Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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23.04.2013 Views

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES El personal médico fue traído del Hospital Evangélico, así como enfermeras y personal auxiliar para la limpieza y cocina. De todos modos, a las 24 horas ya estábamos rindiendo una labor que se prolongó un mes, mientras se efectuaba el reacondicionamiento de nuestro destartalado hospital. Cuando se desmanteló este centro de emergencia, hubo que afrontar una grave situación, pues allí existían niños, en gran número, que habían quedado huérfanos y que nadie reclamaba. Luz Saldaña, mujer emprendedora y de gran carácter y espíritu altruista decidió establecer un refugio que se convirtió luego en “asilo de huérfanos” que sólo desapareció cuando todos sus internados se capacitaron y pudieron abandonarlo. Muchos de estos niños, ya bastante creciditos, la llamaban mamá y algunos hasta lo creían así. Pasado el primer momento de desorientación, nos dispusimos a prevenir con anti-toxina tetánica a todos los heridos. La existencia de ésta se agotó, pero rápidamente llegaron auxilios del exterior para ayudarnos en nuestras tribulaciones, incluyendo abundantes medicinas. A pesar de ello, algunos casos de tétanos aparecieron en diversos sitios que fueron aislados en una improvisada instalación de emergencia en un local que fue acondicionado al efecto, en la casa que hoy ocupa El Caribe, en cuya planta baja se hospitalizaron la mayoría de los afectados de esta enfermedad, aislándose el brote epidémico, para que tuviera la menor difusión. De estos enfermos muchos curaron, aunque algunos fallecieron a causa de las dificultades que representaban todas estas improvisaciones. Los resultados obtenidos, de modo general, pueden ser calificados de magníficos, tomando en cuenta las condiciones imperantes. Aunque yo no podría decir con exactitud el número de casos ocurridos, creo que no llegaron a treinta en total. Médicos de reconocida experiencia se encargaron del tratamiento de los enfermos, entre los cuales se destacaron los doctores Pieter y Valdez. La acumulación de basuras, detritus y desperdicios ocasionados por los escombros de los edificios destruidos, desencadenó una plaga de moscas y como consecuencia de ello agravado por las malas condiciones higiénicas y la falta de agua, se desarrolló una verdadera epidemia de Disentería amibiana, contra la cual hubo que desplegar una lucha titánica, durante varios meses. La contaminación de las aguas y la escasez de medios ocasionó grandes estragos entre los habitantes de esta ciudad en ruinas. Fueron muchos los enfermos atacados de esta enfermedad que murieron y la aparición de nuevos casos, todavía un mes después del paso del huracán, da una idea de la gravedad de la situación que hubo que combatir. No creo exagerar al estimar en más de quinientos casos, los ocurridos durante esta epidemia, con mortalidad mayor en personas de más de cincuenta años y en niños y adultos desnutridos. Estas muertes se añadieron a las ocasionadas directamente durante el paso del huracán, y los días que siguieron a éste, estimándose en más de dos mil las muertes ocurridas, de acuerdo con los encargados de los enterramientos de los cadáveres, que se inició a la mañana siguiente de la tragedia y se prolongó por dos o tres días, teniendo que recurrirse a la incineración o al enterramiento en masa, en zanjas abierta en sitios estratégicos de la ciudad, siendo la plaza Colombina, hoy Parque Eugenio María de Hostos, uno de ellos. 132

La ayuda exterior en forma de medicinas y alimentos no se hizo esperar para el socorro de los damnificados, siendo el primero en llegar la del Crucero “Dánae” de la marina guerra de Su Majestad Británica, cuyos marineros ayudaron eficazmente en la limpieza de los escombros. Las torrenciales lluvias dieron por resultado el desbordamiento de los ríos, incluyendo al Ozama, lo cual imposibilitó la entrada al puerto de buques, haciendo más difícil la tarea de socorro. Barney N. Morgan ARTURO DAMIRÓN RICART | MIS BODAS DE ORO CON LA MEDICINA Si el huracán nos trajo cosas malas, en cambio nos brindó la oportunidad de la visita del Reverendo Barney N. Morgan, de la misión Presbiteriana, con el encargo de la ayuda de las misiones de los Estados Unidos. Este misionero, con el más grande espíritu cristiano se dedicó a su misión de ayuda y tomó tanto cariño al país, que terminó por hacerse cargo de la Misión Evangélica en el país, cargo que desempeñó por espacio de muchos años, dejando una estela de recuerdos imborrables entre los dominicanos. En premio a su alto espíritu de comprensión, una calle de esta ciudad lleva su nombre, después de su muerte ocurrida en su tierra natal, años después. Su esposa Carolyn Mc.Afee Morgan lo ayudó grandemente en el desempeño de sus tareas, fundando una escuela para los hijos de los miembros de la colonia norte-americana residentes en la ciudad que al correr del tiempo se denominó “Carol Morgan School”, que ha sido responsable de cambios radicales en el sistema educativo del país. Para mí la asociación que mantuvimos por más de veinte años es una de las más provechosas para mi formación espiritual y humanística, pudiendo afirmar que su alejamiento del país y su posterior muerte, forman parte de mi pasado luctuoso, como si se tratara de un familiar cercano. Los hijos procreados por este ejemplar matrimonio de misioneros, nacieron en nuestro país y fueron atendidos por mí, durante mi experiencia como partero. Algunos de ellos me consideraban como su tío, estimando ellos que su padre y yo éramos hermanos, por nuestras actuaciones. Hacer una descripción de algunas de las obras a que dedicó Mr. Morgan su estada en el país, sería una tarea digna de una biografía, por lo cual ni siquiera intentó esbozarla. Su huella, tanto en lo espiritual como religioso o humanístico, está impresa en la mayoría de los corazones agradecidos de muchos dominicanos, que supieron apreciar sus excepcionales dotes de hombre de bien. Oftalmólogos españoles Santo Domingo fue visitada por dos oftalmólogos extranjeros, de nacionalidad española ambos, en el curso de los últimos años, y aunque yo no era especialista de enfermedades de la vista, tuve el privilegio de intimar con ambos. El primero de ellos fue el Dr. Hermenegildo Arruga, que nos visitó hace muchos años desarrollando una labor muy meritoria. Recuerdo que el famoso oftalmólogo catalán procedía de Brasil, en donde había ido a asistir de una enfermedad de los ojos al padre del Presidente Vargas y estableció una consulta en el 133

