong> Garnica, presidente de<br />

Banesto y presidente asimismo de la Asociación<br />

de la Banca Española, y con el director<br />

General de Banca y Bolsa, a quienes explicó la<br />

operación con la finalidad de «alejar [...] todo<br />

concepto o juicio equivocado que pudieran<br />

formar, basado en informaciones y referencias<br />

apasionadas o tendenciosas». 24<br />

Ahora bien, el pacto verbal entre presidentes<br />

del mes de junio no disipó todos los problemas<br />

y pronto surgieron ciertas desavenencias:<br />

mientras el <strong>Santander</strong> quería sentar tres vocales<br />

en el Consejo del Mercantil, éste prefería una<br />

incorporación paulatina a medida que se produjesen<br />

vacantes. Otras discrepancias condujeron<br />

a un punto en el cual, de forma inesperada,


Villalonga y Botín El presidente del Banco Central, Ignacio Villalonga, y Emilio Botín, presidente del <strong>Santander</strong>, tuvieron una estrecha relación tanto en lo personal como en el terreno<br />

profesional. Fruto de su amistad fue un común respeto y apoyo en numerosas operaciones financieras.<br />

el Consejo del Mercantil rechazó las bases del<br />

convenio presentado por el <strong>Santander</strong>, lo que<br />

irritó sobremanera al dúo Briz-Botín. 25 Su respuesta<br />

fue reanudar la compra de acciones,<br />

dada «la constante y tenaz oposición de los<br />

elementos directivos de la referida entidad bancaria»<br />

a la consecución de un acuerdo. Esto no<br />

significó abandonar las conversaciones, aunque<br />

la cúpula directiva del Mercantil se enclaustró<br />

en una postura que no tenía ninguna salida; fue<br />

necesario, sin embargo, que el <strong>Santander</strong> enseñase<br />

músculo, nada menos que la propiedad<br />

de un tercio del capital social, para vencer las<br />

resistencias de su rival. Para salir del atolladero,<br />

Isidoro del Campo sugirió dar entrada en las<br />

conversaciones a Banesto «dados los compromisos<br />

existentes entre el Banco Mercantil y el<br />

Banco Español de Crédito», sin cuya presencia<br />

nada podría tratarse. 26 Para evitar sorpresas, el<br />

Consejo del <strong>Santander</strong> se adelantó enviando a<br />

Emilio Botín a parlamentar con <strong>Pablo</strong> Garnica;<br />

la decisión fue acertada pues los dos banqueros<br />

llegaron a una buena entente sin grandes dificultades.<br />

27 En el Consejo de Administración del<br />

16 de agosto de 1945, Emilio Botín informó de<br />

sus actuaciones, repasó los pasos que se habían<br />

dado y propuso solicitar sin mayor demora «la<br />

necesaria autorización de la Dirección General<br />

de Banca para la fusión de ambas entidades»;<br />

además, con el fin de evitar posibles fricciones,<br />

sugirió la conveniencia de dar entrada en el<br />

Consejo de Administración del Banco de <strong>Santander</strong><br />

a todos los consejeros del Mercantil, así<br />

como a su director general.<br />

Conocido el pacto entre Botín y Garnica,<br />

la resistencia del Mercantil se vino abajo. No<br />

aparecieron nuevos obstáculos a la absorción y<br />

Luis Catalán reconoció que «a falta de esta solución,<br />

inevitablemente, [el Mercantil] hubiera<br />

desaparecido a manos de otra entidad [el Español<br />

de Crédito], habida cuenta de los compromisos<br />

adquiridos». 28 En consecuencia, el<br />

día 28 de agosto los dos presidentes, Saturnino<br />

Briz Larín e Isidoro del Campo anunciaron<br />

a la prensa haber alcanzado un «acuerdo de<br />

fusión», expresión a todas luces eufemística<br />

para designar lo que era una clara operación<br />

de absorción. Los responsables directivos del<br />

Mercantil cedieron todas sus acciones al <strong>Santander</strong><br />

y se integraron en su Consejo de Administración.<br />

Asimismo, el Español de Crédito<br />

traspasó sus acciones al <strong>Santander</strong> a cambio<br />

de las sucursales del Mercantil en León y<br />

Torrelavega. En agosto de 1945, Emilio Botín se<br />

encontraba ya al mando de los negocios de<br />

la entidad de la calle del Martillo y comenzó<br />

una frenética actividad para lograr la integración<br />

de ambos bancos en el menor tiempo<br />

posible. La absorción se completó durante el<br />

siguiente año. Hubo que ajustar numerosas facetas<br />

de funcionamiento, pero no se presentaron<br />

fricciones, de modo que la unión de ambas<br />

sociedades discurrió por cauces amistosos y con<br />

EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939–1962 151


normalidad. Se fusionaron sucursales, otras se<br />

intercambiaron con el Banco Español de Crédito<br />

y también se cerraron algunas. Se procedió a<br />

una reforma de los estatutos del Banco y hubo<br />

que agrandar las instalaciones con vistas a alojar<br />

las actividades del Mercantil. 29 No de menor<br />

trascendencia fue la decisión de efectuar una<br />

nueva ampliación de capital hasta los 60 millones<br />

para hacer frente a los retos y obligaciones<br />

derivados de la operación. 30<br />

En la Junta Extraordinaria de accionistas<br />

en la que se informó sobre la absorción, Ignacio<br />

Villalonga, un hombre admirado por Briz<br />

Larín y por Botín, abundó en la trascendencia<br />

de una jugada financiera que «colocaría [al<br />

Banco de <strong>Santander</strong>] en el número siete de los<br />

grandes bancos en cuanto a las cifras del balance<br />

y en una de las primeras en cuanto a prestigio y<br />

en cuanto a crédito». 31 En la Memoria del Banco<br />

correspondiente a 1945 Botín rindió cuenta de la<br />

inteligencia alcanzada con el Mercantil, expresando<br />

la satisfacción que suponía informar a los<br />

accionistas de la marcha de los negocios en un<br />

año en que se había registrado «un avance muy<br />

considerable en el camino hacia la grandeza<br />

de nuestra institución». La autorización gubernativa<br />

fue concedida en mayo de 1946 con la<br />

condición de que se cerrasen cinco de las sucursales<br />

del Banco Mercantil. 32 El 19 de julio<br />

de 1946 se firmó la escritura de absorción, disolución<br />

y liquidación del Banco Mercantil. Culminó<br />

así lo que la Memoria de 1946 calificó de<br />

«paso decisivo» para el porvenir del Banco.<br />

Gracias a la incorporación de la red de oficinas<br />

del Mercantil, el Banco de <strong>Santander</strong> pasó<br />

a tener 55 sucursales (incluyendo dos agencias<br />

urbanas), 16 en la región cántabra y 37 fuera de<br />

ella, principalmente en Castilla-León, Asturias<br />

y La Rioja (Mapa 1, p. 172). No hay duda de que<br />

el mercado aprobó la operación renovando su<br />

confianza en una institución que atraía ahora<br />

un volumen de depósitos cercano a los 700 millones<br />

de pesetas, un 25 por ciento superior a la<br />

suma de las entidades fusionadas. Las inversiones<br />

también se incrementaron por encima de la<br />

mera adición de las operaciones de ambas entidades:<br />

a finales de 1946 los créditos y el descuento<br />

de efectos comerciales eran un 45 por ciento<br />

más elevados que los concedidos por Mercantil<br />

y <strong>Santander</strong> el año anterior. Como consecuencia<br />

de la vocación de banca mixta que había tenido<br />

el Mercantil desde sus orígenes en 1899, el <strong>Santander</strong><br />

recibió como herencia una abultada<br />

cartera de valores industriales, lo cual quedó<br />

reflejado en el notable aumento de este epígrafe<br />

en el activo, cuyo importe se duplicó de los<br />

152 EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939-1962<br />

60 millones de 1944 a los 127 en 1946. 33 De igual<br />

modo, la cartera de títulos públicos aumentó de<br />

los 140 millones de 1945 hasta los 318 millones<br />

de pesetas de 1946. En el Bolsín de <strong>Santander</strong> el<br />

mercado también bendijo la operación: la cotización<br />

de las acciones del <strong>Santander</strong> se disparó,<br />

sobrepasando cotas históricas, si bien es cierto<br />

que en ejercicios posteriores retrocedió a causa<br />

de la situación general de la economía.<br />

De acuerdo con los analistas de la época la<br />

absorción fue «una de las más acertadas operaciones<br />

de concentración bancaria que se hayan<br />

realizado en los últimos tiempos». 34 Incrementó<br />

el potencial del <strong>Santander</strong> y multiplicó su<br />

capacidad de expansión. En 1947 los depósitos<br />

de clientes rebasaron la barrera de los 1.000<br />

millones de pesetas y la pequeña sociedad de la<br />

Montaña se convirtió en una entidad de crédito<br />

de ámbito nacional, un rango que tuvo reconocimiento<br />

oficial en la clasificación efectuada<br />

por la ley de Ordenación Bancaria de 1946.<br />

A Saturnino Briz Larín y a Emilio Botín,<br />

con la ayuda inestimable de <strong>Pablo</strong> Tarrero, les<br />

cabe el mérito de haber protagonizado una de<br />

las operaciones financieras más trascendentes<br />

en la vida del Banco de <strong>Santander</strong>. 35 La compra<br />

del Mercantil es un hito en la historia del Banco<br />

que creemos debe situarse al mismo nivel que<br />

otros hitos posteriores, como la adquisición de<br />

Banesto en 1994 o como la fusión con el Banco<br />

Central Hispano en 1999.<br />

La expansión del <strong>Santander</strong><br />

en los años del statu quo<br />

Crecer fue el principal objetivo de la entidad de<br />

la Montaña durante el largo periodo autárquico.<br />

Situarse entre los grandes se convirtió en el afán<br />

indisimulado de sus responsables: Briz y Abarca<br />

fueron convencidos por su joven director<br />

general de la ineludible necesidad de agrandar<br />

el volumen de negocios para afianzar el futuro<br />

de la institución. Luego sería el propio Emilio<br />

Botín quien se encargara de materializar esa<br />

misma idea, secundado por un puñado de leales<br />

colaboradores entre los cuales sobresale <strong>Pablo</strong><br />

Tarrero, director de la entidad desde 1950.<br />

Aumentar de tamaño constituyó la expresión<br />

más visible del éxito de la entidad, el orgullo<br />

de sus directivos y empleados, muchos de los<br />

cuales se consideraban propietarios más que<br />

simples trabajadores, y también una manera<br />

de comprometer en el proyecto al accionariado<br />

tradicional y fiel. La estrategia de crecimiento<br />

descansó en cuatro pilares: ampliaciones de<br />

capital para dotar al Banco de solidez interna;<br />

adquisición de entidades de crédito para añadir<br />

valor a la empresa y extender el ámbito de los<br />

negocios; acuerdos con sociedades de crédito<br />

afines para ganar cuota de mercado; y apertura<br />

incesante de sucursales para conquistar geografía<br />

y captar clientela en un marco financiero en<br />

el que la competencia vía precios estaba vedada.<br />

No existe el menor atisbo de duda de que la estrategia<br />

se saldó con un triunfo rotundo: la cifra<br />

de negocios se multiplicó por veinte y el número<br />

de oficinas alcanzó la cifra mágica de cien a<br />

finales de los años cincuenta. En 1945 el Banco<br />

de <strong>Santander</strong> no figuraba en el ranking nacional<br />

entre los diez primeros; en 1952, ocupaba<br />

ya el sexto puesto por volumen de depósitos, si<br />

bien todavía a una distancia abismal de los tres<br />

primeros; y en 1962, aunque su posición seguía<br />

En 1945 el Banco de <strong>Santander</strong> no<br />

figuraba en el ranking nacional entre<br />

los diez primeros; en 1952, ocupaba ya<br />

el sexto puesto por volumen de depósitos<br />

siendo la misma, el importe de sus fondos ajenos,<br />

más de 18.000 millones de pesetas, le habían<br />

acercado a la cabecera de la lista.<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> realizó un total de<br />

cuatro ampliaciones de capital. La primera y<br />

la segunda, en 1942 y 1946, hasta los 25 y los<br />

60 millones de pesetas respectivamente, ya las<br />

hemos mencionado. En 1950, con Emilio Botín<br />

ya en la presidencia, se efectuó una tercera,<br />

que llevó la cifra del capital social hasta los 100<br />

millones de pesetas; se ofrecieron a los antiguos<br />

accionistas 60.000 títulos que fueron suscritos<br />

casi en su totalidad, mientras que el resto se<br />

colocó en el mercado entre nuevos inversores. 36<br />

Luego, el continuado crecimiento de la economía<br />

durante los años cincuenta, cuya repercusión en<br />

los balances del Banco es bien patente, hizo necesaria<br />

una cuarta ampliación en 1957; se trató<br />

casi de una exigencia a la vista del espectacular<br />

progreso registrado por los fondos ajenos. Así se<br />

reconocía en la Memoria de la entidad cuando<br />

se afirmaba que la operación era «aconsejable por<br />

la fuerte expansión de los negocios del Banco<br />

durante la última época». El Consejo de Administración<br />

afrontó esta operación con mucha<br />

confianza en sus posibilidades, como demuestra<br />

el hecho de que decidieran doblar de golpe el<br />

capital social hasta los 200 millones de pesetas.<br />

La ampliación se aprobó en una Junta General<br />

Extraordinaria de 21 de enero, coincidiendo


Banco Soler y Torra<br />

Dentro de la política de compras y adquisiciones<br />

de otras entidades, en 1957 el Banco de <strong>Santander</strong><br />

obtuvo la prestigiosa firma Soler y Torra. Este<br />

banco aportó una saneada cartera comercial<br />

e importantes valores industriales.<br />

con el centenario de la institución. Dirigida la<br />

operación de forma personal por Botín, los<br />

nuevos títulos se pusieron en circulación de forma<br />

gradual y preferentemente entre antiguos accionistas,<br />

quienes suscribieron la totalidad de la<br />

ampliación; los 200 millones quedaron desembolsados<br />

al completo en 1961. 37<br />

El segundo pilar de la estrategia de crecimiento<br />

descansó en la adquisición de pequeñas<br />

entidades para implantarse en zonas del territorio<br />

nacional difícilmente accesibles de otro<br />

modo. Como declaró el propio Emilio Botín en<br />

una entrevista posterior «la compra de otros<br />

bancos era el único camino de expansión y de<br />

poder llegar a ser un gran Banco nacional». 38<br />

A este mecanismo también recurrieron, como<br />

ya se ha apuntado, la mayoría de las grandes<br />

sociedades de crédito, pese al restrictivo marco<br />

legal en vigor desde la Guerra Civil. En conjunto<br />

el <strong>Santander</strong> compró nueve bancos. Ya<br />

hemos mencionado las primeras adquisiciones,<br />

las del Torrelavega, Ávila, Herrero Riva y<br />

Mercantil. En 1952 tuvo lugar la absorción de<br />

la casa privada Hijos de Vázquez López, que<br />

facilitó la apertura de una sucursal en Huelva.<br />

Al año siguiente le tocó el turno al Agrario de<br />

Baleares, con su oficina de Palma de Mallorca.<br />

La operación más significativa se produjo en<br />

1957, cuando los responsables del paseo de Pereda<br />

compraron el Banco Soler y Torra, una firma,<br />

como aseguraba la Memoria de ese año, «de<br />

gran arraigo en Cataluña y cuyo especial prestigio<br />

entre el público inversionista es ya tradicional».<br />

39 Establecida en 1917 por Ignacio Soler de<br />

la Riva y José María Torra y Martí, se trataba<br />

de una institución de valores que había logrado<br />

sobrevivir durante la Guerra Civil; netamente<br />

barcelonesa y enraizada en la ciudad condal,<br />

conservaba costumbres y prácticas bancarias<br />

un tanto obsoletas y fuera de uso, pero con un<br />

personal muy competente y un prestigio y ambiente<br />

familiar que le garantizaba una clientela<br />

selecta. La entidad ofrecía buenos dividendos,<br />

pero los dirigentes del <strong>Santander</strong> consideraron<br />

que un cambio de organización y funcionamiento<br />

mejoraría sus resultados. Soler y Torra<br />

aportó una saneada cartera comercial e importantes<br />

valores industriales como Aguas de<br />

Barcelona, Fomento de Obras y Construcciones,<br />

Ferrocarriles Catalanes, Sociedad Española<br />

de Carburos Metálicos y Fuerzas Eléctricas<br />

de Cataluña, todos muy del agrado de Emilio<br />

Botín. En el capítulo de oficinas, además de<br />

algunas agencias urbanas en Barcelona, cedió<br />

una tranquila sucursal en Madrid dedicada al<br />

arbitraje de valores; otra en Vich, donde había<br />

adquirido una excelente clientela, interesada<br />

en inversiones bursátiles. Los fundadores continuaron<br />

vinculados a la entidad: Soler de la<br />

Riva fue nombrado consejero del <strong>Santander</strong>,<br />

mientras Torra, con el cargo de director general,<br />

se hizo cargo del Banco absorbido, que, en<br />

los primeros años, conservó su independencia,<br />

hasta que en 1964 acordó domiciliarse en Madrid,<br />

traspasando todas sus oficinas de Cataluña<br />

a la sociedad matriz, y cambió de nombre, convirtiéndose<br />

en el Banco Comercial para América,<br />

participado al 50 por ciento entre el <strong>Santander</strong><br />

y el Bank of America.<br />

La absorción de Soler y Torra consolidó la posición<br />

del <strong>Santander</strong> en Barcelona, pero no le dio<br />

entrada a las prósperas comarcas catalanas, con<br />

la excepción de Vich. Para compensar esta laguna<br />

obtuvo el control de dos pequeñas entidades,<br />

la Banca Majó Hermanos, que en 1958 figuraba<br />

como el banco de menor capital de España, con<br />

50.000 pesetas, y que luego se convirtió en el<br />

Banco Mataró; y el Banco Alfonso Mon Pascual,<br />

de Santa Coloma de Farnés, llamado después<br />

Banco de Fomento de Gerona, con derecho a establecerse<br />

en la capital de la provincia. Ambos se<br />

integraron en el <strong>Santander</strong> en 1968.<br />

Casi tan estratégicos como las compras de<br />

entidades fueron los convenios firmados con<br />

otras instituciones afines. Uno de los más llamativos<br />

fue el cerrado con el Banco Central,<br />

En 1950, con Emilio Botín ya en la<br />

presidencia, se efectuó una tercera<br />

ampliación de capital que elevó<br />

la cifra a 100 millones de pesetas<br />

fruto, sin duda, de las buenas relaciones y respeto<br />

mutuo entre Emilio Botín e Ignacio Villalonga.<br />

A mediados de los cuarenta, el <strong>Santander</strong><br />

se acercó a la sociedad madrileña para<br />

proponerle un trato en torno al viejo Banco<br />

Hispano Colonial, una institución catalana de<br />

solera que desde 1934 se encontraba bajo la órbita<br />

del Central. Hubo tal entendimiento que<br />

en 1945 los del paseo de Pereda habían logrado<br />

obtener una posición destacada en el Hispano<br />

Colonial (25.000 acciones). No hubo apertura<br />

de oficinas, pero el acuerdo permitió la participación<br />

del <strong>Santander</strong> en los «negocios amplísimos<br />

de tan importante entidad, de gran<br />

arraigo en Cataluña». 40 En 1948 el Banco Hispano<br />

Colonial estuvo a punto de suspender pagos,<br />

pero salió adelante gracias a la hábil defensa<br />

de la entidad que efectuaron Botín y Villalonga<br />

ante el Banco de España y el Consejo Superior<br />

EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939–1962 153


Banco Hispano Colonial<br />

El Banco Hispano Colonial es otro ejemplo más de la<br />

estrategia entre el Central y el <strong>Santander</strong> urdida por sus<br />

dirigentes. El Banco catalán se vio obligado a suspender<br />

pagos en 1948 y el <strong>Santander</strong> y Central aunaron<br />

esfuerzos para reflotar la quiebra. El resultado fue que<br />

el Banco Central se quedó con el Hispano Colonial y el<br />

<strong>Santander</strong> obtuvo una importante presencia en<br />

empresas catalanas participadas por éste.<br />

Entidades absorbidas por<br />

el Banco de <strong>Santander</strong> (1942-1962)<br />

Entidad adquirida Año<br />

Banco de Torrelavega<br />

Banco de Ávila<br />

Banco Herrero Riva<br />

1942<br />

Banco Mercantil 1946<br />

Hijos de Vázquez López 1952<br />

Banco Agrario de Baleares 1953<br />

Banco Soler y Torra 1956<br />

Banco Majó Hermanos<br />

Banco Alfonso Mon Pascual<br />

1958<br />

154 EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939-1962<br />

Bancario, y también merced a unos créditos de<br />

salvamento que ambos establecimientos concedieron<br />

a la sociedad catalana. En 1950 se produjo<br />

la absorción de ésta última por el Banco<br />

Central, con el beneplácito del <strong>Santander</strong>, que<br />

poseía un importante paquete de acciones y<br />

que aprovechando la ocasión las canjeó por<br />

títulos del Banco Central, pues éstos ofrecían<br />

dividendos superiores. 41 Otro resultado de esta<br />

operación fue la entrada del Banco de <strong>Santander</strong><br />

en empresas industriales participadas por<br />

la entidad catalana, como la Compañía Española<br />

de Petróleos, la Sociedad Española de Carburos<br />

Metálicos, o la Sociedad de Aguas de<br />

Barcelona. Además, Botín y Villalonga acordaron<br />

que todas las acciones del Hispano Colonial<br />

que salieran a Bolsa fuesen adquiridas por<br />

la Compañía General de Inversiones, sociedad<br />

participada por sus bancos respectivos.<br />

Al margen de esta estrecha colaboración<br />

con el Central, en 1952 los responsables de<br />

la entidad cántabra cerraron sendos acuerdos<br />

con el Banco Aragonés de Crédito y con<br />

la Sociedad de Crédito y Docks de Barcelona,<br />

gracias a los cuales estas entidades traspasaron<br />

al <strong>Santander</strong> sus sucursales de Huesca y<br />

Cádiz. Al año siguiente un convenio con la<br />

Banca López Quesada, que cedió su sucursal<br />

de Bilbao, permitió a los santanderinos instalarse<br />

en esa plaza tan importante, mientras<br />

otro similar firmado con el Banco de Comercio<br />

llevó a la entidad de la Montaña a establecerse<br />

en Santa Cruz de Tenerife.<br />

En el epígrafe de acuerdos frustrados debemos<br />

incluir la operación con el Banco Pastor,<br />

la entidad presidida por Pedro Barrié de la<br />

Maza, conde de Fenosa, negociado a finales<br />

de 1958 y firmado a mediados de 1959. 42 La sociedad<br />

santanderina deseaba introducirse en<br />

el apetitoso mercado gallego, de gran tradición<br />

ahorradora, mientras que el Pastor aspiraba<br />

a compartir la red de sucursales que habían<br />

logrado tejer los cántabros. Tras diversas<br />

conversaciones entre los dos presidentes, el<br />

<strong>Santander</strong> le compró directamente al conde de<br />

Fenosa 6.565 acciones y se intercambiaron tres<br />

consejeros, uno de los cuales ocupó el puesto de<br />

vicepresidente (Botín en el Pastor y Barrié<br />

de la Maza en el <strong>Santander</strong>). Se estrecharon los<br />

lazos financieros entre los dos bancos, si bien<br />

se acordó que cada uno de ellos mantendría<br />

su propia personalidad. Cuando Villalonga se<br />

enteró de la alianza fraguada entre el presidente<br />

del Pastor y su amigo Emilio Botín, parece<br />

que se molestó por no haber sido informado.<br />

Éste trató de ofrecerle algunas explicaciones,<br />

pero durante un tiempo sus relaciones se enfriaron;<br />

luego, cuando el trato se deshizo, las<br />

aguas volvieron a su cauce y ambos banqueros<br />

reanudaron su amistad. Porque en efecto,<br />

las diferencias entre las dos instituciones eran<br />

notables: los de La Coruña tenían una fuerte<br />

vocación industrial, con intereses en sociedades<br />

eléctricas (Fenosa), de construcción naval<br />

(Astano) y en otros varios sectores. Hecha ya<br />

la operación, el análisis del activo que llevaron<br />

a cabo <strong>Pablo</strong> Tarrero y otros responsables del<br />

<strong>Santander</strong> puso de relieve una concentración<br />

excesiva en algunas empresas y una calidad del<br />

riesgo no del todo de su agrado. Botín propuso<br />

una revisión de la cartera industrial, a lo cual<br />

En 1957, coincidiendo con su<br />

centenario y ante el espectacular<br />

progreso registrado por los fondos<br />

ajenos, el Consejo decidió doblar<br />

el capital social hasta los doscientos<br />

millones de pesetas<br />

Barrié de la Maza no accedió. En uno de sus<br />

habituales informes al Consejo de Administración,<br />

el presidente manifestó con cierto desasosiego<br />

que el conde de Fenosa «desea seguir<br />

gobernando la entidad de la misma manera<br />

absolutamente personal con que lo ha hecho<br />

hasta el momento de nuestra entrada». A los<br />

pocos meses, la armonía inicial se quebró y el<br />

matrimonio entre las dos sociedades entró en<br />

crisis, desanudándose los lazos «porque ello<br />

era lo más aconsejable para cada una de las<br />

partes», según se manifiestó en la Memoria<br />

correspondiente a 1959; el divorcio fue de mutuo<br />

acuerdo, se devolvieron las acciones y cada<br />

consejero regresó a su casa matriz. No obstante<br />

la decepción que supuso la ruptura (entre<br />

el Pastor y el <strong>Santander</strong> hubiesen sumado 162<br />

oficinas repartidas por toda España), los del<br />

paseo de Pereda obtuvieron como compensación<br />

de los sinsabores una joya de gran valor:<br />

la sucursal de Gijón, una plaza eminentemente<br />

ahorradora sobre la que los cántabros habían<br />

puesto los ojos desde hacía mucho tiempo. 43<br />

Estos convenios y conversaciones con otras<br />

entidades no distrajeron a Emilio Botín y a<br />

<strong>Pablo</strong> Tarrero de una de sus prioridades: la extensión<br />

de la red de sucursales con objeto de llevar<br />

el Banco a todos los confines de la península<br />

y de los territorios insulares. El camino no fue<br />

sencillo, pues el statu quo decretado en 1939<br />

hacía depender la apertura de oficinas del censo<br />

de habitantes de cada plaza y del número de


Consejo de 1954 De izquierda a derecha: José María Jado Canales, Eduardo Ruiz de Huidobro, Rafael Calvo Briz, Marcos Ballesteros Mier, Ángel Jado Canales, Juan Martínez Gómez,<br />

Fernando María de Poveda Aparicio, Luis Catalán Fernández, Emilio Botín Sanz de Sautuola y López, <strong>Pablo</strong> Tarrero Rivero, Isidoro del Campo y Fernández-Hontoria, Ramón Quijano<br />

de la Colina, Gonzalo García de los Ríos y de la Pedraja, Marcelino Botín Sanz de Sautuola y López, Santiago Corral Pérez y Eduardo Pérez de la Riva.<br />

agencias ya establecidas, lo cual perjudicaba<br />

sobre todo a las entidades más pequeñas. En<br />

1948 la gente del <strong>Santander</strong> propuso al Consejo<br />

Superior Bancario una relajación de las normas<br />

para permitir el establecimiento de sucursales<br />

en aquellas plazas donde existiesen bolsas de<br />

comercio, pero no encontró eco en el Consejo<br />

Superior Bancario. Unos años después se escucharon<br />

voces en el Consejo de Administración<br />

quejándose de las complicaciones que encontraba<br />

el Banco para llevar a cabo sus planes<br />

de expansión. Hubo intentos de entendimiento<br />

con otras entidades para proponer una modificación<br />

de la legislación, pero las conversaciones<br />

no llegaron a buen puerto. Partidarios de<br />

una reforma radical eran el Bilbao, el Vizcaya<br />

y el Hispanoamericano, mientras que el Central,<br />

el Banesto y el <strong>Santander</strong> mantenían una<br />

postura más moderada. No hubo acuerdo: aunque<br />

es verdad que los dirigentes bancarios deseaban<br />

llenar el territorio nacional con sucursales para<br />

aprovechar el rápido crecimiento de aquellos<br />

años, también es cierto que desconfiaban de un<br />

régimen de libertad absoluto, temerosos de una<br />

excesiva concurrencia. Tras años de estricta<br />

reglamentación, los banqueros españoles no<br />

se sentían preparados para la libre competencia.<br />

No obstante, con el paso de los años las<br />

críticas al statu quo arreciaron. En la Memoria de<br />

1958 se vertían algunas quejas sobre las «escasas<br />

oportunidades que ofrece el sistema legal<br />

para la creación de nuevas oficinas bancarias».<br />

Y ya en 1961, con el Plan de Estabilización a<br />

pleno rendimiento, el <strong>Santander</strong> se manifestó<br />

partidario absoluto de la eliminación del statu<br />

quo. Como afirmó Botín en la presentación de la<br />

Memoria de ese ejercicio: «esperamos […] que<br />

pronto tenga fin esta regulación que en su día<br />

se calificó de provisional y que dura ya más de<br />

veinte años, pues, conforme al criterio que inspira<br />

la anunciada reforma bancaria, van a darse<br />

mayores facilidades y libertad para el ejercicio<br />

de la banca, así como igualdad de oportunidades<br />

en cuanto al establecimiento de nuevas<br />

sucursales y agencias». 44<br />

Con todo, pese a los obstáculos puestos por<br />

la legislación autárquica, los bancos lograron<br />

expandir su red de sucursales de forma notable.<br />

El <strong>Santander</strong> no se quedó atrás. Tras la absorción<br />

del Mercantil, que aportó un número<br />

considerable de agencias, se quiso reforzar la<br />

presencia de la entidad en Castilla-León y en Andalucía.<br />

Valladolid abrió en 1947, cumpliéndose<br />

una antigua aspiración, y ese mismo ejercicio<br />

EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939–1962 155


Agencia urbana en Madrid A partir de 1950, se impulsó la red de agencias urbanas, sobre todo en Madrid, donde en 1962<br />

el Banco ya contaba con veinticuatro. En la imagen, fachada de la agencia urbana número 9 en la Gran Vía madrileña.<br />

comenzó a funcionar la de Granada. En 1949 el<br />

Banco logró establecerse en Badajoz y Córdoba,<br />

y también en Las Palmas de Gran Canaria.<br />

En el decenio de los cincuenta no pasó ejercicio<br />

sin que se inaugurase una nueva sucursal; así,<br />

los del paseo de Pereda se fueron instalando sucesivamente<br />

en Almería, Barcelona, Zaragoza,<br />

Murcia, Valencia, Cartagena, Tenerife, por citar<br />

sólo las capitales de provincia. Se impulsó, además,<br />

la red de agencias urbanas, primero en<br />

Madrid («la importancia de nuestra sucursal<br />

en la capital de España así lo aconseja»), y a partir<br />

de 1953, en Barcelona. 45 Además se crearon<br />

pequeñas redes de agencias urbanas en Valencia,<br />

Bilbao, Zaragoza, Sevilla, Palma de Mallorca,<br />

Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de<br />

Tenerife, Murcia y San Sebastián.<br />

Pero sin duda una de las operaciones más<br />

espectaculares y que forma parte de la memoria<br />

mítica de la entidad fue la fraguada con los<br />

directivos del Fútbol Club Barcelona en 1957.<br />

Se trató de un audaz golpe de mano que permitió<br />

a los del <strong>Santander</strong> afianzarse en Cataluña,<br />

la región industrial española por antonomasia.<br />

Hasta entonces su presencia en la ciudad<br />

condal se limitaba a la agencia abierta en 1951<br />

en un local del paseo de Gracia, cedido por el<br />

Banco Central, y a las oficinas pertenecientes<br />

a Soler y Torra. La Dirección la ocupaba Juan<br />

156 EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939-1962<br />

José Martínez Vázquez, un hombre de empuje<br />

procedente de la emblemática sucursal de<br />

León, y la Subdirección estaba a cargo de José<br />

González Vidal, bancario de amplia experiencia,<br />

salido de la Banca Garriga Nogués.<br />

Recordemos que, en aquellos tiempos, el establecimiento<br />

de sucursales en un municipio<br />

dependía del censo de habitantes y la apertura<br />

de nuevas agencias del número de cuentas<br />

En los años cincuenta no pasó ejercicio<br />

sin que el Banco de <strong>Santander</strong> inaugurase<br />

nuevas sucursales. En 1962 estaba<br />

presente en todas las regiones españolas<br />

que manejaba cada entidad independientemente<br />

de cuál fuese su volumen o su movimiento:<br />

por cada 3.000 cuentas se autorizaba de manera<br />

automática la posibilidad de abrir otra oficina.<br />

La oportunidad para el <strong>Santander</strong> llegó cuando<br />

el Fútbol Club Barcelona buscó la ayuda de una<br />

o varias instituciones financieras para la construcción<br />

de un nuevo estadio en la avenida Diagonal.<br />

Se necesitaban 100 millones de pesetas,<br />

una cantidad muy respetable para la época y<br />

también para el Banco de <strong>Santander</strong>. Pero Botín<br />

y los miembros del Consejo de Administración<br />

no lo dudaron ni un momento, a pesar de que se<br />

trataba de una operación de gran envergadura<br />

y no exenta de dificultades, por los recelos y<br />

envidias que su intervención podía despertar<br />

en otras entidades. 46 Ahora bien, en lugar de<br />

un crédito propusieron colocar en el mercado<br />

obligaciones del club por ese mismo importe<br />

y se ofrecieron a asegurar la totalidad de la<br />

emisión, a un tipo del siete por ciento y a un<br />

cambio del 95 por ciento. En contrapartida,<br />

la entidad de <strong>Santander</strong> pidió la exclusiva de<br />

los servicios de tesorería y financieros del club<br />

por un periodo de diez años; además, el Barcelona<br />

debía comprometerse a solicitar de sus<br />

30.000 socios la apertura de una cuenta en el<br />

Banco. El acuerdo se cerró sin dificultades. En<br />

la operación del Camp Nou participaron directamente<br />

Emilio Botín, <strong>Pablo</strong> Tarrero y Juan<br />

José Martínez Vázquez, quienes montaron una<br />

engrasada logística para garantizar su buen<br />

desarrollo. El resultado de la operación fue<br />

espectacular: se trabajó a destajo para atender la<br />

suscripción de obligaciones y para proceder a<br />

la apertura de nuevas cuentas. En pocos meses el<br />

Banco captó miles de clientes, grandes y pequeños<br />

(muchas cuentas fueron de muy reducido<br />

importe), lo que le permitió conseguir la correspondiente<br />

autorización gubernativa para abrir<br />

nuevas sucursales, hasta once, en el área urbana<br />

de Barcelona, cumpliéndose con ello uno de los<br />

objetivos del Banco. Otra ventaja nada despreciable<br />

fue el efecto propagandístico: la relación<br />

con el club de fútbol catalán sirvió para popularizar<br />

a la antigua sociedad de crédito santanderina<br />

en el mercado más dinámico y de mayor renta de<br />

la economía española.<br />

La apertura de sucursales no era un asunto<br />

que se dejase al albur. Botín y Tarrero eran muy<br />

cuidadosos en la selección de localidades y en<br />

la elección de los barrios, plazas y calles donde<br />

pensaban instalar las agencias. Se sopesaban<br />

todas las ventajas e inconvenientes: la situación<br />

geográfica del local, próximo o lejano al centro<br />

de la ciudad, las comunicaciones, las dimensiones<br />

de las oficinas o las facilidades de acceso<br />

a las mismas. Después vigilaban las obras de<br />

acondicionamiento, decidían sobre los materiales<br />

de las instalaciones, ubicaban los despachos<br />

y los puestos de trabajo. Hecho esto, nombraban<br />

a los responsables de la nueva sucursal o<br />

agencia urbana: al director, subdirector y apoderados.<br />

Gracias a esta labor de seguimiento y a la<br />

Sede del paseo de Gracia<br />

En 1951, el Banco Central cedió uno de sus locales en el barcelonés<br />

paseo de Gracia. Anteriormente, este edificio había alojado al<br />

Banco Hispano Colonial y, tras las oportunas reformas, acabó siendo<br />

la sede señera del Banco de <strong>Santander</strong> en la capital catalana.


EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939–1962 157


158


Camp Nou<br />

Una de las iniciativas más significativas del Banco de<br />

<strong>Santander</strong> fue la que llevó a la entidad cántabra a financiar<br />

la construcción del Camp Nou. En 1957, una vez instalado en<br />

Barcelona, el <strong>Santander</strong> apostó por respaldar la construcción<br />

del nuevo estadio de fútbol del Barça. La operación, de gran<br />

envergadura, fue una emisión de bonos por 100 millones de<br />

pesetas que equivalían a la totalidad del capital del banco.


La Habana<br />

La representación del Banco de <strong>Santander</strong> en América,<br />

comienza con su establecimiento en La Habana en 1947.<br />

Mediante un acuerdo con The Trust Company of Cuba,<br />

el <strong>Santander</strong> consiguió la plataforma necesaria para<br />

iniciar su larga expansión por Latinoamérica.<br />

Sucursales abiertas por el Banco de <strong>Santander</strong><br />

en capitales de provincia (1942-1962)<br />

Provincia Año<br />

Ávila, Logroño y Madrid 1942<br />

Burgos, Málaga, Palencia, Salamanca y Sevilla 1946<br />

Granada, Valladolid 1948<br />

Las Palmas de Gran Canaria 1949<br />

Badajoz, Córdoba 1950<br />

Barcelona 1951<br />

Almería, Cádiz, Huelva, Huesca, Murcia,<br />

Valencia, Zaragoza<br />

1952<br />

Bilbao, Mallorca 1953<br />

Santa Cruz de Tenerife 1954<br />

San Sebastián 1962<br />

160 EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939-1962<br />

atención que prestaban a los detalles, los dos<br />

máximos responsables de la entidad pudieron<br />

llegar a tener un conocimiento profundo de<br />

cada una de las agencias: dónde estaban, cómo<br />

eran, quién las dirigía, qué clase de operaciones<br />

podían desarrollar, qué cifras de negocio<br />

podían alcanzar. El enjambre de sucursales<br />

construido por el Banco de <strong>Santander</strong> en éste<br />

y en sucesivos periodos sería una de las claves<br />

de su ascenso mercantil, elemento esencial de<br />

estrategia de captación de clientes y fuente inagotable<br />

de sus ganancias.<br />

En 1962 el Banco de <strong>Santander</strong> estaba presente<br />

en todas las regiones españolas, con la<br />

única excepción de Galicia y Castilla-La Mancha<br />

(Mapa 2, p. 172). Aunque la región montañesa<br />

seguía siendo su principal centro de operaciones,<br />

con un nutrido número de agencias y<br />

En 1961 Botín se lamentaba ante los<br />

accionistas de las escasas oportunidades que<br />

ofrecía el marco legal para la expansión<br />

del Banco. Sin embargo, los deseos del<br />

presidente lograrían materializarse<br />

en las dos siguientes décadas<br />

también donde estaba ubicada la sede central,<br />

lo cierto es que para ese ejercicio el <strong>Santander</strong><br />

contaba ya con una significativa presencia en<br />

Madrid y Barcelona, los dos grandes centros<br />

económicos del país. Disponía asimismo de<br />

sucursales en todas las provincias andaluzas y<br />

también en Murcia y Badajoz, de manera que<br />

su posición en el sur de la península estaba más<br />

que consolidada. Otra de las áreas de mayor<br />

penetración era Castilla-León, un amplísimo<br />

espacio donde precisamente se había fraguado<br />

una buena parte de la expansión de los negocios<br />

de la entidad. Con todo, a Emilio Botín y a sus<br />

compañeros del Consejo de Administración del<br />

Banco esta tan palmaria expansión, fruto de un<br />

esfuerzo humano y financiero ímprobo, no les<br />

satisfacía por completo: querrían haber hecho<br />

un recorrido más largo. En la Memoria anual<br />

correspondiente a 1961, el presidente de la entidad<br />

se lamentaba ante los accionistas reunidos<br />

en <strong>Santander</strong> de «las escasas oportunidades<br />

que hemos tenido para extender la organización<br />

del banco a zonas incluidas en el ámbito<br />

de nuestros intereses y sobre las que seguimos<br />

produciendo un intenso y creciente volumen de<br />

operaciones». Sin embargo, estos deseos indisimulados<br />

de seguir creciendo no tardarían en<br />

materializarse, ya que en los años sesenta y setenta<br />

el Banco mantendría el pie en el acelerador.<br />

Esta sección no quedaría completa si no<br />

hiciésemos referencia a dos intentos de Emilio<br />

Botín de colaborar con las autoridades españolas<br />

para resolver dos problemas omnipresentes<br />

en aquella larga etapa autárquica: la escasez de<br />

divisas y la propiedad extranjera de recursos<br />

naturales. De lo primero eran responsables las<br />

propias autoridades, por imponer una política<br />

de tipos de cambio absolutamente irrealista; lo<br />

segundo, nacionalizar los yacimientos de Río<br />

Tinto en manos inglesas, reflejaba una casi enfermiza<br />

desconfianza de la presencia de intereses<br />

foráneos en la economía patria.<br />

En todos estos años Emilio Botín estuvo preocupado<br />

por la escasez de divisas que atenazó a<br />

la economía española de posguerra, cuya consecuencia<br />

más patente fue la dificultad para importar<br />

la maquinaria requerida por el proceso de<br />

industrialización. Ésta fue la razón por la cual el<br />

presidente del <strong>Santander</strong> y su amigo el presidente<br />

del Banco Central, Ignacio Villalonga, organizaron<br />

una visita de trabajo a Francia, Inglaterra<br />

y Estados Unidos a finales de los cuarenta. Pretendían<br />

encontrar una solución al problema de<br />

la falta de moneda extranjera. A la vuelta del viaje<br />

se entrevistaron con Juan Antonio Suanzes, a<br />

la sazón ministro de Industria y Comercio, para<br />

trasmitirle sus impresiones. También manifestaron<br />

de forma pública la conveniencia de acabar<br />

con el aislamiento internacional de la economía<br />

española. Gracias a esta salida al exterior, Botín<br />

y Villalonga consiguieron que una empresa inglesa,<br />

Metropolitan Vickers, se comprometiera<br />

a vender, en buenas condiciones, maquinaria de<br />

extracción para el nuevo pozo de La Camocha,<br />

propiedad de la sociedad Minero Siderúrgica de<br />

Ponferrada. Además, parece ser que generaron<br />

un ambiente favorable entre diversas entidades<br />

bancarias americanas con vistas a la apertura de<br />

líneas de crédito en dólares, con las cuales financiar<br />

importaciones de bienes de equipo para las<br />

empresas eléctricas, carboníferas, siderúrgicas,<br />

mecánicas y de construcción participadas por el<br />

Central y por el <strong>Santander</strong>.<br />

Relacionado de igual modo con estas preocupaciones<br />

exteriores, sabemos que los responsables<br />

de la entidad cántabra no desdeñaron<br />

las ocasiones que se les presentaron para apoyar<br />

operaciones de importación y exportación de<br />

productos. Así, por ejemplo, el <strong>Santander</strong> intervino<br />

en la financiación de importaciones de aceites<br />

vegetales, de algodón y de carne congelada<br />

procedentes de Estados Unidos y Latinoamérica;<br />

en la de compras de chatarra procedente de Francia<br />

y en la financiación de maquinaria y productos<br />

siderúrgicos alemanes. Además, cuando el


Tesoro americano depositó importantes sumas<br />

en dólares en entidades españolas, en el marco<br />

de los convenios de ayuda mutua firmados en<br />

1953 entre España y Estados Unidos, el presidente<br />

del <strong>Santander</strong> manifestó su interés de no<br />

quedarse al margen del negocio. El dinero había<br />

entrado en España a través del Bank of London<br />

and South America, que canalizaba los fondos<br />

hacia los bancos de Bilbao y Vizcaya y hacia las<br />

cuentas que los organismos americanos tenían<br />

abiertas en el Banco Hispanoamericano y en el<br />

Banco Español de Crédito. Para terminar con<br />

esta arbitraria discriminación, a mediados de<br />

1956 Botín llegó a un acuerdo con la mencionada<br />

entidad para entrar en el grupo de los beneficiados;<br />

fruto de ello fue un primer depósito por<br />

20 millones de dólares que el Bank of London<br />

efectuó en la sucursal del <strong>Santander</strong> en Madrid.<br />

El asunto no fue más allá porque a finales de ese<br />

mismo año el Tesoro americano canceló todos<br />

los depósitos en efectivo que tenía consignados<br />

en la banca privada española.<br />

Botín también intentó colaborar en el rescate<br />

de las minas de Río Tinto, de propiedad inglesa.<br />

La intervención del presidente del Banco<br />

es poco conocida, quizá porque su propuesta<br />

para la adquisición del rico y célebre yacimiento<br />

no pudo materializarse. En efecto, los responsables<br />

económicos del franquismo de esos<br />

años trataron de que la concesión pasara a manos<br />

españolas; Emilio Botín negoció con los propietarios<br />

británicos un buen acuerdo de venta, a<br />

un precio bastante más favorable; pero en este<br />

caso se encontró con la oposición de algunos bancos<br />

nacionales, que no vieron con buenos ojos la<br />

intervención del <strong>Santander</strong>. Finalmente, en 1954,<br />

un consorcio de bancos españoles, liderados por<br />

el Urquijo, terminó comprando la compañía. 47<br />

América y Europa:<br />

los primeros pasos<br />

En esta larga etapa de autarquía y de semiaislamiento<br />

económico, el Banco de <strong>Santander</strong><br />

comenzó una andadura internacional que con<br />

el tiempo y con idas y venidas se convertiría en<br />

una de sus señas de identidad más destacadas.<br />

La vocación europea y latinoamericana, tan<br />

patente en nuestros días, tuvo su inicio a finales<br />

de los años cuarenta y principios de los<br />

cincuenta. Emilio Botín pensaba, con razón,<br />

que las colonias de españoles en las principales<br />

ciudades de América, formadas por prósperos<br />

comerciantes y profesionales de clase media,<br />

ofrecían oportunidades de negocio dignas de<br />

atención. Establecerse en el extranjero también<br />

tenía la ventaja de poder operar libremente en divisas,<br />

sorteando las asfixiantes limitaciones impuestas<br />

por la legislación nacional sobre control<br />

de cambios, y desde luego permitía hacerse con<br />

una parte del apetitoso negocio de las remesas de<br />

dinero que los emigrantes realizaban a España<br />

de manera periódica. Desde México, Buenos Aires<br />

o Londres, el <strong>Santander</strong> podía proporcionar<br />

a sus clientes servicios de carácter internacional<br />

imposibles de realizar desde el interior de España.<br />

Aunque las oficinas de representación que se<br />

abrieron en aquellos años no estaban autorizadas<br />

a realizar operaciones bancarias corrientes,<br />

ni a tener despacho al público, de lo que se<br />

trataba era de facilitar el movimiento de fondos<br />

de un país a otro y de atender a las necesidades de<br />

un numeroso grupo de clientes en el extranjero.<br />

Más esencial si cabe, con vistas al futuro, era situar<br />

al <strong>Santander</strong> en plazas mercantiles importantes<br />

para cuando la situación legal permitiese<br />

ampliar el campo de actividades de las instituciones<br />

financieras españolas.<br />

Durante la autarquía el banco<br />

inició una andadura internacional<br />

que, con el tiempo y en diversas fases,<br />

sería una de sus señas de identidad.<br />

La aventura americana comenzó<br />

en La Habana, en 1947<br />

Para llevar a cabo estos proyectos, Botín<br />

impulsó diversos acuerdos de colaboración<br />

con diferentes entidades extranjeras, se preocupó<br />

de abrir oficinas de representación<br />

en varias ciudades americanas y viajó en<br />

numerosas ocasiones con <strong>Pablo</strong> Tarrero a<br />

Argentina, Brasil, Cuba, México, Puerto Rico,<br />

Uruguay y Venezuela para conocer de cerca<br />

estos países, familiarizarse con su sistema<br />

bancario, animar a las personas encargadas<br />

de las oficinas y, sobre todo, para asegurarse<br />

de que la aventura internacional llegase a<br />

buen puerto. En numerosas intervenciones, en<br />

América y en España, el presidente insistió<br />

en la importancia que tenía para el Banco de<br />

<strong>Santander</strong> el negocio americano.<br />

La aventura comenzó en La Habana en 1947.<br />

Allí se estableció una representación del Banco<br />

gracias a un acuerdo con The Trust Company of<br />

Cuba, entidad que a su vez confió sus intereses<br />

en España al <strong>Santander</strong>. La sociedad antillana<br />

se ocupaba de tramitar los créditos comerciales<br />

documentarios a favor de los exportadores<br />

españoles, lo cual rendía significativas comisiones<br />

para ambas sociedades; y además, le facilitaba<br />

al <strong>Santander</strong> vínculos con otras firmas mercantiles<br />

y financieras americanas establecidas en<br />

la por entonces abierta ciudad de La Habana.<br />

Comenzada la andadura, Botín y Tarrero,<br />

conscientes de la creciente importancia que<br />

supondría el negocio internacional, decidieron<br />

instalar en 1949 una pequeña sección de operaciones<br />

exteriores en la sucursal de Madrid, con<br />

el encargo de abrir representaciones en otras<br />

ciudades latinoamericanas. Los frutos no tardaron<br />

en llegar. En 1951 el <strong>Santander</strong> cerró un<br />

convenio de colaboración con el Banco Internacional<br />

de México merced al cual la sociedad<br />

cántabra pudo establecer a los pocos años, en<br />

1956, una oficina de representación en la populosa<br />

capital mexicana. 48<br />

El optimismo que reinaba entonces sobre<br />

el futuro económico de las repúblicas latinoamericanas<br />

animó al <strong>Santander</strong> a intensificar su<br />

presencia en aquellas tierras. En distintas ocasiones<br />

el Consejo de Administración escuchó<br />

a Botín defender las bondades de la estrategia<br />

del Banco en el extranjero y la necesidad de no<br />

pararse, sino de «estrechar relaciones» con todos<br />

los países del área. No se podía ir deprisa,<br />

porque la situación política no lo permitía, pero<br />

tampoco rendirse ante las dificultades. En 1955<br />

el Banco creó un departamento iberoamericano<br />

para planificar los siguientes pasos. En 1957 se<br />

produjo la apertura de la representación de Caracas<br />

y también la firma de un acuerdo de colaboración<br />

técnica con el Banco Intercontinental<br />

do Brasil, merced al cual el <strong>Santander</strong> suscribió<br />

una pequeña parte del capital de dicha entidad.<br />

Y, por fin, en 1960, los del paseo de Pereda lograron<br />

establecerse en Buenos Aires, en el número<br />

465 de la mítica calle Corrientes, corazón de la<br />

urbe más cosmopolita del Cono Sur.<br />

Europa también estuvo en el punto de mira de<br />

Botín y sus colaboradores. Londres fue, lógicamente,<br />

la plaza elegida para instalar una primera<br />

representación en el continente, por su destacada<br />

importancia financiera y por ser Inglaterra<br />

uno de los principales destinos de exportación<br />

española. En la capital británica se podía obtener<br />

información sobre el estado de los mercados<br />

de capitales y de divisas y sobre la marcha de la<br />

economía mundial, todo ello de interés esencial<br />

para las empresas exportadoras de productos<br />

agrarios canarios y levantinos. De igual forma,<br />

el <strong>Santander</strong> podía reunir información acerca de<br />

las sociedades de importación y exportación inglesas<br />

con negocios en la península ibérica, con<br />

objeto de ofrecerles buenas condiciones para<br />

EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939–1962 161


que realizaran sus operaciones a través de las<br />

diversas sucursales del Banco. En 1954 Botín<br />

y Tarrero, un hombre que se manejaba bien en<br />

inglés y conocía la City, contrataron a Charles<br />

Gregory, alto directivo del Westmister Bank a<br />

punto de jubilarse, para que se ocupara de los intereses<br />

del Banco en Londres. Un año después, en<br />

1955, se abría un despacho de representación<br />

en el número 38 de Lombard Street, en el centro<br />

financiero de Londres. La oficina tenía, como se<br />

afirmaba en la Memoria de ese año, «fines informativos<br />

y de establecimiento de relaciones de<br />

posible interés [...] que nos tiene al corriente<br />

de la situación de aquel mercado que tan especial<br />

importancia tiene, como es sabido, para varias<br />

de las principales provincias exportadoras<br />

de frutas en las que nos hallamos establecidos».<br />

Sin duda se trató de una iniciativa modesta, sin<br />

muchas prestaciones, y posiblemente ni Botín<br />

ni Tarrero pudieron imaginar cuál sería el brillante<br />

futuro de aquella primera aventura londinense.<br />

Decenios más tarde, la entidad de la<br />

Montaña entraría de nuevo en el mercado financiero<br />

británico, pero esta vez junto a uno<br />

de los grandes, el Royal Bank of Scotland; y<br />

poco después pasaría a convertirse en uno de<br />

los principales operadores de la City, tras la<br />

compra del Abbey National Bank en el año 2004.<br />

El Consejo de Administración<br />

y el funcionamiento del <strong>Santander</strong><br />

Durante estos dos decenios, el Consejo de Administración,<br />

antigua Junta de Gobierno, continuó<br />

siendo el órgano de decisión más importante de<br />

la entidad. A su lado, la Comisión Permanente,<br />

ahora denominada Ejecutiva, se ocupaba de<br />

cumplir los acuerdos del Consejo. La estructura<br />

del Banco se hizo algo más compleja, como<br />

correspondía a una plantilla que se aproximó a<br />

los doscientos empleados, aunque en lo esencial<br />

el Banco conservó un ambiente familiar, donde<br />

casi todos los que trabajaban en él, ya fuese en<br />

la central o en sucursales, se conocían entre sí,<br />

y donde se sabía que a la hora del ascenso primaban<br />

la lealtad a la institución, el esfuerzo y<br />

la dedicación al trabajo sobre cualquier otro tipo<br />

de consideraciones. También los vínculos con la<br />

región continuaron teniendo un peso nada desdeñable.<br />

En 1962 el Banco de <strong>Santander</strong> era todavía<br />

de <strong>Santander</strong> y para los de <strong>Santander</strong>.<br />

En el Consejo de Administración la estabilidad<br />

fue el rasgo más destacado. Los cambios,<br />

que desde luego los hubo, se registraron bien por<br />

162 EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939-1962<br />

fallecimiento de consejeros bien por incorporación<br />

de miembros procedentes de entidades<br />

absorbidas a los cuales se les invitaba a participar<br />

en los órganos de responsabilidad del Banco<br />

comprador. Así, las primeras absorciones<br />

tuvieron como consecuencia el nombramiento<br />

de Joaquín Herrero de la Riva (del Banco<br />

Herrero Riva), aunque en 1945 dimitió por «la<br />

imposibilidad en que se encontraba de asistir a<br />

sus reuniones», siendo sustituido por Santiago<br />

Corral Pérez. 49 Ese mismo año Emilio Botín<br />

Sanz de Sautuola fue designado consejero; a<br />

partir de entonces al compaginar este puesto<br />

con el de director general su cargo adoptó la<br />

denominación de consejero-director general.<br />

La absorción del Mercantil trajo consigo la<br />

reforma de los estatutos para dar entrada en el<br />

Consejo de Administración a Salvador Aja Fernández,<br />

Eduardo Pérez de la Riva, Fernando<br />

López-Dóriga de la Hoz, Eduardo Pérez del<br />

Molino Herrera, Fernando María de Pereda<br />

Aparicio y Luis Catalán Fernández, así como<br />

al antiguo máximo responsable de la entidad,<br />

Isidoro del Campo y Fernández-Hontoria, al<br />

que se quiso honrar con el título de vicepresidente<br />

segundo. Los únicos consejeros del<br />

Mercantil que renunciaron a incorporarse al<br />

<strong>Santander</strong> fueron Miguel Quijano de la Colina<br />

quien desistió, como puede leerse en la<br />

Memoria de 1946, «por causa de la importante<br />

labor que sobre él pesa al frente de S.A. José María<br />

Quijano», y Antonio Cabrero Mons, en este<br />

caso, «por atendibles razones de salud». 50 En<br />

ese mismo ejercicio entró a formar parte del Consejo<br />

de Administración Marcelino Botín Sanz<br />

de Sautuola, en sustitución de Rafael Botín y<br />

Sánchez de Porrúa fallecido el año anterior.<br />

Con el cambio de década llegaron importantes<br />

novedades en el seno del Consejo, así como<br />

en los órganos directivos. En 1950 Saturnino<br />

Briz Larín pidió su relevo en la presidencia,<br />

alegando razones de edad y de salud. En reconocimiento<br />

a sus muchos años de dedicación a<br />

la sociedad se le nombró presidente de honor,<br />

un cargo que ocupó hasta su fallecimiento en<br />

1954. Este hombre de origen humilde, nacido<br />

de familia labradora y embarcado hacia Cuba a<br />

los trece años para labrarse un porvenir, como<br />

tantos otros jóvenes de su tiempo, había sido<br />

consejero desde 1919 y máxima autoridad del<br />

Banco de <strong>Santander</strong> desde 1923. La vacante<br />

fue cubierta, como sabemos, por Emilio Botín,<br />

quien además asumió el cargo de consejero delegado,<br />

concentrando en su persona la práctica<br />

totalidad de los poderes de la institución. En ese<br />

mismo año de 1950, coincidiendo con la retirada<br />

de Briz Larín, falleció Estanislao de Abarca Fornés,<br />

otro hombre que desde 1917 había dedicado su<br />

vida al Banco de <strong>Santander</strong>, primero como consejero<br />

y luego como vicepresidente desde 1929.<br />

Además de esos cambios, el Consejo registró<br />

una renovación de alcance con la incorporación<br />

de cuatro nuevos miembros: Rafael Calvo<br />

Briz, Marcos Ballesteros Mier, Eduardo Ruiz de<br />

Huidobro y Alzurena y José María Jado Canales.<br />

En el decenio de los cincuenta, la muerte fue<br />

la causa de baja de muchos de los consejeros más<br />

antiguos de la entidad y su sustitución por personas<br />

más jóvenes. Fernando López-Dóriga falleció<br />

en 1950. En 1955 murió Isidoro del Campo,<br />

siendo reemplazado en la vicepresidencia por<br />

En 1955 el Banco abría una<br />

oficina de representación en el<br />

38 de Lombard Street, en el centro<br />

financiero de Londres<br />

Marcelino Botín Sanz de Sautuola; ese mismo<br />

año también murió Salvador Aja Fernández,<br />

cuya plaza en el Consejo fue ocupada por <strong>Pablo</strong><br />

Tarrero Rivero, quien desde entonces compaginó<br />

este puesto con su cargo de director general.<br />

Otras incorporaciones al Consejo se produjeron<br />

como consecuencia de las absorciones bancarias<br />

antes mencionadas, como fue el caso en 1958 de<br />

Ignacio Soler de la Riva, propietario del Banco<br />

Soler y Torra. Por fin, en 1960 tuvo lugar un<br />

llamativo relevo generacional con la entrada en<br />

el Consejo de Administración de los dos hijos<br />

del presidente del Banco, Emilio y Jaime Botín-<br />

Sanz de Sautuola y García de los Ríos, así como<br />

de José María Quijano y Secades y Ramiro Pérez<br />

Herrera, dos jóvenes pertenecientes a familias<br />

relacionadas con la entidad y poseedoras de<br />

importantes paquetes accionariales.<br />

En 1962 la presencia e influencia de los<br />

Botín en el Consejo de Administración del Banco<br />

de <strong>Santander</strong> era innegable. De los dieciocho<br />

consejeros, cuatro pertenecían a la familia<br />

y dos de ellos eran nada menos que el presidente<br />

(y consejero delegado) y el vicepresidente.<br />

Emilio Botín contaba, además, con la adhesión<br />

de su leal director general, <strong>Pablo</strong> Tarrero<br />

y con la de otros consejeros de la vieja guardia,<br />

como Jaime Ribalaygua, Ángel Jado o Santiago<br />

Corral; contaba también con el apoyo de<br />

cercanos colaboradores, como Marcos Ballesteros<br />

Mier. La ascendencia de Emilio Botín en<br />

el seno del Consejo era para entonces indiscutible<br />

y aumentaría con los años. Su figura despertaba<br />

admiración, reconocimiento y respeto,


Composición de la alta dirección y del Consejo<br />

de Administración del Banco de <strong>Santander</strong> (1939-1962)<br />

PRESIDENTE DE HONOR<br />

Saturnino Briz Larín<br />

PRESIDENTE<br />

Saturnino Briz Larín<br />

Emilio Botín Sanz de Sautuola y López<br />

VICEPRESIDENTE<br />

Estanislao de Abarca Fornés<br />

Isidoro del Campo y Fernández-Hontoria*<br />

Marcelino Botín Sanz de Sautuola y López<br />

Pedro Barrié de la Maza<br />

CONSEJERO-DIRECTOR GENERAL<br />

Emilio Botín Sanz de Sautuola y López<br />

<strong>Pablo</strong> Tarrero Rivero<br />

CONSEJERO DELEGADO<br />

Emilio Botín Sanz de Sautuola y López<br />

VOCALES<br />

Ramón Quijano de la Colina<br />

Jaime Ribalaygua Carasa<br />

Juan Martínez Gómez<br />

Rafael Botín y Sánchez de Porrúa<br />

Marcelino Botín Sanz de Sautuola y López<br />

Gonzalo García de los Ríos<br />

Ángel Jado Canales<br />

Joaquín Herrero de la Riva+<br />

Santiago Corral Pérez<br />

Luis Catalán Fernández*<br />

Salvador Aja Fernández*<br />

Fernando López Dóriga de la Hoz*<br />

Eduardo Pérez del Molino Herrera*<br />

Fernando María de Pereda Aparicio*<br />

Rafael Calvo Briz<br />

Marcos Ballesteros Mier<br />

Eduardo Ruiz de Huidobro y Alzurena<br />

José María Jado Canales<br />

Ignacio Soler de la Riva $<br />

Andrés Pardo Hidalgo<br />

Antonio Pastor Z. de la Meden<br />

Emilo Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos<br />

Jaime Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos<br />

José María Quijano y Secades<br />

Ramiro Pérez Herrera<br />

* Procedente del Banco Mercantil.<br />

Por convenio con Banco Pastor.<br />

+<br />

Procedente del Banco Soler y Torra.<br />

$ Accionista del Banco de <strong>Santander</strong> y presidente del Banco Herrero Riva.<br />

pues después de todo había logrado meter a la<br />

pequeña entidad de crédito montañesa en el<br />

grupo exclusivo de los grandes bancos nacionales.<br />

Botín poseía un liderazgo natural, una<br />

auctoritas consustancial a su persona, que le<br />

servía para atraerse la adhesión y la confianza<br />

de cuantos le rodeaban.<br />

En la alta administración los cambios fueron<br />

limitados. En los años cuarenta la Dirección<br />

permaneció en manos de los mismos hombres<br />

que habían conducido el Banco durante la<br />

etapa de entreguerras. Nada de rupturas, sino<br />

más bien la continuidad típica de una institución<br />

conservadora, tradicional y muy arraigada<br />

todavía en la región cántabra, de donde saldrían<br />

la mayor parte de sus cuadros dirigentes<br />

hasta los años ochenta. Saturnino Briz Larín<br />

actuó hasta su jubilación como un verdadero<br />

Con la expansión del volumen de<br />

negocios y la extensión de la red<br />

de sucursales la gestión del Banco<br />

se fue haciendo más intrincada<br />

presidente ejecutivo, lo mismo que Estanislao<br />

de Abarca, que participó plenamente en la<br />

Dirección del Banco hasta su muerte. Ambos<br />

dispusieron en todo momento del auxilio y la<br />

fuerza juvenil de Emilio Botín, bien afianzado<br />

en su cargo de director general desde 1934.<br />

Gabino del Castillo Cagiga siguió en su puesto<br />

de subdirector y secretario del Consejo hasta<br />

su jubilación en 1946, cuando le reemplazó<br />

César Martínez Beascoechea, quien ascendió<br />

de la Dirección de la sucursal de Reinosa a la<br />

Secretaría del Banco. Marcos Ballesteros Mier<br />

se ocupó de la cada vez más compleja Inspección<br />

General, José Castañeda Meléndez continuó<br />

de responsable de la Caja y Julio Arce de<br />

la Asesoría Jurídica, mientras que Fernando<br />

Odriozola y Díaz de la Espina continuó como<br />

jefe de Bolsa. La gran novedad fue, como sabemos,<br />

la incorporación en 1942 de un joven<br />

inspector de sucursales, <strong>Pablo</strong> Tarrero Rivero,<br />

el hombre que con el tiempo llegó a ser la mano<br />

derecha de Emilio Botín. Recordemos que,<br />

poco después de su incorporación a la entidad,<br />

fue nombrado subdirector general y director de<br />

sucursales, y en 1950 Botín le encargó la Dirección<br />

General, convirtiéndole desde entonces<br />

en su más estrecho colaborador, casi en su alter<br />

ego; la confianza de Botín en Tarrero llegó hasta<br />

tal punto que en 1954 le hizo consejero de la<br />

entidad. Tarrero le correspondió con una fidelidad<br />

sin fisuras y con una dedicación al Banco<br />

similar a la que veía en el presidente. Durante<br />

mucho tiempo formaron un tándem indisoluble,<br />

despachando diariamente, visitando juntos<br />

sucursales, viajando por todo el territorio<br />

nacional y por América. Ya se ha dicho que su<br />

compenetración fue, en todo momento, perfecta<br />

y ambos dieron muestras de profesarse<br />

una muy alta consideración.<br />

Con la expansión del volumen de negocios<br />

y la extensión de la red de sucursales la gestión<br />

del Banco se fue haciendo más intrincada.<br />

No obstante, Botín y Tarrero nunca perdieron<br />

el control de ningún asunto, por pequeño que<br />

fuese sino más bien al contrario; según crecía<br />

la entidad, mayor era el control que sobre la<br />

misma ejercían ambos personajes. Durante los<br />

primeros años de posguerra, el Consejo de Administración<br />

trataba la práctica totalidad de<br />

los asuntos del Banco; desde las operaciones<br />

financieras más importantes, créditos o inversiones<br />

en fondos públicos y valores industriales,<br />

hasta los asuntos más nimios, como los<br />

donativos o las contrataciones de todo tipo de<br />

personal. El Consejo se ocupaba asimismo de la<br />

compra-venta de valores, del aseguramiento de<br />

emisiones, de las nuevas suscripciones, asuntos<br />

todos ellos a los que dedicaba mucha atención<br />

en cada una de las reuniones. Los consejeros seguían<br />

de cerca las cotizaciones bursátiles, tanto<br />

en el Bolsín de <strong>Santander</strong> como en las bolsas<br />

de Madrid y Bilbao. En el proceso de decisión<br />

se implicaban todos los miembros, si bien la<br />

iniciativa correspondía casi siempre al director<br />

general. Con el transcurso de los años, las<br />

operaciones del Banco se fueron haciendo más<br />

complejas y los negocios más diversificados.<br />

Las reuniones del Consejo se centraron cada<br />

vez más en el seguimiento de las empresas participadas,<br />

en la actividad de cada una de las sucursales<br />

y en las líneas generales de la evolución<br />

del crédito; la prioridad la tuvo siempre el examen<br />

pormenorizado del riesgo y de las garantías<br />

de créditos y préstamos. La Dirección General y<br />

la Comisión Ejecutiva velaban por el buen funcionamiento<br />

de los servicios centrales y de las<br />

sucursales, lo que incluía el nombramiento<br />

de directores y apoderados. Por las manos de<br />

la Dirección General pasaba toda la gestión<br />

interna de la entidad, sin que ningún detalle<br />

escapase al escrutinio de Emilio Botín y <strong>Pablo</strong><br />

Tarrero. Ambos despachaban directamente<br />

con los responsables de las distintas secciones<br />

o departamentos y se encargaban de los asuntos<br />

de personal, a los cuales concedían una atención<br />

especial. A Emilio Botín le gustaba ocuparse<br />

muy directamente de la administración de<br />

EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939–1962 163


Alcalá 37 En 1944, el Banco adquirió un edificio para su sede principal en Madrid. El lugar elegido, como no podía ser de otra<br />

manera, fue la calle Alcalá, donde podía competir en igualdad con el resto de los grandes bancos nacionales. Arriba: Vista interior<br />

del patio de operaciones. En la página contigua aparece la fachada de la calle Alcalá.<br />

la cartera; cuando su gestión se hizo más complicada,<br />

organizó una Sección de Bolsa y otra<br />

de Cartera, de la que dependían tres negociados.<br />

Más adelante se constituyó una denominada<br />

«Sociedad de Cartera», filial del Banco, al<br />

frente de la cual se situó a Luis de la Herrán.<br />

La absorción del Mercantil marcó el inicio<br />

de una etapa de cambios internos, pues el rápido<br />

crecimiento de la entidad obligó a desarrollar<br />

una estructura más compleja. A principios de<br />

1946 se llevó a cabo una reorganización de la<br />

alta dirección, «requerida por la reciente expansión<br />

de sus actividades». Se modificó la<br />

composición y las funciones de la Comisión<br />

Ejecutiva, integrada por un mínimo de cinco<br />

y un máximo de siete individuos elegidos por<br />

el Consejo de Administración entre sus miembros.<br />

A sus reuniones diarias asistían el director<br />

general y el presidente. Entre las atribuciones<br />

de la Comisión Ejecutiva estaba determinar<br />

las condiciones de los descuentos, préstamos<br />

y depósitos, resolver sobre la concesión de créditos,<br />

nombrar y separar a todos los funcionarios<br />

y empleados, con excepción del director<br />

general, y decidir la política de inversión<br />

del Banco. 51 Eran, por tanto, unas funciones<br />

mucho más amplias de las que había venido<br />

desempeñando hasta entonces, convirtiéndose de<br />

164 EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939-1962<br />

hecho en el órgano en torno al cual comenzó a<br />

girar la gestión del Banco. Se acordó también<br />

que el Consejo de Administración se reuniese<br />

una vez al mes y se ocupase de forma preferente<br />

de asuntos de mayor importancia; por ejemplo,<br />

de la concesión de créditos superiores a<br />

las 100.000 pesetas.<br />

El modo de operar del Banco puede describirse<br />

a partir de la lectura detallada de las actas<br />

del Consejo de Administración y de la Comisión<br />

Ejecutiva. Cada solicitud de crédito conllevaba<br />

un minucioso examen de la empresa o<br />

persona solicitante, de su situación financiera<br />

El Consejo de Administración trataba<br />

la práctica totalidad de los asuntos<br />

del Banco; desde las operaciones<br />

financieras más importantes hasta la<br />

contratación de todo tipo de personal<br />

y de los distintos aspectos industriales o comerciales<br />

del negocio. En numerosas ocasiones<br />

Botín, acompañado de Tarrero y de algún<br />

consejero, visitaba las instalaciones de la fábrica<br />

o del establecimiento para hacerse una idea<br />

de la envergadura de la empresa y de la personalidad<br />

del cliente. Si se aprobaba la operación<br />

se pasaba a la búsqueda de las garantías precisas<br />

para cubrir al importe de la misma —una<br />

condición solía consistir en solicitar del cliente<br />

la domiciliación de todas sus cuentas en el<br />

Banco—; además, si se trataba de una empresa<br />

en la que el <strong>Santander</strong> tomaba una participación,<br />

Botín deseaba que alguno de sus colaboradores<br />

se involucrase en la gestión directa de<br />

la sociedad. Si la marcha de los negocios no<br />

satisfacía las expectativas del Banco, o se percibían<br />

dificultades serias para la devolución<br />

de los préstamos, el Banco trataba de deshacer<br />

lo más rápidamente posible la operación<br />

y liquidar las deudas, aunque fuese a pérdida.<br />

En el caso de que el Banco fuera partícipe en<br />

la sociedad, buscaba la forma de hacerse con<br />

el control, comprando acciones si era preciso,<br />

para proceder de inmediato y sin contemplaciones<br />

a la venta o disolución de la empresa.<br />

En asuntos de riesgo, Botín no se andaba con<br />

miramientos. La prioridad era la solvencia del<br />

Banco y su máxima «no poner una peseta buena<br />

sobre una peseta mala».<br />

La política de la entidad fue en todo momento<br />

extremar la cautela a la hora de conceder créditos<br />

de importancia, lo que llevaba a detallados<br />

estudios de cada petición, a reservarse las<br />

máximas garantías y a participar tanto como<br />

fuera posible en los órganos de decisión de las<br />

empresas afectadas, para disponer de un puesto<br />

de vigilancia desde el cual observar la marcha<br />

de las mismas. La representación del Banco<br />

en los consejos de administración se entendía<br />

como una salvaguarda de créditos y participaciones<br />

accionariales. En los negocios, las consideraciones<br />

personales valían hasta que ponían<br />

en peligro los intereses de la entidad y de sus<br />

accionistas, a quienes debía rendirse cuentas<br />

cada ejercicio. Botín consideraba que tenía un<br />

mandato irrenunciable: salvaguardar la solvencia<br />

del Banco y hacer ganar dinero al accionista.<br />

Para concluir esta sección creemos oportuno<br />

hacer una breve referencia a la remodelación acometida<br />

en la sede central del Banco en <strong>Santander</strong><br />

y a la compra de nuevos inmuebles en Madrid y<br />

Barcelona. Se trató de una manifestación bien<br />

visible de las transformaciones registradas por<br />

la sociedad en estas dos décadas: los nuevos<br />

edificios eran una manera de proyectar hacia el<br />

exterior los cambios acaecidos en el interior. 52<br />

La absorción del Mercantil, la apertura de sucursales<br />

y el aumento de las operaciones y del<br />

volumen de negocio obligó a ampliar las instalaciones<br />

del paseo de Pereda. En 1945 se iniciaron<br />

las gestiones precisas para desalojar a los inquilinos<br />

que aún permanecían en varios pisos del


EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939–1962 165


Pereda<br />

Dada la expansión que había experimentado el Banco<br />

en estas décadas, fue necesario ampliar y mejorar las<br />

instalaciones de la casa central en <strong>Santander</strong>. Con este<br />

fin se compraron los inmuebles vecinos y se emprendió<br />

un proyecto de reforma que se saldó con el espectacular<br />

edificio que hoy distingue al paseo de Pereda. Las obras<br />

proyectadas por los arquitectos Riancho y De la<br />

Torriente culminaron en 1963.<br />

FOTO ASÍN -<br />

TRANSPARENCIA


FOTO ASÍN - TRANSPARENCIA<br />

EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939–1962 167


inmueble y de esta manera liberar espacio para<br />

acomodar despachos y salas de reuniones. Casi<br />

al mismo tiempo se excavaron nuevos sótanos<br />

para aumentar la superficie destinada a la caja<br />

de seguridad. La obra, dirigida por el ingeniero<br />

Julio Soler, revistió ciertas dificultades técnicas<br />

pues el edificio de la entidad se asentaba sobre<br />

terrenos ganados al mar.<br />

En 1958 se iniciaron las obras para la<br />

ampliación de la sede de Pereda tras<br />

la adquisición de los números 9 y 10.<br />

El nuevo edificio se construyó como gemelo<br />

del ya existente, al que fue unido mediante<br />

un arco monumental de gran belleza<br />

De mayor importancia fue la compra de los<br />

dos inmuebles contiguos, el número 9 y el número<br />

10 del paseo de Pereda, que formaban un<br />

solo bloque. El primero se adquirió en 1946 e<br />

inmediatamente se acondicionó para albergar<br />

despachos. El segundo lo compró el <strong>Santander</strong><br />

en 1951, en previsión de futuras ampliaciones.<br />

El momento llegó en 1958 y el proyecto se puso<br />

en manos de tres prestigiosos arquitectos: Javier<br />

González de Riancho Gómez, Javier González de<br />

Riancho Macho y Emilio de la Torriente. Diseñaron<br />

un edificio gemelo al ya existente, unido al<br />

anterior mediante un arco monumental de gran<br />

belleza arquitectónica. En la fachada se incluyeron,<br />

tal como recuerda la placa situada en la misma,<br />

cuatro estatuas salidas del taller del escultor<br />

Blanes que representaban las artes, la cultura, el<br />

comercio y la navegación. En un plano inferior,<br />

en un espléndido friso, aparece la banca protegiendo<br />

a cuatro símbolos escultóricos que representan<br />

la industria, los altos hornos, la minería<br />

y los deportes. Terminadas las obras, que embellecieron<br />

el centro de la ciudad y dieron al paseo<br />

de Pereda su actual fisonomía urbana, el edificio<br />

se inauguró en 1963.<br />

En Madrid, el Banco adquirió en 1944 un<br />

inmueble entero en el número 37 de la calle de<br />

Alcalá y dos años después el edificio adjunto,<br />

con trasera a la calle Caballero de Gracia, número<br />

42. Se trataba de instalar la sede central<br />

de la entidad en la capital de España en<br />

uno de los lugares más emblemáticos de la<br />

misma, próxima al magno edificio del Banco<br />

de España, en el entorno donde se ubicaban<br />

las otras grandes sociedades de crédito nacionales<br />

y dentro del área que se convertiría<br />

durante muchos años en el llamado distrito<br />

financiero madrileño. Como allí estaban localizados<br />

el Central, el Hispanoamericano, el<br />

168 EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939-1962<br />

Bilbao, el Español de Crédito y el Vizcaya, era<br />

lógico que también lo estuviese el <strong>Santander</strong>.<br />

Las obras comenzaron en 1949, se alzaron<br />

once plantas, la fachada se construyó respetando<br />

el estilo arquitectónico de los inmuebles<br />

circundantes y en el interior se utilizaron<br />

materiales nobles de altísima calidad. Como<br />

reza la Memoria del Banco que da cuenta del<br />

desarrollo de las obras, se esperaba que fuera<br />

«digno de la capital de España y de la importancia<br />

de nuestros intereses en la misma».<br />

Las instalaciones se inauguraron en 1953 y allí<br />

quedó ubicada la oficina principal del <strong>Santander</strong><br />

en Madrid hasta su traslado al paseo de la<br />

Castellana número 75. Hoy el edificio pertenece<br />

a la Comisión Nacional del Mercado de las<br />

Telecomunicaciones.<br />

En Barcelona, el Consejo de Administración<br />

del <strong>Santander</strong> también buscó un lugar idóneo<br />

y noble para sus oficinas centrales. Cuando<br />

abrió la primera sucursal en 1951 ocupó la antigua<br />

y magnífica sede del Hispano Colonial en<br />

la popular Rambla de los Estudios. Muy poco<br />

después se decidió la compra de un palacete,<br />

asimismo propiedad del Hispano Colonial, en<br />

el número 5 del paseo de Gracia, corazón de<br />

la Barcelona burguesa, comercial y próspera.<br />

Desde tan distinguido emplazamiento dirigió<br />

el Banco de <strong>Santander</strong> su expansión por la ciudad<br />

condal y por toda Cataluña.<br />

Las cuentas del Banco: solvencia<br />

y rentabilidad<br />

Las cuentas del Banco son el mejor indicador<br />

de su progreso a lo largo de estos dos decenios<br />

autárquicos. Balance y cuenta de pérdidas y ganancias<br />

reflejan con fidelidad la evolución del<br />

negocio, los resultados de la gestión realizada<br />

por los responsables de la entidad y los frutos<br />

cosechados por los accionistas. La contabilidad<br />

desvela también cómo utilizó el Consejo<br />

de Administración los capitales, propios<br />

y ajenos, que les fueron confiados, qué empleo<br />

les dio, qué beneficios obtuvo con ellos y cómo<br />

los distribuyó. ¿Creció el Banco de <strong>Santander</strong><br />

más que otras entidades? ¿Ganó cuota de<br />

mercado? ¿Logró una mayor rentantabilidad<br />

financiera que otras instituciones similares?<br />

¿Retribuyó adecuadamente a sus accionistas?<br />

Los dos factores que más influyeron sobre<br />

las cifras contables fueron, de un lado, los vaivenes<br />

de la coyuntura de la economía en aquellos<br />

años, y, de otro, la estrategia de negocio adoptada<br />

por la propia entidad. Lo primero determinó la<br />

demanda de crédito y de inversión empresarial,<br />

baja y descolorida durante la primera década a<br />

causa del estancamiento general sufrido por la<br />

economía española y con mayor pulso durante<br />

la segunda, merced a la fuerte expansión experimentada<br />

por la inversión privada y pública<br />

y por la recuperación del consumo privado.<br />

La política de crédito del Banco fue la otra<br />

variable que determinó la estructura de su balance:<br />

como el <strong>Santander</strong> se mantuvo fiel a su<br />

vocación comercial, buena parte de su activo se<br />

canalizó hacia la financiación del capital circulante<br />

de las empresas y al descuento de letras.<br />

Ahora bien, como las circunstancias del periodo,<br />

con recurrentes déficit presupuestarios,<br />

hicieron que se efectuaran continuas emisiones<br />

de Deuda del Estado en condiciones ventajosas,<br />

la entidad aprovechó la ocasión para engordar<br />

su cartera con títulos públicos líquidos y rentables.<br />

Por otra parte, la absorción del Mercantil<br />

le procuró una cartera de acciones y obligaciones<br />

industriales nada desdeñable y, además,<br />

hubo unos años durante los cuales los directivos<br />

del paseo de Pereda quisieron participar en<br />

la industrialización del país, que ofreció a partir<br />

de 1951 buenas perspectivas de negocio.<br />

Nada mejor que fijarse en las cifras del activo<br />

y de los recursos totales para obtener una<br />

visión de conjunto del progreso financiero de<br />

la entidad. El primero muestra una trayectoria<br />

ascendente ininterrumpida, desde los<br />

170 millones de pesetas en 1940 hasta los 3.067<br />

millones registrados en 1950. En el decenio<br />

siguiente el aumento llega a los 11.453 millones<br />

en el año de centenario y ya por encima<br />

de los 26.000 millones de pesetas para 1962.<br />

Los recursos totales muestran una trayectoria<br />

similar, resultado del aumento en las cuentas<br />

acreedoras de los recursos captados en forma<br />

de depósitos, así como de las sucesivas ampliaciones<br />

de capital y de la dotación de reservas<br />

legales y voluntarias.<br />

La cifra de depósitos pasó de 132 a más de<br />

18.700 millones de pesetas entre 1939 y 1962; este<br />

más que notable aumento superó con mucho<br />

la tasa de inflación de aquellos años, cercana<br />

al 12 por ciento. Fechas destacables en este ascenso<br />

fueron 1947, cuando la entidad rebasó los<br />

1.000 millones de pesetas, y 1957, a los cien años,<br />

cuando los depósitos de clientes se situaron por<br />

encima de los 7.500 millones de pesetas, que<br />

llevó a la entidad al sexto puesto en el ranking<br />

nacional, con una cuota de mercado cercana al<br />

cinco por ciento, por detrás del quinteto formado<br />

por Banesto, Hispanoamericano, Central, Bilbao


Presa del Sil<br />

Emilio Botín insistía en la necesidad de invertir en<br />

eléctricas. Por un lado, las entidades financieras debían<br />

implicarse para solucionar los continuos problemas<br />

de suministro y, por otra parte, suponían una buena<br />

inversión con posibilidad de rentabilizarse a corto plazo.<br />

Producción en cadena<br />

Las inversiones en el ámbito industrial cubrían el sector<br />

automovilístico, una de las industrias con mayores<br />

posibilidades de proyección en el tiempo. Así, el Banco<br />

de <strong>Santander</strong> participó en sociedades de automoción<br />

como Lanz Ibérica y Fasa.<br />

y Vizcaya. Fue este rápido aumento de los recursos<br />

ajenos lo que forzó a la entidad a efectuar<br />

las ampliaciones de capital ya mencionadas y a<br />

reforzar sus reservas, voluntarias y legales. En<br />

efecto, el capital desembolsado se multiplicó por<br />

veinte, de 10 a 200 millones de pesetas, mientras<br />

que las reservas se situaron por encima de los<br />

600 millones en 1962. El aumento tan rápido de<br />

esta última partida obedeció no sólo al cumplimiento<br />

de la rígida regulación de la época, sino<br />

también a la voluntad de los propios responsables<br />

del Banco. Recordemos que los establecimientos<br />

de crédito con beneficios anuales por<br />

encima del cuatro por ciento sobre sus fondos<br />

propios estaban obligados a deducir un 10 por<br />

ciento para formar un fondo de reserva especial<br />

equivalente a la mitad de su capital social;<br />

además, la prohibición de distribuir dividendos<br />

superiores al seis por ciento del capital desembolsado,<br />

incluidas reservas, también condujo<br />

a que las entidades canalizaran parte de<br />

sus excedentes a reservas. Más todavía: como<br />

la constitución de este tipo de cuentas tenía<br />

importantes beneficios fiscales y puesto que la<br />

apertura de sucursales estaba ligada al nivel de<br />

recursos propios, casi todos los bancos trataron<br />

de incrementar al máximo sus fondos de reserva.<br />

53 En conjunto, los recursos propios, capital<br />

y reservas, aumentaron entre el principio y el<br />

final de este periodo desde los 19 millones hasta<br />

los 822 millones de pesetas. Sumados éstos a<br />

los fondos ajenos la progresión del <strong>Santander</strong><br />

resulta evidente: de 151 a 1.727 millones de pesetas<br />

entre 1940 y 1950, para incrementarse en<br />

la década siguiente hasta los 19.544 millones de<br />

pesetas registrados en 1962.<br />

Para averiguar cómo se emplearon estos<br />

recursos debemos fijarnos en las cuentas del activo,<br />

cuya evolución nos confirma el rasgo más<br />

distintivo de la entidad: su especialización en<br />

banca comercial. Créditos y descuento de efectos<br />

representaron en muchos ejercicios la mitad<br />

de las inversiones del Banco, sobre todo en<br />

los seis últimos años del periodo. Préstamos a<br />

corto plazo a empresas pequeñas y medianas,<br />

anticipos de campaña liquidables dentro del<br />

mismo ejercicio, crédito comercial con garantía<br />

prendaria, descuento de letras; en eso consistió<br />

en esencia el negocio del <strong>Santander</strong>.<br />

No obstante la vocación comercial de los<br />

responsables del paseo de Pereda, el tamaño<br />

de la cartera de valores privados, acciones y<br />

obligaciones de sociedades industriales y comerciales,<br />

no fue nada desdeñable —mayor a comienzos<br />

de la década de los cuarenta (por encima<br />

del 10 por ciento) que después (por debajo<br />

de ese porcentaje)—. No hay que olvidar que en<br />

esta etapa autárquica, Emilio Botín deseó implicarse<br />

en la industrialización del país, al igual<br />

que Ignacio Villalonga con quien puso en marcha<br />

diversas iniciativas empresariales. La inversión<br />

en estos activos aumentó con los años, hasta<br />

llegar a los 1.000 millones de pesetas en 1959;<br />

tras el Plan de Estabilización, a causa del cual<br />

se disolvieron muchas sociedades, el <strong>Santander</strong><br />

decidió desprenderse de una parte de sus inmovilizaciones<br />

empresariales. Dentro de las<br />

inversiones industriales encontramos una clara<br />

preferencia por el sector eléctrico. En las memorias<br />

del Banco se alude continuamente a los<br />

problemas de suministro, a la paralización que<br />

sufren las fábricas y al obligado papel que las<br />

entidades financieras deben desempeñar ayudando<br />

a resolver el problema. Botín pensaba<br />

que poner dinero en electricidad era una buena<br />

inversión por su seguridad, su demanda garantizada,<br />

y por el cash flow que generaban las sociedades<br />

eléctricas. No es de extrañar, pues, que<br />

en la cartera del <strong>Santander</strong> aparezcan destacadas<br />

participaciones en la Sociedad Hidroeléctrica<br />

del Chorro, la Sociedad Saltos del Nansa<br />

y la empresa Saltos del Sil; también en Fuerzas<br />

Eléctricas de Cataluña, Fuerzas Eléctricas del<br />

Noroeste, Electricidad y Gas Lebón, Eléctricas<br />

Leonesas y Saltos del Riesgo. Fuera del sector<br />

de la electricidad los del paseo de Pereda participaron<br />

en sociedades mineras y metalúrgicas,<br />

como Aluminio de Galicia y Ferroaleaciones<br />

y Electrometales; de construcción naval, como<br />

No obstante su demostrada vocación<br />

comercial, Emilio Botín deseó<br />

implicarse en la industrialización del<br />

país, al igual que Ignacio Villalonga<br />

Constructora Naval, Astilleros de Cádiz y Talleres<br />

del Astillero de <strong>Santander</strong>; de refino de<br />

petróleo, como la Compañía Española de Petróleos<br />

y Repesa; de automoción, Lanz Ibérica<br />

y Fasa, así como en otras sociedades químicas,<br />

transformadoras y agroalimentarias: la Unión<br />

Resinera Española, Cervezas de <strong>Santander</strong>,<br />

Carburos Metálicos, Grafitos Eléctricos del Noroeste,<br />

Productos Químicos Iberia, Sniace, Alfa<br />

de Cementos, Cosmos Financiera y Minera de<br />

Málaga. En el ámbito industrial, la colaboración<br />

con el Banco Central, a la que ya hemos<br />

hecho mención con anterioridad, se plasmó<br />

especialmente en el sector eléctrico; al principio,<br />

Botín concentró sus esfuerzos en el sur y<br />

Villalonga en el norte, aunque después ambos<br />

EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939–1962 169


Junta de Saltos del Nansa Emilio Botín e Ignacio Villalonga emprendieron un programa de iniciativas dirigidas a ampliar la participación de sus bancos en el sector industrial. Entre la<br />

variada representación del mercado hidroeléctrico destaca la Sociedad de los Saltos del Nansa, con presencia en la Junta de los presidentes del Central y del <strong>Santander</strong>.<br />

establecimientos cooperaron en la mayoría de<br />

las empresas eléctricas españolas. Otras empresas<br />

en las cuales Central y <strong>Santander</strong> unieron<br />

fuerzas fueron Nueva Montaña Quijano,<br />

Material para Ferrocarriles y Construcciones,<br />

Sociedad Española de Construcción Naval,<br />

Neumáticos Continental y Minero Siderúrgica<br />

de Ponferrada.<br />

También invirtió en fondos públicos, como<br />

se ha señalado antes, pues éstos ofrecían ventajas<br />

indudables, no tanto por su rentabilidad<br />

sino por su extrema liquidez, al ser los títulos<br />

pignorables sin límite en el Banco de España y<br />

poder contabilizarse para el cómputo del coeficiente<br />

de caja. Además, con ello se acataban las<br />

recomendaciones oficiales del Consejo Superior<br />

Bancario que dio instrucciones concretas sobre<br />

la política de inversión de los recursos ajenos, recomendando<br />

la compra de títulos del Estado; si<br />

no se cubría un determinado porcentaje, la entidad<br />

podía perder el privilegio de pignoración de<br />

valores en el Banco de España. En consecuencia,<br />

170 EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939-1962<br />

el <strong>Santander</strong> mantuvo siempre una cartera considerable<br />

de títulos públicos que en los años cuarenta<br />

representaron algo más del 20 por ciento<br />

del total del activo, si bien su peso disminuyó<br />

con el paso de los años. 54<br />

El <strong>Santander</strong> invirtió en diversas<br />

sociedades eléctricas, por su bajo<br />

riesgo, su demanda garantizada y<br />

porque generaban cash flow<br />

Algunas ratios de activo corroboran lo dicho<br />

hasta aquí y nos informan de la naturaleza<br />

financiera de la entidad. El coeficiente de caja<br />

desvela la preocupación de los responsables del<br />

<strong>Santander</strong> por mantener siempre una posición<br />

de liquidez cómoda, en torno al 10 por ciento del<br />

activo; si además le sumamos el porcentaje,<br />

por lo general alto, del coeficiente de fondos<br />

públicos, obtenemos como resultado un rasgo<br />

al que ya se ha hecho referencia: los del paseo<br />

de Pereda gustaban de disponer de un amplio<br />

margen de recursos líquidos para aprovechar<br />

las oportunidades que se presentasen, como la<br />

adquisición de entidades o la compra de acciones<br />

y obligaciones de sociedades de elevada<br />

rentabilidad. Los otros coeficientes muestran<br />

de forma meridiana la vocación comercial del<br />

<strong>Santander</strong>: por mencionar sólo un año, en 1962,<br />

la ratio de créditos y préstamos sobre el activo<br />

total alcanzaba el 29 por ciento, una proporción<br />

bastante por encima de la del conjunto<br />

del sistema financiero (16 por ciento) o de la<br />

exhibida por otros grandes bancos nacionales<br />

(Hispanoamericano, 12 por ciento; Español de<br />

Crédito, 17 por ciento; Central, 15 por ciento;<br />

Bilbao, 11 por ciento) con una mayor vocación<br />

de banca mixta. También hemos calculado la<br />

relación entre los recursos ajenos y los propios.<br />

Un aumento del coeficiente lo interpretamos<br />

como signo de modernización, pues implica<br />

que las instituciones de crédito tienden a cumplir<br />

mejor su función intermediadora al poner a


Acción de 1961<br />

Tras la ampliación de capital<br />

el Banco de <strong>Santander</strong><br />

contaba con un capital social<br />

que ascendía a los doscientos<br />

millones de pesetas. La acción<br />

de la imagen, inscrita con el<br />

número uno, se reconocía a<br />

favor de Emilio Botín-Sanz de<br />

Sautuola y García de los Ríos.


Mapa 1. Distribución geográfi ca de las sucursales en 1946<br />

Principales cuentas de activo (1939-1962)<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

Cajas y bancos<br />

Créditos<br />

1939 49,3 32,7 5,3 47,4 24,4 18,6 177,7<br />

1940 16,3 42,1 5,7 53,8 35,5 15,7 169,1<br />

1941 30,6 63,8 6,5 61,7 38,3 23,7 224,6<br />

1942 45,2 102,6 20,3 80,7 55,8 79,8 384,5<br />

1943 39,8 96,4 41,5 91,2 52,0 116,5 437,5<br />

1944 81,4 113,3 33,3 102,2 59,2 134,6 524,0<br />

1945 95,1 141,0 44,7 140,6 135,0 176,9 733,3<br />

1946 129,6 291,6 113,5 317,8 127,5 429,9 1.409,8<br />

1947 152,8 409,0 219,6 322,1 140,6 428,1 1.672,1<br />

1948 261,2 346,1 317,6 338,4 179,2 514,6 1.956,9<br />

1949 227,6 427,1 353,8 359,7 240,9 618,3 2.227,4<br />

1950 229,7 585,9 465,6 580,5 276,3 928,6 3.066,6<br />

1951 424,6 736,5 643,0 603,8 279,5 1.092,5 3.779,8<br />

1952 476,4 812,4 638,9 797,3 337,3 1.565,8 4.628,2<br />

1953 665,6 998,8 902,9 860,6 360,2 816,9 4.605,0<br />

1954 718,2 1.404,4 1.100,7 1.082,8 382,9 866,4 5.555,5<br />

1955 953,0 1.616,7 1.390,1 1.673,2 421,4 1.198,3 7.252,7<br />

1956 1.066,9 2.435,8 1.894,0 2.155,7 548,4 1.070,7 9.171,4<br />

1957 1.055,6 3.182,0 2.540,8 2.480,7 787,9 1.405,8 11.452,8<br />

1958 1.339,8 3.633,6 3.466,0 2.468,8 944,7 2.307,1 14.160,0<br />

1959 1.759,2 3.995,6 3.419,8 2.466,7 1.053,5 1.698,4 14.393,2<br />

1960 3.241,7 4.557,6 3.838,7 2.661,5 1.059,2 2.157,5 17.516,1<br />

1961 4.098,7 5.424,1 4.834,2 2.743,4 870,5 2.850,6 20.821,5<br />

1962 3.593,0 7.576,6 7.273,7 2.758,5 800,2 4.069,3 26.071,3<br />

FUENTE: Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias.<br />

Efectos comerciales<br />

Fondos públicos<br />

Otros valores<br />

Evolución del activo y de los recursos totales<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

Activo total Recursos totales<br />

30.000<br />

25.000<br />

20.000<br />

15.000<br />

10.000<br />

5.000<br />

0<br />

8 a 20 (2)<br />

7 a 8 (1)<br />

4 a 4 (4)<br />

3 a 3 (1)<br />

1 a 1 (3)<br />

0 a 0 (42)<br />

Otros activos<br />

1940 42 44 46 48 50 52 54 56 58 60 1962<br />

172 EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939-1962<br />

Mapa 2. Distribución geográfi ca de las sucursales en 1961<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

Capital desembolsado<br />

Total activo Principales cuentas de pasivo (1939-1962)<br />

1939 10,0 8,8 132,2 26,7<br />

1940 10,0 9,1 125,0 24,9<br />

1941 12,5 8,8 173,5 29,8<br />

1942 18,0 10,2 271,7 84,5<br />

1943 23,3 10,8 296,0 107,5<br />

1944 24,2 13,1 365,4 121,3<br />

1945 40,0 15,6 453,6 224,1<br />

1946 60,0 21,6 907,4 420,8<br />

1947 60,0 60,0 1.160,1 392,0<br />

1948 60,0 66,0 1.311,6 519,4<br />

1949 63,0 72,0 1.525,9 566,5<br />

1950 69,0 80,0 1.578,1 1.339,5<br />

1951 75,0 100,0 2.005,3 1.599,4<br />

1952 100,0 120,0 2.445,4 1.962,8<br />

1953 100,0 140,0 3.012,4 1.352,6<br />

1954 100,0 160,0 3.614,9 1.680,6<br />

1955 100,0 192,0 4.830,2 2.130,6<br />

1956 100,0 225,0 6.085,2 2.761,2<br />

1957 125,0 265,0 7.528,2 3.534,6<br />

1958 150,0 310,0 9.358,7 4.341,3<br />

1959 150,0 383,5 10.212,9 3.646,8<br />

1960 175,0 457,0 12.242,5 4.641,6<br />

1961 200,0 536,0 15.237,8 4.847,7<br />

1962 200,0 621,5 18.721,8 6.528,0<br />

FUENTE: Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias.<br />

Reservas<br />

Gastos e ingresos totales<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

Gastos del ejercicio Ingresos del ejercicio<br />

1.000<br />

800<br />

600<br />

400<br />

200<br />

0<br />

Acreedores<br />

20 a 25 (2)<br />

12 a 20 (1)<br />

8 a 12 (1)<br />

4 a 8 (7)<br />

1 a 4 (16)<br />

0 a 0 (26)<br />

Otro pasivo<br />

1939 41 43 45 47 49 51 53 55 57 59 1961<br />

Distribución de Ingresos en 1950<br />

Distribución de Ingresos en 1960<br />

Gastos generales y gastos fi nancieros<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

Gastos generales Gastos financieros (intereses)<br />

100<br />

80<br />

60<br />

40<br />

20<br />

0<br />

Gastos del ejercicio<br />

Reservas<br />

Dividendos<br />

Gastos del ejercicio<br />

Reservas<br />

Dividendos<br />

Amortizaciones<br />

Rentabilidad: benefi cio/capital y reservas<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

Rentabilidad <strong>Santander</strong> Rentabilidad ocho grandes bancos<br />

29<br />

24<br />

19<br />

14<br />

9<br />

1940 42 44 46 48 50 52 54 56 58 60 1962<br />

1939 41 43 45 47 49 51 53 55 57 59 1961


Coefi cientes de activo y de pasivo (1946-1962)<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

1946 1950 1955 1962<br />

Caja/activo 9,2 7,5 13,1 13,8<br />

Créditos y préstamos/activo 20,7 19,1 22,3 29,1<br />

Cartera de efectos/activo 8,1 15,2 19,2 27,9<br />

Fondos públicos/activo 22,5 18,9 23,1 10,6<br />

Valores industriales/activo 9,1 9,0 5,8 3,1<br />

Recursos ajenos/propios 9,0 10,6 16,5 22,4<br />

FUENTE: Banco de <strong>Santander</strong>. Balances anuales.<br />

Inversión comercial/recursos totales<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

90<br />

80<br />

70<br />

60<br />

50<br />

40<br />

30<br />

20<br />

10<br />

1940 42 44 46 48 50 52 54 56 58<br />

60 1962<br />

disposición de la economía un mayor volumen<br />

de recursos. La evolución que apreciamos<br />

no deja lugar a dudas: según pasó el tiempo la<br />

proporción aumenta, hasta llegar al 22 por ciento<br />

en 1962. En este caso la evolución del <strong>Santander</strong><br />

fue incluso más pronunciada que en otras<br />

entidades nacionales, cuyas ratios para esa misma<br />

fecha se situaban entre el 15 por ciento del<br />

Bilbao y el 20 por ciento del Hispanoamericano.<br />

La cuenta de resultados nos muestra que<br />

ingresos y gastos siguieron una misma trayectoria<br />

ascendente, bastante pronunciada<br />

a partir de 1950. Los primeros dieron un salto<br />

considerable en 1946, año de fusión con el<br />

Mercantil y fecha a partir de la cual aceleraron<br />

su crecimiento hasta alcanzar casi los 1.000<br />

millones de pesetas en 1962; en este último<br />

año los gastos totales supusieron 767 millones.<br />

A su aumento contribuyeron tanto los denominados<br />

generales, que incluyen los de personal,<br />

como los financieros, esto es, los intereses<br />

abonados a cuentacorrentistas y depositantes.<br />

Hasta 1949 los de personal se llevaron la parte<br />

del león, con una cuota de participación por<br />

encima del 60 por ciento. Aunque las repetidas<br />

subidas de los salarios base de los empleados<br />

de la banca no pudieron contrarrestar la fuerte<br />

inflación, pluses de toda índole (familiares, de<br />

vida cara, participación en beneficios), pagas<br />

extraordinarias, gratificaciones de productividad,<br />

vacaciones pagadas, jornadas intensivas<br />

de verano y horas extraordinarias, tendieron<br />

a elevar los costes laborales, siempre, eso sí,<br />

dentro de una organización del trabajo rígidamente<br />

reglamentada. En los cincuenta, los<br />

gastos financieros tomaron el relevo pasando a<br />

representar la mayor parte de los gastos totales<br />

del Banco. Ello obedeció al encarecimiento experimentado<br />

por los recursos ajenos: el tipo de<br />

interés registró un brusco salto desde un nivel<br />

algo superior al uno por ciento hasta el tres por<br />

ciento hacia 1950, para estabilizarse alrededor<br />

del 2,5 por ciento a partir de 1954. Estos tipos<br />

de interés sobre cuentas corrientes y depósitos,<br />

de hecho negativos a causa de unas tasas<br />

de inflación anuales muy por encima de esos<br />

porcentajes, no fueron sin embargo los verdaderamente<br />

pagados por las entidades financieras,<br />

pues éstas ofrecían a sus mejores clientes, y<br />

también para atraerse clientela nueva y ampliar<br />

su cuota de mercado, «extratipos» que pesaron<br />

como alas de plomo en la cuenta de resultados.<br />

Lo habitual de este proceder, que practicaron<br />

todos los banqueros del país, sugiere que los<br />

tan traídos y llevados «arreglos reguladores»<br />

fueron sistemáticamente incumplidos.<br />

El aumento de los gastos no impidió que los<br />

beneficios se incrementaran progresivamente.<br />

El Banco de <strong>Santander</strong>, que había ganado<br />

su primer millón de pesetas en el ejercicio de<br />

1928, sobrepasó en 1946 —merced a la operación<br />

del Mercantil— los diez millones y en<br />

1959, el año del Plan de Estabilización, había<br />

superado el listón de los 100 millones de pesetas.<br />

Más destacable es el hecho de que los beneficios<br />

aumentaran en relación con el capital<br />

del Banco y con los recursos propios. En efecto,<br />

el perfil quebrado de la curva de rentabilidad<br />

financiera (beneficio neto sobre fondos propios)<br />

es sin duda un buen indicador del éxito<br />

económico-financiero de la entidad: a los porcentajes<br />

relativamente moderados, en torno al<br />

10 por ciento, de la década posterior al conflicto,<br />

siguieron rentabilidades mucho más altas,<br />

por encima del 20 por ciento desde 1951 para<br />

alcanzar un máximo del 23 por ciento en 1962.<br />

Como el Banco progresó, sus accionistas<br />

fueron remunerados con arreglo a ese progreso.<br />

La serie de dividendos líquidos repartidos no<br />

deja la menor duda. El Banco dedicó al pago de<br />

dividendos casi una cuarta parte de sus beneficios<br />

líquidos. Las sucesivas ampliaciones<br />

de capital no impidieron que el porcentaje repartido<br />

creciera: así, tras los sacrificios de los<br />

años cuarenta, los accionistas vieron cómo la<br />

remuneración de sus títulos subía sin cesar,<br />

en ocasiones de manera pausada, hasta 1954,<br />

pero luego de forma rápida hasta superar el<br />

15 por ciento en 1956 y el 19 por ciento en<br />

1962. Puede afirmarse que los miembros del<br />

Consejo de Administración del <strong>Santander</strong>,<br />

con Emilio Botín a la cabeza, lograron cumplir<br />

sobradamente uno de sus pincipales objetivos:<br />

«la rentabilidad ante todo».<br />

EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939–1962 173


Cuenta de resultados (1939-1962)<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

Ingresos del ejercicio<br />

Gastos generales<br />

1939 12,6 5,7 5,4 1,5<br />

1940 5,3 2,0 1,5 1,8<br />

1941 5,8 2,4 1,4 1,9<br />

1942 9,5 4,7 2,1 2,8 1,3 7,2 4,6<br />

1943 12,2 5,2 2,8 4,1 1,7 7,1 4,8<br />

1944 14,5 6,2 3,1 5,3 1,9 7,7 5,0<br />

1945 17,3 7,8 3,7 5,9 1,9 4,8 3,5<br />

1946 37,3 17,0 8,3 12,0 3,3 5,4 4,0<br />

1947 46,9 22,0 9,9 15,0 4,8 8,0 4,0<br />

1948 54,4 25,0 12,4 17,0 6,0 10,0 4,8<br />

1949 61,5 28,2 14,5 18,8 6,6 10,5 4,9<br />

1950 110,9 37,0 52,4 21,6 7,2 10,5 4,9<br />

1951 131,7 45,4 47,5 38,8 8,0 10,6 4,6<br />

1952 153,7 55,8 53,9 44,0 10,0 10,0 4,6<br />

1953 179,6 66,3 64,7 48,6 11,8 11,8 4,9<br />

1954 214,8 88,2 75,7 50,9 12,8 12,8 4,9<br />

1955 312,9 107,7 135,8 69,4 13,9 13,9 4,8<br />

1956 352,4 131,8 146,5 74,1 15,6 15,6 4,8<br />

1957 466,9 188,6 194,0 84,4 18,3 14,7 4,7<br />

1958 534,8 205,7 239,4 89,7 20,8 13,9 4,5<br />

1959 610,0 231,3 270,6 108,1 24,5 16,4 4,6<br />

1960 674,3 262,8 267,0 144,4 29,1 16,6 4,6<br />

1961 736,7 287,3 312,6 136,7 34,4 17,2 4,7<br />

1962 956,4 339,5 427,8 189,2 39,2 19,6 4,8<br />

FUENTE: Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias.<br />

Rentabilidad (1939-1962)<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

Beneficios líquidos/<br />

Fondos propios<br />

1939 8,1 0,95<br />

1940 9,4 1,3<br />

1941 8,9 0,9<br />

1942 9,8 0,7<br />

1943 12,0 0,9<br />

1944 14,1 1,0<br />

1945 10,6 0,7<br />

1946 14,6 0,8<br />

1947 12,5 0,9<br />

1948 13,5 0,9<br />

1949 13,9 0,8<br />

1950 14,5 0,7<br />

FUENTE: Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias.<br />

Gastos fi nancieros<br />

(intereses)<br />

Benefi cio líquido<br />

Beneficios líquidos/<br />

Activo total<br />

Dividendo líquido repartido<br />

Dividendo/fondos propios<br />

(porcentajes)<br />

Dividendo/capital desembolsado<br />

(porcentajes)<br />

Beneficios líquidos/<br />

Fondos propios<br />

1951 22,2 1,0<br />

1952 20,0 1,0<br />

1953 20,3 1,1<br />

1954 19,6 0,9<br />

1955 23,8 1,1<br />

1956 22,8 0,8<br />

1957 21,7 0,7<br />

1958 19,5 0,6<br />

1959 20,3 0,8<br />

1960 22,9 0,8<br />

1961 18,6 0,8<br />

1962 23,0 0,7<br />

Beneficios líquidos/<br />

Activo total<br />

174 EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939-1962<br />

NOTAS<br />

1. Para conmemorar la efemérides, la entidad publicó un libro con el título de Banco de <strong>Santander</strong>, 1857-1957. Aportación al estudio de la historia<br />

económica de la Montaña, que incluía diversos capítulos sobre la historia de la economía de la ciudad y uno especial sobre la fundación<br />

del Banco redactado por Ángel Jado Canales. También financió una edición de escritos de Menéndez Pelayo. Otras iniciativas fueron la<br />

realización de actos religiosos y sociales, la concesión de gratificaciones al personal y la organización de concursos literarios y de pintura.<br />

2. Desde 1965 y hasta 1986 fue también presidente de Bankinter, entidad fundada por el <strong>Santander</strong> y el Bank of America.<br />

3. Las síntesis más recientes de la economía durante el periodo autárquico las ofrecen García Delgado y Jiménez en Un siglo de España. La<br />

economía (1999); Barciela et al., La España de Franco, 1939-1975: Economía (2001) y del mismo autor, Autarquía y mercado negro. El fracaso<br />

económico del primer franquismo, 1939-1959 (2003).<br />

4. Banco de España. Servicio de Estudios (D-6824): «Principales aspectos del crecimiento de la economía española entre 1950 y 1960»<br />

(1960). Suponemos que el autor de este informe fue Juan Sardá, quien para la fecha que se redactó era el director del Servicio de Estudios.<br />

5. El statu quo fue suavizado algo con el decreto de 12 de diciembre de 1942, que permitió el traslado de oficinas bancarias dentro de<br />

un mismo término municipal y la apertura de agencias urbanas donde ya existiese una oficina principal. También se autorizaban los<br />

convenios entre entidades bancarias para el intercambio de sucursales, siempre y cuando no aumentara el número total de sucursales<br />

u oficinas de cada una de las sociedades, así como la adquisición de acciones de otros negocios bancarios, también con determinadas<br />

limitaciones. Posteriormente, otro decreto de 13 de abril de 1945 estableció nuevas normas para la apertura de sucursales y agencias en<br />

función del tamaño de la población y de la importancia económica de la plaza.<br />

6. Para sortear las limitaciones de esta legislación, tan restrictivas, los bancos trataron de llegar a determinados acuerdos internos o pactos,<br />

conocidos como «arreglos», que en muchas ocasiones tuvieron como objetivo limitar la concurrencia, comprometiéndose los bancos<br />

firmantes a fijar de manera conjunta los tipos máximos para las operaciones pasivas y los mínimos para las activas. Sobre este asunto véase<br />

García Ruiz, «Los arreglos interbancarios durante el franquismo», en Revista de Historia Económica, 20, 2.<br />

7. «El Banco de España, 1931-1962», publicado en el volumen El Banco de España. Una historia económica (1970), pp. 419-479.<br />

8. Se trata de su famosa conferencia de 1953 en la que sometió a una demoledora crítica a la política económica oficial, o si se prefiere<br />

a la ausencia de política: «La coordinación de la política económica en España». Discurso de apertura del año académico 1953-1954<br />

del Instituto Social León XIII. Madrid, 1953.<br />

9. Se pusieron en circulación 60.000 nuevas acciones de 250 pesetas cada una. El pago de los dividendos pasivos pendiente se fue acomodando<br />

al desarrollo de las actividades del Banco, de tal manera que a finales de 1944 el total desembolsado ascendía a 24,2 millones de pesetas.<br />

10. La operación fue autorizada el 15 de julio de 1942. Los consejeros del Torrelavega continuaron vinculados al <strong>Santander</strong> en calidad de<br />

consejeros locales.<br />

11. Banco de <strong>Santander</strong>, Memoria (1944).<br />

12. La segunda agencia urbana se instaló en Puertochico, en 1947.<br />

13. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta del Consejo de Administración (9 de agosto de 1947).<br />

14. Banco de <strong>Santander</strong>, Memoria de 1945, p. 7.<br />

15. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta del Consejo de Administración (20 de abril de 1945).<br />

16. Botín Sanz de Sautuola, «Cincuenta y seis años de historia del Banco», en El <strong>Santander</strong>, 1 (1987).<br />

17. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta del Consejo de Administración (15 de mayo de 1945). En ese momento el valor nominal de las 10.000 acciones del<br />

Banco Mercantil se elevaba a cinco millones de pesetas.<br />

18. Botín Sanz de Sautuola, «Cincuenta y seis años de historia» (1987). Al éxito de la operación contribuyó, sin duda, el conocimiento público<br />

de la lista de accionistas del Mercantil, publicada como apéndice en la Memoria anual.<br />

19. Acta del Consejo de Administración (8 de junio de 1945). Botín contó con el asesoramiento de dos destacados juristas especializados en<br />

temas mercantiles, Chapaprieta y Garrigues.<br />

20. Acta del Consejo de Administración (11 de junio de 1945).<br />

21. Acta del Consejo de Administración (23 de junio de 1945).<br />

22. Esta cita y la siguiente en Gutiérrez Sebares y Hoyo Aparicio, Testigo de una época.<br />

23. El Economista, 15 de septiembre de 1945, p. 1.157.<br />

24. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas del Consejo de Administración (17 de julio de 1945 y 30 de julio de 1945).<br />

25. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta del Consejo de Administración (2 de julio de 1945).<br />

26. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta del Consejo de Administración (14 de agosto de 1945).<br />

27. También es cierto que a tal entendimiento contribuyó, en no poca medida, el hecho de que el Banco de <strong>Santander</strong> tuviese en su mano un<br />

paquete de acciones del Mercantil superior al poseído por Banesto. Por otra parte, el entonces poderoso Banco Central se alineó con el<br />

<strong>Santander</strong>, al cual prestó una importante ayuda en el proceso de absorción del Mercantil, y por ese motivo, en la Junta del 31 de marzo de 1949<br />

del Banco de <strong>Santander</strong>, se mencionan las estrechas relaciones que la entidad mantenía con otros bancos y en especial con el Central.<br />

28. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta del Consejo de Administración (18 de agosto de 1945).<br />

29. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta del Consejo de Administración (2 de octubre de 1945).<br />

30. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta del Consejo de Administración (3 de noviembre de 1945). Se desembolsaron en su totalidad en tan sólo dos ejercicios.<br />

31. Citado en El Economista, 15 de diciembre de 1945, p. 1.573.<br />

32. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas del Consejo de Administración (22 de mayo de 1946 y 15 de julio de 1946). A fin de que esta condición no<br />

afectase al volumen de negocios ni a los beneficios de explotación del Banco, se realizaron gestiones con Banesto y el Banco Central para<br />

conseguir, en contrapartida, el cierre de alguna de las sucursales de estos bancos. Las negociaciones previas por las que se intercambiaron<br />

las sucursales del Mercantil en Reinosa, Laredo y Santoña por las del Banesto en Arnedo, Cervera del Río Alhama y Carrión de los Condes<br />

sirvieron a este propósito, a la vez que permitieron la extensión de la red de oficinas en La Rioja. Por otro lado, se intercambió con el<br />

Central la oficina que esa entidad tenía en Berlanga del Duero por la de Ledrada y se cerró la del Mercantil en Barruelo de Santullán,<br />

gracias a un acuerdo entre el Central y el Popular de los Previsores del Porvenir por el que el Central cedería al Popular de los Previsores<br />

su sucursal en Cebreros a cambio de otra a determinar.<br />

33. El Mercantil poseía una diversificada cartera de títulos industriales, de sociedades mineras, de alimentación, energía, metálicas, químicas,<br />

construcción naval, así como de empresas de servicios.<br />

34. El Economista, 1 de septiembre de 1945, p. 1.093.<br />

35. El mismo año de la compra del Mercantil, Emilio Botín fue nombrado consejero del Banco de <strong>Santander</strong>, quizá como recompensa a<br />

su esforzada labor en la operación. El propio presidente confesó años después que, no obstante su ya por entonces larga trayectoria<br />

en la entidad, le había costado mucho conseguir el nombramiento: «Me costó mucho conseguir el nombramiento que ambicionaba<br />

de consejero en el Banco, a pesar de que mi padre murió siendo presidente del mismo y de que mi familia era la mayor accionista de la<br />

entidad. Se estimaba en aquella época un grave defecto ser demasiado joven y hube de esperar siete años antes de conseguir mi propósito»,<br />

Botín Sanz de Sautuola, «Cincuenta y seis años de historia» (1987).<br />

36. Con esta ampliación, el <strong>Santander</strong> alcanzó la cifra de 2.410 accionistas. El capital quedó constituido por 400.000 acciones nominativas<br />

con un importe de 250 pesetas cada una.<br />

37. Como se dice en las Memorias de 1956 y de 1957, la suscripción constituyó un éxito brillante, pues la mayor parte del capital fue suscrito<br />

por los propios accionistas ya que apenas se registraron transacciones de derechos.<br />

38. Citado en Hoyo «Emilio Botín Sanz de Sautuola y López» en Torres, Los 100 empresarios españoles del siglo xx (2000), p. 400.<br />

39. Banco de <strong>Santander</strong>, Memoria 1956. La relación entre las dos entidades había comenzado cuando Soler y Torra le traspasó al <strong>Santander</strong><br />

la oficina que aquél tenía en San Sebastián; se estableció entonces un buen entendimiento en sus respectivos responsables, lo que<br />

condujo a ampliar la colaboración.<br />

40. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta del Consejo de Administración (31 de diciembre de 1944). Sin duda, el acercamiento entre el Banco <strong>Santander</strong><br />

y el Banco Central tuvo mucho que ver con la buena relación entre Emilio Botín e Ignacio Villalonga, presidente del Banco Central.


Póliza de operaciones al contado<br />

La ampliación de capital de<br />

100 a 200 millones se desembolsó<br />

totalmente en 1961 y se efectuó al<br />

800 por cien de su valor nominal.<br />

Las afinidades entre los dos presidentes eran muy importantes, y ambos iniciaron tras la guerra campañas de expansión paralelas,<br />

manteniendo siempre una excelente relación personal y colaborando en todo lo posible.<br />

41. El <strong>Santander</strong> intercambió 25.000 acciones del Hispano Colonial por 13.000 del Central. Su apoyo a la fusión se explica por la estrecha<br />

relación existente entre Botín y Villalonga y también porque en su día el Central había apoyado al <strong>Santander</strong> en la operación del Mercantil.<br />

Además, aquellos años el Banco de <strong>Santander</strong> tenía concentrada su expansión en plazas como Madrid, Bilbao, Oviedo y Andalucía, no<br />

había entrado todavía de lleno en el mercado catalán. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta del Consejo de Administración (18 de marzo de 1950).<br />

42. Otros convenios que no se cerraron fueron con el Crédito Balear, el Español de Crédito y la Banca March, entidades con las cuales se<br />

negoció el traspaso de varias sucursales que no autorizó el Consejo Superior Bancario, a causa de las protestas del Banco de Bilbao.<br />

43. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta del Consejo de Administración (25 de junio de 1959). Banco de <strong>Santander</strong>, Memoria de 1959, p. 12.<br />

44. Banco de <strong>Santander</strong>, Actas del Consejo de Administración (4 de noviembre de 1948, 4 de febrero de 1949 y 1 de abril de 1949); y memorias<br />

anuales de 1950 a 1960. La cita se toma de la Memoria de 1961, p. 13.<br />

45. A finales de 1962 el Banco contaba con una red de 61 agencias urbanas repartidas por 10 ciudades españolas; en Madrid y Barcelona se<br />

alcanzó la cifra de 24 y 18, respectivamente.<br />

46. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta del Consejo de Administración (1 de marzo de 1957).<br />

47. Sobre la minería de la pirita y el rescate de las minas, Gómez Mendoza, El Gibraltar económico: Franco y Riotinto, 1936-1954 (1994).<br />

48. Banco de <strong>Santander</strong>, Acta del Consejo de Administración (1 de febrero de 1956).<br />

49. Banco de <strong>Santander</strong>, Memoria de 1945, p. 12.<br />

50. Con arreglo a la reforma de los estatutos, se incrementó el número de vocales del Consejo y se creó una segunda vicepresidencia.<br />

51. Estas funciones se detallaban en los estatutos del Banco, aprobados en la Junta General Extraordinaria de 5 de diciembre de 1945 y<br />

modificados el 5 de noviembre de 1949.<br />

52. Lo que sigue se toma de las memorias anuales del Banco y de las actas del Consejo de Administración.<br />

53. Por lo general, las memorias de cada ejercicio se hacen eco de esta política de aplicar fondos al incremento de reservas, con objeto de<br />

cumplir con la normativa legal y aprovechar los beneficios fiscales que se derivaban.<br />

54. La inversión en fondos públicos fue estimulada por un marco regulador que fomentó una estrategia de prudencia entre las entidades<br />

financieras así como por las recomendaciones del Consejo Superior Bancario. En las memorias se afirma que los fondos públicos<br />

garantizaban liquidez en tiempos en los que era necesario extremar la prudencia. No obstante, en el Consejo de Administración se oyeron<br />

quejas de que buena parte de los recursos se canalizaban hacia organismos públicos como Renfe y el INI, «lo que impedía a la banca<br />

desarrollar su función de intermediario financiero de la manera más productiva para el conjunto de la economía».<br />

EL ASCENSO DE UN BANCO NACIONAL, 1939–1962 175


Los cimientos del éxito<br />

1963 1985<br />

Durante los años sesenta y principios de los setenta, la economía española<br />

registra un crecimiento rápido y una notable transformación de su estructura<br />

productiva. Los años siguientes, sin embargo, son de crisis y coinciden,<br />

además, con la transición política desde la dictadura franquista al régimen<br />

democrático instaurado con las elecciones de 1977 y la Constitución de<br />

1978. En estos años el <strong>Santander</strong> se convierte en el quinto banco nacional,<br />

con unos depósitos de clientes que rebasan el billón de pesetas y unos<br />

beneficios que se sitúan en torno a los 10.000 millones de pesetas. En<br />

1950 Emilio Botín Sanz de Sautuola es nombrado presidente y en 1967<br />

su hijo, Emilio Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos, es designado<br />

director general. La expansión del Banco es el resultado de una rigurosa<br />

gestión de riesgos y de una agresiva política comercial. En esta época el<br />

<strong>Santander</strong> continúa su política de absorción de entidades financieras de<br />

tamaño medio y de instalación de sucursales por toda España. Un hito<br />

importante de este periodo fue la creación de Bankinter, en 1965, en<br />

colaboración con el Bank of America. De igual trascendencia fue la expansión<br />

del Banco en Latinoamérica, comprando y creando entidades de crédito.<br />

Con ello el <strong>Santander</strong> demostró su genuina vocación por el continente y<br />

puso las bases de su futura expansión.<br />

«El Solaruco»<br />

La casona de estilo montañés de El Solaruco albergaba el<br />

Centro de Formación del Banco de <strong>Santander</strong>.<br />

El moderno centro, ubicado en la Ciudad Financiera Banco<br />

de <strong>Santander</strong>, porta el mismo nombre como homenaje<br />

sentimental al lugar por donde pasaron muchos de sus<br />

empleados como alumnos y como profesores.


Dos decenios de expansión<br />

Entre 1963 y 1985, el Banco de <strong>Santander</strong><br />

consolidó su carácter de entidad nacional.<br />

Aprovechando el buen comportamiento de la<br />

economía española durante el decenio de los<br />

sesenta, amplió su red de sucursales y extendió<br />

la gama y el ámbito territorial de sus operaciones<br />

financieras. Después, durante la grave<br />

y prolongada crisis industrial y bancaria de<br />

los años setenta y principios de los ochenta,<br />

el <strong>Santander</strong>, bien anclado en su negocio comercial<br />

y muy cuidadoso con el nivel y la calidad<br />

de sus riesgos, sorteó sin dificultades una<br />

de las peores etapas de la economía española<br />

contemporánea. Lejos de quedar paralizado,<br />

como muchas otras instituciones, el ya centenario<br />

establecimiento cántabro logró fortalecerse,<br />

crecer en España y ampliar su presencia<br />

en América Latina. Por eso, cuando el Banco<br />

celebró de manera discreta su 125 aniversario,<br />

en 1982, Emilio Botín pudo afirmar con satisfacción<br />

que el <strong>Santander</strong> se había colocado en<br />

el quinto puesto del ranking nacional, con una<br />

cuota de mercado cercana al siete por ciento.<br />

Era el cuarto por recursos propios, el tercero en<br />

beneficios líquidos y el segundo por capitalización<br />

bursátil; no sólo esto, sino que además<br />

lideraba la clasificación nacional por número<br />

de accionistas y ocupaba la primera posición<br />

por solvencia y rentabilidad. También recordó<br />

que desde 1857, el Banco, fundado con un<br />

capital de cinco millones de reales y con 17<br />

empleados en nómina, había andado un largo<br />

recorrido histórico hasta alcanzar el lugar del<br />

178 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

que disfrutaba en ese momento: con cerca de<br />

1.000 sucursales y agencias en España, en las<br />

que trabajaban más de 10.000 empleados y con<br />

una decena de bancos en el extranjero, 146 oficinas<br />

y 3.000 personas. A lo largo de muchos<br />

años, el establecimiento de crédito cántabro se<br />

había forjado una identidad propia e inconfundible,<br />

consolidando una posición de privilegio<br />

en el mundo mercantil español y latinoamericano.<br />

En 1985, al terminar el periodo que cubre<br />

Al ascenso del <strong>Santander</strong> habían<br />

contribuido un conjunto de fuerzas en las<br />

que se entremezclaban la tradición y<br />

la innovación, lo antiguo y lo novedoso<br />

este capítulo, los recursos propios del <strong>Santander</strong><br />

superaban los 100.000 millones de pesetas,<br />

manejaba unos recursos ajenos por encima del<br />

billón de pesetas, sus beneficios líquidos sobrepasaban<br />

los 10.000 millones de pesetas y su<br />

capitalización bursátil alcanzaba la cifra récord<br />

de 170.000 millones de pesetas.<br />

Aunque desde sus orígenes el Banco había<br />

ido de menos a más, el salto dado desde 1950<br />

y, sobre todo, desde 1962 fue espectacular. Al<br />

ascenso del <strong>Santander</strong> habían contribuido un<br />

conjunto de fuerzas en las que se entremezclaban<br />

la tradición y la innovación, lo antiguo y<br />

lo novedoso. Un equipo rector estable y cohesionado<br />

en torno a la figura de su presidente,<br />

Emilio Botín, que había dirigido la entidad con<br />

rigor, fortuna e inteligencia. Un accionariado<br />

fiel, comprometido con la entidad, y dispuesto<br />

a acudir a las ampliaciones de capital que fuesen<br />

precisas. Una estrategia comercial ágil y<br />

agresiva, captando nuevos clientes y ganando<br />

cuota de mercado, combinada con una prudente<br />

política de riesgos y una precavida línea de<br />

actuación orientada a fortalecer los recursos<br />

propios. La compra de pequeñas y medianas<br />

entidades para agrandar el círculo de las actividades<br />

del Banco, de tal modo que otros diez<br />

establecimientos, los bancos Cid, Fomento de<br />

Gerona, Mataró, Jáudenes y Bárcena, Industrial<br />

de Cataluña, Continental, Comercial<br />

Español, Jover, Murcia y Comercial de Cataluña,<br />

se integraron en el entonces incipiente<br />

Grupo Bansander. La innovación tecnológica<br />

fue asimismo un factor de primer orden en<br />

la modernización del <strong>Santander</strong>. Pionero en la<br />

adopción de métodos informáticos, se adelantó<br />

a sus competidores en la instalación de una poderosa<br />

y bien organizada Central Contable y en<br />

la mecanización de las labores administrativas<br />

de sucursales y agencias. De no menor trascendencia<br />

fue la constitución de Bankinter, audaz<br />

iniciativa ejecutada en colaboración con el Bank<br />

of America, una de las instituciones financieras<br />

más veteranas, prestigiosas e influyentes<br />

de Estados Unidos. La creación de sociedades de<br />

inversión y de financiación fue otro instrumento<br />

que contribuyó a impulsar las operaciones<br />

del Banco; con ellas desarrolló un área<br />

Sede del Banco en <strong>Santander</strong><br />

La sede de Pereda siguió siendo el punto de referencia en la<br />

vida del Banco. Terminadas las obras, se convirtió, tanto por<br />

su exterior como por sus cuidados interiores, en uno de los<br />

edificios más significativos de la ciudad de <strong>Santander</strong>.


LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 179


Grupo <strong>Santander</strong>: Sociedades consolidadas en 1985<br />

Bancos<br />

españoles<br />

Banco<br />

<strong>Santander</strong><br />

Banco<br />

<strong>Santander</strong><br />

de Negocios<br />

Banco<br />

de Murcia<br />

Banco<br />

Comercial<br />

Español<br />

Banca<br />

Jover<br />

FUENTE: Informe anual, 1985.<br />

Sociedades<br />

españolas<br />

Banleasing<br />

<strong>Santander</strong> de<br />

Factoring<br />

Hipotebansa<br />

Gesbansander<br />

Gesbansa<br />

Bansander-<br />

Noble<br />

Lowndes<br />

20 sociedades<br />

de carácter<br />

instrumental<br />

Bancos<br />

extranjeros<br />

Banco<br />

Español<br />

Chile<br />

Banco<br />

<strong>Santander</strong><br />

Internac. Miami<br />

Banco<br />

<strong>Santander</strong><br />

Uruguay<br />

Banco<br />

<strong>Santander</strong><br />

Puerto Rico<br />

Banco<br />

<strong>Santander</strong><br />

Panamá<br />

Banco<br />

<strong>Santander</strong><br />

Costa Rica<br />

Banco<br />

<strong>Santander</strong><br />

Argentina<br />

Banco<br />

<strong>Santander</strong><br />

Trust & Banking<br />

Corp. Bahamas<br />

Inmobiliaria<br />

Guatemala<br />

Sociedad<br />

General de<br />

Crédito<br />

Ecuador<br />

180 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

Sociedades<br />

extranjeras<br />

Bansander<br />

Leasing<br />

(Puerto Rico)<br />

<strong>Santander</strong><br />

Finanz Ag.<br />

(Suiza)<br />

Ocho sociedades<br />

de carácter<br />

Instrumental<br />

de negocios relativamente novedosa y esas mismas<br />

sociedades le sirvieron para atraerse nuevos<br />

clientes y para complementar la remuneración<br />

que, vía dividendos, recibían los accionistas.<br />

América también fue una fuerza de propulsión<br />

de la entidad. Pese a las dificultades de toda índole<br />

a las que tuvo que enfrentarse el subcontinente<br />

en estos años, Botín no cesó en su empeño<br />

latinoamericano, fundando y comprando<br />

entidades, desde el istmo de Panamá hasta el<br />

río de la Plata y las orillas del Pacífico Sur. Con<br />

diez entidades y más de un centenar de agencias,<br />

en 1985 el Banco de <strong>Santander</strong> ya no era<br />

exclusivamente un banco español, sino también<br />

latinoamericano, un hecho que puede constatarse<br />

con facilidad en las memorias anuales, los<br />

balances y las cuentas de resultados de la entidad.<br />

Pero no acaba aquí la enumeración de las<br />

posibles razones que explican la buena trayectoria<br />

del <strong>Santander</strong>. Porque para Emilio Botín las<br />

claves del éxito de la entidad que presidía había<br />

que buscarlas en su interior, en los equipos humanos,<br />

en la calidad de los hombres y mujeres<br />

que trabajaban en las sucursales, en las agencias<br />

y en la oficina central. Y así lo manifestó en la<br />

reunión de la Junta de accionistas en la que se<br />

conmemoraron los ciento veinticinco años de<br />

actividad. Allí, en presencia de accionistas, directivos,<br />

empleados, periodistas y observadores,<br />

Botín dijo sin ambages que «todo esto —el éxito<br />

del <strong>Santander</strong>— ha sido posible gracias al personal<br />

sin excepción con que ha contado y cuenta<br />

nuestro Banco y nuestro Grupo bancario».<br />

En suma, entre principios de los sesenta y<br />

mediados de los ochenta, los accionistas, empleados<br />

y directivos del Banco de <strong>Santander</strong>,<br />

con Emilio Botín a la cabeza, erigieron un espléndido<br />

edificio financiero, eficiente, solvente<br />

y rentable, preparado para dar el paso hacia<br />

delante que tuvo lugar a partir de 1986, con<br />

España plenamente integrada en la Comunidad<br />

Europea, participando en el juego de la<br />

construcción del mercado único y del euro e<br />

inserta en una economía internacional cada<br />

vez más abierta, competitiva y global.<br />

De menor a mayor: la economía<br />

española y la transformación del<br />

Banco de <strong>Santander</strong><br />

Entre la ley de Bases de Ordenación del Crédito<br />

y la Banca de 1962 y el ingreso de España<br />

en la Comunidad Económica Europea,<br />

transcurrieron dos largas décadas jalonadas<br />

por una serie de acontecimientos que alteraron<br />

de manera radical e irreversible la vida<br />

política y económica nacional. En el ámbito<br />

político España pasó, merced a un modélico<br />

proceso de transición, de una prologada<br />

dictadura a un régimen democrático pleno y<br />

consolidado, mientras que en la esfera de la<br />

economía tuvo lugar una rápida transformación<br />

de la estructura agraria e industrial y una<br />

acelerada modernización del sector servicios.<br />

A caballo entre el autoritarismo y las libertades<br />

políticas, la economía y la sociedad españolas,<br />

sometidas a los vaivenes de una cambiante coyuntura,<br />

recorrieron un camino nada fácil desde<br />

el intervencionismo asfixiante de la autarquía<br />

hasta la liberalización casi completa de los<br />

mecanismos de asignación y distribución de<br />

los recursos. En poco más de dos décadas, el<br />

Estado interventor franquista cedió paso y protagonismo<br />

al libre mercado.<br />

En ese mismo tiempo, el Banco de <strong>Santander</strong>,<br />

liderado por Emilio Botín, también<br />

registró notables cambios. La entidad creció<br />

y diversificó sus actividades y operaciones,<br />

conquistó mercados, ascendió varios puestos<br />

en el ranking nacional de entidades financieras<br />

y se integró con pleno derecho en el grupo<br />

de los siete grandes. No menos importante<br />

fue su apuesta por extender su radio de acción<br />

más allá de los límites geográficos de la península<br />

ibérica, abriendo oficinas y comprando<br />

bancos en América Latina. Las bases sobre<br />

las que descansó la formidable expansión<br />

del <strong>Santander</strong> en estos años fueron varias:<br />

una incesante ampliación de su presencia<br />

territorial merced a la compra de entidades<br />

medianas y pequeñas y a la apertura de oficinas<br />

en ciudades y pueblos repartidos por toda<br />

la geografía nacional; una estrategia comercial<br />

ágil y flexible, un conocimiento cercano de<br />

la clientela, una apuesta tecnológica atrevida,<br />

una prudente gestión de la cartera de valores, una<br />

rigurosa y acertada evaluación de los riesgos<br />

mercantiles, una política conservadora<br />

de reservas y dotaciones, una más que buena<br />

capitalización y una cuidadosa atención a la<br />

tornadiza coyuntura española y mundial. No<br />

obstante, esta enumeración no quedaría completa<br />

si no se incluyesen dos elementos más<br />

sin los cuales sería imposible entender ese<br />

salto de menor a mayor: la continuidad en la<br />

Dirección de la entidad y el esfuerzo, dedicación<br />

y compromiso de la totalidad de sus<br />

gestores. Durante todos estos años la ascendencia<br />

de Emilio Botín sobre el Banco fue indiscutible.<br />

Desde su amplio y sobrio despacho


Ley de Bases de Ordenación del Crédito<br />

y la Banca, 1962<br />

Esta ley procuró regular el funcionamiento<br />

de las entidades financieras. Supuso el<br />

término del statu quo y una mayor libertad<br />

de movimientos para la banca, aunque<br />

todavía acusaba un fuerte intervencionismo<br />

por parte del Estado. Se llevó a efecto<br />

mediante los sucesivos planes de desarrollo.


