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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

Mi amado amigo se divertía dándome bromas con mi letra tan variable.<br />

La visita que me prometía hacer a Monsieur Becker era otra <strong>de</strong> sus complacencias conmigo.<br />

Yo se la había suplicado.<br />

Era dicho señor un notable explorador y colonizador belga; el último que quedaba <strong>de</strong><br />

los cuatro enviados por el gobierno <strong>de</strong> Bélgica para la obra civilizadora en una parte <strong>de</strong>l<br />

Congo. Todos sucumbieron por etapas, <strong>de</strong>bido a las fatigas <strong>de</strong> la colonización.<br />

No sé a qué asunto había venido a Santo Domingo. Amigos <strong>de</strong> Europa le recomendaron<br />

a mi esposo, así como a su única hermana, la señorita Becker, adorada por él y que le<br />

correspondía <strong>de</strong>l mismo modo.<br />

Los dos hermanos tendrían <strong>de</strong> 38 a 40 años. Eran simpáticos, robustos, agradables; <strong>de</strong> trato<br />

ameno. Nos visitaron. Prendáronse <strong>de</strong> mí y llegaron a proponerme acompañarles a Europa<br />

cuando ellos partieran <strong>de</strong> regreso, a su vuelta <strong>de</strong> los Estados Unidos, a don<strong>de</strong> se dirigieran.<br />

¡Pobrecitos! ¿Quién les hubiera dicho lo que el <strong>de</strong>stino les preparaba? En Nueva York<br />

sufrió la hermana una operación quirúrgica <strong>de</strong> la cual murió. El dolor <strong>de</strong>l hermano fue espantoso;<br />

según contaba el médico amigo que les acompañó. El <strong>de</strong>sgraciado Mr. Becker perdió<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces el equilibrio <strong>de</strong> sus faculta<strong>de</strong>s. Cuando volvió a Santo Domingo, no era el<br />

mismo. Enfermó y, como Monseñor le conocía por haber estado en palacio con su hermana,<br />

antes <strong>de</strong>l funesto viaje, me empeñé mucho en que fuera a verle y tratara <strong>de</strong> alentarle. Y él<br />

fue por compasión y bondad. Hízolo por satisfacerme también al verme tan interesada, tan<br />

conmovida por <strong>de</strong>sgracia tal.<br />

Mr. Becker regresó a su patria casi <strong>de</strong>mente. Más tar<strong>de</strong> nos dijeron que volvió al Congo,<br />

don<strong>de</strong> había muerto.<br />

Esa lamentable noticia impresionó casi tanto a mi ilustre amigo, como a mi esposo y a mí.<br />

Conservo los dos volúmenes escritos por el infortunado colonizador en los que relata la<br />

historia <strong>de</strong> esa obra <strong>de</strong> progreso civilizador; los que él me regalara en su primer viaje.<br />

xVIII<br />

Un duelo en la familia <strong>de</strong> mi esposo nos había afectado mucho y aumentado en éste<br />

uno <strong>de</strong> esos quebrantos que con frecuencia le aquejaban, obligándole a vivir sometido a un<br />

régimen severo, so pena <strong>de</strong> graves consecuencias si lo olvidaba alguna vez. Siendo joven,<br />

<strong>de</strong>bía curar su salud como si estuviera cargado <strong>de</strong> años y fuera ya un valetudinario.<br />

Don Emiliano, vuelto a la ciudad, le asistió como médico y con mucha eficiencia, mejorándole<br />

muy pronto. La fatiga que me produjeran los asiduos cuidados que su enfermedad<br />

necesitó, <strong>de</strong>primió <strong>de</strong>masiado mis fuerzas. Mi nuevo amigo se empeñó en que convaleciéramos<br />

en el campo, y tanto hizo que fue atendido. Como Monseñor siempre <strong>de</strong>seaba<br />

verme respirar mejor aire, en medio <strong>de</strong> la naturaleza, y llevar vida más expansiva, siquiera<br />

por algún tiempo, unió sus instancias a las <strong>de</strong> nuestro médico, y aplaudió la resolución que<br />

tomamos <strong>de</strong> satisfacer a éste.<br />

Mucho anhelaba yo, hacía largos años, una temporada en las afueras <strong>de</strong> la ciudad,<br />

sin que me hubiese sido dado realizar mi anhelo. Ansiaba cambiar un tanto <strong>de</strong> género <strong>de</strong><br />

existencia; moverme en mayor espacio y ensanchar mis pulmones libremente, fuera <strong>de</strong>l<br />

reducido recinto <strong>de</strong> mi casa.<br />

Mi hermano Eugenio, sabedor <strong>de</strong> lo que ocurría y solícito siempre en mejorar mi salud,<br />

nos facilitó gran<strong>de</strong>mente la ejecución <strong>de</strong> nuestro proyecto <strong>de</strong> temporada campestre, proporcionándonos<br />

una quinta, o estancia, (como las llamamos por aquí) a cierta distancia <strong>de</strong><br />

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