23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

se me echaron encima. Mi posición era, sencillamente, la <strong>de</strong> un <strong>de</strong>sertor, la <strong>de</strong> un traidor a<br />

los temas necesarios.<br />

Los que me arrojaron la primera piedra, menos inhumanos, hablaron <strong>de</strong> versos periodísticos,<br />

por el oficio que ejercía y que me daba el pan que todos los días llevé a los míos, casi<br />

con los mismos argumentos que hubieran <strong>de</strong>sgarrado la reputación <strong>de</strong> un poeta zapatero,<br />

conductor <strong>de</strong> automóvil o platero. Mi honesto modo <strong>de</strong> subsistencia me había perdido para<br />

siempre, en mi poesía surgían, para <strong>de</strong>gradarla, los síntomas <strong>de</strong> una enfermedad profesional.<br />

El sueldo, las humil<strong>de</strong>s comodida<strong>de</strong>s que había logrado, la seguridad <strong>de</strong> la comida sin<br />

retrasos, me habían ablandado. La poesía dominicana –eso <strong>de</strong>cían– tenía perfecto <strong>de</strong>recho<br />

a llorarme.<br />

Los que no han conocido las urgencias <strong>de</strong>l amor, los que no se han pasado horas y horas<br />

aguardando el repiqueteo <strong>de</strong>l timbre <strong>de</strong> un teléfono, los que no han pegado los ojos esperando<br />

que amanezca para saber <strong>de</strong> ella, qué hizo, en dón<strong>de</strong> estuvo, no podrán explicarse<br />

jamás, justificar, que el hombre sea presa, y nada más que presa, <strong>de</strong> una pasión, <strong>de</strong> carne y<br />

<strong>de</strong> hueso. Yo había pecado al cantar, al no encubrir, lo que siente quien está enamorado, las<br />

horas sin fin en que se espera, las horas cortas <strong>de</strong>l encuentro.<br />

Mi búsqueda <strong>de</strong> Dios, mi sed <strong>de</strong> Dios, el oír su llamada y no saber <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> partía la<br />

voz ni qué <strong>de</strong>bía contestarle, les pareció nada más que una falsedad, un tono rebuscado,<br />

hablar cuando ya no se tiene nada que <strong>de</strong>cir.<br />

Quizás Muerte en El Edén aplacó un poco las iras. Les señalaba un retorno a los temas<br />

primitivos. Veían en Colás y en su mundo la vuelta <strong>de</strong>l hijo pródigo y lo celebraron con<br />

sacrificios no <strong>de</strong> cor<strong>de</strong>ros y vino sino con humeantes tazas <strong>de</strong> café, con jugo <strong>de</strong> naranja y<br />

helados <strong>de</strong> almendras tostadas. Casi estaban dispuestos a perdonarme, a permitirme el paso<br />

hacia las consi<strong>de</strong>radas buenas torres <strong>de</strong> marfil, a hacerme un lugarcito en el Parnaso.<br />

Pero al salir Las Ínsulas Extrañas se fruncieron los ceños y me consi<strong>de</strong>raron, con tristeza,<br />

un caso perdido.<br />

Mientras tanto había <strong>de</strong>scubierto a Whitman, en la traducción <strong>de</strong> León Felipe publicada<br />

por La Pajarita <strong>de</strong> Papel, a Eliot en la traducción que aparece en una antología <strong>de</strong> poesía<br />

norteamericana que no recuerdo <strong>de</strong> quién es, a Frost, allí mismo, al García Lorca <strong>de</strong> Poeta en<br />

Nueva York, al Guillén <strong>de</strong> Cantos para soldados y sones para turistas, y más lejos, llevado por la<br />

mano <strong>de</strong> Dámaso Alonso, <strong>de</strong> Góngora, <strong>de</strong>l Góngora <strong>de</strong> Las Soleda<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>l Polifemo, a Eluard,<br />

al López Velar<strong>de</strong> <strong>de</strong> Suave Patria y renacían, recios, los recuerdos <strong>de</strong> un poeta olvidado:<br />

Monteagudo, el <strong>de</strong>l Canto a Lindbergh y <strong>de</strong>l Poema a Maceo.<br />

Tenía por <strong>de</strong>lante a Unamuno, áspero como buen vasco, pero con la humana entraña<br />

palpitante, persiguiendo a un Dios cristiano y católico con su traje sobrio <strong>de</strong> sacerdote protestante.<br />

Al Machado <strong>de</strong> los campos <strong>de</strong> Soria, a Neruda en las canciones <strong>de</strong> amor, a León<br />

Felipe con sus invectivas que recuerdan, sin parecido, las voces tonantes <strong>de</strong> los profetas<br />

indignados <strong>de</strong>l Viejo Testamento, a Lucrecio, a los primitivos poetas griegos, mitad filósofos,<br />

mitad vates; a Dante, siguiendo las huellas <strong>de</strong> Eliot; a Horacio, a través <strong>de</strong> las traducciones<br />

potentes y sencillas <strong>de</strong> Fray Luis <strong>de</strong> León y <strong>de</strong> Pombo, perfectas; a Ariosto, a Homero, a<br />

Virgilio, a Pound, a Berceo, al Alberti <strong>de</strong> Los Angeles y <strong>de</strong> Marinero en tierra, a Guerra Junqueiro,<br />

a Garcilaso, <strong>de</strong> sencilla majestad; a San Juan <strong>de</strong> la Cruz, antes que Maritain hiciera<br />

el profundo examen <strong>de</strong>l místico.<br />

Y en todos, en cada uno, hallé a Dios. La misma sed <strong>de</strong> Dios, idéntico anhelo <strong>de</strong> tenerlo,<br />

<strong>de</strong> agasajarlo, <strong>de</strong> hacerlo mucho más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> lo que es mostrándole las propias llagas y<br />

488

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!