plantas y luces en méxico - Escuela de Historia

CIHAC. CM- Versión digital
E143-18
LOZOYA, XAVIER
Plantas y luces en México. La Real Expedición
Científica a Nueva España (1787-1803). Barcelona,
España: Ediciones del Serbal, 1984. 224 páginas

PLANTAS Y LUCES EN MÉXICO·
La Real Expedición Científica a Nueva España (1787-1803)
E\+-:2,-lt
Xavier Lowya

PLANTAS Y LUCES
EN MÉXICO

PLANTAS Y LUCES
EN MÉXICO
La Real Expedición Científica a Nueva España
(1787- 1803)
Xavier Lozoya
Ediciones del Serbal
,

Primera edición 1984
© 1984, Xavier Lozoya
© 1984, de esta edición, Ediciones del Serbal, S. A.,
Wilardo, 45 - 08014 Barcelona
Reservados todos los derechos
Impreso en España
Depósito legal: B. 28730/1984
Compaginación: MMJ, Marina Vilageliu
Impresión: Grafos, S. A., Paseo de Carlos 1, 157 - Barcelona
Encuadernación: Balmes, S. L., Hospitalet de Llobregat
ISBN 84-85800-91-5

Prefacio 9
Capítulos I-VIII
Sumario
La Real Expedición Científica a Nueva España
(1787-1803) 17
Bibliografía 216
Índice 218

A mi esposa, Mariana Lozoya,
en la Ciudad de México, 1983.

A la memoria del mexicano José Mariano
Mociño (1757-1820), cuya entrega a la ciencia
y pasión por el estudio de la naturaleza
no han sido suficientemente valoradas por
sus compatriotas.
Xavier Lozoya

10 Plantas y luces en México

PRIMERA PARTE
DEL O S PRO B L E M A S.
y Ir(;1 elos marauillo(os de las
ludias· Compuana por el Do·
tior luao de C..denu
Mcrilco.
Dirigid.aIIUonril.imo Señor Don tu,.
de Velafeo, Vjuey"na nueu. Elpañ••
Con ti..nef• . F.n Mexieo. Eh

16 Plantas y luces en México
cos, Jovenes naturalistas y enamorados de la botánica,
cuando el destino puso en su camino la oportunidad de
explorar América. Todos los demás integrantes de esta
historia, sin restar lucidez y mérito a su participación,
son 'figuras secundarias que se opacan ante el brillo de
los dos mencionados.
Después de innumerables peripecias y vicisitudes, que
dan a su existencia el sabor romántico típico del siglo de
las luces, Mociño y Sessé fueron los depositarios de la fama
pero también del drama y misterio que rodea a esta
aventura iberoamericana.
Es difícil calificar el éxito de una expedición científica;
posiblemente, a la distancia de los casi doscientos años que
nos separan de su inicio, no tenga mayor sentido esforzarse
por demostrar sus aciertos o sus errores. Sirva, pues,
este ensayo como reconocimiento a esos dos hombres que
supieron hacer de sus vidas una honesta sublimación de
su vocación de cientificos.
x. 1.

18 Plantas y luces en México
Joseph Quer fI695-1764J y su
Flor a Española.
Cad van Linne (LinneoJ (1707­
1778 ) .
paña la difusión de nuevas ciencias indispensables para
que el pensamiento adquiera modernidad, y para ello ha
de contarse con una atmósfera apropiada, recursos generosos
y proyectos atrevidos que entusiasmen a la sociedad
española, que reacciona demasiado lentamente a los
cambios que sacuden el continente. Pero es que esos cambios
son vistos -por algunos- con gran desconfianza. Se
teme por tanto al modernismo que quebrante la fortaleza
teológica de las instituciones cuyas leyes y compromisos
ocultan una lacerante desigualdad social y económica.
Todo ha de mantenerse en cuidadosa observancia. Las
ciencias naturales, lo vívido, lo expectante y glorificador
del concierto de la Creación Divina, es el campo más firme
-y aparentemente neutral- del proceso renovador que
invade a Europa, por lo que España se vuelca hacia la Historia
Natural. Es así como, apenas iniciado el movimiento
intelectual subversivo cuando todavía en España es modesto
y lejano, empieza la enseñanza de la botanica encomendada
a notables conocedores, José Quer 0695-1764) y
Juan Minuart (1693-1768). Las disputas intelectuales discurren
entonces sobre el método. Mucha tradición, poco
análisis y los españoles dudan en abandonar a Joseph Pit-

ciones de Hernández, se procediera a volver a dibujar del
original los animales y plantas correspondientes.
A la reacción y respuestas que se produjeron en Ciudad
de México cuando se conoció esta orden real nos referiremos
más adelante. El hecho es que dicho plan fracasó,
pues no se encontró ningún rastro de la obra hernandiana
en México, por lo que Gómez Ortega intentó recolectar
nuevamente los materiales hernandianos en la Nueva España.
Las expediciones hacia América se sucedian una
tras otra en franca competencia con los ingleses. El Nuevo
Mundo a traia a cartógrafos, naturalistas, pintores y marinos
que daban cuenta de las producciones americanas.
¿Por qué no incluir una más dirigida a México? Surgió asi
la propuesta de realizar una expedición a Nueva España
que complementase la de Hernández de dos siglos antes;
que produjese de nueva cuenta las ilustraciones del manuscrito
original y que añadiera a la anlerior lodo lo nuevo
que surgiera en la exploración del Virreinato. A su vez,
Gómez Orlega se comprometía a editar la obra hernandiana
y Gálvez a promover ante el soberano la mencionada
expedición.
Pasado el tiempo, Carlos III aceptó la proposición y en
su real cédula del 20 de marzo de 1787 expresaria:
Por cuanto conviene a mi servicio [ordenol se examinen, dibujen
y describan metódicamente las producciones naturales de
mis fértiles dominios de Nueva España, no sólo con el objeto
general e importante de promover los progresos de las ciencias
físicas. L ..l sino también con el especial de suplir, ilustrar y
perfeccionar, con arreglo al estado actual de las mismas ciencias,

XI UUllOJTZITllLlN
Q L l fZAlHO ITl:11 ZIUN
1I0UHOIl¿lTZllIN
grantes de la nueva expedición mexicana, cuando Gómez
Ortega recibió en Madrid una carta provinente de América
en la que un doctor de nombre Martín Sessé le proponía
al dírector la creación de una cátedra de Botánica, con su
correspondiente jardín, en la capital de la Nueva España.'
El destino le deparaba al doctor Sessé grandes sorpresa s
y una aventura que duraría muchos años.
Ciertamente no puede darse espectáculo m ás rico y variado que
el que presenta el Valle de México cuando en una hermosa
mañana de verano, estando el cielo claro y con aquel azul turquí
propio del aire seco y enrarecido de las altas montañas, se asoma
uno por cualquiera de las torres de la catedral L .. ) o por
lo alto de la colina de Chapultepee...
La ciudad se presenta al espectador bañada por las aguas del
lago de Texeoeo que, rodeado de pueblos y lugareillos, le recuerda
los más hermosos lagos de las montañas de Suiza (, .. )
Por todas partes conducen a la capital grandes calles de olmos
y álamos blancos: dos acueductos, construidos sobre elevados
arcos, atraviesan la llanura y presentan una perspectiva tan
agradable como embelesadora L ..J Las más de las calles tienen
andenes muy anchos; están limpias y muy bien iluminadas con
reverberos de m echas chatas en figura de cintas L ..J al sur
todo el terreno entre San Angel, Tacubaya y San Agustín de
las Cuevas (Tlalpan) parece un inmenso jardín de naranjos,
duraznos, manzanos, guindos y otros árboles frutales... h ermoso
La Real Expedición Cientifica a N ueva España 23
8 Son varias las cartas conocidas en Que
Sessé comunica su deseo de organizar una
expedición y 01 proyecto del Jardín Botánico.
De las Barras de Aragón. en sus . Notas para
una historia de la expedición botánica dú N ueva
España_. Anu a r io de ESIUdios Americanos,
de Sevilla, 7 (1950) , señala como fundamen.
tal la carta do Sessé a G6mez Ortega del 12 de
agosto de 1785. E. Álvarez López en Anales
del Ja rdín Borónico d e M adr id. 10 (t95Jl, reproduce
otra semejante, la del 26 de julio
de 1785.

antiguas costumbres de la capital, donde toda la comunicación
dentro de la ciudad indígena se efectuaba por agua
Bello panorama que tradicionalmente se ennegrecía durante
los temporales lluviosos del verano, cuando la ciudad
se inundaba y el lago de Texcoco se adueñaba de toda
la capital. Siglos de luchar contra la inundación y de robarle
terreno al agua para construir una de las ciudades
más bellas de la América española.
A esta ciudad llegaba Martin Sessé a los 34 años de
edad. Nacido en Baraguas, Aragón, Martin había salido a
conocer el mundo al servicio del ejército español. Sus padres,
Agustin Sessé y María Lacasta, le habian mandado
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 25
Mercado en el desembarcadero
de Roldán y la Alhóndiga.
México Pintoresco. Archivo
G eneral de la Nación, México.

26 Plantas y luces en México
Vista de Ciudad de Mexico.
A nónimo. Mediados del siglo
XIX.
estudiar medicina en la Real Academia Teórico-Práctica de
Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza. Su práctica médica
le llevó a Madrid y de alli, luego de atender a los heridos
del bloqueo de Gibraltar (1779), se embarcó en Cádiz
(1780) en la escuadra del marqués del Socorro que, con un
ejército de 14000 hombres distribuidos en 150 embarcaciones,
se hacía a la mar rumbo a Cuba. Tan monumental
flota se hallaba al mando de Victoria de Navia y a sus
órdenes se ofreció servir Sessé en calidad de cirujano del
San Nicolás. Pronto sus servicios se hicieron indispensables
porque 200 tripulantes cayeron enfermos de una epidemia
que brincaba de navio en navio. Su labor parece
haber sido más que brillante y eficaz, porque hasta con
su botiquin personal atendió a los soldados enfermos durante
la travesia. Al arribar a la Martinica desembarcó
a los enfermos y organizó el campamento donde atendió
a tan lastimero contingente. De ahi le tocó servir en el
navio San Luis, donde igualmente los soldados enfermaban
y morian por decenas, hasta que llegaron a La Habana.
En Cuba su prestigio como médico creció rápidamente,
no sólo por la feliz atención que proporcionó a todo
el ejército expedicionario, sino en los meses siguientes
en que estuvo a cargo del Hospital Real del Pilar y cuando
participó en la conquista de Providencia, exploración en-

cabezada por Juan Manuel de Cagigal, quien en medio
de la guerra logró establecer guarnición en la isla y hasta
hospital, que organizó el propio Sessé. Don Martín debió
de haber gozado - en aquel entonces- de una situación
económica más que desahogada, ya que en el ejercicio de
sus funciones como médico de los ej ércitos expedicionarios
prestó a la Tesorería de La Habana cerca de 10000
pesos y algunos otros servicios, cuya remuneración no se
hizo en ese momento. Por tal razón quedó imposibilitado
para volver a España y, a fin de esperar el pago de esas
cantidades, decidió que le sería más fácil cobrarlas en
México que en la zona caribeña, donde las acciones bélicas
se sucedían con facilidad. Así fue como Martín desembarcó
en el puerto de Veracruz con la curíosidad de
conocer México.
Este médico aragonés ya había establecido contacto
desde mucho antes con la vida del Jardín Botánico de
Madrid. Entre los años 1775 y 1776, en Madrid, donde practicaba
la medicina con el famoso Antonio Flamenco, visita
repetidas veces el Jardín, intentando relacionarse con Casimiro
Gómez, a quien no logra conocer por hallarse comisionado
en las Cortes de Europa. Su interés por la botánica
fue creciendo durante su estancia en La Habana y
aumentó en su recorrido rumbo a Ciudad de México. Allí
se encontró con una peculiar atmósfera en torno a la investigación
de las obras hernandianas.
Ya establecido en México, Martín Sessé se aprovechó
de una singular oportunidad, dos conocidos médicos de la
ciudad, Ruiz y Virgili, regresaban a España y, convencidos
de la exitosa labor que el recién llegado podria desempeñar,
optaron por dejarle a su cargo a los numerosos pacientes
que tenian. Este hecho permitió que Martin se
colocara con rapidez entre los circulas sociales ricos de
comerciantes y politicos de Nueva España. De ahi, su ascenso
fue inmediato, pues fue propuesto para sustituir al
doctor Vicente de la Peña como médico de los presos del
Santo Oficio. Este Tribunal le nombró Ministro Oficial
Calificado y en ese puesto permaneció por cerca de cuatro
años. Simultáneamente sirvió como médico del Hospital
del Amor de Dios y del Recogimiento de Santa María
Magdalena, donde las mujeres reclusas contaron con la
eficaz atención del doctor Sessé. 1 '
No sabemos con exactitud si, finalmente, Martin logró
cobrar los adeudos que la Real Hacienda le debia; es probable
que si, porque pronto su posición en México se tornó
más que desahogada y todo parecía indicar que el aragonés
se adaptó magníficamente a la vida de la capital
mexicana, donde renovó sus frustradas intenciones de relacionarse
con Casimiro Gómez Ortega y el Jardín Botánico
de Madrid. Es indudable que la vocación de Sessé
La Real Expedición Cientinca a Nueva España 27
12. Todos estos datos biográficos sobre
Martín Sessé se obtienen de la serie de certificaciones
presentadas por él, el 27 de junio
de 1792. con motivo de Su solicitud de Honores
de Médico de Cámara de su Majestad .La
do

28 Plantas y luces en México
-Catedral de México.. Litografía
de J. Phillips y A. Rider.
Mexico Ilustrado, 1848.
13 Expedienle en el Real Jardm BotAntco
de Madnd IRJBl. 4", 20, del 20.5-1785, segun
1121
14 Carta de Sessé a Cómel Ortega del
26-7.1785, RJB, 4 ", 20 tl31
por la Historia Natural era genuina, y a base de sus largas
misivas logró, al fin, que Gómez Ortega contestara a
sus propuestas. El 20 de mayo de 1785 se le expidió el
titulo de Comisionado del Real Jardín Botanico de Madrid;
'" esta condición obedecía a una novedosa estrategia
usada en el Jardín madrileño para contar con «recolectores»
de plantas en cualquier parte del mundo, con quienes,
por medio de un sostenido enlace epistolar, se lograban
excelentes remesas de materiales interesantes que
continuamente arribaban a la catedra de Botanica. La
idea original se le habia ocurrido al propio Linneo, quien
contaba con decenas de «comisionados» en todo el mundo
y a quienes se debía la enorme colección botanica que
el sueco clasificaba pacientemente desde su gabinete en
Suecia.
A partir de ese momento se estableció entre Casimiro
Gómez y Martín Sessé una relación formal que fue rapidamente
consolidandose a medida que la idea de organizar
una expedición científica cobraba forma y contenido.
Sessé recurrió también a su buena relación con el conde
de Galvez, virrey de Nueva España, de quien decía
que con su favor y el de la Audiencia, Universidad y
Protomedicato, se lograria .establecer Cathedra de Botanica
con Jardín, a lo que convida el fértil e inculto terreno
que hay dentro del Palacio contiguo a la Universidad·"
Consideraba en su plan que sería necesario el envío
de algunos de los discípulos adelantados del Jardín
de Madrid para que se ocupasen de la catedra de Botanica
en México; ofrecía 6000 pesos de su propio capital que
tenía fincado en Cadiz, en poder de Francisco Borda, para
que de allí fueran adquiridos libros, ínstrumentos, drogas,
etcétera, para el futuro establecimiento. En sus peticio-

nes, Sessé presionaba para que en México se organizara
también una Academia de Medicina Teórico-Práctica, semejante
a la que existía en Zaragoza, España, y de la cual
era ex alumno y de donde -aseguraba- vendrían a América
otros condiscípulos a apoyarlo en su plan. Dicha Academia
conseguiría -según Sessé- «el exterminio de innumerables
saltimbanquis falsarios de la Facultad (de México)
, que con deshonor de ella y la mayor inhumanidad
usurpan (ban) a un tiempo vida y tesoros»."
Tales afirmaciones del recién llegado doctor y la sostenida
negociación con el Jardín madrileño, para la creación
de la cátedra de Botánica de México, pronto le. valieron
la desconfianza de los médicos del Protomedicato y
de la Universidad mexicana, cuyas consecuencias serían
graves para el desarrollo de la expedición. Poco parecía
importar a Sessé el recalcitrante problema político y social
que en México significaba la actitud de los intelectuales
peninsulares, siempre hallando -la paja en el ojo
ajeno» de las colonias americanas. No obstante la entusiasta
actividad que realizaba con el propósito de impulsar
la tan ansiada cátedra, dependien te de la Universidad
Pontificia de México, su diplomacia con las autoridades
médicas era escasa. En aquellos años, Sessé realizó algunos
envíos de plantas a Madrid, en su calidad de Comisionado;
la "yerba del pollo», el «arbusto de la flecha- o
-árbol de la margarita» son algunas de las plantas que
recolectó en los lugares circundantes a la capital. En sus
envíos comentaba con gran entusiasmo la innumerable
cantidad de plantas a que los naturales acudían -para
remediar sus más graves enfermedades».'.
En otra carta de Sessé, dirigida al director del Jardín
Botánico de Madrid, le decía:
La Real Expedición Cientinca a Nueva España 29
Ol La visita del cha riatci n,., de
W illiam Hoga rth (1764).
15. Carta de Sessé a Gómez Ortega. México.
27-10-1785. RJB. 4 ', 20 " JI
16. Carta de Sesse a Gómez Ortega. M éxico,
3-3-1185. RJ8, 4 ".20 1131

30 Plantas y luces en México
17. Cllrta de Sessé a Gómez Ortega. México.
5 -1-1786, RJI3, 4 ", 20 ( 13 )
18. Dictamen de los fiscales. Me N , Exp
13ot. NE. Apé nd ice 4 ún ( 12 )
19. AGN, México. Correspondencia de Virreyes.
181 -25·9- (785
20 Re a l Resolución M e N , Exp BOL NE
021.
El favor que ud. me ofrece me inspira la bastante confianza
para el mejor éxito C.. l He laborado tanto en esta preciosa idea
[la de organizar una expedición] que no puedo descansar hasta
que vea sus últimas resultas L .. } es la única mira que puede
detenerme en este clima, pues aunque esta capital y el señor
Virrey no me escasean ninguna satisfacción, prepondera en mí
el amor de la dulce Patria, en quien no conoce otra ambición
que la del honor y la de ser útil a la humanidad l. .. ) Viajaré,
si se ofrece, por 10 más áspero, desierto y remoto de este vasto
reino, como prometo en mi representación. Conociendo que todo
lo que escribió Hernández debe salir de las experiencias y conocimientos
de estos indios, me propongo, aplicándome a su
idioma tan elegante, demostrar que los nombres [indígenasl de
las plantas concluyen la significación de su uso a imitación del
griego. Si logro poseerle [al idioma! como espero, por esta
única ventaja podré ser un compañero en la expedición botánica'que
ya anuncia... 17
En Madrid, Gómez Ortega y el marqués de Sonora (tia
del virrey de México, conde de GálvezJ ya habian logrado
obtener la decisión del soberano para organizar la expedición
de Nueva España, y la presión y opiniones de Sessé
coincidían con las expectativas del proyecto que se forjaba
en Madrid. Sessé se había ofrecido para continuar la obra
iniciada por Hernández, establecer una cátedra de Botánica
y crear el respectivo Jardín en Ciudad de México,
institución que hasta entonces era desconocida en este
reino. Lo único que la corte madrileña ignoraba era la
cada día más complicada situación en que Sessé se colocaba
ante los intelectuales criollos de Nueva España, ante
los ultraortodoxos médicos del Protomedicato y ante sus
colegas, médicos de la Universidad, que sólo veían en Martin
Sessé a un advenedizo que se consolidaba rápidamente,
Las autoridades virreinales, fiscales y consejeros del
conde de Gálvez avalaron las propuestas de Sessé y le
recomendaron ante el virrey por haber promovido «un
pensamiento tan conforme con las intenciones del Rey y
del beneficio público».!8 Seguidamente, el virrey abogó por
el proyecto escribiendo al soberano sobre los beneficios
que se obtendrían de la mencionada expedición."
Con todo esto, el rey firmó la Ordenanza Real el 27 de
octubre de 1786, en la cual mandaba organizar una expedición
botánica a Nueva España y establecer la cátedra
de Botánica y el jardín de esta clase en la capital de México
«según fuera propuesto por el doctor Don Martín Sessé".'O
A éste siguieron otros documentos del 13 y 20 de
marzo de 1787 extendiendo titulo a favor de Sessé como
director del Jardín y de la Expedición botánica y señalando
en quiénes habían recaído los nombramientos de miembros
de la Expedición a Nueva España y las disposiciones
relativas a la integración del jardín y la cátedra. Esta
última quedaría a cargo de algún discípulo avanzado del

Jardín Botánico de Madrid, el que posteriormente sería
designado por intermedio e influencia de Casimiro Gómez
Ortega, ya que Sessé carecía de estudios en botánica. Para
tal puesto fue nombrado Vicente Cervantes, discípulo preferido
de aquél. Otras disposiciones distinguieron a esta
expedición -en comparación con las organizadas entonces
hacia otras regiones de la América española-, por
ejemplo, la incorporación al Jardin en América de algunos
de sus integrantes, como Juan del Castillo, quien fue designado
verdadero botánico de la expedición. Castillo era
Comisionado del Jardín Botánico de Madrid en Puerto
Rico, donde se hallaba adaptado a la vida en esos territorios,
y meses después se le ordenaría trasladarse a México.
El título de naturalista de la expedición recayó en
José Longinos Martinez, condiscipulo de Cervantes en el
mismo Jardín Botánico de Madrid."
Se inició el lento proceso burocrático de nombramientos,
instrucciones y facilidades para movilizar a todos los
que debían reunirse con Sessé en Ciudad de México, pero
se vio particularmente afectado con la muerte, en México,
del virrey conde de Gálvez y con el casi simultáneo
fallecimiento de su tío don José Gálvez, promotor en la
corte de esta expedición. Gómez Ortega perdió, de golpe, el
enlace directo y el apoyo sustancial con que contaba ante
el rey. Llegó el fin de 1787 y los expedientes no se movían.
El nuevo virrey y su fiscal de Real Hacienda tampoco
querían dar paso alguno para las disposiciones preparatorias
del Jardín, ya que toda la operación estaba expuesta
a la censura de nuevos ministros.
Por fin se confirmó en México la Orden Real que designaba
a todos y cada uno de los miembros de la expedi-
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 31
. La calle de Santa Isabel en
M éxico. . D ibujo del pintor
francés T . Blanchard. m ediados
del siglo XIX .
21 Reale5 Órdenes 13-3-1787 y 20-3-1787,
MCN EIp_ Bot NE 1121

32 Plantas y luces en México
"Veracruz y el castillo de
San Juan de Ulua», D. T. Ege r ­
ton. Vistas de México, 1840.
«Escena d e m ercado», d e A g ustin
A rrieta. Escuela Poblana
de m ediados d el siglo XIX.
22. Real Titulo, 20-:;-1787, MeN. Exp. Bol
N E (12).
23. Dictamen de Gómez O rtega del 21-9­
1786, M e N, Exp. Bol . N E (12)
[>
ción a Nueva España; en esta orden aparecía un nuevo
nombre: Jaime Senseve, español r esidente en México, profesor
farmacéutico que debía incorporarse al equipo de
Sessé, y mencionaba además los puestos para dos dibujantes
que: «se enviará n de estos reinos en caso de no
haberlos en ése, dota dos de las debidas circunstancias". A
todos ellos, integra ntes de la expedición, auxiliarían "dos
o tres negros criados o prácticos (?J costeados por cuenta
de la Real Hacienda».22
Martín Sessé cuestionaba la idoneidad de los integrantes
de tan importante expedición e insistió con Casimiro
Gómez Ortega para que se detallasen con más precisión
las habilidades de cada uno. Entre las peticiones consideraba
necesario le enviaran algún joven instruido no sólo
en la botá nica, sino también en el gobierno del Jardín de
Madrid y en la enseñanza de esta materia. Gómez Ortega
le enviaba a Cervantes, quien, a demás de h allarse suficientemente
instruido en los conocimientos de botánica,
habia estudiado medicina, era buen filósofo, buen q uimica
y farmacéutico. Dominaba, además, la lengua francesa
y era - a decir de Gómez- hombre de carrera, capacidad,
ínstrucción y lucímiento. Agregaba que Cervantes, cuando
llegara a México, abriría el curso de lecciones sobre
botánica con el propósito de formar discipulos capaces de
sucederle en el futuro. Juan del Castillo acompañaria a
Sessé en las excursiones y recolección por Nueva España.
De él, opinaba Gómez Ortega, sobresalian su juicio e inteligencia,
pero sobre todo el hecho de que llevaba más de
quince años en Puerto Rico y conocía las dificultades de
la vida en el trópico. Se daba asimismo la circunstancia
favorable de haberse determinado suprimir el empleo que
Castillo ocupaba en Puerto Rico como director de la Botica
del Hospital Real. Como el trabajo de Hernández, que
se trataba de continuar, incluía aspectos de zoología y mineralogía,
Gómez Ortega hallaba que el cargo recaía en
la idónea persona del cirujano José Longinos, por su singular
habilidad en la anatomía y en disecar y preparar
aves, peces y todo género de animales. De él sobresalían
su honradez y el celo que ponía en la realización de su
trabajo en el gabinete de Madrid. Acerca de esta última
característica, Sessé tendría después posibilidad de comprobarlo
y sufrirlo. En cuanto a Senseve, el director aclaraba
que no había sido propuesto por él, sino por una
"mano amiga" o merced a recomendación influyente, que
años atrás había ordenado su traslado a México sin lograr
procurarle una actividad afín. De ahí que la misma «mano
amiga" hubiera logrado incrustarlo en la expedición. Por
esta circunstancia, Sessé vería su suerte ennegrecida durante
muchos años con el "bueno para nada" de Jaime
Senseve. 23

34 Plantas y luces en México
Carátula de la obra de Francisco
Ximénez publicada en
México en 1615.
24. Oficio del virrey Alonso N úñez de liaro
a Sessé en México, del 4-8-1787, MeN, Exp
Bol. NE (121.
25. G , Somolinos. Tras la huella de Francis

dios y buenas costumbres...».3 El arzobispo de México se
interesó por el joven y prometedor teólogo, al grado que
hizo investigar notarialmente que provenía de «cristianos
viejos, sin mezcla de sangre ni infamia en linaje».' Para
entonces José Mariano ya usaba manto y beca, distintivo
de «su admiración por la Diosa Minerva en México».
En 1777, el bachiller Mariano Mociño concluía la materia
de Trinitate y defendió varios articulas de Predestinatione
del libro Vitae, materia indispensable sobre la
base de conclusiones histórico-criticas que permitieron conocer
la sobresaliente erudición, en tan corto tiempo de
teólogo, que caracterizaba al de Temascaltepec. A los
veinte años de vida, ya graduado de Bachiller en Filosofia
y a tiempo de que leia el curso de filosofia en el Colegio
Seminario, preparándose para su consagración como teólogo,
la vida de Mociño cambió bruscamente y, ante la
desilusión del rector y demás profesores del Seminario
Tridentino, José Mariano abandonó la toga, renunció a
la sotana y optó por María Rita Rivera y Mela Montaña,
asistente de la casa del tia culto que le habia llevado al
seminario. A decir de los contemporáneos que escribieron
sobre este suceso del bachiller enamorado:
Tal parece que el fuego de Mociño llevaba en el cerebro como
una antorcha que lo al umbrara con divina luz en el sendero del
saber, quemaba a la par su corazón porque la joven fue solicitada
y , si es lícito decirlo así, violentada con ficciones amorosas
y delirios de pasión del tal José Mariano... :;
La Real Expedición Científica a Nueva España 41
Vista de T emascaltep ec, pueblo
natal d e Mociño, en las
cercanías del N evado d e Toluca,
México.
27 de agosto de 1776. M S
Arch. UM
4. Doc. eit 2
5. Carreño.op cit.. pág. XII.