Ranking bancario por cuota de mercado (1962 y 1965)<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

1962 1985<br />

Banco Bilbao 8,0 8,0<br />

Banco Central 10,7 9,9<br />

Banco Español de Crédito 18,7 8,1<br />

Banco Hispanoamericano 14,4 7,1<br />

Banco Popular 4,9 3,6<br />

Banco de <strong>Santander</strong> 5,7 6,4<br />

Banco de Vizcaya 8,3 5,1<br />

182 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

del paseo de Pereda en <strong>Santander</strong>, o desde su<br />

oficina en la calle Alcalá 37 en Madrid, o la<br />

que luego ocupó en el palacete de Bankinter<br />

en el paseo de la Castellana, Botín ejerció su<br />

cargo de presidente con una autoridad que todos<br />

reconocieron. La simbiosis entre el Banco<br />

y su presidente fue completa. Fue el tiempo<br />

de esplendor de Emilio Botín como gran banquero<br />

nacional.<br />

Entre 1963 y 1985, el activo total del Banco<br />

de <strong>Santander</strong> saltó de 26.634 a 1.711.991<br />

millones de pesetas y su capital social de 200 millones<br />

a más de 40.000 millones de pesetas.<br />

Sus recursos ajenos registraron un incremento<br />

aún más espectacular: de 21.180 a<br />

1.117.213 millones de pesetas. Los ingresos<br />

Entre 1963 y 1985 el capital social<br />

había pasado de 200 a 40.000<br />

millones de pesetas y sus beneficios se<br />

habían multiplicado por 100 hasta<br />

alcanzar los 13.676 millones<br />

totales aumentaron de 1.208 a 210.000 millones<br />

de pesetas, mientras que los beneficios<br />

netos alcanzaron, en esta última fecha,<br />

los 13.676 millones de pesetas, una cifra cien<br />

veces mayor que la de 1963. Las sucursales y<br />

agencias se multiplicaron por nueve, de 132<br />

a 1.146 y en 1985 el número de empleados<br />

ascendía a 9.897. En América, el <strong>Santander</strong><br />

poseía bancos y oficinas de representación<br />

en casi todo el subcontinente sur, desde el<br />

istmo de Panamá hasta los confines de Tierra<br />

de Fuego. Y si en 1962 el <strong>Santander</strong> y el<br />

Popular formaban el dúo de los pequeños, a<br />

gran distancia de los otros cinco grandes del<br />

sistema bancario nacional, un cuarto de siglo<br />

después, la entidad cántabra se había despegado<br />

de su antiguo compañero, superando al<br />

Vizcaya, se había acercado al reducido cuarteto<br />

de cabeza y, más meritorio aún, había<br />

acortado la distancia que le separaba del primero,<br />

posición que en aquel entonces ostentaba<br />

el Banco Central. 1 Así pues, al terminar<br />

esta etapa, brillante desde cualquier punto de<br />

vista, el Banco de <strong>Santander</strong> era ya, a escala<br />

nacional, una entidad de envergadura. Más<br />

trascendente todavía resulta el hecho de que,<br />

al mismo tiempo, sus responsables construyeron<br />

unos sólidos cimientos sobre los cuales<br />

se podía edificar, con perseverancia, esfuerzo,<br />

inteligencia y algo de suerte, una institución<br />

financiera de altos vuelos: un verdadero<br />

banco mundial.<br />

Durante la última etapa del franquismo<br />

(1962-1975), el Banco de <strong>Santander</strong> creció a la<br />

par que la economía española experimentaba<br />

su particular «edad de oro». 2 En tres lustros<br />

se produjeron notables transformaciones estructurales,<br />

un innegable incremento del nivel<br />

de vida y un profundo cambio social. La tasa de<br />

crecimiento del producto interior bruto (PIB)<br />

en términos reales se situó en torno al siete<br />

por ciento anual (el seis por ciento en términos<br />

per cápita), por encima de la registrada en<br />

los países industrializados, con excepción de<br />

Japón. El PIB por habitante aumentó durante<br />

esos quince años a una velocidad siete veces<br />

superior a la de la centuria precedente, y<br />

al doble que en el último cuarto del siglo xx.<br />

El punto de arranque fue el Plan de Estabilización<br />

de 1959, que corrigió los desequilibrios<br />

macroeconómicos e introdujo medidas liberalizadoras,<br />

reduciendo el número y grado de intervenciones<br />

en el mercado interno y abriendo<br />

la economía al exterior. El crecimiento afectó<br />

a todos los sectores, pero fue particularmente<br />

intenso en la industria, con una tasa media del<br />

nueve por ciento, que se convirtió en el auténtico<br />

epicentro de la modernización. En su día<br />

Enrique Fuentes Quintana, que ocupó la vicepresidencia<br />

del Gobierno en uno de los gabinetes<br />

de Adolfo Suárez, resumió el cúmulo de<br />

fuerzas que se unieron para impulsar el crecimiento<br />

sostenido de aquellos años: 1) el deseo<br />

social de la mayor parte de la población de mejorar<br />

su nivel de vida; esto es, la existencia de<br />

un espíritu de modernización que estuvo por<br />

encima de las exigencias y sacrificios que ello<br />

imponía; 2) el atraso relativo, cuya eliminación<br />

abrió amplias oportunidades de progreso,<br />

dado el desnivel entre la técnica disponible y<br />

la aplicada en los procesos productivos españoles;<br />

3) la incorporación de avances tecnológicos<br />

a través de la importación de bienes<br />

de equipo, inversión directa y adquisición de<br />

patentes y marcas, que permitió la renovación<br />

de instalaciones y procesos de producción<br />

industriales; 4) el rápido aumento de la<br />

demanda de consumo y de la tasa de inversión,<br />

privada y pública; 5) la apertura al exterior<br />

que conectó la economía española con<br />

los mercados mundiales, impulsó una mayor<br />

competitividad y amplió el estrecho mercado<br />

interno; 6) la disponibilidad de los recursos<br />

productivos necesarios para crecer: ahorro interno<br />

(derivado del crecimiento de la renta)<br />

y externo (inversiones extranjeras) y un excedente<br />

de mano de obra no utilizada, procedente<br />

de la agricultura y de sectores que no


Mariano Navarro Rubio<br />

Óleo de Pancho de Cossío, conservado en el<br />

Ministerio de Hacienda. Navarro Rubio fue ministro<br />

de Hacienda desde 1957 hasta 1965. Promovió<br />

el Plan de Estabilización, que daría un giro a la<br />

política económica española, y fue el responsable<br />

de la aprobación de la ley de Ordenación del<br />

Crédito y la Banca de 1962.<br />

estaban incorporados a los procesos productivos,<br />

y 7) una relación de intercambio favorable a los<br />

precios industriales con respecto a los precios de la<br />

energía, de las materias primas y de los alimentos.<br />

Ahora bien, no obstante el crecimiento y el<br />

avance del mercado, la intervención del Estado<br />

no desapareció. El régimen franquista no quiso<br />

relajar sus controles sobre el aparato productivo<br />

dejando manos libres a las fuerzas de la oferta y<br />

la demanda. Liquidada la autarquía, las nuevas<br />

regulaciones y el renovado intervencionismo<br />

de los años sesenta cambiaron sus objetivos<br />

y modificaron los instrumentos. Como mecanismo<br />

de coordinación de las actuaciones de<br />

las instituciones públicas y las empresas privadas,<br />

el Gobierno puso en marcha en 1964 los<br />

Planes de Desarrollo, un instrumento de política<br />

económica importado de Francia. A través<br />

de los planes, en los que el Estado anunciaba<br />

sus previsiones de inversión y las prioridades<br />

sectoriales y territoriales, se pretendía poner<br />

a disposición de las empresas privadas los recursos<br />

necesarios para avanzar en el desarrollo<br />

industrial del país. Los apoyos de las administraciones<br />

públicas se canalizaron mediante<br />

diversos mecanismos que incluían subsidios<br />

directos, desgravaciones fiscales, reducciones<br />

arancelarias y, sobre todo, acceso privilegiado<br />

a canales de financiación pública o privada. El<br />

proteccionismo integral sobrevivió y la economía<br />

española se desarrolló tras una barrera<br />

arancelaria que, a la postre, resultó fatal, como<br />

también resultaron poco provechosas las elevadas<br />

subvenciones y otras ayudas públicas recibidas<br />

por empresas poco eficientes.<br />

La ley de Ordenación del Crédito y la<br />

Banca de 1962 estableció una clara<br />

diferenciación entre bancos comerciales<br />

y bancos industriales y de negocio<br />

La regulación de los mercados financieros<br />

tampoco desapareció. 3 La ya mencionada ley<br />

de Bases de Ordenación del Crédito y la Banca<br />

de 1962 nacionalizó el Banco de España y<br />

estableció las reglas del juego a las que debían<br />

someterse las entidades oficiales de crédito,<br />

bancos y cajas de ahorro. El statu quo desapareció,<br />

pero las entidades financieras continuaron<br />

sometidas a un entramado de regulaciones e intervenciones,<br />

con tipos de interés fijados por la<br />

administración, y constreñidas por normas que<br />

limitaban la apertura de oficinas bancarias. Los<br />

denominados «planes de expansión», preparados<br />

para cada ejercicio por el Banco de España,<br />

determinaban la capacidad de crecimiento<br />

de cada entidad mediante una compleja fórmula,<br />

que servía para adjudicar el número de<br />

sucursales que podían ser abiertas. Se aprobaron<br />

en total nueve planes, el último en 1974. 4<br />

Ciertamente, los bancos gozaron de una mayor<br />

libertad de acción que durante los años de<br />

dura autarquía, pero a cambio se les exigió que<br />

contribuyeran al desarrollo industrial dirigido<br />

por el Estado. Entre los diversos expedientes<br />

diseñados para que cumpliesen dicha tarea,<br />

los tres más utilizados fueron el redescuento<br />

especial, los coeficientes obligatorios de inversión<br />

y el crédito oficial.<br />

Uno de los extremos más controvertidos de<br />

la nueva normativa fue su propósito de establecer<br />

una clara diferenciación entre banca comercial<br />

y banca industrial y de negocios. Los nuevos<br />

establecimientos debían tener un capital<br />

mínimo de entre 10 y 100 millones de pesetas,<br />

según la plaza de domicilio. Como cláusula de<br />

garantía de la independencia de las nuevas entidades,<br />

se prohibió que otros bancos pudiesen<br />

poseer más del 50 por ciento del capital. Para<br />

la creación de nuevos bancos comerciales se<br />

mantuvo el requisito de autorización previa<br />

por el Ministerio de Hacienda, y los bancos<br />

mixtos existentes tuvieron opción de solicitar<br />

su clasificación como industriales.<br />

Los responsables del Banco de <strong>Santander</strong><br />

en estos años aprovecharon la buena coyuntura<br />

para relanzar la institución, utilizando<br />

los resortes proporcionados por la nueva ley<br />

y aprovechando al máximo sus resquicios.<br />

Extendieron sus tentáculos por toda la geografía<br />

y continuaron su rentable política de<br />

compra de entidades, casi siempre regionales<br />

o locales, con la finalidad de ampliar la red<br />

de sucursales. A esa estrategia respondieron<br />

las adquisiciones de los bancos Cid, Fomento<br />

de Gerona, Mataró, Jáudenes y Bárcena,<br />

Industrial de Cataluña y Continental; con<br />

ello el <strong>Santander</strong> pudo triplicar el número de<br />

sucursales, hasta alcanzar las 435 en 1975.<br />

Fue además, en esta misma etapa, cuando el<br />

Banco de <strong>Santander</strong> desarrolló una eficiente red<br />

comercial minorista que, prácticamente hasta<br />

nuestros días, ha sido una importante fuente<br />

recurrente de ingresos y el principal respaldo<br />

del resto de sus actividades mercantiles y de<br />

sus operaciones financieras.<br />

Para crecer más y mejor que sus competidores,<br />

el Banco empezó, primero, rompiendo<br />

los esquemas de administración tradicionales<br />

que predominaban en la gran banca nacional<br />

y, después, se adelantó a ella en los procesos<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 183


El Solaruco<br />

En <strong>Santander</strong>, el paso por el centro de El Solaruco,<br />

fundado en 1961, era imprescindible en la formación<br />

del personal del Banco. Los cursos de capacitación<br />

que se impartían proporcionaban la preparación<br />

y competencia adecuadas para los empleados.<br />

184 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

de racionalización y mejoras de gestión que la<br />

innovación tecnológica y la informatización<br />

fueron imponiendo en el negocio bancario.<br />

Para ello se basó en una organización del trabajo<br />

cuidadosamente diseñada al servicio de la<br />

rentabilidad de la red comercial y de su negocio<br />

minorista, de la eficiencia de la organización<br />

y, sobre todo, del control de los riesgos y de su<br />

solvencia. Pero, además, y manteniendo estos<br />

mismos principios, no dudó en acometer, desde<br />

finales de los años sesenta, una profunda<br />

reorganización y modernización que, emprendida<br />

desde la llamada Central Contable con la<br />

informatización como trasfondo, supuso de<br />

hecho una estrategia completa para su negocio<br />

bancario, con el desarrollo pionero de toda una<br />

gama de servicios de pagos, y una oferta paralela<br />

de productos de activo cohesionados, que<br />

le permitieron atraer y fidelizar a una amplia<br />

clientela minorista. La mayor parte del equipo<br />

directivo de estos años se nutrió con empleados<br />

Los responsables del <strong>Santander</strong><br />

aprovecharon la nueva ley para<br />

continuar su rentable política de compras<br />

que de jóvenes entraban en los niveles inferiores<br />

del escalafón y luego desarrollaban una larga<br />

carrera en el interior del Banco. Muchos de<br />

ellos ingresaban sin estudios superiores y casi<br />

sin excepciones pasaban largas temporadas en<br />

la red de sucursales, verdadera «escuela de formación»<br />

del <strong>Santander</strong>, complementada, desde<br />

fechas tempranas, con múltiples cursos de capacitación<br />

en el Centro de Formación de El Solaruco.<br />

La flexibilidad de este sistema desempeñó<br />

un papel esencial: estableció un sistema de<br />

movilidad ágil y predecible, dotó al Banco de un<br />

personal muy versátil y creó una segunda línea<br />

de directivos muy bien preparados que, durante<br />

años, fueron el relevo natural de los jefes que<br />

les habían enseñado el oficio bancario.<br />

A mediados de los setenta la coyuntura internacional<br />

y española cambió de manera brusca.<br />

El alza de los precios del petróleo y de las<br />

materias primas y el colapso del sistema monetario<br />

de Bretton Woods, golpeó de forma inesperada<br />

a las sociedades industriales poniendo<br />

fin a un largo periodo de prosperidad, inaugurado<br />

poco después de terminada la Segunda<br />

Guerra Mundial. Tras un cuarto de siglo de<br />

crecimiento sostenido, convencidos de haber encontrado<br />

la pócima que aseguraba el bienestar, el<br />

mundo avanzado se dio de bruces, una vez más,<br />

con la desagradable sorpresa del estancamiento,<br />

el paro y la inflación. La crisis golpeó a España<br />

con especial virulencia. Desde 1973 se registró<br />

una rápida subida de los costes de producción,<br />

una caída de la inversión, una reducción<br />

de las exportaciones, un descenso de los ingresos<br />

externos y un imparable deterioro de la capacidad<br />

de compra. La crisis se manifestó con toda<br />

crudeza en los precios, elevándose hasta un<br />

20 por ciento en 1975 y alcanzando un 40 por<br />

ciento en el verano de 1977, y en el empleo, con<br />

pérdidas de hasta 250.000 puestos de trabajo<br />

por semestre. Junto a ello, las quiebras y suspensiones<br />

de pagos de empresas tanto industriales<br />

como comerciales condujeron a la insolvencia<br />

de muchas entidades financieras, dando lugar<br />

a una honda crisis bancaria que en seis años se<br />

llevó por delante a la mitad del sector. Por lo demás,<br />

a la gravedad de la situación contribuyó la<br />

paralización que aquejó a los últimos gobiernos<br />

de la dictadura, incapaces o poco dispuestos a<br />

tomar medidas paliativas o correctivas.<br />

En julio de 1976 Adolfo Suárez recibió del<br />

rey el encargo de conducir una transición política<br />

hacia la democracia que, en palabras de Torcuato<br />

Fernández Miranda, debía discurrir «de<br />

la ley a la ley». Aquél entendió con su natural<br />

perspicacia que lo más perentorio era desmontar<br />

el entramado institucional del franquismo y<br />

que, aun siendo urgente, podía dejar la lucha<br />

contra la inflación y los desequilibrios económicos<br />

para más adelante. Hoy sabemos<br />

que acertó, porque en menos de un año hizo<br />

aprobar la ley para la Reforma Política, convocó<br />

las primeras elecciones democráticas, las<br />

ganó y formó su segundo Gobierno en julio de<br />

1977. Fue entonces cuando le llegó el turno a<br />

una economía que estaba dando sus últimos<br />

estertores. Nombró a Fuentes Quintana para la<br />

vicepresidencia económica y a Francisco Fernández<br />

Ordóñez para la cartera de Hacienda,<br />

dos personalidades de verdadero peso. Desde<br />

su entrada en el Gobierno, el primero se propuso<br />

convencer a Suárez de la imperiosa necesidad<br />

de ocuparse de la economía si no se deseaba<br />

frustrar las expectativas abiertas con las<br />

libertades democráticas. En el Ministerio de<br />

Hacienda se preparó el Programa de Saneamiento<br />

y Reforma, el documento que luego<br />

sirvió de base para los justamente célebres Pactos<br />

de la Moncloa, firmados el 25 de octubre<br />

de 1977. Se trató de un programa cuyo objetivo<br />

Juan Carlos I y Doña Sofía, reyes de España<br />

La subida al trono de Juan Carlos I representó el fin de la<br />

dictadura y supuso la recuperación y normalización<br />

de las instituciones democráticas.


LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 185


Pactos de La Moncloa El 25 de octubre de 1977, los representantes de los grupos parlamentarios, Joan Raventós, Plácido Fernández Viagas, Felipe González y Landelino<br />

Lavilla firman, en el Palacio de la Moncloa, el documento de las nuevas medidas económicas.<br />

primordial fue la corrección de los desequilibrios<br />

básicos: la inflación y el déficit de balanza<br />

de pagos por cuenta corriente. Las medidas<br />

de acción previstas incluían: 1) la aplicación de<br />

una política basada en el control de la cantidad<br />

de dinero; 2) la adopción de una política presupuestaria<br />

destinada a limitar el déficit público<br />

y de una reforma tributaria acorde con los<br />

principios de suficiencia, equidad y flexibilidad;<br />

3) la fijación de un tipo de cambio realista para<br />

la peseta, y 4) el establecimiento de una política<br />

de rentas rigurosa. Junto a ello, el conjunto de<br />

reformas acordadas en los Pactos de la Moncloa<br />

era verdaderamente ambicioso y abordaba muchos<br />

de los problemas pendientes de la economía<br />

española: 1) modernizar el sistema fiscal,<br />

haciéndolo más progresivo, flexible y eficiente;<br />

2) liberalizar, abrir a la competencia y transformar<br />

el sistema financiero, aumentando al<br />

mismo tiempo la capacidad de control y de supervisión<br />

del Banco de España; 3) definir un nuevo<br />

marco de relaciones laborales, y 4) reformar el<br />

marco de actuación de la empresa pública.<br />

186 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

No obstante sus efectos beneficiosos inmediatos,<br />

los Pactos de la Moncloa sólo permitieron<br />

un corto periodo de tranquilidad, pues el<br />

escenario económico se alteró de forma brusca<br />

como consecuencia de la instauración del régimen<br />

iraní en enero de 1979 y la simultánea<br />

decisión de la OPEP, en el mes de junio, de<br />

elevar por segunda vez los precios del petróleo.<br />

El Banco de España reforzó el control<br />

sobre la política monetaria, endureciendo<br />

su combate contra la inflación<br />

y prosiguió con su proceso de reforma y<br />

liberalización del sistema financiero<br />

En esta ocasión el alza fue del 70 por ciento,<br />

llevando el barril hasta los 41 dólares (en 1973<br />

valía tres dólares). La consecuencia fue un deterioro<br />

súbito de la coyuntura, iniciándose una<br />

profunda depresión en los países de la OCDE,<br />

acompañada de renovadas presiones inflacionistas.<br />

Fue preciso diseñar una nueva estrategia<br />

para hacer frente a la situación. De hecho, la<br />

historia económica de los años 1979-1982 fue,<br />

en esencia, la historia de una política económica<br />

que intentó enfrentarse al empeoramiento<br />

continuo de las condiciones de la economía,<br />

cuya secuela más dolorosa era la rápida destrucción<br />

de puestos de trabajo.<br />

Es mérito del vicepresidente del Gobierno,<br />

Fernando Abril Martorell, y de su equipo haber<br />

encarado con valentía la situación económica<br />

(el ajuste) y, al mismo tiempo, haber impulsado<br />

las reformas económicas que necesitaba el país.<br />

Entre 1979 y 1982 Abril Martorell desarrolló<br />

una frenética actividad legislativa, cuya simple<br />

enumeración nos parece hoy abrumadora.<br />

En febrero de 1980 se firmó el Acuerdo Marco<br />

Interfederal entre la CEOE y UGT; en marzo,<br />

entró en vigor el Estatuto de los Trabajadores;<br />

en abril, el Plan Energético Nacional; en<br />

septiembre, la ley orgánica de Financiación de<br />

las Comunidades Autónomas; y en octubre, la<br />

ley Básica del Empleo. El vicepresidente confió<br />

al Banco de España la lucha contra la inflación


Buscando petróleo en Meruelo, <strong>Santander</strong><br />

La reactivación de la economía en los años setenta<br />

propició la puesta en marcha de numerosos proyectos<br />

encaminados al crecimiento del sector industrial.<br />

La crisis posterior truncó la buena marcha<br />

de estas inversiones.<br />

y la resolución de una crisis bancaria enrevesada,<br />

que afectó a las tres cuartas partes del sistema.<br />

A principios de 1981 la vida política española se<br />

complicó con la dimisión del presidente Suárez<br />

el 21 de enero y con el golpe de Estado del 23 de<br />

febrero. Por eso, cuando Leopoldo Calvo Sotelo<br />

se hizo cargo del Gobierno el 26 de febrero, era<br />

obvio que la consolidación de la democracia y<br />

la defensa de la Constitución se convertían de<br />

nuevo en las prioridades fundamentales. Con<br />

Calvo Sotelo a la cabeza de la presidencia<br />

y García Díez en el Ministerio de Economía y<br />

Hacienda las medidas de ajuste se mantuvieron.<br />

El Banco de España reforzó el control<br />

sobre la política monetaria, endureciendo su<br />

combate contra la inflación, y prosiguió en<br />

su proceso de reforma y liberalización del sistema<br />

financiero. También se profundizó en<br />

la reforma fiscal, con la introducción del IVA;<br />

se revisó el Plan Energético Nacional; se dieron<br />

nuevos pasos hacia la liberalización del<br />

mercado de trabajo y se propusieron a las<br />

Cortes los primeros planes de reconversión<br />

industrial de los sectores en crisis. El Gobierno<br />

manifestó, además, que el objetivo último<br />

de su estrategia política era la adhesión española<br />

a la Comunidad Europea.<br />

Ahora bien, no obstante estos esfuerzos,<br />

los frutos de todas estas acciones en términos<br />

de crecimiento y empleo resultaron modestos.<br />

Los ejercicios de 1980 y 1981 fueron de estancamiento<br />

y el número de parados continuó su<br />

ascenso imparable, llegando hasta el 20 por<br />

ciento de la población activa. El año 1982 no<br />

fue mejor. Para entonces resultaba evidente que<br />

la resolución de la crisis económica requería de<br />

nuevos sacrificios y de una nueva fuerza política<br />

que, apoyada por una gran mayoría social,<br />

planteara un programa de saneamiento y reformas<br />

tan o más contundente que el ensayado en<br />

1977. Ésa fue la tarea que abordaron, con una<br />

política monetaria y fiscal muy activa y con los<br />

planes de reconversión industrial, el presidente<br />

Felipe González y su equipo económico, dirigido<br />

por Miguel Boyer y Carlos Solchaga.<br />

Para el sistema bancario las consecuencias<br />

de las graves dificultades del sector real fueron<br />

intensas y desembocaron, entre 1977 y 1985, en<br />

una de las mayores crisis bancarias de la historia<br />

española. De los 110 bancos que operaban<br />

en el país a 31 de diciembre de 1977, la crisis<br />

golpeó, en mayor o menor grado, a 56 de ellos<br />

y a 23 empresas bancarias. Esto es, alcanzó al<br />

52 por ciento de las entidades bancarias españolas<br />

y a más del 27 por ciento del ahorro, con<br />

un coste asociado que llegó al 15 por ciento del<br />

PIB de aquellos años. Del total de los bancos<br />

afectados, una veintena eran entidades creadas<br />

entre 1963 y 1979. Al principio la crisis se limitó<br />

a bancos pequeños y medianos, pero después<br />

se hizo notar en entidades de mucho mayor<br />

tamaño como Banca Catalana, el holding<br />

Rumasa y el Banco Urquijo. La magnitud de las<br />

cifras habla por sí misma de la gravedad de<br />

la situación a la que hubieron de enfrentarse<br />

las autoridades económicas, y muy especialmente<br />

el Banco de España, con José Ramón<br />

Álvarez Rendueles de gobernador y Mariano<br />

Rubio de subgobernador. 5<br />

Las causas de las dificultades fueron múltiples,<br />

combinándose elementos exógenos y endógenos<br />

al propio sistema financiero. Entre los<br />

primeros aparece la propia crisis industrial que<br />

condujo a muchas empresas a la quiebra, con<br />

el consiguiente aumento de la morosidad y el<br />

deterioro de su cartera de inversiones y de préstamos;<br />

y también la inflación, que redujo el valor<br />

real de los créditos y préstamos. Entre los<br />

factores internos cabe incluir los efectos perniciosos<br />

derivados de la expansión bancaria incontrolada<br />

que propició la legislación de 1962,<br />

fundándose entidades poco eficientes, dirigidas<br />

por gestores poco experimentados, con<br />

falta de profesionalidad y, en algunos casos,<br />

adoptando conductas temerarias e incurriendo<br />

en prácticas ilegales. Muchas instituciones<br />

se lanzaron a una desenfrenada captación de<br />

pasivo, sin reparar en gastos, ni en la solvencia<br />

de sus deudores. Llevaron a cabo arriesgadas<br />

inversiones e incurrieron en una excesiva y peligrosa<br />

concentración de riesgos. Además, la<br />

crisis afloró en un momento en el que el Banco<br />

de España carecía de instrumentos legales<br />

apropiados y de un equipo humano de inspección<br />

y control suficientemente capacitado<br />

para anticiparse a los problemas y abordarlos<br />

con eficiencia. El país tampoco disponía de un<br />

marco legal —derecho concursal— adecuado,<br />

que hubiese permitido hacer frente con rapidez<br />

a las situaciones de insolvencia.<br />

La gravedad de los problemas, patente ya<br />

desde 1978, obligó a las autoridades económicas<br />

a enfrentarse al habitual dilema de decidir si<br />

se permitiría que accionistas y depositantes sufrieran<br />

el quebranto o intervenir para evitar que<br />

la crisis, por contagio, se extendiese a la banca<br />

sana. Tanto los gobiernos de la UCD como los<br />

del PSOE, en total acuerdo con el Banco de España,<br />

primaron de forma decidida una actuación<br />

tendente a impedir por todos los medios los<br />

graves riesgos de una ampliación generalizada<br />

de las dificultades financieras. Para hacer frente<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 187


a la crisis se creó, en noviembre de 1977, el<br />

Fondo de Garantía de Depósitos con el fin<br />

de dar cobertura a los depósitos de clientes de<br />

las entidades con problemas. Poco después, en<br />

marzo de 1978, se constituyó la Corporación<br />

Bancaria S.A., una sociedad instrumental para<br />

administrar las entidades en crisis intervenidas<br />

por el Banco de España.<br />

Por unas razones u otras, crisis industrial y<br />

financiera, el caso es que el crecimiento del PIB<br />

en términos reales entre 1975 y 1985 fue del 1,7<br />

por ciento, que si se compara con la tasa correspondiente<br />

a la etapa anterior, del siete por<br />

ciento, no requiere mayores comentarios. El paro<br />

superó el 20 por ciento de la población<br />

activa y la inflación alcanzó cotas cercanas al<br />

25 por ciento anual. Fueron, en suma, tiempos<br />

de estancamiento y de dificultades.<br />

Sin embargo, durante estos diez años, el<br />

Banco de <strong>Santander</strong> no desaceleró su marcha,<br />

sino todo lo contrario. En 1978 el Grupo financiero<br />

creció con la incorporación del Banco<br />

Comercial Español y de la Banca Jover. Con<br />

la crisis bancaria más que en ciernes, el Banco<br />

de <strong>Santander</strong> adquirió ambos a buen precio,<br />

y demostró que con la aplicación de su «buen<br />

saber hacer» bancario podía rentabilizar unas<br />

inversiones inicialmente algo arriesgadas. Después,<br />

en 1984, en el proceso de reprivatización<br />

de Rumasa, el <strong>Santander</strong> compró el Banco de<br />

Murcia y el Banco Comercial de Cataluña. La<br />

diminuta entidad murciana se reorganizó, se<br />

saneó, y se convirtió en un banco mediano y<br />

rentable. La ficha del Comercial de Cataluña<br />

se utilizó, al año siguiente, para la creación del<br />

Banco <strong>Santander</strong> de Negocios.<br />

Novedades destacables fueron la creación<br />

de varias sociedades de inversión, Fibansa, Ceivasa,<br />

Mobinter, Carmosa, Norvasa y Bansaliber,<br />

que además de permitir una remuneración<br />

complementaria a los accionistas, dadas las limitaciones<br />

legales al reparto de dividendos,<br />

facilitó al Banco la entrada en nuevos segmentos<br />

de negocio y la posibilidad de operar en los<br />

mercados bursátiles hasta entonces poco desarrollados.<br />

Se constituyeron también varias<br />

sociedades de servicios, como Gesbansander,<br />

Bansaleasing o Hipotebansa, con las que el<br />

<strong>Santander</strong> lanzó productos financieros innovadores<br />

e hizo frente al fenómeno de la desintermediación<br />

o desviación de flujos de inversión<br />

fuera de los canales bancarios tradicionales.<br />

Asimismo y al igual que el resto de las sociedades<br />

de crédito españolas, la entidad santanderina<br />

se adentró en la financiación de la<br />

industria, sobre todo de empresas establecidas<br />

188 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

en su región de origen, Cantabria. Aunque su<br />

cartera de títulos industriales nunca sobrepasó<br />

porcentajes modestos, Emilio Botín quiso destinar<br />

recursos a la promoción de la economía<br />

montañesa y decidió canalizar capitales a las<br />

principales empresas de la región. Fueron buenas<br />

inversiones, desde el punto de vista industrial<br />

y financiero, si bien cuando llegó la crisis<br />

muchas de esas empresas no resistieron los<br />

embates de la competencia y el Banco optó por<br />

desmovilizar sus participaciones. En las ventas<br />

se obtuvieron apreciables plusvalías, pero los<br />

procesos de enajenación fueron dolorosos dada<br />

la relación y el compromiso del Banco, de su<br />

presidente y de sus máximos responsables con<br />

la sociedad de Cantabria.<br />

En el exterior, a finales de los años setenta<br />

el Banco se lanzó a una segunda expansión en<br />

Latinoamérica, preludio de lo que luego sería<br />

un avance imparable. Se procedió con rapidez<br />

y decisión y se canalizaron ingentes recursos<br />

hacia América. El <strong>Santander</strong> compró y fundó<br />

entidades a las que trasladó su cultura empresarial;<br />

en ellas estableció sólidas bases para futuros<br />

lanzamientos y su presencia en los distintos<br />

países permitió a sus responsables conocer de<br />

cerca cada uno de los mercados financieros,<br />

aprender las formas de operar autóctonas y<br />

tomar contacto con los operadores locales. En<br />

1985, al final de la etapa cubierta en este capítulo,<br />

el grupo exterior del Banco no era, en<br />

absoluto, pequeño con relación a su balance.<br />

El grupo financiero en América estaba constituido<br />

por el Banco de <strong>Santander</strong> y Panamá, Banco<br />

Español Chile; Banco de <strong>Santander</strong> Uruguay,<br />

Banco <strong>Santander</strong> Costa Rica, Banco de <strong>Santander</strong><br />

Puerto Rico, Banco Inmobiliario Guatemala, Banco<br />

<strong>Santander</strong> Argentina, Sociedad General de<br />

Crédito Ecuador y Banco de <strong>Santander</strong> Internacional<br />

Miami. Se trataba de un conjunto de<br />

entidades nada despreciables, sobre todo teniendo<br />

en consideración que España acababa<br />

de salir de una prolongada etapa de autarquía<br />

y el grado de internacionalización de sus empresas<br />

era muy limitado.<br />

Los hombres del <strong>Santander</strong>:<br />

un equipo rector sin fi suras<br />

El ascenso imparable del Banco de <strong>Santander</strong><br />

en esta década y media se basó, al igual que en<br />

la etapa anterior, en la existencia de un liderazgo<br />

fuerte e indiscutido, apoyado en un Consejo<br />

de Administración compacto y unido, y en un<br />

equipo rector bien cohesionado y leal al presidente.<br />

Porque Emilio Botín Sanz de Sautuola<br />

y López, que permaneció al mando de la entidad<br />

hasta 1986, pudo contar con un grupo<br />

de colaboradores que compartieron con él los<br />

fundamentos esenciales de su filosofía bancaria<br />

y que trabajaron juntos sin fisuras, animados<br />

por la idea de convertir al <strong>Santander</strong><br />

en una institución no sólo rentable y eficiente<br />

sino también singular dentro del panorama financiero<br />

español. También tuvo la fortuna de<br />

tener a su lado a sus dos hijos, Emilio y Jaime<br />

Botín Ríos, quienes impulsaron no pocas<br />

En 1978 el <strong>Santander</strong> compró<br />

el Banco Comercial Español y<br />

la Banca Jover; en 1984, el Banco de<br />

Murcia y el Banco Comercial<br />

de Cataluña<br />

iniciativas y le sirvieron de apoyo en la paulatina<br />

transformación del establecimiento y<br />

en su continua adaptación a las cambiantes<br />

circunstancias de las economías española e<br />

internacional. El primero de ellos adquirió,<br />

además, un protagonismo creciente en la gestión<br />

del Banco, a raíz de su nombramiento<br />

como director general en 1967 y, sobre todo,<br />

a partir de 1977, cuando fue elegido para el<br />

decisivo puesto de consejero delegado.<br />

Al buen hacer bancario del presidente y<br />

a su modo de gestión, prudente y tradicional,<br />

su hijo Emilio añadió fuerza juvenil a la obligada<br />

racionalización y modernización de los sistemas<br />

de trabajo, se encargó de dirigir el pautado<br />

traslado a Madrid de los órganos de decisión de<br />

la entidad, todavía en aquellos años bastante<br />

aferrada a sus raíces cántabras, y acometió<br />

con delicadeza la inexorable sustitución de los<br />

equipos ejecutivos. Por su parte, Jaime, desde<br />

su puesto de consejero y vicepresidente, desempeñó<br />

sus funciones de manera tan discreta<br />

como eficaz y su participación en la gestión<br />

de la entidad fue en muchas ocasiones fundamental.<br />

Y, desde la dirección de Bankinter,<br />

una de las joyas de la corona, levantó una de<br />

las entidades más rentables del sistema bancario<br />

español. La relación entre los dos hermanos<br />

fue, y ha sido durante toda la historia<br />

del Banco, ejemplar, con una distribución<br />

de papeles que les ha permitido trabajar de<br />

manera independiente y a la vez unidos por<br />

un mismo propósito: el engrandecimiento del<br />

Banco de <strong>Santander</strong>. Sin duda al mando de la<br />

nave estuvo siempre el presidente Emilio Botín,


Los Botín<br />

El presidente Emilio Botín contó con la temprana<br />

presencia de sus hijos, Emilio y Jaime, en la dirección del<br />

Banco. El reparto de funciones y la estrecha colaboración<br />

entre ellos consolidó el papel de la familia en el <strong>Santander</strong>.


Fundación Marcelino Botín A su muerte en 1971, Marcelino Botín legó una importante cantidad para crear la fundación<br />

que lleva su nombre. Desde la casa natal de Marcelino Sanz de Sautuola, sede de la fundación, se llevan a cabo importantes<br />

iniciativas culturales.<br />

pero la cercanía de sus hijos y su estrecha colaboración,<br />

en particular del mayor, dado su<br />

puesto de consejero delegado, amén de impregnar<br />

al Banco de un cierto aire familiar,<br />

tuvo que contribuir por fuerza al exitoso desenvolvimiento<br />

de la entidad.<br />

La unión sin fisuras del Consejo de Administración<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> en estos años<br />

siguió siendo admirable, y su composición reflejó<br />

de manera fiel la participación de su accionariado.<br />

La vicepresidencia primera la ocupó<br />

Marcelino Botín y la vicepresidencia segunda<br />

<strong>Pablo</strong> Tarrero. Cuando aquél falleció en 1971, le<br />

sustituyó este último; y al producirse el cambio,<br />

Emilio Botín Ríos fue nombrado vicepresidente<br />

segundo. Las siguientes sustituciones en la cúspide<br />

de la institución ya tuvieron lugar en 1986,<br />

al retirarse Emilio Botín: su hijo mayor pasó a<br />

la presidencia y el menor a la vicepresidencia<br />

primera. De los dieciocho consejeros de 1962,<br />

cuatro llevaban el apellido Botín: el presidente,<br />

su hermano Marcelino y sus dos hijos, Emilio<br />

y Jaime, que se habían incorporado al Consejo<br />

del Banco en 1960; tres, Juan Martínez Gómez,<br />

Gonzalo García de los Ríos y Ángel Jado Canales,<br />

eran miembros desde principios de la década de<br />

los treinta, y otros siete, Fernando María Pereda<br />

190 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

Aparicio, Rafael Calvo Briz, Santiago Corral<br />

Pérez, Luis Catalán Fernández, Marcos Ballesteros<br />

Mier, Eduardo Ruiz de Huidobro y Alzurena,<br />

y José Maria Jado Canales, llevaban colaborando<br />

con Botín en tareas de dirección desde el final<br />

de la Guerra Civil. El resto eran personas<br />

de la absoluta confianza del presidente: <strong>Pablo</strong><br />

Tarrero Rivero, director general desde 1950;<br />

Ignacio Soler de la Riva, propietario del Banco<br />

Soler y Torra, que había entrado en el Consejo<br />

en 1958, tras la absorción de su entidad por<br />

el Banco de <strong>Santander</strong>; Ramiro Pérez Herrera,<br />

duque de Maura, y José María Quijano y Secades,<br />

que se habían incorporado en 1960 y representaban<br />

intereses de familias históricamente<br />

vinculadas al Banco. 6 Así pues, un buen<br />

número de los consejeros de 1962 llevaban ya<br />

colaborando con Emilio Botín un periodo lo<br />

suficientemente largo como para asentar una<br />

relación nada conflictiva y, en muchos casos,<br />

de amistad y afecto personal.<br />

En las décadas siguientes, el Consejo de<br />

Administración ganó en cohesión interna. El<br />

número de consejeros se mantuvo reducido y<br />

las entradas se produjeron como consecuencia<br />

del fallecimiento de alguno de sus miembros.<br />

No hubo sustituciones apresuradas, ni<br />

nombramientos fuera del círculo del Banco.<br />

Para ser miembro del órgano de máxima representación<br />

se precisaba poseer un paquete<br />

destacado de acciones o formar parte del núcleo<br />

directivo de la entidad. No se produjeron<br />

tampoco ceses ni salidas extemporáneas y sólo<br />

cabe registrar la dimisión en 1964 de dos<br />

consejeros, Fernando María Pereda y Rafael<br />

Calvo Briz, que se desprendieron de la totalidad<br />

de sus acciones. Por las razones citadas,<br />

El ascenso imparable del <strong>Santander</strong><br />

en esta década y media se basó en<br />

un liderazgo fuerte apoyado en un<br />

Consejo compacto y en un equipo<br />

directivo bien cohesionado<br />

fallecimientos por causa natural, el número de<br />

miembros del Consejo fue disminuyendo progresivamente<br />

desde los dieciocho de 1962 hasta<br />

catorce en 1964 y en torno a esta cifra se mantuvo<br />

hasta 1981. Luego tuvo lugar una amplia<br />

remodelación y el número de consejeros se elevó<br />

a diecisiete, justo el tamaño que encontramos en<br />

1985, un año antes de que Emilio Botín Ríos se<br />

hiciera cargo de la presidencia de la institución.<br />

Un elemento que contribuyó a la estabilidad<br />

en la composición del Consejo de Administración<br />

fue la menor importancia relativa<br />

que tuvieron, en estos años, las adquisiciones<br />

y fusiones de entidades. Ello evitó los cambios<br />

habituales, y casi siempre traumáticos, en el<br />

reparto de las cuotas de poder que acompañan<br />

a este tipo de acontecimientos. En 1963<br />

la absorción del Banco Mercantil estaba ya totalmente<br />

consolidada, y por lo que se refiere<br />

al Banco Soler y Torra, su consejero, Ignacio<br />

Soler de la Riva, constituye un caso digno de<br />

mención en lo que a vinculación duradera con<br />

su nueva institución se refiere, ya que fue<br />

consejero desde 1958 hasta 1995, fecha en la<br />

que cesó voluntariamente, siendo sustituido<br />

por su hijo Ignacio Soler Sáenz de Villuerca. 7<br />

En 1979, coincidiendo con la compra de la<br />

Banca Jover, se incorporó al Consejo Alberto<br />

Folch Rusiñol, financiero catalán dueño de la<br />

empresa de pinturas Titán e importante accionista<br />

de la Banca Jover. Como en el caso<br />

de Ignacio Soler, no parece que su incorporación<br />

al Consejo de la casa matriz planteara<br />

especiales problemas, y también fue sustituido<br />

tras su fallecimiento por su hijo Joaquín<br />

Folch-Rusiñol. 8 Otras incorporaciones significativas<br />

fueron Ramón Quijano y Secades, en<br />

1966; Joaquín Chapaprieta Ornstein, en 1971;


Consejo de Administración del Banco de <strong>Santander</strong> (1962-1985)<br />

62 63 64 65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85<br />

Emilio Botín Sanz de Sautuola P P P P P P P P P P P P P P P P P P P P P P P P<br />

y López CD CD CD CD<br />

Marcelino Botín Sanz VP VP VP1 VP1 VP1 VP1 VP1 VP1 VP1 ✝<br />

de Sautuola y López<br />

<strong>Pablo</strong> Tarrero Rivero DG DG VP2 VP2 VP2 VP2 VP2 VP2 VP2 VP2 VP1 VP1 VP1 VP1 VP1 VP1 VP1 VP1 VP1 VP1 VP1 VP1 VP1 VP1<br />

DG DG CD CD CD CD CD CD CD CD CD CD CD CD CD CD CD CD CD CD CD CD<br />

DG<br />

Juan Martínez Gómez V V ✝<br />

Gonzalo García de los Ríos V ✝<br />

Ángel Jado Canales V V V ✝<br />

Santiago Corral Pérez V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V<br />

Luis Catalán Fernández V V V V V V V ✝<br />

Fernando María de Pereda Aparicio V V<br />

Rafael Calvo Briz V<br />

Marcos Ballesteros Mier V V V V ✝<br />

Eduardo Ruiz de Huidobro y Alzurena V V V V V V V V V V V V V V V V ✝<br />

José María Jado Canales V V V V V V V V V V ✝<br />

Ignacio Soler de la Riva V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V<br />

Emilio Botín-Sanz de Sautuola V V V V V DG DG DG DG VP2 VP2 VP2 VP2 VP2 VP2 VP2 VP2 VP2 VP2 VP2 VP2 VP2 VP2 VP2<br />

y García de los Ríos DG DG DG DG DG DG CD CD CD CD CD CD CD CD CD<br />

Jaime Botín-Sanz de Sautuola V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V<br />

y García de los Ríos<br />

José María Quijano y Secades V V V V ✝<br />

Ramiro Pérez Herrera, V V V V V V V V V V ✝<br />

duque de Maura<br />

Juan José Martínez Vázquez V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V<br />

César Martínez Beascoechea V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V<br />

Luis Bergé Abarca V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V<br />

Ramón Quijano y Secades V V V V V V V V V V V V V V V V V V V V<br />

Joaquín Chapaprieta Ornstein V V V V V V V V V V V V V V V<br />

Fernando González-Camino y Aguirre V ✝<br />

Ángel Jado Becerro de Bengoa V V V V V V V V V V V V V V<br />

Juan Secades y González-Camino V V V V V V V V<br />

Alberto Folch Rusiñol V V V V V V V V<br />

Dimas Blanco Valdivielso V V V V V<br />

Rafael Alonso Botín V V V V V<br />

José Luis Díaz Fernández V V V V V<br />

P = presidente; VP = vicepresidente; CD = consejero delegado; DG = director general; V = vocal; ✝ = fallecimiento<br />

Fernando González-Camino y Aguirre y Ángel<br />

Jado Becerro de Bengoa, en 1972; y Juan Secades y<br />

González-Camino, en 1978.<br />

El nombramiento de hombres salidos del<br />

seno del Banco, estrechos colaboradores de<br />

Emilio Botín y directivos con una prolongada<br />

trayectoria en la institución, también aportó su<br />

grano de arena a la unión interna del Consejo<br />

de Administración. Las personas elegidas por<br />

el presidente para ocupar el puesto de consejero<br />

habían demostrado, a lo largo del tiempo, su capacidad<br />

técnica y habían dado pruebas más que<br />

suficientes de un alto grado de profesionalidad.<br />

Se trató de jóvenes que ingresaron en la entidad<br />

a temprana edad y que, tras muchos años<br />

de aprendizaje, se convirtieron en magníficos<br />

banqueros capaces de simultanear sus responsabilidades<br />

gestoras con sus deberes como<br />

representantes de los accionistas. Fueron los<br />

casos, en 1964, de Juan José Martínez Vázquez,<br />

César Martínez Beascoechea y Luis Bergé<br />

Abarca, empleados de alto nivel nombrados<br />

consejeros por razón de sus méritos, tal como<br />

resaltaba la Memoria anual que daba cuenta de<br />

su elección, donde se destacaba el hecho de que<br />

«han prestado y continúan prestando señalados<br />

servicios; es su deseo [del Consejo] reconocer<br />

y premiar estos merecimientos y poder<br />

contar en su seno con la experiencia de estos<br />

altos funcionarios». Y argumentos similares se<br />

Otro factor importante que, sin<br />

duda, contribuyó a la cohesión del<br />

Consejo del Banco de <strong>Santander</strong><br />

fue la vinculación de muchos de sus<br />

miembros con Cantabria<br />

utilizan en 1981, con la incorporación de Rafael<br />

Alonso Botín, Dimas Blanco Valdivielso y José<br />

Luis Díaz Fernández; según reza la Memoria,<br />

los tres fueron nombrados «con la finalidad de<br />

proseguir la política ya practicada anteriormente<br />

por el Banco, de elevar a los más altos cargos<br />

a aquéllos de sus empleados que reúnen para<br />

ello las adecuadas condiciones». En definitiva,<br />

Emilio Botín quiso incorporar al Consejo de<br />

Administración a hombres de su entorno, con<br />

méritos más que suficientes, que habían trabajado<br />

codo con codo con él y que habían consagrado<br />

su tiempo y su vida al Banco.<br />

Otro factor importante que, sin duda, contribuyó<br />

a la cohesión del Consejo del Banco<br />

de <strong>Santander</strong> fue la vinculación de muchos de<br />

sus miembros con Cantabria. Aunque la entidad<br />

fuera ya en esta fase de su historia una<br />

institución con implantación en casi toda<br />

España, un buen número de sus consejeros<br />

tenía sus raíces familiares en la Montaña.<br />

Compartían el sentimiento de pertenecer a<br />

una misma región y se interesaron no sólo<br />

por su progreso económico sino también por<br />

su desarrollo sociocultural. La historia de numerosas<br />

entidades deportivas, recreativas y<br />

culturales de <strong>Santander</strong> está llena de nombres<br />

de consejeros del Banco, y también aparecen<br />

sus huellas en distintas instituciones de la<br />

zona. Las relaciones del Banco de <strong>Santander</strong>,<br />

y en particular de la familia Botín, con la vida<br />

artística y cultural de Cantabria son notorias,<br />

y la relevancia de su mecenazgo fue creciendo<br />

con el tamaño del Banco. Incluso puede afirmarse<br />

que cuanto más se nacionalizó la entidad,<br />

extendiendo sus operaciones por toda<br />

España, con mayor fuerza reivindicó sus orígenes<br />

cántabros, concentrando en la ciudad<br />

y en la provincia que le vio nacer una buena<br />

parte de sus actividades e iniciativas de patrocinio<br />

social, cultural y artístico. En este ámbito,<br />

la Fundación Marcelino Botín, a la cual su<br />

creador legó, a su muerte en 1971, una parte<br />

de su fortuna, merece una mención destacada<br />

por su continua labor a favor del progreso de<br />

la ciencia, las artes y las humanidades.<br />

Asimismo, los intereses económicos comunes<br />

de los consejeros del Banco de <strong>Santander</strong>,<br />

que obviamente son un elemento de cohesión en<br />

cualquier empresa, debieron de desempeñar<br />

en esta fase de la historia de la institución un<br />

papel integrador más importante que en el resto<br />

de la gran banca, no porque sus vinculaciones<br />

industriales, o las de los miembros de su Consejo,<br />

fueran superiores a las de otras entidades<br />

de crédito, sino porque la concentración de su<br />

cartera industrial en su región de origen sí fue<br />

un rasgo diferencial. Baste señalar que a finales<br />

de los años sesenta los consejeros del Banco<br />

de <strong>Santander</strong> eran miembros de 97 consejos de<br />

administración de empresas en las que se observa<br />

que, aunque algunas estaban repartidas<br />

por todo el territorio nacional, eran más numerosas<br />

las localizadas en Cantabria.<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 191


En resumen, pues, el Consejo de Administración<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> en estos años,<br />

dominado por la figura sobresaliente de Emilio<br />

Botín, gozó de una envidiable cohesión y de<br />

una más que notable estabilidad. A ello contribuyeron<br />

los lazos familiares existentes entre<br />

muchos consejeros, y también que muchos de<br />

ellos tuviesen intereses económicos comunes,<br />

en el Banco y en sociedades vinculadas a él.<br />

A esa misma ligazón interna coadyuvó la lealtad<br />

al presidente y la entrega a la entidad que<br />

demostraron los miembros de la alta dirección<br />

que fueron nombrados para ocupar plaza en<br />

el Consejo. Entre todos formaron un grupo<br />

unido y sin fisuras, liderado por la indiscutible<br />

autoridad de Botín, y que participaban de<br />

una misma idea: engrandecer al Banco de <strong>Santander</strong><br />

y situarlo en los primeros puestos del<br />

ranking nacional de entidades financieras.<br />

La alta dirección del Banco en todos estos<br />

años estuvo formada por un grupo compacto y<br />

reducido, que funcionó con una estructura sencilla,<br />

pese al tamaño y la complejidad creciente<br />

de las funciones de una sociedad de crédito de<br />

categoría nacional. A la cabeza y desempeñando<br />

una o varias funciones encontramos a tres personas:<br />

el propio presidente, Emilio Botín, quien<br />

además hasta 1966 también retuvo en sus manos<br />

el cargo de consejero delegado. El segundo<br />

en el mando era <strong>Pablo</strong> Tarrero, quien a pesar de<br />

su delicada salud, continuó nominalmente como<br />

director general hasta 1977. El tercer puesto en el<br />

escalafón lo ocupaba Emilio Botín Ríos, también<br />

director general desde 1967 y luego consejero<br />

delegado desde 1977. El mando lo completaban<br />

tres subdirectores generales, Luis Bergé Abarca,<br />

César Martínez Beascoechea, secretario general<br />

del Banco, y Juan Secades y González-Camino,<br />

director de la División Internacional. Los tres<br />

fueron ascendidos a directores generales en la<br />

reorganización interna de la estructura del Banco,<br />

que tuvo lugar en 1977. Luego, tras las jubilaciones<br />

en 1984 de los dos últimos, se volvió,<br />

transitoriamente, a un único director general<br />

(Luis Bergé). Puede afirmarse, por tanto, que<br />

el Banco, una orquesta de ámbito nacional con<br />

implantación en todo el territorio peninsular e<br />

insular del país, fue conducido durante mucho<br />

tiempo por tan sólo seis personas; o incluso<br />

menos si se tiene en cuenta que <strong>Pablo</strong> Tarrero<br />

se vio obligado a abandonar sus funciones ejecutivas<br />

a causa de un fatal accidente.<br />

No obstante, también es cierto que con el<br />

rápido crecimiento de la entidad y su expansión<br />

territorial, el equipo directivo fue ganando<br />

densidad; las funciones se fueron haciendo más<br />

192 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

complejas y el presidente necesitó de un mayor<br />

número de ejecutivos para el desempeño de<br />

tareas de responsabilidad. Fueron frecuentes,<br />

por tanto, los ascensos de empleados con largas<br />

carreras y también comenzó, sobre todo en<br />

el decenio de los ochenta, un proceso paulatino<br />

de incorporación de profesionales procedentes<br />

del exterior.<br />

En 1985, el cuadro de la alta dirección incluía<br />

un número amplio de personas que habían accedido<br />

a puestos de responsabilidad a lo largo del último<br />

decenio. En esa fecha el Banco contaba con<br />

seis directores generales adjuntos (Dimas Blanco<br />

Valdivielso, José María Fernández Castañeda San<br />

José, José González López, José Luis M. Marauri<br />

Bujanda, Julio Novo Polidura y Enrique Soroa de<br />

las Cuevas) y un número considerable de subdirectores<br />

generales, entre ellos la mayor parte de los<br />

que luego integrarían la estructura de mando durante<br />

los primeros años de Emilio Botín Ríos como<br />

En los años sesenta y setenta la<br />

estrategia del Banco se sostuvo en tres<br />

pilares: una amplia red comercial, una<br />

estricta política de riesgos y una férrea<br />

centralización de las decisiones<br />

presidente; por ejemplo, Atilano Matilla Gómez,<br />

que ocuparía el cargo de secretario general; y también<br />

Rafael Alonso Botín, David Arce, José Luis<br />

Díaz Fernández y Casto de la Mora. Procedentes<br />

de extramuros ocupaban cargos de subdirectores<br />

Rodrigo Echenique, que llegaría a ser consejero<br />

delegado (y es actualmente consejero y miembro<br />

de la Comisión Ejecutiva) y Matías Rodríguez<br />

Inciarte, actual vicepresidente tercero.<br />

El modelo de organización del Banco de<br />

<strong>Santander</strong> en los años sesenta y setenta se<br />

ajustó con armonía a los tres pilares en torno<br />

a los cuales giró su estrategia mercantil:<br />

la expansión y consolidación de una amplia<br />

y eficaz red de oficinas, una estricta política<br />

de evaluación y seguimiento de los riesgos y de<br />

la solvencia, y, en tercer lugar, un férreo control<br />

interno de las actividades y una no menos<br />

férrea centralización de las decisiones. Bajo<br />

el mando único de <strong>Pablo</strong> Tarrero, hasta 1967,<br />

y de Emilio Botín Ríos, después, funcionaron<br />

tres grandes áreas: la Jefatura de Producción y<br />

Dirección Comercial de las sucursales, a cargo<br />

de Julián Portilla de la Hoz; la Subdirección<br />

General de Riesgos, con José María Bárcena a<br />

la cabeza; y la poderosa Subdirección General<br />

de Inspección Técnica, Organización y Personal<br />

que encabezada por Luis Luna Lastra,<br />

primero, y por Dimas Blanco Valdivielso, después,<br />

englobaba las amplias responsabilidades<br />

a que hace referencia el propio título de<br />

la unidad. Todos ellos demostraron en sus<br />

respectivas áreas una gran capacidad organizativa<br />

y un magnífico conocimiento de los resortes<br />

del Banco; hombres exigentes consigo<br />

mismos, fueron capaces de manejar con habilidad<br />

situaciones y personas. Bien compenetrados<br />

entre ellos y más aún con el presidente<br />

Botín, lograron que la Administración del<br />

Banco funcionara como una máquina bien<br />

engrasada, sin apenas rozamientos ni fricciones.<br />

La entidad contaba además con una<br />

Secretaría General, a cuyo frente se encontraba<br />

César Martínez Beascoechea, y un Departamento<br />

de Valores, que operó casi desde el<br />

principio en Madrid, bajo la dirección de José<br />

María Fernández Castañeda.<br />

Más adelante, cuando las operaciones con<br />

el exterior lo hicieron imprescindible, pues el<br />

Banco comenzó a involucrarse de manera activa<br />

en la financiación del comercio de exportación<br />

e importación y en operaciones de<br />

moneda extranjera, se establecieron unidades<br />

de servicios exteriores en las sucursales y se<br />

organizó un Departamento Central de Extranjero<br />

en la oficina principal de Madrid. En<br />

1966 se puso en funcionamiento también una<br />

División de Desarrollo y Fomento de los Negocios<br />

Internacionales, con la finalidad de captar<br />

clientes en este segmento del mercado, que<br />

requería cierta especialización al estar sometido<br />

a una complicada y rígida normativa de<br />

control de cambios. Además, y desde la temprana<br />

fecha de 1956, se había creado un Departamento<br />

Iberoamericano, cuando comenzó la<br />

apertura de las primeras oficinas de representación<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> en Latinoamérica.<br />

A este veterano departamento territorial exterior<br />

se añadieron, en 1969, otros dos, uno para<br />

Europa, y otro para Estados Unidos y Canadá.<br />

Finalmente, en 1971, todas estas unidades<br />

y servicios se agruparon bajo una única División<br />

Internacional a cuyo frente se situó Juan<br />

Secades y González-Camino, primero como<br />

subdirector general y después con la categoría<br />

de director general.<br />

Sala del Consejo<br />

Los sucesivos Consejos de Administración se caracterizaron por<br />

su fuerte cohesión interna. La mayoría de ellos se celebraban,<br />

como ahora, en la sala del edificio del paseo de Pereda.


LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 193


Alta Administración del Banco de <strong>Santander</strong> en 1985<br />

CONSEJERO DELEGADO<br />

Emilio Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos*<br />

DIRECTOR GENERAL<br />

Luis Bergé Abarca*<br />

DIRECTORES GENERALES ADJUNTOS<br />

Dimas Blanco Valdivielso*<br />

José María Fernández Castañeda San José<br />

José González López<br />

José Luis M. Marauri Bujanda<br />

Julio Novo Polidura<br />

Enrique Soroa de las Cuevas<br />

SUBDIRECTORES GENERALES<br />

Abelardo Alonso Botín<br />

Rafael Alonso Botín*<br />

David Arce Torres<br />

Manuel Balsón Fernández<br />

José María Bárcena de la Calzada<br />

José Casado León<br />

José Luis Díaz Fernández*<br />

Rodrigo Echenique Gordillo<br />

H. Carmelo Fernández-Lomana Pereletegui<br />

Cayo Franco Ibáñez<br />

Carlos Gerardo García Rodríguez<br />

Gustavo Gutiérrez Rodríguez<br />

Atilano Matilla Gómez<br />

Casto de la Mora Mata<br />

Luis Rodríguez Alonso<br />

Matías Rodríguez Inciarte<br />

Antonio Torío Gil<br />

Ángel Torre González<br />

SUBDIRECTORES GENERALES ADJUNTOS<br />

Fausto Álvarez Muñoz<br />

Juan Álvarez Ortiz<br />

Antonio Barredo Rodríguez<br />

Benito Cantalapiedra Quevedo<br />

Gabino García Ortega<br />

José Illana Romano<br />

Luis Laita de Mier<br />

Julián Ortega Ruiz<br />

Enrique Palacios Martínez-Carande<br />

Pedro Saiz Rodrigo<br />

Lorenzo Solana López<br />

Emilio Tarrero Vega<br />

* Miembros del Consejo de Administración.<br />

194 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

Bancos regionales y locales:<br />

alimentarse para crecer<br />

La ley de Bases de 1962 rompió el statu quo<br />

bancario, pero no supuso una verdadera liberalización<br />

del sistema financiero, que permaneció<br />

sometido a multitud de reglamentaciones y<br />

controles. De la misma manera que en la etapa<br />

anterior, los bancos tuvieron que buscar medios<br />

para competir por depositantes y clientes<br />

al margen de los mecanismos normales de una<br />

economía de mercado. En materia de apertura<br />

de oficinas, la regulación se instrumentó mediante<br />

sucesivos planes de expansión bancaria,<br />

que dieron a las autoridades un elevado grado<br />

de discrecionalidad y limitaron las ansias<br />

de crecimiento de la mayoría de las entidades de<br />

crédito, deseosas de aprovecharse de la buena<br />

coyuntura de la economía española. Como los<br />

criterios para autorizar la instalación de nuevas<br />

agencias fueron por lo general bastante restrictivos,<br />

el <strong>Santander</strong>, al igual que otros establecimientos<br />

de crédito, continuó con su estrategia de<br />

compra de otros bancos para así poder ampliar<br />

su red de oficinas y agencias urbanas. La parquedad<br />

y la escasa lógica de los planes de expansión<br />

bancaria irritaban sobremanera al presidente del<br />

Banco de <strong>Santander</strong> y provocaron su educada<br />

pero reiterada protesta, especialmente en los primeros<br />

años de su vigencia en que, ciertamente,<br />

a lo menguado de sus autorizaciones se añadieron<br />

exasperantes retrasos en su aprobación. 9 De<br />

ahí que decidiera proseguir con la adquisición<br />

de negocios bancarios de menor entidad con la<br />

finalidad exclusiva de extender la organización del<br />

<strong>Santander</strong> a localidades consideradas de interés.<br />

Los responsables del paseo de Pereda compraron<br />

un total de ocho entidades, dos de las cuales<br />

se adquirieron a raíz de la privatización del<br />

Grupo Rumasa a principios de los años ochenta.<br />

Todas las instituciones absorbidas exigieron un<br />

esfuerzo de reconversión para incorporarlas a la<br />

matriz. En algunos casos fue preciso sanearlas y<br />

capitalizarlas, pues su situación financiera distaba<br />

de ser óptima, mientras que en otros, con<br />

una salud más aceptable, la tarea consistió en<br />

trasladarles la cultura bancaria del <strong>Santander</strong>,<br />

en particular lo relativo a gestión de riesgos y<br />

política comercial. Las compras resultaron verdaderamente<br />

exitosas, ampliaron el radio de acción<br />

del Banco, atrajeron nuevos clientes y negocios<br />

y contribuyeron a incrementar la cuenta<br />

de resultados; incluso más, pues algunas entidades<br />

incorporadas al Grupo en esos años procuraron<br />

ingresos extraordinarios cuando con<br />

posterioridad fueron vendidas.<br />

Las operaciones las ejecutaron personalmente<br />

Botín y Tarrero, como no podía ser de otra<br />

manera, si bien en diversas ocasiones contaron<br />

con la ayuda de Juan José Martínez Vázquez y<br />

César Martínez Beascoechea, el secretario general.<br />

Se efectuaban sucesivas rondas de conversaciones<br />

con los consejeros de los bancos<br />

absorbidos, con los accionistas mayoritarios<br />

y con los minoritarios. Se intentaba no dejar<br />

abierto ningún resquicio, ni flecos sueltos<br />

que pusieran en peligro la operación. Había que<br />

derrochar paciencia y demostrar capacidad de<br />

persuasión: en estos años todas las compras revistieron<br />

un carácter pacífico, incluso amistoso.<br />

Una vez cerrada la negociación se destinaba<br />

gente del Banco de <strong>Santander</strong> a la entidad absorbida<br />

para que ocupase puestos claves desde<br />

los cuales pilotar la nueva andadura de la sociedad<br />

antes de integrarla en la casa matriz.<br />

En 1967 la institución cántabra compró los<br />

negocios del Banco Cid en Orense, con sede<br />

central en esa ciudad y tres sucursales en la<br />

provincia; 10 con ello pudo reforzar su presencia<br />

en Galicia, una región con un alto potencial<br />

de crecimiento. Un año después, en 1968, para<br />

compensar el raquítico plan de expansión que<br />

tan sólo autorizó al Banco a la apertura de tres<br />

nuevas oficinas, se adquirieron tres pequeños<br />

establecimientos locales: los bancos Fomento<br />

de Gerona, Mataró y el Banco Jáudenes y Bárcena.<br />

Los dos primeros ya estaban en la órbita del<br />

<strong>Santander</strong> desde 1958; el Fomento provenía<br />

del Banco Alfonso Mon Pascual, de Santa Coloma<br />

del Farnés, y el Mataró había heredado los<br />

negocios de la minúscula Banca Majó Hermanos.<br />

Con estas dos entidades el <strong>Santander</strong> pudo reforzar<br />

su presencia en Cataluña, una de las<br />

regiones que siempre consideró prioritaria.<br />

En el mismo ejercicio se produjo la compra<br />

del Jáudenes y Bárcena, de Vigo, con sucursal<br />

en Pontevedra y otras localidades gallegas, un<br />

magnífico y bien cuidado establecimiento con<br />

una larga tradición, que permitió a los del Cantábrico<br />

asomarse a las costas atlánticas. 11<br />

De mayor envergadura fue la adquisición, en<br />

1969, del Banco Industrial de Cataluña (una<br />

entidad comercial a pesar de su nombre), cuyo<br />

capital ascendía a 100 millones de pesetas. Se<br />

trató de un paso significativo en la región catalana<br />

ya que, además de aportar varias agencias<br />

en Barcelona, supuso la entrada en ciudades de<br />

tanta importancia económica como Sabadell,<br />

Badalona, Cornellá, Tarrasa y Lérida. Aunque,<br />

como en los casos anteriores, en la Memoria del<br />

ejercicio se señaló con rotundidad que el propósito<br />

de la compra había sido la disponibilidad


Banca Jover La adquisición de la Banca Jover fue una de las operaciones más interesantes que llevó a cabo el Banco a comienzos<br />

de los años ochenta. En 1990 se vendió al Crédit Lyonnais, generando interesantes beneficios.<br />

de sucursales, se dejó la puerta abierta para que<br />

la entidad pudiese «con distinto objeto social y<br />

otro nombre» iniciar una nueva etapa de actividades<br />

en el sector de los servicios comerciales<br />

y financieros. Como este propósito nunca llegó<br />

a materializarse, en mayo de 1970 el Industrial<br />

de Cataluña se incorporó sin mayor dilación al<br />

balance de la casa matriz. 12<br />

También en 1970 se produjo la adquisición<br />

del Banco Continental (antiguo Banco Almagro),<br />

motivada asimismo por el deseo de expandir<br />

la red en la provincia de Madrid. Fue una<br />

operación excelente, efectuada con suavidad y<br />

En 1970 se produjo la adquisición<br />

del Banco Continental motivada<br />

por el deseo de expandir la red en<br />

la provincia de Madrid<br />

con la colaboración de consejeros y accionistas.<br />

La entidad gozaba de buena salud y disponía<br />

de un magnífico entramado de oficinas distribuidas<br />

por diecinueve localidades de la región<br />

que se esperaba, con buena lógica, ganarían<br />

importancia y peso bancario dado el progresivo<br />

éxodo de la población madrileña hacia municipios<br />

limítrofes. Además, con esta compra se<br />

mitigó la, una vez más, exigua asignación obtenida<br />

con el plan de expansión del ejercicio,<br />

que tan sólo había concedido autorización para<br />

abrir cuatro agencias. 13<br />

Efectuadas estas operaciones, que requirieron<br />

no pocos esfuerzos, Emilio Botín dejó pasar<br />

unos años antes de embarcarse en nuevas compras.<br />

Éstas se reanudaron en 1978, cuando la<br />

década llegaba a su fin y todavía no había estallado<br />

lo peor de la crisis bancaria. En ese ejercicio<br />

el <strong>Santander</strong> tomó el control de dos nuevos<br />

establecimientos: el Banco Comercial Español,<br />

con sede en Soria, y la catalana Banca Jover,<br />

una verdadera joya, pues contaba con una selecta<br />

y fiel clientela. El precio de adquisición<br />

fue bastante bueno en ambos casos y acorde<br />

con su delicada situación financiera, pérdidas<br />

en el primer caso y modestísimos beneficios en<br />

el segundo. Dar la vuelta a esta situación puso<br />

a prueba la pericia de las gentes del paseo de<br />

Pereda y en ambas instancias demostraron sus<br />

«maneras de hacer buena banca», fruto de la<br />

experiencia acumulada en su ya larga trayectoria<br />

de compras y absorciones. 14<br />

La política aplicada por el Banco siguió las<br />

líneas habituales de su propia estrategia en esos<br />

años: saneamiento riguroso del balance, refuerzo<br />

de los recursos propios —primero aportando<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 195


Expropiación de Rumasa La intervención del Grupo Rumasa fue el acontecimiento más polémico de la política económica llevada<br />

a cabo por el Gobierno socialista. Su expropiación y posterior reprivatización tuvo un hondo calado en la vida económica del país.<br />

196 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

capital y luego constituyendo reservas— y expansión<br />

del negocio sin titubear en la ampliación<br />

del número de sucursales. Nada más<br />

adquirir el control de las dos instituciones, el<br />

capital de la Jover —inicialmente de 788 millones<br />

de pesetas— se duplicó, y el del Comercial<br />

Español —938 millones— se triplicó. A las dos<br />

entidades se canalizaron sustanciosos recursos<br />

para el saneamiento de la cartera de valores y para<br />

la amortización del inmovilizado. En 1979, el<br />

Comercial Español había salido de los números<br />

rojos y la Jover inició un camino de progresiva<br />

mejoría en su rentabilidad y en sus beneficios.<br />

En el caso del Banco Comercial Español<br />

las dificultades fueron mayores que en la Banca<br />

Jover. Pero la incuestionable experiencia y<br />

eficiencia del Banco santanderino, forjada a lo<br />

largo de su historia y acostumbrado al manejo<br />

de una red de clientes formada por pequeños<br />

comerciantes, aseguró su rápido reflotamiento<br />

y puesta en valor. La tarea, no obstante, resultó<br />

complicada y el saneamiento de la entidad<br />

bastante costoso. El esfuerzo mereció la pena<br />

porque el <strong>Santander</strong> se ganó una fiel clientela<br />

minorista, con un atractivo potencial de desarrollo<br />

en una provincia donde apenas se había<br />

introducido hasta entonces. En 1982 las acciones<br />

de la Banca Jover se integraron en la cartera<br />

del Comercial Español y este último se vendió<br />

a los accionistas del Banco de <strong>Santander</strong> en<br />

una operación de interés para ambas partes.<br />

En ese momento las dos entidades tenían asegurada<br />

su viabilidad y rentabilidad: sus recursos<br />

propios sumaban más de 11.000 millones<br />

de pesetas (decimocuarto puesto del ranking de<br />

la banca comercial) y sus recursos ajenos superaban<br />

los 17.000 millones de pesetas (decimonoveno<br />

puesto). En ejercicios sucesivos ambas<br />

sociedades continuaron registrando una evolución<br />

favorable —que en el caso Jover merecería<br />

un calificativo más elogioso— y creciendo en<br />

tamaño y en red. En poco más de un lustro y<br />

en plena crisis bancaria, Comercial Español<br />

y Jover se habían transformado de forma radical:<br />

de pequeños y débiles a medianos, rentables<br />

y solventes. En 1985 el Banco de <strong>Santander</strong><br />

recompró un 20 por ciento del Comercial Español<br />

y con él la parte correspondiente al Jover;<br />

después siguió aumentando su participación<br />

en las dos entidades —incluso lanzó una OPA, en<br />

1987, sobre el Comercial Español— hasta hacerse<br />

de nuevo con la mayoría del capital. Ambos<br />

fueron oportunamente vendidos en 1990 al<br />

Crédit Lyonnais, generando sustanciosas plusvalías,<br />

que compensaron sobradamente el precio<br />

de compra y las inversiones realizadas; además


Rueda de prensa<br />

El 24 de febrero de 1983, Miguel Boyer, entonces<br />

ministro de Economía y Hacienda, comparece ante los<br />

medios para explicar las razones de la expropiación del<br />

holding Rumasa.<br />

Banco Comercial de Cataluña<br />

Antiguo Riva y García, el Banco Comercial de<br />

Cataluña estaba integrado en el Grupo Rumasa.<br />

Cuando se comenzó el proceso de reprivatización fue<br />

asumido por la cartera del <strong>Santander</strong>. Su ficha<br />

se utilizó posteriormente para crear el<br />

Banco <strong>Santander</strong> de Negocios.<br />

las ventas tuvieron lugar en un momento muy<br />

oportuno, cuando los resultados del Banco de<br />

<strong>Santander</strong> empezaban a resentirse de la audaz<br />

introducción de la «Supercuenta».<br />

El resto de las adquisiciones se efectuó en<br />

el marco de la privatización del holding Rumasa,<br />

expropiado en diciembre de 1983 por el primer<br />

Gobierno socialista presidido por Felipe<br />

González. Integraba el Grupo un abigarrado<br />

número de empresas comerciales e industriales<br />

y veinte sociedades financieras. Gestionado<br />

de manera poco ortodoxa y con escasa transparencia,<br />

el Ministerio de Economía y Hacienda,<br />

encabezado por Miguel Boyer, consideró que<br />

su situación económico-financiera, grave y con<br />

un amplio desfase patrimonial, podía poner en<br />

peligro la estabilidad del conjunto del sistema,<br />

por lo que decidió intervenirlo con el compromiso<br />

de proceder a su inmediata privatización,<br />

una vez resueltos sus problemas de liquidez y<br />

solvencia. La mayor dificultad fue entonces encontrar<br />

una fórmula adecuada para financiar su<br />

saneamiento que, por su volumen, desbordaba<br />

tanto las posibilidades del Fondo de Garantía de<br />

Depósitos como la capacidad del Tesoro Público,<br />

con unos presupuestos sobrecargados. 15 Al final<br />

se optó por realizar dos emisiones de Deuda Pública<br />

especial que fueron suscritas por un consorcio<br />

constituido por los grandes bancos y algunos<br />

medianos. Al Banco de <strong>Santander</strong> le tocó, pues,<br />

contribuir a la resolución del caso Rumasa aportando<br />

las cantidades que le fueron asignadas.<br />

Emilio Botín, aunque comprendió que la<br />

crisis bancaria, y en particular los problemas<br />

de Rumasa, debía ser atajada para que no contaminase<br />

al conjunto del sistema financiero, no<br />

ocultó su disconformidad con el modo de proceder<br />

de las autoridades para hacer frente a la<br />

situación. Un banquero como él, que a lo largo<br />

de toda su historia había hecho de la solvencia<br />

su primera bandera, no podía admitir sin<br />

más que los bancos sanos tuviesen que aportar<br />

recursos para salvar a los enfermos; estimaba<br />

injusto que los buenos banqueros y los accionistas<br />

de las entidades solventes tuviesen que<br />

sufrir las consecuencias de la mala gestión de<br />

administradores incompetentes. Por eso es fácil<br />

de entender que el presidente del <strong>Santander</strong><br />

mostrara en sus manifestaciones públicas sobre<br />

la crisis una creciente irritación, aunque siempre<br />

expresó sus comentarios y observaciones<br />

con delicadeza y elegancia. En sus intervenciones<br />

ante las Juntas Generales de accionistas,<br />

Botín no dudó en recordar que «no existe crisis<br />

bancaria; existen bancos mal planeados, mal<br />

dirigidos, y en algunos casos deshonestamente<br />

administrados»; también sugirió que «aquellas<br />

entidades cuyas estructuras no sean viables o<br />

que teniendo grandes pérdidas no puedan ser<br />

repuestas por sus socios con nuevas aportaciones<br />

de capital, deben ser liquidadas»; y en fin,<br />

que «en una economía de mercado cada empresa<br />

debe ser responsable de sus propios actos,<br />

sin que la comunidad, en general, o la de<br />

un determinado sector económico, en particular,<br />

tenga que acudir a resolver los problemas<br />

creados por una administración incompetente,<br />

culposa y, a veces, hasta delictiva, de determinados<br />

administradores». 16<br />

Ahora bien, pese a la sinceridad y rotundidad<br />

de estas críticas, Botín comprendió que el<br />

<strong>Santander</strong> no podía desligarse de un asunto que<br />

amenazaba la estabilidad de la economía española;<br />

como buen banquero sabía que el sector<br />

financiero no era, ni es, un sector económico<br />

cualquiera y que un grupo de bancos insolventes<br />

podía poner en peligro al conjunto del sistema,<br />

al igual que una manzana podrida no retirada<br />

a tiempo podía arruinar todas las piezas<br />

de un frutero. Más que en ningún otro sector,<br />

el contagio de instituciones sanas por instituciones<br />

enfermas tendría consecuencias devastadoras<br />

para la totalidad de la banca. Por eso,<br />

de la misma forma en que procedieron el resto de<br />

los presidentes de las otras grandes entidades,<br />

Botín se implicó en la gravosa operación de<br />

salvamento de bancos en crisis, una operación<br />

de rescate que a la postre pagaron contribuyentes<br />

y accionistas, además de los propietarios<br />

y clientes de las instituciones quebradas.<br />

Y así, el Banco de <strong>Santander</strong> aportó los capitales<br />

que le correspondían para la constitución y<br />

sostenimiento del Fondo de Garantía de Depósitos<br />

y su cooperación y apoyo en la resolución<br />

del caso Rumasa fue inequívoco.<br />

En el reparto realizado por la Asociación<br />

Española de la Banca (AEB), a la sociedad presidida<br />

por Emilio Botín le adjudicaron dos entidades:<br />

el Banco de Murcia y el Banco Comercial<br />

de Cataluña, además de un 10 por ciento del<br />

Banco Condal. Los bancos se compraron a su<br />

entonces propietario, Patrimonio del Estado,<br />

y las operaciones se materializaron en 1984. 17<br />

El primero de ellos pertenecía a Rumasa desde<br />

1966 y cuando pasó a manos del <strong>Santander</strong> su<br />

estado era, según se recoge en la Memoria de ese<br />

año, «de clara situación de deterioro, con una<br />

cuenta de resultados fuertemente deficitaria».<br />

Conforme a su proceder habitual, los gestores<br />

cántabros acometieron la reorganización interna<br />

de la entidad, sanearon su balance y mejoraron<br />

el funcionamiento de su red, constituida<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 197


por 55 oficinas localizadas principalmente en<br />

las provincias de Murcia y Almería. Un año<br />

más tarde la rigurosa política de riesgos aplicada<br />

por la casa matriz ya había dado sus frutos:<br />

el Banco de Murcia había recuperado clientes,<br />

su tamaño había aumentado y por primera vez<br />

después de muchos ejercicios su cuenta de pérdidas<br />

y ganancias cerró con resultados positivos.<br />

En 1993 el Banco de <strong>Santander</strong>, de acuerdo<br />

con su estrategia de desprenderse de segundas<br />

marcas en España, vendió a Bancaja el otrora<br />

pequeño y tambaleante negocio del murciano,<br />

que para entonces se había convertido en un establecimiento<br />

saneado, de tamaño medio y con<br />

buenos beneficios.<br />

Rumasa controlaba desde 1976 el Banco<br />

Atlántico y, a través de él, el Banco Latino y el<br />

Comercial de Cataluña, antiguo Riva y García.<br />

La fórmula utilizada por el Banco de <strong>Santander</strong><br />

para obtener rentabilidad de un negocio igualmente<br />

deteriorado fue, en este caso, más drástica:<br />

la ficha del Banco adquirido fue utilizada<br />

para convertirlo en el Banco <strong>Santander</strong> de Negocios<br />

(BSN), ideado para introducir al Grupo en<br />

el negocio de gestión de patrimonios —merchant<br />

bank—, aunque fueron muchos otros los campos<br />

de actuación de esta nueva y prometedora entidad.<br />

La creación del BSN fue una feliz iniciativa,<br />

como se demostró posteriormente, tanto por su<br />

brillante trayectoria como entidad especializada<br />

en la denominada «banca de inversión», como por<br />

la capacidad de atraer y formar profesionales<br />

con alta capacitación.<br />

¿Por qué el Banco de <strong>Santander</strong>, tan arriba<br />

ya en el ranking de entidades nacionales y<br />

que tantos recursos cedió para el saneamiento<br />

del sistema financiero, apenas participó en el<br />

reparto de los bancos en crisis a los cuales contribuyó<br />

de manera indirecta a reflotar? 18 ¿Cómo<br />

explicar que el Banco de <strong>Santander</strong> mostrara<br />

una actitud tan poco activa durante estos<br />

años en los cuales se registró el mayor trasiego<br />

de entidades acaecido en la historia financiera<br />

española? Otras instituciones aprovecharon la<br />

ocasión para compensarse de las aportaciones<br />

realizadas y después utilizaron su capacidad gestora<br />

para sacar beneficios de entidades que, no<br />

se olvide, habían sido previamente auxiliadas<br />

con cuantiosas ayudas públicas.<br />

Responsables de la entidad cántabra argumentan<br />

que, en el caso de Rumasa, se aceptó la<br />

asignación decidida por la AEB que, tras prolongadas<br />

negociaciones, distribuyó cada uno de los<br />

bancos del holding entre posibles compradores.<br />

Quizá si la patronal bancaria les hubiese ofrecido<br />

un número superior de entidades, en lugar<br />

198 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

de sólo las dos citadas, es muy posible que las<br />

hubiese aceptado, pero lo cierto es que no se<br />

planteó ninguna otra operación. En el caso de la<br />

Banca Catalana, una de las instituciones en situación<br />

crítica de mayor envergadura, el <strong>Santander</strong><br />

resolvió no inmiscuirse, pese a ser una buena<br />

oportunidad de negocio. Sus directivos fueron<br />

conscientes de la complejidad que representaba<br />

administrar una entidad del tamaño de Catalana<br />

A las instituciones absorbidas<br />

hubo que reconvertirlas, sanearlas,<br />

capitalizarlas y trasladarles la cultura<br />

bancaria del <strong>Santander</strong><br />

y de los recursos que debían comprometer para<br />

su saneamiento y ello no obstante las ayudas financieras<br />

públicas recibidas por el grupo. Ahora<br />

bien, las dificultades nunca fueron un impedimento<br />

que arredrara a los cántabros, sino todo<br />

lo contrario; ellos podrían haber hecho tan buen<br />

trabajo como el realizado por los hombres del<br />

Banco de Vizcaya, la entidad a la cual la AEB<br />

encomendó la administración de Catalana. La<br />

magnífica ejecutoria de los vascos dejó una profunda<br />

huella en los responsables más jóvenes de<br />

la sociedad santanderina y de ahí nació su admiración<br />

por Alfredo Sáenz, por entonces destacado<br />

directivo del Vizcaya y que después sería una de<br />

las piezas clave en el saneamiento de Banesto,<br />

donde repitió su «hazaña de gestión eficiente»<br />

de otra institución financiera en dificultades.<br />

Cuatro argumentos ayudan a entender las<br />

razones por las cuales el <strong>Santander</strong> se mantuvo<br />

tan circunspecto a la hora de absorber bancos<br />

en crisis o entidades puestas a la venta por el<br />

Fondo de Garantía de Depósitos o por Patrimonio<br />

del Estado. Primero, la dura tarea realizada<br />

para sanear y poner en valor la Banca Jover y<br />

el Comercial Español, dos proyectos que consumieron<br />

muchísimos esfuerzos y recursos. En<br />

segundo lugar, la movilización de fondos que<br />

en 1983 y años siguientes exigió la compra de<br />

Electra de Viesgo, una de las inversiones industriales<br />

de mayor envergadura realizadas por<br />

el Banco. Tercero, el avance sin pausa en Latinoamérica,<br />

una región en la cual el Banco tenía<br />

un compromiso firme e insoslayable y unos<br />

objetivos estratégicos prioritarios, por encima<br />

de la compra de entidades nacionales; y cuarto,<br />

la reafirmación de una regla nunca abandonada<br />

por los responsables del <strong>Santander</strong>: el rigor<br />

en la valoración de riesgos, una norma que<br />

no estuvieron dispuestos a relajar ni siquiera<br />

en el caso de la privatización de instituciones<br />

financieras que contaron con cuantiosas ayudas<br />

públicas. Así pues, esta combinación de<br />

factores coincidentes en un espacio de tiempo<br />

tan breve, menos de un decenio, pudo ser la<br />

causa de que el Banco de <strong>Santander</strong> limitase<br />

sus compras de entidades financieras en crisis.<br />

¿Prudencia excesiva? ¿Falta de iniciativa? No<br />

creemos que estos sean los motivos. Aunque en<br />

1985 el derrumbe bancario y la recesión económica<br />

habían sido ya superados, la posición de<br />

salida de los grandes bancos de cara a una etapa<br />

que presentaba nuevos desafíos —la apertura<br />

al exterior, el aumento de la competencia, las<br />

previsibles y temidas absorciones— eran muy<br />

distintas, sobre todo en términos de solvencia<br />

y rentabilidad, y en ambos el Banco de <strong>Santander</strong><br />

era el mejor situado. Por eso, al margen de<br />

posibles oportunidades perdidas, como Banca<br />

Catalana, la ponderada decisión de no embarcarse<br />

simultáneamente en más aventuras de las<br />

que el colchón de su masa crítica aconsejaba,<br />

por tentadoras que a algunos pudieran parecer,<br />

fue crucial para que pudiera sortear sin mayor<br />

daño las dificultades en el exterior y las consecuencias<br />

del estancamiento económico en el<br />

interior. En estos años el Banco de <strong>Santander</strong><br />

compró y absorbió las entidades que pudo (diez<br />

entre 1967 y 1984), sin forzar la máquina y sin<br />

relajar un ápice los fundamentos que siempre<br />

han informado su gestión: rigor y vigilancia de<br />

riesgos, dedicación comercial, elevada capitalización<br />

y creación de valor para el accionista.<br />

En 1985, el <strong>Santander</strong> estaba bien preparado,<br />

con suficiente fuerza y recursos para encarar<br />

los retos de una economía internacional cambiante<br />

y para hacer frente a un mundo financiero<br />

cada vez más globalizado.<br />

La organización del trabajo en un<br />

banco comercial: el éxito de «picar<br />

puertas» y «salir a vender dinero»<br />

Uno de los pilares sobre los que descansó el éxito<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> en esta etapa fue su<br />

modelo de organización mercantil, ágil y flexible,<br />

que le permitió aprovechar al máximo su<br />

red de sucursales y agencias distribuidas a lo<br />

largo y ancho de la geografía nacional. El esquema<br />

de banca comercial minorista implantado<br />

por Julián Portilla, encargado de la jefatura<br />

de producción y dirección de las sucursales,<br />

respondió a una idea sencilla, pero muy eficaz:<br />

la del empleado comercial que sale de su despacho<br />

para buscar al cliente en la calle utilizando


Adquisición y absorción de entidades<br />

de crédito (1967-1984)<br />

Banco Cid 1967<br />

Fomento de Gerona 1968<br />

Banco Mataró 1968<br />

Banca Jáudenes y Bárcena 1968<br />

Banco Industrial de Cataluña 1969<br />

Banco Continental 1970<br />

Banco Comercial Español 1978<br />

Banca Jover 1978<br />

Banco de Murcia 1984<br />

Banco Comercial de Cataluña 1984<br />

Ofi cinas del Banco de <strong>Santander</strong> (1960-1985)<br />

1960 132<br />

1970 236<br />

1974 321<br />

1975 435<br />

1976 520<br />

1977 571<br />

1978 678<br />

1979 753<br />

1980 795<br />

1981 913<br />

FUENTE: Anuarios Estadísticos del Consejo Superior Bancario.<br />

1982 1.032<br />

1983 1.055<br />

1984 1.117<br />

1985 1.146<br />

su empatía y carisma personal. Ningún moderno<br />

experto en marketing subvaloraría la<br />

aparente ingenuidad del modelo, menos aún<br />

si se tiene en cuenta que la gran banca mixta<br />

se había acostumbrado a los cómodos beneficios<br />

asegurados por su poder oligopolístico y<br />

por el excepcional desarrollo de la economía<br />

española en esos años, de modo que para hacer<br />

negocio bastaba con esperar al cliente en el<br />

confort del despacho. Cualquiera que fuese<br />

el calificativo que la innovadora forma de gestión<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> recibiese hoy en<br />

el ámbito de la mercadotecnia, es difícil superar<br />

la expresividad con la que los ocupados en<br />

estas tareas definían su esencia con términos<br />

tales como «picar puertas» o el no menos sugerente<br />

de «salir a vender dinero».<br />

En efecto, salir a la calle en busca de clientes<br />

fue una de las innovaciones en el modo de hacer<br />

banca que introdujo el <strong>Santander</strong> para competir<br />

con otras entidades y para ganar cuota de<br />

mercado en un periodo caracterizado por el intervencionismo<br />

administrativo. Por las mañanas,<br />

los directores de sucursales permanecían<br />

Una de las claves sobre las que descansó<br />

el éxito del banco en esta etapa fue su<br />

modelo de organización ágil y flexible<br />

en sus despachos, desempeñando las labores<br />

administrativas ordinarias que se suelen ejecutar<br />

en cualquier oficina bancaria: resolución de<br />

expedientes de petición de créditos, operaciones<br />

de descuento, revisión de la contabilidad y<br />

atención a los clientes. Era por la tarde cuando<br />

se lanzaban a cumplir con la que consideraban<br />

una de sus misiones más genuinas: captar negocio.<br />

En las ciudades recorrían talleres, tiendas,<br />

almacenes y comercios de todo tipo, grandes<br />

y pequeños, ofreciendo los servicios del<br />

Banco. En los pueblos se trababa conocimiento<br />

con los agricultores acudiendo a los campos de<br />

labor, donde se podía hablar sin interrumpir las<br />

faenas. Estamos ante un proceder singular, que<br />

al parecer no practicaban los empleados de las<br />

entidades competidoras. No había que esperar<br />

sentados a que los empresarios, comerciantes,<br />

tenderos y almacenistas se acercaran a las sucursales:<br />

los del <strong>Santander</strong> iban a su encuentro.<br />

Se trataba de ofrecer dinero aunque en ese<br />

momento el cliente no lo pidiese. El propósito<br />

del ofrecimiento era atraerle a la órbita de la<br />

entidad; era una manera de actuar que terminaba<br />

dando sus frutos: se le abrían líneas de<br />

crédito, aunque no las necesitase, pero se hacía<br />

para que el cliente supiese que podía acudir a<br />

la entidad porque, llegado el caso, se activarían<br />

de inmediato esas facilidades. Pero al proceder de<br />

esta manera, los responsables de sucursales no<br />

sólo captaban negocio sino que también conseguían<br />

establecer una relación más personal y<br />

directa con el futuro prestatario y tener un conocimiento<br />

más ajustado de la empresa, de la<br />

fábrica o de la explotación agraria. En aquellos<br />

tiempos no había nada más eficaz que la cercanía<br />

al comerciante o al agricultor.<br />

En esta misión, como la calificaban los propios<br />

empleados de la entidad, disponían del<br />

concurso, e incluso de la complicidad, de Botín<br />

y Tarrero, pues a ambos les gustaba este modo<br />

de hacer banca y seguían con atención la marcha<br />

de cada una de las agencias, espacios donde<br />

ellos pensaban, con acierto, que se encontraba el<br />

auténtico nervio, la verdadera clave del negocio.<br />

Los dos viajaron de manera incansable por<br />

toda España visitando sucursales, entrevistándose<br />

con los directores, examinando con ellos<br />

las cuentas, analizando los riesgos, repasando la<br />

situación general de la plaza y resolviendo los<br />

problemas materiales, de funcionamiento y<br />

también personales, que les exponían los empleados<br />

de la agencia. Las visitas servían asimismo<br />

para que Botín y Tarrero calibrasen la<br />

valía de la plantilla, la eficacia de cada persona<br />

en el puesto que desempeñaba y la posibilidad<br />

de asignarle, en su caso, un cargo de mayor<br />

responsabilidad. Para Botín y Tarrero no había<br />

sucursal o agencia, por pequeña que fuera, que<br />

no mereciese una visita. Tampoco había problema<br />

pequeño que no atendiesen. Ambos sabían<br />

que los fundamentos del negocio estaban<br />

en la red y que de allí salían la mayor parte de<br />

los beneficios, del pequeño y mediano préstamo<br />

y del descuento de letras. El presidente tenía<br />

verdadera devoción por la gente de la red y<br />

lo demostraba siempre que podía.<br />

Sin duda, el buen funcionamiento del modelo<br />

radicaba en la entrega de los hombres que trabajaban<br />

en cada una de las sucursales, pero también<br />

en una cuidada estrategia de expansión territorial,<br />

en una organización funcional de la red<br />

bien pensada. Un elemento esencial de su óptimo<br />

resultado fue la planificación rigurosa de la cartera<br />

de clientes y la aplicación de unos criterios<br />

estrictos sobre riesgos, así como el cumplimiento<br />

escrupuloso de las directrices elaboradas en<br />

la sede central del paseo de Pereda y en el férreo<br />

control ejercido desde la inspección técnica.<br />

La estrategia de apertura de sucursales del<br />

Banco de <strong>Santander</strong> trató de hacer compatible<br />

un doble objetivo; de un lado, establecerse<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 199


Cádiz<br />

Sedes territoriales<br />

Desde 1962, el Banco de <strong>Santander</strong> aumentó<br />

espectacularmente su representación por toda<br />

la geografía, implantándose en la mayoría<br />

de las capitales de provincia y multiplicando<br />

su red de agencias.<br />

200 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

Las Palmas


Palencia<br />

Zaragoza<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 201


Interior y exterior de sucursal Uno de los pilares básicos del Banco de <strong>Santander</strong> era la certeza de que su negocio residía en la<br />

amplia red de agencias y sucursales repartidas por toda la península.<br />

202 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

en mercados prósperos con un activo negocio<br />

comercial minorista, lo cual exigía prestar una<br />

cuidada atención al grado de desarrollo industrial<br />

y mercantil de cada zona; y, de otro, evaluar<br />

los costes de funcionamiento de cada agencia<br />

y los derivados de las cada vez mayores distancias<br />

geográficas entre los distintos establecimientos.<br />

Por eso, al principio, la red se concentró en<br />

las grandes ciudades, en las que la amplitud<br />

del mercado potencial compensaba los costes de<br />

gestión derivados de la distancia, y en una red<br />

de agencias y corresponsalías, de menor dimensión,<br />

pero extendiéndose a modo de tela de araña<br />

por la propia Cantabria y sus provincias limítrofes.<br />

19 Aunque los ya citados planes de expansión<br />

limitaron las posibilidades del Banco para abrir<br />

sucursales, éste ideó medios para contrarrestar<br />

esas barreras. Uno de ellos fue, como hemos visto,<br />

la compra de establecimientos regionales o<br />

locales con la ubicación territorial deseada,<br />

otro fue el intercambio de agencias con otras<br />

entidades y un tercer mecanismo, que empleó el<br />

Banco para eludir la clausura de sucursales en<br />

funcionamiento cuando se tenía la posibilidad<br />

de abrir otras mayores o mejor localizadas, era la<br />

transformación de la candidata al cierre en una<br />

corresponsalía dedicada formalmente al negocio<br />

de seguros con el local arrendado a nombre del<br />

interventor. Cualquier iniciativa era buena con<br />

tal de no perder un punto de venta.<br />

Para cumplir con sus objetivos, la Subdirección<br />

General responsable de la red comercial<br />

diseñó una organización geográfica con varios<br />

niveles de competencia. En el primer escalón se<br />

encontraban las denominadas organizaciones<br />

territoriales, con un director encargado de toda<br />

una amplia zona geográfica. En un segundo escalón<br />

aparecían las organizaciones provinciales,<br />

también con un director a la cabeza, del cual dependían<br />

las sucursales y agencias de su demarcación;<br />

y en el tercero se situaban los directores y<br />

subdirectores de las oficinas, con amplias competencias,<br />

pues ellos mismos desempeñaban las<br />

funciones de interventores y jefes de personal.<br />

La Subdirección General de la red comercial, en<br />

colaboración con los jefes de las organizaciones<br />

territoriales, asignaba una «cartera de clientes» a<br />

cada uno de los responsables de sucursal o agencia,<br />

y éstos eran los encargados de llevar adelante<br />

el plan con arreglo a modalidades de crédito y a<br />

criterios de riesgos previamente establecidos en<br />

la sede central. Dicho en otras palabras, no se<br />

«picaba en cualquier puerta», ni se «vendía dinero»<br />

a cualquier persona o empresa. Esto es, antes<br />

de lanzarse a la calle se hacía un estudio minucioso<br />

de cada negocio y de cada cliente potencial.


La organización territorial de Cataluña, al<br />

frente de Juan José Martínez Vázquez, primero,<br />

y de Rafael Alonso Botín, después, resultó<br />

emblemática en su tarea de captar nuevos<br />

clientes, más allá del conocido caso de los aficionados<br />

del Fútbol Club Barcelona, y sentó<br />

las bases de la importante y duradera presencia<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> en esa comunidad.<br />

También Madrid fue un objetivo temprano, si<br />

bien a su relevancia indudable como fuente<br />

de negocio comercial a través de su organización<br />

territorial, de la que era responsable José<br />

Luis Díaz Fernández, se superpuso, ya en los<br />

años setenta y, sobre todo, en los ochenta, la<br />

derivada del paulatino desplazamiento de los<br />

servicios centrales hacia el centro geográfico<br />

del país. Pero tanto en las grandes ciudades<br />

como en las pequeñas localidades por donde<br />

se extendió el radio de acción del Banco, los<br />

frutos del «Plan Portilla» se plasmaron en la<br />

formación de una amplia, diversificada y muy<br />

fiel base de clientes.<br />

Los buenos resultados de la peculiar política<br />

de buscar negocio saliendo a la calle y llamando<br />

a las puertas descrita en párrafos anteriores<br />

exigió poner en marcha una estrategia paralela<br />

para atraer dinero fresco y aumentar el volumen<br />

de cuentas corrientes y depósitos. Al igual que<br />

habían hecho para incrementar el activo, los<br />

responsables de las sucursales tuvieron también<br />

que ingeniárselas para captar pasivo. Y así, de<br />

acuerdo con la mayor o menor fortuna en la<br />

captación de activo o de pasivo, las plazas se clasificaban<br />

en «activeras» o «pasiveras» —un expresivo<br />

destrozo del diccionario—. Ante el casi<br />

crónico predominio de las primeras como fruto<br />

del Plan Portilla, en los años setenta y primeros<br />

ochenta, y coincidiendo con la informatización<br />

de la entidad, se inició una estrategia de captación<br />

de clientes de pasivo mediante una amplia<br />

oferta de servicios de pagos —banca transaccional,<br />

expresado en un lenguaje más técnico—,<br />

en la que el Banco de <strong>Santander</strong> mantuvo un<br />

liderazgo casi absoluto. Esta línea de trabajo<br />

nunca se abandonaría y alcanzaría su punto<br />

culminante con la introducción de la famosa<br />

«Supercuenta» de mediados de los ochenta,<br />

con la que el Banco inauguraría la competencia<br />

en la captación de depósitos pasivos mediante<br />

su mayor remuneración. El invento, porque se<br />

trató de un verdadero invento financiero, fue<br />

el poderoso instrumento que le sirvió al Banco<br />

para cerrar definitivamente el desajuste entre<br />

sus plazas «activeras» y «pasiveras» abierto<br />

como consecuencia del resultado tan sorprendente<br />

como esperable del Plan Portilla.<br />

Hasta bien entrados los años setenta, el<br />

predominio en el activo del Banco de <strong>Santander</strong><br />

del descuento de efectos con relación a los<br />

créditos fue más acusado que en el promedio<br />

de la banca nacional y la partida con la que<br />

ganó mayor cuota de mercado. Como una proporción<br />

importante de la clientela estaba formada<br />

por particulares y pequeñas y medianas<br />

empresas, sin balances ni cuentas de resultados<br />

que fueran utilizables para una primera valoración<br />

de sus riesgos, los indicios externos, el<br />

conocimiento de la zona por los comerciales de<br />

la red, en definitiva, su «olfato», eran los criterios<br />

empleados en la selección inicial de las<br />

listas de clientes potenciales. En la concreción<br />

final del negocio la garantía se convertía en una<br />

exigencia ineludible en la mayor parte de las<br />

operaciones. En el descuento de efectos era una<br />

práctica frecuente exigir que quedara en depósito<br />

un porcentaje de su importe. En créditos y<br />

préstamos se buscaba siempre un aval real. Los<br />

riesgos debían estar bien atados. El aprecio casi<br />

obsesivo por disponer de una garantía real en<br />

bienes tangibles se incorporó al léxico coloquial<br />

de la entidad en la que, durante muchos años,<br />

y referido ya con generalidad al grado de riesgo<br />

Para Botín y Tarrero no había<br />

sucursal o agencia, por pequeña que<br />

fuera, que no mereciese una visita<br />

de un cliente, se hablaba de su mayor o menor<br />

«fincabilidad», un termino de uso poco común,<br />

pero muy expresivo del alto concepto que la<br />

institución concedía a una buena garantía real.<br />

Un rasgo de estos años de expansión fue<br />

la diversificación de riesgos entre muchos<br />

clientes. Los directores de sucursal preferían,<br />

siguiendo instrucciones de los jefes de la sede<br />

central, tener multitud de pequeños deudores,<br />

más que grandes empresas. Se consideraba<br />

mejor tener clientes modestos que supeditar<br />

los recursos a unos pocos empresarios o comerciantes<br />

con elevadas cifras de negocio; en<br />

su estrategia crediticia anteponían el número<br />

de cuentas a la cantidad de cada cuenta. En definitiva,<br />

se inclinaban por clientes medianos,<br />

de riesgo limitado y con buenas garantías, personales,<br />

hipotecarias o de otro tipo.<br />

Los responsables de la Subdirección General<br />

de Riesgos formaban parte de los grupos<br />

viajeros que, con los componentes de la inspección<br />

técnica y, con frecuencia, con el director<br />

general, e incluso el presidente, se desplazaban<br />

a las sucursales para llevar a cabo un riguroso<br />

escrutinio de la cartera de clientes. Se prestaba<br />

atención a todos los detalles y se aprovechaba<br />

para transmitir a la «gente de la red» la filosofía<br />

del Banco: muchos clientes, riesgos aquilatados,<br />

cómodos flujos de caja. El ritual del<br />

examen de los riesgos se instrumentó también<br />

a través de su «recitado» pormenorizado por<br />

parte de los responsables en las reuniones que,<br />

con ese fin, convocaba el presidente en su casona<br />

de <strong>Santander</strong> conocida como El Promontorio.<br />

La importancia atribuida a estas reuniones<br />

era tal que también se acuñó otro término coloquial,<br />

«hacer el promontorio», para designar<br />

a cualquier actividad de valoración de riesgos.<br />

Emilio Botín era consciente del tamaño todavía<br />

reducido del Banco de <strong>Santander</strong> en comparación<br />

con el resto de los «nacionales», razón<br />

por la cual le preocupaba tanto la estructura de<br />

riesgos. Admiraba a la entidades sólidas, como<br />

el Vizcaya y el Popular; y siempre recomendaba<br />

atenerse a una máxima: «no hacer operaciones<br />

peligrosas». Por El Promontorio pasaba toda<br />

la gente de la red: los directores de sucursales<br />

y los responsables de las organizaciones<br />

territoriales. Al presidente le encantaban esos<br />

cónclaves que se desarrollaban en torno a la<br />

alargada mesa del comedor de su casa de El<br />

Sardinero y que solía convocar durante el mes<br />

de agosto, «aprovechando que la competencia<br />

descansaba». Primero «se cantaban» los<br />

riesgos empresa a empresa; y después, en un<br />

ambiente más relajado se hablaba de casi todo,<br />

de los clientes, de sus circunstancias, del personal<br />

de las oficinas, de los problemas de la<br />

plaza, de los edificios. Había que ser cuidadoso<br />

con las opiniones y con las sugerencias, porque<br />

Botín tomaba notas mentales y podía ocurrir<br />

que decidiese, en ese momento o en un futuro,<br />

seguir la recomendación hecha por algún<br />

director de sucursal o responsable de organización<br />

provincial o regional; sobre éste recaía entonces<br />

la responsabilidad de poner en práctica<br />

«esa idea» lanzada en El Promontorio.<br />

En los años sesenta el funcionamiento de la<br />

red, aunque ágil y dinámico en la captación de<br />

clientes, no lo era tanto en la operativa interna,<br />

con una gestión administrativa manual y<br />

un manejo rutinario de los trámites bancarios.<br />

Bateas y bateas de letras de cambio, papel comercial,<br />

cheques y órdenes de transferencias,<br />

se clasificaban y contabilizaban a mano. La<br />

compensación interbancaria se hacía también<br />

mediante anotaciones contables manuales e intercambio<br />

físico de los documentos. Los efectos,<br />

clasificados y ordenados, tenían que viajar<br />

físicamente por toda la geografía nacional, con<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 203


los costes de seguridad y transporte implícitos.<br />

El movimiento físico de billetes era también<br />

importante, y el importe inmovilizado en las<br />

propias sucursales un factor de improductividad,<br />

pero también de riesgo, en la España todavía<br />

poco desarrollada de aquel decenio.<br />

La buena marcha de un sistema tan artesanal<br />

requería una rigurosa supervisión de todos<br />

sus eslabones que, además, tenía que hacerse<br />

in situ. De ahí el peso importante en la organización<br />

directiva de la Subdirección General de<br />

la Inspección Técnica en la que los auditores,<br />

los interventores de las cuentas, los responsables<br />

del personal y los de los métodos de gestión,<br />

además de los responsables de riesgos,<br />

se desplazaban a las sucursales, a menudo por<br />

sorpresa, para lo que era un auténtico examen<br />

de su funcionamiento. Incluso el responsable<br />

de Inmuebles, Julián Ortega, adscrito a la<br />

Inspección Técnica, era compañero frecuente<br />

de las expediciones. Embarcado siempre en la<br />

apertura de nuevas agencias y en obras de ampliación<br />

de las existentes o acomodación y traslado<br />

a locales más grandes y mejor situados,<br />

aprovechaba cada visita para dar una vuelta por<br />

las sedes próximas y entrevistarse con el personal.<br />

El presidente disfrutaba acompañando<br />

a Ortega y a la gente de la Inspección Técnica y<br />

le encantaba seguir personalmente la evolución<br />

de las obras en los inmuebles. Lo hacía por la<br />

importancia que daba a los detalles y también<br />

El director general y el presidente<br />

aprovechaban sus visitas a las<br />

sucursales para transmitir la filosofía<br />

del Banco: muchos clientes, riesgos<br />

aquilatados y cómodos flujos de caja<br />

porque sabía que una de las fortalezas del Banco<br />

era su red comercial, sobre cuyo volumen de<br />

negocio descansaba buena parte de los ingresos<br />

de la entidad.<br />

La Inspección Técnica desarrolló también<br />

otras dos importantes labores: promovió mejoras<br />

en los procedimientos bancarios, racionalizando<br />

muchas tareas, e impulsó la formación<br />

y capacitación del personal, un asunto<br />

que siempre ha recibido una atención prioritaria<br />

por parte de los responsables de la institución.<br />

Aunque el impulso en la racionalización y<br />

mejoras vino sobre todo de la mano de la propia<br />

informatización, ya en los años sesenta, el Banco<br />

alcanzó un cierto liderazgo en la mecanización<br />

de las tareas administrativas y contables.<br />

Un ejemplo significativo por su simplicidad<br />

204 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

pero enorme eficacia fue el uso, casi pionero<br />

en España, de la contabilidad por «boletas»,<br />

que en esencia consistía en agrupar por plazas<br />

geográficas y fechas de vencimiento los distintos<br />

efectos contables para realizar una única<br />

anotación por cada grupo sumado de boletas<br />

previamente clasificadas, en vez de la muy laboriosa<br />

anotación individual del sistema previo.<br />

En el Banco de <strong>Santander</strong> introdujo este<br />

sistema un experto procedente de un banco<br />

alemán, Hans Martin Löwe, que encuadrado<br />

también en la Inspección Técnica incorporó<br />

notables novedades en los métodos de trabajo.<br />

En su honor, el método de las boletas se rebautizó,<br />

en el lenguaje coloquial interno, como<br />

«método hamburgués».<br />

No es casualidad, sino expresivo de la activa<br />

participación del Banco en los avances en la<br />

racionalización del sistema bancario español, el<br />

que Luis Luna Lastra fuera el primer secretario<br />

del Comité Técnico Interbancario. Luna, un<br />

hombre de capacidad excepcional, desempeñó<br />

un papel decisivo en la historia del funcionamiento<br />

del sistema bancario español y de la<br />

Subdirección General de la Inspección Técnica<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> se involucró desde sus<br />

orígenes en el proceso de modernización de los<br />

sistemas administrativos de la banca nacional.<br />

Por último, en la política de gestión de estos<br />

años, y también desde la Inspección Técnica,<br />

se dedicó desde fechas tempranas una atención<br />

preferente a la formación y capacitación del personal.<br />

Los cursos en régimen de internado se<br />

desarrollaban en el centro de formación albergado<br />

en el edificio conocido como El Solaruco,<br />

que hoy todavía da nombre al moderno centro<br />

de formación ubicado en la Ciudad Financiera<br />

Grupo <strong>Santander</strong>, homenaje sentimental al lugar<br />

por donde pasaron muchos de sus empleados<br />

como alumnos y como profesores.<br />

La Central Contable: una década<br />

y media de innovación tecnológica<br />

La Memoria del Banco de 1964 informa escuetamente<br />

del inicio de la construcción de un edificio<br />

en Madrid, situado en las proximidades<br />

del aeropuerto de Barajas, para albergar la Central<br />

Contable y las cajas de depósitos de valores.<br />

Con tan escasa información, y a la vista del<br />

mayor entusiasmo mostrado por el edificio que<br />

por sus finalidades, no inusual en una institución<br />

en la que la construcción de sus inmuebles<br />

acaparó una parte importante de la atención de<br />

su cúpula directiva, no era fácil adivinar la trascendencia<br />

posterior de la Central Contable de<br />

Barajas en la historia de la entidad.<br />

La Central Contable fue el departamento<br />

responsable de la mecanización e informatización<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> emprendida a<br />

finales de los años sesenta. Como en el resto<br />

de las instituciones financieras españolas e internacionales,<br />

estos primeros estadios de la<br />

informatización del sector repercutieron de<br />

manera tan profunda en las formas de organización<br />

y gestión del trabajo, que la historia de<br />

la banca española, y de cada uno de sus bancos,<br />

exige una especial atención a ese proceso<br />

y a los desarrollos paralelos que arrastró. Pero<br />

es que, además, en el caso del Banco de <strong>Santander</strong>,<br />

su liderazgo no residió únicamente<br />

en la mera mecanización sino también en su<br />

aprovechamiento paralelo como estrategia de<br />

mercado. Fue uno de los factores que, gestado<br />

en la etapa cubierta en este capítulo, proyectó<br />

sus efectos positivos en la posterior. Por eso,<br />

en la descripción de la organización del trabajo<br />

en estos años es necesario desbordar la<br />

mera óptica descriptiva de la Central Contable<br />

como un departamento más en el organigrama<br />

de funcionamiento de la entidad, para apuntar<br />

al acierto en otra de las líneas estratégicas de<br />

la historia del Banco.<br />

Ya en las mismas fechas en que se anunció<br />

la construcción del edificio se dio un impulso<br />

a la mecanización mediante la compra de un<br />

potente ordenador; el primero que se instaló fue<br />

el flamante Bull Gamma 30 trasladado desde<br />

<strong>Santander</strong>, que hoy por hoy produce cierta sorpresa,<br />

entre divertida y entrañable, por su escasa<br />

capacidad de memoria. No es de extrañar<br />

que la construcción y posteriores ampliaciones<br />

del edificio fueran objeto de una obligada y casi<br />

reverencial referencia en todos los informes<br />

anuales, porque las limitaciones de la memoria<br />

del disco duro obligaban a tal desarrollo de periféricos<br />

que debían de impresionar tanto o más<br />

que el propio ordenador central. En todo caso,<br />

dos años más tarde, la Memoria de 1966 avisó<br />

de que el tratamiento electrónico de datos no<br />

se iniciaría hasta el año siguiente, porque «se<br />

está esperando a que el Ministerio de Hacienda<br />

apruebe un nuevo formato normalizado de la<br />

letra de cambio». En 1968, con el edificio ampliado<br />

y terminado, la Memoria muestra ya un<br />

tono más decidido sobre el uso del ordenador<br />

para el proceso de datos: «indispensable para<br />

registrar y contabilizar el importante y creciente<br />

movimiento de nuestras sucursales», pero todavía<br />

con cautela porque «esta mecanización


Centro de Formación El Centro de Formación de El Solaruco es tan importante en la vida del Banco que en la nueva Ciudad del <strong>Santander</strong>, en Boadilla del Monte, el centro de formación<br />

lleva el mismo nombre que la mítica casona cántabra. En la imagen, croquis de Kevin Roche, arquitecto del proyecto.<br />

moderna a base de computadores electrónicos, lectura<br />

óptica o magnética, teleproceso, etcétera, es<br />

costosa y en alguna de sus más modernas fases está<br />

todavía en el mundo atravesando etapas de experimentación<br />

por lo que hemos de actuar con<br />

la prudencia y el conocimiento precisos para no<br />

dar pasos en falso en tan interesante actividad».<br />

Estos prudentes prolegómenos no son en absoluto<br />

sorprendentes en la todavía conservadora<br />

institución de los años sesenta, y mucho menos<br />

ante la innegable envergadura de las inversiones<br />

que exigían. 20 Pero en este caso ya apuntan a la<br />

importancia que el Banco habría de dar, para<br />

asegurar su éxito, a la cuidada secuencia entre<br />

la introducción de las nuevas tecnologías y los<br />

desarrollos paralelos logrados, en sincronía<br />

con los otros bancos y con las autoridades económicas,<br />

en la normalización de los procedimientos<br />

contables y mercantiles y en los propios<br />

protocolos informáticos.<br />

En la historia del sistema bancario español<br />

en su conjunto fue fundamental, precisamente en<br />

la década de los setenta y primeros ochenta, la<br />

secuencia del desarrollo, en paralelo, de la informatización<br />

y la incorporación del progreso<br />

técnico, de la racionalización y estandarización<br />

de los usos y costumbres mercantiles. También<br />

de la normalización de los propios protocolos<br />

informáticos y de la puesta en marcha de<br />

las necesarias infraestructuras de las comunicaciones<br />

específicas del sector, todas ellas<br />

realizaciones complementarias sin las que no<br />

era posible obtener beneficios de cualquiera<br />

de ellas aisladamente. La iniciativa de los propios<br />

bancos —instrumentada a través del Comité<br />

Técnico Interbancario (CCI) y apoyada por<br />

políticas públicas en la misma línea lideradas,<br />

sobre todo, por el Banco de España—, se fue<br />

plasmando en avances simultáneos en todos los<br />

frentes, de los que el truncamiento de talones<br />

y cheques, la fungibilidad de los valores, la domiciliación<br />

de recibos, los avances en el funcionamiento<br />

de la compensación interbancaria a<br />

través del citado Comité Técnico o la creación<br />

del sistema telefónico del mercado de dinero<br />

y el sistema de compensación electrónica para<br />

pagos minoristas son ejemplos importantes.<br />

Si el Banco de <strong>Santander</strong> supo obtener los<br />

máximos beneficios de su decidida intención<br />

de ir adelante con su informatización, y obtuvo<br />

de ello ventajas comparativas sobre el resto<br />

de la banca fue porque participó en todos los<br />

frentes de ese desarrollo y, en muchos casos,<br />

los lideró. No es trivial, por ello, que ya en 1964<br />

se considerara importante esperar al nuevo<br />

formato de la letra de cambio, ni que el Banco<br />

fuera, como antes se vio, un temprano y destacado<br />

participante en las iniciativas del Comité<br />

Técnico Interbancario. Tampoco lo es que en<br />

1968 la Memoria de la entidad alertara sobre la<br />

aparente obviedad de que no se debían acometer<br />

costosas inversiones de eficacia no probada,<br />

porque si bien en esas fechas la tecnología de<br />

los ordenadores de primera generación estaba<br />

ya bastante desarrollada, existían serios riesgos<br />

de que, cualquiera que fuera el grado de acierto<br />

en la máquina que se seleccionara desde la óptica<br />

del funcionamiento interno del Banco, terminara<br />

por no ser la que de forma generalizada<br />

adoptara el resto del sistema. Dicho en otras<br />

palabras, para obtener ventajas comparativas en<br />

el proceso había que ir siempre unos pasos por<br />

delante de los demás, pero no demasiados. 21<br />

Pero lo que no aparece en los primeros estadios<br />

del proceso, ni se vislumbra en los prolegómenos<br />

justificativos de las primeras memorias<br />

—en las que el objetivo inicial de reducir los<br />

costes operativos era la principal motivación—,<br />

es la importancia decisiva que fue adquiriendo<br />

el aprovechamiento de las nuevas tecnologías<br />

para desarrollar una estrategia en la que la oferta<br />

al cliente de servicios de información y, sobre<br />

todo, de pagos —servicios transaccionales expresa<br />

mejor todo su alcance— le permitió ir ganando<br />

clientela en segmentos de mercado que<br />

se mostraron estables y duraderos. Es más, tal<br />

estrategia se fue completando con el diseño de<br />

formas de financiación especialmente dirigidas<br />

a ese mismo tipo de clientela, esencialmente<br />

particulares y pequeñas y medianas empresas.<br />

Esta estrategia fue decisiva luego, ya en la<br />

segunda mitad de los años ochenta, en el éxito<br />

de la arriesgada operación de incremento de la<br />

remuneración de los pasivos con la Supercuenta.<br />

Porque seguir al Banco de <strong>Santander</strong> en la<br />

subida de los tipos era una opción abierta, en<br />

principio, a todas las instituciones de crédito,<br />

pero ninguna podía ofrecer a los potenciales<br />

nuevos clientes atraídos por la mayor remuneración<br />

el eficaz estímulo adicional de una<br />

gama importante de servicios de pagos que no<br />

podían improvisarse. Se suele argumentar que<br />

las entidades más solventes supieron resistir la<br />

tentación de entrar en la guerra de la remuneración<br />

del pasivo en unos momentos en que los<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 205


Tecnología<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> fue pionero en la apuesta por<br />

la tecnología aplicada a la banca española. El uso de los<br />

primeros ordenadores procuró el éxito y la eficacia de su<br />

gestión. El primer ordenador fue un Bull Gamma 30,<br />

rápidamente sustituido por el IBM 1401 que se observa<br />

en la imagen.<br />

206 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

controles cuantitativos del crédito por el Banco<br />

de España lo hacían particularmente arriesgado,<br />

pero se olvida que el Banco de <strong>Santander</strong><br />

tenía importantes ventajas competitivas adicionales<br />

a la mera remuneración, que fueron decisivas<br />

en el éxito de la Supercuenta. Los bancos<br />

españoles, con la excepción del Bilbao y el <strong>Santander</strong>,<br />

se mantuvieron rezagados en sus procesos<br />

de informatización cuando ya, a todas luces,<br />

la incorporación de las nuevas tecnologías<br />

se configuraba, a escala mundial, como el arma<br />

decisiva en la competencia en el sector. Sin<br />

duda en este retraso influyó, en el caso español,<br />

precisamente la falta de estímulo a unas mejoras<br />

muy costosas de instrumentar y cuyos beneficios<br />

potenciales quedaban mermados por<br />

la imposibilidad de acompañarlos con políticas<br />

más agresivas de tipos de interés, en aquellas<br />

fechas todavía regulados. Pero lo cierto es que<br />

cuando la liberalización abrió la posibilidad<br />

de competir en tipos, la competencia en servicios<br />

eficientes de los que, como el <strong>Santander</strong>,<br />

se habían preparado a tiempo, fue el arma del<br />

triunfo. Así es que las entidades rezagadas tenían<br />

razones para sopesar bien sus posibles respuestas<br />

a la subida de tasas de interés.<br />

Al concluir 1985 el Banco de <strong>Santander</strong> era<br />

unánimemente considerado el líder tecnológico<br />

del sector, seguido por el Banco de Bilbao. 22<br />

Pero aunque entre 1980 y 1985 casi toda la gran<br />

banca y las cajas de ahorro se fueron incorporando<br />

con bastante rapidez al proceso, lo que<br />

durante años marcó la diferencia a favor de los<br />

dos primeros fueron las ventajas obtenidas con<br />

la informatización en la captación de clientes.<br />

En diciembre de 1986, en un informe de Salomon<br />

Brothers, bajo el título «El Banco de <strong>Santander</strong>,<br />

líder español en tecnología electrónica y<br />

banca al por menor», 23 en el que se constataban<br />

sus mejores ratios de rentabilidad obtenidas en<br />

1985 en relación con el resto de las entidades<br />

bancarias españolas, se señalaba expresamente<br />

como causa destacada de tan inmejorables<br />

resultados que el Banco de <strong>Santander</strong> fuera, de<br />

entre todas las grandes entidades financieras,<br />

el que proporcionaba los servicios financieros a<br />

menor coste, atribuyendo el resultado al hecho<br />

de que hubiera sido un «pionero temprano y<br />

hábil en el suministro de servicios a través de<br />

la tecnología electrónica». En resumen, había<br />

que ser más eficaz en el ahorro de costes<br />

y en el uso de la informatización para mejorar<br />

el control del negocio bancario tradicional y<br />

su rentabilidad; había que ir por delante pero<br />

«tirando» de los demás en las mejoras de funcionamiento<br />

del sistema en todos los órdenes<br />

y no sólo en la tecnología informática, y había<br />

que sacar ventaja utilizando las nuevas tecnologías<br />

como instrumento de nuevas estrategias<br />

de mercado, incluido su uso como elemento de<br />

marketing para atraer clientes.<br />

A partir de 1969 la Central Contable, al<br />

frente de la cual se situó José González López,<br />

recién nombrado subdirector general adjunto,<br />

acometió todos estos objetivos en una secuencia<br />

ordenada de desarrollos a lo largo de más<br />

La Central Contable fue el departamento<br />

responsable de la mecanización e<br />

informatización del Banco emprendidas<br />

en los años sesenta y setenta<br />

de una década y media, que cambiaron profundamente<br />

las formas de funcionamiento y<br />

organización de la entidad. 24 El nombramiento<br />

de José González fue el primero que hizo<br />

como director general Emilio Botín Ríos, lo que<br />

evidencia su implicación desde el principio.<br />

Pero como ya se señaló, también el propio presidente,<br />

una vez tomada la decisión de emprender<br />

la mecanización de la entidad, respaldó sin<br />

fisuras los desarrollos posteriores. Teniendo en<br />

cuenta que la informatización de cualquier empresa<br />

es un proceso difícil de acometer sin fuertes<br />

resistencias internas por las transformaciones<br />

organizativas que arrastra, la autoridad moral del<br />

presidente, el respaldo de su hijo y la disciplina<br />

del equipo directivo fueron factores decisivos en<br />

el éxito de un proceso que generó inevitables resquemores<br />

y tensiones.<br />

La estrategia que, bajo la supervisión de José<br />

González, se siguió en ese dilatado periodo de<br />

tiempo, se puede ordenar en torno a tres procesos<br />

acometidos en un orden no arbitrario sino<br />

rigurosamente planificado, obviamente con los<br />

solapamientos que su propia dinámica aconsejaba:<br />

en primer lugar, la centralización y mecanización<br />

de todas las operaciones contables y<br />

administrativas susceptibles de ese tratamiento;<br />

en segundo lugar, y en paralelo, la conexión de<br />

todas las oficinas de la red en teleproceso en<br />

tiempo real; y, en tercer lugar, el desarrollo<br />

de nuevos productos y servicios apoyados en<br />

el aprovechamiento de las nuevas tecnologías.<br />

Todo ello, como ya se ha señalado, en paralelo<br />

con un trabajo cooperativo y de liderazgo con<br />

las otras entidades y el Banco de España.<br />

A finales de los años sesenta, la implantación<br />

del Banco en toda la geografía nacional había<br />

encarecido los costes operativos y de gestión<br />

del modelo de organización y funcionamiento


descrito en el epígrafe previo. No es de extrañar<br />

por ello que la decisión de aprovechar las<br />

nuevas tecnologías tuviera como principal motivación<br />

inicial reducir los costes operativos de<br />

la red, para que la estrategia de crecimiento y<br />

competencia del Banco pudiera seguir apoyandose<br />

en su ensanchamiento. El puro componente<br />

geográfico de buena parte de los costes y<br />

las ingentes tareas manuales de back office que las<br />

sucursales realizaban, explican la decisión tanto de<br />

centralizarlas, para aprovechar las economías<br />

de escala, como de mecanizarlas. Porque en una<br />

entidad cuyo intenso crecimiento de esos años se<br />

basó en el aumento de su red, los beneficios de<br />

liberar recursos humanos en las tareas manuales<br />

de back office se derivaron no tanto de su reutilización<br />

en las tareas de front office en las propias<br />

oficinas ya existentes, o en las tares específicas<br />

de los servicios centrales, sino, sobre todo, para<br />

ir desplazando personal hacia las que se iban incorporando<br />

rápidamente al sistema.<br />

Desde 1969 las memorias de la entidad van<br />

proporcionado, año tras año, una imponente<br />

lista de las aplicaciones informáticas con las<br />

que se van integrando en el proceso de centralización<br />

y mecanización las distintas operaciones<br />

de las oficinas, agencias y sucursales que se van<br />

incorporando al teleproceso en tiempo real, con<br />

Madrid, en 1973, y Barcelona, en 1974, como<br />

pioneras, pero con todas ellas ya conectadas<br />

antes de acabar la década. Si el beneficio directo<br />

del proceso en términos de ahorro y de las subsiguientes<br />

posibilidades de reciclaje de personal<br />

fueron importantes, la informatización proporcionó<br />

otros dos subproductos de enorme valor.<br />

En primer lugar, la información casi instantánea,<br />

verificada, y por oficina, de todas<br />

las operaciones relevantes, entre las que cabe<br />

citar, a modo de ejemplo, las disponibilidades<br />

en caja y en el Banco de España, los saldos interbancarios,<br />

los saldos de corresponsales en<br />

moneda extranjera, las existencias de billetes<br />

extranjeros, las operaciones con valores, los<br />

créditos concedidos, los efectos redescontados<br />

en el día y las operaciones de la División Internacional.<br />

No es preciso subrayar las enormes<br />

posibilidades que la información centralizada<br />

abrió en términos de gestión, control interno,<br />

evaluación de riesgos y diseño de estrategias<br />

y, en consecuencia, las ventajas comparativas<br />

que otorgó a las entidades que se adelantaron<br />

en su uso. Pero sí es importante insistir en los<br />

cambios organizativos que desencadenó, se<br />

plasmaran o no en los organigramas formales<br />

internos, porque además de los desplazamientos<br />

geográficos y funcionales, fue la propia y<br />

poderosa Inspección Técnica, como responsable<br />

de los aspectos técnico-organizativos y de<br />

control, la que hubo de sufrir los correspondientes<br />

ajustes, especialmente en lo que se refiere<br />

a la Intervención Contable y a la Inspección<br />

Interna. Aunque el traslado final a Madrid<br />

de la Intervención General y de la Auditoría se<br />

produjo ya en la segunda mitad de los ochenta,<br />

fuera, por tanto, del periodo cubierto en este<br />

capítulo, la centralización contable y la mecanización<br />

ya habían ido forzando cambios de<br />

hecho en los centros de decisión y en los métodos<br />

de gestión, con el progresivo relevo de sus<br />

responsables, siempre cuidadoso, casi impecable<br />

en sus formas externas, pero riguroso, casi<br />

implacable, en sus efectos internos.<br />

El otro importante subproducto de la integración<br />

contable de las oficinas a través del teleproceso,<br />

la contabilización de las operaciones<br />

en tiempo real, se tradujo en un drástico acortamiento<br />

entre las fechas valor de las operaciones,<br />

con las consiguientes ventajas obvias para<br />

los clientes y, en consecuencia, una vez más,<br />

como mecanismo de atracción en la captación<br />

de clientela; pero también fueron fundamentales<br />

los beneficios directos del ahorro derivado<br />

de la importante reducción de las inmovilizaciones<br />

de recursos retenidas en las «operaciones<br />

en camino». Asimismo hay que señalar, por<br />

último, el nada despreciable ahorro en los costes<br />

de la seguridad, al reducirse drásticamente<br />

el movimiento físico de documentos.<br />

Sin embargo, donde el aprovechamiento de<br />

las nuevas tecnologías proporcionó las ventajas<br />

comparativas más importantes no fue en el<br />

ahorro en los costes operativos medidos aisladamente,<br />

sino en combinación con la clientela,<br />

captada a través de la batería de servicios que se<br />

El <strong>Santander</strong> supo obtener los<br />

máximos beneficios de su temprana<br />

informatización y con ello consiguió ventajas<br />

comparativas sobre el resto de la banca<br />

le fue ofreciendo, sobre todo de pagos, que es<br />

donde las nuevas tecnologías, en combinación<br />

con las políticas cooperativas entre los bancos,<br />

y con el Banco de España, abrieron las mayores<br />

posibilidades. El Banco de <strong>Santander</strong> mantuvo<br />

una posición destacada en la oferta de los nuevos<br />

servicios automatizados, entre los que la<br />

domiciliación de recibos —como teléfono, gas,<br />

agua, electricidad— el descuento de efectos, la<br />

domiciliación de nóminas y el pago a proveedores<br />

mediante transferencia electrónica, fueron<br />

ofrecidos dentro de la red de la entidad bastante<br />

antes de que se generalizaran en el resto de<br />

la banca. Es más, el Banco de <strong>Santander</strong> también<br />

se adelantó en la simplificación de algunas<br />

prácticas mercantiles como, por ejemplo,<br />

el truncamiento de talones en sus sucursales.<br />

Y, por supuesto, toda la gama de posibilidades<br />

de pago —y de otros servicios, sobre todo informativos—<br />

abiertas a través del uso de tarjetas<br />

electrónicas en cajeros automáticos dentro y<br />

fuera de las oficinas bancarias, y en las compras,<br />

primero en grandes almacenes y gasolineras, y<br />

después de forma generalizada. El Banco de<br />

<strong>Santander</strong> participó en la fundación del Sistema<br />

4b, con la tarjeta electrónica 4b como su principal<br />

producto, conjuntamente con los bancos<br />

Central, Banesto e Hispanoamericano, 25 y pronto<br />

empezó a emitir también la Visa y después la<br />

tarjeta MasterCard. 26<br />

De especial importancia, no por su éxito,<br />

que fue limitado, sino por su efecto de marketing,<br />

fue la introducción del «Banco en Casa» —nuestra<br />

«vedette» es el término usado en las memorias—,<br />

un área de negocio en la que el Banco de<br />

<strong>Santander</strong> fue líder absoluto no sólo en España<br />

sino en toda Europa. Todavía hoy es objeto de<br />

preocupación, y de cierta perplejidad para las<br />

autoridades económicas españolas, las razones<br />

por las cuales el uso de las tarjetas, más<br />

allá de la extracción de billetes en los cajeros,<br />

es muy bajo en relación a otros países, mientras<br />

que la domiciliación de recibos, o el propio<br />

truncamiento de todo tipo de documentos, por<br />

ejemplo, son prácticas generalizadas que no<br />

se utilizan, sin embargo, en otras latitudes de<br />

sólida tradición financiera. Y aún preocupan<br />

más las dificultades para extender el uso de<br />

Internet y, en general, de los avances tecnológicos<br />

en el mundo de las telecomunicaciones.<br />

Pero, al margen de la responsabilidad que quepa<br />

atribuir a esa idiosincrasia específica de la<br />

clientela española, el éxito limitado del Banco<br />

en Casa en los primeros años ochenta fue un<br />

ejemplo ilustrativo de las dificultades de ir demasiado<br />

adelantados en materia de innovación<br />

informática. De hecho, a la marcha del proyecto<br />

se le impuso una ralentización forzada, a la<br />

espera de una incorporación más general del<br />

resto de la banca al proceso de mecanización<br />

y al consiguiente uso de las nuevas tecnologías<br />

en las operaciones interbancarias. Pero los beneficios<br />

de imagen como entidad innovadora y<br />

dinámica sí que fueron apreciables.<br />

La generalización de los avances informáticos<br />

y su aplicación en el desarrollo de las comunicaciones<br />

interbancarias, fue el paso imprescindible<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 207


Constitución de 1978 El 6 de diciembre de 1978 se votó, por fin, la Constitución, aprobada por la mayoría de los<br />

españoles, marcando las pautas para un nuevo sistema de convivencia.<br />

para extender los servicios de pagos a los clientes,<br />

más allá del ámbito limitado de la red de<br />

sucursales de la entidad. Ya se ha mencionado<br />

la activa participación del Banco en el desarrollo<br />

del intercambio de todo tipo de datos en soporte<br />

magnético a través del CCI, primer y decisivo<br />

paso previo a la posterior interconexión<br />

directa de ordenadores; porque el trabajo que<br />

208 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

supuso de normalización, racionalización, establecimiento<br />

de protocolos de funcionamiento<br />

y de seguridad, fue decisivo en el aprovechamiento<br />

de los avances tecnológicos que fueron<br />

facilitando luego la conexión directa. Tan sólo<br />

añadir los no menos importantes logros en el<br />

funcionamiento informatizado de la Bolsa y de<br />

los mercados de valores, entre los que la mera<br />

supresión física de los cupones y su control mediante<br />

cintas magnéticas es considerado, por los<br />

antiguos responsables de su gestión en el Banco<br />

de <strong>Santander</strong>, como uno de los hitos del periodo<br />

por lo que respecta al ahorro de costes. 27<br />

Las ventajas del liderazgo en los servicios<br />

de pagos en lo que a captación de clientela se<br />

refiere se reforzaron con una política simultánea<br />

de desarrollo de determinados productos<br />

de activo y de pasivo, dirigidos a un tipo<br />

específico de clientela a la que se dedicó una<br />

atención especial, sobre todo a los particulares<br />

y a la pequeña y mediana empresa (Pymes).<br />

Junto a la lista habitual de la oferta en los servicios<br />

de pagos automatizados, se añade la de otro<br />

conjunto de productos cuya mera enumeración<br />

ilustra sobre la clientela a la que se dirigían<br />

y sobre su complementariedad con aquéllos.<br />

Así, el Crédito Vivienda, el Crédito Coche, el Crédito<br />

Multihogar, el Crédito Personal, el Crédito<br />

Campo, la Cuenta Millonaria o la Cuenta Jubilación,<br />

son antecedentes cercanos de la batería de<br />

«super productos» con la que, ya en la segunda<br />

mitad de los ochenta, el Banco completó la oferta<br />

que siguió a su famosa Supercuenta.<br />

El Banco mantuvo una posición<br />

destacada en la oferta de los nuevos<br />

servicios automatizados, domiciliación<br />

de recibos y nóminas, pago a<br />

proveedores y descuento de efectos<br />

Posiblemente, el resultado final más trascendental<br />

de las transformaciones descritas<br />

en este epígrafe se pueda concretar en la paulatina<br />

pérdida del «miedo al crédito» que la<br />

estrategia descrita indica, y que corroboran<br />

los datos del balance de la entidad en el que,<br />

ya desde los últimos años setenta, los efectos<br />

empezaron a perder peso relativo con relación<br />

a los créditos, y que es una evidencia<br />

visible de la transformación hacia una forma<br />

más moderna —menos conservadora— de entender<br />

la banca comercial. No es ocioso destacar<br />

este rasgo final de la evolución de la institución<br />

ya en esta fase, porque en los años<br />

siguientes, tras la liberalización del sistema<br />

financiero, las posibilidades de seguir basando<br />

la estrategia de crecimiento en el descuento<br />

de efectos, con sus altos costes operativos,<br />

hubieran sido impracticables, por mucho que<br />

resultaran tentadoras para una institución<br />

tan obsesionada por sus riesgos. De hecho, la<br />

crisis económica y la subsiguiente caída de<br />

la actividad comercial ya habían producido un


desplazamiento de los demandantes de fondos<br />

hacia los créditos. La habilidad del Banco de<br />

<strong>Santander</strong> fue aprovechar sus considerables<br />

ventajas como oferente de servicios de pagos<br />

para ir tomando también posiciones ventajosas<br />

en el segmento de los créditos a las Pymes<br />

y a los particulares que, por su tamaño, aportaban<br />

los menores riesgos debido a la mayor<br />

diversificación y rotación de la clientela. Sin<br />

duda a la pérdida del miedo al crédito contribuyeron<br />

las nuevas posibilidades de gestión<br />

eficiente de riesgos abiertas por la centralización<br />

e informatización de datos.<br />

Por último, otro aspecto positivo no despreciable<br />

de la modernización del Banco, y efecto<br />

indirecto de las mejoras obtenidas gracias a<br />

que se mecanizaron las tareas administrativas,<br />

fue la progresiva introducción de una política<br />

de transparencia informativa como instrumento<br />

de comunicación y mejora de la imagen corporativa.<br />

La ocasión de utilizar este potencial<br />

informático al servicio de la imagen de la entidad<br />

se presentó en los primeros meses de 1983,<br />

cuando a raíz de la crisis de la deuda en Latinoamérica,<br />

el Banco de <strong>Santander</strong> fue objeto de<br />

una insidiosa campaña anónima de desprestigio<br />

que, sin fundamento numérico alguno,<br />

insinuó la existencia de cuantiosas pérdidas,<br />

muy alejadas de la realidad de los hechos, pero<br />

que, pese a ello, tuvo graves consecuencias<br />

para la entidad. Aunque las dificultades fueron<br />

transitorias y superadas sin mayores daños finales,<br />

supusieron un aldabonazo para la vulnerabilidad<br />

de la institución, para una confiada<br />

Dirección que había hecho de la solvencia<br />

una prioridad irrenunciable de cualquier estrategia<br />

pero que, hasta el momento, no había<br />

necesitado —o no había creído necesitar— hacer<br />

demasiados esfuerzos para que el mercado<br />

lo reconociera. La contundente respuesta a<br />

la campaña fue utilizar la magnífica base de<br />

información a la que tanta utilidad había sacado<br />

para la gestión interna, para inundar al mercado<br />

con un imponente conjunto de datos, incluidas<br />

las primeras publicaciones de unos detallados<br />

balances y cuentas de resultados consolidados<br />

y unas amplias, extensas y bien documentadas<br />

notas aclaratorias.<br />

En suma, a la vista de lo hasta aquí enumerado<br />

no es preciso insistir más en el importante<br />

papel desempeñado por la Central Contable<br />

en la mejora de los métodos de gestión interna<br />

del Banco. Aquí también, como en otras áreas,<br />

el <strong>Santander</strong> se adelantó a sus competidores al<br />

incorporar los últimos avances en tecnología<br />

electrónica. El Banco fue pionero en la adopción<br />

de nuevos sistemas informáticos y en la mecanización<br />

de tareas administrativas, lo cual redundó<br />

en una utilización más eficiente de sus recursos<br />

humanos y materiales. Asimismo, la aplicación<br />

de la informática facilitó la comercialización de<br />

nuevos productos y servicios financieros y permitió<br />

un control de riesgos más ajustado. No<br />

nos cabe la menor duda de que la innovación<br />

tecnológica en éste y en sucesivos periodos ha<br />

sido una de las claves de la supervivencia del<br />

<strong>Santander</strong>, y uno de los factores que más ha contribuido<br />

a su éxito comercial y financiero.<br />

La gestión de los recursos<br />

humanos: el expertise se puede<br />

comprar, la lealtad hay que ganarla<br />

La gestión empresarial de los recursos humanos<br />

en la historia de las relaciones laborales en<br />

España en el periodo cubierto en este capítulo<br />

evolucionó desde el autoritarismo paternalista<br />

del régimen franquista hacia otras formas más<br />

modernas impuestas, en buena medida, por las<br />

propias normas legales que sobre la materia<br />

fueron surgiendo a lo largo del tránsito hacia la<br />

democracia. En este proceso son fechas de referencia<br />

obligada la legalización de los sindicatos<br />

en 1977, la Constitución de 1978 y el Estatuto de<br />

los Trabajadores, aprobado en marzo de 1980.<br />

Con el trasfondo de estos cambios legales,<br />

la superposición de la crisis económica con las<br />

tensiones políticas de los primeros años de la<br />

Monarquía y la llegada al poder de un gobierno<br />

socialista, en 1982, configuraron un marco laboral<br />

complicado. Y así, las rigideces en el mercado<br />

de trabajo, con costes de despido prohibitivos y<br />

fijación de salarios a través de convenios colectivos<br />

con cláusulas automáticas de revisión, constituyeron<br />

el contexto obligado, y restrictivo, en el<br />

que hubieron de desenvolverse las políticas empresariales<br />

de gestión de recursos humanos.<br />

En el caso del Banco de <strong>Santander</strong>, como en<br />

todo el sistema financiero, se observa la misma<br />

línea de evolución desde el autoritarismo,<br />

no siempre percibido como tal por su personal,<br />

oculto como estaba en una muy generosa<br />

envoltura paternalista, hacia las otras formas<br />

de relaciones laborales que fueron surgiendo<br />

conforme se aprobaban normas legales más<br />

acordes con un régimen democrático. Además,<br />

en paralelo, y también como en el resto de la<br />

banca, hay una aceptación poco conflictiva<br />

por parte de la dirección de los elevados costes<br />

salariales y las constricciones del empleo<br />

impuestas por esas normas, aunque en las memorias<br />

sí se llame la atención reiteradamente<br />

sobre sus repercusiones negativas. Pero en esa<br />

evolución entre dos etapas tan dispares en el<br />

mundo de las relaciones laborales, afloran<br />

rasgos comunes que permanecen y configuran<br />

el perfil profesional del equipo humano<br />

del Banco en este periodo.<br />

La estructura interna y la imagen externa<br />

de la entidad tuvieron su reflejo en directivos<br />

y empleados. Parece haber existido un cierto<br />

mimetismo entre organización y personas, así<br />

como una identificación de intereses y objetivos<br />

nada perturbadora; una especie de vínculo invisible<br />

por el cual cada trabajador se consideraba<br />

parte inseparable de la empresa. Como el Banco<br />

seguía conservando un tamaño relativamente<br />

pequeño, pese al aumento de su número de<br />

empleados —desde los 7.000 existentes a principios<br />

de los setenta hasta los cerca de 10.000<br />

hacia 1985—, jefes, subjefes, administrativos<br />

y subalternos se conocían, existía un ambiente<br />

de compañerismo y una confianza mutua<br />

impensable o difícil de encontrar en empresas<br />

complejas y de grandes dimensiones. El<br />

<strong>Santander</strong> era, según todos los indicios y los<br />

recuerdos de antiguos empleados, un lugar de<br />

trabajo agradable.<br />

Sin duda, a la pérdida del miedo<br />

al crédito contribuyeron las nuevas<br />

posibilidades de gestión eficiente de<br />

riesgos abiertas por la centralización<br />

e informatización de datos<br />

Los rasgos de la plantilla del Banco respondieron<br />

a los cimientos sobre los cuales descansó<br />

la estrategia financiera de la institución. En<br />

primer lugar, el crecimiento del negocio comercial<br />

minorista a través de la expansión de<br />

la red por toda la geografía nacional exigía la<br />

aceptación disciplinada de una disponibilidad<br />

total para cualquier trabajo que se requiriese,<br />

con la movilidad geográfica, sobre todo, pero<br />

también la funcional, como exigencia irrenunciable<br />

de la Dirección para casi toda posible<br />

promoción profesional. En segundo lugar, la<br />

gestión conservadora, casi obsesiva, en materia<br />

de riesgos y de mantenimiento de una imagen de<br />

sólida solvencia que diera confianza al accionista<br />

y al cliente, tenía su correlato en la prioridad<br />

atribuida a la fidelidad y lealtad del personal<br />

por encima de sus conocimientos. Que el<br />

expertise se puede comprar, pero la confianza<br />

hay que ganarla, y no perderla, resume uno de<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 209


los fundamentos de la filosofía de la gestión de<br />

recursos humanos en esos años. Y por ello, el tercer<br />

pilar de la casa, la eficiencia, se consigue, en<br />

esta fase de su historia, a través de la formación y<br />

capacitación dentro de la propia entidad.<br />

Las contraprestaciones a estos requisitos<br />

se articularon, a su vez, en torno a dos líneas<br />

complementarias: la promoción, como incentivo<br />

empleado con largueza si se cumplían las<br />

irrenunciables exigencias previas; y un conjunto<br />

de beneficios no salariales, los denominados<br />

fringe benefits, muy utilizados por la banca<br />

española de esos años para fidelizar a su personal,<br />

y como instrumento complementario a las<br />

promociones para paliar los estrechos márgenes<br />

legales disponibles en la utilización de los salarios<br />

y el despido, las dos herramientas teóricamente<br />

más potentes en la gestión de personal.<br />

La exigencia de movilidad geográfica como<br />

requisito inamovible para la promoción es quizá<br />

la prueba más elocuente de que la gestión de<br />

personal se llevó con mano férrea, aunque con<br />

generosas contraprestaciones. Hay que tener<br />

en cuenta que, como en el caso de los miembros<br />

del Consejo y de la alta dirección, en esta<br />

etapa todavía predominaba el personal nacido<br />

en Cantabria o en zonas vecinas, con su familia<br />

arraigada en la región, y con vinculaciones<br />

emocionales que hacían de la movilidad una<br />

exigencia de duro contenido, tanto más a medida<br />

que la red se fue extendiendo por todo el<br />

territorio nacional e incluso, desde finales de<br />

los setenta, también al otro lado del Atlántico.<br />

Pero que la exigencia era casi inquebrantable<br />

se aprecia en que, con escasas excepciones, casi<br />

todo el equipo directivo, desde la alta dirección<br />

hasta los cargos intermedios, hicieron parte de<br />

su carrera profesional a través de un peregrinaje<br />

por corresponsalías y sucursales de toda la<br />

geografía nacional, y en el caso de los que llegaron<br />

a los puestos de mayor responsabilidad,<br />

con el paso casi obligado por Latinoamérica. 28<br />

Los propios empleados de la entidad designaban<br />

esos inicios ineludibles en distintas plazas<br />

de la red territorial como «hacer las trincheras».<br />

Ya se mencionó que, con las dificultades legales<br />

para ajustar plantillas y mientras la red crecia,<br />

la movilidad geográfica por las oficinas fue el<br />

principal mecanismo de reutilización del personal<br />

que la mecanización fue liberando. El paso<br />

obligado por sucursales fue, así, una impagable<br />

«escuela de formación» en banca comercial para<br />

casi todos los empleados del Banco, esa parte<br />

del negocio bancario difícil de aprender sin la<br />

proximidad de su práctica diaria. El propio presidente,<br />

<strong>Pablo</strong> Tarrero, Emilio Botín Ríos, todos los<br />

210 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

altos directivos antes mencionados, y todos los<br />

de la segunda línea ejecutiva tenían ese rasgo<br />

común, también «marca de la casa» y reflejo de<br />

la orientación estratégica de la entidad: conocer<br />

a la perfección la red y su funcionamiento.<br />

Pero la propia organización del trabajo, sobre<br />

todo en los años sesenta y primeros setenta,<br />

obligaba a que no sólo los empleados de la propia<br />

red, sino los de riesgos, los interventores y<br />

auditores, los encargados de personal y de inmuebles,<br />

e incluso el responsable de las filiales<br />

En el <strong>Santander</strong> de este periodo<br />

el paso obligado por la red de<br />

sucursales fue la primera escuela<br />

de formación de la plantilla<br />

no financieras, viajaran también por las «trincheras».<br />

En cada ciudad o pueblo recalaban los<br />

equipos, en ocasiones, durante varios meses,<br />

permitiendo el contacto entre personas y la<br />

posibilidad de trabar relaciones de amistad. El<br />

resultado de la interacción de unos y otros en<br />

sus trabajos itinerantes por la geografía facilitó<br />

también la versatilidad del empleo, ese saber<br />

hacer de casi todo, que fue otro valioso activo<br />

en la movilidad funcional exigida por la reorganización<br />

en los métodos de trabajo que la<br />

informatización trajo consigo.<br />

Las contraprestaciones a las duras exigencias<br />

de una Dirección que, es preciso insistir,<br />

no fue condescendiente, aunque aceptara con<br />

habilidad no conflictiva las limitaciones legales,<br />

fueron, a su vez, generosas en sus dos líneas<br />

principales de actuación: la promoción<br />

y los beneficios no salariales. El Banco podía<br />

ofrecer con credibilidad carreras profesionales<br />

jalonadas por promociones internas asequibles<br />

a todos los empleados que cumplieran los requisitos,<br />

porque la fuerte expansión y la reconversión<br />

funcional desencadenada por la informatización<br />

fueron generando nuevos puestos<br />

de trabajo que, primando la fidelidad, se cubrieron<br />

en su gran mayoría con promociones<br />

internas de personal formado dentro de la casa.<br />

El recorrido profesional que la institución podía<br />

ofrecer era muy amplio, por modesto que<br />

fuera el puesto de entrada.<br />

Para que este esquema de cobertura de los<br />

puestos de trabajo de responsabilidad pudiera<br />

basarse casi exclusivamente en ascensos desde<br />

los niveles inferiores, sin poner en peligro la<br />

eficiencia, exigía un sistema paralelo de capacitación<br />

y formación interna. Por ello, y aunque,<br />

como ya se ha señalado, el paso obligado<br />

por sucursales fuera la primera escuela de formación<br />

del personal, el Banco dedicó muchos<br />

recursos a cursos de formación que se articularon<br />

en torno a tres modalidades: cursos en<br />

régimen de internado en el ya mencionado<br />

Centro de Formación del Banco en <strong>Santander</strong>,<br />

conocido como El Solaruco; cursos por<br />

correspondencia; y la formación a través de los<br />

equipos de racionalización que acometieron la<br />

reconversión del personal paralela a la informatización<br />

de la entidad. Esta formación dentro<br />

de la casa se fue complementando, poco a<br />

poco, con cursos y seminarios externos especializados,<br />

incluidos estudios en el extranjero<br />

y formación en idiomas.<br />

La otra línea de retribución incluyó los beneficios<br />

no salariales, utilizados por el Banco<br />

con generosidad y que evolucionaron desde<br />

las formas paternalistas predominantes en los<br />

años del franquismo hacia mecanismos más<br />

modernos de incentivación no pecuniaria. En<br />

los años sesenta los rasgos tradicionales de los<br />

beneficios no salariales eran todavía acusados.<br />

Así, se facilitaban ayudas a los trabajadores<br />

más necesitados y con problemas graves, personales<br />

o de sus familiares próximos, como<br />

enfermedades de larga duración, hospitalizaciones<br />

e intervenciones quirúrgicas —infortunios,<br />

es la expresión exacta que se utiliza—, por<br />

ejemplo, en la Memoria de 1968—. Una parte<br />

significativa de la ayuda se canalizaba a través<br />

del Montepío de los propios empleados, con<br />

el que se complementaban las prestaciones del<br />

mutualismo laboral, con especial atención a<br />

las de viudedad y orfandad. También fueron<br />

generosas las ayudas para estudios de los hijos,<br />

un tipo de beneficio que, en este caso, se<br />

mantuvo en toda la etapa cubierta en este capítulo.<br />

Pero sin duda el más poderoso mecanismo<br />

de fidelización y de cohesión de la plantilla<br />

en estos años fue la frecuencia con la que<br />

los nuevos puestos de trabajo se cubrían con<br />

hijos, o familiares, de personal del Banco. Es<br />

fácil encontrar apellidos repetidos a través de<br />

varias generaciones, pauta de comportamiento<br />

que replica la ya observada para los consejeros.<br />

Cabe señalar, por último, que hasta la entrada<br />

en vigor del Estatuto de los Trabajadores,<br />

ya en 1980, el peso en las decisiones de la institución<br />

de los representantes del personal a través<br />

del sistema franquista articulado en torno<br />

a los llamados Jurados de Empresa, reelegidos<br />

una y otra vez, con escasas excepciones, fue<br />

poco significativo, y las memorias reiteran el<br />

«clima de amistosa lealtad y franqueza» de las<br />

relaciones con ellos.


