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192 LIBRO IV, SECCiÓN 111. TíTULO 11
I.APITlJLü 1
De la acción reivindicatoria
No consignamos una definición que entendemos inneeesaria,
y en cuanto a la materia, ella aparece como siempre
distribuida con un orden lógico: quiénes pueden ejercer la
acción; contra quién; qué cosas pueden ser objeto de ella;
cómo se ejerce y cuáles son sus efectos.
De acuerdo con la amplitud que reconocemos a la acción
reivindicatoria, se explica que el artículo inicial la extienda
no sólo al propietario de la cosa, sino a todos los titulares
de derechos reales que se ejerzan por la posesión, y por
último al acreedor hipotecario. Dependerá, como es natural,
en cada caso, del derecho puesto en juego, la finalidad que
corresponda, coincidente siempre en obtener el pleno uso del
derecho en que la acción se funde.
El artículo que establece quiénes no pueden reivindicar,
fija claramente que la acción requiere tanto el derecho a
poseer la cosa cuando se inicia la demanda, corno al fallarse
la causa.
Si bien es principio que por el hecho de inscribirse un
título no adquiere validez, pilo no implica que sea igual la
situación de quien reivindica en todos los casos. Aquélla varía
según que el poseedor haya obtenido el bien del reivindicante,
o en razón de la naturaleza del título por el cual le,
hubo, y de la circunstancia de que pueda o no invocarse
la fe pública derivada del Registro. En realidad, vinculando
las reglas que aquí se establecen, con las que aparecen formuladas
en el título II de la Sección Segunda, puede concluirse
que la reivindicación procederá eontra los terceros
que no puedan ampararse en la presunción derivada del
Registro, en tauto vque no podrá prosperar contra quienes
ignorando los vicios del título de su autor, por acto a título
oneroso hubieren adquirido derechos de los que aparezcan
en el Registro en condiciones de constituirlos.