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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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JOAQUÍN BALAGUER | EL CENTINELA DE LA FRONTERA<br />

los conductores <strong>de</strong> tropas, a los apóstoles, a los libertadores: las consecuencias <strong>de</strong> sus hechos<br />

o simplemente sus propósitos o sus intenciones?<br />

Muchos esfuerzos se han hecho, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los días <strong>de</strong> la polémica <strong>de</strong>l ático y nada ingenuo<br />

Manuel <strong>de</strong> Jesús Galván con el historiador José Gabriel García, para cambiar el juicio <strong>de</strong> la<br />

historia acerca <strong>de</strong> Santana. Pero la conciencia nacional ha opuesto y opondrá siempre a esos<br />

intentos el grito <strong>de</strong> guerra <strong>de</strong> Su Santidad Julio II: ¡Fuori i barbari!<br />

IV<br />

Santana creyó que la República no podría subsistir sin el auxilio <strong>de</strong> una nación extranjera,<br />

pero los hechos <strong>de</strong>mostraron que esa apreciación era absolutamente infundada. Duarte creyó,<br />

en cambio, en la supervivencia <strong>de</strong> la patria, y la realidad ha <strong>de</strong>mostrado que tuvo razón y<br />

que supo ver claro en el futuro <strong>de</strong> la República. De todo el drama <strong>de</strong> la anexión queda en pie<br />

esta realidad inconcusa: Duarte y sus discípulos, los aban<strong>de</strong>rados <strong>de</strong> la pura y simple fueron<br />

los únicos dominicanos que creyeron en la República, y por eso la República es hija <strong>de</strong> su<br />

inspiración y <strong>de</strong> su fe. Quedan aún las buenas intenciones que se atribuyen a Santana. Pero,<br />

por suerte, la humanidad, que juzga a los hombres por sus actos y no por sus abstracciones,<br />

perdona al malvado que rectifica hacia el bien, pero no absuelve al bueno que evoluciona<br />

hacia el mal en forma <strong>de</strong>finitiva. ¿Qué queda <strong>de</strong> Judas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la traición y <strong>de</strong> los treinta<br />

<strong>de</strong>narios? Queda su nombre convertido en símbolo <strong>de</strong> todas las infamias y en baldón <strong>de</strong>l<br />

género humano. En cambio, San Pablo, que apedreó al primer mártir <strong>de</strong>l cristianismo, es<br />

venerado por la Iglesia como el émulo <strong>de</strong> San Pedro en el amor a Cristo porque oyó a tiempo<br />

la voz que lo llamó hacia la verdad en el camino <strong>de</strong> Damasco. Hubiera sido preferible para<br />

la gloria <strong>de</strong> Santana haber traicionado a los héroes <strong>de</strong> la Trinitaria y haber expiado luego su<br />

crimen cubriéndose <strong>de</strong> honra inmarcesible en los campos <strong>de</strong> la guerra restauradora.<br />

Máximo Gómez, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber combatido contra su propia ban<strong>de</strong>ra en el suelo <strong>de</strong><br />

sus mayores, luchó por la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Cuba, y la historia no ha vacilado en colocarlo<br />

al lado <strong>de</strong> Bolívar, <strong>de</strong> San Martín y <strong>de</strong> Washington en el Olimpo <strong>de</strong> la libertad americana. No<br />

hay duda <strong>de</strong> que otra sería la actitud <strong>de</strong> la posteridad si el héroe <strong>de</strong> “Mal Tiempo” hubiera<br />

vuelto <strong>de</strong> Cuba para combatir en suelo nativo la misma causa que <strong>de</strong>fendió en tierra extraña.<br />

Decía Anatole France que lo imperdonable en los hombres no es cometer errores, sino<br />

más bien no saber rectificarlos a tiempo. Un fin resplan<strong>de</strong>ciente, como una bella tar<strong>de</strong> que<br />

corona un día tempestuoso, pue<strong>de</strong> redimir a un hombre y salvarlo <strong>de</strong>finitivamente para la<br />

historia. Por el contrario, ¡qué amarga huella <strong>de</strong>jan en el espíritu esas tar<strong>de</strong>s que comienzan<br />

vestidas <strong>de</strong> luz y terminan rasgadas por el relámpago!<br />

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