Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas
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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES Después de haberse concedido la autonomía a la Universidad, que cambió el sistema de nombramientos, la asamblea de la Facultad de Medicina me eligió por el voto de mis colegas, como Decano para el bienio 1964-66. Desde el decanato de la facultad de medicina traté, por todos los medios a mi alcance, de cambiar las viejas estructuras, pero sobrevino la guerra civil de 1965 y con ella cambios radicales en la administración de las facultades y de toda la universidad, que impidieron poner en práctica tales reformas proyectadas. Sin embargo, durante mi período de decanato se pudo efectuar cambios tales como los nombramientos de profesores por oposición y la contratación de algunos profesores a tiempo completo. De haberse continuado estos cambios, otro hubiera sido el rumbo que habría tomado nuestra facultad de medicina, inspirado en moldes modernos de enseñanza para producir médicos que estuvieran más en concordancia con las necesidades del país. Como decano de la Facultad de Medicina asistí a la Asamblea de Escuelas de Medicina de la América Latina celebrada en 1964, en Pozo de Caldas, Brasil, en donde actué en nombre de la más vieja Universidad del Nuevo Mundo, realizando intervenciones importantes en muchas de las decisiones que fueron tomadas allí. Durante mi paso por el decanato, inicié concurso para la docencia de la Ortopedia, que hasta ese momento era parte de la Patología Quirúrgica que se enseñaba como una materia global, y comencé a departamentar la enseñanza, de modo que algunas materias pudieran ser comunes a varios cursos y hasta a otras facultades, como por ejemplo, la Anatomía y Disección, comunes a las facultades de Medicina y Odontología. La contratación de profesores a tiempo completo, que había iniciado, esperaba poder generalizarla, pues mi idea era tener profesores y no médicos que dieran algunas clases, sin interesarse verdaderamente en el progreso de la facultad. Contemplaba la iniciación de la Medicina Preventiva y Social y estaba en conversaciones con un candidato a dicha disciplina, que debía hacer un curso de capacitación en Caracas, Venezuela, contando con la buena voluntad y el ofrecimiento que me había hecho el decano de esa universidad, para luego dedicarse a la enseñanza de esta importante rama de la medicina que debía ser estudiada a lo largo de toda la carrera médica, de modo que los graduados adquirieran conciencia de su apostolado y rindieran servicios más eficaces para la masa del pueblo dominicano. Espectáculo dantesco Una mañana vino a requerir mis servicios el Sr. Elders, Secretario de la Legación Británica, a nombre de dicha misión diplomática, para verificar la muerte del súbdito inglés Reverendo Barnes, quien había aparecido asesinado en su residencia situada en la Avenida Independencia contigua a la iglesia Episcopal, de la cual era pastor. Al llegar a dicho sitio, lo que se presentó ante mis ojos fue un espectáculo que jamás podría borrar de mi mente. El cadáver del padre Barnes, horriblemente mutilado, con una amplia herida en la cabeza, se encontraba sobre el pavimento ensangrentado y múltiples huellas de sangre por todas las paredes aparecían con gran profusión. La coagulación de la sangre y la rigidez del cadáver indicaban que el crimen había ocurrido muchas horas antes de haber sido descubierto. 158
ARTURO DAMIRÓN RICART | MIS BODAS DE ORO CON LA MEDICINA Me vi precisado a hacer un experticio médico legal de mis hallazgos y entregar el correspondiente informe pormenorizado a la Misión Británica. Este informe sirvió como base para toda la investigación que se hizo al respecto, lo cual me produjo frecuentes fricciones con la investigación judicial que se había iniciado. Hubo muchas contradicciones entre mi informe y el oficial, rendido por las autoridades y el médico legista, lo cual fue motivo para que se me tildara de parcial e interesado en demostrar lo contrario de lo que se pretendía presentar como la causa del crimen. Fue un secreto a voces que había un fondo político en este crimen, que se pretendió presentar como una cuestión pasional por una vida privada desordenada y aberrada, muy en contradicción con los hechos y métodos de la vida de la víctima. Hasta llegó a encontrarse un sujeto que se prestara a hacer declaraciones en contra del pastor asesinado, y el cual hasta se declaró culpable de un hecho que era imposible que resistiera su veracidad. También llegó a apresarse al cocinero que trabajaba al servicio del Reverendo Barnes, antes de haber aparecido el crimen, cuando estaba tratando de abrir la residencia para comenzar sus labores. Fueron muchos los hechos contradictorios que hubo en este caso y la presión que ejerció la Misión Británica para lograr su esclarecimiento. Mi informe era de una importancia tal que me puso en el tapete de las discordias. Médico de ingenios azucareros Por muchos años, entre los del 30 y 40, fui médico de los ingenios Ozama y Boca Chica. Hacía visitas semanales a ambos centrales azucareros durante las tardes de días determinados, para atender a los innumerables enfermos que acudían a consultarme. Fue una experiencia nueva en mi vida profesional. Tenía que asistir a muchos enfermos y recetarles de acuerdo con sus dolencias. Recuerdo como algo extraño la gran cantidad de enfermos con Buba o Pian, que existía entre los trabajadores de origen haitiano y que venían al corte de la caña al Ingenio Ozama, especialmente, que entonces se llamaba Ingenio San Luis. Esta