Emilio Botín y <strong>Pablo</strong> Tarrero <strong>Pablo</strong> Tarrero Rivero no solo detentó el cargo de director general del Banco desde 1950 hasta 1977,<br />

sino que fue el colaborador más cercano del presidente. Con la misma manera de entender la banca, el tándem Botín-Tarrero hizo<br />

posible la expansión del <strong>Santander</strong> en estas décadas.<br />

Desde mediados de los años setenta las políticas<br />

de beneficios no estrictamente salariales<br />

van cambiando en paralelo con el marco legal<br />

de las relaciones laborales, pero también con<br />

el desarrollo económico y sociocultural del país.<br />

Así, como en otros bancos y grandes empresas,<br />

se empiezan a ofrecer bienes de consumo a precios<br />

subvencionados a través de economatos<br />

laborales; se conceden créditos en condiciones<br />

ventajosas de tipos y plazos para financiar la<br />

compra de vivienda o su reforma; también para<br />

la compra de coche; o de mobiliario y otras necesidades<br />

del hogar; e incluso se incentiva la compra<br />

de acciones del Banco mediante su financiación<br />

y con emisiones diseñadas para su oferta<br />

exclusiva a la plantilla. Se desarrollan actividades<br />

socioculturales y deportivas, con facilidades<br />

especiales para la participación del personal<br />

—clubes deportivos, asociaciones culturales—,<br />

e incluso se percibe que la creciente notoriedad<br />

del Banco como institución involucrada en la<br />

vida sociocultural de Cantabria va alimentando<br />

lo que los propios empleados, como antes se señaló,<br />

denominan «orgullo de pertenencia».<br />

El esquema de funcionamiento de las relaciones<br />

laborales descrito en los párrafos anteriores<br />

tuvo, como consecuencias relevantes,<br />

interrelacionadas, la estabilidad y larga permanencia<br />

en el empleo de la mayor parte de la<br />

plantilla, rasgo que comparten otras empresas<br />

del sector bancario español de estos años, y la<br />

formación de unos equipos directivos de segundo<br />

nivel muy bien preparados, que fueron<br />

constituyendo el relevo natural de los jefes con<br />

quienes habían trabajado.<br />

Así, la huella de Julián Portilla en Banca<br />

Comercial se transmitió a través de José Luis<br />

Marauri Bujanda; de Lorenzo Solana —promotor<br />

de una llamada «cuenta única», que<br />

no llegó a fraguar, pero que se considera el<br />

antecedente más próximo a la Supercuenta—;<br />

y, posteriormente, de Casto de la Mora, en<br />

cuya carrera profesional concurren todos los<br />

rasgos antes mencionados, incluido el paso por<br />

sucursales y por Latinoamérica. En Riesgos,<br />

Julio Novo Polidura asumió la responsabilidad<br />

tras José María Bárcena de la Calzada. David<br />

Arce sustituyó en la Intervención a Gustavo<br />

Gutiérrez. Y en la Inspección Técnica, después<br />

de Luis Luna y Dimas Blanco Valdivielso,<br />

aparece de nuevo David Arce en la Auditoría 29<br />

La formación de la plantilla se<br />

complementó con cursos de internado<br />

en el centro de El Solaruco<br />

y cursos por correspondencia<br />

y Enrique Soroa de las Cuevas en Personal. Luis<br />

Laita de Mier, responsable durante muchos<br />

años del Departamento de Filiales no Financieras,<br />

es otro ejemplo de larga permanencia<br />

en el Banco en esa importante segunda línea<br />

de responsabilidades. Y en la misma secuencia de<br />

relevos generacionales internos cabe situar al<br />

actual responsable de Recursos Humanos,<br />

José Luis Gómez Alciturri, y al de Seguridad<br />

e Inmuebles, Serafín Méndez, en ambos casos<br />

empleados del Banco desde su temprana incorporación<br />

al mercado laboral, con un recorrido<br />

amplio por distintas sucursales y dependencias,<br />

que incluyen el paso por Latinoamérica.<br />

En el Departamento Internacional, Carlos<br />

García Rodríguez es un ejemplo de la amplia<br />

movilidad funcional de los directivos de esta<br />

época ya que, procedente de Riesgos, asumió<br />

responsabilidades en la División Internacional,<br />

tras la jubilación de Juan Secades y González-<br />

Camino. También Antonio Torío fue parte de la<br />

segunda línea de directivos en Latinoamérica, en<br />

tanto que Luis Benítez de Lugo desempeñó un<br />

papel relevante en las relaciones internacionales<br />

del Banco. Y lo mismo cabe afirmar de los responsables<br />

de los distintos niveles de la Organización<br />

Territorial de la Red de Sucursales, en su mayor<br />

parte con largas carreras en la institución.<br />

Una parte importante de las personas que,<br />

en 1985, formaban esta segunda línea de directivos,<br />

tal como aparecen en la Memoria de<br />

ese año en la lista antes reproducida, nutrieron<br />

el equipo de Emilio Botín Ríos durante la segunda<br />

mitad de los años ochenta y, en muchos<br />

casos, en la primera de los noventa —incluso<br />

más allá, dependiendo, sobre todo, de la edad<br />

de los implicados—. Ello constituyó un valioso<br />

mecanismo de estabilidad y funcionamiento<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 211


212 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985


Número de empleados del Banco de <strong>Santander</strong> (1972-1985)<br />

1972 7.122<br />

1973 7.639<br />

1974 8.500<br />

1975 9.049<br />

1976 9.428<br />

1977 9.713<br />

1978 10.047<br />

1979 10.904<br />

1980 10.700<br />

1981 10.353<br />

FUENTE: Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias anuales, 1972-1985.<br />

1982 10.238<br />

1983 10.132<br />

1984 10.350<br />

1985 9.897<br />

Sala de la Comisión Ejecutiva<br />

Estancia del edificio del Banco de <strong>Santander</strong> en el paseo<br />

de Pereda. La decoración sigue los postulados del estilo<br />

británico Adam. De sus paredes cuelgan dos de los Solanas<br />

de la Colección <strong>Santander</strong>: El regreso del indiano<br />

y El marino mercante.<br />

eficiente de la entidad, mientras se formaban<br />

los nuevos equipos necesarios para ampliar las<br />

líneas del negocio iniciadas ese mismo año a<br />

través del Banco <strong>Santander</strong> de Negocios, que sí<br />

exigían un tipo de preparación y conocimientos<br />

que tenían que adquirirse en el mercado de<br />

trabajo externo a la institución. Dicho en otras<br />

palabras, para hacer banca de inversión y para<br />

desarrollar alguna de las nuevas modalidades de<br />

negocio bancario puesta en practica a mediados<br />

de los ochenta, el expertise sí tenía que<br />

buscarse, en muchos casos, fuera de la casa;<br />

ahora bien, si la actividad comercial tradicional<br />

tenía que ser, como fue, su respaldo, lo más<br />

eficaz era mantener en esa línea del negocio de<br />

probada eficacia la continuidad de los equipos<br />

directivos y la misma filosofía de no romper la<br />

cadena de transmisión de los conocimientos a<br />

las sucesivas generaciones.<br />

El relevo de los directivos por hombres<br />

de la casa fue una de las claves de la<br />

estabilidad en la gestión<br />

En la tabla de cargos directivos de 1985<br />

(p. 194) aparecen ya algunos de los nombres que,<br />

por las fechas de sus nombramientos, cabe considerar<br />

como parte del nuevo equipo de Emilio<br />

Botín Ríos, personas reclutadas fuera de la institución<br />

que luego, en la etapa posterior a la<br />

cubierta en este capítulo, fueron altos cargos:<br />

Rodrigo Echenique Gordillo, consejero delegado<br />

hasta 1994, y en la actualidad consejero<br />

del Banco, y Matías Rodríguez Inciarte, actual<br />

vicepresidente tercero del Consejo, son dos<br />

casos sobresalientes, junto a Juan Rodríguez<br />

Inciarte, hoy responsable del negocio de Financiación<br />

al Consumo, que también había sido<br />

reclutado ya en esas fechas para el Banco <strong>Santander</strong><br />

de Negocios. Pero en la misma relación<br />

aparece también un número importante de las<br />

personas que, siendo parte del equipo directivo<br />

conjunto formado por padre e hijo en su etapa<br />

de responsabilidades compartidas, siguieron<br />

vinculadas al Banco en años posteriores. 30 Éstos<br />

fueron los encargados de transmitir no sólo<br />

los conocimientos sino, sobre todo, la «cultura<br />

del personal directivo» de la casa, uno de los<br />

factores más determinantes a la hora de explicar<br />

la excelente cosecha de resultados recogida<br />

a lo largo de la etapa que cubre este capítulo.<br />

Bankinter y el primer<br />

amigo americano<br />

La creación del Banco Intercontinental Español-Bankinter<br />

fue una jugada magistral, y la<br />

respuesta del Banco de <strong>Santander</strong> al cambio<br />

de reglas de juego financieras impuesto por la<br />

ley de Bases de 1962 para favorecer la constitución<br />

de bancos industriales o de negocios<br />

independientes. Aunque los legisladores pretendían<br />

con esta norma romper el oligopolio<br />

formado por la gran banca mixta nacional,<br />

sus efectos fueron más bien modestos, porque<br />

un buen número de las entidades aparecidas<br />

al calor de la nueva reglamentación lo fue a<br />

iniciativa de las instituciones de crédito ya<br />

establecidas. Como la ley fijaba límites al tamaño<br />

y composición de la cartera de inversiones<br />

de los bancos comerciales, éstos mismos<br />

promovieron bancos de negocios a los cuales<br />

traspasar sus tenencias de acciones y obligaciones<br />

en empresas industriales. Al principio,<br />

el presidente del Banco de <strong>Santander</strong> no mostró<br />

demasiado entusiasmo por esta nueva figura<br />

del panorama financiero, a la que dedicó<br />

reiterados comentarios críticos. Pensaba que<br />

la normativa ponía nuevas trabas al desarrollo<br />

de los bancos ya consolidados y además<br />

obligaba a su entidad a renunciar a una parte<br />

de su actividad que, si no cuantitativamente<br />

la más importante, sí era una de las que más<br />

apreciaba. En diversas reuniones de la Comisión<br />

Ejecutiva, Botín expuso los motivos por<br />

los cuales creía que las limitaciones a la cartera<br />

industrial de la banca mixta supondrían<br />

una merma de negocio; le preocupaba sobre<br />

todo «la pérdida de clientes, al quedar fuera<br />

del radio de acción del Banco operaciones interesantes<br />

[...] y que podrían llegar en el futuro<br />

a desviar su negocio hacia aquellos otros<br />

establecimientos que pudieran ofrecerles mejores<br />

posibilidades». No obstante, aunque la<br />

figura de «bancos industriales» no le gustaba<br />

demasiado, comprendió que estas instituciones<br />

presentaban ventajas de las que carecían<br />

las entidades comerciales, pues «pueden emitir<br />

bonos de caja y recibir depósitos de clientes<br />

a más de dos años, fraguando en muchos<br />

casos tipos de interés superiores a los máximos<br />

autorizados a los demás bancos»; incluso<br />

por el lado del activo abrían campos de acción<br />

inéditos, como la posibilidad de efectuar inversiones<br />

crediticias «a medio y largo plazo,<br />

mientras que la de aquellas otras entidades<br />

[comerciales] no deben rebasar los dieciocho<br />

meses». Había, pues, que moverse con celeridad,<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 213


Bankinter La creación del Banco Intercontinental Español-Bankinter fue una de las iniciativas más audaces que llevó<br />

a cabo la dirección del Banco en estos años. Con el tiempo, se convirtió en una de las instituciones más rentables del<br />

sistema bancario español.<br />

aceptar la nueva realidad y enfrentarse a una<br />

previsible pérdida de clientela si no se reaccionaba<br />

a tiempo; sobre todo teniendo en cuenta<br />

que a mediados del decenio prácticamente<br />

toda la gran banca disponía ya de sus propios<br />

bancos industriales. Tal era el caso del Banco<br />

Español de Crédito, el Central, el Vizcaya, el<br />

Bilbao, e incluso el Popular, además de la reconversión<br />

del Banco Urquijo, estrechamente<br />

vinculado al Hispanoamericano.<br />

214 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

Para estrenarse en el segmento de la banca<br />

industrial, Emilio Botín buscó la ayuda de una<br />

entidad de categoría internacional, un aliado<br />

con una larga experiencia y de probada capacidad<br />

empresarial: el Bank of America, entonces<br />

la mayor institución bancaria comercial del<br />

mundo. Fundada por A. P. Giannini en 1904 en<br />

San Francisco, California, contaba con agencias<br />

y filiales en setenta y cinco países y había<br />

contribuido de manera notable al desarrollo<br />

económico californiano. Cuando, a mediados<br />

de los años sesenta, el banco americano decidió<br />

establecerse en España se topó con los<br />

consabidos obstáculos administrativos a las<br />

inversiones extranjeras; por eso, para evitar<br />

dificultades y poder llevar adelante sus planes<br />

entró en contacto con el <strong>Santander</strong>, que no<br />

dejó escapar la ocasión de unirse a un socio<br />

tan excepcional. Para forjar la alianza con el<br />

Bank of America, al presidente se le ocurrió<br />

diseñar un plan verdaderamente ingenioso y<br />

audaz: utilizar una de sus filiales más apreciadas,<br />

el Banco Soler y Torra como moneda<br />

de cambio. Recordemos que desde 1958 la sociedad<br />

cántabra poseía la totalidad del capital<br />

de Soler y Torra, cuya adquisición le había<br />

facilitado una carrera imparable en el próspero<br />

mercado de Cataluña. Su capital era de<br />

30 millones de pesetas, una cifra nada modesta<br />

Para crear un banco industrial,<br />

Emilio Botín buscó un aliado con una<br />

larga experiencia, de probada capacidad<br />

empresarial y categoría internacional:<br />

el Bank of America<br />

si se compara con los 200 millones a que ascendía,<br />

en ese momento, el de la casa matriz.<br />

Durante siete años la pequeña entidad catalana<br />

mantuvo su propia denominación y sus resultados<br />

fueron siempre excelentes. En 1964,<br />

ante la posibilidad de un acuerdo con el Bank<br />

of America, los responsables del <strong>Santander</strong><br />

cambiaron de estrategia e incorporaron todas<br />

las oficinas del Soler y Torra a la casa central,<br />

excepto la sucursal abierta en Madrid.<br />

Hecho esto, se pasó de inmediato a materializar<br />

la operación con la institución californiana.<br />

En una acción en verdad imaginativa,<br />

se transformó al ya minúsculo Soler y Torra<br />

en el Banco Comercial para América —conocido<br />

con la denominación de Ameribank— y se<br />

vendió el 50 por ciento al gigante americano<br />

con el compromiso de cederle la otra mitad<br />

cuando se autorizara la entrada de la banca<br />

extranjera. De manera simultánea, en la misma<br />

reunión del Consejo de Administración<br />

del 5 de marzo de 1965 en la que se aprobó la<br />

creación del Ameribank, nació una de las joyas<br />

del sistema financiero español: Bankinter,<br />

con participación paritaria entre el Banco de<br />

<strong>Santander</strong> y el Bank of America. Fue un pacto<br />

único en el panorama de la aún semicerrada<br />

economía española; una apuesta adelantada a<br />

su tiempo; un envite de futuro por el que las


Bank of America, San Francisco El Bank of America y el Banco de <strong>Santander</strong> aunaron esfuerzos en la creación de Bankinter.<br />

De esta manera, el banco americano conseguía situarse en la escena española, de la misma forma que el <strong>Santander</strong> consolidaba<br />

su presencia en América.<br />

dos entidades firmantes se unieron para poner<br />

en marcha dos proyectos comunes. Con este<br />

singular movimiento financiero, la creación<br />

de dos bancos estrechamente relacionados, los<br />

americanos se aseguraron la entrada en el mercado<br />

español cuando llegara la ansiada liberalización;<br />

por su lado, los españoles fraguaron<br />

una alianza sólida y perdurable que les permitió<br />

fundar una institución especializada en banca<br />

industrial e inversión. Como expuso complacido<br />

Emilio Botín en la Memoria correspondiente<br />

a 1965, «ha sido para nosotros de gran satisfacción<br />

haber llegado a un acuerdo tan importante<br />

y tan completo con aquella prestigiosa entidad<br />

bancaria, estando seguros de que la estrecha<br />

colaboración que al efecto hemos establecido<br />

con la misma en este nuevo negocio constituye<br />

la fórmula más perfecta y ventajosa de<br />

cuantas pudimos utilizar para la creación<br />

de un banco industrial». Bankinter inició sus<br />

actividades el 19 de julio de ese mismo año, en<br />

sus emblemáticas instalaciones del paseo de la<br />

Castellana número 29, un precioso palacete de<br />

factura clásica con detalles modernistas.<br />

La participación de una institución tan destacada<br />

como el Bank of America resultó crucial en<br />

una operación de esa envergadura, ya que la normativa<br />

exigía un capital inicial de 500 millones<br />

de pesetas que, en 1965, era exactamente el importe<br />

del capital social del propio Banco de <strong>Santander</strong>.<br />

De hecho, como la creación de Bankinter<br />

coincidió con una considerable inversión en una<br />

entidad argentina, el Consejo tomó el acuerdo de<br />

llevar a cabo una nueva ampliación del capital,<br />

la tercera en tres años consecutivos, con lo que<br />

el capital social de la entidad cántabra alcanzó la<br />

cifra mágica de mil millones de pesetas.<br />

El compromiso del Banco de <strong>Santander</strong> con<br />

el nuevo negocio fue total, y a su gestión cabe<br />

atribuir el éxito de Bankinter. Desde el principio<br />

los más fieles colaboradores del presidente se incorporaron<br />

a la nueva institución como consejeros,<br />

en paridad de representación con los del<br />

Bank of America. En el Consejo de Bankinter se<br />

sentaron, entre otros, <strong>Pablo</strong> Tarrero, Santiago<br />

Corral y Luis Bergé, además de una nutrida representación<br />

de la familia Botín: el presidente,<br />

su hermano Marcelino y sus dos hijos, Jaime y<br />

Emilio. Si Emilio, como ya se señaló, desarrolló<br />

en este periodo en el propio Banco de <strong>Santander</strong><br />

una intensa carrera profesional que culminó con<br />

su ascenso a la presidencia, la carrera profesional<br />

de Jaime Botín estuvo estrechamente ligada a<br />

Bankinter, entidad de la que ha sido presidente<br />

hasta fechas muy recientes, y al que cabe así atribuir<br />

otro de los éxitos a los que la familia parece<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 215


Jaime Botín Jaime Botín-Sanz de Santuola y García de los<br />

Ríos perteneció al Consejo de Administración de Bankinter<br />

desde su creación, en 1965, y fue su presidente desde<br />

noviembre de 1986 hasta abril de 2002.<br />

216 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

habituada. Uno de los elementos del éxito de<br />

Bankinter fueron las emisiones de bonos<br />

de caja, que alcanzaron una notable popularidad<br />

entre el público con la denominación de<br />

«Bonos Bankinter». Con estos recursos se financiaron<br />

créditos a las pequeñas y medianas<br />

empresas y se promovieron nuevos negocios<br />

en áreas industriales y agropecuarias muy diversas.<br />

Durante años, Bankinter aportó a la<br />

economía española su «músculo financiero»,<br />

tal como le gustaba decir al propio presidente<br />

de la entidad, contento de que el <strong>Santander</strong>, a<br />

través de su banco de inversión, contribuyera<br />

a la industrialización del país.<br />

Si la fructífera cooperación con el amigo<br />

americano se prolongó en el pequeño Banco<br />

Comercial para América hasta 1979, en Bankinter<br />

se mantuvo en los mismos términos<br />

del 50 por ciento hasta 1972. Ese año se<br />

aprobó una ampliación de capital que supuso<br />

duplicarlo; los dos socios propietarios<br />

renunciaron a participar en la ampliación la<br />

cual y de común acuerdo resolvieron ofrecérsela<br />

íntegramente, a la par, a los accionistas<br />

del Banco de <strong>Santander</strong>. En la Memoria<br />

de ese año se agradece expresamente «en<br />

todo su valor la generosidad y comprensión<br />

con que el Bank of America accedió a nuestros<br />

deseos de que los accionistas del Banco<br />

de <strong>Santander</strong> participaran en el negocio<br />

de Bankinter», agradecimiento bien merecido<br />

no sólo porque las condiciones de suscripción<br />

fueron generosas, sino porque la<br />

inversión en la entidad siempre ha sido un<br />

negocio muy rentable.<br />

Tras la ampliación de capital de 1972, que<br />

fue la primera en el camino de Bankinter hacia<br />

su propio crecimiento independiente, la<br />

participación accionarial de los socios fundadores<br />

se fue diluyendo, entre otras razones<br />

porque muchos compradores de los bonos<br />

de caja emitidos con opción de convertibilidad<br />

en acciones ejercieron su derecho. Las<br />

memorias anuales del <strong>Santander</strong> continuaron<br />

ofreciendo información sobre la marcha<br />

de Bankinter hasta 1979, manteniéndose en<br />

todas y cada una de ellas un párrafo en el<br />

que se elogiaba «la grata, fecunda y estrecha<br />

colaboración con el Bank of America en su<br />

administración»; no eran meras palabras de<br />

compromiso, sino que reflejaban la realidad<br />

de una cooperación fraguada durante muchos<br />

años. En 1979, último ejercicio en el que el<br />

Banco de <strong>Santander</strong> ofreció información sobre<br />

Bankinter, sus recursos propios se aproximaban<br />

a los 10.000 millones de pesetas, con<br />

unos abultados beneficios situados por encima<br />

de los 1.000 millones de pesetas. 31 Por<br />

fin, en 1980, consumada ya la irrupción de<br />

la banca extranjera y quince años después<br />

de la fundación simultánea del Ameribank y de<br />

Bankinter, se cumplió fielmente el compromiso<br />

de caballeros cerrado en 1965: el Bank<br />

of America entró en España con la ficha bancaria<br />

del Comercial para América, y el amigo<br />

americano, antiguo aliado, se convirtió en un<br />

poderoso competidor. Por su parte, Bankinter<br />

continuó su propio camino, creciendo, diversificándose<br />

y especializándose cada vez más<br />

en banca de inversión y de negocios. En 1985,<br />

fecha de término de este capítulo, Bankinter<br />

era el principal banco industrial del país, la<br />

duodécima institución financiera española<br />

por recursos propios y la número decimoquinta<br />

por recursos ajenos.<br />

El compromiso del <strong>Santander</strong> con el<br />

nuevo negocio fue total y a su gestión<br />

cabe atribuir el éxito de Bankinter<br />

La cordialidad de la larga relación del<br />

Banco de <strong>Santander</strong> con el Bank of America<br />

en este periodo es algo más que una anécdota<br />

a incluir en las numerosas descripciones<br />

acerca de Emilio Botín como un banquero<br />

de palabra; porque el estricto cumplimiento del<br />

pacto de caballeros acordado con su socio es<br />

un paradigma de su convicción de cómo, en<br />

el negocio bancario, la cooperación limpia<br />

en asuntos de interés mutuo puede reportar beneficios.<br />

La colaboración directa entre ambos<br />

rindió excelentes frutos tangibles, reconocidos<br />

sin tapujos en la Memoria de 1979, en la<br />

que se dio cuenta a los accionistas de la enajenación<br />

del Banco Comercial para América;<br />

al dirigirse a sus accionistas el presidente<br />

del <strong>Santander</strong> quiso incluir un lacónico<br />

pero bien expresivo comentario: «se vende<br />

con beneficio de cierta importancia». Sin<br />

triunfalismo pretendió dejar constancia de<br />

lo que había sido un negocio excelente y una<br />

valiosa relación. Porque no fueron menores<br />

los frutos intangibles, derivados del apoyo<br />

y soporte de una institución del tamaño<br />

e implantación internacional de la entidad<br />

americana: proporcionó contactos externos,<br />

con inversores, empresas y clientes extranjeros,<br />

facilitó la obtención de divisas y añadió<br />

cosmopolitismo a los directivos de la sociedad<br />

santanderina. A modo de ejemplo cabe<br />

recoger lo señalado en la Memoria de 1967


Conferencia de prensa El 21 de marzo de 1968, Emilio Botín, presidente del Consejo de Administración del Banco Intercontinental Español-Bankinter, ofreció<br />

una conferencia de prensa en relación con las actividades de dicha entidad bancaria.<br />

sobre las ventajas de contar con un buen<br />

amigo americano: «sus relaciones mundiales<br />

han sido para nosotros del mayor interés<br />

en información y en aportación de clientes;<br />

recientemente han puesto a disposición de<br />

Bankinter importantes líneas de crédito en<br />

divisas para que pueda conceder préstamos<br />

en moneda extranjera». Los vínculos<br />

y la colaboración entre ambas entidades no<br />

se interrumpieron tras la venta del Banco<br />

Comercial; más bien todo lo contrario, pues<br />

todavía pasados los treinta y siete años desde<br />

la firma del pacto del cual surgió Bankinter,<br />

el Bank of America reapareció en escena<br />

apoyando una ambiciosa operación del <strong>Santander</strong>:<br />

la compra, en el año 2001, del 24,9<br />

por ciento de Serfin, una de las principales<br />

instituciones financieras de México y uno de<br />

los más sólidos baluartes de la presencia del<br />

Grupo español en Latinoamérica.<br />

Latinoamérica: la vocación que<br />

nunca se olvida<br />

«Siempre me interesó mucho el continente americano<br />

y de modo especial Hispanoamérica», declaró<br />

Emilio Botín en una de las raras entrevistas<br />

que a lo largo de su vida de banquero concedió a la<br />

prensa. 32 No eran palabras de compromiso, pues<br />

su interés en el continente lo había demostrado<br />

desde la temprana fecha de 1947, cuando el Banco<br />

estableció en La Habana su primera oficina de<br />

representación, y después con los sucesivos viajes<br />

que efectuó a distintos puntos del hemisferio<br />

occidental para abrir nuevas delegaciones y para<br />

tener un conocimiento directo de las sociedades<br />

americanas, de sus economías y de sus sistemas<br />

financieros. A estos viajes aludió pocos años después,<br />

ya retirado de la presidencia, en un discurso<br />

de 1987 en Madrid en el que recordaba:<br />

En los años cuarenta realicé mis primeros viajes a América.<br />

Quedé impresionado y apenado. ¿Cómo era posible<br />

que no hubiese bancos, sucursales y representaciones<br />

de bancos españoles en aquellas naciones cuando desde<br />

hacía ciento veinticinco años trabajaban con éxito los<br />

de otros países? En <strong>Santander</strong> habían nacido y de <strong>Santander</strong><br />

habían salido a los catorce años los tres indianos<br />

más famosos: Comillas, Valdecilla y Falla. Esto era un<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 217


… al habla con el exterior<br />

En 1962, el Banco de<br />

<strong>Santander</strong> ya confiaba<br />

en la publicidad como<br />

el vehículo más efectivo<br />

para dar a conocer sus<br />

productos. La vocación<br />

exterior de la entidad se<br />

pone de manifiesto en<br />

este anuncio que alude<br />

a sus representaciones en<br />

Argentina, Gran Bretaña,<br />

México, Venezuela y Brasil.


Argentina La primera filial del Banco de <strong>Santander</strong> en América se estableció en 1963 en Buenos Aires. En la imagen, Emilio Botín en compañía del director del Departamento<br />

Iberoamericano y vicepresidente primero del Banco de <strong>Santander</strong> en Argentina, Juan Secades, en 1967.<br />

gran estímulo. Por eso nosotros queríamos ser y fuimos el<br />

primer banco español en abrir una agencia en América, a<br />

lo que siguió la fundación y compra de bancos en diversos<br />

países; hoy el <strong>Santander</strong> es el grupo bancario español más<br />

importante en América, donde obtiene importantes beneficios<br />

en sus bancos de Panamá, Argentina, Chile, Puerto<br />

Rico y Uruguay. 33<br />

Si hasta finales de los cincuenta el aterrizaje en<br />

América había tenido un indudable componente<br />

de prueba, con recursos limitados, y había descansado<br />

en la apertura de pequeñas oficinas de<br />

representación diseminadas por varios países,<br />

desde mediados de los sesenta y sobre todo en<br />

el decenio de 1970, el <strong>Santander</strong> modificó su estrategia<br />

y elevó el nivel de su presencia en la zona.<br />

En menos de tres lustros la sociedad cántabra se<br />

estableció, por muy diversos caminos, en una<br />

decena de países, mediante la constitución y<br />

compra de entidades. A ellas canalizó considerables<br />

inversiones y también destinó, por largas<br />

temporadas, a lo más granado de su equipo directivo.<br />

Fueron años complicados, pues la crisis económica<br />

internacional golpeó con fuerza a las repúblicas<br />

latinoamericanas, su sistema financiero<br />

se resintió y muchas sociedades de crédito sufrieron<br />

lo indecible. No obstante las dificultades, el<br />

Banco de <strong>Santander</strong> mantuvo sus compromisos<br />

financieros y fue, en estos tiempos atribulados,<br />

cuando estableció uno de los pilares de su expansión<br />

posterior. Los directivos del paseo de Pereda<br />

que viajaron con asiduidad a América adquirieron<br />

un conocimiento cercano de las economías<br />

de los respectivos países, aprendieron los usos<br />

y las costumbres bancarias locales; obtuvieron<br />

ese know-how imprescindible para transformar<br />

fracasos en éxitos y su experiencia les sirvió<br />

para darse cuenta de que erigir un edificio<br />

sólido en América requería tiempo y paciencia.<br />

Como recordó el presidente Botín a sus<br />

accionistas en la Junta General de 1981, «nunca<br />

el Banco de <strong>Santander</strong> ha tenido la debilidad<br />

de abrir oficinas o crear o adquirir bancos (en<br />

Latinoamérica) por afán de crecimiento; estas<br />

sucursales y estos bancos son rentables cuando<br />

se cuenta con una organización como la nuestra;<br />

organización que cuesta mucho tiempo y esfuerzo<br />

formarla; en nuestro caso, han sido casi cuarenta<br />

años». Para entonces trabajaban en América<br />

más de 3.000 mujeres y hombres, en nueve<br />

representaciones y en once bancos distribuidos<br />

por diez países: Argentina, Chile, Costa Rica,<br />

Ecuador, Guatemala, Panamá, Puerto Rico, República<br />

Dominicana, Uruguay y Venezuela. 34<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 219


Sede de la avenida de Bartolomé Mitre en Buenos Aires En 1963 el <strong>Santander</strong> compró el Banco El Hogar Argentino, que ya<br />

desde esa fecha pasó a llamarse Banco de <strong>Santander</strong> Argentina.<br />

La primera filial del Banco de <strong>Santander</strong> en<br />

América se estableció en Buenos Aires, cuando<br />

en 1963 los cántabros compraron el Banco<br />

El Hogar Argentino, que ya desde esa fecha<br />

pasó a llamarse Banco de <strong>Santander</strong> Argentina.<br />

No puede subestimarse el significado sentimental<br />

de esta primera presencia bancaria<br />

del <strong>Santander</strong> en Latinoamérica, pues se trató<br />

220 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

también de la primera institución financiera<br />

española en el subcontinente. No es de extrañar,<br />

por ello, el carácter casi emblemático que<br />

adquirió el edificio de cuatro plantas de la bonaerense<br />

avenida de Bartolomé Mitre que fue<br />

su sede y que tanto enorgulleció a los flamantes<br />

nuevos propietarios. El presidente del Banco<br />

de <strong>Santander</strong> señaló, desde el primer momento,<br />

que era su intención reforzar y consolidar la<br />

presencia del Banco en tierras del río de la Plata.<br />

Y para demostrar con hechos sus palabras, en<br />

el ejercicio siguiente compró dos pequeñas<br />

instituciones, el Banco Mercantil de Rosario<br />

de Santa Fe y el Banco Comercial e Industrial de<br />

Córdoba, que más adelante se integraron en la<br />

red de sucursales de El Hogar Argentino.<br />

En 1967, el Banco de <strong>Santander</strong> hizo su segunda<br />

inversión importante en el continente<br />

latinoamericano con la constitución del Banco<br />

de <strong>Santander</strong> y Panamá. Se reservó una participación<br />

del 95,5 por ciento y el resto lo puso<br />

a disposición del accionariado local. Panamá<br />

En la temprana fecha de 1947, el<br />

<strong>Santander</strong> abrió en La Habana su<br />

primera oficina en América<br />

era ya por entonces un centro financiero internacional<br />

debido a su liberal y casi inexistente<br />

normativa de control de cambios. La Memoria<br />

del año 1967 en que se da cuenta de su creación<br />

explica sus motivos claros y bien acotados,<br />

sin mayor retórica: «su sistema monetario<br />

totalmente libre y abierto al exterior, que hacen<br />

de Panamá un centro comercial y financiero<br />

de gran importancia». En 1985 tenía siete<br />

oficinas, cinco en la capital, una en la llamada<br />

zona libre de Colón, y una solitaria agencia<br />

fuera de sus límites territoriales, en el pequeño<br />

país centroamericano de El Salvador.<br />

Tras estas dos primeras incursiones, la verdadera<br />

expansión del Banco de <strong>Santander</strong> en América<br />

tuvo lugar en la segunda mitad de los setenta,<br />

cuando en apenas cuatro años se compraron o<br />

constituyeron una decena de entidades. Responsables<br />

cántabros se desplazaron por la ancha y<br />

larga geografía del continente y sólo dos grandes<br />

economías quedaron al margen de este movimiento<br />

espacial, la mexicana y la brasileña. Las<br />

inversiones más tempranas se concentraron en<br />

Centroamérica y Caribe y luego vinieron las que<br />

se canalizaron hacia Ecuador, Uruguay y Chile.<br />

En 1976, el Banco de <strong>Santander</strong> adquirió una<br />

participación del 30 por ciento en el Banco Condal<br />

Dominicano al tiempo que se hizo cargo de<br />

su dirección. En 1977 cambió su denominación<br />

a la de Banco de <strong>Santander</strong> Dominicano y acometió<br />

una moderada expansión aumentando el<br />

número de oficinas desde las siete iniciales hasta<br />

quince en 1981. También en 1976 se adquirió el<br />

control del First National Bank of Puerto Rico,<br />

que en el ejercicio siguiente pasó a denominarse<br />

Banco de <strong>Santander</strong> Puerto Rico. Su crecimiento


Puerto Rico En 1976 el Banco de <strong>Santander</strong> adquirió el control del First National Bank of Puerto Rico y, un año después,<br />

el Banco de Crédito y Ahorro Ponceño, que aportó numerosas sucursales repartidas por todo el país.<br />

comenzó con la compra de parte de los negocios<br />

del Banco de Crédito y Ahorro Ponceño, con<br />

sede en la ciudad de Ponce, que en el momento<br />

de su adquisición proporcionó catorce oficinas<br />

repartidas por toda la isla y una en la ciudad de<br />

Nueva York. Su actividad más destacada en estos<br />

años consistió en la colocación en mercados internacionales<br />

de la tesorería que generaban los<br />

depósitos en dólares de sus clientes.<br />

Concluidas estas operaciones, en 1977 el interés<br />

se desplazó de nuevo hacia Centroamérica.<br />

En Costa Rica el Banco de <strong>Santander</strong> y Panamá<br />

creó una entidad con la denominación de Banco<br />

de <strong>Santander</strong> Costa Rica, cuya actividad principal<br />

se dirigió a la financiación de operaciones de comercio<br />

exterior. Y en Guatemala, la casa matriz y<br />

el Banco de <strong>Santander</strong> y Panamá ganaron el concurso<br />

convocado para adjudicar la totalidad de<br />

las acciones que formaban el capital del Banco<br />

Inmobiliario de Guatemala, con catorce oficinas.<br />

En ambos se produjo una rápida expansión de<br />

sus actividades y el <strong>Santander</strong> pudo conocer<br />

de cerca el funcionamiento de un mercado financiero<br />

en sus primeras fases de desarrollo.<br />

Las compras posteriores se realizaron en<br />

1979. En Ecuador, el <strong>Santander</strong> adquirió un 20<br />

por ciento de la Sociedad General de Crédito, con<br />

cuatro oficinas y sede en la ciudad portuaria de<br />

Guayaquil, una localización estratégica en la zona<br />

productora de petróleo. Los cántabros se hicieron<br />

cargo de la gestión, se instalaron en Quito y duplicaron<br />

el número de oficinas. En Montevideo,<br />

el <strong>Santander</strong> creó la Casa Bancaria <strong>Santander</strong>,<br />

una inversión menor puesto que no podía funcionar<br />

plenamente como banco operativo, pero<br />

con la intención, expresada en la Memoria de ese<br />

Tras La Habana se abrieron oficinas de<br />

representación en Buenos Aires, Ciudad<br />

de México, Caracas y Sao Paulo<br />

año, de «aprovechar la primera oportunidad que<br />

se nos presente para transformarla en banco y<br />

extendernos en el país». La oportunidad llegó en<br />

1982, con la compra de los activos y pasivos de<br />

la entidad denominada Bancos del Litoral Asociados<br />

que, junto a los de la citada Casa Bancaria<br />

formaron, al año siguiente, el Banco de <strong>Santander</strong><br />

Uruguay. La nueva institución inició su actividad<br />

con veinte oficinas, repartidas por todo<br />

el país, y comenzó una expansión de la red que<br />

alcanzó un número de treinta en 1985.<br />

También en 1979 se creó el Banco de <strong>Santander</strong><br />

Chile pero, al igual que acaeciera en<br />

Uruguay, se trató de una inversión menor hasta<br />

que, en 1982, tuvo lugar la compra de la totalidad<br />

del denominado Banco Español, «una de<br />

las principales instituciones bancarias del país<br />

y a la que siempre ha estado estrechamente<br />

vinculada la colectividad española allí residente»,<br />

tal como se explicaba en la Memoria de ese<br />

año. El Banco Español Chile tenía su sede social<br />

en Santiago y cuarenta oficinas en la extensa<br />

y alargada geografía del país. La institución<br />

mantuvo el nombre y siguió funcionando con<br />

esa misma denominación tras incorporar los<br />

negocios del <strong>Santander</strong> Chile.<br />

A finales de 1985, por tanto, el Banco de<br />

<strong>Santander</strong> poseía un buen número de sociedades<br />

de crédito en América, que había adquirido<br />

con el propósito de operar de manera directa<br />

y estable en la región. Fueron compras audaces,<br />

realizadas cuando España estaba todavía<br />

abriendo su mercado al exterior y las relaciones<br />

económicas y financieras con Latinoamérica<br />

no tenían la importancia que han alcanzado en<br />

fechas recientes. Tras cada compra, el <strong>Santander</strong><br />

solía llevar a cabo una reorganización de<br />

la entidad e introducía cambios en los procedimientos<br />

de gestión. En algunos casos era preciso,<br />

además, sanear activos, revisar los niveles<br />

de riesgo e inyectar fondos de capital para fortalecer<br />

las instituciones y ponerlas en valor.<br />

La administración de este edificio bancario<br />

levantado desde mediados de los años setenta<br />

no resultó tarea fácil. El entorno económico no<br />

ayudó demasiado, pues la crisis económica<br />

internacional golpeó con dureza a la mayoría<br />

de los países latinoamericanos, que además<br />

sufrieron episodios de inflación y devaluación<br />

monetaria. Los años ochenta fueron de estancamiento<br />

generalizado, la tristemente célebre<br />

«década perdida». La renegociación de la deuda<br />

externa contraída por muchos países, que<br />

pesaba como alas de plomo sobre sus economías,<br />

mitigó algo el alcance de la crisis, pero<br />

en cambio impuso duros procesos de ajuste en<br />

términos de producción y renta. La distancia<br />

geográfica y la singularidad legislativa propia<br />

de cada país también representó una complicación<br />

adicional; el <strong>Santander</strong> aprendió que<br />

América Latina, pese a formar parte de una<br />

misma cultura, era un caleidoscopio de naciones<br />

con una rica y diversa tradición social<br />

y política. Los responsables del Banco español<br />

también se dieron cuenta de que el peso de sus<br />

inversiones en la región era muy reducido y su<br />

capacidad de influencia en los mercados financieros<br />

de cada país insignificante. Por todos estos<br />

motivos, a mediados de los ochenta los directivos<br />

del <strong>Santander</strong> se vieron obligados<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 221


a replantearse su estrategia, enajenar algunas<br />

entidades y concentrar las inversiones en aquéllas<br />

en las cuales su penetración era mayor y<br />

también era mayor, por tanto, su capacidad<br />

para desarrollar una acción financiera eficiente.<br />

Y así, de manera pausada y sin prisas, en<br />

A finales de 1985 el Banco poseía<br />

un buen número de sociedades de<br />

crédito en América con el propósito<br />

de operar de manera directa y<br />

estable en la región<br />

el trienio 1985-1987 se vendieron cuatro instituciones<br />

en República Dominicana, Costa<br />

Rica, Guatemala y Ecuador y más tarde otra en<br />

Panamá, en 1992. Por el contrario, el <strong>Santander</strong><br />

mantuvo sus inversiones en países tan importantes<br />

como Argentina, Uruguay, Chile y<br />

Puerto Rico, cuatro repúblicas que se convertirían<br />

más adelante en rentables bastiones de<br />

la presencia bancaria española en América.<br />

Velando por los intereses<br />

de accionistas y clientes:<br />

las sociedades de inversión<br />

y de servicios fi nancieros<br />

Una de las preocupaciones permanentes de<br />

los responsables del Banco de <strong>Santander</strong> ha<br />

sido proporcionar una elevada retribución a<br />

sus accionistas y, al mismo tiempo, ofrecer a<br />

sus clientes una variada e innovadora gama de<br />

productos y servicios financieros. Mientras<br />

existieron las férreas limitaciones legales al reparto<br />

de dividendos, Emilio Botín y sus colaboradores<br />

tuvieron que buscar medios alternativos<br />

para compensar los reducidos porcentajes<br />

establecidos por las normas reguladoras para el<br />

sector. Como el Banco era capaz de generar año<br />

tras año crecientes beneficios, al presidente y<br />

a sus más directos colaboradores les parecía<br />

que los accionistas tenían legítimo derecho a<br />

participar de esos buenos resultados; después<br />

de todo habían confiado su capital al Banco y<br />

esperaban obtener un retorno lo más alto posible<br />

de sus inversiones. Con los buenos clientes<br />

el Banco también tenía una obligación: debía<br />

proponerles instrumentos de inversión donde<br />

colocar su dinero y asegurarles, al igual que a<br />

los accionistas, una buena rentabilidad. Además,<br />

en unos años en los que la liberalización<br />

del sistema financiero progresó a buen ritmo,<br />

222 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

Santiago de Chile En 1979 se creó el Banco de <strong>Santander</strong> Chile y, en 1982, se compra la totalidad del Banco<br />

Español, dando lugar al Banco Español Chile.


Publicidad<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> afianzaba su emprendedora<br />

forma de hacer banca con la oferta de productos<br />

innovadores y ventajosos para sus clientes. En la imagen,<br />

se anuncia la posibilidad de adquirir billetes de<br />

avión mediante pago a plazos.<br />

Constitución y compra de bancos en América (1963-1985)<br />

ARGENTINA<br />

Banco El Hogar Argentino (1963) *<br />

Banco Mercantil de Rosario y de Santa Fe (1967) *<br />

Banco Comercial e Industrial de Córdoba (1967) *<br />

PANAMÁ<br />

Banco <strong>Santander</strong> y Panamá (1967) Vendido en 1992<br />

REPÚBLICA DOMINICANA<br />

Banco Condal Dominicano (1976) * Vendido en 1985<br />

PUERTO RICO<br />

First National Bank of Puerto Rico (1977) *<br />

Banco de Crédito y Ahorro Ponceño (1978) *<br />

COSTA RICA<br />

Banco <strong>Santander</strong> Costa Rica (1977) Vendido en 1987<br />

GUATEMALA<br />

Banco Inmobiliario de Guatemala (1977) * Vendido en 1986<br />

ECUADOR<br />

Sociedad General de Crédito (1979) * Vendido en 1986<br />

URUGUAY<br />

Casa Bancaria <strong>Santander</strong> (1979)<br />

Bancos del Litoral Asociados (1982) *<br />

CHILE<br />

Banco <strong>Santander</strong> Chile (1979)<br />

Banco Español Chile (1982) *<br />

* Compra<br />

sobre todo desde 1974, para retener y captar el<br />

ahorro de las familias fue preciso ingeniárselas<br />

para que éstas se quedaran o acudieran al <strong>Santander</strong><br />

en lugar de marcharse con la competencia.<br />

Éstas son las razones por las cuales en estos<br />

dos decenios largos surgieron una serie de sociedades<br />

de inversión y de servicios financieros<br />

cuyo objetivo fue precisamente remunerar bien<br />

al accionista, conservar a los buenos clientes y<br />

atraerse a nuevos depositantes e inversores. En<br />

todos estos ámbitos el Banco fue un activo jugador,<br />

aprovechando todas las oportunidades<br />

que las leyes permitían. Mandaba la competencia<br />

y en esto a los directivos del paseo de Pereda<br />

no había quien les ganara.<br />

Frente a las trabas legales para repartir dividendos<br />

con libertad, las entidades financieras<br />

dispusieron de dos medios para mejorar<br />

la retribución a sus accionistas. El primero de<br />

ellos, utilizado tanto por las empresas financieras<br />

como no financieras, consistió en traspasar<br />

a los accionistas, sin cargo ni desembolso alguno,<br />

una parte de las reservas voluntarias constituidas<br />

con plusvalías exentas de tributación;<br />

esto fue posible gracias a las frecuentes disposiciones<br />

legales autorizando la regularización<br />

o actualización de balances. El segundo de<br />

los medios, por el cual el Banco de <strong>Santander</strong><br />

mostró una especial predilección, fue la creación<br />

de «sociedades de inversión mobiliaria»,<br />

un instrumento ágil y versátil que ofrecía<br />

considerables ventajas. Aunque este tipo de<br />

instituciones existía desde finales de los años<br />

cincuenta, apenas habían sido utilizadas hasta<br />

entonces. Su momento estelar llegó en los años<br />

sesenta, ya que se activaron a raíz del desarrollo<br />

de la ley de Bases de 1962, que preveía la<br />

creación de entidades de crédito especializadas<br />

en la financiación de operaciones industriales.<br />

En consecuencia, los grandes bancos mixtos y<br />

comerciales se vieron en la obligación de enajenar<br />

la práctica totalidad de su cartera de títulos<br />

empresariales; ahora bien, para evitar que las<br />

ventas masivas de valores, acciones y obligaciones<br />

industriales repercutieran desfavorablemente<br />

en los estrechos mercados bursátiles<br />

españoles, el Ministerio de Hacienda recurrió<br />

al expediente de las exenciones fiscales; esto<br />

es, abrió la posibilidad de que las sociedades<br />

de inversión mobiliaria se acogieran a amplias<br />

exenciones tributarias por las plusvalías generadas<br />

en la compra de los valores industriales<br />

enajenados por la banca mixta. La respuesta<br />

de esa misma banca mixta no se hizo esperar.<br />

Decidieron promover ellos mismos sociedades<br />

de inversión mobiliaria a las cuales vender, a<br />

precio de inventario, los activos industriales de<br />

los que tenían que desprenderse. Ante la inflexible<br />

política administrativa aplicada al reparto<br />

de dividendos, los responsables de los bancos<br />

respondieron con un instrumento flexible contemplado<br />

por la propia legislación financiera<br />

de la época. La jugada fue perfecta: las entidades<br />

de crédito retenían su cartera industrial<br />

a través de las sociedades de inversión, éstas<br />

se beneficiaban de las exenciones fiscales al no<br />

tener la obligación de tributar por las plusvalías<br />

y los accionistas de los bancos que deseasen<br />

participar en el negocio lo podían hacer<br />

suscribiendo el capital de las citadas sociedades<br />

de inversión.<br />

En esta operativa el Banco de <strong>Santander</strong><br />

fue una de las instituciones más activas, llegando<br />

a constituir hasta seis sociedades de esta<br />

naturaleza —una de ellas especializada en la<br />

tenencia de valores extranjeros—. 35 De esta manera,<br />

aprovechando la oportunidad abierta por<br />

Una de las preocupaciones de los<br />

responsables del Banco de <strong>Santander</strong><br />

ha sido proporcionar una elevada<br />

retribución a sus accionistas<br />

el legislador y por el Ministerio de Hacienda,<br />

los directivos de la entidad encontraron un medio<br />

idóneo para cumplir con ese insoslayable<br />

compromiso de retribuir a sus socios como se<br />

merecían. Así pues, la venta a los propios accionistas<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> de las acciones<br />

de sus sociedades de inversión mobiliaria<br />

en condiciones muy ventajosas, en casi todos<br />

los casos a la par, libres de cargas, sin prima<br />

de emisión, y siendo enajenable el derecho de<br />

opción a la compra, fue uno de los diversos mecanismos<br />

utilizados para compensar a los accionistas<br />

de los bajos niveles impuestos por las<br />

autoridades a la distribución de dividendos.<br />

Este proceder nunca se ocultó, sino más<br />

bien lo contrario. Emilio Botín lo explicó de<br />

manera bien clara en la Memoria correspondiente<br />

a 1966, año en el que se creó la primera<br />

de este tipo de empresas, la Sociedad Financiera<br />

Bansander S.A. (Fibansa). El presidente Botín<br />

expuso sin ambages que:<br />

La cesión a Fibansa de importantes partidas de valores<br />

a los precios de inventario produjo, como es lógico, la<br />

consiguiente reducción de nuestras reservas tácitas y,<br />

por tanto, de los márgenes que entonces disponíamos<br />

a efectos de la posterior regularización del balance,<br />

pero a la vista de las grandes ventajas fiscales de que<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 223


Junta de accionistas, 1982 El Banco de <strong>Santander</strong> permaneció siempre fiel a su accionariado, proporcionando elevados beneficios y proponiendo toda suerte<br />

de inversiones y servicios financieros.<br />

disfrutan las sociedades de inversión mobiliarias, y de<br />

la libertad con que pueden decidir en orden al reparto<br />

de dividendos, nos pareció aconsejable aquella determinación,<br />

por considerarla muy ventajosa para nuestros<br />

accionistas.<br />

No hay duda, pues, de los objetivos que se pretendían<br />

con este ágil y dinámico instrumento.<br />

Los beneficios que los accionistas del Banco<br />

de <strong>Santander</strong> obtuvieron con estas sociedades<br />

fueron muy importantes. Primero porque los<br />

títulos los compraron en condiciones bastante<br />

ventajosas; después porque siempre tuvieron a<br />

su alcance la posibilidad de acudir a las sucesivas<br />

ampliaciones de capital que se realizaron<br />

en años posteriores con cargo a reservas, a título<br />

gratuito. Pero más sobresaliente aún, fue<br />

que los gestores de estas sociedades demostraron<br />

bastante soltura para moverse como pez<br />

en el agua en los peligrosos, pero siempre prometedores,<br />

mares de los mercados de valores<br />

224 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

estrechos. Manejaron las carteras de activos con<br />

tanta eficiencia que la rentabilidad obtenida<br />

superó todas las expectativas. En la operativa<br />

bursátil intervenía de manera personal y directa<br />

Emilio Botín, un consumado financiero<br />

y buen conocedor del «parquet»; su colaborador<br />

en estas labores, Fernández Castañeda, le<br />

hacía el seguimiento de los distintos valores y<br />

le preparaba la información pertinente, pero<br />

era el propio presidente el que tomaba las decisiones<br />

de la compra y venta de los títulos.<br />

La situación evolucionó verdaderamente bien<br />

hasta la crisis industrial y financiera de los años<br />

setenta, momento a partir del cual la Bolsa sufrió<br />

los rigores de la adversa coyuntura, nacional<br />

e internacional. Aunque los títulos de estas sociedades<br />

de inversión eran de primera calidad y<br />

aunque sus gestores demostraron una excelente<br />

capacidad, lo cierto es que la recesión no perdonó<br />

ni siquiera a estos establecimientos financieros,<br />

que fueron duramente castigados. Prueba<br />

de ello fueron las expresivas frases incluidas en<br />

la Memoria del Banco de 1978, donde se dejaba<br />

constancia de que «en épocas de crisis la caída<br />

de los cambios afecta por igual a toda clase de valores,<br />

e incluso puede afirmarse que los mejores<br />

se encuentran entre los más perjudicados, precisamente<br />

porque al disfrutar de mayor grado de<br />

liquidez son los que primero y más fácilmente se<br />

pueden realizar». Sin embargo, cuando en 1984<br />

se invirtió la tendencia y comenzó un espectacular<br />

boom en los mercados bursátiles, los tenedores<br />

de acciones que habían conservado sus<br />

títulos recibieron su merecida recompensa, porque<br />

los gestores de las sociedades de inversión<br />

habían sabido administrar las carteras de sus<br />

clientes con prudencia y habilidad. No sólo efectuaron<br />

un riguroso saneamiento de las mismas,<br />

sino que además lograron mantener la liquidez<br />

de los títulos. Cuando las bolsas se recuperaron,<br />

los inversores y clientes del <strong>Santander</strong> disfrutaron<br />

de la revalorización de sus títulos.


Fibansa no fue la única sociedad de valores<br />

constituida por el Banco de <strong>Santander</strong> en este<br />

periodo. La siguiente en la lista fue Central de<br />

Inversiones de Valores S.A. (Ceivasa), creada<br />

en 1968 y cedida a los accionistas en octubre de<br />

1969. Luego vino la Sociedad Mobiliaria Internacional<br />

S.A. (Mobinter), formalizada en 1967 y<br />

ofrecida a los accionistas a finales de 1968. Esta<br />

sociedad estaba acogida a la normativa sobre sociedades<br />

de tenencia de valores emitidos por<br />

empresas extranjeras; en consecuencia a ella<br />

fueron las participaciones del <strong>Santander</strong> de<br />

sus tres filiales latinoamericanas, con sede en<br />

Argentina, Panamá y Brasil. La cuarta fue Cartera<br />

Mobiliaria S.A. (Carmosa), creada en 1970<br />

y ofrecida a los accionistas en 1976. La quinta<br />

fue Norteña de Valores S.A. (Norvasa), nacida<br />

en 1973 y cedida ese mismo año a los accionistas.<br />

Y la última, Bansaliber S.A., creada en 1973<br />

y ofrecida directamente al público en general,<br />

también en el mismo año de su constitución.<br />

Esta sociedad constituyó, pues, una excepción<br />

porque el Banco quiso captar nuevos clientes<br />

interesados en la Bolsa, en un momento en el<br />

que la mejora del nivel de vida y el alza de las<br />

cotizaciones llevaba a extensas capas de la población<br />

a intervenir en los mercados de valores.<br />

Las cinco sociedades de tenencia de valores nacionales<br />

siguieron proporcionando beneficios a<br />

sus accionistas, como empresas independientes,<br />

primero, y desde 1988 como parte del Grupo,<br />

tras la OPA lanzada por el propio Banco que se<br />

convirtió en su accionista mayoritario. En 2002<br />

todas ellas se fusionaron, siendo absorbidas<br />

por Carmosa. En 2005 esta sociedad se registró<br />

como SICAV, de acuerdo con la normativa<br />

aprobada este último año, y en la actualidad sigue<br />

formando parte del Grupo <strong>Santander</strong>.<br />

Para conservar clientela y captar inversores<br />

con una demanda potencial de nuevos servicios,<br />

el Banco de <strong>Santander</strong> también tuvo que<br />

desplegar sus buenas dosis de ingenio, en particular<br />

para contrarrestar el denominado proceso<br />

de «desintermediación», un fenómeno nacido<br />

al socaire de la liberalización del sistema financiero.<br />

Con este término de «desintermediación»<br />

se calificaba la desviación hacia sociedades y<br />

mercados no bancarios de amplios volúmenes<br />

de recursos financieros, que hasta entonces habían<br />

sido canalizados casi en exclusiva por los<br />

propios bancos. Para no perder comba ante la<br />

competencia que se avecinaba, los responsables<br />

de las entidades financieras tradicionales<br />

respondieron generando nuevos productos y<br />

servicios para atender a una clientela cada vez<br />

más sofisticada y exigente; la entrada de la banca<br />

extranjera en 1978, que introdujo métodos innovadores,<br />

contribuyó asimismo a renovar y<br />

modernizar los servicios financieros de las sociedades<br />

de crédito españolas.<br />

Como cabía esperar, el Banco de <strong>Santander</strong><br />

se apuntó pronto a la carrera de innovaciones<br />

financieras con toda una gama de nuevos<br />

servicios, con la esperanza de asegurarse<br />

un amplio segmento de este tipo de negocio. 36<br />

Los lanzamientos efectuados en aquellos años<br />

pretendían, además de atender esta nueva demanda<br />

especializada, atraer y fidelizar a nueva<br />

clientela en el sector tradicional de la banca<br />

minorista. Así surgieron el Crédito Personal, el<br />

Crédito Vivienda, el Crédito a Profesionales,<br />

el Crédito Coche, el Crédito a Pymes y otros con<br />

variopintas denominaciones, en verdad imaginativas,<br />

como lo fue el producto estrella de esos<br />

años, el «Banco en Casa». Una parte de la actividad<br />

innovadora se desarrolló en el seno de<br />

Con el objeto de mejorar la retribución a<br />

sus accionistas, el <strong>Santander</strong> fue muy<br />

activo en la creación de «sociedades<br />

de inversión mobiliaria»<br />

la propia entidad matriz, aunque también se<br />

crearon algunas filiales en aquellos productos,<br />

como los fondos de inversión y de pensiones,<br />

en los que la gran banca pretendió «intermediar<br />

lo desintermediado».<br />

Por orden cronológico de nacimiento, los<br />

fondos de inversión encabezaron la lista de<br />

productos lanzados por el Banco de <strong>Santander</strong>.<br />

En 1971 apareció Gesbansander, una Sociedad<br />

Gestora de Fondos de Inversiones totalmente<br />

independiente del servicio de valores del Banco,<br />

para hacerse cargo del Banserfond, un fondo<br />

constituido y lanzado poco después. Su trayectoria<br />

estuvo marcada por los avatares de la<br />

Bolsa, la principal materia prima de su negocio<br />

y, a juzgar por los datos disponibles, tuvo un<br />

éxito fulgurante mientras duró la pujanza en los<br />

mercados de valores. En 1977 al patrimonio de<br />

Banserfond se incorporó Banserval, propiedad<br />

del Banco, y en 1985 se lanzó un nuevo fondo<br />

con la denominación de Banserfond II, en este<br />

caso especializado en valores de renta fija.<br />

Un curioso antecedente del servicio de asesoramiento<br />

especializado en la promoción de<br />

fusiones y absorciones fue la creación, en 1972,<br />

de IMC Española S.A., siglas de International<br />

Mergers Service, en asociación con IMS, AG,<br />

de Zúrich. También ese año se tomó una participación<br />

mayoritaria en LICO, Central de<br />

Leasing, actividad por la que el Banco de <strong>Santander</strong><br />

mostró temprano interés, posiblemente<br />

por ser muy utilizada por los exportadores<br />

e importadores de bienes de equipo, clientes<br />

muy especiales y muy cuidados por la División<br />

Internacional de la entidad. A continuación se<br />

creó Bansafina, en 1972, una entidad de financiación<br />

que durante algún tiempo se dedicó<br />

preferentemente a la financiación de la compra<br />

de bienes de equipo. Absorbida por Hispamer<br />

en 1999, tras la fusión con el Central Hispano,<br />

forma parte del hoy exitoso grupo de empresas<br />

que integran <strong>Santander</strong> Consumer Finance. En<br />

1973 se formó Gesbansa, Sociedad Gestora de<br />

Carteras Bansander —más tarde llamada <strong>Santander</strong><br />

de Patrimonios—, dedicada a la gestión<br />

de patrimonios mobiliarios por cuenta de terceros.<br />

Ya metidos en los años ochenta los responsables<br />

del <strong>Santander</strong> fundaron Hipotebansa,<br />

Sociedad de Crédito Bansander dedicada a la<br />

concesión de créditos con garantía hipotecaria<br />

para la adquisición, edificación y rehabilitación<br />

de viviendas y construcciones en general. Poco<br />

después surgió Bansaleasing, y al final de la<br />

frontera que separa a este periodo del siguiente<br />

nació Bansander-Noble Lowndes, fundada<br />

con el grupo del Reino Unido del mismo nombre<br />

y dedicada a la gestión y asesoramiento de<br />

fondos de pensiones.<br />

En resumen, a lo largo de estas dos décadas y<br />

media los responsables del Banco de <strong>Santander</strong><br />

respondieron a los diversos cambios en el marco<br />

legal y en los mercados financieros esgrimiendo<br />

nuevas armas e ideando mecanismos para no<br />

perder ni negocio ni clientela. Frente al desafío<br />

que supuso la ley de Bases de 1962, reaccionó<br />

creando una entidad verdaderamente modélica:<br />

Bankinter, una de las instituciones bancarias españolas<br />

más innovadoras, más dinámicas y más<br />

rentables de nuestra reciente historia económica.<br />

De manera simultánea el <strong>Santander</strong> puso en pie<br />

una serie de sociedades de inversión mobiliaria<br />

para operar en los cada vez más activos mercados<br />

bursátiles y también para compensar a sus<br />

accionistas los reducidos ingresos que recibían<br />

por sus aportaciones de capital, a causa de las<br />

múltiples regulaciones administrativas que<br />

limitaban el reparto de dividendos. Asimismo,<br />

el Banco respondió con agilidad al desafío de la<br />

desintermediación, un fenómeno surgido como<br />

consecuencia de la aparición de sociedades<br />

y mercados no bancarios y alentado por el desarrollo<br />

de la Bolsa. En este caso la respuesta fue<br />

ofrecer a ahorradores e inversores una nueva<br />

gama de productos e instrumentos financieros,<br />

seguros y a la vez rentables.<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 225


Aunque como en toda sociedad mercantil,<br />

la finalidad de estas actuaciones del <strong>Santander</strong><br />

estuvo destinada a conservar su cuota de<br />

mercado y mejorar sus resultados económicos,<br />

su política de lanzamiento de nuevos servicios<br />

y productos contribuyó a la diversificación y<br />

profundización del mercado financiero español;<br />

un mercado cuyo desarrollo estaba, todavía<br />

por aquellos años, bastante por debajo<br />

del nivel alcanzado en otros países europeos de<br />

nuestro entorno. La autarquía y el statu quo habían<br />

permitido a los bancos llevar una vida relativamente<br />

sosegada, con rentabilidades mínimas<br />

garantizadas, a cambio de sacrificios tales<br />

como someterse a los dictados de las autoridades,<br />

rendir una porción de su libertad de acción<br />

y estar dispuestos a financiar, a bajo coste, al<br />

Tesoro Público y a las empresas consideradas<br />

de interés nacional. Fruto de ello fue un sistema<br />

financiero poco evolucionado. La liberalización<br />

parcial que tuvo lugar a partir de 1962 y,<br />

sobre todo, desde 1974, alteró este panorama<br />

y las entidades de crédito se vieron forzadas a<br />

modernizar su modus operandi y su instrumental<br />

financiero; el Banco de <strong>Santander</strong> fue, ya en<br />

esta etapa, de los primeros en reaccionar a las<br />

transformaciones y en prepararse para lo que<br />

vendría después: una verdadera revolución<br />

financiera tras la integración de España en la<br />

Comunidad Europea.<br />

La cartera industrial: el <strong>Santander</strong><br />

y la economía de Cantabria<br />

Durante el largo periodo franquista los bancos<br />

españoles fueron llamados a involucrarse en<br />

la financiación de la industria. Bien mediante la<br />

toma de participaciones accionariales directas,<br />

acciones y obligaciones, bien concediendo créditos<br />

a largo plazo o préstamos a corto renovables<br />

de manera automática, o incluso intermediando<br />

en la colocación de emisiones y créditos<br />

sindicados, la mayoría de las entidades bancarias<br />

aportaron una buena parte de los capitales<br />

invertidos en aquellos sectores industriales<br />

considerados esenciales por las autoridades<br />

económicas del régimen. Se generó así un estrecho<br />

vínculo entre entidades bancarias y empresas<br />

industriales, entre banqueros y empresarios,<br />

cuya manifestación más visible fue la<br />

presencia de consejeros comunes en los órganos<br />

de representación máxima de las sociedades.<br />

Aquéllos se sintieron copropietarios de<br />

las sociedades mercantiles que financiaban<br />

226 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

y éstos se aseguraron el necesario flujo de recursos<br />

para sostener y ampliar sus negocios.<br />

Unidos por intereses comunes y sentados en<br />

los mismos consejos de administración, financieros<br />

y hombres de empresa compartieron durante<br />

muchos años una idéntica percepción del<br />

funcionamiento de la economía española.<br />

Con sus recursos, todas la entidades de crédito<br />

participaron en la rápida industrialización<br />

del país, antes y después del Plan de Estabilización<br />

de 1959, si bien cada entidad lo hizo a<br />

su manera y hasta los límites que estimó más<br />

adecuados. El Banco de <strong>Santander</strong>, no obstante<br />

su inveterada vocación comercial, que no abandonó,<br />

también participó en la financiación de<br />

la industria, sobre todo invirtiendo en empresas<br />

vinculadas a Cantabria, su región de origen<br />

y también a la que el presidente, buena parte<br />

de los directivos de la entidad y una mayoría de<br />

los empleados se sentían más ligados, por nacimiento,<br />

por relaciones familiares o por vivencias<br />

personales. Como en el resto de la<br />

banca mixta española, en la cartera del <strong>Santander</strong><br />

predominaron los valores de sociedades<br />

vinculadas a los sectores punta de aquellos<br />

años, como la electricidad, la química, la siderurgia,<br />

la maquinaria, la construcción naval y la<br />

fabricación de vehículos; estas industrias fueron<br />

las consideradas por las autoridades y por<br />

los inversores privados las más prometedoras y<br />

rentables, dado el nivel de desarrollo del país.<br />

Mientras la economía española creció a las<br />

tasas tan elevadas que conocemos, la cartera<br />

industrial de los bancos fue una fuente nada<br />

despreciable de sus ingresos recurrentes; como<br />

además la industria registró una expansión incluso<br />

superior al resto de los sectores, las entidades<br />

de crédito disfrutaron de un negocio<br />

seguro y próspero. Aunque alguna de las grandes<br />

empresas vinculadas a los distintos grupos<br />

bancarios flaquease o terminara suspendiendo<br />

pagos, el conjunto compensaba sobradamente<br />

el destino masivo de recursos invertido en<br />

acciones y obligaciones de sociedades industriales.<br />

Los problemas se presentaron cuando<br />

la bonanza llegó a su fin y cambió el ciclo a<br />

mediados de los setenta: entonces sobrevino la<br />

crisis aguda y profunda de la economía española.<br />

La combinación letal de incrementos de los<br />

costes energéticos, laborales y de las materias<br />

primas, junto con la apertura y liberalización<br />

económica iniciada en 1975, provocó que muchas<br />

empresas nacidas y crecidas al amparo de<br />

la protección estatal, con tecnología obsoleta<br />

y ayudadas con subvenciones públicas no pudieran<br />

resistir cuando comenzaron a soplar los<br />

vientos huracanados de la competencia interna<br />

y externa. Y fue precisamente en los sectores<br />

que habían protagonizado la industrialización<br />

española de los sesenta donde los problemas<br />

aparecieron con mayor gravedad.<br />

Las entidades financieras con carteras industriales<br />

más recargadas o con una gestión de<br />

riesgos menos cuidadosa, fueron las que más<br />

sufrieron las consecuencias de la crisis industrial.<br />

Fue un error de cálculo. Ni el Banco de<br />

<strong>Santander</strong> ni el resto de las entidades financieras<br />

supieron anticipar las consecuencias derivadas<br />

del fin de la política económica franquista,<br />

ni reaccionar al giro liberalizador impuesto<br />

por los nuevos responsables económicos de<br />

la democracia. Tampoco pudieron anticipar la<br />

llegada de la crisis mundial, ni su envergadura<br />

ni su duración. Comenzó entonces un proceso<br />

de repliegue, de desmovilización de participaciones<br />

y de desinversiones empresariales.<br />

El <strong>Santander</strong>, preocupado por la situación<br />

general de la economía, también emprendió<br />

ese mismo sendero: la enajenación paulatina<br />

de sus inversiones industriales, pese a que su<br />

cartera de títulos fijos y variables nunca excedió<br />

del tres por ciento de su activo. La decisión<br />

fue dolorosa, como también lo fue el proceso,<br />

pues se trató en muchos casos de sociedades<br />

cántabras muy vinculadas a la entidad santanderina<br />

y a sus responsables, particularmente a<br />

su presidente, que las había visto nacer y desarrollarse.<br />

Nunca se presentaron dificultades<br />

de solvencia, pues los riesgos estaban bien calculados<br />

y provisionados, muchas participaciones<br />

contenían elevadas plusvalías potenciales<br />

acumuladas a lo largo del tiempo y además la<br />

cuantía distaba de representar peligro alguno<br />

para la solidez de la entidad. Más bien por el<br />

contrario, como la venta de la mayoría de las<br />

participaciones industriales rindió excelentes<br />

ingresos, cabe afirmar que las inversiones industriales<br />

de los sesenta y setenta resultaron a<br />

la postre excelentes inversiones financieras, con<br />

los consabidos efectos saludables en la cuenta<br />

de pérdidas y ganancias. Con todo, durante los<br />

años de la crisis, los discursos y declaraciones<br />

de Emilio Botín y de los cargos ejecutivos del<br />

Banco recalcaron de manera reiterada la vocación<br />

comercial de la entidad, algo obvio a la vista<br />

de los balances anuales. Sorprende un poco<br />

la insistencia, pues el <strong>Santander</strong> era una de las<br />

sociedades de crédito españolas más genuinamente<br />

comerciales. Pero se comprende que el<br />

presidente de la entidad quisiera disipar cualquier<br />

nubarrón que se cerniese sobre la merecida<br />

imagen de solvencia construida a lo largo


Automóviles<br />

El sector automovilístico fue una de las inversiones<br />

preferidas por el Banco de <strong>Santander</strong>, que participó en<br />

grandes empresas como F.A.S.A. y la británica Authi.<br />

Creación de sociedades de inversión y de servicios<br />

fi nancieros (1966-1985)<br />

Sociedades de inversión<br />

Financiera Bansander (Fibansa) 1966<br />

Sociedad Mobiliaria Internacional (Mobinter) 1967<br />

Central de Inversiones de Valores (Ceivasa) 1968<br />

Cartera Mobiliaria (Carmosa) 1970<br />

Norteña de Valores (Norvasa) 1973<br />

Bansaliber 1973<br />

Sociedades de servicios fi nancieros<br />

Gesbansander 1971<br />

IMC Española 1972<br />

Bansafi na 1972<br />

Gesbansa 1973<br />

Hipotebansa 1983<br />

Bansaleasing 1984<br />

Bansander-Noble Lowndes 1985<br />

del tiempo por la entidad. Los responsables del<br />

Banco fueron conscientes de los problemas, a<br />

veces irresolubles, de las empresas industriales<br />

santanderinas, de su complicada situación<br />

laboral y financiera y trataron de ayudar en la<br />

resolución de las sucesivas crisis empresariales<br />

que se presentaron. No obstante, también se<br />

dieron cuenta del nivel de riesgos que podían<br />

asumir, razón por la cual cuando fue preciso<br />

desmovilizar participaciones Emilio Botín,<br />

consciente de que los tiempos habían cambiado,<br />

tomó las decisiones más convenientes para<br />

salvaguardar la fortaleza del Banco.<br />

Como no podemos estudiar todas y cada<br />

una de las operaciones registradas en la cartera<br />

industrial, hemos seleccionado las más significativas,<br />

bien por la importancia de la empresa<br />

o del sector, bien por la concentración de<br />

riesgo existente, bien por la preocupación<br />

que embargó a los responsables de la entidad<br />

con su presidente a la cabeza. Por eso las páginas<br />

que siguen están dedicadas a cinco sociedades<br />

con las cuales el Banco mantuvo una<br />

estrecha vinculación: Nueva Montaña Quijano<br />

(NMQ); Ferroaleaciones y Electrometales<br />

(Fyesa); Automóviles de Turismo Hispano<br />

Ingleses (Authi); Cros y Electra de Viesgo.<br />

La siderurgia era un sector con una notable<br />

implantación en Cantabria desde principios de<br />

siglo y Nueva Montaña Quijano una de las sociedades<br />

más emblemáticas. El fundador de la<br />

empresa, José María Quijano, instaló la primera<br />

maquinaria en los molinos de harina que la<br />

familia tenía en la localidad de Los Corrales de<br />

Buelna y llamó a su empresa Forjas de Buelna,<br />

embrión de lo que sería la importante industria<br />

del hierro y del acero de la región. En 1948 la<br />

empresa se fusionó con Altos Hornos de Nueva<br />

Montaña, formándose Nueva Montaña Quijano.<br />

A la muerte de su fundador, la dirección<br />

quedó en manos de sus dos hijos, Miguel y<br />

Ramón, este último consejero del Banco de<br />

<strong>Santander</strong> desde 1918 hasta 1959. De la enorme<br />

importancia que la empresa llegó a alcanzar<br />

en la región da idea el hecho de que en 1985,<br />

aproximadamente 10.000 familias dependían<br />

de la actividad de la sociedad.<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> había dedicado<br />

muchos esfuerzos para consolidar su posición<br />

en un sector tan destacado como el siderúrgico,<br />

no sólo en Cantabria sino también en empresas<br />

de otras provincias, como podía ser la<br />

centenaria Altos Hornos de Vizcaya. Pero en<br />

el caso de Nueva Montaña Quijano sus intereses<br />

económicos se asentaban en sólidos vínculos,<br />

afianzados a través de una larga historia<br />

de relaciones de parentesco y amistad. Varios<br />

consejeros del Banco de <strong>Santander</strong>, incluido<br />

Emilio Botín, formaban parte del Consejo de<br />

Administración de Nueva Montaña, y consejeros<br />

y altos cargos de la sociedad siderúrgica,<br />

algunos miembros de la propia familia<br />

Quijano, se sentaban en el Consejo del Banco.<br />

Se comprende entonces la preocupación que<br />

generó en el <strong>Santander</strong>, y en su presidente,<br />

la grave situación a que llegó la empresa, así<br />

como los esfuerzos personales de Emilio Botín<br />

para encontrar soluciones para salvar las inversiones<br />

del Banco y paliar, en lo posible,<br />

el impacto del cierre de las factorías sobre la<br />

economía de la región. El problema era que<br />

las instalaciones de NMQ arrastraban un más<br />

que patente atraso tecnológico, oculto tras el<br />

velo de elevados aranceles y amplias ayudas<br />

públicas. Emilio Botín conocía bien el problema<br />

y directivos del Banco acompañaron a<br />

representantes de la empresa a visitar las más<br />

modernas factorías de aceros del mundo. Se<br />

pusieron en marcha proyectos encomiables,<br />

como las instalaciones de Aceriasa, inaugurada<br />

en 1980, con participación importante de<br />

NMQ y financiación del Banco de <strong>Santander</strong>.<br />

Fue también el propio presidente del Banco<br />

El Banco de <strong>Santander</strong>, no obstante<br />

su inveterada vocación comercial,<br />

también participó en la financiación de<br />

la industria, sobre todo invirtiendo en<br />

empresas vinculadas a Cantabria<br />

quien, con perseverancia y capacidad negociadora,<br />

consiguió que el Ministerio de Industria,<br />

con Carlos Solchaga al frente, incluyera<br />

a la empresa en los planes de reconversión<br />

del sector y recibiera, así, las ayudas públicas<br />

con las que abordar su reestructuración. No<br />

debió de ser tarea sencilla convencer a unas<br />

autoridades económicas desbordadas por la<br />

gravedad de una crisis que se extendía con rapidez<br />

de sector en sector, mientras el déficit<br />

público aumentaba de forma galopante. No es<br />

de extrañar que las personas que vivieron de<br />

cerca la fase final de venta de Nueva Montaña<br />

Quijano a la empresa catalana Compañía<br />

Española de Laminación, propiedad de la familia<br />

Rubiralta, recuerden el pesar de Emilio<br />

Botín en lo que supuso el fin de la relación<br />

con la compañía, agravado por las protestas y<br />

manifestaciones contra el propio Banco en un<br />

clima de fuertes tensiones sociales.<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 227


En el subsector de las ferroaleaciones, tan<br />

relacionado con la metalurgia y la química, el<br />

Banco de <strong>Santander</strong> tuvo asimismo intereses<br />

industriales que terminaron dándole no pocos<br />

quebraderos de cabeza. Éste es el caso de<br />

Hidro Nitro, Carburos Metálicos y Fyesa. Las<br />

dos primeras empresas nacieron como fabricantes<br />

de productos químicos, se localizaron<br />

En la cartera industrial del<br />

<strong>Santander</strong> destacaban, entre otras,<br />

Nueva Montaña Quijano, Cros y<br />

Electra de Viesgo<br />

en las proximidades de explotaciones hidráulicas<br />

y se diversificaron hacia las ferroaleaciones<br />

cuando, a partir de 1959, la competencia de las<br />

importaciones empezó a poner en peligro su<br />

supervivencia a causa de su baja productividad.<br />

Las instalaciones de Hidro Nitro empezaron<br />

a funcionar en 1949 en Monzón (Huesca),<br />

cerca de los ríos pirenaicos; surgió con el apoyo<br />

de varios bancos, el <strong>Santander</strong> entre ellos, y<br />

su finalidad originaria era la producción de<br />

derivados del nitrógeno, sobre todo abonos nitrogenados<br />

para la agricultura, pero también<br />

derivados para usos militares como la pólvora.<br />

En 1968 la sociedad había llegado a una situación<br />

más que preocupante cuando, con mucho<br />

acierto y con el apoyo decidido del Banco de<br />

<strong>Santander</strong>, reorientó una parte de su actividad a<br />

la producción de ferroaleaciones. La experiencia<br />

de Carburos fue similar. La sociedad había<br />

nacido en 1897 en Barcelona para fabricar carburo<br />

de calcio y derivados, como el acetileno,<br />

que tenían utilizaciones en el alumbrado y en<br />

la generación de calor para altos hornos. La<br />

empresa amplió su radio de acción hacia otras<br />

regiones y diversificó sus actividades hasta incluir<br />

el negocio de las ferroaleaciones. Emilio<br />

Botín se interesó por el negocio de los carburos<br />

y por el de las aplicaciones de acetileno,<br />

llegando a ocupar un asiento en el Consejo de<br />

Carburos Metálicos.<br />

Así pues, cuando el Banco de <strong>Santander</strong><br />

entró en Fyesa, Botín conocía bien las posibilidades<br />

de las ferroaleaciones, para las que se<br />

esperaba un mercado próspero de la mano de<br />

la siderurgia. Como el Banco tenía notables inversiones<br />

en Nueva Montaña Quijano, el interés<br />

de Emilio Botín por Fyesa estaba más que<br />

justificado. En los años sesenta, y hasta mediados<br />

los setenta, el crecimiento industrial<br />

español permitió que el negocio fuera rentable<br />

y el Banco de <strong>Santander</strong> financió inversiones<br />

228 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

importantes de la empresa en su factoría de<br />

Boo de Guarnizo, en Camargo. Pero fue la crisis<br />

desencadenada por las subidas del precio<br />

del petróleo la que dejó sentir su impacto negativo<br />

en estas industrias muy consumidoras de<br />

energía. Desde finales de los setenta, la marcha<br />

de la empresa empezó a declinar. Como en los<br />

ochenta, en los duros años de la reconversión<br />

del sector siderúrgico, las dificultades de la sociedad<br />

se agudizaron y en 1987 el <strong>Santander</strong><br />

tomó la decisión de vender su participación a<br />

Carburos Metálicos.<br />

El Banco también estuvo involucrado en el<br />

sector químico, uno de los principales pilares<br />

sobre los que descansó la reciente industrialización<br />

española, y sus inversiones en la empresa<br />

Cros fueron de las más importantes. Los orígenes<br />

de la sociedad se remontan a 1817, cuando<br />

Francisco Cros creó en Barcelona una sociedad<br />

de productos químicos. A principios del siglo xx<br />

entró con fuerza en el negocio de los fertilizantes<br />

y desde entonces no paró en la diversificación<br />

de sus actividades. En los años treinta tenía<br />

numerosas factorías repartidas por todo el<br />

territorio nacional, una de ellas en <strong>Santander</strong>.<br />

Pese a que, durante la autarquía, el sector y la<br />

propia compañía Cros se habían beneficiado<br />

de la colaboración con las empresas alemanas,<br />

líderes tecnológicos indiscutibles, como Bayer<br />

o Schering, ello no bastó para evitar que acumulara<br />

una inexplicable obsolescencia técnica.<br />

A la pérdida de competitividad contribuyó,<br />

asimismo, el intervencionismo del Estado, que<br />

le impuso al sector químico, como a otros, la<br />

utilización del carbón cuando el petróleo barato<br />

estaba dando lugar al gran desarrollo de la<br />

petroquímica en el resto del mundo.<br />

Al finalizar los años sesenta la situación de<br />

Cros, aunque sostenida por el crecimiento<br />

de la economía, distaba mucho de ser boyante.<br />

En 1969 una de las empresas del sector,<br />

Unión Española de Explosivos, se fusionó con la<br />

Compañía Española Minas de Río Tinto, creándose<br />

Unión Explosivos Río Tinto; y poco después<br />

un grupo con capital griego e italiano, Mora-Livanos,<br />

adquirió el 30 por ciento de Cros. Es precisamente<br />

esta participación la que compró el Banco<br />

de <strong>Santander</strong> cuando se hizo con el control de<br />

una empresa que, por esas fechas, ya mostraba<br />

tener una complejidad considerable. Pese a las<br />

inversiones efectuadas por el Banco la marcha de<br />

la sociedad resultó decepcionante. Desde mediados<br />

de los años setenta la compañía no obtuvo<br />

beneficios prácticamente en ningún año, aunque<br />

como en otras inversiones industriales el <strong>Santander</strong><br />

pudo resarcirse de los recursos aportados<br />

gracias a la negociación de letras y al descuento<br />

de la cuantiosa cartera de efectos de la compañía.<br />

En 1982 el Banco vendió un 15 por ciento<br />

de su participación a Torras Hostench; pero<br />

todavía en 1985 mantenía algunas participaciones<br />

accionariales directas en Cros y en sus numerosas<br />

filiales; todo ello se vendió finalmente<br />

en 1986, también a Torras, ya por entonces participada<br />

por la Kuwait Investment Office, KIO.<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> quiso estar activo en<br />

otra de las industrias claves del despegue español:<br />

el automovilístico. La empresa pionera<br />

del sector fue la Sociedad Española de Automóviles<br />

de Turismo (Seat), propiedad mayoritaria<br />

del grupo público INI (Instituto Nacional<br />

de Industria), que empezó a fabricar unidades<br />

en la factoría de la zona franca de Barcelona en<br />

1953, con patente de la italiana Fiat. Ese mismo<br />

año, en una factoría de montaje de Valladolid<br />

empezó la producción de Fasa (Fábrica<br />

de Automóviles S.A.), en este caso con patente de<br />

la francesa Renault y con el apoyo del sector<br />

privado, incluido aquí el Banco de <strong>Santander</strong>.<br />

Aunque el desarrollo de Fasa desde su creación<br />

se viera condicionado por la competencia de la<br />

pública Seat, la compañía se desenvolvió razonablemente<br />

bien en lo que era un duopolio de<br />

oferta, con una fuerte demanda potencial no<br />

cubierta ni por la producción ni por las importaciones,<br />

todavía muy restringidas.<br />

El siguiente paso en la aventura automovilística<br />

del <strong>Santander</strong> fue fruto de la relación de<br />

Emilio Botín con el presidente de Nueva Montaña<br />

Quijano. A éste se le ocurrió aprovechar<br />

la experiencia de la sociedad siderúrgica en la<br />

fabricación de componentes de automóvil para<br />

acometer la produción de unidades completas<br />

La siderurgia era un sector con una<br />

notable implantación en Cantabria<br />

desde principios de siglo y Nueva<br />

Montaña Quijano una de las<br />

sociedades más emblemáticas<br />

y, para ello, se asoció con la British Motor Corporation<br />

—luego British Leyland Motor Corporation—.<br />

De esta manera, en 1966, con la ayuda<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> e importante participación<br />

de Nueva Montaña Quijano, nació Authi<br />

(Automóviles de Turismo Hispano Ingleses),<br />

que instaló su factoría en Lanbaden (Navarra).<br />

Mientras duró la fase alcista de la economía española<br />

la marcha de la empresa discurrió sin<br />

mayores dificultades, pero cuando cambió el ciclo<br />

aparecieron complicaciones de toda índole,


Electra de Viesgo Esta empresa de origen bilbaíno se convirtió en un líder dentro del sector eléctrico. El Banco de <strong>Santander</strong><br />

protagonizó una de las primeras OPAs (oferta pública de adquisición) para lograr su control.<br />

técnicas y financieras. En 1974 British Leyland,<br />

acuciada por sus propios problemas, abandonó<br />

su presencia en España. El <strong>Santander</strong> también<br />

se desprendió de sus acciones, cuando comprobó<br />

que Authi no tenía viabilidad como sociedad<br />

independiente. No obstante, Emilio Botín<br />

trató de buscar una salida que facilitara la supervivencia<br />

de una factoría tan crucial para los<br />

intereses de Nueva Montaña, y negoció con<br />

directivos de Fiat y Seat para que se hiciesen<br />

cargo de la compañía.<br />

El sector eléctrico era uno de los preferidos<br />

de Emilio Botín, lo que explica que desde<br />

siempre el Banco le prestase una atención<br />

prioritaria, muy en particular a las compañías<br />

de electricidad cántabras. Por tradición y por<br />

su localización geográfica, el <strong>Santander</strong> mantenía<br />

lazos bien anudados con Saltos del Nansa,<br />

Saltos del Sil e Hidroeléctrica del Chorro.<br />

Emilio Botín era, además, consejero de Fecsa,<br />

Fenosa, Eléctricas Leonesas e Iberduero. No<br />

resultó extraño, por ello, que la entidad realizara<br />

una nueva incursión en el sector eléctrico,<br />

en Viesgo de Electricidad, donde comprometió<br />

una voluminosa inversión cercana a los 13.000<br />

millones de pesetas.<br />

La empresa había sido fundada en Bilbao,<br />

en 1906, pero desde su nacimiento su actividad<br />

estuvo asociada a la localidad cántabra de<br />

Puente Viesgo, donde localizó su primera central<br />

hidráulica, sobre el río Pas; desde allí construyó<br />

las líneas de alto voltaje necesarias para<br />

el suministro de energía a la ciudad de <strong>Santander</strong>.<br />

La expansión de la compañía fue bastante<br />

rápida, ubicándose en diversas localidades de<br />

la región y construyendo instalaciones, como<br />

el salto de Bárcena sobre el río Besaya, el salto<br />

de Urdón, la central térmica de El Astillero y el<br />

salto de Camarmeña, sobre el Cares. Consolidada<br />

su presencia en Cantabria se extendió luego<br />

por las provincias vecinas de Asturias, Palencia<br />

y Burgos. De la producción pasó al mercado de<br />

la distribución, absorbiendo a las sociedades<br />

Electra Pasiega, Electra Vasco Montañesa, Electra<br />

Salcedo y Compañía de Electricidad Montaña,<br />

además de controlar Barras Eléctricas<br />

Galaico Asturianas, Distribuidora Palentina de<br />

Electricidad, Electra Bedón y Electra del Esva.<br />

Viesgo también era copropietaria con Iberduero,<br />

al 50 por ciento, de Centrales Nucleares del<br />

Norte, Nuclenor, dueña a su vez de la central<br />

nuclear de Santa María de Garoña, situada en<br />

las proximidades de esa localidad burgalesa y<br />

acoplada al sistema eléctrico nacional desde<br />

1971. Para entonces, Viesgo era ya una empresa<br />

consolidada no sólo en la producción eléctrica,<br />

sino también en el mercado de su distribución.<br />

Tenía diversificadas sus fuentes energéticas,<br />

con la hidráulica, la térmica tradicional de carbón<br />

y la nuclear, y poseía una estructura industrial<br />

sólida y rentable.<br />

Cuando el Banco de <strong>Santander</strong> se hizo con<br />

la compañía, se suscitaron toda clase de especulaciones<br />

e incluso se abrió el debate sobre<br />

las intenciones de la entidad de dar un giro<br />

a su estrategia comercial, para adentrarse en<br />

el mundo de la banca mixta. Pero no fue éste el<br />

motivo de la inversión, que Emilio Botín explicó<br />

con meridiana claridad a los accionistas<br />

en la Junta General de 1983. Debe recordarse<br />

que en ese año se había llegado al punto más<br />

álgido de las dificultades en la siderurgia y, en<br />

Nueva Montaña Quijano, a lo peor de la crisis<br />

de la economía cántabra, con suspensiones<br />

de pago, quiebras empresariales y pérdidas de<br />

empleo. La inversión en Viesgo suponía reafirmar<br />

el compromiso del <strong>Santander</strong> con la<br />

castigada economía de la región; implicaba<br />

asimismo, como señaló el presidente, garantizar<br />

que una industria tan esencial para el<br />

futuro de Cantabria pasara a manos montañesas.<br />

Representó una muestra del esfuerzo que<br />

la entidad estaba dispuesta a efectuar para<br />

asegurar el porvenir del sector y de la economía<br />

en general. Como señaló Emilio Botín en<br />

varias ocasiones: «En momentos de cambio<br />

político y de dificultades para las economías<br />

nacional y mundial, el Banco de <strong>Santander</strong><br />

quiso dejar constancia de su confianza en el<br />

La toma del control de Electra<br />

de Viesgo suponía reafirmar el<br />

compromiso del <strong>Santander</strong> con la<br />

castigada economía de la región<br />

futuro de la economía española». La inversión<br />

era conveniente, además, porque el sector<br />

eléctrico español, al margen de su excesiva<br />

fragmentación, no presentaba problemas<br />

graves. Con una demanda garantizada y con<br />

precios regulados por encima de los costes de<br />

producción, las empresas de electricidad eran<br />

una fuente segura de cash flow y garantizaban<br />

altos beneficios. Viesgo era una compañía<br />

con una situación razonablemente saneada, con<br />

un endeudamiento limitado y una relación capital-producto<br />

muy aceptable. Además, al pertenecer<br />

a un sector tan estratégico, su revalorización<br />

bursátil estaba asegurada.<br />

La inversión en Viesgo reunió todas las<br />

características típicas de las actuaciones del<br />

Banco: una hábil planificación financiera de la<br />

operación, una valoración cuidadosa, incluso<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 229


conservadora, de la relación entre el riesgo a<br />

asumir y el beneficio esperado, unas expectativas<br />

razonables sobre el futuro del sector y<br />

sobre la evolución de las cotizaciones bursátiles<br />

de las sociedades eléctricas. Todo ello se<br />

tuvo en cuenta y también se hicieron cálculos<br />

sobre las plusvalías (o minusvalías) que se obtendrían<br />

en caso de que fuera preciso deshacerse<br />

de la inversión. La operación de compra<br />

se efectuó con habilidad, porque el Banco fue<br />

adquiriendo participaciones en la empresa<br />

hasta aproximarse al 20 por ciento; concluida<br />

esta primera fase, en enero de 1983 se lanzó<br />

una OPA sobre el resto del capital. Como los<br />

accionistas de la sociedad prefirieron la oferta<br />

del <strong>Santander</strong>, en lugar de la lanzada al mismo<br />

tiempo por Iberduero, la operación de compra<br />

se cerró en marzo de ese mismo ejercicio. El<br />

Banco mantuvo su inversión en Viesgo durante<br />

ocho años en los que, efectivamente, obtuvo<br />

unos beneficios satisfactorios. En 1991, coincidiendo<br />

con la reordenación y concentración<br />

del sector favorecida por las autoridades, la<br />

Empresa Nacional de Electricidad (Endesa),<br />

de acuerdo con el Banco de <strong>Santander</strong>, lanzó<br />

una OPA amistosa sobre el capital de Viesgo.<br />

Y ahí concluyó una de las aventuras industriales<br />

de mayor calado del <strong>Santander</strong>.<br />

Junto a los casos citados, el Banco de <strong>Santander</strong><br />

mantuvo vinculaciones cercanas con<br />

otras sociedades industriales, si bien su participación<br />

accionarial fue siempre poco significativa.<br />

La lista que se incluye (p. 231) ilustra,<br />

a modo de síntesis final, lo reducido del<br />

grupo no financiero del Banco en 1984. Si se<br />

excluyen Fyesa y Cros, en vías de liquidación,<br />

y Viesgo, vendida en 1991, el resto son participaciones<br />

menores y muchas de ellas rentables.<br />

En suma, y no obstante las idas y venidas de la<br />

economía y de la industria española en estos<br />

años, a caballo entre el intervencionismo y la<br />

liberalización, entre la expansión y la recesión,<br />

el Banco de <strong>Santander</strong> de 1985, del que se hizo<br />

cargo Emilio Botín hijo, carecía de rémoras,<br />

presentaba una solvencia sin parangón con<br />

otras entidades de crédito y disfrutaba de envidiables<br />

niveles de rentabilidad.<br />

El más rentable, el más efi ciente<br />

y el más solvente<br />

Y ahora, como en capítulos anteriores, ha llegado<br />

el turno de la contabilidad, de examinar a<br />

partir de las cifras de los balances y cuentas de<br />

230 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

resultados la trayectoria del Banco de <strong>Santander</strong>,<br />

de conocer los frutos de la gestión realizada<br />

por sus responsables y de valorar si realmente<br />

cumplieron con sus objetivos y obligaciones.<br />

Porque los balances nos permiten acercarnos<br />

a las entrañas de las sociedades mercantiles, y<br />

sus cuentas de pérdidas y ganancias son la mejor<br />

atalaya para averiguar cómo han cumplido<br />

las empresas su finalidad, qué rentabilidad<br />

han sacado a los recursos empleados y qué beneficios<br />

han distribuido a sus accionistas. Para<br />

una empresa, las cifras son la mejor medida<br />

para conocer su tamaño, determinar su peso<br />

en el conjunto del sector y averiguar el grado<br />

de eficiencia de sus rectores.<br />

La tarea a veces no se presenta fácil, bien<br />

porque la información disponible es escasa,<br />

bien porque los datos no son completos o no<br />

son suficientemente homogéneos, sobre todo<br />

cuando se trata de hacer comparaciones con<br />

otras sociedades. En capítulos previos todas<br />

las cifras procedían de la propia contabilidad<br />

interna del Banco, mientras que en éste<br />

los datos originales de las memorias se han<br />

complementado con otros extraídos de los<br />

anuarios estadísticos del Consejo Superior<br />

Bancario. No se ha perdido homogeneidad y se<br />

ha ganado riqueza informativa para comparar<br />

«los números» del <strong>Santander</strong> con los del resto<br />

del sistema financiero. 37 Un problema inexistente,<br />

o de menor repercusión, para otros periodos<br />

históricos es el derivado de las sucesivas<br />

rupturas en la metodología contable, que<br />

dificulta la reconstrucción de las series estadísticas.<br />

Como en estos años sí se registraron<br />

alteraciones metodológicas en la confección<br />

de los balances y las cuentas de resultados,<br />

las comparaciones realizadas en esta sección<br />

entre el Banco de <strong>Santander</strong> y el resto de la<br />

banca se fijan más en las tendencias de las series<br />

que en los valores absolutos de las cifras;<br />

porque, pese a las limitaciones contables, la<br />

evolución a medio y largo plazo de los datos sí<br />

proporciona una panorámica razonablemente<br />

fiable de la trayectoria y del comportamiento<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> y del sistema financiero<br />

español en su conjunto. 38<br />

Si nos atenemos a la evolución del activo<br />

total que aparece en el balance de la entidad, el<br />

salto en el tamaño del Banco fue espectacular:<br />

de los 26.634 millones de pesetas registrados al<br />

comienzo del periodo, en 1963, se pasó a una<br />

cifra de 1.711.991 millones a finales de 1985;<br />

aunque la inflación sin duda contribuyó al rápido<br />

aumento de los valores nominales, incluso<br />

descontando el alza de precios, la zancada<br />

sigue siendo espectacular. A tal incremento<br />

contribuyeron todas las partidas del activo:<br />

tanto la cartera comercial y de créditos como<br />

la cartera de valores, públicos y privados. La<br />

contabilidad confirma, como no podía ser de<br />

otra manera, la innegable especialización comercial<br />

de la entidad: para todo el periodo, la<br />

proporción de recursos destinados al descuento<br />

de letras y a préstamos a empresas superó<br />

con creces la colocación en títulos, públicos<br />

y privados; en los años sesenta y setenta la<br />

suma de los efectos en cartera y los créditos a<br />

corto y medio plazo representaron en torno<br />

al 60 por ciento, si bien a mediados de los<br />

ochenta esa proporción se redujo en varios<br />

puntos para situarse entre el 50 y el 40 por<br />

ciento. Las inversiones en Deuda del Estado<br />

se mantuvieron entre el 15 y el 10 por ciento,<br />

una proporción bastante cómoda teniendo en<br />

consideración el elevado grado de liquidez<br />

de estos valores; en títulos privados el Banco<br />

siempre mantuvo sus inversiones en los alrededores<br />

del tres por ciento, señal inequívoca<br />

de su escaso entusiasmo por la banca mixta.<br />

Los recursos propios de la entidad progresaron<br />

de modo exponencial, sobre todo si<br />

comparamos su evolución con la registrada en<br />

el pasado. Durante cien años el capital social<br />

se había incrementado de forma parsimoniosa,<br />

desde los cinco millones de reales (1.250.000<br />

pesetas) hasta los 200 millones de pesetas que<br />

figuran en el balance de 1957. En conjunto la<br />

entidad había aprobado siete ampliaciones de<br />

sus recursos, dos de ellas en el siglo xix, 1861 y<br />

1899, y el resto en la primera mitad del siglo xx<br />

(1919, 1942, 1946, 1950 y 1957). A partir de entonces<br />

el progreso fue espectacular: en 1966 la<br />

entidad cántabra llegó a los 1.000 millones de<br />

pesetas y en 1973 superó el listón de los 5.000<br />

millones de pesetas. El ritmo de aumento se<br />

hizo todavía más frenético en años posteriores,<br />

para colocarse por encima de los 20.000 millones<br />

en 1980 y sobrepasar los 40.000 millones<br />

de pesetas en 1985. Esta evolución geométrica<br />

permitió que la proporción del capital sobre el<br />

total de acreedores pasara del 1,1 por ciento a<br />

principios del periodo al 3,6 por ciento a finales<br />

del mismo, un salto nada desdeñable. Por su<br />

parte, las reservas, otra forma de contabilizar<br />

el patrimonio de los accionistas del Banco,<br />

muestran una trayectoria similar al capital social:<br />

desde los 622 millones de pesetas de 1962<br />

hasta los casi 64.000 millones de 1985. Sumadas<br />

ambas partidas, comprobamos que para este último<br />

ejercicio los fondos propios del Banco ascendían<br />

a más de 100.000 millones de pesetas,


Empresas no fi nancieras con participación<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> en su capital en 1984<br />

Porcentaje de participación<br />

Servicio Alarmas Controladas por Ordenador 100,0<br />

Cenit Compañía de Seguros 99,6<br />

Celestino León S.A. 83,7<br />

Distribuidora Palentina de Electricidad (Viesgo) 83,7<br />

Electra de Viesgo (Viesgo) 83,7<br />

Electra del Esva (Viesgo) 83,6<br />

Ferroaleaciones y Electrometales (Fyesa) 62,1<br />

Marismas del Astillero 49,8<br />

Barras Eléctricas Galaico Asturianas (Viesgo) 45,4<br />

Turavican 42,7<br />

Centrales Nucleares del Norte (Viesgo) 41,9<br />

Electra Bedón (Viesgo) 33,5<br />

4b intermediación 25,0<br />

Sistemas 4b 23,8<br />

Urdiales 22,5<br />

Funditubo 20,0<br />

Sindicato Banqueros de Barcelona 19,8<br />

Sociedad de Tasación 16,0<br />

Bodegas Riojanas 15,9<br />

Española Minas de Tharsis 14,0<br />

Mercados y Edifi cios públicos 12,3<br />

AgroCros S.A. (Cros) 12,0<br />

Amoniaco de Tarragona S.A. (inactiva) (Cros) 12,0<br />

Andreu Internacional S.A. (Ginebra) (Cros) 12,0<br />

Compañía Española de Investigación y Fomento Minero, S.A. 12,0<br />

Cloratita S.A. (Cros) 12,0<br />

Construcciones y proyectos industriales S.A. (Cros) 12,0<br />

Cros Pinturas S.A. (Cros) 12,0<br />

Distribuidora Dr. Andreu S.A. (Cros) 12,0<br />

Doctor Andreu S.A. (Cros) 12,0<br />

Esvesa S.A. 12,0<br />

Industrias Químicas de Tarragona S.A. (Cros) 12,0<br />

Inmobiliaria Industrial y Urbana S.A. 12,0<br />

Inmobiliaria Unión industrial S.A. 12,0<br />

Instituto para la Investigación y Fomento de Cultivos Marinos S.A. 12,0<br />

Lisac S.A. (Cros) 12,0<br />

Noemi S.A. 12,0<br />

S.A. Cros 12,0<br />

Teleférico Pico del Teide 11,9<br />

Nicolau y Fabregat S.A. 11,5<br />

Aparcamientos de Barcelona S.A. (Saba) 11,2<br />

Aparcamientos de Zaragoza S.A. 11,2<br />

Catedral Parking S.A. (inactiva) 11,2<br />

Servipar S.A. 11,2<br />

S.A. de Molinos Poittemill 10,8<br />

Mobiliaria Cros S.A. (Cros) 10,7<br />

Grafi tos Eléctricos del Noroeste 10,6<br />

La Industrial Química de Zaragoza S.A. (Cros) 10,0<br />

una cantidad que representaba casi el 10 por<br />

ciento de los recursos ajenos. No cabe duda<br />

de que el <strong>Santander</strong> estuvo bien apalancado,<br />

tal como le gustaba a su presidente, amante de<br />

disponer de amplios fondos propios.<br />

Pero fue el rápido avance de los recursos<br />

ajenos lo que catapultó a la antigua institución<br />

montañesa a escalar puestos cada vez más altos<br />

en el ranking nacional. Como captar pasivo<br />

fue uno de sus objetivos irrenunciables, pues<br />

para ese cometido abrió oficinas por todo el<br />

territorio peninsular e insular, las cifras de los<br />

depósitos aumentaron sin pausa año tras año: de<br />

los 21.180 millones de pesetas de 1963 a los<br />

77.438 de 1970 y hasta los 206.629 millones de<br />

1975; con la democracia el ritmo de aumento se<br />

hizo incluso mayor y en 1980, cuando aún no<br />

se había vencido la crisis económica ni concluido<br />

del todo la transición política, el Banco<br />

alcanzó el medio billón de pesetas en cuentas<br />

acreedoras. Y para 1985, punto final de esta etapa,<br />

los fondos ajenos que manejaba el <strong>Santander</strong><br />

superaban el billón de pesetas. En una década<br />

y media, Emilio Botín, sus directivos y los<br />

empleados de la entidad habían logrado multiplicar<br />

sesenta veces los depósitos del Banco,<br />

lo cual significa que tenían en sus manos una<br />

cuota de mercado cercana al siete por ciento.<br />

La evolución de la cuenta de resultados<br />

del Banco no desmereció en nada a lo descrito<br />

para el balance. Los ingresos trazaron una<br />

línea ascendente imparable: ya por encima de<br />

los 1.000 millones de pesetas en 1963, alcanzaron<br />

los 20.000 en 1975 y franquearon la barrera<br />

de los 100.000 en 1981; y en el ejercicio de<br />

1985, término del recorrido de este capítulo, el<br />

Banco pudo declarar una cantidad superior a<br />

los 200.000 millones de pesetas. Por supuesto,<br />

gastos generales y gastos financieros también<br />

aumentaron; los primeros como consecuencia<br />

de la frenética apertura de oficinas y del encarecimiento<br />

de los costes laborales; los segundos<br />

se incrementaron incluso a mayor velocidad,<br />

porque los tipos de interés se dispararon y<br />

porque la competencia presionó y obligó a los<br />

gestores del <strong>Santander</strong> a ofrecer remuneraciones<br />

más atractivas a sus clientes. También se<br />

vio obligado a apartar, por imperativos legales<br />

y por motivos de precaución, un volumen nada<br />

despreciable en concepto de dotación para saneamientos<br />

y para amortizaciones; fue sobre<br />

todo a partir de 1977, en plena crisis industrial<br />

y financiera, cuando las cantidades se dispararon.<br />

No obstante, aunque los márgenes de explotación<br />

y financieros se estrecharon, el Banco<br />

consiguió sostener, ejercicio tras ejercicio,<br />

un buen nivel de ganancias. En 1972, un año<br />

antes del inicio de la terrible crisis económica<br />

e industrial que asoló a los países más desarrollados,<br />

el <strong>Santander</strong> superó por primera vez los<br />

1.000 millones de pesetas en beneficios líquidos<br />

(después de impuestos); en 1983 rebasó la línea<br />

de los 10.000 millones y en 1985, último ejercicio<br />

completo de Emilio Botín como presidente,<br />

el Banco ganó 13.676 millones de pesetas.<br />

Y manteniendo la tradición de la casa: a mayores<br />

resultados mayores dividendos; hechas las provisiones<br />

convenientes, pagados los impuestos y<br />

apartado el dinero para reforzar las reservas, el<br />

resto fue para los accionistas, artífices junto con<br />

Las sucesivas ampliaciones fueron<br />

suscritas por un accionariado<br />

incondicional hasta alcanzar los<br />

40.000 millones de pesetas en 1985<br />

los gestores de la institución de su brillante ejecutoria<br />

financiera. La proporción que los dividendos<br />

representaron respecto del beneficio en<br />

los años sesenta y setenta nunca bajó del 30 por<br />

ciento, mientras que en los ochenta alcanzó proporciones<br />

incluso superiores: por encima del 40<br />

por ciento para llegar al 50 por ciento en 1985.<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> no sólo creció, aumentó<br />

de tamaño y diversificó su estructura<br />

y operaciones, sino que al mismo tiempo se<br />

convirtió en la entidad financiera más rentable,<br />

más eficiente y más solvente del sistema<br />

financiero español. Nada mejor que el análisis<br />

gráfico para comprobarlo (p. 236). Los<br />

gráficos 1 y 2 recogen la rentabilidad del activo<br />

y de los recursos propios; los gráficos<br />

3 a 8 muestran diversas ratios calculadas a<br />

partir de la cuenta de resultados; la evolución<br />

de las oficinas aparece en el gráfico 9 y la productividad<br />

por empleado en el gráfico 10; en el<br />

11 y 12 se presentan las dos rúbricas del balance<br />

donde quedan reflejadas las inversiones<br />

crediticias frente al sector privado, cartera de<br />

efectos y cartera de créditos, para ilustrar sobre<br />

su importancia relativa en la generación de<br />

los beneficios; por último, los gráficos 13, 14 y<br />

15 reúnen los principales coeficientes relativos<br />

al reparto de los beneficios.<br />

En líneas generales, en la evolución de la<br />

rentabilidad de la banca española en esta etapa<br />

se observan dos periodos distintos, que reflejan<br />

la coyuntura macroeconómica y financiera<br />

descrita en la primera sección de este capítulo.<br />

Hasta principios de los años setenta el comportamiento<br />

de todas las rúbricas de la cuenta<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 231


Acción de 1972<br />

En aquel momento el Banco de<br />

<strong>Santander</strong> había conseguido<br />

aumentar su capital social hasta<br />

los 4.200 millones de pesetas.


Principales cuentas de activo (1963-1985)<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

Cajas y bancos<br />

Créditos<br />

Cartera de efectos<br />

Fondos públicos<br />

1963 5.528 8.128 8.251 2.746 693 1.288 26.634<br />

1964 8.440 9.136 10.625 3.291 778 1.608 33.877<br />

1965 5.468 12.418 14.400 4.300 1.048 1.836 39.471<br />

1966 6.927 11.951 16.355 5.718 1.478 2.314 44.743<br />

1967 10.025 13.580 18.198 7.921 1.928 4.108 55.758<br />

1968 9.087 16.850 23.105 10.141 1.357 5.910 66.451<br />

1969 11.595 18.187 31.839 13.660 1.665 3.972 80.918<br />

1970 15.832 19.907 38.452 15.141 2.821 5.387 97.540<br />

1971 21.042 22.199 45.664 21.059 3.589 7.585 121.137<br />

1972 27.952 29.057 63.506 23.675 3.987 8.993 157.169<br />

1973 38.099 36.490 86.025 23.520 5.418 17.347 206.900<br />

1974 41.082 45.057 100.259 25.552 6.207 16.220 234.378<br />

1975 36.279 62.511 116.409 26.273 7.192 28.724 277.389<br />

1976 40.683 76.630 146.164 32.691 8.178 31.955 336.302<br />

1977 48.830 89.220 182.769 33.701 7.495 29.775 391.788<br />

1978 73.369 94.220 208.316 43.491 16.521 57.098 493.014<br />

1979 108.322 108.828 238.291 51.499 16.146 68.612 591.699<br />

1980 162.228 149.441 263.427 64.350 19.337 97.668 756.451<br />

1981 182.420 215.203 262.661 71.269 17.118 110.036 858.709<br />

1982 272.997 257.101 245.672 90.952 28.469 107.125 1.002.300<br />

1983 376.973 304.666 254.507 95.703 48.743 79.907 1.160.499<br />

1984 554.672 323.091 232.645 151.337 67.336 99.752 1.428.833<br />

1985 776.362 604.969 (b) 148.530 75.161 106.970 1.711.991<br />

FUENTE: Memorias del Banco de <strong>Santander</strong> y Anuarios Estadísticos<br />

del Consejo Superior Bancario.<br />

(a) excluye avales y créditos documentarios, y las demás cuentas de orden.<br />

(b) incluye la cartera de efectos y demás inversiones crediticias.<br />

Principales cuentas de pasivo (1963-1985)<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

Capital<br />

Reservas<br />

Otros valores<br />

Otros activos<br />

1963 220 622 2.702 21.180 1.910<br />

1964 250 703 4.395 27.009 1.520<br />

1965 500 953 5.362 31.883 773<br />

1966 1.000 1.003 4.421 36.441 1.878<br />

1967 1.000 1.169 6.919 43.968 2.702<br />

1968 1.200 1.475 4.856 54.036 4.884<br />

1969 1.867 1.875 6.340 64.383 6.453<br />

1970 2.782 2.890 7.240 77.438 7.191<br />

1971 3.062 2.994 10.385 96.836 7.860<br />

1972 4.200 3.600 16.192 122.132 11.045<br />

1973 5.600 4.400 22.521 155.462 18.916<br />

1974 7.200 5.750 22.978 182.789 15.660<br />

1975 8.853 7.605 31.072 206.629 23.230<br />

1976 11.066 9.505 48.940 244.114 22.677<br />

1977 13.279 11.605 37.791 295.770 33.344<br />

1978 15.492 18.788 44.659 365.907 48.168<br />

1979 20.656 25.554 56.138 441.161 48.189<br />

1980 24.787 24.171 83.247 542.625 81.621<br />

1981 27.266 31.896 52.050 624.145 123.352<br />

1982 35.500 36.666 90.223 738.606 101.305<br />

1983 35.500 36.666 118.797 879.582 89.954<br />

1984 35.500 58.077 189.312 1.027.233 118.711<br />

1985 40.711 63.997 367.412 1.117.213 122.659<br />

FUENTE: Memorias del Banco de <strong>Santander</strong> y Anuarios Estadísticos<br />

del Consejo Superior Bancario.<br />

Acreedores<br />

Bancos y Cajas de Ahorro<br />

Total Activo (a)<br />

Otros pasivos<br />

de resultados de la banca se caracterizó por<br />

una notable estabilidad con relación al balance<br />

medio. 39 La rentabilidad se mantuvo elevada<br />

porque, con los tipos de interés regulados,<br />

pero con la banca como principal suministrador<br />

de financiación, ésta pudo mantener unos<br />

confortables márgenes de intermediación y<br />

ordinarios, y trasladar a su clientela los gastos<br />

de explotación que, en este periodo, mantuvieron<br />

también una relación relativamente estable<br />

respecto al balance medio. Con unos saneamientos<br />

y provisiones muy reducidos, la rentabilidad<br />

media se mantuvo alta y estable.<br />

Desde mediados de esa misma década se<br />

inició un encarecimiento progresivo de los<br />

costes de explotación, en parte por el mayor dinamismo<br />

de la inflación salarial, pero también<br />

por el crecimiento de la red tras la flexibilización<br />

parcial de la normativa que regulaba la<br />

apertura de oficinas. La política de paulatina<br />

liberalización de los tipos de interés, por su<br />

parte, se reflejó en el crecimiento tanto de los<br />

ingresos como de los costes financieros medios,<br />

aunque superior el de los primeros, de<br />

forma que el margen ordinario fue creciendo<br />

en paralelo con los gastos de explotación. Dicho<br />

en otras palabras, la banca pudo todavía<br />

trasladar a su clientela el encarecimiento de sus<br />

La rentabilidad media del activo<br />

de la entidad cántabra fue superior<br />

a la del conjunto de los cinco grandes<br />

bancos en todo el periodo para el<br />

que se dispone de datos<br />

costes, financieros y de explotación, sin que la<br />

rentabilidad media se viera seriamente afectada,<br />

aunque iniciara un moderado retroceso.<br />

Progresivamente, con la crisis económica y<br />

bancaria dejando sentir sus efectos; con los salarios<br />

creciendo exponencialmente; con los resultados<br />

de las operaciones con valores retrocediendo,<br />

y, sobre todo, con el fuerte aumento registrado<br />

en los saneamientos y provisiones ante el mayor<br />

riesgo de los activos, el descenso de la rentabilidad<br />

media, excepto en algún año aislado, se<br />

hizo más acusado. Desde 1982, con la inflación<br />

empezando a ceder, los ingresos y los costes<br />

medios, financieros y de explotación, también<br />

fueron retrocediendo, pero ahora el descenso<br />

de los ingresos fue mayor que la caída de<br />

los costes; además, el deterioro en el margen ordinario<br />

fue superior a la reducción de los gastos<br />

no financieros, con el consiguiente retroceso<br />

del margen de explotación, al que se superpuso<br />

el imparable aumento de los saneamientos y<br />

provisiones. El resultado fue un retroceso visible<br />

de la rentabilidad bancaria, que no se detuvo<br />

hasta 1984. De hecho, hay que esperar<br />

a 1985 para comprobar cómo, tras más de una<br />

década de descensos, la línea de la rentabilidad<br />

bancaria parece invertir su tendencia.<br />

La evolución a lo largo de esta etapa de los<br />

resultados del Banco de <strong>Santander</strong> respondió a<br />

estos mismos rasgos descritos para el conjunto<br />

del sistema financiero. El Banco consiguió<br />

que su rentabilidad media creciera en la época<br />

de auge, e incluso hasta 1976, manteniéndose<br />

después relativamente estable, hasta 1981.<br />

A partir de esta última fecha, aunque el diferencial<br />

favorable al <strong>Santander</strong> con respecto a<br />

otros bancos no desaparece, el perfil de su evolución<br />

es ya similar, y los resultados medios<br />

van retrocediendo.<br />

En el gráfico 1 se ha recogido la rentabilidad<br />

media del activo del Banco de <strong>Santander</strong><br />

y la de los cinco grandes, obtenidas como cociente<br />

entre el beneficio antes de impuestos y el<br />

tamaño medio del balance; las cifras calculadas<br />

son, por tanto, una aproximación al coeficiente<br />

ROA. La rentabilidad de la entidad cántabra<br />

fue superior a la del conjunto de los cinco grandes<br />

en todo el periodo para el que se dispone de<br />

datos. De hecho, cuando se empezaron a sentir<br />

los efectos negativos de la primera crisis del<br />

petróleo, el Banco consiguió incluso mayores<br />

rentabilidades relativas. Aunque las diferencias<br />

se acortaron en algún año aislado, se mantuvieron,<br />

en general, elevadas, si bien disminuyendo<br />

suavemente en los últimos años del periodo.<br />

En el gráfico 2 aparece la rentabilidad de<br />

los recursos propios —ROE, en la terminología<br />

financiera— medida como cociente entre<br />

los beneficios antes de impuestos y la media<br />

anual de la suma del capital más las reservas.<br />

Se observa que también esta ratio es mayor<br />

en el Banco de <strong>Santander</strong> aunque, en este<br />

caso, la diferencia se fue reduciendo a medida<br />

que la relación entre recursos propios y ajenos<br />

de la entidad se fue haciendo mayor que la del<br />

resto de la banca, sobre todo desde mediados<br />

de la década, y especialmente cuando, a partir<br />

del inicio de la crisis económica general,<br />

el <strong>Santander</strong> reforzó sus políticas prudenciales<br />

con relación a las del promedio de la gran<br />

banca, aumentando la proporción relativa de<br />

sus recursos propios.<br />

A igualdad de beneficio, cuanto mayores<br />

son los recursos propios menor es su rentabilidad;<br />

pero esta obviedad matemática oculta la<br />

trascendencia de la decisión estratégica sobre<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 233


Cuenta de resultados y su distribución (1963-1985)<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

Ingresos del ejercicio<br />

Gastos fi nancieros<br />

Gastos generales<br />

1963 1.208 573 429 24 181 50 81 50<br />

1964 1.333 578 489 20 246 56 120 70<br />

1965 1.627 689 637 20 281 66 130 85<br />

1966 2.063 936 704 20 403 83 200 120<br />

1967 2.901 1.386 902 37 577 107 322 148<br />

1968 3.740 1.797 1.112 64 767 149 400 219<br />

1969 4.469 2.039 1.386 67 977 214 500 263<br />

1970 5.833 2.843 1.786 97 1.107 267 500 340<br />

1971 7.351 3.702 2.201 140 1.309 354 606 349<br />

1972 8.696 3.988 2.820 157 1.732 411 800 521<br />

1973 11.432 5.042 3.573 201 2.616 522 1.350 745<br />

1974 16.491 8.268 4.663 230 3.330 645 1.800 885<br />

1975 20.064 8.933 6.180 848 4.103 844 1.900 1.360<br />

1976 25.456 10.559 8.786 1.203 4.909 1.125 2.100 1.685<br />

1977 34.345 14.152 11.812 3.684 4.697 1.377 1.725 1.595<br />

1978 48.393 20.077 14.550 8.301 5.465 1.892 2.100 1.473<br />

1979 59.057 25.090 18.472 8.840 6.656 2.418 2.800 1.438<br />

1980 81.360 40.192 22.488 9.539 9.142 2.941 4.000 2.201<br />

1981 105.883 55.261 26.054 12.765 11.803 4.734 4.250 2.819<br />

1982 133.087 77.527 31.456 11.528 12.576 5.106 4.000 3.470<br />

1983 145.947 81.246 34.001 16.724 13.976 5.591 4.500 3.885<br />

1984 166.774 92.693 36.913 21.710 15.458 5.858 5.500 4.100<br />

1985 209.667 114.880 40.787 35.586 18.414 6.826 6.850 4.738<br />

FUENTE: Memorias del Banco de <strong>Santander</strong> y Anuarios Estadísticos<br />

del Consejo Superior Bancario.<br />

Ratios de rentabilidad y efi ciencia (1963-1985)<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

Rentabilidad<br />

económica<br />

Rentabilidad<br />

fi nanciera<br />

Efi ciencia<br />

1963 0,72 21,76 67,66<br />

1964 0,81 27,39 64,77<br />

1965 0,77 23,37 67,87<br />

1966 0,96 23,29 62,47<br />

1967 1,15 27,65 59,52<br />

1968 1,26 31,69 57,22<br />

1969 1,33 30,45 57,03<br />

1970 1,24 23,51 59,74<br />

1971 1,20 22,33 60,30<br />

1972 1,24 25,00 59,89<br />

1973 1,44 29,40 55,91<br />

1974 1,51 29,02 56,70<br />

FUENTE: Memorias del Banco de <strong>Santander</strong>.<br />

Rentabilidades calculadas con los beneficios antes de impuestos.<br />

234 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

Amortizaciones, dotaciones y<br />

saneamientos<br />

Benefi cios antes de impuestos<br />

Dividendos<br />

Reservas<br />

Impuestos<br />

Rentabilidad<br />

económica<br />

Rentabilidad<br />

fi nanciera<br />

Efi ciencia<br />

1975 1,60 27,91 55,52<br />

1976 1,60 26,52 58,97<br />

1977 1,29 20,67 58,49<br />

1978 1,24 18,47 51,38<br />

1979 1,23 16,54 54,38<br />

1980 1,36 19,21 54,63<br />

1981 1,46 21,83 51,47<br />

1982 1,35 19,15 56,62<br />

1983 1,29 19,37 52,55<br />

1984 1,19 18,65 49,83<br />

1985 1,17 18,57 43,03<br />

el grado de apalancamiento —recursos ajenos/<br />

recursos propios— con el que funcione una<br />

entidad bancaria. En última instancia, a igualdad<br />

de riesgos, cuanto menor es el apalancamiento<br />

mayor es la solvencia de la entidad.<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> que, en esta etapa, y<br />

sobre todo desde el inicio de la crisis, cabe calificar<br />

de poco apalancado, tuvo la capacidad de<br />

extraer altos beneficios del total de sus recursos<br />

de forma que, pese a su menor apalancamiento,<br />

mantuvo una rentabilidad elevada de sus<br />

fondos propios y, al tiempo, la sólida solvencia<br />

por ellos proporcionada. Además, este rasgo de<br />

gestión prudente que se percibe en la filosofía<br />

gerencial de la entidad en todo el periodo fue<br />

La captación de pasivo fue uno de<br />

los objetivos fundamentales. Las cifras<br />

de los depósitos aumentaron de<br />

año en año hasta sobrepasar el<br />

billón de pesetas en 1985<br />

especialmente acusado desde el inicio mismo<br />

de las dificultades de la economía real, cuando<br />

en muchos sectores, incluido el bancario, la<br />

reacción de «huida hacia delante» fue un comportamiento<br />

generalizado.<br />

Es importante señalar, como rasgo diferencial,<br />

que el mejor resultado conseguido por el<br />

Banco de <strong>Santander</strong> en el margen ordinario se<br />

debió a la mayor rentabilidad de sus operaciones<br />

activas y no al menor coste de sus pasivos. En el<br />

gráfico 3 aparece la ratio entre los productos obtenidos<br />

y el balance total medio que, como puede<br />

observarse, fue siempre mayor en la entidad<br />

cántabra. Este resultado favorable obtenido desde<br />

el lado de los productos del activo se explica,<br />

en buena medida, por otra de las opciones estratégicas<br />

importantes de la entidad en esta fase de<br />

su historia, que fue su decidida preferencia por<br />

las operaciones de descuento de efectos, de las<br />

que supo extraer una alta rentabilidad que compensó<br />

con creces los mayores costes de explotación<br />

que la gestión de tales operaciones suele<br />

comportar. No obstante, también aquí la tendencia<br />

se fue suavizando a medida que progresaba<br />

la modernización del Banco y, como ya se<br />

señaló, se fue «perdiendo el miedo» al crédito.<br />

Dicho en otras palabras, el crédito fue ganando<br />

peso en el balance del Banco a medida que las<br />

mejoras de su gestión fueron disminuyendo la<br />

relación entre su riesgo y su rentabilidad, y coincidiendo<br />

con el descenso en la demanda de<br />

descuento comercial inducido por la crisis general<br />

de la economía.<br />

El margen ordinario obtenido por el Banco<br />

compensó con creces la incidencia de estos mayores<br />

costes de explotación, lo que explica que,<br />

pese a ellos, la rentabilidad fuera más alta. En<br />

el gráfico 5 se recoge, para el Banco de <strong>Santander</strong><br />

y para el total de los cinco grandes, la evolución<br />

del margen ordinario, definido como la<br />

diferencia entre la totalidad de sus productos y<br />

sus costes financieros en porcentaje del balance<br />

total medio. Esta ratio también fue superior<br />

en el <strong>Santander</strong> al promedio que observamos<br />

para el conjunto de las otras entidades que formaban<br />

el grupo de la gran banca.<br />

Sabemos que en estos años el Banco de <strong>Santander</strong><br />

desarrolló una estrategia de captación de<br />

un tipo de clientela que, en la valoración de sus<br />

gestores, pudiera responder al perfil más favorable<br />

cuando la competencia entre las propias<br />

entidades de crédito y con otros mercados fuera<br />

ya un hecho irreversible. La apuesta por una red<br />

de oficinas amplia y bien gestionada sería parte<br />

de esa estrategia, aunque impusiera unos gastos<br />

de explotación relativamente mayores, como<br />

parece haber sido el caso, tal como se observa en<br />

el gráfico 6. Desde mediados de los años setenta,<br />

cuando se flexibiliza la normativa sobre apertura<br />

de oficinas, los costes de explotación del Banco de<br />

<strong>Santander</strong> empiezan a ser superiores. No se dispone<br />

de datos que permitan calibrar la incidencia<br />

de la red de oficinas en este resultado, pero<br />

seguramente contribuyó en una medida importante,<br />

aunque la política salarial conciliadora<br />

de la entidad también pudo introducir algún<br />

elemento de mayor presión relativa adicional.<br />

Pero aunque los gastos de explotación se situaron<br />

por encima de la marca media del resto de<br />

la banca, ello no impidió que el margen de explotación<br />

del <strong>Santander</strong> fuese superior; esto se<br />

explica por la sencilla razón de que los ingresos<br />

de su actividad ordinaria fueron más que suficientes<br />

para compensar con holgura los costes<br />

generales, como se observa en el gráfico 7.<br />

En el gráfico 8 se recoge la llamada ratio de<br />

eficiencia, que en el análisis financiero se define<br />

como cociente entre los gastos de explotación<br />

y el margen ordinario, por lo que se advierte<br />

a los lectores no muy familiarizados con esta<br />

terminología que la eficiencia es mayor cuanto<br />

menor es la ratio, en este caso, la del Banco de<br />

<strong>Santander</strong>. Se confirmaría así la tesis defendida<br />

por el presidente Botín de que en esta etapa tan<br />

difícil en la historia económica de España la<br />

clave no era competir en tamaño, en número de<br />

oficinas o en tipos de interés, sino en eficiencia.<br />

Las propias memorias de la entidad documentan<br />

ampliamente la importancia atribuida


a este factor, la eficiencia, con múltiples referencias<br />

a las inversiones en equipo productivo<br />

—sobre todo informático— racionalización del<br />

trabajo y formación de los empleados.<br />

La apuesta del Banco de <strong>Santander</strong> a favor<br />

de una red de oficinas extensa está ampliamente<br />

documentada en sus memorias anuales<br />

y era una opción defendida personalmente<br />

por su presidente. Si toda la banca española se<br />

vio forzada a competir con las sucursales en la<br />

captación de clientes ante los controles de los<br />

tipos de interés, tal comportamiento fue más<br />

decidido en el caso del Banco de <strong>Santander</strong><br />

porque respondía a una estrategia más amplia<br />

de su negocio bancario a través de su actividad<br />

comercial minorista. En el gráfico 9 se recoge<br />

la evolución del porcentaje de las oficinas<br />

del Banco de <strong>Santander</strong> sobre el total de oficinas<br />

del conjunto de la banca nacional. Desde<br />

que se dispone de datos comparativos, que<br />

coinciden con el inicio de la flexibilización de<br />

las normas que regulaban su apertura, el crecimiento<br />

del número de oficinas del Banco de<br />

<strong>Santander</strong> fue superior al del promedio de la<br />

banca, aunque ya en los años ochenta se fuera<br />

suavizando esa tendencia.<br />

A la vista de la información gráfica presentada,<br />

lo que se constata es que el Banco de<br />

<strong>Santander</strong>, con una amplia red de oficinas, y<br />

con una proporción relativamente elevada de<br />

recursos propios, logró una alta rentabilidad<br />

tanto con relación a estos últimos como al tamaño<br />

de su balance. Un gráfico adicional refuerza<br />

la hipótesis de que la mayor eficacia del<br />

conjunto de su red explicaría este resultado.<br />

En efecto, como se observa en el número 10,<br />

la ratio de beneficio por empleado del <strong>Santander</strong><br />

estuvo siempre por encima de la estimada<br />

para la gran banca, muestra inequívoca de una<br />

mayor productividad de la entidad presidida<br />

por Emilio Botín. Por su parte, los gráficos 11<br />

y 12 reflejan con nitidez la especialización de<br />

la sociedad cántabra: su preferencia y vocación<br />

comercial quedan bien patentes al examinar<br />

la línea ascendente de la proporción que representaba<br />

el descuento de papel; y la misma<br />

conclusión cabe obtener sobre su dedicación<br />

al crédito mercantil, cuyo porcentaje en el total<br />

de la banca se mantuvo relativamente estable.<br />

Sumadas estas dos rúbricas, la actividad del<br />

<strong>Santander</strong> en este campo, crédito y negociación<br />

de efectos, supuso cerca del 15 por ciento<br />

del conjunto de la banca nacional.<br />

En cuanto a las ratios de la distribución de<br />

los beneficios con relación al balance medio, recogidas<br />

en los gráficos 13 y 14, la comparación<br />

entre el <strong>Santander</strong> y la gran banca pone de<br />

relieve, una vez más, ese rasgo de prudencia<br />

en la gestión del negocio al que tantas veces<br />

hemos hecho referencia. Pese a disfrutar de<br />

mayores beneficios relativos, que le permitieron<br />

repartir dividendos por encima de los<br />

distribuidos por la banca nacional, lo cierto es<br />

que la entidad cántabra también aplicó a reservas<br />

una proporción de sus ganancias superior<br />

a la que destinaron el resto de las entidades.<br />

De hecho, si como se hace en el gráfico 15, lo<br />

que se compara es el dividendo con relación a<br />

los beneficios antes de impuestos, la ratio obtenida<br />

(pay out en la terminología financiera)<br />

es inferior en el Banco de <strong>Santander</strong>, al menos<br />

hasta principios de los años ochenta. Aunque<br />

el dividendo sea sólo una parte de la verdadera<br />

retribución del capital y, por tanto, el pay<br />

out sea tan sólo uno de los indicadores que los<br />

Los beneficios netos durante todo<br />

este periodo combinaron su<br />

senda alcista alcanzando los 13.676<br />

millones de pesetas en 1985<br />

accionistas tienen en cuenta en el complejo cálculo<br />

de la rentabilidad esperada de sus inversiones,<br />

ello no invalida la impresión general de<br />

que el Banco favoreció, por tradición y prudencia,<br />

la constitución de unas buenas reservas.<br />

En síntesis, el Banco de <strong>Santander</strong> desarrolló<br />

un modelo de gestión que, basado en el<br />

muy eficaz aprovechamiento del progreso técnico<br />

en su sentido más amplio, aplicado a un<br />

negocio esencialmente comercial y minorista,<br />

le permitió crecer y acortar distancias con sus<br />

competidores, al tiempo que obtenía una alta<br />

rentabilidad de sus recursos, pero con un riguroso<br />

cuidado de sus riesgos y de su solvencia.<br />

Al concluir este periodo el Banco había pasado<br />

a ser uno de los grandes.<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> fue el más rentable<br />

pese a que su crecimiento se basó en un aumento<br />

relativo mayor de su red de oficinas, lo que<br />

trajo consigo unos gastos de explotación relativos<br />

también más elevados, que, sin embargo,<br />

pudieron ser ampliamente compensados gracias<br />

a una mayor eficiencia en la utilización de<br />

los recursos humanos y materiales. Esa rentabilidad<br />

superior se consiguió, además, sin detrimento<br />

de los niveles de solvencia y sin relajar<br />

los criterios sobre riesgos, cuya estricta vigilancia<br />

fue una de las características más sobresalientes<br />

de la política del Banco. Asimismo,<br />

la mayor rentabilidad de la entidad cántabra<br />

frente a sus competidores fue compatible con<br />

una estrategia prudente de dotaciones y saneamientos,<br />

y con una conservadora conducta en<br />

lo relativo a distribución de beneficios; y así,<br />

la elevada remuneración al accionista, que fue<br />

uno de los objetivos irrenunciables de Emilio<br />

Botín, se compaginó hábilmente con el continuo<br />

fortalecimiento de las reservas de la entidad.<br />

En suma, y a la vista del relato que se ha<br />

hecho en este capítulo, no debe resultar extraño<br />

que el Banco de <strong>Santander</strong> en 1985 fuese,<br />

como se ha dicho, el más rentable, el más eficiente<br />

y el más solvente.<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 235


1. Benefi cios (sobre activos totales medios)<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

<strong>Santander</strong> Cinco grandes<br />

1.5<br />

1.0<br />

0.5<br />

0<br />

1971 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 1985<br />

2. Benefi cios (sobre recursos propios)<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

<strong>Santander</strong> Total banca<br />

35<br />

30<br />

25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

1971 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 1985<br />

3. Productos (sobre activos totales medios)<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

<strong>Santander</strong> Cinco grandes<br />

9<br />

8<br />

7<br />

6<br />

5<br />

4<br />

3<br />

1971 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 1985<br />

4. Costes fi nancieros (sobre activos totales medios)<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

<strong>Santander</strong> Cinco grandes<br />

6<br />

5<br />

4<br />

3<br />

2<br />

1<br />

1971 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 1985<br />

5. Margen ordinario (sobre activos totales medios)<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

<strong>Santander</strong> Cinco grandes<br />

5<br />

4<br />

3<br />

2<br />

1<br />

1971 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 1985<br />

NOTA: Los cinco grandes son Banco Central, Banco Español de Crédito, Banco Hispanoamericano, Banco de Bilbao y Banco de <strong>Santander</strong>.<br />

236 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

6. Gastos de explotación (sobre activos totales medios)<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

<strong>Santander</strong> Cinco grandes<br />

2.5<br />

2.0<br />

1.5<br />

1.0<br />

1971 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 1985<br />

7. Margen de explotación<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

<strong>Santander</strong> Cinco grandes<br />

3<br />

2<br />

1<br />

0<br />

1971 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 1985<br />

8. Ratio de efi ciencia (gastos explotación/margen ordinario)<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

<strong>Santander</strong> Cinco grandes<br />

80<br />

70<br />

60<br />

50<br />

40<br />

1971 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 1985<br />

9. Número de ofi cinas: Banco <strong>Santander</strong>/Banca nacional<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

<strong>Santander</strong><br />

11<br />

10<br />

9<br />

8<br />

7<br />

1975 76 77 78 79 80 81 82 83 84 1985<br />

10. Benefi cio por empleado<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

<strong>Santander</strong> Banca Nacional<br />

3<br />

2<br />

1<br />

1975 76 77 78 79 80 81 82 83 84 1985<br />

11. Cartera de efectos<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

<strong>Santander</strong>/Total banca<br />

8<br />

7<br />

6<br />

5<br />

4<br />

3<br />

1959 61 63 65 67 69 71 73 75 77 79 81 1983<br />

12. Créditos<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

<strong>Santander</strong>/Total banca<br />

12<br />

9<br />

6<br />

3<br />

0<br />

1959 61 63 65 67 69 71 73 75 77 79 81 1983<br />

13. Dividendos (sobre activos totales medios)<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

<strong>Santander</strong> Cinco grandes<br />

0,50<br />

0,25<br />

0,00<br />

1971 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 1985<br />

14. Aplicación de beneficios a reservas (sobre activos totales medios)<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

<strong>Santander</strong> Cinco grandes<br />

0,75<br />

0,50<br />

0,25<br />

0,00<br />

1971 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 1985<br />

15. Dividendos/benefi cios (pay out )<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

<strong>Santander</strong> Cinco grandes<br />

60<br />

50<br />

40<br />

30<br />

20<br />

1971<br />

72 73<br />

74<br />

75<br />

76<br />

77<br />

78<br />

79<br />

80<br />

81 82 83 84 1985


Jardines de Puente San Miguel<br />

En la entonces finca familiar, situada en la localidad de Puente<br />

San Miguel, nació Emilio Botín Sanz de Sautuola, quien<br />

toda su vida se preocupó de la conservación y protección de este<br />

hermoso entorno natural, declarado Jardín histórico en 1986.


