23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

importante en aquel pueblo. Introduje una novedad que fue placentera para aquellos niños:<br />

coreografía, un himno escolar cuya letra y música me atreví a crear (¡!). Felizmente, dicha<br />

composición no osó salir <strong>de</strong> aquel recinto.<br />

A pesar <strong>de</strong> mi inconformidad por estar lejos <strong>de</strong> mis estudios, <strong>de</strong> mis viejas amista<strong>de</strong>s,<br />

<strong>de</strong> mis tareas hospitalarias i <strong>de</strong> mis familiares, comencé a adquirir nuevos afectos, entre los<br />

cuales figuraban el acucioso farmacéutico, Licdo. D. Eduardo Schack, el Dr. Francisco González,<br />

los Suero, los Deñó, etc. Apenas transcurrieron pocas semanas cuando estalló allí un<br />

fuerte tiroteo que duró más <strong>de</strong> una hora. Aquel sangriento espectáculo causó varios muertos<br />

i numerosos heridos. Los amigos <strong>de</strong> un jefe barahonero, Can<strong>de</strong>lario <strong>de</strong> la Rosa, enemigo <strong>de</strong>l<br />

Gobierno, lo libertaron <strong>de</strong> la prisión militar en don<strong>de</strong> estaba preso. Lo llevaron a la manigua.<br />

Eran las once <strong>de</strong> la mañana, el momento en que me disponía a terminar mi tarea matutina.<br />

Enseguida <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> entregar mis alumnos a quienes fueron a buscarlos, (familiares i<br />

amigos), salí a la calle para curar a heridos en esa lucha. Cinco <strong>de</strong> ellos ya habían muerto.<br />

El pueblo, alborotado, corría <strong>de</strong> un lado para otro, buscando a seres queridos.<br />

Después <strong>de</strong> auxiliar a varios lesionados, <strong>de</strong>cidí renunciar el cargo que con malas ganas<br />

yo estaba <strong>de</strong>sempeñando. Fui al puerto. Allí divisé una goleta fon<strong>de</strong>ada. Me dijeron que esa<br />

embarcación <strong>de</strong>bía hacer viaje para la capital.<br />

No perdí tiempo. Busqué mis ropas que di a lavar, recojí libros i otras pertenencias i<br />

llevé todo eso al puerto. Hice señales para que me llevasen a dicho buque. Al subir en esa<br />

nave, saludé al Capitán. Era Didí, un curazoleño, antiguo compatriota i amigo <strong>de</strong> mi padre.<br />

Ese experto marinero me comunicó que partiría para la Capital a media noche <strong>de</strong>l siguiente<br />

día. Me reservó pasaje en su goleta.<br />

Nadie más supo <strong>de</strong> los preparativos que yo estaba urdiendo.<br />

Al otro día, temprano, llegó a Barahona el mismo crucero que me llevó allí. Conducía<br />

un refuerzo <strong>de</strong> tropas bajo el mando <strong>de</strong> Wenceslao (Laíto, o Vencito, alias Marqués <strong>de</strong> Barahona),<br />

uno <strong>de</strong> mis conocidos en Santo Domingo. Como ese vapor “In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia” <strong>de</strong>bía<br />

volver enseguida a la Capital, lo escojí para regresar aquí. Vencito me concedió pasaje en<br />

el referido vapor.<br />

Aquel fue un viaje borrascoso. Mis familiares i amigos aprobaron mi retorno <strong>de</strong> aquella<br />

rejión, siempre guerrera i peligrosa para aquellos que, como yo, no gustaban <strong>de</strong> la política<br />

gubernamental. Al regresar a la Capital conversé i me disculpé con el Licdo. Pelegrín Castillo.<br />

Le expliqué el motivo <strong>de</strong> la renuncia <strong>de</strong> mi profesorado en Barahona. El Sr. Ministro<br />

quedó conforme con mi disculpas.<br />

Enseguida recuperé el empleo en el Hospital Militar, i volví a ocupar mis puestos en los<br />

planteles escolares ya mencionados anteriormente.<br />

Continué estudiando con asiduidad con el fin <strong>de</strong> presentar en el Instituto el cuarto año<br />

<strong>de</strong> mis estudios. Aumentó mi fatiga cuando estuve forzado a explicar clases en español a<br />

unos jóvenes libaneses educados en idioma francés i recomendados a mí por la familia <strong>de</strong><br />

mi amigo i condiscípulo Antonio Elmú<strong>de</strong>si, cuya amistad aún me es grata.<br />

El 21 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1905 presenté examen en las asignaturas <strong>de</strong>l cuarto curso <strong>de</strong><br />

Medicina. Supongo que a causa <strong>de</strong> las vicisitu<strong>de</strong>s e interrupciones sufridas durante mi<br />

corta estancia en Barahona, lejos <strong>de</strong> mi medio estudiantil, obtuve, por primera vez, la<br />

nota Suficiente.<br />

Después <strong>de</strong> esa <strong>de</strong>sagradable nota era ya tiempo <strong>de</strong> gozar <strong>de</strong> algún reposo intelectual,<br />

cuyo sosiego no duró sino en las semanas <strong>de</strong> Navida<strong>de</strong>s i Año Nuevo. Durante ese asueto<br />

64

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!