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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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JUAN BOSCH | DAVID, BIOGRAFÍA DE UN REY<br />

tanto estrépito se alborota la ciudad?” (I Reyes, 1:41). Jonatán, el hijo <strong>de</strong> Abiatar, que llegaba<br />

en tal momento, les dio la noticia: Salomón había sido ungido rey en la fuente <strong>de</strong> Guijón por<br />

Sadoc y Natán en presencia <strong>de</strong> Banayas, Joyadas y la guardia real. Las voces que se oían eran<br />

las aclamaciones y las bendiciones con que Jerusalén recibía a su nuevo señor.<br />

David había tornado a ser el rayo <strong>de</strong> Israel y había fulminado <strong>de</strong> manera relampagueante<br />

la conspiración <strong>de</strong> Adonías, si en verdad se trataba <strong>de</strong> una conspiración. Pues tal vez no era<br />

cierto que su hijo mayor pensara proclamarse rey ese día. Es muy difícil que estando con él<br />

Joab <strong>de</strong>cidiera hacerlo. Joab, que fue toda su vida leal a su tío, más leal a David que David<br />

mismo, no habría admitido participar en una conspiración para <strong>de</strong>rrocar a David. Quizá el<br />

objeto <strong>de</strong> Adonías y <strong>de</strong> sus partidarios al reunirse en En Roguel fue combinar la manera <strong>de</strong><br />

actuar sobre el rey para que se <strong>de</strong>cidiera en favor <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong> Aguit. Pero <strong>de</strong> ser así olvidaron<br />

que su conducta iba a parecerse mucho a los ojos <strong>de</strong> David a la conducta <strong>de</strong> Absalón el día<br />

en que <strong>de</strong>cidió rebelarse. Por otra parte, David no podía pensar que Natán mentía.<br />

Fuera o no cierto que conspiraba, al oír a Jonatán Adonías entró en miedo. Aprovechándose<br />

<strong>de</strong> la confusión <strong>de</strong>l momento penetró en Jerusalén y corrió a refugiarse en el Tabernáculo; allí<br />

se acogió a los cuernos <strong>de</strong>l altar y <strong>de</strong> allí no se movió sino cuando Salomón mandó <strong>de</strong>cirle<br />

que si “se porta lealmente ni uno <strong>de</strong> sus cabellos caerá a tierra; pero si algo malo trama,<br />

morirá” (I Reyes, 1:52). Adonías fue a prosternarse a los pies <strong>de</strong>l nuevo rey y éste le or<strong>de</strong>nó<br />

irse a su hogar. La sucesión, pues, se efectuó sin que se <strong>de</strong>rramara la sangre <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong><br />

David. Pero sucedía así por el momento. Pues Salomón, llamado el rey sabio, acudiría con<br />

frecuencia a la espada, y no a la sabiduría, para afirmar el reino que heredó.<br />

Algunos historiadores piensan que la unción <strong>de</strong> Salomón tuvo lugar en 972 A. <strong>de</strong> C. La<br />

mayoría <strong>de</strong> esos historiadores estiman que David murió en 970 A. <strong>de</strong> C., dos años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

haber resignado la monarquía en favor <strong>de</strong> Salomón. Pero para nosotros, que hemos aceptado<br />

como año primero <strong>de</strong>l reinado <strong>de</strong> David en Judá el 1010 A. <strong>de</strong> C. y por tanto el 1040 como<br />

el <strong>de</strong> su nacimiento, la abdicación en favor <strong>de</strong> Salomón sería en 970 y la muerte por tanto,<br />

entre ese año y el 968 A. <strong>de</strong> C.<br />

Pue<strong>de</strong> haber muerto un año <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber abdicado, y para el caso es lo mismo.<br />

Porque el viejo caudillo ya no hizo otra cosa que planear el templo que su hijo había <strong>de</strong><br />

construir. Debió ir pensando en él lentamente, quizá <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un lustro antes, hasta tener<br />

esbozados uno por uno todos los <strong>de</strong>talles: “la traza <strong>de</strong>l pórtico y <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias y<br />

oficinas, <strong>de</strong> las salas, <strong>de</strong> las cámaras y <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong>l propiciatorio. Asimismo la traza <strong>de</strong><br />

cuanto él quería hacer para los atrios <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Yavé, para las cámaras <strong>de</strong> alre<strong>de</strong>dor, para<br />

los tesoros <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Yavé y para los tesoros <strong>de</strong> las cosas sagradas” (I Paralip., 28:11 al<br />

13). Y todos esos planos –que la Biblia llama “trazas”– así como los mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> todos los<br />

utensilios <strong>de</strong> plata y oro que <strong>de</strong>bían usarse en el templo, con <strong>de</strong>talles <strong>de</strong>l peso <strong>de</strong> cada uno<br />

en metal, se los entregó a Salomón. Invitó luego a los personajes <strong>de</strong> Israel al palacio, y ya<br />

reunidos les habló para pedirles que dieran su contribución para el templo que habría <strong>de</strong><br />

levantar su hijo y here<strong>de</strong>ro. El ofreció la suya, “tres mil talentos <strong>de</strong> oro, <strong>de</strong> oro <strong>de</strong> Ofir, y siete<br />

mil talentos <strong>de</strong> plata fina”, y a seguidas todos los presentes volcaron sus bolsas. De manera<br />

que ese día quedó asegurada allí la erección <strong>de</strong>l templo, obra por la cual sólo a Salomón se<br />

le reconocerían méritos.<br />

Pero no sólo la erección <strong>de</strong>l templo aseguró en esa ocasión. El viejo caudillo era<br />

<strong>de</strong>masiado astuto para no saber que su hijo, joven <strong>de</strong> poco más <strong>de</strong> dieciocho años,<br />

corría peligro <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>sconocido como rey. Terminó, pues, la jornada con un sacrificio<br />

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