238 LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985<br />

NOTAS<br />

1. Dejemos constancia aquí de que desde 1966 el Banco de <strong>Santander</strong> cotizaba ya, como el resto de los bancos nacionales, en las tres bolsas<br />

españolas de entonces, Madrid, Barcelona y Bilbao.<br />

2. Sobre la economía española de este periodo lo mejor y más reciente está en Barciela, López, Melgarejo y Miranda, La España de Franco<br />

(1939-1975). Economía (2001); Fuentes Quintana, «Tres decenios de la economía española en perspectiva», en García Delgado (ed.), España.<br />

Economía (1988); Martínez Serrano et al, La economía española: 1960-1980. Crecimiento y cambio estructural (1982); Serrano Sanz y<br />

Pardos, «Los años del crecimiento, 1959-1975», en Comín, Hernández y Llopis, Historia económica de España, siglos XIX y XX (2005).<br />

3. Sobre el sistema financiero de esta etapa véase Faus Mompart, Regulación y desregulación. Notas para la historia de la banca española (2001);<br />

Gil, El sistema financiero español. Banco de España (1986); Ontiveros y Valero, «El sistema financiero. Instituciones y funcionamiento», en<br />

García Delgado (ed.), España Economía (1988); Pons Brias (2002), Regulating Spanish Banking, 1939-1975 (2002).<br />

4. Los nueve planes permitieron la apertura de 2.569 nuevas oficinas, casi tantas como las 2.758 existentes al finalizar el statu quo. En agosto<br />

de 1974 un decreto estableció, por fin, el principio de libertad de expansión, lo cual permitió que en los siguientes cuatro años se abriesen<br />

5.658 oficinas, hasta que la crisis vino a frenar esta multiplicación exagerada de agencias, con lo que al final de este periodo y antes de que<br />

se iniciara la crisis bancaria la banca española había crecido desde 2.758 oficinas en 1963 hasta 11.095 oficinas en diciembre de 1978.<br />

5. Cuervo, La crisis bancaria en España, 1977-1985 (1988). Véase también Tauler Romero, «Las crisis bancarias», en Enciclopedia de la economía<br />

española y Comunidad Económica Europea (1985).<br />

6. La familia Quijano estuvo representada por José María Quijano y Secades, quien se había incorporado en 1960, año del fallecimiento de<br />

Ramón Quijano de la Colina; y tras la prematura muerte en 1966 de José María en un accidente, su puesto fue ocupado por su hermano,<br />

Ramón Quijano y Secades.<br />

7. Cesó en 1999, tras la fusión con el Central Hispano.<br />

8. Cesó en el cargo de consejero tras la fusión con el Central Hispano.<br />

9. Las declaraciones y quejas del presidente en Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias, 1963-1969.<br />

10. Ginzo de Limia, Puebla de Trives y Verín.<br />

11. Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias, 1967 y 1968.<br />

12. Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias, 1969 y 1970.<br />

13. Ver las declaraciones de Atilano Matilla en El <strong>Santander</strong> (marzo, 1989).<br />

14. Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias, 1978, 1979 y 1980.<br />

15. Los activos del grupo de bancos de Rumasa, sin cuentas de orden, representaban cerca del cinco por ciento del total de la banca. Existen diversas<br />

estimaciones del coste de la operación Rumasa, pero el orden de magnitud de todas ellas es similar: en torno a los quinientos mil millones de pesetas.<br />

16. Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias, 1978-1984.<br />

17. En esa fecha Rumasa poseía el cien por cien del primero y el 79,7 por ciento del segundo. El Banco Condal había sido intervenido con<br />

carácter provisional en enero de 1982.<br />

18. Como ya se explicó, los bancos contribuyeron al saneamiento del sistema a través del Fondo de Garantía de Depósitos y con otras formas<br />

de ayuda, incluida la suscripción de la Deuda Pública especial emitida para la financiación del caso Rumasa. En algunos casos, como en el<br />

saneamiento del Banco Urquijo-Unión, la gran banca, y con ella el Banco de <strong>Santander</strong>, complementó con financiación otorgada directamente<br />

al Banco Hispanoamericano, las cuantiosas ayudas por él recibidas, también de forma directa, del Banco de España y del Fondo de<br />

Garantía de Depósitos.<br />

19. Una excepción en la preferencia por la proximidad en la estrategia de desarrollo geográfico de la red fue Canarias, en la que el Banco se<br />

instaló pronto y a la que dedicó muchos esfuerzos, incluidos los imprescindibles viajes de control y auditoría interna, a los que se sumaba,<br />

con frecuencia, el propio presidente del Banco.<br />

20. Los gastos en equipo informático se acogieron a las importantes ventajas fiscales que en esos años se concedían a las inversiones en bienes<br />

de equipo. Para ello se constituyó el llamado Fondo de Previsión de Inversiones, que permitía beneficiarse de las exenciones fiscales con la<br />

máxima flexibilidad en lo que se refiere al periodo de realización del gasto y a su importe, pudiendo desgravarse con cargo a la Previsión<br />

constituida en periodos anteriores o posteriores.<br />

21. De hecho, la selección del equipo inicial no fue del todo afortunada, porque la empresa francesa Bull, con todos sus recursos dedicados al<br />

desarrollo del Bull Gamma 60, había comprado el Gamma 30 a la RCA americana de forma un tanto subrepticia para no enturbiar su imagen<br />

de líder francés en alta tecnología. El objetivo de Bull era competir también con su propia marca en una gama de ordenadores de menor<br />

envergadura que su proyectado Gamma 60, línea modesta en la que el IBM 1401 se estaba imponiendo. La colocación de un ordenador<br />

de menor escala, pero de la propia casa, era una estrategia obligada para luego poder situar al Gamma 60 en la línea de reposición hacia<br />

categorías más altas a medida que los clientes fueran ampliando sus instalaciones. Pero la Bull fue comprada a mediados de los sesenta por<br />

la General Electric, antes de que terminara su proyecto Gamma 60, y la empresa compradora impuso sus propios productos en la línea de<br />

reposición de los de Bull. De hecho, el Banco de <strong>Santander</strong> se cambió a IBM tan pronto hubo de ampliar su capacidad. Ello no significa que<br />

el Bull Gamma 30 no diera prestaciones muy competitivas con las del IBM 1401 y tuviera también un éxito reconocido y una utilización bastante<br />

extendida entre otros bancos europeos, pero sus compradores se vieron forzados a una readaptación a la tecnología de otra empresa<br />

cuando desearon ampliar su capacidad.<br />

22. Castells, El desafío tecnológico. España y las nuevas tecnologías (1986), cap. 6: «La informatización de la banca en España».<br />

23. «The Spanish Bank Stocks: An Improvement in the Spanish Economic and Financial System Presents Attractive Investment Opportunities»,<br />

Salomon Brothers Inc., diciembre de 1986.<br />

24. Durante los muchos años en que José González estuvo al frente de la Central Contable, su temperamento entusiasta y dinámico dejó huella<br />

dentro y fuera del Banco, popularizándose su apelativo familiar de Pepín González. Como participó activamente en numerosos foros y<br />

seminarios sobre el tema de la informatización y racionalización de la banca española, se ha dispuesto de sus trabajos mecanografiados<br />

con el contenido de sus ponencias, que han servido de útil bibliografía sobre el tema. Una síntesis de su contenido puede encontrarse en<br />

«Tecnología moderna al servicio del trabajo humano y eficaz en la banca de hoy hacia el futuro», en Trabajo humano y eficaz en la banca<br />

(octubre 1985). En 1981 José González, entonces subdirector general y director de la Central Contable, fue nombrado director general<br />

adjunto, siendo jefe de organización y mecanización y responsable de inmuebles, intervención y personal.<br />

25. En 1984 el Banco participaba con un 23,81 por ciento del capital.<br />

26. El Banco de Bilbao fue el primero y el más activo en la emisión de tarjetas Visa, un ejemplo de que, como ya se ha señalado, también esa<br />

institución supo fraguar sus propias ventajas relativas en estos años.<br />

27. En la publicación ya mencionada Trabajo humano y eficaz en la banca (octubre 1985), aparecen otros artículos sobre la introducción de las<br />

tecnologías informáticas en los sistemas financieros en aquellos años, entre los que el de José Ramón Valcárcel, «Tecnología eficaz al servicio<br />

de las relaciones banca-bolsa», ilustra muy bien sobre uno de los numerosos e importantes frentes antes citados de cooperación entre<br />

los agentes del sistema financiero en la racionalización y paralela informatización, en este caso en los mercados de valores.<br />

28. Antiguos responsables del Banco nos han proporcionado una valiosa descripción del desarrollo de sus carreras profesionales en sucursales.<br />

29. Las carreras profesionales de David Arce, José Luis Gómez Alciturri y Serafín Méndez son un ejemplo notable de ese valioso activo intangible<br />

en la historia del Banco que constituye la excepcional categoría profesional de buena parte de su personal directivo.<br />

30. Se enumeran a continuación, de acuerdo con el orden con el que aparecen en la lista, las personas que seguían en el equipo directivo del<br />

Grupo en 1992: José María Fernández Castañeda, José Luis Marauri Bujanda, Julio Novo Polidura, Abelardo Alonso Botín, Rafael Alonso<br />

Botín, David Arce, José Luis Díaz Fernández, Atilano Matilla —que, hasta 1993 inclusive, sustituyó a César Martínez Beascoechea como<br />

secretario del Consejo—, Casto de la Mora, Antonio Torío Gil, Fausto Álvarez Muñoz, Benito Cantalapiedra, José Illana Romano, Luis<br />

Laita de Mier, Pedro Saiz Rodríguez, Lorenzo Solana López y Emilio Tarrero Vega. En 1994 la lista se reduce ya a José María Fernández-<br />

Castañeda, en Bolsa; David Arce, en Auditoría; Casto de la Mora, en Banca Comercial en España; Benito Cantalapiedra, presidente del<br />

Banco de <strong>Santander</strong> Puerto Rico; José Illana Romano, en Grandes Empresas; y Luis Laita de Mier, en Filiales no Financieras. Todos ellos<br />

continuaban en el equipo directivo de 1998.


Cheque de 1970<br />

A partir de 1969, comienza la<br />

creciente mecanización de las<br />

operaciones contables. Esto conllevaba<br />

un asombroso ahorro de tiempo y<br />

la posibilidad de ofrecer un mayor<br />

número de productos cada vez más<br />

complejos.<br />

31. Aunque desde 1972 hasta 1985 las memorias no ofrecen ningún dato sobre la participación accionarial directa del Banco de <strong>Santander</strong> en<br />

Bankinter, en este último ejercicio se lee que Bankinter se encuentra entre las «entidades financieras vinculadas al grupo, pero no consolidables<br />

por no alcanzar nuestra participación en ellas el 20 por ciento de su capital social».<br />

32. Reproducida en Banco de <strong>Santander</strong>, Veinte años de banca en América (1982).<br />

33. «Cincuenta y seis años de historia del Banco». Discurso de Emilio Botín en Madrid, El <strong>Santander</strong> (1987).<br />

34. Lo que sigue se toma de Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias, 1966-1986.<br />

35. La información que sigue se toma de Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias, 1963-1980.<br />

36. La información que sigue procede de Banco de <strong>Santander</strong>, Memorias, 1965-1985.<br />

37. En el caso del <strong>Santander</strong>, los datos del Consejo Superior Bancario coinciden sin apenas desviaciones con los que aparecen en sus memorias<br />

anuales.<br />

38. Aunque la información aquí utilizada sea razonablemente homogénea y coherente, sus particularidades hacen que las ratios calculadas no<br />

sean comparables con las obtenidas por el Banco de España en los análisis que esta institución ha venido recogiendo anualmente en su<br />

Boletín Económico, ya que para su elaboración contaba con los estados confidenciales suministrados por los bancos, no disponibles para<br />

analistas externos. No obstante, pese a las diferencias en los valores absolutos, ambas fuentes de información coinciden en los rasgos generales<br />

de su evolución.<br />

39. Obviamente las magnitudes monetarias recogen en su crecimiento la tasa de inflación, por lo que el análisis se basa en las cifras divididas<br />

por una variable de referencia, en este caso el balance medio.<br />

LOS CIMIENTOS DEL ÉXITO, 1963-1985 239


Un Grupo financiero mundial<br />

1986 2006<br />

Desde el ingreso en la Comunidad Económica Europea en 1986, España ha<br />

logrado un progreso económico que le ha permitido acercarse a los niveles de<br />

renta por habitante de los países más desarrollados del mundo. Durante este<br />

mismo periodo, el Banco <strong>Santander</strong> se ha convertido en un Grupo fi nanciero<br />

internacional. La más que centenaria entidad española ha alcanzado el<br />

liderazgo en la zona económica del euro y se ha situado entre las diez<br />

instituciones fi nancieras mayores del mundo por capitalización. Tiene una<br />

sólida implantación en dos continentes, América y Europa, dispone de<br />

establecimientos en más de cuarenta países, opera en las tres principales<br />

monedas de la economía mundial, el euro, el dólar y la libra esterlina, y<br />

en todos los segmentos del mercado. Con 10.800 ofi cinas, 69 millones de<br />

clientes repartidos por todo el globo y 130.000 profesionales de muy diversas<br />

nacionalidades, el <strong>Santander</strong> es un banco centenario y global. Todo este<br />

periodo coincide con el liderazgo de Emilio Botín-Sanz de Sautuola y García<br />

de los Ríos, quien preside la entidad desde noviembre de 1986.<br />

240 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

El <strong>Santander</strong> y su logotipo<br />

El logo corporativo del <strong>Santander</strong> fue diseñado en 1986 y<br />

se creó como un desarrollo gráfico de la letra «S»<br />

en movimiento, dando lugar a la llama que simboliza la<br />

imagen de la luz, el calor y la humanidad, complementada<br />

con la base que representa un cimiento sólido de pujanza.<br />

El color rojo actual fue introducido por primera vez en<br />

1989 con motivo del lanzamiento de la «Supercuenta».


<strong>Santander</strong>: un banco mundial 1<br />

El periodo comprendido entre los años 1986 y<br />

2006 ha sido verdaderamente excepcional para<br />

el Grupo <strong>Santander</strong>: dos décadas durante las<br />

cuales la más que centenaria entidad española<br />

ha alcanzado el liderazgo en la zona económica<br />

del euro y se ha situado entre las diez instituciones<br />

financieras más grandes del mundo. A los<br />

ciento cincuenta años de su nacimiento, el <strong>Santander</strong><br />

cuenta con una amplia presencia en dos<br />

continentes, América y Europa; su negocio abarca<br />

todos los segmentos de la actividad bancaria;<br />

sus operaciones se desarrollan simultáneamente<br />

en las tres principales monedas de la economía<br />

internacional, el euro, el dólar y la libra esterlina;<br />

sus clientes se encuentran repartidos por<br />

todos los confines de la geografía mundial y sus<br />

directivos y empleados pertenecen a muy distintas<br />

nacionalidades y hablan idiomas muy diversos.<br />

A lo largo de un siglo y medio, el <strong>Santander</strong><br />

ha recorrido la escala financiera completa: de<br />

pequeña sociedad de crédito local, a entidad<br />

regional y luego a banco de carácter nacional;<br />

conquistado el mercado español, el escalón siguiente<br />

ha sido el mercado internacional. Hoy<br />

el <strong>Santander</strong> ya no es una institución financiera<br />

exclusivamente española. El <strong>Santander</strong>, sin<br />

haber perdido sus raíces cántabras y sin renegar<br />

de sus orígenes vinculados al legendario<br />

paseo del Muelle, es una institución de crédito<br />

mundial, por tamaño y por diversificación<br />

geográfica, por la amplitud de sus operaciones<br />

financieras, por la composición de sus equipos<br />

humanos y por su modelo de gestión.<br />

242 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

Emilio Botín preside un Grupo complejo,<br />

diversificado, grande y prestigioso. Una entidad<br />

que se ha introducido por méritos propios<br />

en la lista financiera de los top ten mundiales.<br />

Su ascenso ha sido vertiginoso, imparable, hasta<br />

cierto punto sorprendente, y lo ha logrado<br />

gracias a que ha mantenido una línea estratégica<br />

coherente: con predominio de la banca comercial,<br />

principal fuente recurrente de sus ingresos,<br />

con una sólida implantación local allá<br />

La esencia del éxito del <strong>Santander</strong><br />

ha sido saber andar un largo camino<br />

sin desviarse de los buenos fundamentos<br />

de la banca comercial<br />

donde opera y con un Consejo de Administración<br />

equilibrado y, sobre todo, bien cohesionado.<br />

Otros dos ingredientes del éxito, que también<br />

forman parte de las señas de identidad del<br />

<strong>Santander</strong>, han sido su instinto competitivo, su<br />

flexibilidad para adaptarse a las circunstancias<br />

externas y adelantarse a los acontecimientos,<br />

y también para aprovechar las oportunidades<br />

del mercado; junto a esto, una cultura inveterada<br />

de estricto control del riesgo, clave sin<br />

la cual no puede entenderse ni su expansión<br />

financiera global ni la calidad crediticia del<br />

Grupo. La esencia del éxito del <strong>Santander</strong> ha<br />

sido saber andar un largo camino sin desviarse<br />

de los buenos fundamentos de la banca comercial,<br />

reuniendo «talento empresarial» allá<br />

donde opera y alargando con prudencia sus tentáculos<br />

financieros hasta abarcar el mundo en<br />

toda su extensión. El <strong>Santander</strong> es una entidad<br />

española, con Consejo de Administración mayoritariamente<br />

español y que todos los años<br />

celebra la Junta General de accionistas en la<br />

próspera capital de Cantabria. Pero también<br />

es una institución financiera americana y europea,<br />

por lo que sus actividades superan con<br />

mucho los límites territoriales de la península<br />

ibérica. Banespa en Brasil, Serfin en México,<br />

<strong>Santander</strong> Santiago en Chile, Totta en Portugal<br />

y Abbey en el Reino Unido, entre otros, así lo<br />

atestiguan. Y puesto que el Grupo <strong>Santander</strong> se<br />

ha universalizado, su historia más reciente ya<br />

no es meramente española sino global.<br />

¿Qué fuerzas han transformado al Grupo <strong>Santander</strong><br />

estos dos últimos decenios? ¿Qué motores<br />

han impulsado su crecimiento? ¿Qué combinación<br />

de ingredientes ha convertido a la entidad<br />

española en una institución de ámbito internacional?<br />

La respuesta no es sencilla, pues al éxito<br />

financiero del <strong>Santander</strong> han contribuido varios<br />

factores. De un lado, la formidable expansión<br />

protagonizada por el Banco a través de alianzas<br />

estratégicas y mediante la adquisición de instituciones<br />

en España, en América y en Europa.<br />

La lista de entidades de crédito incorporadas al<br />

Grupo en los últimos veinte años es interminable<br />

y también son significativos los acuerdos de<br />

cooperación con instituciones internacionales.<br />

La acción conjunta hacia un mismo objetivo de<br />

Tratado de Adhesión de España a las Comunidades Europeas<br />

El 12 de junio de 1985, España y Portugal firmaron su adhesión<br />

a las entonces Comunidades Europeas. La entrada en Europa<br />

supondría la progresiva adaptación del sector financiero español<br />

a las normas y reglas de conducta comunitarias.


UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 243


244 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

los equipos humanos, la tecnología, la innovación,<br />

los sistemas de gestión son otras palancas<br />

de la transformación del <strong>Santander</strong>. Y luego<br />

está, naturalmente, una fuerza con nombre<br />

propio: Emilio Botín, quien en 1986 accedió a<br />

la presidencia del <strong>Santander</strong> y desde entonces<br />

ha dirigido la institución con mano firme, con<br />

ambición y audacia, con espíritu empresarial y<br />

con una sabiduría financiera que nadie discute.<br />

Y así, compras, fusiones y elementos orgánicos<br />

(factores de crecimiento internos originados<br />

dentro del propio Grupo) explican el salto dado<br />

por el Grupo <strong>Santander</strong> en estas dos décadas.<br />

La transformación del <strong>Santander</strong> desde 1986<br />

ha sido a la vez cuantitativa y cualitativa. De una<br />

capitalización bursátil cercana a los 2.500 millones<br />

de euros en 1985 se ha pasado a una cifra<br />

de 88.436 millones en el ejercicio 2006; de un<br />

beneficio neto atribuido de 133 millones a 7.596,<br />

y de 750.000 clientes a 69 millones repartidos<br />

por todo el planeta. Como no podía ser de otra<br />

manera, el mercado ha avalado esta estrategia de<br />

crecimiento impulsando hacia arriba la cotización<br />

de las acciones del <strong>Santander</strong>, cuya rentabilidad<br />

media anual entre 1996 y 2006 ha sido<br />

del 16,5 por ciento, tres puntos por encima de la<br />

rentabilidad del IBEX 35, el principal índice de<br />

la Bolsa española.<br />

En el ámbito cualitativo el salto no ha sido<br />

menor: el modelo de negocio del <strong>Santander</strong><br />

ha evolucionado al tiempo que sus actividades<br />

se han hecho más complejas y diversificadas;<br />

los sistemas de gestión financiera, de clientes,<br />

de riesgos, de compras, de intervención y<br />

auditoría, de tecnología, de imagen y marca<br />

y de directivos se han modernizado ajustándose<br />

a las necesidades de un Grupo que opera<br />

en varios continentes, a través de distintas<br />

entidades (<strong>Santander</strong>, Banesto, Banif, Abbey<br />

National Bank, <strong>Santander</strong> Totta, <strong>Santander</strong><br />

Consumer Finance, <strong>Santander</strong> Banespa, <strong>Santander</strong><br />

Serfin, <strong>Santander</strong> Santiago, por citar las<br />

de mayores dimensiones), en todos los segmentos<br />

del espacio bancario y en mercados desarrollados<br />

y emergentes. Elemento sustancial de esta<br />

transformación cualitativa ha sido la adopción, en<br />

los últimos años, de una política de Gobierno Corporativo<br />

asentada sobre tres pilares: a) los derechos<br />

de los accionistas, eliminando cualquier<br />

tipo de discriminación o blindaje sobre la base del<br />

principio «una acción, un voto, un dividendo»;<br />

b) la transparencia en la información para que<br />

el accionista disponga siempre de datos veraces<br />

y actualizados y c) la representatividad y el equilibrio<br />

del Consejo de Administración: un órgano<br />

que debe representar un porcentaje significativo<br />

del capital y mantener una proporción equilibrada<br />

entre miembros ejecutivos y externos.<br />

El magnífico comportamiento de la economía<br />

española desde su incorporación a las instituciones<br />

de la hoy Unión Europea también ha<br />

contribuido a la transformación del <strong>Santander</strong>.<br />

Porque, en efecto, en los últimos treinta años España<br />

ha registrado un progreso notable impulsado<br />

por dos poderosas fuerzas: la democracia,<br />

instaurada a la muerte de Franco en 1975, y Europa,<br />

a la que nos adherimos en 1985. 2 Con la democracia<br />

llegaron nuevas aspiraciones: el logro<br />

de una sociedad más libre, flexible y justa, y de<br />

una economía más competitiva, menos intervenida,<br />

más eficiente, estable y abierta. De Europa<br />

vino la oportunidad de realizar el tránsito hacia<br />

la modernidad de manera rápida y de la forma<br />

menos traumática posible. La incorporación a las<br />

instituciones comunitarias nos alejó de nuestros<br />

peores fantasmas políticos y nos proporcionó<br />

unos recursos en absoluto despreciables para llevar<br />

a cabo lo que algún autor ha denominado el<br />

«menú programático de la modernización». La<br />

democracia ha sido un marco idóneo para asegurar<br />

el progreso de nuestra economía y la Unión<br />

Europea una aliada insustituible en nuestra larga<br />

marcha hacia la sociedad del bienestar.<br />

La transformación del <strong>Santander</strong> en<br />

veinte años ha sido extraordinaria:<br />

su capitalización ha pasado de 2.500<br />

a 88.436 millones de euros, sus beneficios<br />

de 133 a 7.596 millones de euros y sus<br />

clientes de 750.000 a 69 millones<br />

Tras la firma del Tratado de Adhesión nos<br />

sumamos al Acta Única Europea, un texto trascendental<br />

que preveía un mercado abierto por el<br />

que debían circular libremente bienes, servicios y<br />

personas; luego, en 1989, nos colamos en el Sistema<br />

Monetario Europeo y el paso definitivo lo<br />

dimos al vincularnos al Tratado de la Unión Europea<br />

en la cumbre de diciembre de 1991, celebrada<br />

en la ciudad holandesa de Maastricht. Más<br />

espectacular, si cabe, fue lo acaecido después, ya<br />

que España, en un movimiento sin precedentes,<br />

se introdujo rápidamente en el pelotón de cabeza<br />

de la Unión Europea al constituir, en 1999 junto<br />

con otras diez naciones, la Unión Económica y<br />

Monetaria. Se abrió así una nueva fase de la historia<br />

de Europa en la que España ha participado<br />

plenamente y que condujo, unos años después,<br />

a la introducción del euro, hoy quizá el símbolo<br />

más visible de aquel proyecto político nacido en<br />

Roma en 1959.


1857<br />

La España recuperada de la democracia<br />

ha hecho un recorrido sobresaliente. El PIB<br />

per cápita español ha pasado de representar el<br />

79 por ciento de la media de la UE en 1995 al 90<br />

por ciento en 2005 o el 98 por ciento si la comparación<br />

se efectúa con la UE ampliada de<br />

25 miembros. A este avance han contribuido<br />

diversos factores: el progreso técnico, resultado<br />

a su vez de la transferencia de tecnología<br />

exterior y de las actividades de investigación y<br />

desarrollo de las empresas y universidades españolas;<br />

la apertura y liberalización de la economía,<br />

merced a los vientos de la competencia y<br />

del mercado que desde el norte penetraron en<br />

la península barriendo rigideces, monopolios,<br />

arbitrismos y trasnochadas ideas mercantilistas<br />

e intervencionistas; y también las reformas<br />

estructurales introducidas en distintas áreas<br />

del sistema productivo. Sin pretender que sea<br />

una lista completa, aquí cabe incluir: la flexibilización<br />

del mercado de trabajo, las mejoras en<br />

el ámbito de las políticas de protección social<br />

1949<br />

1989 1999 2001<br />

Evolución de la marca <strong>Santander</strong> La primera identificación de marca <strong>Santander</strong> aparece en los billetes emitidos por el Banco en 1857. El <strong>Santander</strong> es uno de los pocos bancos<br />

internacionales que ha mantenido su nombre e identidad prácticamente inalterables durante ciento cincuenta años.<br />

2007<br />

y bienestar —como el sistema de pensiones,<br />

la modernización de la Hacienda pública, la<br />

autonomía del Banco de España y de la política<br />

monetaria— y, por supuesto, las reformas en el<br />

sistema financiero. Las reglas de juego europeas<br />

también han generado una nueva cultura<br />

El magnífico comportamiento de la<br />

economía española desde su incorporación<br />

a las instituciones de la hoy Unión<br />

Europea también ha contribuido<br />

a la transformación del <strong>Santander</strong><br />

económica, en la cual la figura del empresario<br />

ha recuperado el prestigio como creador de riqueza<br />

que durante años se le negó.<br />

De no menor importancia ha sido el largo<br />

camino hacia la adopción de un modelo de crecimiento<br />

estable. Políticas monetarias y fiscales<br />

dirigidas a controlar la inflación y crear un<br />

marco estable para la inversión privada y cuyo<br />

1972 1986<br />

resultado no ha podido ser mejor, pues de tasas<br />

de inflación de dos dígitos hacia 1985, ésta se<br />

situó por debajo del dos por ciento a comienzos<br />

de la presente centuria. Cuando el Tratado de<br />

Maastricht estableció los criterios para ingresar<br />

en la Unión Económica y Monetaria,<br />

España hizo sus deberes (redujo los tipos de<br />

interés, el déficit público y la tasa de inflación<br />

y estabilizó el tipo de cambio), lo que hizo posible<br />

que pasase con facilidad, en la primavera<br />

de 1998, el examen económico-financiero para<br />

acceder a la Unión Monetaria el 1 de enero de<br />

1999. Como en los últimos años se ha mantenido<br />

este modelo de «crecimiento de estabilidad»<br />

y se ha continuado por la senda de las reformas<br />

estructurales, España ha podido crecer a una<br />

tasa media del tres por ciento, por encima de la<br />

UE, y acercarse aún más a los niveles de renta<br />

por habitante de la Europa más avanzada.<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 245


Algunos datos signifi cativos del ejercicio 2006<br />

Número de accionistas 2.310.846<br />

Número de empleados 129.749<br />

Europa continental 44.216<br />

Reino Unido 17.146<br />

Latinoamérica 66.889<br />

Gestión fi nanciera y participaciones 1.498<br />

Número de ofi cinas 10.852<br />

Europa continental 5.772<br />

Reino Unido 712<br />

Latinoamérica 4.368<br />

Siete grandes hitos que han transformado el Grupo<br />

<strong>Santander</strong> (1986-2006)<br />

El relevo en la presidencia 1986<br />

La alianza con el Royal Bank of Scotland 1988<br />

La Supercuenta <strong>Santander</strong> 1989<br />

La compra del Banco Español de Crédito (Banesto) 1994<br />

La fusión con el Banco Central Hispano 1999<br />

La expansión en Latinoamérica 1996-2000<br />

La compra de Abbey National Bank 2004<br />

246 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

Siete grandes hitos en la<br />

transformación del Grupo <strong>Santander</strong><br />

Siete grandes hitos jalonan la historia más reciente<br />

del <strong>Santander</strong>. El primero, el relevo en la<br />

presidencia del Grupo en noviembre de 1986;<br />

con el nombramiento de Emilio Botín como<br />

nuevo presidente se produjo, además, una notable<br />

renovación en el Consejo de Administración,<br />

fruto lógico del paso del tiempo, y una<br />

ampliación del equipo directivo, formado por<br />

los profesionales que se incorporaron a la sociedad<br />

a lo largo de los años ochenta y noventa.<br />

Al mismo tiempo, y sin perder su vinculación<br />

cántabra, los servicios centrales de la entidad<br />

se desplazaron a Madrid, al edificio de Azca y a<br />

la elegante sede de Castellana 24.<br />

El segundo hito tuvo lugar en 1988, cuando<br />

en un movimiento tan sorprendente como<br />

brillante, el Banco <strong>Santander</strong> firmó una alianza<br />

con el Royal Bank of Scotland. Fue una<br />

muestra de cosmopolitismo financiero, del deseo<br />

de traspasar los estrechos límites del mercado<br />

español y de situarse en el exterior junto<br />

a los mejores. El acuerdo con Royal fue trascendental<br />

pues aportó a la sociedad cántabra<br />

aires europeos y la puso en contacto con la City,<br />

uno de los mercados financieros más evolucionados<br />

y, desde luego, el de mayor tradición<br />

del mundo.<br />

En noviembre de 1986, Emilio Botín<br />

decidió retirarse después de cincuenta y<br />

siete años de intenso trabajo en la entidad,<br />

treinta y seis de ellos como presidente<br />

El tercer hito es uno de los más conocidos:<br />

el lanzamiento de la célebre «Supercuenta<br />

<strong>Santander</strong>», que dinamitó el statu quo bancario<br />

e introdujo en un golpe de mano magistral<br />

la competencia en el sistema bancario nacional.<br />

Con la Supercuenta <strong>Santander</strong>, uno<br />

de los productos financieros más innovadores de<br />

toda la historia bancaria española, la entidad<br />

inició su particular «larga marcha» hacia el<br />

liderazgo europeo. El Banco ganó visibilidad,<br />

rompió su imagen conservadora y se colocó en<br />

la vanguardia del sector. Supuso también un<br />

enriquecimiento de la cultura de la institución,<br />

cuyo objetivo casi exclusivo hasta entonces había<br />

sido la rentabilidad; en los años noventa el<br />

Banco se propuso crecer e internacionalizarse,<br />

además de mantener altos niveles de remuneración<br />

para sus accionistas. La Supercuenta<br />

fue el punto de partida de una trayectoria<br />

de cambios y de nuevas ideas que, además de<br />

alimentar la cuenta de resultados de la entidad,<br />

contribuyó a hacer del sistema financiero español<br />

uno de los más abiertos, eficientes y competitivos<br />

del mundo.<br />

En 1994 el <strong>Santander</strong> compró Banesto, una<br />

de las entidades españolas de mayor raigambre,<br />

y con ello alteró el curso de la historia bancaria<br />

española. Es el cuarto hito de nuestra historia en<br />

este periodo. Fue una jugada audaz, imaginativa<br />

y valiente. El <strong>Santander</strong> se abrió paso en las primeras<br />

páginas de los periódicos económicos del<br />

mundo y en Nueva York, Londres, Frankfurt y<br />

París se calificó la compra como un movimiento<br />

estratégico perfecto. Con Banesto en el Grupo, el<br />

<strong>Santander</strong> se convirtió en un competidor temible<br />

y el Banco acumuló la suficiente masa crítica<br />

para expandir sus actividades en los mercados<br />

financieros de América Latina y Europa.<br />

El final del siglo xx coincidió con el quinto<br />

hito. En enero de 1999 el <strong>Santander</strong> se fusionó<br />

con el Banco Central Hispano (BCH) para<br />

constituir la entidad de crédito española de<br />

mayor tamaño. En el nuevo Banco <strong>Santander</strong><br />

Central Hispano se unieron tres de las instituciones<br />

de crédito más antiguas del país, cuyas<br />

entrañas albergaban más de un centenar<br />

de bancos absorbidos o comprados a lo largo<br />

de sus respectivas trayectorias históricas.<br />

La operación fue rápida y limpia, la primera<br />

gran unión bancaria en la Europa del euro. La<br />

nueva entidad se convirtió en líder indiscutible<br />

de la banca española, con la cuarta parte<br />

del mercado nacional, y se colocó en el puesto<br />

decimocuarto del ranking financiero mundial.<br />

El tamaño alcanzado por el Banco <strong>Santander</strong><br />

Central Hispano le proporcionó músculo suficiente<br />

para llevar a cabo una nueva ola de<br />

adquisiciones en el extranjero a partir del año<br />

2000, en Portugal y en otros países de Europa,<br />

Reino Unido incluido. Pero sobre todo le dio<br />

fuerzas para lanzarse a una segunda expansión<br />

en América: Banespa en Brasil, Serfin en México<br />

y Banco de Santiago en Chile.<br />

Latinoamérica constituye, precisamente, el<br />

sexto hito de estos dos decenios de presidencia<br />

de Emilio Botín. En los ochenta, el <strong>Santander</strong><br />

reordenó las participaciones que poseía en la<br />

región y en la segunda mitad de los años noventa,<br />

con la potencia financiera que proporcionó<br />

Banesto, llevó a cabo una serie de adquisiciones<br />

en los principales países del hemisferio sur:<br />

el Banco de Venezuela, el <strong>Santander</strong> Mexicano, el<br />

Banco Río en Argentina y los bancos Geral do<br />

Comércio y Noroeste de Brasil, entre otros. Con<br />

ellos y con las entidades ya controladas en Puerto


Junta de accionistas, 1986 La Junta que tuvo lugar en febrero de 1986 fue la última a la que asistió Emilio Botín Sanz de<br />

Sautuola y López en calidad de presidente del Banco. Su sucesión era ya inminente: delegaría las riendas del <strong>Santander</strong> en noviembre.<br />

Rico y Chile, el Grupo <strong>Santander</strong> levantó una<br />

estructura bancaria sin comparación con otros<br />

grandes conglomerados, españoles o americanos.<br />

Los pilares afianzados en los noventa fueron<br />

la base de lanzamiento de su expansión posterior.<br />

Desde comienzos del siglo xxi, el Grupo<br />

<strong>Santander</strong> acometió una segunda expansión en<br />

América Latina, en particular con las compras<br />

citadas de Serfin en México y de Banespa en<br />

Brasil, lo cual le permitió en menos de dos años<br />

construir la franquicia líder de la región.<br />

El séptimo hito es la compra del Abbey National<br />

Bank en 2004, la sexta entidad financiera<br />

del Reino Unido. La adquisición del Abbey,<br />

la mayor operación realizada por el Banco <strong>Santander</strong><br />

en toda su historia, ha supuesto la internacionalización<br />

definitiva de la entidad, ha<br />

aportado a la misma unas dimensiones colosales,<br />

la ha colocado en los principales mercados<br />

financieros y la ha aupado al décimo puesto en<br />

el ranking bancario mundial. La compra del<br />

Abbey ha cerrado, por el momento, un ciclo de<br />

expansión en Europa que empezó a finales<br />

de los años ochenta, con la adquisición de pequeñas<br />

sociedades especializadas en el crédito<br />

al consumo —germen de lo que en la actualidad<br />

es <strong>Santander</strong> Consumer Finance— y que<br />

continuó en la década de los noventa cuando el<br />

<strong>Santander</strong> llevó a cabo una serie de operaciones<br />

en Portugal, que culminaron con la compra<br />

de Totta & Açores en 2000, una de las entidades<br />

más señeras del país.<br />

Relevo en la presidencia<br />

Después de treinta y seis años de presidente y<br />

cincuenta y siete de intenso trabajo en la entidad,<br />

Emilio Botín Sanz de Sautuola y López<br />

decidió, el 20 de noviembre de 1986, que había<br />

llegado el momento de dejar la dirección del<br />

Banco <strong>Santander</strong>, una tarea a la que había dedicado<br />

toda su vida. Continuó como consejero<br />

y miembro de la Comisión Ejecutiva tres años<br />

más, hasta diciembre de 1989, cuando anunció<br />

su retirada definitiva. Falleció a los noventa<br />

años de edad, en septiembre de 1993.<br />

Para nadie fue una sorpresa que la sucesión<br />

recayera en su hijo Emilio Botín-Sanz de Sautuola<br />

y García de los Ríos. Nacido en <strong>Santander</strong><br />

en 1934, había cursado estudios de Derecho en<br />

la Universidad de Valladolid, licenciándose<br />

luego en Economía y Derecho en la Universidad<br />

de Deusto. Su ingreso oficial en el Banco<br />

tuvo lugar en el mes de octubre de 1958, con<br />

veinticuatro años, en la mítica sucursal de El<br />

Astillero, con la categoría de apoderado mancomunado<br />

jefe de cuarta. En julio de 1960 fue<br />

nombrado subdirector general, en el mes de<br />

agosto de ese mismo año entró en el Consejo<br />

de Administración y en 1964 accedió a la Comisión<br />

Ejecutiva. En enero de 1967 fue ascendido<br />

a la categoría de director general adjunto<br />

y poco después, en el mes de septiembre, alcanzó,<br />

por fin, el puesto de director general.<br />

Con posterioridad, en agosto de 1971, fue designado<br />

vicepresidente segundo y en octubre<br />

Además del relevo en la presidencia<br />

se inició una notable renovación del<br />

Consejo de Administración del Banco<br />

de 1977 pasó a desempeñar el cargo de consejero<br />

delegado, cesando como director general.<br />

Su nombramiento como presidente tuvo lugar<br />

en noviembre de 1986, tras veintiocho años de<br />

servicio ininterrumpido en la entidad. 3<br />

Botín recibió la vocación de su progenitor y<br />

fue éste quien le enseñó los mimbres del oficio.<br />

El resto, el saber lidiar con sus complejidades<br />

y vericuetos, lo adquirió él mismo, entrevistándose<br />

y hablando con los empleados y directivos<br />

de la entidad, viajando y visitando sucursales y<br />

agencias por ciudades y pueblos, observando<br />

y estudiando a la competencia. Durante casi<br />

tres decenios acumuló experiencia a la sombra<br />

de su padre, se fogueó en la cocina de la entidad<br />

y trabajó en su trastienda, hasta el punto de<br />

llegar a conocer el Banco tan a fondo como un<br />

tendero de pueblo es capaz de dominar su comercio.<br />

Hombre de carácter amable, de maneras<br />

sencillas y frugales, con un punto de timidez, ha<br />

sabido gestionar brillantemente la transformación<br />

experimentada por el <strong>Santander</strong>.<br />

El relevo en la cúpula de la institución se<br />

produjo suavemente y sin contratiempos. El<br />

nuevo presidente, además de reconocer y valorar<br />

la labor de su antecesor en el cargo, compartía<br />

con él lo fundamental de su pensamiento<br />

y ya desde mucho antes de la sustitución formal<br />

el padre había ido delegando en el hijo la<br />

toma de decisiones cada vez más numerosas e<br />

importantes. Padre e hijo demostraban tener,<br />

además, similar pasión por el Banco y en ambos<br />

se aprecia la misma identificación plena y<br />

absoluta con la sociedad. De hecho, ha sido<br />

esa comunión de intereses entre los Botín y el<br />

Banco <strong>Santander</strong> lo que les ha dado esa capacidad<br />

para sentir la entidad, detectar sus debilidades,<br />

descubrir sus fortalezas y estar siempre<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 247


Entrevista en televisión A lo largo de su vida, Emilio Botín Sanz de Sautuola y López concedió muy pocas entrevistas. Sin<br />

embargo, en 1986, pisaría un plató de televisión por primera y última vez. La entrevista, que tuvo un gran impacto, fue realizada<br />

por la periodista Mercedes Milá en julio de ese año.<br />

preparados para enfrentarse a cualquier tipo de<br />

desafío y para aprovechar con inteligencia las<br />

oportunidades que se les han presentado a lo largo<br />

de su historia personal y de la del Banco. A Emilio<br />

Botín le han preocupado también las cuestiones<br />

que obsesionaron a su padre: la evaluación<br />

rigurosa de los riesgos, la solvencia de todas y<br />

cada una de las partidas del balance, la capitalización<br />

del Banco, por si se planteaban problemas<br />

de morosidad o de impagados, o por si surgían<br />

buenas ocasiones de compra; la red, verdadera<br />

piedra de toque del éxito de la entidad; la autonomía<br />

del Banco y su crecimiento independiente:<br />

absorbiendo entidades pero cuidando de no<br />

ser absorbidos; adquiriendo bancos pero evitando<br />

ser comprados. También América, un continente<br />

al cual está ligado el <strong>Santander</strong> por vocación<br />

y al que Botín ha prestado mucho esfuerzo<br />

personal y atención preferente. Y no menor ha<br />

sido la aplicación puesta para que el accionista, que<br />

año tras año deposita su patrimonio y su confianza<br />

en el Banco, reciba una remuneración adecuada en<br />

justo premio a su fidelidad. Común en padre e hijo<br />

ha sido la relación natural y sincera con sus colaboradores<br />

más estrechos, a quienes han traspasado<br />

amplios poderes y responsabilidades con la tranquilidad<br />

de los que saben de su entrega a la casa.<br />

Consumado el relevo, era lógico que comenzaran<br />

las novedades en las formas de gestión<br />

y dirección de la sociedad. Botín, que desde el<br />

248 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

principio demostró poseer una inagotable capacidad<br />

de trabajo y un empuje fuera de lo común,<br />

se rodeó de personas tan jóvenes como él mismo<br />

e incorporó numerosos profesionales, creándose<br />

equipos integrados tanto por las figuras históricas<br />

del Banco como por los nuevos fichajes. Novedosa<br />

fue la formación de grupos de discusión<br />

En su primer discurso, Emilio Botín expuso<br />

los desafíos a los que se enfrentaba el sistema<br />

financiero: una economía en continuo<br />

movimiento, el incremento de la competencia<br />

y un rápido proceso de desintermediación<br />

en los que se debatían las estrategias de la entidad<br />

y se confrontaban las más diversas posturas;<br />

a muchos recién llegados, procedentes de otras<br />

sociedades financieras, esta forma de proceder<br />

les sorprendió y les entusiasmó, pues tenían<br />

la ocasión de intervenir en asuntos de trascendencia<br />

y deliberar sobre cuestiones de verdadero<br />

alcance, si bien todo el mundo comprendía<br />

que las decisiones finales correspondiesen al<br />

presidente. La gente que aterrizó en el <strong>Santander</strong><br />

en la segunda mitad de los ochenta detectó<br />

una atmósfera efervescente, fluida, una entidad<br />

en movimiento, con metas ambiciosas y con un<br />

liderazgo cercano y abierto a nuevos proyectos.<br />

Sin embargo, una de las esencias de la filosofía<br />

del Banco permaneció incólume tras el relevo, al<br />

menos para los directivos: la dedicación exclusiva<br />

a la institución, la plena disponibilidad para el<br />

trabajo, la identificación con la empresa.<br />

Botín demostró pronto tener naturaleza de<br />

banquero-empresario, no tanto por su manera<br />

de gestionar la institución, sino por la visión y<br />

enfoque del mundo de los negocios. Al frente del<br />

<strong>Santander</strong> se situó un presidente nada común,<br />

capaz de dirigir una entidad financiera como<br />

un empresario: buscando la maximización de<br />

beneficios a través de la innovación, de la inversión<br />

en I+D, de la racionalización de costes, de<br />

la competitividad en los mercados y tratando<br />

de anticiparse siempre a los competidores.<br />

La sucesión en la presidencia no fue el único<br />

factor que agitó las tranquilas aguas del Banco<br />

<strong>Santander</strong>. La incorporación española a la entonces<br />

Comunidad Económica Europea (CEE)<br />

imprimió un nuevo empuje al proceso de modernización<br />

del país y modificó de manera radical<br />

el entorno en el cual se habían desenvuelto<br />

hasta entonces los agentes económicos. Botín<br />

fue consciente de las transformaciones que se<br />

avecinaban y de los retos a los que debía hacer<br />

frente la entidad en los años venideros. En su<br />

primer discurso ante la Junta General de accionistas,<br />

en el que no faltó un emocionado homenaje<br />

a la figura de su padre, el recién estrenado<br />

presidente expuso esos inminentes desafíos<br />

con meridiana claridad: al sistema financiero<br />

español le esperaba una economía en continuo<br />

movimiento, un incremento de la competencia,<br />

y un rápido proceso de desintermediación. 4<br />

Los vientos del cambio soplaron con fuerza<br />

desde el norte cuando España entró en la CEE.<br />

Este trascendental acontecimiento histórico,<br />

que tuvo lugar a comienzos de 1986, vino a colmar<br />

una aspiración largamente anhelada por<br />

amplios sectores de la sociedad española, tanto<br />

por motivos económicos como por razones sociopolíticas,<br />

ya que se adivinaba como el final<br />

de una larga etapa de aislamiento y marginación<br />

y, a la vez, como una sólida garantía frente<br />

a posibles intentos de involución política. La<br />

inmensa mayoría de los ciudadanos consideraba<br />

que la integración en la CEE constituía<br />

no sólo la mejor alternativa para el país, sino<br />

también un camino seguro hacia la prosperidad<br />

y el bienestar. Se esperaba una ampliación<br />

de los mercados, un acercamiento a los niveles de<br />

vida de la Europa más avanzada e inversiones<br />

para renovar la infraestructura y las bases tecnológicas<br />

del país. Aunque existían dudas acerca<br />

del comportamiento de la economía española<br />

ante el shock que supondría la apertura a la


Relevo en la presidencia<br />

Después de más de tres décadas, Emilio Botín Sanz de<br />

Sautuola cedió la presidencia a su hijo, Emilio Botín Ríos.<br />

Nuevo presidente<br />

La llegada del nuevo presidente, Emilio Botín Ríos, no<br />

sólo tuvo una amplia repercusión en la prensa española sino<br />

también en los medios de comunicación extranjeros.<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 249


competencia exterior, el fin del proteccionismo y<br />

de las ayudas públicas indiscriminadas, prevalecía<br />

un ambiente general de optimismo, cuando no<br />

de euforia, que en líneas generales también compartían<br />

los responsables del Banco <strong>Santander</strong>.<br />

El segundo de los desafíos que el Banco debía<br />

encarar era el aumento de la competencia,<br />

fruto de la progresiva liberalización del sistema<br />

financiero impulsada desde el Banco de España;<br />

ésta fue una política común que sin pausa<br />

impulsaron tanto los gobiernos de UCD desde<br />

1977 como los gabinetes socialistas tras su llegada<br />

al poder en 1982. La desregulación, que<br />

culminó con la libertad para la fijación de los<br />

tipos de interés activos y pasivos en 1987 junto<br />

con la desaparición del coeficiente de inversión<br />

dos años más tarde, significó para la banca el<br />

verdadero final del intervencionismo administrativo<br />

y el comienzo de una fase de competencia<br />

abierta entre entidades; y no sólo entre<br />

instituciones bancarias, sino también entre<br />

bancos y cajas de ahorros, que en 1989 estrenaron<br />

un nuevo marco operativo. Además, la incorporación<br />

a la CEE planteó la amenaza de<br />

una irrupción masiva de sociedades de crédito<br />

europeas que podían lanzarse a la compra de<br />

bancos españoles, o bien desarrollar su propia<br />

red de oficinas y arrebatar a las entidades ya<br />

establecidas una parte sustanciosa de su cuota<br />

de mercado. La entrada de la competencia en<br />

escena iba a ser un hecho insoslayable. Y mientras<br />

la mayoría de los grandes bancos optó por<br />

ignorar la nueva realidad, el <strong>Santander</strong> apostó<br />

por el futuro, dispuesto a aprovechar las oportunidades<br />

que brindaban el mercado único y la<br />

inminente liberalización del sistema.<br />

El último de los retos enumerado por Emilio<br />

Botín en su primer discurso había sido la<br />

consolidación de la denominada desintermediación<br />

bancaria, una sangrante herida provocada<br />

por la aparición de cauces alternativos<br />

para mover los flujos de ahorro y de inversión.<br />

Durante mucho tiempo, las entidades de crédito<br />

habían disfrutado de un cómodo monopolio,<br />

dado el raquitismo del mercado de capitales español<br />

y la pobreza de los instrumentos financieros.<br />

Las primeras acciones para reformar<br />

el mercado de valores se realizaron en 1977,<br />

en el marco de los Pactos de la Moncloa ideados<br />

por el entonces vicepresidente del Gobierno<br />

y ministro de Economía, Enrique Fuentes<br />

Quintana. Pero la crisis económica y otras preocupaciones<br />

políticas pospusieron los planes.<br />

El asunto se retomó a mediados de los ochenta<br />

cuando, bajo la supervisión del Banco de España,<br />

se constituyó el «Mercado de Anotaciones<br />

250 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

en cuenta de Deuda del Estado» y poco después<br />

los «Mercados de Opciones Financieras<br />

y de Futuros Financieros», los cuales pasaron<br />

luego a depender de la Comisión Nacional<br />

del Mercado de Valores, creada en 1988.<br />

La puesta en marcha de la ley del Mercado de<br />

Valores facilitó, en años posteriores, un crecimiento<br />

extraordinario del mercado de capitales<br />

y de nuevos productos financieros, a cuyo<br />

desarrollo también contribuyeron la ley de Planes<br />

y Fondos de Pensiones aprobada en 1989 y<br />

la modificación de la fiscalidad de los fondos<br />

de inversión en 1992. Así pues, el previsible<br />

Las leyes del Mercado de Valores y de<br />

Planes y Fondos de Pensiones facilitaron un<br />

asombroso crecimiento de los mercados de<br />

capitales y de nuevos productos financieros<br />

despegue de los mercados de valores y del sector<br />

asegurador suponía una seria amenaza a<br />

la posición dominante de la banca, pero, si se<br />

sabía explotar con habilidad, también ofrecía<br />

excelentes oportunidades de negocio.<br />

La actitud de las grandes y medianas sociedades<br />

de crédito ante este panorama tan<br />

sorprendente como inédito fue muy variada.<br />

Algunas se opusieron al proceso de desregulación<br />

aduciendo que la liberalización del sistema<br />

había sido la causa de la crisis bancaria;<br />

por el contrario, señalaban, el statu quo y las<br />

reglamentaciones habían potenciado la solidez<br />

de las entidades de crédito tradicionales y facilitado<br />

que éstas participasen activamente en<br />

la industrialización del país. Otras trataron de<br />

llegar a pactos para evitar que ninguna entidad<br />

se sumara a una posible guerra de precios<br />

o se embarcase en aventuras que rompiesen<br />

el reparto de poder existente. La mayoría fue<br />

partidaria de mantener la situación preliberalizadora<br />

de cada una de las instituciones, de<br />

no quebrar la aparente armonía existente hasta<br />

entonces y de mantener fluidas relaciones,<br />

consultándose e informándose de sus respectivos<br />

movimientos. Esa finalidad tenían precisamente<br />

los célebres almuerzos mensuales<br />

de los presidentes de los grandes bancos, el<br />

selecto grupo formado por el Bilbao, Central,<br />

Español de Crédito, Exterior de España, Hispanoamericano,<br />

Popular, <strong>Santander</strong> y Vizcaya,<br />

a los cuales también asistía el presidente<br />

de la Asociación Española de Banca. En las<br />

reuniones se intercambiaban opiniones sobre<br />

la situación socioeconómica y política del<br />

país y se buscaban acuerdos para, tal como<br />

se decía de manera eufemística, «mantener el<br />

equilibrio» bancario; también servían para vigilarse<br />

mutuamente y bloquear cualquier acción<br />

que hubiese perjudicado a alguna de las<br />

instituciones allí representadas. Pero esta confraternización<br />

pública y el «equilibrio» que se<br />

pretendía alcanzar eran cada vez más difíciles<br />

de sostener y defender en una sociedad, en una<br />

economía y en un sistema bancario libre, abierto<br />

y transparente. Seguramente por ello Emilio<br />

Botín dejó de asistir a las comidas de banqueros.<br />

Su ausencia no pasó desapercibida para nadie.<br />

De manera paulatina, los famosos almuerzos de<br />

trabajo empezaron a espaciarse, languidecieron<br />

y al cabo de un tiempo dejaron de convocarse.<br />

Como la coordinación y el consenso se hicieron<br />

cada vez más difíciles de alcanzar, cada una<br />

de las grandes instituciones buscó su propio camino.<br />

La mayoría optó por la vía de las fusiones<br />

para ganar tamaño y prepararse ante cualquier<br />

eventualidad desagradable. Aumentando de dimensión<br />

se evitaba ser presa fácil de otros bancos,<br />

extranjeros o españoles, a través de ofertas<br />

públicas de adquisición (OPAs) amistosas u<br />

hostiles; además, con volumen se podía sacar<br />

ventaja del mercado bancario unificado que,<br />

tras la firma del Acta Única Europea, ya se vislumbraba<br />

en el horizonte del año 1992. También<br />

se manejaron los argumentos teóricos tradicionales:<br />

las uniones bancarias permitirían obtener<br />

economías de escala y alcance, mayor poder de<br />

mercado y niveles de reputación más elevados.<br />

Todas las entidades ensayaron fusiones. El<br />

Central y el Hispanoamericano se aproximaron<br />

en varias ocasiones, el Banco de Bilbao lo intentó<br />

con Banesto, el Vizcaya con el Central, el<br />

Central con Banesto e, incluso, el Popular llevó<br />

a cabo acercamientos con varios de los citados.<br />

Al final prosperaron tres grandes uniones: la<br />

del Bilbao con el Vizcaya, del cual nacería el<br />

grupo BBV; la del Central con el Hispano, que<br />

dio origen al grupo BCH; y la formación del<br />

grupo público Argentaria. 5 Sólo el <strong>Santander</strong><br />

permaneció al margen de estos experimentos.<br />

El presidente, siempre que pudo, manifestó el<br />

deseo del Banco de no participar en la carrera<br />

de fusiones; no fue una postura pasajera,<br />

sino una convicción que de manera sistemática<br />

reiteró en todos y cada uno de sus discursos<br />

ante las sucesivas juntas generales.<br />

En la de 1986, en la que debutó como presidente,<br />

expresó su parecer de forma clara: «no<br />

creo que, para enfrentarse a la competencia<br />

de los años venideros, sea decisivo el tamaño de<br />

los bancos. Antes al contrario, mantener una<br />

dimensión que permita adaptarse con rapidez


Almuerzo de banqueros<br />

En enero de 1987, los principales banqueros se reunieron<br />

para recibir a los nuevos presidentes de los bancos Vizcaya y<br />

<strong>Santander</strong>. En la imagen, Luis Valls Taberner, Emilio<br />

Botín Sanz de Sautuola y López, Miguel Boyer, Pedro de<br />

Toledo, Alfonso Escámez, Emilio Botín-Sanz de Sautuola y<br />

García de los Ríos, Claudio Boada, José Ángel Sánchez Asiaín,<br />

Rafael Termes, Ángel Galíndez y <strong>Pablo</strong> Garnica Mansi.


Emilio Botín Ríos<br />

La apuesta por la renovación interna y el<br />

cambio tecnológico fue una de las prioridades<br />

del nuevo presidente.<br />

252 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

a las necesidades del mercado me parece más<br />

interesante que alcanzar un tamaño que dificulte<br />

luego la necesaria adaptación a los nuevos<br />

métodos que la competencia impone». 6<br />

A Botín le preocupaba más la flexibilidad que<br />

el orden de magnitud. Esta misma opinión la<br />

repitió en su discurso ante la Junta General del<br />

año siguiente, cuando ya el proceso de macrofusiones<br />

bancarias se había puesto en marcha:<br />

[...] el intento de llegar a una banca no ya internacional<br />

sino global pasa por capacidades y dimensiones que<br />

exceden, con mucho, de las que podría lograr un banco<br />

español, aunque fuera el producto de la fusión no ya de<br />

dos sino, incluso, de más entidades [...] Estoy convencido,<br />

también, de la necesidad para el sistema financiero<br />

español de una banca diversificada donde, al lado de<br />

grandes entidades que se puedan fusionar, existan otros<br />

bancos nacionales de las características del <strong>Santander</strong>, o<br />

incluso bancos regionales, que, dentro de su vocación,<br />

puedan prestar una colaboración significativa a la mejora<br />

y a la eficacia de la banca. 7<br />

Aquí su apuesta era por la renovación interna y<br />

por el cambio tecnológico. También hay una advertencia<br />

sobre los peligros de un apresuramiento<br />

excesivo. Sin fuerzas dentro, sin una buena<br />

estructura y sin masa crítica suficiente, no convenía<br />

aventurarse en uniones de futuro incierto.<br />

El presidente estimaba prioritario crear un<br />

Grupo fuerte y geográficamente diversificado,<br />

con una distribución nivelada entre<br />

la banca al por mayor y al por menor<br />

Teniendo en cuenta la época en la que fueron<br />

pronunciados los discursos, su contenido es<br />

perfectamente comprensible. El <strong>Santander</strong> aún<br />

no estaba preparado para ensayos financieros<br />

con otras entidades, nacionales o extranjeras.<br />

Botín tenía otras ideas, líneas de actuación que<br />

no pasaban todavía por el convulso mundo de<br />

las fusiones. Durante varios años se atuvo a unas<br />

convicciones que, vistas con la perspectiva que<br />

permite el tiempo, hoy nos parecen más que justificadas.<br />

Preservar su autonomía e identidad,<br />

explorar su propio camino de expansión. Sólo<br />

un acontecimiento extraordinario, la crisis y<br />

posterior venta de Banesto en 1994, le hizo revisar<br />

sus planteamientos. Pero para entonces el<br />

cambio de la economía española y mundial había<br />

sido vertiginoso, el Mercado Único era una<br />

realidad y ganar tamaño parecía una estrategia<br />

lógica para defender la independencia del Banco<br />

y para jugar en el mercado mundial.<br />

También en esa misma histórica Junta General<br />

de 1986, el presidente Botín expuso cuáles<br />

iban a ser las líneas de trabajo que él se proponía<br />

desarrollar. Estimaba prioritario crear un grupo<br />

fuerte y geográficamente diversificado, tanto<br />

dentro como fuera de España; con una distribución<br />

nivelada entre la banca al por mayor<br />

y al por menor. En segundo lugar insistió en<br />

la necesidad de reforzar los recursos propios,<br />

con el fin de prepararse para el futuro. Frente<br />

al previsible aumento de la competencia, las<br />

armas fundamentales debían ser la agilidad y<br />

la flexibilidad: agilidad para adelantarse a los<br />

competidores y flexibilidad para poder reaccionar<br />

rápidamente ante cambios en la situación<br />

del mercado, también para corregir posibles decisiones<br />

equivocadas.<br />

A estas líneas de actuación, Emilio Botín<br />

añadió otras a las cuales atribuía especial valor,<br />

como la necesidad de tecnificar los procesos<br />

operativos, de reducir los costes de transformación,<br />

de suprimir del balance los activos de menor<br />

rentabilidad y de incrementar los recursos<br />

destinados a la selección y formación del personal.<br />

Y por supuesto, al diseñar su estrategia<br />

para los siguientes ejercicios, no olvidó señalar<br />

cuál sería la posición del <strong>Santander</strong> en lo relativo<br />

a inversiones industriales. En este terreno<br />

siempre complicado de las relaciones entre la<br />

banca y la industria, Botín no ocultó desde el<br />

principio sus preferencias: aunque la entidad<br />

había mantenido vínculos históricos con determinadas<br />

empresas, en particular de Cantabria,<br />

había sido y seguiría siendo una institución de<br />

crédito comercial. Declaraba Botín ante la Junta<br />

General de 1986:<br />

En el concepto clásico de banca universal, hay solamente<br />

un campo, el de las participaciones industriales, que<br />

trataremos siempre de forma muy limitada y selectiva<br />

[…]. Nuestra vocación no es la de estar presentes activamente<br />

como accionistas en sectores industriales.<br />

Creemos que la experiencia histórica, y el carácter singular<br />

de la actividad bancaria, desaconsejan este tipo de<br />

actuación, sobre todo en momentos como el presente,<br />

en los que la iniciativa empresarial es suficiente para<br />

garantizar el progreso de la inversión y la creación de<br />

puestos de trabajo en el sector industrial.<br />

En 1986 el Consejo de Administración de la<br />

entidad constaba de diecisiete miembros, lógicamente<br />

elegidos en el periodo del anterior<br />

presidente. Pero a lo largo de esta etapa, por razones<br />

de edad, la renovación sería importante,<br />

de tal manera que al final de la misma sólo permanecían<br />

en el Consejo diez de sus miembros


Consejeros del Banco <strong>Santander</strong> (1986-1993)<br />

Emilio Botín<br />

<strong>Pablo</strong> Tarrero Rivero<br />

Jaime Botín<br />

Emilio Botín López<br />

Santiago Corral y Pérez<br />

Ignacio Soler de la Riva<br />

Juan José Martínez Vázquez<br />

César Martínez Beascoechea<br />

Luis Bergé Abarca<br />

Ramón Quijano Secades<br />

Joaquín Chapaprieta Ornstein<br />

Ángel Jado Becerro de Bengoa<br />

Juan Secades y González-Camino<br />

Alberto Folch Rusiñol<br />

Dimas Blanco Valdivielso<br />

Rafael Alonso Botín *<br />

José Luis Díaz Fernández *<br />

Rodrigo Echenique Gordillo **<br />

John J. Creedon<br />

José Miguel Serrano Goyría<br />

Matías Rodríguez Inciarte *<br />

Joaquín Folch-Rusiñol<br />

Ana Patricia Botín O’Shea<br />

Emilio Botín O’Shea<br />

Michael Herries<br />

George Younger<br />

Ian F. Grant<br />

Juan Rodríguez Inciarte *<br />

Anthony Terracciano<br />

* Director general<br />

** Director general y luego consejero delegado<br />

FUENTE: Informes anuales, 1986-1993.<br />

1986<br />

1987<br />

1988<br />

1989<br />

1990<br />

1991<br />

1992<br />

1993<br />

Directores generales del Banco <strong>Santander</strong> (1986-1993)<br />

DIRECTORES GENERALES<br />

Rafael Alonso Botín<br />

José Luis Díaz Fernández<br />

José María Fernández Castañeda<br />

José González López<br />

José Luis M. Marauri<br />

Julio Novo Polidura<br />

Matías Rodríguez Inciarte<br />

Enrique Saroa de las Cuevas<br />

Rodrigo Echenique Gordillo<br />

Carlos G. García Rodríguez<br />

Pedro Chicharro Muela<br />

José María Carballo Cotanda<br />

Juan Rodríguez Inciarte<br />

Gonzalo de las Heras Milla<br />

Francisco Martín López-Quesada<br />

Ricardo Alonso Clavel<br />

José María Espí Martínez<br />

DIRECTORES GENERALES ADJUNTOS<br />

Rodrigo Echenique Gordillo*<br />

Carlos G. García Rodríguez<br />

Ricardo Alonso Clavel<br />

David Arce Torres<br />

José María Espí Martínez<br />

Casto de la Mora Mata<br />

Martín Benegas Lynch<br />

Ana Patricia Botín O’Shea<br />

Teodoro Bragado López<br />

Javier Peralta<br />

* Consejero delegado desde 1988.<br />

FUENTE: Informes anuales, 1986-1993.<br />

1986<br />

1987<br />

1988<br />

1989<br />

1990<br />

1991<br />

1992<br />

1993<br />

iniciales: el propio presidente Botín, su hermano<br />

Jaime, Ignacio Soler de la Riva, César<br />

Martínez Beascoechea, Ramón Quijano Secades,<br />

Ángel Jado Becerro de Bengoa, Juan Secades y<br />

González-Camino, Dimas Blanco Valdivielso,<br />

Rafael Alonso Botín y José Luis Díaz Fernández.<br />

En el cargo de vicepresidente primero de la entidad,<br />

de carácter honorífico, continuó <strong>Pablo</strong><br />

Tarrero Rivero, que compartía el puesto de<br />

consejero delegado con el presidente, mientras<br />

que la vicepresidencia segunda correspondía a<br />

Jaime Botín. Por su parte, en la secretaría del<br />

Consejo figuraba Atilano Matilla Gómez, que<br />

permaneció en el puesto hasta 1994.<br />

Los primeros cambios en la composición<br />

del Consejo se produjeron en 1988, al fallecer<br />

tres cualificados miembros de la vieja guardia:<br />

el vicepresidente <strong>Pablo</strong> Tarrero y los consejeros<br />

Luis Bergé Abarca y Alberto Folch Rusiñol. En<br />

ausencia del primero, Jaime Botín quedó como<br />

único vicepresidente, al tiempo que Rodrigo<br />

Si la entidad pretendía crecer y diversificar<br />

las áreas de negocio era preciso atraer<br />

talento y contratar mujeres y hombres para<br />

puestos de responsabilidad<br />

Echenique Gordillo pasó a sustituirle como<br />

consejero delegado; abogado del Estado, ocupó<br />

diversos puestos en la Administración Pública<br />

y en el Banco Exterior de España antes<br />

de incorporarse al <strong>Santander</strong> en 1984. Además,<br />

el número de consejeros se elevó a dieciocho, lo<br />

que se aprovechó para incorporar a cuatro nuevos<br />

consejeros: el citado Rodrigo Echenique, Matías<br />

Rodríguez Inciarte, John J. Creedon, en representación<br />

de Metropolitan Life Insurance, y José<br />

Miguel Serrano Goyría, en calidad de lo que más<br />

adelante se denominaría consejero dominical.<br />

Un año más tarde, en 1989, el número de<br />

consejeros se elevó a veinte. Además de registrarse<br />

la baja voluntaria de Emilio Botín padre<br />

en noviembre, un mes después se produjo el<br />

fallecimiento de otra figura histórica de la entidad:<br />

Santiago Corral y Pérez. Se cubrieron las<br />

vacantes y se crearon otras dos, de modo que<br />

ingresaron en el Consejo el financiero catalán<br />

Joaquín Folch-Rusiñol, sir Michael Herries,<br />

en representación del Royal Bank of Scotland<br />

y dos miembros de la nueva generación de<br />

los Botín: los hermanos Ana Patricia y Emilio<br />

Botín-Sanz de Sautuola y O’Shea. Otras incorporaciones<br />

en aquellos años fueron lord<br />

George Younger, en representación del Royal<br />

Bank of Scotland, que contaba así con dos<br />

miembros en el Consejo de Administración, 8<br />

Juan Rodríguez Inciarte y Anthony Terracciano,<br />

presidente del First Fidelity.<br />

De la gestión del Banco <strong>Santander</strong> durante<br />

los primeros años de la presidencia de Botín se<br />

ocuparon veintitrés directores generales. De<br />

ellos, únicamente cinco (Rafael Alonso Botín,<br />

José Luis Díaz Fernández, José María Fernández<br />

Castañeda, Julio Novo Polidura y Matías Rodríguez<br />

Inciarte) permanecieron en el cargo<br />

hasta la compra de Banesto. Junto a la vieja y<br />

experimentada guardia, a la gestión directa del<br />

Banco se sumó un grupo de personas más jóvenes,<br />

titulados procedentes de diversos ámbitos<br />

sectoriales que Botín y Rodrigo Echenique reclutaron<br />

para fortalecer el capital humano de la<br />

entidad. Si la entidad pretendía crecer y diversificar<br />

las áreas de negocio era preciso mover<br />

la plantilla, atraer talento, contratar mujeres<br />

y hombres para puestos de responsabilidad y<br />

establecer un sistema moderno y flexible de<br />

promoción y de incentivos. La renovación fue<br />

notable, aunque se realizó de manera cauta y<br />

sin sobresaltos. No hubo excesiva resistencia<br />

a los cambios ni a las nuevas incorporaciones<br />

de jóvenes «bancarios», pues los hombres del<br />

<strong>Santander</strong> «de toda la vida» aceptaron disciplinadamente<br />

lo que entendieron como un natural<br />

relevo generacional; los recelos iniciales<br />

desaparecieron pronto. Se impuso la lealtad,<br />

ese rasgo tan típico de la entidad, por lo que el<br />

nuevo consejero delegado —punta de lanza de<br />

los cambios junto con el presidente— recibió la<br />

más sincera adhesión de los directivos del Banco,<br />

antiguos y nuevos.<br />

La alianza con el<br />

Royal Bank of Scotland<br />

La alianza con el Royal Bank of Scotland (RBS)<br />

ha sido, quizá, la operación de mayor alcance<br />

estratégico en el ámbito internacional de todas<br />

las realizadas por el Banco <strong>Santander</strong>. Es el segundo<br />

hito de nuestra historia en este capítulo.<br />

Forjada en 1988, fue el punto de partida de un<br />

camino hacia la globalización que no ha tenido<br />

marcha atrás. Para la entidad española representó<br />

entrar en la liga mundial de instituciones<br />

financieras y participar en una experiencia<br />

singular de la que extrajo rentabilidad y conocimientos<br />

(know how financiero) en uno de los<br />

principales mercados de capitales del mundo.<br />

La experiencia adquirida merced al acuerdo con<br />

el Royal resultó esencial años después, cuando<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 253


Royal Bank of Scotland El acuerdo entre el <strong>Santander</strong> y el Royal Bank of Scotland fue una de las primeras iniciativas dirigidas<br />

por Emilio Botín. La trascendencia de la operación permitió situar al Banco <strong>Santander</strong> en un ámbito financiero europeo,<br />

sentando las bases de su expansión por el continente.<br />

el <strong>Santander</strong> se lanzó a la gran aventura que<br />

supuso la compra del Abbey National Bank, la<br />

entidad británica que le ha permitido convertirse<br />

en el décimo banco del mundo. Se trató<br />

de un acuerdo ambicioso, duradero y mutuamente<br />

beneficioso para ambas partes. Fue la<br />

primera operación importante del <strong>Santander</strong><br />

con Emilio Botín como presidente, gestada y<br />

materializada incluso antes del lanzamiento de<br />

la Supercuenta. El acuerdo con el RBS situó al<br />

Banco <strong>Santander</strong> en una posición de privilegio<br />

para afrontar la inminente llegada del mercado<br />

único europeo, con sus desafíos y oportunidades,<br />

y también para prepararse ante el futuro<br />

de una economía global que se encontraba a la<br />

vuelta de la esquina.<br />

Sabemos que el presidente del <strong>Santander</strong><br />

siempre había mostrado interés por el mercado<br />

financiero británico, uno de los más desarrollados<br />

del mundo. Emilio Botín sentía verdadera<br />

admiración por la City y por la banca inglesa,<br />

estable y bien organizada. Pensaba, con razón,<br />

que el mercado británico era un lugar idóneo<br />

desde donde observar la evolución de las finanzas<br />

internacionales: una ventana abierta a los<br />

mercados de América, Asia y Europa. Por eso<br />

254 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

pidió a sus más estrechos colaboradores que<br />

estudiaran algún tipo de alianza con entidades<br />

inglesas y que le hicieran propuestas y sugerencias.<br />

Conscientes del interés de Botín, se pusieron<br />

manos a la obra y contemplaron distintas<br />

alternativas. Al final, la mirada se detuvo en el<br />

Royal Bank of Scotland, una sociedad de crédito<br />

que ocupaba el quinto puesto del ranking<br />

británico. La primera aproximación tuvo lugar,<br />

La alianza con el Royal Bank of Scotland,<br />

forjada en 1988, fue el punto de partida<br />

de un camino hacia la globalización<br />

que no ha tenido marcha atrás<br />

de manera muy discreta, a principios de la primavera<br />

de 1988, y fue seguida por una serie de<br />

contactos, ya más formales, que se desarrollaron<br />

a lo largo del mes de abril, cuando pequeños<br />

grupos de trabajo se reunían de manera regular<br />

en la sede del Royal en Edimburgo para<br />

discutir las bases de un posible acuerdo. Las<br />

conversaciones, que se mantuvieron en secreto<br />

hasta el final, adoptaron nombres similares<br />

y muy del gusto de la época: «Tornado», por<br />

parte del banco español y «Hurricane» por el<br />

lado del banco británico. Las negociaciones,<br />

en las que tuvo un papel destacado Juan Rodríguez<br />

Inciarte, fueron tan bien y discurrieron por<br />

cauces tan amistosos que, en pocos meses, se<br />

cerraron todos los acuerdos. El Royal y el <strong>Santander</strong><br />

eran entidades con un tamaño parecido,<br />

9 habían tenido un desarrollo paralelo y su<br />

cultura empresarial mostraba rasgos semejantes.<br />

Nacidas ambas en la periferia de sus respectivos<br />

países, habían logrado salir de sus<br />

estrechos ámbitos regionales y ascender hasta<br />

convertirse en bancos de nivel nacional. A una<br />

y otra les había impulsado la misma ambición<br />

por ganar cuota de mercado. Por eso, cuando<br />

los directivos cántabros y escoceses se conocieron,<br />

se sorprendieron de lo mucho que los unía<br />

y de las afinidades existentes entre sus instituciones.<br />

Compartían una cultura comercial y de<br />

riesgos similar y una visión de futuro parecida.<br />

La mutua confianza, una buena sintonía en<br />

casi todos los asuntos y una cierta complicidad<br />

entre las personas que integraron los grupos de<br />

trabajo facilitaron el entendimiento. Después<br />

del verano, el acuerdo estaba listo para su firma<br />

y así lo anunciaron los presidentes de las dos<br />

instituciones, de tal manera que, el 3 de octubre<br />

de 1988, el Banco <strong>Santander</strong> y el Royal Bank<br />

of Scotland, en un ambiente de franca colaboración,<br />

establecieron una duradera y modélica<br />

alianza financiera.<br />

El acuerdo se instrumentó mediante una<br />

doble compra de acciones. El Grupo <strong>Santander</strong><br />

adquirió a la sociedad Kuwait Investment Office<br />

(KIO) la participación del 2,5 por ciento que<br />

esta sociedad poseía en el capital del Royal y<br />

luego, en el mes de diciembre, otra compra<br />

elevó la participación del <strong>Santander</strong> al 10 por<br />

ciento, con lo que éste pasó a ser el principal<br />

accionista de la entidad británica. Por su parte,<br />

el RBS adquirió el 0,5 por ciento del capital<br />

de la sociedad española, quedando abierta la<br />

opción a futuras compras en un plazo de cinco<br />

años, y suscribió una emisión de obligaciones<br />

del <strong>Santander</strong> denominada en libras esterlinas,<br />

convertibles en el plazo máximo de cinco años.<br />

Además, adquirió la mitad del capital del CC-<br />

Bank y del Crédit du Nord Belge, dos entidades<br />

propiedad del <strong>Santander</strong>. 10<br />

El contenido del acuerdo incluía seis puntos<br />

básicos: a) la constitución de una sociedad de<br />

servicios financieros que permitiera a cada entidad<br />

ofrecer una amplia gama de servicios a los<br />

clientes de la otra; b) la propiedad conjunta de<br />

las filiales en Alemania y Bélgica, a las que posteriormente<br />

se añadiría Portugal; c) la prestación


RBS<br />

De todas las operaciones llevadas a cabo por el Banco<br />

<strong>Santander</strong>, la alianza con el Royal Bank of Scotland<br />

(RBS) ha sido, posiblemente, la operación de mayor<br />

alcance estratégico en el ámbito internacional.<br />

conjunta de servicios offshore desde un banco creado<br />

conjuntamente en Gibraltar y gestionado por<br />

el Royal Bank; d) la colaboración de los bancos de<br />

inversión de ambos grupos (Banco <strong>Santander</strong><br />

de Negocios y Charterhouse plc) en todo lo relativo<br />

a operaciones bursátiles, colocaciones de<br />

valores, fusiones y adquisiciones; e) el desarrollo<br />

tecnológico conjunto, cuyo principal fruto<br />

sería el proyecto Inter Banking Online System<br />

(IBOS), para la interconexión de redes informáticas<br />

en tiempo real; y f ) la expansión conjunta<br />

en otros países, mediante proyectos dirigidos<br />

por una u otra entidad, según las características<br />

de cada caso, aunque, en principio, correspondería<br />

al Royal Bank of Scotland la gestión de<br />

los proyectos en el Reino Unido, Francia y Gibraltar<br />

y al <strong>Santander</strong> en el resto de Europa.<br />

Los dos grupos firmantes recalcaron su voluntad<br />

de mantener su independencia, se comprometieron<br />

a consultarse en todo lo relativo<br />

a posibles variaciones en sus respectivas participaciones<br />

accionariales y a prestarse ayuda<br />

mutua en caso de que alguna de las partes lo<br />

solicitara; en consecuencia, el <strong>Santander</strong> y el<br />

Royal suscribieron un acuerdo adicional por<br />

el cual: a) ninguno de los dos grupos aumentaría<br />

su participación en el otro sin la previa<br />

aprobación de éste; b) ninguno de los dos grupos<br />

vendería a terceros, total o parcialmente, sus<br />

acciones del otro sin antes ofrecerle la posibilidad<br />

de comprarlas o colocarlas total o parcialmente;<br />

y c) cada grupo se obligó a apoyar la estrategia<br />

de su aliado en las operaciones que cada uno de<br />

ellos emprendiese de forma autónoma.<br />

Para poner en funcionamiento la alianza<br />

y sacar el proyecto adelante se crearon ocho<br />

comités conjuntos permanentes y un noveno,<br />

de máximo nivel, encargado de evaluar cada<br />

cuarenta y cinco días el cumplimiento de los<br />

acuerdos. Además, los presidentes de cada<br />

uno de los bancos (Emilio Botín y sir Michael<br />

Herries) se integraron en los respectivos consejos<br />

de administración. Como el entendimiento<br />

entre ambas entidades se desarrolló con mayor<br />

rapidez y facilidad de la prevista, en enero de<br />

1991 se decidió ampliar el número de consejeros<br />

que ambas entidades tenían en la otra, y así<br />

Jaime Botín, vicepresidente del <strong>Santander</strong>, pasó<br />

a ser consejero del banco británico y el nuevo<br />

presidente de éste, lord George Younger, consejero<br />

del banco español.<br />

Para evaluar la trascendencia de la alianza<br />

con el RBS nada mejor que reproducir aquí las<br />

palabras que Emilio Botín dirigió a los accionistas<br />

en la Junta General correspondiente del<br />

año 1988. El presidente explicó que el motivo<br />

que había llevado al Banco a esta alianza con el<br />

Royal obedecía a la necesidad imperiosa de situar<br />

al <strong>Santander</strong> en la órbita europea, y añadió<br />

que se había elegido precisamente a esa institución<br />

británica por las afinidades existentes<br />

entre las dos sociedades:<br />

Tras avanzar decididamente en una implantación [en<br />

Europa] que nos convierte en el grupo español con más<br />

sucursales en los países de la Comunidad Europea, se<br />

dio el paso trascendental de cerrar una alianza estratégica<br />

con el Royal Bank of Scotland, quinto grupo financiero<br />

del Reino Unido […] Llegamos a este acuerdo<br />

tras haber comprobado, a lo largo de meses de intensa<br />

colaboración, que había un amplio campo de posibilidades,<br />

concretas y eficaces, para actuar en común […]<br />

Comprobamos, asimismo, que el estilo gerencial, la flexibilidad<br />

y la identidad de propósitos de nuestros dos<br />

grupos harían posible que la cooperación entre ambos<br />

fuera realmente única por su importancia operativa,<br />

alejada de planteamientos teóricos, y orientada de forma<br />

concreta a servir mejor a nuestros clientes y a actuar<br />

más eficazmente dentro del horizonte competitivo de la<br />

Europa de los próximos años.<br />

Cuando el presidente del <strong>Santander</strong> presentó la<br />

memoria de 1988, calificó la alianza con el RBS<br />

como única, y añadió que significaba la consolidación<br />

de una estrategia centrada en potenciar<br />

la presencia del <strong>Santander</strong> en Europa «para<br />

competir con ventaja en el nuevo escenario del<br />

mercado único del 92». Más adelante insistió en<br />

el avance realizado en 1988 en la estrategia internacional,<br />

con una red adecuada en el exterior<br />

que hacía del Grupo una institución más fuerte<br />

en el propio país (España). Con indisimulada<br />

complacencia, el presidente señaló que:<br />

[...] la libre circulación de capitales en la Europa de<br />

1992 va a suponer un escenario distinto, en el que habrán<br />

de triunfar aquellas entidades capaces de ofrecer<br />

un servicio de la máxima calidad y eficiencia. Y si<br />

éramos el Grupo financiero español mejor implantado<br />

en América, con diez bancos, hoy también lo somos en<br />

Europa, con dos bancos filiales en Alemania y Bélgica,<br />

el CC-Bank y el Crédit du Nord Belge; tomas de participación<br />

significativas en otras entidades: en Italia, el<br />

Istituto Bancario Italiano y en Portugal, el Banco de Comércio<br />

e Indústria. Y finalmente, el acuerdo de cooperación<br />

financiera, tecnológica y comercial con el Royal,<br />

que completa y refuerza nuestra estrategia internacional<br />

fundamentada en la presencia activa en 26 países.<br />

La vinculación del <strong>Santander</strong> con el Royal fue<br />

duradera, sólida y provechosa. Ambas sociedades<br />

se beneficiaron de los acuerdos, hubo<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 255


intercambio de ideas y de experiencia y el mercado<br />

captó que la alianza iba más allá de un mero<br />

intercambio de acciones: Royal y <strong>Santander</strong><br />

compartían objetivos y les unía una misma visión<br />

del futuro de la economía europea y mundial.<br />

Con la alianza, la entidad española traspasó<br />

las fronteras nacionales, adquirió aires<br />

cosmopolitas y adoptó conductas más europeas<br />

e internacionales. Sus directivos se familiarizaron<br />

con uno de los mercados financieros<br />

más desarrollados, el británico, y desde la<br />

atalaya de Edimburgo pudieron contemplar<br />

la evolución del sistema bancario mundial. El<br />

acuerdo con los escoceses fue de tanto calado,<br />

que sin esa experiencia de hacer banca a escala<br />

global quizá no hubiera sido posible la compra<br />

del Abbey, o hubiese sido más azarosa y complicada.<br />

Además, con el paso del tiempo la colaboración<br />

entre <strong>Santander</strong> y Royal se intensificó.<br />

Ambas entidades se ayudaron cuando<br />

fue necesario. El RBS apoyó al <strong>Santander</strong> en la<br />

compra de Banesto en 1994. Luego, en 1999,<br />

la ayuda fue a la inversa, pues le correspondió<br />

al <strong>Santander</strong> apoyar al RBS en la compra del<br />

National Westminster Bank; con ello el Royal<br />

alcanzó el segundo puesto del ranking bancario<br />

británico, al tiempo que el <strong>Santander</strong><br />

continuó siendo su principal accionista, con<br />

una participación que, a finales del año 2000,<br />

llegó a ser de casi el 10 por ciento. Y en el año<br />

2000 fue el Royal una vez más el que se puso<br />

a disposición de su aliado en la operación de<br />

Banespa. La alianza se dió por terminada en<br />

2004 a consecuencia de la compra del Abbey<br />

National Bank; al convertirse en competidores,<br />

<strong>Santander</strong> y Royal se vieron obligados a<br />

deshacer sus compromisos; pero la separación<br />

se efectuó de manera tan amistosa como<br />

amigable había sido el comienzo de su relación<br />

financiera.<br />

Se puso fin, de este modo, a un larguísimo<br />

periodo de leal colaboración que se prolongó<br />

durante dieciocho años y que fue sumamente<br />

provechoso en todos los aspectos para ambas<br />

entidades. Por eso, en la Junta del ejercicio<br />

2004, Emilio Botín dijo a los accionistas del<br />

Banco, no sin cierta melancolía, que a consecuencia<br />

de la compra del Abbey «nos hemos<br />

visto obligados a ajustar esta relación, que ha<br />

sido muy rentable y beneficiosa para las dos<br />

partes». Y en efecto lo había sido, pues el resultado<br />

neto, incluidos dividendos y plusvalías,<br />

de la inversión realizada por el <strong>Santander</strong> en<br />

1988 ascendió a los 4.500 millones de euros, lo<br />

que supuso una rentabilidad anual acumulativa<br />

cercana al 25 por ciento.<br />

256 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

Una revolución fi nanciera:<br />

la Supercuenta <strong>Santander</strong><br />

Entre 1986, primer ejercicio que se cierra con<br />

Emilio Botín como presidente de la entidad, y<br />

1993, justo el año anterior a la compra de Banesto,<br />

el Grupo <strong>Santander</strong> experimentó un crecimiento<br />

que cabe calificar de espectacular. Su<br />

balance agregado pasó de 2.773 a 10.443 billones<br />

de pesetas, lo que significa que se multiplicó<br />

por 3,8, por encima del aumento registrado<br />

por el conjunto de los ocho grandes bancos. En<br />

consecuencia, la sociedad cántabra incrementó<br />

su peso en el total del sistema financiero español<br />

(bancos y cajas de ahorro), del cinco al siete<br />

por ciento, y también dentro del subsector<br />

bancario, donde su cuota de mercado subió del<br />

13 al 19 por ciento. La clave de este ascenso fue<br />

la célebre Supercuenta <strong>Santander</strong>, una innovación<br />

financiera de gran calado, cuyo éxito cambió<br />

la naturaleza del Banco.<br />

Porque en efecto, dado que en estos años el<br />

<strong>Santander</strong> no absorbió a ninguna otra entidad,<br />

las causas de su rápido crecimiento absoluto y<br />

relativo hay que buscarlas en su dinámica interna<br />

y, más concretamente, en su capacidad<br />

Con la Supercuenta, el Banco<br />

<strong>Santander</strong> introdujo por fin la<br />

competencia en la misma médula<br />

del sistema bancario español<br />

de innovación, tanto en lo relativo a nuevos<br />

productos como a sus formas de comercialización.<br />

Con la famosa Supercuenta, el Banco<br />

<strong>Santander</strong> introdujo por fin la competencia en<br />

la médula misma del sistema bancario; con ella<br />

estalló lo que, en el argot de la época, se calificó<br />

de «guerra de precios», precisamente lo que<br />

las grandes entidades habían tratado de evitar<br />

durante tanto tiempo. Puesto que se trató de<br />

una auténtica batalla, queda disculpada la utilización<br />

del lenguaje militar para describir los<br />

preparativos, el desarrollo y las consecuencias<br />

de la ofensiva que trastocó la manera de hacer<br />

negocio de las grandes entidades españolas.<br />

Aunque el producto no se lanzó hasta 1989,<br />

en los años anteriores no se perdió el tiempo.<br />

Pese a que no estaba plenamente definido el armamento<br />

que se utilizaría en la ofensiva, lo que<br />

sí estaba claro es que ésta se desencadenaría,<br />

que no iba a estar exenta de riesgos y que, para<br />

afrontarlos sin poner en peligro la solvencia de la<br />

entidad, era imprescindible contar con una buena<br />

intendencia, en forma de alta rentabilidad,<br />

y con una sólida retaguardia, en forma de<br />

recursos propios. La preparación de las bases<br />

necesarias para iniciar la ofensiva se<br />

desarrolló entre 1986 y 1989, un periodo en el<br />

que el excelente comportamiento de la economía<br />

española favoreció la realización de las tareas,<br />

si bien al final del mismo se presentaron<br />

complicaciones inesperadas que no impidieron<br />

ni la puesta en marcha ni el éxito de la operación,<br />

pero que sí incidieron de forma desfavorable,<br />

al menos a corto plazo, en la cuenta de<br />

resultados del Banco.<br />

En esos años el PIB real creció a una tasa<br />

cercana al cinco por ciento, aproximando el<br />

producto per cápita español hasta casi el 80<br />

por ciento de la media de los países de la CEE.<br />

El paro disminuyó, el diferencial de inflación<br />

con la Comunidad cayó cuatro puntos porcentuales<br />

y el déficit público se situó por debajo<br />

del tres por ciento del PIB. El único aspecto<br />

negativo fue el deterioro de la competitividad<br />

frente al exterior, provocando que el déficit comercial<br />

se duplicase. Esta situación pudo salvarse<br />

gracias a la entrada de capitales, tanto a<br />

largo plazo, en forma de inversiones directas,<br />

como a corto plazo, atraídos por los altos tipos<br />

de interés y por unas perspectivas de estabilidad<br />

cambiaria que no quedaron defraudadas<br />

cuando la peseta se integró en el mecanismo<br />

de cambios del Sistema Monetario Europeo,<br />

en junio de 1989.<br />

Estos años de bonanza económica fueron<br />

bien aprovechados por el Banco <strong>Santander</strong><br />

para fortificar su retaguardia y reforzar<br />

su intendencia. Para lograr una sólida base se<br />

contaba con buenos cimientos, dada la excelente<br />

solvencia heredada del periodo anterior.<br />

A partir de ella, durante los primeros años del<br />

mandato del nuevo presidente se potenciaron<br />

los recursos propios, que crecieron de 125 a 223<br />

mil millones de pesetas, más de un 70 por ciento,<br />

merced a sucesivas ampliaciones de capital<br />

y a una inteligente política de reservas. La rentabilidad<br />

de partida también era alta, suficiente<br />

para absorber el previsible impacto negativo<br />

inicial de la ofensiva: tanto el ROE, beneficios<br />

sobre recursos propios, como el ROA, beneficios<br />

sobre balance, eran superiores a la media<br />

de los ocho grandes. 11 Pese a esta favorable<br />

posición de salida, el esfuerzo para mejorar la<br />

rentabilidad durante estos primeros años no<br />

cedió: en 1988, en vísperas del lanzamiento de<br />

la Supercuenta, se había logrado elevar el ROA<br />

hasta un nivel histórico del 1,8 por ciento y,<br />

no obstante el fuerte incremento de los recursos<br />

propios, el ROE del <strong>Santander</strong>, en torno al


18 por ciento, se mantuvo muy por encima del<br />

de sus más directos competidores. Además,<br />

el <strong>Santander</strong> logró que todos sus riesgos estuvieran<br />

sobreprovisionados, cumpliendo con creces<br />

las exigentes normas de valoración dictadas<br />

por el Banco de España. Así pues, la entidad dirigida<br />

por Botín, próxima ya al momento crítico<br />

del big bang, estaba bien pertrechada y con<br />

las baterías cargadas.<br />

El presidente manifestó: «Adelantarse<br />

seis meses a la competencia en las distintas<br />

formas de intermediación supone una gran<br />

ventaja. Quien ignore este proceso corre el<br />

riesgo de quedar fuera del mercado»<br />

Contando con esta firme infraestructura y<br />

con la motivación del personal del Banco, que<br />

iba a ser clave para el éxito de la operación,<br />

quedaban por concretar las características del<br />

arma que iba a utilizarse como ariete y el momento<br />

de pasar a la acción. Ambos aspectos<br />

estaban íntimamente relacionados, ya que se<br />

deseaba empezar cuanto antes. Lo había dicho<br />

Emilio Botín con claridad meridiana cuando se<br />

hizo cargo de la presidencia: «En estos tiempos,<br />

adelantarse seis meses a la competencia en<br />

las distintas formas de intermediación supone<br />

una gran ventaja. Quien ignore que este proceso,<br />

lejos de detenerse, se acelerará en el futuro,<br />

corre el riesgo de quedar fuera del mercado». 12<br />

Al pronunciar estas palabras es posible que ni<br />

él mismo fuera consciente de su valor profético,<br />

pues en pocos años el ritmo del cambio financiero<br />

iba a ser vertiginoso y sólo los que estuvieron alerta<br />

pudieron reaccionar a tiempo y con acierto.<br />

Sin embargo, cuando todos los elementos<br />

de la ofensiva estuvieron listos, el ciclo de<br />

la economía española se torció y el Banco de<br />

España se vio forzado a adoptar medidas para<br />

hacer frente al brusco empeoramiento de la<br />

coyuntura. Conforme avanzaba 1989 se hizo<br />

cada vez más evidente que la fase alcista del<br />

ciclo empezaba a mostrar síntomas de agotamiento.<br />

La presión de la demanda y la rigidez<br />

de muchos de los mercados interiores elevaron<br />

ese año la tasa de inflación dos puntos porcentuales,<br />

ante lo cual la política monetaria reaccionó<br />

elevando el tipo de intervención hasta situarlo<br />

en el 14 por ciento. A partir de entonces<br />

la desaceleración de la economía española fue<br />

cada vez mayor, hasta llegar a la crisis de 1993,<br />

la más profunda de nuestra historia reciente.<br />

Ocurrió además que el éxito sorprendente de<br />

la huelga general convocada por los sindicatos<br />

en diciembre de 1988 asustó al Gobierno socialista,<br />

provocando que éste relajara la disciplina<br />

fiscal, pese a los buenos frutos cosechados en<br />

años anteriores; entonces se hizo patente la soledad<br />

de la política monetaria para combatir las<br />

tensiones inflacionistas y los desequilibrios básicos<br />

de la economía. Los altos tipos de interés<br />

que hubo de aplicar el Banco de España para<br />

contener la inflación alentaron entradas masivas<br />

de capitales a corto plazo, que presionaron<br />

al alza el tipo de cambio de la peseta y agrandaron<br />

aún más el déficit comercial exterior.<br />

Para intentar solucionar estos problemas, se<br />

recurrió a endurecer los pocos instrumentos de<br />

control de cambios que todavía quedaban disponibles<br />

y se pactaron con el sistema bancario<br />

limitaciones al crecimiento del crédito. Estos<br />

acuerdos negociados entre los banqueros y el<br />

gobernador del Banco de España, Mariano Rubio<br />

Jiménez, fueron importantes porque tuvieron<br />

una repercusión decisiva en la historia del<br />

sistema financiero español. Además, añadieron<br />

una dificultad imprevista a los planes diseñados<br />

por Botín y su equipo; precisamente<br />

cuando estaba a punto de ponerse en circulación<br />

un producto cuyo objetivo era la captación<br />

de una gran masa de pasivo, se cruzaron en el<br />

camino las recomendaciones y duras medidas<br />

puestas en vigor por las autoridades económicas<br />

para frenar el crecimiento del activo.<br />

Así lo reconoció el presidente del Banco<br />

ante la Junta General de accionistas de 1989:<br />

La política monetaria muy restrictiva que ha tenido que<br />

aplicar el Banco de España, junto con las limitaciones<br />

al crecimiento del crédito impuestas en el segundo semestre<br />

del año, han hecho impacto en las cuentas de resultados<br />

de los bancos en general y concretamente en el<br />

nuestro […] Las medidas aplicadas por el Banco de España<br />

no nos gustan, pero probablemente en la situación<br />

en la que estaba la economía española eran inevitables<br />

[...] Esperamos que estas medidas sean por su carácter<br />

excepcional transitorias, ya que nuestro Grupo, dado el<br />

dinamismo de su actividad, se ve especialmente afectado<br />

por ellas. 13<br />

Quizá el momento elegido para el lanzamiento<br />

de la Supercuenta no fue el más idóneo, pero<br />

cuando se ideó el producto nadie anticipaba<br />

un giro tan brusco de la situación; tampoco era<br />

caso de aplazar sine die la ofensiva hasta que<br />

mejorara «el tiempo»; si se pretendía sorprender<br />

y anticiparse a los competidores cualquier<br />

día era bueno; todavía más: una vez las fuerzas<br />

en movimiento, y lo estaban ya a mediados de<br />

1989, su avance era imparable.<br />

Durante la gestación del proyecto, que se<br />

prolongó por espacio de seis meses, los hombres<br />

encargados de su diseño hubieron de<br />

trabajar con el máximo sigilo. No fue fácil<br />

de conseguir ya que en los preparativos no solamente<br />

participó personal de la entidad sino<br />

también gente ajena a la misma. Se formaron<br />

minúsculos grupos de trabajo, del tamaño<br />

de «células políticas» clandestinas, que se reunían<br />

en habitaciones pequeñas; más que al análisis<br />

financiero alguien ajeno a la trama pudo<br />

sospechar que las gentes del <strong>Santander</strong> se dedicaban<br />

a conspirar contra… ¿la competencia?,<br />

¿los clientes? Muy pocos sabían que de esos<br />

cónclaves secretos saldría un producto que en<br />

lugar de perjudicar al consumidor, le daría un<br />

inusual protagonismo, pues a propósito de lo<br />

hablado en esas reuniones celebradas a deshora,<br />

el verdadero beneficiario sería el cliente<br />

del Banco. Años después, Matías Rodríguez<br />

Inciarte, un testigo privilegiado de los preparativos,<br />

los rememoraba con estas palabras:<br />

«Preparamos la operación como una operación<br />

militar secreta, en todos sus detalles, incluidos<br />

los posibles escenarios de reacción de los competidores,<br />

que, por cierto, tardaron en hacerlo<br />

más de lo previsto». 14 Nada se dejó al azar;<br />

se discutió sobre el tipo de interés que debía<br />

ofrecerse, sobre el modus operandi y el sistema<br />

de marketing; se debatió sobre la probable respuesta<br />

de la clientela propia y ajena, se estudiaron<br />

los plazos mínimos y máximos necesarios<br />

para evaluar la incidencia del producto; se pensó<br />

cómo proceder si la operación, por la existencia<br />

de imponderables, se complicaba. Todo<br />

ello muy propio de la casa: dar siempre el primer<br />

paso, pero nunca saltar al vacío. Como le gustaba<br />

a Botín, sus colaboradores se afanaron en simular<br />

«lo probable y lo peor». La Supercuenta fue<br />

un proyecto bien pensado y mejor diseñado.<br />

El día elegido para el alumbramiento se<br />

fijó para el 12 de septiembre de 1989 y debía<br />

ir acompañado de una llamativa campaña publicitaria<br />

que consiguiera un amplio eco en<br />

un corto periodo de tiempo. Para reforzar su<br />

repercusión y dar visibilidad a la red, se estimó<br />

conveniente remozar el aspecto externo de<br />

las sucursales para que ofrecieran una nueva<br />

imagen. El nuevo producto debía venderse en<br />

las oficinas y éstas debían ser localizables con<br />

facilidad. Y así, en un movimiento atrevido, el<br />

Banco utilizó para la campaña el rojo metálico,<br />

Pantone 032C, que combinado con la llama<br />

olímpica proyectaba una idea de intencionado<br />

liderazgo. La idea fue brillante y de un éxito<br />

tan arrollador que el logotipo y el color han<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 257


Supercuenta<br />

El tríptico de la imagen anuncia el lanzamiento de<br />

la Supercuenta, uno de los productos financieros más<br />

revolucionarios que ha visto España. Su presentación,<br />

en 1989, concedió al <strong>Santander</strong> el impulso necesario<br />

para desmarcarse de su competencia.


pervivido hasta el día de hoy, e identifican al<br />

<strong>Santander</strong> en todas las partes del mundo donde<br />

tiene abierta una oficina. Las características<br />

del nuevo producto fueron explicadas a los<br />

altos directivos el fin de semana anterior a su<br />

lanzamiento, en un encuentro discreto celebrado<br />

fuera de la sede social. La jornada del lunes<br />

11 se repitió la convocatoria con directores de<br />

agencias llegados de toda España, haciendo<br />

hincapié en las características operativas y en<br />

el esfuerzo que el desarrollo de la operación iba<br />

a exigir de todo el personal del Banco.<br />

Por fin llegó el día «D» y, seguramente por<br />

casualidad, coincidió con la presentación en<br />

sociedad de Privanza, una institución financiera<br />

privada del recién creado Grupo Bilbao<br />

Vizcaya. Poco antes de empezar el cóctel en el<br />

Hotel Ritz de Madrid, donde estaban congregados<br />

todos los grandes banqueros salvo Emilio<br />

Botín, aparecieron en la televisión las primeras<br />

imagenes de la publicidad anunciando<br />

la Supercuenta <strong>Santander</strong>. Su impacto fue inmediato.<br />

La noticia corrió como un reguero de<br />

pólvora por los espléndidos salones del magno<br />

edificio; se produjo un patente desconcierto y<br />

todas las «gentes del mundo financiero» quisieron<br />

de inmediato verificar la existencia del<br />

nuevo producto y conocer sus características.<br />

El nuevo producto existía, por supuesto: se<br />

trataba de una cuenta corriente remunerada (éste<br />

era su nombre oficial) al 11 por ciento a partir<br />

de las primeras 125.000 pesetas, siempre que el<br />

saldo superase las 500.000 pesetas. Dado que la<br />

liquidación de intereses se realizaba diariamente,<br />

si algún día no se alcanzaba el saldo citado, ese día<br />

no se percibía ninguna remuneración. Además, la<br />

nueva cuenta presentaba como novedad el cobro<br />

de comisiones (de mantenimiento y a partir del<br />

undécimo apunte mensual), una práctica poco<br />

frecuente entonces a la que se oponían las asociaciones<br />

de consumidores, pero que el Banco de<br />

España apoyaba por considerar que contribuiría<br />

a racionalizar y abaratar el margen de intermediación<br />

al cobrarse los servicios únicamente a quien<br />

los percibía, en lugar de prorratearlos indiscriminadamente<br />

entre toda la clientela de activo y de<br />

pasivo. Verdaderamente novedoso y rompedor<br />

fue que el Banco <strong>Santander</strong>, uno de los grandes,<br />

ofreciera el producto a toda la clientela, no sólo a<br />

las empresas o a los clientes preferentes, sino al<br />

público en general, al pequeño y mediano titular<br />

de cuentas corrientes que deseara sacar algún<br />

provecho a sus saldos. Novedoso fue también el<br />

enorme despliegue publicitario, sin precedentes<br />

en la historia de la banca española. Que se trató<br />

de un producto atractivo y nuevo para la gran<br />

mayoría de los depositantes lo prueba la reacción<br />

que se produjo y la impresión que causó en todo<br />

el país y más allá de nuestras fronteras.<br />

Como no podía ser menos, ante una conmoción<br />

como la que supuso la aparición de la<br />

Supercuenta, se produjeron todo tipo de reacciones.<br />

Entre los competidores más próximos<br />

las hubo individuales y colectivas. El tema se<br />

discutió en la primera comida de los ocho grandes<br />

celebrada el 10 de octubre y a la que, lógicamente,<br />

tampoco acudió Emilio Botín, reunido<br />

ese día en Edimburgo en el Consejo de Administración<br />

del Royal Bank of Scotland, la entidad<br />

con la que se había cerrado un año antes una<br />

alianza estratégica en un movimiento tan audaz<br />

como la propia Supercuenta. Por supuesto,<br />

no hubo posibilidad de ningún tipo de acuerdo<br />

entre los asistentes; la sensación de desconcierto<br />

y de desánimo fue general y todos comprendieron<br />

que el «consenso» o «equilibrio»,<br />

Las autoridades económicas no tardaron<br />

en valorar la iniciativa, argumentando<br />

que la Supercuenta era «buena para el<br />

sistema y para la economía española»<br />

como quiera llamarse, se había roto de manera<br />

definitiva. Las declaraciones de los diferentes<br />

presidentes de los grandes bancos pusieron de<br />

relieve la perplejidad y la preocupación que generó<br />

en el sector la aparición de la Supercuenta.<br />

Unos admitieron que la competencia tenía<br />

que llegar antes o después, aunque no esperaban<br />

que hiciera irrupción tan pronto; otros<br />

que se trataba de una jugada muy audaz, pero<br />

arriesgada; y otros pensaron que se trataba de<br />

una medida alocada. Bien al contrario, diversos<br />

portavoces del Banco de España, así como<br />

del Ministerio de Economía, no tardaron en<br />

valorar la iniciativa, argumentado que las Supercuentas<br />

eran «buenas para el sistema y para<br />

la economía española», por el aumento de la<br />

competencia que suponían. Y también fuera<br />

del ambiente estrictamente profesional, la reacción<br />

de los medios de comunicación generalistas<br />

y especializados, nacionales y extranjeros,<br />

fue unánimemente favorable al producto, al<br />

que se consideraba como un poderoso instrumento<br />

para dinamizar la competencia interbancaria,<br />

que beneficiaría tanto a prestamistas<br />

como a prestatarios.<br />

Intramuros el éxito se celebró con la moderación<br />

típica de la casa; nada de cohetes,<br />

ni descorches de botellas de espumoso ni manifestaciones<br />

de entusiasmo ni autocomplacencia.<br />

Se habían cumplido los objetivos: dar un salto<br />

hacia delante, cuantitativo y cualitativo.<br />

Hecho el trabajo y acabada la tarea, las gentes<br />

del <strong>Santander</strong> giraron la cabeza para prestar<br />

atención a nuevos proyectos. Botín tampoco<br />

realizó declaraciones públicas triunfalistas y<br />

cuando habló lo hizo con moderación, confirmando<br />

que no se trataba de una operación coyuntural<br />

sino de un compromiso serio con los<br />

consumidores. Con su característico realismo,<br />

al presentar los resultados del tercer trimestre<br />

del año, manifestó: «Nuestro Grupo ha planteado<br />

esta operación como un proyecto a largo<br />

plazo [...] aunque la introducción de la cuenta<br />

corriente remunerada tendrá a corto plazo un<br />

efecto negativo sobre el margen financiero del<br />

Banco, la evolución de los resultados consolidados<br />

y las amplias reservas y provisiones con<br />

que contamos nos permiten tomar esta iniciativa».<br />

La incidencia a corto o medio plazo del<br />

incremento en la remuneración en la cuenta<br />

de pérdidas y ganancias del pasivo eran simple<br />

gaje del oficio, un asunto previsto y asimilado<br />

que no inquietaba en demasía. Por lo demás,<br />

el Banco <strong>Santander</strong> se limitó a comunicar a<br />

la prensa que haría pública una valoración<br />

de lo conseguido con la Supercuenta después de<br />

que hubiera transcurrido un ejercicio completo<br />

desde la fecha de su lanzamiento. Que no<br />

hubiera declaraciones efusivas no quiere decir<br />

que no se fuese consciente del paso dado con el<br />

producto; su trascendencia no ofrecía ninguna<br />

duda y esto sí lo reconoció con llaneza el presidente:<br />

«Con independencia del efecto sobre<br />

nuestra actividad, la decisión que tomamos en<br />

septiembre de 1989 ha tenido una repercusión<br />

profunda dentro del sistema financiero español».<br />

15 La Supercuenta tuvo un éxito arrollador<br />

porque supo combinar los dos elementos<br />

esenciales del negocio bancario: el riesgo y la<br />

iniciativa comercial; como el <strong>Santander</strong> encontró<br />

la mezcla ideal, se adelantó a los demás y<br />

volvió a diferenciarse de la competencia.<br />

Los responsables del <strong>Santander</strong> se sorprendieron<br />

de la aparente pasividad de sus competidores,<br />

pero lo achacaron más a la escasa<br />

capacidad de reacción de los demás que a méritos<br />

propios, no obstante haber descubierto un<br />

filón de recursos hasta entonces inexplorado:<br />

miles de clientes dispuestos a moverse de una<br />

entidad a otra. Que la competencia acusó el<br />

golpe lo demuestra lo difuso y poco entusiasta<br />

de su contraofensiva. Tras el desconcierto<br />

inicial, poco a poco empezaron a surgir productos<br />

para contrarrestar el efecto de las Supercuentas,<br />

pero de contenido y forma mucho<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 259


Grupo <strong>Santander</strong>: Estructura en 1993<br />

Bancos<br />

(17)<br />

Financieras<br />

(12)<br />

Gestión y<br />

asesoramiento<br />

de activos<br />

(13)<br />

España (2)<br />

Resto de Europa<br />

(5)<br />

América (10)<br />

España (6)<br />

Alemania (1)<br />

América (5)<br />

España (7)<br />

Luxemburgo (1)<br />

América (5)<br />

<strong>Santander</strong><br />

<strong>Santander</strong> de Negocios (BSN)<br />

CC-Bank (Alemania)<br />

CC-Banque (Bélgica)<br />

BCI (Portugal)<br />

<strong>Santander</strong> Suiza<br />

<strong>Santander</strong> Guernsey<br />

<strong>Santander</strong> Argentina<br />

<strong>Santander</strong> Chile<br />

<strong>Santander</strong> Merchant (Bahamas)<br />

<strong>Santander</strong> Investment (Bahamas)<br />

<strong>Santander</strong> Trust (Bahamas)<br />

<strong>Santander</strong> International (Estados Unidos)<br />

<strong>Santander</strong> Puerto Rico<br />

<strong>Santander</strong> National (Puerto Rico)<br />

<strong>Santander</strong> Overseas (Puerto Rico)<br />

<strong>Santander</strong> Uruguay<br />

Bansaleasing<br />

<strong>Santander</strong> de Leasing<br />

Bansafi na<br />

<strong>Santander</strong> de Factoring<br />

Hipotebansa<br />

Vista Capital<br />

CC-Leasing<br />

Bansander Leasing Corp (Puerto Rico)<br />

<strong>Santander</strong> de Leasing (Chile)<br />

<strong>Santander</strong> Factoring (Chile)<br />

Promociones y Desarrollo (México)<br />

Servicios <strong>Santander</strong> (Chile)<br />

Gesbansander<br />

<strong>Santander</strong> de Patrimonios<br />

<strong>Santander</strong> de Pensiones<br />

BSN SVB<br />

BSN Gestión de Patrimonios<br />

BSN Gestión<br />

BSN Pensiones<br />

International Fund Management<br />

Administradora de Fondos Mutuos<br />

<strong>Santander</strong> Merchant Chile<br />

<strong>Santander</strong> Corredores de Bolsa<br />

<strong>Santander</strong> Merchant Brasil<br />

<strong>Santander</strong> Asesores México<br />

Grupo <strong>Santander</strong>: Ofi cinas bancarias (1986-1993)<br />

Entidades<br />

Total ofi cinas 1.587 1.616 1.608 1.630 1.654 1.728 1.759 1.740<br />

En España 1.444 1.447 1.416 1.418 1.366 1.391 1.418 1.353<br />

En el extranjero 143 169 192 212 288 337 341 387<br />

1986<br />

1987<br />

1988<br />

1989<br />

1990<br />

1991<br />

1992<br />

1993<br />

260 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

menos agresivos, comercializados por filiales y<br />

destinados exclusivamente a retener en lo posible<br />

a la mejor clientela de pasivo. Los análisis<br />

previos del <strong>Santander</strong> habían estimado que sólo<br />

dos grupos bancarios contaban con la cuenta de<br />

resultados y con la tecnología necesarias para<br />

poder ofrecer productos competitivos. Lógicamente,<br />

el más potente era el Bilbao Vizcaya,<br />

pero su capacidad de respuesta se encontraba<br />

muy mermada, concentrados como estaban sus<br />

directivos en ultimar el proceso de fusión. Eso<br />

explica que el producto más cercano a la Supercuenta,<br />

la denominada «Cuenta Única», fuera<br />

lanzado al mercado no en el plazo de un mes,<br />

como había previsto el <strong>Santander</strong>, sino casi medio<br />

año después y no precisamente por alguno<br />

de los grupos mejor preparados, sino por Banesto,<br />

que ya había empezado una huida hacia<br />

adelante que le conduciría, pocos años después,<br />

a su crisis definitiva.<br />

Para la actividad del veterano establecimiento<br />

montañés, el primer efecto y posiblemente<br />

el más duradero fue cualitativo, ya que<br />

su imagen tradicional de entidad conservadora<br />

quebró definitivamente ante el gran público,<br />

siendo sustituida por la de una institución joven,<br />

dinámica y emprendedora. Cuando, al año<br />

siguiente, el saldo mínimo de la Supercuenta<br />

fue rebajado hasta 200.000 pesetas y su rentabilidad<br />

se elevó, primero al 11,5 por ciento y<br />

luego al 12,5 por ciento, a los clientes de la entidad<br />

ya no les quedó la menor duda de que estaban<br />

en el «mejor» banco del país. Insistir en<br />

esta línea fue una estrategia inteligente, pues<br />

sirvió para convencer a los depositantes y a los<br />

competidores de que la Supercuenta no era un<br />

mero anuncio publicitario pasajero, sino la señal<br />

de que el <strong>Santander</strong> había emprendido un<br />

camino sin retorno para ampliar su peso dentro<br />

del sistema financiero español.<br />

Esa imagen del Banco <strong>Santander</strong> como el<br />

más innovador de todo el sistema quedó confirmada<br />

en los años siguientes, cuando ejercicio<br />

tras ejercicio aparecieron nuevos productos,<br />

tanto de pasivo («Superdepósitos», en<br />

1991; «Superlibretas», en 1993), como de activo<br />

(«Supercrédito vivienda», en 1992; «Superhipoteca»,<br />

en 1993). En esta misma vertiente también<br />

debemos mencionar el lanzamiento, en 1991, de<br />

los «Superfondos», gestionados y comercializados<br />

por el Grupo, así como la primera emisión de bonos<br />

de titulización hipotecaria. Fue en estos años<br />

cuando la institución ofreció a sus clientes, sin ningún<br />

alarde publicitario, un sofisticado y atractivo<br />

producto de inversión, las cesiones de crédito. Se<br />

trataba de un activo de lógica financiera impecable,<br />

pero que resultó polémico por su fiscalidad, al considerar<br />

el Banco <strong>Santander</strong> que sus rendimientos<br />

estaban exentos de retención en origen.<br />

En el ámbito económico-financiero, las repercusiones<br />

de las Supercuentas para el Banco<br />

<strong>Santander</strong> no fueron menos importantes. En lo<br />

que al balance se refiere, los frutos fueron espectaculares:<br />

en un solo mes los depósitos a la vista<br />

crecieron un 19 por ciento; entre 1988 y 1990 el<br />

número de depositantes a la vista aumentó un<br />

55 por ciento, con un saldo medio casi tres veces<br />

superior al de ejercicios anteriores y la suma de<br />

depósitos e imposiciones aumentó más de un<br />

70 por ciento. El estirón fue acompañado de<br />

un salto en el número de empleados y de oficinas,<br />

pero la productividad, lejos de resentirse, mejoró:<br />

los depósitos por empleado crecieron un 60<br />

por ciento, con lo que el diferencial a favor del<br />

<strong>Santander</strong> respecto a los ocho grandes pasó de<br />

14 a 55 millones de pesetas; y los depósitos por<br />

oficina aumentaron un 70 por ciento, pasando<br />

el diferencial respecto a sus competidores de 13<br />

millones en contra del <strong>Santander</strong> a 412 millones<br />

a favor. Estas cifras resultan especialmente<br />

significativas si tenemos en consideración que<br />

se obtuvieron cuando ya la fase ascendente del<br />

ciclo económico se estaba agotando, y cuando<br />

estaban vigentes las restricciones al crecimiento<br />

del crédito acordadas por el Banco de España.<br />

La imagen del <strong>Santander</strong> como el<br />

banco más innovador del sistema quedó<br />

confirmada cuando ejercicio tras ejercicio<br />

aparecieron nuevos productos<br />

Ahora bien, aunque entre 1988 y 1990 el beneficio<br />

neto del Banco creció un 40 por ciento,<br />

un guarismo nada despreciable, las Supercuentas<br />

repercutieron con dureza sobre los márgenes de<br />

intermediación y sobre las ratios de rentabilidad,<br />

que cayeron de manera ostensible hasta situarse<br />

por debajo de la media de los ocho grandes. Ya<br />

se había previsto. Fue el precio que se pagó para<br />

subir de categoría, para ganar dimensión; para<br />

conquistar cuatro puntos de cuota de mercado,<br />

para saltar del quinto al tercer lugar en la lista<br />

de grandes bancos, sobrepasando al Central y<br />

al Hispanoamericano. Sin duda mereció la pena,<br />

porque demostró que el <strong>Santander</strong> era una entidad<br />

viva y, sobre todo, porque le cupo el honor<br />

de convertirse en adalid de la competencia. Pero<br />

es que, además, la Supercuenta ha sido una de<br />

las contribuciones más importantes que ha realizado<br />

la entidad cántabra a la modernización<br />

de la economía española.


14,5%<br />

Desde su irrupción en el mercado, las Supercuentas fueron<br />

ofreciendo mayores ventajas a sus clientes.


Sede de Azca, Madrid Cualquier soporte era bueno para dar a conocer los nuevos productos. En la imagen la<br />

sede de Castellana en Azca con una enorme pancarta.<br />

262 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

La recuperación de la rentabilidad fue uno<br />

de los objetivos prioritarios de los responsables<br />

del <strong>Santander</strong> en los ejercicios siguientes.<br />

Lograr tal propósito no fue, sin embargo, nada<br />

fácil. Las expectativas de los más optimistas,<br />

que confiaban en que la entrada en la CEE<br />

traería para la economía española un periodo<br />

de prosperidad de duración ilimitada, se vieron<br />

frustradas a partir de 1989, ya que la desaceleración<br />

del crecimiento del PIB fue cada vez mayor,<br />

hasta acabar en la profunda crisis de 1993,<br />

cuando el PIB registró un descenso del uno por<br />

ciento. El desempleo aumentó hasta el 25<br />

por ciento, un nivel desconocido hasta entonces.<br />

También en materia fiscal se registraron<br />

hechos negativos: mientras los ingresos fiscales<br />

se mantuvieron estables en términos del<br />

PIB, el gasto público se incrementó en cinco<br />

puntos porcentuales, hasta alcanzar un máximo<br />

histórico absoluto del 47 por ciento. Con<br />

ello, la necesidad de financiación de las Administraciones<br />

Públicas llegó a alcanzar el seis<br />

por ciento del PIB, nivel sin precedentes que<br />

arrastró a la Deuda Pública en circulación a<br />

Cuando desaparecieron las<br />

restricciones al crecimiento del<br />

crédito, merced a los nuevos productos<br />

puestos en circulación, su balance<br />

dobló el tamaño entre 1990 y 1993<br />

batir su propio récord, hasta rozar casi el 60<br />

por ciento del PIB. Únicamente en materia de<br />

inflación mejoró la situación, con lo que el diferencial<br />

con la CEE se mantuvo como media<br />

por debajo de un punto porcentual, si bien para<br />

lograr este resultado el Banco de España hubo<br />

de mantener las limitaciones al crecimiento<br />

del crédito bancario. Después, la coyuntura se<br />

complicó aún más en 1992 a consecuencia de<br />

la crisis del Sistema Monetario Europeo; las<br />

presiones alcistas sobre el tipo de cambio de la<br />

peseta se invirtieron y, como persistió el déficit<br />

comercial y descendieron de manera brusca las<br />

entradas de capital, las autoridades se vieron<br />

forzadas a llevar a cabo tres devaluaciones de la<br />

peseta en medio año, entre septiembre de 1992<br />

y mayo de 1993, que en total acumularon una<br />

depreciación del 19 por ciento.<br />

Pese a lo desfavorable de la coyuntura, el<br />

Banco <strong>Santander</strong> sorteó esta etapa razonablemente<br />

bien. Cuando desaparecieron las restricciones<br />

al crecimiento del crédito, merced<br />

a los nuevos productos puestos en circulación,<br />

su balance dobló el tamaño entre 1990 y 1993,


ganando más de tres puntos de cuota de mercado<br />

respecto a sus más directos competidores<br />

y logrando mantenerse en el tercer lugar del<br />

ranking, tras el Central Hispanoamericano,<br />

creado en 1991, y el Bilbao Vizcaya. 16 El beneficio<br />

neto del establecimiento aumentó significativamente<br />

al tiempo que la rentabilidad<br />

financiera experimentó una notable mejoría.<br />

La productividad también subió, manteniéndose<br />

por encima de la media estimada para los<br />

ocho grandes, y los niveles de solvencia permanecieron<br />

elevados, pese al deterioro generalizado<br />

de la situación económica, que obligó<br />

a efectuar fuertes provisiones.<br />

Las Supercuentas no agotaron los movimientos<br />

bancarios efectuados por Emilio Botín<br />

y su equipo de colaboradores en estos años. Aún<br />

sobraron fuerzas para acometer la reestructuración<br />

del Grupo, dar un repaso al esquema de<br />

participaciones, comprar un 13 por ciento<br />

de la vigésimo quinta entidad de crédito americana,<br />

el First Fidelity Corporation, impulsar<br />

<strong>Santander</strong> Investment e iniciar una nueva etapa<br />

de expansión en Latinoamérica. Con todas<br />

estas operaciones, que en tan sólo un sexenio<br />

dieron un vuelco a la composición del Grupo<br />

<strong>Santander</strong>, se pretendió cumplir un triple objetivo:<br />

racionalizar e integrar la gestión de todas<br />

las unidades, especializar cada entidad en<br />

una línea de negocio bien definida y, en tercer<br />

lugar, intensificar el grado de internacionalización<br />

del Grupo. Ahora nos ocuparemos<br />

de las modificaciones de la estructura española<br />

y después de la estrategia internacional en<br />

América y en Europa.<br />

A finales de 1986 la composición del Grupo<br />

<strong>Santander</strong> era relativamente sencilla: lo<br />

integraban las cincuenta sociedades reunidas<br />

en el cuadro incluido en el capítulo anterior<br />

(p. 180). 17 Apenas seis años después el esquema<br />

era bastante más complejo y diversificado, funcional<br />

y geográficamente. En España, el Grupo<br />

se redujo de cinco a dos entidades, acorde a las<br />

líneas de estrategia del Consejo expuestas por<br />

Emilio Botín en la Junta General de 1989, donde<br />

explicó que «la política de segundas marcas<br />

ha sido general en un momento determinado<br />

de la evolución de la banca española; sin embargo,<br />

hoy sólo puede justificarse en razón de<br />

una especialización, bien sea ésta geográfica,<br />

funcional o de segmento de negocio». 18 La línea<br />

de acción estaba clara: se trataba de hacer<br />

desaparecer las filiales consideradas generalistas.<br />

A ese propósito respondió la OPA lanzada<br />

por la matriz en 1987 sobre el Banco Comercial<br />

Español, una entidad saneada, rentable y con<br />

excelentes resultados. El Grupo tenía una participación<br />

del 36 por ciento, que subió al 76 por<br />

ciento y que posteriores adquisiciones elevaron<br />

hasta el 83 por ciento. En 1989, las juntas generales<br />

del <strong>Santander</strong> y del Comercial Español<br />

aprobaron la fusión por absorción del segundo<br />

por parte del primero. No obstante, en 1990,<br />

antes de materializarse la operación surgió un<br />

comprador, el Crédit Lyonnais, con una atractiva<br />

oferta. El <strong>Santander</strong> no lo dudó: enajenó el<br />

Comercial Español y obtuvo unas sustanciosas<br />

plusvalías que llegaron en un momento sumamente<br />

oportuno, dada la ya comentada incidencia<br />

de las Supercuentas en los resultados.<br />

La siguiente marca que salió del Grupo fue<br />

la Banca Jover. En este caso el proceso, que<br />

también terminó en venta al Crédit Lyonnais,<br />

fue más alambicado. Primero se suscribió un<br />

acuerdo en 1989 con la Cassa di Risparmio delle<br />

Provincie Lombarde para intercambiar el 30<br />

por ciento de su filial, el Istituto Bancario Italiano,<br />

por igual porcentaje de la Banca Jover. 19<br />

Dos años más tarde, en marzo de 1991, las dos<br />

casas matrices decidieron deshacer la operación<br />

y Jover regresó al seno del Grupo <strong>Santander</strong>.<br />

Pero de nuevo apareció la entidad francesa,<br />

que se ofreció a adquirir el 69 por ciento de la<br />

entidad y se comprometió a la compra de un 30<br />

por ciento adicional al año siguiente. Como se<br />

cumplieron puntualmente los pactos, Jover salió<br />

definitivamente del Grupo después de una<br />

brillante ejecutoria. En cuanto al Banco de<br />

Murcia, otra segunda marca dedicada a banca<br />

comercial comprada y reflotada tras el proceso<br />

de privatización de Rumasa, fue vendida a Bancaja<br />

sin mayores complicaciones en 1993.<br />

La política de especialización de las<br />

segundas marcas propició la venta<br />

de las entidades generalistas; su consecuencia<br />

fue la venta del Banco Comercial Español,<br />

la Banca Jover y el Banco de Murcia<br />

Al conjunto de las sociedades financieras<br />

españolas se las sometió, asimismo, a una<br />

sustancial reordenación. Primero se decidió<br />

incorporar a dos de ellas, Bansander de Financiaciones<br />

(Bansafina), especializada en el sector<br />

automovilístico, y <strong>Santander</strong> International<br />

Fund Management Company, ésta con sede en<br />

Luxemburgo y dedicada a la gestión de fondos<br />

de inversión especializados en valores cotizados<br />

en bolsas extranjeras. Luego, en 1988, mediante<br />

una serie de OPAs, la casa matriz se hizo con<br />

la mayoría del capital de las cinco sociedades<br />

de inversión que ya gestionaba (Bansaliber,<br />

Carmosa, Ceivasa, Fibansa y Norvasa). Una<br />

segunda línea de actuación consistió en diversificar<br />

la naturaleza de las financieras. En<br />

1989 se incorporaron al Grupo <strong>Santander</strong> de<br />

Pensiones, creada al amparo de la ley de Fondos<br />

de Pensiones del año anterior; BSN Sociedad<br />

de Valores y Bolsa, surgida tras la<br />

aprobación de la ley del Mercado de Valores;<br />

y <strong>Santander</strong> de Leasing, que se especializó en<br />

arrendamiento financiero inmobiliario.<br />

Esta febril actividad obedecía, lógicamente,<br />

a la preocupación que en uno de sus discursos<br />

había manifestado Emilio Botín por hacer<br />

frente al acelerado proceso de desintermediación<br />

financiera: el manejo de voluminosos<br />

recursos por instituciones especializadas no<br />

bancarias, lo cual suponía un verdadero quebradero<br />

de cabeza para los responsables de las<br />

sociedades de crédito ya establecidas. La dirección<br />

del <strong>Santander</strong> quiso prepararse para intervenir<br />

en todo tipo de actividades relacionadas<br />

con los mercados de valores, potenciando las<br />

sociedades de inversión y las gestoras de fondos<br />

de inversión y de pensiones. La decisión<br />

fue acertada, pues rindió buenos frutos hasta<br />

el punto de que los recursos gestionados<br />

por ambos tipos de fondos pasaron del cinco<br />

al 40 por ciento del importe total de los depósitos<br />

del Grupo entre 1988 y 1994.<br />

En el exterior la recomposición de participaciones<br />

adquirió una intensidad de vértigo.<br />

En 1986 desarrollaba su actividad financiera a<br />

través de ocho filiales, dedicadas básicamente<br />

a la banca comercial y todas ellas situadas en<br />

América. A ellas había que añadir veinticuatro<br />

sucursales de la casa matriz, cinco europeas y<br />

diecinueve americanas. La estructura en 1993<br />

era notablemente distinta. Las líneas básicas de<br />

actuación fueron la expansión en Latinoamérica<br />

y en Europa y la potenciación de la presencia<br />

de la banca mayorista en los principales mercados<br />

internacionales. Además, estos cambios<br />

se vieron acompañados de la implantación de<br />

una nueva filosofía organizativa en el área internacional,<br />

fruto del crecimiento del Grupo<br />

y del deseo de conseguir una mayor integración<br />

de todas las unidades y áreas de negocio.<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 263


Superproductos<br />

Toda una gama de nuevos «Superproductos» fueron<br />

comercializados masivamente por la extensa y eficiente<br />

red de oficinas en España.