46 Plantas y luces en México
«El boticario», de Pietro Longhi
11785).
13. Alberto María Carreño ·Eremendes de
la Real y PontIficia Univenidad de MéxIco.
Ed UNAM . MéJ;ico, 1963, t. 11, pág 744
enojoso el hecho de que, por órdenes reales, los recién llegados
miembros de la expedición y el director del Jardin
pudieran hacer los -Juramentos· con las mismas preeminencias
y obtener las prerrogativas de que disfrutaban los
demás catedráticos de Medicina. Además, las ventajas
que adquirian al ser nominados -Examinadores del Protomedicato.
y el consecuente control que podrian ejercer
sobre la vida académica de la Facultad de Medicina eran
parte de las razones que llevaban a los profesores de la
Universidad a reaccionar en su contra. También influyó
la mejor situación económica con que el rey de España
dotó a los futuros catedráticos de Botánica, ya que en varias
de las muchas reuniones que sostuvieron los miembros
del claustro expresaron su solicitud de que se le pidiera
al rey mejorara los pagos de los catedráticos de toda
la Facultad, pues sus ingresos eran los mismos desde la
erección de la Universidad, en cuyo tiempo resultaban su-
. flcientes para -la decente subsistencia de sus catedráticos,
por lo barato y sobrado de viveres y demás necesarios-,
pero la carestia y escasez actuales hacia que no sufragaran
ni para alimentos.!' La llegada de los naturalistas
también se acompañaba de cambios en el plan de enseñanza
y ejercicio de la medicina en México porque, al reglamentarse
la nueva cátedra de Botánica, se previno que
ningún médico, cirujano o farmacéutico pudiera presentar
el examen en su respectiva facultad sin que antes acreditara
su asistencia e idoneidad en la Botánica, previa certificación
del catedrático de esa ciencia. Esta circunstancia
encendió las pasiones y la animadversión del Protomedicato,
que no sólo vio con desagrado tal medida, sino que
la objetó empeñosamente. A continuación se iniciaron las
acciones legales, se produjeron los largos -memoriales.
firmados por los médicos del claustro universitario -que
eran al mismo tiempo los miembros del Tribunal-, en
los que se oponian a que a Sessé y Cervantes se les otorgaran
. honores. , el goce de los cuales eran incompatible
con la erección y práctica del Tribunal Real del Protomedicato.
Las autoridades virreinales se vieron ante un alud
de demandas procedentes de los más encumbrados personajes
médicos y políticos de la época. Lorenzo Hernández
de Alba, fiscal de la Civil, manifestaba en una carta
al claustro universitario su extrañeza de que, por una
parte, el Protomedicato encontrara útil la creación de los
estudios de botánica y, por otra, pusiera estorbos para que
esos estudios nunca se iniciaran. Las presiones de los
miembros de la Universidad y del Protomedicato en contra
de los naturalistas llegados de la Peninsula fueron en
aumento y alcanzaron proporciones peligrosas cuando los
locales elevaron al virrey una protesta manifestando su
inconformidad en la posesión de Sessé y Cervantes como

48 Plantas y luces en M éxico
Fachada de la Real y Pontifi·
cia Universidad de México. Según
grabado realizado en el
siglo XVIII.
15 Arias Divito. 00 Cil., capitulo primero.
pág 92.
de Botánica. En su representación nombró a Francisco Xavier
Gamboa, regente de la Real Audiencia.
En la flamante universidad, cuyo edificio acababa de
ser remodelado por Manuel Ignacio Beye de Cisneros, el
día 1 de mayo de 1788, a las cinco de la tarde, se realizó
la apertura del · Real Estudio Botánico•. La ceremonia se
inició en la Sala de Claustros con la oración inaugural,
que pronunció con energía el director de la expedición y
del Jardín Botánico, Martín Sessé. A continuación, y en
medio de la tensa calma que a regañadientes habia ordenado
el virrey, bajo la mirada amenazante del claustro de
profesores, Cervantes y Sessé efectuaron su Juramento
de Catedráticos de la Universidad y fueron investidos en
su calidad de Examinadores del Protomedicato.
La crónica de tan importante suceso quedó recogida
en la Gazeta de México del 6 de mayo y el discurso pronunciado
por el director de la expedición fue impreso por
cuenta del mismo Sessé a instancias de algunos de sus
amigos, pues según el autor «el discurso tuvo la suerte de
agradar al auditorio, porque prefieren la paja al grano,
cuya consideración me hizo gastar tanto follaje«.!'
Esa misma tarde, a las siete de la noche, se habían il uminado
los balcones de la principal fachada de la universidad
y de la Sala de Claustros, donde Sessé tenía dispuesta
una armoniosa orquesta para divertir a la concurrencia
que disfrutaba de la tertulia. De pronto, el bullicio
cundió cuando se iniciaron los fuegos artificiales elaborados
por el ·diestro artífice de pyrotechnia. Joaquín Gavilán.
El espectáculo dejó boquiabiertos a novohispanos y
peninsulares, quienes convertidos en doctores, en religiosos,
más el «crecido número de caballeros. , regidores, militares
y demás . gentes de primera distinción. se arre-

molinaron en el patio de la universidad para contemplar
las tres hermosas plantas de papaya, realizadas en papel
y cubiertas de luces, que imitaban el natural; sus flores
y frutos de luces multicolores incendiaban la imaginación
de los presentes. Dos de las papayas consideradas femeninas
por sus flores y frutos de varios tamaños recibian
chorros de fuego de los «Escupidores» que salían de la papaya
masculina, representando asi con exquisita perfección
«el polen que se transporta por el aire en todas las
plantas de esta clase para fecundar las femeninas".'"
El sorprendente espectáculo llegó a su climax cuando,
mediante fastuosos juegos pirotécnicos, el señor Gavilán
logró que sobre las plantas de papaya, como remate de
la decoración, apareciera una inscripción con letras de
fuego que decia: Amor urit plantas..., el amor incendia
las plantas... , célebre frase de Linneo que llenó de delicada
emoción a los mexicanos. La Ilustración, con sus mejores
galas, estuvo presente en la cálida noche mexicana
y la ciudad recordó por muchos años el arribo de
sus luces que, literalmente, encendieron la vida universitaria.
Tales fueron las fiestas que sirvieron para la presentación
de la nueva ciencia que iba a propagarse por toda
la Colonia. Antes que se apagara la repercusión de tan
sonadas celebraciones, el virrey, Manuel Antonio Flores,
decidió enviar un oficio a la universidad en el cual ordenaba
que, por haber quedado fundada la cátedra, se dotara
de recursos económicos, fueran provinentes de las
propias rentas de esa universidad o cediendo para ese fin
-una o dos borlas• . El -beneficio de las borlas. era un
sistema implantado en 1651 a fin de sacar de apuros económicos
a la universidad, y que consistia en el pago anti-
La Real Expedición Científica a Nueva España 49
Patio de la Real y Pontificia
U niversidad de México, según
litografía de Gua ldi. Monumen
tos de M éxico, 1841.
18. Cazllla de AUxico, 6 de maro de 1788

jesuitas. que habian abandonado Nueva España fue prometido
con anterioridad al Seminario de San Carlos de
los Naturales, por lo que decidieron buscar otro sitio. Algunas
amistades de Sessé le propusieron que desarrollara
sus actividades en un lugar nuevo, diferente y construido
especialmente en la periferia de la entonces increíblemente
pequeña Ciudad de México. Le recomendaron el
Potrero de Atlampa, territorio situado en los límites de
la ciudad y atravesado por el recién acabado acueducto
del Salto del Agua, colindante con alegres suburbios y
próximo al Paseo de Bucareli. En sus cercanias se encontraba
el Colegio de San Miguel de Belén, la Candelaria de
los Ciegos y la Cárcel de la Acordada. Ante esta proposición,
elevada a las autoridades por Sessé, la ciudad donó
graciosamente el uso del Potrero para las actividades del
Jardin Botánico. Martín pidió entonces ayuda a su amigo
Miguel Costanzó, el ilustre arquitecto, para que estimara
el costo de la construcción de un edificio que albergaria los
salones de clase, el herbario, el museo o «gabinete. , según
el término empleado en esa época, una biblioteca y, por
supuesto, el jardin. Costanzó hizo cálculos y seleccionó
materiales y la obra se estimó en 83000 pesos. Sessé y
Cervantes sugirieron que se emplearan materiales más
modestos y que se redujera el herbario, lo que arrojó un
segundo presupuesto de 46060 pesos para una construc-
La Real Expedición Cientinca a Nueva España 51
«EL paseo,. , Litografia de J.
Phillips y A . Rider. México
Il ustrado, 1848.

54 Plantas y luces en México
«La corrida aldeana» (fragmento),
de Francisco de Gaya.
fructo era tan ambicionado entre profesores y alumnos
que suscitaba serios conflictos entre las cátedras. El arquitecto
Costanzó presentó planos de la plaza de toros a
construir; su entusiasmo desbordó los planes del propio
Sessé, señalando que ya antes habia existido tal proyecto
y que la oportunidad no debia perderse. Sin embargo, el
fiscal general arguyó que, de construirse dicha plaza de
toros, las ganancias ya se hallaban comprometidas para
la construcción del castillo de Chapultepec. Por lo pronto,
la medida no prosperó. La segunda proposición financiera
de Sessé consistió en solicitar que la lotería del estado
debía -al menos temporalmente- destinar sus ganancias
para la construcción del Jardín Botáníco. La respuesta
no se hizo esperar: las ganancías por ese concepto
ya estaban destinadas por Su Majestad para el mantenimiento
de varios hospitales. Como tercera propuesta, Sessé
estimó que el Jardín Botánico podría nombrar «visitadores"
de las boticas para toda la Nueva España, quienes
mantendrían una rigurosa supervisíón del estado y funcionamiento
de tales establecimientos, por lo cual cada
botica pagaría una cuota bianual de 50 pesos para beneficiar
al mencionado jardín. El Tribunal del Protomedicato,
infinitamente más experimentado en esos menesteres y
con veloz determinación se opuso, señalando que era imposible
que las boticas contaran con dicha suma de dinero,
a menos que se les autorizase elevar el precio de sus
medicamentos -viejo argumento co1udido-, lo que suponían
podría crear «malestar entre la población" . El incansable
Sessé esgrimió entonces Su cuarto arbitrio, consistente
en que los vagos, malvivientes, borrachos y «otras
especies de delincuentes" fueran utilizados como fuerza
de trabajo para la jardinería, construcción, cuidado, lim-

pieza del jardín, lo que no sólo proporcionaba -mucha
mano de obra barata. , sino que serviría para corregir el
estado de perdición en el que se hailaba ese sector de la
población. La oposición argumentó que el trabajo de vagos
y similares era de poca significación y, sobre todo,
temporal, puesto que los mendigos en el país eran -eventuales·
. El último intento del director de la expedición fue
solicitar que la universidad, cuyas rentas habían aumentado
en los últimos años, tuviera la obligación de sostener
la cátedra de Botánica."
Conocemos ya la respuesta que dio la universidad a la
iniciativa, no obstante que fuera apoyada por el propio
virrey. Uno a uno se fueron rebatiendo los arbitrios de
Sessé mientras el entusiasmo de Costanzó decaía al ver
que sus diseños y planos volvían a convertirse en simples
ilusiones. Una vez más, Sessé decidió buscar la voluntad
real para resolver la supervivencia de la cátedra y el apoyo
económico para la construcción del jardín, ayuda que
tardaría todavía mucho tiempo entre barcos que iban y
venian con largas misivas hacia la metrópoli.
Mientras tanto, Martin Sessé y Vicente Cervantes habian
tratado de adaptarse al espacio ofrecido por Castera,
quien, sin haber logrado clavar su diente en los fondos
reales de la Colonia, resolvió -prestar. su propiedad; ahi
Cervantes acondicionó un aula que colindaba con la arquería
del patio y procuró que las clases se iniciaran al
día siguiente de la solemne y fastuosa inauguración del
curso.
La casa de Castera contaba con un pequeño jardin adyacente
al Potrero de Atlampa que podia ser cultivado
sin mayores esfuerzos. Entonces, en el jardín de la casa, el
propio Cervantes inició los trabajos de desenyerbado, limpieza
y acondicionamiento de la tierra y rodeó el lugar con
una cerca, mientras algunos mozos hicieron los arreglos
necesarios para proporcionar riego continuo. Algunas semilla
s traídas por Vicente de Europa y varias plantas de
la zona del Potrero fueron las primeras especies vegetales
con que contó este modesto jardín, que servía de campo
experimental a los alumnos inscritos ya en el primer curso
de Botánica. Al tiempo que continuaban las discusiones
sobre el futuro sostén económico del lugar, Sessé recibió
en calidad de préstamo, de las autoridades virreinales, la
can tidad de 2000 pesos para los gastos de iniciación del
curso. Para entonces, todos los integrantes de la expedición
se hailaban reunidos en la vieja casa del arquitecto
Castera. Jaime Senseve, José Longinos Martínez y Juan
del Castillo se habían dado cita en ese lugar.
Jaime Senseve fue incorporado en México a la expedición,
en calidad de farmacéutico. Habia arribado a Nueva
España varios años antes de que se pensara siquiera en
La Real Expedición Cien tinca a Nueva España 55
..La muchacha enfe rma-, de
Jan Steen (1 679) .
22 AGN, MéIico. 462: lb 42-503

56 Plantas y luces en México
Casa colonial construida hacia
fines del siglo XVIII en Guadalajara.
Jalisco.
t>
Alstroemeria enneantha (polyanthaJ
.
23. Representación de Sessé al virrey, 23·
11 -1789, MeN, Exp, Bot. N E. en Arias Divlto.
op. cit.. capitulo primero, pág, 136.
organizar una expedición. A su llegada a la capital desempeñó
el puesto de ayudante del boticario del Hospital de
San Andrés. Posteriormente deambuló por todos o casi todos
los hospitales de la ciudad, procurando servir en su
función de farmacéutico, mas con la desventaja de que
adolecia de un gravisimo defecto -a decir de Sessé-: el
de la falta absoluta de memoria. En ninguno de los hospitales
logró colocarse y enterado el rey de su triste situación
mandó se le destinara «un empleo conforme a su aptitud"
como miembro de la expedición botánica. La noticia
no alegró demasiado a Martin Sessé, quien aun estimando
al farmacéutico, decia de él que «muchas buenas
propiedades forman su conducta, por ser honrado, activo,
obediente y hombre de bien", tan sólo su irreparable y total
amnesia lo hacia incapaz para «el género de estudio
a que debería dedicarse».'" No obstante, Sessé no se hallaba
en condiciones de prescindir de ninguno de los colaboradores
señalados y menos aún ante la difícil situación
social y política que encaraba. Por esta razón, encargó a
su paisano la tarea de disecar los animales que se obtendrían
en las excursiones, las que si bien se hallaban casi
totalmente planeadas, aún no había señal de que se iniciaran
formalmente.
José Longinos Martínez nació en Calahorra, La Rioja.
Fue condiscípulo de Vicente Cervantes en el Jardín Botánico
de Madrid, donde se distinguió por sus estudios y preparación.
Su título de «naturalista" se agregó al anterior
de cirujano, actividad en la que había demostrado una
extraordinaria habilidad para disecar y preparar aves, peces
y todo género de animales. Gran conocedor de la anatomía
animal, su formación en Historia Natural nos hace
reconocer en él al verdadero biólogo de nuestros tiempos.

58 Plantas y luces en México
Casimiro Gómez Ortega propuso a l rey su incorporación a
la expedición y arriba a México junto con Cervantes. Todo
parece indicar que, poseedor de un especial temperamento
y endemoniado carácter, tuvo siempre, y desde su llegada,
grandes dificultades con sus compatriotas, condiscípulos,
colaboradores, compañeros, autoridades y demás personas
con las que se relacionó durante toda la expedición.
Cuando llegó a México, la relación con Martín Sessé fue
nefasta desde el primer dia, lo que propició un inmediato
rompimiento de la disciplina y obediencia que le debia al
jefe de la expedición y director del jardin. De ahi que,
como después se verá, Longinos desarrolló su trabajo en
forma independiente, pero no sin dejar muestra de su indiscutible
talento y afición por la ciencia. Por lo pronto, lo
imaginamos pendiente de los complicados acontecimientos
y dificultades en que todo el grupo de sabios ilustrados
se hallaba sumido y se daban cita en la casa de Castera
para dar inicio a lo que serian sus pasiones intelectuales
de los diez años siguientes.
Juan del Castillo provenía de la isla de Puerto Rico,
adonde había llegado a los 27 años para cumplir la función
de Boticario Mayor del Hospital Real de Puerto Rico.
Había nacido en Jaca, en el Reino de Aragón. Su educación
y aptitudes parecían haber sido excepcionales, ya que
se le dispensó la poca edad con que contaba cuando se
graduó de Maestro en la Facultad de Farmacia. Sus actividades
en Puerto Rico se prolongaron por diecisiete años,
y en ese tiempo fue también nombrado Comisionado del
Jardin Botánico de Madrid en la isla, cargo que desempeñó
con éxito, y a él se debe gran parte de las especies
vegetales que se enviaron desde esas tierras a España. Al
organizarse la expedición a Nueva España, Casimiro Gómez
no dudó en incorporar a Del Castillo, quien llegó comisionado
a México en agosto de 1788, casi cumpliendo
los cincuenta años. Con el título de «Botánico de la Real
Expedición". Juan del Castillo se hizo presente en el Potrero
de Atlampa para recibir instrucciones de Sessé y
encontró un curso de Botánica que ya cumplía tres meses
de clases ininterrumpidas.
El arribo de Del Castillo también significó un alivio en
lo económico para Sessé, porque con él quedaba cubierta
en su «completo conjunto" la expedición cientifica, circunstancia
que por fin permitiria al director exigir de las autoridades
virreinales el cumplimiento de la cédula real respecto
al pago de los honorarios y gastos correspondientes
«a expedición" para todos y cada uno de ellos, incluidos
por supuesto el propio Sessé y Vicente Cervantes, quienes
se habían defendido sólo con las ganancias de una irregular
consulta médica.
Durante los meses siguientes a la inauguración del

62 Plantas y luces en M éxico
San Antonio Chimalistac, antigua
entrada al pueblo de San
Ángel. Alrededores de la ciudad.
México pintoresco . Archivo
General de la N ación, M é·
xico.
Templo del Ca rm en en el pueblo
de San Ángel. México Pintoresco.
A rchivo G eneral de la
N ación, M éxico.
26 Cana de Sessé a Gómez Ortega del 27.
6- 1788. RJB. 4· 20
ginos y Senseve realizaron la «primera campaña general».
Se instalaron en el poblado de San Ángel (hoy elegante
barrio residencial de Ciudad de México), adonde
llegaron el mismo día que partieron de la ciudad (!) y
desde donde escribia Sessé a Casimiro Gómez Ortega que
la flora mexicana en esa parte era semejante a la descrita
para Canadá, Virginia o Cabo de Buena Esperanza, por lo
que echaba de menos algunas obras clásicas que le ayudarian
a identificar botánicamente las plantas ya recolectadas.
También informaba que durante los meses anteriores
había logrado reunir numerosos ejemplares, a pesar
de que durante aquel tiempo se hubo de mover a sus propias
expensas por carecer de apoyo económico oficial."
En los meses del primer curso de 1788, el director regre-

saba desde San Angel cada tres o cuatro días hasta la capital,
para agilizar los trámites de subvención que no parecían
resolver nada. Después decidieron alejarse 18 leguas
de la ciudad, ya que Cervantes aseguraba que allí
encontrarían muchas producciones raras. Viajaron entonces
hacia tierra caliente, abandonando el Valle de México
hasta el actual estado de Morelos, y se situaron en los
poblados de Yecapixtla y Xochitlán, cercanos al Valle de
Cuautla. Sin embargo, este su primer acercamiento a las
zonas subtropicales no tuvo mucho éxito, dada la época
del año en que se hallaban, ya que no er'i la estación propicia
para la recolección, pero también ¡:orque conocieron
las dificultades inherentes a la movilización por los caminos
de la Nueva España. Sessé suplicó al Virrey para que
les otorgaran pasaportes amplios y «duplicados" por si se
separaban los miembros del grupo, a fin de que en los
lugares adonde llegaban gozaran de precios equitativos
y corrientes. También solicitaba una orden para que los
justicias y los curas de los pueblos recibieran, custodiaran
y remitieran a la ciudad los herbarios, esqueletos, animales
y demás objetos colectados en bien de su conservación
y e vitar el continuo transp orte de una a otra parte; a más
de ello que necesitaba les confirieran poderes para que
,.­
\'"
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 63
Ruta de la Expedición Científica
a Nueva Es paña. Tray ectoria
de los alrededores de
Ciudad de México. Mapa de la
época.

el capitulo X de las .Instrucciones de Viajantes» se respetara
en sus personas y pertenencias. En una palabra, los
naturalistas empezaban a disfrutar del viaje por los caminos
de la Colonia y a conocer las costumbres, tradiciones
y ancestrales dificultades de la vida en estas latitudes."'
Hacia el fin del año, y hallándose cercano el . acto- público-
o graduación del primer curso de alumnos de Botánica,
dicidieron regresar a la capital separándose antes
en dos grupos, uno de los cuales, encabezado por José Longinos
Martinez, partió por otra ruta rumbo hacia Mexicalcingo
y alrededores de Toluca, en el actual estado de
México, desde donde alcanzarian la capital antes de la
fecha señalada. En esta trayectoria, en las cercanías de
Toluca, Tierra Fría, encontraron el famoso «árbol de las
manitas- , Chirantodendron pentadactylon, cuya aclimatación
a Ciudad de México representó un gran reto para
Cervantes."
En la copiosa correspondencia de Sessé a Gómez Ortega
queda testimonio del resultado de esta primera excursión
de los expedícionarios.
No he mos registrado has ta ahora sino los contornos de esta capital.
.. se han aclarado, no obstante, muchas especies del ilustre
Hernández, de las cuale s hemos reducido a sus propios géneros
las conocidas por otros botánicos y podrán llegar a 550
las especies reconocidas. Actualmente nos ocupamos de arreglar
todo lo recogido... herbarios, dibujos, semillas, etc., para
verificar la primera remesa que le enviaremos antes de nuestra
¡segunda! salida, que será a mediados de febrero de 1789 .. el)
A partir de este primer contacto con la naturaleza de Nueva
España, los expedicionarios -Sessé, Senseve, Longinos
y ya incorporado Castíllo- contaron con dibujantes que
les acompañaron en todo el recorrido y por muchos años.
Tiempo antes, mientras se organizaba la expedición en España,
se pensó envíar dibujantes a México, pero tras algunas
consultas se optó por seleccionarlos de la Real Academia
de San Carlos, México, y se fijó un sueldo de 500 pesos
anuales a cada uno. Esta circunstancia siempre molestó
a Sessé, quien defendió la calidad y preparación de
los dibujantes mexicanos, comparándola con la de cualquier
otro especialista europeo. Razones que no fueron de
suficiente peso para lograr que les pagaran el sueldo acostumbrado,
que era de 1000 pesos. Con sus medios sueldos,
aceptaron participar en la aventura dos jovencitos «dóciles
y vivísimos» -según Sessé-, bríllantes estudiantes de
la Academia de San Carlos: Vicente de la Cerda y Atanasio
Echeverría. De su vida y milagros -todo el tiempo que
duró la expedición se prolongaron sus carencias económicas-los
informes de Sessé y demás miembros son pródi·
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 65
i .
Chirantodendron pentadacly­
Ion. La Flor de M a nita.

66 Plantas y luces en México
Iglesia del Santua rio de Nuestra
Señora de los Remed ios.
Alrededores de la ciudad. México
pintoresco. Archivo General
de la Nación, México.
Calle Real o Principal de Tatuca.
M6xico pintoresco. Archivo
General de la Nación.
México.
gos en detalles sobre la actuación e importancia, y a ellos
nos referiremos más adelante.
Llegaba a su fin el primer curso de Botánica que Cervantes
había iniciado el 2 de mayo de 1788 con una conferencia
en la que además dio lectura a las .Instrucciones
y Plan de Ordenanza del Jardín". De esta manera, los interesados
conocieron los privilegios que el soberano les concedía
al estimular el estudio de la botánica. La primera
lección se dictó el día 5, y se estableció que las clases se
llevaran a cabo los lunes, miércoles, viernes y sábados, a
veces por la mañana, otras por la tarde. Seis meses duró
el primer curso y desconocemos los nombres de quiénes
fueron los alumnos inscritos. Sólo tres de ellos, por haber
merecido un premio a su aprovechamiento, quedaron re-

gistrados en la Gazeta del 1 de diciembre de 1788. El bachiller
José Vicente de la Peña, «médico acreditado en esta
corte», Francisco Giles y Arellano, pasante de cirugía en
el Hospital Real de Indios, y José Timoteo Arzinas, practicante
de Farmacia, fueron los distinguidos durante el
acto público del 29 de noviembre con .notable lucimiento».30
La crónica de la Gazeta no relata las serias dificultades
que libraron los miembros de la cátedra para que el mencionado
acto de graduación o fin de curso se realizara.
Las averiguaciones y conflictos con la universidad y el Protomedicato
continuaban con o sin la presencia en la ciudad
de Sessé y sus expedicionarios. Sólo Cervantes enfrentaba
el temporal desde la «cátedra del potrero» en lo que
a inclemencia de la naturaleza y a conflictos politicos
correspondía. La universidad había cambiado de rector;
era José Manuel Ibáñez el dueño del puesto, aunque los
consiliarios y demás autoridades sólo rotaban en el rectorado
en un aparente ejercicio democrático que en mucho
los entretenía.
El curso de Botánica había concluido con éxito y los
50 ó 60 estudiantes se hallaban entusiasmados de llevar
a cabo el examen o suerte de concurso con que, en público,
se acostumbraba acreditar la calificación de los participantes.
El 25 de noviembre de 1788 se comunicaba a la
universidad la programación del acto y se solicitaba su
autorización para realizarlo en el salón general. Cervantes
había escogido el sitio en vista del numeroso público
que se esperaba y además porque se ahorrarían los no
pocos gastos en decoración que requerían tales ceremonias.
El virrey se excusó nuevamente de no poder asistir
a . tan importante. acto y, una vez más, comisionó al regente
Gamboa para que lo representara. En una carta, el
virrey expresó su deseo de que se realizara con toda la
solemnidad y honores que merecia.
Cuando dieron las cuatro de la tarde de aquel esperado
11 de diciembre, lo más lucido de todos los . cuerposde
la universidad se hallaba presente; autoridades, invitados
y público en general aguardaron la llegada del representante
virreinal. Sin embargo, un desastroso incidente,
burdamente instrumentado por las autoridades de la universidad
y del protomedicato, echó por tierra la ceremonia.
Al arribar el regente Gamboa, sin un recibimiento ni
adecuada atención, sin el repicar de campanas -como
era lo convenido-, y acercarse a l sitio de honor que le
correspondía y encontrarse «con una vieja y mala mesa
de pino, sin más carpeta que su corteza», decidió retirarse
ofendidísimo, antes de empezar el acto.'H
El público, desilusionado, abandonó la sala entre murmullos
y quejas de todos aquellos que veían con entusias-
La Real Expedición Científica a Nueva España 67
30 Cazela de México. I de dIciembre de
".. 31 Carreño.•Efemérides. •, pag 74 9

68 Plantas y luces en México
Retrato del quincuagésimoprim
er virrey de Nueva España:
M anuel Antonio PLores Maldonado
Martín de Angula y Bodquin
U 787-J789J• según gra bado
de L. Garees.
32 Idem. pág 750
33 Idem, pág. 751
mo las novedosas actividades de la cátedra de Botánica,
mientras Sessé, Cervantes y los demás miembros de la expedición
se enfrascaban en una dolorida y violenta discusión
con las autoridades universitarias por su altanera
maniobra.
El acontecimiento cobró brios y víctimas cuando en los
días que siguieron el virrey tomó cartas en el asunto ante
la queja presentada por Gamboa, enviando un candente
mensaje al claustro universitario que, presidido por el nuevo
rector, procuraba dar trámite a la eficaz ofensa en que
habían participado.
En su defensa, el claustro arguyó que el director del
Jardín Botánico había previamente incurrido en grandes
y serias irregularidades por haber entregado al impresor
el «acto- o texto de la invitación -sin que antes lo viera
el catedrático de Medicina., como lo marcaba la ley; se
quejaron de que el catedrático del jardín no había invitado
personalmente al rector, -como es costumbre y debido- y
que se les debía enseñar a los mencionados -catedráticos
de la Botánica· que al claustro -son muy sensibles semejantes
faltas de atención con su cabeza y Rector-."'
El virrey envió entonces un -extrañamiento- , en él ordenaba
que el Acto de Botánica se realizara el día 20 de
ese mes, que se recibiera debidamente a Gamboa, poniéndole
-silla, alfombra, almohada y bufete con la decencia
correspondiente a su dignidad y lugar que ocupa» y, además,
-la campanilla para su uso... Satisfecho el claustro
del escándalo producido y convencidos de que no prosperarian
más acciones por el momento, aceptó por unanimidad
las órdenes del virrey al asegurar que se hablaría
con -el Doctor Martín Sessé, acerca de los lugares que
debían ocupar quienes asistieran al acto- ."
Por fin, al realizarse el esperado concurso, el público
pudo presenciar las elegantes intervenciones de los alumnos
de Botánica. Tres fueron los encargados de polemizar
sobre diversos temas, dando además oportunidad al público
aSistente para debatir con los actuantes, proponiendo
las objeciones que les ocurriere. Se habló de la errónea
costumbre de clasificar a los vegetales según las partes
del cuerpo humano a que se asemejaban y de la falsedad
de la - teoria astrológica o influjo de los astros· sobre la
virtud medicinal de las plantas. Se sostuvo que el médico
botánico sistemático averiguaba las virtudes de las plantas
-arreglándose al conocimiento de las clases, órdenes
y géneros naturales- , sin hacer caso de cualquier infundada
noticia y mucho menos -por la práctica de alguna
observación peligrosa• . Fue aplaudida la labor de Linneo
en cuanto a la clasificación que logró extraer, producto
de las «observaciones fieles y constantes. y no dictadas
por una simple teoría y raciocinio. Se hizo gran hincapié

La Real Expedición Cientifica a Nueva España 71

72 Plantas y luces en México
..
Bromelia brachystachya.
Laborosa longiflora.
37. InForme d" Sessé sobre un falso médi
CO, RJIl 4' 20
la capital. Su participación obedeció a los clamores de la
gente del lugar, que se quejaron ante los miembros de
la expedición por las arbitrariedades de un tal José Francisco
de los Reyes, quien -a decir de Sess&- hacíase pasar
por médico, profesor, capaz de curar las más graves
enfermedades mediante la administración a sus pacientes
de remedios -costosísimos- que él mismo se encargaba
de preparar y vender. Sessé logró que el charlatán abandonara
el lugar y elaboró un detallado informe sobre ese
personaje, a quien, por cierto, se volvería a encontrar más
de una vez durante las siguientes excursiones por los más
remotos caminos de Nueva España.'"
Mientras tanto, el semestre de estudios sobre botánica
transcurríó sin mayores dificultades, salvo las ya descritas
sobre los inconvenientes para ubicar la cátedra. La
burocracia de la época permitía episodios de actividad
gubernamental y universitaria que se combinaban con largos
períodos de tranquilidad y espera. José Mariano Mociño
se convertía poco a poco en el estudiante más brillante
del curso «manifestando su aprovechamiento en las
clases sabatinas que sostuvo... yen las réplicas y objecciones
que propuso en otras ocasiones". Su maestro infor-

74 Plantas y luces en México
Quincuagésimosegundo virrey
de Nueva España: Juan Vicente
de Güemes Pacheco de Padilla
J-/orcasitas y Aguayo, segundo
conde de Revillagigedo
(J789-1794J, según grabado de
L. Garcés.
«Jugadores de cartas en una
venta .. (fragnlento), de Antonio
Serrano, segundo tercio del
siglo XIX.
cisco Carcía Berdeja, por cinco votos, de los cuales a su
favor eran cuatro, en segunda votación, porque en la primera,
que fue anulada, habia nueve electores y aparecieron
diez votos. El nuevo rector decidió que, en vista de
que el ayuntamiento daba gratis a la universidad todo un
sector de la plaza de toros, la parte de dos tendidos se
aceptaran y el sindico los adornara y se encargara de los
refrescos, pero que se vendieran las lumbreras y las gradas,
que algo de dinero dejarian. En esa primera r eunión
como rector en el claustro se cliscutió -al final- la solicitud
que por escrito presentó Vicente Cervantes, con
acuerdo del virrey, y se dio licencia para imprimir las
conclusiones de botánica que deseaba sostener para su
aprobación, pero se decidió que el propio rector informaria
al nuevo virrey de los antecedentes que habia y entonces
conocerian la resolución.
Revillagigedo ordenó que se autorizara el permiso, pero
informó al rector que tampoco acudiria al acto y le recomendó
que asistieran el propio rector y los miembros del
claustro. Uno de sus integrantes, Manuel Ocaña, declaró
que no habia ley que los obligara a la asistencia... La discusión
no pasó a mayores porque optaron por avisar a
otros doctores y demás interesados en asistir que los representaran.
La Cazeta de M éxico del 21 de noviembre decia: «Abrió
el certamen Don Joseph Moziño, médico aprobado, con un
elegante discurso que pronunció con la mayor energia,
insinuando en él las muchas utilidades de la ciencia botánica
y la gratitud con que reconocen todos sus alumnos
el amor y generosidad de su benéfico Protector el Señor
Don Carlos IV·. En efecto, una rápfda secuencia de

co. Ocupado primeramente por los toltecas, el cerro fue
habitado después por los aztecas, desde el 1299 d. C. En
1435, el rey de Tenochtitlán, Itzcoatl, lo convierte en habitación
de recreo y sitio de memoriales de los gobernantes
de la Laguna; hizo grabar sus efigies en las rocas y construyó
algunos templos en la cumbre del cerro. Los emperadores
aztecas habían preferido Chapultepec como lugar
de recreo, donde nacían los manantiales de agua cristalina
que surtian de agua potable a la ciudad de Tenochtitlán.
Moctezuma Ilhuicamina había mandado construir baños
medicinales -Temazcali- y edificios donde la nobleza
indigena se h ospedaba para disfrutar de los manantiales.
Enormes árboles milenarios, los .ahuehuetes., cubrían las
faldas del «cerro de la langosta», o Chapultepec, desde
cuya cima se dominaba estratégicamente toda la ciudad
lacustre de México.
Sobre las ruinas de algunos de los edificios aztecas, en
la cumbre del cerro, el virrey Matías de Gálvez ordenó
en 1784 la construcción de un suntuoso palacio de verano
para su gobierno, pero falleció repentinamente sin lograr
ver iniciada la obra. Su hijo y sucesor, el virrey Bernardo
de Gálvez, decidió en 1785 continuar la construcción de la
gran casa de campo palaciega. Como fue criticado por
una medida tan poco politica en tiempos de austeridad,
su plan original abarcó un doble propósito: por una parte,
afrontar la hambruna que azotaba a la ciudad; para ello
promovió la construcción de obras públicas entre las que
incluyó el Castillo de Chapultepec, que serviría de base
a una obra mayor para proveer a la ciudad de un acueducto
de «agua gorda. que, naciendo en los manantiales
del mismo cerro, recorrería la calzada de Belén (hoy Avenida
ChapultepecJ hasta terminar en una fuente de la
llamada plazuela del Salto del Agua. Allí la población de
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 79
«Vista del Castillo de Chapultepec
hacia la parte del norte· .
Litografía portuguesa anónima.
Principios del siglo XIX.

