Descargar - Els arbres de Fahrenheit
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hacer valer las aspiraciones y convicciones <strong>de</strong> una mayoría, se va tornando en<br />
términos <strong>de</strong> Fernán<strong>de</strong>z Buey, en una “ética <strong>de</strong> lo colectivo”. Alguna tangencia<br />
guarda esto con como planteaba Gramsci –autor tan caro a Paco Fernán<strong>de</strong>z<br />
Buey– en sus Qua<strong>de</strong>rni <strong>de</strong>l carcere que podría darse el proceso <strong>de</strong><br />
transformación hacia una ‘sociedad regulada’ bajo la hegemonía <strong>de</strong> los grupos<br />
o clases subalternas. Sin preten<strong>de</strong>r agotar, ni mucho menos, el material al cual<br />
acudir sobre el tema, vamos cerrando esta invitación <strong>de</strong> lectura citando algunos<br />
textos <strong>de</strong> Fernán<strong>de</strong>z Buey al respecto: “la política es concebida como un<br />
proceso que <strong>de</strong>sembocará en la moral, es <strong>de</strong>cir, como un proceso ten<strong>de</strong>nte a<br />
<strong>de</strong>sembocar en una forma <strong>de</strong> convivencia en la cual política y, por tanto, moral<br />
serán superadas ambas. Mientras tanto, es la crítica y la batalla <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as lo<br />
que <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> acerca <strong>de</strong> la mejor forma <strong>de</strong>l comportamiento moral <strong>de</strong> las personas<br />
implicadas. No hay comunión laica <strong>de</strong> los santos. En <strong>de</strong>finitiva, la política como<br />
ética <strong>de</strong> lo colectivo que Gramsci propugna no es sólo restauración <strong>de</strong>l sentido<br />
noble <strong>de</strong> la palabra política frente al moralismo y a cualquier forma <strong>de</strong> actividad<br />
mafiosa. Es también crítica <strong>de</strong> la política imperante, crítica <strong>de</strong> la , crítica <strong>de</strong> la politiquería”. (2001: 127)<br />
“Si se pone el acento en la comparación con el imperativo moral<br />
kantiano habría que <strong>de</strong>cir que el historicismo <strong>de</strong> Gramsci corrige <strong>de</strong> manera<br />
realista el i<strong>de</strong>alismo moral para acabar proponiendo una nueva formulación<br />
sociohistórica que da la primacía a la política sobre la ética. El nuevo<br />
imperativo ético-político suena así:<br />
.<br />
No se trata, pues, <strong>de</strong> la negación <strong>de</strong> la universalidad, sino <strong>de</strong> la<br />
reafirmación <strong>de</strong> la universalidad ten<strong>de</strong>ncialmente posible en un marco histórico<br />
dado, concreto”. (2001: 128)<br />
“[…] un concepto <strong>de</strong> la relación entre ética y política que da la primacía a<br />
lo político porque consi<strong>de</strong>ra necesario e inevitable la participación <strong>de</strong>l individuo<br />
ético en los asuntos colectivos, en los asuntos <strong>de</strong> la ciudad, <strong>de</strong> la polis.<br />
Admitida la separación <strong>de</strong> hecho entre ética y política, el individuo aspira a la<br />
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