enfermedad muy dócil a los tratamientos actuales, primero por la administración de sales arsenicales por vía intra-venosa y luego por la penicilina a dosis masivas, ya no se observa entre nuestras endemias. Del ingenio San Luis guardo muy buenos recuerdos. Había pertenecido a la familia Michelena y por muchos años había estado en completo estado de abandono, tanto su factor como sus campos de caña, hasta que el Banco de Nova Scotia se hizo cargo de su operación, mientras era gerente del mismo Mr. Hinchcliff, mi banquero predilecto, que desde luego, me encargó del departamento médico hasta que pasó a manos del Estado. En dicho ingenio trabajaba un ciudadano norteamericano llamado Mr. Jungh, que había sido empleado de la Texas Co., compañía gasolinera, y a quien había atendido, tanto a él como a su familia, mientras estaba residiendo en esta ciudad. Recuerdo que a él tuve que operarlo de urgencia por una apendicitis aguda, mientras a su esposa la había atendido en el nacimiento de sus hijos, durante mi actuación como partero activo. Tanto él como su familia tenían gran estimación por mi persona y así me lo demostraban cada vez que se presentaba una oportunidad. 159
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Me vi precisado a hacer un experticio médico legal <strong>de</strong> mis hallazgos y entregar el correspondiente<br />
informe pormenorizado a la Misión Británica.<br />
Este informe sirvió como base para toda la investigación que se hizo al respecto, lo cual<br />
me produjo frecuentes fricciones con la investigación judicial que se había iniciado.<br />
Hubo muchas contradicciones entre mi informe y el oficial, rendido por las autorida<strong>de</strong>s<br />
y el médico legista, lo cual fue motivo para que se me tildara <strong>de</strong> parcial e interesado en <strong>de</strong>mostrar<br />
lo contrario <strong>de</strong> lo que se pretendía presentar como la causa <strong>de</strong>l crimen.<br />
Fue un secreto a voces que había un fondo político en este crimen, que se pretendió<br />
presentar como una cuestión pasional por una vida privada <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nada y aberrada, muy<br />
en contradicción con los hechos y métodos <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> la víctima.<br />
Hasta llegó a encontrarse un sujeto que se prestara a hacer <strong>de</strong>claraciones en contra <strong>de</strong>l<br />
pastor asesinado, y el cual hasta se <strong>de</strong>claró culpable <strong>de</strong> un hecho que era imposible que<br />
resistiera su veracidad.<br />
También llegó a apresarse al cocinero que trabajaba al servicio <strong>de</strong>l Reverendo Barnes,<br />
antes <strong>de</strong> haber aparecido el crimen, cuando estaba tratando <strong>de</strong> abrir la resi<strong>de</strong>ncia para comenzar<br />
sus labores.<br />
Fueron muchos los hechos contradictorios que hubo en este caso y la presión que ejerció<br />
la Misión Británica para lograr su esclarecimiento. Mi informe era <strong>de</strong> una importancia tal<br />
que me puso en el tapete <strong>de</strong> las discordias.<br />
Médico <strong>de</strong> ingenios azucareros<br />
Por muchos años, entre los <strong>de</strong>l 30 y 40, fui médico <strong>de</strong> los ingenios Ozama y Boca Chica.<br />
Hacía visitas semanales a ambos centrales azucareros durante las tar<strong>de</strong>s <strong>de</strong> días <strong>de</strong>terminados,<br />
para aten<strong>de</strong>r a los innumerables enfermos que acudían a consultarme.<br />
Fue una experiencia nueva en mi vida profesional. Tenía que asistir a muchos enfermos<br />
y recetarles <strong>de</strong> acuerdo con sus dolencias.<br />
Recuerdo como algo extraño la gran cantidad <strong>de</strong> enfermos con Buba o Pian, que existía<br />
entre los trabajadores <strong>de</strong> origen haitiano y que venían al corte <strong>de</strong> la caña al Ingenio<br />
Ozama, especialmente, que entonces se llamaba Ingenio San Luis. Esta enfermedad muy<br />
dócil a los tratamientos actuales, primero por la administración <strong>de</strong> sales arsenicales por<br />
vía intra-venosa y luego por la penicilina a dosis masivas, ya no se observa entre nuestras<br />
en<strong>de</strong>mias.<br />
Del ingenio San Luis guardo muy buenos recuerdos. Había pertenecido a la familia Michelena<br />
y por muchos años había estado en completo estado <strong>de</strong> abandono, tanto su factor<br />
como sus campos <strong>de</strong> caña, hasta que el <strong>Banco</strong> <strong>de</strong> Nova Scotia se hizo cargo <strong>de</strong> su operación,<br />
mientras era gerente <strong>de</strong>l mismo Mr. Hinchcliff, mi banquero predilecto, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego,<br />
me encargó <strong>de</strong>l <strong>de</strong>partamento médico hasta que pasó a manos <strong>de</strong>l Estado.<br />
En dicho ingenio trabajaba un ciudadano norteamericano llamado Mr. Jungh, que había<br />
sido empleado <strong>de</strong> la Texas Co., compañía gasolinera, y a quien había atendido, tanto a él<br />
como a su familia, mientras estaba residiendo en esta ciudad. Recuerdo que a él tuve que<br />
operarlo <strong>de</strong> urgencia por una apendicitis aguda, mientras a su esposa la había atendido<br />
en el nacimiento <strong>de</strong> sus hijos, durante mi actuación como partero activo. Tanto él como su<br />
familia tenían gran estimación por mi persona y así me lo <strong>de</strong>mostraban cada vez que se<br />
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