23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

AMELIA FRANCASCI | MONSEÑOR DE MERIÑO ÍNTIMO<br />

—Ahí está Monseñor: Pue<strong>de</strong> usted salir por la puerta <strong>de</strong> esta habitación, sin que él se<br />

aperciba <strong>de</strong> que estaba usted aquí; antes <strong>de</strong> que venga don<strong>de</strong> mí.<br />

—Sí, Amelia, contestó Don Emiliano. Pero no se movió, aunque yo me levanté para<br />

abrirle la puerta.<br />

Pasó un momento y no hubo tiempo para lo que yo <strong>de</strong>seaba.<br />

Monseñor aparecía en mi habitación y veía a su antiguo amigo sentado y a mí <strong>de</strong> pie.<br />

¿Qué pasó en ambos? Después pensé que la emoción paralizó a Don Emiliano. En el<br />

instante me irrité interiormente contra él. Dominándome, recibí como siempre a mi amadísimo<br />

arzobispo, quien me correspondió.<br />

Él saludó con la cabeza a mi otro amigo. Éste respondió con un sonido gutural, más bien<br />

que con palabras y gesto, a aquel saludo y quedó inmóvil.<br />

Yo estaba sobre ascuas. No pudiendo contenerme, al cabo <strong>de</strong> un buen rato, exclamé:<br />

—Monseñor, va usted a permitirme <strong>de</strong>spedir a Don Emiliano. Él se retiraba apremiado<br />

por asunto urgente antes <strong>de</strong> llegar usted y yo le hice <strong>de</strong>tener por motivo vital. Temo haberle<br />

perjudicado gran<strong>de</strong>mente. Con toda nobleza y con faz casi sonriente, hizo mi ilustre amigo<br />

un gesto <strong>de</strong> aquiescencia con la cabeza y con la vista.<br />

Ya ve usted que Monseñor le excusa, Don Emiliano. A mí me perdonará.<br />

Con otro sonido casi inarticulado, pareció que el aludido contestaba: Sí.<br />

Empero, permaneció sentado como si en el asiento le clavaran. Transcurrió otro rato <strong>de</strong><br />

conversación entre Monseñor y yo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l cual levantóse éste con la mayor naturalidad<br />

diciendo:<br />

—Va usted a dispensarme, Amelia. Mi visita es corta porque sólo vine <strong>de</strong> paso. Tengo<br />

otra que hacer esta tar<strong>de</strong>. Volveré pronto a verla. Tenga la bondad <strong>de</strong> saludar por mí a su<br />

esposo.<br />

Tendióme sus manos, como lo acostumbraba, estrechó en ellas las mías con el afecto <strong>de</strong><br />

siempre y, saludando otra vez cortésmente a Don Emiliano, salió. Apenas le reconduje unos<br />

pasos volví don<strong>de</strong> mi hosco amigo.<br />

Prorrumpí <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego:<br />

—Lo que acaba usted <strong>de</strong> hacerme no se lo perdono, Don Emiliano. ¡Cuánto me ha mortificado!<br />

¡Oh! He sufrido. ¡Por más que quise facilitarle la <strong>de</strong>spedida, siguió usted ahí, con<br />

su cara <strong>de</strong> miope, como sino entendiera!<br />

—Es, Amelia, contestóme él sencillamente, aunque visiblemente conmovido, es que pensé que<br />

el padre al compren<strong>de</strong>r que yo me iba por no verle, hubiera sufrido… y preferí quedarme…<br />

¡Oh almas gran<strong>de</strong>s! ¡espíritus sublimes! ¿Por qué os conocí, tan tar<strong>de</strong>, <strong>de</strong>sunidos? ¿Por<br />

qué siendo tan estimada y querida por ambos, fueme negada la dicha <strong>de</strong> unirlos otra vez?<br />

xx<br />

Nada ignoraba Monseñor <strong>de</strong> mi amistad con Don Emiliano, aunque sólo <strong>de</strong> un modo<br />

indirecto nombrara yo a éste en mis conversaciones con él. Sabía mi ilustre amigo el culto<br />

que me rendía el otro y la adhesión con que me servía en todo. Nunca hizo alusión a ello,<br />

sino en sus cartas, cuando repetidas veces me <strong>de</strong>cía:<br />

—¡Muchos la quieren y la estiman: pero sepa que no soy segundo en el número; que<br />

nadie la estima más que yo!<br />

Un día tan solo, por primera y única vez, hablóme él directamente <strong>de</strong> Don Emiliano.<br />

Fue <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberle encontrado en casa. Y se refirió al rompimiento que tuvo lugar entre<br />

237

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!