23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

Cuatro hombres aguardaban el momento cercano <strong>de</strong> su muerte: Eugenio Perdomo, Carlos<br />

<strong>de</strong> Lora, Vidal Pichardo y Pedro Ignacio Espaillat. Un consejo <strong>de</strong> guerra <strong>de</strong>l ejército español<br />

les había impuesto esa pena extrema como autores <strong>de</strong> un crimen <strong>de</strong> lesa patria, que en su<br />

caso era, sin embargo, el <strong>de</strong> haber querido liberar la patria dominicana <strong>de</strong>l yugo extraño a<br />

que se hallaba sometida. La sentencia los señalaba como “cabecillas <strong>de</strong> los sediciosos que<br />

se amotinaron la noche <strong>de</strong>l 24 <strong>de</strong> febrero contra la autoridad legítima”.<br />

Resignados a su suerte, llenos <strong>de</strong> valor, satisfechos <strong>de</strong> haber cumplido un <strong>de</strong>ber sagrado<br />

ofreciendo su vida en aras <strong>de</strong> la libertad <strong>de</strong> su pueblo, aquellos cuatro patriotas<br />

iban contando las horas, los minutos, que cada vez más los aproximaban a la hora <strong>de</strong>l<br />

suplicio.<br />

Como medida <strong>de</strong> precaución extraordinaria los con<strong>de</strong>nados ocupaban celdas separadas,<br />

vigilados <strong>de</strong> cerca por oficiales <strong>de</strong>l batallón <strong>de</strong> San Marcial, que <strong>de</strong>bían respon<strong>de</strong>r con<br />

su vida <strong>de</strong> la seguridad <strong>de</strong> los prisioneros. Uno <strong>de</strong> éstos rezaba; otro se entregaba a sus<br />

pensamientos <strong>de</strong> mejores días pasados; otro recordaba con amargura la <strong>de</strong>lación que había<br />

puesto en guardia al comandante don Juan Campillo, el jefe <strong>de</strong> la guarnición española, y<br />

hecho frustrar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer momento el ataque a la fortaleza.<br />

Sólo entre uno <strong>de</strong> los reos y su vigilante se cruzaban a ratos, en voz muy queda, palabras<br />

<strong>de</strong> recíproca simpatía, o <strong>de</strong> aliento <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> ellos al otro para sufrir con entereza <strong>de</strong><br />

espíritu la ejecución <strong>de</strong> la sentencia. Eran Eugenio Perdomo y José Trujillo y Antúñez: el<br />

primero, autor principal, como sus tres compañeros <strong>de</strong> gloria e infortunio, <strong>de</strong>l <strong>de</strong>belado<br />

intento <strong>de</strong>l 24 <strong>de</strong> febrero; el segundo, un oficial, grado <strong>de</strong> teniente, <strong>de</strong>l batallón <strong>de</strong> San<br />

Marcial.<br />

Habían hecho conocimiento <strong>de</strong> tiempo atrás, atraídos por la juventud <strong>de</strong> ambos y la<br />

similitud <strong>de</strong> su nobleza <strong>de</strong> alma. Apenas se encontraban en los ajetreos <strong>de</strong> la vida diaria;<br />

pero cuando eso ocurría se ofrecían muestras <strong>de</strong> recíproca atracción, como si en ésta hubiese<br />

germinado ya un afecto mutuo. Deshecha la intentona <strong>de</strong> apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong>l fuerte <strong>de</strong> San<br />

Luis, Perdomo fue aprehendido. Trujillo presenció el encierro <strong>de</strong> su amigo. El día <strong>de</strong>l juicio<br />

y con<strong>de</strong>nación fue <strong>de</strong> profunda amargura para el joven teniente. Pronto <strong>de</strong>jaría <strong>de</strong> latir el<br />

corazón juvenil <strong>de</strong> aquel hombre a quien la nobleza <strong>de</strong> su físico, su palabra suave al par<br />

<strong>de</strong> firme, su generoso modo <strong>de</strong> expresión y sentimiento les había unido como a hermanos<br />

que piensan y sienten por igual manera. Se acabaría para siempre toda relación entre ellos.<br />

¡Qué dolor!<br />

Mas no <strong>de</strong>bía suce<strong>de</strong>r así. Perdomo y Trujillo se aproximaron <strong>de</strong> nuevo. Antes <strong>de</strong> que<br />

terminasen para siempre los días <strong>de</strong>l con<strong>de</strong>nado sus corazones <strong>de</strong>bían estar juntos por vez<br />

postrera. Por un <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> esos en que no pue<strong>de</strong> penetrar la mente humana, al teniente<br />

<strong>de</strong>l San Marcial se le encomendó la custodia personal <strong>de</strong>l con<strong>de</strong>nado.<br />

Es así como los vemos juntos aquella noche lúgubre <strong>de</strong>l 16 al 17 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1863, el mismo<br />

año que más tar<strong>de</strong> habría <strong>de</strong> ser <strong>de</strong> gloria inmarcesible para los dominicanos.<br />

Hacia las doce, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un silencio durante el cual parecía haber estado Perdomo<br />

sumido en reflexiones que embargaban su mente, habló a Trujillo:<br />

—Teniente: voy a pedirle algo que tal vez usted va a juzgar excesivo. Si es así ¿me lo<br />

perdonaría?<br />

Calló Perdomo como si quisiera trasmitirle mentalmente sus <strong>de</strong>seos al oficial español y<br />

conocer la impresión que sus palabras iban a producirle.<br />

—Es <strong>de</strong>masiado, es <strong>de</strong>masiado, teniente –profirió al cabo <strong>de</strong> un rato.<br />

398

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!