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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

Dado lo esquemático y a la vez confusos datos que tenemos, es imposible <strong>de</strong>terminar<br />

cuánto duró esa guerra; pero las complicaciones que tuvo al incorporarse a los enemigos <strong>de</strong><br />

Israel poblaciones y reyes tan distantes hacen pensar en una lucha prolongada. En la larga<br />

campaña, David estuvo presente muy pocas veces. Hay constancia <strong>de</strong> que combatió en Jelam<br />

y <strong>de</strong> que acudió a la rendición <strong>de</strong> Rabat-Ammón por invitación <strong>de</strong> Joab, que no quería que<br />

la victoria se le atribuyera a él a pesar <strong>de</strong> que fue él quien hizo la guerra y quien la ganó.<br />

Pero con la excepción <strong>de</strong> sus actuaciones en Jelam y en Rabat-Ammón, nada más sabemos<br />

sobre la presencia <strong>de</strong> David en los campos <strong>de</strong> batalla <strong>de</strong> esa guerra.<br />

Aunque los textos bíblicos no acostumbran explicar la razón verda<strong>de</strong>ra por la cual se<br />

<strong>de</strong>sataban las contiendas armadas, po<strong>de</strong>mos imaginar sin mucha dificultad que en esa época<br />

el creciente po<strong>de</strong>río <strong>de</strong> Israel <strong>de</strong>bía restar tributos a los gobernantes vecinos. Poco a poco<br />

David iba dominando las rutas <strong>de</strong>l comercio entre la península arábiga y los países <strong>de</strong>l norte;<br />

sus soldados se adueñaban <strong>de</strong> valles, <strong>de</strong> tierras ricas y <strong>de</strong> lugares <strong>de</strong> pastoreo; sometían al<br />

dominio <strong>de</strong> Jerusalén al<strong>de</strong>as y villas, con sus jeques, sus rebaños, sus hombres que pasaban<br />

a ser futuros combatientes en las filas <strong>de</strong> David o trabajadores en los caminos, en los bosques<br />

y en la erección <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensas. Israel había entrado en Canaán alegando que Yavé, su<br />

Dios, le había señalado esa región para que morase en ella y alegando también <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong><br />

herencia que procedían <strong>de</strong> Abraham, el patriarca, y <strong>de</strong> su hijo Jacob; y resultaba que al cabo<br />

<strong>de</strong> los siglos Israel surgía organizado en un Estado fuerte y agresivo que tenía a su frente<br />

un rey hábil en la paz y en la guerra. El reino <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong> Isaí llegaba a dar realidad en forma<br />

alarmante a la amenaza que habían entrevisto los enemigos <strong>de</strong> Israel. Cualquier pretexto<br />

era bueno para <strong>de</strong>struir ese po<strong>de</strong>r que iba en aumento en forma tan rápida.<br />

A la muerte <strong>de</strong> Nahas, David como se ha dicho, envió embajadores para dar el pésame<br />

al hijo que heredó la corona. Ese hijo era Janón, <strong>de</strong> quien sólo conocemos el nombre y a<br />

quien tal vez podamos calificar <strong>de</strong> hombre sin carácter a juzgar por el único hecho que <strong>de</strong><br />

él se conoce. A la llegada <strong>de</strong> los embajadores <strong>de</strong> David los consejeros <strong>de</strong> Janón intrigaron<br />

diciendo que David no había enviado sus representantes para consolarle por la muerte <strong>de</strong><br />

Nahas, sino en verdad para que a la vuelta le informaran acerca <strong>de</strong> cuanto podía interesarle<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista militar. Los consejeros <strong>de</strong>l rey ammonita temían, pues, a David; le<br />

consi<strong>de</strong>raban un rey agresivo y expansionista, y pensaban que estaba preparándose para<br />

atacar a Ammón. Janón se <strong>de</strong>jó convencer; hizo presos a los embajadores, les afeitó la mitad<br />

<strong>de</strong> la cara para humillarles, ya que la barba era el signo visible <strong>de</strong> la virilidad, les cortó las<br />

ropas <strong>de</strong> manera que mostraran “la mitad <strong>de</strong> la nalga”, y se los <strong>de</strong>volvió al hijo <strong>de</strong> Isaí.<br />

David supo la humillante nueva a tiempo y or<strong>de</strong>nó a sus embajadores que no entraran en<br />

Jerusalén, sino que esperaran en Jericó hasta que les crecieran <strong>de</strong> nuevo las barbas. Jericó <strong>de</strong>l<br />

lado occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong>l Jordán, era la ciudad más importante, en el camino <strong>de</strong> Rabat-Ammón a<br />

Jerusalén, antes <strong>de</strong> llegar a capital <strong>de</strong> Israel.<br />

Israel era una tierra bien poblada, y mucho más en esa zona <strong>de</strong> Benjamín. Por otra parte<br />

la semita es una raza que capta rápidamente la novedad y la comunica con igual rapi<strong>de</strong>z. Las<br />

noticias, pues, parecían volar por el reino; iban <strong>de</strong> boca en boca, a velocidad increíble. En la<br />

vida <strong>de</strong> la época cualquier acontecimiento tenía importancia; muchos <strong>de</strong> ellos se conservaban<br />

en la memoria popular con sorpren<strong>de</strong>nte fi<strong>de</strong>lidad a los <strong>de</strong>talles originales y pasaban <strong>de</strong><br />

generación en generación. Conservados mediante la escritura, algunos <strong>de</strong> esos relatos<br />

pasaron a la historia <strong>de</strong> Israel. Ahora bien, el hecho <strong>de</strong> que los embajadores <strong>de</strong>l rey fueran tan<br />

groseramente humillados <strong>de</strong>bió conmover al pueblo, y por eso resulta sorpren<strong>de</strong>nte que no<br />

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