Grupo <strong>Santander</strong>: Empleados (1986-1993)<br />

Matriz<br />

Total Total Mujeres Hombres Resto<br />

1986 14.012 9.698 699 8.999 4.314<br />

1987 14.505 9.742 724 9.018 4.763<br />

1988 15.544 10.164 761 9.403 5.380<br />

1989 17.341 10.402 982 9.420 6.939<br />

1990 18.834 11.132 1.399 9.733 7.702<br />

1991 19.842 11.711 1.722 9.989 8.131<br />

1992 20.357 11.268 1.765 9.503 9.089<br />

1993 21.472 11.827 1.901 9.926 9.645<br />

Banco <strong>Santander</strong> y su Grupo consolidado (1986-1993)<br />

Total balance (miles de millones) Matriz Grupo<br />

1986 2.048,3 2.773,2<br />

1987 2.107,3 2.928,8<br />

1988 2.247,7 3.342,5<br />

1989 3.105,3 4.527,7<br />

1990 3.797,8 5.346,4<br />

1991 4.198,5 5.826,2<br />

1992 5.271,3 7.052,2<br />

1993 7.350,4 10.442,5<br />

Benefi cio neto (miles de millones)<br />

1986 16,8 22,2<br />

1987 21,0 26,7<br />

1988 30,1 34,9<br />

1989 36,4 40,9<br />

1990 42,2 43,6<br />

1991 49,2 55,1<br />

1992 54,2 59,2<br />

1993 60,8 66,4<br />

266 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

El Banco <strong>Santander</strong> de Negocios<br />

y <strong>Santander</strong> Investment<br />

En 1985 el Consejo de Administración del Banco<br />

<strong>Santander</strong> adoptó un acuerdo que tendría notables<br />

repercusiones en su evolución posterior: utilizar<br />

la licencia del Banco Comercial de Cataluña<br />

para constituir el Banco <strong>Santander</strong> de Negocios<br />

(BSN), una entidad especializada en el segmento<br />

de merchant banking. Se deseaba disponer de una<br />

institución que operase de forma análoga a como<br />

lo venía haciendo, con éxito creciente, la banca extranjera<br />

que se había instalado en España desde la<br />

apertura del sistema financiero. Con Emilio Botín<br />

de presidente y Juan Rodríguez Inciarte como<br />

consejero y director general, BSN se especializó<br />

en banca de inversiones, si bien con algunas peculiaridades,<br />

ya que no se limitó a desarrollar las actividades<br />

mayoristas tradicionales de la banca de<br />

negocios. 20 También se mostró activo en la prestación<br />

de servicios personalizados a los particulares<br />

en las áreas de gestión de patrimonios, inversiones<br />

bursátiles y asesoramiento financiero, así como en<br />

la comercialización de participaciones en fondos<br />

de inversión. Para ello, a diferencia de lo que es<br />

habitual en la banca de inversión, dispuso pronto<br />

de una red propia de sucursales en las principales<br />

ciudades españolas. Asimismo, participó en los<br />

mercados de productos derivados, tanto los tradicionales<br />

como los que posteriormente fueron<br />

surgiendo en los mercados españoles: futuros y<br />

opciones, primero sobre Deuda Pública y luego<br />

sobre acciones, divisas, tipos de interés y préstamos<br />

interbancarios. El Banco <strong>Santander</strong> de<br />

Negocios, además, empezó a internacionalizar<br />

su actividad, fundamentalmente al amparo de<br />

los acuerdos estratégicos de la casa matriz, en<br />

colaboración con Charterhouse, merchant bank<br />

del Royal Bank of Scotland, y con Nomura y<br />

Kemper, en cada una de sus respectivas áreas de<br />

especialización.<br />

En 1992, siete años después de su creación, el<br />

<strong>Santander</strong> de Negocios contaba con treinta oficinas<br />

en toda España, disponía de tres filiales altamente<br />

especializadas (BSN Sociedad de Valores<br />

y Bolsa, BSN Gestión y BSN Gestión de Patrimonios).<br />

El <strong>Santander</strong> de Negocios quedó integrado<br />

en <strong>Santander</strong> Investment tras la creación de<br />

éste en 1993 y permaneció como unidad que<br />

desarrollaba las actividades mencionadas anteriormente<br />

en España hasta su fusión en el año<br />

2000 con Banif, banco privado que entró en la<br />

órbita del <strong>Santander</strong> en la fusión con el Central<br />

Hispano. En 2004, Banif introdujo un cambio<br />

estratégico en su modelo de negocio que ha<br />

supuesto un gran crecimiento en el número de<br />

clientes. A la oferta total de servicios a los clientes<br />

de banca privada, sumó el resto de la operativa<br />

bancaria comercial tradicional. Por este<br />

motivo, Banif comenzó una agresiva expansión<br />

de su red de oficinas que pasó de treinta y cinco<br />

en 2004 a unas sesenta que tendrá operativas<br />

a finales de 2007. En los tres años que lleva en<br />

funcionamiento este proyecto, el banco prácticamente<br />

ha duplicado su tamaño.<br />

La creación de <strong>Santander</strong> Investment, del<br />

que Ana Patricia Botín fue nombrada consejera<br />

delegada, fue el punto de partida de la expansión<br />

americana de las actividades de banca corporativa,<br />

mercados de capitales, gestión de activos<br />

y banca privada. Para dar servicio a sus clientes<br />

corporativos de España y América, se constituyó<br />

<strong>Santander</strong> Investment Securities, con licencia<br />

para operar en Nueva York. Examinado por<br />

la FED, el banco central de Estados Unidos, y<br />

por la NASD, la institución superó uno de los<br />

procesos más exigentes del mundo en cuanto a<br />

los niveles de control de las operaciones y del<br />

riesgo. <strong>Santander</strong> Investment se convirtió en<br />

el cuarto banco europeo y en el único español<br />

autorizado para operar como broker dealer en<br />

<strong>Santander</strong> Investment se convirtió en<br />

el cuarto banco europeo y en el único<br />

español autorizado para operar como<br />

broker dealer en Estados Unidos<br />

Estados Unidos, ofreciendo servicios de intermediación<br />

de títulos españoles y latinoamericanos.<br />

También estaba presente en Londres, a<br />

través de Newton <strong>Santander</strong> Investment Management,<br />

gestora de fondos de inversión participada<br />

conjuntamente con la sociedad británica<br />

Newton Investment Management. 21<br />

En el ejercicio 1996, el <strong>Santander</strong> Investment<br />

había logrado instalarse en catorce países<br />

(Portugal, Brasil, Argentina, Chile, Colombia,<br />

México, Estados Unidos y Reino Unido, entre<br />

otros) y operar en los principales centros financieros<br />

del mundo (Londres, Frankfurt, París,<br />

Milán, Nueva York, Tokio, Singapur y Hong<br />

Kong). Tenía abiertas treinta y una oficinas en<br />

España y trece sucursales en el exterior (tres<br />

en Europa, ocho en América y dos en Asia).<br />

Ese ejercicio logró unos resultados netos de<br />

11.686 millones de pesetas; dos tercios de sus<br />

ingresos procedían de España y el resto del extranjero<br />

(de los que un 40 por ciento eran de<br />

Europa, el 30 por ciento de Latinoamérica, el<br />

28 por ciento de Nueva York y un dos por ciento<br />

de Asia). Por segmentos, el 34 por ciento


Banif<br />

En 2007 Banif, el mayor banco privado de España,<br />

contará con una red de sesenta oficinas repartidas por<br />

todo el territorio nacional.<br />

procedía de Tesorería y Renta Fija, el 25 por<br />

ciento de Gestión de Activos, el 24 por ciento<br />

de Banca de Inversión y el resto de Intermediación<br />

de Renta Variable y otros servicios. En<br />

poco tiempo, <strong>Santander</strong> Investment se había<br />

convertido en una pieza esencial del Grupo<br />

<strong>Santander</strong>, al que aportaba cerca del 10 por<br />

ciento de sus beneficios totales.<br />

Además, el Investment lideró en la segunda<br />

mitad de los noventa la compra de bancos<br />

en Latinoamérica, una zona donde sus equipos<br />

locales tenían ya una notable experiencia<br />

que les permitiría realizar una importantísima<br />

actuación. Es en esta época cuando se incorporaron<br />

al Banco directivos que, a día de hoy,<br />

junto con otros que ya lo habían hecho previamente,<br />

como Mauricio Larraín, son responsables<br />

de importantes unidades del Grupo en el<br />

extranjero, como son Enrique Cristofani, Michel<br />

Goguikian, António Horta Osório, Gabriel<br />

Jaramillo o Marcos Martínez.<br />

Por aquellos mismos años <strong>Santander</strong> Investment<br />

llevó a cabo una exploración de los<br />

mercados asiáticos, tratando de ampliar la modesta<br />

base que la casa matriz poseía en Tokio,<br />

Singapur y Hong Kong, e incorporó equipos de<br />

profesionales dedicados a la intermediación en<br />

acciones asiáticas en China, India, Indonesia y<br />

Hong Kong, entre otros. Asimismo, estableció<br />

una sociedad en Filipinas (Banco <strong>Santander</strong><br />

Filipinas), especializada en banca corporativa,<br />

y otra en Singapur. Pero, a la luz de la crisis<br />

asiática que afectó a los mercados internacionales<br />

en 1998, el <strong>Santander</strong> decidió reducir sus<br />

actividades en Asia para centrarse en las regiones<br />

de mayor interés estratégico para el Grupo<br />

(España, Portugal e Iberoamérica).<br />

En sus cinco años de vida (o trece si contamos<br />

desde la creación del BSN), el <strong>Santander</strong><br />

Investment desempeñó un papel esencial. Su<br />

contribución al Grupo fue cuantitativa, entre<br />

el cinco y el diez por ciento de los beneficios,<br />

pero sobre todo fue cualitativa. BSN y <strong>Santander</strong><br />

Investment fueron una de las principales, si<br />

no la principal, vía de internacionalización del<br />

<strong>Santander</strong> en la década de los noventa. Aportó<br />

visión a largo plazo y conocimiento directo y<br />

constante de los mercados en los que operaba,<br />

fue una escuela de formación de expertos y una<br />

de sus tareas más sobresalientes consistió en<br />

reunir el capital humano que necesitarían los<br />

bancos latinoamericanos del Grupo.<br />

Banesto sale al encuentro<br />

El Banco <strong>Santander</strong> compró el Banco Español<br />

de Crédito (Banesto) en 1994, en una de las<br />

jugadas más audaces y extraordinarias de la<br />

historia financiera española. Aunque fue una<br />

decisión meditada y preparada por un selecto<br />

grupo de directivos de la entidad, no cabe duda<br />

que en esta resolución, más que en ninguna<br />

otra, el protagonismo correspondió a Emilio<br />

Botín. El significado y trascendencia de la compra<br />

es difícil de exagerar: Banesto proporcionó<br />

masa crítica al <strong>Santander</strong>, le dio fuerzas para<br />

La compra de Banesto proporcionó<br />

masa crítica al <strong>Santander</strong><br />

y le catapultó al segundo puesto<br />

del ranking español<br />

proseguir su expansión exterior y le catapultó<br />

al segundo puesto del ranking español. Sin<br />

Banesto no hubiera sido posible la fusión con<br />

el Central Hispano ni la construcción de la primera<br />

franquicia bancaria en Latinoamérica ni<br />

tampoco la adquisición del Abbey Bank. Con<br />

Banesto, el <strong>Santander</strong> adquirió, además, treinta<br />

y siete entidades que sumó a su ya larga lista<br />

de compras y absorciones.<br />

El Banco Español de Crédito tiene como<br />

antecedente la Sociedad General del Crédito<br />

Mobiliario Español, creada en Madrid en<br />

1856. 22 Su promotor fue el Crédit Mobilier<br />

francés, que contó con socios minoritarios italianos<br />

y españoles para suscribir un capital social<br />

de 456 millones de reales, una cifra astronómica<br />

que le situó a la cabeza de las entidades<br />

financieras españolas de la época. La sociedad<br />

madrileña sobrevivió, no sin dificultades, a la<br />

crisis financiera de 1866, comprometida como<br />

estaba en inversiones ferroviarias; se rehizo y,<br />

a partir de 1868, inició una etapa ascendente<br />

que llegó a su apogeo en la década de los<br />

ochenta. Luego, nuevas complicaciones y una<br />

gestión poco acertada dieron paso a una larga<br />

fase de decadencia que duró veinte años,<br />

hasta su autoliquidación para transformarse<br />

en una sociedad de nuevo cuño.<br />

El Español de Crédito nació en mayo de<br />

1902, con un capital de 20 millones de pesetas,<br />

suscrito en su mayoría por accionistas franceses,<br />

entre ellos los propietarios del desaparecido<br />

Crédito Mobiliario; también participaron<br />

en la fundación inversores españoles con fondos<br />

repatriados de las antiguas colonias americanas.<br />

Gracias a la bonanza de los negocios<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 267


268 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

durante la Primera Guerra Mundial, estos últimos<br />

lograron hacerse con la mayoría del capital,<br />

nacionalizando casi por completo la entidad.<br />

Desde comienzos de los años veinte el<br />

Español de Crédito inició una fulgurante expansión<br />

con apertura de sucursales y compra de<br />

bancos de pequeño y medio tamaño. Cuando en<br />

1933, José Gómez-Acebo, marqués de Cortina,<br />

cedió la presidencia de la entidad a su sucesor,<br />

<strong>Pablo</strong> Garnica Echevarría, Banesto contaba con<br />

400 oficinas repartidas por toda España. Los<br />

veintisiete años de gestión de Garnica catapultaron<br />

a Banesto al liderazgo indiscutible de la<br />

banca española, una posición de la que disfrutó<br />

durante mucho tiempo. La tranquilidad caracterizó<br />

la vida de la entidad durante las plácidas<br />

décadas de 1960 y 1970, si bien perdió algo de<br />

fuelle siendo superada por instituciones más<br />

dinámicas. Con el cambio de coyuntura y la<br />

crisis económica, Banesto, entonces presidido<br />

por José María Aguirre Gonzalo, empezó a<br />

acusar ciertos problemas relacionados con su<br />

grupo industrial y con algunos de los bancos<br />

absorbidos en aquellos años, tales como Coca<br />

y Garriga Nogués. Las dificultades se agudizaron<br />

en los años de la debacle bancaria, hasta<br />

el punto de que en 1986 Banesto presentó una<br />

cuenta de resultados con beneficio cero, algo<br />

El 28 de diciembre de 1993 el Banco<br />

de España, cuyos inspectores llevaban<br />

meses sin abandonar la sede central de<br />

Banesto, decidió intervenir la entidad<br />

insólito hasta esa fecha entre las grandes instituciones.<br />

No es de extrañar, por tanto, que en<br />

aquellos años el Español de Crédito, una entidad<br />

codiciada a pesar de sus dificultades temporales,<br />

fuese el objetivo más común en las distintas<br />

opciones de fusión que surgieron en la<br />

segunda mitad de los años ochenta. No fraguó<br />

ninguna, ni el intento del Bilbao ni tampoco la<br />

unión amistosa planteada con el Central. <strong>Pablo</strong><br />

Garnica Mansi y José María López de Letona,<br />

presidentes sucesivos de la entidad, trataron de<br />

mejorar su gestión interna y resolver sus problemas,<br />

pero complicaciones de toda índole<br />

hicieron la tarea casi imposible.<br />

El Banco de España comenzó a preocuparse<br />

por el Banesto cuando las negociaciones de fusión<br />

con el Central, durante el invierno de 1988-<br />

1989, se torcieron. Aunque Mariano Rubio instó<br />

a ambas partes a llegar a un pronto acuerdo,<br />

hondas divergencias de criterio convencieron a<br />

todos de que la proyectada fusión era inviable,<br />

momento a partir del cual, abril de 1989, cada<br />

institución siguió su camino. El fracaso de la<br />

operación había debilitado a las dos entidades,<br />

pero la situación financiera de Banesto, presidido<br />

ya por Mario Conde, no era preocupante. No<br />

obstante, esta situación duró poco, pues en los<br />

años siguientes la posición del banco comenzó<br />

a deteriorarse de forma acelerada. Los responsables<br />

de la institución decidieron emprender<br />

una desordenada expansión en momentos en<br />

los que, a sugerencia del Banco de España, las<br />

demás entidades habían pactado limitar el crecimiento<br />

de sus créditos. Para llevar adelante<br />

sus planes, Banesto captó clientes de alto riesgo,<br />

efectuó inversiones poco afortunadas y el<br />

coste medio de sus depósitos se elevó casi tres<br />

puntos porcentuales entre 1989 y 1991, frente a<br />

los dos puntos del resto de los grandes bancos.<br />

El intento de agrupar sus participaciones empresariales<br />

en el holding Corporación Industrial<br />

Banesto y sacar éste a bolsa se vio frustrado por<br />

el hundimiento de las cotizaciones que siguió a<br />

la primera guerra del Golfo. Tras vender los títulos<br />

de mayor calidad, la crisis económica afectó<br />

con dureza al resto de las sociedades del grupo.<br />

El banco tuvo que soportar fuertes minusvalías<br />

que le obligaron a efectuar onerosas provisiones;<br />

además, se vio obligado a ampliar los apoyos crediticios<br />

a sus empresas con la consiguiente concentración<br />

de riesgos. Al final, la solvencia de la<br />

entidad se resintió peligrosamente.<br />

En 1992 Banesto presentó, a instancias de un<br />

Banco de España preocupado por el deterioro<br />

progresivo de la institución, un plan de actuación<br />

que incluía una significativa ampliación de capital.<br />

Ésta, con la ayuda de J. P. Morgan, se desarrolló<br />

con normalidad, en sus dos primeras partes, no<br />

así en la tercera, prevista para el otoño de 1993, que<br />

tuvo que ser aplazada. Además, este plan pronto<br />

se mostró insuficiente debido a la existencia de<br />

numerosas irregularidades descubiertas en el tercer<br />

trimestre de 1993. En consecuencia, el Banco<br />

de España solicitó un nuevo proyecto de saneamiento<br />

acorde con la grave situación de la sociedad.<br />

Ni el plan presentado ni una posterior modificación<br />

del mismo se consideraron suficientes<br />

ni creíbles para un Banco de España que dejó<br />

de confiar en los administradores de la entidad.<br />

Ante la inviabilidad irreversible de Banesto, la<br />

urgencia de atajar su crisis y el riesgo sistémico<br />

que su tamaño suponía para todo el sistema<br />

bancario español, el 28 de diciembre de 1993 el<br />

Banco de España, cuyos inspectores llevaban<br />

meses sin abandonar la sede central de Banesto,<br />

decidió intervenir la entidad y sustituir provisionalmente<br />

a sus administradores.


En estos tres lustros, el <strong>Santander</strong><br />

mudo su sede social al esplendido del<br />

Paseo Pereda, amplio su capital los 10<br />

millones de pesetas lorem ipsist<br />

Banesto En 1994, el Banco <strong>Santander</strong> compró el Banco Español de Crédito (Banesto), fundado en 1902. La entidad tenía<br />

su antecedente en la Sociedad General del Crédito Mobiliario Español, creada en Madrid en 1856.<br />

Destituidos Mario Conde y sus colaboradores,<br />

el Banco de España nombró un Consejo<br />

de Administración provisional, encabezado por<br />

Alfredo Sáenz Abad, entonces vicepresidente<br />

primero del Banco Bilbao Vizcaya, y cuyo prestigio<br />

no había dejado de crecer desde su brillante<br />

ejecutoria como el máximo responsable del saneamiento<br />

de Banca Catalana. Sáenz recibió un<br />

difícil encargo, pues en pocas semanas tuvo que<br />

designar un nuevo equipo directivo; 23 dirigir la<br />

actividad diaria del Banco, sometido a fuertes<br />

tensiones y a una amenazadora retirada de depósitos;<br />

evaluar el desfase patrimonial de la entidad<br />

y proponer un plan para su saneamiento.<br />

Sabemos que no perdió el tiempo, pues en una<br />

serie de movimientos estratégicos frenó la caída<br />

libre de Banesto y propuso un programa de salvamento,<br />

que recibió la aprobación de las autoridades<br />

monetarias y del Consejo de Ministros.<br />

Luis Ángel Rojo Duque, gobernador entonces<br />

del banco emisor, explicó en las Cortes las razones<br />

por las cuales había optado por la solución de administradores<br />

provisionales. Con su acostumbrada<br />

franqueza confesó a los diputados que:<br />

[...] el Banco de España, modesta pero razonablemente,<br />

considera que no es capaz de gestionar un banco del<br />

tamaño de Banesto [...] Tiene que ser gestionado por<br />

un equipo de profesionales absolutamente de primera<br />

fila [...], asegurando la transparencia de la operación,<br />

asegurando que todo el sistema financiero está detrás,<br />

representado en este caso por la gran banca, porque tampoco<br />

se pueden montar unos comités muy complejos,<br />

muy grandes. Se nombra a un conjunto de personas que<br />

son ejecutivos de primera fila de los grandes bancos y se<br />

pone al frente de la operación a una persona que tiene<br />

una categoría profesional reconocida de modo general,<br />

en España y fuera de España, para que lleve la gestión,<br />

para que, con un equipo de gestores nombrados por él,<br />

lleve la gestión y mantenga realmente el funcionamiento<br />

del banco en condiciones adecuadas [...] Me preguntan<br />

por qué no se le ha encomendado la gestión a la Asociación<br />

Española de Banca. Porque don José Luis Leal no<br />

puede gestionar Banesto, por la misma razón por la que<br />

yo no puedo hacerlo: porque no sabemos. Esto es así. No<br />

somos banqueros en el sentido de banqueros gestores.<br />

Don José Luis Leal y yo somos otra cosa. 24<br />

En una comparecencia posterior, el gobernador<br />

desveló la gravedad del desfase patrimonial,<br />

motivo último de la intervención: «De acuerdo<br />

con el informe de auditoría externa, Banesto<br />

presentaba pérdidas y ajustes pendientes del<br />

orden de 605.000 millones de pesetas, frente<br />

a un total de capital y reservas de 360.000<br />

millones, es decir, presentaba un patrimonio<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 269


neto negativo contable de unos 245.000 millones».<br />

25 Así pues, no existe la menor duda de que<br />

Banesto había quebrado.<br />

El plan de saneamiento propuesto por Alfredo<br />

Sáenz y su equipo incluía la habitual «operación<br />

acordeón», una reducción de capital<br />

que supuso para los accionistas unas pérdidas<br />

Banesto estuvo listo para reintegrarse<br />

al sector privado en la primavera de 1994.<br />

Se dispuso, entonces, la convocatoria de<br />

un concurso para su adjudicación<br />

de 320.000 millones de pesetas, y una solicitud<br />

de ayuda al Fondo de Garantía de Depósitos<br />

(FGD). Éste invirtió 180.000 millones de<br />

pesetas para hacerse con el 73,5 por ciento<br />

del capital 26 de Banesto, y además contribuyó<br />

con otros 285.000 millones y con un préstamo<br />

blando de 315.000 millones para aliviar<br />

la cuenta de resultados de la entidad. El plan<br />

preveía también, como uno de sus elementos<br />

esenciales, devolver la entidad al sector privado<br />

tan pronto como fuera posible.<br />

Banesto estuvo listo para reintegrarse al sector<br />

privado en la primavera de 1994, lo que da<br />

idea de la frenética actividad desplegada por Alfredo<br />

Sáenz y su grupo de salvamento. De dos<br />

posibles alternativas, trocear el banco y repartirlo<br />

entre las dos entidades que tenían capacidad<br />

para hacerse cargo de él, el Bilbao Vizcaya<br />

y el <strong>Santander</strong>, o sacarlo a pública subasta,<br />

se descartó la primera, pues los cántabros no se<br />

mostraron muy partidarios de ella y así se lo<br />

comunicaron al gobernador del Banco de España.<br />

Se dispuso, entonces, la convocatoria de un<br />

concurso para su adjudicación que organizó la<br />

Comisión Gestora del Fondo de Garantía con<br />

la colaboración técnica de Salomon Brothers.<br />

Se ofrecieron en venta los 450 millones de acciones<br />

de Banesto que había adquirido el Fondo.<br />

Este total estaba compuesto por dos tramos: el<br />

A, que incluía 368,7 millones de acciones que<br />

se vendían a un precio unitario de compra; y el<br />

denominado tramo B, formado por los 81,3 millones<br />

de acciones restantes, que se venderían en<br />

la subasta a un precio fijo igual a su nominal de<br />

400 pesetas. Tras la resolución del concurso el<br />

ganador estaba obligado a ofrecer este segmento<br />

B a los antiguos accionistas de Banesto, al precio<br />

de adquisición. 27 Previo pago a fondo perdido de<br />

100 millones de pesetas, podían presentarse al<br />

concurso entidades de crédito de toda la Comunidad<br />

Económica Europea que reunieran<br />

determinados requisitos de tamaño, solvencia y<br />

270 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

capacidad de gestión. Sólo concurrieron tres, todas<br />

ellas españolas. Éstas fueron, por orden cronológico<br />

de presentación de sus plicas: Argentaria,<br />

el Banco Bilbao Vizcaya y el Banco <strong>Santander</strong>.<br />

Junto a la oferta de compra, las plicas debían<br />

incluir un plan de actuación que garantizase la<br />

viabilidad de Banesto. Puesto que los proyectos<br />

para el futuro de Banesto presentados por<br />

los tres aspirantes fueron aceptados, el criterio<br />

de resolución del concurso fue exclusivamente<br />

el de «precio rabioso», tal como luego aclaró el<br />

gobernador del Banco de España. La adjudicación<br />

tuvo lugar el 25 de abril de 1994 y resultó<br />

vencedor el Banco <strong>Santander</strong>, que ofreció<br />

762 pesetas por cada una de las acciones del tramo<br />

A, frente a las 667 pesetas y las 566 pesetas<br />

puestas sobre la mesa de subasta por el Bilbao<br />

Vizcaya y por Argentaria, respectivamente.<br />

El concurso tuvo una jugosa anécdota que<br />

ha pasado a la historia de la banca española.<br />

Al abrir los sobres que contenían el precio de<br />

compra ofertado para las acciones del tramo A,<br />

se descubrió que la hoja con el precio del Banco<br />

<strong>Santander</strong> no aparecía firmada. El gobernador<br />

del Banco de España, en su comparecencia del<br />

día siguiente ante las Cortes, resumía así la resolución<br />

del incidente:<br />

Llamaron al señor notario y le preguntaron si podrían<br />

llamar al señor Botín para que subsanara el defecto formal,<br />

firmando. El señor notario dijo que, efectivamente,<br />

se le podría llamar, pero que había que llamarlo en<br />

su presencia para que no se le transmitiera ningún tipo<br />

de información ni se le dijera para qué se le llamaba.<br />

Entonces, el subgobernador, Miguel Martín, acudió con<br />

el notario al teléfono, llamó al señor Botín y le requirió<br />

para que viniera urgentemente al Banco de España. El<br />

señor Botín llegó, parece ser, al cabo de poco tiempo y<br />

pasó donde estaba reunida la Comisión Gestora: le indicaron<br />

lo que ocurría y dijo que, efectivamente, ésa era<br />

su oferta y ése era su precio; como el asunto no planteaba<br />

mayores complicaciones, el notario autorizó que<br />

el presidente del <strong>Santander</strong> estampase su firma en el<br />

documento; lo hizo y acto seguido abandonó el edificio<br />

del Banco de España. Naturalmente, no le dijeron absolutamente<br />

nada de las otras ofertas.<br />

Un mes más tarde, en su comparecencia del 24 de<br />

mayo ante esta misma Comisión, el propio Emilio<br />

Botín daría su versión de los hechos, al contestar a<br />

las preguntas de un miembro de la misma:<br />

Sobre la firma, le diré que fue un olvido. Así de claro.<br />

Se mandaron los dos cuadernos por el representante legal<br />

del banco al notario. Yo firmé el primero de los dos<br />

cuadernos, firmé los 50 o 60 pliegos y me quedé en mi<br />

despacho, sólo, naturalmente, para poner la cifra. No<br />

eran nervios porque estaba tranquilísimo, pero evidentemente<br />

estaba preocupado porque mi letra es muy<br />

mala, lo puede usted comprobar […] Estuve bastante<br />

tiempo escribiendo 762 en números y luego con letras.<br />

Eran dos pliegos. Después cogí los dos pliegos y los<br />

metí en el sobre. No me quedé tranquilo y volví a abrir<br />

el sobre. Creí que se entendía muy bien: 762 en números<br />

y en letras. Cerré el sobre, dije que pasaran y se lo llevaron.<br />

Ésa fue la realidad.<br />

Como no hubo impugnaciones, la compra se formalizó<br />

el 1 de agosto de ese mismo año, desembolsando<br />

el Banco <strong>Santander</strong> 313.458 millones<br />

de pesetas por el 73,5 por ciento del<br />

capital de Banesto. Tras la oferta pública de<br />

venta a los antiguos accionistas de Banesto y<br />

diversas compraventas de acciones, a finales<br />

de año la participación del <strong>Santander</strong> en Banesto,<br />

mantenida en su mayor parte a través<br />

de la filial Administradora de Títulos, había<br />

descendido hasta situarse en algo menos<br />

del 50 por ciento.<br />

El <strong>Santander</strong> ganó el concurso porque quería<br />

ganarlo, porque tenía el convencimiento de<br />

poder hacer una buena gestión y porque pensaba<br />

que había llegado el momento de dar un<br />

nuevo salto hacia arriba. Sus gestores querían<br />

Banesto porque ansiaban que el Banco fuera a<br />

más, en España y en el extranjero. Y había llegado<br />

el momento de hacerse grandes, en España<br />

y en Europa. El <strong>Santander</strong> pujó alto porque<br />

deseaba Banesto y son las propias palabras de<br />

Emilio Botín las que mejor reflejan este propósito:<br />

«Si al final nos llevamos Banesto y la<br />

diferencia con la segunda oferta es muy pequeña,<br />

lo habremos hecho mal porque hubiéramos<br />

podido malograr la operación». 28<br />

Como en el caso de la Supercuenta, todo se<br />

preparó minuciosamente. Se contrapuso el riesgo<br />

a la oportunidad única que ofrecía una compra<br />

que cambiaría el curso de la historia bancaria<br />

española. Echenique y Rodríguez Inciarte sopesaron<br />

con el presidente la conveniencia de ir a<br />

una subasta en lugar de repartirse la entidad con<br />

su competidor, se analizó en detalle la situación<br />

real de Banesto y se habló de su futuro y del horizonte<br />

que se abría para el <strong>Santander</strong>, también<br />

de las posibles cantidades que pudiesen ofrecer<br />

los otros tres licitantes; nadie ignoraba el coraje<br />

y la potencia del BBV, con un balance superior y<br />

capaz de pagar un precio alto. Cuando los responsables<br />

del <strong>Santander</strong> terminaron de reunir<br />

los datos y detalles que precisaban, le pasaron la<br />

información a Botín; el presidente se reunió con<br />

sus más cercanos colaboradores y escuchó sus


Emilio Botín y Alfredo Sáenz<br />

Una vez ganada la subasta, el <strong>Santander</strong> ofreció a Alfredo<br />

Sáenz continuar con su equipo al frente de Banesto.<br />

opiniones, las más optimistas y las más desfavorables.<br />

Tras estimar que era una oportunidad<br />

clara se la propuso al Consejo, que apostó fuerte<br />

para no dejarla escapar, convencido de la calidad<br />

de lo que compraba y de su futuro. El Banco estaba<br />

en una situación ideal, fuerte, viva, dinámica,<br />

aferrado a sus esencias. Como se declaró en<br />

la nota de prensa que la entidad hizo pública tras<br />

vencer en la resolución de la subasta: «El precio<br />

fijado por el <strong>Santander</strong> por el control de Banesto<br />

(762 pesetas por acción) refleja el valor que la<br />

entidad tiene para el Grupo».<br />

Transcurrido un año desde la resolución del<br />

concurso, en la Junta General de 1994, Emilio<br />

Botín resumía así los motivos que habían llevado<br />

al Banco <strong>Santander</strong> a comprar Banesto:<br />

[...] nuestra actuación en el proceso de adjudicación<br />

de Banesto estuvo guiada exclusivamente por criterios de<br />

rentabilidad […] Valoramos detenidamente el esfuerzo<br />

a realizar y bajo qué condiciones debíamos decidir. Realizamos<br />

análisis técnicos y proyecciones. Asumimos el<br />

sacrificio y el esfuerzo de gestión. Y actuamos en base<br />

a los criterios siguientes: a) confianza en la banca comercial<br />

en España; b) orientación de Banesto a la banca<br />

comercial, con desinversión ordenada y rápida de los<br />

intereses en medios de comunicación, industriales e internacionales;<br />

c) una gestión continuada autónoma de<br />

Banesto es la que mejor sirve a los intereses del grupo, y<br />

d) quedaba, por último, el aspecto relativo a la gestión:<br />

la necesidad de un magnífico equipo de gestión.<br />

A las autoridades monetarias, estrictamente neutrales,<br />

el resultado también pareció complacerles.<br />

El gobernador del Banco de España había comentado<br />

así el plan presentado por el Banco <strong>Santander</strong>:<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> tenía también [como Argentaria]<br />

un problema de oficinas y su red era bastante complementaria<br />

de la de Banesto [...] porque en la zona en la<br />

que era fuerte Banesto ellos eran relativamente débiles<br />

[…] Es un banco, por otra parte, que en los últimos años<br />

se ha caracterizado por un enorme dinamismo que, en<br />

buena medida, se ha vertido en el extranjero. Es decir,<br />

que las grandes operaciones del <strong>Santander</strong> en el extranjero,<br />

tanto en el Royal Bank of Scotland como en el banco<br />

de New Jersey y Filadelfia, el First Fidelity Bancorp, son de<br />

una brillantez extraordinaria. Esto supone una especie<br />

de retorno del Banco de <strong>Santander</strong> hacia el mercado interior,<br />

puesto que realmente su atención fundamental ha estado<br />

en los mercados exteriores durante los últimos años.<br />

Es también un proyecto perfectamente razonable. 29<br />

La repercusión de Banesto en el Grupo fue<br />

a la vez cuantitativa y cualitativa. Lo que implicó<br />

la compra para el balance consolidado<br />

puede detectarse comparando las magnitudes<br />

del Grupo con y sin el Banco. Con respecto<br />

a 1993, el aumento de tamaño fue más que<br />

notable. En 1994 el activo total alcanzó los<br />

15.041 billones de pesetas, un aumento superior<br />

al 40 por ciento, con notable incremento<br />

del volumen de crédito a clientes. Los recursos<br />

propios y los recursos de clientes también<br />

subieron: de 330.450 a 490.468 millones y de<br />

4.146 a 6.922 billones de pesetas, respectivamente.<br />

El beneficio neto atribuible rozó los<br />

70.000 millones de pesetas y la capitalización<br />

bursátil llegó a los 797.000 millones. En España,<br />

el número de empleados pasó de 12.342<br />

a 29.011 y el de oficinas de 1.328 a 3.706.<br />

Como cabía esperar, la absorción de Banesto<br />

empeoró las ratios de rentabilidad, eficiencia,<br />

morosidad y solvencia. 30 El descenso de la<br />

ratio BIS, del 12,5 al 10,3, resulta especialmente<br />

significativo, ya que se produjo pese al éxito de<br />

la ampliación del capital del Banco <strong>Santander</strong>,<br />

cuyos recursos propios superaron los 500.000<br />

millones de pesetas. El comportamiento de estos<br />

coeficientes no fue una sorpresa, sino un<br />

reflejo del profundo deterioro financiero de<br />

Banesto y un indicador bien expresivo de la ingente<br />

labor que tenía por delante el nuevo equipo<br />

capitaneado por Alfredo Sáenz para sanear<br />

y relanzar la entidad. En cualquier caso, aunque<br />

el <strong>Santander</strong> sacase adelante al Español de<br />

Crédito en un corto espacio de tiempo, no<br />

debe olvidarse que la institución estaba en una<br />

situación muy crítica y que su puesta en valor<br />

requirió el esfuerzo ímprobo y continuado por<br />

parte de los compradores.<br />

Más allá de las cifras, la incorporación de<br />

Banesto supuso el regreso al Grupo de las segundas<br />

marcas comerciales. En conjunto fueron<br />

seis bancos filiales: Albacete, Peninsular,<br />

Desarrollo Económico Español (Bandesco),<br />

Vitoria, Alicantino de Comercio y General. Un<br />

año después, en 1995, la licencia del Peninsular<br />

fue utilizada para crear Open Bank, especializado,<br />

primero, en banca telefónica y, más<br />

adelante, también en banca electrónica, ya bajo<br />

la denominación de Patagon. 31<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 271


Logo y oficina de Banesto<br />

Banesto dispone de una amplia red comercial de 1.844<br />

oficinas que abarca todo el territorio español.<br />

272 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

Con Banesto en el Grupo, una de las primeras<br />

preocupaciones de Emilio Botín fue disponer<br />

de un equipo solvente y experimentado, que gestionara<br />

la entidad y la pusiera en valor en poco<br />

tiempo. El <strong>Santander</strong> ofreció a Alfredo Sáenz<br />

continuar con su equipo al frente del banco.<br />

Licenciado en Derecho y en Economía, trabajó<br />

durante un tiempo en la industria, antes de incorporarse<br />

al Banco de Vizcaya. En 1983 le encomendaron<br />

la gestión de Banca Catalana, donde<br />

ganó merecida fama de salvador de entidades<br />

de crédito, una labor que volvió a desarrollar<br />

cuando el Banco de España pidió «banqueros»<br />

para reflotar y gestionar Banesto. Sáenz se integró<br />

en el Grupo <strong>Santander</strong> en el año 1994,<br />

cuando el Banco le confió la presidencia de Banesto<br />

y dirigió la entidad con habilidad hasta<br />

febrero de 2002, cuando fue nombrado consejero<br />

delegado del <strong>Santander</strong>.<br />

Alfredo Sáenz afrontó de manera decidida el<br />

reto de sanear y reestructurar Banesto, para convertirlo<br />

de nuevo en un banco comercial eficiente y<br />

rentable. De la nueva orientación que se quería dar<br />

a Banesto se había ocupado con amplitud Emilio<br />

Botín en una de sus comparecencias en las Cortes.<br />

Entre otras cuestiones había aclarado que se proponía<br />

«mantener en el futuro la entidad de Banesto<br />

y su gestión autónoma dentro del Grupo <strong>Santander</strong>»,<br />

aunque ello no implicaba que no se fueran<br />

a introducir «cambios estratégicos importantes en<br />

la orientación futura de esta entidad». El presidente<br />

adelantó que el Banco no deseaba conservar las<br />

participaciones industriales ni tampoco las invertidas<br />

en el sector de los medios de comunicación.<br />

Para salir adelante, Banesto necesitaba<br />

diseñar una estrategia a medio y largo<br />

plazo, encontrar su lugar en el sistema<br />

financiero y construir un equipo eficiente<br />

De una parte, el <strong>Santander</strong> era una institución comercial<br />

genuina y, de otra, no consideraba conveniente<br />

«ni para las entidades financieras ni para el<br />

equilibrio necesario de funciones dentro de la sociedad<br />

española que los bancos participasen como<br />

accionistas importantes en los medios de comunicación».<br />

También quería reordenar la presencia<br />

de Banesto en el exterior: desprenderse de bancos<br />

en Chile, Uruguay y Argentina para evitar redundancias,<br />

pero retener el portugués Totta & Açores,<br />

«un activo muy importante y ha sido de los que<br />

mayor relevancia ha tenido para que fuéramos a la<br />

subasta». Por último, señaló su absoluta confianza<br />

en Alfredo Sáenz y su equipo: «El equipo que se<br />

ha llevado a Banesto se compone exclusivamente<br />

de siete personas llevadas por el actual presidente<br />

y dos del Banco <strong>Santander</strong>. O sea, queremos<br />

dar oportunidades a la red Banesto, queremos dar<br />

oportunidades al personal de Banesto, donde creemos<br />

que hay bastantes personas muy valiosas».<br />

En el momento de la adquisición los responsables<br />

del <strong>Santander</strong> estimaron en 40.000<br />

millones de pesetas el impacto negativo que la<br />

operación tendría sobre los resultados de los<br />

cuatro años siguientes. Si se pretendía disminuir<br />

este importe, el nuevo equipo de Banesto<br />

no tenía tiempo que perder, y desde luego no lo<br />

dilapidó. En tan sólo un ejercicio se recuperó<br />

la práctica totalidad de los depósitos perdidos<br />

al hacerse pública la crisis, se redujo drásticamente<br />

la morosidad, se efectuaron desinversiones<br />

de la cartera industrial por importe de<br />

105.000millones de pesetas, se reordenó toda la<br />

actividad internacional, limitando la presencia a<br />

lo que se considera indispensable para el apoyo<br />

de la labor comercial, y se redujeron en más de<br />

un 10 por ciento los costes de transformación.<br />

Una tarea esencial fue trasladar a Banesto la<br />

cultura de riesgos del <strong>Santander</strong> y sus métodos<br />

de auditoría interna y, al mismo tiempo, hacer<br />

compatibles los sistemas informáticos de ambas<br />

entidades. Como Botín expuso en la Junta General<br />

de accionistas correspondiente al ejercicio<br />

1994, «quiero manifestarles que nos sentimos<br />

orgullosos de la forma en que hemos contribuido<br />

a solucionar la crisis. Tomamos con ella una<br />

opción estratégica fundamental para el futuro<br />

del Grupo y las cosas están saliendo bien».<br />

Para salir adelante, Banesto necesitaba diseñar<br />

una estrategia a medio y largo plazo, encontrar<br />

su lugar en el sistema financiero y construir<br />

un equipo eficiente y fiable. El equipo de Banesto<br />

actuó con libertad y en cuatro años enderezó<br />

la entidad. El balance agregado aumentó un<br />

20 por ciento, el beneficio neto se dobló, cayó<br />

la morosidad y, más significativo aún, las ratios<br />

que antes habían descendido, se recuperaron.<br />

A principios de 1998 lo fundamental de la fase<br />

de saneamiento de Banesto había concluido con<br />

éxito. Fue precisamente en ese momento cuando<br />

el <strong>Santander</strong> lanzó una OPA sobre el banco que<br />

le permitió hacerse con el 98 por ciento del capital.<br />

Puesto que entonces habían transcurrido los<br />

cuatro años durante los cuales las condiciones del<br />

concurso prohibían la fusión con Banesto y que la<br />

participación del ganador cayese por debajo del 30<br />

por ciento, los rumores acerca de la absorción de<br />

Banesto por su matriz o de su venta se dispararon,<br />

aunque pronto la realidad se encargó de desmentirlos.<br />

El banco siguió en la órbita del <strong>Santander</strong> y<br />

al mismo tiempo conservó su autonomía.


El cambio en la presidencia de Banesto tuvo<br />

lugar en febrero de 2002, cuando Sáenz fue<br />

nombrado consejero delegado del <strong>Santander</strong><br />

Central Hispano. Para el cargo fue designada<br />

Ana Patricia Botín O’Shea. Realizó sus estudios<br />

de Economía en Estados Unidos en el Bryn<br />

College en Harvard. En 1981 se incorporó a<br />

J. P. Morgan. En 1988 comenzó su trayectoria<br />

profesional en el <strong>Santander</strong> como directiva de<br />

Mercado de Capitales y en 1990 pasó al Banco<br />

<strong>Santander</strong> de Negocios como directora general.<br />

Cuando en 1993 se constituyó <strong>Santander</strong><br />

Investment, Ana Patricia Botín ocupó el puesto<br />

de consejera delegada y directora general. Entre<br />

1999 y febrero de 2002 dejó temporalmente<br />

sus funciones ejecutivas en el <strong>Santander</strong>.<br />

Cuando Ana Patricia Botín tomó las riendas<br />

de la entidad, Banesto era una joya financiera.<br />

Ella misma declaró que era «una maravilla»,<br />

una entidad perfectamente ordenada, con un<br />

funcionamiento casi automático, como un cronómetro<br />

de alta precisión. Antes de ponerse<br />

manos a la obra, la presidente le planteó al<br />

consejero delegado del Grupo tres peticiones:<br />

disponer de la misma autonomía de gestión<br />

de la que él mismo había gozado, conservar el<br />

excelente equipo que dirigía la entidad y mantener<br />

la cotización de las acciones del banco en<br />

las bolsas. Reorganizó la entidad en dos redes,<br />

mayorista y minorista, reestructuró las sucursales,<br />

con cierres y nuevas aperturas, diseñó una<br />

novedosa estrategia dirigida a las pequeñas y<br />

medianas empresas, para convencerlas de que<br />

Banesto era el banco de las pymes, y captó una<br />

enorme bolsa de clientes particulares persuadidos<br />

de que Banesto combinaba, como ningún<br />

otro banco, la tradición y la modernidad. Una<br />

operación muy significativa fue la adjudicación<br />

en concurso público de las cuentas de los juzgados:<br />

la gestión de dos billones de euros de<br />

los depósitos judiciales, que junto al negocio<br />

que tal cantidad proporciona, abrió el acceso al<br />

amplio colectivo del mundo del derecho.<br />

Retornemos ahora a la trayectoria del Grupo<br />

<strong>Santander</strong>, una vez culminada la adquisición<br />

de Banesto. Como cabía esperar, una operación<br />

de tanta envergadura obligó a revisar<br />

los objetivos estratégicos del Grupo, aunque<br />

ello no significó trastocar sus fundamentos.<br />

A lo primero se refirió Emilio Botín en la Junta<br />

General de accionistas de 1994:<br />

Consolidado ya el <strong>Santander</strong> como un gran Grupo internacional,<br />

atenderemos con criterios de rentabilidad<br />

y diversificación las oportunidades de expansión que<br />

surjan. Saben que nuestro objetivo a medio plazo es<br />

equilibrar al 50 por ciento nuestros resultados en España<br />

y en el exterior, y también por negocios, de forma que<br />

los beneficios obtenidos en banca comercial igualen los<br />

logrados en las actividades en los mercados financieros<br />

y de banca de inversiones [...] Aprovecharemos, además,<br />

las oportunidades de negocio que brindan aquellos<br />

mercados en claro crecimiento, como Hispanoamérica<br />

y Asia, y seguiremos trabajando en los proyectos que<br />

surgen continuamente fruto de la alianza con el Royal<br />

Bank of Scotland. Atenderemos con intensidad renovada<br />

a nuestros clientes en las áreas de Tesorería y Mercado<br />

de Capitales, de la misma forma que apoyaremos<br />

la extensión internacional de nuestras capacidades en<br />

estos campos a través de <strong>Santander</strong> Investment. 32<br />

La declaración suponía reafirmar la vocación<br />

comercial del <strong>Santander</strong>, impulsar la banca<br />

mayorista en España y promover la banca minorista<br />

en el extranjero. También significaba<br />

recordar la vertiente financiera de la entidad en<br />

todos los terrenos. Y así puede deducirse de la<br />

exposición hecha por el presidente en la Junta<br />

General de 1997:<br />

El Banco <strong>Santander</strong> ha estado siempre mucho más centrado<br />

en la banca comercial y, de cara al futuro, el Consejo<br />

ha decidido reafirmar y acentuar esta singularidad<br />

[...] Por eso, cuando el <strong>Santander</strong> invierte en participaciones<br />

industriales lo hace con una vocación financiera<br />

desligada de otras consideraciones de control o de gestión.<br />

El <strong>Santander</strong> no formará parte de núcleos duros ni<br />

comprometerá su capital en participaciones financieras<br />

a largo plazo en la industria. Nuestro papel consistirá<br />

en apoyar proyectos que creamos interesantes cuando<br />

nuestra capacidad financiera o nuestros conocimientos<br />

del mercado español puedan ser útiles, o en emprender,<br />

con total independencia, inversiones financieras que<br />

creen valor para nuestros accionistas.<br />

Para acomodar la estructura del Grupo a las<br />

circunstancias surgidas tras la compra de Banesto,<br />

así como a los objetivos definidos por el<br />

presidente, fue preciso introducir un esquema<br />

de organización más operativo. Todo el conjunto<br />

de actividades comerciales y financieras<br />

se distribuyó en seis grandes áreas de negocio:<br />

1) Banca Comercial en España, que incluía la llevada<br />

a cabo por Banco <strong>Santander</strong> y Open Bank,<br />

así como la actividad de las filiales financieras<br />

especializadas en leasing, factoring, gestión de<br />

fondos de inversión y de pensiones, gestión<br />

de patrimonios y financiación hipotecaria;<br />

2) Banesto, entonces especializado en banca<br />

comercial y con una gestión autónoma;<br />

3) Banca Comercial en el Extranjero, realizada<br />

por las filiales bancarias y financieras exteriores,<br />

fundamentalmente en Europa y Latinoamérica;<br />

4) <strong>Santander</strong> Investment, dedicado a banca de<br />

inversión, aseguramiento, asesoría financiera,<br />

gestión de activos y productos estructurados;<br />

5) Banca Corporativa, Tesorería y Mercado de<br />

Capitales, tanto en España como en las sucursales<br />

abiertas en los principales centros financieros<br />

internacionales (Londres, Frankfurt,<br />

París, Nueva York, Milán, Tokio, Hong Kong<br />

y Singapur), y 6) Actividades Corporativas, área<br />

encargada de las grandes participaciones institucionales<br />

(Royal Bank of Scotland, First Union,<br />

Istituto Bancario San Paolo di Torino) y del negocio<br />

centralizado de renta variable.<br />

Por su parte, la gestión interna experimentó<br />

una revisión radical. Sus responsables lo expusieron<br />

con claridad y transparencia en los informes<br />

anuales desde 1996, donde explicaban que<br />

«el crecimiento experimentado por las sociedades<br />

del grupo en la última década ha hecho<br />

A principios de 1998 lo fundamental de<br />

la fase de saneamiento de Banesto había<br />

concluido con éxito. En ese momento el<br />

<strong>Santander</strong> lanzó una OPA que le permitió<br />

hacerse con el 98 por ciento del capital<br />

que el Banco <strong>Santander</strong> actúe, en la práctica,<br />

como entidad holding tenedora de las acciones<br />

de las diferentes sociedades que lo componen»;<br />

el Banco se había convertido en el propietario<br />

y gestor de un gran conglomerado de unidades<br />

que disponían de autonomía propia. Los balances<br />

del Banco y su cuenta de resultados ya no<br />

tenían el mismo significado que antaño. Ahora<br />

lo representativo eran los resultados obtenidos<br />

a nivel global, porque la gestión de las operaciones,<br />

tanto del Banco como del resto del Grupo,<br />

se efectuaba en bases consolidadas. En el ámbito<br />

internacional se adoptó un modelo parecido,<br />

en el que los diferentes bancos, sociedades dependientes<br />

y participaciones accionariales que<br />

pertenecían al Grupo dependían de él mismo a<br />

través de una estructura formada por distintas<br />

sociedades tenedoras de acciones que, en último<br />

término, eran las titulares de los bancos y<br />

filiales en el exterior. La finalidad de este diseño<br />

tan complejo era optimizar la estrategia económico-financiera<br />

y fiscal de la organización<br />

nacional e internacional del Grupo <strong>Santander</strong>.<br />

En suma, se trató de una verdadera revolución<br />

en la filosofía de gestión de la entidad.<br />

Un último cambio organizativo afectó a una<br />

de las prioridades tradicionales del <strong>Santander</strong>:<br />

la gestión de sus riesgos. Aparte de la revisión<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 273


Consejeros del Banco <strong>Santander</strong> (1994-1998)<br />

Emilio Botín-Sanz de Sautuola<br />

Jaime Botín-Sanz de Sautuola<br />

Matías Rodríguez Inciarte<br />

Rafael Alonso Botín<br />

Ana Patricia Botín y O’Shea<br />

Emilio Botín y O’Shea<br />

José Luis Díaz Fernández<br />

Rodrigo Echenique Gordillo<br />

Joaquín Folch-Rusiñol<br />

Ángel Jado Becerro de Bengoa<br />

Harry P. Kamen<br />

Ramón Quijano Secades<br />

Antonino Fernández Rodríguez<br />

Juan Rodríguez Inciarte<br />

Alfredo Sáenz Abad<br />

Juan Secades y González-Camino<br />

Ignacio Soler de la Riva<br />

Anthony Terracciano<br />

V. Younger of Leckie<br />

Ian F. Grant<br />

Elías Masaveu y Alonso del Campo<br />

Ignacio Soler Sáenz de Valluerca<br />

Beverly F. Dolan<br />

Francisco Luzón López<br />

274 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

1994<br />

1995<br />

1996<br />

1997<br />

1998<br />

Directores generales del Banco <strong>Santander</strong> (1994-1998)<br />

DIRECTORES GENERALES<br />

David Arce Torres<br />

Ana Patricia Botín y O’Shea<br />

Pedro Chicharro Muela<br />

José María Carballo<br />

Gonzalo de las Heras Milla<br />

Casto de la Mora Mata<br />

José María Espí Martínez<br />

José María Fernández Castañeda<br />

Francisco Martín López-Quesada<br />

Juan Rodríguez Inciarte<br />

Ricardo Alonso Clavel<br />

Julio Lage González<br />

Francisco Luzón López<br />

Ignacio Benjumea Cabeza de Vaca<br />

Enrique García Candelas<br />

Marcial Portela Álvarez<br />

DIRECTORES GENERALES ADJUNTOS<br />

Joaquín Ávila Garcés<br />

Ignacio Benjumea Cabeza de Vaca<br />

Teodoro Bragado Pérez<br />

Julio Lage González<br />

F. Javier Peralta de las Heras<br />

Emilio Saracho<br />

José Tejón Borrajo<br />

Manuel A. Méndez del Río<br />

Emilio Botín y O’Shea<br />

Eduardo García Arroyo<br />

Francisco González-Robatto<br />

José Ramón Jiménez de Garnica<br />

Joao Ermida<br />

Manuel Sáinz Sáiz<br />

1994<br />

1995<br />

1996<br />

1997<br />

1998<br />

semanal por parte de la Comisión Ejecutiva de los<br />

riesgos asumidos por el Grupo, en 1996 se creó<br />

el Comité de Control de Seguimiento del Riesgo<br />

Global, que tenía como misión asegurar que<br />

los métodos de gestión de riesgos fuesen consistentes<br />

en toda la organización, garantizando<br />

la validez de las políticas implantadas en ella,<br />

La introducción del euro tuvo<br />

una importancia decisiva para<br />

el <strong>Santander</strong> que aspiraba a ser<br />

un líder internacional<br />

definiendo responsabilidades en materia de<br />

riesgos, asignando límites de capital económico<br />

a las diferentes unidades de negocio y,<br />

finalmente, evaluando los procedimientos de<br />

control de riesgos. Para todo ello, se formó la<br />

denominada Unidad de Gestión Global del<br />

Riesgo, que era la responsable de desarrollar<br />

e implantar en todo el grupo la metodología<br />

RORAC 33 para el cálculo de la rentabilidad<br />

ajustada a riesgo de cada unidad.<br />

En cuanto al Consejo de Administración,<br />

tras la operación de Banesto prosiguió la renovación<br />

de sus miembros. Sin duda el hecho más<br />

significativo fue la salida, en 1994, de Rodrigo<br />

Echenique, quien dejó su cargo de consejero<br />

delegado. No se alejó del <strong>Santander</strong> ni mucho<br />

menos, sino que continuó formando parte del<br />

Consejo y de la Comisión Ejecutiva. Ese mismo<br />

año ascendió a la vicepresidencia segunda<br />

Matías Rodríguez Inciarte, continuando como<br />

vicepresidente primero Jaime Botín. Ignacio<br />

Benjumea Cabeza de Vaca fue nombrado secretario<br />

general. Otras incorporaciones, fruto<br />

del carácter internacional que iba adquiriendo<br />

el Grupo, fueron Beverly F. Dolan, que sustituyó<br />

a Anthony Terracciano, mientras que, al<br />

fallecer sir Michel Herries, la representación<br />

del Royal Bank of Scotland pasó a ostentarla<br />

lord George Younger. También entró a formar<br />

parte del Consejo, como consejero director general<br />

adjunto al presidente, Francisco Luzón,<br />

tras dejar la presidencia de Argentaria.<br />

A las dos comisiones que venían funcionando<br />

desde hacía años, la Ejecutiva y la de<br />

Auditoría, se añadieron otras, cuya denominación<br />

refleja suficientemente sus funciones: de<br />

Remuneraciones, Internacional y la ya mencionada<br />

de Control de Seguimiento del Riesgo<br />

Global. 34 Para el presidente Botín el buen funcionamiento<br />

del Consejo de Administración<br />

y de sus comisiones es una cuestión esencial.<br />

En particular, la Comisión Ejecutiva siempre<br />

ha sido clave en el engranaje de los órganos de<br />

gobierno del Banco. Con una reunión semanal,<br />

llevaba, y sigue llevando, por delegación<br />

del Consejo, el día a día de la administración del<br />

Grupo, dando cuenta a aquél de las decisiones<br />

adoptadas. Por su parte, los Comités de<br />

Remuneraciones, Internacional y de Control<br />

de Seguimiento del Riesgo Global tenían funciones<br />

de asesoramiento y propuesta al Consejo<br />

de Administración.<br />

El nacimiento de un gigante:<br />

el Banco <strong>Santander</strong> Central<br />

Hispano. La primera fusión<br />

de la zona euro<br />

El año de 1999 estuvo plagado de acontecimientos.<br />

España, en un movimiento sin precedentes,<br />

se metió de cabeza en el grupo de países<br />

que adoptó el euro, moneda común de Alemania,<br />

Francia, Italia, España, Holanda, Bélgica,<br />

Austria, Irlanda, Portugal, Finlandia, Luxemburgo<br />

y luego de Grecia, que tras superar los<br />

criterios de convergencia establecidos en el<br />

Tratado de Maastricht formaron la Unión Económica<br />

y Monetaria. Aunque la introducción<br />

física de monedas y billetes se retrasó hasta<br />

el 1 de enero de 2002, con el cambio de siglo el<br />

euro sustituyó de hecho a la peseta en la contabilidad<br />

nacional e internacional. Para el Banco<br />

<strong>Santander</strong> y su Grupo la introducción del euro<br />

tuvo una importancia que no cabe subestimar.<br />

Más allá de las repercusiones comunes a todas<br />

las entidades bancarias de la eurozona, con sus<br />

correspondientes oportunidades y desafíos, para<br />

una entidad que aspiraba a ocupar los primeros<br />

lugares del ranking mundial, tener su capital y<br />

sus estados contables denominados en una de<br />

las principales divisas internacionales constituyó<br />

un hecho de gran trascendencia.<br />

En el mercado financiero interior el ejercicio<br />

1999 estuvo marcado por la fusión entre<br />

dos gigantes, el Banco <strong>Santander</strong> y el Banco<br />

Central Hispano, que alumbró la entidad de<br />

crédito española de mayores dimensiones. Con<br />

el proceso de fusión, amistoso, rápido y eficaz,<br />

aunque técnicamente complicado, se reunió<br />

en una única institución la mitad de la historia<br />

bancaria española contemporánea: el <strong>Santander</strong><br />

aportó 57 entidades españolas, mientras<br />

que la suma del Hispano y del Central fue de<br />

52. 35 En conjunto, el nuevo Banco <strong>Santander</strong><br />

Central Hispano contenía en sus entrañas nada


Grupo <strong>Santander</strong>: Tamaño y rentabilidad (1994-1998)<br />

1994<br />

Activos totales (mm) 15.041,3 16.465,0 19.676,4 25.954,7 25.798,6 10.442,5<br />

En España 10.574,0 12.266,4 13.006,1 13.496,4 14.008,6 6.414,5<br />

En el extranjero 4.467,3 4.198,6 6.670,3 12.458,3 11.790,0 4.028,5<br />

Ofi cinas 4.182 4.239 4.440 5.399 5.953 1.715<br />

En España 3.706 3.711 3.810 3.842 3.838 1.328<br />

En el extranjero 476 528 630 1.557 2.115 387<br />

Empleados 39.400 42.023 45.847 73.271 73.964 21.472<br />

En España 29.011 28.321 28.296 28.150 26.679 12.342<br />

En el extranjero 10.389 13.702 17.551 45.121 47.285 9.130<br />

Ratios<br />

de rentabilidad (%)<br />

ROA 0,82 0,64 0,66 0,72 0,74 0,97<br />

ROE 16,45 14,78 15,63 18,62 19,25 20,35<br />

(mm) = miles de millones<br />

FUENTE: Informes anuales, 1994-1998.<br />

1995<br />

1996<br />

1997<br />

Grupo <strong>Santander</strong>: Generación de benefi cios brutos<br />

por áreas de negocio (1995-1998)<br />

(EN PORCENTAJES)<br />

1998<br />

Promemoria<br />

1993<br />

Banca comercial 69,5 68,1 71,0 83,4<br />

En España 33,9 31,8 32,3 32,1<br />

Banesto 19,4 20,4 10,7 19,6<br />

En el extranjero 16,2 16,0 28,0 31,7<br />

Banca al por mayor 30,5 31,9 29,0 16,5<br />

<strong>Santander</strong> Investment 7,8 9,6 13,4 7,4<br />

B. Corp., tesorería mercado capitales 22,6 22,3 15,6 9,1<br />

FUENTE: Informes anuales, 1995-1998.<br />

1995<br />

1996<br />

1997<br />

1998<br />

menos que un total de 109 antiguas y no tan<br />

antiguas sociedades de crédito, sin contar con<br />

los bancos americanos.<br />

El Banco Hispanoamericano (BHA) se creó<br />

en Madrid en octubre de 1900, con un capital<br />

de 20 millones de pesetas, mayoritariamente<br />

suscrito por indianos que estaban repatriando sus<br />

fortunas tras los acontecimientos de 1898. Con<br />

el impulso de Antonio Basagoiti y Arteta, presidente<br />

de la entidad hasta su fallecimiento<br />

en 1933, el BHA experimentó un rápido crecimiento<br />

durante sus primeros decenios de vida,<br />

con una notable presencia en México y Argentina.<br />

Fue precisamente su vocación americana<br />

la que le generó serias dificultades a finales del<br />

año 1913: el colapso del sistema bancario mexicano,<br />

en pleno periodo prerrevolucionario, desencadenó<br />

el pánico entre los depositantes. El<br />

BHA suspendió pagos y pudo evitar la quiebra<br />

gracias al auxilio del Banco de España que,<br />

como prestamista en última instancia, concedió<br />

a la entidad un préstamo. De esta manera<br />

pudo reabrir sus puertas y recuperar la normalidad<br />

en pocos meses.<br />

Fortalecido, el Hispanoamericano vadeó bien<br />

la crisis que siguió a la Primera Guerra Mundial,<br />

así como las consecuencias del crack de<br />

1929. Duplicó su capital de 150 a 300 millones<br />

de pesetas en 1930, año en el que asumió la<br />

dirección ejecutiva del Banco Andrés Moreno<br />

García, un banquero ortodoxo de excepcionales<br />

cualidades que durante veinticinco años dejó<br />

La fusión del Banco <strong>Santander</strong> con<br />

el Banco Central Hispano reunió<br />

en una única institución la mitad<br />

de la historia bancaria española<br />

su impronta en la entidad. Al llegar la Guerra<br />

Civil, cuando ya había accedido a la presidencia<br />

Ignacio Herrero de Collantes, marqués de Aledo,<br />

el BHA, plenamente consolidado, se había<br />

convertido en el mayor banco español, con una<br />

red extensa de sucursales. Su desarrollo posterior<br />

siguió una línea ascendente, absorbiendo<br />

pequeños bancos locales e intensificando su<br />

política de apertura de oficinas. En 1944, los<br />

responsables del Hispanoamericano y del Banco<br />

Urquijo suscribieron uno de los acuerdos<br />

más celebrados de la historia bancaria española<br />

de aquel tiempo: el denominado «Pacto de<br />

Las Jarillas», cuyo nombre procede de la finca<br />

de Colmenar Viejo (Madrid) en la que fue<br />

firmado. Este acuerdo, del que fue principal artífice<br />

Juan Lladó Sánchez, consejero delegado<br />

del Urquijo, se adelantó casi veinte años a la<br />

especialización que planteó la ley de Bases<br />

de 1962. Consistió en un compromiso estable de<br />

colaboración entre las dos entidades citadas,<br />

que mantuvieron su independencia formal y<br />

su especialización previa: el Hispano en banca<br />

comercial y el Urquijo en banca industrial y de<br />

negocios. El BHA adquirió una participación<br />

accionarial en el Banco Urquijo y pasó a ocupar<br />

dos puestos en el Consejo de Administración de<br />

su aliado; por su parte, este último pudo potenciar<br />

su labor de fomento industrial con ayuda de<br />

los recursos captados por su hermano mayor.<br />

Durante la década siguiente, bajo la presidencia<br />

de Luis de Usera, la entidad madrileña<br />

continuó su expansión, pero sus competidores<br />

crecieron más aceleradamente y, a mediados de<br />

los años cincuenta, perdió el primer lugar del<br />

ranking en favor del Banco Español de Crédito.<br />

Un acontecimiento singular fue su primer intento<br />

de fusión con el Central en fecha tan temprana<br />

como 1965, que no prosperó por el temor<br />

de las autoridades franquistas a un excesivo<br />

grado de concentración, pues la entidad resultante<br />

acapararía el 25 por ciento del mercado.<br />

Alarmado por tanto poder y por su desconfianza<br />

hacia los banqueros, el jefe del Estado en<br />

persona bloqueó la operación. Un segundo y<br />

menos conocido intento de fusión entre estas<br />

mismas sociedades tuvo lugar siete años más<br />

tarde, en 1972, que también fracasó a causa de<br />

los notables desencuentros entre la autoridad<br />

financiera y los responsables bancarios.<br />

La crisis bancaria de 1977-1983 no afectó directamente<br />

al BHA, pero sí a su grupo de bancos<br />

industriales. En 1982 tuvo que adquirir la mitad<br />

que no controlaba del capital de Bankunión y un<br />

año después tuvo que hacer lo mismo con el Banco<br />

Urquijo, su aliado del Pacto de Las Jarillas, que<br />

atravesaba dificultades. 36 El saneamiento de estos<br />

dos bancos industriales, con los que la entidad y<br />

sus consejeros compartían desde hacía tiempo<br />

numerosos intereses, afectó a un BHA ya debilitado<br />

por su escasa capacidad de adaptación a un<br />

entorno cada vez más competitivo, forzándole a<br />

la decisión histórica de no repartir dividendos en<br />

1984. Se abrió entonces, bajo la presidencia de<br />

Claudio Boada Villalonga, un periodo de saneamiento<br />

cuya fase más dura abarcaría tres años.<br />

Concluido el proceso, y ya en puertas de su fusión<br />

con el Banco Central, José María Amusátegui de la<br />

Cierva asumió la presidencia del BHA, en 1990.<br />

El Banco Central es la otra gran institución<br />

financiera española que en 1999, ya fusionada<br />

con el Hispanoamericano, terminaría uniéndose<br />

al Banco <strong>Santander</strong>. Su constitución tuvo<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 275


276 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

lugar en Madrid, en diciembre de 1919, a partir<br />

de la Casa de Banca Aldama y Cia., la más<br />

importante de las que operaban en la capital.<br />

Suscribieron el capital inicial —de 200 millones<br />

de pesetas— nueve bancos y banqueros, la mayoría<br />

de pequeño tamaño y entre los cuales se<br />

encontraba, como sabemos, el Banco de <strong>Santander</strong>,<br />

que suscribió 13.000 acciones. El principal<br />

accionista, con el 37,5 por ciento, era el<br />

Crédito de la Unión Minera, una entidad bilbaína<br />

con la que compartía consejeros y cuya<br />

quiebra, en 1924, dañó seriamente la confianza<br />

del público en el Banco Central. Se llegó a producir<br />

un gran escándalo que originó importantes<br />

dimisiones, investigaciones oficiales, una<br />

fuerte caída de la cotización bursátil de sus<br />

acciones y una retirada de depósitos superior<br />

a los 100 millones de pesetas, que la sociedad<br />

pudo afrontar gracias al redescuento de su cartera<br />

comercial en el Banco de España. La situación<br />

sólo empezó a remontar dos años después,<br />

cuando las acciones del Banco Central comenzaron<br />

a cotizar por encima de la par.<br />

La calma terminó pronto. Su agresiva gestión<br />

y su estrategia industrialista le hicieron especialmente<br />

vulnerable a las consecuencias de<br />

la crisis de 1929. En vísperas de la Guerra Civil<br />

su situación llegó a ser tan preocupante que<br />

el Ministerio de Hacienda ordenó una inspección,<br />

decisión muy poco habitual en aquellos<br />

tiempos. No acabaron aquí los problemas, pues<br />

el Banco Central salió bastante mal parado de<br />

la guerra por su fuerte implantación en la zona<br />

republicana. Así se reconoció en 1942, al celebrarse<br />

la primera junta general de la posguerra,<br />

cuyo protagonista, Ignacio Villalonga Villalba,<br />

asumiría la presidencia de la entidad un año<br />

más tarde e impulsaría su crecimiento en los<br />

siguientes treinta años.<br />

El Banco se lanzó a una expansión espectacular<br />

mediante la absorción de importantes<br />

entidades, como el Banco Internacional de<br />

Industria y Comercio en 1943 y el Banco Hispano<br />

Colonial en 1950. En este ejercicio, el<br />

Central, con cerca de 300 oficinas, superaba en<br />

número de sucursales al Hispanoamericano.<br />

Con el fin de racionalizar su red impulsó un activo<br />

intercambio de oficinas con otros bancos,<br />

en especial con el <strong>Santander</strong>. A lo largo de los<br />

años cincuenta consolidó su vocación de banco<br />

mixto, aumentando su implicación directa en<br />

el desarrollo industrial, en especial en los sectores<br />

energético, minero y de la construcción.<br />

La sustitución, en 1973, de Ignacio Villalonga<br />

por Alfonso Escámez López no alteró el fuerte<br />

ritmo de crecimiento del Central, que le llevó a<br />

potenciar su presencia internacional y le convirtió<br />

en el mayor instituto de crédito del país.<br />

La posición de líder del sector la alcanzó por<br />

primera vez en 1978, al absorber el Banco Ibérico,<br />

propiedad de la familia Fierro, y más adelante<br />

la consolidó al hacerse cargo de numerosas<br />

entidades en crisis. Para esa fecha, la entidad<br />

La fusión, avalada por sus respectivos<br />

consejos de administración, fue anunciada<br />

el 15 de enero de 1999. Constituyó la<br />

primera gran fusión de la Europa del euro<br />

presidida por Escámez poseía el grupo industrial<br />

privado más grande del país, gestionado<br />

por el holding Española de Inversiones.<br />

Tras los fallidos intentos de unión entre el<br />

Banco Central y el BHA de 1965 y 1972 antes<br />

citados, el que resultaría definitivo lo inició<br />

José María Amusátegui en la primavera de 1991.<br />

Los primeros contactos pusieron pronto de<br />

relieve la existencia de un buen entendimiento<br />

entre los presidentes de ambas entidades, lo<br />

que facilitó sobremanera que pudieran alcanzarse<br />

acuerdos con sorprendente celeridad:<br />

el 14 de mayo los consejos de administración<br />

de las dos partes aprobaron un «documento de<br />

intenciones» y, diez días más tarde, se constituyó<br />

la comisión que se encargó del proceso<br />

de fusión. Ésta se instrumentó como una<br />

absorción del BHA por parte del Central y el<br />

tipo de canje aprobado fue de seis acciones<br />

del primero por cinco del segundo, de nueva creación.<br />

Al Consejo de Administración del nuevo<br />

Banco Central Hispanoamericano (BCH), que<br />

se constituyó a finales de 1991, se incorporaron<br />

todos los consejeros de los bancos amalgamados.<br />

La presidencia correspondió a Alfonso<br />

Escámez, mientras que José María Amusátegui<br />

quedó como «presidente solidario», a cargo de<br />

la dirección ejecutiva de la entidad. El relevo<br />

entre ambos, que estaba acordado para algún<br />

momento entre la celebración de la junta general<br />

en la que se presentaran los resultados<br />

de 1991 y finales de 1992, se produjo el 29 de<br />

octubre de este año.<br />

Comparando algunos datos correspondientes<br />

a 1990 de los grupos consolidados se constata<br />

el mayor tamaño del Banco Central. En<br />

cuanto a los resultados, el BHA presentaba mejores<br />

márgenes financieros, aunque peor beneficio<br />

neto. Hecha la unión, se puso en práctica<br />

una política tendente a fortificar y sanear<br />

la nueva macroentidad. No fue difícil pues el<br />

BCH contaba con importantes participaciones


Entidades absorbidas por el<br />

Banco Hispanoamericano (1920-1983)<br />

Antonio Pie y Lacanz 1920<br />

Lazard Brothers 1934<br />

Raimundo Pérez y Pérez 1935<br />

Banca Llorens 1935<br />

International Banking Corporation 1942<br />

Banco Sainz 1942<br />

Zacarías de la Hera 1942<br />

Hijos de Francisco Trigo Marcos 1942<br />

Estanislao de la Hera Marcos 1942<br />

Banco de Soller 1943<br />

Viuda de Matías Valdecantos 1943<br />

Viuda de Marcelino Enríquez 1943<br />

Banco Urquijo Vascongado 1944<br />

Banco Urquijo Catalán 1944<br />

Banco del Oeste de España 1944<br />

Timoner, Castell, Poins y Cía 1950<br />

Banco de San Sebastián 1975<br />

Banco de Gijón 1977<br />

Banco Mercantil e Industrial 1977<br />

Banco Aragonés de Crédito (1969)<br />

Banco de Burgos (1972)<br />

Banco Urquijo 1983<br />

Banco Minero Industrial de Asturias (1943)<br />

Banco Urquijo de Guipúzcoa (1943)<br />

Entidades absorbidas por<br />

el Banco Central (1921-1991)<br />

Banco de Albacete 1921<br />

Banco Español del Río de la Plata (sucursales españolas) 1934<br />

Banco Internacional de Industria y Comercio 1943<br />

Hijos de José Pérez Lozano 1943<br />

<strong>Pablo</strong> Lesmes García 1944<br />

Viuda de Clemente Elvira 1945<br />

Hijos de Manuel Rodríguez Acosta 1946<br />

Banca Arnús 1947<br />

Banco de Crédito de Zaragoza 1947<br />

Banco de Badalona 1948<br />

Banco Hispano Colonial 1950<br />

Banco de Reus (1942)<br />

Banco de Granollers (1942)<br />

Banco Comercial de Barcelona (1942)<br />

Banca Marsans (1942)<br />

José Nogués Maciá (1943)<br />

José Manuel Puig Comas (1946)<br />

Fernández Villa Hermanos 1951<br />

Banco de Menorca 1951<br />

Antonio de la Cámara Dávila 1952<br />

Bernabé y Antonio Padilla 1952<br />

Banco de Tortosa (sucursales) 1952<br />

Banca Pecho 1952<br />

Banca Pérez López 1952<br />

Hijos de Domínguez 1956<br />

Viuda de Nicolás González 1956<br />

Hijos de A. Núñez 1959<br />

Banco de Elda 1963<br />

Banco Agrícola de Aragón 1968<br />

Banco de Tolosa 1969<br />

Crédito y Docks (Barcelona) 1970<br />

Banco de Aragón<br />

F. y A. Escrivá (1953)<br />

Hijos de S. Olargui (1963)<br />

Banca Nogueira 1971<br />

Banco de Canarias 1971<br />

Crédito Navarro 1972<br />

Caja Ibérica de Crédito Cooperativo 1975<br />

Banco Ibérico 1978<br />

Banco Hispanoamericano 1991<br />

bancarias y no bancarias que podía realizar<br />

generando plusvalías, y esta posibilidad fue<br />

utilizada a fondo en los años siguientes. Bajo<br />

la atenta mirada de un Banco de España plenamente<br />

informado, Amusátegui llevó a cabo<br />

una política prudente de desinversiones, de colocaciones<br />

en Deuda Pública, de reducción de<br />

estructura, de contención de gastos y de recuperación<br />

de fallidos, que poco a poco acabó por<br />

dar buenos resultados. En la adopción y puesta<br />

en práctica de este tipo de políticas fue clave<br />

la actuación de Ángel Corcóstegui Guraya,<br />

quien, procedente del Banco Bilbao Vizcaya,<br />

se había incorporado al BCH en octubre de<br />

1994 como consejero delegado, poniendo fin<br />

al carácter ejecutivo de la presidencia de José<br />

María Amusátegui.<br />

Desde mediados de 1998 Emilio Botín y<br />

Matías Rodríguez Inciarte, por el <strong>Santander</strong>,<br />

y José María Amusátegui y Ángel Corcóstegui,<br />

por el BCH, se reunían mensualmente en<br />

desayunos de trabajo en los que, de manera<br />

informal, se pasaba revista a la actualidad económica<br />

y financiera. Estos contactos regulares<br />

permitieron que los cuatro se conocieran más<br />

de cerca y establecieran entre ellos vínculos de<br />

confianza. Durante meses nada se habló de una<br />

La operación fue calificada como una<br />

fusión entre iguales. Y ello a pesar de<br />

que el balance del <strong>Santander</strong> era casi<br />

el doble del balance total del BCH<br />

posible unión de las dos entidades. Sin embargo,<br />

en una de las últimas reuniones, antes de<br />

las Navidades, fue cuando al parecer se planteó<br />

por primera vez el tema de la fusión y se<br />

acordó en buscar «fórmulas viables de compenetración».<br />

Rodríguez Inciarte y Corcóstegui<br />

hablaron en varias ocasiones y comenzaron a<br />

negociar, todo de manera muy discreta, fuera<br />

de los despachos y utilizando el teléfono móvil.<br />

De todo este proceso sólo estaban enterados,<br />

además de los presidentes de ambas entidades<br />

y de Matías Rodríguez Inciarte y Ángel<br />

Corcóstegui, los secretarios generales del <strong>Santander</strong><br />

y del BCH, Ignacio Benjumea y Antonio<br />

de Hoyos, que colaboraron en la estructuración<br />

de la compleja operación.<br />

Cuando Matías Rodríguez Inciarte estimó<br />

que el asunto estaba maduro se lo comentó al<br />

presidente, quien, tras meditarlo, dio el visto<br />

bueno para que continuaran las conversaciones.<br />

Se convocó un encuentro en Canalejas, otro en<br />

Castellana, un tercero en el domicilio de Emilio<br />

Botín, una posterior entrevista entre Rodríguez<br />

Inciarte y Ángel Corcóstegui y un encuentro final<br />

en el edificio de Arthur Andersen, a quien se<br />

llamó al final de las negociaciones. 37 Pasadas las<br />

fiestas, en el primer desayuno del año nuevo,<br />

las dos partes estaban pensando y deseando lo<br />

mismo: fusionar sus respectivos bancos y crear<br />

una macroinstitución financiera. El feliz compromiso,<br />

avalado por sus respectivos Consejos,<br />

lo anunciaron los dos presidentes, Amusátegui<br />

y Botín, el 15 de enero de 1999.<br />

Conocida la aversión de Emilio Botín a las<br />

macrofusiones, para que ésta se llevase a efecto<br />

tuvieron que reunirse condiciones excepcionales.<br />

Ante todo, su propia convicción de que<br />

la operación era conveniente y de que estaba<br />

bien planteada para que no fracasase. También<br />

de que se trataba de la conclusión lógica del<br />

proceso de concentración que en los últimos<br />

años venía experimentando el sistema bancario<br />

español. En el comunicado difundido por<br />

la entidad se mencionaba, como justificación<br />

de la oportunidad de la fusión, «la reciente<br />

implantación del euro y el actual entorno financiero,<br />

caracterizado por la creciente competencia,<br />

la globalización de los mercados, la<br />

trascendencia de las nuevas tecnologías y<br />

la exigencia de mejora de la eficiencia interna».<br />

Todas ellas razones bien comprensibles<br />

y lógicas, sobre todo teniendo en cuenta la<br />

fluidez y rapidez con la que se movían los<br />

mercados. En cuanto a los objetivos perseguidos<br />

con la fusión, éstos se explicaron en<br />

un documento remitido a la Comisión Nacional<br />

del Mercado de Valores en el cual se enumeraban<br />

los siguientes: 1) el fortalecimiento<br />

del negocio bancario básico, gestionando de<br />

forma coordinada tres marcas comerciales en<br />

España: BCH, Banco <strong>Santander</strong> y Banesto;<br />

2) la rentabilización al máximo de la posición<br />

de liderazgo en banca corporativa y banca de<br />

negocios en España; 3) el progresivo aumento<br />

de la contribución del beneficio de la actividad<br />

internacional, con especial importancia en<br />

Europa y Latinoamérica; 4) la optimización de<br />

la cartera de participaciones industriales, centrada<br />

en sectores estratégicos de crecimiento,<br />

y 5) el mantenimiento de la máxima prudencia<br />

en la gestión de riesgos y la continua mejora en<br />

la eficiencia interna como criterios de gestión.<br />

La operación fue calificada como una fusión<br />

entre iguales. Y ello a pesar de que el balance<br />

total del Grupo <strong>Santander</strong>, 155.052 millones<br />

de euros, era casi el doble del balance total del<br />

Grupo BCH. Con pequeñas variaciones, esta<br />

relación de dos a uno a favor del <strong>Santander</strong><br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 277


Consejeros del Banco <strong>Santander</strong> Central Hispano (1999-2004)<br />

Emilio Botín-Sanz de Sautuola<br />

José María Amusátegui de la Cierva<br />

Ángel Corcóstegui Guraya<br />

Jaime Botín-Sanz de Sautuola<br />

Matías Rodríguez Inciarte<br />

Santiago Foncillas Casaus<br />

Rafael Alonso Botín<br />

José M. Arburúa Aspiunza<br />

Assicurazioni Generali<br />

Fernando de Asúa Álvarez<br />

Pedro Ballvé Lantero<br />

Felipe Benjumea Llorente<br />

Ana Patricia Botín y O’Shea<br />

Emilio Botín y O’Shea<br />

Rodrigo Echenique Gordillo<br />

Antonio Escámez Torres<br />

Antonino Fernández Rodríguez<br />

Gonzalo Hinojosa Fernández de Angulo<br />

Harry P. Kamen<br />

Francisco Luzón López<br />

Alfredo Sáenz Abad<br />

Luis A. Salazar-Simpson Bos<br />

Manuel Soto Serrano<br />

Elías Masaveu y Alonso<br />

Axel von Ruedorffer<br />

V. Younger of Leckie<br />

A. Basagoiti García Tuñón<br />

A. de Sommer Champalimaud<br />

George Mathewson<br />

Juan Abelló Gallo<br />

Guillermo de la Dehesa Romero<br />

Abel Matutes Juan<br />

Javier Botín y O’Shea<br />

Terence Burns<br />

Luis Rodríguez Durón<br />

1999<br />

2000<br />

2001<br />

2002<br />

2003<br />

2004<br />

278 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

se mantenía en la mayoría de las partidas del<br />

balance, con la salvedad de la composición de<br />

las carteras de renta variable, que reflejaban<br />

el modelo de banca comercial pura adoptado<br />

por el Grupo <strong>Santander</strong> frente al modelo de<br />

banca mixta vigente en el Grupo BCH. En las<br />

cuentas de resultados consolidadas de ambos<br />

grupos también las diferencias eran notables,<br />

pues mostraban que el beneficio neto obtenido<br />

por el Grupo <strong>Santander</strong> en 1998, cercano a los<br />

1.000 millones de euros, doblaba ampliamente<br />

el obtenido por el BCH. A la hora de abordar<br />

técnicamente la operación de fusión se optó<br />

por la fusión por absorción del BCH por el <strong>Santander</strong>.<br />

Así, ambas partes manifestaron que:<br />

[...] si bien era objetivo de ambas entidades la realización<br />

de la fusión mediante la creación de una nueva entidad<br />

a la que se transmitirían por sucesión universal los<br />

respectivos patrimonios sociales, el análisis detallado y<br />

la ponderación de los condicionantes técnicos y económicos<br />

de la operación han llevado a la instrumentación<br />

de la fusión mediante la absorción técnica del Banco<br />

Central Hispanoamericano, S.A. por Banco <strong>Santander</strong>,<br />

S.A., pero siempre conservando el objetivo fundamental<br />

de crear, en términos empresariales, un banco nuevo en<br />

el que se integren los patrimonios, los accionistas y los<br />

recursos humanos de los dos bancos fundadores.<br />

La ecuación de canje acordada fue de tres acciones<br />

del Banco <strong>Santander</strong> por cada cinco del<br />

anterior BCH.<br />

Al frente de la entidad se situaron dos copresidentes:<br />

Emilio Botín y José María Amusátegui,<br />

que presidían, el primero el Consejo<br />

de Administración y el segundo su Comisión<br />

Ejecutiva, además de la Junta General de accionistas.<br />

El segundo de ellos hizo público, desde<br />

el instante inicial, su compromiso irrevocable<br />

de jubilarse en la Junta General Ordinaria de<br />

accionistas del año 2002, al cumplir los setenta<br />

años de edad. A partir de entonces Emilio<br />

Botín pasaría a ser el único presidente. Como<br />

vicepresidente primero y consejero delegado<br />

fue designado Ángel Corcóstegui. Los restantes<br />

vicepresidentes eran: el segundo, Jaime<br />

Botín; el tercero, Matías Rodríguez Inciarte;<br />

y el cuarto, Santiago Foncillas. Se decidió que<br />

el nuevo Consejo de Administración tuviera<br />

veintisiete miembros: trece a propuesta del<br />

<strong>Santander</strong>, doce del BCH y dos independientes<br />

nombrados conjuntamente: Luis Alberto<br />

Salazar-Simpson Bos y Manuel Soto Serrano.<br />

Como secretario general continuó Ignacio Benjumea<br />

Cabeza de Vaca, que ostentaba ya dicho<br />

cargo en el <strong>Santander</strong>.<br />

Bajo la dirección de un comité corporativo<br />

el proceso de fusión se llevó a cabo con una<br />

extraordinaria celeridad: tras la aprobación de<br />

la operación por las juntas generales de los dos<br />

bancos en el mes de marzo, los trámites jurídicoadministrativos<br />

concluyeron el 17 de abril con la<br />

firma de las escrituras de fusión y su inscripción<br />

en el Registro Mercantil de Cantabria. El primer<br />

Consejo de Administración se reunió esa misma<br />

jornada y dos días después las nuevas acciones del<br />

Banco <strong>Santander</strong> Central Hispano empezaron a<br />

cotizar en las bolsas nacionales e internacionales. 38<br />

El proceso de amalgama entre el Central<br />

Hispano y el <strong>Santander</strong> fue un éxito del que se<br />

han beneficiado no sólo las dos entidades de<br />

origen y sus accionistas, sino también el conjunto<br />

de la sociedad española. Ésta dispuso,<br />

desde el mismísimo nacimiento de la Unión<br />

Económica y Monetaria, de dos sociedades, el<br />

Banco <strong>Santander</strong> Central Hispano y el BBVA<br />

—resultante de la posterior fusión del BBV<br />

con Argentaria—, poderosas y sólidas en uno<br />

de los mercados más competitivos del mundo,<br />

el financiero. Nuestro país ganó una notable<br />

presencia exterior y desde entonces, como adalides<br />

de la competencia, han contribuido a la<br />

formación del mercado único, el gran desideratum<br />

de los responsables de la Unión Europea en<br />

Bruselas y el máximo deseo de los europeístas<br />

convencidos. En el ámbito bancario España se<br />

encuentra, desde 1999, a la cabeza de la UE.<br />

La ecuación de canje acordada fue<br />

de tres acciones del Banco <strong>Santander</strong><br />

por cada cinco del BCH<br />

Como era lógico prever, la unión en la misma<br />

casa de dos familias hasta entonces separadas,<br />

e incluso empresarialmente adversarias,<br />

pasó por momentos conflictivos. Fundir dos<br />

entidades del tamaño del BCH y del <strong>Santander</strong><br />

fue un desafío colosal, una tarea formidable,<br />

atractiva y extenuante a la vez, que tuvo sus<br />

fases felices y sus facetas amargas. El proceso,<br />

complicado puesto que se trató de mezclar dos<br />

culturas y dos ricas tradiciones financieras, se<br />

completó a gran velocidad y de la fusión salió<br />

al final una institución más potente, más cohesionada<br />

y más dinámica.<br />

Historia, balance y política bancaria diferenciaban<br />

ambas empresas. El <strong>Santander</strong> era<br />

mucho más antiguo, una de las entidades más<br />

«viejas» de Europa. Se trataba de un banco<br />

de vocación comercial que se distinguía por su<br />

eficaz política de riesgos mientras que el BCH


Fusión <strong>Santander</strong> Central Hispano En 1999 se produjo la fusión de dos de los bancos españoles más importantes: el Banco<br />

<strong>Santander</strong> y el Banco Central Hispano. El resultado fue la creación de la entidad de crédito española de mayores dimensiones.<br />

Conferencia de prensa El presidente del Banco <strong>Santander</strong>, Emilio Botín, y el del Central Hispano, José María Amusátegui,<br />

comparecieron ante los medios para anunciar la creación del nuevo Banco <strong>Santander</strong> Central Hispano.<br />

poseía una indudable trayectoria de banca mixta.<br />

Ahora bien, la suma exigía que las dos partes<br />

cediesen en alguno de sus principios.<br />

Emilio Botín aflojó en lo relativo a la cartera<br />

de participaciones industriales. Se mostró<br />

dispuesto a compaginar la vertiente financiera<br />

del <strong>Santander</strong> con la presencia en la industria del<br />

BCH. «Estoy feliz —declaró— de que nuestro<br />

socio tenga una posición muy fuerte en la parte<br />

industrial y ahí vamos a seguir la política que<br />

han desarrollado el presidente Amusátegui y el<br />

Banco Central Hispano. Creo que ha sido un<br />

gran acierto por su parte. Como sabemos muy<br />

bien, el BCH tiene presencia en sectores punta».<br />

Al presidente no le disgustó aparecer como<br />

accionista en empresas del nivel de Airtel, Cableuropa<br />

(Ono), Lince (Uni2), Retevisión o<br />

Retevisión Móvil, en telecomunicaciones; o en<br />

Dragados y Construcciones y Vallehermoso,<br />

en el ámbito de la construcción, ni tampoco en<br />

Cepsa y Unión Fenosa, en el sector energético.<br />

En América Latina, sin embargo, el presidente<br />

del <strong>Santander</strong> pensó que su estrategia tenía<br />

mayores ventajas y no dudó en decirlo: «Estamos<br />

contentos con la línea que hemos seguido<br />

hasta ahora en Latinoamérica. En este caso vamos<br />

a implantar la política que ha seguido el<br />

Banco <strong>Santander</strong>. Buscaremos la mayoría allí<br />

donde invirtamos. La aportación del BCH es<br />

complementaria con nuestras posiciones en los<br />

países en que estamos y lo será en algunos a<br />

los que todavía no hemos llegado».<br />

Respecto a los riesgos y la cuestión de la<br />

plataforma tecnológica, el compromiso fue<br />

más complejo. En cuanto a esta última, se optó<br />

por la del BCH. Como los criterios sobre riesgos<br />

aplicados por los cántabros resultaban más<br />

rigurosos era comprensible que fuesen estos<br />

los que se adoptasen para todo el Grupo. Poco<br />

a poco se fueron produciendo los ajustes, integrándose<br />

los sistemas contables y administrativos<br />

y acoplándose los equipos. El engranaje<br />

chirriaba en ocasiones, aunque luego todo se<br />

saldaba con acuerdos; nada extraño en dos<br />

bancos que habían caminado un siglo por senderos<br />

distintos. La fusión de culturas fue dura,<br />

pero no traumática. Botín animó a resolver los<br />

problemas y limar las diferencias. Todo fue<br />

cuestión de tiempo.<br />

Para emprender la nueva vida en común,<br />

se preparó el denominado «Programa Uno»,<br />

expuesto por el consejero delegado, Ángel<br />

Corcóstegui, en la primera convención de directivos<br />

del Banco <strong>Santander</strong> Central Hispano,<br />

que reunió a 1.500 personas el 5 de marzo de<br />

1999. Allí se fijaron los objetivos cuantitativos<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 279


a medio plazo y se diseñó la estructura organizativa,<br />

el equipo directivo que iba a estar a su<br />

frente y las diferentes áreas operativas. Las tareas,<br />

en su mayor parte, culminaron con éxito<br />

a finales de 1999. Se establecieron seis grandes<br />

áreas de negocio: Banca Minorista en España,<br />

que comprendía todas las actividades dirigidas<br />

a clientes particulares, pequeñas y medianas<br />

empresas y a organismos privados y públicos;<br />

Banesto, cuya gestión se realizaba de manera<br />

autónoma; Banca Comercial en el Extranjero,<br />

que englobaba todas las actividades de banca<br />

universal en Europa y Latinoamérica; Gestión<br />

de Activos y Banca Privada, principalmente lo<br />

relacionado con fondos de inversión y pensiones;<br />

Banca Mayorista Global, donde quedaron<br />

incluidos los negocios relativos a banca corporativa<br />

de grandes empresas, Banca de Inversiones<br />

y Tesorería, y, por último, el Área de Actividades<br />

Corporativas, que actuaba como holding<br />

y contrapartida del resto de las unidades de<br />

negocio del Grupo. A su vez, estas áreas de negocio<br />

se organizaron en trece divisiones, todas<br />

dependientes del consejero delegado.<br />

El ejercicio 1999 terminó con un Grupo bien<br />

unido y sólidamente asentado en dos continentes:<br />

Europa y América. Como explicaron con satisfacción<br />

los dos copresidentes, el Banco <strong>Santander</strong><br />

Central Hispano era algo más que la suma del<br />

Banco <strong>Santander</strong> y el Banco Central Hispano:<br />

Los resultados obtenidos en 1999 demuestran que nuestra<br />

fusión ha sido ejemplar; en doce meses hemos conseguido<br />

no sólo incrementar el beneficio de la nueva entidad<br />

un 26 por ciento sino que, además, hemos llevado<br />

a cabo inversiones estratégicas que nos han convertido<br />

en protagonistas destacados del proceso de reestructuración<br />

del sistema financiero europeo. Estamos convencidos<br />

de que el valor de nuestra franquicia, nuestra<br />

fortaleza de capital, el proceso de diversificación geográfica<br />

y de negocios, y nuestra cultura de riesgos, nos<br />

permiten estar entre los mejores grupos financieros del<br />

mundo por creación de valor para sus accionistas.<br />

Lo que afirmaban Amusátegui y Botín no estaba<br />

lejos de la realidad: el Grupo ocupaba el<br />

decimoquinto lugar entre las mayores instituciones<br />

del mundo por capitalización bursátil,<br />

superior a los 41.000 millones de euros, y en<br />

1999 se había registrado una revalorización<br />

de la acción de un 33 por ciento, prueba obvia de<br />

la fortaleza patrimonial del nuevo Banco y<br />

de su capacidad de crecimiento. A finales de año,<br />

el Grupo gestionaba recursos dentro y fuera de<br />

balance por valor de 256.400 millones de euros,<br />

cinco veces más que en 1998, y a través de sus<br />

280 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

8.713 oficinas repartidas por 37 países el Banco<br />

<strong>Santander</strong> Central Hispano atendía las necesidades<br />

de 24 millones de clientes. En Europa, el<br />

Grupo financiero Banco <strong>Santander</strong> Central Hispano,<br />

con presencia en Francia, Italia, Portugal<br />

y Reino Unido, se encontraba entre los tres primeros<br />

bancos de la zona euro por capitalización<br />

y entre los cinco primeros por activos. En Latinoamérica,<br />

el Grupo se convirtió en líder indiscutible:<br />

la primera franquicia regional de servicios<br />

financieros, con quince bancos independientes<br />

repartidos por catorce países, 45.781 empleados,<br />

y con una cuota de mercado del ocho por ciento<br />

y 14 millones de clientes. Y en España, el Grupo<br />

El ejercicio 1999 terminó con un<br />

Grupo bien unido y sólidamente asentado<br />

en dos continentes: Europa y América,<br />

y el resultado de la fusión con algo más<br />

que la suma del <strong>Santander</strong> y el BCH<br />

contaba con tres amplísimas redes de banca minorista<br />

—<strong>Santander</strong>, Central Hispano y Banesto—<br />

con un total de 6.000 oficinas, 45.175 empleados<br />

y con una base de clientes cercana a los<br />

10 millones de personas.<br />

Concluida la fusión legal y técnica en abril de<br />

1999, los meses siguientes fueron de verdadero<br />

vértigo para el nuevo Grupo Banco <strong>Santander</strong><br />

Central Hispano. Hubo que proceder a remodelar<br />

el Consejo de Administración y la Comisión<br />

Directiva y a recomponer los órganos de dirección,<br />

los distintos comités operativos y los servicios<br />

centrales. En España fue preciso integrar<br />

las filiales, las tesorerías, los departamentos de<br />

auditoría interna y de recursos humanos, la banca<br />

mayorista, la gestión de activos, las gestoras<br />

de fondos de inversión, el segmento de banca<br />

privada, la banca corporativa, las sociedades de<br />

valores y bolsa, la banca telefónica y electrónica,<br />

las unidades financieras especializadas, la<br />

plataforma tecnológica y, sobre todo, hubo que<br />

integrar, ya en 2001, las dos redes minoristas en<br />

una sola y eliminar las posibles redundancias<br />

en plantillas, oficinas y en administraciones<br />

territoriales, de zona y regionales. En Europa y<br />

América se procedió, como veremos en el próximo<br />

apartado, a la reordenación de participaciones,<br />

así como a la venta de algunos bancos y a<br />

la compra de otros.<br />

Los ejercicios 2000 y 2001 fueron de trabajo<br />

intenso. Los resultados crecieron en ambos<br />

años, pero la expansión registrada hasta entonces<br />

se vio afectada desde finales de 2001<br />

por el deterioro de la situación económica<br />

internacional, a raíz de acontecimientos como el<br />

11-S, la crisis argentina y, ya en 2002, la brasileña.<br />

Emilio Botín reconoció que el <strong>Santander</strong>,<br />

al igual que el resto de la banca internacional,<br />

había atravesado por unas circunstancias complicadas;<br />

sólo gracias a la diversificación geográfica<br />

y de riesgos había podido mantener un buen<br />

nivel de beneficios, que en 2002 se redujeron en<br />

un 10 por ciento respecto de los de 2001. 39<br />

Aunque el fin de la etapa de copresidencias<br />

estaba previsto para marzo de 2002, los<br />

acontecimientos se adelantaron y, en agosto de<br />

2001, Emilio Botín asumió en solitario el cargo<br />

de máximo responsable del <strong>Santander</strong> Central<br />

Hispano. Unos meses después, en febrero del<br />

siguiente año, Ángel Corcóstegui renunció a<br />

sus cargos de vicepresidente primero y consejero<br />

delegado. Le sustituyó Alfredo Sáenz, quien<br />

además fue nombrado vicepresidente segundo.<br />

Jaime Botín pasó a ocupar la vicepresidencia<br />

primera del Banco <strong>Santander</strong> Central Hispano.<br />

Con el propósito de poner en funcionamiento<br />

todos los resortes del Grupo se preparó<br />

el Proyecto Ingresos 2003 (conocido como<br />

Proyecto I-03). Su objetivo estratégico fue<br />

poner en marcha la organización «a toda<br />

máquina», dinamizar y optimizar sus estructuras<br />

y sus modelos comerciales y crecer en<br />

ingresos. Fue una iniciativa oportuna. Como<br />

señaló el consejero delegado, Alfredo Sáenz,<br />

en la presentación del I-03, de lo que se trataba<br />

era de sacar «el máximo rendimiento<br />

a nuestra organización, potenciando la venta<br />

cruzada de productos, la fidelización de los<br />

clientes y la búsqueda de nuevas oportunidades».<br />

Aunque el I-03 afectaba a todos los<br />

negocios, su aplicación pivotaba sobre el eje<br />

capital del Grupo: su actividad comercial, de<br />

donde procedía la mayor proporción de sus<br />

ingresos recurrentes (un 75 por ciento del total),<br />

si bien luego se extendería al resto de sus<br />

ámbitos de actuación financiera. 40<br />

En enero de 2002 se creó la División de<br />

Banca Comercial, con Enrique García Candelas<br />

al frente. Se consolidó la unificación de las dos<br />

redes, <strong>Santander</strong> y Central Hispano, que hasta<br />

el verano de 2001 habían funcionado de manera<br />

independiente y compitiendo entre sí, y se<br />

formuló una estrategia comercial que revitalizase<br />

el Grupo. Se trataba de que el <strong>Santander</strong><br />

hiciese lo que siempre había hecho bien: banca<br />

comercial minorista.<br />

En la convención de directivos de 2003<br />

Alfredo Sáenz presentó un nuevo Plan, con<br />

la denominación de I-06, que en sus propias<br />

palabras significaba «un cambio de ritmo», o si


Consejo de Administración de la fusión, 1999<br />

De izquierda a derecha, sentados: Matías Rodríguez Inciarte, José María Amusátegui, Emilio Botín, Ángel Corcóstegui.<br />

De pie, de izquierda a derecha: Antonio de Hoyos (letrado asesor del Consejo), Felipe Benjumea, José Manuel Arburúa,<br />

Pedro Ballvé, Antonio Escámez, Elías Masaveu, Ana Patricia Botín, Alfredo Sáenz, Santiago Foncillas, Axel von Ruedorffer,<br />

Jaime Botín, Rodrigo Echenique, Fernando de Asúa, Rafael Alonso, Francisco Luzón, Emilio Botín O’Shea, Ignacio Benjumea<br />

(secretario general y del Consejo), Manuel Soto, Gonzalo Hinojosa y Luis Alberto Salazar-Simpson.<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 281


Edificio de las Cariátides La creación del nuevo Banco <strong>Santander</strong> Central Hispano obligó a reformar los logos<br />

corporativos. En la imagen, el emblemático edificio de la calle Alcalá en el que, tiempo después, fue presentada la nueva<br />

imagen de marca de la entidad que ya incluía el rojo y la llama del <strong>Santander</strong>.<br />

282 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

se prefiere «un salto cualitativo», para alcanzar<br />

el décimo puesto en la clasificación mundial de<br />

entidades de crédito. 41 Entonces el <strong>Santander</strong><br />

era el quinto grupo bancario de la eurozona<br />

(por volumen de negocio) y el decimocuarto<br />

(por capitalización) y aspiraba a figurar, en<br />

menos de tres años, en el grupo de los top ten<br />

mundiales. El Plan I-06 planteó una «carrera<br />

de larga distancia» cuya meta era aumentar la<br />

productividad de los recursos del Banco y encontrar<br />

nuevos nichos de mercado. Incorporaba<br />

un modelo de gestión integrado y volcado<br />

hacia un objetivo casi único: el crecimiento de<br />

las cifras del balance y de la cuenta de resultados.<br />

Puesto en vigor a finales del 2003, este<br />

Plan terminó con éxito la primera parte de su<br />

recorrido, pues en el ejercicio 2004 el <strong>Santander</strong><br />

obtuvo unos beneficios superiores a los<br />

3.100 millones de euros, los mayores en la historia<br />

de una empresa española.<br />

El modelo de negocio siguió evolucionando<br />

y, en la actualidad, descansa en cinco pilares<br />

básicos: 1) la gestión orientada al cliente, que<br />

permite un alto grado de vinculación y retención,<br />

mediante una mayor calidad del servicio;<br />

2) la eficiencia, que se obtiene con una exigente<br />

En la convención de directivos de 2003<br />

Alfredo Sáenz presentó un nuevo Plan,<br />

con la denominación de I-06, para<br />

alcanzar el puesto décimo en la clasificación<br />

mundial de entidades de crédito<br />

disciplina de costes, pero también a través de<br />

una tecnología global de primer orden, con una<br />

reestructuración continua y con una gestión integrada<br />

de compras; 3) la calidad del crédito a<br />

partir de modelos internos de riesgos basados<br />

en la gestión de herramientas globales, búsqueda<br />

de riesgos bajos y predecibles, estricto<br />

control del riesgo y gestión compartida; 4) la<br />

disciplina de capital que, como recurso limitado,<br />

debe asignarse a los negocios que generen<br />

mayor rentabilidad potencial, y 5) la visión global,<br />

que significa diversificación, grupos internacionales<br />

especializados en banca comercial,<br />

negocios globales apalancados en negocios locales<br />

y balance en tres monedas; esto es, capacidades<br />

globales y políticas corporativas comunes<br />

combinadas con una gestión local.<br />

En enero de 2006 se anunció el plan «Queremos<br />

ser tu banco», un nuevo modelo de<br />

banca puesto en práctica en la red <strong>Santander</strong><br />

España. Aunque lo más llamativo ha sido la<br />

oferta de «comisiones cero», el concepto de


Banco <strong>Santander</strong> en 1986 versus Grupo Banco <strong>Santander</strong><br />

Central Hispano en 1999<br />

1986 1999<br />

pesetas pesetas €<br />

Total balance (mm) 2.773 42.668 256<br />

Patrimonio neto (mm) 147 1.486 8<br />

Acreedores (mm) 1.707 20.228 122<br />

Benefi cio neto atribuible (mm) 22 262 2<br />

Capitalización bursátil (mm) 331 6.859 41<br />

Empleados 14.012 94.110<br />

Ofi cinas 1.587 8.713<br />

mm = miles de millones<br />

Grupo <strong>Santander</strong>: Cifras comparadas (2003/2006)<br />

(EN MILLONES DE EUROS)<br />

2003 2006<br />

Activo total 351.791 833.873<br />

Benefi cio atribuido 2.611 7.596<br />

Capitalización bursátil 44.775 88.436<br />

Equipo directivo del Banco <strong>Santander</strong> Central Hispano<br />

(1999-2004)<br />

Comisión directiva Dirección general<br />

Ángel Corcóstegui • • •<br />

Matías Rodríguez Inciarte • • • • • •<br />

Alfredo Sáenz* • • •<br />

Antonio Escámez • •<br />

Francisco Luzón • • • • • •<br />

Luis Abril • •<br />

David Arce • • • • • •<br />

José Manuel Arrojo • • • •<br />

Ignacio Benjumea • • • • • •<br />

Baldomero Falcones • • •<br />

Enrique García Candelas • • • • • •<br />

Julián Martínez-Simancas • • •<br />

Juan María Nin • •<br />

Juan Rodríguez Inciarte • • • • • •<br />

José Luis del Valle • • •<br />

Joan David Grimá • • • •<br />

Fernando Gumuzio •<br />

António Horta Osório • • • •<br />

Juan Manuel Cendoya • • • •<br />

Ana Patricia Botín • • •<br />

Marcial Portela • • •<br />

Jesús María Zabalza • • •<br />

Adolfo Lagos • • •<br />

Francisco Martín • • •<br />

Gonzalo de las Heras • • •<br />

Francisco Gómez Roldán • • •<br />

José Manuel Tejón • •<br />

José Antonio Aróstegui •<br />

José María Espí • • •<br />

Javier Peralta • • •<br />

Juan Guitard • • •<br />

Fernando Cañas • •<br />

Pedro Mateache • •<br />

Teodoro Bragado • •<br />

Jorge Maortúa •<br />

Jorge Morán •<br />

José Antonio Álvarez •<br />

Serafín Méndez •<br />

* Consejero delegado desde 2002.<br />

1999<br />

2000<br />

2001<br />

2002<br />

2003<br />

2004<br />

Coche Polo En enero de 2007 el plan «Queremos ser tu banco» fue ampliado a otros colectivos; desde ese momento los<br />

autónomos, comercios, inmigrantes, accionistas y universitarios se ven favorecidos con las comisiones de servicios cero<br />

indefinidamente en sus operaciones bancarias regulares.<br />

«Queremos ser tu banco» supone un cambio<br />

estratégico de orientación y una relación nueva<br />

con el cliente. El plan, que el presidente ha<br />

bautizado como «Plan Candelas» en recuerdo<br />

del legendario Plan Portilla, pretende atraer<br />

a más clientes, a mejores clientes y a clientes<br />

más vinculados, partiendo de la idea de que la<br />

banca es, ante todo, un negocio con un fuerte<br />

componente personal. El lanzamiento ha<br />

contado con bases sólidas: el Banco goza de<br />

una excelente salud financiera que le permite<br />

resistir el coste del programa; la plataforma<br />

tecnológica sobre la cual descansa toda la logística<br />

del plan está a punto y engrasada y la<br />

red comercial está en situación idónea: bien<br />

organizada y bien incentivada. Sin duda es<br />

una decisión arriesgada, como lo fue la Supercuenta<br />

hace casi veinte años, de desarrollo lento,<br />

irreversible, con un plazo de maduración<br />

prolongado y que mira hacia el futuro.<br />

Los resultados del 2006 fueron excepcionales<br />

y marcaron un nuevo récord de 7.596 millones de<br />

euros. La estrategia del Banco está dando unos<br />

resultados inmejorables. Las claves han sido: la<br />

aportación del Abbey National Bank (comprado<br />

en 2004), el crecimiento de ingresos en todas las<br />

áreas y en todos los países, el aumento del negocio<br />

con clientes en Latinoamérica y en banca mayorista,<br />

los avances en eficiencia, morosidad en<br />

mínimos históricos, desinversiones en negocios<br />

secundarios y una mejora de la rentabilidad. 42<br />

En resumen, la trayectoria del <strong>Santander</strong><br />

entre 2003 y 2006 ha sido notable, como lo<br />

prueban sus cifras agregadas: volumen de negocio,<br />

resultados, valor de la acción y capitalización<br />

bursátil. Crecer y ganar tamaño para<br />

poder competir en mercados globalizados y<br />

crear valor para sus 2,3 millones de accionistas<br />

repartidos por todo el mundo, dos objetivos que<br />

han sido perseguidos con tenacidad por los responsables<br />

del Grupo y que han exigido poner<br />

en pie un esquema de gestión complejo, que<br />

combina la flexibilidad para detectar y crear<br />

oportunidades, la agilidad para movilizar recursos<br />

y el rigor en la evaluación de los riesgos<br />

empresariales.<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 283


Castellana 24<br />

Las antiguas casas de<br />

Zenobia Camprubí y<br />

de la princesa de Ratazzi,<br />

construidas a mediados<br />

del XIX, acogen una de las<br />

sedes más representativas<br />

del Banco <strong>Santander</strong>


Líderes en América Latina<br />

América ha sido y es una constante en la historia<br />

del Banco <strong>Santander</strong>; sin ese continente,<br />

ni su trayectoria nacional ni menos aún su<br />

trayectoria internacional serían comprensibles.<br />

El <strong>Santander</strong> nació con vocación americana,<br />

una vocación que ha cultivado a lo largo<br />

de los años, tanto en tiempos de prosperidad<br />

como en tiempos de dificultades. Después de<br />

todo no debe olvidarse que la Montaña ha sido<br />

tierra de emigración permanente hacia América<br />

desde el siglo xviii, que el nacimiento de<br />

la entidad en 1857 estuvo ligado a un grupo<br />

de comerciantes y empresarios de la región<br />

vinculados al tráfico colonial, y que indianos<br />

y capitales indianos estuvieron presentes en la<br />

fundación de la institución y en sus órganos de<br />

gobierno. Aunque después las relaciones económicas<br />

de España con América declinaron y<br />

se abrió un paréntesis que duró más tiempo del<br />

deseado, lo cierto es que en la memoria de los<br />

directivos del <strong>Santander</strong> la vocación trasatlántica<br />

permaneció viva; también en el imaginario<br />

de los cuadros medios y empleados, todos ellos<br />

convencidos de los «orígenes americanos» de<br />

su Banco. En el semiaislamiento en el que vivió<br />

nuestro país durante muchos años, particularmente<br />

durante la etapa autárquica, los contactos<br />

con las repúblicas latinoamericanas fueron<br />

escasos, pero cuando se abrió el más mínimo<br />

resquicio, éste fue bien aprovechado por los<br />

responsables del <strong>Santander</strong> para acercarse a las<br />

costas del Caribe y de tierra firme, otear el horizonte<br />

y, en la medida de lo posible, restablecer<br />

los lazos desanudados por la política y el tiempo.<br />

Eso es lo que hicieron Emilio Botín y <strong>Pablo</strong><br />

Tarrero en los años cincuenta, cuando establecieron<br />

corresponsalías en distintos países y<br />

luego, en la década de los sesenta y setenta, con<br />

la creación y compra de entidades financieras.<br />

Recordemos que a finales de 1985 el <strong>Santander</strong><br />

disponía de ocho bancos en la región, más una<br />

oficina abierta en la ciudad de Miami. Se trataba<br />

de una presencia modesta, pero suficiente<br />

para, desde esta base, emprender una nueva<br />

fase de expansión.<br />

La crisis bursátil de 1987 y las dificultades<br />

económicas y financieras subsiguientes que afectaron<br />

a América Latina y a los llamados países<br />

emergentes aplazaron, sin embargo, los<br />

planes de inversión en la zona. Más bien fue<br />

preciso efectuar antes una reestructuración<br />

del conjunto de las sociedades que formaban<br />

el grupo americano. Además, los responsables<br />

de la matriz llegaron al convencimiento de que el<br />

tamaño de las entidades que poseían era insuficiente<br />

para desarrollar un modelo de banca comercial<br />

rentable. Ésta es la razón que explica la<br />

venta selectiva de algunos bancos y sociedades<br />

de crédito entre finales de los ochenta y principios<br />

de los noventa. En 1986 se enajenaron<br />

la Sociedad de Crédito de Guayaquil (Ecuador)<br />

y el Banco Inmobiliario de Guatemala; en 1987,<br />

el Banco <strong>Santander</strong> Costa Rica; y en 1992, el Banco<br />

de <strong>Santander</strong> y Panamá. Asimismo, con las excepciones<br />

de Puerto Rico y Chile, las filiales<br />

de los demás países que continuaron abiertas dejaron<br />

de operar en banca comercial, limitándose<br />

a realizar tareas en el ámbito de banca<br />

de negocios. La crisis de 1989 hizo mella en<br />

la cotización de la acción del <strong>Santander</strong>, que<br />

descendió durante tres años consecutivos.<br />

Los beneficios no cayeron, pero su incremento<br />

anual se ralentizó. Mientras que la marcha<br />

de la entidad en España se aprovechaba de<br />

la excelente coyuntura de su economía, los<br />

vientos que soplaron desde América fueron<br />

fríos y huracanados.<br />

El <strong>Santander</strong> nació con vocación<br />

americana, y la ha cultivado a lo largo de<br />

los años, tanto en tiempos de prosperidad<br />

como en tiempos de dificultades<br />

Tras el obligado periodo de hibernación,<br />

dos acontecimientos vinieron a reactivar el interés<br />

del <strong>Santander</strong> por Latinoamérica. Primero,<br />

la franca expansión de las economías de la<br />

zona que, repuestas de la prolongada recesión<br />

de los años ochenta (la década perdida), lograron<br />

crecer en la primera mitad de los noventa<br />

a tasas superiores al tres por ciento; también el<br />

comienzo de los procesos de apertura, liberalización<br />

y privatización de sus sistemas financieros.<br />

Esto y los bajos niveles de bancarización<br />

abrieron nuevas oportunidades que una institución<br />

como el <strong>Santander</strong> no podía desaprovechar.<br />

Segundo, la compra de Banesto en 1994,<br />

que proporcionó al Banco una más amplia base<br />

de negocios en el mercado español y un tamaño<br />

de balance suficiente para emprender nuevos<br />

proyectos. No debe extrañarnos, pues, que<br />

se mirara una vez más hacia América como vía<br />

de expansión. El resultado fue una serie de adquisiciones<br />

entre 1995 y 1998, con una inversión<br />

acumulada de 4.000 millones de dólares.<br />

En el ejercicio 1995, el <strong>Santander</strong> adquirió<br />

en Perú el Banco Interandino y el Banco Mercantil,<br />

que en 1996 se fusionaron para formar<br />

el Banco <strong>Santander</strong> Perú. En este mismo año<br />

el <strong>Santander</strong> Chile, una entidad que había sido<br />

creada en la etapa de presidencia de Emilio<br />

Botín padre, compró el Banco Osorno y La<br />

Unión del cual, tras sucesivas ampliaciones,<br />

los cántabros llegaron a controlar cerca del<br />

70 por ciento de su capital.<br />

En el ejercicio 1997 se produjeron numerosas<br />

compras. En el mes de enero, el <strong>Santander</strong><br />

adquirió el Banco de Venezuela. Meses después,<br />

en abril, se hizo con el Banco Mexicano, una entidad<br />

fundada en 1932 que a finales de los años<br />

cincuenta se fusionó con el Banco Español; más<br />

adelante, en 1979, cambió su naturaleza y denominación<br />

por la de Banco Mexicano Somex; en<br />

1992 es adquirido por el Grupo Financiero InverMéxico,<br />

que lo mantiene en su cartera hasta<br />

que se lo vende al <strong>Santander</strong> en abril de 1997.<br />

En 1994 se fusiona con el <strong>Santander</strong> en México,<br />

fundado en 1994 por el <strong>Santander</strong> Investment,<br />

y dedicado a banca privada y corporativa local. 43<br />

El antiguo Banco Mexicano adoptó, a partir de<br />

entonces, el nombre de Banco <strong>Santander</strong> Mexicano,<br />

en el que la participación de la matriz española<br />

alcanzó el 70 por ciento. En Colombia se<br />

realizaron dos operaciones de importancia. La<br />

primera, en julio, se trató de la compra del 55 por<br />

ciento del Banco Comercial Antioqueño, entidad<br />

que luego cambió su denominación por la<br />

de Banco <strong>Santander</strong> Colombia. También en este<br />

último país, en el mes de septiembre, el <strong>Santander</strong><br />

adquirió Invercrédito, una sociedad líder en<br />

el segmento del crédito al consumo.<br />

En Argentina, al igual que en Brasil, el Banco<br />

<strong>Santander</strong> efectuó compras estratégicas que<br />

le situaron en una posición de ventaja para,<br />

en un futuro, extender su presencia en la región.<br />

En agosto de 1997 tomó el 35 por ciento<br />

del Banco Río, una magnífica institución que,<br />

además de la matriz, incluía sus dos filiales,<br />

Río Bank International y Río Bank International<br />

Saife. 44 Se trataba de la quinta entidad<br />

del país, que había sido fundada en 1908 como<br />

una compañía de seguros y que luego, en los<br />

años treinta, se había transformado en sociedad<br />

de crédito. A comienzos de la década de<br />

1970, el empresario petrolero y agropecuario<br />

Carlos Pérez Companc se hizo cargo de la<br />

institución. Comenzó entonces una carrera<br />

ascendente: en 1983 absorbió el Banco Delta;<br />

en 1984 compró el Banco del Este, y en 1987<br />

se hizo con el Banco Ganadero Argentino, una<br />

de las entidades con mayor solera del sistema<br />

financiero argentino. Al mismo tiempo Banco<br />

Río inició una expansión internacional notable,<br />

abriendo agencias en Panamá y Nueva<br />

York y representaciones en Francia, Uruguay,<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 285


Puerto Rico<br />

El Banco <strong>Santander</strong> de Puerto Rico, junto con la<br />

entidad de Chile, siguió dedicándose a la banca<br />

comercial después de que en 1992 se decidiera centrar<br />

la actividad de las entidades latinoamericanas en<br />

banca de negocios.<br />

La expansión latinoamericana del<br />

Banco <strong>Santander</strong> (1995-1998)<br />

1995<br />

Banco Interandino (Perú)<br />

Banco Mercantil (Perú)<br />

1996<br />

Banco <strong>Santander</strong> Perú (Banco Interandino + Banco Mercantil)<br />

Banco Osorno y La Unión (Chile)<br />

1997<br />

Banco Venezuela<br />

Banco Mexicano<br />

Banco Comercial Antioqueño (Banco <strong>Santander</strong> Colombia)<br />

Invercrédito (Colombia)<br />

Banco Río (Argentina)<br />

Río Bank International (Argentina)<br />

Río Bank International Saife (Argentina)<br />

Banco Geral do Comércio (Banco <strong>Santander</strong> Brasil)<br />

1998<br />

Banco Noroeste (Brasil)<br />

286 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

Brasil e Inglaterra. Cuando el banco llegó a<br />

manos del <strong>Santander</strong> tenía una base de capital<br />

sólida, una clientela de calidad y una marca<br />

financiera consolidada. Un año más tarde,<br />

el Banco Río absorbió al antiguo <strong>Santander</strong><br />

Argentina, de manera que la participación<br />

del Grupo <strong>Santander</strong> en la entidad llegó hasta<br />

el 51 por ciento.<br />

La última compra del año tuvo lugar en el<br />

mes de diciembre en Brasil: el Banco Geral do<br />

Comércio, propiedad del grupo Camargo Corrêa.<br />

Se trató de una excelente operación, que<br />

fue posible gracias al conocimiento del mercado<br />

financiero brasileño que tenían los responsables<br />

del <strong>Santander</strong> Investment en el país.<br />

Cuando estimaron que la situación era propicia<br />

tomaron el 50 por ciento del capital, se<br />

hicieron cargo de la dirección, se aseguraron su<br />

control y negociaron una opción para comprar<br />

el resto de la entidad, hasta el 100 por cien, lo<br />

que materializaron quince meses después. El<br />

Geral do Comércio era un buen banco, sólido,<br />

con 42 sucursales en el estado de Sao Paulo y<br />

una buena clientela. Al poco tiempo pasó a denominarse<br />

Banco <strong>Santander</strong> Brasil e inició una<br />

rápida expansión, hasta situarse en el puesto<br />

trigésimo segundo del ranking financiero del<br />

país y el décimo en la clasificación de bancos<br />

extranjeros operando en Brasil. 45<br />

La lista de compras relacionadas hasta aquí<br />

es impresionante: doce entidades en dos años.<br />

Es difícil que en toda la historia bancaria universal<br />

exista un fenómeno similar, no tanto por la<br />

magnitud de las inversiones como por lo diversificado<br />

y rápido de la expansión, que además se<br />

llevó a cabo con un equipo humano muy capacitado<br />

pero reducido, que tuvo que encargarse de<br />

desarrollar y ejecutar todo tipo de tareas.<br />

El ejercicio 1998 fue algo más tranquilo.<br />

La principal operación tuvo lugar en Brasil,<br />

donde, en el mes de abril, la sociedad española<br />

adquirió la mayoría del capital del Banco Noroeste,<br />

una pequeña entidad de Sao Paulo dedicada<br />

a banca de inversión y a la pequeña y<br />

mediana empresa. Luego, en el mes de mayo,<br />

se efectuó la compra del 50 por ciento restante<br />

del Banco Geral do Comércio (nuevo Banco<br />

<strong>Santander</strong> Brasil), y se llevó a cabo una ampliación<br />

de capital para fortalecer su situación<br />

financiera. En los meses siguientes se iniciaría<br />

el proceso de fusión de estas dos entidades, el<br />

Banco Noroeste y el Banco <strong>Santander</strong> Brasil,<br />

que culminó en 1999. Con ello, el nuevo Banco<br />

<strong>Santander</strong> Brasil se convirtió en la segunda<br />

institución de crédito extranjera del país, con<br />

una amplia base de clientes. Para completar<br />

la expansión y la presencia del <strong>Santander</strong> en<br />

Latinoamérica durante esta etapa que comentamos,<br />

también en el ejercicio 1998 se ampliaron<br />

las participaciones que la entidad tenía en<br />

Chile y Venezuela.<br />

El <strong>Santander</strong> fue capaz de construir su franquicia<br />

en la región a pesar de las dificultades en<br />

los mercados financieros internacionales. En<br />

diciembre de 1994, el Gobierno de México tuvo<br />

que devaluar el peso en un 50 por ciento e introducir<br />

fuertes medidas de política económica<br />

contractiva. La decidida actuación del presidente<br />

estadounidense Bill Clinton logró evitar<br />

una repetición de la crisis de la deuda externa<br />

latinoamericana de los primeros años ochenta,<br />

que tan gravemente había repercutido sobre<br />

los bancos estadounidenses, 46 pero no atajó el<br />

contagio, el denominado «efecto tequila», que<br />

afectó, ya en 1995, a otros países del área, especialmente<br />

a Argentina y, en menor medida,<br />

a Brasil. El «efecto tequila» no perturbó demasiado<br />

la actividad de las filiales latinoamericanas<br />

del Grupo <strong>Santander</strong> especializadas<br />

en banca comercial.<br />

La siguiente crisis importante de alcance<br />

transnacional comenzó en 1997 y afectó inicialmente<br />

a las economías de los países emergentes<br />

de Asia, pese a que los analistas de la<br />

época solían ponerlos como ejemplo, destacando<br />

lo acertado de sus políticas y la solidez de su<br />

rápido crecimiento, en contraposición a la fragilidad<br />

que achacaban a las economías latinoamericanas.<br />

Las dificultades comenzaron con la<br />

caída del bath tailandés en julio de 1997, que<br />

dio lugar a una serie de devaluaciones en cadena,<br />

cada vez mayores, que afectaron al resto de<br />

los entonces denominados «tigres asiáticos»:<br />

Corea del Sur, Indonesia, Malasia y Filipinas.<br />

La Bolsa de Hong Kong recibió un duro castigo<br />

en el mes de octubre y de ahí la crisis se contagió<br />

a todas las bolsas del mundo.<br />

Las compras efectuadas en<br />

Latinoamérica en el periodo 1995-1998<br />

fueron impresionantes. Catorce entidades<br />

en tres años con una inversión de<br />

4.000 millones de dólares<br />

Durante 1998, y con origen esta vez en Rusia<br />

a raíz de una fuerte depreciación del rublo y de<br />

una moratoria en los plazos de su deuda, también<br />

hubo importantes retrocesos en los índices bursátiles<br />

de países latinoamericanos como Brasil,<br />

México, Venezuela, Argentina y Chile. Se produjo<br />

una salida masiva de capitales que, de manera


Bancos latinoamericanos del Central Hispano<br />

1993<br />

Creación del holding chileno OHCH (BCH y Luksic)<br />

1995<br />

Banco de Santiago (Chile)<br />

1996<br />

Banco Sur. Incorporación al holding OHCH de Banco Asunción<br />

(Paraguay) y CH Banco (Uruguay)<br />

Banco Tornquist (Argentina)<br />

1997<br />

Bital (México)<br />

1998<br />

Banco de Santa Cruz (Bolivia)<br />

Banco de Galicia (Argentina)<br />

Venezuela<br />

En enero de 1997, el <strong>Santander</strong> adquirió el Banco<br />

de Venezuela, incluida su filial el Banco de Venezuela<br />

Internacional. Tres años después se lanzó una OPA<br />

sobre el Banco de Caracas, adquiriendo el<br />

93 por ciento del capital.<br />

inexorable, condujo a la depreciación de sus monedas,<br />

con la excepción del peso argentino, que<br />

mantuvo su paridad con el dólar. Se abrió así una<br />

nueva etapa crítica para esta zona que, sin embargo,<br />

en esta ocasión no alteró los planes del <strong>Santander</strong>,<br />

dispuesto a demostrar su interés y vocación<br />

por la economía latinoamericana.<br />

En 1998 terminaba una etapa de expansión<br />

acelerada en Latinoamérica, que puede calificarse<br />

de histórica y que el informe anual de<br />

1998 resumía en estos términos: «En los últimos<br />

años hemos invertido en Iberoamérica en<br />

torno a 4.000 millones de dólares [...] Hemos<br />

construido la primera franquicia en el continente<br />

mediante una red diversificada de 1.902<br />

sucursales en la que trabajan 42.973 profesionales<br />

que atienden las necesidades de 10 millones<br />

de clientes. Iberoamérica nos ha aportado<br />

el 24 por ciento de nuestros activos totales, el<br />

58 por ciento de nuestra plantilla y el 63 por<br />

ciento de nuestra base de clientela». En 1998,<br />

Tras la rápida expansión en Latinoamérica,<br />

los directivos del Banco eran conscientes de<br />

la necesidad de consolidar la franquicia,<br />

avanzar en la integración tecnológica y<br />

en el intercambio de mejores prácticas<br />

el beneficio atribuible a Latinoamérica dentro<br />

del beneficio neto del Grupo representaba<br />

nada menos que el 30,6 por ciento. Además,<br />

la ampliación de la franquicia que tuvo lugar<br />

en esta etapa, comprendida entre 1995 y 1998,<br />

le sentó bien a la acción del <strong>Santander</strong>, cuyo<br />

valor se triplicó.<br />

Las adquisiciones en estos años fueron realizadas<br />

en condiciones excelentes: de un lado,<br />

los buenos precios de adquisición habían compensado<br />

las inversiones realizadas y, de otro,<br />

canalizar recursos hacia América, adquiriendo<br />

bancos y sociedades de crédito, era la prueba<br />

más evidente de la voluntad de la entidad española<br />

de permanecer a largo plazo en la zona,<br />

más allá de los episodios de inestabilidad que<br />

pudiesen surgir. Además, la compra de sociedades<br />

de crédito de tamaño mediano en Brasil<br />

y México, las dos grandes economías de la<br />

región, sirvió para ir metiéndose en el tejido<br />

financiero local, para formar equipos profesionales<br />

y para conocer de cerca las peculiaridades<br />

sociales y mercantiles de cada uno de estos<br />

países. Aunque en ese momento el tamaño del<br />

<strong>Santander</strong> hacía imposible realizar adquisiciones<br />

de mayor dimensión, lo cierto es que<br />

las dos entidades compradas en Argentina y<br />

Venezuela, Banco Río y Banco de Venezuela,<br />

estaban ya entre las mayores entidades de banca<br />

comercial en sus respectivos mercados.<br />

Tras la rápida expansión en Latinoamérica,<br />

los directivos del <strong>Santander</strong> eran conscientes<br />

de la necesidad de consolidar la franquicia,<br />

avanzar en la integración tecnológica y en el<br />

intercambio de mejores prácticas entre países.<br />

Emilio Botín tenía la convicción de que apostar<br />

por América era la estrategia adecuada. Se<br />

mantuvo firme y manifestó en numerosas ocasiones<br />

que en América «había que estar a las<br />

duras y a las maduras».<br />

La siguiente fase de expansión en América<br />

Latina comenzó en 1999, tras la absorción del<br />

Banco Central Hispano. De una parte, el nuevo<br />

Grupo tenía capacidad y músculo financiero<br />

suficiente para ampliar la franquicia americana;<br />

de otra, la suma de las entidades propiedad<br />

de ambos bancos (<strong>Santander</strong> y Central Hispano)<br />

dio como fruto un conglomerado latino de<br />

considerables dimensiones.<br />

Porque, en efecto, el <strong>Santander</strong> trasladó al<br />

Grupo <strong>Santander</strong> Central Hispano la lista de<br />

bancos que ya conocemos, mientras que el<br />

BCH también aportó un conjunto de sociedades<br />

de crédito nada despreciable. Éste disponía<br />

de una notable presencia en Chile, donde en<br />

1993 había constituido, con la familia Luksic,<br />

de larga tradición financiera, el holding OHCH,<br />

con la idea de que fuese éste el encargado de<br />

adquirir y administrar las sociedades de crédito<br />

que se comprasen en el país. Una de sus<br />

primeras operaciones fue la adquisición del<br />

Banco Santiago, en 1995, una de las entidades<br />

chilenas más señeras. El BCH también era propietario<br />

de participaciones en el Banco Sur, del<br />

Banco Asunción, del CH Banco (Uruguay),<br />

del Banco Tornquist (Argentina), del Bital<br />

(México), del Banco Santa Cruz (Bolivia) y del<br />

Banco de Galicia (Argentina), todos ellos adquiridos<br />

entre 1996 y 1998.<br />

Por dimensión y por el número de bancos,<br />

el <strong>Santander</strong> Central Hispano era una potencia<br />

financiera en la región. Estaba presente en nueve<br />

países y poseía quince sociedades de crédito,<br />

algunas de las cuales ocupaban un puesto destacado<br />

en los respectivos ranking financieros<br />

nacionales; en conjunto contaban con 3.500<br />

sucursales y 54.000 empleados, que manejaban<br />

los recursos de 10 millones de clientes. Además,<br />

América Latina absorbía el 20 por ciento de la<br />

inversión del Grupo y aportaba, como se ha dicho,<br />

el 30 por ciento a su cuenta de resultados.<br />

Podía asegurarse, por tanto, que finalizando el<br />

siglo xx, el <strong>Santander</strong> Central Hispano era una<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 287