La ayuda exterior en forma <strong>de</strong> medicinas y alimentos no se hizo esperar para el socorro <strong>de</strong><br />

los damnificados, siendo el primero en llegar la <strong>de</strong>l Crucero “Dánae” <strong>de</strong> la marina guerra <strong>de</strong> Su<br />

Majestad Británica, cuyos marineros ayudaron eficazmente en la limpieza <strong>de</strong> los escombros.<br />

Las torrenciales lluvias dieron por resultado el <strong>de</strong>sbordamiento <strong>de</strong> los ríos, incluyendo<br />

al Ozama, lo cual imposibilitó la entrada al puerto <strong>de</strong> buques, haciendo más difícil la tarea<br />

<strong>de</strong> socorro.<br />

Barney N. Morgan<br />

ARTURO DAMIRÓN RICART | MIS BODAS DE ORO CON LA MEDICINA<br />

Si el huracán nos trajo cosas malas, en cambio nos brindó la oportunidad <strong>de</strong> la visita <strong>de</strong>l<br />

Reverendo Barney N. Morgan, <strong>de</strong> la misión Presbiteriana, con el encargo <strong>de</strong> la ayuda <strong>de</strong> las<br />

misiones <strong>de</strong> los Estados Unidos.<br />

Este misionero, con el más gran<strong>de</strong> espíritu cristiano se <strong>de</strong>dicó a su misión <strong>de</strong> ayuda<br />

y tomó tanto cariño al país, que terminó por hacerse cargo <strong>de</strong> la Misión Evangélica en el<br />

país, cargo que <strong>de</strong>sempeñó por espacio <strong>de</strong> muchos años, <strong>de</strong>jando una estela <strong>de</strong> recuerdos<br />

imborrables entre los dominicanos.<br />

En premio a su alto espíritu <strong>de</strong> comprensión, una calle <strong>de</strong> esta ciudad lleva su nombre,<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su muerte ocurrida en su tierra natal, años <strong>de</strong>spués.<br />

Su esposa Carolyn Mc.Afee Morgan lo ayudó gran<strong>de</strong>mente en el <strong>de</strong>sempeño <strong>de</strong> sus<br />

tareas, fundando una escuela para los hijos <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> la colonia norte-americana<br />

resi<strong>de</strong>ntes en la ciudad que al correr <strong>de</strong>l tiempo se <strong>de</strong>nominó “Carol Morgan School”, que<br />

ha sido responsable <strong>de</strong> cambios radicales en el sistema educativo <strong>de</strong>l país.<br />

Para mí la asociación que mantuvimos por más <strong>de</strong> veinte años es una <strong>de</strong> las más provechosas<br />

para mi formación espiritual y humanística, pudiendo afirmar que su alejamiento<br />

<strong>de</strong>l país y su posterior muerte, forman parte <strong>de</strong> mi pasado luctuoso, como si se tratara <strong>de</strong><br />

un familiar cercano.<br />

Los hijos procreados por este ejemplar matrimonio <strong>de</strong> misioneros, nacieron en nuestro<br />

país y fueron atendidos por mí, durante mi experiencia como partero. Algunos <strong>de</strong> ellos me<br />

consi<strong>de</strong>raban como su tío, estimando ellos que su padre y yo éramos hermanos, por nuestras<br />

actuaciones.<br />

Hacer una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> algunas <strong>de</strong> las obras a que <strong>de</strong>dicó Mr. Morgan su estada en el<br />

país, sería una tarea digna <strong>de</strong> una biografía, por lo cual ni siquiera intentó esbozarla.<br />

Su huella, tanto en lo espiritual como religioso o humanístico, está impresa en la mayoría<br />

<strong>de</strong> los corazones agra<strong>de</strong>cidos <strong>de</strong> muchos dominicanos, que supieron apreciar sus excepcionales<br />

dotes <strong>de</strong> hombre <strong>de</strong> bien.<br />

Oftalmólogos españoles<br />

Santo Domingo fue visitada por dos oftalmólogos extranjeros, <strong>de</strong> nacionalidad española<br />

ambos, en el curso <strong>de</strong> los últimos años, y aunque yo no era especialista <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

la vista, tuve el privilegio <strong>de</strong> intimar con ambos.<br />

El primero <strong>de</strong> ellos fue el Dr. Hermenegildo Arruga, que nos visitó hace muchos años<br />

<strong>de</strong>sarrollando una labor muy meritoria.<br />

Recuerdo que el famoso oftalmólogo catalán procedía <strong>de</strong> Brasil, en don<strong>de</strong> había ido a asistir<br />

<strong>de</strong> una enfermedad <strong>de</strong> los ojos al padre <strong>de</strong>l Presi<strong>de</strong>nte Vargas y estableció una consulta en el<br />

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