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23.04.2013 Views

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES y del Sur de Santo Domingo sin duda prueba la paciente Caridad de Dios, y denuncia cómo prevalece aún, en aquellos pobladores apegados a su terruño, la ascendencia de castellanos, extremeños y cordobeses: ¡al través de tantos cruzamientos y de cruces de cementerios! Pugna interminable por vencer a la naturaleza, casi siempre para caer vencidos por su inclemencia. Por allá suele andar el taimado: pero el sujeto regional ha sido y ha de seguir siendo el luchador entero, austero y sobrio y de bondad inagotable. Badín Garrido Puello es un magnífico representativo de esta clase de hombres. Nieto de guerreros libertadores, duros y porfiados en las peleas y generosos en seguida de la victoria, las virtudes hereditarias atizaron su voluntad y fue luchador indoblegable durante el eclipse de la soberanía de 1916 a 1924. En medio pobre de habitantes, de escasas comunicaciones entonces y de recursos parcos, fundó y dirigió El Cable en San Juan de la Maguana y sus editoriales exigentes le dieron voz a la ansiedad colectiva. La repercusión del persistente reclamo se hacía mayor cuando el Listín Diario reproducía aquellos artículos memorables, comentados con frecuencia en tertulias de las Antillas Mayores. Muchos de esos escritos revelaban el arrogante, poético y ardoroso decir de Víctor Garrido; los demás, graves y de escuetos razonamientos, eran del director, de E. O. Garrido Puello. Ignoro si alguna vez colaboraron el Gral. Carmito Ramírez y el doctor Armando Aybar; pero es admisible suponer que trazara verbales orientaciones el viejo patricio y patriarca Wenceslao Ramírez: aquel Nelao, milagro humano, analfabeto y sabio, de quien dijo el Dr. Henríquez y Carvajal que era uno de los hombres más inteligentes que había tenido la buena fortuna de conocer. Cesó el eclipse de la soberanía dominicana en 1924, y cesó Badín Garrido en el menester de escritor. Calló el Sur de la República, calló él; y más tarde apareció en Ciudad Trujillo trepado en un edificio enorme el periodista convertido en dirigente de negocios. Ahí, encaramado en ese elefante, trabaja de seis a seis. Durante las horas que otros dedican al descanso, Garrido lee ávidamente. Libro dominicano que se acaba de publicar, si tiene mérito, es libro que él compra, lee, acaricia y acomoda en los anaqueles de su biblioteca rica. Hombre de transparente salud moral, conversador de espíritu limpio, su palabra jamás destiló veneno. Como Rubén Darío en el comienzo de Cantos de Vida y Esperanza, podría sin rubor decir: Mi intelecto libré de pensar bajo… y agregar: Si hay un alma sincera esa es la mía. No sé escribir prólogo y casi nunca leo los que otros escriben, si no son noticias que anteceden a las obras de autores clásicos; y ahora me ofrecí a decir parte del mérito de las Narraciones de E. O. Garrido Puello (Badín) y agrego además el testimonio de quién es él y qué papel desempeñó en días obscuros para la patria. Con franqueza afirmo que me enaltece poner mi firma bajo su nombre. 506 Sócrates Nolasco

Introducción La presente obrita se publica sin pretensiones, obedeciendo a la presión de amigos que la han encontrado interesante. Fue escrita en medio de grandes preocupaciones, como vehículo de olvido, utilizando el material que dormía arrinconado en la memoria en espera de mejor oportunidad. Todos los relatos son auténticos. Son episodios o anécdotas que el autor ha vivido o que la han vivido los amigos que le han hecho la confidencia. En algunos casos, para no herir susceptibilidades, se ha encubierto la identidad con nombres supuestos, ya que no hay el propósito de mortificar a nadie, sino de presentar asuntos que forman parte del espíritu de nuestro pueblo. Para dejar a los relatos su sabor original, ya que de otro modo perderían su sustancia, algunas veces he utilizado un lenguaje crudo y libre; pero espero la benevolencia de los lectores en gracia del propósito. Se ha usado un estilo sencillo, claro y conciso por juzgar el autor que es la forma conveniente para esta clase de escritos. Si está equivocado que lo perdonen los críticos. Panchito Colorao E. O. GARRIDO PUELLO | NARRACIONES Y TRADICIONES Todas las noches, no importaba el estado del tiempo, hacíamos reunión en el hogar de don Pedro Tomás Canó y Soñé, notario público y amable caseur, un grupo selecto de sus amigos. Allí se hablaba de política, se comentaban temas históricos, se narraban anécdotas y cuentos y se agotaban asuntos de actualidad. Era nuestra Academia. Uno de los frecuentes contertulios era Panchito, a quien le decían por lo bajo, naturalmente sin su anuencia, Panchito Colorao, por el color de sus cabellos y de su piel. Panchito era de estatura regular, bastante bien parecido, blanco, pelirrojo y de un carácter atrabiliario. Se incomodaba por la más mínima contrariedad que se le ponía de frente. Pedro, de carácter franco, abierto, conversador ameno y fácil, de gran memoria, se sentía feliz de presidir todas las noches la académica reunión, sobre todo cuando siempre llevaba la voz cantante. Nadie sabía mejor que él contar un cuento o referir una historia. Ya del presente o remontándose a un pasado muy remoto, conocía todo lo que había pasado en la República. Su fértil memoria le daba toda clase de privilegios. Cuando alguien empezaba un cuento o un relato histórico, Pedro, de una manera suave, discreta y sutil, tomaba para sí el asunto y dejaba al cuentista con la palabra en la boca, como se suele decir. Esa manera de ser lo situaba en la posición del conversador único, además de convertirlo en la atracción y el motivo de la reunión. Panchito, que como ya he dicho, era hombre de malas pulgas, no le gustaba sentirse en posición de inferioridad. Siempre estaba refunfuñando por las jugarretas que le solía hacer Pedro al arrebatarle la palabra. Nosotros reíamos de la ocurrencia, sobre todo cuando el sustituto hablaba mejor y con más conocimiento del asunto, salpicando sus narraciones de humorismo sano e inteligente. Una noche Panchito no se sentía de humor para ser oyente pasivo. Estando la conversación en su punto de saturación, se puso de pie, caminó hacia la puerta, se plantó en ella como quien lo hace por estar cansado de su posición y busca mejor acomodo para sus fatigados miembros, adoptando una actitud de indefinida expectación y espera. Cuando ya nadie se acordaba de su humanidad, con voz fuerte, como quien riñe, como quien vocea más que habla, interrumpe diciendo: 507

