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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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JOAQUÍN BALAGUER | EL CENTINELA DE LA FRONTERA<br />

<strong>de</strong>claró haber oído en labios <strong>de</strong>l ex Presi<strong>de</strong>nte Jiménez la siguiente frase, relativa a la carta<br />

dirigida a Alcántara por Soulouque: “mire qué diablura <strong>de</strong> esa carta”; Wlmo. <strong>de</strong> Acosta<br />

Gómez, quien se refirió, a solicitud <strong>de</strong>l <strong>de</strong>fensor Faulau, a las relaciones <strong>de</strong> Alcántara con<br />

Soulouque; el General Bernardino Pérez, quien expuso que en el caso <strong>de</strong> la supuesta traición<br />

<strong>de</strong> Alcántara, “Duvergé se portó bien, con celo, haciendo su servicio”; José Núñez,<br />

quien expuso que no “hubo juego <strong>de</strong> gallos el 17 <strong>de</strong> marzo último, que ese día el General<br />

Duvergé proporcionó provisiones para la tropa, que en los mulos <strong>de</strong>l General se llevaron<br />

a Las Matas las dos piezas <strong>de</strong> artillería, que hubo gallos el jueves nada más y que Duvergé<br />

no se ocupaba <strong>de</strong> juegos sino en su servicio”; Gregorio Ramírez, quien dijo que la carta<br />

dirigida por Soulouque a Alcántara “fue remitida al Presi<strong>de</strong>nte Jiménez por Duvergé con<br />

su hijo”; Nicolás Patricio, quien <strong>de</strong>claró que “Duvergé y Contreras fueron los últimos en<br />

abandonar el puesto (Las Matas), habiéndose encontrado solos”; M. Guerrero, quien expuso,<br />

a requerimiento <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los <strong>de</strong>fensores, que el día en que se recibió la noticia <strong>de</strong><br />

la pérdida <strong>de</strong> Las Matas, el Presi<strong>de</strong>nte Jiménez se encontraba en la gallera; y, finalmente,<br />

Lauterio Carrasco, quien contestó las preguntas que le fueron dirigidas por el Consejo <strong>de</strong><br />

la Defensa manifestando que “el General (Duvergé), era sumamente exacto en su servicio<br />

y que no notó <strong>de</strong>scuido en él, y que había sospechas contra Alcántara”.<br />

“En este estado, siendo las doce y media <strong>de</strong>l día, el Presi<strong>de</strong>nte, usando <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r<br />

discrecional, or<strong>de</strong>nó la suspensión <strong>de</strong>l Consejo”.<br />

La causa continuó el mismo día a las tres y media <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>.<br />

El Lic. Félix María <strong>de</strong>l Monte “tomó la palabra y expresó sus medios <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa”.<br />

La voz pasional <strong>de</strong> Félix María <strong>de</strong>l Monte, uno <strong>de</strong> los hombres más cultos <strong>de</strong> su época,<br />

<strong>de</strong>bió <strong>de</strong> calar profundamente en el corazón <strong>de</strong> los jueces. Su oración, cargada <strong>de</strong> reminiscencias<br />

clásicas, fue digna <strong>de</strong> la tribuna antigua. Analizó muy superficialmente los hechos,<br />

porque no hubo pruebas, porque nadie aportó indicios siquiera <strong>de</strong> culpabilidad, ni ante el<br />

Consejo <strong>de</strong> Guerra ni ante la Comisión Inquisitorial, contra el ilustre acusado. Los testigos<br />

que <strong>de</strong>sfilan por el largo proceso muer<strong>de</strong>n a veces la carne <strong>de</strong>l héroe, pero ni hieren su reputación<br />

ni empañan sus virtu<strong>de</strong>s militares. Por eso sin duda la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> Del Monte se limita<br />

a presentarnos a Duvergé tal como lo vieron sus contemporáneos: firme como una espada,<br />

mo<strong>de</strong>sto en los campamentos y en la vida civil como un soldado <strong>de</strong> Esparta. La oración <strong>de</strong>l<br />

célebre tribuno, sin embargo, si bien llena <strong>de</strong> retórica y débil como pieza jurídica, tuvo la<br />

virtud <strong>de</strong> recoger para la posteridad, en unos cuantos trazos felices, los rasgos <strong>de</strong> carácter<br />

y los méritos excelsos, que han hecho imperece<strong>de</strong>ra la figura <strong>de</strong>l guerrero <strong>de</strong> El Número en<br />

la memoria <strong>de</strong> todos los dominicanos.<br />

Otro <strong>de</strong> los <strong>de</strong>fensores, Francisco Javier Faulau, habló a continuación, según se hace constar<br />

en el proceso verbal <strong>de</strong> la audiencia, “por haber <strong>de</strong>jado un punto su colega Delmonte”.<br />

Finalmente intervino en favor <strong>de</strong>l acusado su tercer <strong>de</strong>fensor, A. Caminero.<br />

Luego, el Presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l Consejo <strong>de</strong> Guerra agitó la campanilla y or<strong>de</strong>nó que el público<br />

abandonara el salón <strong>de</strong> audiencia para que los miembros <strong>de</strong>l Tribunal iniciaran sus <strong>de</strong>liberaciones.<br />

Dos cuestiones fueron planteadas a los jueces:<br />

1º “El acusado Valentín Alcántara ¿es culpable <strong>de</strong>l hecho que se le imputa?”.<br />

2º “El prevenido General Antonio Duvergé ¿es culpable <strong>de</strong>l hecho que se le imputa?”.<br />

Sobre la primera cuestión el Consejo votó a unanimidad: “Sí, Valentín Alcántara es<br />

culpable”.<br />

Sobre la segunda, se pronunció también unánimemente: “No es culpable”.<br />

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