23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Valorizar el país con la armónica conjunción <strong>de</strong> la belleza, la sabiduría y la virtud<br />

fue la intención que me inspiró a formular el programa <strong>de</strong> gobierno flagitado. Pues la<br />

belleza <strong>de</strong>be ser vivida, según lo expresa en su Política Aristóteles –el más sabio quizás<br />

<strong>de</strong> los hombres que crearon el milagro griego– “como finalidad <strong>de</strong> las acciones útiles y<br />

necesarias”; porque “es bueno saber” –según él– “hacer las cosas útiles y necesarias, pero<br />

preferir la belleza.<br />

¡La belleza! Tal era el alma <strong>de</strong>l símbolo beethoveniano en que sinteticé, hace ya más <strong>de</strong><br />

media centuria, todo un programa <strong>de</strong> gobierno.<br />

¡Amén!<br />

Lección <strong>de</strong> civismo<br />

ENRIQUE APOLINAR HENRÍQUEZ | REMINISCENCIAS Y EVOCACIONES<br />

Yo regresaba esa tar<strong>de</strong> a casa –resi<strong>de</strong>ncia temporal <strong>de</strong> mi familia en New York– <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> haber asistido, a la hora <strong>de</strong> sexta, a un mitin político <strong>de</strong>l candidato a la Presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los<br />

Estados Unidos <strong>de</strong> América, Woodrow Wilson.<br />

Era la estación estival <strong>de</strong>l año 1912. Una treintena <strong>de</strong> admiradores <strong>de</strong>l apóstol <strong>de</strong> la Nueva<br />

Libertad, concurrencia escasa <strong>de</strong> elementos quizás tan fanatizados como yo nos habíamos<br />

congregado en Union Square para escuchar su verbo estimulante y luminoso.<br />

La fogosidad <strong>de</strong> la canícula ablandaba el entarviado pavimento (simulando plúmbica<br />

jalea), en cuyo lomo nuestras pisadas <strong>de</strong>jaban impresas sus huellas distintivas. El<br />

vaporizo, insoportable, nos quemaba el rostro. Pero allí seguíamos todos, inmutables,<br />

impertérritos, esperando, en temperamento <strong>de</strong> paciencia inalterable, al hombre cuya<br />

mágica palabra llegaría, <strong>de</strong> momento, a <strong>de</strong>leitarnos con las postulaciones <strong>de</strong> su nuevo<br />

evangelio político.<br />

Wilson llegó algo retrasado; y excusó su tardanza, con suma sencillez, alegando urgencia<br />

<strong>de</strong> otros <strong>de</strong>beres, importantes para la campaña, que hasta ese momento lo habían retenido<br />

y embargado. Sus pronunciamientos fueron cortos y sin brillo. ¿Fatiga, tal vez? Para mi fanatismo,<br />

sin embargo, fueron magníficos. Por su sencillez, por su concisión sin <strong>de</strong>sperdicios<br />

y su aire <strong>de</strong> seductora sinceridad.<br />

Cuando llegué a mi casa ardía yo <strong>de</strong> entusiasmos. No sospechaba, ni por asomos, que<br />

esa exaltación <strong>de</strong>l ánimo iba a provocar la coyuntura hábil para que la sensatez política <strong>de</strong><br />

un amigo <strong>de</strong> mi padre –cordura limpia <strong>de</strong> los abrojos pasionales– me brindara una lección<br />

<strong>de</strong> alto y fúlgido civismo.<br />

Apenas había retornado yo a mi casa cuando hacía su ingreso tras <strong>de</strong> mí, sin previa cita,<br />

John T. Abbott. No halló a mi padre; pero me permitió la satisfacción <strong>de</strong> subrogarlo.<br />

<br />

Mi <strong>de</strong>voción por el candidato <strong>de</strong> los <strong>de</strong>mócratas era impaciente y subyugante. En mi<br />

repertorio era tema obligado la alusión a su i<strong>de</strong>ario y sus ten<strong>de</strong>ncias políticas, ya en parte<br />

manifestadas durante su ejercicio como gobernador <strong>de</strong>l vecino Estado <strong>de</strong> New Jersey.<br />

En mi conversación con Mr. Abbott no tardó pues, en salir a colación mi tema favorito.<br />

Sin ser ciudadano americano yo no podía cumplir la función <strong>de</strong>l sufragio; pero no perdía<br />

ocasión <strong>de</strong> empeñar mi fervorosa dialéctica en sumarle votos –pretensión más ilusoria que<br />

real– al futuro Presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la máxima potencia americana.<br />

No tardé mucho tiempo, esa tar<strong>de</strong>, en proferir la intromisión <strong>de</strong> mi pregunta:<br />

627

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!