División América<br />

Creada en 1999, la defensa de los intereses del Banco<br />

en Latinoamérica se confía desde entonces a un grupo<br />

de personas dedicadas a gestionar los negocios del<br />

Grupo en el continente y desarrollar la estrategia<br />

de expansión en la región. Anualmente se reúnen<br />

en España. La imagen muestra a la División en<br />

su reunión de 2005 que tuvo lugar en Granada.<br />

288 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

institución española con una vertiente y unos<br />

lazos en el subcontinente tan fuertes y tan amplios<br />

que no sería una exageración considerarla<br />

también latinoamericana.<br />

Merced a la posición que disfrutaba en América,<br />

al inmenso tamaño de su mercado (520<br />

millones de habitantes, el 12 por ciento de la<br />

población mundial), a la riqueza y potencial de<br />

su economía y a los todavía reducidos niveles<br />

de intermediación financiera del área, el Banco<br />

<strong>Santander</strong> Central Hispano podía ir aún más<br />

lejos, proponerse objetivos más ambiciosos,<br />

gestionar nuevos proyectos y asumir nuevos<br />

riesgos. Ahora bien, también estaba obligado<br />

a unificar criterios, ordenar participaciones y<br />

poner todas las entidades bajo una misma dirección;<br />

era necesario diseñar el esquema de la<br />

franquicia y formular una estrategia financiera<br />

para el conjunto de la región. Se trataba de definir<br />

cuál iba a ser la política en América para que<br />

el área aportase cada vez más valor al Grupo.<br />

América era a la vez una gran oportunidad y un<br />

gran riesgo si no se administraba con cuidado y<br />

con habilidad. Y fue precisamente para cumplir<br />

con este objetivo para lo que se creó, en 1999,<br />

la División América, a la que se encomendó gestionar<br />

los negocios del Grupo en ese continente<br />

y desarrollar la estrategia de expansión en la<br />

En 1999 se encomendó a la División<br />

América gestionar los negocios del<br />

Grupo en ese continente y desarrollar<br />

la estrategia de expansión en la región<br />

región. Suponía hacerse cargo de una franquicia<br />

compuesta por cerca de una veintena de instituciones<br />

de crédito de muy distinto tamaño y que<br />

operaban en más de media docena de países, con<br />

mercados poco integrados entre sí. Para dirigir la<br />

División América, el Consejo de Administración<br />

del <strong>Santander</strong> Central Hispano eligió a Francisco<br />

Luzón, un buen conocedor del mundo financiero,<br />

que se había incorporado al <strong>Santander</strong> en<br />

1996, procedente del Grupo Argentaria.<br />

El reto era consolidar la primera franquicia<br />

regional americana de servicios financieros. Se<br />

trataba de configurar un esquema que le permitiera<br />

al Grupo disponer de una mayor presencia<br />

en los países del área con mercados más grandes<br />

y en los segmentos de negocio de mayor calado.<br />

Se pensaba que para ser rentable a medio plazo<br />

la franquicia debía poseer «masa crítica en<br />

extensión y en profundidad». Para cumplir con<br />

este desiderátum se fijaron tres objetivos complementarios:<br />

el <strong>Santander</strong> tenía que incrementar<br />

su cuota de mercado en América; en segundo<br />

lugar tenía que elevar la rentabilidad de la franquicia;<br />

y, en tercer lugar debía ganar eficiencia,<br />

aprovechando sinergias, economías de escala y<br />

optimizando las capacidades de expansión de<br />

cada país. La gestión de los bancos estaba en<br />

manos de equipos locales con experiencia contrastada<br />

en sus respectivos mercados.<br />

A continuación nos ocuparemos de las líneas<br />

de actuación del Grupo en América, en<br />

particular de las compras de bancos efectuadas<br />

en los años 2000 y 2001 y de la reestructuración<br />

de entidades acometida en los ejercicios<br />

subsiguientes. Y después repasaremos el marco<br />

macroeconómico en el cual se realizaron las<br />

citadas compras, pues en estos años volvieron<br />

a repetirse episodios de crisis que incidieron<br />

sobre las cuentas del Banco y le obligaron<br />

a tirar de su bien probada flexibilidad, para<br />

adaptar su estrategia a las condiciones del entorno<br />

económico y financiero de cada uno de<br />

los países donde operaba.<br />

En los años 1999 y 2000, el <strong>Santander</strong> se<br />

lanzó a la compra de nuevas entidades con el<br />

propósito de ganar tamaño y de aumentar su<br />

masa crítica en el continente, para poder tener<br />

una cuota de mercado que le permitiese rentabilizar<br />

los capitales invertidos. Era preciso,<br />

además, diversificar geográficamente las inversiones<br />

y, en particular, ampliar la presencia<br />

del Grupo en los mercados más grandes y con<br />

mayores capacidades de crecimiento.<br />

En concreto, el año 2000 fue de una actividad<br />

frenética, igual o mayor que la de 1997, pues<br />

en ese mismo ejercicio el <strong>Santander</strong> compró<br />

dos verdaderos gigantes de la banca americana:<br />

Grupo Financiero Serfin (Serfin) en México y<br />

el Banco del Estado de Sao Paulo (Banespa) en<br />

Brasil. No fueron los únicos, pues también se<br />

realizaron operaciones importantes en Argentina,<br />

Colombia y Venezuela.<br />

El primer movimiento del Grupo tuvo como<br />

escenario México, región en la cual el <strong>Santander</strong><br />

deseaba disponer de una mayor presencia.<br />

La ocasión surgió cuando el Instituto de Protección<br />

al Ahorro Bancario puso en venta el<br />

poderoso Grupo Financiero Serfin, una de las<br />

instituciones más antiguas del país, que en ese<br />

momento ocupaba el cuarto lugar del ranking<br />

financiero mexicano. Su origen se remontaba al<br />

legendario Banco de Londres, México y Sudamérica<br />

creado en 1864. El nombre de Serfin lo<br />

adoptó en 1977 y en 1982 pasó a manos públicas<br />

tras la nacionalización de la banca en México.<br />

El <strong>Santander</strong> decidió acudir a la subasta<br />

convocada por el citado Instituto de Protección


Banco <strong>Santander</strong> Colombia En 1997, el Banco <strong>Santander</strong> adquirió las entidades colombianas Banco Comercial Antioqueño e Invercrédito. Esto supuso un sólido asentamiento<br />

en este país, reforzado con la ampliación de su participación, llevada a cabo en el año 2000.<br />

al Ahorro a través de su filial, el Banco <strong>Santander</strong><br />

Mexicano; a la misma también concurrieron<br />

otros dos grandes grupos, Banamex y HSBC. El<br />

concurso lo ganó el <strong>Santander</strong> porque apostó<br />

fuerte, porque tenía un buen conocimiento del<br />

país y porque disponía de un excelente cuadro<br />

de directivos. Con la compra de Serfin, el Grupo<br />

español se colocó a la vanguardia del sistema<br />

financiero mexicano, uno de los de crecimiento<br />

más rápido de la región. Además, el <strong>Santander</strong><br />

reforzó su posición al adquirir ese mismo año<br />

un 15 por ciento adicional del capital del <strong>Santander</strong><br />

Mexicano, con lo que su participación<br />

en el mismo se elevó al 85 por ciento. Aunque<br />

la propiedad era común, los responsables de la<br />

matriz creyeron oportuno que ambos bancos<br />

(Serfin y <strong>Santander</strong> Mexicano) mantuvieran<br />

durante algún tiempo su independencia, compitiendo<br />

entre sí. Más adelante, en septiembre<br />

de 2002, se realizó la unificación comercial y de<br />

gestión de ambas entidades bajo la marca <strong>Santander</strong><br />

Serfin. Y antes de que terminara el ejercicio<br />

se produjo la venta de un 24,9 por ciento<br />

del capital de la entidad al Bank of America, un<br />

antiguo aliado de la sociedad española con el cual<br />

había mantenido excelentes relaciones desde la<br />

constitución de Bankinter. Fue una operación<br />

excelente, tanto desde el punto de vista financiero<br />

como estratégico, pues significó estrechar<br />

lazos con la entonces segunda institución de crédito<br />

americana y porque demostró al mercado el<br />

valor de la franquicia mexicana construida por<br />

el <strong>Santander</strong>. La fusión definitiva de las dos sociedades<br />

mexicanas tuvo lugar el 1 de enero de 2005.<br />

El primer movimiento del Grupo tuvo<br />

lugar en México, con la adquisición del<br />

Grupo Financiero Serfin. Con su compra<br />

el <strong>Santander</strong> se colocó en la vanguardia<br />

del sistema financiero mexicano<br />

Asimismo, el año 2000 fue crucial para la<br />

franquicia del <strong>Santander</strong> en Brasil. El primer<br />

paso fue la compra de una prestigiosa casa de<br />

inversión (Banco Bozano Simonsen) y de una<br />

pequeña pero magnífica sociedad de crédito,<br />

el Banco Meridional. En ambos, el Banco <strong>Santander</strong><br />

Central Hispano se hizo con la mayoría<br />

del capital y con el control y la dirección; les<br />

fusionó y adoptaron la denominación de Banco<br />

<strong>Santander</strong> Meridional.<br />

Y también en el año 2000 tuvo lugar la<br />

adquisición del 30 por ciento del capital y<br />

del 60 por ciento de los derechos de voto del<br />

Banco del Estado de Sao Paulo (Banespa), el<br />

sexto banco del país, por 3.550 millones de<br />

dólares. Ésta ha sido, junto con la adquisición<br />

de Serfin, una de las grandes operaciones<br />

del <strong>Santander</strong> en América Latina, al otorgar al<br />

Grupo una posición de liderazgo en Brasil, el<br />

primer mercado de la región y uno de los países<br />

de mayor potencial del mundo. Heredero<br />

de una larga tradición de antiguas entidades<br />

francesas creadas a finales del siglo xix, Banespa<br />

nació en 1926 y creció de manera rápida<br />

después de la Segunda Guerra Mundial,<br />

alcanzando pronto un destacado liderazgo en<br />

el segmento de banca al por menor. La crisis<br />

de la década de los ochenta y un excesivo<br />

endeudamiento con el Estado provocaron que<br />

la institución pasara por una situación delicada,<br />

por lo que en 1996 el Gobierno brasileño decidió<br />

federalizarla. Cuatro años después, dentro<br />

del proceso de liberalización y apertura<br />

de la economía, las autoridades brasileñas<br />

resolvieron reprivatizar la entidad. A la subasta<br />

concurrieron cinco grupos financieros<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 289


Operaciones de compra y de fusión realizadas por el Banco<br />

<strong>Santander</strong> en Latinoamérica (2000-2006)<br />

Adquisición del Grupo Financiero Serfi n (México) 2000<br />

Adquisición del Banco Bozano Simonsen (Brasil) 2000<br />

Adquisición del Banco Meridional 2000<br />

Adquisición de Banco del Estado de Sao Paulo (Brasil) 2000<br />

Adquisición del Banco de Caracas (Venezuela) 2000<br />

Ampliación de la participación en el Banco <strong>Santander</strong> Colombia 2000<br />

Fusión del Banco Río y del Banco Tornquist 2000<br />

Ampliación de participación accionarial en el Banco Santiago 2002<br />

Fusión del Banco <strong>Santander</strong> Chile y del Banco Santiago 2002<br />

Banco de Galicia (Argentina) 2006<br />

Grupo <strong>Santander</strong>: ranking de entidades en Latinoamérica<br />

en 2006<br />

Ranking Cuota de mercado (%)<br />

Argentina 1 9,7<br />

Brasil 4 5,8<br />

Chile 1 22,6<br />

Colombia 12 3,1<br />

México 3 14,8<br />

Puerto Rico 4 10,1<br />

Venezuela 3 12,7<br />

Latinoamérica 1 10,7<br />

290 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

extranjeros de la categoría del HSBC, Citibank,<br />

BankBoston y los españoles Bilbao Vizcaya<br />

Argentaria y <strong>Santander</strong> Central Hispano.<br />

Teniendo en cuenta su tamaño, el vencedor<br />

del concurso dispondría de una cuota de mercado<br />

nada despreciable y se colocaría en una<br />

posición de ventaja para extender el ámbito<br />

de sus negocios en el Estado de Sao Paulo, el<br />

más próspero, más poblado y más dinámico<br />

del país. Además, ganar en Brasil significaba<br />

alcanzar el liderazgo en toda América Latina.<br />

Banespa no estaba exento de problemas, pero<br />

los responsables del <strong>Santander</strong> pensaban que,<br />

dada su experiencia, podrían sacar adelante<br />

la institución y transformarla en poco tiempo.<br />

El Banco decidió apostar fuerte: puso sobre la<br />

mesa 3.600 millones de dólares y ganó la subasta.<br />

La operación quedó cerrada el 2 de noviembre,<br />

si bien unos meses después se tomó la<br />

acertada resolución de lanzar una OPA sobre el<br />

67 por ciento del capital del banco, que todavía<br />

estaba en poder de los accionistas minoritarios.<br />

Con ello, la participación del Grupo <strong>Santander</strong><br />

en Banespa se elevó hasta el 97 por ciento.<br />

El <strong>Santander</strong> pudo llevar adelante sus planes<br />

de expansión en Brasil porque contaba, como<br />

en ocasiones previas, con los ingredientes precisos:<br />

fuerza financiera suficiente; un Grupo<br />

sólido y bien asentado; la ayuda de su leal aliado<br />

el Royal Bank of Scotland; un equipo directivo,<br />

en España y en América, bien preparado<br />

y conocedor del terreno, y por supuesto la voluntad<br />

de seguir creciendo en el subcontinente.<br />

Al conocerse el resultado de la subasta, se puso<br />

de manifiesto que la oferta del <strong>Santander</strong> superaba<br />

ampliamente las de los demás postores.<br />

Emilio Botín, entonces copresidente del Grupo,<br />

hizo una reflexión similar a la hecha en su día<br />

tras la compra de Banesto: «Hemos pagado por<br />

Banespa el valor que tiene para nosotros». Con<br />

sus palabras quería decir que el <strong>Santander</strong> compraba<br />

lo que le interesaba y estaba dispuesto a pagar<br />

por ello lo que creía conveniente para no perder la<br />

oportunidad. Y la entidad brasileña constituía, sin<br />

duda, una gran oportunidad, pues con ella el Grupo<br />

<strong>Santander</strong> pasó a controlar el sexto banco del<br />

país, con una cuota de mercado cercana al siete por<br />

ciento. Los bancos brasileños de la entidad española<br />

son líderes actualmente en Latinoamérica en<br />

capitalización y beneficios, y el <strong>Santander</strong> ha establecido<br />

fuertes vínculos con la región.<br />

Las operaciones de compra en Brasil y México<br />

fueron las más importantes, pero no las únicas,<br />

efectuadas por el Grupo en Latinoamérica<br />

durante el año 2000. En Venezuela la institución<br />

lanzó una OPA sobre la totalidad del<br />

capital del Banco de Caracas, el cuarto del país<br />

por tamaño, de la que resultó la adquisición de<br />

una participación del 93 por ciento. Asimismo,<br />

el Grupo aumentó su participación hasta el 63<br />

por ciento en el Banco <strong>Santander</strong> Colombia. En<br />

Argentina se tomaron dos decisiones de notable<br />

incidencia. La participación en el Banco Río<br />

se incrementó hasta el 80 por ciento y, al mismo<br />

tiempo, se aprovechó la ocasión para fusionar<br />

la entidad con el Banco Tornquist. De esta manera<br />

Banco Río pasó a ocupar el segundo lugar<br />

en el ranking bancario del país.<br />

Chile fue otra de las grandes apuestas del<br />

<strong>Santander</strong> Central Hispano, un país en el que<br />

la presencia del <strong>Santander</strong> tenía ya una larga<br />

tradición y donde la fusión con el BCH en<br />

1999 tuvo una notable incidencia. Gracias a<br />

La compra de Banespa en Brasil tuvo lugar<br />

en el año 2000. La entidad brasileña<br />

constituía una gran oportunidad. Con<br />

ella el <strong>Santander</strong> pasó a controlar<br />

el sexto banco del país<br />

un acuerdo con la casa financiera Quiñenco<br />

S.A., copartícipe del holding OHCH, al cual ya<br />

se ha hecho alusión, el Grupo español pasó a<br />

controlar el 43,4 por ciento del Banco Santiago,<br />

una de las instituciones de mayor solera<br />

del país andino. El porcentaje restante estaba<br />

en manos de pequeños accionistas y del Banco<br />

Central de Chile, que poseía una participación<br />

muy elevada. Efectuada la operación anterior,<br />

ocurrió que Quiñenco S.A. quiso retomar su<br />

posición en la entidad santiagueña y lanzó una<br />

OPA para hacerse con la mayoría del capital.<br />

No tuvo éxito, pues ni el <strong>Santander</strong> ni el Banco<br />

Central de Chile quisieron vender sus acciones.<br />

Sin embargo, un año después, en abril de 2002,<br />

las autoridades chilenas decidieron desprenderse<br />

de sus títulos, oportunidad que aprovechó<br />

el Banco <strong>Santander</strong> Central Hispano para<br />

ampliar su participación en el Banco Santiago,<br />

que llegó hasta el 79 por ciento. De manera simultánea<br />

planteó su fusión con el Banco <strong>Santander</strong><br />

Chile, operación que fue autorizada el<br />

26 de julio de ese mismo año y que concluyó<br />

en el ejercicio siguiente. Merced a esta unión,<br />

el nuevo <strong>Santander</strong> Chile se situó a la cabeza<br />

del ranking financiero del país, con una cuota de<br />

mercado próxima al 25 por ciento.<br />

En los planes del <strong>Santander</strong> se cruzó un<br />

cambio de tendencia en la economía mundial<br />

que se inició en la segunda parte de 1999. La<br />

desaceleración del crecimiento internacional se


vio acentuada por el estallido de la burbuja tecnológica,<br />

los escándalos financieros que afectaron<br />

a grandes compañías estadounidenses y los<br />

atentados del 11-S. Como consecuencia de todo<br />

ello se produjo una crisis de confianza global,<br />

que afectó con especial dureza a Latinoamérica<br />

en 2001 y 2002. El crecimiento de la región se<br />

estancó por las fuertes recesiones argentina y<br />

venezolana y por las crisis de Brasil y Uruguay.<br />

Argentina se vio inmersa en una verdadera<br />

debacle financiera: se abandonó el régimen<br />

cambiario de convertibilidad, el peso cayó en<br />

picado y se impuso un bloqueo, el denominado<br />

«corralito», a los depósitos bancarios.<br />

El Grupo <strong>Santander</strong> reaccionó con rapidez,<br />

con objeto de mantener la liquidez de sus inversiones<br />

y sanear las entidades de su propiedad.<br />

Sus responsables intentaron captar depósitos<br />

minoristas, vendieron Deuda Pública<br />

y ampliaron las líneas de financiación exterior.<br />

Al mismo tiempo, se redimensionó el balance<br />

de sus filiales en el país y sus cifras se reconvirtieron<br />

a euros, se redujo el riesgo soberano<br />

en 1.600 millones de dólares, se endureció la<br />

gestión del riesgo y se incrementó hasta el 100<br />

por cien la cobertura de la morosidad. Además,<br />

se constituyó un fondo especial de 1.287 millones<br />

de euros destinado a cubrir la totalidad<br />

del valor contable de los bancos argentinos del<br />

Grupo. De esta manera, con sacrificios, el <strong>Santander</strong><br />

pudo sortear la dura crisis argentina,<br />

como también pudo hacer frente a las dificultades<br />

financieras sobrevenidas en los otros países<br />

antes citados.<br />

En Brasil el 2002 fue año de elecciones.<br />

A medida que subía la popularidad en las encuestas<br />

del candidato por el Partido de los Trabajadores,<br />

Luiz Inácio «Lula» da Silva, aumentaba<br />

la inestabilidad financiera en el país. Los<br />

mercados internacionales temían la introducción<br />

de políticas económicas poco ortodoxas.<br />

El riesgo país se disparó hasta los 2.500 puntos,<br />

y el real se devaluó un 70 por ciento en el<br />

año, hasta alcanzar los cuatro reales por dólar,<br />

mientras que los bancos de inversión recomendaban<br />

la venta de activos brasileños.<br />

En el momento más agudo de la crisis, el<br />

presidente Botín, en un viaje a Brasil en agosto<br />

de dicho año, se reunió con el presidente del<br />

Banco Central de Brasil, Arminio Fraga, e hizo<br />

público su compromiso con esta nación, destacando<br />

su estabilidad institucional y la solidez<br />

y el dinamismo de su sistema financiero.<br />

También aseguró que el <strong>Santander</strong> mantendría<br />

abiertas sus líneas de crédito, al tiempo que<br />

otras entidades anunciaban recortes.<br />

Las complicaciones del terrible bienio 2001-<br />

2002 repercutieron en los números del Banco.<br />

No obstante, gracias a su fortaleza interna y a<br />

las políticas de reestructuración acometidas,<br />

en 2003 los indicadores mejoraron: la acción<br />

subió con vigor y la capitalización del Grupo<br />

recuperó una buena parte del terreno cedido.<br />

El trienio 2001-2003 también se consagró<br />

a reestructurar el Grupo, reorientando o vendiendo<br />

aquellas entidades que apenas tenían<br />

valor estratégico. El trabajo estuvo centrado<br />

en el redimensionamiento, modernización y<br />

fortalecimiento de los bancos adquiridos; en<br />

particular se reforzó su base de capital y su<br />

franquicia comercial. Y junto a estas labores<br />

fundamentales se abordaron otras dos no menos<br />

importantes: la innovación y la construcción<br />

de una plataforma tecnológica para vincular<br />

a todos los bancos y unidades de negocio, y<br />

una inversión masiva en capital humano, para<br />

contar con los recursos directivos y profesionales<br />

necesarios para afrontar el reto que suponía<br />

disponer de la primera franquicia de servicios<br />

financieros de América Latina.<br />

Completada la fase de reestructuración y<br />

salvadas las dificultades derivadas de la crisis<br />

financiera de la región, en el ejercicio 2003 se<br />

lanzó el denominado «Plan América 2006»,<br />

cuyo objetivo prioritario era el desarrollo de la<br />

franquicia y la plena implantación del modelo<br />

de gestión y de la marca <strong>Santander</strong> en todas<br />

las entidades del área. El proyecto se proponía<br />

doblar el volumen de negocio, de ingresos y de<br />

beneficios de la franquicia latinoamericana.<br />

En 2003 fue lanzado el «Plan América<br />

2006» cuyo objetivo era el desarrollo de la<br />

franquicia y la plena implantación del<br />

modelo de gestión y de la marca <strong>Santander</strong><br />

Para ello se decidió que las nuevas inversiones<br />

fuesen destinadas a promover segmentos<br />

de negocio con alta capacidad de generar<br />

ingresos, se concentrasen en los tres países<br />

con mayor mercado (Brasil, Chile y México)<br />

y también en proyectos especiales de alto crecimiento.<br />

Asimismo, se buscaba incrementar<br />

la presencia del <strong>Santander</strong> en el ámbito de la<br />

banca comercial y de clientes, hasta el punto<br />

de que éste llegase a representar el 50 por<br />

ciento del negocio en la región.<br />

Los datos disponibles a diciembre de 2006<br />

atestiguan que una buena parte de esos objetivos<br />

ya han sido alcanzados. En la actualidad,<br />

el Grupo tiene una presencia firme en ocho<br />

países, con 23 millones de clientes bancarios y<br />

siete millones de afiliados a gestoras de pensiones,<br />

en sus oficinas trabajan 67.000 profesionales,<br />

mitad hombres y mitad mujeres, el 45 por<br />

ciento con estudios universitarios y con una edad<br />

media de treinta y cinco años. El Grupo tiene en<br />

Latinoamérica 4.368 oficinas bancarias; al cierre<br />

de 2006 tenía 191.000 millones de dólares<br />

de activos, 79.000 millones de dólares en créditos<br />

y 136.000 millones de dólares de depósitos<br />

y fondos mutuos; en fin, una cuota media en la<br />

región del 10 por ciento, con fuerte implantación<br />

en Brasil, Chile y México. Su contribución<br />

a los resultados del Grupo ha sido en 2006 de<br />

2.866 millones de dólares (el 34 por ciento). El<br />

<strong>Santander</strong> ha invertido en su franquicia latinoamericana<br />

15.000 millones de dólares, y hoy, el<br />

consenso de analistas sitúa el valor de la misma<br />

en unos 40.000 millones de dólares.<br />

Como reconocen los responsables del Grupo<br />

<strong>Santander</strong>, pese a todas las complicaciones económicas<br />

y financieras por las que ha atravesado<br />

la región en estos últimos años, Latinoamérica<br />

ha hecho multinacionales a las grandes compañías<br />

españolas, y también al Banco <strong>Santander</strong>,<br />

cuyas inversiones le han catapultado a la categoría<br />

de «jugador bancario internacional». La<br />

franquicia americana también ha contribuido<br />

a dotar al Banco de ventajas competitivas decisivas<br />

en la gestión de proyectos y de riesgos, que<br />

ni el mercado español ni el mercado europeo<br />

hubieran podido procurar jamás. Ha aportado,<br />

además, un capital humano de calidad para<br />

abordar con garantía de éxito las complejidades<br />

de una gestión global, y ha dado a sus directivos<br />

y profesionales, a los de aquí y a los de allí, cosmopolitismo<br />

y visión global.<br />

Una de las razones que explican el éxito del<br />

Grupo <strong>Santander</strong> en el continente es haber trabajado<br />

pegado al terreno, lo que ha permitido<br />

aprender que Latinoamérica presenta algunos<br />

rasgos comunes, pero también es un espacio político<br />

y económico con una amplia diversidad<br />

política, social y cultural, lo que implica precaverse<br />

contra generalizaciones sobre la existencia<br />

de un todo homogéneo desde Río Bravo<br />

hasta Ushuaia. Cada país tiene su propio ritmo<br />

de crecimiento, su propia senda de avance y ha<br />

sorteado las diferentes crisis de manera muy<br />

diversa. El <strong>Santander</strong> ha comprendido que los<br />

países son los protagonistas, y el éxito descansa<br />

en encontrar el equilibrio entre la visión global<br />

o regional del Grupo y la situación de cada uno<br />

de ellos. No sirven las tallas únicas, porque el tamaño<br />

de los mercados es distinto, los grados de<br />

bancarización diferentes, y el grado de apertura<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 291


Grupo <strong>Santander</strong> en Latinoamérica en 2006<br />

Países 8<br />

Número de ofi cinas 4.368<br />

Número de empleados 66.889<br />

Clientes de banca comercial (millones) 23,2<br />

Inversión crediticia (millones de euros) 60.172<br />

Recursos de clientes gestionados (millones de euros) 141.318<br />

Benefi cio atribuido (millones de euros) 2.287<br />

292 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

Piensa en grande La revolución financiera que supuso la Supercuenta tuvo una amplia repercusión en los mercados<br />

latinoamericanos. En la imagen, un autobús mexicano íntegramente decorado con la publicidad del Banco.<br />

de las economías dispar. Ello obliga a que cada<br />

entidad tenga un amplio margen de autonomía<br />

de gestión. Por estos motivos, el <strong>Santander</strong> ha<br />

optado por una organización que descansa en<br />

equipos directivos locales; estos equipos son<br />

mucho más que meros administradores: son los<br />

responsables de que los negocios del país vayan<br />

bien y respondan a las ambiciones, cultura y valores<br />

que definen al <strong>Santander</strong>.<br />

El Banco también ha aprendido que la inversión<br />

en Latinoamérica requiere un compromiso,<br />

una planificación y una estrategia a largo plazo.<br />

Latinoamérica ha hecho multinacionales a<br />

las grandes compañias españolas y también<br />

al Banco <strong>Santander</strong>, cuyas inversiones<br />

le han catapultado a la categoría de<br />

«jugador bancario internacional»<br />

No cabe la impaciencia, como tampoco cabe forzar<br />

la uniformidad. El éxito requiere perseverancia,<br />

diversidad y flexibilidad. Lo primero lo demuestra<br />

la experiencia: más de medio siglo de presencia<br />

continuada en el continente. Lo segundo es un<br />

antídoto eficaz frente a las crisis, un mecanismo<br />

de «cobertura» natural frente a los riesgos porque<br />

una franquicia regional extendida comporta<br />

menos riesgos que una inversión concentrada en<br />

un número reducido de países. Y lo tercero, la flexibilidad,<br />

implica saber adaptarse con rapidez a<br />

las circunstancias, reaccionar con agilidad ante los<br />

cambios de coyuntura y, sobre todo, estar «a<br />

las duras y a las maduras», como en repetidas<br />

ocasiones ha manifestado el presidente Botín.<br />

El Grupo <strong>Santander</strong><br />

en América Latina<br />

El <strong>Santander</strong> posee la mayor franquicia financiera<br />

de Latinoamérica. Está presente en ocho países,<br />

donde atiende las necesidades de 28 millones de<br />

clientes, en los segmentos de banca comercial y<br />

fondos de pensiones. Cuenta con 4.368 oficinas<br />

y un número de empleados que supera los 67.000.<br />

Las entidades latinoamericanas del <strong>Santander</strong><br />

gestionan el 20 por ciento de los recursos de clientes<br />

del conjunto del Grupo y su inversión crediticia<br />

bruta supone el 12 por ciento. Los beneficios<br />

de los bancos que integran la División América,<br />

2.287 millones de euros en el ejercicio 2006, representaron<br />

un tercio de los beneficios totales del<br />

Grupo. En suma, y como se ha repetido en varias<br />

ocasiones, en el año 2007 el <strong>Santander</strong>, cuando<br />

celebra su sesquicentenario, es una institución financiera<br />

tan española como americana.


Brasil<br />

La expansión del Banco <strong>Santander</strong><br />

en Brasil está marcada por la<br />

consecución de cinco adquisiciones<br />

en el país: Banco Geral do Comércio,<br />

Banco del Noroeste, Banco Bozano<br />

Simonsen, Banespa y Banco<br />

Meridional. La fusión de todos<br />

ellos lo han convertido en el<br />

cuarto banco de Brasil.


294 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

Argentina<br />

En 1960 se abrió la primera oficina del <strong>Santander</strong> en<br />

Argentina. Desde entonces se fueron realizando diversas<br />

adquisiciones de entidades menores que, tras la compra<br />

del Banco Río en 1997, situaron al <strong>Santander</strong> como la<br />

entidad financiera más potente del país.


Oficina bancaria En la primavera de 2007 las oficinas de Argentina adquirieron la identidad corporativa del Grupo,<br />

cambiando a la denominación de <strong>Santander</strong> Río.<br />

<strong>Santander</strong> Argentina:<br />

vínculos profundos<br />

La historia del <strong>Santander</strong> en Argentina se remonta<br />

a 1960, cuando siendo presidente de la entidad<br />

Emilio Botín-Sanz de Sautuola, éste decidió abrir<br />

una oficina de representación en Buenos Aires, en<br />

el número 465 de la calle Corrientes. Pocos años<br />

después, en 1963, los cántabros adquirieron el fondo<br />

de comercio de una antigua entidad de capital<br />

nacional: el Banco El Hogar Argentino. Fundado<br />

en 1899, su larga trayectoria forma parte de la historia<br />

financiera latinoamericana. El Hogar Argentino<br />

creció con firmeza durante el primer tercio<br />

del siglo xx hasta llegar la Gran Depresión de<br />

los años treinta, cuando diversas dificultades paralizaron<br />

sus operaciones y tuvo que recibir la<br />

ayuda del Instituto Movilizador de Inversiones<br />

Bancarias. Salvado el trance, el Banco reanudó<br />

y extendió sus actividades desde su emblemático<br />

edificio de la calle Bartolomé Mitre 575, diseñado<br />

por Alejandro Bustillo, una celebridad entre los<br />

arquitectos de aquel entonces. Cuando el <strong>Santander</strong><br />

se hizo con el control de El Hogar Argentino<br />

se abrieron varias agencias: en la céntrica avenida<br />

de Mayo, el corazón financiero porteño, y en los<br />

barrios de Villa del Parque y Villa Urquiza.<br />

Para aumentar su presencia en el país, en 1967<br />

el Banco <strong>Santander</strong> adquirió el Banco Mercantil<br />

de Rosario de Santa Fe y el Banco Comercial<br />

e Industrial de Córdoba, dos entidades de solera<br />

que funcionaban en las dos principales<br />

ciudades del interior argentino. Unos años después,<br />

ambos se integraron a la red de El Hogar<br />

Argentino, que llegó a disponer de trece sucursales<br />

en el segmento de banca minorista. Casi al<br />

mismo tiempo, la institución adoptó la denominación<br />

de <strong>Santander</strong> Argentina. La evolución<br />

de la entidad discurrió sin dificultades hasta la<br />

década de los ochenta, cuando la crisis obligó<br />

a reconvertir sus actividades. En 1992 se transformó<br />

legalmente en una sociedad mayorista,<br />

con una única sede, especializada en banca de<br />

inversión. Su negocio se centró entonces en el<br />

mercado de capitales, a través de sus dos subsidiarias:<br />

<strong>Santander</strong> Sociedad de Bolsa y <strong>Santander</strong><br />

Investment. Dos ejercicios más tarde, amplió<br />

el ámbito de sus negocios y se asoció con<br />

el Banco Provincia de Buenos Aires para operar<br />

en el naciente mercado de fondos de pensión,<br />

para lo cual creó Orígenes AFJP.<br />

La recuperación de la economía latinoamericana<br />

y el inicio de los procesos de apertura<br />

y liberalización, animaron al <strong>Santander</strong> a<br />

incrementar su peso en el sistema financiero<br />

argentino. En mayo de 1997 el Grupo anunció<br />

su propósito de adquirir el Banco Río, una de<br />

las cinco mayores entidades del país, bien situado<br />

en el mercado argentino y propietario de<br />

dos rentables filiales, Río Bank International<br />

y Río Bank International Saife. La operación<br />

se cerró en el mes de agosto de 1997 y la compra<br />

(un 35 por ciento del capital) se materializó<br />

al año siguiente, obtenido el permiso<br />

de las autoridades bancarias del país. Banco<br />

Río fue fundado en 1908 como una compañía<br />

de seguros, con el nombre de Río de la Plata<br />

Compañía de Seguros, que luego en los<br />

años treinta decidió introducirse en el negocio<br />

bancario y se transformó en sociedad de<br />

crédito, bajo la denominación de Banco Río<br />

de la Plata. La carrera ascendente de la institución<br />

está ligada a la figura del empresario petrolero<br />

y agropecuario Carlos Pérez Companc<br />

quien se había hecho cargo de la misma en<br />

1970. En 1983 se produjo la absorción del<br />

Banco Delta. En 1984 se compró el Banco<br />

del Este, y en 1987 se adquirió el Banco Ganadero<br />

Argentino, una de las entidades con<br />

mayor solera. Paralelamente, el Banco Río fue<br />

abriendo agencias en Panamá y Nueva York y<br />

representaciones en Francia, Uruguay, Brasil<br />

e Inglaterra, completando así una relevante<br />

expansión internacional. Desde 1993, con la<br />

aplicación del nuevo Plan de Convertibilidad<br />

y las medidas de desregulación y privatización,<br />

cambió significativamente el entorno<br />

económico argentino y aumentó la competitividad<br />

en el sistema bancario. En ese contexto,<br />

Banco Río modificó su estrategia comercial,<br />

poniendo énfasis en el logro de una mayor<br />

penetración del mercado, en el segmento de<br />

individuos y en el de las pequeñas y medianas<br />

empresas. Cuando el banco llegó a manos del<br />

<strong>Santander</strong>, tenía una base de capital sólida,<br />

una clientela amplia y una marca financiera<br />

consolidada. En 1999, el Banco Río absorbió<br />

al antiguo <strong>Santander</strong> Argentina.<br />

La expansión del Grupo <strong>Santander</strong> en el<br />

sistema financiero argentino continuó durante<br />

el año 2000. En este ejercicio incrementó<br />

su participación en Banco Río hasta el 80 por<br />

ciento y, al mismo tiempo, resolvió fusionar<br />

la entidad con el Banco Tornquist, una sociedad<br />

de crédito que ingresó en el Grupo procedente<br />

del Central Hispano. De esta manera<br />

Banco Río, que se puso bajo la dirección<br />

de Enrique Cristofani, pasó a ocupar el segundo<br />

lugar en el ranking bancario del país.<br />

Banco Río es en la actualidad la primera<br />

franquicia financiera en Argentina, en los segmentos<br />

de ahorro, crédito y fondos de pensiones.<br />

Atiende las necesidades de 1,9 millones<br />

de clientes, con 361 oficinas y 4.430 empleados.<br />

Su beneficio atribuido asciende a 186 millones<br />

de dólares.<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 295


Brasil El Banco <strong>Santander</strong> decidió establecerse en Brasil en 1982, abriendo una agencia de representación en Sao Paulo, capital financiera del país. Sin embargo, fue a principios de<br />

los noventa cuando el <strong>Santander</strong> inició su política de expansión en el ámbito financiero brasileño.<br />

<strong>Santander</strong> Brasil:<br />

una presencia signifi cativa<br />

Los orígenes de la presencia del <strong>Santander</strong> en<br />

Brasil se remontan a mayo de 1982, cuando los<br />

responsables del Banco decidieron establecer<br />

una agencia de representación en Sao Paulo,<br />

ya por entonces la capital financiera del país.<br />

El paso siguiente lo protagonizó el Banco <strong>Santander</strong><br />

de Negocios, que a principios de la década<br />

de los noventa se hizo cargo de la citada<br />

agencia y comenzó a realizar actividades de<br />

banca de inversión y operaciones de tesorería.<br />

Al mismo tiempo reforzó sus equipos directivos<br />

y llevó a cabo estudios para conocer la realidad<br />

económica y financiera brasileña.<br />

El aterrizaje en el sector bancario tuvo lugar<br />

en 1997. Este año, el <strong>Santander</strong> compró el Banco<br />

Geral do Comércio, propiedad del grupo Camargo<br />

Corrêa, que entonces ocupaba el quincuagésimo<br />

lugar en el ranking financiero brasileño, con una<br />

pequeña cuota de mercado del 0,25 por ciento. El<br />

profundo conocimiento del mercado que habían<br />

ido adquiriendo los responsables del <strong>Santander</strong><br />

296 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

Investment en este país fructificó en esta espléndida<br />

operación. Una vez adquirido el 50 por ciento<br />

del capital y asumida la dirección y el control de<br />

la entidad, negociaron una opción para comprar<br />

el resto de la misma, hasta el 100 por cien, que<br />

ejercieron quince meses después. António Horta<br />

Osório lideró al grupo de directivos portugueses<br />

—todos ellos buenos conocedores de la economía<br />

latinoamericana— que quedaron al frente<br />

del Banco Geral. Se trataba de una organización<br />

sólidamente asentada, con 42 sucursales en el<br />

estado de Sao Paulo y una clientela fidelizada. Ya<br />

bajo la nueva denominación de Banco <strong>Santander</strong><br />

El crecimiento del <strong>Santander</strong> en<br />

Brasil ha sido imparable, pasando<br />

del quincuagésimo lugar del ranking<br />

financiero en 1997 al cuarto lugar<br />

que ocupa en la actualidad<br />

Brasil inició una rápida expansión que la situó en<br />

el puesto trigésimo segundo del ranking financiero<br />

del país y el décimo en la clasificación de bancos<br />

extranjeros operando en Brasil.<br />

Concluida esta operación, el <strong>Santander</strong><br />

amplió su presencia en el país mediante la<br />

compra del Banco Noroeste, controlado por<br />

la familia Cochrane Simonsen. Disponía de<br />

una cuota de mercado cercana al uno por<br />

ciento, que le situaba en el puesto décimo noveno<br />

del ranking. El Noroeste era una sociedad<br />

especializada en banca de inversión y en<br />

la financiación a empresas de tamaño medio,<br />

y contaba con una buena red de sucursales<br />

en el estado de Sao Paulo. Con esta compra<br />

estratégica, el <strong>Santander</strong> dio un salto hacia<br />

delante, pues se colocó como segundo banco<br />

extranjero en Brasil.<br />

En 1999, los bancos <strong>Santander</strong> Brasil y el<br />

Noroeste se fusionaron y la nueva institución<br />

tomó el nombre del primero. Para entonces, su<br />

número de sucursales sumaba 320 y atendían<br />

las necesidades crediticias de 600.000 clientes.<br />

En ese mismo ejercicio, los responsables de la<br />

casa matriz en España contrataron a Gabriel<br />

Jaramillo, un experto banquero colombiano<br />

buen conocedor del sistema financiero norteamericano<br />

y latinoamericano, para que se hiciese<br />

cargo de los negocios en Brasil.


Selección brasileña Para protagonizar la campaña publicitaria de lanzamiento de la marca <strong>Santander</strong> Banespa en Brasil, se contó con las figuras más relevantes e internacionales de la<br />

selección de fútbol. De izquierda a derecha, Kaká, Cafú, Ronaldo, Ronaldinho, Robinho y Roberto Carlos posan con las camisetas con el logo del <strong>Santander</strong>.<br />

El año 2000 fue crucial para la franquicia<br />

del <strong>Santander</strong> en Brasil. El Grupo deseaba asumir<br />

mayor protagonismo en un país de gran<br />

potencial económico y con el mayor mercado<br />

de todo el subcontinente. Dos importantes<br />

adquisiciones configuraron un primer movimiento<br />

en este sentido: la de la prestigiosa casa<br />

de inversión Banco Bozano Simonsen y la del<br />

Banco Meridional, pequeña pero excelente sociedad<br />

de crédito. El Banco <strong>Santander</strong> Central<br />

Hispano se hizo con la mayoría del capital y<br />

con el control y la dirección y las fusionó. A la<br />

entidad resultante se la denominó Banco <strong>Santander</strong><br />

Meridional.<br />

El siguiente objetivo fue el Banco del Estado<br />

de Sao Paulo (Banespa), sexto banco del<br />

país. Fundado en 1926 como heredero de una<br />

larga tradición de antiguas entidades francesas<br />

creadas a finales del siglo xix, había crecido<br />

tras la Segunda Guerra Mundial, alcanzando<br />

un destacado liderazgo en el segmento de<br />

banca al por menor. La crisis de los ochenta<br />

y un excesivo endeudamiento con el Estado<br />

pusieron a la institución en una situación delicada.<br />

En 1996 el Gobierno brasileño decidió<br />

federalizarla. Cuatro años después, dentro del<br />

proceso de liberalización y apertura de la economía,<br />

las autoridades brasileñas resolvieron<br />

reprivatizar la entidad. A lo largo del año 2000<br />

el <strong>Santander</strong> adquirió el 30 por ciento del capital<br />

y el 60 por ciento de los derechos de voto<br />

por 3.550 millones de dólares. Se trató de una<br />

El Grupo contrató a los miembros de<br />

la selección brasileña que jugaban en<br />

Europa para protagonizar la campaña<br />

publicitaria de lanzamiento de la<br />

marca <strong>Santander</strong> Banespa en Brasil<br />

de las operaciones de mayor trascendencia en<br />

América Latina. Tras el correspondiente concurso<br />

de adjudicación, Banespa se incorporó<br />

al Grupo <strong>Santander</strong> en noviembre de 2000.<br />

Después se tomó la acertada resolución de<br />

lanzar una OPA sobre el 67 por ciento del capital<br />

del Banco, que todavía estaba en poder<br />

de los accionistas minoritarios. Con ello, la<br />

participación del Grupo <strong>Santander</strong> Central<br />

Hispano en Banespa se elevó hasta el 97 por<br />

ciento. La entidad ocupa el cuarto puesto en<br />

el ranking bancario brasileño y dispone de una<br />

cuota de mercado cercana al siete por ciento.<br />

Como era lógico la dirección de Banespa se<br />

confió a Gabriel Jaramillo, responsable máximo<br />

del Grupo <strong>Santander</strong> en el país.<br />

Banespa ofrece sus servicios a 7,5 millones<br />

de clientes a través de 2.026 oficinas. Maneja<br />

recursos ajenos por valor de 35.610 millones de<br />

dólares y el beneficio atribuido de la entidad,<br />

con arreglo a la Memoria de 2006, se elevó a<br />

941 millones de dólares.<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 297


Sede de <strong>Santander</strong> Chile Situado en el cruce de las calles Bandera y Moneda, este edificio, antigua sede del Banco Osorno y La<br />

Unión, fue posteriormente unido a la ampliación mediante el puente mostrado en la página contigua.<br />

298 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

<strong>Santander</strong> Chile:<br />

un liderazgo consolidado<br />

La expansión del Grupo <strong>Santander</strong> en Chile ha<br />

sido más que notable. Comenzó, como en otros<br />

países de América Latina, con una pequeña<br />

oficina de representación en la calle Bandera,<br />

la misma en la que hoy se ubica la casa matriz<br />

de la institución. Años después, en momentos de<br />

gran expansión de la economía andina, tuvo<br />

lugar la fundación del Banco <strong>Santander</strong> Chile,<br />

en 1978, una entidad relativamente pequeña<br />

cuya trayectoria fue muy aceptable a pesar de<br />

las sucesivas crisis que golpearon la estructura<br />

financiera del subcontinente.<br />

El paso siguiente de la sociedad española<br />

en Chile se produjo a raíz de la intervención<br />

del Estado en el sistema bancario del país, a<br />

principios del decenio de los ochenta. Una<br />

parte del capital de una de las entidades intervenidas,<br />

el Banco Español Chile, fue vendida<br />

al <strong>Santander</strong> en 1982. Éste logró reflotarla y<br />

ponerla en valor, de tal manera que, a finales<br />

de la década, se había convertido en una institución<br />

de crédito de tamaño medio, con una<br />

cuota de mercado del cuatro por ciento y con<br />

una posición financiera de gran solvencia. En<br />

1988 contaba con 54 sucursales a lo largo del<br />

país y con una plantilla de unos 900 empleados.<br />

La recuperación del Español Chile fue tan<br />

notable que, un año después, recompró el resto<br />

de sus acciones, que todavía estaban en manos<br />

del banco central chileno. Tras esta operación,<br />

la sociedad fue rebautizada con el nombre de<br />

Banco <strong>Santander</strong> Chile. Emprendió entonces<br />

una política de diversificación orientada a la<br />

creación de empresas en el ámbito de los negocios<br />

de fondos mutuos y leasing. En 1990 se<br />

produjo la incorporación de Mauricio Larraín,<br />

actual responsable máximo del Grupo español<br />

en Chile, quien puso en marcha un ambicioso<br />

programa de expansión. Se formó la Compañía<br />

de Seguros de Vida <strong>Santander</strong>, especializada<br />

en el segmento de rentas vitalicias; también se<br />

constituyeron Corredora de Bolsa, <strong>Santander</strong><br />

Agente de Valores, <strong>Santander</strong> Factoring y Bansander<br />

AFP. Todas estas inversiones tenían por<br />

objeto construir el primer grupo financiero integral<br />

del país, capaz de ofrecer una completa<br />

gama de servicios a sus clientes. En esta misma<br />

línea, a principios de los noventa, el Grupo<br />

<strong>Santander</strong> compró dos instituciones líderes en<br />

el sector de la banca de consumo: Fincard, la<br />

principal emisora de tarjetas de crédito del país,<br />

y Fusa, financiera con una importante cartera<br />

de créditos al consumo. Con posterioridad,


Puente de Santiago de Chile El espectacular puente —que une la casa matriz del Banco <strong>Santander</strong> Santiago con el nuevo edificio levantado en la calle Bandera— resultó premiado<br />

con la medalla de oro en la Bienal de Arquitectura de Miami en 2003.<br />

estas dos sociedades se fundieron en una sola,<br />

Banefe, que hoy forma parte del potente Banco<br />

<strong>Santander</strong> Chile.<br />

La presencia del Grupo español en Chile<br />

se amplió en 1996, gracias a la adquisición<br />

del Banco Osorno y La Unión, una entidad financiera<br />

diversificada con negocios en varios<br />

segmentos: fondos mutuos, leasing y crédito<br />

al consumo. Poco después, en 1998, se añadió<br />

AFP Summa, una sociedad líder en el negocio<br />

de las administradoras de fondos de pensiones,<br />

que fue fusionada con Bansander AFP, para<br />

constituir AFP Summa Bansander, una de las<br />

empresas financieras no bancarias más grandes<br />

del sistema crediticio chileno.<br />

La fusión con el Banco Central Hispano en<br />

1999 marcó el inicio de una de las etapas más<br />

importantes del Banco <strong>Santander</strong> en Chile.<br />

La casa financiera Quiñenco S.A. —copartícipe<br />

con el antiguo BCH del holding financiero<br />

OHCH— llegó a un acuerdo con el Grupo español<br />

merced al cual éste tomó el control del<br />

43,4 por ciento del Banco Santiago, quedando<br />

el porcentaje restante en manos de pequeños<br />

accionistas y del Banco Central de Chile, poseedor<br />

de una elevada participación. Algún<br />

tiempo después, Quiñenco S.A. lanzó una OPA<br />

con la pretensión de retomar su antigua posición<br />

en la entidad santiagueña pero no prosperó<br />

pues el Banco Central de Chile y el <strong>Santander</strong><br />

decidieron no vender sus acciones. No<br />

obstante, un año más tarde, en abril de 2002,<br />

las autoridades chilenas tomaron la decisión<br />

de desprenderse de sus títulos. El Banco <strong>Santander</strong><br />

Central Hispano aprovechó la ocasión y<br />

amplió hasta el 79 por ciento su participación<br />

en el Banco Santiago. De manera simultánea<br />

planteó su fusión con el Banco <strong>Santander</strong><br />

Chile, operación que fue autorizada en julio<br />

de ese mismo año y que concluyó en el ejercicio<br />

siguiente. El nuevo <strong>Santander</strong> Santiago<br />

se situó a la cabeza del ranking financiero del<br />

país, con una cuota de mercado próxima al<br />

25 por ciento. Al frente de tan poderosa institución<br />

continuó como responsable máximo<br />

Mauricio Larraín.<br />

<strong>Santander</strong> Santiago dispone de 401 oficinas<br />

distribuidas por todo el país para atender a 2,4<br />

millones de clientes. Maneja unos recursos ajenos<br />

de 30.221 millones de dólares y su beneficio<br />

atribuido se eleva a 613 millones de dólares, una<br />

proporción cercana al 20 por ciento del conjunto<br />

de la región. <strong>Santander</strong> Santiago, con una<br />

cuota de mercado superior al 20 por ciento, es<br />

el primer grupo financiero de Chile y también el<br />

primero por beneficio neto.<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 299


<strong>Santander</strong> México En la imagen una de las nuevas sucursales del <strong>Santander</strong> en México, una vez adoptada la marca <strong>Santander</strong>.<br />

<strong>Santander</strong> México:<br />

decenios de historia<br />

La presencia del Banco <strong>Santander</strong> en México data<br />

de 1956, cuando abrió en la Ciudad de México su<br />

primera oficina de representación comercial y de<br />

asesoramiento. Este tipo de dependencias fueron<br />

muy comunes, puesto que la ley de Inversiones<br />

Extranjeras de 1969 no permitía la participación<br />

de instituciones de crédito foráneas en el mercado<br />

financiero mexicano. Cuando el entonces Banco<br />

de <strong>Santander</strong> abrió su oficina de representación,<br />

las relaciones diplomáticas entre España y México<br />

estaban rotas, no obstante la existencia en el<br />

país de una importante colonia de españoles y de<br />

los estrechos vínculos que históricamente habían<br />

unido a ambas naciones. La pequeña representación<br />

ofrecía servicios de orientación sobre cualquier<br />

operación mercantil o bancaria con España,<br />

la cual se realizaba por mediación de alguna entidad<br />

bancaria mexicana.<br />

300 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

A finales de los años ochenta, el sistema financiero<br />

mexicano experimentó una serie de<br />

notables transformaciones. En 1989 una enmienda<br />

a la ley de Inversión Extranjera abrió<br />

la economía nacional a la inversión extranjera<br />

La presencia del Banco <strong>Santander</strong><br />

en México data de 1954, cuando abrió en<br />

la Ciudad de México su primera oficina<br />

y permitió a la banca de inversión internacional<br />

establecerse en el país. Aprovechando esta<br />

oportunidad se instaló <strong>Santander</strong> Investment,<br />

que centró sus actividades en los mercados de<br />

capital y de dinero. En ejercicios siguientes, la<br />

desregulación en el sector de los seguros permitió<br />

que el <strong>Santander</strong> entrara en la compañía<br />

Seguros Iberomexicana, iniciando una prometedora<br />

expansión, con la apertura de oficinas y<br />

el lanzamiento de nuevos productos. En agosto de<br />

1991 cambió su nombre a Seguros <strong>Santander</strong>.<br />

Más adelante, Seguros <strong>Santander</strong> invitó a<br />

Metropolitan Life, una de las aseguradoras de<br />

vida más importante en Estados Unidos, a integrarse<br />

en la nueva empresa en México para<br />

operar conjuntamente el mercado mexicano de<br />

los seguros de vida. En agosto de 1992 ambas<br />

empresas crearon Seguros Génesis, que sustituiría<br />

a Seguros <strong>Santander</strong>. Además de estas<br />

sociedades citadas, el <strong>Santander</strong> intervenía<br />

también, a través de Factoraje <strong>Santander</strong>, las<br />

financieras Promoción y Desarrollo Bansander<br />

y Servicios <strong>Santander</strong> y la sociedad de gestión<br />

<strong>Santander</strong> Asesores.<br />

La entrada del <strong>Santander</strong> en el mercado bancario<br />

de México fue consecuencia de dos grandes<br />

cambios en la regulación financiera del país. El<br />

primero, la privatización de los bancos que previamente<br />

habían sido nacionalizados. El segundo,<br />

fue la firma del Tratado de Libre Comercio<br />

de América del Norte, que facilitó la entrada de


la banca comercial extranjera a los mercados<br />

mexicanos. A estos dos desafíos, el <strong>Santander</strong><br />

respondió con la compra de dos grandes entidades:<br />

el Banco Mexicano en 1997 y el Grupo<br />

Financiero Serfin en el año 2000.<br />

El Banco Mexicano, fundado en 1932 por<br />

el ex presidente Abelardo Rodríguez, fue adquirido<br />

en 1955 por la Sociedad Mexicana de<br />

Crédito Industrial. Pocos años más tarde, en<br />

1958, la entidad se fusionó con el Banco Español,<br />

una sociedad de crédito que había nacido<br />

tiempo atrás con el nombre de Banco<br />

Fiduciario. En 1979, el Mexicano se transformó<br />

en banca universal, aprovechando los cambios en<br />

la legislación bancaria y cambió su denominación<br />

por la de Banco Mexicano Somex. Como<br />

tantas otras instituciones de crédito, fue nacionalizado<br />

y vendido con posterioridad al Grupo<br />

Financiero InverMéxico, que lo mantuvo en su<br />

cartera hasta su venta al Banco <strong>Santander</strong> en<br />

abril de 1997. Tras una ampliación de capital y<br />

su fusión con un pequeño banco de inversión<br />

perteneciente al conglomerado de sociedades<br />

creadas por el <strong>Santander</strong> Investment, el viejo<br />

Mexicano recuperó sus raíces y adoptó el nombre<br />

de Banco <strong>Santander</strong> Mexicano.<br />

El lejano antecedente de Serfin es el Banco<br />

de Londres, México y Sudamérica, primer<br />

banco comercial del país. Fundado en 1864<br />

por un grupo de socios mayoritariamente ingleses,<br />

se transformó en 1888 en el Banco de<br />

Londres y México, para ajustarse a la legislación<br />

del país aprobada a finales de siglo. Más adelante,<br />

en los años treinta, la Compañía General<br />

de Aceptaciones (o Financiera de Aceptaciones)<br />

adquirió la mayoría de las acciones de la entidad.<br />

Controlada por la familia Garza Sada, propietarios<br />

de una de gran variedad de empresas en<br />

Monterrey, la citada compañía y también el banco<br />

pasaron en 1964 a integrarse en un conglomerado<br />

empresarial más extenso, conocido con<br />

el nombre de Grupo Monterrey. La denominación<br />

de Serfin data de 1977. En 1982 pasó a manos<br />

del Gobierno federal tras la nacionalización<br />

Con la compra de Serfin, el Grupo<br />

español se colocó a la vanguardia del<br />

sistema financiero mexicano, uno de los<br />

de crecimiento más rápido de la región<br />

que afectó a la mayor parte del sistema bancario<br />

mexicano. La entidad volvió a manos privadas a<br />

principios de la década de los noventa, cuando<br />

la compró Adrián Sada González, miembro de la<br />

misma familia que había sido dueña del banco<br />

antes de la estatificación. No obstante, las complicaciones<br />

surgidas a raíz de la crisis financiera<br />

de 1995 obligaron al Gobierno a intervenir Serfin<br />

por segunda vez y a poner en práctica un amplio<br />

programa de rescate de la entidad. La última<br />

transferencia de propiedad tuvo lugar en el año<br />

2000, cuando Grupo <strong>Santander</strong> Central Hispano<br />

adquirió la sociedad.<br />

Tarjeta Mastercard Light <strong>Santander</strong> Serfin lanzó toda una gama de tarjetas light en el año 2002. La exitosa iniciativa fue<br />

traspasada al resto de los paises latinoamericanos en los que está presente el Grupo.<br />

Además del <strong>Santander</strong>, dos grandes grupos<br />

acudieron al concurso de adjudicación que<br />

convocó el Instituto de Protección al Ahorro<br />

Bancario: Banamex y HSBC. Por su parte,<br />

el <strong>Santander</strong> se presentó a través de su filial, el<br />

Banco <strong>Santander</strong> Mexicano. Tres razones explican<br />

que la entidad española ganara: el excelente<br />

cuadro de directivos que estuvo al frente de la<br />

operación, el conocimiento que ya poseían del<br />

contexto financiero mexicano y la contundencia<br />

y firmeza de su apuesta. Con la adquisición<br />

de Serfin —reforzada, además, con la compra<br />

ese mismo año de un 15 por ciento adicional<br />

del <strong>Santander</strong> Mexicano, elevando así la participación<br />

hasta el 99 por ciento— el Grupo<br />

español se colocó en la vanguardia del sistema<br />

financiero mexicano, uno de los de crecimiento<br />

más veloz de toda la región. El <strong>Santander</strong><br />

era propietario de ambas entidades pero se<br />

decidió mantener durante un tiempo su independencia<br />

para favorecer la competitividad:<br />

Serfin al mando de Adolfo Lagos y <strong>Santander</strong><br />

Mexicano bajo la tutela de Marcos Martínez.<br />

Finalmente, en septiembre de 2002, ambas<br />

entidades se fusionaron dando lugar a <strong>Santander</strong><br />

Serfin. Sin embargo, otra espléndida<br />

operación debía coronar aquel ejercicio. La<br />

venta del 24,9 del capital de la entidad al Bank<br />

of America —antiguo y cercano aliado desde<br />

que se constituyera Bankinter—, fue un acierto<br />

estratégico y financiero que estrechó aún más<br />

el vínculo con la entonces segunda institución<br />

de crédito americana, dejando una impronta de<br />

indudable solidez en el mercado. La franquicia<br />

mexicana del <strong>Santander</strong> quedó definitivamente<br />

constituida el 1 de enero de 2005 y sus riendas<br />

se encomendaron a Marcos Martínez, uno de los<br />

más reputados financieros de Latinoamérica.<br />

En la actualidad, <strong>Santander</strong> Serfin cuenta<br />

con 8,1 millones de clientes y 1.039 oficinas repartidas<br />

por todo el país, en las que trabajan<br />

11.387 empleados. Gestiona recursos ajenos<br />

por valor de 46.926 millones de dólares y su<br />

beneficio atribuido se eleva a 662 millones de<br />

dólares, que representa un 20 por ciento en el<br />

conjunto de la región. Con una cuota de mercado<br />

del 16 por ciento, hoy <strong>Santander</strong> Serfin es<br />

el tercer grupo bancario de México.<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 301


Puerto Rico Con su presencia en el país caribeño el <strong>Santander</strong> ha conseguido hacerse con una cuota de mercado superior al diez<br />

por ciento. Dedicado a la banca comercial desde los comienzos, tiene más de sesenta sucursales repartidas por toda la isla.<br />

302 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

<strong>Santander</strong> Puerto Rico:<br />

una antigua relación<br />

En 1976 el Banco <strong>Santander</strong> Puerto Rico inició<br />

sus operaciones en la isla con la compra del First<br />

National Bank of Puerto Rico. Dos años más tarde,<br />

se expandió con la adquisición de una parte<br />

del Banco de Crédito y Ahorro Ponceño con<br />

sede en la ciudad de Ponce, que en el momento<br />

de la adquisición proporcionó catorce oficinas<br />

repartidas por toda la isla. Los años noventa fueron<br />

claves para <strong>Santander</strong> Puerto Rico. <strong>Santander</strong><br />

Federal se convirtió en <strong>Santander</strong> National<br />

Bank, dejando de ser un banco de ahorro para<br />

reconfigurarse como banco nacional. En 1990,<br />

gracias a la adquisición del Caguas Central Federal<br />

Savings, <strong>Santander</strong> se posicionó como la segunda<br />

institución financiera en el país. En 1992<br />

Banco <strong>Santander</strong> Puerto Rico adquirió una entidad<br />

hipotecaria, creando <strong>Santander</strong> Mortgage<br />

Corporation, uno de los negocios más rentables<br />

de Puerto Rico hoy en día.<br />

En 1998 Banco <strong>Santander</strong> Puerto Rico escribió<br />

otra página en la historia financiera de la isla<br />

al comenzar a cotizar en la Bolsa de Valores de<br />

Nueva York. Un año más tarde, el Banco <strong>Santander</strong><br />

Puerto Rico se convirtió en la primera institución<br />

financiera puertorriqueña cuyas acciones<br />

entraron a cotizar en un mercado europeo al ser<br />

seleccionado para cotizar en el Latibex de la Bolsa<br />

de Madrid.<br />

En 2000 se implantó en Puerto Rico el<br />

programa <strong>Santander</strong> Universidades, la mayor<br />

alianza del mundo entre la universidad y el sector<br />

empresarial, promovida por el Banco <strong>Santander</strong><br />

en los paises iberoamericanos. Acoge a<br />

167.000 estudiantes de Puerto Rico y mantiene<br />

diez convenios de colaboración con las principales<br />

universidades del país.<br />

En 2005 el Banco <strong>Santander</strong> Puerto Rico fue<br />

seleccionado como «Banco del Año» para Puerto<br />

Rico por la revista inglesa The Banker. A finales<br />

de 2006 <strong>Santander</strong> Puerto Rico contaba con<br />

500.000 clientes y poseía 132 oficinas, siendo ya<br />

la segunda red más grande en la isla, y ofreciendo<br />

una gama completa de servicios financieros.<br />

Ocupa la segunda posición en el mercado en depósitos<br />

e inversiones de clientes, fondos de inversión<br />

y financiación al consumo. La solidez y<br />

fortaleza crediticia se evidencian en las excelentes<br />

calificaciones que son atribuidas a <strong>Santander</strong><br />

BanCorp por las principales agencias de rating.


<strong>Santander</strong> Venezuela:<br />

cincuenta años de presencia<br />

ininterrumpida<br />

La relación del Banco <strong>Santander</strong> con Venezuela<br />

es larga pues fue en la década de los cincuenta<br />

cuando el <strong>Santander</strong> inició su temprana internacionalización<br />

abriendo en Caracas una Oficina<br />

de representación en 1957. Posteriormente,<br />

en los años noventa, <strong>Santander</strong> Investment<br />

y Valores <strong>Santander</strong> iniciaron sus actividades<br />

en el país como bancos mayoristas en los mercados<br />

monetarios y de valores.<br />

A finales de 1996 el Banco <strong>Santander</strong> adquirió<br />

el Banco de Venezuela, la institución financiera<br />

más antigua del país (fundado en 1890).<br />

La compra se realizó acudiendo a una subasta<br />

pública del 93,38 por ciento de las acciones<br />

que estaban en poder del Estado venezolano<br />

desde su nacionalización en 1994. <strong>Santander</strong><br />

emprendió casi de inmediato la modernización<br />

de la estructura del banco, separando las<br />

funciones operativas, de análisis y tesorería, de<br />

aquellas que están en contacto con los clientes.<br />

Asimismo, se estableció un riguroso sistema de<br />

evaluación de riesgos y un amplio programa<br />

de capacitación del personal.<br />

En 2000, se adquirió el Banco Caracas, que se<br />

unió de nuevo al Banco de Venezuela (al que había<br />

pertenecido casi un siglo atrás). El Banco integrado<br />

pasó a ocupar, al cierre de 2001, el tercer<br />

lugar del sistema en términos de activos, cartera<br />

de créditos y rentabilidad sobre el capital. En<br />

2002 fue el primer banco del país en beneficios.<br />

En los últimos diez años el crecimiento del<br />

Banco de Venezuela —en términos de balance—<br />

ha sido muy superior a la media del sistema y<br />

a sus principales competidores. El activo se ha<br />

multiplicado por 2,5 y la cartera de créditos<br />

por 3,5. El liderazgo y exitoso desempeño del<br />

Banco en estos últimos años ha sido reconocido<br />

por prestigiosas publicaciones nacionales e<br />

internacionales, recibiendo más de veinticinco<br />

premios de The Banker, Euromoney, Global<br />

Finance y Global Custodian, entre otros.<br />

El reconocimiento también se extiende al<br />

compromiso del Banco con la sociedad venezolana,<br />

centrado en educación, medio ambiente y<br />

defensa de los derechos humanos. Ha sido considerada<br />

la primera institución financiera y una<br />

de las cinco empresas venezolanas líderes en<br />

materia de responsabilidad social por diversos<br />

rankings especializados, por lo que ha recibido<br />

diversos premios incluido el galardón «UNICEF<br />

cuenta contigo».<br />

Venezuela Resultado de fusiones y adquisiciones, hoy en día el Banco de Venezuela es líder indiscutible en el sistema financiero<br />

nacional. Parte de su éxito reside en la amplia variedad de productos financieros que ofrece.<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 303


Sede central del Banco <strong>Santander</strong> en Colombia<br />

El magnífico edificio del Banco está situado en la calle Cien de Bogotá.<br />

304 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

<strong>Santander</strong> Colombia:<br />

el relanzamiento de un líder<br />

El Grupo <strong>Santander</strong> inició su incursión en<br />

Colombia en 1997 con la compra de uno de los<br />

bancos privados más tradicionales del país, el<br />

Banco Comercial Antioqueño (Bancoquia) y<br />

de Invercrédito Servicios Financieros S.A., la<br />

primera compañía de financiación comercial<br />

del país. Las dos entidades adquiridas se fusionaron<br />

y cambiaron su denominación social<br />

a Banco <strong>Santander</strong> Colombia. Tras la adquisición<br />

se inició un proceso de saneamiento y<br />

de reestructuración para alinear el Banco en<br />

Colombia con las prácticas corporativas del<br />

Grupo y así asegurar una mayor rentabilidad<br />

a medio plazo.<br />

En 1999, el Grupo entró en el negocio de fondos<br />

de pensiones y cesantías al adquirir Davivir<br />

y Colmena AIG, entidades que dieron origen al<br />

Fondo de Pensiones y Cesantías <strong>Santander</strong>.<br />

A raíz de la crisis financiera y política del<br />

país, el Banco cambió su estrategia manteniendo<br />

el negocio bancario dirigido especialmente<br />

a los clientes corporativos, a la espera de mejores<br />

condiciones internas para así poder consolidar<br />

su presencia en Colombia.<br />

En 2004, en un entorno mas favorable, el<br />

Banco <strong>Santander</strong> Colombia retomó la iniciativa<br />

para fortalecer su presencia en el mercado<br />

minorista. En consecuencia, se llevó a cabo<br />

una recomposición de la cartera crediticia impulsando<br />

intensamente el negocio dirigido a<br />

clientes particulares y pymes. Asimismo, a finales<br />

de 2004 se lanzó el producto hipotecario,<br />

de gran importancia para el crecimiento del<br />

Banco desde ese momento.<br />

En el periodo 2004-2006 se continuó con la<br />

recomposición de la cartera impulsando enérgicamente<br />

el negocio hipotecario, el de consumo<br />

y los productos generadores de comisiones (seguros,<br />

tarjetas de crédito y débito, entre otros).<br />

Dentro de esta estrategia, se otorgó un enfoque<br />

más especializado al segmento de pymes y de<br />

rentabilización de la banca de empresa, institucional<br />

y corporativa. Para soportar esta estrategia<br />

de crecimiento, en 2006 se realizaron<br />

importantes mejoras en los procesos operativos<br />

con la implementación de las fábricas para particulares,<br />

pymes y tarjetas de crédito, operativa<br />

que ha permitido al Banco crecer ofreciendo un<br />

mejor servicio a sus clientes y mostrando el camino<br />

para llegar a ser una entidad de referencia<br />

en el mercado colombiano.


Uruguay<br />

El Banco <strong>Santander</strong> está presente en Uruguay como casa bancaria desde 1980. Hoy en día es líder absoluto<br />

en rentabilidad y eficiencia.<br />

<strong>Santander</strong> Uruguay:<br />

un referente en la banca comercial<br />

Banco <strong>Santander</strong> ingresó en la plaza financiera<br />

uruguaya como casa bancaria en 1980. En<br />

1982 se instaló como banco tras la compra de<br />

Bancos del Litoral Asociados. Esta adquisición<br />

le proporcionó una cobertura a nivel nacional,<br />

a partir de la cual desarrolló un modelo de banca<br />

con fuerte posicionamiento en el segmento<br />

de empresas. Especialmente notoria fue su rápida<br />

expansión en los sectores de la industria,<br />

la agricultura y el comercio, transformándose<br />

en jugador de primer nivel. Aprovechando la<br />

legislación existente en Uruguay, también fue<br />

exportador de servicios financieros a los países<br />

de la región, especialmente Argentina y Brasil.<br />

A partir del año 1996 y en el marco de las<br />

nuevas leyes aprobadas en el país, el Banco<br />

asumió marcado protagonismo en diferentes<br />

sectores, transformándose en referente del sistema<br />

bancario uruguayo, y desarrollando un<br />

modelo de banca universal.<br />

<strong>Santander</strong> en Uruguay tiene desde su origen<br />

un mismo objetivo: servir al cliente a través<br />

de la oferta de productos innovadores y de<br />

un servicio distinguido, anticipando tendencias<br />

y ofreciendo soluciones financieras creativas,<br />

únicas y que realmente constituyan una<br />

respuesta de calidad a las necesidades de sus<br />

clientes, sus empleados y a los requerimientos<br />

de la sociedad en su conjunto. Para ello, el<br />

Banco cuenta con una red de veintidós oficinas,<br />

que cubren los puntos principales de la geografía<br />

uruguaya, y cuenta con profesionales<br />

de primer nivel, obteniendo los segmentos de<br />

empresas, pymes y particulares. Asimismo, ha<br />

establecido acuerdos en el marco del proyecto<br />

universidades con el 75 por ciento de las instituciones<br />

de enseñanza terciaria.<br />

A través de políticas corporativas, comisiones<br />

ad hoc y voluntariados con funcionarios y<br />

familiares, desempeña un destacado papel en<br />

las políticas de responsabilidad social, a través<br />

del cual desarrolla una serie de actividades y<br />

programas orientados a fomentar la educación,<br />

y la cultura de solidaridad social. Sus logros y<br />

su liderazgo en esta materia han sido ampliamente<br />

reconocidos.<br />

En este marco, el Banco ha crecido significativamente,<br />

colocándose, hoy en día, en la<br />

tercera posición del sistema bancario privado<br />

en función de los activos totales. Es uno de los<br />

dos principales bancos privados medido en términos<br />

de beneficio neto y el líder absoluto en<br />

rentabilidad y en eficiencia.<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 305


México<br />

Con presencia en el país desde 1956, el <strong>Santander</strong> fue<br />

creciendo mediante una política de adquisiciones. Las<br />

más importantes fueron las del Banco Mexicano en 1997<br />

y la del Grupo Financiero Serfin en el año 2000,<br />

conformando así el tercer grupo bancario de México.


UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 307


Seagram, N.Y.C.<br />

La primera representación del <strong>Santander</strong> en Nueva<br />

York ocupó unas oficinas en el edificio Seagram. El<br />

rascacielos, construido por Mies van der Rohe y Philip<br />

Johnson en 1958, constituye uno de los mejores ejemplos<br />

del estilo internacional en la ciudad americana.<br />

Nueva York<br />

Frente al Seagram, se halla la actual sede del<br />

<strong>Santander</strong> en Nueva York. La alianza con First Fidelity<br />

Bancorporation, en 1991, fue de vital importancia para<br />

que el <strong>Santander</strong> lograra afianzarse en el<br />

mercado americano.<br />

308 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

El Banco <strong>Santander</strong> en<br />

Estados Unidos<br />

Estados Unidos ha sido un terreno en el que el<br />

Banco <strong>Santander</strong> ha sabido moverse con habilidad,<br />

no obstante el hecho de que se trata de un<br />

mercado bancario complejo y muy distinto al europeo.<br />

La primera incursión tuvo lugar en 1968,<br />

cuando los responsables de la entidad inauguraron<br />

en Nueva York, el principal centro financiero<br />

del mundo, una agencia de representación<br />

que fue transformada en sucursal en 1977.<br />

Sin duda se trató de una presencia simbólica,<br />

pero muy exquisita si se tiene en consideración<br />

que se alojó en el corazón de Manhattan, en<br />

un precioso edificio, el Seagram, una discreta<br />

joya de la arquitectura de la ciudad. También<br />

en la ciudad de los rascacielos se constituyó, en<br />

1979, el Banco <strong>Santander</strong> Internacional-Miami<br />

(sucursal del <strong>Santander</strong> Puerto Rico), que comenzó<br />

a operar en las instalaciones abiertas<br />

al público en el Seagram. La entidad se dedicó<br />

casi exclusivamente a recoger de sus clientes<br />

depósitos a plazo en dólares, que recolocaba en<br />

instituciones internacionales de probada solvencia.<br />

Con reducidos costes operativos e inversiones<br />

de bajo riesgo, International-Miami<br />

proporcionó a la matriz unos beneficios aceptables,<br />

teniendo en cuenta el favorable efecto<br />

en pesetas de la fuerte subida registrada por el<br />

dólar hasta 1985.<br />

Mucho más trascendente que lo anterior<br />

fue la alianza fraguada, en marzo de 1991,<br />

con First Fidelity Bancorporation, la vigésimo<br />

quinta entidad de Estados Unidos, que contaba<br />

con 550 oficinas en los estados de Nueva Jersey<br />

y Pensilvania. Se trató de una acción típica<br />

del <strong>Santander</strong>, que complacido con la buena<br />

marcha de sus negocios con el Royal Bank of<br />

Scotland, quiso buscar nuevos socios, esta vez<br />

La compra del 13,5 por ciento de<br />

First Fidelity en 1991 fue la primera<br />

gran operación del <strong>Santander</strong> en<br />

Estados Unidos<br />

al otro lado del Atlántico, en el imponente mercado<br />

norteamericano. El momento era propicio,<br />

pues los años finales de la década de los<br />

ochenta no habían sido fáciles para el sistema<br />

bancario estadounidense. Las consecuencias<br />

de la crisis de la deuda externa latinoamericana<br />

habían golpeado con fuerza a varias entidades<br />

de primera fila, hasta el punto de poner<br />

en peligro su supervivencia. Se generó así un<br />

ambiente de desconfianza que llegó a afectar a<br />

la liquidez del mercado y que, según los analistas<br />

más temerosos, podía desembocar en una<br />

grave crisis sistémica. Como consecuencia de<br />

ello, la cotización bursátil de las acciones de varios<br />

grandes bancos llegó a situarse por debajo<br />

de su valor contable; además, la depreciación del<br />

dólar hizo que fuera posible efectuar alguna<br />

compra de interés. El <strong>Santander</strong> ya estaba presente<br />

en Latinoamérica y se pensó que había<br />

llegado la ocasión de dar un salto cualitativo e<br />

implantarse en Nueva York. Emilio Botín pidió<br />

a sus colaboradores que estudiaran el mercado<br />

americano y buscaran una entidad bien capitalizada<br />

y con un buen equipo gestor. Se tenía la<br />

convicción de que por muchas dificultades que<br />

pasara la banca americana, su situación estaba<br />

muy lejos de la quiebra. Estados Unidos era la<br />

economía más grande y más competitiva del<br />

planeta y su sistema financiero era capaz de resistir<br />

cualquier terremoto. Los problemas vendrían<br />

más bien por el lado de las autoridades<br />

de la Reserva Federal, reticentes a la presencia de<br />

intereses extranjeros en el ámbito bancario.<br />

Tras contemplar diversas alternativas y consultar<br />

a distintos bancos de inversión, el equipo<br />

del <strong>Santander</strong> destacado para la misión<br />

—a cuyo frente se encontraba Juan Rodríguez<br />

Inciarte— encontró First Fidelity, una excelente<br />

institución de tamaño medio, prestigiosa, bien<br />

gestionada y entonces presidida por un personaje<br />

de excepcionales cualidades, Anthony<br />

Terracciano. Las entrevistas entre ambas partes<br />

se desarrollaron en un ambiente de extrema<br />

cordialidad, tanta que recordaba las habidas<br />

con el Royal Bank. Se establecieron vínculos<br />

de confianza entre los negociadores españoles<br />

y norteamericanos y, cuando las conversaciones<br />

estuvieron avanzadas, Terracciano fue invitado<br />

a Madrid. Un elemento imprevisto que<br />

facilitó el entendimiento fue la buena sintonía<br />

que se estableció entre los presidentes: Botín y<br />

Terracciano eran dos banqueros con algunos<br />

rasgos comunes y con el mismo espíritu empresarial,<br />

por lo que no resultó complicado llegar<br />

a un acuerdo final.<br />

El <strong>Santander</strong> adquirió por 220 millones de<br />

dólares el 13,5 por ciento de la entidad estadounidense,<br />

pasando a ser su primer accionista. El<br />

convenio incluía, asimismo, la posibilidad de<br />

que el Banco español pudiese incrementar esta<br />

participación a lo largo de los cuatro ejercicios<br />

siguientes. Y así se hizo: en 1994 ya superaba el<br />

25 por ciento y en junio de 1995 rozaba el 30 por<br />

ciento. En pocos años el <strong>Santander</strong> había logrado<br />

disponer de una posición de privilegio en una


First Fidelity<br />

En marzo de 1991, el <strong>Santander</strong> adquirió el 13,5<br />

por ciento de First Fidelity, una prestigiosa entidad<br />

que ocupaba el vigésimoquinto puesto entre los bancos<br />

estadounidenses. La facilidad con que se cerró esta<br />

operación fue debida al buen entendimiento entre<br />

Emilio Botín y Anthony Terracciano, presidente de<br />

la institución americana.<br />

First Union<br />

En 1995 nació First Union Corporation, fruto<br />

de la fusión del First Fidelity con First Union Bank.<br />

No obstante, a lo largo de 1996, el <strong>Santander</strong><br />

fue desprendiéndose de su participación, obteniendo<br />

una elevada plusvalía.<br />

Sovereign Bank En 2005, el <strong>Santander</strong> adquirió una participación en Sovereign Bank. Esto hizo posible que Sovereign<br />

comprara el Independence Community Bank, un pequeño banco neoyorquino.<br />

sociedad financiera bien valorada por la Reserva<br />

Federal y por Wall Street, al tiempo que el intercambio<br />

de consejeros permitía a Botín y a sus colaboradores<br />

intervenir en la gestión de una gran<br />

entidad, observar el funcionamiento del mercado<br />

de Nueva York y acumular experiencia y unos<br />

conocimientos que más tarde les servirían para<br />

administrar un Grupo que en la actualidad opera<br />

en mercados globales muy distintos y variados.<br />

Cuando a finales de 1995 se suscitó la fusión<br />

con el First Union Bank, los responsables<br />

del <strong>Santander</strong> y del First Fidelity consideraron<br />

que se trataba de una operación conveniente.<br />

De esta manera nació First Union Corporation,<br />

con 2.000 oficinas situadas por todo el<br />

país y con una cuota de mercado muy superior.<br />

Como consecuencia de la fusión, la participación<br />

del <strong>Santander</strong> en la nueva entidad<br />

descendió al 11,4 por ciento. Al <strong>Santander</strong> se<br />

le planteó entonces un dilema: permanecer<br />

como socio minoritario en el First Union o<br />

aprovechar la operación para vender la participación<br />

y recoger plusvalías; se optó por lo<br />

segundo. A lo largo de 1996 el Banco vendió el<br />

2,1 por ciento de la citada participación y, en<br />

años sucesivos, se vendió el resto. El acuerdo<br />

con First Fidelity fue menos duradero y de un<br />

cariz distinto a la alianza forjada con el Royal,<br />

pero la inversión realizada en ambas entidades<br />

fue igualmente provechosa. En esta ocasión el<br />

<strong>Santander</strong> también obtuvo unas elevadísimas<br />

plusvalías, que ascendieron a 1.500 millones<br />

de dólares, y valiosas experiencias. First Fidelity<br />

dejó buen sabor de boca y su recuerdo ha<br />

quedado impreso en la memoria de la entidad.<br />

De hecho, como la experiencia del First<br />

Fidelity fue tan provechosa, Emilio Botín<br />

nunca abandonó la idea de regresar a Estados<br />

Unidos. Transcurrieron, no obstante, más de<br />

ocho años antes de que el <strong>Santander</strong> volviese<br />

a disponer de una presencia significativa en<br />

el país. Mientras tanto se habían producido<br />

acontecimientos de envergadura tales como<br />

la fusión con el BCH, las compras de Serfin,<br />

Banespa y el Abbey National. En esta segunda<br />

oportunidad, materializada en octubre de<br />

2005, se trató de la compra del 19,8 por ciento<br />

del Sovereign Bank, una participación ampliada<br />

en meses posteriores hasta el 24,9 por<br />

ciento, por un importe total de 2.300 millones<br />

de euros. Sovereign es una entidad con sede<br />

en Filadelfia (Pensilvania), que ocupa la decimoctava<br />

posición en la clasificación bancaria<br />

norteamericana. La entrada del <strong>Santander</strong><br />

en Sovereign facilitó que éste comprase a<br />

su vez el 100 por cien de un pequeño banco<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 309


310 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

de Nueva York, el Independence Community<br />

Bank. El valor en Bolsa acumulado entre<br />

ambas entidades asciende a 11.700 millones<br />

de dólares y disponen de 788 sucursales<br />

distribuidas por Nueva York, Nueva Jersey,<br />

Nueva Inglaterra y Pensilvania. El <strong>Santander</strong><br />

ha firmado con Sovereign un acuerdo<br />

en virtud del cual, y a partir de 2008, puede<br />

vender su actual participación en la sociedad<br />

americana, mantenerla en el mismo porcentaje<br />

o ampliarla hasta el 100 por cien. Con el<br />

Sovereign las negociaciones fueron fluidas,<br />

llevadas de manera discreta, como le gusta al<br />

<strong>Santander</strong>; no se presentaron tampoco demasiados<br />

obstáculos y el acuerdo final lo cerraron,<br />

como es lógico, el propio presidente del<br />

<strong>Santander</strong> y el entonces primer ejecutivo de la<br />

entidad americana, Jay Sidhu.<br />

Según explicó Botín, el <strong>Santander</strong> tenía interés<br />

en volver a Estados Unidos, efectuar una<br />

operación financiera y entrar en el Consejo del<br />

Sovereign para obtener «una ventana al negocio<br />

minorista de Estados Unidos». Formaba<br />

parte también de una estrategia de inversiones<br />

financieras, las preferidas por el <strong>Santander</strong>, similar<br />

a la que se hizo con el First Union. Como<br />

se ha tratado de una inversión notable y que<br />

ha supuesto la presencia de representantes del<br />

<strong>Santander</strong> en su Consejo, los responsables<br />

del Grupo español tienen de nuevo la oportunidad<br />

de intervenir en la gestión de la entidad<br />

y de seguir de cerca la evolución de la economía<br />

americana y de su sistema financiero.<br />

La conquista del mercado<br />

europeo y la compra del<br />

Abbey National Bank<br />

En 1986 el Banco <strong>Santander</strong> era una poderosa<br />

entidad financiera nacional, con una sólida<br />

implantación en todo el territorio peninsular<br />

e insular; contaba también con una red de<br />

bancos y representaciones en América Latina<br />

que Emilio Botín López había erigido a lo<br />

largo de muchos años. Pero su presencia, más<br />

allá de estas dos áreas, era muy limitada. En<br />

Europa, el Banco tan sólo disponía de tres establecimientos:<br />

el más antiguo en Londres,<br />

abierto en 1955; luego en el año 1969 instaló<br />

una oficina de representación en París a la que<br />

siguieron, ya en 1970, tres más en Frankfurt,<br />

Bruselas y Ginebra. La oficina de París se<br />

convirtió en sucursal en 1972; la de Frankfurt<br />

en 1973, y la de Londres en 1974. Una excepción<br />

fue la sociedad <strong>Santander</strong> Finanz AG,<br />

constituida en 1973 en Ginebra con «la finalidad<br />

de promocionar y financiar el comercio<br />

exterior de España con Suiza, los países del<br />

Mercado Común y los países del Este de Europa»,<br />

así como «financiar a medio y largo<br />

plazo a las empresas españolas y extranjeras en<br />

euromonedas». En 1983 trasladó sus oficinas a<br />

Zúrich. Así pues, apenas hace dos decenios, el<br />

Banco <strong>Santander</strong> era poco conocido en Europa<br />

y su influencia fuera de nuestras fronteras, insignificante.<br />

Veinte años después, la posición<br />

mundial del Banco es radicalmente distinta. La<br />

antaño pequeña institución montañesa se ha<br />

convertido en el primer banco de la zona euro y<br />

en el cuarto del continente.<br />

El <strong>Santander</strong> ha acompañado a la sociedad<br />

española en su deseo de integrarse en la vida<br />

política, social y económica europea. Cuando<br />

nuestro país ingresó en la entonces Comunidad<br />

Económica Europea, se abrió un abanico<br />

de oportunidades difíciles de desaprovechar.<br />

Luego vino el Acta Única, que preveía la creación<br />

de un mercado libre por el que podrían<br />

circular sin trabas bienes, servicios y personas.<br />

La primera oficina europea del<br />

<strong>Santander</strong> se abrió en Londres en 1954,<br />

en el número 38 de Lombard Street, en<br />

el corazón financiero de la City<br />

Después, en 1989, se formó el Sistema Monetario<br />

Europeo, y en 1991 se constituyó la Unión<br />

Europea, a la cual se adhirió España desde el<br />

principio. Más sobresaliente, si cabe, fue la<br />

creación, en 1999, de la Unión Económica y<br />

Monetaria, que inauguró una nueva fase de la<br />

historia europea en la que España ha participado<br />

plenamente desde el comienzo.<br />

Los responsables del Banco <strong>Santander</strong> leyeron<br />

bien los acontecimientos que se desarrollaban<br />

ante sus ojos, comprendieron que el<br />

acercamiento político, cultural y económico a<br />

Europa era irreversible, intuyeron que la integración<br />

marcharía a ritmos acelerados y que<br />

la apertura de los mercados obligaba a plantearse<br />

el negocio bancario con otras perspectivas.<br />

También se dieron cuenta de que la estrategia<br />

internacional del Grupo debía variar<br />

de rumbo. Tal como lo expuso el presidente<br />

en sucesivas Juntas Generales de accionistas,<br />

la expansión en el exterior no podía ser<br />

ya una mera apertura de sucursales y de pequeños<br />

establecimientos, sino que era preciso


dar un salto cualitativo, internacionalizando<br />

las líneas de negocio y penetrando, de alguna<br />

manera y cuando fuese factible, en los mercados<br />

financieros continentales. Europa era<br />

un desafío, pero también una oportunidad y<br />

la gente que estaba al frente del <strong>Santander</strong> a<br />

mediados de los ochenta, con su nuevo presidente<br />

a la cabeza, lo sabía. En los despachos<br />

del Banco se respiraba la «ilusión europea»<br />

tanto como en el resto del país.<br />

En la Junta de 1986, Emilio Botín señaló<br />

con claridad meridana que:<br />

La adhesión de España a la Comunidad Europea ha<br />

supuesto la apertura de un proceso de adaptación del<br />

sector financiero español a las normas y reglas de conducta<br />

comunitarias. Dicho proceso, escalonadamente<br />

pero cada vez de forma más acelerada, está suponiendo<br />

la liberalización progresiva de una buena parte de las<br />

restricciones hasta ahora existentes, un incremento de<br />

la competencia y, en general, mayores niveles de eficiencia.<br />

A este proceso se ha venido a añadir la propia dinámica<br />

que la Comunidad Europea ha emprendido tras<br />

la firma del Acta Única y los primeros pasos hacia un<br />

mercado único a partir del 1 de enero de 1993. La plena<br />

libertad de establecimiento y la libre prestación de servicios,<br />

en lo que habrá de ser un auténtico mercado común<br />

financiero con sus normas referentes a coeficientes<br />

de solvencia, grandes riesgos, supervisión de riesgos de<br />

mercado, acabarán siendo una realidad en pocos años.<br />

Paralelamente, la liberalización de los movimientos de<br />

capitales, aun con todas sus dificultades y necesidades<br />

de armonización colaterales, va a imponer un reto sin<br />

precedentes a la eficacia y competitividad de las instituciones.<br />

En ese reto el <strong>Santander</strong> va a estar presente de<br />

forma activa, como lo hizo en anteriores ocasiones en<br />

otros mercados exteriores, tan competitivos y difíciles<br />

como los americanos o el alemán. En la Europa comunitaria,<br />

España representa un 12 por ciento del mercado<br />

en términos de población y un siete por ciento del PIB<br />

conjunto. Pero su capacidad de crecimiento tiene aún<br />

sus límites muy altos. Con estos datos y sobre la base de<br />

una sólida capitalización, gran capacidad para generar<br />

beneficios y un equipo humano completamente compenetrado<br />

en torno a una cultura corporativa desarrollada<br />

a través de una larga experiencia, se ha completado en<br />

los dos últimos años la estrategia europea.<br />

Y tres años después, en la Memoria del Banco<br />

correspondiente a 1989, volvió a insistir en esta<br />

misma idea:<br />

Todo el mundo tiene ya la convicción de que una presencia<br />

efectiva en el área europea, mediante alianzas o adquisiciones,<br />

es algo decisivo ante los años que se avecinan<br />

de progreso rápido en la internacionalización de las<br />

transacciones y de libertad en los movimientos de capitales.<br />

El abanico de posibilidades para penetrar efectivamente<br />

en los mercados europeos se ha estrechado y las<br />

oportunidades son hoy más escasas y con precios menos<br />

atractivos. De nuevo es necesario subrayar la importancia<br />

de anticiparse a los acontecimientos y de tomar decisiones<br />

prudentes pero rápidas, una vez que se tiene la<br />

seguridad de que se camina en la dirección adecuada.<br />

El camino de la «europeización» no era fácil en<br />

absoluto y el diseño de una política a largo plazo<br />

para internacionalizar el Banco tampoco era<br />

tarea sencilla. Aunque el Grupo era fuerte en<br />

1986, la compra de entidades saneadas y de tamaño<br />

medio resultaba de momento prohibitiva,<br />

y la alternativa de las fusiones no era del gusto<br />

del presidente Botín, que desconfiaba de las<br />

mismas si no podía liderar la operación. Quedaban,<br />

pues, sólo dos vías para sacar adelante<br />

el proyecto de un <strong>Santander</strong> europeizado: la<br />

adquisición de pequeñas entidades especializadas<br />

y los acuerdos y alianzas con instituciones<br />

financieras de prestigio. En particular, esta<br />

última opción era una de sus preferidas, pues,<br />

como dijo en alguna ocasión a los accionistas<br />

del Banco: «Nosotros pensamos que a través<br />

de acuerdos y de proyectos concretos es posible<br />

conseguir todos los efectos positivos de una colaboración<br />

bancaria, sin asumir los riesgos de<br />

pérdida de identidad y de impulso empresarial<br />

implícitos en una fusión transnacional, incluso<br />

en el que caso de que ésta fuera posible».<br />

No obstante lo anterior, los acontecimientos<br />

en España y en Europa, y también en América,<br />

llevarían al Banco a ensayar todas las<br />

vías: alianzas, compras y fundación de establecimientos<br />

bancarios. Además, la evolución en<br />

una y otra región marchó al unísono, pues los<br />

movimientos de ficha en una parte del tablero<br />

geográfico repercutían de inmediato en el<br />

conjunto de la compleja estructura del Grupo.<br />

El presidente Botín y sus colaboradores más<br />

próximos condujeron su estrategia mundial sin<br />

apartarse de los principios con los que dirigían<br />

su política bancaria en España, y aplicaron a las<br />

entidades europeas que fundaron o compraron<br />

criterios similares a los imperantes en la casa<br />

matriz. Esto no siempre fue posible en las fases<br />

iniciales, dadas las peculiaridades de cada país<br />

y de cada entidad, pero al final la «marca» y los<br />

«modos» <strong>Santander</strong> terminaban imponiéndose.<br />

No obstante, la variedad de las actuaciones y<br />

la dispersión de países con tradiciones bancarias<br />

tan distintas, obligaron a adaptarse a las condiciones<br />

del terreno, a contar con y confiar en los gestores<br />

locales y a respetar los usos y costumbres<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 311


Nueva sede <strong>Santander</strong> Totta en Lisboa<br />

En Praça Espanha se levanta el nuevo edificio del banco.<br />

El proyecto, firmado por el prestigioso arquitecto Álvaro<br />

Siza, apuesta por la modernidad en contraste con la<br />

clásica sede original.<br />

La senda de expansión del Grupo <strong>Santander</strong> en Europa<br />

Alianza con el Royal Bank of Scotland 1988-2004<br />

Portugal (Banco de Comércio e Indústria;<br />

Banco Crédito Predial, Totta & Açores) 1990-2000<br />

<strong>Santander</strong> Consumer Finance: el grupo europeo<br />

de crédito al consumo 1988-2006<br />

Abbey National Bank 2004<br />

Bancos comprados y absorbidos en Portugal (1990-2000)<br />

Banco de Comércio e Indústria (BCI) 1990<br />

Crédito Predial Português 2000<br />

Banco Totta & Açores 2000<br />

312 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

de cada mercado. La expansión europea, alianzas<br />

y compras, ha sido además una escuela de<br />

formación para los directivos del <strong>Santander</strong>.<br />

El Grupo no es sólo un banco mundial sino<br />

que sabe desenvolverse como tal gracias a un<br />

cuadro de directivos multinacional y cosmopolita.<br />

Porque no se es líder del mercado sólo<br />

por poseer entidades en dos continentes,<br />

sino por saber operar con eficiencia en ambos.<br />

El edificio financiero del <strong>Santander</strong> en<br />

Europa se ha levantado sobre cuatro pilares,<br />

cuya construcción se ha realizado casi de manera<br />

simultánea a lo largo de estas dos últimas<br />

décadas. Primero se fraguó la feliz alianza con<br />

el Royal Bank of Scotland, en la temprana fecha<br />

de 1988, a la cual ya hemos hecho referencia;<br />

casi al mismo tiempo se inició la compra de pequeñas<br />

sociedades de crédito al consumo, justo<br />

cuando en España el <strong>Santander</strong> revolucionaba<br />

el mercado español con la Supercuenta; luego,<br />

a principios de los noventa, salió en busca<br />

del mercado portugués; y ya en el siglo actual,<br />

con el músculo financiero que proporcionó<br />

la fusión con el BCH, el <strong>Santander</strong> se lanzó a la<br />

conquista pacífica del mercado británico, que<br />

culminó con la compra del Abbey National<br />

Bank en el año 2004, el séptimo de los grandes<br />

hitos en la historia más reciente del Grupo.<br />

A continuación y antes de examinar los acontecimientos<br />

que llevaron a la adquisición del<br />

Abbey, conviene detenerse en las otras dos columnas<br />

sobre las que se sostiene la compleja estructura<br />

bancaria europea del <strong>Santander</strong>: los bancos<br />

portugueses y <strong>Santander</strong> Consumer Finance.<br />

La entrada del Grupo español en Portugal se<br />

remonta a 1990, cuando el <strong>Santander</strong> decidió<br />

adquirir el 26 por ciento del capital del Banco<br />

de Comércio e Indústria (BCI), una sociedad de<br />

tamaño medio, con un balance equilibrado<br />

y con buenas perspectivas de desarrollo. Creado<br />

en 1985, en Oporto, por un grupo de empresarios,<br />

el BCI, pionero de la banca privada portuguesa,<br />

inició pronto una fase de expansión<br />

aprovechando los relativamente bajos niveles<br />

de bancarización portuguesa y el buen comportamiento<br />

de la economía lusa en aquellos años;<br />

de una solitaria oficina pasó a más de cien hacia<br />

1992 y también a tener sucursales en varios<br />

países europeos y en África. Unos años después,<br />

en 1993, el <strong>Santander</strong> optó por ampliar<br />

su participación elevándola, a través de una<br />

OPA amistosa, hasta el 78 por ciento. Pero la<br />

evolución posterior del BCI no siguió por la senda<br />

esperada, pues los vaivenes de la coyuntura<br />

internacional y europea dificultaron la gestión<br />

de la entidad, cuyos beneficios disminuyeron<br />

hasta el punto de que, en 1994, registró pérdidas<br />

abultadas. Fue necesario entonces dar un<br />

golpe de timón y variar la estrategia del Banco.<br />

El encargado de hacerlo fue António Horta<br />

Osório, el hombre del <strong>Santander</strong> en Brasil y<br />

que desde 1993 también dirigía el Banco <strong>Santander</strong><br />

de Negocios de Portugal (BSN Portugal).<br />

Se sometió al BCI a una profunda reorganización<br />

interna, se revisaron sus líneas de negocio<br />

y, más importante aún, se integró a la entidad,<br />

que hasta entonces funcionaba de manera autónoma,<br />

en la red española del <strong>Santander</strong>. En<br />

consecuencia, los gestores del BCI adoptaron<br />

la filosofía comercial de la casa matriz e implantaron<br />

sus sistemas de control de riesgos.<br />

En poco tiempo el Banco fue puesto en valor,<br />

enderezó su trayectoria y fue capaz de ofrecer<br />

una imagen renovada. Para acabar la tarea de<br />

su remodelación y puesta al día, en 1998 el<br />

BCI cambió su denominación por la de Banco<br />

<strong>Santander</strong> Portugal.<br />

La compra de Banesto en 1994 propició la segunda<br />

incursión portuguesa del Banco <strong>Santander</strong><br />

al heredar una participación del 25 por ciento<br />

del Totta & Açores, una prestigiosa, sólida y<br />

rentable entidad financiera que el <strong>Santander</strong><br />

había considerado clave a la hora de fijar el precio<br />

con el que acudió a la subasta. El presidente<br />

no andaba errado con la fortaleza e importancia<br />

de la entidad. Totta & Açores es una institución<br />

antigua, cuyo origen se remonta a 1853, fecha<br />

en la que Fortunato Chamiço, comerciante y<br />

banquero de Oporto, fundó un establecimiento<br />

de crédito en la ciudad de Lisboa. En 1893 lo<br />

cedió a su colaborador José Henriques Totta,<br />

en reconocimiento a su trabajo, dedicación y<br />

lealtad. Operó como sociedad de crédito con<br />

el nombre de Totta-Aliança hasta 1970, cuando<br />

tras su fusión con el Lisboa y Açores, adoptó la<br />

denominación de Banco Totta & Açores. La entidad,<br />

que se había transformado en una de las<br />

principales compañías financieras privadas de<br />

Portugal, fue nacionalizada en 1975. En 1989<br />

el Gobierno luso decidió privatizarla, ocasión<br />

que aprovechó Banesto para adquirir una participación<br />

importante que le convirtió en el<br />

accionista principal.<br />

La herencia que el <strong>Santander</strong> recibió de Banesto<br />

no estuvo, sin embargo, exenta de problemas,<br />

pues una vez analizados los libros de contabilidad<br />

se puso de relieve que la participación<br />

real de Banesto en la entidad sobrepasaba el límite<br />

legal estipulado por la normativa lusa para<br />

las inversiones extranjeras en el sector financiero.<br />

Para evitar problemas, y después de unas<br />

negociaciones complicadas con las autoridades


Oficina<br />

La nueva imagen del <strong>Santander</strong> Totta incorpora la llama<br />

y el color rojo corporativo. En la imagen, oficina del<br />

<strong>Santander</strong> Totta en el aeropuerto de Lisboa.<br />

portuguesas, el Consejo de Administración del<br />

<strong>Santander</strong> acordó en diciembre de ese mismo<br />

año enajenar su participación en el Totta al poderoso<br />

grupo portugués Champalimaud; solucionados<br />

los diversos problemas legales, la venta<br />

se formalizó el 26 de abril de 1995.<br />

Deshecha la participación del Totta, no<br />

hubo nuevas operaciones en Portugal hasta la<br />

fusión con el Central Hispano. La citada fusión<br />

incorporó al Grupo una participación del<br />

lisboeta Banco Comercial Português. No obstante,<br />

para evitar redundancias e interferencias<br />

con el ya bien asentado Banco <strong>Santander</strong> Portugal,<br />

los responsables del nuevo Banco <strong>Santander</strong><br />

Central Hispano decidieron vender la<br />

participación del 14 por ciento que detentaban<br />

en el Comercial Portugués, obteniendo con ello<br />

unas plusvalías nada desdeñables de 486 millones<br />

de euros.<br />

Aunque el <strong>Santander</strong> se encontraba cómodamente<br />

instalado en el sistema financiero<br />

del país vecino, Botín y su equipo deseaban<br />

incrementar su presencia, pues estimaban<br />

que el mercado portugués era esencial para la<br />

economía española y para el buen funcionamiento<br />

de la economía europea. La ocasión se<br />

presentó en mayo de 1999, cuando Botín tuvo<br />

noticias, a través de António Horta Osório, de<br />

que el grupo Champalimaud estaba buscando<br />

posibles aliados internacionales para expandir<br />

sus negocios. Se concertó una reunión entre<br />

los presidentes de ambas entidades y enseguida<br />

se puso de relieve la buena sintonía existente<br />

entre ellos, que ya habían tenido ocasión<br />

de conocerse por la operación de la venta del<br />

Totta. No es sorprendente, por tanto, que en<br />

pocos días Emilio Botín y António de Sommer<br />

Champalimaud cerrasen un acuerdo que permitía,<br />

de manera simultánea, la entrada del<br />

<strong>Santander</strong> en el conglomerado luso y la participación<br />

de los portugueses en los negocios que<br />

los españoles desarrollaban en el país vecino.<br />

Según la nota oficial distribuida a los medios<br />

de comunicación, el convenio, complejo y<br />

de largo alcance, estipulaba que el Banco <strong>Santander</strong><br />

Central Hispano adquiriría el 40 por<br />

ciento del holding Champalimaud, propietario<br />

de participaciones importantes en entidades<br />

portuguesas en las áreas de seguros (Mundial<br />

Confiança), banca al por menor (Pinto Sotto<br />

Mayor, Totta & Açores y Crédito Predial) y banca<br />

mayorista; a su vez, el grupo Champalimaud<br />

se convertiría en accionista del Banco <strong>Santander</strong><br />

Central Hispano al recibir un 1,6 por ciento de<br />

su capital. En el área de banca al por menor, el<br />

Banco Pinto Sotto Mayor compraría el 48 por<br />

ciento del Banco <strong>Santander</strong> Portugal y el 20<br />

por ciento del Banco <strong>Santander</strong> Brasil, lo que<br />

permitiría la entrada del grupo lisboeta en el<br />

mercado financiero brasileño. En banca mayorista<br />

ambos socios constituirían un holding<br />

al 50 por ciento con la aportación de sus respectivas<br />

actividades en Portugal. António de<br />

Sommer Champalimaud sería el presidente del<br />

Consejo de Administración de dicho holding y<br />

José María Amusátegui el vicepresidente. Asimismo,<br />

António Champalimaud formaría parte<br />

del Consejo Asesor Internacional del Banco<br />

<strong>Santander</strong> Central Hispano.<br />

Cuando la noticia de este convenio llegó a<br />

oídos de los banqueros lusos, la reacción no se<br />

hizo esperar y en un primer momento trataron<br />

de bloquear su desarrollo. El Gobierno portugués<br />

también se mostró reticente y, durante<br />

algún tiempo, paralizó la operación aduciendo<br />

La entrada del <strong>Santander</strong> en Portugal<br />

tuvo lugar en 1990 cuando adquirió<br />

una participación significativa del<br />

Banco de Comércio e Indústria (BCI)<br />

que faltaban algunas formalidades al no haberse<br />

efectuado lo que llamaron «una declaración<br />

previa de intenciones». La situación llegó a un<br />

extremo crítico cuando el 18 de julio las autoridades<br />

de Lisboa decidieron vetar el acuerdo.<br />

Al mismo tiempo, el antiguo aliado del BCH,<br />

el Banco Comercial Português, lanzó una sorprendente<br />

OPA de carácter hostil sobre la cabecera<br />

del holding Champalimaud.<br />

Botín y Sommer Champalimaud se tomaron<br />

el asunto con tranquilidad y optaron por emprender<br />

una serie de negociaciones para buscar<br />

una salida. Cada fin de semana el presidente se<br />

desplazaba a Lisboa para entrevistarse con los<br />

responsables del grupo luso. La actividad fue frenética,<br />

pues deseaban salvar el acuerdo sin enfrentarse<br />

a los banqueros portugueses y sin contrariar<br />

al Gobierno de Lisboa. Para asegurarse de<br />

la legalidad de lo pactado y puesto que se trataba<br />

de una operación transnacional se acudió a la<br />

Comisión Europea en Bruselas. El comisario del<br />

Mercado Interno y de la Competencia emitió un<br />

informe favorable a los intereses españoles, pues<br />

consideraba que el compromiso alcanzado por el<br />

<strong>Santander</strong> y el grupo Champalimaud, además de<br />

legítimo, representaba un paso importante hacia<br />

la construcción del «mercado único europeo»<br />

en el ámbito de las finanzas, precisamente uno<br />

de los objetivos por el que más batallaban las<br />

autoridades de Bruselas. Con este respaldo de la<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 313


Banco <strong>Santander</strong> Totta<br />

La creación de este banco conllevó una compleja sucesión de operaciones. El resultado, Banco<br />

<strong>Santander</strong> Totta, es fruto de la unión entre Totta, <strong>Santander</strong> Portugal y Crédito Predial.


Comisión, el <strong>Santander</strong> y Champalimaud redoblaron<br />

los esfuerzos para buscar una fórmula<br />

que, de acuerdo con el Gobierno portugués,<br />

sirviese para solventar los problemas que obstaculizaban<br />

la materialización de este primer<br />

gran acuerdo bancario peninsular. También<br />

las autoridades lusas querían encontrar una<br />

solución aceptable al contencioso, antes de<br />

asumir, a partir del 1 de enero de 2000, la presidencia<br />

de la Unión Europea.<br />

Al final, tras intensas negociaciones a tres<br />

bandas, Bruselas, Lisboa y el dúo <strong>Santander</strong><br />

Champalimaud, fue posible llegar a un acuerdo<br />

amplio que dejaba satisfechas a todas las partes<br />

y que incluso facilitaba la intervención de<br />

un cuarto invitado: la poderosa Caixa Geral.<br />

La esencia del mismo consistía en el reparto<br />

entre españoles y portugueses del grupo<br />

Champalimaud, lo cual fue posible en buena<br />

medida merced a la disposición y generosidad<br />

del mítico financiero lusitano. Con arreglo al<br />

pacto final, firmado en Lisboa el 10 de noviembre<br />

de 1999, el Banco de <strong>Santander</strong> se hacía<br />

con el 94 por ciento del Totta & Açores y con<br />

el 71 por ciento del Banco de Crédito Predial,<br />

La fusión de los tres bancos comerciales<br />

del Grupo en Portugal, Totta, Crédito<br />

Predial y <strong>Santander</strong> Portugal, dio<br />

lugar al Banco <strong>Santander</strong> Totta,<br />

segundo banco privado portugués<br />

mientras que la Caixa Geral se quedaba con<br />

el resto del holding Champalimaud. Para cerrar<br />

la operación el <strong>Santander</strong> pagó una parte<br />

en efectivo y el resto mediante la emisión de<br />

nuevas acciones del Banco <strong>Santander</strong> Central<br />

Hispano. A principios del ejercicio siguiente,<br />

una OPA elevó las respectivas participaciones<br />

hasta el 99 por ciento en el Totta y el 100 por<br />

cien en el Crédito Predial. Digamos que éste<br />

era un magnífico y antiguo establecimiento<br />

de crédito creado en 1864 con capital lusofrancés<br />

y especializado en operaciones hipotecarias.<br />

Nacionalizado en 1975, su posterior<br />

privatización en 1992 propició que el Totta &<br />

Açores se hiciera con el 71 por ciento del capital<br />

del Crédito Predial.<br />

Merced al arreglo final comentado, el Banco<br />

<strong>Santander</strong> pudo reforzar su presencia en<br />

el sistema financiero del país vecino, pues al<br />

1,5 por ciento del mercado que representaba<br />

la suma del Banco <strong>Santander</strong> Portugal y<br />

el Banco <strong>Santander</strong> de Negocios (rama portuguesa),<br />

añadió la propiedad del Totta y del<br />

Predial, lo que en conjunto elevó la cuota<br />

del Grupo <strong>Santander</strong> en Portugal hasta el<br />

10 por ciento, una proporción lo suficientemente<br />

significativa para justificar la creación<br />

de una nueva división encargada de todos los<br />

negocios del Grupo en el país.<br />

Esta operación, en la que, además de António<br />

Horta Osório, desempeñó un papel destacado<br />

el secretario general del Grupo, Ignacio<br />

Benjumea, tuvo también una importante repercusión<br />

política y económica. Se trató de la<br />

primera gran compra bancaria transnacional<br />

efectuada dentro de las fronteras de la Unión<br />

Europea, y fue también la primera vez que un<br />

banco de un país europeo captaba el 10 por<br />

ciento del mercado minorista de otro país. Así<br />

pues, en este campo de las fusiones transeuropeas,<br />

el Banco <strong>Santander</strong> ejerció de nuevo funciones<br />

de pionero, contribuyó a la formación<br />

del mercado único y abrió el camino a operaciones<br />

financieras similares.<br />

Consolidada la posición del <strong>Santander</strong> en<br />

Portugal, en el año 2004 se tomó la decisión<br />

de fusionar los tres bancos comerciales del<br />

grupo (Totta, <strong>Santander</strong> Portugal y Predial),<br />

dando lugar al Banco <strong>Santander</strong> Totta, marca<br />

única bajo la cual opera en la actualidad el<br />

Grupo presidido por Emilio Botín en Portugal.<br />

En 2006 <strong>Santander</strong> Totta era el segundo banco<br />

privado del país por beneficios, gestionaba<br />

recursos por un importe de 33.000 millones de<br />

euros, contaba con una base de 1,9 millones<br />

de clientes y disponía de 727 oficinas repartidas<br />

por todo el territorio.<br />

<strong>Santander</strong> Consumer Finance ha sido una<br />

de las experiencias más singulares de la andadura<br />

del Grupo en los últimos veinte años;<br />

se trata de un sólido edificio financiero en el<br />

prometedor segmento del crédito al consumo.<br />

En la actualidad, <strong>Santander</strong> Consumer<br />

Finance (SCF) agrupa a 9,1 millones de<br />

clientes, con una red de 282 oficinas repartidas<br />

por once países y está entre los líderes<br />

de la financiación al consumo en Europa. Se<br />

trata de un modelo de negocio especializado y<br />

en gran parte administrado a través de intermediarios<br />

y agentes. Los dealers (vendedores<br />

de bienes de consumo) son a su vez clientes y<br />

socios y los que canalizan la financiación hacia<br />

el cliente indirecto, los compradores de los<br />

bienes de consumo.<br />

El núcleo de lo que hoy constituye SCF se<br />

originó en Alemania en abril de 1987, cuando<br />

el <strong>Santander</strong> compró el BankAmerica Corporation,<br />

una entidad especializada en crédito al<br />

consumo, el Bankhaus Centrale Credit A.G., y<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 315


316 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006


Oficina de <strong>Santander</strong> Consumer Finance<br />

En 1987, el <strong>Santander</strong> compró a BankAmerica<br />

Corporation la Bankhaus Centrale Credit A.G.<br />

A partir de esta operación se fundaron los pilares de<br />

<strong>Santander</strong> Consumer Finance, primera entidad<br />

de banca de consumo en Europa.<br />

<strong>Santander</strong> Consumer Finance:<br />

La construcción de una franquicia (1987-2006)<br />

1987 Adquisición del 100% de CC-Bank (Alemania)<br />

1997 Adquisición del 50% de Finconsumo (Italia)<br />

1998 Creación de CCB-Credit (Hungria)<br />

1999 Hispamer (España) se integra en el Grupo <strong>Santander</strong><br />

CC-Bank abre sucursal en Austria<br />

Creación de CCB-Credit (República Checa)<br />

2002 Adquisición del 100% de AKB Bank<br />

Integración del negocio en <strong>Santander</strong> Consumer Finance<br />

2003 Compra de la fi cha bancaria de BoA en Polonia<br />

y creación de CC-Bank Poland<br />

Adquisición del 100% de Finconsumo (Italia)<br />

Integración de Patagon (hoy Openbank)<br />

2004 Adquisición del 100% de Elcon Finans AS (Noruega)<br />

Adquisición del Abfi n (Holanda)<br />

2005 Adquisición de Bankia Bank (Noruega)<br />

Creación de <strong>Santander</strong> Consumer UK (Reino Unido)<br />

Adquisición de +50% de Interbanco (Portugal)<br />

Integración de todas las unidades en una marca<br />

única: <strong>Santander</strong> Consumer<br />

2006 Adquisición de Unifi n (Italia)<br />

Sede de <strong>Santander</strong> Consumer Finance en Mönchengladbach<br />

La sede central para Alemania de SCF se encuentra situada<br />

en Mönchengladbach, ciudad cercana a Düsseldorf. El<br />

edificio ha sido inaugurado a principios de 2007.<br />

el centro emisor del servicio de la tarjeta VISA.<br />

La historia de la entidad comenzó hace cincuenta<br />

años, en 1957, cuando Curt Briechle, un hombre<br />

de negocios de Mönchengladbach, una<br />

ciudad cercana a Düsseldorf, decidió crear<br />

una pequeña empresa, la Curt Briechle KG<br />

Absatzfinanzierung, especializada en el crédito<br />

a particulares para la compra de automóviles.<br />

Su éxito fue de tal magnitud que en poco tiempo<br />

tenía abiertas sucursales en otras diez ciudades.<br />

En 1968 la empresa adoptó la forma jurídica de<br />

sociedad anónima y cambió su razón social por<br />

Establecida en diez países europeos<br />

y en Estados Unidos, SCF cuenta con<br />

más de nueve millones de clientes,<br />

282 oficinas y más de cien mil<br />

puntos de venta concertados<br />

la de Bankhaus Centrale Credit A.G. (CC-Bank),<br />

ampliando al mismo tiempo sus actividades a<br />

todo el campo del crédito al consumo.<br />

Cuando el <strong>Santander</strong> se interesó por la entidad,<br />

ésta era de dimensiones reducidas, si<br />

bien disponía de 51 oficinas. Aunque en el momento<br />

de la compra la situación financiera de<br />

la entidad no era muy halagüeña, pues había<br />

registrado beneficio cero en varios ejercicios, el<br />

<strong>Santander</strong> logró ponerla en valor en ese mismo<br />

ejercicio, abrió cinco nuevas oficinas y puso en<br />

marcha un plan para impulsar sus actividades.<br />

En 1988, en el marco de los acuerdos globales<br />

con el Royal Bank of Scotland, éste adquirió<br />

al Grupo <strong>Santander</strong> el 50 por ciento del capital<br />

del CC-Bank alemán, lo cual sirvió también<br />

para asegurar su expansión. El maridaje se prolongó<br />

hasta 1996, cuando el <strong>Santander</strong> resolvió<br />

recomprar al Royal su participación del 50 por<br />

ciento en CC-Holding, la sociedad de cartera<br />

que además del banco poseía CC-Leasing. Con<br />

ello, CC-Bank y esta última financiera pasaron<br />

a ser íntegramente propiedad del Grupo <strong>Santander</strong>.<br />

En este mismo país y en diciembre de<br />

1994, la anterior Visa Card Services se transformó<br />

en Direkt Bank, 47 que además de continuar<br />

con su negocio tradicional de tarjetas de<br />

crédito comenzó a actuar como banco directo,<br />

es decir, por teléfono y sin oficinas.<br />

La segunda pieza del futuro conglomerado<br />

SCF se adquirió en 1997: se trató de Finconsumo<br />

(hoy <strong>Santander</strong> Consumer Italy), una potente<br />

sociedad financiera que el <strong>Santander</strong> compartió<br />

con el Banco San Paolo IMI hasta el año<br />

2003, cuando resolvió hacerse con la totalidad<br />

del capital. La fusión con el BCH, propietario de<br />

Hispamer, propició una tercera ampliación del<br />

segmento de crédito al consumo. Esta sociedad<br />

financiera, que gozaba de una notable implantación<br />

en toda España, se asoció con otras dos,<br />

Bansafina y Gestarsa, pertenecientes al propio<br />

<strong>Santander</strong>, y de la unión nació la hoy denominada<br />

<strong>Santander</strong> Consumer España.<br />

A partir de entonces SCF fue creciendo<br />

gracias a una cadena de adquisiciones y fundaciones.<br />

Así, a la creación en 1998 de CC-Bank<br />

Credit en Hungría le siguió un año después<br />

la constitución de CC-Bank Leasing en la República<br />

Checa y la apertura de la sucursal en<br />

Austria del CC-Bank alemán. Con posterioridad,<br />

en el ejercicio 2002, el <strong>Santander</strong> llegó a<br />

un acuerdo con el Grupo Werhahn por el cual<br />

adquirió el 100 por cien del AKB Bank, una<br />

institución muy sólida y con una amplia trayectoria<br />

en la financiación de bienes de consumo<br />

duradero. El año 2003 fue particularmente<br />

activo, con la compra de una ficha bancaria<br />

polaca propiedad del Bank of America, que fue<br />

utilizada para abrir CC-Bank Poland, una entidad<br />

que en poco tiempo alcanzó el liderazgo<br />

en el campo de la financiación de vehículos.<br />

Y en los dos últimos ejercicios, el <strong>Santander</strong><br />

ha ampliado su presencia europea en el sector<br />

gracias a la adquisición de las noruegas Elcon<br />

Finans AS y Bankia Bank, así como la unidad<br />

especializada en financiación de vehículos de<br />

la sociedad holandesa Abfin.<br />

En el año 2002 se unificó la gestión de todos<br />

los bancos de consumo en Europa, poniéndolos<br />

bajo la dirección de Juan Rodríguez Inciarte.<br />

A partir de esta fecha, se homogeneizó el funcionamiento<br />

de cada una de las sociedades, que<br />

hasta entonces operaban de forma independiente.<br />

Después se integraron sus sistemas informáticos<br />

y se implantó una tecnología comercial y<br />

financiera común, aunque respetando las pecualiaridades<br />

de cada uno de los mercados nacionales.<br />

Con esta estrategia se buscaba constituir<br />

un «gran banco europeo de consumo». Una de<br />

las novedades aportadas por SCF frente a las financieras<br />

tradicionales es que capta mercado<br />

porque ofrece mejores condiciones financieras a<br />

los compradores (clientes indirectos) y, al mismo<br />

tiempo, pone a su disposición su gama de productos<br />

financieros. Aunque el crédito al automóvil<br />

representa casi el 65 por ciento del negocio, la<br />

financiación hacia bienes de consumo duradero<br />

también es importante: equipos informáticos,<br />

mobiliario, vivienda, crédito personal. Las dos<br />

áreas que aportan el mayor volumen de negocio<br />

y donde se concentra la mayor parte del activo<br />

son Alemania y España (incluye la actividad de<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 317


<strong>Santander</strong> House<br />

La presencia del <strong>Santander</strong> en el Reino Unido ha sido<br />

continua desde hace más de cincuenta años. El Banco<br />

abrió su primera oficina en Londres en 1955, en el<br />

número 38 de Lombard Street.<br />

Abbey Road Building Society<br />

Este banco británico se fundó en el siglo XIX. Sus<br />

oficinas principales se hallaban en el 221B de Baker<br />

Street, dirección de sobra conocida entre el gran público<br />

por tratarse de la mítica residencia del detective<br />

Sherlock Holmes.<br />

318 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

Openbank como banco comercial online), que juntas<br />

gestionan el 90 por ciento de los activos y ambas<br />

desarrollan toda la gama de productos crediticios.<br />

En año 2004 el <strong>Santander</strong> adquirió el<br />

Abbey National Bank convirtiéndose con ello<br />

en una entidad financiera a escala mundial. Se<br />

trató de una operación de dimensiones colosales:<br />

el Abbey, con unos activos superiores a<br />

los 265.000 millones de euros y 1,6 millones de<br />

accionistas, ocupaba el sexto lugar del ranking<br />

bancario británico, contaba con 18 millones de<br />

clientes y era uno de los líderes en el ámbito<br />

del negocio hipotecario. 48 El Grupo <strong>Santander</strong><br />

pagó 12.550 millones de euros, que fueron satisfechos<br />

mediante la entrega de acciones de la<br />

propia institución española. 49 Con la compra<br />

del Abbey el <strong>Santander</strong> protagonizó la mayor<br />

operación financiera transfronteriza realizada<br />

hasta esa fecha en Europa y se metió de lleno<br />

en la liga internacional de entidades de crédito.<br />

Con el Abbey en su balance, el <strong>Santander</strong> comenzó<br />

a operar en tres mercados monetarios<br />

simultáneos: el euro, el dólar y la libra esterlina.<br />

Por ello, no parece exagerado afirmar que<br />

la llegada de la sociedad británica al seno de la<br />

institución española alteró radicalmente la dimensión<br />

del Grupo <strong>Santander</strong>, su imagen y su<br />

proyección interior y exterior.<br />

El Abbey National Bank tiene un origen doble<br />

y cuenta con una larga trayectoria histórica.<br />

Su antecedente más remoto lo encontramos<br />

en 1849, cuando un grupo de mutualistas creó<br />

la denominada National Freehold Land and<br />

Building Society, una sociedad innovadora<br />

cuyo objetivo fue facilitar el voto a la gente<br />

corriente, pues por esas fechas sólo tenían derecho<br />

de sufragio los propietarios de tierras o<br />

edificios. La National vendió participaciones<br />

y usó el dinero para adquirir terrenos en los<br />

alrededores de Londres y, a renglón seguido,<br />

los repartió entre los socios fundadores. Con el<br />

aumento de población, la demanda de terreno<br />

urbanizable para nuevas viviendas se disparó<br />

y la National amplió sus actividades actuando<br />

como caja de ahorro, prestando fondos a sus<br />

miembros para que pudieran construir sobre<br />

las parcelas que tenían asignadas, que a su<br />

vez servían de prenda o hipoteca. Puesto que<br />

no eran compañías mercantiles en sentido estricto,<br />

este tipo peculiar de sociedades carecía<br />

de accionistas y la propiedad correspondía en<br />

exclusiva a los mutualistas clientes. El segundo<br />

antecedente del Abbey National Bank fue<br />

la Abbey Road & St. John’s Wood Permanent<br />

Benefit Building Society, creada en 1874 con la<br />

misma finalidad de convertir el ahorro de sus<br />

fundadores, miembros de la asociación benéfica<br />

Abbey Road Baptist Church, en créditos con<br />

garantía hipotecaria para que pudieran construir<br />

sus propias casas.<br />

Tanto la National Building Society como la<br />

Abbey Road Building Society disfrutaron de un<br />

largo periodo de auge durante todo el siglo xix<br />

y fueron capaces de sobrevivir a las sucesivas crisis<br />

que afectaron al sistema bancario británico;<br />

también sortearon con éxito las dificultades que<br />

de manera frecuente aquejaban a este tipo de<br />

asociaciones de mutualistas. En los años veinte<br />

y treinta, durante el sostenido e intenso auge inmobiliario<br />

del que disfrutó Gran Bretaña, ambas<br />

sociedades registraron un crecimiento espectacular.<br />

Gracias a su floreciente negocio, una de<br />

ellas, Abbey Road, trasladó sus oficinas al centro<br />

de la City, a Baker Street 221B, —justo en la misma<br />

dirección que el detective de ficción Sherlock<br />

Holmes—, donde hoy todavía se sigue recibiendo<br />

correspondencia remitida desde todas las partes<br />

del mundo al célebre personaje.<br />

En 1944, en el marco de un amplio movimiento<br />

de concentración en el sector, las dos<br />

sociedades hipotecarias citadas, que figuraban<br />

entonces entre las más importantes del Reino<br />

Unido, se fusionaron, dando lugar a la Abbey<br />

National Building Society. La nacionalización<br />

del suelo urbano y la intervención del Estado<br />

Abbey, con unos activos superiores a los<br />

265.000 millones de euros y 1,6 millones<br />

de accionistas, ocupaba el sexto lugar<br />

del ranking bancario británico<br />

en el sector de la construcción de viviendas<br />

fue un duro golpe para este tipo de empresas.<br />

Durante los años cuarenta y cincuenta sobrevivieron<br />

moviéndose hacia el mercado de segunda<br />

mano y también financiando casas de<br />

bajo coste, promovidas por las propias autoridades.<br />

Los sesenta y setenta fueron, por el<br />

contrario, decenios de expansión, ofreciendo<br />

cuentas corrientes a pequeños ahorradores y<br />

diversificando sus actividades. La Abbey National<br />

Society se embarcó en un programa de<br />

financiación de viviendas sociales y de rehabilitación<br />

de antiguos edificios en el centro<br />

histórico de Londres. Además, jugó la carta<br />

de la innovación, participando en el mercado<br />

de eurobonos, ofreciendo cuentas corrientes<br />

remuneradas a sus clientes y abriendo su propio<br />

centro de compensación; y para extender<br />

su radio de acción sus responsables decidieron<br />

abrir sucursales en Europa continental.


Abbey National Bank: Principales fusiones<br />

y adquisiciones (1992-2002)<br />

Año Operación Entidad Actividad<br />

1992 Compra Scottish Mutual Aseguradora<br />

1995 Compra First National Finance Corporation Financiación minorista<br />

1996 Compra Wagon Finance Group Financiación vehículos<br />

1996 Compra Elton Holdings Leasing<br />

1996 Fusión National and Provincial Financiación<br />

Building Society hipotecaria<br />

1997 Compra Cater Allen Holdings Brokeraje mayorista y<br />

banca offshore<br />

1998 Compra Lombard Business Financiación vehículos<br />

(tres fi nancieras) y leasing<br />

2000 Compra Porterbrook Leasing ferroviario<br />

2000 Compra Scottish Provident Aseguradora<br />

2001 Compra Fleming Premier Banking Bancaria<br />

2002 Compra Royal St Georges Banque Bancaria<br />

En 1986, el año del célebre big bang, el Parlamento<br />

aprobó la Building Societies Act, que<br />

significó el inicio de la desmutualización de este<br />

tipo de entidades. Abbey National fue la primera<br />

en aprovechar la ocasión para transformase<br />

en sociedad anónima, conversión que llevó a<br />

efecto en el ejercicio 1989. La cabeza que planificó<br />

el cambio y el desarrollo posterior de la entidad<br />

fue Peter Birch, consejero delegado de la<br />

misma desde 1984. Él mismo y lord Tugendhat,<br />

que llegó a la presidencia en 1991, fueron los<br />

artífices del ascenso de Abbey durante los siguientes<br />

años: capitalizaron la compañía, la<br />

sacaron a la Bolsa de Londres y lograron el<br />

apoyo de casi cinco millones de clientes que se<br />

convirtieron en accionistas. A partir de entonces<br />

Abbey National Bank, su nueva denominación,<br />

se lanzó a la conquista del mercado británico,<br />

europeo y americano, extendiendo su<br />

red de oficinas, ampliando su gama de servicios<br />

y productos y fundando filiales financieras<br />

y compañías de seguros. De esta manera, y con<br />

una serie de compras de entidades en distintos<br />

ámbitos financieros, se convirtió en poco tiempo<br />

en un verdadero gigante, situándose como<br />

la quinta entidad de crédito del Reino Unido.<br />

Aunque no participó en ninguno de los procesos<br />

de fusión que tuvieron lugar en el país, lo<br />

cierto es que Abbey recibió diversas propuestas<br />

de al menos cuatro entidades, una de ellas del<br />

mismísimo Royal Bank of Scotland, ya por entonces<br />

un firme aliado del Banco <strong>Santander</strong>.<br />

Con el cambio de siglo, Abbey comenzó a<br />

experimentar ciertas dificultades, fruto quizá<br />

de su rápido crecimiento. También como consecuencia<br />

de una notable paralización del sector<br />

inmobiliario en el que, al igual que otras<br />

entidades británicas, Abbey tenía una fuerte<br />

concentración de riesgos. En febrero de 2001,<br />

lord Tugendhat fue sustituido por lord Burns,<br />

quien había llegado al Abbey como vicepresidente<br />

en diciembre del año anterior, tras una<br />

brillante y larga carrera profesional en el Tesoro,<br />

primero como jefe de la asesoría económica<br />

y luego como secretario permanente. Burns, con<br />

la ayuda de Luqman Arnold, nombrado consejero<br />

delegado en 2002, diseñó un ambicioso plan<br />

de reestructuración de la entidad con el propósito<br />

de que Abbey regresara a sus orígenes «hipotecarios»<br />

y se especializase en el segmento de los<br />

servicios financieros personales. Sus responsables<br />

declararon que el banco dejaría de operar en<br />

el futuro como un conglomerado de actividades<br />

diversificadas, y que las entidades del grupo que<br />

no respondieran al nuevo enfoque serían vendidas<br />

o liquidadas en los tres años siguientes.<br />

Desde su privilegiado puesto en el Consejo<br />

de Administración del Royal Bank of Scotland,<br />

Emilio Botín pudo observar con atención la evolución<br />

del mercado financiero británico y, en<br />

especial, los acontecimientos que se sucedieron<br />

en el Abbey. Por otra parte, nunca fue un secreto<br />

la admiración de los Botín por la banca inglesa<br />

ni tampoco su deseo de poner un pie firme en<br />

la City londinense. El <strong>Santander</strong> era fuerte, la<br />

primera entidad de crédito española y la primera<br />

franquicia latinomericana; la fusión con el BCH<br />

había culminado con un éxito rotundo y sus inversiones<br />

al otro lado del Atlántico comenzaban<br />

a dar los frutos esperados. El Banco estaba, pues,<br />

en óptimas condiciones para dar un nuevo salto<br />

adelante. El Reino Unido, además, era un mercado<br />

pujante de sesenta millones de habitantes,<br />

con un tamaño de su producto interior bruto<br />

sólo superado por Alemania.<br />

El <strong>Santander</strong> estaba en óptimas<br />

condiciones para dar un nuevo salto<br />

adelante. El Reino Unido, además,<br />

era un mercado pujante de sesenta<br />

millones de consumidores<br />

En su fase inicial, el proyecto avanzó con lentitud.<br />

El presidente intercambió ideas con sus<br />

colaboradores y sometió la operación a la Comisión<br />

Ejecutiva en varias ocasiones, a fin de decidir<br />

la estrategia a seguir. La operación, llevada con<br />

ese acostumbrado sigilo tan del gusto del <strong>Santander</strong>,<br />

con la intervención una vez más de Juan<br />

Rodríguez Inciarte, adoptó los nombres en clave<br />

de «Jack», para el Abbey, y «Oak», para el Banco<br />

<strong>Santander</strong>. Las negociaciones se agilizaron, alcanzando<br />

su punto culminante el lunes 26 de julio<br />

cuando se hizo oficialmente público el acuerdo<br />

entre el <strong>Santander</strong> y el Abbey. Para anunciar<br />

el acontecimiento, en esa nueva fecha histórica<br />

en el recorrido de la institución española, estaban<br />

en la City londinense, en el edificio de<br />

Goldman Sachs, en Fleet Street, Emilio Botín,<br />

acompañado por Alfredo Sáenz y otros miembros<br />

de su equipo. El día anterior, el Consejo<br />

de Administración del <strong>Santander</strong>, reunido en<br />

Castellana 24, había aprobado, por unanimidad,<br />

la compra del banco anglosajón en una<br />

larga reunión, durante la cual los consejeros<br />

contaron con la opinión de los expertos —bancos<br />

de inversión, auditores y abogados externos—<br />

sobre la adquisición a realizar. Uno de<br />

los más entusiastas valedores de la operación<br />

fue Jaime Botín, que por esas fechas dejó su<br />

puesto en el Consejo del Banco.<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 319


Emilio Botín y Luqman Arnold En 2004, el presidente del Banco <strong>Santander</strong> y el director ejecutivo de Abbey National cerraron el trato por el que el <strong>Santander</strong> adquiría<br />

la entidad británica por 12.500 millones de euros.<br />

Como en casos anteriores, la reacción no se<br />

hizo esperar: el Halifax Bank of Scotland (HBOS)<br />

manifestó su interés por el Abbey y puso en conocimiento<br />

de la Comisión Europea esta operación<br />

aduciendo que la doble presencia del <strong>Santander</strong><br />

en el mercado británico a través del Royal<br />

y del Abbey suponía una posición de dominio<br />

que perjudicaba la competencia en el mercado financiero.<br />

Pero el <strong>Santander</strong> se había anticipado<br />

comunicando a las autoridades de Bruselas que<br />

en el caso de que se aprobara la compra daba por<br />

concluida su histórica y provechosa alianza con<br />

el Royal. Conocidos los hechos, el HBOS se retiró<br />

y dejó vía libre para que la entidad española<br />

materializase la compra. Y casi de manera simultánea,<br />

el 15 de septiembre de 2004, la adquisición<br />

del Abbey por el Grupo <strong>Santander</strong> recibió el<br />

visto bueno de la Comisión Europea.<br />

Durante la operación, un potente equipo jurídico,<br />

financiero, de contabilidad, auditoría y<br />

comunicación formado por cuarenta personas<br />

320 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

se desplazó a Londres para analizar sobre el terreno<br />

todos los extremos de la misma. Había<br />

que convencer de la bondad del acuerdo a los<br />

analistas de la City, a los pequeños accionistas<br />

y a los inversores institucionales de Abbey, a<br />

los sindicatos y a la asociación de consumidores;<br />

había que preparar y suministrar informes<br />

a diversos miembros del Parlamento y<br />

a la Financial Services Authority; y no menos<br />

importante era informar a la prensa financiera<br />

londinense. Emilio Botín y Alfredo Sáenz llevaron<br />

con mucha delicadeza todo este proceso. El<br />

propósito de todo ello era persuadir al mercado<br />

y a los accionistas de la entidad británica de<br />

que el <strong>Santander</strong>, aunque quizá poco conocido<br />

en el Reino Unido, era una institución financiera<br />

internacional, con presencia en Europa<br />

continental y en América y que la moneda de<br />

pago que se ofrecía, su acción, denominada en<br />

euros, la segunda divisa de la economía mundial,<br />

era un activo sólido y rentable.<br />

La operación se desarrolló tal como estaba<br />

prevista. En Bruselas no pusieron reparos; ni tampoco<br />

en Madrid, donde el Banco de España aprobó<br />

la operación. Y en Londres, la Financial Service<br />

Authority emitió un comunicado señalando que<br />

«no apreciaba impedimentos materiales para que el<br />

<strong>Santander</strong> adquiriese el Abbey National Bank».<br />

La adquisición se instrumentó mediante una<br />

OPA amistosa cuyo desarrollo se ajustó a la figura<br />

británica del scheme of arrangement, un procedimiento<br />

tutelado por el Alto Tribunal de Justicia de<br />

Inglaterra y Gales que, entre otros pasos, exigía<br />

que la operación fuese aprobada en junta general<br />

por el 75 por ciento del capital del Abbey.<br />

La ecuación de canje propuesta fue de una<br />

nueva acción del <strong>Santander</strong> por cada una del<br />

Abbey; además, los accionistas del Abbey recibieron<br />

un dividendo a cuenta de seis peniques<br />

y 25 peniques de dividendo extraordinario.<br />

En total, el Grupo <strong>Santander</strong> pagó por el<br />

Abbey National Bank 12.541 millones de euros.