80 Plantas y luces en México
«El salto del agua". Fuente
con la que terminaba el acueducto
de agua potable provinente
de Chapultepec. Dibujo
de mediados del siglo XIX.
Vista del palacio virreinal de
Ciudad de México después del
motín que destruyó el ala sur
de la fachada. Pintura anónima,
siglo XVIII.
t>
Ilustración original de la Flora
Mexicana.
México encontraría abundante agua potable que siempre
escaseaba en la ciudad, y, al mismo tiempo, el virrey podía
ofrecer a la corte un lugar más cómodo y seguro donde
alojarse, en vista de las dificultades que el Palacio Real
del centro de la ciudad presentaba por las insurrecciones
y continuos incendios de que era presa. La idea de crear
una fortaleza en la cima de Chapultepec fue considerada
por varios gobernantes en períodos ulteriores de la agitada
vida política de México. Desafortunadamente, Bernardo
de Gálvez murió al año siguiente (1786) a causa de
un mal de origen nervioso. No obstante su exitosa carrera
política y militar-a él se debe la adquisición de la peninsula
de la Florida para España en 1783, como resultado de
la guerra con Gran Bretaña, y el surgimiento de una ciudad
en la isla que hoy lleva su nombre, Galveston-, no
pudo ver cumplidos sus deseos y quienes le sucedieron se
replantearon la posibilidad de continuar la construcción
del palacio en vista de las altas sumas de dinero -12300
pesos- que se habían erogado para levantar sólo los cimientos
y las paredes de la fortaleza. En 1790, el ingeniero
Costanzó, como director de empedrados y obras públicas
de Ciudad de México, sugería que la construcción del jardín
botánico en el cerro de Chapultepec permitiría dar
a la obra inconclusa una nueva y diferente utilización,
puesto que como sede de la cátedra de Botánica requería
menos gastos. Las diferentes alturas que se lograban en
las terrazas del cerro de Chapultepec permitirían acondicionar
m ultitud de plantas de diversos climas y se lograría
la creación de un enorme jardin público coronado con
una construcción que albergaría biblioteca, herbario, salones
de clase y habitaciones para todo el personal del jardín
que, para entonces, contaba ya con un director, un

del patio, colindante con la Acequia de Palacio, en jardín
botánico, estuvo a cargo del capitán de ingenieros Manuel
Agustín Mascaró, cuyo prestigio en Ciudad de México
crecía como la espuma de mampostería que caracterizaba
a sus obras.
A partir de entonces, y hasta que el jardín dejó de
existir en 1820, Cervantes impartió sus cursos de botánica
en el Palacio Real, y en sus mejores épocas el jardín botánico
ll egó a tener alrededor de 1500 especies en su suelo.
En diferentes ocasiones, Cervantes solicitó que la pared
que mediaba con el jardín público tuviera acceso continuo
al jardín desde la popular Plazuela del Volador, de manera
que «sirviese de entrada principal a todas las personas decentes
que se permiten en el artículo 4." del Reglamento
del jardín»; 7 sin embargo, el sitio permaneció cerrado posiblemente
para evitar que el edificio del Palacio Real sufriera
modificaciones que rompieran con la armonía del
cuadrángulo que forma.
El señor Castera, propietario de la casa que albergó
casi cuatro años la cátedra de Botánica, no perdió demasiado
ni por mucho tiempo. En junio de 1792 había logrado
vender su propiedad y el Potrero fue inicialmente rentado
a un tal José de Heredia, proveedor de mulas de carga de
la corte virreinal, quien pronto lo cubrió de alfalfa para
alimentar a sus animales 8 Con el andar del tiempo, en
ese mismo lugar se construyó la primera gran fábrica de
cigarros; años después se diría de ella, «es inhumano que
durante tantos años una multitud de hombres y mujeres
empleados ahí, hayan sobrevivido a las inclemencias del
tiempo y a las condiciones de enfermedad de los pantanos
del lugar donde se construyó una industria que produjo
tantos millones de pesos al Tesoro Real»"
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 83
El Ja r d ín d el Palacio N acion al.
Última reliquia del Jardín Botánico
que ex istió en el patio
de la acequ ia del palacio virreinal
de México. según se
conservaba en 1947. H oy h a
desap a r ec ido.
1>
Ilust raciones originales de la
Flora Mexicana.
AG!\", Méxi

86 Plantas y luces en México
QuincuagesLmotercer virrey de
Nueva España: Miguel de la
Grúa Talamanca y Branciforte
(1794-1798), según grabado de
L. Gareés.
lO Orden del ministro a l virrey del 28-4 ­
1792. AGN. Mé xico, 462 lb 74.77
1I Carta de Sessé del 20-7-1792. AGN. M éxico.
462- lb &4-95
El gobierno de Revillagigedo fue más cauto o menos
dependiente de las decisiones que la Corona tomó respecto
a la suerte del jardin botánico de Nueva España, lo que
garantizó la sobrevivencia de la empresa, ya que de no
haber actuado en forma independiente, tal vez nunca se
habría alcanzado estabilidad en las actividades de la cátedra.
Al enterarse Aranjuez, el ministro del Rey en España,
sobre las propuestas de utilizar Chapultepec para
albergar el jardín botánico, inició una larga y fastidiosa
batalla personal en contra de todos los ínvolucrados en el
problema. -El rey ha tenido conocimiento del asunto -escribió
Aranjuez- y le ha parecído a su Majestad muy
inconveniente que se haya abandonado el Potrero de Atlampa,
que desde 1789 tenía las ventajas que se le reconocieron
para su selección como sitío del jardín botánico por
el Director de la Expedición Don Martín Sessé, por el catedrático
de Botánica Don Vicente Cervantes, por el mis·
mo Costanzó y por los jueces, autoridades y predecesores
L..) y no cree que sea hasta ahora que se descubre que
el lugar padece inundaciones L.. ) por lo que su Majestad
ha resuelto que el Jardin Botáníco deberá permanecer en
el Potrero de Atlampa y que se tomen las medidas necesarias
para evitar las inundaciones». Respecto al proyecto
de utilizar Chapultepec, el ministro opinó que si el sitio
«era inapropiado para erigir un palacio, con mayor razón
sería inútil utilizarlo como jardín botánico".'·
La decisión de cambiar el sitio del jardín fue tomada
en ausencia de Sessé, quien permaneció, como después se
verá, en el noroccidente de México desde 1790 hasta príncipios
de 1792. Cuando retornó a la ciudad, en julio de este
año, examinó de inmediato Chapultepec en compañía de
Cervantes y de López reconociendo las ventajas del lugar.
Sessé consideraba que no sólo se podrían trasplantar especies
que difícilmente crecían en Atlampa, sino que las
caracteristicas del cerro permitirían el acondicionamiento
de plantas -suculentas-, -africanas» o -alpinas. , adaptadas
a lugares secos y recosas sin costo ni problema de irrigacíón.
La parte sur del cerro sería utilizada con plantas
de tierra caliente, en tanto que la norte, donde nacía el
acueducto, permitía el crecimiento de variadas especies
con sencilla írrigación procedente de los manantiales, logrando
crear una sección de plantas acuáticas y de -acres
y piperitas. que requerian abundante agua y cuidados,
pero cuyo valor medicinal y comercial las convertía en -la
verdadera riqueza de América• . 1I
Desconocemos los detalles de las circunstancias que impidíeron
que el jardín botánico de Chapultepec alcanzara
el desarrollo que se había planeado. En la correspondencia
sostenida años después por Cervantes y Sessé con las
autoridades del Real Jardín Botáníco de Madrid se insiste

en señalar que el sitio podría contar con especies de plantas
de los díversos climas que componen América, pero
no se corrobora la existencia de un jardín formalmente
organizado. Acaso, como en otras ocasiones, el cambio de
autoridades virreinales interrumpió definitivamente los
planes, porque el sitio jamás contó con jardín botánico.
A la salida de Revillagigedo, progresista y culto virrey que
impulsó tantos aspectos de la vida intelectual y material
de la Colonia, siguió la aparición en escena del nefasto
marqués de Branciforte, casado con María Antonia Godoy,
hermana del favorito en la corte madrileña. Debido a este
vinculo familiar con el oscuro ministro Godoy, Branciforte
llegó a ser «Grande de España, Capitán General, Virrey de
la Nueva España y Toisón de Oro·. Dejó malos recuerdos
en México por su corrupción insaciable. Confiscó, vendíó
y usurpó fortunas enteras y, como gran adulador, dejó
para la ciudad sólo la famosa estatua ecuestre de Carlos IV
que realizó Tolsá y que los mexicanos prefirieron llamar
. EI caballito• .
Los expedicionarios encabezados por Martín Sessé habian
dejado Ciudad de México el17 de mayo de 1790, para
iniciar su tercera etapa de recolecci6n hacia «el reino de
Mechoacan y Sonora• . La comitiva de científicos, dibujantes,
sirvientes indios, mulas de carga y equipaje, tomaron
rumbo noroeste. Tuvieron que salir por el poblado indio
de Tlalnepantla, desde donde Sessé informó al virrey
Branciforte de que Longinos Martínez se había resistido
a obedecer sus órdenes y negado a acompañar a la expedición,
como estaba indicado.'" Durante esta parte del trayecto,
rumbo a la ciudad de Querétaro, Sessé mantiene un
continuo altercado a dístancia con José Longinos, quien
permaneció en Ciudad de México alegando, ante los Ila-
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 87
- Retrato de Manuel Godoy
después de la batalla de las
na ranjas- (l 8Gl ). de Francisco
de G aya .
C>
«Indias nahoas de Jalisco·,
Anónimo, m ediados del siglo
XIX.
C>C>
.. Aguascalientes. El paso del
viático» (fragmento). D. T.
Egerton. Vistas de México,
1840.
"Plaza de San Diego. Ciudad
de Guanajua to .. , D. T. Egerton.
Vistas de México, 1840.
12 Enrique Áh'arez López. . Las lres primeras
campailas de la expedición cientll1ca di.
nlida por Sessé y sus resultados botánicos•.
Anale. del 'nsUlulo Boro.nlCO. A J. Cavanliles,
XI. vol l . Madrid. 1953, P'c. 13.

90 Plantas y luces en México
Estatua ecuestre de Carlos IV
de Miguel Tolsá en su sitio
original en la Plaza Central de
México.
13. A rias D IV lIO, OJ)_ ell., pé.g ISS. Carta de
Se5sé al Ministro Porher Querél.8ro.28-5-179O.
AM, Carpeta 63.
mamientos del virrey, que se hallaba enfermo y pidiendo
tiempo para reflexionar sobre la respuesta que daria a los
cargos que le hacía el director de la expedición. '" Longinos
Martínez tejió entonces una complicada trama de argumentos
y quejas en contra de Sessé, tratando de convencer
al virrey de que la expedición se hallaba organizada
de tal forma que no se cumplía con los deseos del soberano
ni con los propósitos para los que tan trascendente
tarea había sido proyectada y financiada. En una palabra,
Longinos ponía en duda la capacidad de Sessé para dirigir
la operación y, más aún, cuestionaba seriamente su formación
como naturalista para los propósitos del estudio
que le habian ordenado desde Madrid. A medida que Mociño,
Castillo y Sessé se alejaban rumbo al noroeste, Longinos
Martínez y Senseve, que también permanecía en la
ciudad al haber sido sustituido por Mociño, planeaban las
acciones de su propia expedición sobre . Historia Natural·
y procuraban convencer al virrey de que viajarían en forma
independiente sin reconocer obligación ni obediencia
al director del Jardín Botánico. De todos estos pormenores
engorrosos que había de resistir el virrey respondiendo
a las cartas de unos y otros científicos ilustrados que se
peleaban entre sí, informó a España para solicitar instrucciones
sobre qué hacer para controlar la situación. El
expediente de cartas enviadas por Longinos a las autoridades
en las que expresa su enojo y crítica las deficiencias
de su director, creció durante todo el año 1791, el mismo
tiempo que ocupó Sessé en contestar todas y cada una de
las acusaciones y condenar la insubordinación de Senseve
y Longinos. Como en otras ocasiones, el vírrey y todos los
involucrados en el pleito recurrieron al monarca español

para que decidiese sobre la forma en que habría de resolverse
el conflicto. Mientras el correo cruzaba en ambas
direcciones el océano Atlántico con las cartas en busca de
una solución, quedaba suficiente tiempo para continuar
las tareas de la expedición. Longinos Martinez y Senseve
optaron por organizar -mientras tanto- un gabinete de
historia natural, precursor del concepto actual de museo,
en una casa que para tales fines alquilaron en Ciudad de
México. A las caracteristicas del lugar y el éxito alcanzado
por Longinos ante la sociedad novohispana nos referiremos
más adelante. Por ahora analizaremos las actividades
de Sessé y su colega Mociño, quien se iniciaba en
la expedición botánica internándose en el rico territorio
que separaba la capital de las prósperas ciudades mineras
de Querétaro, Guanajuato y Zacatecas, limites de las
poblaciones españolas, pues de ahí hacia el norte, no obstante
que Nueva España contaba con territorios extensísimos,
los escasos asentamientos españoles se perdian en
un enorme desierto donde los agresivos indíos chichimecas
impedian poblar la región.
La expedición recorrió los alrededores de la bella Querétaro
y alcanzó Guanajuato a través del hoy San Miguel
de Allende. Cruzaron la zona mínera de mayor bonanza
en esa época para dirígirse por el suroeste hacia las . Pro-
La Real Expedición Cientiñca a Nueva España 91
Ruta de la Expedición Científica
a Nueva España. Trayectoria
del noroccidente. Mapa
de la época.
1>
ilustraciones originales de la
Flora Mexicana.

94 Plantas y luces en México
«I nterior de fc¿ Mina de Rayas""
D. T. Ege rton. Vis tas de
México, 1840.
1>
..Plano y vista del volcán del
Jorullo», A. Humboldt. Atlas
de México.
14 /bid.. pAg o 180.
vincias de Mechoacán y Nueva Galicia», en una trayectoria
que abarca los actuales estados de San Luis de Potosí,
Zacatecas y Jalisco. Su itinerario comprendió Valladolid
(hoy Morelial, donde residieron un tiempo, haciendo de
este lugar centro de operaciones para recorrer la campiña
michoacana. Al entrar en la zona volcánica coinciden con
la erupción del volcán . Jorullo• . En esa ocasión, Mociño,
imbuido de una flema romántica y sintiéndose el Plinio de
América, asciende por primera vez al cráter del volcán
en plena erupción; experiencia que le hace escribir un famoso
poema en latín del cual han hablado historiadores
del siglo XIX, pero que se desconoce porque nunca se publicó."
Se dirigieron después hacia Uruapan, Pátzcuaro y
Apatzingan para desde ahí buscar la costa del océano
Pacífico al suroeste de Colima. Sus informes y material
reunido se refieren a Coahuaya, Ahuesayo, San Miguel, las
Termas de Atohuilco, San Damiá n, Santa Rosa, San Jacobo
de la Vega, Huango, Zapotlán, Salamanca y Tepalcatepec.
Por los datos de las localidades de donde proceden
las plantas recogidas en la tercera excursión, es indudable
que alcanzaron la costa del Pacífico, aproximadamente el
último trimestre de 1790. Sayula y Colima fueron visitadas
en los primeros meses de 1791, utilizando como centro de

operaciones el poblado de Apatzingán. Por junio de 1791,
todo el grupo llegó a Guadalajara, capital de Nueva Galicia
(hoy Jalisco), donde se detuvieron varios meses para
organizar la información de las especies y volver a trazar
los itinerarios futuros correspondientes a la cuarta
etapa.
Para tener una idea aproximada de la riqueza recolectada
y de la meticulosidad, interés y conocimiento con
que los miembros de la expedición reconocieron la extensa
zona que acabamos de detallar durante su tercera excursión,
describiremos el contenido de algunos de los cajones
que se remitían desde Ciudad de México hasta el
Real Gabinete del Jardín Botánico en Madrid. Mediante
íncreíbles y tortuosos procedimientos aduaneros, Sessé,
Mociño y Castillo hicieron llegar a Cervantes el contenido
a veces por duplicado y triplicado y mediante instrucciones
combinadas para evitar el extravío o pérdida de algunas
cajas. Una vez que la clasificación de los materiales
estuvo concluida, sea en el lugar mismo del trabajo de
campo o en el gabinete de Ciudad de México, estos cajones
eran enviados por duplicado en diferentes flotas con
la intención de garantizar su arribo a España. He aquí algunos
ejemplos de esos envíos obtenidos de las relaciones
que acompañaban a los objetos:
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 97
«El volcán del Jorullo», Dibujo
de fines del siglo XVIII.

98 Plantas y luces en México
..La región del volcán de Colima"
. Grabado alemán anónimo.
Primera mitad del siglo
XIX.
15 Esle documento se halla en el Museo de
Ciencias Na turales de Madrid, en la sección
cOlTespondlente a la Expedicl6n Botánica de
Nueva Espaha y rue reproducido ¡nlegro en
la obra de Arias Dlvho -Las expedici9nes •
(op cil)
Cajón N.O 1. Encierra tres cajones de lata, el primero contiene
el herbario de 385 plantas raras y desconocidas que se expresan
en el adjunto Indice N.o 1. Además 180 dibujos de las más
particulares y 36 de aves y otros animales desconocidos en Europa.
El segundo cajón lleva el herbario duplicado de las remitidas
el año anterior. El cajón tercero a la Real Botica. Incluye
8 libras de la corteza de un árbol llamado Copalchín, experimentada
como un febrífugo muy especial en los mismos casos,
forma y cantidad que la Quina peruana. También muestras de
Tacamahaca según la cogen y conservan los indios para sus necesidades
y la produce un árbol de este nombre conocido entre
los botánicos con el de Amyris Sylvatica. Lacca y Goma arábiga
producen la última de una nueva especie de Mimosa que aquí
llaman mezquite.
Cajón N.O2. Contiene 22 aves disecadas. Dos lagartos raros
y un murciélago propio de las Américas, cuyas especies se expresan
en el Indice N.o 2.
Cajón N.O 3. Semillas y frutas de plantas raras y algunas
desconocidas. Trece Ji bras de guapinole, resina que se halla en
las raíces de un árbol del mismo nombre que hemos reconocido
ser una nueva especie de Cynometra. Cortezas de un á rbol llamado
bálsamo por su conocida virtud vulneraria tanto en el
licor que destila como en el polvo de la misma corteza echado
sobre las úlceras.
Cajón N.O4. La cabeza del fémur de un elefante. Una muela
de otro petrificada y hallada con el resto de la osamenta enteramente
molida. Una asta monstruosa de carnero con peso de
ocho libras. Un pedazo de Líquo alce petrificado. Otro íde m de
un árbol llamado en Guadalajara, Parota.}j

En Guadalajara, el grupo buscó un poco de reposo. Martín
Sessé había comunicado al vírrey de turno que desde
Apatzingán la salud de los miembros de la expedición
había sufrido serios reveses. Quedaron detenidos por una
epidemia que atacó a todos los expedicionarios, informando
además de que la población de la zona de Michoacán
había sufrido grandes bajas. Las fiebres "terciarias» características
de tales brotes epidémicos de paludismo en la
región de los lagos michoacanos casi hizo fracasar la excursión.
El propio Sessé convalecía en Guadalajara y escribió
del mal estado en que los tres -Mociño, Castillo y
él- se encontraban y de las ulceraciones que afectaban
sus piernas y les impedían realizar el trabaj o programado.
Cualquiera que haya viajado por este Reyno - escribió Sessésabrá
muy bien la escasez de víveres y necesidad de provisiones
que es preciso cargar para no morirse de hambre aún en los
caminos mas trillados. Nosotros pues que llamados de nuestro
Instituto vivimos continuamente en los montes, en pueblos de
infelices indios, barracas o tiendas de campaña distantes de poblaciones
que puedan surtirnos de la mayor parte de nuestros
menesteres, nos vemos obligados a proveernos antes de nuestra
salida de las ropas cómodas y proporcionadas a los climas que
nos hemos propuesto investigar y de un rancho casi igual al
que se embarca para los viajes de mar so pena de estar reducidos
a los pocos y viles sustentos de que se alimenta el indio
frugal o semibárbaro en esta parte de la vida. J 6
A estas naturales dificultades del excursionar por las despobladas
regiones de Nueva España se agregaron otras
producidas por la intriga y la pasión de quienes les creían
disfrutando de una placentera vida a costa del Tesoro
Real. Mociño se enteraría de las acciones en su contra promovidas
por su esposa, María, quien con la ayuda del
obispo de Oaxaca, José Gregario Omaña, y haciendo honor
a su apellido, demandaba del naturalista una jugosa
indemnización por abandono.
Mi marido - escribió María al virrey- después de haber usufructuado
mi pobre casa en cuanto pudo durante siete años
sin cuidar de esforzarse a darme los alimentos necesarios, se
retiró a México a graduarse en la Facultad de Medicina, dejándome
abandonada sin proveerme absolutamente de mis asistencias.
17
Ahora, no obstante que había terminado sus estudios en
México, Mociño sin volver a Oaxaca se lanzaba a la búsqueda
de plantas y otros seres vivos por las más recónditas
provincias del reino. La desesperada esposa escribía
que sabían de los dos mil pesos que Mociño recibía de
la expedición botánica y de los cuales ella había recibido
«sólo 50 pesos en tan largo tiempo".l8 El obispo, en su
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 99
Patio de casa colonial en Pátzcuaro,
Michoacán, M éxico.
16 En el Archivo General de la Nación.
Mexico (Ramo: Historia, vol. 527) se conserva
este manuscrito de Sessé. que se refie re a la
defensa que hizo de la actuación de Mocii'lo
durante la parte inicial de la expedición. a
raiz del conflicto que había producido su incorporación
17. Carreño. .El .bachiller ...•. op. cit..
pág. 50
18 Idem, pág 51

100 Plantas y luces en México
El rey (fragmento) de . La familia
de Carlos IV". de Francisco
de Gaya.
19 Idem. pég 52
20 Inronne de Sessé al virrey, lapotlán,
13·2·1791 CItadO por Arias Dlvito, pág. 161
21 Carta de Sessé al vI rrey, Guadalajara.
22-7-1791 Carpeta 63
carta del 14 de agosto de 1790, pedía justicia para su «protegida»
y «sobrina», informando al virrey del «sufrimiento
e infelicidad. en que se hallaba María por el «genio e inconstancia
de su marido-, sin contar los -desprecios de
marca que ha tolerado y disimulado a costa de su honradez
y prudencia•.'.
El virrey ordenó, con fecha 28 de agosto de 1790, que
Mociño debería pagar un tercio de su salario a la esposa
que permanecía en Oaxaca. Sessé testifica desde Guadalajara
que resultaba imposible para Mociño otorgar parte
alguna de su salario, ya que recibía de hecho sólo la mitad
del sueldo contratado y que el propio director se veía en
la continua obligación de sostener parte de los gastos de
su apreciado colega.'" De esta información y conflicto se
enteraba Mociño en Guadalajara sin imaginar los acontecimientos
que todavía le esperaban por delante en su largo
y sostenido pleito con María.
Por su parte, las noticias para Sessé no eran más gratas.
El pleito con Longinos Martinez y la queja de Senseve
habían finalmente llegado a oídos del monarca y la decisión
de la corona era tajante, Senseve debía reincorporarse
de inmediato a la expedición, Longinos sería reprendido
y obligado a obedecer al director de la expedición e igualmente
incorporado a la excursión. Mociño y Maldonado
debían dejar sus cargos. La orden, fechada en Madrid en
marzo de 1791, llegó a Nueva España el 4 de junio de 1791.
El virrey de Nueva España, conociendo los pormenores
de la situación y la obtusa decisión del monarca y,
sobre todo, consciente de que a ninguna de las partes en
conflicto convenía tal orden real, decidió instruir a sus secretarios
de que tal real orden se cumpliría cuando todos
los miembros de la expedición se hallasen de regreso en
Ciudad de México. Esta circunstancia dio tiempo a Sessé
para buscar una solución al conflicto.
Una vez más, el buen tino del virrey permitía que la
expedición botánica continuara maniobrando. Sessé escribió
en junio de ese año de 1791 desde Guadalajara informando
de que la recuperación de su equipo de colaboradores
había sido total y feliz"' y que se hallaban preparando
las cajas y los envíos que contenían dos volúmenes
de manuscritos -en folio- de la Flora del país que iba tomando
forma. Mociño, por su parte, y quizá para animar
su espiritu con ideas algo más productivas que sus problemas
maritales, escribió desde el mismo lugar la célebre
carta dirigida a su viejo amigo José Antonio Alzate -Sobre
la introducción de camellos en México-. En su carta, Mociño
propone que se utilicen camellos en la campiña mexicana
para resolver los serios problemas del transporte
de productos alimenticios. Le pide a su amigo Alzate se

102 Plantas y luces en México
Acueducto de Valladolid (MoreliaJ.
Entrada al Paseo de
San Pedro. México pintoresco.
Archivo General de la Nación,
México.
22. .Carta del Señor José Mariano Moóño
dirigida al Sr. D. José Antonio Alzate y Rarnlrez
acerca de la Introducción de Camellos_o
Gacela de Literanao, t . n, 1791
Pines, la que al cabo de casi un siglo estaba ya repleta de
habitantes?
Mociño: Habiendo esta nueva especie auxiliar de nuestros trabajos,
puede la agricultura ponerse en un pie muy floreciente
y desterrar la miseria de toda la Nueva España que sin embargo
de producir tanta plata es una de las tierras más pobres
que hay en todo el orbe.
Alzate: Un sabio extranjero me decía no ha mucho tiempo al
ver y registrar las produceions de México: Ustedes son pauperes
in divitiis. ¡Qué bien se expresó!
Mociño: Exhorte usted, pues, a las gentes a que se impresionen
de estas ideas y conozcan mejor sus intereses particulares y los
del público para que salgan de ese letargo mortal que los tiene
en la más funesta inacción. Su genio de usted mil veces explicado
a favor de los establecimientos útiles me hace esperar que
extienda las ideas de éste, de un modo capaz de persuadir...
Alzate: Cualquiera que se dedique a escribir al público necesita
de armarse de paciencia y desprender las murmuraciones...
Mociño: Ya sé que se han de burlar de nuestros pensamientos
aquellos cuyo entendimiento es tan corto de vista que no alcanza
a observar lo que será el mundo de aquí a veinte o sesenta
años..
Alzate: Yo por lo menos desde que tomé la resolución de trabajar
en la Gaceta de Literatura procuré al mismo tiempo revestirme
de constancia y sufrimiento bien entendido de que las
murmuraciones de una parte no me dispensaban de la obligación
de coadyuvar con mis cortas luces al bien de la otra.
Mociño: Dios guarde a usted muchos años. Su afectísimo servidor.
José Mociño. Guadalajara 14 de junio de 1791. 2 :::!
En Guadalajara, la expedición quedó dividida. Mociño,
Castillo y el dibujante Echeverría partieron rumbo al norte,
siguiendo la falda oeste de la Sierra Madre Occidental,
en dirección a Los Alamas, el punto noroeste más distante
casi en el límite fronterizo entre los actuales estados
de Sonora y Sinaloa. De ahí se encumbraron en la
difícil Sierra Tarahumara (del hoy estado de Chihuahua),
siguiendo el curso del río San Miguel hasta desembocar
en el llamado Puerto Canelas, en los altos de Tapia, y continuaron
por la Sierra de los Tepehuanes, dentro del
territorio de Nueva Vizcaya (hoy estado de Durango),
descendiendo hacia el punto de encuentro con el resto del
grupo en Aguascalientes. Martín Sessé en compañía de
José Maldonado y el dibujante De la Cerda se ocuparon
de explorar las provincias de Sinaloa y Ostimuri en busca
de las Misiones del río Yaqui para regresar por la ruta de
Rosario en Sinaloa mismo, hacia Tepic, en Nayarit, y de
ahí al poblado de Aguascalientes.
Corría el mes de julio de 1791 cuando los grupos se

dispersaron hacia lo que seguramente fue el VIaJe más
dificil de toda la expedición, tanto por la aspereza de la
sierra como por los peligros que entrañaba el contacto con
grupos indigenas que, refugiados en las altas sierras de
la Tarahumara, controlaban todo movimiento que se producía
en su extenso territorio.
Mientras tanto, en Ciudad de México, Longinos Martinez,
ayudado por Senseve en su lucha por hacer valer
sus derechos y sintiendo que su reputación y orgullo se
veian diezmados, decidieron organizar un Gabinete de
Historia Natural. De la información epistolar y las crónicas
periodisticas de la época se deduce que Vicente Cervantes,
único responsable de las actividades del Jardin
Botánico y a cargo de la cátedra que continuaba graduando
alumnos, fue lo suficientemente discreto para evitar
toda confrontación con sus colegas ofendidos y no interfirió
en nada en sus actividades.
En la céntrica calle de Plateros, en Ciudad de México,
en la casa del número 89, Longinos estableció el primer
museo de este tipo que hubo en el pais. La Gazeta de México
correspondiente al 27 de abril de 1790 describe detalladamente
el lugar diciendo:
En obsequio de la feliz exaltación de Su Majestad al Trono, ha
querido manifestar su afecto, fidelidad y amor el Naturalista de
la Expedición de este Reyno de Nueva España, Don José Longinos
Martinez con la abertura de un Gabinete de Historia Natural
que a sus expensas ha establecido en esta Corte L..) y para
que el público goce de este beneficio proporcionándole por este
medio la más fácil instrucción en esta ciencia. 23
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 103
«Iglesia de Zimapan .. . Litog rafia
de J. Phillips y A. Rider.
México Ilustrado, 1848.
23 Gazeta de MéxIco. vol IV, nuro 8. del
27 de abril de 1790, pá8' 70

104 Plantas y luces en México
. Vista cerca de Caneles ,. , Litografía
de J. Phillips y A. Rider.
México Ilustrado, 1848.
A continuación, la crónica relata la organizaclOn y presentación
del lugar donde se exponían objetos de la mtturaleza,
claramente clasíficados en un -Catálogo Científico
Sístemátíco en el que se especifican la clase, orden, género,
especie y variedad» de cada planta o animal en él
presentados. Existían tres árboles cronológicos correspondientes
a los tres Reinos de la Naturaleza, conforme al
Systema Natural del -Caballero Carlos Linneo-. El reportaje
señalaba que -apenas pisó suelo ILonginosJ en Veracruz
cuando encontró el precioso testáceo Estalacta, por
cuyo exquisito caracol han dado algunos soberanos sumas
cuantiosas. . Ofrecía el naturalista que todos aquellos
-apasionados» contribuyeran con sus colecciones -procurando
ILonginosl hacerlas menos imperfectas... recorriendo
e investigando para ello así en la superficie de la tierra
como en la concavidad de sus entrañas, etc., etc.».
La exhibición debió de provocar un enorme interés porque
durante varios meses el tema continuó tratándose en

los medios públicos, sea para mencionar la distribución
de la estantería del Gabinete con Biblioteca de Historia
Natural, Botánica, Química, Física, Anatomía, Mineralogía
y Matemáticas, o bien para señalar que contaba con estantes
para animales, herbario o jardín seco, colecciones
de minerales, de oro y plata, estaño, plomo y azogue. El
público podía admirar tras una vitrina muestras del reino
vegetal como resinas, semillas, gomas, bálsamos, etc. Debieron
de abundar las petrificaciones y osamentas porque
Longinos Martínez también exponía sus 17 osamentas de
elefantes . encontradas en varios parajes del Reino- .
Por último se menciona la existencia de varias . máquinas
de física y química», como . microscopios, óptica,
cámara oscura', máquina eléctrica, piedra imán, prismas,
barómetros, termómetros, matraces y retortas- . En una
palabra, toda la escenografía de la época habia sido reunida
en la calle de Plateros.
El éxito de Longinos no se hizo esperar. La sociedad
novohispana acogió con entusiasmo la existencia de este
primer museo y las donaciones empezaron a llegar por
decenas para enriquecer la colección, a más del . servicio
de consulta- que organizó el naturalista, que se hacía rogar,
pues aseguraba que su enfermedad le «impedía que
el museo quedara abierto, se anunciarían los días y las
horas que ha de estar en funciones y la clase de personas
que podrán entrar».
Varios meses después, la Gazeta de México seguía informando
sobre los progresos del Gabinete, el cual contaba
ya con «Tres Pirámides de dos varas y media de altura
revestidas y adornadas de las respectivas producciones
que hacen alusión a cada uno de los reinos de la naturaleza
y entre los varios que la adornan se encuentran
las armas reales, corona y cetro con la inscripción de
Viva Carlos IV y una cifra en que se encierra el respetable
nombre de la reina María Luisa- .
No cabe menos que pensar que si esta obra de Longinos
Martínez, lejos de haber sido realizada en hostilidad
abierta con Martín Sessé, quien por cierto recibió en su
momento los ejemplares de la Gazeta y tuvo que hacer
constar ante el virrey, por escrito, que su colega había
dispuesto de materiales extraídos de la custodia de Cervantes
y que no se habían remitido a España, como era
lo ordenado, hubiese sido hecha con el concurso de todos
los participantes de la expedición, seguramente habría
alcanzado un verdadero y colosal éxito.
Por el contrario, y obedeciendo sólo a los intereses publicitarios
de Longinos y buscando fortalecer su posición
ante el virrey, el Gabinete fue una gran llamarada de
entusiasmo social que se apagó en cuanto el mismo Longinos
logró autorización para excursionar por su cuenta.
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 105