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

y <strong>de</strong>l Sur <strong>de</strong> Santo Domingo sin duda prueba la paciente Caridad <strong>de</strong> Dios, y <strong>de</strong>nuncia cómo<br />

prevalece aún, en aquellos pobladores apegados a su terruño, la ascen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> castellanos,<br />

extremeños y cordobeses: ¡al través <strong>de</strong> tantos cruzamientos y <strong>de</strong> cruces <strong>de</strong> cementerios!<br />

Pugna interminable por vencer a la naturaleza, casi siempre para caer vencidos por su<br />

inclemencia. Por allá suele andar el taimado: pero el sujeto regional ha sido y ha <strong>de</strong> seguir<br />

siendo el luchador entero, austero y sobrio y <strong>de</strong> bondad inagotable.<br />

Badín Garrido Puello es un magnífico representativo <strong>de</strong> esta clase <strong>de</strong> hombres. Nieto <strong>de</strong><br />

guerreros libertadores, duros y porfiados en las peleas y generosos en seguida <strong>de</strong> la victoria,<br />

las virtu<strong>de</strong>s hereditarias atizaron su voluntad y fue luchador indoblegable durante el eclipse<br />

<strong>de</strong> la soberanía <strong>de</strong> 1916 a 1924. En medio pobre <strong>de</strong> habitantes, <strong>de</strong> escasas comunicaciones<br />

entonces y <strong>de</strong> recursos parcos, fundó y dirigió El Cable en San Juan <strong>de</strong> la Maguana y sus<br />

editoriales exigentes le dieron voz a la ansiedad colectiva. La repercusión <strong>de</strong>l persistente<br />

reclamo se hacía mayor cuando el Listín Diario reproducía aquellos artículos memorables,<br />

comentados con frecuencia en tertulias <strong>de</strong> las Antillas Mayores. Muchos <strong>de</strong> esos escritos<br />

revelaban el arrogante, poético y ardoroso <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> Víctor Garrido; los <strong>de</strong>más, graves y <strong>de</strong><br />

escuetos razonamientos, eran <strong>de</strong>l director, <strong>de</strong> E. O. Garrido Puello. Ignoro si alguna vez colaboraron<br />

el Gral. Carmito Ramírez y el doctor Armando Aybar; pero es admisible suponer<br />

que trazara verbales orientaciones el viejo patricio y patriarca Wenceslao Ramírez: aquel<br />

Nelao, milagro humano, analfabeto y sabio, <strong>de</strong> quien dijo el Dr. Henríquez y Carvajal que<br />

era uno <strong>de</strong> los hombres más inteligentes que había tenido la buena fortuna <strong>de</strong> conocer.<br />

Cesó el eclipse <strong>de</strong> la soberanía dominicana en 1924, y cesó Badín Garrido en el menester<br />

<strong>de</strong> escritor. Calló el Sur <strong>de</strong> la República, calló él; y más tar<strong>de</strong> apareció en Ciudad Trujillo<br />

trepado en un edificio enorme el periodista convertido en dirigente <strong>de</strong> negocios. Ahí, encaramado<br />

en ese elefante, trabaja <strong>de</strong> seis a seis. Durante las horas que otros <strong>de</strong>dican al <strong>de</strong>scanso,<br />

Garrido lee ávidamente. Libro dominicano que se acaba <strong>de</strong> publicar, si tiene mérito, es libro<br />

que él compra, lee, acaricia y acomoda en los anaqueles <strong>de</strong> su biblioteca rica. Hombre <strong>de</strong><br />

transparente salud moral, conversador <strong>de</strong> espíritu limpio, su palabra jamás <strong>de</strong>stiló veneno.<br />

Como Rubén Darío en el comienzo <strong>de</strong> Cantos <strong>de</strong> Vida y Esperanza, podría sin rubor <strong>de</strong>cir:<br />

Mi intelecto libré <strong>de</strong> pensar bajo…<br />

y agregar:<br />

Si hay un alma sincera esa es la mía.<br />

No sé escribir prólogo y casi nunca leo los que otros escriben, si no son noticias que<br />

antece<strong>de</strong>n a las obras <strong>de</strong> autores clásicos; y ahora me ofrecí a <strong>de</strong>cir parte <strong>de</strong>l mérito <strong>de</strong> las<br />

Narraciones <strong>de</strong> E. O. Garrido Puello (Badín) y agrego a<strong>de</strong>más el testimonio <strong>de</strong> quién es él y<br />

qué papel <strong>de</strong>sempeñó en días obscuros para la patria. Con franqueza afirmo que me enaltece<br />

poner mi firma bajo su nombre.<br />

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Sócrates Nolasco

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