Sin duda alguna, un elemento esencial de la<br />

operación fue que el pago a los accionistas británicos<br />

se efectuó no en efectivo sino mediante<br />

la entrega de acciones del <strong>Santander</strong> denominadas<br />

en euros.<br />

Que los propietarios del Abbey aceptaran<br />

esa forma de pago dice mucho a favor de los<br />

directivos de ambas instituciones y también en<br />

favor del euro y del hecho de que España fuera<br />

miembro de pleno derecho de la Unión Económica<br />

y Monetaria. En la última junta general<br />

del banco británico, celebrada en el Wembley<br />

Centre de Londres el 14 de octubre, el presidente<br />

lord Burns obtuvo la aquiescencia a<br />

su propuesta del 95 por ciento del capital. En su<br />

intervención aseguró que, tras la operación,<br />

el banco sería más competitivo, que aceleraría<br />

y extendería sus planes de expansión en el<br />

mercado británico y ofrecería «valor y certidumbre»<br />

a los accionistas que recibirían «beneficios<br />

tangibles». También pensemos que si<br />

los accionistas británicos, tan apegados a sus<br />

tradiciones y tan celosos de su moneda, no pusieron<br />

objeciones al canje fue porque estaban<br />

seguros de la conveniencia del intercambio, así<br />

como de las ventajas que para ellos suponía integrarse<br />

en una entidad financiera de la envergadura<br />

y prestigio del <strong>Santander</strong>. En la Junta<br />

del banco español convocada para una semana<br />

después, el acuerdo se aprobó, asimismo,<br />

por una aplastante mayoría del 99,7 por ciento.<br />

Las nuevas acciones del <strong>Santander</strong> entregadas<br />

como pago a los antiguos accionistas del<br />

Abbey empezaron a cotizar el 12 de noviembre,<br />

anunciándose que lord Burns continuaría<br />

presidiendo el Abbey y que Francisco Gómez<br />

Roldán sería su consejero delegado.<br />

En apenas ciento diez días —desde el 25 de<br />

julio al 12 de noviembre— se había ejecutado por<br />

completo una operación enormemente compleja.<br />

Botín ofreció a los accionistas del <strong>Santander</strong><br />

dos buenas razones para justificar la operación. En<br />

Las nuevas acciones del <strong>Santander</strong><br />

entregadas como pago a los antiguos<br />

accionistas del Abbey empezaron<br />

a cotizar el 12 de noviembre de 2004<br />

primer lugar, la necesidad de reforzar la presencia<br />

del Grupo <strong>Santander</strong> en Europa y diversificar<br />

sus distintas fuentes de ingresos. Según él mismo<br />

explicó «el Consejo del Banco <strong>Santander</strong><br />

piensa que el Abbey es una buena plataforma de<br />

acceso al mercado británico de banca minorista<br />

[…] uno de los más atractivos de Europa». 50<br />

Abbey La adquisición de Abbey es una de las mayores operaciones realizadas por el Banco <strong>Santander</strong> en toda su<br />

historia. Su compra ha supuesto la internacionalización definitiva de la entidad, colocándola a la cabeza de los principales<br />

rankings internacionales.<br />

En segundo lugar, haciendo referencia a la<br />

creación de valor que generaría la compra del<br />

Abbey, el presidente manifestó que:<br />

El Consejo del Banco <strong>Santander</strong> espera ser capaz de conseguir<br />

unas sinergias de 670 millones de euros anuales a<br />

partir de 2007. Para alcanzarlos tenemos las siguientes<br />

prioridades: 1) concentrar los esfuerzos en el desarrollo<br />

de los negocios core del Banco; 2) implantar nuestra<br />

fuerte cultura de servicio al cliente; 3) reforzar los volúmenes<br />

de ventas de la red de oficinas, favoreciendo<br />

la venta cruzada (seguros de vida, seguros generales a<br />

clientes hipotecarios); 4) simplificar la gama de productos<br />

y los propios productos, y 5) mejorar los niveles de<br />

eficiencia, principalmente a través de la tecnología.<br />

Estimaba que para lograr el ahorro de costes sería<br />

necesario acometer inversiones e incurrir en costes<br />

de reestructuración por un importe total de<br />

680 millones de euros, distribuidos en tres años.<br />

Las actuaciones encaminadas a lograr estos<br />

objetivos no se hicieron esperar. El informe<br />

anual de 2004 resumía así las iniciativas tomadas<br />

en el breve tiempo que la entidad británica<br />

llevaba en manos del <strong>Santander</strong>:<br />

Completada con éxito la adquisición del Abbey, el Grupo<br />

asumió inmediatamente la gestión del nuevo banco. En<br />

las escasas semanas transcurridas hasta el cierre de 2004<br />

destacan las siguientes acciones y medidas adoptadas:<br />

el nombramiento de un nuevo equipo gestor, el diseño<br />

y puesta en funcionamiento de una nueva organización<br />

con tres nuevas divisiones y la incorporación de nuevos<br />

responsables; el diagnóstico profundo de la situación<br />

del negocio a través de varios equipos de trabajo creados<br />

al efecto, con apoyo de especialistas del Grupo; la adopción<br />

de importantes medidas de reducción de costes; y<br />

también el diseño de un plan de negocio de choque para<br />

los primeros meses de 2005, integrado en un plan más<br />

amplio para el conjunto del ejercicio.<br />

La aportación cuantitativa que supuso la compra<br />

del Abbey National Bank para el Grupo<br />

<strong>Santander</strong> es incuestionable. Su capitalización<br />

bursátil alcanzó los 57.102 millones de euros,<br />

que lo situó entre los diez mayores del mundo,<br />

el cuarto de Europa y el primero de la eurozona.<br />

Añadió 1,6 millones de accionistas, 18 millones<br />

de clientes, 24.000 empleados, una buena<br />

y elevada cartera de créditos hipotecarios<br />

y un activo de 196.000 millones de euros, una<br />

cifra que representaba el 34 por ciento del total<br />

del Grupo. Además, el Abbey amplió la diversificación<br />

geográfica de las operaciones financieras<br />

del <strong>Santander</strong> y, más importante aún, aumentó<br />

hasta un 85 por ciento la proporción de<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 321


Abbey National Bank Tras experimentar un rápido crecimiento, el Abbey National Bank se erigió como la sexta<br />

entidad financiera del Reino Unido. Desde la atalaya que le proporcionaba el Royal Bank of Scotland, el <strong>Santander</strong><br />

seguía estrechamente su evolución.<br />

322 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

los ingresos derivados de su actividad minorista,<br />

sin duda el segmento de negocio preferido por el<br />

Grupo <strong>Santander</strong> y sobre todo por su presidente.<br />

Mayor, si cabe, fue el significado histórico<br />

de la operación. Con ella, el Grupo <strong>Santander</strong><br />

se convirtió en una auténtica institución financiera<br />

mundial. Más aún, la adquisición del<br />

Abbey fue el fruto de una larga trayectoria de<br />

expansión y afianzamiento del <strong>Santander</strong> en<br />

España, Europa y América; el final lógico de<br />

una proyecto maduro y meditado de construcción<br />

de una entidad grande en tamaño y con<br />

posibilidades de crear valor para sus accionistas<br />

y para la sociedad en general. También el<br />

resultado de una amplia experiencia financiera<br />

y de un savoir faire bancario impecable, sobradamente<br />

demostrado. El producto de muchos<br />

años de paciente construcción de una entidad<br />

solvente y rentable, bien capitalizada y con<br />

La adquisición del Abbey fue el fruto<br />

de una larga trayectoria de expansión<br />

y afianzamiento del <strong>Santander</strong> en<br />

España, Europa y América<br />

equipos humanos preparados y dispuestos a<br />

asumir retos cada vez más ambiciosos. La adquisición<br />

del Abbey no fue una operación salida<br />

de la oportunidad de un momento, o de la improvisación,<br />

o del afán de nuevas aventuras, sino<br />

la consecuencia lógica de una historia financiera<br />

con un sedimento de ciento cincuenta años.<br />

Quizá nadie expresó mejor que el propio presidente<br />

Emilio Botín la mutación experimentada<br />

por el Grupo <strong>Santander</strong>. Como puso de relieve<br />

en el informe anual del ejercicio 2004:<br />

La compra del Abbey es una operación de transformación<br />

que cambia profundamente el posicionamiento de<br />

nuestro Grupo. Nos sitúa en uno de los mercados más<br />

rentables y atractivos del mundo, diversifica nuestro<br />

riesgo y nos da un tamaño que nos abrirá nuevas oportunidades<br />

de crecimiento [...] La compra del Abbey ha<br />

sido posible gracias al tamaño y la experiencia que hemos<br />

adquirido en nuestro proceso de expansión internacional<br />

en los últimos años, así como a la solidez de<br />

nuestro modelo de negocio.<br />

Coincidiendo con la celebración del primer aniversario<br />

de la compra del Abbey, en noviembre<br />

de 2005, el Banco anunció un plan a tres años<br />

con objetivos ambiciosos de ingresos, costes y<br />

rentabilidad. Apenas nueve meses después fallecía<br />

el consejero delegado del Abbey, Francisco<br />

Gómez Roldán, y asumía el puesto António


Grupo <strong>Santander</strong>: Aportación del Abbey Bank<br />

Grupo Aportación<br />

Conceptos <strong>Santander</strong> del Abbey<br />

%<br />

Activo total (millones €) 575.397,9 196.147,0 34,1<br />

Créditos sobre clientes (millones €) 335.207,7 137.710,4 41,1<br />

Con garantía real 192.990,7 114.434,0 59,3<br />

Resto 142.217,0 23.276,4 16,4<br />

Cartera de valores (millones €) 103.745,7 27.496,0 26,5<br />

Débito de clientes (millones €)<br />

Recursos gestionados<br />

293.845,7 120.003,5 40,8<br />

de clientes (millones €) 538.041,7 172.437,2 32,0<br />

En balance 398.047,0 157.896,5 39,7<br />

Fuera de balance 139.994,7 14.540,7 10,4<br />

Número de empleados 126.488 24.361 19,3<br />

Número de ofi cinas 9.973 730 7,3<br />

Número de accionistas (millones) 2,7 1,6 59,6<br />

Número de clientes (millones) 63,0 18,0 28,6<br />

Horta Osório, hasta entonces presidente de<br />

<strong>Santander</strong> Totta. En 2006, el Abbey cumplió<br />

los objetivos marcados y aportó al Grupo 1.003<br />

millones de euros de beneficio.<br />

Para España y para el sistema financiero español<br />

tampoco debe pasarse por alto el hondo<br />

significado que tuvo la entrada del Abbey en la<br />

órbita del <strong>Santander</strong>, pues en buena medida fue<br />

un signo evidente del grado de madurez alcanzado<br />

por la economía española.<br />

Organización y Gobierno Corporativo<br />

Desde que Emilio Botín asumió la presidencia<br />

del <strong>Santander</strong> en 1986, la organización interna<br />

del Banco se fue adaptando paulatinamente<br />

a las necesidades derivadas de su rápido<br />

crecimiento.<br />

Después, la adquisición de Banesto y la expansión<br />

en Latinoamérica hicieron necesario<br />

efectuar ciertos cambios para coordinar las cada<br />

vez más amplias y complejas actividades de la<br />

institución. Se definieron las áreas de negocio:<br />

Banca Comercial en España; Banca Comercial<br />

en el extranjero; Banca Corporativa, Tesorería y<br />

Mercado de Capitales; Banca Privada y Banesto.<br />

La formación del Grupo Banco <strong>Santander</strong> Central<br />

Hispano en 1999 obligó a diseñar una organización<br />

interna más compleja para ensamblar<br />

las dos entidades fusionadas, el <strong>Santander</strong> y el<br />

Central Hispano. Se reforzó la figura del consejero<br />

delegado y se establecieron seis grandes áreas<br />

de negocio y trece divisiones funcionales.<br />

El ejercicio 2002 fue clave por lo que se refiere<br />

a la organización del Banco. La Junta General<br />

de accionistas de ese año aprobó, a propuesta de<br />

Emilio Botín, un importante conjunto de medidas<br />

para adaptar el Gobierno Corporativo del Banco a<br />

las más modernas tendencias en este campo.<br />

El presidente Botín dio cuenta a los accionistas<br />

de la aprobación de un Reglamento del<br />

Consejo de Administración —en 2003 se aprobaría<br />

también el de la Junta—, apuntó las pautas<br />

del Banco en Gobierno Corporativo y fue<br />

el primero en informar públicamente de sus<br />

propias retribuciones. El <strong>Santander</strong> fue pionero<br />

en suministrar al mercado información<br />

completa, ya desde 2002, sobre las retribuciones<br />

de los consejeros, externos y ejecutivos,<br />

individualizándolas y desglosándolas por sus<br />

diferentes conceptos.<br />

Resultan sumamente esclarecedoras las<br />

palabras que Emilio Botín pronunció en dicha<br />

Junta sobre este asunto. Señaló cuáles eran los<br />

ejes fundamentales del Gobierno Corporativo<br />

para una entidad como el <strong>Santander</strong>: la transparencia,<br />

la creación de valor a largo plazo para<br />

los accionistas y el establecimiento de un catálogo<br />

estricto de obligaciones de los consejeros<br />

y directivos que eviten los conflictos de interés.<br />

Dicho esto, añadió que «nuestro Grupo puede<br />

enorgullecerse de haber sido siempre extraordinariamente<br />

transparente y de haber recibido<br />

en numerosas ocasiones el correspondiente reconocimiento<br />

del mercado y de los expertos».<br />

Botín explicó que el Consejo debía estar integrado<br />

por los mejores, y contar con una composición<br />

equilibrada entre ejecutivos, claves para<br />

la gestión del Grupo, y externos, integrando<br />

también a los que comprometieran su patrimonio<br />

en el capital del Banco. Pero, ante todo, el<br />

Consejo debía ser un órgano unitario, sin existir<br />

bloques separados en su seno, y con todos<br />

los consejeros participando solidariamente, y<br />

Los ejes fundamentales del Gobierno<br />

Corporativo para el <strong>Santander</strong> son:<br />

la transparencia, la creación de valor<br />

a largo plazo para los accionistas y un<br />

catálogo estricto de obligaciones de<br />

los consejeros y directivos<br />

con independencia de criterio, en las decisiones<br />

del Consejo, que siempre habrían de tener como<br />

objetivo el interés de todos los accionistas. En<br />

fin, en la Junta General de 2003, el Banco suprimió<br />

todos los blindajes estatutarios, anticipándose<br />

también en esto a las demás entidades<br />

españolas, a fin de hacer plenamente efectivo el<br />

principio «una acción, un voto», con el objetivo,<br />

mantenido hasta nuestros días, de colocar al<br />

<strong>Santander</strong> «en el nivel de las mejores prácticas<br />

internacionales» en Gobierno Corporativo.<br />

La composición del Consejo de Administración<br />

del Banco fue ajustándose a las circunstancias<br />

y necesidades que iban surgiendo,<br />

a la vez que se reducía su tamaño. Tras la<br />

salida de José María Amusátegui en agosto de<br />

2001, al mismo tiempo que lo hacía Santiago<br />

Foncillas, y de Ángel Corcóstegui en febrero<br />

del año siguiente, los posteriores cambios en el<br />

Consejo se produjeron en junio de 2002 cuando,<br />

para cubrir las vacantes dejadas por Pedro<br />

Ballvé, Felipe Benjumea y Gonzalo Hinojosa,<br />

se incorporaron al Consejo Juan Abelló,<br />

Guillermo de la Dehesa y Abel Matutes. Más<br />

tarde, ya en 2004, José Manuel Arburúa sería<br />

sustituido por Mutua Madrileña Automovilista<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 323


324 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

(representada por Luis Rodríguez Durón) y en<br />

ese mismo año se producirían nuevas vacantes<br />

por el fallecimiento de António de Sommer<br />

Champalimaud y de Elías Masaveu, así como<br />

por las renuncias de sir George Mathewson y<br />

de Juan Abelló, que fueron sustituidos por lord<br />

Burns y Luis Ángel Rojo.<br />

Pero el cambio más significativo fue la renuncia<br />

a su cargo de consejero y vicepresidente<br />

primero del Banco de Jaime Botín en la segunda<br />

mitad de 2004, tras cuarenta y cuatro años<br />

de servicios a la entidad, en los que intervino<br />

con su habitual buen criterio en todas las decisiones<br />

importantes de la historia del <strong>Santander</strong><br />

durante esos años, siendo especialmente relevante<br />

su contribución a la definitiva consolidación<br />

del proceso de fusión con el BCH.<br />

Con la salida del Consejo de Jaime Botín y,<br />

en 2005, de Emilio Botín O’Shea, la representación<br />

de la participación accionarial de la familia<br />

Botín en el máximo órgano de administración<br />

del Banco la asumió Javier Botín O’Shea.<br />

En la actualidad, tras la incorporación de<br />

Isabel Tocino en 2007, el Consejo de Administración<br />

del Grupo <strong>Santander</strong> está compuesto<br />

por 19 miembros, un número situado entre el<br />

máximo de 22 y el mínimo de 14 estipulados<br />

en los estatutos, que combina una representación<br />

significativa del capital con la eficacia en<br />

el desempeño de sus funciones, sobre la base<br />

de una equilibrada composición entre consejeros<br />

ejecutivos y externos. Lo integran cinco<br />

miembros ejecutivos, el presidente (Emilio<br />

Botín), el consejero delegado y vicepresidente<br />

segundo (Alfredo Sáenz), el vicepresidente<br />

tercero (Matías Rodríguez Inciarte), la presidente<br />

de Banesto (Ana Patricia Botín) y el consejero<br />

director general de la División América<br />

(Francisco Luzón). El resto, hasta catorce, son<br />

consejeros externos. Nueve son los que integran<br />

el grupo de los independientes: Fernando de<br />

Asúa, que es también el vicepresidente primero,<br />

Guillermo de la Dehesa, Abel Matutes, Luis Ángel<br />

Rojo, Luis Alberto Salazar-Simpson, Manuel<br />

Soto, Antonio Basagoiti, Antonio Escámez e<br />

Isabel Tocino. Tres de ellos tienen el carácter de<br />

consejeros dominicales (Assicurazioni Generali,<br />

S.p.A. Mutua Madrileña Automovilística<br />

y Javier Botín); y dos figuran como consejeros<br />

externos, que no tienen la consideración<br />

de independientes ni de dominicales (Rodrigo<br />

Echenique y lord Burns). El secretario general<br />

del Banco, Ignacio Benjumea, es el secretario<br />

del Consejo y de todas sus Comisiones.<br />

El Grupo tiene constituidas dos Comisiones<br />

decisorias: la Comisión Ejecutiva, formada por<br />

diez miembros, y la Comisión Delegada de Riesgos,<br />

integrada por cinco miembros. Además,<br />

existen otras cuatro comisiones especializadas:<br />

Auditoría y Cumplimiento, Nombramientos<br />

y Retribuciones, Tecnología, Productividad<br />

y Calidad y, por último, Internacional. Desde<br />

1995, el Grupo cuenta con un Consejo Asesor<br />

Internacional, integrado por relevantes personalidades<br />

españolas y extranjeras, no pertenecientes<br />

al Consejo de Administración, al que<br />

asesora en temas internacionales.<br />

En la actualidad, el Consejo de<br />

Administración del <strong>Santander</strong> está<br />

formado por diecinueve miembros, sobre<br />

la base de una equilibrada composición<br />

entre consejeros ejecutivos y externos<br />

La gestión de cada uno de los negocios, divisiones<br />

y áreas de la sociedad está en manos de<br />

los directores generales, que juntos conforman<br />

la denominada Dirección General del Grupo.<br />

Su número asciende en la actualidad a veintisiete,<br />

tres de los cuales son también miembros<br />

del Consejo de Administración (Ana Patricia<br />

Botín, Francisco Luzón y Matías Rodríguez Inciarte),<br />

además del secretario general (Ignacio<br />

Benjumea).<br />

Edificio Pereda<br />

Situado en la Ciudad Financiera <strong>Santander</strong> en Boadilla del<br />

Monte (Madrid), alberga los órganos de gobierno<br />

de la institución.


UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 325


<strong>Santander</strong> Cultural Situado en Porto Alegre (Brasil), ocupa un edificio que fue propiedad del Banco Meridional; en la actualidad se ha convertido en el<br />

centro cultural más importante de la ciudad.<br />

Responsabilidad Social Corporativa 51<br />

El ejercicio 2002 también deparó una novedad<br />

digna de resaltarse. El 8 de noviembre<br />

Emilio Botín presentó, en la Universidad de<br />

Salamanca, el modelo de Responsabilidad Social<br />

Corporativa del Banco <strong>Santander</strong> Central<br />

Hispano. Ante una cualificada audiencia compuesta<br />

por académicos y hombres de negocios,<br />

el presidente del <strong>Santander</strong> manifestó que «las<br />

empresas debemos asumir un compromiso<br />

con la sociedad que va más allá de los resultados<br />

a corto plazo y creo que debemos hacerlo<br />

con la máxima transparencia» porque, en su<br />

opinión, «las empresas no sólo deben preocuparse<br />

por los resultados y por ser rentables,<br />

sino también por la forma en que los obtienen<br />

y por su perspectiva a medio plazo». Para Botín,<br />

la Responsabilidad Social Corporativa era<br />

una forma de vincular el mundo de la empresa<br />

con la sociedad a la que sirve. De esa vinculación<br />

obtendrían ganancias todos los actores en<br />

torno a los cuales gira la vida mercantil. «Una<br />

actuación socialmente responsable —dijo Botín—<br />

además de buena en sí misma, es una<br />

inversión estratégica […] que crea valor para<br />

326 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

la sociedad y para la propia empresa […], por<br />

tres motivos fundamentales: el inversor la premia,<br />

el cliente la demanda y el empleado se ve<br />

motivado». La RSC no era un concepto vacuo<br />

o un proyecto evanescente, sino que por el<br />

contrario «la política de Responsabilidad Social<br />

Corporativa se debe vertebrar en torno a<br />

unos conceptos muy claros y debe plasmarse<br />

en actuaciones concretas que los desarrollen<br />

y que sean conocidas y asumidas por toda la<br />

organización, y que cuenten con un sistema de<br />

objetivos e indicadores que permita una mejora<br />

continua». Es decir, la RSC tenía que ser<br />

un compromiso serio con los accionistas, para<br />

que obtuvieran una rentabilidad adecuada<br />

de su inversión en el Banco; con los clientes,<br />

proporcionando unos servicios con mayor<br />

calidad; con los empleados, contribuyendo a<br />

su desarrollo profesional y a la mejora de su<br />

calidad de vida, y con la sociedad, colaborando<br />

en su desarrollo y bienestar. La RSC debía<br />

contar, además, con un buen plan estratégico<br />

que, según el presidente, debía orientarse de<br />

manera prioritaria hacia la universidad (educación)<br />

y en segundo lugar hacia el desarrollo<br />

social, el medio ambiente y el voluntariado.<br />

Aunque a partir del ejercicio 2002 la RSC recibió<br />

un considerable empuje, sus orígenes se<br />

remontan a 1996, cuando el Banco creó el programa<br />

<strong>Santander</strong> Universidades, una iniciativa<br />

personal de Emilio Botín para quien «[...] invertir<br />

en educación e investigación es la forma más<br />

directa y eficaz de apostar por el progreso de una<br />

sociedad, pues sin educación no hay crecimiento<br />

económico, social y cívico». La estrategia de partida<br />

fue ofrecer a las universidades una colaboración<br />

abierta y amplia en aquellas áreas en las<br />

cuales el Banco podía aportar su capacidad de<br />

gestión y su tecnología. La oferta incluía servicios<br />

bancarios, dotación de recursos para programas<br />

docentes y de investigación y asesoramiento<br />

y apoyo económico destinados a la modernización<br />

tecnológica de los centros universitarios.<br />

La misión de <strong>Santander</strong> Universidades era también<br />

estudiar el sistema de enseñanza superior<br />

con objeto de que el Banco, sus directivos y sus<br />

profesionales, comprendieran la complejidad de<br />

las funciones docentes y de investigación. El resultado<br />

de estas iniciativas fue la firma de una<br />

serie de convenios de colaboración con todas las<br />

universidades españolas y, desde 1999, con universidades<br />

latinoamericanas.


El paso siguiente fue la puesta en marcha<br />

de uno de los proyectos estrella de <strong>Santander</strong><br />

Universidades: la Biblioteca Virtual Miguel de<br />

Cervantes, en colaboración con la Universidad<br />

de Alicante. Su objetivo fue y es la digitalización<br />

de obras clásicas de lengua española para<br />

ponerlas a disposición de especialistas y lectores<br />

del mundo entero. En el año 2000 nació el<br />

Portal Universia, un ambicioso programa cuyo<br />

propósito era conectar todos los centros de enseñanza<br />

iberoamericanos. Se trata de un instrumento<br />

que, aprovechando las facilidades de<br />

comunicación de Internet, ofrece información<br />

(estudios, becas, bibliotecas virtuales, bibliotecas<br />

de recursos de aprendizaje, noticias, publicaciones),<br />

servicios y contenidos académicos<br />

al conjunto de la comunidad universitaria de<br />

habla hispana. El Portal arrancó con la adhesión<br />

de treinta centros españoles y su éxito ha sido<br />

tal que en la actualidad la red Universia está formada<br />

por once portales que vinculan un millar<br />

de universidades a uno y otro lado del Atlántico,<br />

y dan servicio a diez millones de estudiantes<br />

y profesores. En el ejercicio 2002 el énfasis se<br />

puso en el apoyo a la educación superior en Latinoamérica.<br />

<strong>Santander</strong> Universidades formuló<br />

Encuentro de rectores El Primer Encuentro Internacional de Rectores de Universia, celebrado en la Universidad de Sevilla<br />

en mayo de 2005, y que contó con la presencia de SS MM los Reyes de España, ha supuesto la consolidación de <strong>Santander</strong><br />

Universidades. El programa supone una decidida apuesta por el mundo universitario y el fomento de la investigación.<br />

una serie de planes especiales cuyo objetivo era<br />

financiar infraestructuras tecnológicas, programas<br />

de innovación docente y facilitar la movilidad<br />

de estudiantes y profesores. El primer plan<br />

se presentó en Argentina y, en años sucesivos,<br />

siguieron otros para Brasil, Chile y México.<br />

Un hito decisivo en la consolidación de <strong>Santander</strong><br />

Universidades ha sido el Primer Encuentro<br />

Internacional de Rectores de Universia, celebrado<br />

en la Universidad de Sevilla en mayo de 2005.<br />

Reunió a rectores de cuatrocientas universidades<br />

españolas, portuguesas y latinoamericanas, y fue<br />

inaugurado por el presidente del Gobierno español,<br />

José Luis Rodríguez Zapatero, y clausurado<br />

por SS MM los Reyes de España. En su discurso<br />

de clausura, S. M. el Rey afirmó: «Universia no<br />

sólo es el mayor portal de educación e investigación<br />

en lengua española, sino también un ejemplo<br />

de los frutos que puede rendir la colaboración<br />

entre la iniciativa privada y la universidad. Una<br />

colaboración a la que rendimos homenaje desde<br />

nuestro sincero reconocimiento».<br />

En el acto, Botín reiteró su apuesta por la educación<br />

superior, insistió en el valor de las ideas y<br />

de la investigación, reconoció la responsabilidad<br />

que tenía asumida el Banco con sus mil socios<br />

universitarios y terminó exponiendo las líneas<br />

maestras de colaboración entre las universidades<br />

adheridas al proyecto Universia y el Grupo<br />

<strong>Santander</strong>. En el encuentro de la capital hispalense<br />

se abordaron cuatro grandes temas: la<br />

movilidad y los espacios de conocimiento compartidos<br />

entre centros de enseñanza; la relación<br />

universidad-empresa; el papel de la universidad<br />

en la sociedad del conocimiento, y la universidad<br />

como factor de desarrollo regional. Asimismo,<br />

se confirmaron las cinco líneas de actuación desarrolladas<br />

por <strong>Santander</strong> Universidades desde<br />

su creación: el programa de ayudas y becas<br />

al estudio; el apoyo al desarrollo de proyectos<br />

docentes; la financiación de proyectos de investigación<br />

básica; el fomento de planes de innovación<br />

y renovación tecnológicos, y el impulso de<br />

iniciativas para vincular el mundo de la universidad<br />

con el mundo de la empresa.<br />

En la actualidad, <strong>Santander</strong> Universidades<br />

tiene firmados convenios con 546 universidades<br />

y centros de investigación, a los cuales<br />

dedica 75 millones de euros. Como se expone<br />

en el informe anual del Grupo correspondiente<br />

al ejercicio 2006, para el <strong>Santander</strong> la RSC es<br />

un elemento estratégico de su gestión y el mayor<br />

esfuerzo se centra en la educación superior,<br />

«[...] convencidos de que es la mejor manera de<br />

contribuir al desarrollo social de los países en<br />

los que estamos presentes».<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 327


328 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006


Ciudad Financiera <strong>Santander</strong> 52<br />

El rápido crecimiento del Grupo <strong>Santander</strong><br />

y la necesidad de disponer de unas oficinas<br />

adecuadas a su tamaño y a la envergadura<br />

de sus operaciones planteó la conveniencia de<br />

concentrar en una única localización los servicios<br />

centrales. Emilio Botín conoció en 1997 la<br />

sede central de First Union Corporation, ubicada<br />

a las afueras de Charlotte, capital de Carolina<br />

del Norte, cuando asistió a un Consejo de<br />

Administración de esta entidad. Tenía el estilo<br />

y los aires de las grandes universidades americanas<br />

del Sur y del Medio Oeste: abiertas, en<br />

medio de la naturaleza, con espacios verdes y<br />

con varios edificios interconectados donde se<br />

alojaban los departamentos y los servicios administrativos.<br />

Así surgió la idea de construir<br />

para el <strong>Santander</strong> un campus financiero amplio<br />

y funcional desde donde dirigir con eficacia<br />

sus actividades. Serafín Méndez, responsable<br />

de Inmuebles en el Banco, visitó una treintena<br />

de instalaciones parecidas en Estados Unidos.<br />

Una vez definido el concepto, se analizaron<br />

distintas zonas en la Comunidad de Madrid<br />

para construir la Ciudad Financiera <strong>Santander</strong>.<br />

Finalmente se compraron 160 hectáreas situadas<br />

en el municipio de Boadilla del Monte, a<br />

17 kilómetros de Madrid en dirección noroeste.<br />

La ejecución del proyecto arquitectónico fue<br />

encomendada a Kevin Roche,<br />

premio Pritzker de Arquitectura 1982<br />

y especialista en el diseño de grandes centros<br />

corporativos en Norteamérica y Europa<br />

La ejecución del proyecto arquitectónico<br />

fue encomendada a Kevin Roche, premio<br />

Pritzker de Arquitectura 1982 y especialista<br />

en el diseño de grandes centros corporativos en<br />

Norteamérica y Europa. El movimiento de<br />

tierras comenzó en el mes de mayo de 2002<br />

y las obras progresaron con tal celeridad que,<br />

en abril de 2004, el conjunto de edificios que<br />

conforman la ciudad estaban preparados para<br />

recibir a los primeros empleados del Banco.<br />

Ciudad Financiera <strong>Santander</strong><br />

Los nueve edificios administrativos están situados en la zona<br />

central del recinto y se distribuyen en torno a una gran<br />

plaza central que actúa como una plaza urbana.<br />

Según Roche, en la Ciudad Financiera <strong>Santander</strong><br />

quiso hacer realidad la visión del presidente<br />

Emilio Botín y del Consejo, que deseaban<br />

crear un lugar de trabajo al servicio y a la<br />

medida de las personas. La Ciudad debía ser<br />

un entorno amigable, de amplios espacios interiores<br />

y exteriores, que propiciara el trabajo<br />

en equipo y estimulara la interacción entre los<br />

distintos departamentos, y debía responder<br />

también a criterios funcionales; esto es, su diseño<br />

debía facilitar una rápida comunicación<br />

entre las oficinas, una organización interna eficiente<br />

y una elevada productividad. En suma,<br />

un espacio laboral apacible desde donde gestionar,<br />

con eficacia, los recursos de millones de<br />

clientes alrededor del mundo. La Ciudad tenía<br />

que ser, además, una señal de la identidad corporativa<br />

del Grupo, un elemento representativo<br />

de la marca <strong>Santander</strong>.<br />

Ciudad <strong>Santander</strong> responde a un modelo<br />

arquitectónico de carácter unitario, con una<br />

densidad de edificación y ocupación del suelo<br />

moderada. El 62 por ciento del espacio está<br />

destinado a zonas verdes, jardines y arboledas,<br />

y el resto lo ocupan nueve edificios administrativos<br />

y diversos inmuebles de carácter auxiliar.<br />

Predominan las construcciones de planta horizontal.<br />

Los inmuebles dedicados a oficinas<br />

están dispuestos en bloques molares, y son en<br />

su mayoría de tres alturas, aunque en algunos<br />

casos se han alcanzado cinco. Se ha buscado<br />

que la composición general de la ciudad<br />

y el entorno natural estuvieran completamente<br />

armonizados. Se ha querido encontrar un equilibrio<br />

cromático entre arquitectura —de acero,<br />

granito y cristal como materiales primordiales—<br />

y las especies de árboles y plantas escogidos<br />

—especialmente olivos y cipreses— en su<br />

mayoría típicos del paisaje español y la cuenca<br />

mediterránea. También se ha buscado potenciar<br />

la sostenibilidad recurriendo a soluciones<br />

inspiradas en la tradición arquitectónica del<br />

sur de España, como los sistemas de patios interiores<br />

y las cubiertas ajardinadas para proteger<br />

los edificios de los cambios climáticos.<br />

Los nueve edificios administrativos están<br />

situados en la zona central del recinto y se<br />

distribuyen en torno a una gran plaza central,<br />

que actúa como una plaza urbana aliviándose<br />

los volúmenes con espacios ajardinados entre<br />

ellos. La presidencia y el Consejo de Administración<br />

ocupan el denominado edificio Pereda,<br />

nombre que recuerda la ubicación de la sede social<br />

del Banco en <strong>Santander</strong>. Constituye el elemento<br />

focal del trazado urbanístico de la Ciudad.<br />

Es el único edificio circular del complejo,<br />

está construido alrededor de un atrio con cuatro<br />

plantas de altura y rematado por una cúpula<br />

acristalada de 32 metros de diámetro y 27<br />

de altura, que lo convierte en uno de los mayores<br />

lucernarios de España. Los otros ocho han<br />

sido bautizados con denominaciones relativas<br />

La Ciudad Financiera tenía que ser<br />

«un reflejo de lo que somos, de lo que<br />

queremos y de lo que llegaremos a ser»<br />

a espacios naturales: Amazonía, Arrecife,<br />

Dehesa, Encinar, Marisma, Maya, Pampa y<br />

Pinar son construcciones de tres plantas<br />

y formas rectagulares. Su interior presenta<br />

una disposición que se adapta a los métodos<br />

más modernos de trabajo: espacios diáfanos<br />

inundados de luz natural y con cristales como<br />

muros. Los inmuebles auxiliares, el Centro de<br />

Formación y los dos centros destinados a procesos<br />

de datos (grandes centrales tecnológicas)<br />

están ubicados en los extremos del recinto. En<br />

la actualidad conviven en la ciudad unos 6.500<br />

empleados del Grupo, aunque su capacidad alcanza<br />

a albergar a 9.000 personas.<br />

Cuando Emilio Botín lanzó el proyecto de<br />

la Ciudad Financiera quería que ésta fuese un<br />

espejo del Grupo <strong>Santander</strong>: que reflejase los<br />

valores y la personalidad de la institución y<br />

que proyectase «la viva imagen de un banco<br />

del siglo xxi; un banco con una vocación permanente<br />

de anticipación y crecimiento, que<br />

prima la innovación y la eficiencia en el trabajo<br />

gracias a la tecnología más puntera y que sitúa<br />

en lugar preferente a la responsabilidad social<br />

corporativa». Quería una ciudad que mostrara<br />

la modernidad del Banco y su visión de futuro,<br />

que diese una imagen de lo que representa el<br />

Grupo e hiciese justicia a su prestigio mundial.<br />

Para el presidente, la Ciudad Financiera<br />

era uno los proyectos más ambiciosos acometidos<br />

por el <strong>Santander</strong> en sus ciento cincuenta<br />

años de historia. La Ciudad Financiera tenía<br />

que ser «un reflejo de lo que somos, de lo que<br />

queremos y de lo que llegaremos a ser».<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 329


Vista de la Ciudad<br />

La ciudad del <strong>Santander</strong> ocupa ciento sesenta<br />

hectáreas de terreno y dispone de todos los<br />

equipamientos e infraestructuras que responden<br />

a cuantas necesidades puedan requerir la<br />

institución y sus empleados.


UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 331


El Grupo <strong>Santander</strong>: veinte años<br />

de crecimiento y retos de futuro<br />

Durante los últimos veinte años el Grupo <strong>Santander</strong><br />

no ha dejado de crecer y de ampliar sus actividades.<br />

En páginas anteriores hemos examinado los medios<br />

a través de los cuales la institución ha alcanzado el<br />

liderazgo financiero que ostenta en la actualidad.<br />

Transcurridos ciento cincuenta años desde de su nacimiento,<br />

el <strong>Santander</strong> es hoy, en 2007, uno de los<br />

bancos más grandes y más importantes del mundo.<br />

Grupo <strong>Santander</strong>: Consejo de Administración en 2007<br />

PRESIDENTE<br />

Emilio Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos (Ejecutivo)<br />

VICEPRESIDENTE PRIMERO<br />

Fernando de Asúa Álvarez (Independiente)<br />

VICEPRESIDENTE SEGUNDO<br />

Alfredo Sáenz Abad (Ejecutivo)<br />

VICEPRESIDENTE TERCERO<br />

Matías Rodríguez Inciarte (Ejecutivo)<br />

VICEPRESIDENTE CUARTO<br />

Manuel Soto Serrano (Independiente)<br />

VOCALES<br />

Assicurazioni Generali, S.p.A., representada<br />

por Antoine Bernheim (Dominical)<br />

Antonio Basagoiti García-Tuñón (Independiente)<br />

Ana Patricia Botín-Sanz de Sautuola y O’Shea (Ejecutivo)<br />

Javier Botín-Sanz de Sautuola y O’Shea (Dominical)<br />

Lord Burns (Terence) (Externo)<br />

Guillermo de la Dehesa Romero (Independiente)<br />

Rodrigo Echenique Gordillo (Externo)<br />

Antonio Escámez Torres (Independiente)<br />

Francisco Luzón López (Ejecutivo)<br />

Abel Matutes Juan (Independiente)<br />

Mutua Madrileña Automovilística, representada<br />

por Luis Rodríguez Durón (Dominical)<br />

Luis Ángel Rojo Duque (Independiente)<br />

Luis Alberto Salazar-Simpson Bos (Independiente)<br />

Isabel Tocino Biscarolasaga (Independiente)<br />

SECRETARIO GENERAL Y DEL CONSEJO<br />

Ignacio Benjumea Cabeza de Vaca<br />

VICESECRETARIO GENERAL Y DEL CONSEJO<br />

Juan Guitard Marín<br />

Grupo <strong>Santander</strong>: Consejo Asesor Internacional en 2007<br />

PRESIDENTE<br />

Antonio Fernández, ex presidente del Grupo Modelo en México<br />

VOCALES<br />

Antonio Barrera de Irimo, ex ministro de Hacienda y ex vicepresidente<br />

del Gobierno español; Leopoldo Calvo Sotelo, ex presidente del<br />

Gobierno español; Bernard de Combret, presidente de Total Trading<br />

Geneve; Carlos Fernández González, presidente y director general del<br />

Grupo Modelo de México; Santiago Foncillas, ex presidente del Grupo<br />

Dragados; Richard N. Gardner, ex embajador de Estados Unidos en<br />

España; Francisco Pinto Balsemão, ex primer ministro de Portugal;<br />

sir George Mathewson, ex presidente del Royal Bank of Scotland;<br />

William McDonough, ex vicepresidente de Merrill Lynch<br />

SECRETARIO<br />

Ignacio Benjumea Cabeza de Vaca<br />

332 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

Para tener una idea cuantitativa de la transformación<br />

del Grupo <strong>Santander</strong> desde 1986 hemos<br />

querido reunir un conjunto de datos significativos<br />

que nos permiten comparar las magnitudes<br />

bancarias en distintas fechas. Porque nada mejor<br />

que fijarnos en unas pocas variables relevantes<br />

para calibrar el salto tan espectacular registrado<br />

por el Grupo en estos dos decenios. Hemos dividido<br />

estos veinte años en dos periodos, el primero<br />

de 1986 a 1998, antes de la fusión con el Central<br />

Hispano y antes también de la introducción<br />

Grupo <strong>Santander</strong>: Dirección General en 2007<br />

ABBEY<br />

António Horta Osório<br />

AMÉRICA<br />

Francisco Luzón López<br />

Marcial Portela Álvarez<br />

Jesús María Zabalza Lotina<br />

AUDITORÍA INTERNA<br />

David Arce Torres<br />

BANCA MAYORISTA GLOBAL<br />

Adolfo Lagos Espinosa<br />

Jorge Maortua Ruiz-López<br />

Gonzalo de las Heras Milla<br />

BANESTO<br />

Ana Patricia Botín-Sanz de Sautuola y O’Shea<br />

COMUNICACIÓN, MARKETING CORPORATIVO Y ESTUDIOS<br />

Juan Manuel Cendoya Méndez de Vigo<br />

SANTANDER CONSUMER FINANCE<br />

Juan Rodríguez Inciarte<br />

GESTIÓN DE ACTIVOS Y SEGUROS<br />

Joan David Grimà Terré<br />

GESTIÓN FINANCIERA Y RELACIONES CON INVERSORES<br />

José Antonio Álvarez Álvarez<br />

INTERVENCIÓN Y CONTROL<br />

José Manuel Tejón Borrajo<br />

INMUEBLES Y SEGURIDAD<br />

Serafín Méndez González<br />

RED SANTANDER ESPAÑA<br />

Enrique García Candelas<br />

RIESGOS<br />

Matías Rodríguez Inciarte<br />

José María Espí Martínez<br />

Javier Peralta de las Heras<br />

SANTANDER TOTTA<br />

Nuno Manuel da Silva Amado<br />

SECRETARÍA GENERAL<br />

Ignacio Benjumea Cabeza de Vaca<br />

Juan Guitard Marín<br />

César Ortega Esteban<br />

SEGUROS<br />

Jorge Morán Sánchez<br />

TECNOLOGÍA Y OPERACIONES<br />

José María Fuster van Bendegem (director general de Banesto<br />

y Chief Information Offi cer del Grupo)<br />

Fermín Colomés<br />

RECURSOS HUMANOS<br />

José Luis Gómez Alciturri (director general adjunto)<br />

del euro. Después la comparación se efectúa entre<br />

1999 y 2006, el último año para el cual se dispone<br />

de un Informe anual publicado. 53<br />

El progreso del <strong>Santander</strong> desde el momento<br />

en que Emilio Botín Ríos accedió a la<br />

presidencia y el año 1998 queda bien patente<br />

si manejamos en primer lugar las cifras del activo<br />

total recogidas en los balances. De los 2,8<br />

billones de pesetas en 1986 la entidad saltó a<br />

10,4 billones en 1993, antes de la compra del<br />

Banco Español de Crédito; la incorporación<br />

de éste supuso una sensible aportación pues<br />

en 1994 el balance total registraba un valor de<br />

15 billones de pesetas. Los siguientes años fueron<br />

de crecimiento continuo hasta los 25,8 billones<br />

del ejercicio 1998. Si nos fijamos en el beneficio<br />

neto atribuible al Grupo la evolución<br />

ascendente es similar: 22.000 millones de pesetas<br />

en 1986 y 66.000 millones en 1993; tras<br />

la absorción y puesta en valor de Banesto, los<br />

resultados del Grupo continuaron su ascenso<br />

durante los siguientes años: en 1996 llegaron<br />

a los 85.000 millones de pesetas y en 1998 alcanzaron<br />

los 142.163 millones de pesetas.<br />

La capitalización bursátil siguió una trayectoria<br />

más volátil, debido a la incidencia<br />

tanto de factores internos como externos. A<br />

principios del periodo el valor de mercado de<br />

la entidad ascendía a unos 331.000 millones de<br />

pesetas, que prácticamente se duplicó en 1988<br />

(610.000 millones de pesetas). Sin embargo, la<br />

tendencia suavemente alcista del primer trienio<br />

(1986-1988) se quebró en los ejercicios<br />

siguientes, para dar lugar a un descenso que<br />

se prolongó hasta 1991, cuando el valor del<br />

Banco se situó en torno a los 375.000 millones<br />

de pesetas. A partir de esa fecha la subida es<br />

continua, suave hasta 1996 y explosiva en 1997<br />

y 1998, cuando la capitalización de la entidad<br />

alcanzó los 3,3 billones de pesetas.<br />

La historia de las cifras desde 1999, ahora<br />

expresadas en euros, hasta el año 2006 aparece<br />

también en los cuadros y gráficos que se insertan<br />

a continuación. Los números no dejan dudas<br />

sobre el rápido crecimiento registrado por<br />

la institución. Si fijamos nuestra atención en el<br />

activo total, el salto es espectacular: desde los<br />

256.438 millones de euros del año 1999 hasta<br />

los 883.873 millones de euros registrados en<br />

el ejercicio 2006. En siete años el <strong>Santander</strong><br />

ha multiplicado por 3,5 su balance. La cifra de<br />

fondos gestionados por el Grupo ha seguido la<br />

misma pauta de ascenso: desde los 334.914 millones<br />

hasta los 1.000.996 millones de euros;<br />

esto es, el volumen de fondos manejados por el<br />

<strong>Santander</strong> se ha multiplicado por tres.


Grupo <strong>Santander</strong>: Datos históricos (1986-1998)<br />

(EN MILLONES DE PESETAS)<br />

1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998<br />

Activos totales 2.773.248 2.928.839 3.357.577 4.541.195 5.339.735 5.800.107 7.050.050 10.439.092 15.041.271 16.464.956 19.676.369 25.954.657 25.798.566<br />

Patrimonio neto 126.535 154.292 201.789 237.952 300.743 297.434 328.537 352.676 519.951 545.205 604.121 649.555 831.540<br />

Inversión crediticia 1.053.264 1.359.051 1.720.126 2.392.601 2.709.428 3.114.538 3.432.980 3.809.456 5.720.318 6.260.485 7.969.947 11.279.642 12.256.867<br />

Débitos a clientes<br />

1.707.330 1.989.412 2.092.317 2.946.398 3.453.092 3.448.321 3.541.723 4.145.723 6.922.215 8.666.800 9.308.870 14.013.638 12.554.704<br />

Fondos de inversión – – – 102.746 115.449 515.117 910.017 1.498.928 1.945.361 2.108.027 3.616.636 5.171.690 6.555.359<br />

Fondos de pensiones<br />

–<br />

– –<br />

– 19.839 47.094 79.155 145.189 271.658 344.847 594.665 851.317 1.314.515<br />

Total fondos gestionados 2.773.248 2.928.839 3.357.577 4.643.941 5.475.023 6.362.318 8.159.131 12.362.860 17.550.971 19.193.179 24.292.744 32.471.570 34.151.117<br />

Benefi cio neto<br />

23.788 28.740 39.539 47.719 51.180 59.170 66.152 77.987 99.839 101.866 120.533 164.528 197.594<br />

Benefi cio neto atribuible al Grupo 22.156 26.701 34.873 40.850 43.626 55.084 59.189 66.381 69.636 75.394 85.598 110.627 142.163<br />

Valor de cotización (fi n de año) 582 776 958 801 632 531 593 916 824 1.015 1.385 2.545 2.820<br />

Dividendo por acción (en pesetas) 12 15 22<br />

25 29 33 36 40 40 46 50 60 63<br />

Activos totales (1986-1998)<br />

(EN BILLONES DE PESETAS)<br />

30<br />

25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

0<br />

1986 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 1998<br />

FUENTE GRÁFICOS: Banco de <strong>Santander</strong>, Informe anual de 1998.<br />

En cuanto al beneficio neto atribuido comprobamos<br />

que aumentó de manera notable entre<br />

1999 y 2001, de 1.575 a 2.486 millones de<br />

euros, pero en el ejercicio 2002 sufrió un sensible<br />

retroceso (2.247 millones de euros). Fue<br />

un año difícil para la economía española, para<br />

el conjunto del sistema financiero y también<br />

para el Grupo <strong>Santander</strong>. La recuperación, no<br />

obstante, no se hizo esperar y el avance ha sido<br />

continuo desde entonces: 2.611 y 3.136 millones<br />

de euros respectivamente en 2003 y 2004.<br />

El récord histórico se ha alcanzado en el ejercicio<br />

2006, con la cifra de 7.596 millones de<br />

euros, casi cinco veces superior a la de 1999,<br />

el año de la introducción de la moneda común<br />

de los países que forman la Unión Económica<br />

y Monetaria.<br />

Tampoco la evolución de la capitalización<br />

bursátil en esta etapa ha sido continua. Tras<br />

una fuerte subida del año 1999 al año 2000,<br />

el trienio siguiente fue bastante duro, pues el<br />

valor en bolsa del Grupo descendió. Los mercados<br />

estuvieron influenciados por las sucesivas<br />

crisis financieras acaecidas en los países emergentes.<br />

A consecuencia de ello, la cotización de<br />

la acción del <strong>Santander</strong> sufrió una caída en el<br />

bienio 2001-2002. Pero el año 2003 y más aún<br />

el 2004 fueron ya de franca recuperación: el va-<br />

Benefi cio neto atribuible (1986-1998)<br />

(EN MILES DE MILLONES DE PESETAS)<br />

160<br />

120<br />

80<br />

40<br />

0<br />

1986 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 1998<br />

lor del Banco en este último ejercicio ascendió<br />

hasta los 57.102 millones de euros. En el año<br />

2005 la capitalización bursátil del <strong>Santander</strong> alcanzó<br />

los 69.735 millones de euros y en el ejercicio<br />

2006 la cifra más alta de toda su historia:<br />

88.436 millones de euros. A 31 de diciembre del<br />

pasado ejercicio la institución valía dos veces<br />

más que en 1999.<br />

Para terminar este breve epígrafe quizá lo<br />

más apropiado sea referirnos a la presentación<br />

de resultados del ejercicio 2006 realizada<br />

por el consejero delegado, Alfredo Sáenz, el<br />

1 de febrero de 2007. En su intervención quiso<br />

destacar las prioridades del Banco para los<br />

próximos años. En cinco puntos resumió el modelo<br />

de gestión que él mismo había implantado y<br />

estaba liderando con éxito, y que había llevado al<br />

<strong>Santander</strong> a convertirse en uno de los principales<br />

bancos comerciales del mundo: 1) mantener<br />

elevados ritmos de actividad con clientes; 2) impulsar<br />

los ingresos tanto por margen de intermediación<br />

como por comisiones; 3) mantener los<br />

costes controlados, con un aumento selectivo en<br />

proyectos de expansión del negocio; 4) avanzar<br />

en la integración tecnológica y operativa para<br />

continuar mejorando la eficiencia, y 5) tener en<br />

cuenta la relación entre rentabilidad y riesgo a la<br />

hora de crecer y desarrollar nuevos negocios.<br />

Capitalización bursátil (1986-1998)<br />

(EN MILES DE MILLONES DE PESETAS)<br />

3.500<br />

3.000<br />

2.500<br />

2.000<br />

1.500<br />

1.000<br />

500<br />

0<br />

1986 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 1998<br />

Con objetivos ambiciosos en las grandes<br />

unidades comerciales y medidas para consolidar<br />

y profundizar los modelos de negocio<br />

globales, Sáenz se mostró muy confiado en<br />

la capacidad de crecimiento en el futuro. En<br />

ese mismo acto de presentación de resultados<br />

afirmó que «el excelente posicionamiento de<br />

nuestra cartera de negocios, nuestra capacidad<br />

de ejecución y la dimensión y visión global del<br />

Grupo, nos permitirán seguir creciendo con<br />

rentabilidad, aumentando la ventaja con nuestros<br />

competidores a nivel global».<br />

Por su parte, el presidente Botín afirmó:<br />

«Cumplimos ciento cincuenta años y estamos<br />

en mejor forma que nunca. Queremos situar<br />

al <strong>Santander</strong> entre los mejores bancos mundiales<br />

en crecimiento, rentabilidad y eficiencia».<br />

Para Emilio Botín el <strong>Santander</strong> debía ser<br />

el mejor banco comercial del mundo. Con ello<br />

dejaba claros los retos de la institución para los<br />

próximos años.<br />

UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006 333


Grupo <strong>Santander</strong>: Datos históricos (1999-2006)<br />

(EN MILLONES DE EUROS)<br />

Sin NIF Con NIF**<br />

BALANCE 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2004 2005 2006 2006 (mill. US$)<br />

Activo total<br />

256.438<br />

348.928 358.138 324.208 351.791 575.398 664.486 809.107 833.873 1.098.210<br />

Crédito sobre clientes (neto) 127.472 169.384 173.822 162.973 172.504 335.208 369.350 435.829 523.346 689.247<br />

Recursos de clientes gestionados 232.232 303.098 331.379 304.893 323.901 538.042 595.380 680.887 743.543 979.246<br />

En balance 153.757 214.450 236.132 211.555 214.998 398.047 466.865 528.041 576.419 759.144<br />

Fuera de balance 78.476 88.648 95.247 93.338 108.903 139.995 128.515 152.846 167.124 220.102<br />

Fondos propios 8.026 17.798 19.128 17.594 18.364 32.058 32.111 35.841 40.062 52.761<br />

Total fondos gestionados 334.914 437.576 453.384 417.546 460.693 715.393 793.001 961.953 1.000.996 1.318.312<br />

RESULTADOS<br />

Margen de intermediación 6.670 8.290 10.257 9.359 7.958 8.636 7.562 10.669 12.488 15.653<br />

Margen ordinario 10.127 13.005 15.564 14.004 13.128 14.198 13.999 19.333 22.615 28.348<br />

Margen de explotación 3.479 4.689 5.944 5.566 5.721 6.545 6.431 8.909 11.369 14.251<br />

Resultado antes de impuestos 2.716 3.774 4.237 3.509 4.101 4.435 4.387 7.800 9.150 11.470<br />

Benefi cio atribuido al Grupo 1.575 2.258 2.486 2.247 2.611 3.136 3.606 6.220 7.596 9.522<br />

DATOS POR ACCIÓN*<br />

€ € € € € € € € € US$<br />

Benefi cio atribuido 0,4294 0,5369 0,5447 0,4753 0,5475 0,6307 0,7284 0,9967 1,2157 1,5238<br />

Dividendo 0,2275 0,2735 0,2885 0,2885 0,3029 0,3332 0,3332 0,4165 0,5206 0,6857<br />

Cotización 11,24 11,40 9,41 6,54 9,39 9,13 9,13 11,15 14,14 18,62<br />

Capitalización bursátil 41.226 51.987 43.845 31.185 44.775 57.102 57.102 69.735 88.436 116.470<br />

*Datos ajustados a los desdoblamientos de la acción y ampliaciones de capital. Euro/US$ = 1,3170 (balance) y 1,2535 (resultados)<br />

**NIF= Nuevas normas de contabilidad (desde 2004).<br />

Total fondos gestionados (1999-2006)<br />

(EN MILES DE MILLONES DE EUROS)<br />

1.000<br />

900<br />

800<br />

700<br />

600<br />

500<br />

400<br />

300<br />

200<br />

100<br />

Cotización de la acción del Banco <strong>Santander</strong> (1986-2006)<br />

(EN EUROS)<br />

15,0<br />

10,0<br />

8,0<br />

6,0<br />

4,0<br />

2,0<br />

0,0<br />

1999 2000 2001 2002 2003 2004 2004 2005 2006<br />

FUENTE GRÁFICOS: Banco de <strong>Santander</strong>, Informe anual de 2006.<br />

1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004<br />

FUENTE: Banco de <strong>Santander</strong>, Informes anuales de 1986-2006.<br />

Con NIF<br />

334 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

Benefi cio atribuido (1999-2006)<br />

(EN MILLONES DE EUROS)<br />

8.000<br />

7.200<br />

6.400<br />

5.600<br />

4.800<br />

4.000<br />

3.200<br />

2.400<br />

1.600<br />

800<br />

Con NIF<br />

1999 2000 2001 2002 2003 2004 2004 2005 2006<br />

2005<br />

2006<br />

Dividendo por acción (1999-2006)<br />

(EN EUROS)<br />

0,50<br />

0,45<br />

0,40<br />

0,35<br />

0,30<br />

0,25<br />

0,20<br />

0,15<br />

0,10<br />

0,05<br />

1999 2000 2001 2002 2003 2004 2004 2005 2006


Olivos en la Ciudad Financiera<br />

El paisaje es un elemento clave del proyecto de la Ciudad<br />

Financiera <strong>Santander</strong>. Su diseño estuvo a cargo de<br />

Luis Vallejo, quien trabajó en estrecha colaboración con<br />

Kevin Roche. De forma simbólica y como medida para su<br />

conservación, se han plantado más de doscientos treinta olivos<br />

centenarios y milenarios de hasta nueve metros de diámetro<br />

procedentes de la cuenca mediterránea.


336 UN GRUPO FINANCIERO MUNDIAL, 1986–2006<br />

NOTAS<br />

1. Aunque hasta 1993 la denominación oficial de la entidad fue Banco de <strong>Santander</strong>, en este capítulo empleamos la expresión Banco <strong>Santander</strong>.<br />

2. Esta cuestión se trata con amplitud en Luis Ángel Rojo, «La economía española en la democracia, 1976-2000», texto incluido en su libro<br />

Ensayos de economía y pensamiento económico (2004); y en José Luis Malo de Molina, Una larga fase de expansión de la economía española. N.<br />

0505 (2005).<br />

3. En octubre de 1988 Botín renunció al cargo de consejero delegado, sustituyéndole en el puesto Rodrigo Echenique Gordillo.<br />

4. Banco <strong>Santander</strong>, Memoria, 1986.<br />

5. Corporación Bancaria de España (Argentaria), creada en 1991 como sociedad estatal con estatuto de banco, comenzó siendo un holding<br />

que incluía, además del Banco Exterior de España, la Caja Postal y las denominadas entidades oficiales de crédito (Banco Hipotecario de<br />

España, Banco de Crédito Industrial, Banco de Crédito Agrícola y Banco de Crédito Local). En 1993, se inició su privatización y, concluida<br />

ya ésta, en 1998 pasó a ser un solo banco al fusionarse todas las entidades citadas, salvo el Banco de Crédito Local, por sus especiales<br />

características. En abril de 2000, Argentaria se fusionó con el Banco Bilbao Vizcaya, dando lugar al BBVA.<br />

6. Banco de <strong>Santander</strong>, Memoria, 1986.<br />

7. Banco de <strong>Santander</strong>, Memoria, 1987.<br />

8. Al mismo tiempo, Jaime Botín se incorporó al Consejo de Administración del Royal Bank of Scotland, al que ya pertenecía Emilio Botín.<br />

9. Aunque el Royal contaba con un balance superior a los cuatro billones de pesetas, frente a los tres del <strong>Santander</strong>, la cifra de sus beneficios<br />

antes de impuestos era similar a la de la entidad española.<br />

10. El Grupo <strong>Santander</strong> recibió en efectivo 11.000 millones de pesetas, de los cuales debía devolver 2.000 millones si el RBS ampliaba su<br />

participación accionarial en la sociedad española.<br />

11. Respectivamente 3 y 0,4 puntos de diferencial.<br />

12. Banco de <strong>Santander</strong>, Memoria, 1986.<br />

13. Banco de <strong>Santander</strong>, Memoria, 1989.<br />

14. <strong>Santander</strong>, Carácter, nº 3, enero de 2003.<br />

15. Banco de <strong>Santander</strong>, Memoria, 1990.<br />

16. En el mismo periodo, el balance conjunto de los ocho grandes creció un 59 por ciento, casi la mitad que el <strong>Santander</strong>.<br />

17. No aparecen dos pequeños bancos en Latinoamérica: la Sociedad General de Crédito de Guayaquil (Ecuador) y el Banco Inmobiliario de<br />

Guatemala, vendidos en ese mismo año de 1986.<br />

18. Banco de <strong>Santander</strong>, Memoria, 1989.<br />

19. A finales de 1988 el balance total de la Banca Jover era de 108.000 millones de pesetas y su beneficio neto en el ejercicio de 891 millones.<br />

20. Tales como participar en fusiones y adquisiciones, diseñar planes financieros estratégicos, preparar, colocar y asegurar emisiones de renta<br />

variable y fija, montar créditos sindicados, asesoramiento y diseño de ofertas públicas de adquisición o venta de valores.<br />

21. Para esta parte véase, Banco <strong>Santander</strong>, Informes anuales, 1992-1999.<br />

22. La historia de Banesto cuenta con un texto sin publicar de José Luis García Ruiz, El Banco Español de Crédito, 1902-2002. Un siglo al servicio<br />

de la economía española (Septiembre, 2002). La revista del Grupo <strong>Santander</strong>, Carácter (nº 2, agosto de 2002) inserta una breve sección<br />

dedicada al centenario de la entidad.<br />

23. Lo integraron dieciséis personas, la mayoría procedentes del Bilbao Vizcaya; el <strong>Santander</strong> aportó a David Arce, a quien se le encomendaron<br />

las tareas de auditoría.<br />

24. Comparecencia ante la Comisión de Economía y Hacienda del Congreso de los Diputados, de 30 de diciembre de 1993.<br />

25. Comparecencia ante las Cortes del 11 de marzo de 1994.<br />

26. La compra consistió en 450 millones de acciones de nueva creación con un valor nominal de 400 pesetas.<br />

27. Esta OPV tuvo lugar del 1 al 15 de octubre de 1994. Acudió a ella el 84 por ciento del antiguo capital de Banesto.<br />

28. Citadas por Matías Rodríguez Inciarte en Carácter, nº 3, enero de 2003.<br />

29. Esta cita pertenece a la comparecencia ante las Cortes el 24 de abril de 1994.<br />

30. El ROE pasó del 20,3 por ciento al 16,4 por ciento, y el ROA del 0,97 al 0,82; la ratio de eficiencia empeoró, del 52,7 por ciento al 69,42<br />

por ciento; la morosidad subió del 3,4 por ciento al cinco por ciento y su ratio de cobertura bajó del 105 por ciento al 83 por ciento; y la<br />

ratio BIS bajó del 12,5 por ciento al 10,3 por ciento.<br />

31. Patagon fue el proyecto de banca por Internet lanzado por el <strong>Santander</strong> Central Hispano en 2000, en pleno apogeo de esta nueva línea<br />

de negocio. Tras el estallido de la burbuja de Internet, fue redimensionado por el <strong>Santander</strong> manteniendo sus actividades en España. En<br />

2005 se recuperó la marca Open Bank.<br />

32. Banco <strong>Santander</strong>, Memoria, 1994.<br />

33. RORAC: Return on risk adjusted capital. La ratio RORAC mide el porcentaje que, sobre el capital en riesgo asignado a cada operación o<br />

unidad de negocio, representa su rentabilidad.<br />

34. En 1998 la Comisión de Auditoría pasó a denominarse Comité de Auditoría y Cumplimiento.<br />

35. Gabriel Tortella Casares y José Luis García Ruiz han escrito un texto con la historia de ambas entidades titulado «Una historia de los<br />

bancos Central e Hispanoamericano. Un siglo de gran banca en España» (1999).<br />

36. En 1984, se procedió a fusionar ambas entidades, dando lugar al nacimiento del Banco Urquijo-Unión, que en 1989 fue vendido a la<br />

Banca March.<br />

37. <strong>Santander</strong>, Carácter, nº 3, enero de 2003.<br />

38. Como consecuencia de la fusión, tanto el Banco <strong>Santander</strong> como su grupo perdieron sus denominaciones tradicionales. El Grupo Banco<br />

<strong>Santander</strong> Central Hispano pasó a ser de nuevo Grupo <strong>Santander</strong> en 2003. Por su parte, en el Informe anual 2004 se anunció la aplicación<br />

de la marca <strong>Santander</strong> a todas las unidades y países, fijando como horizonte para ello 2007, el año en el que el Banco <strong>Santander</strong> cumpliría<br />

ciento cincuenta años.<br />

39. <strong>Santander</strong> Central Hispano, Informe anual, 2002.<br />

40. El Proyecto Ingresos-2003, en Carácter, nº 2, agosto de 2002.<br />

41. <strong>Santander</strong>, Carácter, nº 5, diciembre de 2003.<br />

42. <strong>Santander</strong>, Carácter, nº 11, julio de 2006.<br />

43. En 1994, el <strong>Santander</strong> fue el primer banco extranjero en establecerse en México bajo el Tratado de Libre Comercio, NAFTA.<br />

44. Con ese 35 por ciento del capital, el <strong>Santander</strong> tomó el control de la sociedad y la mayoría de los derechos políticos.<br />

45. Además, el <strong>Santander</strong> compró el 50 por ciento de la de seguros del Geral, que tomó el nombre de <strong>Santander</strong> Brasil Corretagem e Administraçao<br />

de Seguros.<br />

46. En contra del voto del Congreso de su país, decidió otorgar a México un apoyo de 20.000 millones de dólares, que pronto se vio complementado<br />

con otras ayudas.<br />

47. Desde 1996, <strong>Santander</strong> Direkt Bank.<br />

48. A nivel europeo, Abbey National Bank ocupaba el puesto decimosexto y a nivel mundial el trigésimo.<br />

49. Sobre el Abbey National Bank, su historia y el relato de la compra, <strong>Santander</strong>, Carácter, nº 7, septiembre de 2004 y nº 8, febrero de 2005.<br />

50. Grupo <strong>Santander</strong>, Informe Trimestral, septiembre de 2004.<br />

51. Responsabilidad Social Corporativa y <strong>Santander</strong> Universidades en Carácter, n os 1, 2, 3, y 4.<br />

52. Todos los detalles en el libro Ciudad Grupo <strong>Santander</strong> (Grupo <strong>Santander</strong>, 2005).<br />

53. Toda la información cuantitativa en esta sección procede de los Informes anuales del propio <strong>Santander</strong>.


<strong>Santander</strong> eres tú<br />

Con motivo del 150 aniversario del Banco <strong>Santander</strong> se ha<br />

lanzado la campaña «<strong>Santander</strong> eres tú» dirigida a sus 130.000<br />

empleados en todo el mundo, con el objetivo de reforzar los<br />

vínculos de la institución con sus directivos y empleados.


Conclusiones<br />

Un siglo y medio de historia ha transformado de forma radical aquella<br />

pequeña sociedad de crédito y emisión que fue creada el mes de mayo<br />

de 1857, frente a la costa del mar Cantábrico, en la ciudad de <strong>Santander</strong>,<br />

puerto de entrada y salida del comercio con ultramar. De una solitaria<br />

oficina ha pasado a operar en más de cuarenta países situados en dos<br />

continentes, Europa y América, sirviendo a sesenta y nueve millones<br />

de clientes repartidos por todo el mundo. De unos modestos orígenes<br />

locales se ha convertido en un Grupo multinacional, con presencia<br />

en todos los segmentos del negocio bancario y con un balance denominado<br />

en las tres principales monedas de la economía internacional, el<br />

euro, el dólar y la libra esterlina. A sus ciento cincuenta años el <strong>Santander</strong><br />

es una institución financiera mundial que despliega sus actividades<br />

en un mercado global y ocupa el décimo puesto por capitalización bursátil<br />

y el séptimo por beneficios en el ranking de la banca internacional.<br />

Tradición e innovación; prudencia y dinamismo comercial; calidad<br />

de los equipos humanos; talento y liderazgo, ésas han sido las señas de<br />

identidad del Banco en los últimos ciento cincuenta años y la clave<br />

de su indiscutible éxito.<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> fue fundado a mediados del siglo xix, como<br />

la gran mayoría de las grandes entidades europeas de crédito, pero a<br />

diferencia de muchas de ellas ha resistido el paso del tiempo, ha evolucionado<br />

y ha crecido hasta convertirse en la formidable y gigantesca<br />

empresa financiera que es en la actualidad. Estudios recientes en los que<br />

se examina la trayectoria de sociedades mercantiles, bancarias y no bancarias,<br />

con más de cien años de antigüedad han puesto de relieve que la<br />

razón de su longevidad se encuentra en una virtuosa combinación de cinco<br />

elementos: se trata de empresas financieramente conservadoras, con<br />

elevados niveles de capitalización; empresas en las que sus empleados<br />

se identifican con los valores y principios que orientan sus actividades;<br />

empresas que cuentan con directivos capaces, estables en sus puestos y<br />

sensibles al mundo que les rodea; empresas que obtienen elevados niveles<br />

de rentabilidad, incluso aunque éste no sea su objetivo prioritario, y,<br />

en fin, empresas en las cuales el peso o importancia de la responsabilidad<br />

social ocupa un lugar destacado. Y envolviendo todo ello, el factor crítico<br />

del éxito es el talento, las personas, más que los medios materiales.<br />

Si miramos al <strong>Santander</strong> encontramos que estos factores aparecen sin<br />

que falte ni uno de ellos: prudencia, autonomía financiera, fundamentos<br />

sólidos, valores permanentes asumidos por sus equipos directivos y por<br />

sus empleados, identidad de Grupo y desde luego una dirección estable<br />

y a la vez fuerte, muy en particular durante los últimos cincuenta años, a<br />

lo largo de los cuales Emilio Botín y Emilio Botín Ríos han ejercido desde<br />

la presidencia un liderazgo incontrovertible.<br />

Porque, ¿cuáles han sido las claves del éxito del <strong>Santander</strong>? ¿Cómo explicar<br />

su supervivencia cuando tan pocos bancos lo han logrado? ¿Qué le ha<br />

hecho ser tan resistente y fuerte? ¿De dónde ha sacado las energías? ¿Cómo<br />

es posible que un Banco de un país de economía media alcance el liderato?<br />

Puesto que de la historia contada en los capítulos de este libro puede deducirse<br />

la respuesta, ahora sólo nos queda enumerar a modo de catálogo las causas<br />

o razones por las cuales creemos que el <strong>Santander</strong> ha llegado a los ciento<br />

cincuenta años de su nacimiento al puesto que ocupa en la actualidad.<br />

Pensamos que la clave está en lo que podríamos denominar «cultura <strong>Santander</strong>»,<br />

una combinación original de riesgo, dinamismo comercial, rentabilidad<br />

y crecimiento. El <strong>Santander</strong> ha logrado a lo largo del tiempo mezclar en<br />

dosis adecuadas la prudencia en los riesgos con la agresividad comercial. En<br />

esto sus sucesivos equipos directivos han demostrado poseer una pericia especial.<br />

Cualquier avance, la compra de una entidad o el lanzamiento de un nuevo<br />

producto, ha ido precedido de un riguroso estudio de los riesgos. Una segunda<br />

clave la encontramos en la fidelidad a sus orígenes: banca comercial, siempre<br />

y por encima de todo, banca comercial. Una vocación jamás abandonada; y<br />

cuando se ha producido alguna desviación de ese rumbo, la corrección no ha<br />

tardado en aplicarse. Asimismo, buena parte de la supervivencia del <strong>Santander</strong><br />

reside en la rabiosa defensa de su independencia. Se ha tratado casi de una<br />

segunda vocación, de uno de los valores característicos de la entidad: sus responsables<br />

siempre han preferido ser pequeños o medianos, pero independientes,<br />

y cuando han crecido, lo han hecho porque su autonomía quedaba a salvo.<br />

Una autonomía que han logrado gracias a otro de los rasgos típicos del Banco:<br />

su preocupación por disponer de amplios recursos propios. El <strong>Santander</strong> ha<br />

sobrevivido a los malos tiempos porque ha vigilado los riesgos, pero también<br />

porque ha sabido capitalizarse, ha cuidado sus reservas, ha querido tener buenas<br />

provisiones y disponer de una retaguardia fuerte y bien guarecida.<br />

CONCLUSIONES 339


El <strong>Santander</strong> está donde está porque ha sabido aprovechar las oportunidades<br />

que ha ofrecido el mercado: se ha anticipado a sus competidores,<br />

ha sido capaz de adelantarse a los acontecimientos y de reaccionar a<br />

tiempo. Ha colocado bien sus fichas sobre el tablero y las ha movido en<br />

el momento oportuno, cuando tenía la certeza de salir vencedor. Prudente<br />

en los riesgos, pero audaz en las decisiones. El <strong>Santander</strong> ha sido y es una<br />

institución financiera alerta, ágil, capaz de reaccionar con rapidez ante los<br />

acontecimientos y flexible para adaptarse a un entorno cambiante, político,<br />

social y económico, ya sea en Europa o en América. Relacionado con esto<br />

último está otro de los elementos que han hecho del Banco un superviviente:<br />

su capacidad o quizá mejor, su disponibilidad a admitir los errores y<br />

a corregirlos sin dilación. El Banco ha sobrevivido porque no ha eludido<br />

las decisiones difíciles y porque ha hecho frente a las adversidades, cuando<br />

éstas han llegado. También porque sus responsables han sido conscientes<br />

en todo momento de sus propias debilidades; porque para evitar las<br />

equivocaciones es preciso conocer los límites de la institución, no forzar ni<br />

sobrepasar sus posibilidades. Otra clave ha sido su cultura de rentabilidad:<br />

pequeño, pero rentable; mediano, pero rentable; grande, pero rentable. El<br />

accionista como prioridad absoluta.<br />

Sin embargo, más trascendente que todo lo anterior han sido las personas,<br />

los equipos humanos, los cuadros directivos. Los triunfos cosechados<br />

por el Banco <strong>Santander</strong> han residido en última instancia en la<br />

dedicación y la lealtad a la institución de sus responsables, de sus profesionales<br />

y de sus empleados. Equipos fieles y compactos, plenamente<br />

consagrados a la organización. También la identificación entre hombres<br />

e institución y entre el conjunto de los empleados, partícipes de unos<br />

mismos valores, los cuales a lo largo de la historia han definido a la entidad.<br />

En suma: el capital humano; la dedicación; el talento.<br />

Y por supuesto la familia Botín, presente en el <strong>Santander</strong> desde finales<br />

del siglo xix y máximos responsables de la institución durante los últimos<br />

setenta y cinco años. Porque el Banco <strong>Santander</strong> ha tenido la fortuna<br />

de tener a su cabeza a dos presidentes, Emilio Botín y Emilio Botín Ríos,<br />

unidos, casi confundidos con la entidad, que han velado por su tradición<br />

y por sus valores. Los fundadores de 1857 tuvieron el mérito, al igual que<br />

los hombres que continuaron su labor, de poner en pie la institución de<br />

340 CONCLUSIONES<br />

crédito y de empujarla durante medio siglo; después, figuras de la talla<br />

de Saturnino Briz Larín y Estanislao de Abarca supieron elevarla desde<br />

su estatus local hasta alcanzar el nivel regional al que llegó antes de la<br />

Guerra Civil. Pero fue Emilio Botín quien convirtió el <strong>Santander</strong> en un banco<br />

nacional de primera fila y su hijo, Emilio Botín Ríos, quien ha transformado<br />

el Banco en una institución a escala mundial. Dos presidentes, cada<br />

uno con sus peculiaridades, implicados hasta la médula en una entidad a<br />

la que la han cuidado como si fuese suya. Que han dedicado su vida a los<br />

detalles, que se han preocupado por las pequeñas oficinas y por las grandes<br />

operaciones y por tener un conocimiento directo y cercano de sus empleados.<br />

Entusiasmo e ilusión y, por supuesto, inteligencia. Sin los Botín el<br />

<strong>Santander</strong> sería otro banco, una sociedad de crédito distinta, muy distinta.<br />

En resumen: una prudente cultura de riesgos combinada con el dinamismo<br />

comercial, la búsqueda de la rentabilidad, la defensa de la autonomía,<br />

una invariable vocación comercial, flexibilidad y capacidad de anticipación,<br />

ambición y audacia para asumir retos, conocimiento de las propias debilidades,<br />

profesionalidad de sus equipos humanos, identificación entre hombres<br />

e institución, la familia Botín. ¿Un catálogo demasiado extenso? No lo creemos,<br />

si de lo que se trata es de explicar el éxito de una institución con ciento<br />

cincuenta años. Aunque quizá se pueda expresar de manera más sencilla.<br />

Aunque España, el mercado nacional, ha sido la base esencial de la<br />

expansión del <strong>Santander</strong>, América y Europa han proyectado la institución<br />

hacia el exterior. En nuestro país, la entidad cántabra ha crecido<br />

de manera orgánica —apertura de sucursales, lanzamiento de productos,<br />

ampliación de líneas de negocio—, mediante la compra de otros bancos:<br />

el Mercantil y el Banco Español de Crédito, por citar las dos operaciones<br />

de mayor envergadura, y merced a la fusión con el Banco Central<br />

Hispano. En América el <strong>Santander</strong> ha ganado mercados y tamaño internacional.<br />

Desde las primeras representaciones abiertas en Buenos Aires,<br />

La Habana y México, que fueron seguidas por la compra o fundación de<br />

entidades en Chile, Puerto Rico y en otros países del continente, hasta<br />

las más recientes adquisiciones en Brasil y en México, la franquicia latinoamericana<br />

ha ido creciendo al punto de convertirse en la más importante<br />

de la región. En la actualidad, <strong>Santander</strong> Banespa, <strong>Santander</strong> Chile<br />

y <strong>Santander</strong> México, de nuevo por mencionar los bancos más grandes,


constituyen un trío que aporta no sólo universalidad al Grupo <strong>Santander</strong>,<br />

sino también una parte sustancial a su balance y a su cuenta de resultados.<br />

Europa es la tercera columna del edificio financiero construido por<br />

el <strong>Santander</strong>. Los bancos portugueses y la franquicia <strong>Santander</strong> Consumer<br />

Finance han reforzado el liderazgo del Grupo en la zona euro y han<br />

contribuido a que su presencia en el continente sea amplia. Y Abbey ha<br />

hecho del <strong>Santander</strong> una institución financiera de alcance mundial.<br />

Con el Banco <strong>Santander</strong>, España se ha colocado a la vanguardia del<br />

sistema financiero internacional. Nuestro país dispone de uno de los gigantes<br />

empresariales de la economía mundial y una de las empresas más<br />

grandes de la Unión Europea y de Latinoamérica.<br />

La contribución del Banco <strong>Santander</strong> al desarrollo de la economía<br />

española ha sido excepcional, por su extensión en el tiempo, ciento cincuenta<br />

años al servicio del comercio, y por su intensidad, proporcionando<br />

medios de pago, descuento mercantil, crédito empresarial y familiar,<br />

crédito hipotecario, banca privada y de inversión, servicios financieros<br />

de toda índole y asesoramiento financiero. Estimar la contribución del<br />

Banco <strong>Santander</strong> al desarrollo y al progreso de la economía española es<br />

imposible; pero sí es factible afirmar que sin entidades financieras como<br />

el <strong>Santander</strong>, encargadas de canalizar el ahorro de las familias a los inversores,<br />

de distribuir y seleccionar los riesgos, de dirigir recursos hacia<br />

proyectos de alta rentabilidad y de reducir los costes de transacción, la<br />

economía española sería más pobre, menos diversificada y estaría más atrasada.<br />

Como han puesto de relieve innumerables trabajos e investigaciones<br />

sobre la evolución a largo plazo de las economías modernas: allá donde las<br />

finanzas lideran, las empresas florecen (where finance leads, enterprise follows).<br />

Estudios históricos para más de cien países han demostrado la existencia<br />

de una íntima asociación entre el nivel de desarrollo de los sistemas bancarios<br />

y los niveles de renta por habitante; aquellos países que disponen<br />

de niveles de intermediación financiera más elevados son precisamente<br />

aquellos que han registrado tasas de crecimiento más altas. En la medida<br />

en que el <strong>Santander</strong> ha contribuido a incrementar el grado de intermediación<br />

financiera en España, como contribuye ahora a elevar el grado de<br />

bancarización en América Latina, ha fomentado el desarrollo de sus economías,<br />

estimulando el ahorro y desviándolo hacia la inversión. La evidencia<br />

histórica también demuestra que aquellos países y regiones que cuentan<br />

con sistemas bancarios eficientes y competitivos son aquellos que a lo largo<br />

del tiempo han creado mayores oportunidades económicas y generado un<br />

mayor progreso. Sin duda el <strong>Santander</strong> no ha estado solo en esta tarea, pero<br />

ha sido un jugador esencial y ha desempeñado un papel fundamental.<br />

Desde su nacimiento, el Banco <strong>Santander</strong> ha contribuido asimismo a<br />

la formación de la industria bancaria: primero como entidad local y luego<br />

como entidad nacional. Su política de adquisición y absorción de entidades<br />

ha permitido que éstas, en lugar de desaparecer sin dejar rastro, dejando<br />

un vacío en el mercado, hayan sobrevivido en cierta manera dentro de su<br />

nueva casa matriz. Quizá, más que ninguna otra entidad, el <strong>Santander</strong> ha<br />

contribuido al fortalecimiento de la competencia en España, a crear mercados<br />

más transparentes, más profundos, más amplios y más competitivos.<br />

Asimismo, el <strong>Santander</strong> ha sido una pieza esencial de la apertura al exterior<br />

de la economía española y en la actualidad es una institución clave de su internacionalización.<br />

Gracias al Banco <strong>Santander</strong> y a otras empresas, España<br />

ha pasado de ser importador de capital a ser exportador, tal como corresponde<br />

a una economía desarrollada. Por último, el <strong>Santander</strong> ha aportado<br />

cosmopolitismo a la banca y a la economía española: un cosmopolitismo<br />

que ha venido a través de sus alianzas bancarias en Europa y en Estados<br />

Unidos, así como mediante su presencia en Latinoamérica.<br />

Con la finalidad de reconocer la aportación realizada por el Banco<br />

<strong>Santander</strong> al desarrollo económico y social de la región y al papel desempeñado<br />

por la entidad en la proyección internacional de la ciudad,<br />

en 2007 la Comunidad Autónoma de Cantabria y la ciudad de <strong>Santander</strong><br />

le han concedido sendas Medallas de Oro. Porque, con ciento cincuenta<br />

años de historia, el Banco <strong>Santander</strong> ha sido y es un embajador distinguido<br />

de la región y de la ciudad que le vio nacer.<br />

Por último, queremos dejar constancia de que el Banco <strong>Santander</strong>, fiel<br />

a sus orígenes y a su pasado, ha decidido proponer a la Junta General de<br />

accionistas de 2006 el cambio de su actual denominación social, Banco<br />

<strong>Santander</strong> Central Hispano, S.A., por la de Banco <strong>Santander</strong>, S.A., volviendo<br />

así a su nombre original. Hoy como ayer Banco <strong>Santander</strong> sirve<br />

para identificar a una de las instituciones financieras más longevas e<br />

importantes del mundo.<br />

CONCLUSIONES 341


Bancos y sociedades<br />

de crédito absorbidos<br />

y comprados<br />

por el Banco <strong>Santander</strong><br />

342<br />

ESPAÑA<br />

1939-1985<br />

1942 Banco de Torrelavega<br />

Banco de Ávila<br />

Banco Herrero Riva<br />

1946 Banco Mercantil<br />

1952 Hijos de Vázquez López<br />

1953 Banco Agrario Balear<br />

1956 Banco Soler y Torra<br />

1958 Banco Majó Hermanos<br />

Banco Alfonso Mon Pascual<br />

1967 Banco Cid (Orense)<br />

1968 Fomento de Gerona<br />

Banco Mataró<br />

Banco Jáudenes y Bárcena (Vigo)<br />

1969 Banco Industrial de Cataluña<br />

1970 Banco Continental<br />

1978 Banco Comercial Español (Soria)<br />

Banca Jover<br />

1984 Banco de Murcia<br />

Banco Comercial de Cataluña<br />

1985-2005<br />

Banco Español de Crédito (1994)<br />

Procedentes de Banesto<br />

1927 Banco Comercial Español<br />

1928 Banco de Burgos<br />

1929 Banco de Oviedo<br />

1930 Banco de Roma<br />

1932 Banco Mercantil de las Américas<br />

Banco Gijonés de Crédito<br />

Banco Comercial de Gironelle<br />

1942 Antonio Clara Turón<br />

Eusebio de Azcarreta<br />

Banco Comarcal de Crédito<br />

Narciso Obauza<br />

Banco del Penedés<br />

Arnus Garí<br />

Banco Fornesa<br />

M. Bruguera Sabater<br />

Viuda de Marcelino Enríquez<br />

Banco de la Puebla<br />

Blandy Brothers<br />

Banco de Felanitx<br />

1945 Anglo South American Banker<br />

José Anguera Mir<br />

Miguel Sagartal Homs<br />

1947 Buenaventura Rebés<br />

1948 Juan Cabrera Martín<br />

1950 Sucesores de A. Barreiro y Cía.<br />

1952 Banco Menorquín de Crédito<br />

(antes N. Goñalans)<br />

1954 Crédito Mercantil de Manresa<br />

Banco Mercantil de Menorca<br />

1956 Banco de Manacor<br />

1957 Jubert y Presas<br />

1958 Hijos de Simeón García y Cía.<br />

(Villagarcía de Arosa)<br />

Hijos de Simeón García y Cía.<br />

(Santiago de Compostela)<br />

Hijos de Simeón García y Cía.<br />

(Orense)<br />

1978 Banco Coca<br />

Viuda e Hijos de Toribio<br />

Lázaro Antón<br />

1986 Banca Garriga Nogués<br />

2003 Banco Desarrollo Económico Español<br />

2004 Banco de Vitoria<br />

Banco Hispanoamericano (1999)<br />

Resultado de la fusión con el Grupo BCH<br />

Procedentes del Hispanoamericano<br />

1920 Antonio Pie y Lacanz<br />

1934 Lazard Brothers<br />

1935 Raimundo Pérez y Pérez<br />

Banca Llorens<br />

1942 International Banking Corporation<br />

Banco Sainz<br />

Zacarías de la Hera<br />

Hijos de Francisco Trigo Marcos<br />

Estanislao de la Hera Marcos<br />

1943 Banco de Soller<br />

Viuda de Matías Valdecantos<br />

Viuda de Marcelino Enríquez<br />

1944 Banco Urquijo Vascongado<br />

Banco Urquijo Catalán<br />

Banco del Oeste de España<br />

1950 Timoner, Castell, Poins y Cía.<br />

1975 Banco de San Sebastián<br />

1977 Banco de Gijón<br />

Banco Mercantil e Industrial<br />

Banco Aragonés de Crédito (1969)<br />

Banco de Burgos (1972)<br />

1983 Banco Urquijo<br />

Banco Minero Industrial de Asturias (1943)<br />

Banco Urquijo de Guipúzcoa (1943)<br />

Banco Central (1999)<br />

Resultado de la fusión con el Grupo BCH<br />

Procedentes del Banco Central<br />

1921 Banco de Albacete<br />

1934 Banco Español del Río de la Plata<br />

(sucursales españolas)<br />

1943 Banco Internacional de Industria<br />

y Comercio<br />

Hijos de José Pérez Lozano<br />

1944 <strong>Pablo</strong> Lesmes García<br />

1945 Viuda de Clemente Elvira<br />

1946 Hijos de Manuel Rodríguez Acosta<br />

1947 Banca Arnús<br />

Banco de Crédito de Zaragoza<br />

1948 Banco de Badalona<br />

1950 Banco Hispano Colonial<br />

Banco de Reus (1942)<br />

Banco de Granollers (1942)<br />

Banco Comercial de Barcelona (1942)<br />

Banca Marsans (1942)<br />

José Nogués Maciá (1943)<br />

José Manuel Puig Comas (1946)<br />

1951 Fernández Villa Hermanos<br />

Banco de Menorca<br />

1952 Antonio de la Cámara Dávila<br />

Bernabé y Antonio Padilla<br />

Banco de Tortosa (sucursales)<br />

Banca Pecho<br />

Banca Pérez López<br />

1956 Hijos de Domínguez<br />

Viuda de Nicolás González<br />

1959 Hijos de A. Núñez<br />

1963 Banco de Elda


1968 Banco Agrícola de Aragón<br />

1969 Banco de Tolosa<br />

1970 Crédito y Docks (Barcelona)<br />

Banco de Aragón<br />

F. y A. Escrivá (1953)<br />

Hijos de S. Olargui (1963)<br />

1971 Banca Nogueira<br />

Banco de Canarias<br />

1972 Crédito Navarro<br />

1975 Caja Ibérica de Crédito Cooperativo<br />

1978 Banco Ibérico<br />

1991 Banco Hispanoamericano<br />

PORTUGAL<br />

1990 Banco de Comércio e Indústria (BCI)<br />

1998 Banco Madesant<br />

1999 Banco Comercial Português<br />

Banco Totta & Açores<br />

Crédito Predial<br />

EUROPA CONTINENTAL<br />

<strong>Santander</strong> Consumer Finance<br />

1987 Adquisición del 100%<br />

de CC-Bank (Alemania)<br />

1997 Adquisición del 50%<br />

de Finconsumo (Italia)<br />

1998 Creación de CCB-Credit (Hungría)<br />

1999 Hispamer (España) se integra<br />

en el Grupo <strong>Santander</strong><br />

CC-Bank abre sucursal en Austria<br />

Creación de CCB-Credit<br />

(República Checa)<br />

2002 Adquisición del 100% de AKB Bank<br />

Integración del negocio en<br />

<strong>Santander</strong> Consumer Finance<br />

2003 Compra de la ficha bancaria<br />

de BoA en Polonia y creación<br />

de CC-Bank Poland<br />

Adquisición del 100%<br />

de Finconsumo (Italia)<br />

Integración de Patagon (hoy Openbank)<br />

2004 Adquisición del 100%<br />

de Elcon (Noruega)<br />

Adquisición del Abfin (Holanda)<br />

2005 Adquisición de Bankia Bank (Noruega)<br />

Creación de <strong>Santander</strong><br />

Consumer UK (Reino Unido)<br />

Adquisición de +50%<br />

de Interbanco (Portugal)<br />

REINO UNIDO<br />

Abbey National Bank (2004)<br />

Procedentes de Abbey National Bank<br />

1992 Scottish Mutual / Aseguradora*<br />

1995 First National Finance Corporation /<br />

Financiación minorista*<br />

1996 Wagon Finance Group / Financiación<br />

vehículos*<br />

Elton Holdings / Leasing*<br />

National and Provincial Building<br />

Society / Financiación hipotecaria·<br />

1997 Cater Allen Holdings / Brokeraje mayorista<br />

y banca offshore *<br />

1998 Lombard Business (tres financieras /<br />

Financiación vehículos y leasing)*<br />

2000 Porterbrook / Leasing ferroviario*<br />

Scottish Provident / Aseguradora*<br />

2001 Fleming Premier Banking / Bancaria*<br />

2002 Royal St Georges Banque / Bancaria*<br />

AMÉRICA LATINA<br />

1963 Banco El Hogar Argentino*<br />

1967 Banco Mercantil de Rosario y de Santa Fe*<br />

(Argentina)<br />

Banco Comercial e Industrial de Córdoba*<br />

(Argentina)<br />

Banco <strong>Santander</strong> y Panamá<br />

1976 Banco Condal Dominicano*<br />

(República Dominicana)<br />

1977 First National Bank of Puerto Rico*<br />

Banco <strong>Santander</strong> Costa Rica<br />

Banco Inmobiliario de Guatemala*<br />

1978 Banco de Crédito y Ahorro Ponceño*<br />

(Puerto Rico)<br />

1979 Sociedad General de Crédito* (Ecuador)<br />

Casa Bancaria <strong>Santander</strong> (Uruguay)<br />

Banco <strong>Santander</strong> Chile<br />

1982 Bancos del Litoral Asociados* (Uruguay)<br />

Banco Español Chile*<br />

1995 Banco Interandino (Perú)<br />

Banco Mercantil (Perú)<br />

1996 Banco <strong>Santander</strong> Perú<br />

(Banco Interandino + Banco Mercantil)<br />

Banco Osorno y La Unión (Chile)<br />

1997 Banco Venezuela<br />

Banco Mexicano<br />

Banco Comercial Antioqueño<br />

(Banco <strong>Santander</strong> Colombia)<br />

Invercrédito (Colombia)<br />

Banco Río de la Plata (Argentina)<br />

Río Bank International (Argentina)<br />

Río Bank International Saife (Argentina)<br />

Banco Geral do Comércio<br />

(Banco <strong>Santander</strong> Brasil)<br />

1998 Banco Noroeste (Brasil)<br />

1999 Procedentes del Banco Central Hispano:<br />

Banco Santiago<br />

Banco Sur<br />

Banco Asunción<br />

CH Banco (Uruguay)<br />

Banco Tornquist (Argentina)<br />

Bital (México)<br />

Banco Santa Cruz (Bolivia)<br />

Banco de Galicia (Argentina)<br />

2000 Grupo Financiero Serfin<br />

Banco Bozano/Meridional (Brasil)<br />

Banco del Estado de Sao Paulo (Banespa)<br />

(Brasil)<br />

ESTADOS UNIDOS<br />

2005 Sovereign Bank (24,9%)<br />

<strong>Santander</strong> Consumer Finance<br />

2006 Drive Financial (90%)<br />

* Compra<br />

· Fusión<br />

343


Hechos más destacados en<br />

la historia del Banco <strong>Santander</strong><br />

1857 Fundación del Banco de <strong>Santander</strong>. Capital: cinco millones de reales<br />

(1.250.000 pesetas-7.513 euros)<br />

1861 Primera ampliación de capital hasta siete millones de reales<br />

(1.750.000 pesetas-10.518 euros)<br />

1875 Refundación del Banco de <strong>Santander</strong> como sociedad de crédito<br />

1895 Nombramiento de Rafael Botín y Aguirre<br />

como director-gerente<br />

1902 Emilio Botín López se incorpora al Consejo de<br />

Administración del Banco<br />

1907 Quincuagésimo aniversario del Banco de <strong>Santander</strong><br />

1920 Ampliación de capital a 10 millones de pesetas<br />

Nombramiento de Emilio Botín López, primer presidente<br />

fijo del Banco<br />

Fundación del Banco de Torrelavega<br />

1922 El <strong>Santander</strong> obtiene su primer millón de pesetas de beneficio<br />

1923 Inauguración de la sede social del Banco en el paseo<br />

de Pereda de la ciudad de <strong>Santander</strong><br />

Nombramiento de Saturnino Briz Larín como presidente<br />

del Banco<br />

Apertura de la primera sucursal en El Astillero<br />

1924 Apertura de las tres primeras sucursales fuera de<br />

la provincia de Cantabria<br />

1934 Nombramiento de Emilio Botín Sanz de Sautuola<br />

y López como director general<br />

1942 Apertura de la primera agencia en Madrid<br />

1946 Absorción del Banco Mercantil<br />

1947 Volumen de cuentas corrientes y depósitos por encima<br />

de los 1.000 millones de pesetas<br />

Apertura de una oficina en La Habana, primera en América<br />

1950 Nombramiento de Emilio Botín Sanz de Sautuola<br />

y López presidente del Banco<br />

Ampliación del capital a 100 millones de pesetas<br />

1955 Apertura de un despacho de representación en Londres<br />

1956 Apertura de una oficina de representación en México<br />

1957 El Banco de <strong>Santander</strong> cumple cien años<br />

Gran operación financiera en Barcelona<br />

Ampliación del capital a 200 millones de pesetas<br />

1959 El Banco de <strong>Santander</strong> rebasa el listón de los<br />

100 millones de pesetas de beneficios<br />

1960 Apertura de una oficina de representación en Buenos Aires<br />

Emilio Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos<br />

y Jaime Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos entran<br />

en el Consejo de Administración del Banco<br />

1963 Compra del Banco El Hogar Argentino, primera filial<br />

del <strong>Santander</strong> en América Latina<br />

1965 Creación del Banco Intercontinental Español (Bankinter)<br />

1967 Emilio Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos<br />

es nombrado director general<br />

1977 Emilio Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos<br />

es nombrado consejero delegado<br />

1982 Compra del Banco Español de Chile<br />

1985 Constitución del Banco <strong>Santander</strong> de Negocios<br />

1986 Nombramiento de Emilio Botín-Sanz de Sautuola<br />

y García de los Ríos presidente del <strong>Santander</strong><br />

1988 Alianza con el Royal Bank of Scotland<br />

1989 Lanzamiento de la Supercuenta <strong>Santander</strong><br />

1991 Alianza financiera con First Fidelity Bankcorporation<br />

1994 Compra del Banco Español de Crédito (Banesto)<br />

1997 Compra del Banco Río de la Plata (Argentina)<br />

1999 Fusión con el Banco Central Hispano: nacimiento del Grupo BSCH<br />

Compra del Banco Totta & Açores (Portugal)<br />

2000 Compra del Grupo Financiero Serfin (México)<br />

y del Banco del Estado de Sao Paulo (Brasil)<br />

2004 Compra del Abbey National Bank<br />

Traslado a la Ciudad Financiera <strong>Santander</strong> (Boadilla<br />

del Monte, Madrid) de los servicios centrales del Grupo<br />

2005 Alianza financiera con el Sovereign Bank<br />

2007 El <strong>Santander</strong> cumple ciento cincuenta años<br />

345


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Índices<br />

ÍNDICE ONOMÁSTICO<br />

Abarca (familia), 13, 18, 44<br />

Abarca, Baltasar de, 19<br />

Abarca, Gaspar de, 19<br />

Abarca Fornés, Estanislao, 43, 101, 102, 107, 122, 124,<br />

136, 145, 149, 150, 152, 162, 163<br />

Abarca y Sobrino, Juan, 18, 19, 21, 28, 31, 101<br />

Abelló Gallo, Juan, 278, 323, 324<br />

Abril, Luis, 283<br />

Abril Martorell, Fernando, 186<br />

Acebo, José María del, 19<br />

Adaro Magro, Eduardo de (arquitecto), 93<br />

Agudo, Donato, 44<br />

Aguirre, Félix de, 8<br />

Aguirre Gonzalo, José María, 271<br />

Aguirre y Laurencín, José María, 18, 19, 21, 40<br />

Aguirre y Laurencín, María Petra, 19, 43<br />

Aja Fernández, Salvador, 162, 163<br />

Aja González, Dámaso, 53<br />

Ajá Sanz, Josefa, 40<br />

Alba, Jaime, 144<br />

Albaida (José María de Orense), marqués de, 4, 14<br />

Alcalá-Zamora, Niceto, 82, 103<br />

Aldalur del Valle, Andrés, 43, 102<br />

Alday, Julián, 19<br />

Alfonso XII, 45<br />

Alfonso XIII, 36, 60, 63, 103-105, 136<br />

Alonso, Bruno, 114, 115<br />

Alonso Botín, Abelardo, 194<br />

Alonso Botín, Rafael, 191, 192, 194, 203, 253, 274,<br />

278, 281<br />

Alonso Clavel, Ricardo, 253, 274<br />

Álvarez Álvarez, José Antonio, 283, 332<br />

Álvarez Muñoz, Fausto, 194<br />

Álvarez Ortiz, Juan, 194<br />

Álvarez Rendueles, José Ramón, 187<br />

Alvear, Francisco A. de, 43, 44<br />

Alvear, José Felipe, 18, 19, 21, 31<br />

Amado, Andrés, 124<br />

Amado, Nuno, 332<br />

Amusátegui de la Cierva, José María, 275-281,<br />

313, 323<br />

Aparicio e Hijo, 19<br />

Araneta, barón de, 4<br />

Arburúa, Manuel, 142<br />

Arburúa Aspiunza, José Manuel, 278, 281, 323<br />

Arce, Julio, 136, 163<br />

Arce López, José, 108 n.7<br />

Arce Torres, David, 192, 194, 211, 253, 274, 283, 332<br />

Arenal, Juan José del, 19<br />

Arnaiz, Toribio, 23<br />

Arnold, Luqman, 319, 320<br />

Aróstegui, José Antonio, 283<br />

Arri, Francisco, 44<br />

Arrizabalaga, J. de, 31<br />

Arrojo, José Manuel, 283<br />

Asúa Álvarez, Fernando de, 278, 281, 324, 332<br />

Avendaño, José María, 42, 43, 53, 54<br />

Ávila Garcés, Joaquín, 274<br />

Azaña, Manuel, 103<br />

Azcárate, Eliseo, 90<br />

Azcona de la Sierra, José, 53<br />

Balboa, Fernando, 14<br />

Balbontín, Joaquín, 43<br />

Ballvé Lantero, Pedro, 278, 281, 323<br />

Ballesteros Mier, Marcos, 101, 102, 121, 122, 124, 136,<br />

155, 162, 163, 190, 191<br />

Balsemão, Francisco Pinto, 332<br />

Balsón Fernández, Manuel, 194<br />

Bárcena de la Calzada, José María, 192, 194, 211<br />

Barquín, Bonifacio, 44<br />

Barredo Rodríguez, Antonio, 194<br />

Barrera de Irimo, Antonio, 332<br />

Barrié de la Maza, Pedro, 154, 163<br />

Barzanallana (Manuel García Barzanallana),<br />

marqués de, 14, 18<br />

Basagoiti y Arteta, Antonio, 275, 324<br />

Basagoiti García-Tuñón, Antonio, 278, 332<br />

Beal, W. T. M., 144<br />

Benegas Lynch, Martín, 253<br />

Benítez de Lugo, Luis, 211<br />

Benjumea, Joaquín, 141<br />

Benjumea Cabeza de Vaca, Ignacio, 274, 277, 278, 281,<br />

283, 315, 324, 332<br />

Benjumea Llorente, Felipe, 278, 281, 323, 324<br />

Bergé Abarca, Luis, 191, 192, 194, 215, 253<br />

Bernheim, Antoine (representando a Assicurazioni<br />

Generali, S.p.A.), 332<br />

Bernis, Francisco, 61<br />

Birch, Peter, 319<br />

Blanco, Prudencio, 19<br />

Blanco Valdivielso, Dimas, 191, 192, 194, 211, 253<br />

Blanes (escultor), 168<br />

Boada Villalonga, Claudio, 251, 275<br />

Botín (familia), 42, 44, 53, 54, 72, 73, 104, 138, 215,<br />

247, 324<br />

Botín Aguirre, Emilio, 74 n.15<br />

Botín Aguirre, Rafael, 44, 59, 60, 73, 122<br />

Botín y Cano, José María, 19<br />

Botín López, Emilio, 32, 42, 43, 60, 68, 71-73, 84, 86,<br />

90, 91, 100-102, 105, 107, 136, 137<br />

Botín López, José, 74 n.20<br />

Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos, Emilio,<br />

163, 171, 176, 189-192, 194, 206, 210, 211, 215,<br />

230, 240, 244, 246-254, 256, 257, 259, 263, 266,<br />

267, 270-274, 277-281, 285, 287, 290-292, 295,<br />

308-311, 313, 319-323, 326, 327, 329, 332, 333<br />

Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos, Jaime,<br />

163, 189-191, 215, 216, 253, 255, 274, 278, 280,<br />

281, 319, 324<br />

Botín Sanz de Sautuola y López, Concepción, 74 n.13<br />

Botín Sanz de Sautuola y López, Elena, 74 n.13<br />

Botín Sanz de Sautuola y López, Emilio, 73, 83,<br />

100-104, 107, 121, 122, 124, 126, 127, 132, 134,<br />

136-138, 140-142, 144, 145, 149-156, 160-164,<br />

169, 170, 173, 176, 178, 180, 182, 188-192, 195,<br />

197, 199, 203, 211, 213, 215, 216, 219, 222-224,<br />

226-229, 231, 234, 235, 237, 247-249, 251, 253, 310<br />

Botín Sanz de Sautuola y López, Marcelino, 74 n.13,<br />

163, 190, 191, 215<br />

Botín-Sanz de Sautuola y O’Shea, Ana Patricia, 253,<br />

266, 273, 274, 278, 281, 283, 324, 332<br />

Botín-Sanz de Sautuola y O’Shea, Emilio, 253, 274,<br />

278, 281, 324<br />

Botín-Sanz de Sautuola y O’Shea, Javier, 278, 324, 332<br />

Botín Sánchez de Porrúa, Francisco, 74 n.20<br />

Botín Sánchez de Porrúa, Rafael, 74 n.20, 102, 104,<br />

131 n.27, 163<br />

Botín Sánchez de Porrúa, Ricardo, 74 n.20<br />

Boyer, Miguel, 187, 197, 251<br />

Bragado López, Teodoro, 253<br />

Bragado Pérez, Teodoro, 274, 283<br />

349


Briechle, Curt, 317<br />

Briz Larín, Saturnino, 43, 83, 86, 92, 100-102, 104,<br />

107, 108 n.7, 115, 121, 122, 124, 126, 131 n.27,<br />

136, 141, 145, 149-152, 162, 163<br />

Bruil, Juan, 4, 14<br />

Burns, lord Terence, 278, 319, 321, 324, 332<br />

Bustamente, Manuel, 19<br />

Bustamante y Gallo, 19<br />

Bustillo, Alejandro (arquitecto), 295<br />

Caballero, Manuel, 23<br />

Cabrero, Antonio, 54, 55<br />

Cabrero, Manuel, 41<br />

Cabrero Mons, Antonio, 162<br />

Calderón García, José, 42-44, 71, 72, 75 n.55, 108 n.7<br />

Calleja Ruiz, José, 75 n.55<br />

Calvo Briz, Rafael, 155, 162, 163, 190, 191<br />

Calvo Sotelo, José, 92, 94<br />

Calvo Sotelo, Leopoldo, 137, 187, 332<br />

Camacho, Juan Francisco, 36<br />

Cambó y Batllé, Francesc, 78, 80<br />

Campo, Gabriel del, 19, 31<br />

Campo y Fernández-Hontoria, Isidoro del, 150, 155<br />

Camus, Francisco, 21<br />

Cantalapiedra Quevedo, Benito, 194, 238 n.30<br />

Cantero y San Vicente, Manuel, 14, 36<br />

Cañas, Fernando, 283<br />

Carabias, Julio, 82<br />

Carballo Cotanda, José María, 253, 274<br />

Carlson, Jules, 59<br />

Casa Bustamante y Gallo, 40<br />

Casa Pombo, marqués de, véase Pombo Conejo, Juan<br />

Casado Goicoechea, Venancio, 40, 42, 43, 74 n.5<br />

Casado León, José, 194<br />

Casanueva, Juan Manuel, 75 n.55<br />

Casares, Juan Alberto, 4, 19<br />

Castañeda Meléndez, José, 101, 102, 131 n.27, 136, 163<br />

Castillo Cagiga, Gabino del, 47, 101, 102, 108 n.7,<br />

122, 131 n.27, 136, 163<br />

Casuso, Manuel, 31<br />

Casuso y Almiñaque, 19<br />

Catalán Fernández, Luis, 150, 151, 155, 162, 163, 190, 191<br />

Ceballos, José María, 43<br />

Ceballos, Maximiliano, 47<br />

Ceballos, Regino, 74 n.30<br />

Cedrún y Pedraja, José Antonio, 19, 21, 23, 28, 31, 40<br />

Cendoya Méndez Vigo, Juan Manuel, 283, 332<br />

Chamiço, Fortunato, 312<br />

Champalimaud, António de Sommer, 278, 313, 315, 324<br />

Chapaprieta Ornstein, Joaquín, 190, 191, 253<br />

Chicharro Muela, Pedro, 253, 274<br />

Churchill, Winston L. S., 142<br />

Clemenceau, Georges, 80<br />

Clinton, Bill, 286<br />

Cobo Bustamante, Pedro María, 53<br />

Cochrane Simonsen (familia), 296<br />

Colomés, Fermín, 332<br />

Combret, Bernard de, 332<br />

Comillas, marqués de, 56, 84, 104, 217<br />

Conde, Mario, 268, 269<br />

Corcho, Leonardo, 75 n.55<br />

Corcóstegui Guraya, Ángel, 277-281, 283, 323<br />

Corona Martínez, Enrique, 21, 23<br />

Corral A. de la Puente, Alberto, 104<br />

Corral Pérez, Santiago, 155, 162, 163, 190, 191, 215, 253<br />

Correa López, Juan, 43, 91, 102, 108 n.2<br />

Cortiguera (familia), 43<br />

350<br />

Cortiguera, Antonio, 18, 19, 21<br />

Cortiguera, Juan Antonio, 23<br />

Cortiguera, Juan Francisco, 19, 31 n.3<br />

Cortina, marqués de, véase Gómez-Acebo, José<br />

Cortines (familia), 42<br />

Cortines y Sánchez, Leopoldo, 53, 54<br />

Creedon, John J., 253<br />

Crespo, Andrés, 43<br />

Crespo, Manuel, 19, 21<br />

Cristofani, Enrique, 267, 295<br />

Cristol, Ramón Miguel, 108 n.7<br />

Cros, Francisco, 228<br />

Cuétara, Enrique, 19<br />

Dávila (general), Fidel, 115, 121<br />

Dehesa Romero, Guillermo de la, 278, 323, 324, 332<br />

Dermit, Venancio, 23<br />

Díaz, Hijos y Sobrinos de Francisco, 19<br />

Díaz, Jacobo, 108 n.7<br />

Díaz Bustamante (familia), 13<br />

Díaz Bustamante y Vélez, Domingo, 18, 19, 21, 31<br />

Díaz de la Espina, Pedro, 19<br />

Díaz Fernández, José Luis, 191, 192, 194, 203,<br />

238 n.30, 253, 274<br />

Diestro y de la Lastra, Antonio del, 21, 23, 28, 31 n.13,<br />

34, 40, 43, 44, 47, 51-53, 59, 74 n.14 y n.27<br />

Diestro y Lastra, María del, 40<br />

Dolan, Beverly F., 274<br />

Domínguez Pascual, Lorenzo, 65<br />

Donesteve y de la Pedraja, Emilia, 40<br />

Dóriga Hermanos, 19, 31 n.3<br />

Dou Martínez, José María (notario), 8<br />

Du, Arturo, 23<br />

Echegaray, José, 34, 36<br />

Echenique Gordillo, Rodrigo, 192, 194, 213, 253, 270,<br />

274, 278, 281, 324, 332, 336 n.3<br />

Ermida, Joao, 274<br />

Escalera, Manuel de la, 40, 41, 74 n.8 y n.12<br />

Escalera, Viuda de, Hijo y Sobrino, 19, 31 n.3<br />

Escámez López, Alfonso, 251, 276<br />

Escámez Torres, Antonio, 278, 281, 283, 324, 332<br />

Espartero (general), Baldomero Joaquín Fernández, 4, 14<br />

Espí Martínez, José María, 253, 274, 283, 332<br />

Falcones, Baldomero, 283<br />

Fayet Candeau, Francisco, 104<br />

Felipe V, 9<br />

Fenosa, conde de, véase Barrié de la Maza, Pedro<br />

Fernández, Antonio, 332<br />

Fernández, Raimundo, 44<br />

Fernández Baladrón, Antonio, 75 n.56<br />

Fernández Bustamante, José, 19<br />

Fernández Castañeda San José, José María, 192, 194,<br />

224, 238 n.30, 253, 274<br />

Fernández Fernández, Luisa, 44<br />

Fernández González, Carlos, 332<br />

Fernández González-Quijano, Manuel, 44<br />

Fernández-Hontoria (familia), 43<br />

Fernández-Lomana Pereletegui, H. Carmelo, 194<br />

Fernández Miranda, Torcuato, 184<br />

Fernández Ordóñez, Francisco, 184<br />

Fernández Palencia, Manuel, 43, 51<br />

Fernández Regatillo, Prudencio, 19<br />

Fernández Rodríguez, Antonino, 274, 278<br />

Fernández Rodríguez, Nicanor, 131 n.14<br />

Fernández Viagas, Plácido, 186<br />

Ferrer de la Vega, Bonifacio, 18, 19, 21, 31 n.3<br />

Flejo, Antonio, 19<br />

Flórez Estrada, Álvaro, 32, 42, 43, 71, 72<br />

Folch Rusiñol, Alberto, 190, 191, 253<br />

Folch-Rusiñol, Joaquín, 190, 253, 274<br />

Foncillas Casaus, Santiago, 278, 281, 332<br />

Font y Amat, Juan, 23<br />

Forjas de Buelna, condesa de las, 104<br />

Fraga, Arminio, 291<br />

Franco (general), Francisco, 110, 112, 122, 131,<br />

136, 142, 244<br />

Franco Ibáñez, Cayo, 194<br />

Fuentes Quintana, Enrique, 182, 184, 250<br />

Fuster, José María, 332<br />

Galán e Hijos, 19, 31 n.3<br />

Galíndez, Ángel, 251<br />

Gallo (familia), 13, 40<br />

Gallo, Hermanos, 19, 31 n.3<br />

Gallo Díaz, Antonio, 21, 40, 41, 43, 74 n.5<br />

Gallo, Luis, 18, 19, 21<br />

Gamir, Mariano, 121<br />

García, Luis, 19<br />

García Arroyo, Eduardo, 274<br />

García Barzanallana, Manuel, véase Barzanallana,<br />

marqués de<br />

García Candelas, Enrique, 274, 280, 283, 332<br />

García Díez, Juan Antonio, 187<br />

García Escobedo, Alberto, 43<br />

García Escudero, Pío, 65, 68<br />

García Obregón, Manuel, 53<br />

García Ortega, Gabino, 194<br />

García de los Ríos, Floriano, 40<br />

García de los Ríos y de la Pedraja, Gonzalo, 122,<br />

131 n.4 y n.27, 155, 163, 191<br />

García Rodríguez, Carlos Gerardo, 194, 211, 253<br />

García Solar, Antonio, 31 n.3<br />

Gardner, Richard N., 332<br />

Garnica Echevarría, <strong>Pablo</strong>, 268<br />

Garnica Mansi, <strong>Pablo</strong>, 149-151, 251, 268<br />

Giannini, A. P., 214<br />

Gil de Reboleño, Alejandro, 75 n.56<br />

Goguikian, Michel, 267<br />

Gómez, Francisco, 74 n.30<br />

Gómez, Pedro M., 108 n.7<br />

Gómez-Acebo, José (marqués de Cortina), 268<br />

Gómez Alciturri, José Luis, 211, 238 n.29, 253<br />

Gómez García, José Luis, 43, 44, 83, 86, 91, 95,<br />

101-103, 107, 108 n.7<br />

Gómez Hermosa, Pedro, 40<br />

Gómez Palazuelo, Francisco, 44<br />

Gómez Roldán, Francisco, 283, 321, 322<br />

Gómez de la Torre y Botín, José María, 43, 44, 68, 73,<br />

74 y n.30, 75 n.71, 101, 102, 107<br />

González, Felipe, 186, 187, 197<br />

González Camino, Francisco, 41, 53<br />

González Camino y Aguirre, Fernando, 191<br />

González Corral, Manuel, 19, 21, 31 n.3<br />

González Gordón, Agustín, 18, 19, 21, 31 y n.3, 40,<br />

43, 74 n.5<br />

González Gutiérrez, Agustín, 18, 19, 21, 23, 40<br />

González Gutiérrez, Vicente, 44<br />

González y Linares, Julio, 23<br />

González López, José, 192, 194, 206, 238 n.24, 253<br />

González de Riancho Gómez, Javier (arquitecto), 63, 168<br />

González de Riancho Macho, Javier (arquitecto), 168<br />

González-Robatto, Francisco, 274


González Rugama, Leocadio, 32, 42, 43, 71, 72<br />

González Sesto, Tomás, 44<br />

González Trevilla, José María, 42, 43, 51<br />

González Vidal, José, 156<br />

Grant, Ian F., 253, 274<br />

Gregory, Charles, 162<br />

Grimà Terré, Joan David, 283, 332<br />

Guereta y Marañón, 19<br />

Guilhou, hermanos, 30<br />

Guitard Marín, Juan, 283, 332<br />

Gumuzio, Fernando, 283<br />

Gutiérrez, Fernández y Compañia, 19<br />

Gutiérrez, Isidoro, 19<br />

Gutiérrez García, Paulina, 44<br />

Gutiérrez Ortiz, José, 43<br />

Gutiérrez Rodríguez, Gustavo, 194, 211<br />

Gutiérrez Solana, Antonio, 4<br />

Gutiérrez Solana, José, 11, 58<br />

Heras Milla, Gonzalo de las, 253, 274, 283, 332<br />

Herrán, Luis de la, 136, 164<br />

Herrera, Antonio, 19<br />

Herrero de Collantes, Ignacio (marqués de Aledo), 275<br />

Herrero de la Riva, Joaquín, 131 n.27, 162, 163<br />

Herries, sir Michael, 253, 255<br />

Hijos de Manuel Rodríguez Acosta, 44, 104, 108 n.16<br />

Hinojosa Fernández de Angulo, Gonzalo, 278, 281, 323<br />

Hitler, Adolf, 142<br />

Hoyos, Antonio de, 277, 281<br />

Huidobro de la Cuesta, Gabriel, 43, 104<br />

Illana Romano, José, 194, 238 n.30<br />

Illera Serrano, César, 44, 104<br />

Illera Tejedor, Guillermo, 53, 54<br />

Isabel II, 14, 18, 45<br />

Iztueta, Juan María, 19, 31 n.3<br />

Jado Acebo, Ángel, 43, 102<br />

Jado Becerro de Bengoa, Ángel, 191, 253, 274<br />

Jado Canales, Ángel, 102, 122, 131 n.4 y n.27, 155,<br />

163, 174 n.1, 190, 191<br />

Jado Canales, José María, 155, 162, 163, 190, 191<br />

Jaramillo, Gabriel, 267, 296, 297<br />

Jiménez de Garnica, José Ramón, 274<br />

Josué, Jacobo, 19<br />

Juan de Borbón, Don, 136<br />

Juan Carlos I, 184<br />

Kamen, Harry P., 274, 278<br />

Labat y Arrizabalaga, María Casilda, 40<br />

Labat y Arrizabalaga, Pedro, 40, 43<br />

Labat Silves, Antonio, 19, 21, 31<br />

Lage González, Julio, 274<br />

Lagos Espinosa, Adolfo, 283, 332<br />

Laita de Mier, Luis, 194, 211, 238 n.30<br />

Lamera, Constantino, 23<br />

Largo Caballero, Francisco, 80, 103<br />

Larraín, Mauricio, 267, 298, 299<br />

Lastra, Deogracias Mariano, 131 n.14<br />

Lastra Álvarez, Rosa Ernestina, 104<br />

Lastra Fernández, Cirilo, 44<br />

Lavilla, Landelino, 186<br />

Lavín Bastida, Valentín, 84<br />

Leal, José Luis, 269<br />

Lecanda Chaves, Joaquín, 19<br />

Leguina y Campuzano, Felipe, 19<br />

Liaño Huidobro, María Teresa, 131 n.25<br />

Lladó Sánchez, Juan, 275<br />

Lloyd George, David, 80<br />

Lomba de los Cuetos, Ramón, 40, 42, 43, 51, 74 n.5<br />

López y Díaz Quijano, Eusebio, 84<br />

López-Dóriga (familia), 13, 19, 40, 44, 53<br />

López-Dóriga, Francisco, 19, 31 n.3<br />

López-Dóriga y Aguirre, Antonio, 18, 19, 21, 31<br />

López-Dóriga y Aguirre, José Ramón, 19, 31<br />

López-Dóriga de la Hoz, Fernando, 162, 163<br />

López-Dóriga Vial, Ramón, 19, 43, 53, 54, 60,<br />

75 n.56<br />

López de Letona, José María, 268<br />

López López, Antonio (primer marqués<br />

de Comillas), 84<br />

López Sallaberry, José (arquitecto), 93<br />

López de la Sota, Elena, 43<br />

Losada de Quijas, Juan María, 19<br />

Löwe, Hans Martin, 204<br />

Luksic (familia), 287<br />

Luna Lastra, Luis, 192, 204, 211<br />

Luzón López, Francisco, 274, 278, 281, 283, 288,<br />

324, 332<br />

Madoz, Pascual, 4, 25<br />

Maortúa Ruiz-López, Jorge, 283, 332<br />

Mar Ruiseco, Concepción de la, 40<br />

Mar Ruiseco, Luciana de la, 40<br />

Marauri Bujanda, José Luis M., 192, 194, 211,<br />

238 n.30, 253<br />

Marraci Crespo, Zoilo, 43<br />

Martín, Francisco, 283<br />

Martín, Miguel, 270<br />

Martín López-Quesada, Francisco, 253, 274<br />

Martínez, Canuto R., 19<br />

Martínez, Marcos, 267, 301<br />

Martínez Beascoechea, César, 136, 163, 191, 192,<br />

194, 238 n.30, 253<br />

Martínez Gómez, Antonio, 43, 104, 131 n.27<br />

Martínez Gómez, Juan, 102, 122, 155, 163, 190, 191<br />

Martínez Robles, Dolores, 131 n.25<br />

Martínez Rodrigo, Ricardo, 43, 47, 54<br />

Martínez-Simancas, Julián, 283<br />

Martínez Vázquez, Juan José, 136, 156, 191, 194,<br />

203, 253<br />

Masaveu y Alonso del Campo, Elías, 274, 278, 281,<br />

324<br />

Mateache, Pedro, 283<br />

Mathewson, sir George, 278, 324, 332<br />

Matilla Gómez, Atilano, 192, 194, 238 n.30, 253<br />

Matutes Juan, Abel, 278, 323, 324, 332<br />

Maura, duque de, véase Pérez Herrera, Ramiro<br />

Maza y Bárcena, Bartolomé de la, 21, 40, 42, 43,<br />

51, 74 n.5<br />

Mazarrasa, Gregorio de, 75 n.56<br />

McDonough, William, 332<br />

Medrano, Andrés, 13<br />

Medrano, Diego, 30<br />

Mejón, Pedro, 19<br />

Melgor Harriague, José Gabino, 42, 43, 72<br />

Méndez González, Serafín, 211, 238 n.28, 283,<br />

329, 332<br />

Méndez del Río, Manuel A., 274<br />

Mendizábal, Juan Álvarez y Méndez, llamado, 25<br />

Milá, Mercedes (periodista), 248<br />

Minchero, Antonio, 44<br />

Mola (general), Emilio, 112<br />

Mora Mata, Casto de la, 192, 194, 211, 238 n.30,<br />

253, 274<br />

Morán, Jorge, 283, 332<br />

Mould, George (ingeniero), 10<br />

Moya Ortega, Antonio, 116<br />

Nardíz, Pedro J., 42-44, 47<br />

Narváez, Ramón María, 14<br />

Navarro Rubio, Mariano, 142, 183<br />

Negrete Herrera, Fernando, 104<br />

Negrín, Juan, 114, 121<br />

Nin, Juan María, 283<br />

Novo Polidura, Julio, 192, 194, 211, 238 n.30, 253<br />

O’Donnell, Leopoldo, 14<br />

Odriozola, Faustino, 75 n.55<br />

Odriozola, Hijos y Sobrinos de, 19<br />

Odriozola, Viuda de J. M., 19<br />

Odriozola y Díaz de la Espina, Fernando, 136, 163<br />

Olarán, José María (notario), 14<br />

Orbe y Patrón, Juan, 40<br />

Orense, José María de, véase Albaida, marqués de<br />

Ortega, César, 332<br />

Ortega Castañeda, Eduardo, 43, 44, 101, 102, 109 n.38<br />

Ortega Ruiz, Julián, 194, 204<br />

Ortiz Cerro, Luis, 43<br />

Ortiz de la Torre, Viuda de, 19<br />

Ortueta, Domingo de, 43<br />

O’Shea, Enrique, 14<br />

Osma, José Joaquín, 14<br />

Osório, António Horta, 267, 296, 312, 313, 315,<br />

323, 332<br />

Otero Rosillo, Benito de, 19, 31 n.3<br />

Palacio, José Antonio, 44<br />

Palacio, José Manuel, 43, 44<br />

Palacio, José María, 75 n.71<br />

Palacios, Antonio (arquitecto), 94<br />

Palacios, Fidel Ramón, 108 n.7<br />

Palacios Martínez-Carande, Enrique, 194<br />

Pardo Hidalgo, Andrés, 163<br />

Pardo Sáinz, Manuel, 104<br />

Pastor Z. de la Meden, Antonio, 163<br />

Patiño, José, 9<br />

Pedraja (familia), 13, 18, 21, 23, 28, 40, 44<br />

Pedraja, Aureliano, 18, 19, 21, 31<br />

Pedraja, Juan de la, 19, 21<br />

Pedraja y Cedrún, Pilar de la, 40<br />

Pedraja y Cuesta, Amanda de la, 40<br />

Peñarredonda y Compañía, M., 19<br />

Peralta de las Heras, Javier, 253, 274, 283, 332<br />

Pereda (familia), 42<br />

Pereda, José María de, 13, 21, 31, 40, 42, 43, 53-55,<br />

57, 75 n.47 y n.56<br />

Pereda, Justo, 44<br />

Pereda Aparicio, Fernando María de, 162, 163, 190, 191<br />

Pereira, José, 23<br />

Péreire, hermanos, 14, 30<br />

Pérez, Ignacio (notario), 36, 74 n.6<br />

Pérez, Modesto, 43<br />

Pérez Companc, Carlos, 285, 295<br />

Pérez Eizaguirre, Ángel, 75 n.56<br />

Pérez Eizaguirre, Federico, 53<br />

Pérez Herrera, Ramiro (duque de Maura), 162,<br />

163, 190, 191<br />

Pérez del Molino, Eduardo, 43, 65, 68, 75 n.55,<br />

162, 163<br />

351


Pérez del Molino, Ramón, 52, 74 n.41<br />

Pérez y Pérez, Raimundo, 277<br />

Pérez de la Riva, Eduardo, 155, 162<br />

Pérez Vélez, Juan Antonio, 40<br />

Pérez Venero, Francisco, 104, 108 n.3<br />

Piquet, Joaquín, 23<br />

Plasencia Estrada, Antonio, 40, 42, 43, 74 n.5<br />

Polanco y Compañía, N. y M., 19, 31 n.3<br />

Polanco, Higinio de, 18, 21, 31 y n.12<br />

Pombo (familia), 13, 19, 40-42, 44, 53, 72, 73<br />

Pombo, Viuda de e Hijo, 19<br />

Pombo Conejo, Juan, 18, 19, 21, 23, 28, 31,<br />

40-43, 72<br />

Pombo y Pombo, María, 104<br />

Pombo Villameriel, Arturo, 40<br />

Pombo Villameriel, Cayo, 40<br />

Pombo Villameriel, César, 40, 42, 43, 47, 48, 54, 72,<br />

73, 74 n.5 y n.28, 75 n.47 y n.70<br />

Pombo Villameriel, José, 19, 40<br />

Portela Álvarez, Marcial, 274, 283, 332<br />

Portilla, Domingo de la, 19, 21, 31 n.3<br />

Portilla de la Hoz, Julián, 192, 198, 203, 211, 283<br />

Posadillo, Pedro, 19<br />

Poveda Aparicio, Fernando María de, 155<br />

Prieto, Indalecio, 82, 103, 122<br />

Primo de Rivera (general), Miguel, 74 n.1, 78, 82,<br />

102, 103<br />

Prost (financiero), 30<br />

Pujol, Gerónimo, 19<br />

Quijano (familia), 238 n.6<br />

Quijano de la Colina, Miguel, 162<br />

Quijano de la Colina, Ramón, 102, 104, 122,<br />

131 n.4 y n.27, 155, 163, 227, 238 n.6<br />

Quijano Fernández-Hontoria, José María, 53<br />

Quijano y Secades, José María, 162, 163, 190,<br />

191, 238 n.6<br />

Quijano y Secades, Ramón, 190, 191, 238 n.6,<br />

253, 274<br />

Quintana y Gutiérrez, 19, 31 n.3<br />

Quintanilla y Haro, 19<br />

Raba, Cayo Antonio, 43<br />

Rábago García, Teresa, 104<br />

Rábago Ríos, José, 43<br />

Raventós, Joan, 186<br />

Real Castañeda, Eduardo, 44, 75 n.71, 101, 102<br />

Revilla y Fernández, María Asunción, 104<br />

Ribalaygua Carasa, Jaime, 102, 104, 122, 131, 162<br />

Río, Hijos de Germán del, 19<br />

Ríos, Gonzalo de los, 102<br />

Riva, Jesús de la, 44<br />

Riva Hernán, Ramón de la, 32, 43, 71<br />

Rivas Moreno, Francisco, 44, 59, 75 n.56<br />

Roche, Kevin (arquitecto), 205, 329, 335<br />

Rodríguez, Abelardo, 301<br />

Rodríguez Alonso, Luis, 194<br />

Rodríguez Inciarte, Juan, 213, 253, 254, 266, 274, 283,<br />

308, 317, 319, 332<br />

Rodríguez Inciarte, Matías, 192, 194, 213, 253, 257,<br />

270, 274, 277, 278, 283, 324, 332<br />

Rodríguez Durón, Luis, 278, 324, 332<br />

Rodríguez Zapatero, José Luis, 327<br />

Roiz de la Parra, Jerónimo, 4, 13, 18, 19, 21, 28,<br />

31 y n.3, 34, 43, 44, 104<br />

Rojo Duque, Luis Ángel, 269, 324, 332<br />

Roosevelt, Franklin Delano, 142<br />

352<br />

Rothschild (familia), 30<br />

Rubio Jiménez, Mariano, 187, 257, 268<br />

Ruedorffer, Axel von, 278, 281<br />

Ruiz de Huidobro, Eduardo, 155, 162, 190, 191<br />

Ruiz Rebollo, Ramón, 131 n.14<br />

Sada González, Adrián, 301<br />

Sáenz Abad, Alfredo, 198, 269-274, 278, 280-283,<br />

319, 320, 324, 332, 333<br />

Sáinz Sáiz, Manuel, 274<br />

Sáiz Rodrigo, Pedro, 194<br />

Salavarría, Pedro, 14<br />

Salazar-Simpson Bos, Luis Alberto, 278, 281,<br />

324, 332<br />

Salcines, Antonio, 23<br />

San Emeterio, Higinio, 47<br />

Sánchez Asiaín, José Ángel, 251<br />

Sánchez de Movellán, Antonio, 104<br />

Sánchez de Porrúa, Indalecio, 21, 31 y n.12, 42, 43, 51<br />

Sánchez Tagle, J. F., 31<br />

Sanjurjo (general), José, 112<br />

Santa Cruz, Francisco, 14<br />

Santa Cruz, Jesús Antonio, 19<br />

Santelices, Víctor, 44<br />

Santillán, Ramón, 4, 14, 31 n.4<br />

Sanz, José, 19<br />

Sanz de Sautuola, don Marcelino, 42, 43,<br />

74 n.13, 136, 190<br />

Sanz de Sautuola y Escalante, doña María, 43,<br />

74 n.13, 136<br />

Sañudo Solórzano, Santiago, 108 n.7<br />

Saracho, Emilio, 274<br />

Sardá, Juan, 142<br />

Saro Carranza, Carlos, 75 n.56<br />

Secades y González-Camino, Juan, 191, 192, 211, 219,<br />

253, 274<br />

Serapio Egusquiza, Ramón, 19<br />

Serrano Goyría, José Miguel, 253<br />

Sidhu, Jay, 310<br />

Sierra de la Sota, Carlos, 21, 31 y n.3, 40, 74 n.5<br />

Silva, Luiz Inácio “Lula” da, 291<br />

Solana López, Lorenzo, 194, 211, 238 n.30<br />

Solchaga, Carlos, 187, 227<br />

Soler, Julio (ingeniero), 168<br />

Soler de la Riva, Ignacio, 153, 162, 163, 190, 191,<br />

253, 274<br />

Soler Sáenz de Villuerca, Ignacio, 190, 274<br />

Solís Cagigal, María de los Ángeles, 131 n.25<br />

Solórzano, Lucas, 23, 44<br />

Solórzano, Sinforiano, 43<br />

Soroa de las Cuevas, Enrique, 192, 194, 211<br />

Soto, Modesto, 44<br />

Soto Serrano, Manuel, 278, 281, 324, 332<br />

Stalin (Iósiv V. Dzhugashvili, llamado), 142<br />

Suanzes, Juan Antonio, 160<br />

Suárez, Adolfo, 137, 182, 184, 187<br />

Tapia Caballero, Modesto, 59<br />

Tarrero Rivero, <strong>Pablo</strong>, 136, 140, 150, 152, 154-156,<br />

161-164, 190-192, 199, 203, 210, 211, 215, 253, 285<br />

Tarrero Vega, Emilio, 194, 238 n.30<br />

Tejón Borrajo, José Manuel, 274, 283, 332<br />

Téllez, Eduardo, 43, 53, 54<br />

Termes, Rafael, 251<br />

Terracciano, Anthony, 253, 274, 308, 309<br />

Tijero Aguirre, Casimiro, 104<br />

Tocino Biscarolasaga, Isabel, 324, 332<br />

Toledo, Pedro de, 251<br />

Torío Gil, Antonio, 194, 211, 238 n.30<br />

Torra y Martí, José María, 153<br />

Torre, José María de la, 83, 86<br />

Torre González, Ángel, 194<br />

Torre Gutiérrez, Carlos de la, 131 n.14<br />

Torres, Manuel de (profesor), 142<br />

Torriente, Emilio de la (arquitecto), 166, 168<br />

Torriente Hermanos y Compañía, 19, 41<br />

Totta, José Henriques, 312<br />

Trápaga, Vicente, 43<br />

Tugendhat, lord, 319<br />

Udaeta (diputado), 4<br />

Ullastres, Alberto, 142<br />

Usera, Luis de, 275<br />

Valcázar del Diestro, Sixto, 40, 42-44, 53, 72<br />

Valle, José Luis, 283<br />

Vallejo, Luis (paisajista), 335<br />

Vallina Torcida, Antonio, 102, 122<br />

Valls Taberner, Luis, 251<br />

Varona y Michelena, Rafael, 19<br />

Vázquez, Eduardo, 44<br />

Vázquez, Gerardo, 44<br />

Viademonte, Lorenzo, 23<br />

Vial, Martín de, 21, 31, 42, 43, 51<br />

Vial Martínez, Enrique de, 32, 42, 43, 65, 71, 72,<br />

101, 102<br />

Victoria Eugenia, reina, 36<br />

Vierna Gutiérrez, Laura, 131 n.25<br />

Vilanova (profesor), 105<br />

Villadrando, vizconde de, 19<br />

Villalonga Villalba, Ignacio, 91, 149, 151-154, 160,<br />

169, 170, 174 n.40, 175 n.41, 276<br />

Villameriel Blanco, Florentina, 19<br />

Viscarolasaga Castillo, Irene, 131 n.25<br />

Wilson, Thomas Woodrow, 80<br />

Younger, lord George, 253, 255, 274<br />

Zabalza Lotina, Jesús María, 283, 332<br />

Zea, Mariano de, 31 y n.12<br />

Zorrilla Bringas, Lorenzo, 40<br />

Zumelzu e Hijo, 19<br />

Zumelzu Fernández, Mariano, 40<br />

ÍNDICE DE INSTITUCIONES,<br />

EMPRESAS Y ACONTECIMIENTOS<br />

Abbey National Bank, 162, 242, 244, 246, 247,<br />

254, 256, 267, 283, 309, 310, 312, 318-323, 332,<br />

336 n. 48 y n. 49<br />

Aceriasa, 227<br />

Acta Única Europea, 244, 250, 310, 311<br />

Acuerdo Marco Interfederal (1980), 186<br />

Administradora de Fondos Mutuos (Grupo BS<br />

América), 260<br />

Aguirre, Cortiguera y Cía., 19<br />

Airtel, 279<br />

Alfa de Cementos, 169<br />

Alianza de <strong>Santander</strong> (seguros), 19<br />

Altos Hornos de Nueva Montaña, 227<br />

Altos Hornos de Vizcaya, 227<br />

Aluminio de Galicia, 169


Argentaria (Corporación Bancaria de España), 250,<br />

270, 271, 274, 278, 288, 336 n.5<br />

Assicurazioni Generali, S.p.A., 278, 324, 332<br />

Asociación Española de la Banca (AEB), 150, 197, 198,<br />

250, 269<br />

Astano, 154<br />

Astilleros de Cádiz, 169<br />

Astilleros de San Martín, 21<br />

Audiencia de Rouen, 121<br />

Authi (Automóviles de Turismo<br />

Hispano Ingleses), 227, 228<br />

Ayuntamiento (El Astillero), 60<br />

Ayuntamiento (Reinosa), 60<br />

Ayuntamiento (<strong>Santander</strong>), 8, 10, 47, 60, 93,<br />

95, 116<br />

Azucarera Montañesa, 60<br />

Banca Catalana, 187, 198, 269, 272<br />

Banca Garriga Nogués (absorbida por Banesto), 156,<br />

268<br />

Banca Hijos de Vázquez López (absorbido por BS<br />

en 1952), 134, 153, 154<br />

Banca Jáudenes y Bárcena (absorbido por el BS<br />

en 1968), 199<br />

Banca Jover (Grupo BS, absorbido en 1978), 178, 180,<br />

188, 190, 195, 196, 198, 199, 263, 336 n.19<br />

Banca López Quesada (absorbido por el BS en 1958),<br />

69, 154<br />

Banca Majó Hermanos, 153, 154, 194<br />

Bancaja, 198, 263<br />

Banco Agrario de Baleares (absorbido por el BS<br />

en 1953), 134, 153, 154<br />

Banco de Albacete (Grupo Banesto), 271, 277<br />

Banco Alfonso Mon Pascual, 153, 154, 194<br />

Banco Alicantino de Comercio (Grupo Banesto), 271<br />

Banco Almagro, 195<br />

Banco de Aragón, 83, 104, 277<br />

Banco Aragonés de Crédito, 83, 154, 277<br />

Banco Atlántico, 198<br />

Banco de Ávila (absorbido por el BS en 1942), 134,<br />

145, 146, 147, 153, 154<br />

Banco Balear, 28, 30<br />

Banco de Barcelona, 4, 28, 30, 70, 78<br />

Banco de Bilbao, 28, 30, 68, 70, 80, 84, 104, 175<br />

n.42, 206, 236, 238 n. 26, 250<br />

Banco Bilbao Vizcaya (BBV), 250, 259, 260, 263,<br />

269, 270, 277, 278, 336 n.5 y n.23<br />

Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), 278, 290,<br />

336 n.5<br />

Banco de Burgos, 28, 277<br />

Banco de Cádiz, 28, 31 n.4<br />

Banco Calamarte, 69<br />

«Banco en Casa» (del BS), 207, 225<br />

Banco Castellano, 104, 108 n.16<br />

Banco de Castilla, 82, 107<br />

Banco de Cataluña, 69, 82<br />

Banco Central, 69, 80, 82, 83, 91-94, 107, 108 n.11<br />

y n.16, 132, 140, 142, 144, 149, 151-156, 160,<br />

168-170, 174 n.27, 182, 214, 236, 250, 260,<br />

268, 274-277<br />

Banco Central, entidades absorbidas por, 277<br />

Banco Central Hispano (BCH), 91, 152, 225, 246,<br />

250, 263, 266, 267, 274-280, 287, 290, 299, 309,<br />

313, 317, 319, 324<br />

Banco Central de Brasil, 291<br />

Banco Cid (absorbido por el BS en 1967), 194, 199<br />

Banco Coca (absorbido por Banesto), 268<br />

Banco Comercial para América (Ameribank), 153, 214,<br />

216, 217<br />

Banco Comercial de Barcelona, 83, 277<br />

Banco Comercial de Cataluña (Grupo BS, absorbido<br />

en 1984), 178, 188, 197-199, 266<br />

Banco Comercial Español (Grupo BS, absorbido en<br />

1978), 178, 180, 188, 195, 196, 198, 199, 263<br />

Banco Comercial e Industrial de Córdoba (Argentina),<br />

220, 223, 295<br />

Banco del Comercio, 51, 52, 65<br />

Banco de Comércio e Indústria (Grupo BS Portugal),<br />

312, 313<br />

Banco Condal, 197, 238, n.17<br />

Banco Condal Dominicano, 223<br />

Banco Continental (absorbido por el BS en 1970), 178,<br />

183, 195, 199<br />

Banco de Crédito y Ahorro Ponceño (Puerto Rico), 221,<br />

223, 302<br />

Banco de Crédito Industrial, 82, 91, 336 n.5<br />

Banco de Crédito Local, 82, 336 n.5<br />

Banco de Crédito de la Unión Minera (primer<br />

accionista de la Casa de Banca Aldama), 55, 63, 82,<br />

90, 107, 108 n.15, 276<br />

Banco de Crédito de Zaragoza, 108 n.16, 277<br />

Banco de Desarrollo Económico Español–Bandesco<br />

(Grupo Banesto), 271<br />

Banco de España, 2, 8, 14, 17, 29, 32, 34, 36,<br />

40, 41, 59, 112, 122, 126, 144, 183, 245, 268, 270,<br />

272, 320,<br />

Banco Español Chile (Grupo BS), 180, 188, 221, 222,<br />

223, 298<br />

Banco Español de Crédito, véase Banesto<br />

Banco del Estado de Sao Paulo (Banespa), 242, 244,<br />

246, 247, 256, 288-290, 293, 297, 309<br />

Banco Exterior de España, 82, 91, 94, 108 n.24, 250,<br />

253, 336 n.5<br />

Banco de Fomento de Gerona (absorbido por el BS en<br />

1968), 153, 178, 183, 194, 199<br />

Banco Gijonés de Crédito, 69<br />

Banco Guipuzcoano, 55, 83, 86, 104, 108 n.16<br />

Banco Hambro, 43<br />

Banco Herrero, 104<br />

Banco Herrero Riva (absorbido por el BS en 1942),<br />

134, 146, 153, 162, 163<br />

Banco Hispanoamericano (BHA), 55, 69, 70, 80, 83, 92-<br />

94, 104, 110, 116, 124, 140, 142, 144, 155, 161, 168,<br />

170, 173, 182, 207, 214, 236, 238 n.18, 250, 260, 263,<br />

274-278<br />

Banco Hispanoamericano, entidades absorbidas<br />

por, 277<br />

Banco Hispano Colonial (absorbido por el Central), 52,<br />

132, 142, 153, 154, 156, 168, 175 n.41, 276, 277<br />

Banco El Hogar Argentino, 295<br />

Banco Ibérico (absorbido por el Central), 276, 277<br />

Banco Industrial de Cataluña (absorbido por el BS en<br />

1969), 178, 183, 194, 195, 199<br />

Banco Inmobiliario de Guatemala (vendido por el BS),<br />

221, 223, 285, 336 n.17<br />

Banco Internacional de Industria y Comercio<br />

(absorbido por el Central), 276, 277<br />

Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo,<br />

144<br />

Banco Jáudenes y Bárcena (absorbido por el BS en<br />

1968), 183, 194, 199<br />

Banco de Jerez, 28, 30<br />

Banco de La Coruña, 28<br />

Banco Latino, 198<br />

Banco de Londres, México y Sudamérica (origen<br />

del Serfin), 288, 301<br />

Banco de Málaga, 28, 30<br />

Banco Mataró (absorbido por el BS en 1968), 153,<br />

178, 183, 194, 199<br />

Banco Mercantil, 32, 42, 52-55, 57, 59-60, 63, 65, 68,<br />

71, 73, 83, 86, 91-93, 104, 106, 132, 134, 145, 146,<br />

149-155, 162-164, 168, 173, 174 n.17, n.18, n.27<br />

y n.35, 175 n.41<br />

Banco Mercantil de Rosario de Santa Fe, 220, 223,<br />

295<br />

Banco de Murcia (Grupo BS, absorbido en 1984), 156,<br />

178, 180, 188, 197, 198, 199, 263<br />

Banco de Oviedo, 28, 30, 69, 108 n.24<br />

Banco de Palencia, 28, 30<br />

Banco de Pamplona, 28, 30<br />

Banco Pastor, 83, 142, 154, 163<br />

Banco Peninsular (Grupo Banesto), 271<br />

Banco Popular, 83, 142, 174 n.32, 182, 203, 214, 250<br />

Banco de Reus, 28, 30, 34, 82, 277<br />

Banco Río (por fusión con el Tornquist-Argentina),<br />

246, 285, 286, 287, 290, 294, 295<br />

Banco Río de la Plata (sucursal en Madrid), 94<br />

Banco Riva y García (asumido por el BS en la<br />

reprivatización de Rumasa), 197, 198<br />

Banco Sainz, 277<br />

Banco de San Fernando, 4, 8, 14, 28, 29<br />

Banco de San Sebastián, 28, 30, 104, 121, 124, 277<br />

Banco <strong>Santander</strong>, 2, 4, 8, 17-19, 21, 23, 25, 28, 30-32,<br />

34, 39-73, 83, 91, 99, 102, 104, 106, 110, 130, 132,<br />

142, 154, 160, 163, 172, 174, 180, 182, 191, 194, 199,<br />

213, 223, 227, 230, 231, 233, 234, 236, 240, 242,<br />

245, 252, 253, 260, 266, 274, 275, 277, 278, 283,<br />

286, 290, 292, 312, 322, 332, 333, 334, passim<br />

Banco <strong>Santander</strong> (1984), empresas (no financieras)<br />

participadas por el, 231<br />

Banco <strong>Santander</strong> Brasil (antiguos Geral do Comércio<br />

y del Noroeste), 286, 296, 313<br />

Banco <strong>Santander</strong> Filipinas, 267<br />

Banco <strong>Santander</strong> Internacional Miami, 188, 308<br />

Banco <strong>Santander</strong> Argentina, 188, 220, 260, 286, 295<br />

Banco <strong>Santander</strong> Central Hispano (BSCH), 246, 273,<br />

274, 278, 280, 282, 283, 287-290, 297, 299, 301,<br />

313, 315, 232, 326<br />

Banco <strong>Santander</strong> Colombia, 285, 286, 290, 304<br />

Banco <strong>Santander</strong> Costa Rica (vendido por el BS), 180,<br />

188, 221, 223, 285<br />

Banco <strong>Santander</strong> Chile (por fusión con el Santiago),<br />

285, 290, 298, 299<br />

Banco <strong>Santander</strong> Dominicano, 220<br />

Banco <strong>Santander</strong> Meridional Brasil (fusión del Bozano<br />

Simonsen y el Meridional), 289, 297<br />

Banco <strong>Santander</strong> Mexicano, 246, 285, 289, 301<br />

Banco <strong>Santander</strong> de Negocios (BSN), 180, 188, 197,<br />

198, 213, 255, 260, 263, 266, 267, 273, 296, 312, 315<br />

Banco <strong>Santander</strong> y Panamá (vendido por el BS), 180,<br />

188, 219, 220, 221, 223, 285<br />

Banco <strong>Santander</strong> Perú (fusión del Interandino<br />

y Mercantil), 285, 286<br />

Banco <strong>Santander</strong> Puerto Rico, 180, 188, 220, 260,<br />

302, 308<br />

Banco <strong>Santander</strong> Santiago (fusión del <strong>Santander</strong> Chile<br />