106 Plantas y luces en México
24 Comunicación de Longinos a Porller
San BIas, 7.7- 1791 M CN Exp Bot , N. E,
2S Idern. Esta larga comunicación de Lon
¡¡inos fue acam panada de otra igualmente lar.
ga de Sessé al virrey reba tiendo 109 puntos
de vista de su subor dinado, M N . M S. folio
329, segun Arias Divito (OD cit, pAg, 16 l )
26 Reproducldo Integro como apéndice en
la obra de Anas DIVJ!O (op ell, pég 4Q21
En su ausencia, el lugar quedó a cargo de Mariano Aznaren,
médico pensionado de los Reales Ejércitos, personaje
gris y de avanzada edad que poco o nada influyó en la
vida del prematuro Gabinete, que pronto quedó en el
olvido.
En medio de todo este temperamental conflicto de ilustrados
intereses politicos y científicos, la sociedad novohispana
se había literalmente despertado con la llegada de
los científicos peninsulares, que ofrecían suficiente tela de
donde cortar en el pequeño mundillo de la vIda académica
universitaria y la palaciega corte citadina. El virrey
optó por quitarse de encima a Longinos con sus agresivas
solicitudes y a Senseve con su sostenida oración de agravio.
A esto se unían las quejas contra Mociño que desde
Oaxaca pasaban por sus manos una y otra vez. Finalmente,
otorgó los pasaportes requeridos para que los dos expedicionarios
pudiran hacer -por separado de la Expedición
botánica los reconocimientos y observaciones correspondientes
a su profesión• ." Longinos y Senseve partieron
casi un año después que sus colegas, en enero de
1791, paradójicamente en la misma dirección que los primeros.
El 29 de enero se hallaban en Querétaro, en febrero
en Villa de León (Guanajuatol, alcanzaron Guadalajara
en marzo, de donde pasaron directamente a Tepic
en abril. El propósito de Longinos era el de recorrer . la
Antigua y Nueva California», y lo sorprendente de su obstinación
fue que en ese mismo período realizó una enorme
travesía por la península de Baja California y ll egó a
proponer en cierto momento que uniría toda la costa, entre
Los Ángeles y la ciudad de Lima, en Perú."' Se conserva
una detallada relación que con el título de: . Nombre
de misiones, poblaciones, rancherías de gentiles, ranchos
y parajes con agua y sin ella que se encuentran en
el camino recorrido y expediciones de travesía que ha hecho
en la antigua y nueva California el Naturalista D. José
Longinos con las leguas de distancia que hay de una parte
a otra. " da cuenta de la expedición que paralelamente
a la de Sessé desarrolló Longinos en el noroeste de México.
Cuesta imaginar que Longinos y Senseve, decididos
a demostrar su capacidad como expedicionarios y naturalistas,
hayan recorrido la enorme distancia que los ll evó
de cabo San Lucas -en la punta de la península de Baja
California, adonde debieron de haber llegado por mar emba
rcándose en San Bias, un puerto de las costas de Nayarit-
hasta el puerto de San Francisco, perteneciente
hoya los Estados Unidos. La travesía incluyó toda la península
de la Baja California: San Lucas, San José del
Cabo, Trinidad, Santiago, Todos Santos, San Antonio y, en
la bahía de Pichilingue, el poblado de La Paz. En viajes por
tierra combinados con breves travesías que bordeaban la

costa de la península, recorrieron San Isidro, Comanche,
Mulegé, San Ignacio y Guadalupe, utilizando la misión de
Loreto como su centro de operaciones. Herborizaron en la
isla del Carmen, que estaba desierta. Longinos ideó un
sistema que llamó de «Comisionados", esto es, indios que
enviaba en balsas o canoas a las islas cercanas a la península,
con la orden de que

dante del Puerto -Martínez- una «armonia perfecta que
hasta hoy -dice Mociño- se confiesan sus más apasionados
amigos• .' Los ingleses, por conducto de su capitán
Colmet, intentaron persuadir a Martínez de derechos ingleses
adquiridos sobre Nutka y de las supuestas tierras
también compradas a Macuina (quien obviamente lo negó),
que los respaldaban como propietarios de la isla. Martinez
mandó arrestar a su interlocutor, lo que tampoco
gustó a Macuina ni a su pariente el jefe nutkense Quelequemo
La anécdota terminó con la liberación forzada de
los ingleses, que se marcharon ofendidos amenazando, y
en la descarga del temperamento de Martínez sobre el indígena
Quelequem, mediante una salva o fusilazo que,
según cuenta Mociño, dejó a este príncipe «flotando sobre
las aguas y la sangre con que éstas se habian teñido contristó
sobremanera a los naturales, que echó sobre la fama
del Piloto de San BIas la negra mancha de la abominación
que generalmente se le tiene en el Archipiélago del
Norte».7
Los ingleses presentaron un memorial contra la nación
española en la Cámara de los Comunes, incluyendo sus
pérdidas enormes, acusando el proceder de Martinez, pretensiones,
etc., y declarando la guerra a España por la posesión
de Nutka. Los españoles apagaron la flama en una
convención firmada en San Lorenzo el Real, en 1791, acordando
que, de haberlas, restituirían las porciones de tierra
de los súbditos británicos y de las que habían sido despojados
con violencia y, además, que reconsiderarian todos
los lamentables acontecimientos. Para el desempeño
de tal comisión conciliadora de intereses españoles y británicos,
el gobierno inglés enviaba a Nutka al comandante
George Vancouver y España al capitán Bodega y Quadra.
Este último debería levantar carta geográfica -que
sólo tenían los ingleses de toda la costa desde Nutka hasta
San Francisco en la Nueva California- y «de paso» obtener
información sobre los recursos de la zona mediante
una acostumbrada expedición relámpago de historia natural.
Con esos antecedentes arribaron Mociño y sus compañeros
a Nutka el 29 de abril de 1792. Según el naturalista,
«casi al mismo tiempo de dar fondo vino Macuina a dar
la bienvenida al Comandante Español.,' a quien le refirió
la buena armonía que habían guardado con el nuevo
capitán a cargo de la isla, Francisco de Eliza, que había
relevado a Martínez en 1790. Este Eliza, a decir de Mociño,
comprendió con rara viveza que Macuina gustaba de
escuchar lisonjas y siguió una persistente estrategia de
halagos al jefe de los indígenas hasta que logró que olvidaran
el trágico pasaj e de Quelequem. Verdad o no, el
hecho es que, al llegar los exploradores acompañantes de
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 115
6. ¡dern, pág, 61.
7 ldem. pág. 62.
6. ¡dern, pág. 63.

116 Plantas y luces en México

Bodega y Quadra, se reunió toda la población y, ante los
ojos atónitos de Mociño y Maldonado, el jefe Macuina pidió
que todos cantasen el himno de la isla. A continuación,
los españoles encabezados por Eliza entonaron la estrofa:
Macuina, Macuina, Macuina
Asco Tais hua-cas,
España,España,España
Hua-cas, Macuina, Nutka
... que Mociño después tradujo asi: «Macuina es un grande
principe amigo nuestro. España es a]{Jiga de Macuina
y Nutka."
La estratagema de Eliza surtió efecto y los recién llegados
fueron asistidos con innumerables atenciones y gentileza
tanto por los españoles «residentes.. como por los naturales.
«Desde el dia siguiente advertimos rodeados de
piraguas nuestros buques -escribió Mociño-, los isleños
llenos de alegría y prontos a conducir a nuestros marineros
a tierra sin mas que el interés de algún pedazo de
pan».lO
Durante los cinco meses que convivieron entre ellos,
asegura Mociño, la casa del comandante estaba de día y
de noche llena de nutkenses. «Macuina dormía en su alcoba
-ínsíste-, pero Quíoco-mashia y Nanaquius (dos príncipes)
hacían lo propio en la mía y no fueron pocas las
veces en que se quedaron mas de cíncuenta en el salón.. .
En todas las ocasiones que viajamos juntos por la isla, los
españoles «volvieron siempre prendados del cariño y mansedumbre
que habían observado en los salvajes, ¡qué dolor!
-agrega- que no puedan ellos decir otro tanto de
nosotros, pues los marineros o en fuerza de su educación
casi brutal o envidiosos del trato humano que el Comandante
daba siempre a los naturales los insultaron varias
veces, estropearon a unos e hiríeron a otros y no dejaron
de matar a algunos. La humanidad es el mejor caracter de
la civilización: todas las ciencias y artes valen nada si sólo
sirven para hacernos crueles y orgullosos»."
En otro pasaje de su interesantísimo libro critica a los
religiosos españoles por el abandono en que habían dejado
a los pobladores de Nutka. «Varios de los naturales...
llegaron a hablar bastante nuestro idioma y la facilidad
con que pen::ibían la mayor parte de las cosas que queríamos
explicarles debe hacer sensibilísimo que los ministros
del Evangelio no hubieran aprovechado disposiciones tan
oportunas para plantear entre ellos la fe católica·. Y agrega:
«sé que los cruziferos informaron que no podía establecerse
allí una Misión por falta de tierras que cultivar.
¡Debilísimo obstaculo! Como si misión y heredad fueran
sinónimos y no pudiese una Doctrina que enseñaron pri-
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 117

las noticias posibles después de haber aprendido de su
idioma lo preciso para mantener con ellos algunas conversaciones·
. H Los nutkenses, según Mociño, eran de mediana
talla, jamás obesos, más bien delgados de cabeza -apilanada
no por un vicio de la naturaleza, sino porque desde
que nacen los colocan en un cajón oblongo que sirve de
cuna portátil donde con fuerte ligaduras se las amoldan
para que quede siempre disforme... • . I ,
El cabello de los nutkenses es largo, negro, lacio y grueso.
La barba llega a ser tan copada y larga -como la de
nuestros capuchinos y belemitas». Los jóvenes se arrancaban
el pelo -a fuerza de tirones. O con pinzas construidas
con conchas marinas. Untaban su cuerpo con grasa
de ballena y lo pintaban con almagre, que hacia difícil
distinguir su color original. En los niños y en una princesa
llamada Yztocotitlemoc, Mociño descubre el claro color
de los nativos y el -rostro con un tierno rosado que inclinaba
al pálido y menos oscuro que el de los mexicanos».'·
Describe las habitaciones, los muebles, los utensilios, así
como manjares y bebidas, a que acostumbran los nutkenses.
Treinta y seis platillos cuenta Mociño en el banquete
que ofrece Macuina a otros taizes o jefes amigos.
La Real Expedición Cientinca a Nueva España 119
", Plebeyo de Nutka .. es el título
de esta ldnlina. preparada
por A ta nasia Echev erría d urante
su estancia en Nutha.
A rchivo del Min isterio de
Asuntos Exteriores, Madrid.
- Mujer o Taisa de Nutka con
un niño en la cuna.. . A tanasia
Echev erría. A rchivo del M inisterio
d e A suntos Exte riores,
M adrid, Es pa ña.
14 . l dem. pág 93.
IS 'dem, pág. 95.
16. Idem, pl\g 96

120 Plantas y luces en México
..Proclamación de la princesa
y stocoti-tlemoc- , acontecimiento
social de los nuthenses según
fue descrito por Mociño
en su Diario de N utka e ilustrado
por Atanasia Echeverría.
Archivo del Ministerio de
Asuntos Exteriores, Madrid,
España.
«No tienen bebida alguna fermentada, ni habian sanado
su sed más que con agua, hasta que comenzaron a
tratar con los europeos. De entonces acá han tomado bastante
a fición al vino, a la aguardiente y a la cerveza... • '7
De los españoles recibieron también pan, chocolate, azúcar,
panocha y confituras y, según nuestro cronista, los
nutkenses amaban ya excesivamente el té y el café, pero
les causaba fastidio la leche, el queso y el aceite de oliva.
Los frijoles se convirtieron en plato de reyes, tais-frijoles
les lla maban, y hubo quien quiso testificar el gran aprecio
que le merecían estos frij oles que pidió se le llamara
en adelante con el nombre de «señor-frijoles».
Dedica extenso capítulo a la estructura social, religiosa
y política de los habitantes de Nutka y relata admirablemente
la forma en que se realiza la caceria de la ballena.
Probablemente uno de l os capítulos más atractivos de
esta obra de Mociño, tan olvidada, como toda su labor, es
el que dedica a analizar la afinidad entre el idioma de los
nutkenses y el mexicano o náhuatl. El interés de Mociño
por conocer la lengua de los nutkenses provenía de mucho
antes; desde que Francisco Ruiz Caliete había publicado,
en México, su estudio sobre «El origen de los indios
mejicanos», aparecido en la Gaceta de Literatura y que
Alzate había discutido con ferviente interés. Según Ruiz,
los indios del puerto de Nutka pertenecían a una rama
nahuatlata común con los mexicanos. La información so-

."
bre algunas costumbres y rasgos de los nutkenses la habían
obtenido de la obra que apareció entonces sobre los
viajes del capitán James Cook, de la que, además de estar
bien informados, los ilustrados mexicanos analizaban detalladamente
lo referente a sus dibujos por las razones
que ahora expondremos. Ruiz escribió: «No se si lo que
vaya referir contribuirá a patrocinar esta emigración d e
los mejicanos del Noroeste al Sureste; lo cierto es que registrando
los viajes del célebre Capitán Cooc veo que
pinta a los indios del puerto de S. Lorenzo Nootka vestidos
con trage muy semejante al de muchos pueblos de la
Nueva España L.. ); pero lo más particular es que dibujando
Cooc lo interior de una de las casas del puerto de
Nootca se registran dos pilastrones con figuras de medio
relieve en todo semejante al estilo que tenían los mejicanos..."
. IS
Esta sutil observación fue avalada por Alzate, quien
colaboró con la tesis de Ruiz, añadiendo que «en el año de
1767 por orden superior se mandaron despedazar (en
México) dos pilastrones esculpidos con jeroglíficos de bajo
relieve que estaban en la orilla de la laguna de Texcoco,
en lo que llaman Pantitlán y no he visto cosa que mas se
asemeje a los que describe el Capitán Cooc,..'"
Las opiniones de Alzate respecto a este asunto -y que
con seguridad conocía y compartía su amigo Mociñofueron
más explícitas en otra nota puesta por el erudito
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 121
"La pesca de la sardina». Dibujo
de Atanasia Echeverría
que ilustra las costumbres de
los mdkenses durante la visita
de los expedicionario3. Archivo
del Ministerio de Asuntos
Exteriores, Madrid, España.
18. Ctlrreño. op. cit., pág. El7
19. Alzate, Gaceta de Literatura, vol. 1, 179,
17\1, pág. 280

Hacia fines de agosto de aquel 1792 llegó el comandante
Vancouver a Nutl

la zona. Sin embargo, la población española era minoritaria
en aquellas enormes extensiones: «Quinientas leguas
de tierra no llegan a tener por habitantes, que podamos
reputar vasallos de nuestro Monarca, ni dos mil individuos
de los cuales tampoco son quinientos los que se llaman
gente de razón comprendidos mujeres y niños".'" Por él
sabemos que en esa época la guarnición de San Francisco
se componía de quince soldados y eran nulas las posibilidades
de defender tan inmenso litoral desde Enseñada
hasta San Francisco. Mociño concluye: «En ninguna otra
parte se establecerían más ventajosamente nuestros enemigos
(que en California) y ninguna por consiguiente demanda
más atención de nuestro gobierno. No sólo Nutka,
sino cuanto hayal norte (de San Francisco) se debe abandonar
por amparar a la California y promover en ella los
ramos de industria"." Por último, al terminar su diario
propone el cultivo de diversos productos y la aplicación
de procedimientos para activar el comercio de la costa
noroccidental de América con Asia y la forma de acrecentar
los asentamientos humanos de esa zona usando como
centro de operaciones el puerto de San BIas, básica comunicación
entre China y América.
Soñaba José Mociño en 1792 con el esplendor de la
vida de aquellos alejados dominios de la Nueva España
donde: «la extracción de semillas y ganados harán florecer
en la Nueva California la agricultura y la de cobre y
telas, multiplicará en Nueva España los telares y promoverá
la industria de los marineros L.. ) al paso que se aumenten
los traficantes españoles en la costa, la mísma necesidad
- pensaba Mociño- hará que se retiren los ingleses
y demás extranjeros y de este modo, sacando utilidades
en vez de erogar expensas, llegaremos a asegurar
nuestras posesiones y acarrearles la felicidad y abundancia"."
Cincuenta años después, México perdería definitivamente
todas esas posesiones que comprendían casi la mítad
de su territorio, durante la vergonzosa intervención
armada de los estadounidenses.
Los miembros de la expedición botánica desembarcaron
provenientes de Nutka el 2 de febrero de 1793 en el
puerto de San BIas, adonde habían arribado en las goletas
Sutil y Mexicana, acompañando a un «Comisionado
Inglés" de nombre Brouhton, quien debía viajar hasta la
capital del virreinato. Con él llegaron los botánicos a México
y, cumplida la misión, José Mociño se dispuso a presentar
su informe a las autoridades. Del trabajo de los naturalistas,
además del Diario de Nutka, sabemos de un
catálogo de animales y plantas que reconocieron y determinaron
«según las ha calificado el naturalista de la Expedición
del Comandante Quadra" '" y de una nómina de
los animales coleccionados por Maldonado en el puerto
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 125
26 /dem, pág. 78
27. I dem, pág, 78.
28. Idam . pág. 79.
211 Carreño, op. cit. pág. 137

Aguascalientes y retornó a la cátedra de Botánica en Ciudad
de México para enterarse de las vicisitudes. Algunos
asuntos que ocuparon a Martín en México estuvieron ligados
a las constantes dificultades con el protomedicato y
la universidad. Sessé habia solicitado para sí el nombramiento
de «Médico de Cámara de su Majestad. con la intención
de terminar, de una vez por todas, con las querellas
de sus competidores en Ciudad de México. El 27 de
junio de 1792 hizo su demanda al rey, a la que agregó
además la petición de ocupar una vacante en el protomedicato
y solicitó que éste no pudiera conferir titulo alguno
en cualquiera de los ramos de la medicina en su ausencia
sin la aprobación del catedrático de Botánica, Vicente
Cervantes. De esta manera, Sessé recurría a sus mejores
apoyos en la corte con una contundente solicitud que
aplastaría las intrigas mexicanas. Aunque el virrey apoyó
estas solicitudes, la respuesta de Madrid fue negativa,
denegando todas las peticiones. Fue un duro golpe para
Sessé, quien había puesto las mejores esperanzas en el
trámite para afianzar su posición y la de sus subalternos;
sin embargo, ante la corte de Carlos IV, Gómez Ortega
tenía poca influencia. Más afortunado fue en otras de sus
gestiones ante las autoridades virreinales, obtuvo la incorporación
a su expedición de Julián del VilIar, quien habia
servido como escribiente en la expedición de Malaspina,
pero durante la navegación que realizó con él por el Cabo
de Hornos su salud se quebrantó tanto que, al arribar al
puerto de Acapulco, Malaspina decidió deíárlo en México
no sin antes recomendarlo a RevilIagigedo, quien le confirió
el puesto de supernumerario en la Secretaría de Camara
del Virreinato. Sessé reconoció en él a una persona
con suficientes conocimientos en Historia Natural, por lo
que solicitó la adscripción a su equipo y el virrey accedió.
Otro asunto que le mantuvo ocupado fue el relacionado
con la disposición real referente a que en España se estaba
compilando e imprimiendo la -Flora Española. con
abundante material gráfico. En 1791, por orden real se
extendió este propósito a las colonias americanas, pidiendo
a los súbditos su cooperación económica para la impresión
de las «Floras Americanas., en evidente proceso de
obtención y estudio. El Ayuntamiento de México, después
de regateos y de consejos a regañadientes, llegó a la conclusión
de «no poder saciar tales deseos de efectuar una
contribución (económica) amplia a causa de la imposibilidad
actual en que se hallaba por los escasos y empeñados
que están sus propios y rentas... notorios socorros que se
han hecho para alivio de las necesidades públicas, de epidemias...
etc.» :n
Para cumplir con esta disposición, que obviamente interesaba
al director de la expedición de Nueva España,
La Real Expedición Científica a Nueva España 127
Pochote (Bombax ellipticuml,
dibujado por Vicente de la
Cerda o Atanasia Echeverría.
Conservatoire Botanique, Ginebra.
31 AGN. Mhico . 464 VIII. 2. 3

128 Plantas y luces en México
1>
Ilustraciones originales de la
Flora Mexicana.
Sessé propuso que el aporte del Ayuntamiento fuera el de
costear tres discípulos de grabado de la Academia de San
Carlos de México, para que, capacitándoles, pudieran dedicarse
a confeccíonar las láminas destinadas a la impresión
de la Flora Mexicana. Con ello y el trabajo de De la
Cerda y Echeverria estaria asegurado el material gráfico
de la obra. Los candidatos eran Tomás Suria, Julián Marchena
y José Mariano del Aguila. El monarca español
aceptó la propuesta, aunque presionó a través de su vi rrey
sobre la necesidad de reunir de todas maneras y en efectivo
una cantidad decorosa para los propósitos señalados,
sabiendo que los acaudalados habitantes de la Nueva España
podian hacerlo. El arzobispo de México hizo entrega
de dos mil pesos y Felipe Zúñiga y Ontiveros, conocido autor
de la Guia para Forasteros, especie de manual turistico
de la época, aportó mil pesos. Revillagigedo recurrió entonces
al viejo y muchas veces utilizado recurso de obligar
a las autoridades provinciales a 'cumplir con una orden
que los magnates de Ciudad de México no deseaban
acatar. De los diversos cabildos y ayuntamientos llegaron
los donativos que sumaron seis mil pesos incluyendo los
doscientos que otorgó el obispo de Oaxaca, no obstante
su personal animadversión por uno de los botánicos de
la expedición.
Durante este tiempo, Martin Sessé se ocupó también
de promover y mantener contacto con los «corresponsales«
que en el interior de la Nueva España enviaban materiales
y noticias sobre la flora y la fauna de sus apartadas
regiones, una manera de evitar que los miembros
de la expedición tuvieran que recorrer todas y cada una
de las poblaciones que integraban tan vasta colonia. Algunos
de estos corresponsales habian atendido los cursos
de Cervantes y se hallaban plenamente calificados como
botánicos para proporcionar la información requerida.
A pesar de la continuada labor de Vicente desde el curso
de 1790, se hallaban detenidos los «ejercicios« que tanta
publicidad habian proporcionado al inicio de las actividades
de la cátedra.
La universidad habia logrado imponerse y evitar la
realización de tales actos públicos, que tanto beneficiaban
a los integrantes de la cátedra en prestigio y reconocimiento
de los habitantes de Ciudad de México. Ocurrió
que en 1790 José Gracida, catedrático de Anatomia de la
universidad, y David Sullivan, doctor en medicina de reconocido
prestigio y abundante clientela, motivados por
la entusiasta labor de Cervantes, no sólo aceptaron concurrir
en el nuevo ciclo del curso de Botánica, sino que
hasta solicitaron lecciones extraordinarias para profundizar
en el estudio de la botánica, y esta embarazosa situación
consternó al resto de los profesores universitarios y

Orden Real que indicaba la destitución de Mociño y Maldonado
a que nos hemos referido en páginas anteriores.
De inmediato presentó un extenso informe e instancia al
virrey Revillagigedo en que ponia de manifiesto la aplicación
y valor de sus pupilos y lo indispensable de su presencia
como miembros de la expedición. Las autoridades
virreinales, con evidente deseo de ayudarlo y convencidas
de la importancia del mexicano en las actividades que
venia realizando el grupo, propusieron a Sessé que presentara
todos los documentos indispensables para solicitar
ante el rey una recomendación en favor de Mociño. Sessé
accedió gustoso y, además de escribir una sentidisima carta
al rey en la que relata todos y cada uno de los pormenores
de la exitosa vida académica de Mociño, propuso a
su majestad que costearia de su propio bolsillo los viajes
del mexicano «siempre que le acomode continuarlos en
mi compañía para, de este modo, proporcionar el cotejo y
conclusIón de los trabajos que ha hecho en los dos últimos
años (1791-1792) y que pueden considerarse como perdidos
si no se le da este u otro arbitrio para entretenerse en su
preparación y redacción de la Flora.. .-.'.
El monarca accedió a la solicitud de Sessé y se notificó
al virrey de Nueva España que José Mariano Modño podía
enviar el expediente relativo a sus estudios para que
en Madrid se decidiera la posible incorporación a la expedición
mexicana. El director del Jardín Botánico y jefe de
la expedición se sentía satisfecho de sus arduas gestiones
durante 1792, que llegaban a su fin con un exitoso curso
de Botánica en espera del arribo de los expedicionarios de
Nutka, a quienes debía transmitir las buenas nuevas.
Es poco lo que sabemos de la personalidad y vida de
Juan Diego del Castillo, ya que su participación en la expedición
de Nueva España fue breve. Agotado por el esfuerzo
realizado durante su viaje al norte del pais y padeciendo
de escorbuto, permanecia en Ciudad de México en procura
de recuperar la salud cuando sobrevino su muerte el 26 de
julio de 1793, a pocos dias de que se hubiera reunido la
mayor parte del grupo de expedicionarios y cuando se hallaban
planeando la siguiente ruta de estudio. Según los
datos de la época, Castillo murió de una «obstrucción en
el píloro«, y por su testamento se supo que el insigne
naturalista legaba 4000 pesos para la impresión de la Flora
Mexicana; manifestaba que contribuia con su dinero ya
que no podia hacerlo, como hasta entonces, con su trabajo,
pero aclaraba que, de no realizarse la edición de esa obra
dentro de los seis años siguientes al de la expedición, deberian
de aplicarse para dotar y fundar un pósito de granos
en Jaca, su ciudad natal, para socorro de los vecinos
labradores. De su labor como botánico quedó un manuscrito
titulado . Plantas descritas en el viaje de Acapulco-,
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 131
!>
Ilustración original de la Flora
Mexicana.
34 Nota 16. caPlh••o 111
35. Segun Anas DIVlto (op c,'.J, pág. 42.
el refendo manuscnto se conserva en el Real
Jardin Botánico de Madnd

134 Plantas y luces en México
"Vendedora de buñuelos en
una feria poblana» (fr agmento),
de Antonio Serrano; segundo
tercio del siglo XIX.
36 Rickett. op. cit. pAgo 39.
que se conserva inédito.'''' Debió de conmocionar al grupo
la muerte de Juan Diego del Castillo, primero de los miembros
de la expedición que se rindió ante los esfuerzos y
dificultades de una ardua vida llena de grandes privaciones
y de profunda soledad, manifiesta en sus últimos deseos.
Vicente Cervantes propuso entonces que el famoso
árbol del hule mexicano, el ancestral ulli. que tanto u tilizaron
los aztecas en épocas prehispánicas y cuya resina
elástica seguia teniendo variados usos entre la población,
llevara el nombre de Castilloa elastica en homenaje al botánico
caido. Todos estuvieron de acuerdo con la propuesta,
salvo por supuesto José Longinos Martinez, quien al
enteresarse meses después se ocuparía de escribir una larga
«respuesta a D. Vicente Cervantes sobre la Castilloa
elastica o árbol del hule»'"'
La nueva salida que había sido proyectada para todo el
año 1793 con taba con un grupo formado por Castillo, Mociño
y el pintor De la Cerda, con destino a la Mixteca y la
costa de Tabasco; el otro grupo integrado por Sessé, el recién
incorporado Julián del Villar y el pintor Echeverria
partiría con rumbo a la Huasteca y la provincia de Santander;
sin embargo, la muerte de Castillo introdujo algunos
cambios y retrasó la salida de ambos grupos. Por lo
pronto, todo parecía indicar que al existir la vacante de
Castillo, Mociño podria ocupar su puesto y, habiéndose enviado
los certificados de estudios antes solicitados (certificado
de matemáticas extendido por Costanzó, certificado
de estudios realizados en el Seminario Tridentino, certificado
del vicerrector del Tridentino concerniente a concursos
y oposiciones ganadas, certificado de la universidad
correspondiente a su carrera de medicina y certificado del
catedrático de Botánica sobre su curso) se prosiguió el
trámite para informar de la vacante producida. Por el momento,
Revillagigedo autorizó la salida de Mociño hacia
el itinerario del sur que lo llevaria hasta Guatemala;
en el trayecto, los planes de ambos grupos se modificarían
sustancialmente y el destino les depararia aventuras
diferentes.

