Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES desafío a la vigilancia a que todos estábamos sometidos. Confieso solemnemente que fue una coincidencia este hecho y que no bauticé a este niño, porque tampoco se me pidió que lo hiciera, lo cual hubiera hecho con el mismo placer con que asistí a su nacimiento. He mantenido relaciones muy cordiales con la madre y el niño, a través del tiempo, y hoy me enorgullezco de que este joven sea todo un caballero al servicio de una institución bancaria, pues supo prepararse para los embates que le reservaba la vida, después de tantas pruebas a que había sido sometido. Asociación Médica Dominicana La Asociación Médica Dominicana había sido fundada desde el año 1891, pero tuvo un largo período de eclipse hasta que fue actualizada en la década del veinte. Durante la directiva que debía regir sus destinos en 1929, fui encargado de la Secretaría General. Después de muchas vicisitudes volvió a tener auge y en 1962 hizo una serie de reconocimientos y actuaciones que la han llevado a su estado actual. Durante la presidencia del Dr. Manuel E. Saladín Vélez en 1958, se hizo un homenaje de reconocimiento a varios profesores universitarios, entre los cuales me encontraba yo, otorgándoseme un DIPLOMA de honor por los sacrificios que significaba haber estado enseñando en nuestra universidad a la mayoría de los estudiantes que ahora eran médicos al servicio del país. Conservo dicho Diploma como uno de los galardones más preciados que se me han discernido en mi vida profesional, adornando las paredes de mi consultorio, junto a otros que he recibido. Apendicitis raras Para casi todos los cirujanos, la extirpación del apéndice es una operación muy sencilla, que raras veces ofrece alguna importancia. Después de haber practicado varios miles de apendicetomías, confieso que no soy tan benigno en mi apreciación, pues han sido muchos los casos en los cuales he tenido sorpresas desagradables. En una ocasión operé de apendicitis a un señor, casi por satisfacer su deseo, pues la sintomatología que presentaba no ofrecía ninguna aparente necesidad de ésta, comprobado por un hemograma prácticamente normal, y cual no sería mi sorpresa al encontrar un apéndice con toda la base gangrenada, que fue de muy difícil extirpación. Por suerte, el caso evolucionó magistralmente, sin ninguna complicación. En la otra cara de esta pobre sintomatología, he visto muchos casos con alarmantes síntomas y gran leucocitosis con presencia de una polinucleosis que hacían prever una apendicitis muy aguda, y al abrir el vientre me ha sorprendido el estado poco infeccioso del órgano. Recuerdo un caso que tuve que operar de urgencia por perforación manifiesta, en la cual encontré áscaris saliendo del órgano, en migración hacia el vientre, con la consiguiente peritonitis, que después de mucha lucha, fue curada. No fue esta la única vez que tuve que enfrentarme a la ascaridiosis como causa de apendicitis aguda, pero la presencia de los vermes en plena cavidad abdominal fue la primera y última vez que presencié. Estas razones y otras más, han hecho que yo tuviera fuerte aversión por las sorpresas que me ha producido este órgano, estableciéndose una verdadera mala voluntad por él. Por ello, 156

cada vez que he abierto un vientre, por otras razones, siempre he practicado la extirpación, “profiláctica” del apéndice, como medida rutinaria. En muchas de estas apendicetomías profilácticas he encontrado a dicho órgano en posiciones muy desventajosas para su extirpación por una herida pequeña destinada únicamente a su escisión. Desde luego, con una laparotomía amplia, las dificultades se reducen grandemente. Entre estas condiciones desventajosas debo mencionar aquellos apéndices cubiertos de adherencias en membranas de Lane o de Jackson o en posiciones retrocecales. Mi enemistad personal con el apéndice ha sido tal, que en una ocasión, practicando una operación por hernia estrangulada derecha por deslizamiento del ciego, no pude resistir la tentación de extirparlo al presentarse a mi vista en el contenido del saco herniario, cosa que podía traerme serias consecuencias. Pero todos estos casos quedarían minimizados con la descripción de los que voy a hacer a continuación. En la superintendencia de enfermeras del Hospital Internacional hubo una enfermera norteamericana que tenía su corazón en el lado derecho, comprobado por todos los medios diagnósticos. En una ocasión comenzó a tener dolores abdominales en la fosa ilíaca izquierda y teniendo en cuenta su dextrocardia, le hicimos una radiografía con medio de contraste por enema de bario, resultando que también tenía una inversión total de sus órganos abdominales, con ciego a la izquierda e hígado también en ese lado, por lo cual formulamos el diagnóstico de apendicitis izquierda, siendo operada y comprobada su posición. Fue la primera vez que practiqué una apendectomía siguiendo el método preferido por mí, de Jalaguier, pero con herida en el lado izquierdo del vientre. Digo que fue la primera vez, pues en otra ocasión, se me presentó una señora joven con dolores en la fosa ilíaca izquierda, y al practicar el examen rutinario noté que tenía su corazón en el lado derecho, por lo cual sospeché que pudiera existir una inversión orgánica completa y que sus dolores abdominales correspondieran a una apendicitis izquierda, lo cual fue confirmado y también operada por mí siguiendo el método preferido, con resultados espléndidos. Esta enferma fue vista nuevamente por mí hace poco tiempo, en uno de sus viajes a este país, pues desde hace muchos años vive en New York, donde me dice que ha sido vista por muchos médicos que han quedado muy impresionados por su anormal conformación orgánica. Catedrático ARTURO DAMIRÓN RICART | MIS BODAS DE ORO CON LA MEDICINA En 1942 por decreto del Poder Ejecutivo fui nombrado Catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santo Domingo, habiéndoseme asignado la docencia de la Patología Quirúrgica en el Tercer Curso y que estuve desempeñando hasta 1966. A la muerte de la Doctora Consuelo Bernardino, acaecida en 1945, el Decanato me encomendó la docencia provisional de la materia que ella enseñaba, o sea la Ginecología, que era estudiada en el Quinto Curso, la cual serví por poco tiempo, aunque realicé cambios radicales en su enseñanza, tales como la demostración práctica de la materia, con los casos que eran estudiados teóricamente en las clases anteriores. Se presentaban casos de enfermas para la cátedra magistral, y luego en la sala de operaciones se demostraba prácticamente el caso durante una sesión operatoria. El Dr. Francisco E. Moscoso Puello, entonces director del Hospital Padre Billini, me facilitó todo lo necesario para estas demostraciones. 157

