plantas y luces en méxico - Escuela de Historia

an, pero esta misma polémica a lcanzaba dimensiones politicas,
porque, en su génesis, se incorporaban cuestionamientos
sobre la situación económica y social donde brotaban
las epidemias. Fue la fiebre amarilla, como años
más tarde lo seria el cólera, una magnifica oportunidad
para criticar el estado de insalubridad y hambre que reinaba
en la mayor parte de las provincias españolas y esto
acaloraba los ánimos y desataba vientos de controversia
politicosociales, que olian a República y enfrentaban a liberales
y absolutistas.
Quienes sostenian la teoria de que la fiebre amarilla
era un mal contagioso estaban totalmente equivocados,
pero los «infeccionistas», no obstante que se hallaban cerca
de la verdad, sólo intuian que algo relacionado con el
ambiente, el aire, la zona, la época del año y el lugar facultaba
el contagio sin poder acertar a señalar qué o quién.
Las medidas que oficialmente cumplia la Junta de Sanidad,
respecto al manejo de la enfermedad y su prevención
(cordones sanitarios, cuarentenas, inspectores de epidemias,
etc.), se apoyaban en una interpretación · contagionista.
del mencionado mal, por lo que la posición sostenida
por Mociño no era precisamente coincidente. Má s
aún, el mismo Mociño dudaba de que las epidemias que
había presenciado en Andalucía fueran en realidad de
fiebre amarilla. En su Memor ia las calificaba de ·tercianas
perniciosas» y cuestionaba su identidad con el vómito
negro, lo que le llevó a estudiar en detalle la obra de AIibert
sobre el mismo tema. En la traducción del «Tratado
de las fiebres perniciosas L.. )>>, que Mociño anotó y comentó,
apoyaba sus sospechas de que en más de una ocasión
se había confundido la fiebre amarilla o vómito negro
con procesos febriles malignos totalmente distintos y, sobre
todo, no atribuyó el mal a un origen forastero y sí a
causas locales y estacionales. Argüía que en Écija se verificó
que en muy pocas casas enfermaron todos sus habitantes
aun durmiendo en la misma alcoba del enfermo.
Achacaba la enfermedad al .hambre, la inmundicia, los
pantanos y el desarreglo de las estaciones. , y quedaba
probado que la quina administrada con prontitud y . mano
larga. curaba la fiebre de modo casi infalible.
Finalmente, el 20 de agosto de 1807 se leyó el informe
de la comisión nombrada para dar un veredicto ante la
Academia, el cual resultaba favorable a Mociño diciendo
que: «la memoria puede considerarse L.. ) como una prueba
de la exactitud y acierto con que Mociño desempeñó su
comisión y como una obra particular destinada a la ilustración
pública• . La misma comisión resolvía permitir se
imprimiese la traducción que de la obra de Alibert habia
hecho Mociño, pero: . corrigiendo los leves defectos que
reconoce en su obra- .H
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 193
14 . DiC\.Smen de la Academ Ia de Medi.
cin a sobre l a M em oria de M cx:ido acerca de
l a fiebre amarilla de A ndalucía. AM Carpeta
Archivo. 1802-1809. La objeción se aplica a la
lraducci6n d e la obra d e J. L. Alibert: .Tra·
tado de fi ebres perniciosas intennitent.es· que
fUera traducido por M ociilo en M adrid y publicado
por Joseph Collado, Impreso en la misma
ciudad en 1807, Arias Divito. op. cit., página
Z54.