Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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23.04.2013 Views

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES Pequeñas historias personales Las biografías, que se publican por decisión del Banco de Reservas de la República Dominicana, encabezado por su Administrador, Licenciado Daniel Toribio, y gracias a un equipo de colaboradores, aparecieron en orden diverso dentro de la Colección Pensamiento Dominicano que ideara y llevara a cabo, con afán dominicanista, Julio D. Postigo Arias, quien fuera, igualmente, el sostenedor de la Librería Dominicana, que como parte del quehacer que la Iglesia Evangélica Central, (con sede capitolina fundada en 1922), llevara a cabo el propio Postigo, durante largos y fructíferos años. El lugar fue peña importante y sitio de reunión de intelectuales de todas las edades, entre los que se contaron Bosch y don Max Henríquez Ureña. En su parte alta, en su “aposento alto”, los jóvenes poetas y escritores de entonces, nos reunimos muchas veces para escuchar la voz de los mayores. La peña cultural, innominada, vio pasar por aquella sala a muchos de los que hoy representan dignamente las letras dominicanas. Vale recordar que la Librería Dominicana fue la primera que utilizó el sistema de lecturas gratis, es decir, de ceder a los interesados libros para ser leídos en su segunda planta. Muchas veces pudimos gozar de obras que nos hubiera costado mucho adquirir. La Colección Pensamiento Dominicano seguía de algún modo el ideal de la librería, dar a la luz obras de interés, y de publicar escritores de obras a veces desconocidas por la mayoría de los dominicanos. En la Librería Dominicana conocimos las novelas de Par Lagerkvist, premio Nobel sueco, autor de una fascinante pieza titulada Barrabás, llevada luego al cine con la actuación formidable de Anthony Quinn. Pero también allí leímos, o fueron leídos textos como el Ben Hur, de Lewis Wallace, o El Egipcio, de Mika Waltari, entre otros. La novela histórica comenzaba a tener entre nosotros un gran interés, y el “aposento alto” creado por Postigo abrió una importante brecha con sus gentiles permisos para leer los libros dentro del recinto. En la parte trasera de la Iglesia Evangélica Central funcionaba la cancha de volibol, muy popular, y centro deportivo en el que muchas veces don Chichí Mazara entrenaba a las jugadoras que en los años cuarenta formaron la selección nacional que ganara el premio como la mejor en los juegos de Barranquilla, Colombia. Como descendiente de madre y abuela evangélicas, pasé los años más tempranos de mi infancia oyendo sermones, entonando los himnos de la escuela bíblica dominical y leyendo viejas revistas casi de orden doctrinal como la llamada Manzanas de Oro, la que encuadernada por decisión de mi abuela, reposa todavía en los anaqueles familiares. Fue en uno de esos números cuando conocí la imagen de Saúl, y tuve noticias de Ruth, y de Betsabé, la madre de Salomón. Por tanto los afanes de don Julio no me son ajenos, y el recuerdo de su familia y de los años cuarenta y cincuenta son soporte de mi pasión por la literatura de orden bíblico. Por eso cuando me asignaron la introducción a la obra David, Biografía de un Rey, me sentí complacido y volví a esos sueños tempranos de donde habían surgido parte de mis relatos bíblicos, publicados algunos, también, en la Colección Pensamiento Dominicano, como lo fueron las novelas El Buen Ladrón (1960) y Judas, publicadas en un mismo volumen en 1962. Balaguer, memoria en la memoria Del Duvergé, “centinela de la frontera”, uno de los estudios biográficos más completos sobre este héroe nacional, obra del polígrafo Joaquín Balaguer, tengo también recuerdos anteriores a toda publicación. Hacia finales de la década de 1950 los estudiantes de la 680