138 Plantas y luces en México
' /.) . v
'- , ··,L·
.,rj,r'(1 ).
Ruta de la Expedición Científica
a Nueva España. Trayectoria
del sureste. Mapa de la
época.
2. Comunicación de Sessé al virrey. 3-6
1793 RJB. 4." \:;
3 Estas observaciones senan PClstenormente
Impedidll.S por el ProlOmedicll.to en su
actLlud de IXllcolear la elpedlcLón, cap VII
Veracruz. Corria el mes de julio; nos enteramos por la
correspondencia de Sessé con el virrey de que en esa ocasión
volvieron a enfermar varios miembros de la expedición,
incluido él mismo. En su mensaje, el director informaba
también de un envio de paquetes de .Cuasia» (Quassia
amara), vegetal recomendado por sus virtudes contra
las .fiebres intermitentes», decia que era superior a la quina
y que habia producido maravillosos efectos en otras dolencias,
como en la gangrena, la hipocondria y los dolores
artríticos." Estas cajas eran enviadas a los doctores Sullivan,
Bermúdez y Aznares para que dispusieran las -experiencias
oportunas con los enfermos de los hospitales»."
A esto agregaban piedras, piritas y algunas otras plantas
útiles de la zona de Perote. En agosto, y aún convalecientes,
efectuaron algunos envios desde la misma Córdoba
con destino a Madrid: un herbario, un conjunto de aves y
otros objetos según se desprende de la correspondencia de
esos dias.
La salud de los miembros de la expedición parecia haberse
minado sustancialmente, pues a partir de enlonces
se descartó la expedición hacia el norte, por la Huasteca,
en la provincia de Santander, porque Sessé y sus colaboradores
prefirieron desplazarse hacia el puerto de Veracruz.
Alli comprobaron el caos que reinaba en toda esa zona a
-
(
)

140 Plantas y luces en México
Dibujo de A. Echeverría del
volcán de Tuxtla que indica
los sitios donde fueron enterradas
las botellas con declaratorias
de José Mariano Mociño.
Archivo General de la
Nación, México.
me fechado en Tuxtla el 27 de noviembre de 1793. Por él
sabemos de todos los pormenores de esta etapa de su vida
y de los incidentes de este capítulo de la expedición cientifica.
Arribaron a San Andrés, Villa de Tuxtla, por mar
desde el puerto de Veracruz... "Me parece que debo suponer
como una cosa que no admite controversia, el que la
formación primitiva de esta serrania de Tuxtla ha sido enteramente
volcánica» -escribió Mociño mientras visitaba
los pueblos de San Andrés y Catemaco...En el siglo pasado,
según informes de algunos ancianos de esta vecindad,
vomitó llamas y arenas el monte de San Martin, L.. )
situado al norte del pueblo de San Andrés L .. ) el día dos
de marzo del presente año, reoyeron en estos pueblos unos
grandes truenos L.. ) a las seis de la tarde se dejó ver en
Tuxtla, de la montaña una gran columna de fuego de cuyo
centro se disparaban con estruendo muchísimas centellas
L.. ) e intimidaron de tal suerte a los vivientes que todos
acudían de tropel a los templos a implorar la Divina Misericordia
L.. )>> Más adelante agrega el botáníco: .. L.. ) la

142 Plantas y luces en México
6. ldem, pégs. lQ&.I07.
el que se elevaban muchísimas piedras de diversa magnitud,
tan encendidas todas como el hierro en la fragua L.. )
el estruendo con que se hacían las explosiones hería el
oído L.. ) y un hedor de azufre muy intenso comenzaba
a percibirse casi desde la mitad del cerro. El piso estaba
caliente y veíamos salir muchos vapores L.. ) algunos de
los que me acompañaban se precípitaron ciegamente por
los arenales dicíendo que habían vísto el mísmo infierno- .
Mociño procedió a realizar sus mediciones con el termómetro
de Reaumur, que suspendido marcaba 16 grados
y tocando el suelo marcó setenta y ocho. .En este sitio
-agrega- al lado este de la chimenea, dejé enterrada
una botella con una inscripcíón latina en que expreso el
día y la hora que estuve allí y los sujetos del alcalde y mi
compañero Julián del Villar que habían ido conmigo-o
Imbuído de un espíritu ilustrado, José Mariano propuso
una segunda ascensíón al volcán porque le . faltaban
unos barómetros para conocer la elevación.. .- ; tuvo que
esperar un mes para repetír el viaje, mientras tanto nos
dice: . traté en ese tiempo de construir una máquina eléctrica
que no salió de lo peor L .. l». El 21 de noviembre volvió
al volcán, ahora .con un numeroso acompañamiento,
llegué a la cumbre a la una de la tarde llevando conmigo
para que lo dibujase, a Don Atanasio Echeverria, que no
habia podido acompañarme en el primer viaje por estar
accidentado L.. ) averigüé aunque imperfectisimamente
con el instrumento que el Cerro de San Martin es de quinientas
varas escasas sobre el nivel del mar L.. ) la máquina
eléctrica llegó despegada y a riesgo de romperse el vaso
que tenia puesto en lugar de la botella de Leidem L..)
tuve la felicidad de ver una gran parte del fondo de aquella
horrible chimenea L.. ) dej é enterrada otra botella con
una inscripción poco diversa de la anterior en un sitio en
que apenas podiamos mantenernos Villar, el criado Calderón
y yo L.. ) el humo nos embolizaba algunas veces y
nos robaba de la vista de nuestros espectadores L.. ) lo
peor era que se nos quemaban los pies, no obstante que
al asentar uno, levantábamos el otro L.. ) tostados sacamos
los zapatos L.. ) la sal de tártaro que llevábamos antes
de media hora habia sufrido su deliguencia. a
Debió de haber sido espectacular la visita que Mociño
y sus amigos hicieron al lugar y causaría conmoción entre
los habitantes del lugar que, confiados en la sapiencia
de los ilustrados cientificos, les acompañaban y observaban
desde sitios más seguros especulando sobre el sentido
de tal misión y arrojo. El propio Mociño, a pesar de que
conocia bien a sus compatriotas, no deja de asombrarse
del impacto que produjo su presencia en San Martin.
Escribió en su informe: · como la gente vulgar ve siempre
como efecto sobrenatural de la indignación divina, to-

144 Plantas y luces en México
apagarse y que no pasarían muchos meses sin que esto
se verifique. La experiencia les ha hecho ver que no son
antojadizos mis lisonjeros pronósticos. Han levantado una
buena cosecha de maíz L..) pinta grandemente el frijol
y los algodones se hallan en un estado inmejorable. '
Antes de abandonar la zona, y para cerciorarse de
algo que le pareció nieve en la cumbre, volvió a ascender
el volcán y halló que unas concreciones salinas que habían
encostrado la montaña daban la apariencia de nieve.
Permaneció algunos meses más en San Andrés aprovechando
la hospitalidad de Pedro Garcia y de su esposa,
Rosa de Lima Fuentes, quienes desde su llegada le ofrecieron
su casa. Algunos autores han supuesto que durante la
prolongada y heroica estancia en San Andrés, Mociño tuvo
un apasionado romance con la joven hija de un hacendado
de la zona, de nombre Juana Maria Tamariz, y han querido
rodear la anécdota con la atmósfera veracruzana de
calor, aromas y belleza de las mujeres jarochas, imagi­
. La mujer deL abanico., de nando a un Mociño apasionado por el prestigio, que al­
Francisco de Gaya. canzó grandes éxitos amorosos en la diminuta sociedad de
San Andrés.
Conseja, historia o leyenda, nos describen a Mociño
centro de las tertulias cafeteras de la provincia veracruzana
entregado a la pasión con Juana María, de quien se
supone tuvo un hijo de nombre José Aurelio y que ante
la imposibilidad de los padres de efectuar un matrimonio
legal es adoptado por los García Fuentes, confidentes amigos
de la pareja enamorada. Sobre la suerte del tal José
Aurelio nada se sabe y sin evidencias de ninguna especie
sobre este episodio en la vida del ilustre botánico, lo dejamos
en el velo .churrigueresco. de la romántica época en
que, si se enterraban botellas con mensajes cifrados en
las faldas de un volcán, bien podian ocurrir algunas otras
manifestaciones más cotidianas en la vida de los aún jóvenes
naturalistas.
Al iniciarse el año 1794, Mociño se encuentra ya de
regreso en el puerto de Veracruz. De ese mamento conocemos
sus envíos a Revillagigedo de diversos cajones que
contienen 30 pájaros, 15 botellas de una resina negra, diversas
muestras de lava volcánica y muchos paquetes de
plantas secas, seleccionadas por sus propiedades medicinales.
Sessé también hace lo propio desde el mismo sitio,
añadiendo en su mensaje al virrey que el contenido de
las botellas mencionadas por Mociño es nada menos que
«malta o pisasfalto», llamado por los indígenas «chapopote»,
muestras del petróleo crudo que abunda -hoy sabemos
cuánto y a qué costo- en las «chapopoteras» de
todo el territorio de Veracruz y Tabasco. Cabe hacer el comentario
de que, desde tiempos prehispánicos, los mexica-
7. ldem, pll.gs llG-1l 2: nos utilizaban el petróleo crudo presente en el mar y en

La Real Expedición Científica a Nueva España 145
los pozos superficiales de la costa como resina medicinal
en emplastos y cataplasmas.
Una vez realizados los envíos y presentados los informes
correspondientes, Sessé enviaría a Mociño y a Echeverría
hacia el sur, a Tehuantepec y Tabasco, aprovechando
la -preciosa estación de primavera- que se iniciaba.
Partirian el 23 de marzo si llegaban los correspondientes
pasaportes; originalmente debia de acompañarlos Senseve,
el cual habia abandonado a Longinos después de serias diferencias
en su recorrido por las Californias e intentaba
reconciliarse con el director de la expedición. Sin embargo,
el entusiasmo de Senseve no iba tan lejos y buscó la
forma de excusarse desde Ciudad de México y evitar la
partida aludiendo cansancio, enfermedad y, por supuesto,
deudas de las autoridades y sueldos que recuperar. El propio
Sessé seguia convaleciendo en Veracruz y Longinos
Martínez, como era su costumbre, se ocupaba de sus recolecciones
en otra parte del territorio. Mociño clamaba
por partir cuanto antes -al ver que se avanzaba la estación
más oportuna. ,8 y mientras se hallaba en Veracruz
reunió diez cajas de plantas que incluían la caoba, el gateado,
el cedro fino, el bálsamo del Perú, el bálsamo Maria,
la pimienta de Tabasco, el cardamomo o jenjibre y
otras más, todas vivas y en maceta para ser enviadas a
Madrid.
El recorrido por el sureste mexicano se realizó sin contratiempos.
Echeverría y Mociño conformaban una activa
pareja cuya relación parece haber sido excelente si nos
atenemos al número de excursiones y acopios que efectuaron
juntos. Por el mes de agosto de 1794 escribían desde
San Andrés Tuxtla, adonde -indiscutiblemente- Mociño
regresó varias veces durante su excursión por el istmo de
Tehuantepec. Así escribió su relación de Tesoros adquiridos
durante este período y con gran minuciosidad describió
plantas, animales y minerales que se incluían en las
remesas de las exploraciones realizadas durante casi un
año completo y con esta excursión se terminaba el plazo
concedido por la Corona para toda la expedición científica
de Nueva España.
Desde México, Martín Sessé capeaba el temporal con
las autoridades virreinales, solicitando una prórroga para
la expedición. Sus argumentos eran varios y contundentes:
la flora de Nueva España era abundantísima y sólo
habían reunido parte de la riqueza presente; además de
la enfermedad de todos ellos y el tiempo perdido en la
convalecencia, la muerte de Castillo y la ausencia de Longinos
Martínez habían minado mucho tiempo del programado
itinerario; órdenes improvisadas como el viaje a
Nutka interferían en la organización y ordenamiento de
apuntes, dibujos y escritos en general que debían reali- 8 Arias Divlto, op e./. pi.¡: 182.

conferencia que dictó éste acerca de la Castilloa elastica,
señalando que el nombre botánico de la planta deberia
ser Castella'" En esa oportunidad envió sendos artículos
firmados como · un aficionado a la Botánica.,
aprovechando el tema para, en realidad, ocuparse de criticar
a . un empleado que con el titulo de naturalista, sin
embargo de no tener más que cinco meses de enseñanza...
• ; " y que no gozaba del reconocimiento y prestigio
suficientes como discipulo ·que ha andado más de dos
años en excursiones de poca monta y menor provecho• .
Contra estos dardos dirigidos a Mociño se lanzaron en
su defensa los alumnos -criollos- del curso de Cervantes;
escribieron en la misma Cazeta con aquel ardor que
mostraban los polemistas de la época; José Dionisia Larreategui
era el más apasionado defensor, calificaba .Ia
desvergüenza con que dice el Anónimo. que Mociño no
era apto para el puesto que desempeñaba cuando que . en
calidad de Naturalista fue envestido en la Expedición de
Limites al Norte de California C.l [yl estoy informado
que confirmó sus observaciones con los profesores ingleses
que hasta el presente mantienen correspondencia con él
l. .. l ha hecho las excursiones por sí solo en tres años l. .. )
exploró el volcán de Tuxtla al tiempo de sus más violentas
erupciones L.) ha remitido centenares de animales
y plantas l. .. l, etc., etc.' y por cierto, agrega Larreategui
por si quedara duda de la capacidad de los mexicanos
- verdadero origen de la polémica- de los muchos animales
enviados por Mociño le .ha servido de disector
uno de sus criados indios que hace esto con la mayor perfección,
sin otra disciplina (¿u origen?) que el haber
visto cómo lo hacía Don José María Maldonado y Don Julián
del Villar L .. ) y -por si no quedara claro el mensaje,
agrega- no sólo eso que es un mecanismo que no
necesita más que dedos, sino que el mismo sujeto indio
determina y clasifica muchos animales con arreglo al
sistema",l'
El tiroteo con Longinos adquirió dimensiones insospechadas;
las Cazetas de ese 1794 impresas de manera expedita
por Antonio Alzate, quien las debió de haber disfrutado
enormemente, seguían reproduciendo las respuestas
de los estudiantes mexicanos de Botánica con textos como
éste:
Si la chanzoneta Ide Longinosl es pulla, porque al fin los Anónimos
buhos no se atreven a hablar cara a cara, contra los
alumnos americanos, la vemos con el más soberano desprecio,
porque estudiamos para ilustrarnos y no pa ra recomendarnos
con charlatanería L.. ) que si no tiene Mociño el título de naturalista,
tiene la incontextable satisfacción de merecerlo q ue es
lo que llena al sabio verdadero y honrado. 18
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 147
15 Idem. pis 66
16. Manuscrito AGN. México, Ramo HUI..
torla, voL 527
17. Alzate, CocelQ.ll de Lirera.lullI. '"01 IV
pi« 391
16 /dem. pég 392

148 Plantas y luces en México
19 Cana de Sessé a Uaguno Amirola.
ACN , México. Remo HIstoria. vol 460.
20. Carrel'lo, op, en . p6.g 70, AGN. México,
2().6.17tl5. HiSl.Oría, vol 527
2 1 Arias Divito, o p cit . pág 193
Martín Sessé también opinó por escrito durante todos
estos sabrosos menesteres; sarcásticamente decía:
L,.) ojalá pudieran ser tan útiles las excursiones de Longinos.
Compárense e l diario de Nutka con el de California y se vera
el mérito de cada uno, pues la misma o mayor diferencia advertirán
los naturalistas en los ramos que tratan ambos L.. l.HI
Así las cosas y los motivos para que Mociño tuviera la reacción
que hemos descrito ante las perspectivas de realizar
el viaje a Guatemala con su enemigo, sin embargo, el
marqués de Branciforte ordenó a Mociño «disponga su
marcha al reino de Guatemala observando la mejor armonía
y correspondencia con el naturalista Don José Longinos
L .. ) acompañarán a usted el pintor Vicente de la Cerda
y Don Julián del Villar L.. )•.'o Mientras en otra carta
el virrey amenaza a Longinos: «prevengo a usted que observe
con estos individuos la mejor armonía L.. ) sin promover
disputas, quejas y recursos L.. ) o experimentará
los sensibles efectos de mi indignación L..)·.
Por su parte, Longinos tomaba sus precauciones para
evitar las confrontación con las autoridades y con el resto
de los integrantes del grupo. Tampoco haría el menor esfuerzo
por incorporarse a la excursión de Mociño hacia
Guatemala. Al director Sessé le manifestaba: «Habiendo
experimentado que las concurrencias a casa de usted para
tratar algunos asuntos siempre se han reducido a riñas y
disputas tengo determinado no contestar con usted asunto
alguno que no sea por escrito L.. l," a lo que Sessé contestaría
antes de marchar rumbo a La Habana: «¿Es acaso
posible que no pueda usted tomar la pluma sin insultar
mi paciencia?»
Ante el virrey, Longinos cuestionó la necesidad de prolongar
dos años más la expedición y replicó que no se le
hubiera consultado. Se negaba a participar mientras no
recibiera órdenes expresas del monarca, cuestión que disgustó
a la autoridad virreinal, que ya empezaba a sentirse
burlada. Posteríormente, Longinos argumentó que
le retenía en la capital una operación de cataratas que debía
practicarse en uno de sus pacientes en Ciudad de México.
Entonces Branciforte amenazó con enviarlo de vuelta
a España y el fiscal estuvo a punto de iniciar el proceso
de aprehensión cuando Longinos decidió abandonar la ciudad
por su cuenta, una vez que se hubo cerciorado de que
Sessé se había embarcado en Veracruz y de que Mociño,
De la Cerda y Del Villar se hallaban en camino al sureste.
El naturalista planeó reunirse con la avanzada en
Tehuantepec, en donde le «ordenó- a Mociño que siguiera
el camino de las montañas hacia el reino de Guatemala
mientras él por su parte y solo «inspeccionaría. las pro-

vincias de Soconusco, San Antonio, Escuintla y Sonsonate.
Una vez acordado este plan, los dos grupos tomaron
rumbos distintos; el trayecto seguido por José Longinos
Martinez era un misterio porque el explorador se internó
en aquella selvática área de América por varios meses y
llegó a Guatemala donde, como después veremos, se reunió
con Mociño. En esa ciudad, las actividades académicas
y sociales de este controvertido personaje hicieron de
él toda una celebridad y sus aportaciones a la vida intelectual
guatemalteca le valieron grandes honores.
Sobre el itinerario de Mociño y sus acompañantes existe
detallada información debido a las penosas circunstancias
en que se movieron los siguientes cinco años que duró
su viaje por Centroamérica. Durante todo este tiempo, la
burocracia colonial española les mostró su más indeseable
cara, ya que durante un largo periodo dejaron de percibir
sus salarios hasta que lograron volver a Ciudad de
México. Durante el viaje reunieron los recibos de gastos
que efectuaron paso a paso en su penoso deambular por
el trópico con el propósito de que les fueran reembolsados
los fondos que gastaron. Al año de haber partido, su modesto
capital se habia agotado.
El trayecto fue lento debido a que, ante las peripecias
y pleitos que se ocasionaron con su salida, se internaron
en la zona en el periodo de lluvias (junio de 1795) sin el
equipo de protección necesario para tales latitudes. En
noviembre de 1795, y con el primer año de prórroga prácticamente
agotado, apenas habian llegado a la ciudad
de Oaxaca. Para aquel entonces el problema conyugal de
Mociño se habia resuelto con éxito y su esposa recibia regularmente
la mitad del nuevo salario asignado al naturalista.
En febrero de 1796 llegaron al istmo de Tehuantepec
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 149
.. Vista de conjunto de la ciudad
de Ve racruz-. Litografía
española anónima de la primera
mitad del siglo XIX.

150 Plantas y luces en México
Vista de Antigua Guatemala.
México pintoresco. Archivo
General de la Nación. M éxtco.
22. Carlos Martinez Durán: .Las ciencias
médicas en Guatemala Origen} evolucIón.
Ed Universitaria Guatemala, 1964, pág SI
y tuvieron por primera vez verdadero contacto con la ecología
selvática, que debió fascinarles a juzgar por el tiempo
que permanecieron en la zona, ya que sus recibos incluyen
los meses de febrero, marzo, abril y mayo. Mociño
escribió al virrey Branciforte que habían llegado a Ciudad
Real de Chiapa (hoy Chiapa de Corzo, Chiapas) en el mes
de junio y que, tomando el camino de las montañas según
arreglo con Longinos, abandonaba el último reducto medianamente
comunicado para internarse en la selva. Sus
noticias de arribo a la capital del reino están fechadas
en diciembre de 1796; un año y medio habia durado el
trayecto.
La llegada de los naturalistas al reino de Guatemala,
a la entonces todavía adolescente ciudad de ueva Guatemala
de la Asunción, que surgía después del terremoto
de 1774 que habia destruido la capital anterior, tuvo una
cordial y entusiasta bienvenida por parte de las autoridades
médicas y universitarias locales. En este apartado lugar
de la inmensa colonia española en América, brillaba
la vida intelectual de la universidad de San Carlos, que
se inclinaba decididamente hacia el movimiento ilustrado
francés que desde Europa había alcanzado tan distante y
aparentemente incomunicado lugar, donde: -el alma española
hacía un último esfuerzo reconstructivo 1...) mientras
en todas partes se agazapaba el germen de las n uevas
ideas y se adivinaba la tenue brisa de los anhelos li ­
bertadores- ." Las personalidades médicas de Guatemala,
los ilustrados científicos y las autoridades gubernamentales,
todos criollos, establecieron inmediato contacto con los
exploradores. Resulta significativo mencionar que el capitán
general del reino, José Domás y Valle, y su oidor, Jacoba
de Villaurrutia, fungían a la vez como presidente y

director, respectivamente, de la Real Sociedad Económica
de Guatemala, institución que propiciaba la discusión y
desarrollo de las ideas técnicas y cientificas en el conocimiento
de la naturaleza y sus recursos para la industria.
Esta sociedad patrocinó la expedición botánica en el reino
y, como gobierno, pensionó a un discípulo de la universidad
de San Carlos para que acompañara a los naturalistas,
siendo escogido el estudiante Mariano Antonio de
Larrave.
No poseemos mayor información sobre los detalles de
la relación entre Mociño y Longinos durante su estancia
de varios años en este lugar, pero suponemos que ante la
positiva atmósfera de cooperación y entusiasmo que los
guatemaltecos les ofrecian, sus rencillas personales pasaron
a segundo plano; el hecho es que ambos naturalistas
se entregaron a la tarea de aprovechar el tiempo que les
había sido permitido, dos años, para realizar el estudio
de la flora y fauna del reino. Finalizaba 1796 y fue entonces
cuando tuvieron la oportunidad de conocer al científico
guatemalteco más importante de esa época, al legendario
doctor y protomédico José Felipe Flores, que se disponía
a viajar rumbo a Europa. Como protomédico y catedrático
de la universidad, Flores habia desarrollado una
actividad cientifica sin precedentes en aquellos ocultos
parajes de la selva centroamericana. José Felipe era originario
de Ciudad Real de Chiapas, donde había nacido
en 1751. Siendo muy joven se trasladó a la ciudad de Santiago
(Antigua Guatemala); alli se matriculó en la universidad,
donde logró éxito y prestigio notables. Su obra
sobre el tratamiento de la sifilis con las «albóndigas de
lagartija. habia causado conmoción en México y en Europa,
donde ya se hallaba traducida al italiano, francés
y alemán su escrito, Especifico nuevamente descubierto en
el Reino de Guatemala para la curación radical del horrible
mal del cangro." Este opúsculo detallaba la maravillosa
propiedad medicinal de la carne de la lagartija de
esa zona, Chiapas y Oaxaca, su abundancia y potencialidades
para la obtención de un remedio que pronto se convi
rtió en panacea. Después, el doctor Flores sería conocido
por haber inventado las esculturas de cera para el
estudio de la anatomía topográfica, que sustituyeron a las
disecciones con cadáveres humanos, en la escuela de medicina
de la universidad de San Carlos. Mucho antes de
que el abate Fontana diera a conocer la misma idea en
Florencia y se hicieran famosos sus maniquies de cera
que mostraban la anatomia humana, Flores, en el lejano
reino de Guatemala, empleaba tres estatuas de cera ·en
forma armable y desarmable con los mismos cortes que
enseña la disección de los cadáveres- y en donde se mostraban
vasos, músculos y visceras en su topografía origi-
La Real Expedición Científica a Nueva España 151
José Felipe Plores 11752-1824J
según grabado de J. Rosales
en la época.
23_ Ibid pag 3In

152 Plantas y luces en México
1>
. Cocina poblana"" de Eduardo
Pingret, segundo tercio del
siglo XIX.
24 /bi.d .. pégs 363-379
25 Ibid_. pág. 380
na!. También se atribuyen a Flores los primeros estudios
experimentales sobre la electricidad y la movilidad muscular,
habiendo llegado a formular una teoria de la -electricidad
animal». Varios años después, en Filadelfia, tuvo conocimiento
de los estudios de Galvani y Balli, sobre los
que d irá: -He leido con sumo gusto y vanagloria estos descubrimientos
porque son cabal y enteramente las mismas
ideas que yo me había formado del uso del cerebro y de
los nervios y de los movimientos de los músculos L.. )
pero si algún amigo lo dudase, no tiene otra cosa que hacer
sino pedir a (mis alumnosl L.. l los papeles que les
dicté desde el año de 1790 sobre estos puntos dificiles de
la Fisiología• ."' Flores abandonó Guatemala a principios
de 1797 con rumbo a Francia, porque en Guatemala no
bastaba con -adquirir máquinas, comprar obras y ver dibujos,
voces muertas. Es necesario ir a los grandes centros
y ver lo que allí pasa». El rey concedió a Flores permiso
para ausentarse cuatro años, pero el protomédico no regresó
jamás a su tierra natal. En su ávida búsqueda de
conocimientos se interesó por los más diversos temas de
la ciencia de su época: la elaboración de zapatos de piel
de cerdo, el cultivo de las colmenas en gran escala, el uso
de agua potable de alj ibe, la conservación de alimentos
en alcohol (mucho antes de la aparición de la poción de
Toddl, la elaboración de telescopios de reflexión con la
corrección de la aberración cromática en las lentes de refracción
y el diseño de un barco movido por «energía hidráulica»,
siendo precursor en el diseño del primer buque
de vapor español, el llamado Rey Fernando. Un sabio de
tales dimensiones y excepcional talento apasionaba a los
recién llegados botánicos ante la Real Sociedad Económica
y ante toda la comunidad de la capital, acostumbrada a
las tertulias intelectuales de Flores. Pronto surgió de Longinos
la proposición de organizar un gabinete de Historia
Natural, semejante al que había creado en Ciudad de México.
A esta tarea se dedicó en especial Longinos y un
grupo de alumnos, mientras Mociño, del VilIar, de la Cerda
y Larrave recorrían el reino recolectando los materiales y
ejemplares que formarían parte del gabinete.
Cuatro meses tardó la obra en uno de los salones del
palacio donde quedó organizado el museo. La inauguración
se hizo el 9 de diciembre de 1797. La crónica de la
época la relata así:
Frente a Palacio ha amanecido un jardín. Artistas enamorados
de la naturaleza robaron a las selvas el secreto de verduras y
aromas, transplantando a nuestra Plaza Centra!. Fuegos artificiales
colocaron su coquetería de gracioso moño en las cabelleras
de los árboles, ofreciendo su alma luminosa a la muchedumbre
apasionada que se atropellaba en las puertas de Palacio.::"

en Centroamérica. El Consulado de Guatemala aprovechó
la presencia de Mociño para solicitarle un detallado informe
sobre las facilidades para comunicar los puertos de
Guatemala con el de San Bias, en México, y efectuar abierto
comercio con las Californias y provincias internas.
Mociño contestó mediante un detallado informe, según
el cual la Villa de San Blas tenía numerosa población,
compuesta de las familias de los maríneros y oficiales del
arsenal, de algunos mercaderes y muy pocos artesanos.
La s indianillas tenían alguna salida, como también el
paño, pañeto y los tejidos de seda. Los cotínes rayados
que se fabricaban en Guatemala estimaba podrían venderse
con facilidad, al igual que lonas O mantalones que
se producían en las fábricas de Managua.'
Los vínos y aguardiente del Perú, las aceitunas, pasas
y otros frutos podrían -según Mociño- venderse con
éxito al ingresar en Guadalajara, Compostela y Mochitiltic,
lugares que no distaban demasiadas leguas de San
Bias. Por último, y en concordancia con lo que había escrito
respecto al futuro de las Californias, Mociño auguraba
un excelente y productivo comercio con las provincias
norteñas desde Sinaloa y Sonora hasta San Francisco.
Las artesanías y productos naturales que había conocido
en San Salvador, San Vicente, Zacatecoluca, León
y Granada podrían configurar un prodigioso movímiento
mercantil si desde los puertos del reino de Guatemala se
surtían las costas de Nueva España.
Su labor en Chiapas ante la epidemia de lepra que
azotó la región también fue notable. Sugirió al obispo
Fermín José Fuero la creación del hospital para leprosos,
que quedó establecido provisionalmente en la ciudad de
Chiapa de Corzo. Desde ese mismo lugar, Mociño comunicó
la novedad de haber descubierto mineral de azogue,
motivo que le valió la comisión de pasar a inspeccionar la
veta de cinabrio o mineral de azogue que las autoridades
sospechaban que existía en abundancia.
La labor de José Longinos Martínez en Guatemala también
fue trascendente. El controvertído naturalista, de carácter
explosivo y temperamento agresivo, dejó lo mejor
de sus últimos años de vida en la enseñanza de la historia
natural y en la exploración de las selvas guatemaltecas.
El surgimiento del gabinete de Historia Natural, así
como los compendios sobre «el modo más seguro de disponer,
juntar, conservar y remitír las producciones naturales-
6 son obra exclusiva de este explorador. La Real
Sociedad Económica de Guatemala ofreció un premio de
una medalla de oro de tres onzas, costeada por Longinos,
al que remitiera la mejor colección de producciones naturales.
La opinión que las autoridades de Guatemala se habían
La Real Expedición Cientinca a Nueva España 159
Xa n thocephalus xa n thocepha ­
lus, lctérido dibujado por Vicente
d e la Cerda. Museo Nacional
de Ciencias Natu rales,
M adrid.
[>
Ilustraciones originales de la
Flora Mexica na.
5. Contestación a la consulta del Consulado
de Guatemala. AM. Carpata 65
6. F. Barras y de Aragón: .Sobre el establedmiento
de un Museo de HistOria Natural en
Nueva G uatemala y trabajos con él relacionados·.
Bol de la SocoEspañola de Historia Natural,
XLI, 1943, pág, 580.