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

<strong>de</strong>safío a la vigilancia a que todos estábamos sometidos. Confieso solemnemente que fue<br />

una coinci<strong>de</strong>ncia este hecho y que no bauticé a este niño, porque tampoco se me pidió que<br />

lo hiciera, lo cual hubiera hecho con el mismo placer con que asistí a su nacimiento.<br />

He mantenido relaciones muy cordiales con la madre y el niño, a través <strong>de</strong>l tiempo, y<br />

hoy me enorgullezco <strong>de</strong> que este joven sea todo un caballero al servicio <strong>de</strong> una institución<br />

bancaria, pues supo prepararse para los embates que le reservaba la vida, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tantas<br />

pruebas a que había sido sometido.<br />

Asociación Médica Dominicana<br />

La Asociación Médica Dominicana había sido fundada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año 1891, pero tuvo un<br />

largo período <strong>de</strong> eclipse hasta que fue actualizada en la década <strong>de</strong>l veinte. Durante la directiva<br />

que <strong>de</strong>bía regir sus <strong>de</strong>stinos en 1929, fui encargado <strong>de</strong> la Secretaría General. Después<br />

<strong>de</strong> muchas vicisitu<strong>de</strong>s volvió a tener auge y en 1962 hizo una serie <strong>de</strong> reconocimientos y<br />

actuaciones que la han llevado a su estado actual.<br />

Durante la presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l Dr. Manuel E. Saladín Vélez en 1958, se hizo un homenaje<br />

<strong>de</strong> reconocimiento a varios profesores universitarios, entre los cuales me encontraba yo,<br />

otorgándoseme un DIPLOMA <strong>de</strong> honor por los sacrificios que significaba haber estado<br />

enseñando en nuestra universidad a la mayoría <strong>de</strong> los estudiantes que ahora eran médicos<br />

al servicio <strong>de</strong>l país. Conservo dicho Diploma como uno <strong>de</strong> los galardones más preciados<br />

que se me han discernido en mi vida profesional, adornando las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> mi consultorio,<br />

junto a otros que he recibido.<br />

Apendicitis raras<br />

Para casi todos los cirujanos, la extirpación <strong>de</strong>l apéndice es una operación muy sencilla,<br />

que raras veces ofrece alguna importancia.<br />

Después <strong>de</strong> haber practicado varios miles <strong>de</strong> apendicetomías, confieso que no soy tan<br />

benigno en mi apreciación, pues han sido muchos los casos en los cuales he tenido sorpresas<br />

<strong>de</strong>sagradables.<br />

En una ocasión operé <strong>de</strong> apendicitis a un señor, casi por satisfacer su <strong>de</strong>seo, pues la<br />

sintomatología que presentaba no ofrecía ninguna aparente necesidad <strong>de</strong> ésta, comprobado<br />

por un hemograma prácticamente normal, y cual no sería mi sorpresa al encontrar un<br />

apéndice con toda la base gangrenada, que fue <strong>de</strong> muy difícil extirpación. Por suerte, el caso<br />

evolucionó magistralmente, sin ninguna complicación.<br />

En la otra cara <strong>de</strong> esta pobre sintomatología, he visto muchos casos con alarmantes síntomas<br />

y gran leucocitosis con presencia <strong>de</strong> una polinucleosis que hacían prever una apendicitis muy<br />

aguda, y al abrir el vientre me ha sorprendido el estado poco infeccioso <strong>de</strong>l órgano.<br />

Recuerdo un caso que tuve que operar <strong>de</strong> urgencia por perforación manifiesta, en la<br />

cual encontré áscaris saliendo <strong>de</strong>l órgano, en migración hacia el vientre, con la consiguiente<br />

peritonitis, que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mucha lucha, fue curada. No fue esta la única vez que tuve<br />

que enfrentarme a la ascaridiosis como causa <strong>de</strong> apendicitis aguda, pero la presencia <strong>de</strong> los<br />

vermes en plena cavidad abdominal fue la primera y última vez que presencié.<br />

Estas razones y otras más, han hecho que yo tuviera fuerte aversión por las sorpresas que<br />

me ha producido este órgano, estableciéndose una verda<strong>de</strong>ra mala voluntad por él. Por ello,<br />

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