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CERVEZA CAPITULO 01

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Capítulo 5|El siglo XVIII: El Cibao se adueña del cultivo del tabaco|128|<br />

tillas hispanas, Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo, llegaran a abastecer a la Real Fábrica<br />

de Tabacos de Sevilla de todo el tabaco que ella necesitase. Así, no sería «necesaria<br />

la hoja de Caracas, de la que solo se podrá usar en una necesidad urgente para misturarla<br />

con los tabacos de las tres islas, según lo pida la necesidad y el gusto de los que<br />

lo han de fumar. Este tabaco es demasiadamente suave y su gusto es un poco amargo,<br />

por cuyas dos circunstancias lo apetecen los holandeses, en los que está arraigado el vicio<br />

de no separar la pipa de boca.Y como no les molesta la fortaleza, aman mejor esta<br />

clase de tabacos que el de otros parajes, y ordinariamente se proveen de él por la vía de<br />

Curaçao y es el que corre con el nombre de Barinas, de que en Cádiz se han hecho varios<br />

descaminos dirigidos a estas fábricas (de Sevilla)».|40|<br />

Ahora bien, creyentes de que la Fábrica de Sevilla demandaría el producto, un grupo<br />

de hispano-dominicanos empezó a sembrar tabaco por todas partes. Considera Gutiérrez<br />

Escudero que en principio ese fue el efecto buscado, según puede deducirse del<br />

examen de la documentación que consideraba «indispensable que habilitados los cultivos<br />

y cebados los cosecheros en el interés que les resulta, aumenten las siembras y que<br />

a su imitación se congreguen otros muchos, cuya abundancia, que deberá esperarse, facilitará<br />

la mayor equidad en los precios. Lástima que después no se respondiera adecuadamente<br />

a tantas expectativas suscitadas».|41|<br />

El 22 de agosto del año 1768, por Real Orden se instruye al gobernador Azlor que «de<br />

los 50,000 pesos que había recibido, gastase de 25 a 30 en la compra de tabaco de las<br />

mejores calidades remitiéndolos cuanto antes a Cádiz, con una nota en la que se indicasen<br />

los lugares de que procedía. Debía informar además de los costos detallados de los<br />

envíos, y de las siembras que pudieran hacerse en la isla».|42|<br />

Como al gobernador se le instruía que dicha compra fuese hecha por peritos, éste «hubo de<br />

recurrir, según se le mandaba, al establecimiento de un primer Factor de Tabacos, para hacer<br />

la compra con dos empleados subalternos en Santiago, y un segundo Factor en Santo<br />

Domingo para recibirlo, con otros dos empleados, y por sendos decretos de 2 de enero de<br />

1770 nombró por primer Factor a don Andrés de Lecanda, Guardalmacén, y por segundo<br />

a don José de laVega,Teniente de Caballería de Milicias arregladas, para la Capital, y a don<br />

Francisco Antonio Velilla de Torres, por primer Factor en Santiago de los Caballeros».|43|<br />

En 1770 ya la producción de tabaco era considerable.A ese respecto se sabe por un informe<br />

del gobernador Azlor al Rey, del 28 de junio, que «la siembra de tabaco se hacía<br />

casi exclusivamente en Santiago de los Caballeros, donde 247 vecinos se ocupaban de<br />

las labores ayudados por 202 esclavos. Al cabo de un año de trabajo, se recogían unas<br />

diez mil arrobas, que se empleaban para el consumo interno o se comercializaba en<br />

otros puertos hispanoamericanos. Esta última práctica será ahora prohibida con objeto<br />

de aumentar la producción y los envíos hacia la Península».|44|<br />

Aunque esas siembras se llevaban a cabo en Santiago y eran extensivas también a La Vega,<br />

«había otros terrenos muy apropiados para este cultivo, y su producción podría incrementarse<br />

considerablemente, de contar con la mano de obra suficiente para ello».|45|<br />

5| El tabaco: Su preparación técnica y su transporte<br />

Algo muy importante sucedía por primera vez y era que «se ponía cierta atención a la<br />

calidad de las hojas de tabaco y los cosecheros comenzaron a utilizar una clasificación<br />

rudimentaria del tabaco. El cultivo se convirtió en un importante rubro de exportación<br />

destinado al mercado español».|46|<br />

En ese momento a los cosecheros de tabaco se les presentaron, como bien describe Antonio<br />

Lluberes, dos problemas: «el primero era de orden técnico, los tabaqueros, aunque<br />

cultivaban muy buenas hojas, no sabían procesarlas y sucedía que unas veces llegaban a<br />

Sevilla muy húmedas, casi podridas, y otras veces demasiado secas. El segundo problema<br />

era de transporte. El tabaco debía ser transportado desde la ciudad de Santiago,<br />

asiento de la Factoría en el valle del Cibao, a la ciudad de Santo Domingo, por vía terrestre,<br />

en recuas. Más de 200 kilómetros a través de los puertos que permitía la cordillera<br />

central de la Isla. Era un trabajo duro y caro y distraía mucha mano de obra tabaquera.<br />

En cuanto al precio, baste decir que una arroba de tabaco de primera calidad que<br />

costaba 22 reales de plata debía pagar 6 reales y 4 maravedíes de transporte».|47|<br />

El primer problema, aunque se afrontó de diferentes maneras, nunca tuvo solución y las<br />

deficiencias técnicas se hicieron unas constante, que todavía perduraba en el siglo XIX.<br />

El asunto del transporte iba a ocasionar un grave problema, ya que el costo de transporte<br />

era muy elevado.A ese respecto sigue narrando Lluberes que «no sería extrema la situación<br />

si todo terminara aquí. Una vez el tabaco en la ciudad de Santo Domingo, debía<br />

ser transportado a Cádiz y de aquí a Sevilla. Nos fijaremos sólo en el viaje Santo<br />

Domingo-Cádiz. El pago de este flete marítimo era otro renglón que aumentaba mucho<br />

el precio final ya que debía pagar 7 reales y 17 maravedíes por arroba. Como se ve,<br />

hay un notable problema de costos de transportes. La diferencia del precio de transporte<br />

entre Santiago-ciudad de Santo Domingo respecto a aquél de Santo Domingo-Cádiz<br />

era 1 real y 13 maravedíes a pesar de la notable diferencia de distancia».|48|<br />

|129|El siglo XVIII: El Cibao se adueña del cultivo del tabaco|Capítulo 5<br />

Una explicación, dada por dicho autor, plantea que «la razón del alto costo del transporte<br />

Santo Domingo-Cádiz era simple. La colonia no tenía una actividad económica<br />

fuerte que garantizara un movimiento de tráfico marítimo permanente entre

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