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DE LA TUTELA 67
nupcias, a quien aquel texto no permitía designar tutores
a sus hijos. En la tutela legítima, a la nómina del arto 390,
se han agregado los tíos, determinándose siempre que la
prelación que se establece, no limitará el arbitrio del juez,
para que éste elija a la persona más capacitada por sus aptitudes,
responsabilidad o buen concepto, y cl artículo tr-rmina
con la declaración de -quc él no rige para los hijos
ilegítimos.
Se determina a qué personas no podrá conferirse la
tutela dativa, y se prevé en una serie de incisos, quiénes lid
pueden ser tutores, determinándose los supuestos ('11 qu.'
procederá la designación de tutores especiales.
No hemos dejado de considerar la conveniencia de una
sanción adecuada para aquellos parientes del incapaz, que
no se preocuparon de solicitar el nombramiento de un tutor
para aquél. Tal vez, una multa hubiera podido constituir!a.
pero nos detuvo la dificultad de graduarla según los casos.
Igualmente, hemos desechado el hacer de ella una causa (L'
indignidad, o de privación de los derechos hereditarios, juzgando
que las más de las veces sería ilusoria, sin perjuicio de
tornarse excesiva en otras. De ahí, pues, que solo 1I0S huy amos
limitado a establecer una causal de incapacidad para f'1
ejercicio de la tutela.
Como lo consignamos al tratar de la patria potestad, en
el título que a ésta concierne quedaron fijados los principios
referentes a los intereses de los incapaces. De' ahí. pues.
que unificadas las reglas relativas a esos bienes se ex pIi·
que en la tutela el reenvío a los artículos pertinentes.
CAPITULO II
Del comienzo de la tutela
Imponemos la exigencia del discernimiento de la tutela
COmo también el inventario de los bienes antes de entregarlos
al tutor, valuándose los muebles, a menos que esta ..
operaciones ya se hubiesen realizado, para no recargur inútilmente
el patrimonio del incapaz. Establecemos asimismo.
que si el tutor sucede a otro o al padre, deberá pedir al subs-