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CERVEZA CAPITULO 01

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Capítulo 5|El siglo XVIII: El Cibao se adueña del cultivo del tabaco|146|<br />

talanes’ vista desde el monto de sus operaciones.Además, se redujo a ser una compañía<br />

de servicios que no activó la producción del sector agrario y mucho menos la industrial.<br />

Se puede decir que se redujo a ser comercial como lo establecía su cédula funcional.<br />

Su situación interna, esto es, la separación de Subirás, y la guerra con Inglaterra limitaron<br />

sus acciones tanto en el tiempo cuanto en las proporciones. Lo limitaron para<br />

ella y para la vida de la Colonia pues las esperanzas que ponía el gobernador Solano en<br />

las reducciones de los costes de transporte tanto por la vía Camú-Yuna como los del<br />

viaje a España se vieron frustradas hasta tal punto que la primera se tuvo que abandonar<br />

y retornar a la ruta terrestre».|104|<br />

El caso es que «la presencia de la Compañía de Barcelona generó conflictos, puesto que<br />

sus funcionarios presionaban para que se demorara el comercio fronterizo y, en contrapartida,<br />

mantenían cotizaciones ridículas para los bienes del país y precios exorbitantes<br />

para las mercancías españolas, hasta tres veces superiores a los vigentes con anterioridad.<br />

Los funcionarios catalanes fueron objeto del odio de la generalidad de los habitantes<br />

del país. Se les hizo imposible, por consiguiente, lograr la implantación de un monopolio<br />

comercial efectivo, por lo que el monto de los intercambios que controló la<br />

compañía monopólica fue reducido y las ganancias poco significativas. Afloraron diferendos<br />

con las autoridades locales, a consecuencia de los cuales la Corona limitó los privilegios<br />

de la empresa».|106|<br />

Ese mismo año de 1777 «un tal don Miguel Calvo envió una instancia a la Corte, en<br />

la que manifestaba que al ser factor del ramo de tabacos y al mismo tiempo guarda almacén<br />

de la plaza de Santo Domingo, no podía atender el fomento de este fruto, por<br />

lo que las cosechas eran cada vez más bajas. El Consejo de Indias pidió informe al gobernador<br />

sobre este asunto, quien rápidamente aprovechó la ocasión para manifestar su<br />

creencia de que el incremento de este cultivo era el único medio de levantar a la isla<br />

de la miseria en que se encontraba. Desmentía rotundamente las afirmaciones de don<br />

Miguel Calvo, ya que la decadencia en la producción de tabaco se debía desde luego, a<br />

la real orden de 16 de septiembre de 1774 que mandaba reducirla, insistiendo de nuevo<br />

en que se permitiera, al menos la extracción del que no podía ser comprado por<br />

parte de la Corona para las Reales Fábricas».|107|<br />

En ese mismo tenor «se manifestaba el cura rector de Santiago de los Caballeros, en una<br />

representación que hizo a la corte, solicitando la compra por parte del Rey de todo el tabaco<br />

que la isla podía producir. En esta ocasión, las súplicas de los dominicanos fueron por<br />

fin escuchadas, merced al cambio de las ideas sobre el comercio producido en estos años,<br />

y que culminó con la promulgación del Reglamento del Libre Comercio en 1778».|108|<br />

8| La liberalización del comercio<br />

Con esa nueva legislación, de nuevo se producía una coyuntura favorable para el tabaco de<br />

Santo Domingo.Aparte del cambio de mentalidad,la metrópoli necesitaba el producto,pues<br />

«el consumo de tabaco era cada vez mayor en España y la producción acaparada por entonces<br />

por las Reales Fábricas se mostraba insuficiente. Con motivo de ello, el 17 de noviembre<br />

de 1778 se envió una real orden al gobernador de Santo Domingo, en aquellos años<br />

don Isidro de Peralta y Rojas,previniéndole que facilitase las siembras para poder surtir convenientemente<br />

a aquellas con las 12,000 arrobas estipuladas, ya que la decadencia en que<br />

había caído aquel fruto hizo disminuir los envíos. Se autorizaba asimismo a los labradores,<br />

en virtud del Reglamento del Comercio Libre del mismo año, a exponer los tabacos sobrantes<br />

a la colonia francesa de la isla, tomando a cambio de él dinero o esclavos».|109|<br />

Esa medida fue de gran importancia para Santo Domingo, pues se legalizaba el comercio.Aunque,<br />

como afirma Lluberes, no se conoce «de la ampliación del mercado al amparo<br />

de la Real Cédula que libera el comercio. Para el tabaco dominicano, abrir un<br />

nuevo mercado no era cosa fácil.Ya hemos visto de lo reducido de su producción a pesar<br />

de la solicitud del aumento de los envíos, además tenía que competir con otros tabacos<br />

de superior calidad como el cubano, el brasileño, etc. Del comercio con Haití no<br />

sabemos si aumentó, pero se puede concebir un incremento ya que era un mercado<br />

viejo, conocido».|110|<br />

|147|El siglo XVIII: El Cibao se adueña del cultivo del tabaco|Capítulo 5<br />

Grabado francés de<br />

la Plaza de Armas<br />

de Santiago a<br />

principios del<br />

siglo XIX.

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