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32 LIBRO 1, SECCiÓN IV, TÍTULO 11
m:uestre, al confrontarlos con el principal, que hubo error
o exceso en aquél.
§ 2. - De las cartas y otras pruebas escritas
En vista de la importancia que tienen estos documentos,
regidos además por normas especiales, la Comisión ha
resuelto seguir en cierta medida, el método del Anteproyecto,
y dedicarles el segundo párrafo relativo a los instrumentos
privados.
Las normas admitidas son las consagradas por la doctrina,
como lo demuestra Bibiloni en sus notas.
La determinación expresa de los casos en que una carta
podrá ser admitida como prueba, está destinada a sal val'
muchas controversias. Además, la negativa del destinatario
es considerada como un impedimento insalvable, y de
igual modo, el carácter confidencial de la misiva.
El valor probatorio de las cartas es independiente de
las formas que revistan. No se aplican, pues, las reglas
destinadas a los instrumentos privados, pudiendo ser invocadas,
aunque falte la firma, salvo que se tratare de simples
proyectos.
En todo caso, el juez apreciará el mérito de estos elementos
probatorios, y podrá rechazarlos de plano, si no reunieren
las condiciones indispensables.
También ha sido menester ocuparse de los libros de
comercio, respecto de quienes no ejercen la profesión mercantil,
materia que no legisla el código respectivo y que
compete al nuestro. Lo mismo acontece con los que pueden
llevar los particulares, quienes sin embargo, no están
obligados a exhibirlos, a menos que fueren comunes con otra
persona.
Los telegramas han sido objeto de una disposición por
la cual se les reconoce el mismo valor ,que a los instrumentos
privados, cuando el remitente hubiere subscripto el original
que se conserva en la oficina, presumiéndose que con
él está conforme la copia entregada al destinatario.