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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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<strong>de</strong> su cólera, por eso Yavé hace eso contigo. Entregará a Israel, juntamente contigo, a manos<br />

<strong>de</strong> los filisteos. Mañana tú y tus hijos estaréis conmigo, y Yavé entregará el campamento <strong>de</strong><br />

Israel a los filisteos” (I Sam., 28:17 al 19).<br />

Al día siguiente se dio la batalla <strong>de</strong> Gélboe, en que cayeron Saúl y Jonatán. Oyó, pues,<br />

antes <strong>de</strong> su muerte Saúl a Samuel, cosa que no había ocurrido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la dramática entrevista<br />

<strong>de</strong> Gálgala, cuando el que le había hecho rey se alejó <strong>de</strong> su lado, con el manto roto y la<br />

sangre <strong>de</strong> Agag en el manto.<br />

Capítulo IV<br />

JUAN BOSCH | DAVID, BIOGRAFÍA DE UN REY<br />

En cierto sentido la vida <strong>de</strong> un hombre público –y Samuel lo fue– no termina con su<br />

muerte. Muchos <strong>de</strong> sus actos siguen influyendo en el pueblo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber él <strong>de</strong>saparecido.<br />

En ocasiones ni siquiera hacen falta los actos; basta con que la gente crea que han<br />

sido realizados. Por ejemplo, tenemos el caso <strong>de</strong> la unción <strong>de</strong> David por parte <strong>de</strong> Samuel.<br />

¿Es cierto que antes <strong>de</strong> morir el sacerdote ungió a David futuro rey <strong>de</strong> Israel, o es que David<br />

hizo correr la voz <strong>de</strong> que así había sucedido confiado en que, ya muerto, Samuel no podría<br />

<strong>de</strong>smentirle?<br />

Ha llegado el momento <strong>de</strong> entrar en el relato <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> David, y en esa vida va a<br />

tener excepcional importancia la real o supuesta unción que le daría legalidad a su reinado.<br />

En vista <strong>de</strong>l valor que tiene ese hecho, con abstracción <strong>de</strong> si fue verda<strong>de</strong>ro o falso, <strong>de</strong>bemos<br />

tener presente a Samuel como si siguiera vivo.<br />

David ben Isaí, nacido en Belén <strong>de</strong> Judá, es el menor <strong>de</strong> ocho hermanos varones. Se ignora<br />

cuántas hermanas tuvo, pero se sabe que dos <strong>de</strong> ellas tuvieron hijos que combatieron en las<br />

huestes <strong>de</strong> David, todos como jefes. No hay constancia <strong>de</strong> quién era la madre <strong>de</strong>l futuro rey<br />

ni <strong>de</strong> qué familia procedía. Por fortuna, conocemos sus antecesores paternos hasta llegar<br />

a los abuelos <strong>de</strong> su padre: son Boz, <strong>de</strong> Belén <strong>de</strong> Judá, hombre <strong>de</strong> bienes en tierras, y una<br />

extranjera, Ruth, nacida en Moab, llamada, por eso, la moabita.<br />

La historia <strong>de</strong> Ruth, que figura en el libro <strong>de</strong> su nombre, es una página <strong>de</strong> inolvidable<br />

ternura. Ruth misma le da ese acento. Pues la moabita fue una mujer tierna, <strong>de</strong> dulce y fina<br />

alma, una especie <strong>de</strong> torcaza domesticada que pasa por las páginas <strong>de</strong> la Biblia, tan cargadas<br />

<strong>de</strong> escenas ásperas y sangrientas, como un perfume <strong>de</strong>licado o como la luz <strong>de</strong> una estrella<br />

sobre un agua tranquila.<br />

Sucedió que en tiempos <strong>de</strong> los jueces –quizá en los primeros <strong>de</strong> Elí, tal vez en los <strong>de</strong><br />

Sansón o en los <strong>de</strong> Abdón– el belemita Elimelec salió <strong>de</strong> Belén <strong>de</strong> Judá hacia las tierras <strong>de</strong>l<br />

Moab, al oriente <strong>de</strong>l Mar Muerto. Iba acompañado <strong>de</strong> su mujer Noemí y <strong>de</strong> sus hijos Majalón<br />

y Queylón, y pensaba fundar casa si hallaba lugares más prósperos en Moab que en<br />

Judá. Los halló, y sus hijos escogieron mujeres entre las moabitas; la <strong>de</strong> Queylón se llamaba<br />

Orfa y Ruth la <strong>de</strong> Majalón. Pero sucedió que diez años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber entrado en Moab,<br />

Elimelec y sus dos hijos habían muerto. Noemí se halló sola en país extraño y con su soledad<br />

agravada por la circunstancia <strong>de</strong> que ninguno <strong>de</strong> sus hijos había tenido <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia. Para<br />

ella, pues, sus hombres habían muerto más <strong>de</strong> una vez; no habían <strong>de</strong>jado simiente en la vida<br />

y sus nombres serían borrados <strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong> Belén a menos que algún pariente <strong>de</strong> Elimelec<br />

quisiera <strong>de</strong>jar un hijo en sus entrañas. ¿Pero podría Noemí volver a ser madre?<br />

Desolada, la mujer resolvió volver a Belén <strong>de</strong> Judá. Orfa, la viuda <strong>de</strong> Queylón, <strong>de</strong>cidió<br />

quedarse con sus padres, pero Ruth dijo que se iría con Noemí. Noemí no quería admitirlo.<br />

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