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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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M. J. TRONCOSO DE LA CONCHA | NARRACIONES DOMINICANAS<br />

III<br />

—¡Teniente Latour Saint-Clair!<br />

—¡Presente!<br />

—Pase a la oficina <strong>de</strong>l comandante <strong>de</strong> armas a recibir ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l gobernador.<br />

Las tres y media marcaba el reloj <strong>de</strong> la comandancia cuando el capitán <strong>de</strong> la primera<br />

compañía <strong>de</strong>l batallón Ozama trasmitía en el cuarto <strong>de</strong> ban<strong>de</strong>ras esta or<strong>de</strong>n.<br />

A las 3 y 45 el teniente Latour Saint-Clair trasponía la puerta <strong>de</strong> la Fuerza que daba<br />

salida a los cuarteles <strong>de</strong> la <strong>de</strong>recha, al frente <strong>de</strong> un pelotón <strong>de</strong> soldados, armas al hombro y<br />

bayoneta calada, y marchaba por la calle <strong>de</strong> Las Damas en dirección al río.<br />

La <strong>de</strong>signación <strong>de</strong> este oficial había sido <strong>de</strong>liberada. Para cumplimentar el mandato <strong>de</strong>l<br />

Gobierno se necesitaba un hombre <strong>de</strong> valor, sangre fría y don <strong>de</strong> gentes, y el teniente Jesús<br />

Latour Saint-Clair, oficial joven y apuesto, reunía estas cualida<strong>de</strong>s a maravilla. Él sabía a<strong>de</strong>más<br />

quién y cómo era don Pablo y los extremos a que había llegado el inci<strong>de</strong>nte promovido<br />

por su presencia a bordo <strong>de</strong>l Tybee.<br />

Un grupo <strong>de</strong> chiquillos seguía a los soldados remedando sus movimientos. Algunos<br />

transeúntes se ponían a la zaga haciendo cola al pelotón, mientras otros, pru<strong>de</strong>ntemente,<br />

se <strong>de</strong>tenían un rato y luego <strong>de</strong> un estirar <strong>de</strong> ojos y boca y encogimiento <strong>de</strong> hombros continuaban<br />

su camino. Des<strong>de</strong> lo alto <strong>de</strong> la explanada <strong>de</strong>l Reloj <strong>de</strong>l Sol politicones <strong>de</strong> diferentes<br />

matices huroneaban.<br />

En el vapor nada indicaba hasta aquel instante alguna cosa extraordinaria.<br />

El pelotón se acercaba a paso redoblado al Tybee. Ya los soldados, el teniente a la cabeza,<br />

estaban a corta distancia <strong>de</strong>l fon<strong>de</strong>a<strong>de</strong>ro.<br />

De improviso, el capitán Kucht apareció sobre el puente <strong>de</strong>l Tybee. De sus manos, crispadas,<br />

pendía una ban<strong>de</strong>ra americana <strong>de</strong> gran tamaño. Sus ojos centelleaban. Su postura<br />

era la <strong>de</strong> quien recoge un reto y se dispone a confundir a su contrario.<br />

Los agentes <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> policía <strong>de</strong>l Estado Dominicano llegaban en ese momento frente<br />

a la escala.<br />

El capitán Kucht avanzó hasta el remate <strong>de</strong> ésta en la borda, se inclinó hacia a<strong>de</strong>lante y<br />

con un movimiento nervioso extendió la ban<strong>de</strong>ra sobre la meseta. En seguida puso sus pies<br />

en escuadra, mientras con un gesto digno <strong>de</strong> ocasión más propicia pareció inquirir quién<br />

iba a ser el atrevido que osara pasar poniendo su planta sobre aquella enseña <strong>de</strong> un po<strong>de</strong>r<br />

fuerte y temido.<br />

Siguió un breve instante.<br />

La voz <strong>de</strong>l oficial resonó:<br />

—¡Alto!<br />

Latour Saint-Clair comprendió que su mayor responsabilidad quedaba sometida a prueba.<br />

Él era el ejecutor <strong>de</strong> una or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l Gobierno que <strong>de</strong>bía <strong>de</strong>jar cumplida. Por otro lado,<br />

no podía abrigar ninguna duda <strong>de</strong> que cuando él y sus soldados pusieran sus pies sobre la<br />

insignia <strong>de</strong> las estrellas y las barras que a modo infranqueable había opuesto a su paso el<br />

iracundo marino norteamericano iba a acrecentar el conflicto a que su Gobierno estaba enfrentado.<br />

En esa situación érale forzoso escogitar rápidamente un medio que, al par <strong>de</strong> servirle<br />

para allanar el obstáculo con que se trataba <strong>de</strong> <strong>de</strong>tener su avance, fuese lo bastante ostensible<br />

para significar el respeto que le merecía aquella ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> una potencia amiga.<br />

Pasaron dos minutos. Los ojos <strong>de</strong>l capitán Kucht no cesaban <strong>de</strong> fijarse sobre el oficial<br />

dominicano cual si con su mirada quisiere dominarlo.<br />

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