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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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JUAN BOSCH | DAVID, BIOGRAFÍA DE UN REY<br />

esos accesos, al extremo <strong>de</strong> que “quitándose sus vestiduras, profetizó él también ante Samuel,<br />

y se estuvo <strong>de</strong>snudo por tierra todo aquel día y toda la noche” (I Sam., 19:24). Por cierto, esa<br />

es la última vez que Saúl ve a Samuel, y no sabemos qué le dijo al sacerdote, ante quien sin<br />

duda se hallaba en posición difícil. Tampoco consta que el venerable anciano aprovechara<br />

el momento para aconsejarle o para echarle en cara su conducta.<br />

Es mientras David se halla en Rama cuando se explicaría la unción <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong> Isaí como<br />

elegido <strong>de</strong> Yavé para reinar algún día en Israel. Pues no hay duda <strong>de</strong> que Samuel consi<strong>de</strong>ra<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace años a Saúl como un mal rey, un monarca que no obe<strong>de</strong>ce la palabra <strong>de</strong> Yavé,<br />

única fuente legítima <strong>de</strong> la voluntad nacional. Por otra parte, a esa época ya se conocían<br />

las condiciones <strong>de</strong> caudillo que tenía David, y el anciano Samuel, con larga experiencia <strong>de</strong><br />

gobierno y ojos sagaces <strong>de</strong> sacerdote, podía ver con cierta claridad el <strong>de</strong>stino que aguardaba<br />

al bisnieto <strong>de</strong> Ruth la moabita. Todo indica que si Samuel ungió a David, <strong>de</strong>bió ser entonces,<br />

y en secreto, a fin <strong>de</strong> que no se enterara Saúl. Al andar <strong>de</strong>l tiempo la escena pudo haber sido<br />

trasladada a la primera juventud <strong>de</strong> David y a la casa <strong>de</strong> su padre en Belén <strong>de</strong> Judá.<br />

¿Qué sucedió en Rama? ¿Fue Saúl a la ciudad <strong>de</strong> Samuel sólo para profetizar o para pedirle<br />

al anciano sacerdote que le entregara a David? ¿Qué papel jugó Samuel entre Saúl y David?<br />

Hay dos versiones sobre acuerdos entre Jonatán y David que autorizan a pensar que en Rama<br />

hubo, por lo menos, negociaciones para la reconciliación. Una <strong>de</strong> ellas (I Sam., 20:1) refiere<br />

que David huyó <strong>de</strong> Nayot <strong>de</strong> Rama, fue a ver a Jonatán y le dijo: “¿Qué he hecho yo? ¿Qué<br />

crimen he cometido contra tu padre, para que <strong>de</strong> muerte me persiga?”. La otra asegura que<br />

gracias a la intervención <strong>de</strong> Jonatán (I Sam., 19:6,7) Saúl olvidó los agravios: “Saúl escuchó<br />

a Jonatán y juró: “¡Vive Yavé! ¡No morirá!”. Jonatán llamó a David y le transmitió estas<br />

palabras; le llevó luego a Saúl y se quedó David a su servicio, como estaba antes”.<br />

El primero <strong>de</strong> los textos copiados aparece <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l viaje <strong>de</strong> Saúl a Rama; el segundo,<br />

antes. El segundo pue<strong>de</strong> referirse a alguna otra reconciliación; el primero se relaciona, sin<br />

lugar a dudas, con la fuga a Rama.<br />

¿Aconsejó Samuel a David que hablara con Jonatán? ¿Resolvió el belemita hacerlo porque<br />

vio la insistencia <strong>de</strong> Saúl en perseguirlo? Los numerosos enviados, antes, y la llegada<br />

<strong>de</strong>l rey, al final, ¿no indicaba que Saúl no estaba dispuesto a perdonar? Y si los enviados y<br />

el mismo Saúl fueron hasta Rama en son <strong>de</strong> paz, ¿no <strong>de</strong>spertó eso en David la sospecha <strong>de</strong><br />

que estaban tendiéndole una trampa?<br />

Saúl <strong>de</strong>bió retornar a su hogar consumido por el prolongado ataque <strong>de</strong> histeria religiosa<br />

y perturbado por no haber podido regresar con David. No parece haber duda <strong>de</strong> que en<br />

cuanto se relacionara con el hijo <strong>de</strong> Isaí, Saúl estaba loco. En otros aspectos <strong>de</strong> su vida tal<br />

vez obrara con aparente cordura; pero cuando se trataba <strong>de</strong> David perdía el dominio <strong>de</strong> sí.<br />

David encarnaba su manía persecutoria, era la representación <strong>de</strong> su obsesión. Debía estar<br />

en ese período álgido <strong>de</strong> la psicosis en que el solo nombre <strong>de</strong> su perseguido le sacaba <strong>de</strong><br />

sí y le encendía en cólera. Pero como sucedía que no era un loco <strong>de</strong>clarado y era rey, <strong>de</strong>bía<br />

haber en su vida momentos en que la locura se le sosegaba y ponía la inteligencia y el po<strong>de</strong>r<br />

real al servicio <strong>de</strong> su obsesión. Era el momento <strong>de</strong> la simulación, la hora <strong>de</strong> armar la trampa<br />

para que la imagen odiada cayera en sus manos. No es <strong>de</strong>scabellado pensar que <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> la <strong>de</strong>scarga emocional sufrida en Rama con el ataque <strong>de</strong> histeria religiosa, Saúl tuvo<br />

unas horas, y tal vez unos días, en que su inteligencia señoreó sobre la obsesión, sólo que la<br />

señoreó para servirla. De ser así, se explica que Saúl se inclinara a simular el perdón como<br />

el medio más a<strong>de</strong>cuado para sorpren<strong>de</strong>r a David y darle muerte.<br />

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