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RÉGI:vJEN DE LAS PERSONAS EN EL MATRIMONIO 47
gal se torna imposible, debido a la conducta de uno o de
ambos cónyuges y un texto determina más exactamente lo
que constituye el abandono voluntario y malicioso, colocán­
(lose como una nueva causa el estado habitual de embriaguez
o el uso indebido de tóxicos enervantes.
Figura en ambos proyectos, un mismo articulo relativo
a la jurisdicción, que decide que la demanda debe deducirse
ante el juez del último domicilio común de los cónyuges. El
texto agrega que será nula la sentencia que dictare cualquier
otro juez, aunque ambos esposos concurrieren ante él,
o cambiaren su residencia para obtener el divorcio, siempre
que el último domicilio común se hubiere hallado en el territorio
argentino.
Respecto del trámite de la causa, se establece que el
juez deberá convocar a las partes para procurar su conciliación,
permitiéndole que lo haga en la oportunidad que estime
más conveniente. Se prevén asimismo las medidas a tomar
durante la secuela del pleito, relativas a la residencia
de la esposa y de los hijos, alimentos. expensas, y prueba
de la causa, fijándose respecto de ésta una amplitud que sólo
excluye la confesión o juramento judicialmente exigido y el
testimonio de los ascendientes y descendientes de los litigantes.
También se determina que el juez podrá denegar el divorcio,
cuando estime que media colusión, a menos que la
prueba justificare la existencia de motivos bastantes para
decretarlo.
Un artículo prescribe que según la naturaleza de las
causales que el texto señala, podrá el juez suspender el fallo
por un plazo que no exceda de un año, y que transcurrido
ese término, se dictará la sentencia si una de las partes lo
solic}tar(' y no hubiere mediado recoueiliavión.
Hemos creído oportuno apartarnos del Anteproyecto y
no fijar plazo para que se deduzca la demanda de divorcio,
con l'l propósito de favorecer al cónyuge inocente. que muchas
veces puede haber dejado transcurrir un tiempo sin-iniciarIa,
en la espera de que una mudanza en la conducta del
otro, pudiere permitir la continuación de la vida conyugal.
Se prevén también, los efectos de la reconciliación, determinándose
que estos regirán tanto en el caso de perdón por
parte del cónyuge ofendido, como en el de restablecimiento
de la vida común.