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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

Esa es la imagen <strong>de</strong> Haití que Antonio Duvergé recoge en el hogar paterno. Así se explica<br />

no sólo la instintiva aversión que le produce la solda<strong>de</strong>sca <strong>de</strong> Borgella, sino también<br />

el asco con que miraba a los dominicanos que colaboraban con el usurpador y se inclinaban<br />

con vergonzoso espíritu <strong>de</strong> sumisión ante la superioridad numérica y el po<strong>de</strong>río militar <strong>de</strong><br />

los que mantenían a su patria en cautiverio. La conducta observada por Tomás Bobadilla,<br />

comisario <strong>de</strong>l usurpador en el Tribunal Civil; por Antonio Martínez Val<strong>de</strong>z, administrador<br />

principal <strong>de</strong> Hacienda; por José Joaquín <strong>de</strong>l Monte, Vicente Mancebo y Leonardo Pichardo,<br />

servidores <strong>de</strong> Boyer en altas magistraturas judiciales; por Manuel Carvajal, ayudante general<br />

<strong>de</strong>l Estado Mayor haitiano, por Pablo Alí, coronel <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los regimientos organizados<br />

por Borgella en la capital <strong>de</strong> la antigua parte española, por José María Caminero y por otros<br />

ciudadanos que justificaban su actitud colaboracionista invocando la ley <strong>de</strong> la necesidad<br />

y el reconocimiento ineludible <strong>de</strong>l hecho consumado, hería en lo más vivo su sensibilidad<br />

patriótica que no admitía avenencias ni transacciones con el intruso y que confiaba, con<br />

toda la fe propia <strong>de</strong> la juventud, en que el eclipse <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia efímera abatida en<br />

1822 por Boyer no era <strong>de</strong>finitivo. De ahí nació, sin duda, su repugnancia por la política, y<br />

la resolución que tomó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces <strong>de</strong> no intervenir en ella; resolución que mantuvo<br />

sin vacilación hasta la hora <strong>de</strong> la muerte, cuando se enfrentó heroicamente al cadalso para<br />

ceñirse la corona <strong>de</strong>l martirio.<br />

Duvergé era, pues, en 1844, en el momento en que el i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> Duarte se materializa en<br />

la Puerta <strong>de</strong>l Con<strong>de</strong>, uno <strong>de</strong> los dominicanos espiritual y materialmente más distanciados<br />

<strong>de</strong> Haití, y uno <strong>de</strong> los más <strong>de</strong>cididos no sólo a combatir al usurpador con las armas sino<br />

también a poner toda la honra<strong>de</strong>z y toda la indomable energía <strong>de</strong> su carácter en aquella<br />

empresa reivindicadora.<br />

La familia<br />

El 28 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1830 salió para el <strong>de</strong>stierro, en compañía <strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> religiosos y <strong>de</strong><br />

algunos laicos, el Arzobispo <strong>de</strong> Santo Domingo y Primado <strong>de</strong> las Indias, doctor Pedro Valera<br />

y Jiménez, venerable figura que encabezaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la silla episcopal la resistencia contra la<br />

opresión haitiana. Un asesino, pagado probablemente por el usurpador, había atentado pocos<br />

meses antes contra su vida. La punta <strong>de</strong>l puñal <strong>de</strong>l asesino se partió provi<strong>de</strong>ncialmente<br />

sobre la cruz que el prelado llevaba pendiente <strong>de</strong>l cuello.<br />

La partida <strong>de</strong>l Arzobispo Valera, en quien el pueblo se había acostumbrado a ver simbolizada<br />

la patria en esperanza, y el fracaso <strong>de</strong> la misión confiada a Felipe Dávila Fernán<strong>de</strong>z<br />

<strong>de</strong> Castro, quien había gestionado inútilmente en Puerto Príncipe la <strong>de</strong>volución a España<br />

<strong>de</strong> la parte oriental <strong>de</strong> la isla, crearon en el pueblo dominicano una atmósfera <strong>de</strong> angustia<br />

y pesimismo. Pocos son los que conservan en lo sucesivo la fe en la causa separatista. Con<br />

la Universidad y las escuelas suprimidas, con el clero reducido a varios canónigos para la<br />

Catedral y a unas cuantas monjas ancianas <strong>de</strong> los conventos <strong>de</strong> Santa Clara y <strong>de</strong> Regina, con<br />

la mayoría <strong>de</strong> las familias <strong>de</strong> abolengo español expatriadas, con los periódicos abolidos y<br />

las comunicaciones con el exterior interrumpidas, todo indicaba en el usurpador el inicuo<br />

<strong>de</strong>signio <strong>de</strong> subyugar <strong>de</strong>finitivamente el país y <strong>de</strong> sustraerlo para siempre <strong>de</strong> todo contacto<br />

con la civilización humana.<br />

Duvergé sigue, durante este período ominoso, el ejemplo <strong>de</strong> otros patriotas enérgicos,<br />

vecinos como él <strong>de</strong> San Cristóbal, que huyen <strong>de</strong> los núcleos urbanos para evitar que se les<br />

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