plantas y luces en méxico - Escuela de Historia

Bodega y Quadra, se reunió toda la población y, ante los
ojos atónitos de Mociño y Maldonado, el jefe Macuina pidió
que todos cantasen el himno de la isla. A continuación,
los españoles encabezados por Eliza entonaron la estrofa:
Macuina, Macuina, Macuina
Asco Tais hua-cas,
España,España,España
Hua-cas, Macuina, Nutka
... que Mociño después tradujo asi: «Macuina es un grande
principe amigo nuestro. España es a]{Jiga de Macuina
y Nutka."
La estratagema de Eliza surtió efecto y los recién llegados
fueron asistidos con innumerables atenciones y gentileza
tanto por los españoles «residentes.. como por los naturales.
«Desde el dia siguiente advertimos rodeados de
piraguas nuestros buques -escribió Mociño-, los isleños
llenos de alegría y prontos a conducir a nuestros marineros
a tierra sin mas que el interés de algún pedazo de
pan».lO
Durante los cinco meses que convivieron entre ellos,
asegura Mociño, la casa del comandante estaba de día y
de noche llena de nutkenses. «Macuina dormía en su alcoba
-ínsíste-, pero Quíoco-mashia y Nanaquius (dos príncipes)
hacían lo propio en la mía y no fueron pocas las
veces en que se quedaron mas de cíncuenta en el salón.. .
En todas las ocasiones que viajamos juntos por la isla, los
españoles «volvieron siempre prendados del cariño y mansedumbre
que habían observado en los salvajes, ¡qué dolor!
-agrega- que no puedan ellos decir otro tanto de
nosotros, pues los marineros o en fuerza de su educación
casi brutal o envidiosos del trato humano que el Comandante
daba siempre a los naturales los insultaron varias
veces, estropearon a unos e hiríeron a otros y no dejaron
de matar a algunos. La humanidad es el mejor caracter de
la civilización: todas las ciencias y artes valen nada si sólo
sirven para hacernos crueles y orgullosos»."
En otro pasaje de su interesantísimo libro critica a los
religiosos españoles por el abandono en que habían dejado
a los pobladores de Nutka. «Varios de los naturales...
llegaron a hablar bastante nuestro idioma y la facilidad
con que pen::ibían la mayor parte de las cosas que queríamos
explicarles debe hacer sensibilísimo que los ministros
del Evangelio no hubieran aprovechado disposiciones tan
oportunas para plantear entre ellos la fe católica·. Y agrega:
«sé que los cruziferos informaron que no podía establecerse
allí una Misión por falta de tierras que cultivar.
¡Debilísimo obstaculo! Como si misión y heredad fueran
sinónimos y no pudiese una Doctrina que enseñaron pri-
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 117