INTRODUCCIÓN | DOS AUTORES Y TRES BIOGRAFÍAS | ma r c I o Ve l o z ma g g I o l o Universidad de Santo Domingo fuimos invitados por las autoridades del momento a escuchar, en el aula magna, una conferencia del entonces profesor Joaquín Balaguer sobre la figura de Antonio Duvergé, el liberador de la frontera, y uno de los personajes más aguerridos y firmes en la lucha por la emancipación dominicana durante las guerras defensivas contra Haití. Me sorprendió la memoria del orador. Un silencio expectante nos invadió a todos. Lo dicho por Balaguer parecía parte de una novela en la cual el propio conferencista hubiera participado como personaje. Durante cuarenta y cinco minutos o una hora, Balaguer prácticamente “dictó” la biografía del héroe de Cachimán, casi con punto y coma, de modo que escucharlo con los ojos cerrados, pudo haber sido como ir leyendo un texto ya escrito. Balaguer, de memoria extraordinaria, terminó su cátedra de saber bajo un estruendoso aplauso. Luego, publicada la obra, supe que este texto había sido pergeñado desde temprana época, y que el mismo por su furor anti-santanista, sólo vio la luz luego de muerto Trujillo. Dos modelos biográficos Ahora parte de las obras biográficas de Balaguer se asoman en este libro que permite explorar dos tipos de pensamiento: el de Bosch, de tendencia universalista, que se completa no ya en esta colección con sus estudios y biografías de Eugenio María de Hostos, Simón Bolívar y un poco en sus apuntes sobre Judas, “el calumniado”, donde su vocación bíblica parte de los hechos sostenidos por los escribas que llevaron a la luz pública los libros de profetas y apóstoles, en gran parte base de la cultura judeo-cristiana que ha distinguido a la llamada “cultura occidental”. Además, en una larga lista de temas históricos que merecerían un aparte mayor, la obra literaria e histórica de Bosch se interna en la vida de numerosos dominicanos consignando con precisión datos biográficos de gran interés. Es justo consignar aquí que con Judas Iscariote, el Calumniado, el profesor Juan Bosch inicia, se diría que aisladamente, el tema de los Evangelios en nuestra historia literaria ya en 1955, recuperado luego por Ramón Emilio Reyes, con su novela El Testimonio, de 1961, por quien escribe este texto, con El Buen Ladrón, en 1960, y con Magdalena, de Carlos Esteban Deive, poco tiempo después. Muy acertado sería recoger los relatos, estudios y novelas citadas, con un estudio sobre la época en la que fueron parte de una transformación literaria orientada hacia una temática universal, por varios autores dominicanos. En buena parte de la prensa nacional, existen artículos y críticas que completarían un volumen de este tipo. Balaguer es la pasión Vale señalar, que el afán por la biografía, es igualmente en Balaguer, un deseo de búsqueda del pasado desde una óptica, interpretativa, y dedicada al hallazgo de novedosas visiones sobre los biografiados, donde florece la pasión y el escritor muestra sus preferencias, como acontece no sólo en El Cristo de la Libertad, sino en El Centinela de la Frontera, biografía austera de Antonio Duvergé. Balaguer, aparentemente calmo en sus repuestas a la vida, era furiosamente apasionado en sus preferencias históricas y literarias. Las dos biografías podrían tener no sólo el sabor de la pasión, sin el de la parcialidad que producen las admiraciones. En todo gran admirador hay una especie de oculto fanatismo. 681

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

Pequeñas historias personales<br />

Las biografías, que se publican por <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>l <strong>Banco</strong> <strong>de</strong> <strong>Reservas</strong> <strong>de</strong> la República<br />

Dominicana, encabezado por su Administrador, Licenciado Daniel Toribio, y gracias a un<br />

equipo <strong>de</strong> colaboradores, aparecieron en or<strong>de</strong>n diverso <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la Colección Pensamiento<br />

Dominicano que i<strong>de</strong>ara y llevara a cabo, con afán dominicanista, Julio D. Postigo Arias, quien<br />

fuera, igualmente, el sostenedor <strong>de</strong> la Librería Dominicana, que como parte <strong>de</strong>l quehacer<br />

que la Iglesia Evangélica Central, (con se<strong>de</strong> capitolina fundada en 1922), llevara a cabo el<br />

propio Postigo, durante largos y fructíferos años. El lugar fue peña importante y sitio <strong>de</strong><br />

reunión <strong>de</strong> intelectuales <strong>de</strong> todas las eda<strong>de</strong>s, entre los que se contaron Bosch y don Max<br />