162 Plan tas y luces en México
. Puerto de Campeche,. . Litografia
de J. Phillips y A . Rider.
México Ilustrado, 1848.
formado de Longinos era, por supuesto, totalmente opuesta
a la que del mismo naturalista tenían las de México.
A partir de entonces declinó la estrella de Longinos y su
vida se fue apagando al mismo tiempo que surgían las
contradicciones de su extraña conducta. Entusiasmado por
el éxito del gabinete guatemalteco, Longinos escribió a Madrid
pidiendo apoyo para organizar un gabinete semejante
en México. Godoy pidió opinión al ministro de Gracia y
Justicia en México, quien consultado hizo conocer los antecedentes
existentes sobre la actuación del naturalista y
manifestó su extrañeza por la solicitud para establecer en
México algo que existía desde 1790. Aún más: se acusó a
Longinos de pretender con ello afianzarse en México y
evitar el obligado regreso a España, como se le había ordenado.
Desde La Habana, hacia finales de 1797, Sessé
comunicó a Longinos que debían regresar todos a España.
Todavía se discutió si tal gabinete debía o no estar en el
castillo de Chapuitepec -que continuaba sin uso- o en la
Academia de San Carlos, a fin de que se restítuyera a Longinos
el capital que había invertido en el gabinete de
México.
Cuando llegó 1798, la salud de Longinos se hallaba totalmente
quebrantada. Permanecia en Guatemala protegiéndose
a través de las autoridades locales, que reiteraron
con certificados médicos el asma que padecía el naturalista
y su imposibilidad de viajar a México y menos a
España, como le había sido ordenado.
En 1799 inició su regreso a México, para lo cual proyectó
alcanzar la costa del Golfo de México y embarcarse
hacia Veracruz, pensando -probablemente- que si lograba
llegar al puerto de Campeche el recorrido sería mucho
más corto que intentar el r egreso por tierra. En sep·

tiembre, Sessé recordaba al virrey que hacía seis meses
que Longinos había salido de Guatemala sin que se tuviera
noticia alguna de su paradero. El problema residía
en que Longinos había tomado la resolución de retirarse
en la provincia cercana a Guatemala «en silla de manos,
por no poder hacerlo de otro modo, para cambiar de clima».'
El malestar aumentaba entre las autoridades de
Nueva España, los miembros de la expedición en México,
que esperaban a Longinos y sus amistades de Guatemala,
que intentaban protegerlo, cuando se supo que Longinos
se había establecido y afincado en el campo guatemalteco
al comprar un antiguo convento franciscano con una gran
huerta que cultivaba placenteramente. En esos días Longinos
solicitó al rey su retiro con el sueldo anual de mil
pesos, por intermedio del capitán de Guatemala, pero,
por Orden Real de junio de 1801, la Corona negó su retiro.
El protomédico de Guatemala, José Antonio Córdova, abogó
en favor del naturalista certificando que los accesos
de asma tenían a Longinos al borde de la muerte, que se
le retirara de toda comisión y que debería habitar en climas
calientes o templados' En abril de 1801, Longinos
extendió su testamento, nombrando albaceas en Ciudad
de México, quienes poco después le comunicaron la ruina
en que se hallaba su casa de México y le aconsejaron
venderla.
Por fin, en junio de 1801, José Longinos Martinez decidió
abandonar Guatemala por la vía del Petén rumbo a
Campeche. En diciembre del mismo año, el gobernador de
la provincia de Yucatán, Benito Pérez, anunciaba a México
que expidió pasaporte a Longinos rumbo a Campeche.
En Disalchen, Longinos decidió modificar su testamento.
Era abril de 1802 y en él informaba de los cajones
La Real Expedición Científica a N u eva España 163
«Escenas de combates navales
frente a las costas de Campeche».
Grabado holandés del sig
lo XVIII.
t>
Ilustraciones originales de la
Flora Mexicana.
7 . Quintana, op. cit.. pág. 18.
8. Certificado médico extendido por José
Antonio Córdoba. GuateITUlla. 3(H-1798. Citado
por Quintana. op. cit., pág. 19

166 Plantas y luces en México
9 Todos estos es.critos han quedado Inéditos
y se desconoce su paradero ArIas DivilO.
op ell. pég 43
10 Quintana. op ClI. pég 28
de producciones naturales repartidos en los pueblos y
lugares de su trayecto. Llegó Longinos a Campeche, pero
no logró embarcarse hacia Veracruz porque el 6 de noviembre
murió a consecuencia de un ataque de asma. Los
bienes si tuados alli, propiedad del legendario explorador,
fueron inventariados y evaluados en 587 pesos que, vendidos
en almoneda, dieron 744 pesos. En una relación de
todos los papeles pertenecientes al ramo de Historia Natural
y Medicina que se encontraron en poder de Longinos
se citaban su -Memoria sobre una mina de azogue en
Ocozocuautla· y la -Memoria sobre la provisión de sal en
el reino de Guatemala y método de extraerla.; una -Receta
para el mal de piedra usado por los naturales de la
Provincia de Yucatán .; la -Certificación sobre el reconocimiento
de unos pozos y socavones» en que se consideraba
hallarse una mina de plata correspondiente al reino
de Guatemala; la «Descripción del pueblo de Tonalá, Guatemala»;
el «Método de usar el maguey y la begonia»;
los . Apuntes sobre las observaciones hechas en la provincia
de California. ; la -Descripción de la goma laca· y una
-Enumeración de los pájaros raros de la provincia de
Verapaz_. 9
En el ajuste de sueldos, el difunto Longinos salió perdiendo,
ya que debia a la Real Hacienda 13000 pesos, que
se cobraron de sus bienes muebles que dejó en Guatemala,
de otros que aparecieron en su casa de la calle de
Plateros y de la venta que su albacea hizo de una casa
que adq uiriera el explorador recién llegado a México en
San Agustin de las Cuevas. La casa era conocida como
. la del Tesoro. y se vendió en 5500 pesos.1O
Por último, las autoridades virreinales decidieron trasladar
todos los materiales del Gabinete de Historia que
habia fundado Longinos en México al Real Colegio de San
Ildefonso, donde quedaron acomodados en una sala para
beneficio público. Oportunamente relataremos cómo llegaron
a España los cajones con producciones herbolarias
de Longinos Martinez.
Veamos ahora la suerte que corrieron los integrantes
del grupo de Martín Sessé en su viaje a las islas de Barlovento.
Partió la sección destinada a las islas el 5 de mayo
de 1795 en la fragata Santa Águeda desde el puerto de
Veracruz. Sessé y Senseve no habían tenido éxito al solicitar
má s criados y la compañia de Del Villar, por lo que
sin perder ni un momento más se embarcaron hacia La
Habana, adonde llegaron elIde junio. El plan de viaje
incluía visitar la isla de Santo Domingo, cedida entonces
a Francia por el Tratado de Paz de Basilea, por lo que
permanecerían en Cuba hasta obtener los permisos correspondientes.
Al igual que quienes recorrieron Guatemala,
Sessé y Senseve se encontraron pronto con serios

inconvenientes para cobrar sus respectivos sueldos y asignaciones.
El intendente de La Habana se negó a proporcionar
los fondos y Sessé tuvo que recurrir a antiguos
amigos que le adelantaron lo necesario para la subsistencia
de la comitiva. Como si éstos fueran pocos problemas,
pronto surgieron otros, característicos del prurito intelectual
de Senseve, quien se negó a continuar viaj e en
vista de que Sessé habia aceptado la incorporación al
grupo de un joven habanero, José Estévez, que, propuesto
por la Sociedad de Amigos del País y del Consulado de
La Habana, se unía a la expedición para tranquilizar celos
locales y garantizar el consiguiente apoyo.
Abandonaron Cuba después de haber recorrido la parte
más occidental, por 10 avanzado de la estación y las enfermedades
que los perseguían desde su arribo al puerto. En
marzo de 1796 se embarcaron rumbo a Puerto Rico.
A fines de agosto habian concluido el reconocimiento
de la isla de Puerto Rico, recolectando fundamentalmente
la flora de la parte oeste. Se hallaban en los preparativos
para enviar las remesas correspondientes a sus exploraciones
de Cuba y Puerto Rico cuando en octubre de 1796
les llegó la noticia de la guerra de Espa ña contra Ingla-
La Real Expedición CienUllca a Nueva España 167
Cenificado elaborado por Mar­
Un Sessé en el que hace constar
que Jaime Senseve recibió
el pago correspondiente a los
honorarios d evengados en 1795.
La constancia f ue emitida por
el director de la expedición
desde La Habana el 9 de agosto
de 1797. Rickett: Expedición
a Nueva Espalia
Petición autógrafa de los dibuja
n tes de la expedición, A tanasia
Echev erria y Vicente de
la Cerda, po r la que solicitan
al virrey Revillagigedo aum en·
to de sus salarios. Ricllet: Expedición
a Nueva España.

terra y no habia embarcación alguna capaz de transportarlos,
pues hasta los correos variaban de rumbo en tales
circunstancias y tomaban la derrota de La Guayra para
huir de los corsarios y de las fuerzas navales inglesas. En
tales condiciones, Sessé decidió recorrer la sierra más elevada
de Puerto Rico y permanecer en la isla esperando
mejores tiempos. Evidentemente, el plazo prefijado de dos
años para finalizar la expedición carecia ahora de sentido,
pero no siendo falta voluntaria, sino debido a bélicos imprevistos,
la prórroga no preocupaba a Martín. Cuando
llegó el año 1797, el director seguia en Puerto Rico a la
espera de un permiso para entrar en Santo Domingo.
Sabiendo las atrocidades que ocurrían en aquella isla, resultado
de las sublevaciones de negros, Sessé prefirió pasar
de nuevo a Cuba para explorar lo que les faltaba
de ese territorio. En esta ocasión encontró la llamada
-nuez moscada. , que tanto valoraban los isleños, y envió
una remesa a Madrid." Una fragata bostoniana los Ilevaria
a La Habana aprovechando un viaje para descargar
viveres; Sessé preparó duplicado de sus manuscritos y del
herbario recolectado en la isla para no exponerlos a alguna
violencia con los corsarios que merodeaban Puerto
Rico. Cuando se disponían a embarcarse, los ingleses sitiaron
la plaza y Sessé y sus compañeros se debatieron entre
la preocupación de salvar la vida y los trabajos de la expedición
o participar en la defensa como todo buen vasallo.
Optaron por participar en los combates y se presentaron
ante el gobernador de la isla, quien los comisionó en
los Hospitales de la Guarnición. Por fortuna, los acontecimientos
bélicos terminaron pronto y el asedio a la isla
pronto fue controlado, situación que les permitió salir hacia
La Habana, adonde arribaron el 1 de junio de 1797.
Cuando se hallaban a punto de decidir la exploración
de Cuba en las zonas que les faltaba recorrer, Sessé se
enteró de que llegaba a la isla la expedición de Historia
Natural del conde Mopox y Janico. Al director español le
pareció apropiado esperarlos para intercambiar experiencias
y materiales con sus colegas. Decidieron realizar una
excursión conjunta el 12 de junio, en la parte occidental
de la isla. La expedición de Mopox (1796-1802) se organizó
con el objeto de procurar mejores caminos en la zona insular
de la colonia española en América, lo que incluía el
trazado de un canal por el río Guínes para conducir la producción
maderera a los astilleros de buques de guerra. El
canal comunicaría con La Habana, cruzando toda la isla.
Incluia también la fundación de una ciudad -Guantánamo-
y, requiriéndose de la participación de ingenieros y
otros especialistas, se agregó a la expedición una comisión
de historia natural integrada por el botánico Balta-
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 169

170 Plantas y luces en México
12 .Expediente sobre que los BolAnicos
del Perú remitan al Jardín Botánico de Ma·
drid ejemplares de las plantas que vayan publicando
en su obra de la Flora Peruana; y
orden a los Directores boté.nicos de Santa Fe
y Mé xico para que envíen e jemplares de las
plantas que lienen acopiadas a fin de formar
un herbario en dicho Jardín_. MCN Exp Flora
Peruana Arias Divito (OD. ell.J. pég 207.
sar Baldó, médico corresponsal del Jardín Botánico de
Madrid, y por José Guío, disecador y dibujante.
Aunque el encuentro entre los dos equipos debió haber
satisfecho la inquietud académica de Sessé, echó por tierra
sus planes al desarticularse su propio grupo, ya que Atanasia
Echeverría, el mejor pintor que tenía la expedición
de Nueva España, decidió abandonar a Sessé e incorporarse
a la de Mopox debido a las m ejores condiciones
económicas que le ofrecieron. Además, el joven Estévez,
reciente adquisición hecha en La Habana y que, como
hemos dicho, fuera pensionado por el consulado cubano,
también decidió abandonar el grupo con el que había
hecho su primera experiencia e incorporóse a la expedición
de Mopox.
Enterado el gobierno madrileño de estos acontecimientos
y de la demora que sufría el reconocimiento de las islas
de Barlovento, dictó órdenes terminantes de retornar a la
Península. Sin embargo, no era fácil en aquel momento alcanzar
el puerto de Veracruz, y Sessé procuró convencer,
a cuanta autoridad se lo recriminaba, de las dificultades
para trasladarse en medio de una guerra que sólo beneficiaba
a los piratas del Caribe. Finalmente, el 25 de enero
de 1798 Sessé comunicó al ministro estar pronto para salir
con el correo de Veracruz, quedando en poder de Mariano
Espinoza, catedrático correspondiente del Jardin Botánico
de Madrid, el duplicado de lo que se había reunido
en las islas de Cuba y Puerto Rico para su remisión a
Madrid.
Sessé y Senseve llegaron a México a principios de
mayo de 1798 y se ocuparon de reunir, arreglar y duplicar
todos los materiales de la expedición. Vicente Cervantes
debería recibir un duplicado de todas las plantas que se
habían recolectado para instrucción de los jóvenes en los
cursos y obedeciendo a una disposición importante, pero
inoportuna, que el Ministerio acababa de enviar respecto
a las expediciones en América. En ella se solicitaba que se
remitiera un duplicado más de todos los ejemplares para
formar el herbario general en Madrid." Era, pues, una
tarea colosal la de organizar y reunir todo lo solicitado;
la labor les llevó dos años. Durante el último, 1799, se les
unieron De la Cerda y Mociño para acabar de hacer los
preparativos antes de partir a España. El período de herborización
y exploraciones había terminado y les había
consumido, prácticamente, diez años de trabajo.
Para quienes participan de la vida científica y especialmente
del estudio de la naturaleza, de la historia natural
por usar los términos del siglo XVIII, es conocido
que el fin del período de obtención de datos no es más que
el inicio de la investigación verdadera. La transcripción,
ordenación, evaluación y presentación de los resultados

de una expedición como la que venimos relatando requiere
una labor que se antoja titánica y cuya ulterior
suerte y el final que sufrió sólo agigantan las figuras de
Sessé, Mociño, Cervantes y Senseve, verdaderos artífices
de una epopeya que ahora inicia su segundo acto.
El obligado balance al que se vieron enfrentados al
analizar los acontecimientos de sus últimos diez años era
complejo y dificil de asimilar. Dos miembros de la expedición
habian fallecido sin ver terminada siquiera la fase
inicial de sus esfuerzos. Longinos aisladamente habia reunido
muchos materiales que carecian de la correspondiente
identificación; las solas relaciones de envios desde
lugares tan lejanos y distintos eran confusas y con su sostenida
actitud de insubordinación habia impedido que su
material fuera evaluado y útil para el futuro. Su celo al
realizar una versión propia de la expedición a Nueva España
le habia hecho alejarse de las normas establecidas
para todo el equipo y con ello condenó al olvido su propio
trabajo, que se perdió -en su mayor parte- en las aduanas
y correos de México y España.
La separación del dibujante Echeverria también acarreó
consecuencias graves. Además de perder a un colaborador
entusiasta, capaz de realizar excelentes trabajos
resultado de sus dotes como artista, dejaba en México
cientos de láminas coloridas e inconclusas y millares de
esbozos pertenecientes a importantes acopios, tarea que
no seria fácil terminar por cualquiera que resultase su
contin uador.
La poca capacidad de Senseve, como habia sido señalado
desde el principio, lo convertia en un colaborador
mediocre. Su tenacidad y esfuerzo estaban constantemente
dirigidos hacia la resolución de sus problemas personales
y de su peculiar mania por anteponer a todo acto los
beneficios económicos. Su interés por la expedición era
muy relativo y su participación se hallaba condicionada
a la seguridad económica que le proporcionaba seguir
siendo considerado miembro de la expedición.
Por último, De la Cerda habia procurado resolver la
tarea de dibujo, de la que dependia básicamente la elaboración
del libro «Flora Mexicana», pero, no obstante su
sostenido esfuerzo y fidelidad al director, sus capacidades
estaban muy por debajo de las de Echeverria, y, sobre
todo, no era ya labor de un solo individuo.
Asi, al cabo de diez años, Martin Sessé se hallaba apoyado
solamente por el trabajo de Mociño, ese estudiante
mexicano de botánica que, habiéndose interesado en las
lecciones de Cervantes, habia llegado a convertirse en la
pieza clave de todo el proyecto. Los recorridos fundamentales
de la expedición habian estado a cargo de Mociño y
su colección de especimenes animales y vegetales forma-
La Real Expedición Cientinca a Nueva España 171
Tacamaca, árbol resinoso descrito
por Sessé como Amyris
sylvatica (Bursera tecomacal,
dibujado por De la Cerda o
Echeverría. Conservatoire Botanique,
Ginebra.

172 Plantas y luces en México
ban el cuerpo básico de los resultados que se llevarian
a España. La espectacular distancia recorrida desde San
Francisco hasta Nicaragua dependia en buena medida del
trabajo personal desarrollado por Mociño, aun sin contabilizar
la expedición a Nutka que, por si sola, representaba
todo un acontecimiento cientifico.
Sessé comprendia claramente las ventajas y la trascendencia
del trabajo efectuado por Mociño, de ahi que,
reunidos en México y llevando a cabo la clasificación y
evaluación de los materiales, quedó inmediatamente claro
que José Mariano deberia viajar a España para terminar
alli la elaboración de la Flora Mexicana.
Desde la metrópoli se insistia por el regreso de todas
las expediciones de América. Se procuraba la concreción
en obra impresa de todos los trabajos realizados en las
distintas regiones de la colonia española en América. Ya
se hallaban en Madrid, trabajando en la Flora del Perú,
los botánicos de esa expedición.
La situación de la expedición mexicana no era sencilla.
Al iniciarse el año 1800 y un nuevo siglo, los sobrevivientes
de la expedición a Nueva España se disponian a viajar
a Europa con sus manuscritos y la versión inicial de
la Flora, que contaba con más de 2000 dibujos incompletos
y cerca de 400 solamente delineados en borrador.
Sessé calculaba que se requeririan de tres a cuatro años
para concluirlos, si se llegaba a contratar en España a los
dibujantes apropiados para entregar la Flora Mexicana.
La multitud de dibujos de animales requeririan muchos
años más para dar por terminado el trabajo.
Se temia, sin duda -como luego ocurrió-, que de no
concluir los trabajos quienes los habian iniciado, o sus
discípulos, la obra quedaria sin terminar.
Por ahora queremos imaginarnos a Mocíño, Sessé, Senseve,
Cervantes, De la Cerda y a los alumnos de la cátedra
de Botánica de México en la minuciosa labor de embalar,
empaquetar, clasificar y ordenar los materiales de la
expedición para ser trasladados a España. Los duplicados
y las copias, como requisito de seguridad de la época, eran
la alternativa que se habia dispuesto en el caso de que los
barcos portadores de tales tesoros cientiñcos fueran sorprendidos
por los corsarios y demás piratas del Atlántico.
En varias ocasiones, tales cargamentos hablan ido a parar
al fondo del mar o a sitios más insospechados si entre
algún ladrón de los mares se contaba con un visionario
de los beneficios que acarreaba la venta de informacíón
a las potencias enemigas de España.
Aparte las tareas de organización de los materiales,
Sessé debia ocuparse del futuro del Jardin Botánico y su
cátedra. Era necesario designar al sucesor de Cervantes
y del jardinero mayor, resolver algunos otros detalles,

como las exploraciones complementarias, según el ingenuo
director, para llenar los huecos y omisiones de sus
actuales materiales.
Respecto a la dirección del Jardin, lo único que tenia
claro Sessé era que no debería quedar en manos de ningún
individuo del Tribunal del Protomedicato por haberse
declarado rivales de aquel nuevo establecimiento.
Propuso que se nombrara en su lugar de director del
Jardín al médico mexicano Luis Montaña, por ser el profesor
más instruido entre los que pudieran servir a la
cátedra, e incluso, en caso de necesidad, s'lplir al propio
Vicente Cervantes. En cuanto a éste, él mi,mo había manifestado
con antelación que no veía el objeto de ser trasladado
a España. El catedrático prefería continuar con su
cargo y, en vista de que las órdenes reales se referían a la
expedición, Cervantes permaneció en México a cargo de
la cátedra. Lo mismo ocurrió con Jacinto Antonio López,
el jardinero mayor, quien, a decir de la época, no instaba
por su retiro y a falta de sucesor idóneo permaneció en
su puesto.
Demasiado simple hubiera resultado que Sessé decidiera
por sí solo que De la Cerda y Mociño le acompañaran
a Madrid. De la Cerda había ganado 500 pesos anuales
Oa mitad del salario estipulado para tal oficial durante
casi trece años consecutivos y de ahora en adelante le
corresponderían, en Héxico, sólo 250 como dibujante de
la cátedra de Botánica. De más está decir, que, de los posibles,
era el único que garantizaba la terminación de las
láminas que a medio acabar integraban el repertorio de
la Flora. Ya hemos dicho que el paso de Mociño a Madrid
no era sólo actuar con justicia, sino también razón inobjetable
para lograr la edición de la codiciada obra. Sin embargo,
las autoridades virreinales, y en particular el fiscal
de la Real Hacienda, negaron la salida de Vicente de la
Cerda mediante el recurso de que ya se encontraba en
la Península el otro dibujante, Echeverria, quien arribó
con la expedición de Mopox y el cual debería reincorporarse
a la expedición de Nueva España. Respecto a Mociño,
el intratable fiscal tampoco autorizó su salida, pues
la esposa del naturalista acababa de entablar juicio de
divorcio en su contra.
La acostumbrada mala suerte de Sessé, en lo que a
lides legales se refiere, le impedía abandonar México y
tampoco le permitía dejar organizada la recogida ·complementaria-
de plantas que no hubieran satisfecho las
condiciones para ser incluidas en la obra, ya que no se
decidía de qué fondos se cubrirían los gastos de tal proposición.
Por último, y en vista de que el reino mineral estaba
muy pobremente representado en las colecciones
que se llevaran a España, Sessé propuso a los directivos
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 173
Quincuagésimosexto virrey de
Nueva España: José de lturrigaray
(1803-1808), según. grabado
de L. Garcés.

174 Plantas y luces en México
Palacio de Minería. Elegante y
sobria construcción le vantada
en el sig lo XVIll en C iudad de
México. según proyecto del ar­
Quitecto Miguel T olsá.
13. DIscurso pronunciado por Don Joseph
Mariano Mociño. botánico de las Expediciones
facultativas de este reyno. Gozeta de México.
l BO I. T omo X , págs. 335-344.
del Colegio de Mineria que se ocupasen en recolectar una
adecuada colección de minerales para incorporarla posteriormente
a los materiales del Jardin Botánico de Madrid.
La respuesta fue ambigua, por no decir que indolente,
ya que no habia ningún interés en hacerlo.
Mientras Sessé realizaba las acostumbradas gestiones
y ocupaba sus horas y sus dias en las numerosas antesalas
que se requerian para la solución de todos sus problemas,
Mociño se dedicaba a una de las actividades más
trascendentes que realizó en México en compañia de Luis
Montaña: observar las virtudes medicinales de las plantas
en las Salas de Observación que para tales fines habilitaron
en el Hospital General de San Andrés y en el Real
Hospital de Naturales.
Estas actividades suscitaron una inmediata ráfaga de
disgustos e inconvenientes entre las autoridades del protomedicato.
Los expedicionarios pensaban que no obstante
la intensa labor desarrollada en el campo y que les
habia permitido clasificar más de 3000 plantas, haciendo
dibujar la mayor parte de ellas, la voluntad del soberano
no se cumpliría mientras no se determinasen las virtudes
medicinales de las más comunes o importantes mediante
«discernimiento crítico que sólo puede dar la experiencia
después de una prolija observación•." En esto influia
notablemente la personalidad y formación de Luis Montaña.
Este brillante médico criollo se une a la trayectoria
de los expedicionarios desde la cátedra de Botánica, en
la que sostuvo hacia 1792 su correspondiente acto público
y participó también en las escaramuzas entre americanos
y peninsulares en 1795, a raiz de las acusaciones que Longinos
Martinez hiciera de la formación y capacidad de
Mociño. Posteriormente siguió siendo el botánico mejor

176 Plantas y luces en México
16 Izqulerdo.op. dI, pág. 1M
17 D,scurso que en la apertura del Curso
de Bot8.mca pronunció el Dr, Luis Mont.afta
Ana/u de Ciencl.cu Nalurale3, 1803, n,· 17,
t VI, pAll' 199
casualidad el rustico o qua aplica el empírico en fuerza de la
tradición y que el verdadero profesor reforma en virtud de las
reglas que le dictan sus conocimientos prácticos, no se encuentra
siempre sin riesgo, ni se decide la virtud del remedio hallado
sin una instrucción sólida de los principios del arte. 1G
Montaña había recogido las palabras del maestro y cuando
llegó .su turno y su discurso, las dijo asÍ:
Sí, señores: ésta es a pesar de las pretensiones del fanatismo
escolástico, la ciencia natural y los catedráticos más engreídos
lo tienen que aceptar aunque aún alegan en contra de los documentos
experimentales...
El cotejo de los tres últimos siglos con una veintena de los
precedentes hace ver, por una parte. el poco suceso de esa especie
de fanatismo que nos ahoga y por otra la diferencia enorm e
que hay en la experiencia de indagación...
Este espiritu conquistador ha erigido el suntuoso alcázar de
la ciencia sobre las arruinadas madrigueras de haraganes, monederos
falsos, saltimbanquis y truhanes li terarios que, bien a
t ítu lo de arrogancia, bien a la sombra de las canas y de un ropaje
peculiar, se han hecho tiranos del entendimiento y de la
industria filosófica... l.
En ese tono y con tal combatividad la cátedra de Botánica
abría fuego contra la escolástica y la fermentada vida de
la universidad mexicana y del protomedicato. Mociño y
Montaña hacían realidad la experimentación con plantas
medicinales y recobraban el ímpetu que tal proyecto tenía
desde 1790 por lograr que las acciones de las plantas mexicanas
fueran estudiadas en los enfermos de los hospitales.
A mediados de 1801, las salas de observación de dos
de los más populosos hospitales eran una realidad. Ese
año aparece el trabajo de Mociño sobre la acción terapéutica
de la Polygala mexicana. Posteriormente, Mociño
dio a conocer en varios de sus discursos las plantas que
eran motivo de estudio clínico en las salas de observación
y la clasificación que hizo de ellas en colaboración
con el doctor Montaña. Surgieron drogas astringentes,
corrosivas, estimulantes, picantes; remedios acres, narcóticos,
refrigerantes febrífugos, purgantes, diaforéticos y
muchos más que se integraron con plantas mexicanas,
legendarias y persistentes desde épocas remotas: tepatli
(Plumbago pulchella), texcalamatl (Ficus nymphaelifolia)
, timbirichi (Bromelia pinguin), cocolmecatl (Smilax
china) y muchas más que formaban parte de la herencia
azteca que la medicina herbolaria indígena conservaba.
Mociño insistía en sus escritos:
La expedición botánica de Nueva España tiene un larguísimo
catálogo de plantas con que llenar todos los articulos de cualquiera
materia médica; pero quieren hacerlo sus individuos no

como unos meros compiladores, sino como unos observadores
exactos que se contentan con dejar a la posteridad los resultados
fieles de quince o veinte plantas bien examinadas y no la
broza inútil e indigesta de que sin crítica ni juicio alguno recargaron
sus materias médicas nuestros antepasados, llenando
al vulgo de una multitud de necedades que acaso un siglo entero
de filosofía no será capaz de desarraigar. 18
Los trabajos en los hospitales duraron sólo dos años, ya
que, al acercarse la fecha de embarque hacia España,
Mociño y Sessé debieron de ocuparse de los últimos detalles
de los materiales reunidos y Montaña recibió el embate
del protomedicato que vengó las muchas críticas y
ataques que recibiera de sus feroces enemigos. Por lo
pronto, impidieron que Montaña fuera nombrado director
del Jardin Botánico no obstante que Vicente Cervantes
apoyaba tal propuesta. El virrey Branciforte terminó
fundiendo los cargos de catedrático y director en la persona
de Cervantes, mientras Montaña decidió aplicarse
todavía más al estudio de las virtudes terapéuticas de las
plantas indígenas en observaciones clínicas, mientras se
lo permitieron, porque pronto el protomedicato y el claustro
universitario lograron detener las observaciones con
la argucia de que: «si las plantas que iban a examinarse
eran de virtud conocida, serian inútiles las nuevas experiencias
y que si las propiedades curativas eran desconocidas,
entonces tales experiencias eran repugnantes a la
caridad, pues el practicarlas sería exponer al prójimo a
servir de víctima de tentativas temerarias...
Ese argumento fue rebatido por Montaña, insistiendo
en que la materia médica requeria de un examen muy
circunspecto y que ningún peligro amenazaba la salud
de los hombres que .procuraban curar sus dolencias con
medicamentos populares que se usan en varios pueblos
sin perjuicio alguno, pero sin poder conocer con evidencia
si producían una utilidad efectiva..." ,.
Pero a las polémicas estériles del claustro siguieron los
rumores injuriosos de que se sacrificaba la vida de los
enfermos en tales salas de observación. El escándalo alcanzó
dimensiones insospechadas. Sessé y sus colaboradores
fueron acusados ante el fiscal de lo Civil de propiciar
la muerte de diversos enfermos sometidos a tratamientos
que -según corrió la conseja desde el protomedicato-
en nada servían para la curación de sus males.
El virrey ordenó una minuciosa investigación, exigió el
examen comparativo de entradas y salidas de enfermos,
curaciones, existencia y muertes en cada departamento
en particular.
Lo notable del hecho fue que la investigación practicada
por el fiscal resultó en apoyo de los experimentado-
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 177
,.
Tropteris oblongifolia.
18 /dem. pág 220
19 Izquierdo, op. cit: pág. 171.

dicos de toda Europa. La enfermedad como la salud y aun
la vida misma eran explicadas en el brownismo como
debidas a los diversos grados en que operaban sobre la
«incitabilidad» del organismo en calidad de

180 Plantas y luces en México
El cihuaptli. Montanoa tomentosa.
planta medicinaL cuyo
nom,bre fue dedicado al famoso
médico José Luis Montaña.
Dibujo de Carlos ZoLla.
les leyó la recien llegada Real Cédula, mediante la cual
el Soberano les ordenaba la creación de una Junta Superior
Gubernativa de Farmacia y de las ventajas que tendria
la especialidad de farmacéutico si lograban conseguir
la independencia del protomedicato. Con ello, Cervantes
demostraba que su estrategia personal como director del
Jardín era sutil y eficaz, haciéndoles ver a sus colegas
médicos que contarían con mayor estimación entre el público
si se graduaban de farmacéuticos y que los reconocerían
por hombres de ciencia si agregaban a su formación
la botánica medicinal, raíz esencial de la nueva farmacia
en proceso de desarrollo. La Real Cédula ordenaba,
además, la creación paralela de las cátedras de Farmacia
y Quimica para complementar a la de Botánica. Los
médicos y futuros farmacéuticos apoyaron a Cervantes en
su valiente iniciativa y se acogieron con firmeza a la orden
real. Cervantes ofreció servir sin sueldo la cátedra
de Farmacia y sugirió la creación de un laboratorio de
farmacia en el Hospital de San Andrés. Así, Cervantes logró
la integración de la Real Junta Superior de Farmacia,
órgano que empezó a neutralizar los ataques del protomedicato
y a robar terreno y poder al claustro universitario.
Los vientos de cambios y renovación empezaban a
tocar a la puerta de los tribunales obsoletos, que se que·
daban a la zaga ante el nacimiento de la Química y de
la Farmacología.
El combate entre los ortodoxos y los cada vez más
numerosos grupos de médicos y otros profesionales tocados
por la renovación del movimiento ilustrado no fue
breve ni sencillo. Todavía ocurrieron serios incidentes y
«cayeron muchas cabezas» antes de poder consolidar algunos
cambios básicos en la estructura de la carrera
de Medicina y el ejercicio de la Clínica. Capítulos y anécdotas
que pertenecen a la historia de la medicina en México,
pero cuyo origen fueron la expedición científica de
Nueva España y sus protagonistas.
Vicente Cervantes contaba cuarenta y ocho años cuando
vio partir a Sessé, Mociño y Senseve llevando consigo
el resultado de tantos años de lucha y de esfuerzo. Él permaneció
en su querido Jardín de Palacio, ya que nunca
se realizó el acariciado proyecto de trasladarlo al castillo
de Chapultepec. Siguió así, con su misma energía yorganización,
formando decenas de botánicos. Años después,
en colaboración con su hijo Julián, sobresaliente discípulo
de su padre, reinició los envíos de plantas a Madrid. Cerca
de 300 especies nuevas, clasificadas por él, llegaron a
España, entre ellas la Montanoa tomentosa, el antiguo
cihuapatli de los aztecas, cuyo género dedicó al doctor
Montaña. Esta yerba de ancestral uso curativo entre los
pueblos mesoamericanos (cihua: mujer, patli: medicinal

vida intelectual de México. Julián Cervantes. el hijo mayor
del maestro, se distinguió por sus estudios de botánica
antes de consagrarse al exclusivo servicio de la iglesia.
Mariana Cervantes. la hija menor. dotada de un peculiar
talento, dedicó su vida al estudio de la astronomia, en la
que logró notables éxitos en su tiempo. Cuando triunfó el
movimiento de Independencia (1821), no obstante la difícil
situación que vivieron los españoles, siendo fusilados o expulsados
del pais la mayor parte de los aristócratas, hacendados
y comerciantes y ya aparecido el decreto de la
Asamblea Nacional que privaba a los peninsulares de
todo cargo público, el Gobierno del México Independiente
hizo una sola excepción: en la persona y familia de Vicente
Cervantes. a quien la República reconoció sus servicios
y le invitó a permanecer en el país. Vicente aceptó
quedarse en México, aliado de sus alumnos y sus plantas,
y murió a los 74 años, el 26 de julio de 1829.
El último servicio que prestaron Mociño y Sessé en
América antes de llegar a España fue un dictamen sobre
el vómito negro o fiebre amarilla, que enviaron al virrey.
Su conclusión sobre tan temida enfermedad era que solamente
medíante «... el camino de la observación en los
Hospitales por médicos idóneos... - se podría conocer la
verdadera naturaleza de esa plaga. Sostenían que la causa
material de la enfermedad no se debía atribuir a ningún
principio contagioso... , que la constitución de la atmósfera
era un factor determinante que podía hacer aparecer
una epidemia de fiebre amarilla en cualquier lugar del
mundo.... razón que explicaba por qué Veracruz, «donde
concurren las circunstancias de los tiempos propicios- ,
era mirado como cuna de esa «Idra mortífera- aun -cuando
no arribase a semejante país hombre que hubiese oído
el solo nombre de fiebre amarilla»."8 No deja de ser paradójico
que el tema que los ocupara en esos días fuera
tomar opinión sobre esta enfermedad, último mensaje de
los sabios exploradores en América, ya que cobraría enorme
importancia unos cuantos meses después: la enfermedad
los acompañaría hasta donde la -mortal hidra- hacía
grandes estragos y Mociño desempeñaría un importantísimo
papel durante el combate de la epidemia española.
La ReaL Expedición Científica a Nueva España 183
28 Arias Divito. op . cit" pág. 2.29

Cuando llegó el mes de mayo y no obtenía respuesta
a su apelacíón, Mocíño escribió por última vez al arzobispo:
. Detenerme más es aventurarme al mortal vómito
de Veracruz y a carecer de auxilios que harán menos
cómodo mi viaje. Yo me voy, Señor Ilustrísimo, el mismo
Juzgado podrá informarse de que no debo yo ni un medía
rea!>." Entonces la Tesorería General respondió que
le autorizaba a marcharse, ya que quedaba establecido
que la tercera parte del sueldo que percibiera estaria depositado
en la Tesorería del Reino, donde la esposa la
recogería con posterioridad, según orden del propio virrey
Iturrigaray.
En los primeros días de junio de 1803, José Mariano se
embarcó en la fragata Nueva Mahonera, que también
hacía el envidiable viaje directo dede Veracruz hasta Cádiz.
En sus bodegas llevaba, de la . Flora de México. , los
dibujos y textos de trece años de sostenida labor y cajas
de especímenes de flores y fauna mexicanas. El novohispano
se abria paso hacia la metrópoli, cruzando un golfo
de México que se ennegrecía de fiebre amarilla, llevando
quizá la esperanza de realizar algún día la publicación
de los trabajos que hizo por servir completamente al rey
-como él decía-, en pos de la gran aventura en Europa.
Arribó a Cádiz, después de cincuenta y siete días de navegación,
el 31 de julio de 1803. Desde el barco fondeado
en cuarentena en la bahía de Cádiz escribió de inmediato
a Madrid, a su director Sessé para avisarle su feliz llegada
y el buen estado en que se hallaban los manuscritos.
Desconocía el entusiasmado americano que Sessé se
hallaba aún en Cuba padeciendo enormes desgracias.
Martín había llegado en los primeros días de mayo
a La Habana, pero tuvo que abandonar la corbeta Zevallas,
que siguió viaje a España, porque la esposa de
Sessé y uno de sus hijos enfermaron de vómito negro. En
junio intentaron viajar en la fragata mercante ¡sabela,
próxima a zarpar hacia Cádiz, pero se les prohibió porque
dicha embarcación estaba destinada a miembros del
ejército. La señora Sessé convalecía, pero su hijo parecía
no resistir la fiebre.
Finalmente, Sessé y su comitiva lograron embarcarse
en agosto, cuando sus familiares tuvieron cierta mejoría
y llegaron a Cádiz el 20 de octubre de 1803, con todo y
sus 27 cajones de producciones de la expedición. Mociño
había sido informado por Fermín Sessé, hermano del director,
que Martín no había arribado a España, y duranaquellos
meses en Cádiz caminaba por la ciudad · de
calles angostas y caracoleadas que forman para mí un
laberinto que no me permite alejarme diez pasos de la
posada...• ,' visitando a un Juan Manuel Arejula y conociendo
el pequeño Jardín de Cádiz, donde entabló amis-
La Real Expedición Científica a Nueva España 185
. El billete» Cl 811). de Francisco
de Gaya.
3. Carta de Mociño al Anobispo de Me
:dco, 7-5-1803. AGN, M éxico. Ramo H istoria,
,,,.
4. Carl.a de Mociño a Sessé. Cádiz, 31-7·
1803. RJB, 4." 22.

