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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

Me contó que durante la segunda guerra mundial estuvo a punto <strong>de</strong> perecer, pues su<br />

avión fue <strong>de</strong>rribado sobre el mar <strong>de</strong>l Norte, durante un crudo invierno y cuyas aguas heladas<br />

estuvieron a punto <strong>de</strong> producirle la muerte.<br />

Parece ser que este hombre tenía una singular habilidad para sobrevivir, al escapar<br />

nuevamente <strong>de</strong> lo que parecía una muerte inevitable.<br />

En otra ocasión mis servicios fueron requeridos para asistir a un piloto que había caído<br />

en la Avenida George Washington, en las proximida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l <strong>Banco</strong> Agrícola. Después <strong>de</strong> una<br />

titánica lucha por salvarle la vida, obtuve su total restablecimiento, sin ninguna limitación<br />

funcional.<br />

Los otros dos acompañantes <strong>de</strong> este piloto acci<strong>de</strong>ntado fueron tratados en otros sitios,<br />

pero no tuvieron la suerte <strong>de</strong> mi paciente, pues ambos murieron.<br />

Todos los vecinos <strong>de</strong> esta ciudad recuerdan con tristeza la muerte <strong>de</strong>l Piloto Llabrés y<br />

<strong>de</strong>l periodista Vicioso, que fueron los dos casos fatales ocurridos en este acci<strong>de</strong>nte.<br />

Todos los ocupantes, tanto mi paciente como los dos que fallecieron, sufrieron quemaduras<br />

muy extensas, como consecuencia <strong>de</strong>l incendio <strong>de</strong>l aparato <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> caer a tierra.<br />

En cierta ocasión ocurrió en la Romana un acci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> aviación a un aparato anfibio <strong>de</strong> la<br />

Marina <strong>de</strong> los Estados Unidos, durante los años <strong>de</strong> la segunda guerra mundial, en el cual perecieron<br />

quemados dos <strong>de</strong> sus ocupantes, mientras un tercer tripulante, un sargento mecánico <strong>de</strong><br />

la Marina <strong>de</strong> los Estados Unidos, resultó gravemente lesionado por amplias quemaduras.<br />

Me correspondió a mí su tratamiento, en el cual me cupo la misma buena fortuna que<br />

en los casos anteriores <strong>de</strong>scritos.<br />

Después <strong>de</strong> varios meses <strong>de</strong> lucha y abnegada <strong>de</strong>dicación por parte <strong>de</strong> todo el personal<br />

<strong>de</strong>l Hospital Internacional, fue dado <strong>de</strong> alta y trasladado a territorio continental, completamente<br />

restablecido y sin ninguna limitación funcional.<br />

Para buscar a este acci<strong>de</strong>ntado tuve que trasladarme, <strong>de</strong> noche, en automóvil, hasta la<br />

Romana, para luego conducirlo en viaje aéreo a esta ciudad, a pesar <strong>de</strong>l recelo que el enfermo<br />

tenía ahora por este medio <strong>de</strong> trasporte <strong>de</strong>l cual tan malos recuerdos tenía y que lo habían<br />

colocado a escasos pasos <strong>de</strong> la muerte.<br />

Des<strong>de</strong> luego, estos casos exitosos <strong>de</strong> tratamientos a quemados extensamente me dieron<br />

cierta aureola <strong>de</strong> experto en el tratamiento <strong>de</strong> estas lesiones, por lo cual fueron muchos los<br />

casos que me fueron encomendados y <strong>de</strong> los cuales, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, no puedo continuar relatando,<br />

por tratarse <strong>de</strong> los más <strong>de</strong>stacados, por la resonancia que tuvieron.<br />

Rescates aéreos<br />

Cuando yo me encontraba en todo el apogeo <strong>de</strong> mi actuación profesional, fui requerido<br />

varias veces para traer enfermos <strong>de</strong> los más remotos rincones <strong>de</strong>l país, teniendo que usar<br />

la vía aérea para ello.<br />

De urgencia se me llamó <strong>de</strong> la Alcoa Exploration Company porque uno <strong>de</strong> sus ingenieros<br />

había sufrido un serio quebranto en Pe<strong>de</strong>rnales y me pedían trasladarme en avión a esa lejana<br />

ciudad fronteriza para que resolviera el caso, según mi mejor criterio. Salimos en un avión<br />

bi-motor, el piloto y yo cuando nos encontrábamos volando sobre la bahía <strong>de</strong> Ocoa, el piloto<br />

me señaló a uno <strong>de</strong> los motores y me informó que <strong>de</strong>bíamos regresar porque había un escape<br />

<strong>de</strong> aceite. Así lo hicimos y pocos minutos <strong>de</strong>spués estábamos nuevamente en esta ciudad,<br />

en don<strong>de</strong> se nos tenía preparado otro aeroplano para reiniciar el interrumpido viaje. Al llegar<br />

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