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194 LIBRO IV, SECCiÓN 11I, TÍTULO 11
A continuación, el Proyecto trata, modificando fundamentalmente
los preceptos del Código, la materia de la prueba,
con arreglo al sistema que supone el Registro. Diversos
incisos detallan con toda claridad los casos. Como regla general
se prescribe que el reivindicante debe probar su derecho
con la inscripción, así como el demandado respecto del
título que oponga. Vienen luego los supuestos de excepción
con sus reglas particulares.
Se detallan las normas a que habrá de ajustarse el cumplimiento
de la sentencia, apareciendo consignadas en primer
término, las que corresponden a los arts. 2793 y 2794.
Colocamos luego, con más lógica, otras que el Código trae
en el título de la posesión, y reproducimos en cuanto a lo,
frutos, los arts. 2433 y 2439, manteniendo - no obstante lél
opinión contraria de Bibiloni- la regla del 2435, que responsabiliza
al poseedor de mala fe, por la ruina o deterioro
ocasionados por caso fortuito. Seguimos en cambio, la doctrina
del Anteproyecto, al eliminar los arts, 2434 y 2436, por
considerar erróneo el primero y excesivo el segundo.
Los últimos incisos legislan con más método lo relativo
a gastos o mejoras, distinguiéndose las impensas efectuadas
en el bien, según el estado en que se encontraba al iniciarse
la posesión del reivindicado, y las consistentes en construcciones
o trabajos nuevos, tanto necesarias como miles. Con
más amplitud que en el Código, se admite la compensación
entre reivindicante y poseedor en cuanto a las sumas que
respectivamente debieren pagarse, y se permite que el segundo
pueda retener la cosa hasta percibir el importe de las
indemnizaciones que le correspondan, todo ello sin reproducir
los reatos dc los arts, 2428 y 2440.
También disponemos que en caso de que la retención
procediere, podrá el poseedor estimar su crédito y requerir
la conformidad del dueño dentro de un plazo prudencial
Transcurrido éste, se le faculta a que persiga el pago so·
bre la cosa, derecho que naturalmente no se acuerda cuando
el dueño objeta la liquidación. En este caso, ha de ser
previo el fallo judicial.
Por fin, permitimos que el abandono de la cosa libere
al propietario respecto del poseedor, todo ello como consccuencia
de que el vínculo de la obligación que les une, reslde
únicamente en el bien reivindicado.