La Real Expedición Cientifica a Nueva España 187
cruz 32 cajones de productos, más 27 provinentes de Cuba. - La gallina ciega- , cartón de
Senseve quedó en el puerto custodiando el traslado del em- Francisco de Gaya.
barque y llegó a Madrid en junio de 1804. En la Aduana,
Mociño y Sessé, en compañia del portero mayor de la Secretaria
de Gracia y Justicia, luchaban por librar las exigencias
aduaneras de tan colosal embarque en medio de
la desesperación por la paciente y abigarrada burocracia
de su pais.
En algún momento de este período se produjo un delicado
altercado con los colegas de la expedición del Perú,
al enterarse Sessé de que buena parte de los envíos procedentes
de México habían ido a parar a las bodegas de
Ruiz y Pavón. La solicitud que hizo Sessé para recuperar
los materiales no dejaba de reflejar un deje de socarrona
ironía y celoso prurito que no gustó a los del Perú. Durante
aquel primer año en España, 1804, lograron identificar
y recuperar algunos cajones de Longinos Martínez
que, por los más increíbles vericuetos y caminos de Dios,
habían llegado a Madrid ¡desde las Californias!
Indudablemente, no todo era polvo, envolturas yaduanas
en la vida de los expedicionarios de Nueva España.
La vida académica de Madrid se abría para ellos y no con
poco reconocimiento a su labor en México y a sus dotes
de científicos ilustrados.
Casimiro Gómez Ortega había dejado su puesto de director
del Jardin Botánico de Madrid y Antonio José Cavanilles
lo ocupaba en medio de una escandalosa atmósfera
de envidia y crítica que siempre caracterizó a la relación
de estos dos grandes de la botánica española. Cavanilles
falleció en 1804 y Sessé contaba 53 años cuando solicitó
ocupar el cargo vacante. No obstante el apoyo que logró
obtener del Ministerio de Gracia y Justicia, su petición

le pidió que retomase el asunto al conocer el Tratado que
Mociño escribió en Guatemala respecto a este mismo producto
y su industrialización .
En ese mismo ajetreado año de 1804 correspondió a
Mociño un relevante papel en el estudio y contención de
la fiebre amarilla que azotaba a Andalucía. El mexicano
se ofreció a servir sin salario en la lucha contra la epidemia
que estalló en Málaga en junio de 1804. Con aprobación
del rey, Mociño se trasladó a Málaga para intervenir
en la cura de los enfermos de Antequera. Quedó bajo su
responsabilidad la .policia médica» y, junto con Juan Manuel
de Arejula, comisionado en Málaga, proyectaron un
plan epidemiológico que eternizó la memoria de Mociño,
sobre todo entre los habitantes de la ciudad de Écija. En
esta ciudad puso en práctica las ideas que habia defendido
en México, sobre la necesidad de atender a la vigorización
del estado general de los enfermos, por una parte,
y a la carencia de contagio de la fiebre amarilla, por
otra. Inició su trabajo en Écija hacia mediados de octubre
de 1804, después de conocer en detalle el estado que
guardaba la población de toda la zona afectada. De Écija
decía que la situación era desastrosa porque la epidemia
se acompañaba con la pérdida de las cosechas, por retardo
de las lluvias, lo que había generado una hambruna severa.
Hacía notar que aquellos primeros enfermos que habían
logrado alcanzar a comer medianamente y cuya asistencia
había sido cuidadosa se habían salvado. Por el contrario,
la gran debilidad que existía en todos los demás,
ahora azotados por el hambre, era el factor que determinaba
los estragos de la epidemia de fiebre amarilla. Mociño
procedió a dividir la ciudad en cuarteles, en los que
el médico debia, diariamente, visitar a todos sus enfermos
y llevar un diario, por cada cuartel, de la evolución de
cada enfermo. Para esto, en cada casa donde se hallare
un enfermo debería existir una señal en la puerta que
indicase al médico la necesidad y obligación de asistir al
lugar.
Este solo dato da idea de la posición heterodoxa que
Mociño alentaba respecto al trato del enfermo con 'Vómito
negro». Al contrario de lo que por siglos se había
practicado, el médico debía establecer contacto con cuanto
enfermo fuera detectado en la ciudad, en lugar de promover
el acostumbrado aíslamiento y ocultamiento, que
sólo propiciaba el pánico irracional entre la población.
Ordenó, además, que todos los cadáveres, indistintamente
de su origen y ubicación, fueran sepultados en cementerios
alejados de la ciudad; que se solicitara a Madrid
gran cantidad de quina para el tratamiento de la fiebre;
que se prohibieran las concurrencias numerosas, incluidas
las de servicios religiosos, y que se crearan las .cartillas»,
La Real Expedición Cientinca a Nueva España 189

famosa Memoria sobre la fiebre amarilla, a la que añadió
una traducción que se permitió hacer de la obra del autor
francés J. 1. Alibert, Tratado de fiebres perniciosas intermitentes.
Ambos trabajos serían motívo de controversias
y marcaron el principio de las actividades intelectuales de
Mociño en España, porque a partir de mayo de 1805, y en
vista de su brillante participación en la medicina de la
Península , José Mariano fue incorporado como miembro
de la Academia de Medicina de Madrid y daría inicio al
período que ha sido -no sin razón- llamado «la época
Mociño de la Academia de Medicina" .1 3
Mientras tanto, una noticia vino a entristecer el ánimo
de los triunfantes miembros de la expedición de Nueva
España: Jaime Senseve falleció en Madrid el 13 de marzo
de 1805, tan sólo nueve meses después de haber retornado
a su casa y después de haber estado separado de su esposa,
María Vicenta Campillo, por más de veinte años.
A partir de ese momento, los resultados de la expedición
a Nueva España dependerían del solo esfuerzo de
Mociño y Sessé. El primero cumplia en España cuarenta y
ocho años, mientras que su director y amigo cruzaba por
los cincuenta y cuatro años. Ambos comprendieron que
no era ya mucho el tiempo que les quedaba para poder
ver concluida y publicada por lo menos su añorada . Flora
Mexicana»; lo que no podían imaginar era que el fantasma
de la guerra se acercaba a las fronteras españolas y
que en sólo tres años más se verían envueltos en los dramáticos
acontecimientos de la intervención napoleónica.
* * *
. Disertación de la fiebre epidémica que padeció Cádiz,
Sevilla y la mayor parte de Andalucia desde el año 1800
y principalmente de la que sufrió Ecixa el año 1804 por
el doctor Don José María (sic) Moclño Natural de la Ciudad
de México, Director O comisionado Regio en ésta»,
era el título de la Memoria que mediante varias disertaciones
fue presentando Mociño ante la Academia de Medicina
de Madrid, a partir de 1806. En este trabajo sostenía
la tesis de que la fiebre amarilla no era un padecimiento
contagioso, y cuando concluyó la lectura de su
obra -hecho que le tomó varias sesiones de la Academia-
el secretario hizo el oficio dirigido a José Antonio
Caballero, por la Junta Superior Gubernativa de Medicina
y la censura que esta comisión hacia de la obra. La
Comisión nombrada por el vicepresidente de la Academia
para calificar la Memoria de Mociño también censuró el
trabajo, lo que produjo una gran confusión y asombro en
el medio académico. Para amortiguar el golpe que la Academia
le asestaba a su recientemente ingresado miembro
La Real Expedición Científica a Nueva España 191
13. J. Mocitl.o ·DlSertación de la fiebre
epidémica que padeció CádlZ, Sevilla. y la
mayor parte de Andalucia desde el MO 1800 y
pn ncipalmente de la que suf rió tclja el año
18001 Sociecrod M e-"iclm o de Hislo rll1 y PIla..
$ofia dfl la MediciM, México, 1962 Transerilo
y precedido de un ensayo histórico del
proresor Juan Carlos Arias Divito,

192 Plantas y luces en México
. Riña en la venta nueva_, de americano, se decidió crear una tercera comisión que for­
Francisco de Gaya. malizara la censura y la presentara ante esa institución.
Para comprender el origen de la polémica que despertó
el trabajo de Mociño y la censura que a sus ideas y
proposiciones se produjo en el ambiente m édico de España
es necesario recordar la trascendencia que esta temida
enfermedad tenía para la sociedad de esa época y el
grado de conocímien to alcanzado en el campo de la infectología.
La distribucíón regíonal de la enfermedad, que
dependía -hoy lo sabemos- del transmisor habitual del
padecimíento, el mosquito Aedes aegypti, cuestionaba a
los ojos de los médicos de entonces cuál era el origen de
dicho padecimiento. ¿África negra? ¿Mar Caribe? ¿Golfo
de México? ¿Por qué Canarias (1701), Cádiz (1705-1731),
Málaga (1741) , Lisboa (1723) o Baleares (1744 ) eran los
sitios que conocían el vómito negro en la Península? ¿El
mal era transpor tado en los barcos americanos que arribaban
a estos puertos? ¿Por quiénes? ¿Cómo? ¿Era acaso
posible cuestionar el cará cter contagioso del vómi to negro,
que asolaba ciudades enteras? Cuando la epidemia
empezó a llegar a zonas no portuarias de España, todo
parecia indicar que el contagio era indiscutible. Por aquel
entonces no se imaginaba siquiera que un mosquito pudiera
ser el agente responsable de las epidemias que asolaban,
cada vez con mayor frecuencia, la Península Ibérica.
La diferencia entre padecimientos transmisibles e infecciones
contagiosas no era aún clara, porque se ignoraba
la existencia de los complicados ciclos de contagio que requieren
de suj etos «huéspedes» del parásito y de insectos
«transmisores- de la infección. La polémica di vidía a los
médicos en «contagionistas» e «infeccionistas. en cuanto
al origen probable de los padecimientos que les preocupa-

an, pero esta misma polémica a lcanzaba dimensiones politicas,
porque, en su génesis, se incorporaban cuestionamientos
sobre la situación económica y social donde brotaban
las epidemias. Fue la fiebre amarilla, como años
más tarde lo seria el cólera, una magnifica oportunidad
para criticar el estado de insalubridad y hambre que reinaba
en la mayor parte de las provincias españolas y esto
acaloraba los ánimos y desataba vientos de controversia
politicosociales, que olian a República y enfrentaban a liberales
y absolutistas.
Quienes sostenian la teoria de que la fiebre amarilla
era un mal contagioso estaban totalmente equivocados,
pero los «infeccionistas», no obstante que se hallaban cerca
de la verdad, sólo intuian que algo relacionado con el
ambiente, el aire, la zona, la época del año y el lugar facultaba
el contagio sin poder acertar a señalar qué o quién.
Las medidas que oficialmente cumplia la Junta de Sanidad,
respecto al manejo de la enfermedad y su prevención
(cordones sanitarios, cuarentenas, inspectores de epidemias,
etc.), se apoyaban en una interpretación · contagionista.
del mencionado mal, por lo que la posición sostenida
por Mociño no era precisamente coincidente. Má s
aún, el mismo Mociño dudaba de que las epidemias que
había presenciado en Andalucía fueran en realidad de
fiebre amarilla. En su Memor ia las calificaba de ·tercianas
perniciosas» y cuestionaba su identidad con el vómito
negro, lo que le llevó a estudiar en detalle la obra de AIibert
sobre el mismo tema. En la traducción del «Tratado
de las fiebres perniciosas L.. )>>, que Mociño anotó y comentó,
apoyaba sus sospechas de que en más de una ocasión
se había confundido la fiebre amarilla o vómito negro
con procesos febriles malignos totalmente distintos y, sobre
todo, no atribuyó el mal a un origen forastero y sí a
causas locales y estacionales. Argüía que en Écija se verificó
que en muy pocas casas enfermaron todos sus habitantes
aun durmiendo en la misma alcoba del enfermo.
Achacaba la enfermedad al .hambre, la inmundicia, los
pantanos y el desarreglo de las estaciones. , y quedaba
probado que la quina administrada con prontitud y . mano
larga. curaba la fiebre de modo casi infalible.
Finalmente, el 20 de agosto de 1807 se leyó el informe
de la comisión nombrada para dar un veredicto ante la
Academia, el cual resultaba favorable a Mociño diciendo
que: «la memoria puede considerarse L.. ) como una prueba
de la exactitud y acierto con que Mociño desempeñó su
comisión y como una obra particular destinada a la ilustración
pública• . La misma comisión resolvía permitir se
imprimiese la traducción que de la obra de Alibert habia
hecho Mociño, pero: . corrigiendo los leves defectos que
reconoce en su obra- .H
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 193
14 . DiC\.Smen de la Academ Ia de Medi.
cin a sobre l a M em oria de M cx:ido acerca de
l a fiebre amarilla de A ndalucía. AM Carpeta
Archivo. 1802-1809. La objeción se aplica a la
lraducci6n d e la obra d e J. L. Alibert: .Tra·
tado de fi ebres perniciosas intennitent.es· que
fUera traducido por M ociilo en M adrid y publicado
por Joseph Collado, Impreso en la misma
ciudad en 1807, Arias Divito. op. cit., página
Z54.

194 Plantas y luces en México
«La señora y el soldado,. (fragmento),
de Francisco de Gaya.
15 Variedode. d. ClencUI. Llterofura :Y
Arte., n.- 23. ailo 11. t . IV. Madnd, 1805.
pé,g 312.
A partir de entonces, la fama de Mociño en el seno
de la Academia fue en continuo aumen too Durante esos
años participó en casi todas las comisiones que la Academia
organizaba o le eran conferidas. Son abundantes
los dictámenes de Mociño en las Actas de Medicina de la
Academia y son, sobre todo, muestra de su competencia
científica y de la preparación intelectual que continuamente
desarrollaba, estando al tanto de cuanto asunto o teoría
médica se producía en Europa.
Volviendo a las actividades del gabinete en el Jardín
Botánico de Madrid, encontramos que el trabajo transcurría
lento y con frecuentes interrupciones. La presencia
de Mociño y Sessé en aquel lugar ocurría en una muy distinta
atmósfera a la que había existido en la cátedra de
Botánica diez o quince años atrás, cuando se organizó la
expedición a Nueva España. Ahora, el país vivía momentos
de gran inestabilidad; la batalla de Trafalgar del 20 de
octubre de 1805 había terminado con el poderío naval de
Espai\a y se iniciaba la agonía del Imperio español. Fernando
VII se proclamaba contra su madre y contra el
favorito Godoy, de lo que habia salido coronado rey e iniciado
las oscilantes relaciones con Francia. Cuando España
permitió el paso de tropas francesas hacia Portugal,
su suerte estaba echada: Napoleón Bonaparte se apoderó
de toda la Península Ibérica.
La vida en Madrid de los dos expedicionarios de Nueva
España era dificil y modesta. En 1806 llegó a debérseles
hasta nueve meses de sueldo, lo que no sólo entorpecía
la publicación de su trabajo, sino que cuestionaba directamente
su supervivencia. Mociño vivía en la casa de los
Sessé, donde Martín pasaba la mayor parte del tiempo,
a raíz de una extraña dolencia que empezó a aquejarlo.
Sobre el grado de avance de sus estudios podemos deducir
algunos datos de la entrevista que Sessé proporcionó
en 1805 a los editores del periódico Variedades de Ciencia,
Literatura y Artes, que afirmó: .Pasan de 3500 las
plantas de su herbario y cree Don Martín Sessé que, a
pesar de lo mucho que publicó el señor CavanilJes en su
obra con semillas que él remitió a este Jardín, no bajaron
de 2500 las desconocidas en Europa y entre éstas cerca de
200 géneros nuevos. Vienen igualmente descritas y dibujadas
500 aves, de las que una tercera parte serán desconocidas
",.15
En los primeros meses de 1806, Sessé escribió al ministro
José Antonio Caballero para informarle de que se hallaba
escribiendo ya el prólogo de la Flora Mexicana y
que la obra, con la venia del Ministerio, había pensado
Sessé publicarla a su costa mientras se presentaban circunstancias
más favorables que pudieran dar a la luz,
con toda la magnificencia que se requería, la Historia

Natural de todos los países por donde habían incursionado.
Se había logrado retener a Echeverría, quien cooperaba
con Mociño en la realización de los dibujos que restaban
por terminar. Su situación económica no era muy
diferente a la que le había acompañado durante la expedición,
pero en torno a Sessé se conservaba una solidaria
actitud por llevar a cabo el soñado proyecto de ver impresa
la Flora Mexicana. El conjunto de materiales era tan
vasto que, cuatro años después de haber llegado a España,
continuaban apareciendo, esporádicamente, envíos de
producciones en las aduanas de Cádiz. Todo hace suponer
que hacia los primeros meses de 1808 Sessé y Mociño habían
concluido el texto de la Flora Mexicana, escrito en
latín, y en el cual se referían a las cerca de 2000 especies
a que hemos hecho mención, según cartas y memoriales
de la época. Una parte sustancial de los correspondientes
dibujos, si no todos, habían sido terminados por Echeverría.
Esta obra representaría un acopio de descripciones
hechas por varios o todos los estudiosos que participaron
en la expedición y probablemente se entregaría a la Corona
española como la parte correspondiente a México
en el gran proyecto de la Flora de las colonias españolas
en América, a que se había aludido desde 1790. Sessé trabajaba,
además, en la elaboración de otro manuscrito,
Plantae Novae Hispaniae, sobre el que decía: «Hemos reunido
en dos volúmenes las especies vegetales coleccionadas
en una peregrinación de tres años por las vastas regiones
de la Nueva España». Probablemente, Mociño y
Sessé optaron por dividir el numeroso material que poseian
y planeaban incluir en esta obra, especies que se
recolectaron inicialmente en las excursiones acaecidas
desde 1788 hasta 1790.16
Al iniciarse el año 1808, los acontecimientos se suscitaron
tan de prisa que la vida de España se vio sacudida
ante los acontecimientos políticos. El motín de Aranjuez
(marzo de 1808) abrió paso al crítico período dominado
por el problema de la legitimidad de Fernando VII y por
la política de los ejércitos de Napoleón, introducidos en
España en virtud del Tratado de Fontainebleau. La abdicación
de Carlos IV en favor de su hijo Fernando VII
materializó la corriente popular de antipatía hacia el viejo
rey y la simpatía hacia el nuevo. Durante la primera
parte de su reinado (marzo-mayo de 1808), Fernando VII
se mantuvo en espera de un reconocimiento de legitimidad
por parte de Napoleón, quien usó esta circunstancia
como señuelo para atraer a toda la familia real, primero
a Burgos, luego a Vitoria y finalmente a Bayona, donde
ambos Barbones, padre e hijo, renunciaron a la Corona
de España en favor de José Bonaparte.
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 195
oVII .
Graminae.
111. SoliCItud de Sesse al mim5tro J05é Antonio
CabalJero. Ma.drid. 26-4-1806 MCN Exp
Bol. N.E.

196 Plantas y luces en México
«Retrato de Fernando VII con
el manto real.., de Francisco
de Gaya.
Esta claudicación de Bayona dotó al propio Fernando
VII de una aureola de mártir que lo convirtió en «el
Deseado-. En la sociedad intelectual madrileña se produjo
una complicada división, apoyada por sesenta mil
extranjeros de José 1 que acampaban en el mismo Madrid.
Por una parte, los realistas no permanecían inactivos
frente a . Pepe Botella. ; surgieron los afrancesados o
josefinos (considerados así los que se opusieron a la resistencia
para evitar la guerra y los que se adhiríeron a José
1 sin cortapisas), y finalmente la burguesía, en plena
pujanza tras el período de prosperidad que había vivido
España, necesitaba urgentes cambios que acabaran con
la crisis nacional, pero no se mostraba demasiado decidida
a tomar las riendas del movimiento.
La crisis nacional acabó con la quiebra completa del
antiguo régimen; los reyes claudicaron, la Junta de Gobierno
aceptó a Murat, el jefe de los ejércitos franceses
instalados en España, como su presidente. Se produjo entonces
el levantamiento popular del 2 de mayo y a continuación
una situación de dualidad de poderes; el popular,
con ínsurrecciones guerrilleras desde sus juntas ciudadanas,
y el oficial, representado por la Junta de Gobierno
presidida por Murat primero y por José 1 después.
Muchos liberales, repudiando la actitud oportunista de
los afrancesados, pero sintiendo al mismo tiempo los peligros
de una insurrección popular sin dirección, se quedaron
sin saber qué hacer. Una mayoría optó por pasar a la
resistencia; parte en lucha directa y parte en lucha política.
Paradójicamente, el 12 de mayo de 1808 y como consecuencia
de la desaparición del secretario de la Academía
de Medicina, José Martinez de San Martín, quien habia
pasado a formar parte de la guerrilla contra los franceses,
Mociño fue designado para reemplazarlo. La sociedad
madrileña se convulsionaba, las actividades del Jardín
Botánico se paralizaban, la ciudad ardia y la salud de
Sessé se agravó seriamente. Un tiempo después, Mociño
diria en la oración fúnebre dedicada a su maestro; •Vi su
espiritu animado en cuanto supo la revolución de Aranjuez
y hasta disiparse los males que pocos dias antes le
habían hecho guardar cama C.) luego se siguieron las
inquietudes, los sobresaltos, los pesares que la larga serie
de acontecimientos tan horrorosos como inesperados trajeron
sobre toda esta monarquía L.. ) en sus noches febriles
había ISesséJ soñado que se hallaba entre los Vocales
de las Cortes de Aragón a quien había perorado con energía,
para que sacrificasen cualquiera ínterés y hasta su
vida a fin de sacudir el ígnominioso yugo que amenazaba
a su Patria.- Murió Martín Sessé el 4 de octubre de 1808,
a los cincuenta y siete años, presumiblemente de un tumor

La Real Expedición Cientifica a Nueva España 197
maligno en el hígado. Atanasia Echeverría pidió permiso . El 2 de mayo de 1808- , de
a Mociño para abandonar España; angustiado por los apu- Fran cisco de Goya.
ros económicos, en medio del torbellino de la guerra y dudando
de la suerte que les depararia el destino si permanecían
en Madrid, trató de convencer al botánico de tomar
rumbo a México. Mociño liberó a Echeverria de todo compromiso
con la Flora y le dejó partir hacia México. Todo
el peso de la expedición botánica a Nueva España quedó
en manos de Mociño, que custodiaba los manuscritos que
había elaborado, con su director y entrañable amigo, a
quien la suerte le jugó la última mala pasada sin permitirle
ver concluida su obra. El ahora único sobreviviente
de la expedición a Nueva España, Mociño, se presentó
ante las autoridades del Ministerio de Gracia para solicitar
que se pasasen las producciones naturales traídas de
México a un gabinete aparte del de la oficina de la Flora
de Perú, porque estaba convencido de que los obstáculos
para lograr la publicación de su obra no serían pocos ni
fáciles. Una vez que se hallaron en dicho gabinete, hizo
entrega formal y por escrito de todo cuanto existía ante
las autoridades pertinentes para quedar tranquilo y asegurar
que tales materiales tendrían el debido uso algún
día. l '
Cuando surgió un nuevo gobierno español en 1809, las 17. Arias Dh'ita, op, cit., pág. 263

198 Plantas y luces en México
. El 3 d e mayo» (fragmento), nuevas autoridades del correspondiente ministerio le pid
e Francisco de Goya. dieron a Mociño que clasificara todo el material perteneciente
a la expedición de Nueva España, ya que, se aseguraba,
se hallaba próxima la oportunidad de inaugurar el
nuevo gabinete de Historia Natural bajo cuya custodia
quedaría el mencionado tesoro. Mociño aceptó, y con la
colaboración de su discípulo el mexicano Pablo de la Llave
se dio a la tarea solicitada. Para ello se trasladó a una casa
que rentó en la calle del Baño, número 9, que se hallaba
muy cercana al Real Gabinete y al Jardín Botánico, en
cuyas bibliotecas consultarían todo lo necesario para llevar
a cabo la clasificación. Reconocieron no sólo el material
botánico de la expedición, sino también todos los cuadrúpedos,
aves y peces y formaron un catálogo científico
para aficionados y para profesores. En esa misma época,
ambos mexicanos aceptaron dar lecciones de Historia Natural
en su casa. En esa ocasión, Pablo de la Llave clasificó
al quetzal guatemalteco, hermosa ave colorida de la
que Mociño habia disecado dos ejemplares durante sus
trabajos en aquellas partes de América Central. Se habian
realizado diversos intentos de clasificación del quetzal,
aunque sin éxito debido a la discrepancia que existía
entre algunos naturalistas del momento. El discípulo decidió
honrar a su maestro llamando al quetzal Pharoma-

cruz mocinus, dando así fin a la polémica taxonómica
que existía sobre el género del ave en cuestión. El ave
simbólica de la libertad, apresada por los hombres de ciencía,
conoció su nombre latino que la hízo íngresar en la
historia natural, unos días antes de que España se cubriera
de sombras y de luto con la intervención francesa. La
Academia de Medicina se tambaleaba ante innumerables
intrígas, deserciones y contradícciones. Mociño fue entonces
nombrado director interino de la agrupación. Esta
situación, al margen de honrarlo, vino a complicar enormemente
su vida.
Con la entrada de las tropas francesas en Madrid, los
médicos y cirujanos del ejército galo solicitaron ingresar
como corresponsales en la Real Academia de Medicina de
Madrid. Los miembros españoles de esta congregación no
se opusieron, pensando quizá que la ciencia se hallaba al
margen de las pasiones politicas. Así, pronto aparecieron
trabajos de distinguidos médicos franceses como Larrey,
Dupont, Lerminier, Hounan, Terrin, Vidart e.. l; el imperio
francés se convertía velozmente en la cultura dominante,
en la que se mantendría todo el siglo XIX. Con
tal motivo, Mociño comunicó su opinión respecto a la presencia
de científicos franceses en la Academia española,
díciendo que le parecía . muy conforme al decoro que
ese cuerpo había sido tan liberal en expedir títulos graciosamente
a muchísimos extranjeros, cuyo número ya
superaba al de los españoles e..). y que todos ellos e.. 1
«contribuían con lo ilustre de sus nombres a conservar
la brillantez de la Academia e.. ) etc.•. 18 Esta declaración
le acarrearía muy serias dificultades al vicepresidente
de la Academia, José Mociño, quien de inmediato
fue calificado de · afrancesado- . A mediados de 1809, algunos
académicos fueron arrestados por la Junta de Gobierno
y conducidos a Francia acusados de conspiración.
En su calidad de vicepresidente, correspondió a Mociño
solicitar la libertad y el regreso de sus compañeros, cosa
que logró y sólo sirvió para aumentar las sospechas de su
vínculo con los franceses. Mociño había escrito en la solicitud
de defensa de sus compañeros: • e.. ) en las crisis
políticas no es imposible que la calumnia o la mala fe pongan
en movimiento resortes que deslumbren al gobierno
más justo para confundir entre los criminales a los hombres
de bien L..l«. lO
Los acontecimientos que siguieron en la vida de Mociño
son imprecisos y están aún cubiertos por la neblína
de la intriga y la pasión política que le tocó vivir al mexicano
en aquellos días. Los cambios en todo el imperio español
se sucedían uno tras otro con sorprendente velocidad.
Las colonias americanas se incendiaban en movimientos
independentistas y la estructura y fuerza del gobierno
La Real Expedición Cientinca a Nueva España 199
18 Actas de MedlC lrla, 22·8- 18011
19 A ctas de M edicIna, 26-1-1809

206 Plantas y luces en México
Miguel Hidalgo encabeza el
movimiento de independencia
en México, 15 de septiembre
de 181 0. Mural de O'Gorman
(fragmento). Castillo de Chapultepec.
M exico.
26 Ibid.. pég. 186.
.No, yo estoy demasiado viejo y enfermo; yo soy ya demasiado
desgraciado; lIevadlos a Ginebra, yo os los doy,
os los confio para el porvenir y el cuidado de mi gloria»."
Asi ocurrió y Mociño vio partir a De Candolle con los
restos de la expedición de Nueva España, añorando quizá
las tardes calurosas de las tertulias veracruzanas O el soleado
jardin del palacio virreinal de México. El destino ]0
tenia aprisionado en Francia, en la tierra ilustrada de sus
ideales, pero adonde ]0 habia arrojado la marea de las pasiones
politicas y ¿por qué no? de su asombrosa e insoportable
trayectoria de indiano inteligente, convencido
del predominio de la razón. Las luces del patio de la universidad
de México, que le habian alumbrado el camino
de una vocación escondida en las tardes apáticas de la
Oaxaca indolente, empezaban a apagarse con su vida. La
tierra americana se hallaba incendiada por las guerras
de independencia. Los héroes y villanos se sucedian unos
a otros, los claustros, los consejos, las asambleas, las reformas
y sus detractores L.. ) todo se agolpaba en la mente
de José Mariano Mociño, cuando recibió noticias de
España.
Por conducto de la Academia de Madrid recibió respuesta
a su prolongada solicitud de repatriarse, la que le
fue concedida porque en España las cosas habian cambiado.
Tuvo entonces la esperanza de ver publicada su

