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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

ver la pertinacia con que insistían en su <strong>de</strong>signio, y que todo no era más que pura cobardía<br />

o falta <strong>de</strong> voluntad para el servicio, los reunió en la plaza y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberles quitado las<br />

armas y municiones que hacían falta para muchos otros <strong>de</strong> la guarnición, quienes se hallaban<br />

<strong>de</strong>sarmados, los <strong>de</strong>spachó diciéndoles que ya que tal era su voluntad <strong>de</strong> no acompañarlo y<br />

<strong>de</strong> preferir su propia comodidad a la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la Patria, que se fueran inmediatamente,<br />

que él tampoco los necesitaba, pues quedaban a su lado bastantes valientes con quienes<br />

<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse, y que los que tuvieran vergüenza y pundonor se quedaran”. Martín <strong>de</strong> Vargas<br />

concluyó afirmando que muchos oficiales y soldados <strong>de</strong>l batallón <strong>de</strong> La Vega, avergonzados<br />

y arrepentidos <strong>de</strong> su actitud, se <strong>de</strong>volvieron <strong>de</strong>s<strong>de</strong> San Juan <strong>de</strong> la Maguana, y fueron bien<br />

recibidos por Duvergé y reincorporados al servicio.<br />

Sobre la supuesta inteligencia <strong>de</strong> Valentín Alcántara con el enemigo, y la actitud asumida<br />

por Duvergé en torno a esos manejos antidominicanos, Martín <strong>de</strong> Vargas, subrayando sus<br />

palabras con gestos expresivos, manifestó lo siguiente: “Que hallándose la tropa dominicana<br />

en El Roblegar, en tanto que los haitianos ocupaban la común <strong>de</strong> San Juan, llegó allí el Indio<br />

Bonito y en presencia <strong>de</strong> todos los oficiales que ro<strong>de</strong>aban a los generales Duvergé y Alcántara,<br />

entregó a éstos varios papeles que contenían proclamas insidiosas <strong>de</strong>l Presi<strong>de</strong>nte haitiano que<br />

expresamente lo había enviado; que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ausentarse el General Duvergé, el Indio Bonito<br />

llamó aparte al General Alcántara y le entregó una carta dirigida a él por el mismo Presi<strong>de</strong>nte,<br />

lo que sorprendió al dicho General Alcántara que reprendió al Indio Bonito su acción por no<br />

haber entregado la carta con los <strong>de</strong>más papeles en presencia <strong>de</strong> todos; y seguidamente llamó<br />

el General Alcántara al <strong>de</strong>clarante, a los capitanes Miguel Suberví, al Holandés y a varios otros<br />

oficiales, y les entregó la carta que leída venía a <strong>de</strong>cir, poco más o menos, que él, Soulouque,<br />

esperaba <strong>de</strong>l General Valentín que disuadiría al General Duvergé <strong>de</strong>l capricho en que se había<br />

“encalavernado” <strong>de</strong> mantenerle la guerra a los haitianos, y que procurara quitarle la venda<br />

con que los blancos le tenían cubiertos los ojos para engañarlo; que insistiese en hacer que se<br />

penetrase bien <strong>de</strong> que reunidos y hechos una masa, serían más fuertes para resistir a dichos<br />

blancos y, por el contrario, separados, su propia <strong>de</strong>bilidad los entregaría y en manos <strong>de</strong> ellos<br />

acabarían por ser sus víctimas que concluida dicha lectura, <strong>de</strong> la que nadie hizo el menor<br />

caudal, volvió el General Alcántara a recoger su carta y montando a caballo siguió en pos <strong>de</strong>l<br />

General Duvergé para entregársela, como cree que lo verificara”.<br />

Los testigos en cuyas <strong>de</strong>laciones se confiaba para imponer a Duvergé la muerte moral<br />

planeada por Santana, eran sobre todo Luciano Morillo, Comandante <strong>de</strong>l Primer Batallón <strong>de</strong>l<br />

Regimiento Matas, el Teniente Coronel Manuel Ramírez y el Capitán Marcos Hernán<strong>de</strong>z.<br />

El Teniente Coronel Luciano Morillo, valiente hasta la temeridad, pero hombre <strong>de</strong> carácter<br />

díscolo y <strong>de</strong> trato vidrioso, habló <strong>de</strong> Duvergé con antipatía. Pero en sus alusiones irreverentes<br />

a su esclarecido compañero <strong>de</strong> armas enseña <strong>de</strong>masiado el <strong>de</strong>specho que mueve su lengua y<br />

atiza sus pasiones agriadas. El testigo había sido privado <strong>de</strong>l mando <strong>de</strong> su batallón y Valentín<br />

Alcántara lo había ofendido <strong>de</strong> palabra al separarlo <strong>de</strong> todo servicio activo. Sus faltas <strong>de</strong> disciplina<br />

no hallaron en Duvergé, superior <strong>de</strong> Alcántara en la jefatura <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong>l Sur, el apoyo<br />

a que el bravo soldado creía tener <strong>de</strong>recho por los grados que había sabido ganar en varios años<br />

<strong>de</strong> guerra contra los haitianos. Así se explica que Luciano Morillo haya acusado a Duvergé <strong>de</strong><br />

“falta <strong>de</strong> voluntad para lo que concernía al interés público y seguridad <strong>de</strong> las fronteras”, y <strong>de</strong><br />

“<strong>de</strong>smayo en el cumplimiento <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>beres que antes cumplía con suma actividad”. Cuando los<br />

inquisidores plantean al <strong>de</strong>clarante la cuestión crítica <strong>de</strong>l proceso, la <strong>de</strong> una posible inteligencia<br />

con Soulouque, Morillo <strong>de</strong>scarga toda la animosidad <strong>de</strong> su alma contra Alcántara, pero no pue<strong>de</strong><br />

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