23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

El 10 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1884 fui bautizado por el Re. Presbítero José Almayor en la Santa<br />

Iglesia Catedral <strong>de</strong> Santa María la Menor, Primada <strong>de</strong> las Américas. Mis padrinos fueron el<br />

arquitecto puertorriqueño Don José Reyes Brea, Gran Maestro <strong>de</strong> la Lojia La Fe número 7, i<br />

la señorita A<strong>de</strong>lina Wilkon, pianista puertoplateña, bien educada en Alemania.<br />

El vecindario en don<strong>de</strong> nací, llamado barrio <strong>de</strong> “La Fuerza” por su proximidad a la<br />

principal fortaleza <strong>de</strong> este país, era habitado por familias <strong>de</strong> gran arraigo. Citaré algunas:<br />

Al lado Norte <strong>de</strong> nuestro hogar moraba el acucioso marinero i Profesor <strong>de</strong> Matemáticas<br />

Don Gerardo Jansen, buen amigo i compatriota <strong>de</strong> mi padre, ambos curazoleños. Aquel<br />

perfecto viajante fue el primero que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquí, llevó a Inglaterra un pequeño bergantín<br />

comercial. El señor Jansen formó familia dominicana con una distinguida señora apellido<br />

Frías, a quien mi padre i mi abuelita querían entrañablemente. En la prole <strong>de</strong> ese feliz<br />

matrimonio figuraba uno <strong>de</strong> los que más tar<strong>de</strong> fue mi más querido condiscípulo i buen<br />

amigo: Ramón Frías, profesor <strong>de</strong> Matemáticas i agrimensor. Ya tendré ocasiones para<br />

nombrarlo en esta historia.<br />

II. Niñez<br />

HERIBERTO PIETER | AUTOBIOGRAFÍA<br />

En aquellos tiempos, a los muchachos <strong>de</strong> poca edad se les permitía jugar en las calles,<br />

no lejos <strong>de</strong> sus moradas. Tenían que entrar a su domicilio antes <strong>de</strong>l toque <strong>de</strong> la oración –i<br />

a veces, cuando se celebraban fiestas patronales en el vecindario–, entrábamos a casa antes<br />

<strong>de</strong> las nueve, aun si la luna llena brillaba en el firmamento.<br />

En un mes <strong>de</strong> abril, no recuerdo el año, un viejo, sucio i <strong>de</strong>sgarbado, solía llevar al<br />

hombro un saco colmado <strong>de</strong> alimentos casi podridos, leña i otras cargas que conseguía en<br />

los mercados <strong>de</strong> la ciudad i en los suburbios.<br />

En aquella noche <strong>de</strong> abril, cerca <strong>de</strong> mi casa oímos gritos <strong>de</strong> adultos que vociferaban:<br />

“Ahí viene el Misangó, el Misangó”. Mis parientes cerraron las puertas <strong>de</strong> la calle i también<br />

las <strong>de</strong>l patio. Nadie habló sino en voz baja, casi en secreto: “¡El Misangó, el Misangó!”.<br />

¿Quién era esa pobre i extraña persona? Decían que era un haitiano hipnotizado con<br />

menjurjes <strong>de</strong> mala calaña, i que siempre andaba buscando al Papá Bocó que lo había ensalmado<br />

allá, en Cabo-Haitiano.<br />

Ese <strong>de</strong>sgraciado era el “cuco” <strong>de</strong> los niños <strong>de</strong>sobedientes <strong>de</strong> los consejos que les daban<br />

sus familiares.<br />

Cuando llegó el Sábado Santo <strong>de</strong> aquella cuaresma, hombres i mujeres <strong>de</strong> varias barriadas,<br />

en comparsas enmascaradas buscaban al “Misangó”. Nadie pudo saber a dón<strong>de</strong> fue a<br />

refujiarse dicho infeliz haitiano.<br />

I hasta ahora, en este 1971, no hemos podido ilustrarnos acerca <strong>de</strong> la etimolojía ni <strong>de</strong>l<br />

significado <strong>de</strong> la palabra “Misangó”. Cosas vere<strong>de</strong>s, cosas oyeres…<br />

Frente a nosotros vivía el Gral. Don Pedro Valver<strong>de</strong> i Lara, uno <strong>de</strong> los próceres <strong>de</strong> nuestra<br />

In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. Años <strong>de</strong>spués cambió <strong>de</strong> domicilio. Ya mui anciano, murió en un apartamento<br />

frente al parque “Duarte”, en esta ciudad. Su hija Belica i sus <strong>de</strong>más familiares siempre nos<br />

dispensaron la más pura amistad.<br />

No sería ocioso mencionar también a otros <strong>de</strong> nuestros vecinos en ese barrio: D. George<br />

Mansfield, su familia, D. Cherí León (Cónsul <strong>de</strong> Inglaterra), Don Giacomo Maggiolo, un laborioso<br />

italiano dueño <strong>de</strong> una <strong>de</strong> las mejores imprentas <strong>de</strong>l país. Ya haré <strong>de</strong>tallada mención<br />

<strong>de</strong> esa intelijente persona.<br />

43

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!