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198 LIBRO V, SECCiÓN 1, TÍTULO I
de inventario, que en el respectivo capítulo aparece eonsiderablemente
facilitado. Debe observarse además, que la
confusión de patrimonios no se produce cuando el autor fa­
Heciere en estado de concurso, o si el auto declarativo de
éste se dictare dentro de los seis meses de abierta la sucesión.
Las dudas y controversias que han suscitado los textos
de nuestro Código, en cuanto a la situación del heredero
que no manifestare la voluntad de aceptar o repudiar, quedan
descartadas en vista de la regla que proponemos y que
también resulta del trabajo de Bibiloni: por la muerte del
causante, el llamado a la sucesión adquiere la herencia ípso
jure, pudiendo renunciarla dentro de los ciento veinte días
contados desde que conoció el deceso y el título que le
correspondía. Transcurrido ese plazo -o el de ciento ochenta
días para quien se hallare en el extranjero- se le tendrá
como aceptante, si no hubiere expresado una voluntad distinta.
Se autoriza al heredero para obtener la formación d.'
inventario, a fin de resolver dentro de los mismos término'>
(que podrán ser ampliados en ciertos casos) si acepta o
repudia la herencia. .
Por más que conservamos en principio la obligación del
aceptante consignada en el arto 3343, restringimos el alcance
que éste le reconoce, Así, en lo que se refiere a los legados,
la limitamos al valor del activo hereditario. Han sido
generales las críticas formuladas contra la tesis opuesta.
va que el testador, si puede hacer liberalidades con sus bienes
propios, no está autorizado para imponerlas al heredero,
a fin de que las satisfaga con su patrimonio personal.
De los artículos finales. el uno substituye a los 3335 n
3337, Y 3350 del Código, sobre la nulidad de la aceptación
)" de la renuncia; los otros dos, reproducen los arts. 3;J40
y 33n.
CAPITUI..o m
Del beneficio del inventario
Hemos procurado remover los inconvenientes y trabas
que actualmente se oponen al ejercicio de este derecho, así