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23.04.2013 Views

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES de verdadero partido, no fue viable. Obedeciendo a lo que mi sueño se impusiera, yo debía combatirlo y así lo hice desde los primeros momentos no excitando a la guerra civil, sino por el contrario, luchando sin tregua para evitarlo”, expresó. La etapa de abril de 1903 a octubre de 1904 Amelia destacó en el capítulo LVIII de su obra que nunca tuvo una etapa más brillante en su vida que la de abril de 1903 hasta octubre de 1904 cuando su “popularidad llegó a ser grande” y las personas no se cansaban de elogiarla por su sacrificio para salvar el pueblo, solicitando adhesión a Horacio Vásquez y Emiliano Tejera. “Todos los que leyeron mis publicaciones deseaban conocerme. Yo excitaba gran curiosidad, por la misma razón de no vérseme por ninguna parte. Un notable pintor nacional, Luis Desangles, me obsequió con un gran retrato al óleo de bastante parecido. En el taller del artista hubo de exponerse el cuadro por veinte días para satisfacer el deseo de una muchedumbre”, escribió15 . Más adelante afirmó que a su casa la visitaban muchas personalidades de la clase política, intelectuales, ricos y pobres. “¡Sí, era verdad que yo trabajaba por el pueblo dominicano! ¡Y para él nada más! Mi delirio era el bien general”, destacó. Para la liberación económica del país Amelia ideó un plan con el objetivo de conseguir una contribución de diez millones de pesos sin injerencia de ningún gobierno extranjero, para rescatar la deuda nacional. Solicitó la ayuda de Pierre Loti, con la finalidad de que éste se entrevistase con el filántropo multimillonario Andrew Carnegie, pero al final los esfuerzos fueron infructuosos. En agosto de 1903 prestó juramento constitucional el presidente Alejandro Woss y Gil y desde ese mismo momento la idea de una revolución cobraba fuerza. La autora cuenta que en una ocasión recibió la visita de monseñor de Meriño que estaba muy abatido. Al preguntarle acerca de su estado, Monseñor le contesta: “¡Estos sucesos indignan! (…) ¡Ah! No sé lo que será de nosotros. ¡Esta política! ¡Lo que sufro, usted no lo imagina, Amelia! No tengo esperanza alguna en este país. En menos de tres años tres gobiernos y lo que se prepara. Preví esto cuando estalló la revolución de abril y por eso la desaprobé. ¡Comprendí que era el principio del desorden, de la anarquía política! ¡Nada me sorprende ya!”. En octubre finalmente estalló la revolución contra el gobierno de Woss y Gil. Los horacistas se unieron a los jimenistas y el triunfo fue fácil. Sin embargo, ya en diciembre se enfrentaban los dos partidos entre sí. Amelia afirmó que el horacismo conservaba el poder en la capital con el presidente Morales a la cabeza y que los jimenistas vencedores en casi toda la República venían a sitiar el gobierno que ellos ayudaron a formar. El sitio fue anunciado formalmente el 1ro. de enero y duró varios meses. La tercera y última parte de la obra de Amelia Francasci, que contiene las cartas 53- 59, es realmente conmovedora, pues trata los últimos años de vida de Meriño cuando él, enfermo, le expresa en una carta que “el isleño se ha aflojado enteramente”. Para la misma época, Amelia había sentido la muerte de su hermana Ofelia y sentía la tristeza de ver muy enfermo a su esposo. 15Ese óleo puede verse en la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña, de Santo Domingo, a cuya Colección pertenece. 34

INTRODUCCIÓN | EL TESTIMONIO: SU VALOR DOCUMENTAL | Jo s é Ch e z Ch e C o Así, el 20 de agosto de 1906, fallece Mons. Fernando Arturo de Meriño. Ese día narra Amelia Francasci, al final de su obra, que caía sobre la Ciudad Primada “una llovizna fría, menuda, densa, prolongada”. Anonadada tuvo un delirio y creyó oir la voz de Dios que le decía: “¡Llora, sí! ¡Llora la pérdida de tu hijo más preclaro! Vierte tu amargo llanto sobre su cadáver aún no yerto; ¡mas sabe que el alma que yo di a ese bueno está conmigo; que en el seno de mi gloria reposa, desde que ha entrado en la inmortalidad!”. A manera de conclusión, podría afirmarse con Manuel Arturo Peña Batlle que “Monseñor de Meriño Íntimo retrata de cuerpo entero la figura excelsa de aquel varón ilustre, de aquel atleta formidable del pensamiento, que colmó, él solo, todo el escenario de una época y de un período de la historia nacional” 16 . Y añade que “dicha obra sería de gran ayuda a quienes en el futuro, cuando se quiera hacer la científica y metódica organización de la historia de la literatura, tengan necesidad de conocer a fondo los elementos de índole temperamental que explican y justifican modalidades en su obra, en la obra representativa de Amelia Francasci” 17 . ¿Qué tienen en común las obras de Heriberto Pieter, Rafael Damirón y Amelia Francasci, que antes hemos esbozado? La respuesta sería: su valor testimonial. Ellos, con sus narraciones, tenían por objetivo transmitir a los lectores sus respectivas verdades. Dichos testimonios gozan de lo que un autor denomina la fiabilidad, es decir, “las intenciones y los medios del informante”. Es el caso de que cada uno de los autores enfocados, como ha dicho un autor, sólo ha cambiado información verdadera porque ha podido acceder a la verdad y ha querido transmitirla 18 . En eso hay que volver a resaltar la importancia que nuestros autores dieron a la memoria para que hayamos podido conocer aspectos relevantes de la sociedad dominicana de finales del siglo xIx y de los primeros siete decenios del pasado siglo. Ello así, porque parafraseando a José Carlos Bermejo Barrera respecto al hablante, podría decirse que cada uno de aquellos “siempre hacía referencia a algún acontecimiento, que para él solía tener un valor afectivo o expresivo por estar dotado de un determinado significado” 19 . Otro aspecto a resaltar es su utilidad porque permite que lo publicado hace más de treinta años pueda ser conocido por las nuevas generaciones. De ahí el gran acierto de la Sociedad Dominicana de Bibliófilos y del Banco de Reservas de reeditar esas obras prácticamente desaparecidas del mercado del libro dominicano. ¡Enhorabuena! 16 “Nuestros grandes escritores. Amelia Francasci”, Listín Diario, 10 de mayo de 1925. Reproducido en Manuel Arturo Peña Batlle. Obras III. Instituciones Políticas. Fundación Peña Batlle, Editora Taller, Santo Domingo, 1996, pp.9-11. 17 Ibídem. 18 Jerzy Topolsky. Metodología de la historia, Ediciones Cátedra, S.A., Madrid, 1982, p.343. 197 Ibídem. 35

