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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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JOAQUÍN BALAGUER | EL CRISTO DE LA LIBERTAD<br />

una carga agobiante para los seres a quienes más <strong>de</strong>searía auxiliar en las estrecheces <strong>de</strong>l<br />

extrañamiento prolongado. Su vida enteramente inútil se consume en una larguísima<br />

agonía. Durante estos años en que la miseria le aprieta cada vez con más violencia, y en<br />

que le abandona toda esperanza, excepto aquella que recibe <strong>de</strong> Dios, sólo le sostienen<br />

su fe y su educación profundamente religiosa. En 1875, pocos días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> recibir la<br />

carta en que el presi<strong>de</strong>nte González lo llama al país para que lo honre “con el sello <strong>de</strong> su<br />

presencia”, sus dolencias se recru<strong>de</strong>cen y lo reducen al lecho durante meses enteros. Su<br />

pudor no le permite recurrir en este trance <strong>de</strong>finitivo al gobierno <strong>de</strong> su Patria en solicitud<br />

<strong>de</strong> ayuda para su ancianidad <strong>de</strong>svalida. Sólo un oscuro amigo resi<strong>de</strong>nte en Caracas,<br />

el señor Marcos A. Guzmán, acu<strong>de</strong> <strong>de</strong> cuando en cuando en auxilio <strong>de</strong> las hermanas <strong>de</strong><br />

Duarte, materialmente imposibilitadas para adquirir las medicinas que exigen los pa<strong>de</strong>cimientos<br />

<strong>de</strong>l apóstol, llegado ya a los peores extremos <strong>de</strong> la indigencia. Rosa y Francisca,<br />

para quienes el hermano superviviente representa la única ilusión que les acompaña en el<br />

<strong>de</strong>stierro, reciben hasta seiscientos pesos sencillos que a título <strong>de</strong> préstamo les suministra<br />

poco a poco aquella mano caritativa. Pero la enfermedad sigue su curso y continúa haciendo<br />

progresos en el organismo ya gastado. En los primeros días <strong>de</strong>l mes <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1876,<br />

el médico que visita casi diariamente al enfermo transmite a las hermanas impresiones<br />

poco alentadoras. La vida <strong>de</strong> Duarte está ya próxima a extinguirse. Su cuerpo envejecido<br />

<strong>de</strong>saparece casi en el lecho. La frente ancha y pálida, golpeada por la fiebre, es lo único que<br />

surge <strong>de</strong> entre las sábanas raídas con su antiguo sello <strong>de</strong> dignidad ceremoniosa. Por fin,<br />

el 15 <strong>de</strong> julio, el prócer entrega su alma a Dios en una humildísima casa <strong>de</strong> la calle don<strong>de</strong><br />

nació el libertador Simón Bolívar, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber recibido los auxilios espirituales <strong>de</strong><br />

manos <strong>de</strong>l cura <strong>de</strong> la vecina parroquia <strong>de</strong> Santa Rosalía. Su muerte fue como su vida: un<br />

acto <strong>de</strong> sublime resignación y <strong>de</strong> mansedumbre cristiana.<br />

En tierra extraña <strong>de</strong>scansaron sus huesos hasta el año 1884, en que fueron trasladados<br />

por disposición <strong>de</strong>l Ayuntamiento <strong>de</strong> Santo Domingo al suelo <strong>de</strong> don<strong>de</strong> un día le echaron sin<br />

consi<strong>de</strong>ración alguna ni a su proceridad ni a su inocencia. Cuando cerró los ojos, la muerte<br />

sólo <strong>de</strong>bió <strong>de</strong> hallar un gesto <strong>de</strong> dulzura en aquellos labios, don<strong>de</strong> el acíbar y el <strong>de</strong>specho<br />

hubieran podido manifestarse con las crueles, pero justas palabras <strong>de</strong> Escipión: “Ingrata<br />

patria: no poseerás mis huesos”.<br />

FISONOMíA MORAL DEL PADRE DE LA PATRIA<br />

El Cristo <strong>de</strong> la libertad<br />

El Padre <strong>de</strong> la Patria fue una conciencia seducida por la figura <strong>de</strong> Cristo y hecha a imagen<br />

<strong>de</strong> la <strong>de</strong> aquel sublime Re<strong>de</strong>ntor <strong>de</strong> la Familia Humana. Duarte fue, como Jesús, eternamente<br />

niño, y conservó la pureza <strong>de</strong> su alma cubriéndola con una virginidad sagrada. Tuvo en su<br />

juventud una novia, a la que quiso con ternura, pero que murió soñando con su noche <strong>de</strong><br />

bodas y suspirando por su guirnalda <strong>de</strong> azahares. Rico y <strong>de</strong> figura varonilmente hermosa,<br />

pudo haber sido amado <strong>de</strong> las mujeres y haber vivido feliz y adulado en medio <strong>de</strong> los<br />

hombres; pero como Jesús, Hijo <strong>de</strong> Dios, que nunca llevó mantos <strong>de</strong> púrpura ni se cortó la<br />

cabellera, que no sentó a los po<strong>de</strong>rosos a su mesa ni conoció a mujer alguna, Duarte huyó <strong>de</strong><br />

los lugares don<strong>de</strong> la vida es alegría y festín para ofrecer a la Patria su fortuna y para morir<br />

como el último <strong>de</strong> los mortales en medio <strong>de</strong> la <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z y la pobreza.<br />

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