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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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—Malos amigos, me han hecho hacer el ridículo y como si esto fuera poco, me han<br />

injuriado como un sinvergüenza interruptor <strong>de</strong> la paz nocturna <strong>de</strong> las familias. Pero me<br />

las pagarán, seguramente que me las pagarán. Tendrán que matarse conmigo, si es que son<br />

hombres <strong>de</strong>centes.<br />

Montó guardia y allí lo sorprendió la aurora en inútil espera, pero encendido <strong>de</strong> odio.<br />

Pasaron los días. Los bromistas, que siempre andaban juntos, cada vez que lo divisaban<br />

hacían como si el miedo los empavoreciera y se colaban por la primera puerta que encontraban<br />

abierta. Esa estudiada actitud volvía loco <strong>de</strong> furia a Panchito; casi bramaba. Pero como<br />

todo <strong>de</strong>be terminar, hasta las bromas, un buen día lo acecharon y en combinación con otros<br />

amigos, lo sorprendieron en su casa, lo abrazaron y firmaron la paz. Paz <strong>de</strong> conveniencia,<br />

como entre naciones.<br />

Al rememorar, revolviendo el pasado, la vida patriarcal y sencilla <strong>de</strong> los tiempos idos,<br />

se siente pena y angustia <strong>de</strong>l presente, tan complejo y batallador, y nostalgia <strong>de</strong> ese pasado<br />

sin complicaciones ni artificios.<br />

Ya habían pasado muchos años, Panchito era cabeza <strong>de</strong> familia. Entre las modalida<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> su carácter puedo añadir que gustaba <strong>de</strong> dar bromas, y las hacía sangrientas y mordaces,<br />

pero que se sulfuraba cuando su persona era el blanco <strong>de</strong>l humorismo <strong>de</strong> sus amigos. Una<br />

noche, mientras jugábamos dominó, se acercó a nuestro grupo y encarándose con Olegario<br />

Fernán<strong>de</strong>z, le dijo:<br />

—Olegario, si te raspan la cabeza, te afeitan el bigote y te embadurnan la cara, ¡sólo tú<br />

serías feo!<br />

Olegario no era un <strong>de</strong>chado <strong>de</strong> hermosura. Oyó el piropo en silencio, siguió tranquilamente<br />

su juego y cuando ya nadie se acordaba <strong>de</strong> lo ocurrido, poniendo los codos sobre la<br />

mesa, manos en la barbilla y mirando con fijeza a su interlocutor, contó:<br />

—Panchito, entonces nos pareceríamos yo y ti.<br />

Una vez más la marea <strong>de</strong> Panchito se sube y amenaza inundación; pero los allí presentes<br />

nos interponemos y le hacemos ver que broma trae broma. Pero así era el Colorao: puntilloso,<br />

pero bromista. Los embates <strong>de</strong> la vida lo hicieron ausentarse <strong>de</strong> nuestro pueblo y lo perdí<br />

<strong>de</strong> vista. Falleció en una villa cibaeña hace algunos años.<br />

Párese la leyenda<br />

E. O. GARRIDO PUELLO | NARRACIONES Y TRADICIONES<br />

Siempre he tenido suerte para encontrarme en el momento preciso en el lugar don<strong>de</strong><br />

haya algo divertido al cual se le pueda apostillar un comentario.<br />

Una tar<strong>de</strong> que moría angustiosamente entre agua, relámpagos y truenos, acerté a refugiarme<br />

en la casa <strong>de</strong>l Oficial <strong>de</strong>l Estado Civil, fugitivo <strong>de</strong> la impiedad <strong>de</strong>l cielo. En aquellos<br />

momentos se oía a distancia como el ruido sordo que producen cascos <strong>de</strong> caballos en marcha.<br />

Pocos ratos <strong>de</strong>spués una caballería llamó a la puerta: era un matrimonio campesino. Se <strong>de</strong>smontaron,<br />

amarraron como pudieron las cabalgaduras y entraron al hogar tibio y acogedor,<br />

sacudiendo lodo y agua sobre el piso recién pulido.<br />

Ya sabemos las características <strong>de</strong> estos matrimonios: una novia vestida <strong>de</strong> tela barata<br />

con una flor llamativa en la cabellera, no siempre lacia, casi siempre porfiada, y novio y<br />

acompañamiento endomingados, es <strong>de</strong>cir, luciendo lo mejor <strong>de</strong> su ropero, si lo tienen, o<br />

tomándolo prestado <strong>de</strong> algún generoso vecino. La lluvia había hostilizado el matrimonio<br />

todo el camino, malhumorada y traviesa.<br />

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