Henríquez Ureña. En su parte alta, en su “aposento alto”, los jóvenes poetas y escritores <strong>de</strong><br />

entonces, nos reunimos muchas veces para escuchar la voz <strong>de</strong> los mayores. La peña cultural,<br />

innominada, vio pasar por aquella sala a muchos <strong>de</strong> los que hoy representan dignamente<br />

las letras dominicanas. Vale recordar que la Librería Dominicana fue la primera que utilizó<br />

el sistema <strong>de</strong> lecturas gratis, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> ce<strong>de</strong>r a los interesados libros para ser leídos en su<br />

segunda planta. Muchas veces pudimos gozar <strong>de</strong> obras que nos hubiera costado mucho<br />

adquirir. La Colección Pensamiento Dominicano seguía <strong>de</strong> algún modo el i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> la librería,<br />

dar a la luz obras <strong>de</strong> interés, y <strong>de</strong> publicar escritores <strong>de</strong> obras a veces <strong>de</strong>sconocidas por<br />

la mayoría <strong>de</strong> los dominicanos. En la Librería Dominicana conocimos las novelas <strong>de</strong> Par<br />

Lagerkvist, premio Nobel sueco, autor <strong>de</strong> una fascinante pieza titulada Barrabás, llevada<br />

luego al cine con la actuación formidable <strong>de</strong> Anthony Quinn. Pero también allí leímos, o<br />

fueron leídos textos como el Ben Hur, <strong>de</strong> Lewis Wallace, o El Egipcio, <strong>de</strong> Mika Waltari, entre<br />

otros. La novela histórica comenzaba a tener entre nosotros un gran interés, y el “aposento<br />

alto” creado por Postigo abrió una importante brecha con sus gentiles permisos para leer<br />

los libros <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l recinto. En la parte trasera <strong>de</strong> la Iglesia Evangélica Central funcionaba<br />

la cancha <strong>de</strong> volibol, muy popular, y centro <strong>de</strong>portivo en el que muchas veces don Chichí<br />

Mazara entrenaba a las jugadoras que en los años cuarenta formaron la selección nacional<br />

que ganara el premio como la mejor en los juegos <strong>de</strong> Barranquilla, Colombia.<br />

Como <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong> madre y abuela evangélicas, pasé los años más tempranos<br />

<strong>de</strong> mi infancia oyendo sermones, entonando los himnos <strong>de</strong> la escuela bíblica dominical<br />

y leyendo viejas revistas casi <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n doctrinal como la llamada Manzanas <strong>de</strong> Oro, la<br />

que encua<strong>de</strong>rnada por <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> mi abuela, reposa todavía en los anaqueles familiares.<br />

Fue en uno <strong>de</strong> esos números cuando conocí la imagen <strong>de</strong> Saúl, y tuve noticias <strong>de</strong> Ruth,<br />

y <strong>de</strong> Betsabé, la madre <strong>de</strong> Salomón. Por tanto los afanes <strong>de</strong> don Julio no me son ajenos,<br />

y el recuerdo <strong>de</strong> su familia y <strong>de</strong> los años cuarenta y cincuenta son soporte <strong>de</strong> mi pasión<br />

por la literatura <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n bíblico. Por eso cuando me asignaron la introducción a la obra<br />

David, Biografía <strong>de</strong> un Rey, me sentí complacido y volví a esos sueños tempranos <strong>de</strong> don<strong>de</strong><br />

habían surgido parte <strong>de</strong> mis relatos bíblicos, publicados algunos, también, en la Colección<br />

Pensamiento Dominicano, como lo fueron las novelas El Buen Ladrón (1960) y Judas, publicadas<br />

en un mismo volumen en 1962.<br />

Balaguer, memoria en la memoria<br />

Del Duvergé, “centinela <strong>de</strong> la frontera”, uno <strong>de</strong> los estudios biográficos más completos<br />

sobre este héroe nacional, obra <strong>de</strong>l polígrafo Joaquín Balaguer, tengo también recuerdos<br />

anteriores a toda publicación. Hacia finales <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> 1950 los estudiantes <strong>de</strong> la<br />

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