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poble sa benestar emocional, comunitat i educació - Almussafes

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Pero, ¿qué es la felicidad? ¿Cómo podríamos<br />

definirla? En primer lugar, estudios ba<strong>sa</strong>dos en análisis<br />

estadísticos indican que la felicidad tiene, al menos,<br />

dos aspectos, uno afectivo, relacionado con la<br />

experiencia <strong>emocional</strong> de la alegría, la <strong>sa</strong>tisfacción y<br />

otras emociones positivas, por un lado, y, por otro, un<br />

aspecto evaluativo que tiene que ver con la forma de<br />

valorar cómo nos van las co<strong>sa</strong>s en una serie de<br />

ámbitos importantes para nosotros, como puede ser<br />

la familia o el trabajo.<br />

Es obvio que la felicidad no se reduce al placer.<br />

Para llegar a ella no sólo se trata de experimentar<br />

estados <strong>emocional</strong>es deseables, sino pen<strong>sa</strong>r que uno<br />

está bien encaminado hacia la consecución de<br />

objetivos que valora; que uno vive de acuerdo con su<br />

ideal de perfección al que aspira i que dota de sentido<br />

su vida; el sentimiento de que uno se acerca a lo que<br />

realmente es. Los sentimientos de realización personal<br />

se consiguen con la práctica de situaciones en las que<br />

uno se siente competente, estimulado e implicado en<br />

aquello que hace. Por supuesto que esto no se<br />

consigue sin esfuerzo y disciplina. Pero analicemos con<br />

mayor detalle los elementos que queremos destacar<br />

de esta definición. En primer lugar, implica tener<br />

objetivos, metas que el individuo valora y que<br />

aportan a su conducta una dirección definida. Esto<br />

nos introduce en el mundo de los valores. Nos<br />

sentimos felices cuando nuestra conducta se ajusta a<br />

nuestros valores. En segundo lugar, se asume la<br />

existencia de un telos, es decir, de un proyecto de<br />

vida humana ordenado a una finalidad. Los humanos<br />

tenemos la misión de elevarnos sobre nosotros<br />

mismos, realizando nuestras potencialidades desde<br />

estadios menos evolucionados a los más<br />

perfeccionados. Nos sentimos felices cuando<br />

pen<strong>sa</strong>mos que estamos creciendo como personas, es<br />

decir que avanzamos en ese itinerario de perfeccionamiento.<br />

Por último, la felicidad supone la<br />

realización de co<strong>sa</strong>s que para nosotros tienen un<br />

significado y dotan de sentido nuestra vida. Sentir<br />

que aquello que hacemos es importante para alguien<br />

o para algo, nos ayuda a encontrar nuestro sitio en el<br />

mundo y a dotarnos de una identidad.<br />

Por otro lado, la felicidad también ha sido definida<br />

como el funcionamiento óptimo de cinco sistemas de<br />

conducta, y lo que es más importante de su armonización<br />

entre ellos. Los sistemas serían los siguientes:<br />

a) el biológico, se refiere a la <strong>sa</strong>tisfacción de nuestras<br />

necesidades físicas más primarias, como el comer o el<br />

resguardarnos del frío; b) social, referido básicamente<br />

a nuestra integración en un grupo humano en el que<br />

nos sentimos estimados y apreciados, a la vez que<br />

sentimos afecto por los demás; c) intelectual, relativo<br />

a la <strong>sa</strong>tisfacción de nuestras ansias de conocimiento y<br />

el buen de<strong>sa</strong>rrollo de nuestras capacidades psíquicas;<br />

4<br />

d) ético, alude a nuestra naturaleza moral, y por lo<br />

tanto a la necesidad de sentir que nuestra conducta<br />

concuerda con un código ético aceptado, es decir, se<br />

acerca o reproduce nuestra idea del bien; e)<br />

espiritual, referido a la percepción de que nuestra<br />

naturaleza pertenece a un ámbito superior que la<br />

engloba y la trasciende, dotándola de sentido. Pues<br />

bien, la <strong>sa</strong>tisfacción y el de<strong>sa</strong>rrollo equilibrado de<br />

estos sistemas estarían directamente relacionados con<br />

el sentimiento de felicidad.<br />

El bienestar <strong>emocional</strong> se ha relacionado con<br />

múltiples efectos beneficiosos. La experimentación<br />

continuada de emociones positivas contribuye al<br />

crecimiento personal, a la mejora de las relaciones<br />

interpersonales, a la creatividad y la productividad, a<br />

la motivación, a los comportamientos generosos y<br />

altruistas, así como a la mejora de la <strong>sa</strong>lud y la<br />

longevidad.<br />

Llegados a este punto, no obstante, sería<br />

pertinente preguntarnos, por qué nos cuesta tanto ser<br />

felices. Existen varias circunstancias referidas a<br />

nuestro diseño constitucional conformado por la<br />

evolución que podrían explicar este hecho. En primer<br />

lugar, lo malo es más fuerte que lo bueno, es decir,<br />

nuestras respuestas a las amenazas y disgustos son<br />

más rápidas, más fuertes y más difíciles de inhibir que<br />

las respuestas a las oportunidades y placeres. Este<br />

principio llamado predisposición a la negatividad,<br />

está presente en multitud de aspectos de nuestra<br />

psicología y de las relaciones humanas. Por ejemplo,<br />

en una interacción marital, se calcula que cuesta cinco<br />

acciones buenas y constructivas compen<strong>sa</strong>r el daño<br />

hecho por un solo acto crítico o destructivo. No nos<br />

habríamos adaptado tan bien al medio, como especie,<br />

si la evolución no hubiera hecho que estuviéramos<br />

más atentos y reaccionáramos con mayor vigor y<br />

prontitud a los peligros y las amenazas a las<br />

posibilidades de mejora. No podemos, por tanto, verlo<br />

todo bien, porque nuestras mentes están diseñadas<br />

para encontrar y reaccionar ante los peligros y<br />

adversidades.<br />

En segundo lugar, es un hecho confirmado por la<br />

experiencia común que nos habituamos con rapidez a<br />

las situaciones agradables. La selección natural<br />

favorecería a los individuos que se adaptaban<br />

fácilmente a cualquier circunstancia placentera como<br />

conseguir mejor comida o mejor refugio. Ello les<br />

llevaba a buscar al poco tiempo nuevas mejoras en su<br />

situación. Los que se dormían demasiado tiempo en<br />

los laureles ante un logro determinado no sobrevivían.<br />

En la época actual esta tendencia explica el fenómeno<br />

del consumismo. Creemos que seremos más felices si<br />

conseguimos ese nuevo vestido, electrodoméstico o<br />

automóvil, pero después de un tiempo, siempre más

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