y del Banco Santiago), 242, 244, 287, 290, 299<br />

Banco <strong>Santander</strong> Trust & Banking Corp. Bahamas,<br />

180, 260<br />

Banco <strong>Santander</strong> Uruguay, 180, 188, 221, 260, 305<br />

Banco Santiago (de Compostela), 28, 30<br />

353


Banco de Sevilla, 28, 30<br />

Banco Soler y Torra, 134, 153, 154, 156, 162, 163,<br />

174 n.39, 190, 214<br />

Banco de Tarragona, 28, 30<br />

Banco de Torrelavega, 76, 83, 84, 87, 104, 108 n.7,<br />

115, 134, 146, 149, 154<br />

Banco de Tortosa, 82<br />

Banco Totta & Açores, 247, 272, 312, 313, 315<br />

Banco Urquijo, 69, 84, 86, 126, 142, 161, 187, 214, 275<br />

Banco de Valencia, 14, 55<br />

Banco de Valladolid, 28, 30, 55<br />

Banco Vasco, 69<br />

Banco de Vigo, 55, 107<br />

Banco Vitalicio de España, 56<br />

Banco de Vitoria (Grupo Banesto), 28, 30, 55, 104,<br />

108 n.24, 271<br />

Banco de Vizcaya, 55, 65, 69, 80, 142, 144, 155, 161,<br />

168, 169, 182, 198, 203, 214, 250, 251<br />

Banco de Zaragoza, 28, 30<br />

Banco Zaragozano, 56, 83, 142<br />

Bancos de Emisión (1856), ley de, 8, 25, 26, 28<br />

Bancos del Litoral Asociados (Uruguay), 221, 223, 305<br />

Banesto, 55, 69, 70, 80, 83, 86, 92, 93, 108 n.24, 116,<br />

126, 140, 142, 144, 149-152, 155, 161, 168, 170,<br />

174 n.32, 182, 198, 207, 214, 236, 244, 246, 250,<br />

252, 253, 256, 260, 267-277, 280, 285, 290, 312,<br />

232, 324, 332, 336 n.22<br />

Bank of America, 153, 174 n.1, 176, 178, 214-217, 289,<br />

301, 317<br />

Bank of London and South America, 161<br />

Bankinter (Banco Intercontinental Español), 174 n.1,<br />

176, 178, 182, 188, 213, 214-217, 225, 239 n.31,<br />

289, 301<br />

Banleasing (Grupo BS), 180<br />

Bansafina (Bansander de Financiaciones), 225, 227,<br />

260, 263, 317<br />

Bansaleasing (Grupo BS), 188, 225, 227, 260<br />

Bansaliber (Grupo BS), 188, 225, 227, 263<br />

Bansander Leasing Corp (Puerto Rico), 260<br />

Bansander-Noble Lowndes, 225, 227<br />

Banserfond (Grupo BS), 225<br />

Banserfond II (Grupo BS), 225<br />

Banserval (Grupo BS), 225<br />

Barras Eléctricas Galaico Asturianas, 229, 231<br />

Bases de Ordenación del Crédito y la Banca (1962),<br />

ley de, 180, 181, 183<br />

Bayer (empresa alemana), 228<br />

Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 327<br />

Boletín de Comercio, 8, 14, 31 n.6, 40, 41, 48, 53,<br />

56, 74 n.5<br />

Boletín Oficial del Estado, 15<br />

Boletín Oficial de <strong>Santander</strong>, 21<br />

Bolsa de Bilbao, 25<br />

Bolsa de Madrid, 25, 61, 91, 208, 224, 244<br />

Bolsa de Valencia, 25<br />

Bolsín de <strong>Santander</strong>, 57, 95, 108 n.27, 150, 152<br />

British Motor Corporation, 228<br />

British Leyland Motor Corporation, 228, 229<br />

BSN Gestión, 260, 266<br />

BSN Gestión de Patrimonios, 260, 266<br />

BSN Pensiones, 260<br />

BSN Sociedad de Valores y Bolsa, 263, 266<br />

BSN SVB (Grupo BS), 260<br />

Bull (empresa francesa), 204, 206, 238 n.21<br />

Cabarga-San Miguel (minas), 56<br />

Cableuropa (Ono), 279<br />

354<br />

Caja de Ahorros y Monte de Piedad, 13, 60, 65, 83,<br />

92, 104, 116, 124<br />

Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Alfonso XIII,<br />

42, 44, 59<br />

Caja de Ahorros y Monte de Piedad de <strong>Santander</strong>, 83,<br />

104<br />

Caja de Madrid, 30<br />

Caja de Pensiones, 56<br />

Caja de Reparaciones, 121<br />

Cámara de Comercio (<strong>Santander</strong>), 56, 65<br />

Campo de Golf de Pedreña, 95<br />

Campsa, 91<br />

Canal de Castilla, 8-10, 72<br />

Carburos Metálicos, 153, 169, 228<br />

Carmosa (Cartera Mobiliaria, S.A.), 188, 225, 227, 263<br />

Casa de Banca Aldama y Cía. (antecedente del<br />

Central), 276<br />

Casa Bancaria <strong>Santander</strong> (Uruguay), 221, 223<br />

Casa Baring (Londres), 51<br />

Casino (<strong>Santander</strong>), 60, 69<br />

Cassa di Risparmio delle Province Lombarde, 263<br />

CC-Bank (Grupo BS Alemania), 255, 260, 317<br />

CC-Banque (Grupo BS Bélgica), 260<br />

CC-Leasing (Grupo BS Alemania), 260, 317<br />

CECA, véase Confederación Española de Cajas<br />

de Ahorros<br />

Ceivasa (Central de Inversiones de Valores, S.A.),<br />

188, 225, 227, 263<br />

Central Contable (del BS en Madrid), 178, 184,<br />

204, 206, 209, 238 n.24<br />

Central Eléctrica de El Pabón, 57<br />

Centrales Nucleares del Norte (Nuclenor), 229, 231<br />

Centro de Fomento de la Producción Nacional de<br />

<strong>Santander</strong>, 18<br />

Centro Hispano-Ultramarino (<strong>Santander</strong>), 18, 19<br />

Centro Oficial de Contratación de Moneda, 114<br />

CEOE, 186<br />

Cepsa (Compañía Española de Petróleos), 154,<br />

169, 279<br />

Cervezas de <strong>Santander</strong>, 169<br />

Charterhouse plc, 255, 266<br />

Círculo Mercantil (<strong>Santander</strong>), 59<br />

Ciudad Financiera Banco <strong>Santander</strong><br />

(Boadilla del Monte), 176, 204, 324, 329<br />

Ciudad Universitaria (Madrid), 82<br />

Club de Regatas (<strong>Santander</strong>), 84<br />

Comisaría de la Banca Oficial, 115<br />

Comisaría de Ordenación de la Banca Privada, 115<br />

Comisión de Evacuación Bancaria de Asturias y<br />

<strong>Santander</strong>, 121<br />

Comisión Gestora del Fondo de Garantía, 270<br />

Comisión Nacional del Mercado de Valores (1988),<br />

250, 277<br />

Comisión Nacional del Mercado de las<br />

Telecomunicaciones, 168<br />

Comisión de Finanzas, 115<br />

Comité Central de la Banca, 124<br />

Comité Nacional de la Banca Española, 115<br />

Comité Técnico Interbancario (CCI), 204, 205, 208<br />

Compañía Arrendataria (factoría de tabacos), 120<br />

Compañía Asturiana de Minas, 108 n.23<br />

Compañía Cantábrica de Navegación, 57<br />

Compañía de Crédito de España, 30<br />

Compañía de Electricidad Montaña, 229<br />

Compañía Española de Laminación, 227<br />

Compañía Española de Minas del Rif, 108 n.24<br />

Compañía Española Minas de Río Tinto, 228<br />

Compañía Española de Petróleos, véase Cepsa<br />

Compañía del Ferrocarril de Alar (Ferrocarril de<br />

Isabel II), 10, 21, 30<br />

Compañía del Ferrocarril de Alar a <strong>Santander</strong>, 30, 51<br />

Compañía del Ferrocarril del Cantábrico, 60, 108 n.23<br />

Compañía General de Crédito, 30<br />

Compañía General de Electricidad de Montano, 60<br />

Compañía General de Electricidad Volta, 57<br />

Compañía General de Inversiones, 154<br />

Compañía Marítima Unión, 57, 60<br />

Compañía Montañesa de Navegación, 57, 60<br />

Compañía del Norte (ferrocarril), 65<br />

Compañía Río Tinto, 108 n.24<br />

Compañía <strong>Santander</strong>ina de Navegación, 57, 60<br />

Compañía Trasatlántica, 108 n.24<br />

Compañía del Vapor Esles, 57<br />

Compañía Vasco-Cantábrica de Navegación, 60<br />

Comunidad Económica Europea (CEE), 180, 240, 248,<br />

250, 256, 262, 270, 310<br />

Confederación Española de Cajas de<br />

Ahorros (CECA), 80<br />

Confederación Nacional de Banca, 104, 109 n.48<br />

Congreso de los Diputados, 21, 91, 336 n.24<br />

Consejería de Hacienda de <strong>Santander</strong>, 116, 120, 121<br />

Consejo Interprovincial de <strong>Santander</strong>, Burgos<br />

y Palencia, 114-116, 121<br />

Consejo de Ministros, 18, 65, 68, 103, 146, 269<br />

Consejo Nacional de Crédito, 115, 124<br />

Consejo Real, 14, 18<br />

Consejo Superior Bancario (CSB), 78, 80, 91, 92, 99,<br />

100, 114, 115, 142, 155, 170, 175 n.42 y n.54, 230,<br />

239 n.37<br />

Consorcio Bancario Español, 91<br />

Constructora Nacional de Maquinaria Eléctrica, 56<br />

Constructora Naval, 169<br />

Corporación Bancaria, S.A., 188, 336 n.5<br />

Cortes españolas, 4, 14, 18, 21, 25, 187, 269, 270, 272,<br />

336 n.25 y n.29<br />

Cortes Generales, 78<br />

Cosmos Financiera, 169<br />

Crédit Lyonnais, 195, 196, 263<br />

Crédit Mobilier (promotor de Sociedad General del<br />

Crédito Mobiliario Español), 267<br />

Crédit du Nord Belge, 254, 255<br />

Crédito Barcelonés, 30<br />

Crédito Cántabro, 19, 30, 54<br />

Crédito Navarro, 52, 83, 104, 108 n.16, 277<br />

Cros, S.A., 56, 108 n.23, 227, 228, 230<br />

CSB, véase Consejo Superior Bancario<br />

Depósito Franco del Puerto de <strong>Santander</strong>, 108 n.24<br />

Desbloqueo (1939), ley de, 130, 145<br />

Diputación Provincial (<strong>Santander</strong>), 10, 19, 60, 93, 95,<br />

116<br />

Desamortización (1836 y 1854), ley general de, 25<br />

Dirección General de Banca y Bolsa, 149, 150<br />

Directorio Militar de Primo de Rivera, 74 n.1, 78, 82,<br />

102, 103<br />

Distribuidora Palentina de Electricidad, 229, 231<br />

Dóriga Hermanos (razón social), 19, 31 n.3<br />

Dóriga e Hijos y Botín (casa de banca y comercio), 43,<br />

54, 74 n.15, 75, 100<br />

Dragados y Construcciones, 279<br />

El País, 136<br />

Electra Bedón, 229, 231<br />

Electra del Besaya, 57


Electra del Esva, 229, 231<br />

Electra-Montañesa, 57<br />

Electra Pasiega, 57, 229<br />

Electra Salcedo, 229<br />

Electra Vasco Montañesa, 57, 229<br />

Electra de Viesgo, 57, 108 n.24, 149, 198, 227-231<br />

Eléctricas Leonesas, 169, 229<br />

Electricidad y Gas Lebón, 169<br />

Electro-Metalúrgica de Boo, 56<br />

Emisión, ley bancaria de, véase Bancos de Emisión<br />

(1856), ley de, Empleo (1980), ley Básica del, 186<br />

Empresa de los Canales de Castilla, 10<br />

Empresas participas por BS en 1984, 231<br />

Endesa (Empresa Nacional de Electricidad), 230<br />

Estatuto para las Cajas Generales de Ahorro<br />

Popular (1933), 80<br />

Estatuto General del Ahorro Popular, 80<br />

Estatuto de los Trabajadores (1980), 186, 209, 210<br />

Fasa (Fábrica de Automóviles S.A.), 169, 228<br />

FED (banco central de Estados Unidos), 266<br />

Fecsa (Fuerzas Eléctricas de Cataluña), 153, 169, 229<br />

Federación Nacional de Banca, 131 n.10<br />

Fenosa (Fuerzas Eléctricas del Noroeste), 154, 169, 229<br />

Fernández y Villegas (casa comercial), 42<br />

Ferrocarriles (1856), ley de, 25, 26<br />

Ferrocarriles Andaluces, 108 n.24<br />

Ferrocarriles Catalanes, 153<br />

Fiat, 228, 229<br />

Fibansa (Grupo BS), 188, 223, 225, 227, 263<br />

Financiación de las Comunidades Autónomas<br />

(1980), ley orgánica de, 186<br />

First Fidelity Corporation, 253, 263, 271, 308, 309<br />

First National Bank of Puerto Rico, 220, 221, 223, 302<br />

First Union (Grupo BS), 273, 309, 310, 329<br />

Fomento de Obras y Construcciones, 153<br />

Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), 188, 197, 198,<br />

238 n.18<br />

Fondo Monetario Internacional, 144<br />

Forjas de Buelna, 227<br />

Frente Popular, 93, 104, 116, 120, 122, 124<br />

Fuerzas Eléctricas de Cataluña, véase Fecsa<br />

Fuerzas Eléctricas del Noroeste, véase Fenosa<br />

Fundación Marcelino Botín (1971), 138, 190, 191<br />

Fundición de San Antonio, 108 n.23<br />

Fútbol Club Barcelona, 156, 159, 203<br />

Fyesa (Ferroaleaciones y Electrometales), 169, 227,<br />

228, 230, 231<br />

Gaceta de Madrid, 15, 28, 37, 74 n.6<br />

Gallo, Dóriga y Cía., 18, 19<br />

Gas Madrid, 108 n.24<br />

General Electric, 238 n.21<br />

Generalitat de Catalunya, 116<br />

Gesbansa (Grupo BS), 180, 225, 227<br />

Gesbansander (Grupo BS), 180, 188, 225, 227, 260<br />

Gobierno de la nación, 9, 14, 18, 21, 30, 31 n.12, 34, 36,<br />

68, 78, 82, 141, 142, 182-184, 187, 250<br />

Gobierno de Burgos, 93, 112, 115, 121, 122, 124, 130, 131<br />

Gobierno de la República, 103, 110, 112, 114-116, 121,<br />

122, 131 n.14<br />

Gobierno socialista, 137, 187, 196, 197, 209, 250, 257<br />

Grafitos Eléctricos del Noroeste, 169, 231<br />

Gran Depresión económica mundial, 76, 80, 83, 98,<br />

99, 107, 134, 295<br />

Gran Hotel Sardinero (<strong>Santander</strong>), 86<br />

Grupo <strong>Santander</strong>, 178, 180, 188, 194, 198, 217,<br />

225, 238 n.30, 240, 246, 252, 260, 266, 275,<br />

280, 283, 288-290, 292, 295, 297, 301, 312,<br />

323, 332-334<br />

Grupo <strong>Santander</strong>, crecimiento y retos del, 332-334<br />

Grupo <strong>Santander</strong>, siete grandes hitos del, 246-324<br />

Guardia Civil, 45<br />

Guerra Civil, 78, 91, 93, 100, 103, 104, 110,<br />

112, 118, 132, 134, 136, 141, 145, 149, 153, 190,<br />

275, 276<br />

Guerra Mundial, Primera, 32, 60, 61, 69, 70, 78, 80,<br />

104, 268, 275<br />

Guerra Mundial, Segunda, 140-142, 184, 289, 297<br />

Hacienda pública, 4, 14, 23, 24, 82, 91, 114, 115, 120,<br />

121, 183, 184, 204, 223, 276<br />

Hidráulica de Santillana, 108 n.24<br />

Hidro Nitro, 228<br />

Hidroeléctrica del Chorro, 108 n.24, 229<br />

Hidroeléctrica Española, 108 n.24<br />

Hidroeléctrica Ibérica, 108 n.24<br />

Hijos de Dóriga (banca), 19, 53<br />

Hijos de Manuel Rodriguez Acosta (accionista), 44,<br />

104, 108 n.16, 277<br />

Hijos de Pombo (razón social), 41, 42, 72<br />

Hipódromo (<strong>Santander</strong>), 69<br />

Hipotebansa (Grupo BS), 180, 188, 225, 227, 260<br />

Hispamer, 225, 317<br />

Hotel Doña Francisca (<strong>Santander</strong>), 48, 55<br />

Hotel Real (<strong>Santander</strong>), 60, 63, 69, 86, 95<br />

Hotel El Sardinero (<strong>Santander</strong>), 95, 96<br />

Iberduero, 229, 230<br />

Ibérica del Nitrógeno, 108 n.24, 149<br />

IBM, 206, 238 n.21<br />

IBOS (Inter Banking on Line System), 255<br />

IMC Española S.A., 225, 227<br />

IMS, AG (Zúrich), 225<br />

INI (Instituto Nacional de Industria), 175, 228<br />

Inmobiliaria Española del Centro, 150<br />

International Fund Management (Grupo<br />

BS Luxemburgo), 260<br />

Invercrédito (Grupo BS Colombia, 285, 286<br />

Istituto Bancario Italiano San Paolo di Torino<br />

(Grupo BS), 255, 263, 273<br />

J. P. Morgan, 268, 273<br />

José Calderón (denominación social), 42<br />

Junco, Cuétara y Abarca (razón social), 18<br />

Junta de Agricultura, Industria y Comercio<br />

(<strong>Santander</strong>), 23<br />

Junta de Ayuda a los Republicanos Españoles (JARE),<br />

121, 122<br />

Junta de Comercio (<strong>Santander</strong>), 4, 8, 10<br />

Junta de Defensa de <strong>Santander</strong>, 115<br />

Junta Delegada del Gobierno del Norte, 121<br />

Junta de Obras del Puerto (<strong>Santander</strong>), 21<br />

Junta Provincial de Beneficencia (<strong>Santander</strong>), 21, 44<br />

Jurado Mixto Central de la Banca Española, 104<br />

Kuwait Investment Office (KIO), 228, 254<br />

La Aurora (seguros), 56<br />

La Equitativa (seguros), 92<br />

La Montañesa (fábrica de hilados), 21<br />

La Montañesa (seguros marítimos), 19<br />

La Nueva Montaña del Hierro y el Acero, 56<br />

La Polar (seguros), 56<br />

La Rosario (fábrica de jabones), 42<br />

Lanz Ibérica, 169<br />

Lebón y Cía., 57<br />

LICO, Central de Leasing, 225<br />

Lince (Uni2), 279<br />

LOB, véase Ordenación Bancaria (1921), ley de<br />

Magdalena, palacio de la, 36, 60, 69<br />

Material para Ferrocarriles y Costrucciones, 170<br />

Mercado de Cambio de Divisas (Madrid), 98<br />

Mercado Único, 180, 250, 252, 254, 255, 278, 311,<br />

313, 315<br />

Mercado de Valores (1988), ley de, 250, 263<br />

Metropolitan Life Insurance, 253<br />

Metropolitan Vickers, 160<br />

Minas de Cala, 60<br />

Minas de Complemento, 56<br />

Minas de Entrambasaguas, 56<br />

Minas de Heras, 56, 60<br />

Minas de Hierro de Camargo, 19, 21<br />

Minas de Liaño, 56, 60<br />

Minas de Potasa de Súria, 108 n.24<br />

Minas de Puente Arce, 56, 60<br />

Minera Cántabro-Asturiana, 56<br />

Minera de Málaga, 169<br />

Minero Siderúrgica de Ponferrada, 160, 170<br />

Ministerio de Economía y Hacienda, 187, 197<br />

Ministerio de Industria, 227<br />

Ministerio de Trabajo, 80<br />

Mobinter (Mobiliaria Internacional, S.A.), 188,<br />

225, 227<br />

Monopolio de Petróleos, véase Campsa<br />

Montañesa de Navegación, 60<br />

Montepío de Empleados del Banco, 44, 210<br />

Mora-Livanos, 228<br />

Movimiento Nacional, 124<br />

Murrieta y Compañía (corresponsalía en Londres),<br />

22, 23<br />

Mutua Madrileña Automovilista, 323, 324, 332<br />

MZA (ferrocarril Madrid-Zaragoza-Alicante), 48<br />

Naciones Unidas, 140<br />

NASD, 266<br />

National Westminster Bank, 256<br />

Neumáticos Continental, 170<br />

Newton Investment Management, 266<br />

Newton <strong>Santander</strong> Investment Management, 266<br />

Norvasa (Norteña de Valores, S.A.), 188, 225, 227<br />

Nueva Argentífera, 56<br />

Nueva Montaña Quijano (NMQ), 60, 108 n.24, 149,<br />

170, 227-229<br />

Openbank (Grupo BS), 271, 273, 336 n.31<br />

OPEP, 186<br />

Ordenación Bancaria (1921), ley de, 78, 80, 107<br />

Ordenación Bancaria (1946), ley de, 141, 142, 152, 263<br />

Pactos de la Moncloa (25 de octubre de 1977), 184,<br />

186, 250<br />

Patagon (Grupo BS), 271, 317, 336 n.31<br />

Patrimonio del Estado, 197, 198<br />

Peseta (1868), creación de la, 2, 25<br />

«Plan Candelas» (del BS), 283<br />

Plan Energético Nacional (1980), 186, 187<br />

Plan de Estabilización (1959), 142, 144, 155, 169,<br />

173, 182, 183, 226<br />

Plan Nacional de Cultura, 82<br />

«Plan Portilla» (del BS), 203, 283<br />

355


Planes de Desarrollo (1964), 181, 183<br />

Planes y Fondos de Pensiones (1989), ley de, 250<br />

«Portal Universia» (del BS), 327<br />

Primer Encuentro Internacional de Rectores<br />

de Universia, 327<br />

Productos Químicos Iberia, 169<br />

«Programa Uno» (del BSCH), 279<br />

Promociones y Desarrollo (Grupo BS México), 260<br />

PSOE, 137, 187<br />

Puente de San Miguel (sociedad eléctrica), 60<br />

Puerto Franco, 95<br />

Pymes, 208, 209, 225, 304, 305<br />

Real Academia de San Fernando (Madrid), 24<br />

Real Compañía Asturiana de Minas, 56<br />

Reforma Política (1977), ley para la, 184<br />

Registro de Banco y Banqueros, 78, 99, 141<br />

Repesa, 169<br />

República, Primera, 26, 34, 74 n.1<br />

República, Segunda, 82, 83, 98, 103<br />

Responsabilidad Social Corporativa (RSC), 303, 305,<br />

326, 329<br />

Restauración (borbónica), 26, 42, 47, 52, 69, 70, 74 n.1<br />

Retevisión, 279<br />

Retevisión Móvil, 279<br />

Río Tinto, minas de, 160, 161<br />

Royal Bank of Scotland (RBS), 162, 246, 253-255, 259,<br />

266, 271, 273, 274, 290, 308, 312, 317, 319, 322,<br />

326, 327, 332, 336 n.8<br />

Rumasa, holding, 137, 187, 188, 194, 196-198, 239 n.15<br />

S.A. José María Quijano, 162, 227<br />

Salomon Brothers Inc., 206, 238 n.23, 270<br />

Saltos del Riesgo, 169<br />

Saltos del Sil, 169, 229<br />

<strong>Santander</strong> Argentina, 188, 220, 260, 286, 295:<br />

Banco Comercial e Industrial de Córdoba, 295<br />

Banco Delta, 285, 295<br />

Banco del Este, 285, 295<br />

Banco Ganadero Argentino, 285, 295<br />

Banco El Hogar Argentino, 295<br />

Banco Mercantil de Rosario de Santa Fe, 220,<br />

223, 295<br />

Banco Provincia de Buenos Aires, 295<br />

Banco Río de la Plata, 94, 286, 290, 295<br />

Banco Tornquist, 287, 290, 295<br />

Instituto Movilizador de Inversiones<br />

Bancarias, 295<br />

Río Bank International, 285, 286, 295<br />

Río Bank International Saife, 285, 286<br />

Río de la Plata Compañía de Seguros, 295<br />

<strong>Santander</strong> Investment, 295<br />

<strong>Santander</strong> Sociedad de Bolsa, 295<br />

<strong>Santander</strong> Asesores México, 260, 300<br />

<strong>Santander</strong> Banespa (Brasil), 244, 297<br />

<strong>Santander</strong> Brasil, 286, 296, 313:<br />

Banco Bozano Simonsen, 289, 290, 293, 297<br />

Banco del Estado de Sao Paulo (Banespa), 288,<br />

289, 290, 297<br />

Banco Geral do Comércio, 286, 293, 296<br />

Banco Meridional, 289, 290, 293, 297, 326<br />

Banco Noroeste, 286, 296<br />

Banco <strong>Santander</strong> Meridional, 289, 297<br />

Camargo Corrêa, 286, 296<br />

<strong>Santander</strong> Investment, 296<br />

<strong>Santander</strong> Brasil Corretagem e Administração<br />

de Seguros, 336 n.45<br />

356<br />

Selección brasileña, 297<br />

<strong>Santander</strong> Chile, 221-223, 260, 285, 290, 298, 299:<br />

AFP Summa Bansander, 299<br />

Banco Central de Chile, 290, 299<br />

Banco Español Chile, 180, 188, 221-223, 298<br />

Banco Osorno y La Unión, 285, 286, 298, 299<br />

Banco <strong>Santander</strong> Chile, 223, 290, 298, 299<br />

Banco Santiago, 287, 290, 289, 299<br />

Banefe, 299<br />

Bansander AFP, 298, 299<br />

Compañia de Seguros de Vida <strong>Santander</strong>, 298<br />

Corredora de Bolsa, 298<br />

Fincard, 298<br />

Fusa, 298<br />

Quiñenco, S.A., 290, 299<br />

<strong>Santander</strong> Agente de Valores, 298<br />

<strong>Santander</strong> Factoring, 260, 298<br />

<strong>Santander</strong> Santiago, 242, 244, 299<br />

<strong>Santander</strong> Colombia, 285, 286, 289, 290, 304:<br />

Banco Comercial Antioqueño (Bancoquia), 285,<br />

286, 289, 304<br />

Banco <strong>Santander</strong> Colombia, 285, 286, 289,<br />

290, 304<br />

Colmena AIG, 304<br />

Davivir, 304<br />

Fondo de Pensiones y Cesantías <strong>Santander</strong>, 304<br />

Invercrédito Servicios Financieros, S.A., 304<br />

<strong>Santander</strong> Consumer Finance, 225, 244, 247, 312, 315,<br />

317, 332<br />

<strong>Santander</strong> Corredores de Bolsa, 260<br />

<strong>Santander</strong> en Estados Unidos, el Banco, 308-310:<br />

Banco <strong>Santander</strong> Internacional Miami, 308<br />

First Fidelity Bancorporation, 271, 308<br />

First Union Bank, 273<br />

First Union Corporation, 309, 310, 329<br />

Independence Community Bank, 309, 310<br />

Reserva Federal, 308, 309<br />

Sovereign Bank, 309, 310<br />

Wall Street, 98, 309<br />

<strong>Santander</strong> en Europa, el Grupo, 310-323:<br />

Abbey, principales fusiones, 319<br />

Abbey National Bank, 310, 312, 318-322,<br />

336 n.48<br />

Abbey National Building Society, 318<br />

Abbey Road & St John’s Wood Permanent Benefit<br />

Building Society, 318<br />

Abbey Road Baptist Church, 318<br />

Abfin (Holanda), 317<br />

Acta Única Europea, 244, 250, 310, 311<br />

AKB Bank, 317<br />

Alto Tribunal de Justicia de Inglaterra y Gales, 320<br />

Banco Comercial Português, 313<br />

Banco de Comércio e Indústria (BCI), 255, 312, 313<br />

Banco San Paolo IMI, 317<br />

Banco <strong>Santander</strong> de Negocios de Portugal<br />

(BSN Portugal), 312<br />

Banco <strong>Santander</strong> Portugal, 312, 313, 315<br />

bancos absorbidos en Portugal (1990-2000), 312<br />

BankAmerica Corporation, 315, 317<br />

Bankhaus Centrale Credit A.G. (CC-Bank), 315<br />

Bankia Bank (Noruega), 317<br />

Bansafina, 317<br />

Building Societies Act, 319<br />

Caixa Geral, 315<br />

CC-Bank (Alemania), 255, 317<br />

CC-Bank Credit (Hungría), 317<br />

CC-Bank Leasing (República Checa), 317<br />

CC-Bank Poland, 317<br />

Comercial Portugués, 312, 313<br />

Comunidad Económica Europea, 180, 240, 248,<br />

270, 310<br />

Crédito Predial, 312-315<br />

Curt Briechle KG Absatzfinanzierung, 317<br />

Direkt Bank, 317, 336 n.46<br />

Elcon Finans AS (Noruega), 317<br />

expansión del Grupo <strong>Santander</strong>, 312<br />

Financial Services Authority, 320<br />

Gestarsa, 317<br />

Grupo Werhahn, 317<br />

Halifax Bank of Scotland (HBOS), 320<br />

Lisboa y Açores, 312<br />

Mundial Confiança, 313<br />

National Freehold Land and Building Society, 318<br />

Openbank, 317, 318<br />

Pinto Sotto Mayor, 313<br />

Royal Bank of Scotland, 312, 317, 319, 322, 332,<br />

336 n.8<br />

<strong>Santander</strong> Consumer España, 317<br />

<strong>Santander</strong> Consumer Finance (SCF), 225, 244,<br />

247, 312, 315, 317, 332<br />

<strong>Santander</strong> Consumer Italy (antes Finconsumo), 317<br />

<strong>Santander</strong> Finanz AG (Suiza), 180, 310<br />

<strong>Santander</strong> Totta, 244, 312, 313, 314, 315, 323, 332<br />

SCF, construcción de la franquicia (1987-2006),<br />

317<br />

Sistema Monetario Europeo, 244, 256, 262, 310<br />

Totta & Açores, 247, 272, 312, 313, 315<br />

Totta-Aliança, 312<br />

Unión Económica y Monetaria, 244, 245, 274, 278,<br />

310, 321, 333<br />

Unión Europea, 244, 245, 278, 310, 315<br />

Visa Card Services, 317<br />

<strong>Santander</strong> de Factoring (Grupo BS), 180, 260<br />

<strong>Santander</strong> Finanz Ag. (Suiza), 180, 310<br />

<strong>Santander</strong> Guernsey, 260<br />

<strong>Santander</strong> International (Estados Unidos), 260, 263<br />

<strong>Santander</strong> International Fund Management Company<br />

(Luxemburgo), 263<br />

<strong>Santander</strong> Investment, 260, 263, 266, 267, 273,<br />

275, 285, 286, 295, 296, 300, 301, 303<br />

<strong>Santander</strong> Investment Securities, 266<br />

<strong>Santander</strong> de Leasing (Grupo BS), 260, 263<br />

<strong>Santander</strong> Merchant (Bahamas), 260<br />

<strong>Santander</strong> Merchant (Brasil), 260<br />

<strong>Santander</strong> Merchant Chile, 260<br />

<strong>Santander</strong> México, 300, 301:<br />

Banamex, 289, 301<br />

Banco de Londres, México y Sudamérica, 288, 301<br />

Banco Fiduciario, 301<br />

Banco Mexicano, 285, 286, 301, 306<br />

Banco Mexicano Somex, 285, 301<br />

Banco <strong>Santander</strong> Mexicano, 285<br />

Grupo Financiero Inver México, 285, 301<br />

Grupo Financiero Serfin, 288-290, 301, 306<br />

HSBC, 289, 290, 301<br />

Instituto de Protección al Ahorro Bancario, 288,<br />

289, 301<br />

Metropolitan Life, 300<br />

Promoción y Desarrollo Bansander, 300<br />

<strong>Santander</strong> Asesores, 260, 300<br />

<strong>Santander</strong> Investment, 300, 301<br />

<strong>Santander</strong> Serfin, 244, 289, 301<br />

Seguros Génesis, 300<br />

Seguros Iberomexicana, 300


Seguros <strong>Santander</strong>, 300<br />

Servicios <strong>Santander</strong>, 300<br />

Sociedad Mexicana de Crédito Industrial, 301<br />

Tarjeta Mastercard Light, 301<br />

Tratado de Libre Comercio de América<br />

del Norte, 300<br />

<strong>Santander</strong> National (Puerto Rico), 260<br />

<strong>Santander</strong> Overseas (Puerto Rico), 260<br />

<strong>Santander</strong> de Patrimonios, 225, 260<br />

<strong>Santander</strong> de Pensiones, 260, 263<br />

<strong>Santander</strong> Puerto Rico, 180, 188, 220, 238 n.30,<br />

260, 302, 308:<br />

Banco de Crédito y Ahorro Ponceño, 221, 223, 302<br />

Caguas Central Federal Savings, 302<br />

First National Bank of Puerto Rico, 220, 221,<br />

223, 302<br />

<strong>Santander</strong> BanCorp, 302<br />

<strong>Santander</strong> Federal, 302<br />

<strong>Santander</strong> Mortgage Corporation, 302<br />

<strong>Santander</strong> National Bank, 302<br />

<strong>Santander</strong> Universidades, 302, 326, 327<br />

The Banker, 302<br />

<strong>Santander</strong> Santiago (Chile), 242, 244, 299<br />

<strong>Santander</strong> Serfin (México), 244, 289, 301<br />

<strong>Santander</strong> Suiza, 260<br />

<strong>Santander</strong> Totta (Portugal), 244, 312-315, 323, 332<br />

<strong>Santander</strong> Trust (Bahamas), 180, 260<br />

<strong>Santander</strong> Universidades, 302, 326, 327<br />

<strong>Santander</strong> Uruguay, 180, 188, 221, 260, 305:<br />

Bancos del Litoral Asociados, 221, 223, 305<br />

<strong>Santander</strong> Venezuela, 303:<br />

Banco Caracas, 303<br />

Banco de Venezuela, 246, 285, 287, 303<br />

Euromoney, 303<br />

galardón «UNICEF cuenta contigo», 303<br />

Global Custodia, 303<br />

Global Finance, 303<br />

<strong>Santander</strong> Investment, 303<br />

The Banker, 303<br />

Valores <strong>Santander</strong>, 298, 303<br />

<strong>Santander</strong>ina de Navegación, 57, 60<br />

Schering (empresa alemana), 228<br />

Seat (Sociedad Española de Automóviles<br />

de Turismo), 228, 229<br />

Seguros Génesis, 300<br />

Seguros <strong>Santander</strong>, 300<br />

Servicio de Evacuación de los Republicanos<br />

Españoles (SERE), 121<br />

Servicio de Estudios del Banco de España, 141, 174 n.4<br />

Servicios <strong>Santander</strong> (Chile), 260, 300<br />

Sindicato Agrícola Reocín, 108 n.23<br />

Sindicato Emisor de España, 94<br />

Sindicato de Empleados de Banca y Bolsa, 98, 103<br />

Sindicato de Trabajadores del Crédito<br />

y de las Finanzas, 116<br />

Sistema 4b, 207, 231<br />

Sistema Monetario Europeo, 244, 256, 262, 310<br />

Smit Horn & Cº, 104<br />

Sniace, 169<br />

Sociedad de Aguas, 60<br />

Sociedad de Aguas de Barcelona, 154<br />

Sociedad Anónima para el Abastecimiento de Aguas<br />

de <strong>Santander</strong>, 51<br />

Sociedad Anónima Echevarría, 108 n.24<br />

Sociedad Asturiana Santa Bárbara, 108 n.24<br />

Sociedad Azucarera de España, 108 n.24<br />

Sociedad Catalana General de Crédito, 30<br />

Sociedad de Construcciones Metálicas, 108 n.24<br />

Sociedad de Crédito y Docks de Barcelona, 154, 277<br />

Sociedad de Crédito de Guayaquil<br />

(vendido por el BS), 285<br />

Sociedad de Crédito Industrial y Comercial, 57, 59,<br />

60, 76 n.55<br />

Sociedad de Crédito Mobiliario Español, 30<br />

Sociedad Eléctrica del Viesgo, 108 n.23<br />

Sociedad Española de Carburos Metálicos, 153<br />

Sociedad Española de Construcción Naval, 108 n.23 y<br />

n.24, 149<br />

Sociedad Española de Ferrocarriles Secundarios, 60<br />

Sociedad Española Mercantil e Industrial, 30<br />

Sociedad Española de Productos Dolomitas, 108 n.23<br />

Sociedad General de Crédito Ecuador (Grupo BS), 180,<br />

188, 223<br />

Sociedad General del Crédito Mobiliario Español<br />

(antecedente de Banesto), 267, 269<br />

Sociedad General Financiera e Inmobiliaria, 150<br />

Sociedad Hidroeléctrica del Chorro, 169<br />

Sociedad Industrial Química de Zaragoza, 108 n.24<br />

Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya, 108 n.24<br />

Sociedad Minero Metalúrgica de Ponferrada, 108 n.24<br />

Sociedad Saltos del Nansa, 169, 170, 229<br />

Sociedad Valenciana de Fomento, 30<br />

Sociedades Anónimas (1868), nueva ley de, 25, 36<br />

Sociedades de Crédito, ley bancaria de, 25, 28, 36<br />

Soler y Torra Hermanos, véase Banco Soler y Torra<br />

Solvay y Cía., 56<br />

Standerd Eléctrica, 56<br />

Talleres del Astillero de <strong>Santander</strong>, 56, 169<br />

Talleres de San Martín, 56<br />

Teatro Pereda, 38<br />

Tesoro Público, 34, 78, 126, 197, 226<br />

The Trust Company of Cuba, 160, 161<br />

Torras Hostench, 228<br />

Tratado de la Unión Europea (Maastricht), 244<br />

Tranvías de Nueva Montaña, 108 n.23<br />

Tratado de Libre Comercio de América del Norte, 300<br />

Tribunal de Comercio (<strong>Santander</strong>), 8, 23<br />

Tribunal de Primera Instancia de <strong>Santander</strong>, 41<br />

UGT, 186<br />

UCD, 187, 250<br />

Unión Cántabra Industrial, 108 n.23<br />

Unión Económica y Monetaria, 244, 245, 274, 278,<br />

310, 321, 333<br />

Unión Española de Explosivos, 228<br />

Unión Europea, 244, 245, 278, 310, 315<br />

Unión Explosivos Río Tinto, 228<br />

Unión Fenosa, 279<br />

Unión Liberal (partido), 19<br />

Unión Mercantil, 19, 30, 54<br />

Unión Resinera Española, 108 n.23, 115, 169<br />

Universidad de Alicante, 327<br />

Universidad de Salamanca, 326<br />

Universidad de Sevilla, 327<br />

Vallehermoso, 279<br />

Viesgo de Electricidad, 229<br />

Vista Capital (Grupo BS), 260<br />

Westmister Bank, 162<br />

ÍNDICE DE ILUSTRACIONES<br />

Abbey, 321<br />

Abbey National Bank, 322<br />

Abbey Road Building Society, 318<br />

Acción de 1961, 171<br />

Acción de 1972, 232<br />

Adquisición del Banco Mercantil, 148<br />

Agencia urbana en Madrid, 156<br />

...al habla con el exterior (1962), 218<br />

Alcalá 37, 164 y 165<br />

Alfonso XII, 45<br />

Alfonso XIII con Primo de Rivera durante<br />

el Directorio, 103<br />

Almuerzo de banqueros (1987), 251<br />

Alzado de la primera sede social (bajos del Palacio<br />

Pombo), 38<br />

Argentina, 219, 294<br />

Automóviles, 227<br />

Banca Jover, 195<br />

Banco Central (Antonio Palacios, arquitecto), 94<br />

Banco Comercial de Cataluña, 197<br />

Banco de España, 16 y 17<br />

Banco de España (sucursal en <strong>Santander</strong>), 41<br />

Banco de <strong>Santander</strong> en el paseo de Pereda, 66 y 67<br />

Banco de <strong>Santander</strong> en Madrid, 147<br />

Banco de Torrelavega, 88 y 89, 149<br />

Banco Español de Crédito, 92<br />

Banco Exterior de España, 91<br />

Banco Hispano Colonial, 154<br />

Banco Hispanoamericano (Adaro Magro y López<br />

Sallaverry, arquitectos), 93<br />

Banco Mercantil, 60<br />

Banco <strong>Santander</strong> Colombia, 289<br />

Banco <strong>Santander</strong> Totta, 314<br />

Banco Soler y Torra, 153<br />

Banesto, 269<br />

Banif, 267<br />

Bank of America. San Francisco, 215<br />

Bankinter, 214<br />

Billete de 1.000 pesetas (Banco de España), 29<br />

Billete emitido por el Banco de <strong>Santander</strong>, 3<br />

Billetes emitidos durante la Guerra Civil. Colección<br />

<strong>Santander</strong>, 118 y 119<br />

Billetes emitidos por el Banco de España, 117<br />

Billetes emitidos por el Banco de <strong>Santander</strong>, 22<br />

Bisonte de las cuevas de Altamira, 42<br />

Boletín Oficial de <strong>Santander</strong> (29 de mayo de 1857), 20<br />

Bolsa de Madrid, 127<br />

Bolsa de Madrid en los años veinte, 95<br />

Bóveda y cajas de seguridad, 81<br />

Brasil, 293, 296<br />

Bulevar de Alfonso XII (<strong>Santander</strong>), 61<br />

Buscando petróleo en Meruelo, <strong>Santander</strong>, 187<br />

Cabo de Machichaco, 56<br />

Cambio de dinero, 128<br />

Camp Nou, 158 y 159<br />

Canal de Castilla en Alar del Rey, 8<br />

Capitán de barco mercante (Solana). Colección<br />

<strong>Santander</strong>, 11<br />

Cartel de la República, 114<br />

Cartilla de racionamiento, 131<br />

Casa de Aduanas (Sabatini, arquitecto), 24<br />

Castellana 24, 284<br />

14,5%, 261<br />

357


Celebración de la inauguración de la sede, 86 y 87<br />

Centenario de Velarde, 50<br />

Centro de Formación (Kevin Roche, arquitecto), 205<br />

Certificado exculpatorio, 123<br />

Cheque de 1970, 239<br />

Ciudad Financiera <strong>Santander</strong> (proyecto arquitectónico<br />

de Kevin Roche), 328<br />

Coche Polo (2007), 283<br />

Comienzo de la guerra, 113<br />

Conferencia de prensa (1968), 217<br />

Conferencia de prensa (1999), 279<br />

Consejo (1954), 155<br />

Consejo de Administración (1999), 281<br />

Constitución de 1978, 208<br />

Crack del 29. Wall Street, 98<br />

División América (2005), 288<br />

Edificio de las Cariátides, 282<br />

Edificio Pereda (Ciudad Financiera <strong>Santander</strong>), 325<br />

Eisenhower y Franco, 142<br />

El Promontorio, 138 y 139<br />

El <strong>Santander</strong> y su logotipo (1986), 241<br />

El Solaruco, 177, 184<br />

Electra de Viesgo, 229<br />

Emilio Botín, 137<br />

Emilio Botín y Alfredo Sáenz, 271<br />

Emilio Botín y Luqman Arnold, 320<br />

Emilio Botin y <strong>Pablo</strong> Tarrero, 211<br />

Emilio Botín López, 100<br />

Emilio Botín Ríos, 252<br />

Encuentro de rectores (Sevilla, 2005), 327<br />

Entrada de las tropas nacionales en <strong>Santander</strong>, 120 y 121<br />

Entrevista en televisión (1986), 248<br />

Escritura de compra del edificio de Pereda<br />

(en 1919), 109<br />

Estación de ferrocarril de Solares, 26 y 27<br />

Estanislao Abarca y Fornés, 101<br />

Estatutos del Banco de <strong>Santander</strong> (publicados en la<br />

Gaceta de Madrid el 2 de febrero de 1875), 37<br />

Estibadores en el puerto de <strong>Santander</strong>, 10<br />

Evolución de la marca <strong>Santander</strong>, 245<br />

Expropiación de Rumasa, 196<br />

First Fidelity, 309<br />

First Union, 309<br />

Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial, 144<br />

Foto estereoscópica, 68<br />

Francesc Cambó y Batllé (R. Pichot), 80<br />

Fundación Marcelino Botín, 190<br />

Fusión BSCH (1999), 279<br />

Gaceta de Madrid (24 de mayo de 1857), 15<br />

Gobierno de Azaña (en 1933), 103<br />

Gobierno de Burgos, 122<br />

Homenaje a Sautuola y Vilanova, 105<br />

Hotel Real (González Riancho, arquitecto), 62 y 63<br />

Inauguración de la sede (31 de marzo de 1923), 85<br />

Incendio de <strong>Santander</strong>, 135<br />

Incendio del barco Cabo Machichaco, 57<br />

Indalecio Prieto (Vázquez-Díaz), 82<br />

Interior y exterior de sucursal, 202<br />

Isabel II (Madrazo), 18<br />

Isidoro del Campo, 150<br />

358<br />

Jaime Botín, 216<br />

Jardines de Puente San Miguel, 237<br />

José María de Pereda, 55<br />

José María Gómez de la Torre, 74<br />

Juan Carlos I y Doña Sofía, Reyes de España, 185<br />

Juan Pombo Conejo, 18<br />

Junta de accionistas, 145<br />

Junta de accionistas (1982), 224<br />

Junta de accionistas (1986), 247<br />

Junta de Gobierno (1907), 33, 71<br />

Junta de Saltos del Nansa, 170<br />

La Habana, 160<br />

Ley de Bases de Ordenación del Crédito<br />

y la Banca (1962), 181<br />

Ley de Ordenación Bancaria de 1921, 79<br />

Ley de Ordenación Bancaria (Boletín Oficial<br />

del Estado, diciembre de 1946), 143<br />

Logo y oficina de Banesto, 272<br />

Los Botín, 189<br />

Madrid (29 de julio de 1939), 126<br />

Marcelino, D., 42<br />

María, Dña., 42<br />

Mariano Navarro Rubio (Pancho de Cossío), 183<br />

Marqués de Albaida, 14<br />

Marqués de Barzanallana (Fierros), 14<br />

Mercado de Cambio de Divisas (Madrid), 98<br />

México, 306 y 307<br />

Minería en Cabarga, 56<br />

Monte de Piedad, 104<br />

Muelle de <strong>Santander</strong> en el siglo xix, 6 y 7<br />

Nueva sede <strong>Santander</strong> Totta, 312<br />

Nueva York, 308<br />

Nuevo presidente, 249<br />

Oficina (aeropuerto de Lisboa), 313<br />

Oficina bancaria (Argentina, 2007), 295<br />

Oficina de <strong>Santander</strong> Consumer Finance, 317<br />

Olivos en la Ciudad Financiera (Luis Vallejo,<br />

paisajista), 335<br />

Pactos de la Moncloa, 186<br />

Palacio Real de la Magdalena, 36<br />

Paseo de Pereda (reforma proyectada por Riancho<br />

y De la Torriente, arquitectos), 166 y 167<br />

Paseo de Pereda (comienzos del siglo xx), 55<br />

Piensa en grande, 292<br />

Plan de Estabilización (1959), 144<br />

Plano de <strong>Santander</strong> (1865), 12<br />

Plano del canal de Castilla, 8<br />

Playa del Sardinero, 35, 96 y 97<br />

Póliza de operaciones al contado, 175<br />

Presa del Sil, 169<br />

Producción en cadena, 169<br />

Publicidad, 223<br />

Puente de Santiago de Chile, 299<br />

Puerto franco, 95<br />

Puerto Rico, 221, 286, 302<br />

Racionamiento en la posguerra, 141<br />

RBS, 255<br />

Recibo de la sociedad Dóriga e Hijos y Botín, 75<br />

Regreso del Indiano (Solana). Colección <strong>Santander</strong>, 58<br />

Relevo en la presidencia, 249<br />

Reunión del Consejo de Administración<br />

en Barcelona (1954), 133<br />

Royal Bank of Scotland, 254<br />

Rueda de prensa (expropiación de Rumasa, 24<br />

de febrero de 1983), 197<br />

Sala del Consejo, 193<br />

Sala de la Comisión Ejecutiva, 212<br />

<strong>Santander</strong> Cultural (Porto Alegre), 326<br />

<strong>Santander</strong> eres tú (2007), 337<br />

<strong>Santander</strong> House (Londres), 318<br />

<strong>Santander</strong> México, 300<br />

Santiago de Chile, 222<br />

Saturnino Briz Larín, 101<br />

Seagram, N.Y.C., 308<br />

Sede 1881-1898 (edificio Pombo reconstruido), 38 y 39<br />

Sede central del Banco <strong>Santander</strong> en Colombia, 304<br />

Sede de Azca. Madrid, 262<br />

Sede de la avenida de Bartolomé Mitre en Buenos<br />

Aires, 220<br />

Sede del paseo de Pereda (1923), 49<br />

Sede del paseo de Pereda (remodelación de Ricardo<br />

Bastida, arquitecto), 84<br />

Sede de <strong>Santander</strong> Chile, 298<br />

Sede de <strong>Santander</strong> Consumer Finance en<br />

Mönchengladbach, 316<br />

Sede del Banco en <strong>Santander</strong> (tras la remodelación), 179<br />

Sede del paseo de Gracia, 157<br />

Sede del paseo de Pereda (números 11 y 12), 77<br />

Sede desde 1880 (calle del Martillo, esquina<br />

Daoiz y Velarde), 48<br />

Sede desde 1898 (paseo del Muelle, actualmente<br />

paseo de Pereda), 46<br />

Sede provisional tras el incendio de 1875<br />

(calle Santa Lucía número 1), 38<br />

Sedes territoriales (Cádiz y Las Palmas; Zaragoza<br />

y Palencia), 200 y 201<br />

Segunda Guerra Mundial, 142<br />

Selección brasileña, 297<br />

Solicitud de crear un banco emisor en <strong>Santander</strong>, 5<br />

Sovereign Bank, 309<br />

Sucursal de Comillas, 90<br />

Sucursal de Reinosa, 111, 124<br />

Sucursales de Málaga y Sevilla (1945), 146<br />

Supercuenta (1989), 258<br />

Superproductos, 264 y 265<br />

Taquimecanógrafas, 125<br />

Tarjeta Mastercard Light, 301<br />

Tecnología, 206<br />

Torrelavega, 10<br />

Tranvía de <strong>Santander</strong>, 64<br />

Trasatlánticos frente a la estación de tren, 10<br />

Tratado de Adhesión de España a las Comunidades<br />

Europeas (12 de junio de 1985), 243<br />

Tratado de paz. Guerra de Cuba<br />

(11 de abril de 1899), 59<br />

Tratado de Versalles, 80<br />

Último parte de guerra, 129<br />

Uruguay, 305<br />

Venezuela, 287, 303<br />

Villalonga y Botín, 151<br />

Vista de la Ciudad Financiera<br />

(Kevin Roche, arquitecto), 330 y 331<br />

Vista de <strong>Santander</strong> en el siglo xix. Litografía<br />

francesa de Turgis, 9


EDICIÓN, COORDINACIÓN Y PRODUCCIÓN<br />

Turner<br />

www.turnerlibros.com<br />

TEXTO<br />

<strong>Pablo</strong> Martín Aceña<br />

DISEÑO<br />

Studio Fernando Gutiérrez<br />

EDICIÓN GRÁFICA<br />

María López<br />

Teresa Avellanosa<br />

Cecilia Gandarias<br />

CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS<br />

AGA: pp. 10 (inf.), 35, 26-27, 62-63, 88-89, 95, 99, 147, 149; Archiv der Hugo Obermaier-Gesellschaft:<br />

p. 105; Archivo Banco de España: pp. 218 y 223; Archivo Banco de España, Banco de San Fernando,<br />

Copiador de Reales Órdenes, 8441: p. 5; Archivo Congreso Diputados: p. 181; Archivo Cover: pp. 45, 56, 57,<br />

82, 103, 117; Archivo Cover/Corbis: pp. 9, 10 (inf.), 36, 98, 103, 122, 141, 142 (sup.), 142 (inf.)<br />

Archivo Cover/Corbis/ Angelo Hornak: p. 308; Archivo Cover/Corbis/Keith Dannemiller: p. 292; Archivo<br />

Cover/Corbis/Michael Nicholson: p. 318; Archivo Cover/Corbis/Morton Beebe: p. 215; Archivo Cover/Gianni<br />

Ferrari: p. 185; Archivo Cover/Joaquín Llenas: p. 271; Archivo Cover/Oronoz: pp. 14, 29, 55 (sup.), 80, 93,<br />

113, 117, 129, 169, 183, 232; Archivo Cover/Popperfoto: pp. 121 (sup. e inf.); Archivo Cover/SFGP: p. 80;<br />

Archivo EFE: pp. 59, 81, 91, 97, 126, 127, 128, 131, 144 (sup. e inf.), 169, 186, 187, 196, 197, 208, 216, 219,<br />

227, 239, 243, 251, 252, 279 (sup. e inf.), 297, 309, 327; Archivo EFE/Manuel H. de León: p. 282;<br />

AP PHOTO/Richard Lewis: p. 320; Archivo Moreno Vernacci: pp. 24, 92; Banco de Imágenes de Cantabria:<br />

pp. 18, 20, 75, 100, 101, 109, 150, 171, 175, 190, 229; Biblioteca Municipal de <strong>Santander</strong>: p. 8 (inf.);<br />

Biblioteca Nacional: pp. 6-7, 15, 37,79, 114, 120, 143, 249, 264 (sup. izq. e inf.), 265; Carlos Goldgrub: p. 296;<br />

Centro de Documentación Barcelona Club de Fútbol: pp. 158, 159 (inf.); Centro de Documentación de<br />

la Imagen, <strong>Santander</strong>: pp. 41, 50, 55 (inf.), 60, 61, 64, 66-67, 68, 104; Colección Banco de <strong>Santander</strong>: pp. 11,<br />

58; Cordonpress/Topfoto: pp. 160, 254, 321; Cordonpress/Topfoto/UPP: p. 318; Cordonpress/Ulstein: p. 317;<br />

Cuauhtli Gutiérrez: pp. 3, 22, 118, 119; Fototeca Enciclopedia Catalana: pp. 153, 154, 195, 197; Jordi Play: p. 59<br />

(sup.); Luis Asín: pp. 16-17, 111, 124, 148, 166-167, 177, 179, 184, 193, 212, 269, 284, 325, 328, 335; Michael<br />

Danner: pp. IX, X, XIII, XIV, XVII, XVIII, XXI; Museo Marítimo del Cantábrico: pp. 10 (med.), 12, 56, 135;<br />

Nelson Kon: p. 293; Rosa Becerra: p. 322; Paisajes Españoles: pp. 330-331<br />

FOTOMECÁNICA<br />

Espiral<br />

IMPRESIÓN<br />

Artes Gráficas Palermo<br />

ENCUADERNACIÓN<br />

Ramos<br />

Todos los derechos reservados. No está permitida la reproducción total o parcial de este libro ni<br />

su tratamiento por cualquier medio, ya sea mecánico, electrónico, por fotocopia o por cualquier otro,<br />

sin el permiso previo y por escrito del Grupo <strong>Santander</strong><br />

© Grupo <strong>Santander</strong>, 2007<br />

© del texto: su autor, 2007<br />

© de las imágenes: sus autores, 2007<br />

ISBN: 978-84-7506-796-4<br />

D.L.: M-28.370-2007


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1857-2007 Banco <strong>Santander</strong> 150 años de historia


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Banco <strong>Santander</strong> 150 años de historia<br />

<strong>Pablo</strong> Martín Aceña<br />

Universidad de Alcalá


Índice<br />

Introducción<br />

1. Un banco local de emisión, 1857-1874<br />

La fundación del Banco de <strong>Santander</strong> en 1857 04<br />

Una entidad de crédito necesaria: la ciudad de <strong>Santander</strong> a mediados del siglo xix 08<br />

Los avatares de la fundación 14<br />

Los fundadores del Banco de <strong>Santander</strong> 18<br />

La tarea de organizar un banco: los primeros pasos 21<br />

El Banco de la ciudad de <strong>Santander</strong>: dieciocho años de emisión 25<br />

El Banco de <strong>Santander</strong> en el sistema financiero español a mediados del siglo xix 28<br />

2. La sociedad de crédito Banco de <strong>Santander</strong>, 1875-1919<br />

La refundación del Banco de <strong>Santander</strong> en 1875 34<br />

El contencioso con el Banco de España 40<br />

El pequeño Banco de <strong>Santander</strong> 41<br />

Varado en la bahía 47<br />

El Banco Mercantil: primer asalto 52<br />

Siglo xx: nuevos retos 55<br />

El impacto de la Primera Guerra Mundial 61<br />

Buenos beneficios y elevada rentabilidad 69<br />

Con más de medio siglo de historia a la espalda 71<br />

3. La expansión regional, 1920-1935<br />

La economía de entreguerras y el Banco de <strong>Santander</strong> 78<br />

De entidad local a banco regional: primeros pasos 83<br />

Años veinte: los dictados de la prudencia, norma inquebrantable 93<br />

Crisis económica y cambio político: los años de la Segunda República 98<br />

Una organización sencilla y menos de mil accionistas 100<br />

Las cuentas de una entidad regional 104<br />

4. Tiempos de guerra, 1936-1939<br />

La división de la economía del país 112<br />

El año republicano: julio de 1936-agosto de 1937 115<br />

En zona nacional: agosto de 1937-marzo de 1939 122<br />

Las cuentas de la guerra 127<br />

5. El ascenso de un banco nacional, 1939-1962<br />

Una sociedad de crédito con cien años 134<br />

La economía española: entre el inmovilismo y el cambio 140<br />

La llegada a la capital de España y la compra del Banco Mercantil 145<br />

La expansión del <strong>Santander</strong> en los años del statu quo 152<br />

América y Europa: los primeros pasos 161<br />

El Consejo de Administración y el funcionamiento del <strong>Santander</strong> 162<br />

La cuentas del Banco: solvencia y rentabilidad 168


6. Los cimientos del éxito, 1963-1985<br />

Dos decenios de expansión 178<br />

De menor a mayor: la economía española y la transformación del Banco de <strong>Santander</strong> 180<br />

Los hombres del <strong>Santander</strong>: un equipo rector sin fisuras 188<br />

Bancos regionales y locales: alimentarse para crecer 194<br />

La organización del trabajo en un banco comercial: él éxito de «picar puertas»<br />

y «salir a vender dinero» 198<br />

La Central Contable: una década y media de innovación tecnológica<br />

La gestión de los recursos humanos: el expertise se puede comprar,<br />

204<br />

la lealtad hay que ganarla 209<br />

Bankinter y el primer amigo americano 213<br />

Latinoamérica: la vocación que nunca se olvida 217<br />

Velando por los intereses de accionistas y clientes: las sociedades de inversión<br />

y de servicios financieros 222<br />

La cartera industrial: el <strong>Santander</strong> y la economía de Cantabria 226<br />

El más rentable, el más eficiente y el más solvente<br />

7. Un Grupo fi nanciero mundial, 1986-2006<br />

230<br />

<strong>Santander</strong>: un banco mundial 242<br />

Siete grandes hitos en la transformación del Grupo <strong>Santander</strong> 246<br />

Relevo en la presidencia 247<br />

La alianza con el Royal Bank of Scotland 253<br />

Una revolución financiera: la «Supercuenta <strong>Santander</strong>» 256<br />

El Banco <strong>Santander</strong> de Negocios y <strong>Santander</strong> Investment 266<br />

Banesto sale al encuentro 267<br />

El nacimiento de un gigante: el Banco <strong>Santander</strong> Central Hispano.<br />

La primera fusión de la zona euro 274<br />

Líderes en América Latina 285<br />

El Grupo <strong>Santander</strong> en América Latina 292<br />

El Banco <strong>Santander</strong> en Estados Unidos 308<br />

La conquista del mercado europeo y la compra del Abbey National Bank 310<br />

Organización y Gobierno Corporativo 323<br />

Responsabilidad Social Corporativa 326<br />

Ciudad Financiera <strong>Santander</strong> 329<br />

El Grupo Santader: veinte años de crecimiento y retos de futuro 332<br />

Conclusiones<br />

Apéndice 1<br />

339<br />

Bancos y sociedades de crédito absorbidos y comprados por el Banco <strong>Santander</strong><br />

Apéndice 2<br />

342<br />

Hechos más destacados en la historia del Banco <strong>Santander</strong> 345<br />

Bibliografía<br />

Índices<br />

347<br />

Índice onomástico 349<br />

Índice de instituciones, empresas y acontecimientos 352<br />

Índice de ilustraciones 357


Introducción<br />

El Banco <strong>Santander</strong> es un caso singular en la historia financiera<br />

española y europea, por su longevidad y por su trayectoria. Muy<br />

pocas instituciones han disfrutado de tan larga existencia, un siglo<br />

y medio, y menos aún pueden exhibir una ejecutoria tan excepcional.<br />

Fundado en una pequeña ciudad del norte de España en<br />

el año 1857, el Banco ha recorrido toda la escala financiera y ha<br />

ascendido cada uno de sus peldaños: de sociedad de crédito local<br />

a entidad regional y luego a institución nacional; y desde aquí a<br />

banco europeo y mundial. En la actualidad el <strong>Santander</strong> ocupa el<br />

décimo puesto en el ranking financiero internacional, tiene una<br />

sólida implantación en dos continentes, América y Europa, dispone<br />

de establecimientos en más de cuarenta países, opera en las<br />

tres principales monedas de la economía mundial, el euro, el dólar<br />

y la libra esterlina, y en todos los segmentos del mercado, banca<br />

comercial minorista y mayorista, banca de negocios y privada, crédito<br />

al consumo, seguros y fondos de pensiones. Con 69 millones<br />

de clientes repartidos por todo el globo y 130.000 profesionales de<br />

muy diversas nacionalidades, el <strong>Santander</strong> es un banco centenario,<br />

global y multinacional.<br />

¿Cómo explicar este éxito innegable, sorprendente y a la vez<br />

admirable? ¿Cuáles han sido las claves de su ascenso? ¿Cómo esclarecer<br />

su supervivencia en el turbulento ámbito de las finanzas<br />

españolas e internacionales? ¿Qué ha convertido al <strong>Santander</strong> en<br />

una gran sociedad de crédito internacional? ¿A través de qué medios<br />

o por qué senderos ha transitado para alcanzar el puesto de<br />

privilegio que ocupa en la actualidad? ¿Qué tiene el <strong>Santander</strong><br />

que no tienen otras entidades españolas o extranjeras que desaparecieron?<br />

¿Cómo un banco español, perteneciente a una economía<br />

media, ha conquistado el mercado mundial? En suma: ¿Qué<br />

ha hecho grande al <strong>Santander</strong>? La respuesta es compleja y hallarla<br />

requiere un repaso de su historia. Porque para comprender<br />

VIII INTRODUCCIÓN<br />

cabalmente la existencia y el recorrido de las instituciones es preciso<br />

recuperar su pasado, remoto y próximo, echar la vista atrás y<br />

rescatar su memoria. Descifrar las claves del éxito del <strong>Santander</strong><br />

exige revisar acontecimientos, hechos y circunstancias políticas,<br />

sociales y económicas; conocer a los hombres que dirigieron y<br />

dirigen la entidad, reflexionar sobre las decisiones adoptadas.<br />

Porque el ascenso del <strong>Santander</strong> no es fruto de la casualidad, sino<br />

el resultado de un cúmulo de ingredientes (responsabilidad, prudencia,<br />

vocación comercial, independencia, ideas, personas, talento)<br />

bien combinados.<br />

Nuestra historia comienza el 15 de mayo de 1857, cuando la<br />

reina Isabel II, de acuerdo con el parecer de su Consejo de Ministros,<br />

firmó en el Palacio Real de Madrid el decreto que autorizó<br />

la creación de un banco de emisión y descuento en la ciudad de<br />

<strong>Santander</strong>. Lo fundaron setenta y dos hombres de negocios, todos<br />

ellos vinculados a la economía de la región y al comercio colonial.<br />

Su creación obedeció a la demanda de crédito y de medios<br />

de pago para atender las necesidades financieras de una economía<br />

en pleno proceso de expansión, estimulada por la construcción del<br />

ferrocarril y por el tráfico de exportación e importación con ultramar,<br />

que tuvo en el puerto de <strong>Santander</strong> uno de sus puntos de<br />

origen y destino.<br />

La primera Junta de Gobierno (Consejo de Administración)<br />

la formaron doce individuos, en representación de los accionistas<br />

fundadores: Juan de Abarca y Sobrino, Domingo Díaz Bustamante<br />

y Vélez, Jerónimo Roiz de la Parra, Luis Gallo, José María Aguirre<br />

y Laurencín, Juan Pombo Conejo, Aureliano Pedraja, Antonio<br />

Labat, Antonio Cortiguera, Agustín González Gordón, Felipe Alvear<br />

y Bonifacio Ferrer de la Vega. A ellos corresponde el mérito de<br />

haber puesto en marcha una de las instituciones financieras privadas<br />

más importantes de España y de Europa.


INTRODUCCIÓN IX


X INTRODUCCIÓN


El Banco se creó con un capital de cinco millones de reales<br />

(1.250.000 pesetas/7.513 euros), representado por 2.500 acciones<br />

de 2.000 reales cada una y con una duración de veinticinco años. *<br />

El primer presidente de la entidad fue Juan Pombo Conejo, fundador<br />

de una de las familias más sobresalientes de la vida política,<br />

social y económica de Cantabria. El primer director fue José Antonio<br />

Cedrún y de la Pedraja, abogado, financiero y político, y el primer<br />

secretario general Antonio del Diestro, también abogado y financiero.<br />

El <strong>Santander</strong> comenzó sus operaciones una apacible mañana del<br />

20 de agosto de 1857, en la calle Martillo esquina a la de Celosía, hoy<br />

calle General Mola, con una plantilla de 17 de personas.<br />

Durante su primera etapa de vida, entre 1857 y 1874, el Banco<br />

se dedicó a los negocios para los cuales había sido creado: la emisión<br />

de billetes (puso en circulación series de 100, 200, 500, 1.000,<br />

2.000 y 4.000 reales), el descuento de letras y el crédito comercial.<br />

Aquellos fueron los años del despegue de la industrialización en<br />

España, de la mecanización del sector textil, de la construcción<br />

del ferrocarril, de la creación de numerosas sociedades de crédito, de<br />

la apertura de nuevos yacimientos mineros y de la instalación<br />

de las primeras siderurgias. Pero no fueron tiempos fáciles, pues<br />

el sistema financiero sufrió una terrible crisis en 1866 que se llevó<br />

por delante a la mitad de las entidades existentes en esa fecha. El<br />

<strong>Santander</strong> se mantuvo firme, aunque la coyuntura sólo le permitió<br />

crecer de manera muy lenta. Al final de esta etapa el tamaño de la<br />

entidad era reducido: su peso en la estructura bancaria no llegaba<br />

al dos por ciento del conjunto nacional. El Banco de <strong>Santander</strong><br />

nació pequeño, en términos absolutos y en términos relativos,<br />

y así se mantuvo durante muchos decenios.<br />

La segunda etapa de la historia de nuestra institución transcurre<br />

entre 1875 y 1919. En el primero de estos años el <strong>Santander</strong><br />

perdió la facultad de emitir billetes, un privilegio que se otorgó en<br />

*<br />

Nota: La unidad monetaria española cuando se creó el Banco de <strong>Santander</strong> era el real. En 1868 se adoptó la peseta (equivalente<br />

a cuatro reales) como base del sistema monetario. La peseta ha sido la unidad monetaria española hasta la introducción<br />

del euro el 1 de enero de 1999. El valor del euro se fijó en 166,386 pesetas.<br />

exclusiva el Banco de España. Al <strong>Santander</strong> se le ofreció la posibilidad<br />

de integrarse en el de España o transformarse en una sociedad<br />

de crédito, continuando su vida como entidad independiente:<br />

optó por esto último. La oferta del Banco de España, por entonces<br />

la mayor y más poderosa entidad del país, era atractiva, pero<br />

los responsables del <strong>Santander</strong> la rechazaron y prefirieron seguir<br />

su propio camino. Hoy somos conscientes de lo trascendental de<br />

aquella acertada decisión. Fue uno de esos momentos cruciales en<br />

la vida de las instituciones en el que no dar un paso al frente significa<br />

su liquidación y la entrada en el más absoluto anonimato<br />

histórico. En aquella tesitura, la fusión con el Banco de España<br />

marcaba la divisoria entre el ser y el no ser, entre formar parte de<br />

la historia financiera española e internacional o diluirse en el pasado<br />

sin posibilidades de rescate. A los responsables del <strong>Santander</strong><br />

de hoy les toca reconocer el acierto de sus predecesores en aquel<br />

trance de 1874, uno de los muchos que ha debido superar el Banco<br />

para poder sobrevivir y alcanzar la madurez de la que disfruta en<br />

este primer decenio del siglo xxi.<br />

Medio centenar de individuos formaron parte de las sucesivas<br />

Juntas de Gobierno hasta 1920. Sus apellidos revelan la presencia<br />

mayoritaria de las mismas familias que fundaron la sociedad de<br />

emisión en 1857, si bien es cierto que se produjo un indudable relevo<br />

generacional; además, a partir de 1875 antiguos y nuevos accionistas<br />

se incorporaron a los órganos de dirección, sin que ello implicase<br />

un cambio de orientación en los negocios de la entidad, pues todos<br />

ellos participaban de los principios esenciales que la habían guiado<br />

desde su nacimiento. Aquellos que por edad y dedicación permanecieron<br />

en la Junta hasta finales de siglo o más allá, fueron los que<br />

mayor influencia ejercieron en el funcionamiento del Banco. Sobre<br />

César Pombo Villameriel, José María de Pereda, José María González<br />

Trevilla, Venancio Casado, Bartolomé de la Maza, Martín de<br />

INTRODUCCIÓN XI


Vial e Indalecio Sánchez de Porrúa recayó la responsabilidad de<br />

sacar adelante la sociedad de crédito y de sortear algunas de las<br />

dificultades a las que hubo de enfrentarse.<br />

En 1875 se vio involucrada en un enojoso pleito con el Banco<br />

de España. Después sufrió los efectos de la decadencia del comercio<br />

colonial y de un prolongado estancamiento de la economía de<br />

Cantabria. Luego vino en 1899 la fundación en la misma ciudad<br />

de <strong>Santander</strong> del Banco Mercantil, una poderosa entidad que supuso<br />

un auténtico desafío a la ya veterana sociedad del paseo del<br />

Muelle. Hubo negociaciones entre los directivos de ambas instituciones<br />

para estudiar una posible fusión, pero a la vista de las condiciones<br />

en las que se planteaba, una absorción en toda regla, los<br />

del <strong>Santander</strong> rechazaron la operación. Fue otro de los momentos<br />

clave de nuestra historia, pues de haberse materializado la fusión,<br />

huelga decir que no podríamos celebrar los ciento cincuenta años<br />

de la entidad. En todo este tiempo la vida del pequeño <strong>Santander</strong><br />

avanzó con lentitud, sin sobrepasar los límites de la ciudad, con<br />

una sola oficina y una veintena de empleados. Como la economía<br />

española aumentó de tamaño y el sistema bancario se densificó<br />

con nuevas entidades de crédito y cajas de ahorro, el <strong>Santander</strong><br />

perdió cuota de mercado. Se mantuvo no obstante fiel a sus orígenes:<br />

banca comercial y prudencia en la concesión de créditos y en<br />

la asunción de riesgos.<br />

Con el siglo xx la vida económica española se animó, acelerando<br />

su ritmo de crecimiento, mientras que Cantabria inició una<br />

paulatina diversificación de su estructura productiva; inversiones<br />

en nuevas industrias, en la minería y en la construcción naval relanzaron<br />

su economía y elevaron el nivel de renta de su población.<br />

Como la Primera Guerra Mundial propició un fuerte impulso a la<br />

actividad industrial y comercial de los países neutrales, España entre<br />

ellos, los empresarios cántabros aprovecharon la oportunidad<br />

XII INTRODUCCIÓN<br />

para establecer nuevas fábricas y renovar instalaciones y maquinaria.<br />

Entre 1900 y 1920 el Banco de <strong>Santander</strong> dobló su balance,<br />

amplió su capital hasta los 10 millones de pesetas, aumentó sus ingresos,<br />

se acercó a la cifra de medio millón de pesetas de beneficios<br />

en el ejercicio 1917 y su rentabilidad se colocó por encima de la<br />

media de las sociedades de crédito españolas. Además, la entidad<br />

resistió bien la competencia no sólo del Mercantil sino también<br />

de las grandes instituciones financieras nacionales que, como el<br />

Español de Crédito (Banesto) y el Hispanoamericano, abrieron<br />

sucursales en la región.<br />

En 1895 Rafael Botín Aguirre (hermano de uno de los bisabuelos<br />

del actual presidente) fue nombrado director gerente del Banco<br />

y a él corresponde el honor de haber sido el primer representante<br />

de la familia en desempeñar un puesto de responsabilidad<br />

ejecutiva en el <strong>Santander</strong>. Le sucedió en el empleo su sobrino, José<br />

María de la Torre Botín, quien ocupó el cargo durante una larga<br />

temporada, casi veinte años, hasta su jubilación en 1923. Figura<br />

señera de aquellos años fue también Emilio Botín López (abuelo<br />

del actual presidente), hombre de negocios y experto financiero<br />

que ocupó un puesto de vocal en el Consejo de Administración<br />

desde 1902. En febrero de 1920 la entidad le designó presidente<br />

titular, poniendo fin al sistema rotatorio imperante hasta entonces.<br />

Podríamos decir que fue, por tanto, el primer presidente fijo<br />

del Banco de <strong>Santander</strong>. Mantuvo su cargo hasta su muerte en<br />

diciembre de 1923.<br />

El periodo que transcurre entre 1919 y 1939 fue crucial para el<br />

<strong>Santander</strong>. Tuvo que realizar esfuerzos para mantener su posición<br />

en el conjunto del sistema financiero español y montañés, en un<br />

clima económico cambiante y no siempre favorable, y también tuvo<br />

que hacer frente a las dificultades financieras y de todo tipo que<br />

se presentaron durante la Guerra Civil. En estos dos decenios, la


INTRODUCCIÓN XIII


XIV INTRODUCCIÓN


sociedad cántabra salió de los estrechos límites de la ciudad y se<br />

lanzó a la conquista del mercado regional. Trasladó su sede social<br />

al espléndido edificio del paseo de Pereda, fundó el Banco de Torrelavega<br />

y puso en pie una modesta red de sucursales en la provincia<br />

(la primera en El Astillero, en 1923) y fuera de ella (Espinosa de los<br />

Monteros, Lanestosa y Osorno, en 1924). En el ámbito interno también<br />

hubo novedades: se reformaron los estatutos de la sociedad, la<br />

organización se hizo más compleja, se crearon nuevos puestos de<br />

gestión y la plantilla aumentó hasta los 159 empleados hacia 1935.<br />

A pesar de las dificultades y desórdenes financieros de estas dos<br />

convulsas décadas, el Banco de <strong>Santander</strong> logró ascender varias<br />

posiciones en el ranking nacional de entidades de crédito (hasta el<br />

puesto 21, de un total de 190) y mantenerse entre los diez principales<br />

institutos en el conjunto de la banca regional española. Merced a<br />

su decidida vocación comercial, la institución montañesa superó sin<br />

graves trastornos la complicada fase de la posguerra, que dio al traste<br />

con un buen número de sociedades. Luego expandió sus activos<br />

con cautela, sin efectuar arriesgados experimentos con nuevas líneas<br />

de negocio y sin alterar su conservadora política de crédito, lo que<br />

le permitió enfrentarse a la crisis de los años treinta en una envidiable<br />

situación de liquidez y solvencia (amplios fondos propios y saneada<br />

cartera de valores). Durante un tiempo frenó la apertura de su<br />

red de sucursales y, ante la debacle económica, acentuó la prudencia<br />

y reforzó su cartera con fondos públicos y efectos autoliquidables, lo<br />

que le permitió recorrer los agitados años de la Gran Depresión sin<br />

grandes contrariedades. Asimismo, la entidad se adaptó sin traumatismo<br />

a los dos cambios de régimen político habidos en estos dos<br />

decenios, la Dictadura de Primo de Rivera y la Segunda República,<br />

gozando de una estabilidad financiera e institucional poco común.<br />

En 1935 el tamaño del Banco era algo mayor que en 1920, si bien sus<br />

recursos totales representaban todavía una pequeña fracción del<br />

sector (menos del uno por ciento), muy alejados de los capitales que<br />

manejaban las seis grandes sociedades de crédito o las principales cajas<br />

de ahorros. Durante todo este periodo la presidencia la ostentó Saturnino<br />

Briz Larín, hombre versado en asuntos financieros, antiguo consejero<br />

y uno de los mayores accionistas, mientras que en la dirección<br />

general se sucedieron tres figuras esenciales en la historia del Banco:<br />

José María de la Torre Botín, José Luis Gómez García y Emilio Botín<br />

Sanz de Sautuola y López, quien ejerció el cargo desde 1933 con carácter<br />

interino y a partir de 1934 como titular.<br />

La Guerra Civil ha sido, sin duda, uno de los acontecimientos<br />

históricos más trascendentales de la España contemporánea. La<br />

rebelión militar iniciada en julio de 1936 escindió el país en dos<br />

bandos opuestos lo que dio lugar a la aparición de dos estados antagónicos.<br />

La división geográfica implicó el resquebrajamiento del<br />

sistema financiero y la ruptura de la unidad monetaria. A diferencia<br />

de lo acaecido con la mayoría de las entidades nacionales con<br />

sede en Madrid o Bilbao, con sucursales en casi todas las provincias,<br />

el Banco de <strong>Santander</strong> no sufrió la separación entre las oficinas<br />

centrales y las periféricas, excepto las pequeñas dependencias<br />

situadas en las provincias de Burgos, León y Palencia. Por lo que<br />

sabemos no hubo violencia en el seno de la entidad, ni intentos<br />

de apropiación de sus oficinas por parte de los empleados ni se<br />

desmanteló el Consejo de Administración. Ahora bien, aunque el<br />

Banco de <strong>Santander</strong> no sufrió la confusión que el conflicto provocó<br />

en la mayoría de las sociedades de crédito cuyas actividades<br />

se repartían en las dos zonas, no pudo evitar sus funestas consecuencias<br />

sobre el patrimonio comercial e industrial de la clientela<br />

ni tampoco un descenso sensible de sus operaciones de crédito y<br />

descuento. El percance más destacable fue la apertura y descerrajamiento<br />

de las cajas de seguridad y la incautación de su contenido;<br />

también la obligada evacuación de toda su documentación<br />

INTRODUCCIÓN XV


administrativa y contable, parte hacia Francia y parte hacia otros<br />

destinos en la península. Grave fue asimismo la detención y el encarcelamiento<br />

por unos días del presidente y del vicepresidente.<br />

Cuando, a partir de agosto de 1937, el <strong>Santander</strong> quedó bajo la<br />

órbita de la administración franquista tampoco pudo progresar.<br />

Aunque el Banco siguió operando, como en los meses anteriores,<br />

la normalidad no se restableció hasta el final de la contienda. Durante<br />

tres años la semiparalización de sus actividades provocada<br />

por la guerra mermó sus ingresos y sus beneficios.<br />

Terminada la Guerra Civil, la economía española sufrió un<br />

profundo letargo. El aislamiento político y la política autárquica<br />

adoptada por el régimen de Franco provocaron un estancamiento<br />

generalizado de la actividad productiva, que no se recuperó<br />

hasta mediada la década de los cincuenta. En el ámbito<br />

financiero el Ministerio de Hacienda impuso un estricto statu<br />

quo e introdujo regulaciones de todo tipo que frenaron el desarrollo<br />

de la banca. Las entidades de crédito se adaptaron a las<br />

circunstancias y pese a las restricciones que limitaban sus actividades<br />

lograron crecer y obtener buenos beneficios. El Banco<br />

<strong>Santander</strong> también pudo progresar y ganar cuota de mercado.<br />

Su ascenso a la liga nacional y su posterior escalada a los primeros<br />

puestos del ranking bancario español coincidió con la etapa<br />

en la cual Emilio Botín Sanz de Sautuola tuvo a su cargo la dirección<br />

general de la entidad y desde 1950 la presidencia de la<br />

misma, un puesto que iba a desempeñar de manera ininterrumpida<br />

hasta su retiro a finales de 1986.<br />

La primera piedra del edificio financiero del <strong>Santander</strong> fue la<br />

compra de su viejo rival, el Banco Mercantil, en 1946, fruto de<br />

una operación financiera de gran audacia que puso de manifiesto<br />

la pericia de los responsables de la entidad. Con la absorción del<br />

Mercantil, el <strong>Santander</strong> pasó a contar con 55 sucursales, amplió<br />

XVI INTRODUCCIÓN<br />

su radio de acción territorial y alcanzó la cifra de 1.000 millones<br />

de pesetas de recursos ajenos. Antes, en 1942, había comprado<br />

una pequeña entidad, el Banco de Ávila, que le permitió instalarse<br />

en Madrid, ya por entonces la capital financiera del país. La<br />

expansión de los años siguientes se produjo a través de dos vías<br />

simultáneas, las mismas que utilizaron el resto de los bancos nacionales:<br />

apertura de sucursales, dentro de los restrictivos límites<br />

de la legislación impuesta por el statu quo de posguerra, y compra de<br />

pequeñas entidades locales que le facilitaron el acceso a nuevos<br />

mercados regionales, para captar clientes y bolsas de ahorro. En<br />

esos años el <strong>Santander</strong> fortaleció su retaguardia aumentando el capital<br />

en tres ocasiones: 25, 100 y 200 millones de pesetas en 1942,<br />

1950 y 1957, respectivamente. Otros hechos destacables fueron la<br />

inauguración de oficinas de representación en América, la primera<br />

en La Habana en 1947, a la que siguieron otras en Argentina,<br />

México y Venezuela, y de un pequeño despacho en Londres, en la<br />

mítica Lombard Street. Al cumplir los cien años de existencia, en<br />

1957, el Banco <strong>Santander</strong> ya no era el «bancuco» regional de principios<br />

de siglo sino que se había convertido en la séptima entidad<br />

financiera del país.<br />

Liquidada la autarquía a finales de los cincuenta, la década y<br />

media siguiente fue de crecimiento rápido. España gozó, como el<br />

resto de Europa occidental, de una «edad de oro» durante la cual se<br />

aceleró la industrialización, se transformó la estructura productiva<br />

y aumentaron los niveles de renta y bienestar. El Banco <strong>Santander</strong><br />

aprovechó la bonanza económica para consolidar su posición<br />

nacional, diversificar sus actividades y operaciones, conquistar<br />

nuevos mercados y ascender varios puestos en el ranking nacional<br />

de entidades financieras; no menos importante fue su apuesta por<br />

extender su radio de acción más allá de los límites geográficos de la<br />

península ibérica comprando bancos en América Latina.


INTRODUCCIÓN XVII


XVIII INTRODUCCIÓN


A mediados de los setenta cambió la coyuntura; España sufrió<br />

quizá más que ningún otro país europeo los efectos de la crisis<br />

internacional que coincidió además con la muerte de Franco en<br />

1975 y la apertura de un breve pero intenso proceso de transición<br />

política. Sin embargo, las dificultades económicas, que afectaron<br />

sobre todo a la industria y al sistema bancario, no impidieron que<br />

la instauración de la democracia fuese un éxito. Como en ocasiones<br />

anteriores, el Banco de <strong>Santander</strong> supo adaptarse a las nuevas<br />

circunstancias políticas, sociales y económicas y colaboró, con<br />

otras sociedades de crédito, en la resolución de la crisis.<br />

Las bases sobre las que descansó la formidable expansión del<br />

<strong>Santander</strong> en estos cuatro decenios, de 1940 a 1980, fueron varias:<br />

una incesante ampliación de su presencia territorial, merced a la<br />

compra de entidades medianas y pequeñas y a la apertura de oficinas<br />

en ciudades y pueblos repartidos por toda la geografía nacional;<br />

una política comercial ágil y flexible; un conocimiento cercano de<br />

la clientela; una apuesta tecnológica atrevida; una prudente gestión<br />

de la cartera de valores; una rigurosa y acertada evaluación<br />

de los riesgos mercantiles; una política conservadora de reservas<br />

y dotaciones; una más que buena capitalización y una cuidadosa<br />

atención a la tornadiza coyuntura española y mundial. La enumeración<br />

no quedaría completa si no se incluyesen tres elementos<br />

más sin los cuales sería imposible entender ese salto de regional a<br />

nacional y de menor a mayor: un accionariado fiel y comprometido<br />

con la institución, la continuidad en la dirección de la entidad y<br />

el esfuerzo, dedicación y compromiso de todos sus gestores. Estas<br />

fueron las décadas en las que Emilio Botín ejerció mayor influencia<br />

y durante las cuales desplegó al máximo su capacidad profesional.<br />

Desde su despacho amplio y sobrio del paseo de Pereda en<br />

<strong>Santander</strong> o desde su oficina en la calle de Alcalá 37 en Madrid, o<br />

en la que luego ocupó en el palacete de Bankinter en el paseo de<br />

la Castellana, Botín ejerció su cargo de presidente con indiscutida<br />

autoridad. Fueron los años de plena identificación entre entidad<br />

y presidente. Fue el tiempo de esplendor de Emilio Botín como<br />

gran banquero nacional. Cuando el Banco cumplió su 125 aniversario,<br />

en 1982, contaba con cerca de 1.000 sucursales y agencias<br />

en España en las que trabajaban más de 10.000 empleados; y en el<br />

extranjero sumaba una decena de bancos, 146 oficinas y 3.000 empleados.<br />

Un par de años después, a punto de concluir el mandato<br />

de Emilio Botín, los recursos propios del <strong>Santander</strong> superaban los<br />

100.000 millones de pesetas, el Banco manejaba unos recursos ajenos<br />

por encima del billón de pesetas, sus beneficios líquidos sobrepasaban<br />

los 10.000 millones de pesetas y su capitalización bursátil<br />

alcanzaba la cifra récord de 170.000 millones de pesetas.<br />

Resumir en un par de párrafos la sucesión de acontecimientos<br />

y la transformación del Banco <strong>Santander</strong> en los últimos dos decenios<br />

es tarea casi imposible. Desde que en noviembre de 1986<br />

Emilio Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos (Emilio Botín<br />

Ríos, como él mismo firmó los primeros informes anuales de<br />

la entidad) se hizo cargo de la institución no ha pasado un solo<br />

ejercicio sin que se hayan producido novedades. Lo mejor que se<br />

puede decir es que el Grupo <strong>Santander</strong> ha cambiado tanto como lo<br />

han hecho la economía española y la mundial. En estos años tan<br />

trepidantes el <strong>Santander</strong> se ha movido con los tiempos y a veces<br />

incluso más deprisa.<br />

Para caracterizar este periodo lo mejor es enumerar los grandes<br />

hitos protagonizados por el <strong>Santander</strong> desde que se produjo<br />

la sucesión en la presidencia. El primero fue el propio relevo en el<br />

puesto de máxima responsabilidad: Botín Ríos era un hombre joven,<br />

conocedor de la entidad, pues no en vano llevaba trabajando<br />

en ella desde 1958; un banquero-empresario, con una capacidad<br />

emprendedora fuera de lo común que no tardaría en demostrar.<br />

INTRODUCCIÓN XIX


El segundo gran hito fue la alianza en 1988 con una destacada<br />

entidad británica, el Royal Bank of Scotland, que puso al <strong>Santander</strong><br />

en el mapa bancario europeo. El tercero, el lanzamiento de la<br />

célebre «Supercuenta <strong>Santander</strong>» en 1989, uno de los productos<br />

financieros más innovadores de la historia bancaria española, que<br />

dinamitó el statu quo y abrió el sistema financiero a la competencia.<br />

El cuarto hito fue la compra del Banco Español de Crédito (Banesto)<br />

en 1994, una sonada operación por la cual el <strong>Santander</strong>, en un<br />

concurso de adjudicación abierto y competitivo, se hizo con una<br />

de las entidades más veteranas del sistema financiero europeo. El<br />

quinto hito fue la fusión con el Banco Central Hispanoamericano<br />

en 1999, de la que resultó el Grupo <strong>Santander</strong> Central Hispano, la<br />

institución de crédito española de mayor tamaño. El sexto hecho<br />

protagonizado por el <strong>Santander</strong> en estos dos últimos decenios ha<br />

sido su implantación en el mercado latinoamericano, adquiriendo<br />

más de una treintena de entidades; ha sido una expansión sin precedentes<br />

y de tal magnitud que hoy el Grupo <strong>Santander</strong> dispone de<br />

la franquicia bancaria líder en la región. La compra del británico<br />

Abbey National Bank cierra la serie de acontecimientos protagonizados<br />

por el <strong>Santander</strong> en estos últimos veinte años. Una compra<br />

que ha estado precedida por una paulatina ampliación de sus actividades<br />

en Portugal y en otros países de Europa continental, con<br />

la adquisición de numerosas e importantes entidades.<br />

El objetivo de este libro es contar la historia del Banco <strong>Santander</strong>.<br />

El texto está organizado en siete capítulos que siguen un<br />

orden cronológico. En cada uno de ellos hemos querido prestar<br />

atención a los principales acontecimientos o hitos del Banco, al<br />

contexto económico en el cual se ha desarrollado su actividad;<br />

también hemos pensado que era obligado dedicar espacio a la<br />

organización de la entidad y a los hombres que en cada periodo,<br />

junto a la cabeza visible del presidente, se han ocupado de<br />

XX INTRODUCCIÓN<br />

dirigir los destinos de la institución. Asimismo, cada capítulo<br />

incluye una mínima información cuantitativa extraída por lo general<br />

de la propia contabilidad del Banco, porque la historia de<br />

cualquier empresa es también la historia de sus cuentas. Con el<br />

examen de los balances y de los estados de pérdidas y ganancias<br />

quizá el relato pierde amenidad, pero la historia gana en rigor y<br />

precisión. El primer capítulo se ocupa de la fundación del Banco<br />

en 1857 y traza su trayectoria durante sus primeros años de<br />

vida, hasta 1874. En el segundo se aborda el largo periodo que<br />

va desde la reconversión de la entidad en sociedad de crédito, en<br />

1875, hasta 1919, final de la Primera Guerra Mundial. El tercero<br />

cubre los años veinte y la mitad de los treinta, cuando el Banco<br />

alcanzó estatus regional. A la Guerra Civil le dedicamos el cuarto<br />

capítulo. El quinto estudia las claves del ascenso del Banco<br />

de <strong>Santander</strong> en los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado,<br />

cuando logró unirse al grupo formado por los siete grandes bancos<br />

españoles. El sexto capítulo cubre la etapa 1963-1985 durante<br />

la cual el Banco siguió escalando puestos en el ranking nacional<br />

de entidades de crédito y construyó los sólidos cimientos que le<br />

facilitaron su expansión nacional e internacional de los últimos<br />

dos decenios. Por fin, el capítulo séptimo examina el camino recorrido<br />

por el Grupo <strong>Santander</strong> desde 1986 hasta la actualidad.<br />

El libro se cierra con unas breves conclusiones.


INTRODUCCIÓN XXI


Reunión <strong>Santander</strong> 10.03.2007<br />

A esta reunión acudieron 1.300 directivos de todos los países y unidades del Banco en el mundo para celebrar la convención conmemorativa del 150<br />

aniversario de su fundación. Son el uno por ciento de los 130.000 profesionales que forman el <strong>Santander</strong>. Sus imágenes y nombres quieren representarlos<br />

a todos ellos. La selección de fotografías de las gradas que ocuparon dichos directivos fueron tomadas durante la exhibición realizada por el campeón<br />

del mundo de Fórmula 1 Fernando Alonso, miembro del equipo McLaren Mercedes, patrocinado por el Banco <strong>Santander</strong>.<br />

Aboukhair, Rami; Abrahao Fajnzylber, Ricardo; Abraira, Luis; Achon Tuñón, Marco Antonio; Adams, Mark; Agallano, Ángel Óscar; Aguado Vanegas, Germán; Aguilar Díaz, César; Aguirre Fernández, José Antonio;<br />

Aguirre Vargas, Roberto; Agujetas Serrano, María Teresa; Ahlander, Christina; Ailder Catalani Morata, Edvaldo; Aizpun Bobadilla, Miguel; Alarcón Martínez, José Alberto; Albáizar, Alfredo; Alcaraz García, Ignacio;<br />

Alcaraz López, Juan; Alcázar Díaz, Carlos; Alciturri, Alberto; Alcobia, Jorge; Alcoz, Javier; Alessandrello de Bul, Francesca; Alfaro Lara, Jorge Alberto; Allen, Vaughan; Alonso, Carmen; Alonso, Gabriel Omar; Alonso,<br />

Lisardo; Alonso Fernández, Ricardo; Alonso Gil, Pedro; Alonso Pascual, Jahisa; Alonso Tejuca, Gonzalo; Álvarez, Eugenio; Álvarez, María del Valle; Álvarez Álvarez, José Antonio; Álvarez Barrios, Juan Carlos; Álvarez<br />

de Soto, Juan Carlos; Álvarez de Toledo, Gabriel; Álvarez Giráldez, José; Álvarez Gómez, Rosa; Álvarez Núñez, Rafael Francisco; Álvarez Rodríguez, María Inmaculada; Álvarez Torrijos, Laura; Álvarez Valentín,<br />

Gonzalo; Alzamora Rovira, Joaquín; Alzueta Arteche, Mónica; Amado, Nuno; Amador Esteban, Juan José; Amaral, Carlos; Ambriz Chávez, José; Anaya Tapia, Mónica; Anders, Ulrich; Anderson, Marilyn; Andrés<br />

Golbano, Rafael; Anduiza, Borja; Angulo Peña, Freddy; Angulo Rubio, David; Anquela Millán, María Luisa; Aparicio García, Ana Isabel; Appel, Marcio; Aracama, Mentxu; Aragón, Luis Alberto; Arango López,<br />

Alejandro; Aranzadi, Pedro; Araujo Coutinho, Pedro Carlos; Arcala Méndez, María Peña; Arce Matute, María Isabel; Arce Morán, Miguel; Arce Torres, David; Arconada Cuesta, María del Carmen; Arechabaleta Mota,<br />

Pedro; Arellano, Begoña; Arenas, Nicolás; Ares Álvarez, Laura; Argos López, Enrique; Arias de la Cruz, Manuel; Arias Garaigoitia, Enrique; Arias Otero, Patricia Guadalupe; Ariza Merino, Julián; Arranz Azuara,<br />

Javier; Arreola Alvarado, Lucio; Arroyo Barrón, Alejandro; Arroyo del Olmo, Juan Carlos; Arroyo Jiménez, Valentín; Arús Castillo, Javier; Ascanio Capelli, Alicia; Asensio Salt, Javier; Astarloa Echevarrieta, Jaime;<br />

Astete Angulo, Néstor; Atalaya Muñoz, José; Ateca García, Ana Gema; Atkinson, David; Attar-Zadeh, Reza; Aubert, Martin; Audhlam-Gardiner, Nici; Ávila Benito, José Carlos; Ayin Temoche, Pedro Gabriel; Bacellar<br />

Wuerkert, Rodrigo; Bachiller Llurda, Mónica; Bagnis, Ricardo; Bahcivanji, Vanda; Baizán Toral, Miguel Ángel; Balboa Heredero, Ana Isabel; Bandeira Barrento, Rui Felipe; Banegas Banegas, Jaime; Bara, Isabel;<br />

Barallat López, Víctor; Barbier Herrero, Fernando Miguel; Barbudo Sepúlveda, Rafael; Barceló Llauger, Francisco; Bárcena Mazarrasa, Ignacio; Barini Filho, Ulrico; Barranco Águila, Roser; Barrera Pérez Seoane,<br />

Imara; Barrio Iturrarte, Jaime; Barrio Vicente, Pedro; Barrios Sepúlveda, Asunción; Barrios Vuelta, Ana; Bartha, Nina; Barti Cantenys, Pedro; Baruti, Roberto; Basagoiti, Antonio; Bascones Manguan, Óscar; Baselga,<br />

Borja; Bas Soria, Ignacio Manuel; Bastos Saragoça, Frederico José; Battle Hernaiz, Juan Carlos; Baughan, James; Baynes, Rachel; Bearman, John; Beckwith, Tony; Belaunde, Daniel; Bello Ruiz, Francisco; Bellosta<br />

Rigo, José Luis; Belo de Carvalho, Miguel; Beltrao, Sebastian; Benedetto Schia Carvajal, Silvio; Bengoa Ferreiro, Natividad; Benito Segura, Montserrat; Benjumea Cabeza de Vaca, Ignacio; Bento Santos, Luis; Berdiel<br />

Escario, <strong>Pablo</strong>; Berges, José Luis; Berkman Guttelman, Gabriel; Bermejo, Gema; Bernal, Juan Ramón; Bernal Casasola, Jorge; Bernardes, Abel; Bernheim, Antoine; Bernues Otín, José María; Betancourt Parra, María<br />

Magdalena; Bettencourt, José Eduardo; Bieszki, Miroslaw; Bird, Cameron; Blanco, Luis; Blancofombona Watson, Marietherese; Blanco Martín, Luis Mario; Blanco Pérez, Ángel; Blanco Reinosa, Román; Blanco<br />

Santas, María Dolores; Boal Velasco, Aránzazu; Bobillo Alfonso, Luis; Boccadoro, Stefano; Bolado Ríos, Ramón; Bolado Valle, Ana; Bonilla Rodríguez, Rafael; Bonzo, Ricardo; Bostock, Nathan; Botín, Emilio; Botín<br />

Martín-Barbadillo, Juan; Botín O’Shea, Ana Patricia; Botín O’Shea, Javier; Bragança, Miguel; Brandão, Carlos; Bravo Puente, Ana Isabel; Brewer Mendoza, Robert; Brogden, Andrew; Broto Latre, Francisco; Bruno,<br />

Rui; Buendía, Marco; Buendía Muñoz, María Luisa; Bugaeva, Irina; Bugallo, Javier; Buján Tinoco, Olga Leticia; Bulmer, Rodney Jensen; Burda, Oliver; Burgos Izquierdo, Óscar; Burns, Terry; Bustillo Bolado, Víctor;<br />

Bustillo Pérez, José; Butragueño, Natalia; Butti, Alejandro; Caballero, Diana; Caballero, Hernán; Caboni, Fiona; Cairnes, James; Calça e Pina, Joaquim; Calderón, Ana Elvira; Calero Navarro, Marina; Calero Padrón,<br />

María; Calleja Villacampa, Francisco José; Calvente García, Vicenta; Calvo, Héctor; Camarena Torres, Luis Rodolfo; Cammarano, Liliane; Campet, Thierry; Campos Calvo-Sotelo, Andrés; Campos Herrera, Antonio<br />

Julio; Cantero Brandes, Mario; Cantidio da Silva, Luiz Carlos; Cañado Fernández, Xabier; Cañas Montt, Felipe; Capa García, Alberto; Capdevila Coromina, Joaquín; Capdevila Pagés, Ramón; Capello, Stephen; Capón<br />

Borrego, Francisco José; Caras Úbeda, José Miguel; Carasa Rodríguez, Ignacio; Caraza Morales, Jaime; Carballo Hernando, Leopoldo; Carbonell Cornejo, Ricardo; Cardinali, Victor Hugo; Cardone, Arturo; Carezzano,<br />

Rita; Carralero Alfaro, Juan Pedro; Carranza Sáez, Mercedes; Carrasco Guerrero, Javier; Carrasco Illan, Juan; Carrasco Moreno, Rus Belén; Carrascosa Cava, Julián; Carreño Jiménez, Carlos; Carrera Yenes, Julio;<br />

Carvajal Jimeno, Alfredo; Casado, Begoña; Casado Frutos, José Cristobal; Casado Morales, Antonio; Casas Castro, José; Casquilho, Otilia; Castagnola Galinovic, Marco; Castaño Gómez, Joaquín; Castaño López-<br />

Asiaín, Jesús; Castellanos Lara, Ángel; Castelló Orta, José; Castilla Reparaz, <strong>Pablo</strong>; Castillo Carreño, María Isabel; Castrillo García, Marcelino; Castrillo Penades, Javier; Castro, Andrés; Castro, Pedro; Castro Acebes,<br />

José Martín; Castro Arias, Ana María; Castro e Almeida, Pedro; Castro González, Andrés; Castro Zappa, Marcelo; Catalina Hernández, María Elena; Catena Moreno, Francisco; Cazorla, Natalia; Ceballos, Pedro;<br />

Ceballos Riaño, Concepción; Cebrián Núñez, Dámaso; Cendoya, Juan Manuel; Centeno Rodríguez, David José; Cepeda Caro, Jesús; Cervera, Hernán; Cesario, Claudio Alberto; Cestero Caballero, Luis Miguel; Cestero<br />

de Francisco, Miguel Ángel; Chambers, Margaret; Chang, Liz; Chávez López, Héctor; Chomali Acuña, Juan Carlos; Cigüela Ibáñez, <strong>Pablo</strong>; Cisneros Garrido, Guillermo; Ciurana Fernandez, Mario; Civinelli Gomes,<br />

Karla Rosane; Clausell Sebastia, María Eugenia; Cliff, Philip; Cloppet, Fernando; Cobo Navarro, Benito; Cobo Sánchez, Gonzalo; Coito, Luis; Colás de Casso, Juan; Coles, Shaun; Colina Garea, José Manuel; Coloma<br />

Bello, Alfonso; Colombas, Juan; Colombo, Julián; Colomés Graell, Fermín; Conde Luengo, Luis María; Contreras, Javier; Contreras Ortiz, José Luis; Cordero Espinoza, Guillermo; Cordova Phelps, Roberto; Corominas,<br />

José María; Coronado, Juan José; Corpuz, June; Corral Vallespín, José; Corrales Crespo, Adolfo; Correa, Óscar Luis; Correa, Alina María; Correia Dantas, María das Graças; Corridoni, Elaine; Corsino, Walesca;<br />

Cortacans Sánchez, David; Cortés Mancha, Justiniano; Cossío Pereda, Antonio; Costa, Adelaide; Costa, Antonio; Costa, Elías; Costa, Ilda; Couttolenc Mestre, Octaviano; Creel, Carlos; Crellin, Andrea; Cristín de<br />

Arriba, Ana María; Cristóbal Moratinos, Roberto; Cristofani, Enrique; Cuesta López, José Alberto; Cueva Díaz, Mónica; Cuevas Merino, Alejandro; Cummings, Colette; Daleffe Aires, Rodrigo; Da Silva Carvalho,<br />

Wilson; Davies, Jeremy; Davis, Michael; Day, Joanna Clare; De A. Macedo, Sergio Ricardo; De Araluce, José Manuel; De Assis P. Dacache, João Eduardo; De Asúa, Fernando; De Castro González, Alfonso; De Castro<br />

Paredes, <strong>Pablo</strong>; De Diego Rodríguez, José Ramón; De Eusebio Sáiz, Emilio; De Illana, Fernando; De la Dehesa, Guillermo; De la Hoz, María del Carmen; De la Peña, Guillermo; De la Puente, Mariano; De la Rua<br />

Aramburu, María Soledad; De la Sota Velasco, Óscar; De la Torre Álvarez, Estanislao; De la Vega Martinez-Atienza, Jorge; De las Heras, Gonzalo; De Lope, Celia; De Macedo E. de A. Matos, Nuno Gonzalo; De Marcos<br />

Jiménez, Alberto; De Mingo Herguido, Vicente; De Mora Gil-Gallardo, José Luis; De Nicolás y de Benito, Carlos; De <strong>Pablo</strong> Fernández, Rosario; De Paiva Ferreira, José; De Porras, Juan; De Sebastián, Rodrigo; De<br />

Sousa Lobato Barbosa, Vanesa; De Urquidi Castillo, Pedro Martín; Dedman, Timothy; Dehl, Jürgen; Del Cueto García, Esteban; Del Cueto Martínez, Carlos; Del Federico, Stefano; Del Pozo Sáinz, Carmen; Del Valle<br />

Garrido, Francisco Javier; Delgado de Robles, Juan; Delgado Marqués, Francisco; Delgado Ruiz, Francisco Modesto; Delgado Torres, Eric; Delibes Liniers, Juan; Desviat Manzanares, José Manuel; Díaz, Fernando;<br />

Díaz Cabello, Ángel; Díaz Cobacho, Fuensanta; Díaz García-Muñoz, Javier; Díaz Luccini, Fernando; Díaz Marrero, Myrna; Díaz Montañés, Pedro; Díaz Muñoz, Randolfo; Díaz Perera, Domingo; Díaz Roldán,<br />

Fernando; Díaz Tang, Patricia; Dieckman, Reinhold; Díez Martín, Andrés; Díez Olmo, Joaquín; Domingo Ayllon, Vanesa; Domingo Cascales, Ricardo José; Domínguez, Luis; Domínguez-Adame Bozzano, Ignacio;<br />

Doncel Razola, José; Dorrego de Carlos, Ana; Doussinague, Carlos; Duarte, Domingos; Duarte, Jorge; Duarte de Abreu Filho, Gilberto; Duarte Silva, Vasco; Dundon, Tom; Dunn, Richard John; Dupui, Jean Pierre;<br />

Duque, Juan Ramón; Duro, Icíar; Echeandia Bustamante, Gonzalo; Echenique Gordillo, Rodrigo; Echeverría, Manuel; Eggeling, Frank; Elejabeitia Rodríguez, Pedro; Elorduy, Juan; Elorza Trueba, Marta; Elustuondo<br />

Casas, Aitor; Encinas Arcones, Juan; Encinas Encinas, Juan Jesús; Enguita Melendo, Luis Ramón; Enríquez, Jesús; Erdozaín López, Francisco; Ergas Testa, Simón; Erlekotte, Ingo; Escalante Yangüela, Gabriel;<br />

Escalda, Armindo; Escámez, Antonio; Escribano Martín, María Montaña; Espejo Plazas, José Francisco; Espí Martínez, Jose María; Espinilla Rodríguez, Ángel; Esteller Domenech, Francisco; Estevao, Rogerio;<br />

Estévez, Esteban; Estévez Muñoz-Orea, Fernando; Evans, Neil; Eyries García de Vinuesa, Elena María; Ezquerra, Ignacio; F. Castañeda, José Luis; Farfán Pérez, Miguel Ángel; Farkas, Albert; Farrés, José María;<br />

Feijoo, Camilo; Felipe Gómez, Rodolfo; Feliú Giorello, Valeria; Fenollar Cañamero, José María; Fergusson Jaramillo, Catalina; Fernández, Eduardo; Fernández Benito, Federico; Fernández Blanco, Manuel; Fernández<br />

de Bobadilla, Ángel; Fernández de los Muros, Pedro; Fernández de Pedro, Diego; Fernández de Troconiz, José Manuel; Fernández Díaz, Roberto Augusto; Fernández Fernández, Juan; Fernández Fernández, Luis<br />

Enrique; Fernández Ferrando, Manuel; Fernández García, José Javier; Fernández García Travesí, Eduardo; Fernández Sánchez, Aurora; Fernández Seoane, Joan Carles; Fernández Suárez, José Luis; Fernández Tejeda,<br />

Francisco Javier; Ferrer Zaurín, Pedro; Fialho, Pedro; Fidalgo Carrera, José Antonio; Fielding, Christopher Harold; Fields, John; Figueiredo, Paula; Finkenberg, Andreas; Flaherty, María Rosa; Fleming, Ewen;<br />

Florence Kauer, Cristian; Fomperosa Higuera, Eutiquio; Fonseca Viader, Javier; Fontán Teso, Fátima; Fontecha López, Juan de Dios; Fordham, Bradley Graham; Forero Ramírez, Henry; Forti, Joao Luiz; Fortunato,<br />

Karen Mary; Fox, Andrew; Fraile, Amador; Frajoli, Franco; Francés, Jorge; Francis, Paul Andrew; Francisco Rizzoto, Vitorio; Franco-Espinosa, Eloina; Frangi, Javier; Freiman Blatyta, Sergio; Frère, Sofia; Frias<br />

Costa, Nuno; Frontaura de la Maza, Marcos; Fuentes, Jesús; Fuenzalida, José Pedro; Furlong, Sarah; Fuster van Bendegem, José María; Gacimartín Quiñones, Elena María; Gagliano, Paolo; Galán García, Francisco<br />

J.; Galiana Guiu, José; Gallardo Maroto, Francisco J.; Gallastegui Alcoz, Íñigo; Gallego González, Juan Carlos; Galván, Sergio; Gámez, Antonio; Gandy, Steven; Ganoza González, Trinidad; García Alonso, Alfonso;<br />

García Amat, Tomás; García Andreu, Jesús; García Arroyo, Eduardo; García Belda, Jesús; García Candelas, Enrique; García Cantera, José; García de Sola Arriaga, José Manuel; García del Riego, Antonio; García<br />

Fernández, Juan José; García Fernández, Raquel; García Hacha, Juan Esteban; García Hermida, Beatriz; García-Izquierdo, Miguel; García Matanza, José Alberto; García Mora, Isabel; García Morales, Luis Miguel;<br />

García Pérez, Jesús Adolfo; García Pimentel Caraza, José; García Roca, Plácido; García Rodríguez, Carlos Miguel; García Sánchez, Antonia; García Serrano, Juan Francisco; García Solé, Fernando; García Tubío, José<br />

María; García-Vallaure de Oña, Armando; Gariglio, Marco; Garitagoitia Martín, Marta Isabel; Garralda Echarri, Ramona; Garrido, Eduardo Raúl; Garrido, José Luis; Gauvain, Toby; Gaytán de Ayala Luzuriaga, Íñigo;<br />

Gaztambide, Julio; Geddes, Susan; Gefaell Camacho, Fernando; Geiringer, Bruno; Gella Rodero, José Ignacio; Giadach Espoz, Jorge Christian; Gibson, Callum; Gil Gil, Francisca; Giménez Bosch, Francisco; Giménez<br />

Funes, Eduard; Giménez Zamora, Antonio José; Gimeno, Francisco; Gimeno Moncayola, Pedro Luis; Gimeno Rodrigo, María Luisa; Girón Cuesta, Luis; Girón Esteso, Antonio Eduardo; Goddard, Jerry; Goguikian,<br />

Michel; Goicoechea, José Miguel; Goldenberg, Gladys; Gomes, Helder; Gómes da Hora, Fernando; Gómez-Acebo Calparsoro, Ricardo; Gómez Aguado de Alba, José Antonio; Gómez Alciturri, José Luis; Gómez Ayala,<br />

Lola; Gómez Chico, Roberto; Gómez Galea, María de la Luz; Gómez Lapuente, María Teresa; Gómez-Llano González, Ignacio; Gómez López, María Paz; Gómez Nicolau, Alberto; Gómez Olmos, Francisco; Gómez<br />

XXII


Ortiz, Fernando; Gómez Peña, Valentín; Gómez Pérez, Francisco; Gómez Pérez, Rufino; Gómez-Reino Garrido, Juan; Gómez Renedo, Guadalupe; Gómez Suberviola, Matilde; Gómez Yiche, Arnaldo; Gómez Zapata,<br />

Pedro; Gomis Vacas, José Ángel; Gonçalves, Ana Claudia; Gonçalves, Sergio; González Bravo de Laguna, Cristina; González Caamaño, Aníbal; González Cares, Germán; González Carrilero, Antonio; González Díaz,<br />

Carlos; González Fernández, José Fernando; González Lugo, José Ramón; González Matías, José; González Moya, Carmen; González Peña, Tomás; González Perdomo, Jorge; González Pozo, Javier Basilio; González<br />

Ramírez, José Carlos; González Román, Carmen; González Sánchez, Santos; González Velasco, José F.; González Vera, Ana María; Goucher, David; Gouveia, Inês; Graham, Jaime; Granados, Miguel Ángel; Granda<br />

García, José Emilio; Gravel, Juan Pedro; Green, David; Green, Stephen John; Gregor Ilg, Thomas; Gresty, Andy; Grimà Terré, Joan David; Grubb, Jason; Guerrero, Luis Alberto; Guerrero, Manuel; Guibert Echenique,<br />

Francisco Javier; Guida, Giulio; Guijarro, Pedro; Guijarro Malagón, Javier; Guillén Mendoza, Luis José; Guinarte Pose, José Manuel; Guitard, Juan; Guitart Carmona, Juan; Guitián, Inmaculada; Gutiérrez, Gerardo;<br />

Gutiérrez Cobos, David; Gutiérrez Sánchez, Pedro; Gutiérrez Sedano, Alejandro; Guzmán Álvarez, Alejandro; Haas, Uwe; Habermehl, Andreas; Habibe Hannouche, Jamil; Hanswillemenke, Thomas; Hardgrave, Jason;<br />

Harris, Paul; Hasund, Olav; Hazas Guerra, Carlos; Heffron, Sharon; Hembrock, Horst; Hennessy, John Paul; Hernández, Álvaro; Hernández Hernández, Javier; Hernández Iriberry, José Luis; Hernández Lizoain,<br />

Natividad; Hernández Serra, Catalina; Herrera Fernández, Christian; Herrero García, Eduardo; Herrero Salinero, Alfonso; Heusser Risopatron, Andrés; Hidalgo, José Miguel; Hidalgo, Paz; Hidalgo Blázquez, Javier;<br />

Hidalgo Brito, María Paz; Hill, Vik; Hixon, Mark; Hoces Hidalgo, Francisco de Asís; Holth, Helge; Hopkins, Nigel; Hopton, David; Horta-Osorio, Antonio; Hunt, Robert; Hutchison, Jannette; Ibáñez Garrido,<br />

Inmaculada; Ibarra Corbillón, Antonio Ángel; Ibarra Rico, Eduardo; Ibarrola Mendiguren, Javier; Icaza Clare, Rodolfo; Ickinger, Paulina; Iglesias, Vicente; Iglesias Surribas, Remigio; Infesta Fernández, Carlos;<br />

Innerarity Grau, Gonzalo; Innocenti, Sergio Luis; Iturbe Robles, José Luis; Iturbe Robles, Manuel; Izquierdo, Ignacio; Izquierdo Saugar, José Ignacio; Jackson, Mark; Janini, Flavia; Jaramillo Sanint, Gabriel; Jauregui<br />

Montero, Jorge; Jeevanjee, Tasneem; Jener Natta, Fernando; Jerez Parrilla, José María; Jiménez Magdaleno, Carlos; Jiménez Toro, Natalia; Johansson, Lars; Johl, Marion; Johnston, Ian; Jorge Filho, Miguel João; Juan<br />

Miro, María Esther; Juan Parro, Corina; Juárez Martínez, Jesús; Juste, Luis; Justel, José Miguel; Kelly, Irene; Kemp, Pauline; Kindelán, Alejandra; Kneller, James; Koloshenko, Alexander; Kongelf, Erick; Kornitzer,<br />

Clive; Kostkowski, Maciej; Kulczycki, Krystian; Kulis, Jason; Kuntz, Juan José; Kuri Labarthe, Gabriel Eugenio; Kuri Salas, Rodrigo; La Ronde, Erica; Labareda, João; Lagos Espinosa, Adolfo; Laguna Delgado, Ángel<br />

Luis; Laing, Iain G.; Lanciego, Elena; Landeira, José; Lantero, Ignacio; Lantero Alonso, Juan; Lanuza González, Andrés; Lardíes Peleagay, Fernando; Larena Landeta, Pedro; Larrain Garcés, Mauricio; Lasarte Martín,<br />

Juan Manuel; Laso Martín, Miguel Ángel; Lazen Aranki, Marcelo; Leáñez Berrizbeitia, Julio César; Legarda Gómez, Aurora; Leite, João; Leite Maia, José; Lennon, Mark; Lera Losada, Francisco Javier; Leuchner,<br />

Ulrich; Lew, Sergio Gabriel; Lewis, Martin; Leyaristi Guenaga, Amaya; Lindsay, David Glenn; Liñán Amusátegui, Fernando; Liviabella, Dorothy; Lizzano, Dario; Lladó García Lomas, Juan; Llerena Ochoa,<br />

MaríaVictoria; Llombart Lacruz, José María; Lloveras López, Marcos; Lois Mondéjar, María del Carmen; Lombo Álvarez, Norberto; Longdon, Sarah; Lopetegui Delgado, Juan Guillermo; López Andrés, Emilio; López<br />

Cañas, Joaquín Ángel; López Casarrubios, José Antonio; López Castillo, María Ángeles; López Cea, Mónica; López Etreros, Francisco; López Galán, Carlos Alberto; López García, Jesús; López Larroy, Ramiro; López<br />

Navacerrada, Mónica; López Pizarro, Patricio; López-Quesada Sanchiz, Elena; López Ramón, Ángel Manuel; López Tarrio, César; Lopicich Villouta, Cristian; Lorenzo, Javier; Lorenzo Martín, José María; Lorenzo<br />

Muñoz, Antonio; Lorenzo Muradas, Javier; Lourenço, Amilcar; Lovering, Roger V.; Loyo Díaz, Bárbara; Luzón López, Francisco; Macdonald, Christina; Maceda Fernández, José Manuel; MacKay, David; MacLeod,<br />

John; MacNicholas, Deborah; Madureira, Marcos; Maimone Leal, Enrique; Mainar, Rogelio; Malanga, Marcelo; Malaret Mayz, Frank; Maldonado Trinchant, Javier; Mancera de Arrigunaga, <strong>Pablo</strong>; Mancho, María<br />

José; Manzano Tagle, José Manuel; Maortua Ruiz-López, Jorge Antonio; Maqueda, Inés; Marignan de Mazzei, María Vanesa; Marijuán Santamaría, Juan Francisco; Marín Romano, Javier; Marín Romano, Marta;<br />

Marín Romano, Rafael; Marshall, Gary; Martín Cuevas, Ignacio; Martín Gutiérrez, José Alberto; Martín López-Quesada, Francisco; Martín Martín, José Antonio; Martín Molina, María Loreto; Martín Zuasti, Miguel<br />

Ángel; Martínez de la Torre, Francisco Javier; Martínez Delgado, José María; Martínez Díez, Javier; Martínez Fajardo, Julio Enrique; Martínez Gavica, Marcos; Martínez Gómez, Ernesto; Martínez Laguillón, Enrique<br />

Javier; Martínez Laguillón, Manuel; Martínez López, Roberto; Martínez Olea, Ignacio; Martínez Palacio, Íñigo; Martínez Ruiz, Beatriz; Martino, Edgard Alejandro; Martins, João; Massú Tare, Fernando; Mata<br />

Huerta, Miguel; Matarán García, María Carmen; Mateu de Ros, José Manuel; Mathewson, Alan; Matutes, Abel; Mauri Fernández, José Luis; Mayoral Palanca, Edgar; Mazarredo Pamplo, Javier; Medel, Aurelio;<br />

Medina, Felipe; Medina, Salvador; Melandri Hinojosa, Claudio Bruno; Melián, José Marcial; Meller Sunkel, Fred; Melo Guerrero, Patricio; Méndez, Daniel; Méndez González, Serafín; Mendoza, Jesús; Menéndez<br />

Rodríguez, Víctor Manuel; Mercader, Elena; Mercado García, José; Mercier Durand, Jean Marc; Merelles Artiñano, Berta; Merigó Cook, Nicolás; Metcalfe, Tony; Miguélez Oubiña, Mónica; Miláns del Bosch, Gonzalo;<br />

Milbank, Nigel; Millington, Peter; Minana, Francisco; Miralles Caballero, Antonio; Miranda Fernández, Javier; Mogo, Jorge; Mogridge, Christopher; Molero Buenestado, Ángel; Moll, Maria R.; Moller Muzzo, Juan<br />

Carlos; Mondragón Domínguez, Enrique; Monge Zegers, Raimundo; Montalvo Wilmot, Bruno; Montealegre, Martín; Monteiro, Pedro; Montes Gutiérrez, Joaquín; Montón, Alberto; Montoya, Gabriel; Moor, Keith;<br />

Mor Fernández, Jordi; Mora Carbonell, Carmen; Morales Bustamante, Antonio Manuel; Morán Sánchez, Jorge; Morata, Edvaldo; Moreno, José Manuel; Moreno Basoco, Nuria; Moreno Blanco, Juan; Moreno<br />

Cantalejo, Pedro José; Moreno García, Luis; Moreno Heimlich, Robert; Moreno Requena, Jacobo; Morera de Pelegri, Pedro; Morgan, Keith; Morris, Melanie; Morrison, Brian William; Morton, Phillip; Mourenza<br />

Fernández, Luis Vicente; Moyano Campos, Hilario; Mukherjee, Marco; Munita Valdivieso, Jaime; Muñiz Gonzalez-Blanch, Carlos; Muñoz Cercadillo, Ana Gema; Muñoz Fernández, Ignacio; Muñoz-Grandes, Javier;<br />

Muñoz Platero, Antonio; Muñoz Torrens, Carlos; Muñoz Zanuy, José Luis; Murillo Quiroga, Francisco; Murley, Timothy Cornelius; Murúa, Pedro; Narvarte Ichazo, Ignacio; Natal, Paulo; Natale Salvatore, Claudio;<br />

Navarro Díaz, Pedro Antonio; Navarro Pascual, Javier; Nemec, Michael; Neves, José; Nicolle, Guillaume; Nieto de la Cierva, José; Nonay Grima, Consuelo; Noriega Piña, Rebeca; Núñez Castaín, Juan Jesús; Nurse,<br />

Julie Ann; Nus Badía, José María; O’Brien, Richard; O’Connor, Sinead; Oesche, Juan Pedro; O’Hern, Kate; Oikawa, Edson; Okey, Ricky; Olaizola, Juan; Oliva Otero, Mario; Olivares Blanco, José Vicente; Olmeda<br />

Sarrión, Mariano; Olmedilla, María José; Olmo Carrión, María Ángeles; Omole, Adetunji; Ong, Siong; Onis Vilches, María Luz; Onrubia, Antonio; Oon, Steven; Opazo, Eduardo; Oraá Gortázar, Javier; Oramas Vargas,<br />

Carlos; Orozco Castro, José Fernando; Orssich Loudon, Jorge; Ortega, Alberto; Ortega, César; Ortega Castillo, Carmen; Ortega Córdoba, Rafael; Ortega Escudero, María Encarnación; Ortega Gavara, Ignacio; Ortega<br />

Hernández-Agero, Francisca; Ortega Souviron, Francisco M.; Ortega Vallina, Ricardo; Ortiz, Marta; Ortiz Extremera, María Esther; Ortiz González, Alejandro; Ortueta, Antonio; Ortuño Suque, Sergio; Orzáez Ruiz,<br />

Francisco; Osuna Heredia, Emilio; Oteiza Reyes, Rafael; Pabón Sanabria, Andrés; Pacheco Pérez, Ivonna Joanne; Pagés, Jaume; Pajares García, Adolfo; Palacios González, Marcelo Néstor; Palicio González, Benjamín;<br />

Palmer, Anne Marie; Palomar, Purificación; Palomero Herranz, Arturo; Pardo Álvarez, Francisco; Paredes Sánchez, Jaime; Párraga González, Julián; Parras Carazo, Damián; Pastor Navarro, Juana Rosa; Patrón Costas,<br />

Daniel; Peccei, Erik; Pedrazuela Fuentes, María Sagrario; Pedreira Gutiérrez, José; Pelay Casadamon, María Montserrat; Pelayo García, Alberto; Pelissero, Guido; Pena Barreiro, Raúl; Penteado Laudisio, Arnaldo;<br />

Peña Gamarra, José; Peñas, Gabriel; Peralta de las Heras, Javier; Pereira, Isabel; Pereira Hernández, José; Pérez, Alexis; Pérez, José Antonio; Pérez Capriles, Andrés; Pérez González, Ana; Pérez Hernández, <strong>Pablo</strong>;<br />

Pérez-Hickman, Fernando; Pérez Jigato, José; Pérez-Mansilla Flores, Francisco; Pérez Peral, Manuel; Pérez Pérez, Ana Isabel; Pérez Renovales, Jaime; Pérez Reyes, Beatriz; Pérez-Ríos, Gabriel; Pérez Sales, Mireia;<br />

Pérez Torres, Luis; Perry, Anthony; Pescador Castrillo, María Dolores; Petit, Agathe Isabelle; Phillips, Christopher; Pimentel, Francisco; Pinas, Vladimir Moyses; Pintado Valverde, María de los Ángeles; Piñero, Julio;<br />

Planchart de Grinsteins, María Gabriela; Plaza González, María Amparo; Pliego, Javier; Poblete Bennett, María Isabel; Pockay, Rodolfo Daniel; Polchlopeck, Ruth; Polidura Miera, José Ignacio; Polo Amirola, Marta;<br />

Porres de Mateo, Cristina; Portabales, Óscar; Portela Álvarez, Marcial; Pose Pérez, Eduardo; Pou Manjón, Raúl; Pozo Valencia, Juan Carlos; Pozueta García, Rafael; Prestedge, Graham; Preto, Manuel; Prieto Barrasa,<br />

Ofelia; Prieto de Eusebio, Adrián; Prieto Sánchez, Juan Melchor; Prior, Vicente; Prochazka Fernández-Iglesias, Federico; Puente Pérez-Villamil, Santiago; Puerto Troyano, Eusebio; Pulido, Luisa Mariana; Puri, Sunil;<br />

Qu, Dongning; Quesada Gómez, Fernando; Quintana, Eduardo; Quintela Pérez, Francisco José; Quirante Pizarro, Joaquín; Quiroga Puche, María Isabel; Ramírez Miguel, José Marcos; Ramiro Paramio, Laura Emma;<br />

Ramos Zaldívar, Francisco; Raposo, Ángeles; Rasines García, Enrique; Rasines Sisniega, José Manuel; Rebollar Echevarría, Carlos; Rebolledo Fernández, Mauricio; Reid, Robert Greig; Reig Echeveste, José; Reis,<br />

João; Rengifo Rohl, Carlos; Reol Franco, Carlos; Reoyo Calvo, José Antonio; Restrepo Jaramillo, Luis Fernando; Reutter, Christoph; Revesado Medina, Virginia; Revuelta, Fernando; Reyes Madrid, José Carlos; Reynes<br />

Pascual, Amadeo; Rezola, Fermín; Ribas Izquierdo, Martín Jesús; Ribeio, José Carlos; Ribeiro Ferreira, Filipe; Ribisich, Gabriel; Ridaura Rodríguez, Alberto; Riol Paramio, Ricardo; Ripari, Roberto; Riquel Correa,<br />

Florentina; Riva Marañón, Ramón; Rivera Villegas, María de las Cruces; Roberts, Nicholas Guy; Roberts, Diane; Robertson, Cathy; Robles, Francisco; Robles Fernández, José Manuel; Rocafort Millat, Nuria;<br />

Roccatagliata Orsini, Andrés; Rocha Fuentes, Marco Antonio; Roche, Michael; Ródenas Hernando, Juan; Rodríguez-Ambles, Javier; Rodríguez, Norberto Óscar; Rodríguez Almarza, Jesús; Rodríguez Arias, Eduardo;<br />

Rodríguez Barahona, José María; Rodríguez Branger, Evelyn; Rodríguez Braña, Eva; Rodríguez Colom, James; Rodríguez de la Fuente, Luis; Rodríguez de Robles Arienza, Carlos; Rodríguez Durón, Luis; Rodríguez<br />

Ferreiro, Jorge; Rodríguez González, María Ángeles; Rodríguez Guaita, Manuel; Rodríguez Herrero, Óscar; Rodríguez Inciarte, Juan; Rodríguez Inciarte, Matías; Rodríguez Jiménez, Emilio; Rodríguez Magdaleno,<br />

Francisco Félix; Rodríguez-Mantiñán López, Javier; Rodríguez Molinero, Belén; Rodríguez Oliver, Dolores; Rodríguez Paz, Álvaro; Rodríguez Rodríguez, Ángel Luis; Rodríguez Ruiz, María Carmen; Rodríguez<br />

Tarodo, Almudena; Rohaus, Regina; Roig García Bernalt, <strong>Pablo</strong>; Rojo, Luis Ángel; Rojo Sevillano, Carlos; Romagosa Soler, Jaime; Romero Caballero, José Luis; Rosillo Pérez, María Dolores; Rostro Díaz, José Manuel;<br />

Rotondo Úrcola, María; Rougier, Toby; Ruano Lorenzo, Miguel; Rubio Cámara, Herminio; Rubio Sáez, Pedro; Rueda, Pío; Ruiz Barceló, Silvia; Ruiz de Arcaute Cendoya, Soledad; Ruiz Gómez, José Juan; Ruiz Marcos,<br />

Alfredo; Ruiz-Olivares, Pedro; Rumignani, Pierantonio; Rupérez, Ignacio; Rush, Bruce; Rush, Steve; Russell, Mark; Sabater Maroto, Guillermo; Sacerdote, Diego; Sáenz Abad, Alfredo; Sáenz Regalado, Pedro; Sáez<br />

García, María Asunción; Sagi-Vela, Javier; Salas Cuquerella, Cristina; Salazar Llombart, Esteban; Salazar-Simpson, Luis Alberto; Salgado Fuertes de Villavicencio, José; Salles Vincourt, Juan; Salmerón Gómez,<br />

Amparo; San Félix, Javier; San Román, Juan Manuel; Sánchez, Alberto; Sánchez Abejón, José Daniel; Sánchez Arias, Angélica; Sánchez Belalcázar, Alfredo Antonio; Sánchez Carcoba, José Ramón; Sánchez Castillo,<br />

Manuel; Sánchez del Corral, María; Sánchez Díaz, José Luis; Sánchez Díez, Ramón; Sánchez Espinosa, Abel; Sánchez Fernández, Manuel; Sánchez Ferrero, Francisco Miguel; Sánchez González, Alfonso Manuel;<br />

Sánchez Lorite, Juan Carlos; Sánchez Martín, Carlos Javier; Sánchez Martín, Rafael; Sánchez Miguel, Belén; Sánchez Pazos, Alfonso; Sánchez Sanjurjo, Sonia; Sánchez Santiago, Ramón; Sánchez-Llado, Pedro;<br />

Sánchez-Roselly Moreno, Juan de Dios; Sancho Pizarro, Leoncio Francisco; Sandberg, Liz; Santamaría, Carlos; Santamaría Navarrete, Francisco Javier; Santa María Pérez, Juan Pedro; Santaolalla López, Raquel;<br />

Santelices Abarzua, Patricio; Santillán, Héctor Carlos; Santodomingo Martell, Ángel; Santos, Inmaculada; Santos, Rui Miguel; Sanz, Paloma; Sanz López, Ana; Sanz Óleo, Santos; Sanz Sáiz, Miguel; Sarabia Marcano,<br />

Yelitza; Saraiva, Pedro; Saraniti, Fabio; Sard Bauza, Miguel; Sariego, Jorge; Sayers, Andrew; Schmidt Santiago, Ingrid; Scola, Mariano; Scott, Jeff; Scott, Jeffrey Conrad; Sebares Urbano, Marcos; Sebastián de Erice,<br />

Gabriela; Seixas Rodríguez, Antonio Luis; Selby, Mark; Seoane Couto, José Manuel; Serrano Arguello, Miguel Ángel; Serrano González, Inés; Serrano Martín, Juan Manuel; Sessions, Grant; Sfondrini, Caterina; Shao,<br />

Bill; Shapiro, Beatriz; Shepherd, Charles; Shore, Steve; Silva Bravo, Enrique; Silva Carramiñana, José Luis; Silva Fernández, Fernando; Silva Panero, Héctor; Silva Rojas, Marco Antonio; Simão, João; Sítima, José<br />

Carlos; Sobrini Sagaseta de Ilurdoz, Javier; Soler Ramos, José Antonio; Solís Gutiérrez, Domingo José; Sotillo García, Julio; Sotillo Losada, José Antonio; Soto, Manuel; Speed, Pamela; Speroni, Alejandro; Stevens,<br />

Paul; Stock da Cunha, Eduardo; Stubbs, Barbara; Suárez Álvarez Novoa, Eduardo; Suchanek, Magdalena; Sugiyama, Flavio; Sullivan, Martha; Tapper, Federico Lino; Taylor, Trevor; Tejón Borrajo, José; Tellaeche<br />

Bosch, Ramón; Téllez Navarro, Alfonso; Tello Navalpotro, María Victoria; Tempesta, Guillermo Rubén; Terres de Ercilla, Luis; Teruel Herradura, Miriam; Thomas, Jorge Edgardo; Thomason, Colin Paul; Tonda<br />

Mitri, Rodrigo; Torío Martín, Antonio; Torres, Ricardo; Torres Gómez, Félix; Torres Riesco, Javier; Torres Roche, Tomás; Tortosa Santiago, Itzíar; Tramazaygues Pamies, <strong>Pablo</strong>; Treunen, Jack; Trias de Bes Casamajo,<br />

Carlos; Trigueros, Fulgencio; Trott, George; Truelove, Richard Charles; Trujillo, Iván; Tunstall, Pamela; Turiel, David; Tuson, Adam; Urgoiti González Careaga, <strong>Pablo</strong> Mauricio; Urquijo de la Puerta, Pilar; Urquizu<br />

Aranaga, Luis Horacio Carlos; V. Martins, João Batista; Vadillo Arrieta, Rafael Ángel; Vailati, Pietro; Valfre, Maurizio; Valldecabres Blasco, Antonio; Valles Camps, Juan Luis; Valls, Olga; Vaquero Martín, José Manuel;<br />

Varela, Manuel; Vázquez, Facundo; Vázquez Vega, Antonio; Vega, Rafael; Vega Sella, Evelyn; Veiga Anjos, João; Velázquez Caja, Nuria; Velduque, Javier; Vélez Peso, António; Vélez Reboyras, Bartolomé; Velo, Aurelio;<br />

Ventero Ferrer, Miguel; Ventoso López, Fernando José; Vergara, Gustavo; Vickers, Gregory; Vidal, Juan; Vidal Celdrán, Manuel; Vidili, Gianluca; Viegas, Isabel; Vieira Monteiro, António; Vilalta Calmet, Alberto;<br />

Vildósola, Eduardo; Villa Arechaga, Manuel; Villalba Cataluña, Jesús; Villasante del Cerro, José Antonio; Villasante Valle, Raquel; Villena Manjacabas, José; Villoslada Mompart, Óscar; Viloria Martínez, Margarita;<br />

Viñuela García, Luis Miguel; Viotto, Mauro; Vispo, <strong>Pablo</strong> Enrique; Voivodic, María Aparecida; Von Chrismar Carvajal, Óscar; Wagner, Robert; Walker, Joseph; Walker, Lee; Werner Oviedo, Ignacio; White, Patricia;<br />

Williams, Richard; Williams, Steven; Willis, Susan Anne; Wilson, Lloyd John; Wilson, Neil; Wilson, Ian; Winter Garces, Max; Wren, Norman D.; Yagüe Jimeno, Luis; Yanes Luciani, Juan Andrés; Yarritu Arnáez,<br />

José Antonio; Ybarra, Jaime; Ybarra Castaña, María Dolares; Young, Matthew; Ysart, Federico; Yubero Fuentes, José María; Zabalza Lotina, Jesús; Zaharia, Ezra; Zamora, Carlos; Zamorano Hernández, J. Alberto;<br />

Zara Pompeu, Armando; Zatarain Valle, Pilar; Zenteno Cervantes, Jorge; Zulueta Benito, Ernesto; Zurelli, Anna.<br />

XXIII


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