Descargar PDF - DESAFIO EXPORTAR
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Editorial<br />
INDUSTRIA NAVAL<br />
DE PIE POR ESFUERZO PROPIO<br />
El 12 de septiembre se celebrará el Día de la Industria Naval.<br />
En el pasado era un festejo que requería de los dos salones del<br />
Automóvil Club para albergar a todos los empresarios que asistían<br />
a dicho festejo. El último multitudinario, nos incitó a escribir<br />
en, a la sazón nuestra revista Actividad Naviera que, de persistir<br />
las políticas erráticas o directamente malas políticas, desalentarían<br />
la actividad industrial y en lugar de dos salones bastaría una<br />
habitación de cuatro por cuatro para reunir al empresariado que<br />
quedaría en pie.<br />
Lamentablemente tal predicción no fue errada a la luz de lo que<br />
sucedió después. La industria fue perdiendo astilleros y talleres de<br />
reparaciones navales, y sólo pudo subsistir un puñado de ellos.<br />
Haciendo un poco de historia se comprenderá más fácilmente<br />
por qué ocurrió lo que ocurrió.<br />
La industria naval en su totalidad asistió a la convocatoria del ex<br />
ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz, quien había<br />
entendido que esta industria requería de políticas de aliento<br />
ya que tendía a crecer, y presentaba un futuro promisorio y se<br />
trataba de un sector que podía exportar alto valor agregado y<br />
contratar cientos de operarios, ingenieros y técnicos, alimentar<br />
una industria subsidiaria la que, a su vez, iba a crecer y tomar<br />
más mano de obra. Es el efecto multiplicador que tiene como<br />
virtud esta industria.<br />
Fue así que los incitó a salir al exterior a conquistar nuevos mercados,<br />
para lo que, desde ese ministerio, se ofreció un reintegro<br />
a las exportaciones del 25% más un 5% por apertura de nuevos<br />
destinos. Estos reintegros incorporaban a la argentina entre los<br />
países competitivos, en momentos en que las gradas del mundo<br />
estaban todas ocupadas.<br />
Este desafío fue bien recibido por los empresarios que, rompiendo<br />
con una tradición (no buscar órdenes de construcción fuera<br />
del país), se lanzó al exterior con gran éxito, retornando con órdenes<br />
de construcción por nuevas embarcaciones y artefactos<br />
navales.<br />
Desde el momento de la firma del contrato hasta la entrega de<br />
la unidad, podían pasar dos años, ya que la tecnología actual no<br />
existía. El ex ministro Martínez de Hoz no duró tanto tiempo en<br />
su ministerio para mantener lo que había prometido a los industriales,<br />
y fue reemplazado por el doctor Jorge Wehbe.<br />
Los barcos ya se estaban construyendo a gran ritmo, y el flamante<br />
ministro, firmó una resolución que quitaba el 5% de reintegro<br />
por la conquista de nuevos mercados. Poco tiempo después, en<br />
Escribe: Richard Leslie Ramsay.<br />
Editor Director Desafío Exportar.<br />
forma inconcebible, bajó el 25% al 15%. Los reintegros, que<br />
formaban parte de de los costos, permitían a la industria ser<br />
competitiva en mercados externos.<br />
Como resulta obvio, la ganancia de los empresarios se licuaba<br />
con estas medidas y empezaban a generar pérdidas ya que los<br />
contratos firmados no admitían modificaciones. No conforme<br />
con esto, el 15% bajó al 5% y, tiempo después, antes de ser<br />
exportados los barcos y artefactos flotantes, impuso el 10% de<br />
impuesto a la exportación. Vanos fueron los esfuerzos por hacer<br />
entender al ministro Wehbe que estaba matando a la industria,<br />
hecho éste que consiguió exitosamente. La industria, en su gran<br />
mayoría, quebró al respetar los industriales los compromisos<br />
contraídos con armadores extranjeros a expensas de pérdidas<br />
millonarias. El sindicalismo estaba deprimido y carecía de la fuerza<br />
actual para oponerse a estas medidas y resoluciones destructivas<br />
del ministro Wehbe, quien con estas medidas desacertadas<br />
permitió darme la razón, y una habitación de 4 por 4 pudo dar<br />
cabida a los empresarios que quedaban en pie.<br />
Mientras la industria se destruía velozmente, desapareciendo astilleros<br />
modelos como Alianza, Príncipe y Menchu, entre otros,<br />
desde los diferentes gobiernos que se fueron sucediendo nada<br />
se hacía para alentar la recuperación industrial.<br />
Por ello, fueron auspiciosas las primeras declaraciones del ex<br />
presidente Néstor Kirchner, días después de haber sido ungido<br />
presidente de la Nación, refiriéndose a la industria naval como<br />
madre de industrias, y que iba a contar con todo el apoyo de su<br />
gobierno.<br />
El optimismo y la esperanza hicieron resurgir a los empresarios<br />
como el Ave Fénix. Si bien esta brisa fresca esperanzadora no<br />
se traducía en la vuelta al trabajo en forma inmediata -ya que<br />
requiere de bastante tiempo para concretarla-, se comenzó a<br />
alistar a los astilleros para lo que supuestamente iba a venir.<br />
Estas esperanzas poco a poco se fueron licuando con el paso<br />
del tiempo y ninguna medida alentadora se vislumbraba. Las<br />
palabras del ex presidente nunca se transformaron en hechos<br />
concretos.<br />
Un día la industria se despertó con un lanzamiento del plan Leasing<br />
Naval del Banco de la Nación, llevado a cabo con bombos y<br />
platillos: que permitiría financiar la construcción de buques por<br />
varios millones de dólares. El anuncio realizado por el ex presidente<br />
Kirchner en la Casa Rosada, languidecía a lo largo de más<br />
de un año sin aplicarse, por lo que tuvo que ser nuevamente