, '" ' I
:TT
l 1 U 111BE l •

210 Plantas y luces en México
3. Esta Información la obtengo de la obra
ya mencionada de Arias Divito, .Las expediciones...
· (pág. 28il. Y todo parece indicar
que. en 1966. este autor confirmó la existencia
de ese manuscrito
4 Informe de Ruiz y Pavón en el ex pe.
diente de la Flora del PenJ Madrid. 11-6-1814.
MeN. Flora Peruana.
S Arias D!vlto. op. ell. pég 295
6 Ibld.. pág. 296
ro 26, del Archivo del Real Jardín Botánico de Madrid y
se sabe que por lo menos parte del texto corresponde a
la obra Plantae Novae Hispaniae 3
En una carta fechada el 11 de junio de 1814, Ruiz y
Pavón escriben que los manuscritos y demás materiales
de botánica correspondientes a la Flora Mexicana. que
«estaban al cuidado de José Mociño, tenemos entendido
habérselos llevado éste a Francia, excepto ocho cajones
de esqueletos de plantas mexicanas que están depositados
en nuestra oficina L.. ) También sabemos que Don Claudia
Boutelou trasladó desde la última habitación que tuvo
Mociño en el Gabinete de Historia Natural, algunos manuscritos
y varios paquetes de esqueletos de plantas que
encontraron en ella al tiempo del embargo que hizo nuestro
Gobierno de aquella habitación·"
En 1815. Simón de Rojas Clemente, bibliotecario del
Jardín Botánico de Madrid, realizó un índice de los manuscritos,
dibujos y plantas secas que existían en dicho
establecimiento. En la parte referente a la expedición botánica
de Nueva España registra lo confiscado por Boutelou
(a que aluden Ruiz y Pavón). así como lo obtenido
de Eugenia Elizondo y, en 1968. Arias Divito pudo consultar
y reconocer parte de ese material.' Sin embargo,
Colmeiro, en su obra sobre La Botánica y los botánicos....
publicada en 1858, hace referencia a varios materiales
«correspondientes a la Flora de Sessé y Mociño existentes
en poder de la familia de Boutelou en Sevilla.... ." Se desconoce
el con tenido y paradero de estos materiales en la
actualidad. En el Archivo General de la ación, en México,
existen seis volúmenes de documentación (números
460-466) con el título general de «Expedición Botánica.
dentro de la colección de Historia y que hemos consultado
para la elaboración de esta obra. En ese lugar no se han
encontrado. hasta ahora, descripciones o ilustraciones referentes
a la expedición ni copias de lo contenido en los
archivos españoles. Los volúmenes ahí depositados contienen
cartas, oficios y órdenes que. en su mayor parte.
pertenecen a la correspondencia oficial del gobierno colonial.
Un séptimo tomo se ha «extraviado. hace varios
años, si bien más de una vez hemos sabido de las ofertas
que algunos coleccionistas inmorales han hecho a los historiadores,
en México, de un tomo que con tiene, encuadernada,
la correspondencia de José Mariano Mociño con
las autoridades de Nueva España.
Por último, y en relación con los manuscritos de los
expedicionarios, a pesar de que la mayor parte de la obra
intelectual de Mociño ha sido publicada en México, de
una u otra forma, la Flora de Guatemala permanece inédita,
aunque bien custodiada por el Instituto de Biología
de la Universidad Nacional.
•

Sigamos ahora con la descripción de la suerte que sufrieron
la Flora Mexicana y Planta Novae Hispaniae, los
dos manuscritos básicos de la expedición.
El hecho de que sean estas dos obras la cosecha real y
conocida de la expedición le ha dado a la misma su denominación
de «Expedición Botánica. , si bien, como se ha
visto, la intención de sus par ticipantes era la de cubrir
otras áreas de la biología, por lo que, originalmente, era
una . Expedición Científica-, tendente a conocer la Historia
Natural de la Nueva España. Por otra parte, las circunstancias
que permitieron ampliar el recorrido hacia
zonas políticamente consideradas fuera del territorio de
Nueva España, como son los territorios de la actual Guatemala
y varios otros países de Centroamérica y el Caribe,
no han tenido repercusión ulterior en las obras conocidas
de estos expedicionarios, ya que la mayor parte de
esos materiales permanecen en la oscuridad.
Desconocemos el camino mediante el cual el manuscrito
de la Flora Mexicana llegó a salvo a Madrid, porque
en 1870 la Sociedad de Historia Natural de México tuvo
noticia de que se encontraba en el Archivo del Jardín Botánico
de Madrid. Allí, como dijimos antes, se hallaba el
de Plantae Novae Hispaniae, por lo que las autoridades
mexicanas decidieron intentar la publicación de ambas
obras. Para tal propósito, la Secretaría de Relaciones Exteriores
de México giró instrucciones a su embajador en
Madrid, en julio de 1883, ya que el general Carlos Pacheco,
ministro de Fomento del Gobierno de Porfirio Díaz, impulsaba
con gran entusiasmo y tino la investigación de
la flora medicinal de México y entre sus planes incluía
la publicación de todos los materiales producidos en el siglo
XVIII por los acontecimientos ya conocidos.
También el general Ramón Corona, embajador de México
en Madrid, se puso en contacto con Miguel Colmeiro,
entonces director del Jardín Botánico de Madrid, de quien
supo que los textos se hallaban inéditos, pero que los dibujos
de las plantas se encontraban, en su gran mayoría,
extraviados. La sugerencia de Colmeiro fue que se recurriese
a Alphonse de Candolle, hijo de Agustin de Candalle,
quien conservaba intacta la colección de copias
(Colección Ginebrinal que, como hemos relatado, se había
realizado en 1819. Advertía Colmeíro que la colección
original comprendía más de mil dibujos, para que los
mexicanos tomaran providencias del costo que podría
significar la edición ilustrada de estos libros.
De Candalle hijo respondió que, si bien estaba dispuesto
a permitir que fuesen reproducidas las láminas de la
Flora Mexicana, se veía en la obligación de .hacer públicas
algunas salvedades-, por lo que le pareció más conveniente
que el Gobierno mexicano procurara obtener los
La Real Expedición Científica a Nueva España 211

212 Plantas y luces en México
7. R. Ramirez: .Reseña de la expedición..•
op. cil_. pé,g 11.
8. Carta del 2 de octubre de 1885 existente
en el Archivo del Real Jaro'" Botanico de
Madrid, 5,' 26 (Arias Divito, op. cil. ¡)ég. 298 1.
originales.' Todo hacía pensar que el manuscrito de la
Flora Mexicana existente en Madrid era copia del original
que estaría en Barcelona (sitio donde había muerto
Mociño), quizás en el Arxiu deIs Consellers, y que allí
se encontrarían los dibujos. Colmeiro, acicateado por las
gestiones de los mexicanos, sugirió al director general de
Instrucción Pública de España que: «convendría autorizar
al rector de la Universidad de Barcelona para que indagase
el paradero de esta colección original y la adquiriese
por cuenta del Estado«,' lo que confirmaba la sospecha
de que los materiales de Mociño se hallaban en
manos de particulares en la ciudad de Barcelona.
El asunto se complicó y la Sociedad Mexicana de historia
Natural volvió a presionar, a través de sus representantes
en Madrid, procurando obtener los textos y dibujos
de ambas obras. La segunda incursión detectivesca
reveló algunos nuevos datos: el herbario de la expedición
se hallaba íntegro en Madrid en 1820; sin embargo,
una parte de él cayó en poder del funesto Aylmer Bourke
Lambert (1761-1842), botánico, coleccionista y comerciante
inglés, seguramente por vía de José Antonio Pavón (el
célebre explorador de la Flora del Perú), quien, falto de
fondos, se dedicaba a vender plantas americanas a su amigo
inglés a cambio, sobre todo, de una posición de privilegio
entre los ingleses. A esto obedece que algunas personalidades,
como Daniel Don, describieran algunas de
las plantas, como el género Cowania, y varias compuestas,
y que aparezca una considerable cantidad de plantas
mexicanas dentro de las colecciones de Pavón que están
en Kew y en el Museo Británico. A la muerte de Lambert,
su herbario fue subastado públicamente y, en 1842, Benjamin
Delessert adquírió una buena parte del mismo, que
años más tarde pasó a Ginebra, con el herbario de este
eminente aficionado suizo. Después aparecieron los compradores
que había tenido Lambert: Philip Barker Webb
tenía en su haber cientos de ejemplares de la Flora Mexicana
en la Universidad de Florencia, que provenían de
George Gardner, uno de los más asiduos compradores.
Una gran cantidad de las plantas de Mociño y Sessé que
habían sido adquiridas en forma similar quedaron diseminadas
por Europa, en tanto que los manuscritos, lo que
r estaba del herbario original y un reducido número de
dibujos se conservaban en el Jardín Botánico de Madrid.
También se aclaró que el último depositario conocido de
los dibujos de Mociño, hacia 1844 ó 1845, había sido Felipe
Esteva, descendiente de Jacobo Villaurrutia, quien
había atendido en Barcelona a José Mariano cuando falleció.
Por último, el hijo de De Candolle también tenia
lo suyo, ya que se había mandado sacar calcas de 272 especies
nuevas pertenecientes a la Flora Mexicana y que

214 Plantas y luces en México
14 Kiger, W R.: . Los dibulos de la expediciÓn...
_ Articulo publicado en la Re\lLno
de la Sociedad Bofdnfca de México, en 11'
numero 97. correspondienle al bimestre juniojulio
de 1961 Esla publlcación fue la primera
noticia Que se conocIó en Méxll;O sobre el
destino de los dibujos de la expedición, Posteriormente
se publicó el trabajo de Rané
Grobet Palacio.•EI Peregrinar de las Flores
Mexicanas., Xalapa, Veracruz. 1982, en donde
se amplió la ll'lformadón
Volviendo a los djbujos de la Flora de México, sabiamos
hasta hace unos años que 37 se hallaban depositados
en la IV División, número 16 y 87 en la División número
24, del Jardin Botánico de Madrid. En el Conservatoire
et Jardin Botanique de Ginebra, Suiza, se guardan los dibujos
de la colección de De Candolle, que forman 13 volúmenes
en folio. Contienen aproximadamente 1300 láminas,
de las cuales 1000 son «copias- y 300 originales hechas
en México y que fueron regaladas a De Candolle por
el propio Mociño. Asi las cosas, todo parecia indicar que
la mayoria de los dibujos originales de las plantas recolectadas
por nuestros protagonistas se habian perdido en
la noche del pasado histórico, cuando tuvimos conocimiento
de que se encuentran formando parte de la Torner
Collection of Sessé and Mociño Biological Il1ustrations del
Hunt lnstitute for Botanical Documentation en la Carnegie-Mellon
University de Pittsburgh Pennsylvania, en los
Estados Unidos. Los dibujos volvieron a América.
El Hunt Institute ha adquirido recientemente la colección
original de ilustraciones botánicas y zoológicas de la
expedición que nos ocupa. La colección consta de 2000 dibujos
a la acuarela y bocetos. Cerca de 1800 son sobre temas
botánicos y el resto de especies animales varias. La
colección fue comprada para la Colección Permanente del
Instituto por la Fundación Hunt.
La colección habia permanecido en la biblioteca de la
familia Torner en Barcelona desde 1880; en la actualidad
es propiedad de los señores Jaime y Luis Torner Pannochia.
La biblioteca con los dibujos, no reconocidos comO
lo que eran, llegaron a ellos por su padre, quien a su vez
los heredó de su hermano, el fundador de ésta. En honor
de la conservación mantenida por la familia Torner, ya
que los dibujos están en condiciones notablemente buenas,
será conocida en el Instituto Hunt como «La colección
Torner de ilustraciones biológicas de Sessé y Mociño-.
Luis y Jaime Tomer fueron designados Curadores Honorarios
en dicho Instituto en reconocimiento a su interés.
Según informa el Dr. Robert W. Kiger, director del
Hunt Institute, la oportunidad de adquirir esta colección
y asegurar su preservación fue «vigorosamente perseguida
por la Fundación y el Instituto Hunt. Afortunadamente
-agrega-, las negociaciones resultaron en términos satisfactorios
para todas las partes y los permisos y licencias
necesarias para la exportación fueron aprobados subsecuentemente.
Los a rreglos finales concluyeron en Barcelona
en enero de 1981; los doctores Kiger y Jacobson, director
y asistente del director del Instituto, trajeron los
dibujos a Pittsburgh bajo su custodia personal. La curación
inicial de la colección está en proceso, con la asistencia
del doctor Rogers McVaugh - . H

Las cifras en cursiva remiten a las ilustraciones.
abate Fontana 151
abdicación de Carlos IV, véase
Carlos IV ]95
Academia de San Carlos (México)
34, 128, 162
Acapulco 70, 126, 127
Acta de defunción de José Mariano
Mociño 207
..Acto de Botánica- 73-74
Acueducto de Valladolid (Morelia)
102
acueductos 23, 79
Achras Shorocerpa 168
Aedes eagypti 192
África 192
Agave mexicana 178
aguadores mexicanos 77
Aguascalientes 89, 102, 110, 127
Águila, José Mariano d el 128
..Ahuehuetes.. 79
Ahuesayo 94
..albóndigas de lagartija- 151
Alibert, J . L. 191, 193
Alstroemeria enneantha 57
Alta California 107
altos de Tapia 102
altramuz (Lupinus perennisJ
130
Alzate y Ramirez. José Antonio
de 35, 35, 38, 42, 43 147;
conflicto con los ilustrados
peninsulares 44 -45, 45; Y la
ilustración en México 44; y
las clasificaciones de Linneo
43-44; y la teoría de Ruiz 121
América Central 213
Amyris sylvatica 98
anatomía topográfica 151
anidación en la Opuntia 43
Antequera (Andalucía) 189
Antequera (Oaxaca) 135
Antigua Guatemala 150
Antiguo Museo y Conservatorio
de Botánica de Ginebra
203
anzares 118
añil, industrialización del 188,
189
Apatzingan 94, 97
Aranjuez, ministro 86
«árbol de las manitas. 182
«árbol de la margarita. 29
..arbusto de la fl echa. 29
Archipiélago de Pitt 126
Archipiélago del Norte 115
Archivo de Indias 50
Archivo del Real Jardín Bota·
nico de Madrid 210
Arejula, Juan Manuel de 185,
189
Arias Divito 210, 213
Arzinas, José Timoteo 67
lndice
Atlántico, c:)stas del 21
Atrevida, corbeta 126
«A ves particulares. 73
Aranza, Miguel José 158
Aznaren, Mariano 106
Aznares, doctor 138
aztecas 9, 79, 137, 180
Bacon 43
bahía de Monterrey 124
bahía de Nutk a, 113, 116
bahía de Pichilingue 106
Baja California 106
bálsamo 98
ballenas, grasa de 111
banquete en honor a Mociño
119
baños medicinales en Chapultepec
79
..barahúnda linneana· 44
Barcelona 212, 244
Barker Webb, Philip 212
Barnades, Miguel 19
Bartolache, José Ignacio 35, 38
Ba rra de Alvarado 141
Barrios, Juan de 12
Barrois 199
Bayona 195, 196
begonia 166
.. beneficio de las borlas- 49
Benítez, Agustín (padrino de
José Mariano Mociño) 39
Bentancur, Agustín 184
Bernal, Manuel 130
Bermúdez 138
Beye de Cisneros, Manuel Ignacio
48
Bignonia stans 75
Bodega y Quadra, Juan Francisco
de la 110, 115
Baldó, Baltasar 170
Bonaparte, José 195, 199
Bonaparte, Napoleón 194
Bonpland 181
Barbones 195
Borda, Francisco 28
Bastan 113
botellas enterradas en el volcán
de Tuxtla (México) 140,
142, 143
Bourke Larnbert, Aylmer 212
Boutelou, Claudia 210
Branciforte, marqués de 87, 87,
146, 148, 177
Bromelia brachystachya 72
Brouhton, comisionado inglés
125
Brown, John 178
«brownismo_ 178, 179
Burgos 195
burocracia colonial española
149
Caballero, José Antonio 186,
191,194
Cabo de Buena Esperanza 62
Cabo de Hornos 126, 127
Cabo San Lucas 106
cacalía, Cacalia sonchifolia
130
Cacaloxochitl o Plumeria alba
75
Cádiz 9, 28, 126, 185, 191, 195
Cagigal, Juan Manuel de 27
California 125, 213
calle de Plateros, 103, 166
calle del Baño 202
calle Real de Toluca 66
Camaño, Jacinto 126
Cámara de los Comunes 115
camellos -como medio de
transporte- (Mociño) 100
Camino de Jalapa, P. Phillips
y A. Rider 109
Campeche 163; combates navales
en 163
Campillo, Maria Vicenta (esposa
de Senseve) 191
Canadá 15, 62, 108, 111
Canal de Santa Bárbara 124
Canarias 192
Cantón 112
cañafístula 9
Cañón del Zopilote 69
Cárdenas, Juan de 12; portada
a su libro 15
Caribe 192
Carlos III, rey 17,19,21,59,75
Carlos IV, rey 74-75, 127, 154 ;
estatua ecuestre de 87, 90;
inscripción del Gabinete 105;
retrato de Gaya 100
casa colonial en Patzcuaro, Michoacán
99
casa colonial, s. XVIII 56
casa de Macuina 123
Castera, Ignacio 52, 55, 58, 83
Castilla la Vieja 200
Castillo de Chapultepec 54, 79,
79, 82, 162, 180
Castillo, Juan del, 31, 32, 55,
58, 110, 131, 134, 145; . Plantas
descritas en el viaje de
Acapulco,. 131 m
Castilloa elastica }46
Cátedra de Botánica (México)
66, 69
.Catedral de México., J. Phillips
y A. Rider, 28
cátedras de Compoy y Clavi·
jera 43
Caternaco 140
Cavanilles, director del Jardín
Botánico de Madrid 186, 187,
194

Cerda, Vicente de la 128, 146,
148, 158, 171, 173
Cervantes, Julián (hijo de Vicente)
180, 183
Cervantes, Ma riana (hija de
Vicente) 183
Cervantes, Vicente 31, 32, 46,
55, 58-59, 65. 74, 78, 82, 103,
127, 128, 134, 170, 171, 173,
175, 179-180:
correspondencia con Humb
oldt 81; encargado de la
Cátedra de Botánica en México
31: en el Palacio Real
83; muerte 183; y el gobierno
independiente de México
183; y Sessé 48, 86
cerro de San Martín 142
cihuaptli (Montano tomentosa)
180
cinabrio 159
Citlaltépetl (nombre azteca de
Orizaba) 137
Ciudad de México 26. 39, 43,
51, 60. 75. 127, 145, 182
Coahuaya 94
",Cocina mexicana. de
A . Arrieta 36
",Cocina poblana. 152
CocolmecaU (Smilax china)
176
..Códice florentino. , s. XVI 13
Colegio de Mineria 174
Colegio Imperial de Madrid 20
Colegio jesuita de San Pedro
y San Pablo 50-51
cólera 193
Colima 94;
camino de 1 12;
región del volcán de 98
Colmeiro, Miguel 211: ..La Botánica
y los botánicos.... 210
Colmet, capitán 115
Comanche 107
comercio metrópoli-colonias 9
..Comisionados. , sistema de
107
Compostela (México 159
Consejo de Indias 188
Constancia de pago a Senseve
(Sessé) 167
convención de San Lorenzo del
Real 115
conventos jesuitas 35
Cook, James (capitán) 111, 121
Copalcuahuitl (copal) 70
Copalchi 188
Copalchín 98
Copérnico 43
Córdoba (México) 137-139
Córdova, José Antonio 163
Corona, Ramón 211
corsarios 169, 172
corridas de toros 53, 73
Costanzó, Miguel 51-52, 54, 55,
78, 80, 134
Cowania 212
criado Calderón (Mociño) 142
criado disector 147
criollos 24
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 219
Cuasia (Quasia am.ara). propiedades
curativas de 138
Cuatro libros de la naturaleza
y virtudes de las plantas y
animales... Francisco Jiménez
34
Cuba 15. 146, 166, 167. 169, 170
Cuernavaca (Quauhnahuacl 69
cultivo de la grana (Alzate)
1777 43
cultura nahoa 13
cultura náhuatl 11
Cynometra 98
Chapultepec (..cerro de la langosta".
) 79
Chiapa del Corzo (Chiapas)
158, 159
Chicago atural Hislory Museum
213
Chilapa 70
Chilpancingo 69
China 125
Chirantodendron pentadactylon
65, 65
De Candolle, Agustín 203, 207,
214
De Candolle, Alphonse (hijo
de Agustín) 211, 212
declaración de guerra de Gran
Bretaña a España 115
Delessert, Benj amín 212
Descartes 17
Descubierta, corbeta 126
desierto de los Carmel ilas 59
Diario de Nutka (Mociño) 125
Díaz, Porfirio 211
disección de cadáveres 15t
Dixon, navegante inglés 112-
113
Domas y Alvalá, María Jo*
sefa 154
Domas y Valle, José 150, 154
Don, Daniel 212
Dos de Mayo, levantamiento
del 196
Duntl 202
Dupont 198
Écija 193;
plan epidemiolóigco en 189
Echeveria sp. 168
Echeverría. Atanasio 65. 110,
128, 142, 146, 173, 182, 186,
195; expedición con el conde
de Mopox 169, 170; láminas y
esbozos de 171; vuelta a Mé*
xico 197; y Mociño 145
edición ",matritense. de la obra
de Hernández 38, 38
",eje volcánico. del sureste de
México 141
ejército francés, retirada de
Madrid del 199
..El billete., Gaya 185
..El boticario· , Piettro Longhi
46
..El 2 de mayo. , Gaya 197
..El jarabe tapatío. , Antonio
Serrano 61
..El mercado prehispánico de
Tlaltelolco. , Diego Rivera 11
..El Paseo. , lit. de J. Phillips
y A. Rider 51
..El preguntador. , dibujo indigena
s. XVI 12
El Rosario (Sinaloa) 108
..El salto de agua. 80
..El 3 de mayo. , Goya 197
electricidad animal 152
Elementa medicinae
(J. Brown) 178
Eliza, Francisco de, 115, 117
EHzondo, Eugenia 209, 210
emperadores aztecas 79
enfermedades de los expedicionarios
99, 138, 167
Ensayo para la Materia Médica
Vegetal de México

..Jugadores de cartas,., Antonio
Serrano 74
juicio de divorcio a Mociño 173
..Juramentos. 46
Jussieu 44-45
Kendrik y Gray, relaciones
con Estevan Martinez 114
Kew 212
Kiger, Robert W. 244
..La calle de Santa Isabel. 31
..La corrida aldeana. , Gaya 54
..La gallina ciega,., Goya 187
La Guayra 169
La Habana 166
La Hoya 141
..La medicina prehispáníca.,
Diego Rivera 9
..La muchacha enferma·, Jan
Steen 55
..La mujer del abanico» 144
La Paz 106
«La señora y el soldado», Goya
194
«La vendedora de agua fresca.
37
«La visita del charlatán.,
William Hogarth (1764) 29
Laborosa longiflora 72
Lacasta, María (madre de
Sessé) 25
Lagasca, Mariano 209
lago Texcoco (México) 23, 25,
79
..Lagos», P. Phillips y A. Rider
107
Laguna, Andrés 17
Lambert 212
Larrave, Mariano Antonio 151,
154
Larreategui, José Dionisio 147
láudano 178
lava volcánica 144
legitimidad de Fernando VII
195
leguas cuadradas 24
Leibnitz 17
lengua nahuátl 122
lengua nutkense 111, 120, 122
León (Nicaragua) 15, 158
lepra 158-159
Lerminier 198
libro de Mociño sobre Nutka
111
Lima (Perú), 106
límites de la isla de Nutka,
establecimiento de los 108
Linneo, Carl 18, 19, 28, 49, 104
Liquo alce 98
Lofling, Pedro (1729-1756), 19
Longinos Martínez, José 31, 32,
65, 76, 87, lOO, 106, 106, 126,
134, 145, 146, 148, 149, 156-157,
162, 163, 171; ataques a Cervantes
46; en Guatemala 149,
159, 163; en Veracruz 104;
enemistad con Mociño 75;
nacimiento 56; recomendación
de Ortega 58; testamento
de 163, 166; titulo de na-
La Real Expedición Cientifica a Nueva España 221
turista 56; Y Senseve 61, 62,
90, 91, 106; Y Sessé 90
Lorente 188
Los Ángeles 106, 107
López, Gregorio 12
López, Jacinto 78, 82
López, Jacinto Antonio 173
Losada, Manuela (madre de
Mociño) 39
Llave, Pedro de la 200, 202,209
lluvia de arena en Oaxaca
137, 141
Macuina «rey de los indígenas.
112, 115
Madrid 170, 189
maguey 166
maiz9
«mal de piedra,. 166
Malaspina, Alejandro 126, 127
Maldonado, José 69, lOO, 125,
147
«malta o pisasfalto» (petróleo
crudo) 144
Managua, fábrica de tejidos
en 159
manuscritos hernandianos 12,
35. 35
Marchena, Julián 128
marqués de Sonora 30
Maria Inés (esclavo negro de
Sessé) 184
Maria Rita (esposa de Mociño)
45, 99, 100, 135, 184-185
Martina (hija de Sessé) 184
Martinez, Estevan 114
Martínez de San Martin, José
196
Mascaró, Agustín 83
Mazatlán 70
McVaugh, Rogers 213
Mears, capitán inglés 112
Mechoacán, provincia de 94
medicina herbolaria indígena
176
melampodio, Melampodium
perfoliatum 130
Memoria sobre la fiebre amarilla
(Mociño) 191
mercado en México 25
mercados indígenas 11
Mercurio Volante, periódico 35
mexica 9
Mexicana, goleta 125, .126
mezquite 98
Michoacán 146
milnores, Eutomanthus glaber
130
mina de azogue de Ocozocuautla
166
«Mina de Rayas- (D. T. Egerton)
94
minas de plata 166
de plata de Temascaltepec
39
M inuart, Juan 18
Miño. corbeta 184
misión de Loreto 107
de San Miguel 107
del Rosario 107
misionet> del río Yaqui 102
Mixteca 134
Mociño, Juan Antonio (padre
de José Mariano) 39
Mociño y Losada, José Mariano
15, 16, 39, 44, 69, 72, 106,
126, 131, 172, 184; a Guatemala
134; abandono de los
hábitos 41; actitud frente a
los franceses 199; bachiller
41; bautizo 39; Cádiz 186-186;
cárcel de Madrid 200; director
de la Academia de Medicina
de Madrid 199; discursos
de 74, 154, 175, 196;
divorcio 179, 184; en el volcán
de Tuztla 140, 141, 141,
142, 143; en Guatemala por
segunda vez 158; en la isla
de Nutka 113-115, 118, 124·
125; en Málaga 189; en Nicaragua
158; en Oaxaca 42; en
San Andrés, 41; encuentro
con De Candolle 202; enfermedad
203; enfermedad de
143; escritos de 176-177; estancia
en Montpellier 207;
manuscritos en EE. UU. 207;
marcha a Oaxaca 42; matrimonio
con Ma. Rita 41-42;
miembro de la Academia de
Medicina de Madrid 191;
muerte en Barcelona 207;
primeros estudios 39; regreso
a Veracruz 144; teólogo
41; tratado sobre las fiebres
183, 191-193; vuelve a la ciudad
de México 158; y Alzate
42; y el Arzobispo de México
41; y la fiebre amarilla
en España 183; y Maldona·
do 75, 110, 117, 126; Y Montaña
174, 176, 178; Y Sessé,
108, 115, 186, 191, 194
Montanoa tomentosa (ciahuapatlil
180
Montaña, Luis 173-179
Montpellier 202
Mopox 173
Morales, Maria Guadalupe de
los (esposa de Sessé) 184
Morales, Maria Josefa de los
(cuñada de Sessé) 184
Morfi, Agustín 35
motín de Aranjuez 195, 196
movimiento ilustrado 180
movimientos independentistas
en América 199
mujer de Nutka 119
mujeres jarochas 144
Mulegé 107
Muñoz, Juan Bautista 20, 20
Muñoz, Pedro 130
Murat 196
Museo Británico 212
museo de Longinos 103
Mutis, Celestino 19, 188
Nanaquius (príncipe nutkense)
117
Napoleón 195
Newton, Isaac 17, 43

222 Plantas y luces en México
Nicaragua 172
«Noticias de Nutka. (Mociño)
124
Nuestra Señora de los Remedios.
santuario de 66
Nueva California lIS. 125
Nueva España 125, 127, 171
Nueva Galicia (hoy Jalisco)
94, 97
Nueva Granada 21
N ueva Guatemala de la Asunción
150
Nueva Vizcaya (Durango) 102
",nuez moscada- 169
Nutka. isla de 111, 112, 117,
145, 146
nutkenses 110, 119; afición a
la bebida 120; y mexica 122
nutrias 111, 112
Oaxaca 42, 45, 106, 135, 149,
151, 179, 206
obispo de Oaxaca, véase tam·
bién Omaña, J. Gregario 99,
100, 128, 179
obra de Francisco Ximénez 34
Ocampo, Gabriel 75
Ocaña, Manuel 74
océano Pacifico 94, 126
Omaña, obispo de Oaxaca 42,
99. 100, 128, 179
oro de México 9
oro en Temascaltepec, véase
también Temascaltepec 39
Ortiz de Letona, Pascasio 154
osamentas de elefantes 105
Ostimuri 102
Pacífico 70
Pacheco, Carlos 211
padecimientos ..disentéricos_
178
Palacián, José 168
Palacio de Minería (México)
174
palacio virreinal de la ciudad
de México 80
..palomillas_ recolectadas por
los expedicionarios 124
paludismo 138, 139
Parata 98
Paseo de Bucareli 51, 53
Pastor y Torres, Justo 69
patata 9
Pátzcuaro 94
Pavón, José Antonio 212
Payva Saravia, Juan Bautista
de 190
penurias económicas de los
expedicionarios 158-159, 194
Peña, Eugenio 209
Peña, José de la 75
Peña, José Vicente de la 67
..Pepe Botella- (José Bonaparte
196
Peralta, Francisco 130
Pérez, Benito 163
Pérez, Juan 111
periódico científico de Alzate
44
Perú 15
Perú, expedición del 186, 187
pesca de la sardina 121
petición autógrafa de aumento
de sueldo (Echeverría y De
la Cerda) 167
petróleo 144-145
pico de Orizaba 137
pieles de nutria 114
Pittsburg, Pennsylvania 214
plan de Perote 139
plano de la Plaza de Toros 53
plano del terreno destinado al
Jardín Botánico de México
50
Plantae Novae Hispaniae
(Sessé) 195,210-213
plantas del ",Tercer Mundo»
215
plantas medicinales 144
plata de México 9
plaza central de México (pintura
s. XVIII) 36
Plaza de San Diego 89
plaza de toros 74
plebeyo de Nutka 119
Plumieria muricata 168
pOblación de la Ciudad de
México (censo 1772) 24
poción de Todd 152
poema de Mociño al volcán
Jorullo 94
Polygala 111,exicana 177
Popocatépetl 71
portada a la edición mexicana
de la obra de Mociño 213
portada de la obra de Hernández
15
Portier, Antonio 69, 70
Portlok, navegante inglés 112­
113
Portugal 194
Potrero de Atlampa 51, 52, 58,
69, 78; plano cercano al 52
preguntador 12
Presentación, fragata 184
primera cátedra de Botánica
(México) 14
Prodromus 213
Puebla de los Ángeles 135
Puerto Canelas 102
Puerto de Campeche 162
puerto de Guatemala 159
puerto de San Bias (México)
159
puerto de Veracruz 73, 166,
184
Puerto Rico 15, 32, 146, 167,
170, 213
",Puesto de aguas frescas-,
E. Pingret 64
pulque 24, 178
Quadra, comandante 125, 126
Quelequem (jefe indígena nutkenseJ
115
Quer, José 17, 18, 18, 19
Querétaro 87, 91, 106
Quetzal guatem alteco

224 Plantas y l uces en Méxi co
Variedades de Ciencias, Literatura
y Artes (entrevista a
Sessé en ) 194
Ver acruz 135, 138-140, 144, 149,
162, 166; puerto de 27; y el
castillo de San Juan de Ulua
32
Verapaz 166
Vidart 198
Villa del León (Guanajuato)
VilIada, Manuel 213
Villanueva, Juan de 17
Villar, Julián del 127, 135, 141,
147-148, 155, 166
VilIaurrutia, Jacobo 150
Virginia 62
vista cercana a Canelos 104
V i toria (España) 195
volcán Chichonal 141
Iztacáhuatl 24
Joru llo 94, 95. 97
Nevado de Tatuca 39
Popocatepetl 24
San Martín 139
Tuxlla 140, 140. 141, 147
«vómito negro.. 184, 185, 192
Washington. balandra 113
Xaltiangu is 70
Ximénez, fray Francisco 34
Xochipala 69
Xochitlán 63
Xonacatla 69
Xuchitán 155
Y ecapixtla 63
«yerba del pollo. 29
Yucatán 163, 166
YZQuauhtli 126
Zacatecas 91, 94, 96
Zacatecoluca 159
Zambrano, Antonio 184
Zapotlan 94
Zarzaparrilla 9
Zea, Antonio 188
Zevallos, corbeta correo 184
Zúñiga y Ontiveros, Felipe
(Guía para Forasteros) 128