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CERVEZA CAPITULO 01

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Capítulo 5|El siglo XVIII: El Cibao se adueña del cultivo del tabaco|152|<br />

incluye la Factoría de tabaco entre las causas del restablecimiento de la Isla y ni menciona<br />

la labor de la Compañía de Barcelona».|119| Sí, en cambio, es fulminante en su crítica<br />

a la ausencia de iniciativa oficial: «...ninguno que tenga quarenta o cincuenta años ignora<br />

en Santo Domingo, y sobre todo el otro evidentísimo, de que el Real Erario no ha<br />

hecho más esfuerzos considerables que continuar la remesa del situado, de que hablamos<br />

antes, ni enviado más población que algunas familias miserables de las Islas Canarias».|120|<br />

El 22 de julio de 1786 sucedió algo que, en principio, favorecería a Santo Domingo.<br />

Fue el hecho de que el rey Carlos III «decidió ampliar la fábrica de cigarros de Sevilla<br />

para la producción del rapé prohibiendo la entrada del rapé extranjero y disponiendo<br />

que la factoría de Santo Domingo enviase 60,000 libras de tabaco en hoja para tal fin<br />

sin que se perjudicase lo que se enviaba para los cigarros. Otro tanto se le adjudicó a<br />

Luisiana. La factoría de México sería la encargada de financiar la compra de este tabaco.<br />

El gobernador Manuel González primero envió unas muestras y en mayo del mismo<br />

año remitió 6,070 libras de tabaco en andullos de 1ra. y 2da. calidad ‘tanto por no<br />

haberse podido acopiar ninguna hoja ... como por estar aquellos adaptados para dicho<br />

fin’. Que sepamos las Reales Cajas de México no enviaron un solo real para la compra<br />

de dicho tabaco, ni se hizo otro envío».|121|<br />

No obstante, en el período 1771-1791, habían sido enviados muchos cargamentos a la<br />

Península, sobre todo, «tabaco de hoja en rama», ya que era de mucho interés para Sevilla<br />

que el mismo llegara así, y no en forma de cigarros, pues su función era elaborarlos<br />

y la manufactura criolla no era muy buena.|122|<br />

Hablando de la forma en que debían ser enviados dichos cargamentos expone Gutiérrez<br />

Escudero que «en cada una de las remesas debía especificarse el número de tercios<br />

y libras de producto que se remitían, los partidos, masías o jurisdicciones de procedencia,<br />

navío en que se embarcaban y el nombre de los capitanes y maestros a quienes se<br />

confiaba la carga. La documentación recoge también el envío de ‘tabaco de hoja en rama’<br />

en fardos o cajones numerados y señalados con letras según tres calidades distintas:<br />

la ‘primera calidad, nombrado Tienda, con premio marcados TP y de la misma calidad<br />

sin premio, marcados T’, la ‘segunda calidad, nombrado Rescogido, con un premio marcados<br />

RP y de la misma calidad sin premio marcados R’, la ‘tercera calidad, nombrado<br />

Libras, con premio marcados LP y de la misma calidad, sin premio, marcados L».|123|<br />

La Factoría de Tabacos funcionó durante 26 años, contando desde su primer envío en<br />

1770 hasta la última remesa en 1796. Durante ese período, según Lluberes, «en 23 envíos<br />

remitió a España 124,429 arrobas y 6 libras de tabaco en rama. Una media de exportación<br />

de 5,410 arrobas anuales. Resultados moderados. Casi envió por año y la me-<br />

dia por debajo de la mitad de las 12 mil arrobas anuales de exportación que le fijaron<br />

en 1774.Además, la Factoría no pudo ampliar el área de producción de tabaco a las zonas<br />

circundantes a la Capital como se pensó, ni mucho menos iniciar una industria manufacturera<br />

tabaquera. Ella se redujo a la exportación de hoja de tabaco en rama cibaeño».|124|<br />

Además, uno de los problemas que siempre tuvo que enfrentar el tabaco fue<br />

la calidad de su preparación como producto de exportación.<br />

En cambio, otros autores al hablar del volumen de exportación del tabaco para el período<br />

antes referido, difieren un poco en las cifras. Sevilla Soler, por ejemplo, afirma:<br />

«Con todo ello, y como ya hemos señalado, al iniciarse estas peticiones en 1778, el gobernador<br />

de Santo Domingo envió para las Reales Fábricas de Sevilla 1,508 arrobas de<br />

tabaco de tienda, 4,372 de rescogido, y 7,872 de libra».|125|Y prosigue afirmando que<br />

«de nuevo cesaron estos cargamentos en 1779, reanudándose en 1780 ante las apremiantes<br />

órdenes recibidas. Pero desde entonces hasta la cesión de toda la isla a la República<br />

Francesa en 1795, y concretamente hasta 1796, ambos inclusive, fueron embarcadas en<br />

Santo Domingo con destino a Cádiz un total de 99,679 arrobas solamente, es decir unas<br />

5,864 anuales, cesando por completo las remesas de este fruto a partir de ese año».|126|<br />

Esas discrepancias en las cifras son naturales, por lo que con gran acierto Gutiérrez Escudero<br />

considera que «quizás nuevas investigaciones nos permitan en un futuro cercano<br />

precisar mucho más exactamente cual fue el volumen real de tabaco remitido desde<br />

la isla a la metrópoli y su clasificación por calidades».|127|<br />

Con el último envío de tabaco a España vía La Habana, de 1,008 tercios con 939 quintales<br />

y 89 libras que se hallaban detenidas en Santo Domingo, que realizara el gobernador<br />

Joaquín García el 12 de mayo de 1796, se llega, como expone Antonio Lluberes, al fin de<br />

la historia del tabaco del Santo Domingo Colonial (la España Boba será otra cosa).|128|<br />

En ese lapso, sobre todo en las últimas décadas, la Factoría de Tabacos, no obstante su<br />

carácter monopólico, jugó un importante papel, ya que «a pesar de sus limitadas realizaciones<br />

la Factoría favoreció aspectos muy importantes de la economía tabaquera. La<br />

garantía de un mercado pequeño, pero seguro, ayudó a afianzar un cultivo de larga tradición<br />

ya que se mejoró la calidad de la hoja y se superaron las técnicas de clasificación<br />

de la hoja, tratamiento, enseronamiento.Además, se extendió el área cibaeña de producción<br />

hasta las inmediaciones de Cotuy. Creció la población tabaquera y, consecuencia<br />

lógica de la anterior fue un aumento de la producción del tabaco».|129|<br />

|153|El siglo XVIII: El Cibao se adueña del cultivo del tabaco|Capítulo 5<br />

Sin embargo, refiere Cassá que, no obstante los incentivos que otorgó la Corona española<br />

para la aparición y conformación de los cosecheros de tabaco del Cibao, como sector<br />

económico social, «sus dimensiones no fueron muy importantes en el siglo XVIII,

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