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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

—Amigo Matías, Ud. ganó. Vino a comerse mi comida y se la comerá. Felipa, pon la<br />

mesa, que con este hombre no hay quien pueda.<br />

Matías se sonrió, se acarició la barba y mostrándose conciliador y feliz por su triunfo,<br />

le contestó:<br />

—Amigo, alguna horma <strong>de</strong>bía entrar en su zapato y esa tenía que ser la mía. Sólo un<br />

<strong>de</strong>scarado como yo era capaz <strong>de</strong> vencerlo. Vine a comerme su comida y me la comeré.<br />

Y Matías, tragón, medio vago, ladino y temerario, cumplió su palabra.<br />

Pásame mi peo<br />

Los hechos que voy a relatar, aunque parezcan productos <strong>de</strong> la imaginación, sucedieron.<br />

Para ser exactos, trataré <strong>de</strong> fijar los acontecimientos tal como sucedieron. No pondré<br />

ni quitaré una coma.<br />

Para dar una estampa <strong>de</strong>l lugar y la época en que se <strong>de</strong>sarrolló mi historia, diré: fue en<br />

Azua y en el siglo pasado. Fue en el siglo <strong>de</strong> oro <strong>de</strong> Azua. Aquella brillante época preparada<br />

por el Sr. Prud’Homme y en la cual florecieron las letras y las artes, haciendo <strong>de</strong> Azua uno<br />

<strong>de</strong> los centros culturales <strong>de</strong> más relieve <strong>de</strong> la República.<br />

Por carencia <strong>de</strong> centro social se celebraba un rumboso baile en una <strong>de</strong> las mansiones<br />

aristocráticas <strong>de</strong> la ciudad. En todas las socieda<strong>de</strong>s hay el clásico tipo <strong>de</strong>l joven <strong>de</strong>scarado<br />

y jaranero. El <strong>de</strong> Azua se llamaba Mallao. En lo mejor <strong>de</strong> la fiesta y mientras sofocaba entre<br />

sus brazos, haciendo galas <strong>de</strong> su arte <strong>de</strong> buen bailador, a una distinguida señorita, barre el<br />

ambiente, llenándolo <strong>de</strong> inquietud, un sonoro y perfumado forastero. Sin inmutarse, sonriente,<br />

Mallao dice a su pareja:<br />

—Señorita, diga que fui yo.<br />

La joven, aturdida <strong>de</strong> vergüenza por el atrevimiento y frescura <strong>de</strong> su compañero, se<br />

vuelve un mar <strong>de</strong> llanto. Hay estremecimiento <strong>de</strong> pavor en el salón. Por arte mágico, cesa<br />

la música, las parejas se remolinan y <strong>de</strong>l montón surge, más que se presenta, el hermano<br />

<strong>de</strong> la ofendida para inquirir lo que estaba pasando. El aire respirable se hace más espeso.<br />

Un como signo <strong>de</strong> fatalidad flota y enar<strong>de</strong>ce los ánimos, haciéndolos propicios para los<br />

románticos <strong>de</strong>safíos que en Azua, como en todos los centros cultos, era la norma <strong>de</strong>l trato<br />

social entre caballeros. Se conciertan varios como consecuencia <strong>de</strong>l indiscreto y perturbador<br />

visitante que, al pasar fugaz y bullanguero, había <strong>de</strong>jado una estela <strong>de</strong> inquietud retozando<br />

en el salón. Las bellas se contagian <strong>de</strong>l malestar circulante. También ellas se alborotan. El<br />

nerviosismo se propaga y se <strong>de</strong>sborda. De murmuración en murmuración el incendio cruza<br />

hasta el cuarto <strong>de</strong> damas, don<strong>de</strong> se amontonan algunas en <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> sus abrigos. Una<br />

<strong>de</strong> las bellas, en la confusión <strong>de</strong>l momento e influida por el ambiente que se respira, dice,<br />

al dirigirse a la moza <strong>de</strong>l ropero:<br />

—Fulana, pásame mi peo.<br />

Los cal<strong>de</strong>ados ánimos se relajan; el aire se aligera y entre risas y chistes termina la fiesta.<br />

Todo ha sido una tempestad en un vaso <strong>de</strong> agua.<br />

Me han matado<br />

Todas las noches Chichirín tertuliaba en el Restaurant Paraíso. Mientras los <strong>de</strong>más<br />

asiduos asistentes conversaban, se saturaban <strong>de</strong> ron o jugaban billar o dominó. Chichirín<br />

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