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]80 LIBRO IV, SECCiÓN 11, TÍTULO X
t ados, suprimiendo la exigencia del artículo, referente a
la oposición al pago o al abandono del inmueble. Nuestro
texto dispone entonces, que si fueren varios los bienes gravados
en garantía de un mismo crédito, el propietario de
uno de ellos contra quien se dirigiere la acción, podrá exigÍl'
que se cite al juicio a los otros propietarios, para que
contribuyan al pago de la deuda proporcionalmente al valar
de cada bien.
Luego de prescribir en forma metódica, los requisitos
que debe contener el instrumento constitutivo de la hipoteca,
en otro precepto hemos reunido las cláusulas nulas, ampliando
el número de aquellas a las que Bibiloni asignaba
ese efecto, todo ello COn el fin do evitar la extorsión de los
acreedores poco escrupulosos.
No hemos dejado de abrigar serias dudas, acerca de
si convenía o no establecer corno límite de la responsabilidad
del deudor, el inmueble hipotecado. Primó la tesis que se
inclinara por el mantenimiento del régimen actual, pero no
impedimos con ello, que las partes puedan convenir esa Ii.
mitación. Otro texto, redactado sobre la hase del 3202 del
Código y 46 a 48 del proyecto de la Comisión extraparlamentaria
francesa de catastro, permite que al constituirse
la hipoteca, puedan otorgarse letras o títulos a la ordeu
o pagarés simples por el importe de la deuda, siempre que
ésta no sea condicional ni eventual. Para. evitar defraudaciones,
se ordena que dichos documentos deben anotarse en
el Registro y subscribirse por el encargado, y que sin esa
formalidad no serán tomados en cuenta. Se agrega que
si fueren a la orden, serán regidos por el Código de Comercio,
y en los demás casos, por los preceptos de la cesión
de créditos.
El texto que corresponde al :J1:¿9, contiene una modificación
tendiente a refirmar en forma más categórica, el
principio de que los derechos reales se gobiernan por la
ley del lugar en que los bienes se encuentran situados. Por
fin, el artículo con que termina el capítulo, al decidir que
las inscripciones hipotecarias conservarán sus efectos hasta
su cancelación dentro de los términos del arto 1757, adelanta
una norma contraria a lo que preceptúan los 3151 y
3197 del Código, pero que armoniza con lo que se dispone
sobre la extinción de las hipotecas.