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

<strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ro partido, no fue viable. Obe<strong>de</strong>ciendo a lo que mi sueño se impusiera, yo <strong>de</strong>bía<br />

combatirlo y así lo hice <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los primeros momentos no excitando a la guerra civil, sino por<br />

el contrario, luchando sin tregua para evitarlo”, expresó.<br />

La etapa <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1903 a octubre <strong>de</strong> 1904<br />

Amelia <strong>de</strong>stacó en el capítulo LVIII <strong>de</strong> su obra que nunca tuvo una etapa más brillante<br />

en su vida que la <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1903 hasta octubre <strong>de</strong> 1904 cuando su “popularidad llegó a ser<br />

gran<strong>de</strong>” y las personas no se cansaban <strong>de</strong> elogiarla por su sacrificio para salvar el pueblo,<br />

solicitando adhesión a Horacio Vásquez y Emiliano Tejera.<br />

“Todos los que leyeron mis publicaciones <strong>de</strong>seaban conocerme. Yo excitaba gran curiosidad,<br />

por la misma razón <strong>de</strong> no vérseme por ninguna parte. Un notable pintor nacional,<br />

Luis Desangles, me obsequió con un gran retrato al óleo <strong>de</strong> bastante parecido. En el taller<br />

<strong>de</strong>l artista hubo <strong>de</strong> exponerse el cuadro por veinte días para satisfacer el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> una muchedumbre”,<br />

escribió15 .<br />

Más a<strong>de</strong>lante afirmó que a su casa la visitaban muchas personalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la clase política,<br />

intelectuales, ricos y pobres. “¡Sí, era verdad que yo trabajaba por el pueblo dominicano! ¡Y<br />

para él nada más! Mi <strong>de</strong>lirio era el bien general”, <strong>de</strong>stacó.<br />

Para la liberación económica <strong>de</strong>l país Amelia i<strong>de</strong>ó un plan con el objetivo <strong>de</strong> conseguir<br />

una contribución <strong>de</strong> diez millones <strong>de</strong> pesos sin injerencia <strong>de</strong> ningún gobierno extranjero,<br />

para rescatar la <strong>de</strong>uda nacional. Solicitó la ayuda <strong>de</strong> Pierre Loti, con la finalidad <strong>de</strong> que éste<br />

se entrevistase con el filántropo multimillonario Andrew Carnegie, pero al final los esfuerzos<br />

fueron infructuosos.<br />

En agosto <strong>de</strong> 1903 prestó juramento constitucional el presi<strong>de</strong>nte Alejandro Woss y Gil y<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> ese mismo momento la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> una revolución cobraba fuerza.<br />

La autora cuenta que en una ocasión recibió la visita <strong>de</strong> monseñor <strong>de</strong> Meriño que estaba<br />

muy abatido. Al preguntarle acerca <strong>de</strong> su estado, Monseñor le contesta: “¡Estos sucesos<br />

indignan! (…) ¡Ah! No sé lo que será <strong>de</strong> nosotros. ¡Esta política! ¡Lo que sufro, usted no<br />

lo imagina, Amelia! No tengo esperanza alguna en este país. En menos <strong>de</strong> tres años tres<br />

gobiernos y lo que se prepara. Preví esto cuando estalló la revolución <strong>de</strong> abril y por eso la<br />

<strong>de</strong>saprobé. ¡Comprendí que era el principio <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n, <strong>de</strong> la anarquía política! ¡Nada<br />

me sorpren<strong>de</strong> ya!”.<br />

En octubre finalmente estalló la revolución contra el gobierno <strong>de</strong> Woss y Gil. Los horacistas<br />

se unieron a los jimenistas y el triunfo fue fácil. Sin embargo, ya en diciembre se<br />

enfrentaban los dos partidos entre sí. Amelia afirmó que el horacismo conservaba el po<strong>de</strong>r en<br />

la capital con el presi<strong>de</strong>nte Morales a la cabeza y que los jimenistas vencedores en casi toda<br />

la República venían a sitiar el gobierno que ellos ayudaron a formar. El sitio fue anunciado<br />

formalmente el 1ro. <strong>de</strong> enero y duró varios meses.<br />

La tercera y última parte <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Amelia Francasci, que contiene las cartas 53-<br />

59, es realmente conmovedora, pues trata los últimos años <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> Meriño cuando él,<br />

enfermo, le expresa en una carta que “el isleño se ha aflojado enteramente”. Para la misma<br />

época, Amelia había sentido la muerte <strong>de</strong> su hermana Ofelia y sentía la tristeza <strong>de</strong> ver muy<br />

enfermo a su esposo.<br />

15Ese óleo pue<strong>de</strong> verse en la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña, <strong>de</strong> Santo Domingo, a cuya Colección<br />

pertenece.<br />

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