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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

Programa <strong>de</strong> gobierno<br />

A thing of beuty is a joy for ever. John Keats, Endymion.<br />

Mediaba el estío <strong>de</strong>l año 1911. La vida en Santo Domingo discurría, por falta <strong>de</strong> movilidad<br />

social y <strong>de</strong> atractivos que la estimularan, en un ambiente <strong>de</strong> sencillas tonalida<strong>de</strong>s al<strong>de</strong>anas. Las<br />

activida<strong>de</strong>s nocturnas <strong>de</strong> los hombres oscilaban en un radio <strong>de</strong> acción muy restringido.<br />

Uno <strong>de</strong> los entretenimientos favoritos <strong>de</strong> esa época lo constituían las tertulias, <strong>de</strong> grupos<br />

diferenciados, que noche tras noche se formaban en el Parque Colón. La que yo frecuentaba<br />

cronométricamente estaba formada por Jaime Vidal, Arturo Pellerano Alfau, Jacinto R. <strong>de</strong><br />

Castro, Leonte Vízquez, Emilio Billini…<br />

Sin ser políticos militantes –exceptuando acaso a Don Leonte y Don Emilio– los enrarecidos<br />

aires <strong>de</strong>l ambiente local solían darles ocasión y cabida a los temas <strong>de</strong> esa índole.<br />

El régimen imperante no se distinguía por su respeto a las liberta<strong>de</strong>s <strong>de</strong>mocráticas; y, por<br />

tanto, no era pru<strong>de</strong>nte discutir en alta voz asuntos directamente conectados con su manera<br />

<strong>de</strong> gobernar el país 1 .<br />

La censura <strong>de</strong> los actos o procedimientos oficiales, aún la <strong>de</strong> inspiración más limpia <strong>de</strong><br />

egoísmos o propósitos ajenos al supremo interés <strong>de</strong> la comunidad dominicana, no podían<br />

rebasar, sin riesgo, el limitado círculo <strong>de</strong> las intimida<strong>de</strong>s cuidadosamente <strong>de</strong>puradas.<br />

El gobierno establecido –mejor dicho sus métodos absolutistas <strong>de</strong> gobernar el país– no<br />

satisfacían nuestras aspiraciones <strong>de</strong> bien públicos, y, en consecuencia <strong>de</strong> ese autocrático<br />

<strong>de</strong>fecto, no gozaba <strong>de</strong> la colectiva simpatía <strong>de</strong> nuestro grupo.<br />

Esta inhibición <strong>de</strong> simpatías era absoluta. Disentíamos <strong>de</strong> sus rutinarios conceptos económicos,<br />

<strong>de</strong> sus rancias aptitu<strong>de</strong>s financieras, <strong>de</strong> sus dictadas normas fiscales, pautas que no<br />

tenían más relevancia que la implícita en la regular recaudación <strong>de</strong> los ingresos aduaneros<br />

–controlados por agentes <strong>de</strong>l gobierno americano– y en el pago puntual <strong>de</strong> los emolumentos<br />

retributivos <strong>de</strong> servicios burocráticos; disentíamos <strong>de</strong> la falta <strong>de</strong> imaginación creadora en<br />

el manejo <strong>de</strong> las diversas funciones <strong>de</strong> la administración pública; disentíamos, con mayor<br />

ardimiento aún, <strong>de</strong> los procedimientos opresivos que impedían, con la prepon<strong>de</strong>rancia <strong>de</strong><br />

su mecanismo autoritario, la libre exposición <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as políticas y el correlativo <strong>de</strong>bate <strong>de</strong><br />

las mismas, coacciones, éstas, que inficionaban el ambiente y en vez <strong>de</strong> fomentar coercían<br />

la autonomía personal <strong>de</strong> cuya fuente emana la <strong>de</strong>liberante autonomía nacional. Disentíamos,<br />

en suma, <strong>de</strong> la creciente sumisión gubernativa a la fáctica supremacía <strong>de</strong> una potencia<br />

extraña en asuntos puramente atributivos <strong>de</strong> la soberanía nacional.<br />

El ambiente público estaba, pues, viciado. Había paz material, ciertamente; pero no<br />

había paz moral, única forma expresiva <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s apreciables que realmente llenan <strong>de</strong><br />

seguridad, sosiego y alegría la conciencia colectiva <strong>de</strong> la sociedad humana. La única forma<br />

<strong>de</strong> la paz que, junto con la libertad –al juicio <strong>de</strong> Ludwig van Beethoven–, constituye el mayor<br />

bien a que pue<strong>de</strong>n aspirar los hombres.<br />

Las <strong>de</strong>ficiencias o <strong>de</strong>fectos enunciados carecían, en consecuencia, <strong>de</strong> la magnética seducción<br />

necesaria para haberle ganado al régimen imperante el aplauso o aún la adhesión y<br />

simpatía <strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> hombres cuyo interés en sus retóricas incursiones por los campos<br />

<strong>de</strong> la política estaba animado solamente <strong>de</strong>l asia <strong>de</strong> sentir el orgullo y <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r gozar la<br />

satisfacción <strong>de</strong> ser gobernados <strong>de</strong> manera irreprochable como sujetos civilizados. Tal era su<br />

1Salvando el ditirambo servil <strong>de</strong> los turiferios la insipi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> la prensa <strong>de</strong> esa poca pueda dar fe <strong>de</strong> la veracidad<br />

<strong>de</strong> esta aserción.<br />

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