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poble sa benestar emocional, comunitat i educació - Almussafes

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eve que el previsto, nos acostumbramos a ello y<br />

queremos otro mejor.<br />

En tercer lugar, nuestro grado de felicidad se ve<br />

influenciado por la evaluación que hacemos de<br />

nosotros mismos y de nuestras circunstancias, pero<br />

también, y de forma notable, por el resultado de<br />

compararlas con las circunstancias de los demás. Nos<br />

comparamos con otras personas en una multitud de<br />

aspectos como el atractivo físico, la riqueza o los<br />

logros académicos. Esta tendencia a las comparaciones<br />

sociales puede ser cau<strong>sa</strong> de infelicidad<br />

porque no siempre podemos estar a la altura de<br />

nuestros referentes, y especialmente en la actualidad,<br />

en que los medios de comunicación lanzan unos<br />

modelos sociales exitosos con los que nos es difícil<br />

competir.<br />

En cuarto lugar, reaccionamos ante una pérdida<br />

con unas emociones más inten<strong>sa</strong>s que ante unas<br />

ganancias de la misma magnitud. La <strong>sa</strong>tisfacción que<br />

sentimos al ganar 100 euros no es equivalente a la<br />

desesperación que sentimos por perder la misma<br />

cantidad. La evolución de nuestra especie ha dado<br />

este curioso resultado. Para sentir una <strong>sa</strong>tisfacción<br />

profunda debemos lograr muchas co<strong>sa</strong>s, sin embargo,<br />

para sentir un profundo disgusto, basta con que<br />

perdamos alguna.<br />

Pero, volvamos a nuestra definición inicial. Hemos<br />

dicho que la felicidad se hallaba relacionada con la<br />

consecución de gratificaciones, y que éstas dependían<br />

de la puesta en práctica de nuestras virtudes y<br />

capacidades. Las virtudes y las capacidades comparten<br />

muchas similitudes, pero una de las diferencias clave<br />

es que las virtudes son rasgos morales y las<br />

capacidades no. Otra diferencia es que el talento o<br />

capacidad no es tan fácil de adquirir como las<br />

virtudes. Éstas, implican el uso de la voluntad, y por<br />

lo tanto, requieren de algún esfuerzo. Por ejemplo,<br />

5<br />

¿por qué nos sentimos tan bien con nosotros cuando<br />

le decimos al cajero que nos ha devuelto 50 euros de<br />

más? Nos sentimos orgullosos por haber tomado la<br />

decisión correcta, por escoger un comportamiento<br />

más difícil y que nos ha costado más realizar que el<br />

simple hecho de embol<strong>sa</strong>rnos el dinero y no decir<br />

nada. Si acciones como ésta no supusieran un esfuerzo<br />

de nuestra voluntad, no nos sentiríamos tan bien. En<br />

resumen, nos sentimos elevados cuando el ejercicio<br />

de la voluntad culmina en una acción virtuo<strong>sa</strong>.<br />

Las capacidades son talentos, generalmente<br />

naturales, cuyo ejercicio nos puede acercar a<br />

objetivos deseables, pero que para que se conviertan<br />

en virtudes hace falta una fuerza que las dirija en la<br />

dirección adecuada. Por ejemplo, el don de gentes o<br />

facilidad para relacionarse con los demás es una<br />

capacidad, pero tanto puede servir para ayudar a los<br />

otros como para aprovecharse de ellos. Sólo en el<br />

primer caso, se convierte en una virtud.<br />

Sólo la práctica de las virtudes puede hacernos ver<br />

que nuestra vida tiene sentido y orientada hacia<br />

objetivos apropiados; que uno continua creciendo y<br />

de<strong>sa</strong>rrollándose como persona.<br />

Los últimos estudios realizados en este campo han<br />

detectado 24 fortalezas (capacidades y virtudes). No<br />

disponemos de espacio para detenernos en cada una<br />

de ellas, baste con indicar algunas, como el amor por<br />

el conocimiento, la mentalidad abierta, la inteligencia<br />

<strong>emocional</strong>, el valor, la perseverancia o el autocontrol.<br />

Resumiendo, una persona se sentirá <strong>emocional</strong>mente<br />

<strong>sa</strong>na y realizada si es capaz de aplicar sus<br />

propias fortalezas a las circunstancias y tareas cotidianas<br />

en las que se ve inmer<strong>sa</strong>. Esto depende más<br />

de una serie de toma de decisiones que de un talento<br />

específico. En próximos números iremos de<strong>sa</strong>rrollando<br />

estrategias concretas para el aumento de la<br />

felicidad.

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